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Introducción

En países como la Argentifia, las teorías de relaciones


internacionales son con frecuencia importadas acríticamente
y muy mal leÍdas, con la consecuencia de que las polÍticas
ádoptadas por diversos gobiernos han padecido graves y
autódestruóti.'os errores producto de esa mala lectura. La
preocupación de los teóricos "idealistas" respecto de los
iostos, para los Estados Unidos u otras potencias centrales,
de apliiar ciertas sanciones económicas o militares a los
desaiÍos de paÍses del Tercer Mundo, por ejemplo, se han
interpretado frecuentemente como una luz verde para esos
desafÍos, sin compadecerse de los costos que tales desafíos
acarrean para la Argentina. Se ha obrado eomo si la pro-
blemática de los costos tuviera importancia para los Estados
Unidos pero no para nosotros, cuando en realidad ellos
pueden ilarse el lujo de afrontar costos mucho más altos que
"o"oliHirarm€nte, las elucubraciones de los teóricos 'rea-
listas" se han importado como si fuera lo mismo ser una gran
potencia, con intereses planetarios y capacidad operativa de
óscala mundial, y ser un país periférico, geográficamente
remoto y con escaso poder de negociacién debido a su rela-
tiva irrólevancia paia los intereses vitales de las grandes

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potencias. De tal manera, algunos gobiernos argentinos
(particularrnente los militares, pero no sólo ellos) han di- arriba señaladat-
señado "polÍticas de poder sin poder", creyendo estar apli- ejemplo, para Uü
cando una teorÍa realista a su política exterior. Es así ccrno vrrlnerable, pero c
los argentinos creímos ser "realistas" cuando (durante la vitales de los Est r
dictadura militar) nos dedicamos a enriquecer uranio sin lo dicho aquí valgr
ratificar el Tratado de Tlatelolco y sin firmar el de No implica que toda e
Proliferación Nuclear, o cuando (durante el gobierno de nario tamiz que Pü
Alfonsín) nos dedicamos a desarrollar un misil de alcance Por otra Partr
intermedio con el cual eventualmente habrÍamos podido desarroilar tiene s
bombardear las Malvinas apretando un botón. A nadie se le losamente docuu
ocurrió que mientras ése habrÍa sido un comportamiento modelo esencialü
coTf atible con el realismo en polÍtica exterior para un paÍs que privilegia la ü
política y económicamente menos vulnerable que la Argen- la única ¡az6td .
tina, para este país era una conducta suicida. A nadie se le elegido es üferenü
ocurrió pensar que las sanciones directas o indirectas a que gubordina los dertc
se expone_un país del grado de vulnerabilidad de la Argen- de un todo qte *t
tina cuando adopta tales polÍticas inevitablemente generan entonces la teorírt
un balance negativo de costos y beneficio§, y por Io tanto y pertinencia: Pc
debilitan en t)ez de fortalecer la base de poder de tal pals. Ert tificada on el Cqr
otras palabras, se trata de una conducta que es la ántítesis perderá toda rela
del reslismo, inspirada en una mala lectura (y una impor- Yista estrictam€ú
tación acrÍtica) de las teorÍas realistas. Claramente, "reáhs- nación que erPIú:&
mo" en política exterior para un paÍs como la Argentina tiene eomo punto ile Pt
que significar otra cosa. erterior s€rán üft
En tanto la teoría de las relaciones internacionales esté se evaluarán dÉ d
desarrollada en los países centrales y pensada para esos Comen¡arér
paÍses, estas importaciones acrÍticas y malas lecturas serán p,rr Ia adminiÉ¡
casi inevitables, con gravísimas consecuencias polÍticas que y.991- Eago edlr
son a la vez desestabilizadoras del orden intárnaciorrai y ext¿rior como cqf
