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Expropiación del petróleo en México

Monumento a la Industria Petrolera de México, obra del escultor Juan Fernando Olaguíbel y del
arquitectoVicente Mendiola inaugurada en 1952.

La expropiación petrolera en México fue


un acto de nacionalización de la industria
petrolera realizado en el año de 1938, como
resultado de la ejecución de la Ley de
Expropiación del año de 1936 y del
Artículo 27 de la Constitución Mexicana a
las compañías que explotaban estos
recursos, mediante el decreto anunciado
el 18 de marzo de 1938, por
el presidente Lázaro Cárdenas del Río.
Éste consistió en la expropiación legal de
maquinaria, instalaciones, edificios,
refinerías, estaciones de distribución,
embarcaciones, oleoductos y, cosas de ese
tipo en general, todos los bienes muebles e
inmuebles, de la Compañía Mexicana de
Petróleo llamada El Águila (subsidiaria de
la Royal Dutch Shell), la Compañía
Naviera San Cristóbal, la Compañía
Naviera San Ricardo, la Huasteca
Petroleum Company (subsidiaria de
la Standard Oil Company de New Jersey,
que se vio afectada a cambiar su
nombre Amoco Corporation), la Sinclair
Pierce Oil Company, la Mexican Sinclair
Petroleum Corporation, la Standford y
Compañía, la Penn Mex Fuel Company, la
Richmond Petroleum Company, la
California Standard Oil Company of
Mexico (hoy Chevron Corporation), la
Compañía Petrolera El Agwi, la Compañía
de Gas y Combustible Imperio, la
Consolidated Oil Company of Mexico, la
Compañía Mexicana de Vapores San
Antonio, la Sabalo Transportation
Company, Clarita Sociedad Anónima y
Cacalilao Sociedad Anónima, así como de
sus filiales o subsidiarias, con la promesa
de cumplir con los pagos a los involucrados
en el tiempo de diez años conforme a
derecho, ya que estas compañías,
constituidas bajo leyes mexicanas, se
habían rehusado a acatar la sentencia
emitida por la Junta Federal de
Conciliación y Arbitraje a favor del pago
de mejores salarios a los obreros y
trabajadores de esta industria, la cual fue
ratificada por laSuprema Corte de Justicia
de la Nación.
Orígenes de la industria petrolera en México y primeros inversionistas
extranjeros[editar]

Sir Weetman Dickinson Pearson, Vizconde de Cowdray e inversionista británico, obtuvo concesiones en
los estados de Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, San Luis Potosí y Tamaulipas, fue accionista
mayoritario de la Compañía Petrolera El Águila, la cual vendió a la Royal Dutch Shell.

En 1862 el primer pozo petrolero superficial fue perforado por el ingeniero de minas Antonio
de Castillo en el estado de Tabasco. Durante su régimen imperialista, Maximiliano de
Habsburgo emitió un decreto que permitía explotar el petróleo en México siempre y cuando se
hiciera con la anuencia del gobierno mexicano, de esta forma otorgó 38 concesiones
petroleras a particulares. En 1869, en Veracruz se inició la explotación de las chapopoteras
de Furberos.1

