Vous êtes sur la page 1sur 5

El crecimiento caótico urbano de la ciudad de Lima ha despertado la preocupación de la reciente

facultad de Arquitectura de la Universidad Católica del Perú. Esta casa de estudios ha organizado
el seminario ìArquitecturas en conflictoî, en donde participan profesionales de distintas escuelas
de arquitectura del mundo. Al frente de esta iniciativa se halla el reconocido arquitecto Frederick
Cooper, presidente de la comisión organizadora del seminario.
-Más allá de ser una cita académica, ¿el seminario es una señal de preocupación de que nuestra
arquitectura está en crisis?
-Efectivamente. Nosotros pensamos que la arquitectura y el urbanismo ha descendido a niveles
críticos. La arquitectura de las últimas décadas se ha vuelto ineficaz. Basta mirar a nuestro
alrededor para advertir que nuestra ciudad arquitectónicamente hablando es anárquica, precaria y
muy fea.
-¿Nuestros arquitectos no trabajan con rigor estético?
-Pero no sólo es eso. El problema es más complejo. Todo evidencia de que existe una gravísima
incompetencia. Nuestros profesionales, aquellos que trabajan en la función pública, están
entendiendo mal nuestra infraestructura urbana, por eso se diagnostica y se resuelve también mal
los problemas del crecimiento urbano.
-¿La arquitectura en nuestro país se ha desentendido de su rol social?
-La arquitectura tiene que estar comprometida, tiene que considerar aspectos de hábitat de los
ciudadanos, preocuparse de la comodidad del colectivo. Pero no, en Lima se ha perdido este
criterio, se construye y se planifica por planificar y hasta por demagogia. De allí que tenemos una
ciudad caótica en transporte, en servicios básicos como agua, desagüe y luz, también seguridad. Y
esa es una señal de la jerarquía o del tipo de ciudadanos que somos.
-¿Nuestros arquitectos no consideran estos aspectos?
-La imagen de Lima lo dice todo. Todo es consecuencia del mediocre nivel de la mayoría de los
arquitectos jóvenes que hoy diseñan nuestros edificios, que intervienen en nuestro desarrollo
urbano. Lima crece horizontalmente y con ello los sistemas de servicios de agua, luz, transporte,
no sólo se torna costoso, sino también inmanejable, se deterioran y crean más caos.
-Volvemos al principio, ¿la carrera de arquitectura está en crisis?
-El problema es que lo que vemos como crecimiento arquitectónico en nuestra ciudad es el
resultado de una enseñanza de la arquitectura que en términos generales ha devenido a menos,
ya no es la docencia rigurosa, comprometida y culta que fue hasta hace treinta años.
-¿La facultad de Arquitectura de la PUCP cómo evitará incurrir en estos errores?
-Este seminario nos va a ayudar a definir un plan de estudio que no descuide los aspectos sociales.
Tenemos un plan preliminar, el mismo que hemos sometido a juicio severo de nuestros invitados.
Las conclusiones nos ayudarán a mejorarlo.
-La última pregunta, ¿en nuestro tiempos la arquitectura ha dejado de ser también un arte?
-Está en crisis. Los arquitectos no deben olvidar que la arquitectura es el arte de construir.
Requiere ser replanteada sobre bases éticas, tecnológicas e intelectuales, todo en servicio de la
sociedad.
Si bien Piura ya experimenta un boom inmobiliario, este no debería ser un problema. Lo
importante es conocer por qué se ha dado ese boom y si existe un plan definido de
ordenamiento urbano, apoyado de un equipo de trabajo que ejecute dicho plan, porque son
ellos quienes tomarán las decisiones que afectarán a la ciudad, explica el Dr. Jorge
Vanegas, decano del College of Architecture de la Texas A&M University, de Estados Unidos,
quien estuvo en la UDEP dictando la conferencia: “Un nuevo paradigma de integración
tecnológica, transdisciplinaria, transinstitucional y transnacional para la industria de la
arquitectura, ingeniería y construcción”.