perjudiciales para los auténticos intereses de los pueblos de argentina, sino ¡t
los Estados periféricos, ya que un balance negativo de costos principios dd:r¡
y beneficios sólo puede generar más pobreza y mayor rrollar: ea prfeli:
sometimiento. En este libro me propongo dar un primer paso perconatrncnteLc
hacia la corrección de ese estado de cosas. argentina dedcL
El trabajo que sigue es un e.ofuerzo de construcción de presenta cicrto ¡:
teorÍa sobre las estrategias de política exterior de Estados aníli¡isdeecrg*
periféricos, dependientes, uulnerables y esencialmente poco de l,as criticrqlr
r-eleuantes para los intereses vitales de las grandes potencias. refutare¡¡¡ crffi
Como tal, Ia teoría aquí propuesta tiene un fundamento útiles part le cfr
empírico anclado en las peculiaridades de la experiencia los firalcr G!Iatt
históriea argentina. Por lo tanto, su validez no pretende di¡r:¿r¡p de las n
extencerse más allá de casos dotados de las caractárÍsticas risticts strfu trü
capítu,lo- ApütG d
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trriba eeñaladas. Esta teorÍa no pretende ser válida, por
qianplo, _para México, un país periférico, dependienté y
¡mrlnerable, pero en extremo relávante para lós intereses
ritales de los Estados Unidos. Esto no significa que nada de
üo dicho aquÍ valga para un caso como el mexicáno, pero sÍ
im.plica que toda extrapolación deberá pasarse por un refi-
u^ado tamiz que pondere cada juicio y cada matiz.
_ Por otra partc, aunque la teorÍa que aquÍ se intenta
dcsarroilar tiene un fundamento empÍrico cláro y escrupu-
losamente documentado, la misma is inseparable de un
modelo esencialmente democrático-contractualista de nación,
que privilegia la defensa de Jos derechos individuales eomo
La única razón-de-ser del Estado. Si el modelo de nación
eleg:ido es diferente, si se opta por un modelo autoritario que
mbordina los derechos del individuo a los presuntos intereses
de u¡ todo qrte se supone superior a la suma de sus partes,
entonces la teoría que aquÍ se desarrolla carecerá de varidez
y pertinencia: por ejemplo, la falacia antropomórfica iden-
tifrcada en el Capítulo 1, que es central pára esta teorÍa,
perderá toda relávancia. Por cierto, y desde un punto de
rista estrictamente lógico formal, en el caso de un modelo de
nación que explícitamente asume el autoritarismo organicista
como punto de partida, los mismos objetiuos de la política
erterior serán diferentes, y por lo tanto táctica y estrategia
se evaluarán de otro modo.
Comenzaré analizando la po!.ítica exterior desarrollada
por la administración de Menem en la Argentina entre lggg
y,.991. Hago esto no por un interés sustancial en esa política
exterior como capítulo de la historia de la política Cxterior
argentina, sino porque en gran medida está inspirada en los
principios del "realismo periférico" que aquÍ intento desa-
rrollar: -es prácticamente un calco de aquello por lo que
per.sonalmente he venido abogando para la polítióa exterior
argentina desde hace varios años en numerosos esóritos, y
presenta cierto potencial para la construcción de teoría. El
análisis de esa política exteriorme llevará también al estudio
delas crÍticas que contra ella se han lanzado, y mi intento de
refutar esas críticas me conducirá al desarrollo de conceptos
útiles para la construcción de teoría, el más importantó de
los cuales es la ya mencionad a falacia antropomórfica en el
discurso de las relaciones internacionales, cuyas caracte-
rÍsticas serán tratadas en la segunda parte de ese primer
capÍtulo. Aparte de su relevancia crucial para la teoiÍa que

