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IESTP “CUTERVO” ENFERMERIA TECNICA V

LEUCEMIA

1. CONCEPTO

La leucemia es una enfermedad de la


sangre por la cual la médula ósea
produce glóbulos blancos
anormales, denominadas células
plásticas leucémicas o células de
leucemia. Estas células se dividen
reproduciéndose a sí mismas, lo
que genera una proliferación
neoplásica de células alteradas que no mueren cuando envejecen o se dañan, por lo
que se acumulan y van desplazando a las células normales. Esta disminución de
células sanas puede ocasionar dificultades en el transporte del oxígeno a los tejidos,
en la curación de las infecciones o en el control de las hemorragias.

Por tratarse de una proliferación de células inmaduras y anormales en la sangre, la


leucemia se considera un "cáncer de la sangre".

2. CLASIFICACIÓN

Los médicos clasifican la leucemia en función de la velocidad de evolución y de


los tipos de células involucrados.

El primer tipo de clasificación se centra en la velocidad de evolución de la


leucemia:

 Leucemia aguda. En la leucemia aguda, las células sanguíneas anormales


son células sanguíneas inmaduras (blastos). No pueden cumplir sus
funciones normales y se multiplican rápido; por lo tanto, la enfermedad
empeora con rapidez. La leucemia aguda exige un tratamiento oportuno y
agresivo.

 Leucemia crónica. Existen muchos tipos de leucemias crónicas. Algunas


producen demasiadas células y otras, muy pocas. La leucemia crónica
comprende células sanguíneas más maduras. Esas células sanguíneas se
replican y acumulan muy lentamente, y pueden funcionar con normalidad

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durante un tiempo. Algunas formas de leucemia crónica, al principio, no


producen síntomas tempranos, por lo que pueden pasar desapercibidas o
no diagnosticarse durante años.

El segundo tipo de clasificación tiene en cuenta el tipo de glóbulo blanco


afectado:

 Leucemia linfocítica. Este tipo de leucemia afecta las células linfoides


(linfocitos) que forman el tejido linfoide o linfático. El tejido linfático forma el
sistema inmunitario.

 Leucemia mielógena. Este tipo de leucemia afecta las células mieloides.


Estas originan los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las células que
producen plaquetas.

3. TIPOS DE LEUCEMIA

Estos son los principales tipos de leucemia:

 Leucemia linfocítica aguda. Este es el tipo más frecuente de leucemia en


niños jóvenes. La leucemia linfocítica aguda también puede afectar a los
adultos.

 Leucemia mielógena aguda. La leucemia mielógena aguda es un tipo de


leucemia frecuente. Afecta a niños y a adultos. La leucemia mielógena
aguda es el tipo más frecuente de leucemia aguda en adultos.

 Leucemia linfocítica crónica. Si tienes leucemia linfocítica crónica, la


leucemia crónica más frecuente en adultos, es posible que te sientas bien
durante años sin necesitar tratamiento.

 Leucemia mielógena crónica. Este tipo de leucemia afecta principalmente


a los adultos. Una persona que padece leucemia mielógena crónica tiene
pocos síntomas o ninguno durante meses o años antes de ingresar a una
fase en la que las células de la leucemia crecen más rápido.

 Otros tipos de leucemia. Existen otros tipos de leucemia poco frecuentes,


como la leucemia de células pilosas, los síndromes mielodisplásicos y los
trastornos mieloproliferativos.

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4. FACTORES DE RIESGO

Los factores que pueden aumentar los riesgos de manifestar algunos tipos de
leucemia son:

 Tratamientos oncológicos previos. Las personas que se sometieron a


determinados tipos de quimioterapia y radioterapia por otros tipos de cáncer
corren un mayor riesgo de manifestar ciertos tipos de leucemia.

 Trastornos genéticos. Las anomalías genéticas parecen desempeñar un


papel en el desarrollo de la leucemia. Ciertos trastornos genéticos, como el
síndrome de Down, están asociados con un mayor riesgo de padecer
leucemia.

 Exposición a ciertas sustancias químicas. La exposición a ciertas


sustancias químicas, como el benceno (el cual se encuentra en la gasolina
y se utiliza en la industria química), también está relacionada con un mayor
riesgo de padecer algunos tipos de leucemia.

 Fumar. Fumar cigarrillos aumenta el riesgo de padecer leucemia mielógena


aguda.

