Los derechos humanos encarnan la síntesis de los más grandes valores de la

humanidad puesto que llevan consigo el deseo y las aspiraciones del hombre por
vivir en libertad, igualdad, paz, dignidad, fraternidad, justicia, democracia y
solidaridad.

La creación de la noción de derechos de tercera generación surge a través de la

protección de los derechos fundamentales, cuya concepción fue instituida posterior
a la segunda guerra mundial y en parte originado por ella; Los derechos de tercera
generación son también distinguidos como solidarios, en virtud de su carácter
colectivo la cual pertenece además a los grupos sociales, étnicos, laborales y entre
otros dada su naturaleza. Ello se fundamenta en que “el derecho de la persona
humana debe ser respetada por los demás y a que se le considere el eje de toda
estructura social, la cual es la base de cualquier teoría de los derechos humanos”
(López, 2006).

Al amparo de los intereses del ser humano y la satisfacción de sus necesidades son
de importancia esencial los derechos fundamentales —Humanos— puesto que con
ellos se determina las necesidades e intereses que constituyen una exigencia propia
de la protección legal del ser humano, el problema, como lo señala (Castillo
Gonzáles, y otros, 2013), es delimitar “cuáles de los intereses, necesidades o
deseos constituyen propiamente derechos humanos” (pág. 146). Frente a ello se
manejó niveles de generaciones de derechos humanos para determinar su carácter
fundamental, los derechos de primera generación los cuales comprenden los
derechos civiles y políticos —Libertad—, los derechos de segunda generación el
cual es determinado por los derechos económicos, sociales y culturales -Igualdad-,
los derechos de tercera generación —solidarios Solidaridad— todos estos derechos
gozan de mayor jerarquía dentro del sistema legal y son inherentes a todas las
personas ello se fundamenta en la dignidad de la persona calificadas como el fin
en sí mismo. Estos parámetros teóricos sobre los niveles de las generaciones, en
palabras de (Telia, 2009) “no busca generar comprtimentos rígidos y cerrados que
separen los derechos humanos en categorías perfectamente nítidas, porque los
derechos en realidad están interrelacionados e introducen fronteras fluidas y
fluctuantes”.

Sobre los derechos de tercera generación puede reflejarse los derechos colectivos
el cual engloba el principio de solidaridad, como lo señalan ciertos autores:
En estos derechos es claro que el sujeto activo del derecho es la
sociedad o el colectivo —el pueblo, la nación, la sociedad o la
humanidad— en consecuencia, de la vulneración de esos derechos
derivan intereses colectivos o difusos que, se insiste, pueden tutelarse
mediante las acciones colectivas.
(Castillo Gonzáles, y otros, 2013, pág. 150)
De esta manera los derechos humanos colectivos se determinan como solidarios,
los cuales cuando son transgredidos dan lugar a la defensa de los intereses
colectivos y difusos, de ello se puede concluir que el reconocimiento de los derechos
humanos colectivos y difusos da origen a la última generación de derechos
fundamentales —solidarios—.

Los derechos de tercera generación se atribuyen a favor de los individuos que no

pueden por si solos alcanzar en algún sentido la defensa individual de sus intereses
o su desarrollo humano, en ese sentido Sáchica (2002) citado por Morales Arzate
(2017, pág. 27) describe que “la tercera generación de derechos humanos está
caracterizada no solo por su generalidad, que supera la miopía del individualismo,
sino por su realismo, que sobre pasa la concepción socialista, de regresar a la raíz
profunda de lo humano”. De ese modo los derechos colectivos tienen una
consistencia fundamental dentro de los derechos humanos —Fundamentales— ,
afirmándose la defensa de tales derechos frente a cualquier vulneración y aunque
en un principio no resulte sencillo el establecer los instrumentos adecuados para la
tutela de los propios intereses con la búsqueda de unificación de los objetivos por
obtener el bien colectivo —común— se empiezan a desarrollar tanto teórica como
normativamente la defensa de este tipo de derechos fundamentales.