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El derecho sobre la autonomía o no del DPT surge de la creación de derechos jóvenes que se van desprendiendo de sus derechos
troncales. Surgen dos interrogantes:
1. ¿Puede el DPT modificar las normas del Código Penal?: Mucho se ha discutido sobre la cuestión. Hay quienes han negado esta
posibilidad, sosteniendo que no puede ser deformado el derecho. Pero en general ha primado la teoría de que esto es factible,
con las limitaciones constitucionales y de jerarquía de normas. Villegas participa de esta última opinión, pero piensa que la tarea
debe realizarse con suma prudencia. En el DPT, concebido de manera integral, existen alteraciones con relación a las clásicas
fórmulas penales. Hay diferencias en algunas legislaciones, por ejemplo, con respecto a la forma como conciben la tentativa y la
reincidencia. El Código Penal adopta la reincidencia genérica y sin embargo el DPT muchas veces toma la reincidencia específica;
más notorio es el ejemplo de la personalidad de la pena del derecho penal, de donde el DPT se aparte con regulaciones, como la
responsabilidad por el hecho de terceros. También hay apartamento con la responsabilidad de las personas jurídicas.
2. Cuando el legislador de la rama nueva toma una fórmula de la rama principal y no le introduce ninguna acepción distinta: rige
obligatoriamente el significado que le asigna la rama principal: El DPT habla de dolo, culpa, fraude, pero no les asigna un
contenido particularizado. Cómo se definen? Recuérdese que los administrativistas sostienen que el Código Penal es aplicable
siempre que existiese congruencia con la esencia contravencional de la infracción tributaria, mientras que los penalistas
sostienen que la solución penal es siempre aplicable, por ser un fondo común sólo excluible por disposición contraria. Villegas
piensa que cuando la ley penal tributaria emplea conceptos e instituciones del derecho penal común y no les da un contenido
particularizado, debe interpretarse que éste es el definido por el Código Penal, por su doctrina y jurisprudencia, tal como es ese
concepto o esa institución en el derecho troncal, así en principio deber regir el Código Penal, y si la solución no es congruente
debemos modificarla legislativamente. No obstante, cabe aclarar que si mediante su normatividad la ley tributaria regula una
cuestión penal en forma diferente de la del derecho común, esto significará el desplazamiento de dicha norma de derecho penal
común, que se tornará inaplicable sin necesidad de normas expresas de derogación del Código Penal. Sin embargo, este
desplazamiento no puede producirse en cuanto al derecho tributario provincial o municipal, dado que sus normas son de inferior
categoría a las nacionales (art. 31 CN) por lo cual y conforme al principio de unidad de legislación (art. 75 inc. 12 CN) no puede
contener regulaciones de carácter general que contraríen disposiciones del Código Penal.
Evasión fiscal.
Desde el punto de vista económico – financiero, se considera que hay evasión tributaria o fiscal cuando no se transfiere o ingresa
total o parcialmente al fisco una prestación a título de tributo, por parte de quien aquél considera (según sus intereses) como una
unidad económica sobre la que debe incidir. Conforme este criterio es posible distinguir entre evasión legal o lícita y evasión ilícita o
ilegal, según que el resultado patrimonial se obtenga por medios legales o ilegales, sin tener en cuenta el elemento subjetivo o
intencional.
Las actuales concepciones jurídicas, por el contrario, estiman que toda evasión tributaria o fiscal es siempre ilícita, resultando un
contrasentido hablar de evasión legal, pues una categoría jurídica no puede ser o no ser legal al mismo tiempo ni hablarse de fraude
fraudulento o fraude no fraudulento.
Explican también los juristas actuales que los elementos que integran el concepto de evasión se traduce en el comportamiento ilícito
del particular, incumplimiento el deber de prestación patrimonial que origina la realización del hecho imponible.
Elusión tributaria.
Alguna doctrina considera que hay elusión tributaria (en oposición a evasión) cuando aquellas acciones u omisiones tendientes a
evitar o disminuir el hecho generador se realizan por medios lícitos, es decir, sin infringir el texto de la ley.
Villegas dice que hay acuerdo doctrinal en que el término “elusión” se refiere a la elección de formas o estructuras jurídicas
anómalas para esquivar o minimizar la respectiva carga tributaria.
Hay consenso en que quienes incurren en elusión fiscal son aquellos que realizan ciertas arquitecturas contractuales atípicas cuyo
único fin es esquivar total o parcialmente la aplicación de la norma tributaria. La solución estaría en indagar en el significado
gramatical de los términos: no cabe duda que “elusión” significa falsedad, argucia. Y por otro lado, el análisis jurídico muestra que
para la ley argentina, la utilización de formas o estructuras jurídicas impropias de las cláusulas de comercio, que a su vez tergiversen
la realidad económica de los actos y que eso incida en esquivar tributos, es una presunción de defraudación fiscal.
Ello lleva a descartar las teorías de quienes sostienen que el término “elusión” puede ser utilizado para describir acciones legales.
Ahora bien, el problema fundamental consiste en no confundir evasión tributaria por abuso en las formas (elusión) con la “economía
de opción” o “evitación” mediante la utilización de formas jurídicas menos gravosas, que es válida y perfectamente legítima. O sea
que configuraría elusión el supuesto de recurrir a formas manifiestamente inadecuadas y anormales con relación al acto o negocio
jurídico que se pretende llevar a cabo, si esa recurrencia obedece al deliberado propósito de no pagar el tributo que grava el acto o
negocio jurídico realmente perseguido.
