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Sumario
1. Introducción. 2. Un país de propietarios. 2.1. El menguante parque público de viviendas en alquiler.
2.2. El hallazgo español de la vivienda social en propiedad: las VPO. 3. El impulso indiscriminado de la pro-
ducción de nuevas viviendas. 3.1. Viviendas contra urbanismo: el fracaso de la ley del suelo de 1956.
3.2. Urbanismo contra la vivienda: el triunfo de la ley del suelo de 1975.
3.3. Dos viviendas para un hogar: las viviendas secundarias.
3.4. Comprar para desgravar, los incentivos fiscales a la construcción. 3.4.1. Conclusión. 4. Referencias.
RESUMEN
La política española de vivienda se ha caracterizado por una gran continuidad a lo largo de los
últimos años, en los que los cambios profundos han sido paulatinos. Esta política se caracteri-
za, respecto a la existente en otros países europeos, por el impulso a la tenencia en propiedad y
al desarrollo indiscriminado de la edificación de viviendas. La tesis del artículo es que esto es
una consecuencia del propio sistema de bienestar español y que ha tenido pocas variaciones en
su conjunto, implicando una atribución desigual en su conjunto de las ayudas que favorece a
los que tienen rentas más elevadas. El problema que se plantea es que esas tendencias son con-
tradictorias con el desarrollo de una política que se dirija prioritariamente a conseguir que los
hogares más vulnerables, especialmente los compuestos por jóvenes e inmigrantes, tengan ac-
ceso a una vivienda digna tal como propone la Constitución Española.
ABSTRACT
Spanish housing policy have had a high continuity in the past years changing little by little.
The evolution of this housing policy explains the specific characteristics of the Spanish housing
stock with a high proportion of homeowners and a construction activity over passing the needs
for housing. The thesis of the article is the establishment of a link between this features and the
housing policy through the last 50 years considered. Housing policy is explained by the com-
position and trends of the welfares system, but the these tendencies are now contradictory with
a housing policy which must consider as a priority the housing access of the foreign immi-
grants and the Spanish who could understand the means used.
Monografía
1 INTRODUCCIÓN(1)
Entre los elementos diferenciales del modelo de vivienda del sur de Euro-
pa y, en concreto, de España habría que mencionar especialmente dos de ellos
que no serían sino el resultado de una continuidad en las políticas de vivien-
da a lo largo de más de medio siglo, tal como plantea Allen (2004) El parque
de viviendas español se caracteriza por ser un parque mayoritariamente en
propiedad de sus habitantes y por haber tenido una gran expansión que
le convierte en uno de los parques de viviendas más grandes en relación con
el número de hogares o el de individuos que residen en España.
Monografía
ción de viviendas se considera a lo largo del último medio siglo como una ac-
tividad fundamental para el desarrollo económico y la disminución del des-
empleo, siendo también una de las constantes de la intervención pública a lo
largo de ese periodo.
2 UN PAÍS DE PROPIETARIOS
El que España sea uno de los países con una mayor proporción de hogares
propietarios de sus viviendas es un hecho de honda repercusión social que de-
pende tanto de la forma de desarrollo económico de las grandes ciudades
como de una insistente política que veía en ese país de propietarios una socie-
dad más integrada, con una identificación local mayor y, en definitiva, más go-
bernable por la dependencia que suponía esa adquisición durante el tiempo
que se estaba pagando. La continuidad de esa política de propiedad explicaría
el hecho de esa proporción más elevada de hogares propietarios.
Monografía
do, pero su intervención se hace cuando la cultura de la propiedad ya se ha
instalado entre los españoles, gran parte de los cuales piensan que alquilar es
tirar el dinero o que estar en régimen de alquiler es signo de incapacidad eco-
nómica.
Por otra parte, la política de incentivo de los alquileres de los años recien-
tes ha sido poco efectiva debido a que las ayudas a la adquisición de vivien-
das, ya sea en el caso de las viviendas de protección oficial, y sobre todo en las
desgravaciones por inversión en vivienda hacían que las medidas de liberali-
zación de los alquileres no tuvieran repercusión alguna a corto plazo y que los
incentivos a los propietarios con los beneficios fiscales de las rentas obtenidas
por los alquileres no bastaran para parar la progresiva disminución de la ofer-
ta de viviendas en alquiler. Hay que esperar hasta la segunda mitad de los
años noventa para poder contemplar una cierta inversión del capital privado
en este tipo de viviendas, aunque una buena parte de la misma pueda consi-
derarse «cautiva» en cuanto que viene exigida por la normativa que se aplica
a los fondos de inversión inmobiliaria. Eso equivale a plantear que si se quie-
ren beneficiar de la subida de los precios inmobiliarios tienen que participar
en el reequilibrio de mercado con la inversión menos rentable o con una ren-
tabilidad a más largo plazo en el alquiler de viviendas.
