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Universidad Andina Simón Bolívar

Maestría en Estudios de la Cultura


Estudiante: Alexander Yosa Moreno
Materia: Teorías contemporáneas de la comunicación

Control de lectura:
Texto: Imago Mundi, La cultura audiovisual, Juan Carlos Perez Jiménezi
¿En qué sentido la imagen predomina en todas las formas de comunicación? ¿Qué es imagen y
cómo actúa en la comunicación?

"El hombre ha llegado a


ser, por as! decirlo, un dios con prótesis:
bastante magnifico cuando se
coloca todos sus artefactos, pero éstos
no crecen de su cuerpo y a veces
aun le procuran muchos sinsabores “
”la prótesis viene a ser un
pedazo de la mente del hombre instalado
en lugar del cuerpo de quien lo
necesita” (Freud)

Juan Carlos Pérez enmarca en la década de los 90´s los impactos de la televisión en los referentes
culturales de los jóvenes de esta época. En mi caso personal entre los 10 y 20 años de edad, mi
memoria esta referenciada por las fotografías familiares, los dibujos animados hechos de manera
artesanal, la novela y el video clip. A diferencia de mis padres y abuelos, su memoria se encuentra
referenciada en la tradición oral, la radio, la radio novela, lo efectos acústicos, el libro y la música en
vivo. Este ejemplo resalta la coexistencia dos formas de relacionarse con el mundo de la imagen, la
oralidad y el texto, una generación que creció acompañada de las imágenes y otra que intenta
integrarse a este universo de símbolos y códigos que solo pueden acceder mediante herramientas
tecnológicas.

La credibilidad que ambas generaciones le hemos otorgado a la televisión como medio de


información y referente de la acción social, se ha enfrentado a diversas interpretaciones acerca de
la funcionalidad de la imagen, sobre todo en el ámbito de la escuela o la academia, en estos espacios
la imagen y su relación con el texto se centra en “…la forma en que pueden convivir ambas
alternativas de comunicación. La cultura visual puede predominar sobre la cultura escrita de una
forma agresiva y empobrecedora o convivir con ella como alternativa para la comunicación”

El planteamiento de estos cuestionamientos: ¿Quién niega que las imágenes en movimiento se han
convertido en el nuevo vehículo de comunicación de la humanidad? ¿Y por qué: pensar que este
lenguaje ha de ser menos rico o menos profundo que el medio escrito? Nos permite cuestionar
nuestra flexibilidad frente a la apropiación de la imagen como mediador social y la posibilidad de
resistir a la predominancia de alguno (texto o imagen) en las formas de comunicación humana en
como lo señala JC Pérez, “La televisión se suma a esa función difusa y oscura, inyecta en nuestra
cabeza conocimientos inconscientes y amplifica nuestra percepción del mundo más allá de nuestros
sentidos”.

El deseo de extender nuestros sentidos más allá del cuerpo y experimentar estados de conciencia,
parece que se ha trasladado del campo de la ritualidad indígena, donde la catarsis y el éxtasis
formaban parte de esta experiencia sensorial en otros universos de símbolos, a un espacio más
individualizado, unidireccional que en este contexto marcado como lo sustenta JC Pérez por “…la
crisis, la competitividad, las divisiones internas de la sociedad, son ingredientes comunes de la vida
de hoy y en consecuencia, la ansiedad, la depresión y el estrés se vuelven, se configuran como
enfermedades de moda pero que es si son rasgos definitorios de la sociedad contemporánea. Leer
o ver las noticias no es menos frustrante: accidentes, desastres, abandonos, crímenes, violaciones,
asesinatos e incendios etc.”

El autor plantea la relación del sujeto con el mundo simbólico de las imágenes con una “válvula de
escape”, una visión psicoanalítica que nos arroja un marco de comprensión en donde el ser humano
proyecta sus frustraciones y su malestar existencia en la fantasía audiovisual y esta se configura
como “…el hábito más adictivo para eludir un mundo cada vez más complejo en el que la inestable
situación económica no añade bienestar…”. Esta visión si bien nos brinda una versión sobre la
preminencia de la imagen en todas las formas de comunicación desde la búsqueda de sentido
existencial, también nos arroja a una encrucijada en donde esta relación está condicionada por un
“hábito adictivo” que se reduce a una categoría patológica y al parecer se relaciona
complementariamente con la oferta de los contenidos audiovisuales (sexo, violencia,
autodestrucción etc.) acaso, ¿la oferta de contenidos dentro del mercado audiovisual responde a
una patología de realización personal? Y ahora ¿los sujetos del común que producen contenidos
dentro de esta misma lógica, responden a esta misma demanda producto de esta patología?

JC Pérez se refiere a “el vértigo audiovisual” cuyos “objetivos, lejos de limitarse, aspiran a conquistar
más y más ámbitos de nuestra existencia social, cultural y personal”. Hoy en día la virtualidad y la
transfiguración del mundo en dimensiones artificiales potencian la experiencia a través de la
interactividad, la superautopista de la información y la superación el espacio - tiempo a través de la
telepresencia. La característica principal que podemos deducir de los planeamientos de este texto
en relación con la imagen y el sujeto, es enteramente emocional, existencial y onírica dentro de una
lógica mercantil alrededor de la economía de los sentidos, es decir, alrededor de satisfacer las
expectativas idealistas de los espectadores, ya que en su propia realidad vive contradicciones y
anhela utopías, por este motivo “la aspiración de cualquier representación visual es comunicar y
transportar al espectador a su universo propio”