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aquí se intenta construir, el tratamiento de Ia falacia
antropomórfica contribuirá a poner sobre la mesa los pre-
supuestos filosóficos democráticos en que se basa esta pro-
puesta.
_ Desgraciadamente, el vÍnculo esencial que existe entre
los
_objetiuos legítimdmente aceptables p.r" la política ex-
terior, y el modelo de nación que subyace al Estado en
cuestión, muchas veces ha pasado inadvertido. como se verá
en el capÍtulo 1, los objetivos que desde un punto áL vista
lógico formal son legítirnos paia la política exterior de un
Estado democrático, son más resúrlngidos que los de un
Estado que se asurue abiertamente como áutoritario en
virtud de una concepción de la nación como un todo superi'or
a la suma de sus partes." Por ejemplo, hay ciertas políticas
exteriores que un Estado demócráti.o y L-pobráciio sr*-
plemente no debe adopta-r, porque son costosai para su gente,
I
mientras que un Estado que se asume como autoritario
I

' E¡to. no significa que, empfricamente, exista en Ia historia


una asociación entre ti-po d.e réglmen (por ejemplo, a"m*retico o
a.uto¡ita-rio) y tipo de política exterior. En-parté, precisamente porque
el vÍnculo entre el modelo de nación y lás propuestas legítimas de
polftica exterior raramente se explicita es-quá, en ra dJmocrátice É
Argentina de Alfonsín, pudo haberie adoptado uía po}ítica áoü¿. ¿o L,
alardes belicistas respecto de Malvinas, a la ,"1 q"" ."-"ontirruO
aceleradamente con el desa¡rollo der misil cónd"r- z E--r--
ratificar el rratado de Tlatelolco para Ia prohibición de i-."1ehusó ErU|l
en América latina. Este desaffo al ordén impuesto por ".-á" rr,r.1"""".
la" lot"rr"i". &Err¡.--fui
centrales, operado desd.e lo uulnerabilid,ad. árgentiio, g"n"io gr.r".
costos para este paÍs, que (como suele suceder) afectaion priñcipal- -nE€
Ihr:¡lEc-ll
mente a los sectores más indefensos de la poblacion. etiánsin y
Caputo n9.s9 gop-padecieron de ello, en partL quiza poiquá nadie
i"Tá." explicitg el heeho de que_ ese gónero'd" .o.io.. ("'inriu"too."l EXGaIL{qi
p.olíti-ca de poder no es compatibre cón un rnodelo a" que el
pn rrvr¡-+a[l
-=r_ecd
Estado se justifica sólo en términos de la defensa de los """r0" "" r..
á1."J".'y rrE@r.to-q¡
intereses de los indiuiduos. I¡a Do explicitación de los po.t"l"ao"
filosóficos inherentes a una.política exferior (o de los .o.oi".io" qr",
Dfrrr¡ crCCÉl
en materia de polÍtica exterior, emanan de un modelo d"mo.ráti.o
ddo dcr¡ú-,
¿"
nación) contamina de falacias a la misma propuesta de política
exterior e¿ un pla_no tógi-co formal, que puede' ileu.r a un gobárnante
rynroruto¡mrffi
factores mlfurl¡,fr
democrático a adoptar la política éxt"rior que uno esperaría de un ot¡o modelo- P-¡¡
dictador. Este proceso se ve facilitado po. cultura tulo que le cñgra,,i[
política que nos hacen propensos a adhlrir "I"-"ntos'dela
a una p.op"".i, .r."io-
nalista de polftica exterior, aurque su balance de cásto! y u"rári"io.
interacción d¡n¡-¡i#
atente contra los intereses de los individuos (que en una-democ¡acia la Argentina, qu {ft,
son Ia única razón-de-ser del Estado). Estos temas serán adecuada- penetra en las Gú.qm
mente tratados en los capÍtulos I y 4. esa acüuación- ;, if,

