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LA METODOLOGÍA CUALITATIVA COMO HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE

PARA ESTUDIANTES, DOCENTES Y LA COMUNIDAD.


UNA POSICIÓN ÉTICO POLÍTICA EN TIEMPOS NEOLIBERALES.

¿Cómo encarar la docencia en Comunicación en tiempos neoliberales dentro de la


carrera de Trabajo Social? ¿Cuáles son las respuestas que tenemos que construir docentes,
estudiantes y comunidad ante la realidad para transformarla? ¿La metodología cualitativa
puede ayudar al respecto?

INTRODUCCIÓN.
Trabajo de Diseñador Gráfico hace más de treinta años. Como docente y extensionista en
la Universidad Nacional de Mar del Plata, veinticinco. Me especialicé en comunicación. Estoy a
cargo del Seminario Medios y Técnicas de Comunicación en la Licenciatura en Trabajo Social.
En las carreras proyectivas (como la de Diseñador), la investigación tiene poca importancia.
Puesto que son carreras hijas del capitalismo (se crearon para vender tanto ideas –propaganda-
como bienes y servicios –publicidad-), la poca investigación que se ve es de tipo cuantitativo
(orientado hacia la estadística de consumo) y de orientación conductista (¿qué estímulo debo
colocar y dónde para lograr en el “consumidor” emita una respuesta positiva hacia mi
propuesta?). Las estrategias de investigación cualitativa usadas, como los focus groups, se
utilizan de tal modo que están orientadas a justificar líneas de acción en las idas y vueltas de los
brief y de los contrabrief.
El cambio nada ingenuo de denominación, de “individuo” a “consumidor”, habla a los
gritos sobre un posicionamiento ético político ante el trabajo de diseño de comunicación,
orientado hacia los que “pueden” (y por lo tanto “pertenecen” al selecto grupo de los que están
dentro del sistema, disfrutando de sus mieles), cambiando el eje ontológico de “ser para ser”
hacia “tener para ser”. La depreciación de la persona como tal parece una virtud que es
alimentada por un sistema político neoliberal al que le conviene que seamos entes sin sustancia
porque de esa manera nos dominan mejor, más fácilmente y en menos tiempo. Nos quieren
infantiles, sin capacidad para problematizar y repetidores de slogans funcionales al poder. La
metodología cuantitativa nos hizo creer (a través de científicos que se ganaron su “fama” en los
medios de comunicación masivos) que hoy todo puede explicarse estudiando procesos
cerebrales, olvidando condiciones sociales, históricas, materiales y simbólicas dentro de la
construcción del sujeto.
No existen los ajustes, las teorías económicas ni la exclusión social como resultado de esas
políticas. Como ejemplo, cito la afirmación temeraria del Dr. Facundo Manes: “En la actualidad
hay argentinos que no tienen los recursos mentales para vivir en un mundo desarrollado” (1). Esto
quiere decir que la gente es pobre porque no tienen los recursos cerebrales para salir de ella. La
desigualdad sería, en este caso, un esquema mental. Sólo habría que decidir quiénes tienen los
recursos mentales y quiénes no, elaborar una estadística (una de las formas de la mentira) y
listo. Terrible. El discurso oficial estigmatiza y no colabora en solucionar las problemáticas
sociales que día a día empeoran. Se vale de ciertos instrumentos de la ciencia para dominar.
Pero hay una alternativa también científica: la metodología cuantitativa.