A modo de conclusión la imagen es una representación de nuestro mundo interior tal y como los
comprendemos, JC Pérez no profundiza en las relaciones de poder mediadas a través de las
imágenes, él busca relacionar las competencias sensibles y afinidades generacionales del sujeto con
las tecnologías que reproducen los códigos y símbolos de su propio mundo en versión digital o
virtual. La promesa que nos hace la tecnología desde la función de la imagen en la comunicación
humana en el mundo contemporáneo, es la de cruzar los límites de la realidad que molesta, pero
cada vez con más distancia del cuerpo como vehículo de las emociones humanas, para focalizar toda
la experiencia sensorial a través de los ojos y el cerebro.
La preminencia de la imagen como forma de comunicar y civilizar al nuevo hombre contemporáneo,
sin memoria y descentrado de su identidad, implica el empobrecimiento de la experiencia humana
con el mundo que le rodea a impulso nerviosos inducidos artificialmente relegando a la pasividad el
olfato, el gusto o el tacto.

¿Cuáles son las transformaciones del erotismo con la preminencia de la imagen?

“Junto a la imagen sexual, la


violencia audiovisual es el otro caballo de
batalla del mercado cinematográfico y
televisivo” (JC Perez)

Las transformaciones del erotismo están marcadas por las formas contemporáneas de percibir el
cuerpo en el contexto de las nuevas tecnologías, pero con mayor precisión en el ámbito de la
realidad virtual. JC Pérez explica este fenómeno como una relación “Entre la mecánica y la orgánica
se está generando un territorio híbrido cuyos componentes pertenecen a ambos mundos por igual”
y agrega que “Los modelos mecánicos y electrónicos adquieren características antropomórficas al
tiempo que los humanos integran en su biología cada vez con mayor naturalidad artificios
mecánicos"

La superación de la culpabilidad judeo cristiana y la concepción del cuerpo como objeto de


irracionalidad, fue superado por una nueva idea de propiedad y soberanía individual sobre el
cuerpo, por ende, se trasladan al nuevo cuerpo todas las libertades que históricamente fueron
reprimidas por la religión. Si bien la imagen como objeto dividido del cuerpo se configuraba como
una pantalla por donde expresamos nuestros ambiciones y sentidos de frustración, ahora desde la
virtualidad la experiencia se traslada al propio cuerpo, desde adentro, desde su propia subjetividad.

Oportunamente JC Pérez plantea que si bien “la liberación aparente que ofrece la realidad virtual
en relación cultural con los cuerpos tiene un lado oscuro que provoca insatisfacción” y argumenta
que la preminencia de la imagen se expresa en el entorno actual en el que vivimos el cual está
rodeado “por un estallido de imágenes de cuerpos espléndidos que a primera vista nos reconcilian
con nuestra naturaleza esencial”, pero sin embargo nunca alcanzamos ese ideal por lo tanto, surge
nuevamente la sensibilidad y la emoción como un elemento motriz de la comunicación humana,
pero esta sensibilidad poco o nada tiene que ver con un ejercicio reflexivo alrededor de los deseos
de libertad y verdad, sino por el contrario, es el bienestar del cuerpo y la emulación del referente
audiovisual, el autor pone de manifiesto que la ”…espiritualidad provoca rechazo a cualquier
expresión relacionada con este asunto. La vocación materialista de nuestra época ha extirpado la
posibilidad de cultivar el espíritu” …” El humano es, por tanto, sucesiva y rápidamente desposeído
de unos atributos que le habían permitido percibirse a sí mismo como un ser esencialmente distinto
y trascendente”.

En la sociedad contemporánea el sexo y la violencia son temas propios del ámbito privado y del
público. La preminencia de la imagen ocurre en el espacio público y la violencia es paradójicamente
más aceptada que las relaciones eróticas como expresión del libido, sin embargo esta censura es lo
que genera un efecto contrario a la excitación biológica, JC Pérez lo describe “…que la exhibición del
cuerpo desnudo y del cuerpo sexual no tiene otro significado que éste: no la excitación del deseo,
sino la representación de la objetividad inútil de las cosas (cuando la seducción es un desafío para
la objetividad inútil de las cosas)”. La pornografía no es más que el ocultamiento del erotismo de la
esfera pública, de esta forma emerge un nuevo sujeto el “voyerista” en esta transformación del
erotismo en pornografía, a través de la preminencia o basurización de la imagen es decir la
desposesión de todo sentido como producto de la normalización de la imagen erótica dentro de un
contexto publicitario o de hiperexposición.

Es probable que parte del desarrollo de la pornografía haya creado al sujeto voyerista, JC Pérez
parafrasea a Unamuno para explicar por medio de un ejemplo el comportamiento voyerista en esta
cultura del “Imago Mundi” "El público pide más y cada vez más. Es como el alcohólico o el
morfinómano. Si se le da pornografía, exige que sea más pornográfica cada vez, hasta que acaba
siendo puramente grotesca y nada excitante”ii Esta idea me permite comprender la necesidad de
reflexionar entorno a la imagen desde su producción de sentido como elemento ontológico en crisis
de un sujeto subordinado a sus deseos de realización personal y experimentación de las libertades
que el espacio virtual ofrece pero que nada tiene que ver con la satisfacción de sus necesidades
biológicas y estructurales. El ser humano contemporáneo se construye en el simulacro, la emulación
y el arquetipo mediático.

i
Imago Mundi, La cultura audiovisual, Juan Carlos Perez Jiménez , 1996, Fundesco Fundación para el
Desarrollo de la Función Social de las Comunicaciones Plaza de la Independencia, 6, 28001 Madrid
ii
Miguel de Unamuno, En torno a la, artes, Espasa-Calpe, Madrid, 1975, pág. 10

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