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JUST THE WAY YOU ARE DE BRUNO

MARS

Ohhhhh ohhhhhh ohhhhhh ohhhhhhh


[Verse 1:]
Oh, her eyes, her eyes… Oh, jer ays, jer ays
Make the stars look like they’re not shinin’… Meik de estars luuk laik deyr not shainin’
Her hair, her hair… Jer jeir, jer jeir
Falls perfectly without her trying… Fols perfectly wuidaut ‘er tshrayin’
She’s so beautiful… Shis so biurifol
And I tell her everyday… Anday tel ‘er evrydey
Yeah… Yiea

I know, I know… Ay nou, ay nou


When I compliment her she won’t believe me… Wuen ay compliment jer shi wuont
biliiv mi
And it’s so, it’s so… An’ its so, its so
Sad to think that she don’t see what I see… Saad tu tdink dat shi dont sii wuaray sii
But every time she asks me, “Do I look okay?”… Bat evry taim shi ask’ mi, “Du ay luuk
okey?”
I say,… Ay sey

[Chorus:]
When I see your face (face, face…)… Wuen ay sii yior feis (feis, feis…)
There’s not a thing that I would change… Deerz nora tdin’ daray wuud cheinch
‘Cause you’re amazing (amazing)… Coz yior ameizin’ (ameizin’)
Just the way you are (are)… Yas’ de wuey yiu ar (ar)
And when you smile (smile, smile…)… An’ wuen yiu esmail (esmail, esmail…)
The whole world stops and starts for a while… De joul wuorld estaps an’ esters for a
wuail
‘Cause, girl, you’re amazing (amazing)… Coz, guerl, yior ameizin’ (ameizin’)
Just the way you are (are).
Yeah
[Verse 2:]
Her lips, her lips… Jer lips, jer lips
I could kiss them all day if she’d let me… Ay cuud kiss dem ol dey if shid let mi
Her laugh, her laugh… Jer laf, jer laf
She hates but I think it’s so sexy… Shi jeits baray tdink its so sexy
She’s so beautiful… Shis so biurifol
And I tell her every day,… Anday tel ‘er evrydey

Oh you know, you know, you know… Oh yiu nou, yiu nou, yiu nou
I’d never ask you to change… Ayd never ask yiu tu cheinch
If perfect’s what you’re searching for… If perfects wuat yio’ serchin’ fo’
Then just stay the same… Den yastestey de seim
So don’t even bother asking if you look okay… So dont iven botder askin’ if yiu luuk
okey
You know I’ll say,… Yiu nou ayl sey
[Chorus:]
When I see your face (face, face…)… Wuen ay sii yior feis (feis, feis…)
There’s not a thing that I would change… Deerz nora tdin’ daray wuud cheinch
‘Cause you’re amazing (amazing)… Coz yior ameizin’ (ameizin’)
Just the way you are (are)… Yas’ de wuey yiu ar (ar)
And when you smile (smile, smile…)… An’ wuen yiu esmail (esmail, esmail…)
The whole world stops and stares for a while… De joul wuorld estaps an’ esters for a
wuail
‘Cause, girl, you’re amazing (amazing)… Coz, guerl, yior ameizin’ (ameizin’)
Just the way you are (are).
The way you are… De wuey yiu ar
The way you are
Girl, you’re amazing (amazing)… Guerl, yior ameizin’ (ameizin’)
Just the way you are (are)
[Chorus:]
When I see your face… Wuen ay sii yior feiz
There’s not a thing that I would change
‘Cause you’re amazing (amazing)
Just the way you are (are)
And when you smile… An’ wuen yiu esmail
The whole world stops and stares for a while
‘Cause, girl, you’re amazing… Coz, guerl, yior ameizin’
Just the way you are… Yas’ de wuey yiu ar
Yeah