PRESENTE.
Aun hoy, en diseño y comunicación se trabaja (solapadamente) con criterios estético-
publicitarios. Parece que el trabajo está por debajo de la inspiración mágica. Las musas siguen
siendo importantes, lo que le resta importancia a la investigación y al trabajo programado
estratégicamente. Los diseñadores somos como artistas educados en alguna técnica flexible que
nos permita encontrar la “idea” que nos allane el camino para comunicar algo.
Los diseñadores nos valemos de las investigaciones de ciertas disciplinas como la
psicología, la sociología, la antropología, la historia, etc. Cuando hacemos nuestras propias
investigaciones, éstas tratan de “resolver preguntas de comunicación” y es raro que dejen algún
tipo de teoría válida para otros investigadores.
Sí tenemos metodología. Una metodología de trabajo elástica como el mismo trabajo de
diseñar. En algún momento estuvimos tentados de usar el método positivista (convengamos que
muchas veces parece LA solución), pero si queremos diseñar y comunicar y hacer docencia con
esto, tenemos que animarnos a ir más allá e interesarnos por metodologías y formas de
investigar creativas e implicadas que desafíen al modelo consumista y neoliberal, pero
teniéndolo en cuenta.
Tras lo dicho, tomando conciencia que trabajo como docente en una carrera de corte
social, ¿cómo debemos encarar el trabajo los que pensamos que el diseño y la comunicación
son herramientas de transformación social? ¿Qué posicionamiento tenemos que tomar los
que ejercemos la docencia en carreras como Trabajo Social? ¿Cómo hacemos para articular la
investigación y la docencia con el momento socio histórico que nos toca vivir? ¿Se puede
utilizar el método de investigación cuantitativo para la circulación de saberes?
El Trabajador Social en su práctica profesional, “navega” entre las problemáticas de ciertas
comunidades o personas y otras comunidades o personas que están en posición de
solucionarlas o, por lo menos, de arbitrar los medios para visualizar una solución.
En la práctica docente es muy común escuchar a los estudiantes comentar lo lejanos que
están algunos textos de la realidad. Como si los textos se “vencieran” y no llegaran a cubrir los
requerimientos de una realidad que es mucho más dinámica y cambiante que la teoría. En estas
profesiones, la lectura es muy importante, tanto de los clásicos como de los textos más actuales.
Pero no siempre se puede extrapolar la teoría con la realidad en los tiempos que requiere la
solución a los problemas sociales.
Es cierto es mucho más cómodo impartir “clases magistrales” porque los textos repetidos
hasta el cansancio nos da a los docentes un parapeto teórico donde sentirnos cómodos y
refugiados. Pero este sistema ya no es bueno para casi nadie.
Aquí entra en escena la investigación para la mejor comprensión e implicación de los
fenómenos sociales que nos permita entender la perspectiva del Otro conociendo desde
adentro los fenómenos estudiados. Si utilizamos metodologías cuantitativas, podemos caer en el
error del amigo Manes. De un lado estarían los que les da el cerebro y del otro lado los que no.
Esto implica reducir, despersonalizar y burocratizar la vida social. Significa no entender al
fenómeno en todas sus aristas y “ver” a los mismos a través de una lente ideológica que
deforma.
Por supuesto que estoy enterado de que en las metodologías cualitativas también está
presente la ideología. Pero la diferencia es que el trámite abierto que permite y abona esta
metodología supone una apertura hacia el Otro, teniendo en cuenta su opinión.
“No existen los hechos, sólo las interpretaciones” dijo Nietzsche. Y tenía razón. La realidad
social es un gran complejo de interpretaciones cruzadas y contrapuestas, aliadas y amigas, llenas
de intereses, propósitos y efectos.
Entonces, usando metodologías cuantitativas podemos lograr un entendimiento mejor de
la realidad (y, por lo tanto una potencial mejor solución a las problemáticas sociales) porque
tiene en cuenta los motivos y creencias que operan detrás de las acciones de las personas. Toma
en cuenta las palabras de las personas. Su preocupación epistemológica pasa por conocer cómo
se construye una realidad social y cultural teniendo en cuenta el punto de vista de las diferentes
comunidades que tiene que situarse dentro de lo grupal y no desde lo individual, característica
abonada por el neoliberalismo, donde la “meritocracia” es un signo de un darwinismo social
donde el más apto llegará a algún lugar de placer y el menos apto se conformará con ser quien
no pueda acceder a la subjetividad “completa”.
Entonces, tanto la subjetividad como la intersubjetividad van conformando la cotidianidad
donde la cultura se desarrolla. Por el contrario, si nos quedamos con la metodología cuantitativa
para estudiar los procesos sociales, nos reducimos a la búsqueda de la objetividad y sus leyes
universales, independientes de las personas que le dan sentido. En la interacción con el Otro,
casi no hay hipótesis que puedan ser puestas a prueba. Si no corremos el riesgo de creer que la
realidad es como nosotros la creemos y que nuestras expectativas pueden ser la realidad social.
La postura distante del investigador con los sujetos no colabora al entendimiento de las
problemáticas ni ayuda en la búsqueda de una solución. El Trabajador Social es útil en tanto y en
cuanto trabaje con la comunidad y no para ella o por ella. El Trabajador Social utiliza el método
cualitativo para poder modificar la realidad, hay interacción entre el profesional (o el estudiante)
y las comunidades en las que trabaja. El diseño de investigación es emergente, se va
conformando según se desarrollen los acontecimientos con sus diferentes interpretaciones. La
observación participante ocupa un lugar central en el trabajo de campo. Se pregunta y
repregunta, hasta lograr entender el juego de interpretaciones que serán producto de un
proceso histórico y social siempre en camino, nunca acabado.
Captar el sentido de los discursos es importante para lograr ciertas generalizaciones que
nos permitan entender las conductas de las comunidades. Los conceptos aparecen luego de los
datos y no al revés. Es un método humanista dentro del marco de referencia de las personas.