“No soy enemigo del crecimiento o de los booms. Sin embargo, hay que analizar con cautela
las consecuencias colaterales de ese boom. Luego de construir un multifamiliar y vender los
apartamentos, el problema es cuánta gente nueva necesitará transporte, cuál será la carga de
electricidad que se usará, cuánta agua se necesitará, cuánto desperdicio se producirá, etc.”,
expresa Jorge Vanegas.
El experto explicó que no se puede controlar que no haya crecimiento, pero si puede controlar
cómo se va a desarrollar ese crecimiento. “Aquí viene la necesidad de tener gente que tome
buenas decisiones para el ordenamiento urbano, el flujo de tráfico, la infraestructura de
energía, de agua y desagüe, de comunicaciones, de lluvias, etc. Se requiere una preparación
en ciertas disciplinas que, desafortunadamente, no son tomadas en cuenta para el progreso,
como la arquitectura, la ingeniería, el paisajismo y el urbanismo”, detalló.
“En ese sentido, hay que preocuparse por los efectos del crecimiento desordenado. Por
ejemplo, he notado que los estacionamientos de los centros comerciales en Piura no están
bien diseñados, se tiene que esperar como dos horas para encontrar un lugar donde
estacionarse. Todos dicen, un centro comercial, buenísimo, estamos avanzando, pero cuál es
el problema que vamos generando”, manifestó.
La buena arquitectura
Para el especialista, la arquitectura siempre tiene una decisión que tomar o con la naturaleza
o contra la naturaleza. “Tiene que ser un poco de ambas. Porque no solo es el arbolito verde,
es la interrelación de un sistema humano, gente con gente. La parte ambiental es solo un
componente”, indica.
“La arquitectura bien hecha es un elemento catalizador, que debe brindar la más alta calidad
de vida para la gente y la mayor calidad del sitio en donde esa gente existe. Se debe conjugar
el medioambiente construido, con el natural y el virtual. Hay que entender que la gente en un
sitio hace algo: vive, come, duerme, etc. Entonces, cualquier actividad que realice la gente, se
verá potenciada a través de un buen diseño paisajístico, arquitectónico y urbanístico. Por
ejemplo, un edificio de oficinas mal diseñado afecta la productividad del trabajo. En cambio,
un colegio bien diseñado apoya la enseñanza y el aprendizaje”, sostiene.
Aeropuerto
Con respecto a la idea de reubicar el aeropuerto de la ciudad, el Dr. Vanegas señaló que es
un tema complejo que debe analizarse con detenimiento, considerando los pros y los contras
antes de tomar una decisión. “Si en un principio el aeropuerto quedaba en las afueras de la
ciudad y esta ha ido creciendo alrededor, quienes son responsables de la tugurización son los
promotores que venden y compran terrenos. Además, hay que preguntarse a quién está
beneficiando la reubicación del aeropuerto, y si lo mueven, que garantías tienen de que no
volverá a pasar lo mismo”.
Frente a este problema, el Dr. Vanegas recomendó a las autoridades manejar el talento que
ofrecen las universidades, para convertirse en una asociación pública privada. “Es necesario
buscar el conocimiento y la experiencia de los que saben. No se trata de convertir a un
alcalde en arquitecto, sino de invitar a alguien que sepa de la materia, eso es lo que debería
hacer cualquier gobierno. Crear un grupo que tenga amor por la ciudad, por la región en la
que está trabajando, para realizar tres cosas fundamentales: escoger alternativas, tomar
decisiones y realizar acciones”.
Convenio
Cabe señalar, que el marco de la conferencia brindada por el Dr. Vanegas, se firmó una carta
convenio entre la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de Universidad de Piura y la Facultad
de Arquitectura de Texas A&M University, con el objetivo de realizar intercambios de
profesores para programas de enseñanza e investigación conjuntas; promover la matrícula de
estudiantes calificados en los otros programas académicos; generar vías para el
fortalecimiento de sus relaciones y la mejora de la excelencia en educación en el Perú y en
los Estados Unidos, entre otros.