En 1886, bajo el régimen porfirista, las primeras refinerías que comenzaron a operar en
Veracruz fueron El Águila, obra de los estadounidenses Samuel Faribum y George Dickson, y
la de la empresa estadounidense Water Pierce Oil Company de Henry Clay Pierce y William
H. Waters, empresa subsidiaria de la Standard Oil Company, que años más tarde se convirtió
en el Grupo Sinclair Pierce Oil. En 1890 se estableció la Compañía Petrolera Mexicana de
California en San Luis Potosí. En 1896 el Grupo Sinclair construyó una refinería entre la
desembocadura del río Pánuco y la ciudad de Tampico.2 En 1901, la Compañía Petrolera
Mexicana de California comenzó a perforar el primer pozo petrolero en Ébano, San Luis
Potosí. Dos años más tarde estableció la primera refinería de asfalto de América Latina,
asimismo continuó las exploraciones hasta contar con 19 pozos petroleros.3
En 1901, el británico sir Weetman Dickinson Pearson comenzó a invertir en el negocio
petrolero mexicano con su compañía Pearson & Son, en 1906 organizó a la Compañía de
Petróleo el Águila y construyó la primera refinería de Minatitlán, Veracruz, gracias a su
amistad con políticos mexicanos consiguió permisos para explorar nuevos yacimientos en los
estados de Campeche, Chiapas, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz. En 1909
reorganizó el consejo de administración de El Águila invitando a participar al gobernador del
Distrito Federal, Guillermo de Landa y Escandón, al gobernador de Chihuahua, Enrique C.
Creel, al presidente del consejo deFerrocarriles Nacionales, Pablo Macedo, al presidente del
Banco Central Mexicano, Fernando Pimentel y Fagoaga, al empresario Enrique Tron y al
coronel Porfirio Díaz Ortega, hijo del presidente. De esta manera El Águila pudo obtener
ventajas sobre su competidora Waters-Pierce para posicionarse en la venta de productos en
México. En 1910 El Águila manejaba el 50% del mercado nacional.4Posteriormente, en 1918,
la mayor parte de las acciones de El Águila fueron adquiridas por la Royal Dutch Shell.

En 1906, el inversionista estadounidense Edward L. Doheny fundó la Huasteca Petroleum


Company, en 1916 —con la ayuda de Ezequiel Ordóñez— perforó el pozo N.° 4 de Cerro
Azul, en 21 años este pozo produjo 89 millones de barriles. Años más tarde la Huasteca formó
parte de su grupo Pan-American Eastern Petroleum el cual terminó vendiendo a la Standard
Oil Company de Indiana. Durante 35 años, la Huasteca y El Águila con sus filiales, fueron las
compañías petroleras más grandes de México. La mayor parte de su producción fue exportada
a Estados Unidos y Gran Bretaña.5

Explotación petrolera y política fiscal[editar]

Edward L. Doheny, inversionista estadounidense, en 1906 fundó la Huasteca Petroleum Company que a
partir de 1925 formó parte de su grupo Pan-American Eastern Petroleum, el cual, poco después, fue
vendido a la Standard Oil Company de Indiana.

Durante el régimen de Porfirio Díaz, el ministro de Hacienda, José Yves Limantour, favoreció
las inversiones de capital extranjero, pues creía que al abrir las puertas a los capitalistas de
otras naciones los bienes llegarían a México por añadidura. Esta política extranjerizante que
fue aplicada para la explotación de minas y petróleo sería más tarde repudiada por la mayor
parte de los líderes de la Revolución mexicana.6

El 24 de diciembre de 1901, el gobierno de Porfirio Díaz expidió la Ley del Petróleo, dentro de
los privilegios se eximió el pago de impuestos de importación de los equipos necesarios para
explotar este producto, los capitales invertidos quedaron libres de gravamen de toda
obligación fiscal por un período de diez años. Se permitió la compra de terrenos nacionales a
precios de baldíos incluyendo un derecho de paso por terrenos particulares y una protección
perimetral de 3 km en torno a la ubicación de los pozos petroleros. Desde la época de la
colonia la legislación española separaba claramente la propiedad del suelo de la del subsuelo,
este precepto siguió vigente en México desde su independencia hasta el 22 de noviembre de
1884 —durante los últimos días de la presidencia de Manuel González—, fecha en que se
expidió el Código de Minería, por el cual se asimiló que, a partir de entonces, el propietario del
suelo también lo sería del subsuelo; esta disposición era contraria a la legislación hispánica
heredada desde la época virreinal, así lo había descrito José María Luis Mora —“En México
no se da al propietario, como en Inglaterra, posesión de un terreno desde el cielo hasta el
infierno sino sólo de la superficie”— en 1836.7 La ley petrolera promulgada en 1901, además
de dejar en claro esta nueva disposición, señalaba que podían hacerse exploraciones y
explotaciones en terrenos nacionales pagando un 7% de las utilidades obtenidas (beneficios)
al gobierno federal y un 3% adicional a los gobiernos de los estados en donde se ubicasen los
terrenos. Esta fue la situación legal en materia de petróleo que estuvo vigente durante las
últimos años del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, hasta la promulgación de la
Constitución de 1917.8