Una de las acciones que más han contribuido a la privatización del parque
de viviendas en España ha sido la concentración de la acción directa con la
promoción pública en viviendas para la venta, algo que marca su distintivo en
relación con la mayor parte de los países europeos, en los que el calificativo de
vivienda social solose aplica a la vivienda pública en alquiler. El parque públi-
co de viviendas que se edificó con las actuaciones del primer plan de vivien-
das de 1955, dio origen a una serie de actuaciones (como el Gran San Blas o las
promociones de los poblados dirigidos) que fueron privatizadas en un progra-
ma de acceso diferido a la propiedad. Esta venta fue la respuesta a las reivin-
dicaciones sobre la calidad de las viviendas que fueron frecuentes en esos ba-
rrios y la difícil gestión de esas viviendas, en las que con frecuencia se instala-
ba la costumbre del impago de los alquileres sin que hubiera consecuencia
alguna.
Más allá de otra consideración, hay que tener en cuenta que este es la prin-
cipal característica diferencial de la política española en relación con el resto
de Europa. Solamente Grecia tiene una proporción de viviendas públicas en
alquiler inferior a la existente en España. Naturalmente, esta carencia influye
Monografía
nalmente puede haber objetivos más específicos como puede ser el de servir
de soporte para un determinado tipo de turismo o el de canalizar el creci-
miento de ciertas áreas urbanas.
El impulso de la construcción de viviendas se plantea en España desde co-
mienzos de siglo a partir de las leyes de casas baratas y de la ley Salmón que
ve su prolongación en la Ley de viviendas protegidas de 1939 a la que sigue la
ley de vivienda bonificables. Estas leyes pretendían favorecer la construcción
de viviendas para las clases medias a partir de un programa de acción contra
el desempleo y supusieron un paso importante para la constitución de las pri-
meras empresas promotoras, sobre todo porque para el caso de las viviendas
bonificables se establecían una serie de ayudas al promotor, especialmente en
la financiación a largo plazo, y capaz de cubrir hasta el 60 % del presupuesto
con un límite el valor de los alquileres, pero sin ningún condicionante de pre-
cio para el caso de su venta. Naturalmente, la casi totalidad de estas viviendas
fueron vendidas, lo que llevaba a la paradoja de ver en los sitios más valora-
dos de las grandes ciudades viviendas de este tipo. Todavía hoy se puede en
algunas zonas centrales de Madrid y Barcelona el emblema con el yugo y las
flechas del Instituto Nacional de la Vivienda que expresa que ese edificio se
había acogido a una de esas tipologías de vivienda con ayuda pública.
Lo paradójico de esta política es que los obreros que construían esas vi-
viendas se veían forzados a habitar en condiciones precarias e incluso a cons-
truirse ellos sus propias viviendas, dando lugar a los cinturones de chabolas y
barracas autoconstruidas que rodearon las ciudades españolas sometidas a un
mayor crecimiento durante un cuarto d siglo.
Los problemas originados por ese crecimiento desigual implican una inter-
vención pública a mediados de los años cincuenta en la que se define en pri-
mer lugar una nueva ley de vivienda (Ley de viviendas de protección oficial)
(1954), un primer Plan Nacional de Vivienda que cubría un periodo de cinco
años (1955-60) y una nueva ley del suelo (1956) que van a cambiar el desarro-
llo residencial del país, a los que hay que añadir una revisión de la ley de
arrendamientos. Todas esas medidas se deben, sobre todo, a la gran crisis de
vivienda que se generaba por el inicio de un proceso migratorio de las zonas
rurales hacia las grandes ciudades que, a pesar del esfuerzo del gobierno, no
se logró contener.
Estos cuatro instrumentos propiciaron, en primer lugar, una serie de tipos
de vivienda que se van a desarrollar en los próximos años, La ley de 1954 su-
puso que las ayudas iban directamente al promotor constituyendo lo que se
denomina una política de ayuda a la piedra que solamente se trasladaba al
consumidor en la medida en que los precios de venta de las viviendas estaban
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dependiendo de la localización, el tamaño y las características de las vivien-
das, pero a diferencia del perido anterior, todos ellos accedían a la propiedad
de sus viviendas.
El invento de las viviendas de protección oficial supuso un cambio paula-
tino en la política de vivienda, por una parte reafirmaba la política de acceso a
la propiedad que trataba de sustituir la política precedente de construcción de
grandes barrios de viviendas sociales de titularidad pública. Dicho impulso te-
nía una intencionalidad política clara ya que con él se perseguía una integra-
ción social y política de hogares que trataban de acceder a estas viviendas y
que tenían que pagar su hipoteca mensual lo que les llevaba a una docilidad
laboral cuya alteración podía ser motivo de pérdida no solo del trabajo sino de
la vivienda que con tantos esfuerzos estaba pagando. Por otra parte, salía al
encuentro de cualquier reivindicación sobre la mejora de la vivienda, ya que el
Estado no se hacía responsable de la misma.