 Antecedentes familiares de leucemia. Si a algún miembro de tu familia


se le ha diagnosticado leucemia, tu riesgo de padecer la enfermedad puede
aumentar.

5. INCIDENCIA

Según los datos del último dossier presentado por la Sociedad Española de
Oncología Médica (SEOM) en 2014, la leucemia es una patología que afecta a 5.190
en España. Esta cifra representa un 2,4 por ciento de la población; es más común en
hombres que en mujeres.

6. CAUSAS

En la mayor parte de los casos de leucemia, no se puede establecer una causa


identificable. Sin embargo, está demostrado que no es un padecimiento hereditario
o contagioso.

Existen, sin embargo, una serie de factores de riesgo:

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 Historia previa de tratamiento para otras enfermedades cancerosas: Haber


recibido quimioterapia o radioterapia puede provocar una alteración o daño celular
que derive en lo que se conoce como una leucemia secundaria.
 Padecer un trastorno genético: Enfermedades como el síndrome de
Downincrementan la posibilidad de una persona de padecer leucemia.
 Exposisión a agentes tóxicos: El contacto con determinados agentes tóxicos, ya que
sean ambientales, profesionales o asociados a hábitos como el tabaquismo,
aumentan el riesgo de leucemia.
 Historia familiar: En casos minoritarios, tener antecedentes familiares de leucemia
puede ser un factor de riesgo.

7. SÍNTOMAS

Los síntomas varían en función del tipo de leucemia ante el que nos encontremos.
Estos son los más comunes:

 Leucemia mieloide aguda: Cansancio, pérdida de apetito y de peso, fiebre y


sudores nocturnos.
 Leucemia mieloide crónica: Debilidad, sudoración profusa sin razón aparente y, al
igual que en el caso anterior, fiebre y pérdida de apetito y de peso.
 Leucemia linfocítica aguda: Sensación de mareo o aturdimiento, debilidad y
cansancio, dificultades respiratorias, infecciones recurrentes, formación de
moratones fácilmente, fiebre y sangrado frecuente o grave en nariz y encías.
 Leucemia linfocítica aguda: Además de algunas de las manifestaciones ya
descritas, como la debilidad, el cansancio, la pérdida de peso, la fiebre o los sudores
nocturnos, este tipo de leucemia provoca el agrandamiento de los ganglios linfáticos
y dolor o sensación de hinchazón estomacal.
Otros síntomas generales son dolor en los huesos, como resultado de la
multiplicación de las células leucémicas en el sistema óseo, o
la aparición de anemia, cuyas características son palidez, cansancio y poca
tolerancia al ejercicio, fruto de la disminución de glóbulos rojos. A consecuencia de la
enfermedad también se produce una bajada en el número de glóbulos blancos
(leucocitos), situación que repercute en las defensas del enfermo frente a las
infecciones.

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La reducción del número de plaquetas que conlleva la leucemia provoca asimismo la


aparición de manchas en la piel (petequias) y hemorragias esporádicas. Las más
comunes son a través de nariz, boca o recto y las más graves son las que pueden
producirse en el cerebro, a raíz de una caída severa del número de plaquetas.

8. PREVENCIÓN

Hasta la fecha no se conoce ninguna forma de prevenir la leucemia. Los expertos


aconsejan llevar una vida saludable y sin hábitos tóxicos, recomendaciones válidas
también para la prevención de otras enfermedades oncológicas y que ayudarían,
además, a afrontar en mejores condiciones el tratamiento que requiere este tipo de
cáncer, en el caso de que llegue a desarrollarse.

9. TIPOS

En función de la velocidad de progresión de la enfermedad, se puede distinguir


entre leucemias agudas (tienen un proceso muy rápido; las células anormales
aumentan su número de forma considerable en poco tiempo y no hacen las funciones
de los glóbulos rojos normales) y leucemias crónicas (su procedimiento es lento; las
células alteradas trabajan perfectamente como glóbulos blancos normales.

Otra clasificación existente atiende a la estirpe celular en la que se origina la leucemia.


Las leucemias mieloides (o mieloblásticas) dan comienzo en los mielocitos,
mientras que las leucemias linfoides (o linfoblásticas) aparecen en las células
linfoides y pueden acumularse en los ganglios linfáticos, como explica el Instituto
Nacional del Cáncer en Lo que usted necesita saber sobre la leucemia.