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¡E& edoptarlas sin contradecirse, porque egos costos se
d¡,üi¡¡n a objetivos vinculados con la dignidad de la
Mtm, tomada como ente antropomórfico. Esto nos lleva a
rrn{Iexión que es conveniente tener siempre presente: las
húÉ¡¡ sobre las estrategias de política exterior, por ser
maüiyas, son necesariamente valorativas y no pueden
&rp,eaderse de ciertos postulados'filosóficos originantes.
ffi c¡toe postulados no se hacen explÍcitos, probablemente
i¡ürrfieran inadvertidamente en la lógica de Ia teoría mis-
, iaralidándola.
Con este punto de partida, en el Capítulo 2 me lanzaré
{c lXeno a la aventura de construir la teorÍa del realismo
piférico. Basado en materiales empíricos que allí se pre-
mta-n en forma muy resumida, pero que son tratados en
dctelle luego en el CapÍtulo 5, el Capítulo 2 es Ia médula
Eúrica de este libro y representa un ejercicio de abstracción
prrn erplicar los fundamentos de Ia estrategia de polÍtica
Grtcrior que aquÍ se propone.
A su vez, el CapÍtulo 3 es una corta pieza sobre el modelo
tc nación implícito en nuestra teoría de realismo periférico,
qoe tcrmina de hacer explÍcitas las bases filosóficas demo-
tráücas y contractualistas de esta propuesta teórica, ya
poestas en parte sobre la mesa anteriormente, en el trata-
niento de Ia falacia antropomórfica. Anclado en ejemplos
extraÍdos, una vez más, del caso argentino, este capÍtulo
discute la cuestión del modelo de nación frente al problema
de Malvinas, y de esta manera se vincula con el tratamiento
de la política exterior argentina intentado en el Capítulo 1,
a la vez que es un necesario complemento filosófico de la
t¡orÍa ensayada en el Capítulo 2.
El CapÍtulo 4 trata el tema de los obstáculos culturales
para la vigencia, en el largo plazo, de una política exterior
argentina basada en el realismo periférico. Tiene un vÍnculo
natural con el CapÍtulo 3, en tanto la cuestión filosófica del
modelo de nación no puede considerarse empíricamente y
con provecho para este tipo de análisis si se prescinde de los
factores culturales que condicionan la adopción de uno u
otro modelo. Posee un vÍnculo también natural con el capÍ-
tulo que le sigue en tanto en él se describe un episodio de
interacción diplomática autodestructiva protagonizado por
la Argentina, que se comprende mucho mejor cuando se
penetra en las caracterÍsticas de la cultura que condicionó
esa actuación.
en Eu llbro trt Argc
EI libro desemLoca pue§ (como ya se mencionó) en un precio del desafío-
Capítulo 5 que termina de documentar los fundamentos El libro actual r
u-píri.or dei capÍtulo 2 (esto es, el núcleo teórico del libro) bien tra culminación
a través de ot. contabilización de los costos dely pia a Io largo de los
confrontacionismo argentino en una década específica i.nsospechados Para
clave. Nutrida y enriqu-gcida por el material aportado en los tieurpos. Sin guerrr
capítulos B y al la teoiffdesarrollada en el Capítulo 2 está, habría escrito ni hal
a ástas alturas, suficientemente elaborada como para reci- tros argentinos, quier
bir sus últimos toques conceptuales, y el capítulo 5 obra así no habrían estado di
como una suerte de lazo de retroalimentación cognitiva. de mitos y Presugue¡
Este flujo y reflujo resultó la manera más natural de pre- producto de las con
sentar los argumlntos centrales del realismo periférico al demuestra que' a n¡
Iector, y ,"pt"ser,ta un emergente de las eomplejidades de la "europeÍsmo', cutrüu
teoría misma. dental. Sin embarg¡
Finalmente, el corto capítulo de "Conclusiones" destaca haya Poüde ¡s¡li'¡
el lugar d.e la irreleuancia relatiua de la Argentina para los diversas etaPas cul
inteíeses uitales de los Estados Unidos como variable central hayan poüdo Public
de Ia teoría aquí construida. como se afirmó aI comienzo, el pero getrerando adhr
tipo de estrategia de política exterior que aquí se propone es i¡directamente Y d
uáIido siemprá que un país reúna ambos requisitos de ser exterior de Meneu
dependiente y vulnerable, por un lado, y relativamente aprend.izaje colectir
irrelevante para los intereses de las grandes potencias, por más dolorosa (m,ucl
el otro. que s€ contradice o
Por otra parte, debe señalarse que tanto el Capítulo 4 rentes a la cult,u¡e
como el CapÍiulo 5 son el repaso de una larga línea de caso, culturalnenü
investigaciones empÍricas realizadas por e-I autor en dos para Occidente- &
.u-po**diferentes pero compleme¡tarios a lo largo de más producto de m.i Pru¡
de una década. La que corresponde al Capítulo 4 tiene por tolerancia frentc I
objeto la cultura algentina y su vínculo con la política su pretensión- Ojl
exierior, y fue desarrollada en etapas sucesivas desde 1 982, democracia, Y racit
inmediatámente después de la guerra de las Malvinas. La comPatible con ell¡
que corresponde al capítulo 5, sobre Ia historia diplomática Por riiltimo, del
árgentina y los ingentés costos que para este paÍs tuvo, en eI sometidos a teraPir
largo plazó históiico, la adopción üe una política-exterior reformas (que ab¡¡
arrógánte que no se ccmpadecía con las vulnerabilidades del en una lucha co¡
paÍs, nació-en 1977 en los archivos del gobierno británico en destrr¡ctivas. La rt
kew'Gardens. A su vez,la reflexión teórica, que aúna ambas posible y deseahle
líneas de investigación empírica -sobre el condicionante mentalmentc, con I
cultural de ta política exterior y sobre los costos históricos de indepenüent¿ de l,
las polÍticr, áutu".uradamente arrogantes- data por lo obstáculos culture
-ettos de 1986, cuando este autor publicó sus primeras y política erterior c
rudimentarias reflexiones sobre las estrategias de política Argentina en el vic
exterior para un país de las características de Ia Argentina,

