Vous êtes sur la page 1sur 3

La reforma fiscal de EEUU, un

regalo para las empresas


Sábado 02 de Diciembre de 2017 - Desde Washington (AFP)

Imagen del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en Nueva York, el 28 de noviembre de 2017 (AFP/AFP)

Bendición para los más ricos o para la clase media, fomento a las empresas o
estímulo a la economía, ya con pleno empleo: los méritos de la reforma impositiva
en Estados Unidos aprobada el sábado por el Senado dividen a los economistas.
El gobierno de Trump presentó esta reforma fiscal como "la mayor reducción de
impuestos de la historia", para impulsar el crecimiento, aumentar los salarios, los
beneficios de las empresas y repatriar las ganancias de las multinacionales.
El texto aprobado por el Senado aún debe ser tratado en la Cámara de
Representantes, que ya había votado su propia versión.
Ardiente promotor del texto, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, expuso
recientemente una carta de nueve economistas que afirman que la primera
reforma impositiva en treinta años aumentará el crecimiento en 0,3% anual en la
próxima década.
Pero según un estudio de la Universidad de Chicago para el que se consultó a 38
economistas, una aplastante mayoría duda de que la reforma vaya a intensificar la
expansión económica y casi todos temen que se multiplique la deuda pública.
Ya se sabe, según la comisión parlamentaria bicameral sobre fiscalidad, que la ley
reducirá en un billón de dólares los ingresos del Estado en los próximos diez años
y que aumentará otro tanto una deuda, que ya asciende a 20 billones de dólares.
La disputa adquiere a veces un tono brutal, como ocurre con Robert Reich,
exsecretario de Trabajo del presidente Bill Clinton, quien se pregunta en una
columna de opinión si Steven Mnuchin es "un bufón o un lacayo" y lo acusa de
"mentir" sobre las bondades de la reforma impositiva.
Cita al Tax Policy Center, que en contra de lo que dice el gobierno, afirma que
hasta 2027 los beneficios de la ley irán a los bolsillos del 1% más rico, mientras
que los menos favorecidos tendrán reducciones modestas de impuestos.
Douglas Holtz-Eakin, uno de los economistas que firman la carta de apoyo a la
reforma, declaró la AFP que el nuevo código fiscal busca en primer lugar "mejorar
la capacidad productiva de la economía estadounidense". La reforma quiere
promover "un crecimiento de la oferta antes que de la demanda", explica.
- Bonos para las empresas -
La ley privilegia primero a las empresas. La tasa de imposición de las empresas,
actualmente de 35%, se redujo a 20% "en la media de los países de la OCDE".
Esa tasa de 35% es, sin embargo, teórica, ya que si se tienen en cuenta las
deducciones ofrecidas a las empresas, la tasa de imposición "efectiva" en Estados
Unidos antes de la reforma ya está próxima a 21%, según otros economistas.
Pero hay más estímulos a las empresas: las empresas con nombre propio, que
constituyen la mitad de los ingresos de las corporaciones del país y 90% de las
pequeñas empresas, también se beneficiarán de una gran reducción de sus tasas.
Finalmente, las multinacionales serán invitadas a repatriar sus beneficios a
Estados Unidos con una tasa preferencial.
"Todo esto son estímulos para innovar, invertir y a hacerlo en Estados Unidos",
resume Holtz-Eakin de American Action Forum, quien asegura que esos gastos en
capital dinamizarán la productividad, clave del crecimiento.
El razonamiento del gobierno es que luego mejorarán los salarios, en un momento
en el que los ingresos reales de los trabajadores estadounidenses están
estancados desde hace tres décadas.
"No contamos con la bondad de las empresas para que los recortes de impuestos
se trasladen a los asalariados", admite este economista. "Contamos con la
inversión para que los trabajadores sean más productivos y con que las empresas
competirán para conservar a los trabajadores. La competencia del mercado
obligará a pagarles mejor", explica.
Otros se interrogan sobre los tiempos de tales iniciativas fiscales, cuando la
primera economía del mundo está muy cerca del pleno empleo (tasa de
desempleo de 4,1%) y que la Reserva Federal (Fed) vigila de cerca la inflación
con el dedo en el gatillo para aumentar las tasas de interés y evitar un
recalentamiento.
El jefe de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, ha expresado recientemente sus
dudas: "no puedo decir que sea el momento de desplegar ese gran estímulo en el
mercado cuando estamos casi en el pleno empleo" y el PIB crece más de 3%.
Pero para Holtz-Eakin, "dada la competitividad de la economía estadounidense, es
peligro esperar".

Vous aimerez peut-être aussi