- La semana pasada estuvieron en nuestro campus dos importantes maestros de la arquitectura
internacional: Carles Muro (Barcelona) y Guillermo Vázquez Consuegra (Sevilla), quienes
evaluaron la sustentación de trabajos finales de los alumnos de la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo y ofrecieron una conferencia magistral. Conversamos con el Arq. Vázquez sobre la
misión de la arquitectura, su destacada trayectoria y la docencia de esta carrera.

El boom de la construcción ha traído como consecuencia principal la transformación urbanística.


Muchos distritos de la ciudad están creciendo hacia arriba y concentran una mayor densidad
poblacional. ¿Este cambio es inevitable?
No solo creo que es inevitable sino que es muy aconsejable. Me parece que Lima se ha
desarrollado de una forma extensiva y media cruzada, porque permite construcciones de dos o
tres plantas junto con torres de mayor altura. Esto probablemente ha impedido la creación de
áreas de espacios públicos. Por lo que tengo entendido, es una ciudad donde el ratio de zona
verde por habitante es muy inferior a la media deseable. Me parece muy importante que
esa construcción en altura sea capaz de liberar suelo y permita la creación de espacios públicos. Si
no es así, no tendría ningún sentido.
¿El cemento se contrapone a la naturaleza? ¿Existe una arquitectura ecoamigable?
La naturaleza es la naturaleza y la arquitectura es un artefacto, una artificialidad. Casi por
definición, la arquitectura se contrapone a la naturaleza, no tiene por qué imitarla. Yo no estoy
muy de acuerdo con los planteamientos que intentan emboscarse en el verde, con jardines
verticales o patios interiores que terminan por ocultar la arquitectura.
El trabajo de los arquitectos es transformar la naturaleza, es nuestro oficio. Pero por otro lado, es
fundamental que la arquitectura sea respetuosa con el medio ambiente, sostenible. En ese
sentido hay que ser muy cuidadoso: hacer una arquitectura sana, comprometida con los valores
cívicos, capaz de potenciar los espacios públicos y los territorios comunes. Mucho más allá de la
estética, me interesa una arquitectura de calidad, que sea capaz de convivir con la naturaleza.
¿La misión de la arquitectura ha variado con el transcurso de los años?
El trabajo del arquitecto es el mismo siempre: la arquitectura que me interesa es aquella que pone
al hombre como centro de todas nuestras decisiones. Es verdad que la situación es distinta, el
crecimiento de la población mundial hace que los problemas urbanos de hoy sean muy distintos a
los de hace un siglo o a los de hace algunos años. Por ejemplo, Lima ha tenido un crecimiento
espectacular: en cincuenta años ha multiplicado su población por diez. Las ciudades van
evolucionado y creciendo, y evidentemente, los problemas son otros pero su naturaleza es la
misma siempre. No hay que olvidar que la arquitectura debe solucionar los problemas reales de la
sociedad.
¿Cómo cuáles?
Por ejemplo, hoy en el Perú es importante encontrar un tipo de arquitectura digna que sea capaz
de resolver el problema de los barrios en los cerros, de manera que el ciudadano pueda sentirse
orgulloso del espacio que habita y de la casa que tiene. Hay que hacer un esfuerzo por proponer
una alternativa, que no debe ser solo una operación del Gobierno, sino también con el apoyo y la
iniciativa de la inversión privada. Es fundamental dotar de una vivienda digna a los ciudadanos que
hoy en día no la poseen.
Hay dos vertientes: por una parte está la aproximación a esta arquitectura de subsistencia, que es
capaz de resolver los problemas primarios de habitabilidad y por otro lado está la otra
arquitectura capaz de resolver los problemas urbanos de una ciudad, con otros parámetros. El
arco de intervención es muy amplio.
¿Tiene algún proyecto favorito, ya sea por su complejidad, belleza o trascendencia?
En todos los proyectos he puesto siempre la misma pasión y entusiasmo. Todo mi trabajo está a la
vista y he puesto el mismo empeño. Si tuviese que destacar algún proyecto, serían los de vivienda
social, porque es más difícil alcanzar un nivel de calidad arquitectónica a través de programas y
normativas muy restrictivas y asfixiantes, con presupuestos reducidos.