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rn, f,q libro .L¿ Argentina uersus las grandes potencias: Dl
Füúo del desafío.
El libro aciual no e§, pues, una improvisación, sino más
b* La culminación de ,na e^pt"sa que-adquirió vida pro-
condüciendo al autor por rumbos
ffi" f, f"rSo de los años, producto de los
ffi*p""f"áo" p"r. él mismo. También es *n no se
U,r-ó". Sin guerra de las Malvinas probablemente.
ffi"i".ritJni habría habido lugar parapara- él en el ánimo de
l* quienes sin ese cataclismo su autoestima
""s""thos,
* Ññoi"" estaio dispuestos a tolerar esta dolorosa revisión
ya añejos' Por último, tan'1bién es un
fomitos y presupuestos
ffi,,á'áe la"-corrtradicciones argentinas. EI Capítulo 4
d:muestra que, a pesar de nuestras viejas pretensiones de
'c*roteis*o'", óuliuralmente somos un paÍs muy poco occi-
t *t t. Sin eibargo, el hecho de quey e§a punzante crítica
h*" n"üáoreaháise y tolerarse, el-hecho de que las
ü¡"ersas etapas cubiertás por esa lÍnea de investigaciones
h";r";;üd;fub5carse, próduciendo indignación en mucho s
ñ;;";;"d'o adhesiorrés er, otros, hasta finalmente influir,
ir¿¡r*"t"-ente y desde afuera, en el diseño de Ia políticay
erterior de Menem, habla de una capacidad de reacción
colectivos y de una tolerancia frente a lacrítica
".p"""¿ir":e
ñÁ árlr;sa (muchat uu."t aceptada-muy a regañadientes)
qr" ;;;;údi.. .on los mismós hallazgos empÍricos refe-
fut , a la cultura argentina y nos demuestra que, en todo
**, ."fturalmente É Argentina- quizás sea recuperable
p"*'ó;;tá""t". Esta expresión de deseos no es tanto de
el
mi
occidental como
ñd"il de mi propio etnocentrism,o
ñol"ra.cia frentL a Ios mitos argentinos. Ser "europea" fue
;;;;;ion. O¡*ta su destinó, en términos de libertad'
democracia, y raóionalidad polÍtica interior y exterior, sea
compatible con ella.
---"p.;;itimo,
debo señalar que, como aquellos individuos
eometidos a terapias, la Argenlina, en su actual proceso de
,"r"i-", tque abarca claramente a la política-exterior)auto- está
,rr" lucha consigo misma y §u§ tendencias
"o
áestructivas. La refleiión sobre la inserción internacional
que ver' funda'
;;;iú1" t deseabte para la Argentina tiene y en gran medida
mentaláente, con la Argentiná misma, es
i"á"pr"áient! de la evoiución del orden internacional. Los
oU"tá""for culturales que en el pasado distursionaron la
páfiU." exterior e impidieron una buena inserción de Ia
Áiá""ti". en el viejo oid"tt internacional, imposibilitarían,
si continuaran vigentes y con Ia misma fuerza, una buena *¡r:TE:m. :: f"¡ Ír + 1- I § ;§ ' - :
inserción argentina en ei ,rreuo orden en gest-ación' Carece l::it¡..:tri:.-É::i ; ;* *: : - :,";.; i
casi de impoltancia, desde el punto de vista de la vulnera- &{.-Lf,.ir[|*#:-:;,:---'r : ;: *- i:t
bilidad e iirelevancia relativa de la Argentina, que el nuevo rr*rirür¡i{;:}r$ :¡ ¡i:: a:,É:- I:eg
orden internacional esté o no regido por una par ameri-cana mlürrrüUr,rure I ñiJ];f §'
Ixtrr,*ri:::l'g,
y que sea o no unipolar, po.q..é estos elementos de difícil L¡Uttullr l m;rcL¡ll,¡' rLnEl&-rL
uülurmgÚ¡.uir
prónóstico en nada cambián e1 diagnóstico eentral de que: LlUryPfm ffi ..lr lt[l;,É-tr.-]J IJJ['rr
ud* sft ü .tl* *:i*:-*[* l* -r 3
-1. La Argentina es un país periférico, empobrecido, endeu- diüúüürolr.il.üMJtr -tr :.+- *- ;.f-
áuao ! po.o relevanie pára los intereses vitales de las Wr& fl :[ L ;iJ* *'C' *S]:iÉ
.JlUr
afectado por una
potenóláles centraies, que ha estado lBqH[r¿,ÍÉc@.&:-:rÉ :':-
- -¿': ::á'¿
sobredosis crónica de confrontaciones a lo largo de por lo ri:lll,un g"ilp* St,: - ¿3 "r : i,I"§ {,§'