En 1901 la producción del petróleo fue de 10 000 barriles, pero la cifra aumentó
paulatinamente hasta llegar a 12,5 millones de barriles en 1911, en contraste, los beneficios
para México fueron pocos, este último año, el gobierno federal recibió por concepto del
impuesto del timbre tan sólo la cantidad de 26 000 pesos. En 1909, se promulgó una nueva
ley del petróleo, con la que se dejó claro que la propiedad de los depósitos de combustibles
minerales y materias bituminosas eran derecho del dueño del suelo.9
Venustiano Carranza, presidente de México, por recomendaciones de la Comisión Técnica del Petróleo,
impulsó la restitución de las riquezas del subsuelo a la nación, las cuales se habían cedido durante
el porfiriato a los dueños del suelo mediante la expedición del Código de Minería de 1894 y la Ley
Petrolera de 1901, ambas reglamentaciones resultaron contrarias al sistema legislativo español
heredado desde la época colonial, que había seguido vigente en México.

Una vez depuesto el régimen porfirista y siendo presidente de la república Francisco I.


Madero, a la Ley del Timbre se le impuso un gravamen de 20 centavos por tonelada producida
de petróleo, es decir, un equivalente de 3 centavos por barril, lo cual era algo irrisorio y
beneficiaba enormemente a las empresas petroleras. Sin embargo esta disposición, dictada el
3 de junio de 1912, fue repudiada por los gerentes de las compañías petroleras, quienes
manifestaron que el impuesto que pagaban en Estados Unidos era menor al pretendido por el
nuevo gobierno mexicano. Madero ordenó que las compañías petroleras declarasen el valor
de sus propiedades, lo mismo que entregasen registros del petróleo extraído, lo cual habría de
ser supervisado por la Secretaría de Fomento e Industria, pues no se conocía con certeza el
volumen de los embarques que se exportaban, y por tanto no se sabría sobre que cantidades
cobrar dicho impuesto, esto también fue rechazado por las empresas, que querían seguir
operando libremente. Por su parte, las compañías estadounidenses pidieron a su gobierno
realizar una protesta diplomática, el embajador Henry Lane Wilson y elDepartamento de
Estado apoyaron la moción para favorecer, principalmente, a la Standard Oil Company. Como
resultado de esta presión diplomática el aumento previsto en el impuesto del timbre fue
aplazado y no llegó a aplicarse debido a que en febrero de 1913 el presidente Madero fue
derrocado mediante el movimiento golpista de la Decena Trágica, el cual fue apoyado con
la colaboración intervencionista del embajador estadounidense.10

Tanto el embajador Henry Lane Wilson como las compañías petroleras trataron de influir al
recién electo Woodrow Wilson, pero el nuevo presidente, a diferencia de su antecesor, William
Howard Taft, tenía una ideológica política que pretendía mantener la democracia en las
naciones de América Latina. Por esta razón, el nuevo presidente, haciendo caso omiso a las
recomendaciones del Departamento de Estado, de la prensa y de los empresarios petroleros,
fijó su postura en contra del gobierno golpista de Huerta y relevó a su embajador. En abril de
1914, con la excusa del incidente ocasionado por los tripulantes del cañero Dolphin anclado
en Tampico y el desembarco de armas de un buque alemán destinado al gobierno golpista,
Woodrow Wilson no dudó en ordenar la ocupación militar en Veracruz. Por la falta de recursos
financieros, Huerta revivió la idea de Madero sobre el impuesto del timbre a la producción
petrolera aumentando el gravamen a 65 centavos de dólar por tonelada de petróleo. Los
empresarios petroleros se sintieron defraudados por esta medida, al no encontrar apoyo en los
estadounidenses, Huerta buscó el apoyo de los británicos, quienes competían por el petróleo
mexicano contra Estados Unidos. Wilson reafirmó su postura y consideró una invasión militar,
pero esta no fue necesaria, Huerta no pudo sostener su poder y dimitió a la presidencia.11