Y que transforman la vida de mucha gente…
Como arquitecto, el esfuerzo de hacer que la vivienda social sea capaz de mejorar la vida de la
gente me llena mucho más de satisfacción que cualquier otra obra que haya podido tener una
mayor trascendencia por sus valores plásticos.
Usted ha recibido numerosas distinciones, como el Premio ArpaFil, el Premio IVE, o el Gran
Premio de la XIII Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, por citar solo algunos ejemplos. Incluso
ha sido candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Artes el año 2010. ¿Cómo toma estos
reconocimientos?
Yo no trabajo para conseguir premios, trabajo para hacer buena arquitectura. Al menos me
gustaría pensar que ese es mi objetivo. Si después tienes el reconocimiento de instituciones –que
son muy variadas en mi caso- eso siempre es una gran satisfacción.
Usted también tiene experiencia como docente de diversos centros educativos dentro y fuera de
España. ¿Cuáles son los cambios más saltantes que distingue en la enseñanza de esta
especialidad desde la época en la que usted fue alumno hasta la actualidad?
La aparición de la computadora ha trastocado absolutamente todo. Antes, nosotros dibujábamos
a mano y ahora las computadoras han cambiado el sistema de representación de la arquitectura.
Por ejemplo, en las escuelas en las cuales yo he enseñado, la sustentación de los proyectos no se
produce en PowerPoint. Es sobre los paneles, con las plantas, con los materiales más allá de la
prevalencia de la imagen. Es importante saber distanciarse de la fascinación y el poder de la
imagen para ver realmente dónde está la arquitectura.
¿Cuál es la impresión que se lleva de los alumnos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo,
tras interactuar con ellos durante esta semana?
Estoy muy satisfecho y contento con el trabajo de los estudiantes. Me ha sorprendido la calidad de
sus proyectos, el nivel medio me parece más que aceptable, muy interesante. Quizá en algunos
proyectos haga falta mirar más hacia una reinterpretación de la cultura arquitectónica peruana.
Las arquitecturas de moda de las revistas obviamente fascinan y tienen un gran poder en la
decisión en los estudiantes, y a veces es fácil trasladar modelos de arquitectura de otras culturas a
la nuestra. Eso está bien porque revitaliza la tradición, pero mantener tanto una visión
contemporánea como una visión histórica me parecería mucho más adecuado.
¿Qué consejo les daría?
Estudiar la historia de la arquitectura me parece fundamental. A veces parece que el pasado
queda muy atrás pero no es cierto. Esto nos permite entender que no estamos solos, sino que esto
es una aventura colectiva que ha empezado ya hace muchos siglos y que nosotros estamos en un
tramo más. Esta relación con la historia nos hace más responsables de un patrimonio que hemos
heredado y que tenemos que mejorar con nuestro trabajo. Además, me parece fundamental
visitar los monumentos arquitectónicos, no hay imagen que pueda sustituir la experiencia
personal, directa y especial de la arquitectura.
No hay fotografía que se le parezca…
No hay foto que se le compare. En este imperio de la imagen en el que estamos inmersos me
parece fundamental hacer ese esfuerzo. Me gustaría estimular al estudiante a que viaje mucho,
hasta donde pueda (que ahora es facilísimo) y conmoverse viendo la arquitectura de todos los
tiempos.
Vivir una experiencia multisensorial más que solo visual.
Exactamente. El proyecto es un proceso profundamente mental, es solo una representación de la
arquitectura, que es un hecho físico, sensorial, que involucra a todos los sentidos. Me interesa la
dimensión urbana y la condición humana, en el sentido de pensar en una arquitectura que sea
capaz de relacionarse con la gente a través de las cosas que nos interesan a todos: la luz, el sonido,
los materiales, el tacto, las sensaciones, todo eso es la arquitectura. Y eso, a través de las
fotografías, no lo podemos capturar.
El crecimiento de la población de la cuidad de Moquegua ha generado un desorden urbano tanto
que no hay una cierta planificación arquitectónica

Vous aimerez peut-être aussi