Así, teniendo en cuenta ambos criterios, se establecen en total cuatro tipos de


leucemia:

 Leucemia Mieloide Aguda (LMA).


 Leucemia Mieloide Crónica (LMC).
 Leucemia Linfocítica Aguda (LLA).
 Leucemia Linfocítica Crónica (LLC).

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Imagen histológica de una leucemia linfoblástica aguda.

10. DIAGNÓSTICO

Existen una serie de pruebas médicas que son comunes a todos los tipos de
leucemia, si bien para el diagnóstico de la leucemia linfocítica aguda se llevan a
cabo otros estudios específicos. Las pruebas comunes son las siguientes:

Analítica

Consiste en la realización de un análisis de sangre.

Extracción

Para diagnosticar leucemia, el médico puede llevar a cabo una biopsia de la


médula ósea o la extracción de líquido cefalorraquídeo, que rodea el cerebro y la
médula ósea. Su extracción se utiliza para estudiar la propagación de la
enfermedad.

Pruebas de laboratorio

Las principales son el recuento y examen de células sanguíneas, las pruebas de


coagulación y química sanguínea y, por último, el examen microscópico rutinario.

Pruebas cromosómicas

Estas pruebas abarcan la citoquímica, la citogenética, la hidratación in situ con


fluorescencia y la reacción en cadena de la polimerasa.

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Estudios por imagen

Los estudios por imagen más frecuentes determinados por el especialista son:
rayos X, tomografía computerizada, resonancia magnética y ecografía.

Para el diagnóstico de la leucemia linfocítica aguda, es necesaria la realización de


una biopsia del ganglio linfático, para ayudar a diagnosticar los linfomas, y una
gammagrafía con galio y gammagrafía ósea, solo en el caso de que el paciente
presente dolor en los huesos.

Cabe destacar que, cuando la leucemia aparece en la infancia, su


diagnóstico precoz se complica, ya que sus primeros síntomas son parecidos
a los de otras enfermedades típicas de la niñez. Estos síntomas son: cansancio,
falta de apetito o fiebre intermitente. Debido a esta situación, los padres suelen
culparse por la demora en el diagnóstico, cuando incluso para el médico resulta
complicado reconocer esta situación en su primera etapa.

11. TRATAMIENTOS

El tratamiento recomendado en este tipo de padecimiento es


la quimioterapia. En ésta se emplean diversos medicamentos especiales
destinados a destruir las células leucémicas. Dicho tratamiento tiene tres fases: la
de inducción a la remisión, la de consolidación y la de mantenimiento.

En la fase de inducción a la remisión, cuya duración es de cuatro a cinco semanas,


se intenta destruir la mayor cantidad de células malignas. Cuando ocurre la
remisión, es decir el control temporal de la afección, el niño suele lucir normal, ya
que los síntomas de la leucemia desaparecen. En ciertas ocasiones la remisión
es apenas parcial, por esta razón algunos síntomas no desaparecen del todo.
Sólo un pequeño porcentaje de los parientes no logra entrar en remisión. La fase
de consolidación dura de dos a tres semanas, mientras que la de mantenimiento
debe llevarse a cabo hasta completar tres años de tratamiento.

12. PRONÓSTICO

Según la Sociedad Española de Oncología Médica, la leucemia presenta una


supervivencia del 3,1 por ciento de los pacientes.

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13. RECOMENDACIONES:

 Nutrición: tanto los síntomas como el tratamiento de la leucemia pueden


provocar vómitos, náuseas o malestar, lo que puede causar pérdida de apetito.
Cuando esto ocurre, es importante acudir al médico para que le sugiera una serie
de pautas para cubrir las necesidades nutricionales.
 Seguimiento: una vez concluido el tratamiento, el paciente debe mantener
rigurosos exámenes de control. Estos exámenes ayudan a controlar cualquier
cambio que surja en la salud del paciente, posibles recaídas en la patología o
daños ocasionados por el propio tratamiento.
 Apoyo: el impacto que supone para el paciente ser diagnosticado de leucemia
puede repercutir en su ánimo y en sus relaciones con los demás. Los expertos
aconsejan buscar apoyo tanto en el equipo médico que acompaña al paciente en
su enfermedad como en grupos o profesionales que puedan prestar ayuda
psicológica o emocional.

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