Ese mismo año, Venustiano Carranza expidió un decreto que imponía un impuesto de barra
de 10 centavos por tonelada de petróleo exportada y solicitó a los empresarios un avalúo de
sus instalaciones, lo que provocó nuevamente el disgusto de las empresas petroleras, que
pagaron el impuesto bajo protesta y se negaron a entregar la información solicitada. El 10 de
noviembre se levantó en armas Manuel Peláez en contra de los carrancistas en la región
petrolera de la Huasteca, lucha que continuó hasta 1917, incluso cuando el gobierno de
Carranza ya se había constituido legalmente. Siempre con la intención de alejar de la región
petrolera al gobierno nacional, el ejército de Peláez fue sostenido por las empresas
estadounidenses e inglesas hasta 1920, fecha en que el rebelde se rindió al triunfar el Plan de
Agua Prieta. Durante los primeros años de la Primera Guerra Mundial, con el objeto de
defender sus intereses, los empresarios estadounidenses solicitaron al presidente Woodrow
Wilson ordenar una ocupación militar en la zona petrolera, pero a diferencia de la intervención
contra el régimen huertista, en esta ocasión, la petición fue negada.12

En 1917 se produjeron 55 millones de barriles de petróleo en México, en 1918 la cifra aumentó


a casi 64 millones y en 1919 a 87 millones. Para 1920 la producción se elevó a 158 millones y
alcanzó su máximo en 1921 al producirse poco más de 193 millones de barriles. No obstante,
el descenso de la producción comenzó en los años subsecuentes hasta llegar a una cifra
inferior a los 40 millones de barriles anuales.6
Artículo 27 constitucional[editar]

La Faja de Oro, región petrolera de México, tuvo su mayor auge de 1911 a 1922.
El pozo Potrero del Llano produjo 117 millones de barriles en 28 años, el pozo Cerro Azul produjo 89
millones de barriles en 21 años, mientras que el pozo Juan Casiano produjo 75 millones de barriles en
tan sólo 9 años.
Se estima que de 1901 a 1937 los campos petroleros mexicanos produjeron 1866 millones de barriles.13

En 1914, Luis Cabrera propuso aumentar la participación del Estado en los beneficios de la
explotación petrolera, la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria comenzó a poner en
práctica las primeras medidas para reivindicar a la nación la propiedad de las riquezas del
subsuelo.14 El 15 de marzo de 1915, un grupo de abogados e ingenieros coordinados por el
general Cándido Aguilar —quien era gobernador de Veracruz y yerno de Venustiano
Carranza— crearon la Comisión Técnica del Petróleo. Un año más tarde, dicha Comisión
presentó un informe señalando la necesidad de restituir a la nación las riquezas del subsuelo,
cuya explotación había sido cedida libremente a los dueños del suelo durante el
porfiriato.15 Con estos antecedentes y con la colaboración de Andrés Molina
Enríquez, Francisco J. Múgica y Pastor Rouaix, entre otros, el Congreso Constituyente
distinguió la propiedad del suelo y el subsuelo, en la redacción del artículo 27 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 se señaló que el dominio
del primero podía transmitirse en propiedad privada, pero el subsuelo y sus riquezas
pertenecían al dominio directo, inalienable e imprescriptible de la nación, la cual podía otorgar
concesiones para su explotación:16
Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos,
masas o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los
terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la
industria; los yacimientos de piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por
las aguas marinas. Los productos derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación
necesite trabajos subterráneos, los fosfátos susceptibles de ser utilizados como fertilizantes, los
combustibles minerales sólidos, el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o
gaseosos.

Son también de la Nación las aguas de los mares territoriales en la extensión y términos que fija el
Derecho Internacional [...]

En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable e
imprescriptible, y sólo podrán hacerse concesiones por el Gobierno Federal a los particulares o
sociedades civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes mexicanas, con la condición de que
se establezcan trabajos regulares para la explotación de los elementos de que se trata, y se cumplan
con los requisitos que prevengan las leyes.
Fragmento del artículo 27 de la Consitución publicado en el Diario Oficial el 5 de febrero de 1917.