El desarrollo de estas viviendas llegó a ser masivo, de forma que a media-
dos de los setenta, su proporción llegó a más de las dos terceras partes del to-
tal de la nueva construcción. Su desarrollo supuso la consolidación de una se-
rie de instituciones que garantizaran los préstamos necesarios que la banca
privada era reacia a otorgar por su escasa rentabilidad y por la morosidad que
podían acarrear. Esto llevó en primer lugar a consolidar un banco público
que fuera garante de la concesión de los préstamos para las viviendas cuya ca-
lificación de Protección Oficial hubiera sido aprobada lo que supuso el des-
arrollo del Banco Hipotecario de España, paralelamente se trataba de ampliar
la base de la financiación de este tipo de viviendas, para lo que se impuso una
cuota obligatoria de colocación de activos a las cajas de ahorro, de forma que
también contribuyeran a la financiación de estas viviendas, hay que tener en
cuenta que hasta finales de los años ochenta la banca privada no consideraba
la concesión de créditos hipotecarios como uno de sus objetivos, aunque en
ocasiones mantenía una discreta actividad de préstamos inducida sobre todo
por el mantenimiento de sus clientes más asiduos.
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de extenderla aún más. Por otra parte, impulsa la constitución de registros ce-
rrados de adquirentes que suponen que la venta de esas viviendas tenga un
comprador no elegido por el vendedor, sino obtenido entre los inscritos en el
registro, lo que supone que se dificulta considerablemente un arreglo entre
el vendedor y adquirente para amañar los precios declarados. La constitución
de este registro ha tenido un fuerte rechazo por parte de algunas comunidades
que veían en él una nueva expresión de las listas de la seguridad social.
La cuestión es de interés porque supone, de hecho, consagrar la transición
hacia un tipo de mercado que Kemeney (1995) define como dual en el que, por
una parte, estaría el mercado de viviendas libres y, por otra parte, el de Vi-
viendas de Protección Oficial, es decir, una real desmercantilización de un sec-
tor de la producción de viviendas destinada a los hogares con rentas más ba-
jas. Ésta es una respuesta al cambio que ha supuesto la elevación de los pre-
cios de las viviendas en los últimos años y el alejamiento de las posibilidades
de su adquisición para un grupo amplio de hogares que sólo podrían acceder
a la misma a partir de este mercado alternativo. La diferencia es que Kemeny
se refiere a un mercado en alquiler, mientras que aquí se seguiría su aplicación
al invento español de las viviendas sociales en propiedad.
España, junto con Grecia, sustenta los valores relativos máximos en Euro-
pa de estas segundas residencias. El desarrollo de las viviendas secundarias en
España tiene que ver con la política de vivienda, tanto de forma directa como
indirecta. En el desarrollo de este tipo de viviendas influyen una serie de ele-
mentos de la política de vivienda que justifican su impulso original. Las for-
mas de urbanización producidas en los nuevos crecimientos indujeron al man-
tenimiento de las viviendas rurales de los nuevos inmigrantes, a lo que hay
que añadir el mantenimiento de ayudas a la adquisición de esas viviendas, ya
sea de forma fraudulenta o de forma legal, con la desgravación por su adqui-
sición que se dio en los años ochenta. Finalmente, la penalización de la inver-
sión inmobiliaria hacia las viviendas en alquiler y la carencia de otras alterna-
tivas claras, supuso la canalización del ahorro familiar hacia la adquisición de
viviendas secundarias de manera que una vez pagada la hipoteca por la vi-
vienda principal el ahorro familiar se canalizaba hacia la adquisición de esta
segunda vivienda. Las viviendas secundarias constituían el 4 % del parque to-
tal de viviendas en 1960, incrementando su proporción al 7.5 % en 1970 y al
17 % en 1980, lo que supone una expansión considerable en términos absolu-
tos con un crecimiento.
Monografía
las desgravaciones no llega a equilibrar la diferencia existente en las ayudas
directas.
3.4.1 CONCLUSIÓN
Monografía
De cualquier manera, el impulso indiscriminado de la construcción que ha
supuesto la desgravación fiscal por compra de vivienda y las políticas de sue-
lo de muchos ayuntamientos debe también ser revisado para concentrar de
forma más eficiente los recursos disponibles en la producción de viviendas so-
ciales y en actividades más sostenibles de cara al futuro.
De cualquier manera, los cambios en el valor de las viviendas experimen-
tados en los últimos años suponen una transformación sustancial del sistema
de provisión de viviendas y, por consiguiente, de las políticas de vivienda que
dependen más que nunca de un suelo que es competencia autonómica y mu-
nicipal y de un desarrollo del alquiler que tiene que ver con el desarrollo de
los patrimonios públicos de viviendas de este tipo que también depende de
esos dos actores. Ese cambio, contrasta con la concepción que se ha venido te-
niendo de la construcción de viviendas por parte de un gran número de ayun-
tamientos que la consideraban más una fuente de financiación interna que un
objeto de inversión cuando el cambio en el mercado y en la estructura familiar
coinciden en desviar hacia el ámbito local la responsabilidad de una intervención
pública que posibilite el acceso de todos a una vivienda digna.
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