BIOGRAFIA DE PLATON

Originalmente llamado Aristocles, Platón (apodo que recibió por el significado de este
término en griego, ‘el de anchas espaldas’) nació en el seno de una familia aristocrática
en Atenas. Su padre, Aristón, era, al parecer, descendiente de los primeros reyes de
Atenas, mientras que su madre, Perictione, descendía de Dropides, perteneciente a la
familia del legislador del siglo VI a.C. Solón. Su padre muró cuando él era aún un niño y
su madre se volvió a casar con Pirilampes, colaborador del estadista Pericles. De joven,
Platón tuvo ambiciones políticas pero se decepcionó con los gobernantes de Atenas.
Más tarde fue discípulo de Sócrates, aceptó su filosofía y su forma dialéctica de
debate: la obtención de la verdad mediante preguntas, respuestas y más preguntas.
Aunque se trata de un episodio muy discutido, que algunos estudiosos consideran una
metáfora literaria sobre el poder, Platón fue testigo de la muerte de Sócrates durante
el régimen democrático ateniense en el año 399 a.C. Temiendo tal vez por su vida,
abandonó Atenas por una temporada y viajó a Megara y Siracusa. En el 387 a.C. Platón
fundó en Atenas la Academia, institución a menudo considerada como la primera
universidad europea. Ofrecía un amplio plan de estudios, que incluía materias como
Astronomía, Biología, Matemáticas, Teoría Política y Filosofía. Aristóteles fue su
alumno más prolífico. Con la intención de conjugar la filosofía y la posibilidad de
aplicar reformas políticas viajó a Sicilia en el año 367 a.C., para convertirse en tutor del
nuevo tirano de Siracusa, Dioniso II el Joven. El experimento fue fallido. Platón todavía
realizó un tercer viaje a Siracusa en el 361 a.C., pero una vez más su participación en
los acontecimientos sicilianos tuvo poco éxito. Pasó los últimos años de su vida
impartiendo conferencias en la Academia y escribiendo. Falleció en Atenas a una edad
próxima a los 80 años, posiblemente en el año 348 o 347 a.C.

ARISTÓTELES

Aristóteles filósofo y científico griego que nació en Estagira en el 384 A.c. las ideas
filosóficas de Aristóteles han influido en el mundo desde hace dos mil años temas que
van desde la metafísica, política, astronomía y biología.

En la academia de platón en la cual ingreso a los 17 años permaneció durante 20


donde discutió la filosofía e ideas de platón algo que haría hasta su muerte.

Al morir platón viajo a Aso una ciudad griega en Asia menor que se localizaba en la
actual Turquía y en la cual vivió tres años hasta el asesinato de su amigo y protector
Hernias quien era gobernador de dicha ciudad. Viaja a la ciudad de Lesbos, donde
permanece dos años donde se enfocó en el estudio de la zoología y biología marina, de
regreso a la ciudad Filipo II de macedonia le confía la educación de su hijo Alejandro
Magno que termino cuando este inicio su carrera militar.

La mayor parte de su vida la dedica a crear la obra el órganon un conjunto de obras


lógicas que siglos más tarde serian compiladas por Andrónico de rodas. al morir
Alejandro Magno se autoexilia en la isla de eubea donde muere en el 322 A.c.

El Mito del Carro Alado.

El mito del carro alado aparece en la obra Fedro de Platón, con este intenta explicar la
naturaleza tripartita del alma. Fedro es uno de los diálogos platónicos, que fue escrito
en el año 370 A.c.