De esta forma la nueva carta magna abolió el sistema de los privilegios absolutos respecto a
los yacimientos que se habían otorgado durante el porfiriato. Una vez nulificados los derechos
de propiedad de los hidrocarburos del subsuelo, también se facultó al poder Ejecutivo, si éste
lo requería, a revisar y declarar nulas las concesiones y los contratos petroleros celebrados
desde 1876.17

La reacción de las compañías petroleras no se hizo esperar, mediante presiones diplomáticas,


amenazas de invasión militar y recursos jurídicos trataron de invalidar esta nueva norma
constitucional. Lograron impedir que Carranza aprobara la ley reglamentaria correspondiente
al Artículo 27 Constitucional mediante juicios de amparo insistiendo en la no retroactividad de
la ley para salvaguadar sus intereses y continuar con el dominio absoluto de las riquezas del
subsuelo. El Departamento de Estado de los Estados Unidos apoyó a las compañías
petroleras y de forma sistemática se opuso a cualquier medida que pretendiese adoptar el
Gobierno Mexicano para hacer cumplir el Artículo 27 Constitucional. La presión llegó hasta el
punto en que el senador Albert B. Fall presentó un estudio en el Congreso de los Estados
Unidos recomendado no reconocer al Gobierno Mexicano en tanto no fuesen derogados los
artículos 3°, 27, 33 y 130 de la Constitución Mexicana, así como realizar una ocupación militar.
Por su parte, las compañías petroleras auspiciaron la idea separatista de crear una república
independiente con los territorios de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León,
Sonora, Tamaulipas y el norte de Veracruz.18

Al triunfar el Plan de Agua Prieta y ser asesinado Venustiano Carranza, el grupo político-militar
de Sonora gobernó en México. Adolfo de la Huerta fue designado como Presidente interino de
junio a noviembre de 1920, su gobierno no fue reconocido por Estados Unidos, aduciéndose
que había sido el resultado de un levantamiento armado, aunque en realidad el Departamento
de Estado de los Estados Unidos había emitido un memorándum —que se publicó en el
periódico El Universal— exigiendo al nuevo gobierno derogar los decretos petroleros de
Carranza y el artículo 27 constitucional, y dar curso legal y a favor de los juicos de amparo
interpuestos por las compañías petroleras, entre otros puntos, con lo cual de facto se hacía un
reconocimiento de la legalidad del gobierno de Adolfo de la Huerta.19

Al asumir el cargo de presidente, Álvaro Obregón reclamó al Gobierno Norteamericano el


reconocimiento de su Gobierno, y como prueba de sus buenas intenciones desarrolló en sus
inicios una política laxa respecto a los aspectos legales sobre la propiedad del petróleo del
subsuelo; pero con todo y ello se tiene que en 1921 la Suprema Corte de Justicia de la
Nación resolvió el primer caso de amparo de no aplicar retroactividad del artículo 27
constitucional a favor de la Texas Oil Company, para 1922 se sumaron 4 ejecutorias
semejantes, estableciéndose así jusrisprudencia sobre el tema. Luego ante la actitud
indiferente del Gobierno Norteamericano al reconocimiento político exigido, Obregón aumentó
los impuestos de exportación al petróleo y sus derivados, esta medida tenía también como
objetivo el poder reunir recursos financieros para los planes de su administración y comenzar
a pagar la deuda externa del Gobierno Mexicano. Ante ello las compañías petroleras como
protesta por tal disposición hacendaria suspendieron sus exportaciones y despidieron a un
gran cantidad de trabajadores, obligando, de esta forma, a que Obregón redujera a la mitad el
incremento de los impuestos. Por otro lado y a iniciativa del abogado principal de la Texas Oil
Company se formó una comisión para negociar los problemas entre México y Estados
Unidos.20 A finales de agosto de 1923 se firmó el mal llamado Tratado de Bucareli. Con este
acuerdo bilateral —que no fue aprobado ni por el Congreso de Estados Unidos ni por el de
México— se garantizaron las viejas concesiones petroleras y mineras dejando sin efecto al
artículo 27 constitucional, a cambio, el presidente Warren G. Harding concedió el anhelado
reconocimiento diplomático al gobierno de Obregón y se comprometió a no apoyar a sus
detractores.21 El 31 de agosto de 1923 las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y
México se reanudaron, fue una época de bonanza y explotación desmedida en los yacimientos
de la región petrolera de la Faja de Oro.20
Dwight Morrow, embajador de Estados Unidos en México, durante su gestión logró convencer al
presidente Plutarco Elías Calles para favorecer los intereses de las compañías petroleras.