menos medio siglo. mflJaJll:,É t- :- ::::*r.: d.'

Z. E." sobredosis lé ha ocasionado graves costos y ha impedido ffi,llrff. [rr l4 - l;* i'á-SdS :*::fg"
una inserción inlernacional funcional para su progre§o' lqUlf'rnüll*$ lá13 -IS llll'8rP;¡
3. Para superar este problema, la Argentina debe bajar el i;-l-*i ;{--- ---- ¿-: -*-::-:=''
nivel de sus confrontaciones políticas con las grandes gr-. r*; ..: -- :t . : : ; =-::a;'':
potencias a prácticamente cero, concentrando y adminis-
irando prudentemente su poder de confrontación en . ,,1 í :¿ -:5 l'=--a¡- 5:'::¿':.
L. {
aquellos asuntos comerciales y financieros que realmente *
-"LT,*:.-.¿ -=- i---:¿ =::'A :'a É
se vinculan en forma directa con su bienestar y base de 1s--* : : ¡
--':-i: s ; : : - -1:::
poder. uxr,* *a -,ei &::t.; i ias ,ie- ¡-
)t)L*- - -r .-¿.r
Este diagnóstico será válido independientemente de :lrr:I:::?fe]il:a a Cr!r: i'e5,'É
cuál sea Ia ev-olución del orden internacional. No obstante I*:-.:¿--e:-: : E-I:f a:--¿:: io
ello, en la Argentina existe una tendencia marcada a vincular ;,,&:.:-as aPi:cai': a -a;c-lt:
Ia díscusión Iobre Ia política exterior argentina a la reflexión ¡rr-§s ,jet l[e:cer ][-.lrár t!
sobre el nuevo orden internacional. Esta es una reiteración !d.--a
É ._-r _,-^, Z _a a::
_r tL!lqqte