En este mito Platón habla del alma, que esta representada por un auriga que conduce
un carro tirado por dos caballos. Uno de los caballos es blanco, hermoso, bueno,
representa la parte noble y racional del alma; el otro caballo es negro y feo, y
representa las pasiones del alma. El trabajo de este Auriga es dirigir el carro (alma),
pero este es un trabajo difícil. La fuerza del ala consiste en llevar hacia arriba lo
pesado, elevándose hacia el lugar en donde habitan los dioses (mundo de las ideas,
mundo inteligible, el cual no es posible apreciar con los sentidos). El mundo donde
viven los dioses es hermoso, sabio y bueno y hace crecer las alas del carro; en cambio
todo lo que es contrario al mundo de las ideas y lo divino las hace perecer y le arrastra
al mundo de las cosas materiales, el mundo sensible, el mundo perceptible al ser
humano a través de los sentidos. Cuando cae al mundo de las cosas materiales, se
encarna en un cuerpo. Según lo alto que halla llegado este alma en el mundo de las
ideas, el cuerpo será, en relación con la jerarquía platónica, un amante de la sabiduría
(siendo lo mas puro) hasta ocho otras cosas distintas, siendo la penúltima un sofista y
la última un tirano. Al acabar la vida de ese humano, el alma es juzgada, si se ha
dedicado al conocimiento de la belleza y la sabiduría volverá al mundo de las ideas, y si
no, se volverá a reencarnar en otro cuerpo.

Con este mito Platón pretende explicar la Teoría de la reminiscencia. Yo soy contrario a
esta percepción de la realidad ya que bajo mi punto de vista, el alma no existe. El alma
es una interpretación de la idea humana de que hay algo más allá de la muerte, cosa
con la que estoy en desacuerdo. Esta idea de que hay dos mundos, uno que percibimos
por los sentidos, en el cual nos encontramos durante nuestra vida; y otro que alcanza
nuestro alma cuando muere, que es el de las ideas, es una teoría ilusoria para la gente
débil que no puede aceptar que sólo tenemos una vida, una realidad, que es en la que
nos encontramos. No creo que debamos basar nuestra vida en una serie de objetivos
que hay que cumplir para que nuestra alma se libere del cuerpo, ya que no hay
pruebas de que ese supuesto mundo exista, puesto que nadie ha podido dar
testimonio de ello.

En lo que si coincido con Platón, es que hay que cultivar la mente para ser una persona
bella.

EL MITO DE LA CAVERNA

Esta metáfora forma parte de su libro más conocido e influyente: La República.


“I – Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con
respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga
entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos
hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que
tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les
impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en
plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo
largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas
que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos
sus maravillas.
– Ya lo veo -dijo.
– Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan
toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o
animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos
portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén
callados.
– ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
– Iguales que nosotros -dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así
han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas
por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
– ¿Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las
cabezas?
– ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
– ¿Qué otra cosa van a ver?
– Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar
refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
– Forzosamente.
– ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que,
cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era
otra cosa sino la sombra que veían pasar?
– No, ¡por Zeus!- dijo.
– Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra
cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
– Es enteramente forzoso-dijo.
– Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de
su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de
ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar
y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las
chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees
que contestaría si le dijera de alguien que antes no veía más que sombras inanes y que
es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más
reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan
y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No
crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más
verdadero que lo que entonces se le mostraba?
– Mucho más -dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos
y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que
consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra?
– Así es -dijo.
– Y si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y
escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no
crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz,
tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a
las que ahora llamamos verdaderas?
– No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
– Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo
que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de
hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y
después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo
mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo
que le es propio.
– ¿Cómo no?
– Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni
en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí
mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
– Necesariamente -dijo.
– Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las
estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo,
el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
– Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.

– ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de


sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber
cambiado y que les compadecería a ellos?
– Efectivamente.
– Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que
concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las
sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían
pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar,
basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas
o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le
ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente “trabajar la tierra al
servicio de otro hombre sin patrimonio” o sufrir cualquier otro destino antes que vivir
en aquel mundo de lo opinable?
– Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que
aquella vida.
– Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo
asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja
súbitamente la luz del sol?
– Ciertamente -dijo.
– Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido
constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no
habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo
que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por
haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun
de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de
echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
– Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo
que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con
la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a
la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas
con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi
vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso
está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo
último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay
que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas;
que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el
inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por
fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
– También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo”.

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