Cuando Plutarco Elías Calles asumió la presidencia no reconoció el Tratado de Bucareli, al


considerar que éste había sido en realidad un “acuerdo entre caballeros” que comprometió a
Obregón pero no a sus sucesores,22 En 1925 la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo
comenzó a redactar leyes reglamentarias sobre el artículo 27 constitucional, la cuales se
dieron a conocer en diciembre de 1925 y enero de 1926,23 las empresas que habían adquirido
sus terrenos deberían cambiar sus títulos de propiedad absoluta por concesiones que tendrían
una duración de 50 años, asimismo se racionalizaría la explotación de los yacimientos que
habían comenzado a dar señales de agotamiento. Tanto los empresarios petroleros como el
gobierno de Washington se negaron a reconocer la nueva ley insistiendo en que era contrario
a las normas del derecho internacional aplicar de manera retroactiva el artículo 27 a los
acuerdos otorgados durante el porfiriato, el gobierno mexicano justificaba su acción
argumentando que los recursos del subsuelo constituían parte de la soberanía de la
nación.24 A mediados de 1927, el presidente Calvin Coolidge designó como nuevo embajador
a Dwight W. Morrow en sustitución de James R. Sheeffield, el nuevo embajador negoció las
diferencias entre ambos países, mediante el Acuerdo Morrow-Calles se aceptó que los títulos
de propiedad fueran cambiados a concesiones confirmatorias, pero se reconocieron
totalmente los derechos adquiridos por las empresas petroleras antes de 1917 y se suprimió el
límite establecido de 50 años. En noviembre de 1927, por sugerencia presidencial,25 el Poder
Judicial declaró anticonstitucional la nueva ley reglamentaria por su carácter retroactivo y
confiscatorio.26 A cambio, Morrow ofreció asesoría de expertos financieros para estudiar la
situación económica de México y sobre la base de términos realistas se hizo un plan para
pagar y renegociar la deuda externa; por otra parte, se ofreció como mediador para lograr la
paz de la guerra Cristera. Los empresarios petroleros no estuvieron del todo satisfechos, pero
cuando el Departamento de Estado emitió un comunicado el 28 de marzo de 1928 anunciando
oficialmente que daba fin al conflicto con el gobierno de Calles y les informó que no estaba
dispuesto a presionar más a México, las compañías comenzaron a presentar sus solicitudes
de concesiones confirmatorias.25

Durante el maximato —período que comprende las administraciones de los presidentes Emilio
Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez y en el que Plutarco Elías Calles ejerció
una fuerte influencia sobre la política de México— no hubo grandes cambios en el tema
petrolero hasta 1934, cuando a finales de la presidencia de Abelardo Rodríguez se estableció
que los yacimientos que se encontraran en una franja de 100 km a lo largo de costas y
fronteras serían considerados como parte de las reservas nacionales; y, por otra parte, se creó
la empresa Petróleos de México S.A. (Petromex), cuya función era competir contra las
compañías extranjeras en el mercado interno para explorar, explotar, vender y distribuir
petróleo y sus derivados para reducir los precios y asegurar el abasto en el país.27 La
exportación de petróleo, que venia en descenso desde 1923, se vio afectada por la gran
depresión de 1929 y por el hallazgo de los yacimientos en Venezuela y Medio Oriente, en
1932 se exportaron solamente 32 millones de barriles, a partir de entonces hubo un ligero
repunte en los volúmenes de exportación, pero estos no alcanzaron los números que se
habían logrado en 1921, en 1937 se produjeron 47 millones de barriles.28

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