áLl cometido durante décadas enteras (mencionado en :;i!-irte negaril-o c.8 cÚSt.i§ J
"ttot
ei Capitulo 2 de este libro), cuando la reflexión sobre la *'i,a iep en,cien cla P erre:--ia "

política exterior de éste y otros- países latinoamericanos :: e -n¡eiecruan. Fcr c:Ér"t'ú" ii


ofrecidos por : -¿. ccn ur Poco de r:--::
ii.aba en torno de los "máigenes de-maniobra"política de la
él .irt"-, internacional pára Ia dimensión(al ::rto plazo en 1a Argerill:l'9
menos en el
folÍtica exterior. Esta tendencia reflejaba independencia -:spira a este librc
.u.o una obsesión por aparentar
ii""t"^rg"rrtino)
i los Estados Unidos y ona falta de comprensiónpolÍ- del
heclro de que I,s márget d" maniobra para adoptar
"t
ticas cuyoi costos son superiores a su,. beneficios son siempre
-"y s.á"aes, y que lo que realmente importa enel caso de
,r¡ iá'i. periférico es q.re el baiance de co-stos y beneficios
maierlalls sea positivo: ¿src e-. ic Cei¡n,ición mism.a del
iiiter¿s nacionai" en políticc pttp-.1úr La discusión sobre la
política exterior argentina de:e. p;es. girar en torno de la
.) {

L--
"üüE![tina rnisms, sus intereses vitales y los obstáculos
ünhales que en el pasadc nos han preeipitado a un abismo
üodestructi"o er, el que, crónicamente, los costos de
il,m§ltr"lrs confrontaciones (casi siempre políticas) eran su-
p¡ores a sus beneficios. Si en el mundo de la posguerra frÍa
ir. g"t aos Unidos logran ser el "hegemón", o §i apenas
Iry¡n ser la potencia dominante en el hemisferio occiden-
t"-ll, Gs a los efectos de la cuestión que nos preocupa mero
ilñl¡üantismo intelectual.
Es por ello que en este libro no se menciona siquiera la
problem.íüca del nuevo orden internacional y de la posguerra
fr¡r- Esos son asunt os extranjeros y esa discusión es im-
pmtante en el contexto de la reflexión sobre la política
iderior de los países centrales y de algunos países periféricos
rrüevantes para los intereses vitales de las potencias cen-
tmles, peri no es importante desd,e el punto d-e uista de la
dedfi¡ición de los pardmetros centrales de la política exterior
de ¿ste país periférico y poco releuante pora los intereses
o,üafes áe las grandes potencias, un país que además (y quizá
Lrmentablemente) estará en la órbita de influencia de los
Estados Unidos por mucho tiempo, independientemente de
que en las antípodas del planeta logre o no imponerse una
pz
-con americana. Como se
verá claramente en el CapÍtulo 2
referencia a otro tema, la importación acrítica de un
pensamiento extranjeio desarrollado desde otras circuns-
iancias, aplicado a la polÍtica exterior argent'ina (y de otros
paÍses del Tercer Mundo) sólo consigue distorsionar nuestra
óptica y conduce a la adopción de polÍticas er-radas, de
balance negativo de costos y beneficios. Es hora ya de superar
esa dependlncia perversa, fruto del subdesarrollo académi-
co e in[electual. Por cierto, ésa es quizá la única dependencia
que, con un poco de voluntarismo, puede superarse en el
corto plazo e., la Argentina, y ése es el objetivo central que
i-nspira a este libro.

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