En la evitación el futuro contribuyente se limita a elegir alguna entre diversas formas jurídicas igualmente legítimas que el derecho
privado pone a su alcance, pero la diferencia con el supuesto de abuso de formas (elusión) es que en la evitación el hecho de
adoptar una determinada voluntad ostensible y otra diferente es ocultar.
En conclusión, una cosa es ordenar los negocios en forma de pagar menos tributos eligiendo la forma jurídica lícita más favorable, y
otra distinta es recurrir a artificiosas y arbitrarias manipulaciones en el hecho imponible, distorsionándolo mediante simulaciones
que alteran la vestidura jurídica normal. La elusión es siempre fraudulenta y es una conducta antijurídica.
ILÍCITOS TRIBUTARIOS
Extinción de la acción penal. (Se otorga por única vez a toda persona física o jurídica obligada).
En los casos de evasión simple, la acción penal se extinguirá si el obligado:
Acepta la liquidación o la determinación realizada por el organismo recaudador.
Regulariza su situación.
Paga el monto de la misma en forma incondicional y total, antes de formularse el requerimiento fiscal de elevación a juicio.
Delitos tributarios.
1) Evasión simple.
Caracteres: por declaración engañosa, ocultación maliciosa evadiere total o parcialmente el pago de tributos, cuando el monto
excediere $ 100.000 por cada tributo o ejercicio anual.
Pena: 2 a 6 años.
2) Evasión agravada.
Caracteres: quien mediante ocultaciones maliciosas, declaraciones engañosas, etc evadiere total o parcialmente el pago de tributos
cuando el monto sea superior a $ 1.000.000, monto sea superior a $ 200.000 y hubieren intervenido personas interpuestas, monto
sea superior a $ 200.000 y el obligado utilizare fraudulentamente exenciones, beneficio, liberaciones, etc.
Pena: 3 años y 6 meses a 9 años e imposibilidad de beneficios fiscales por 10 años.
Delitos previsionales.
1) Evasión simple.
Caracteres: falta de pagos de aportes o contribuciones o ambos conjuntamente correspondientes al sistema de seguridad social,
cuando la suma supere $ 20.000 por cada período.
Pena: 2 a 6 años.
2) Evasión agravada.
Caracteres: igual anterior pero cuando el monto evadido sea superior a $ 100.000 por cada período ; cuando en la infracción hubiera
intervenido personas interpuestas y el monto evadido sea superior a $ 40.000.
Pena: 3 años y 6 meses a 9 años.
Intereses resarcitorios
Se generan sin necesidad de interpelación por la falta de pago total o parcial de gravámenes, retenciones, percepciones, anticipos y
demás pago fuera de vencimiento.
El interés que se fije no podrá exceder del doble de la mayor tasa vigente (2 % mensual) que percibe en sus operaciones el Banco de
la Nación Argentina. Se da por disposición de la Secretaría de Hacienda. Para Casas son los llamados recargos. En tanto, que la CSJN
les asignó naturaleza penal.
Intereses punitorios
Surgen una vez iniciada la vía judicial. Cuando sea necesario recurrir a la vía judicial para hacer efectivos los créditos y multas
ejecutoriadas, los importes respectivos devengarán un interés punitorio computable desde la interposición de la demanda. No
puede exceder en más de la mitad de la tasa que deba aplicarse. Esto lo dispondrá la Secretaría de Hacienda. Para Casas no puede
superar más de la mitad de la tasa del 3 % mensual.
Multas fiscales.
Privan al autor del fruto de su ilicitud o de su equivalente y privan de algo suplementario con el fin represivo de castigarlo. Tienen
carácter retributivo y reparatorio.
La CSJN dijo que las multas tienen un carácter de indemnización de daños y al mismo tiempo tienen la finalidad de castigar a los
infractores.
Personalidad de la multa Aplicación a personas colectivas; transmisión hereditaria.
La CSJN ha resuelto en diferentes fallos la impersonalidad de la multa fiscal. Las consecuencias más importantes de la
impersonalidad de la multa fiscal son que:
Responden las personas colectivas.
Responden ciertas personas físicas por los hechos de terceros.
La multa n se extingue por la muerte del infractor.
Pecuniarias.
Multa: en cierta manera podemos decir que la pena de la ley 11.683 se la considera personal porque no se transfiere a los
herederos del infractor, y si acaece su muerte la multa queda sin efecto, se extingue. También se puede extinguir por
prescripción (el plazo comienza a correr desde el 1 de enero siguiente al año en que hubiere tenido lugar la violación a los
deberes formales o materiales considerados como omisiones punibles). El art. 20 de la ley 24.769 dispone que la denuncia
penal no impide la sustanciación de los procedimientos administrativos o judiciales. Es decir que aunque haya denuncia penal
tributaria contra un contribuyente, la AFIP puede completar el proceso de determinación de oficio, determinar el impuesto,
aplicar intereses, pero lo que no puede hacer es aplicar multas hasta tanto no haya pronunciamiento (sentencia definitiva) en
sede judicial sobre la denuncia penal tributaria. Una vez firme la sentencia penal, la autoridad administrativa aplicará las
sanciones que correspondan sin alterar las declaraciones de hechos contenidas en la sentencia judicial.
Comiso: se secuestra la mercadería y se puede secuestrar su transporte.
Impeditivas.
Inhabilitación para ejercer sus funciones.
Clausura: se impide a los contribuyentes que puedan usar en su beneficio establecimientos comerciales, industriales, agrícolas
y ganaderos.