EN LA CÁTEDRA.
En Comunicación, el aspecto fenomenológico es importante porque ve a la conducta
humana como un producto de la interpretación del mundo. La concepción del mundo define
formas de comunicarlo. Las historias de vida, las entrevistas abiertas, la observación
participante, el trabajo en el campo, los estudios de casos, etc., nos permiten introducirnos en
un discurso que muestra y reflexiona sobre un aspecto del mundo. Este discurso luego será
comprendido y usado por el estudiante para elaborar campañas de comunicación social que,
montadas sobre ese discurso, sean fácilmente comprendidas y adoptadas porque se
construyeron con la comunidad. Así es que la campaña se constituye en una herramienta de
representatividad y transformación de la realidad a través de diferentes signos compartidos por
la comunidad encontrados a partir de la investigación cualitativa.
En la construcción de una campaña de comunicación social, los estudiantes tienen la
oportunidad de articular un modo de conocer a través de la práctica con el Otro. Es un
posicionamiento ideológico, político, teórico, metodológico, técnico e instrumental para la
transformación de la realidad, lograr la autonomía de las comunidades, sistematizar la práctica,
construir conocimientos en grupo y compartir saberes. No hay enseñanza sin investigación ni
investigación sin enseñanza. El docente-investigador trabaja junto a los estudiantes y la
comunidad en encaminar la curiosidad ingenua propia del sentido común (saber totalmente
respetable y respetado) hacia una conciencia crítica. Cada parte aporta su cuota de saber.
Es en la interacción entre docente-estudiante-comunidad propia de la metodología
cualitativa donde se da el aprendizaje para la autonomía (esta palabra me gusta más que
empoderamiento). El abordaje holista y flexible colabora al momento de ver la realidad en su
complejidad respetando las categorías propias de todos los participantes. Es en el trabajo de
campo donde está la “verdad”. Desentrañar la enorme trama de significados es el trabajo para
primero entender y luego transformar.
De esta manera, encuentro que esta forma de trabajo en la docencia, utilizando la
metodología cualitativa, nos posiciona ética y políticamente dentro del grupo que cree y
sostiene que el hombre es el grupo en el que vive, que sus conductas son sociales, que no niega
el sustrato biológico pero que no lo ve como suficiente para explicar la variedad de formas de
encarar la vida que existe.
El poder neoliberal exige individualidades. Debemos pararnos crítica y duramente frente a
estas propuestas que más bien son imposiciones para dominarnos.

Franklin Ariel Sales / febrero de 2017.

(1)
Extraído de )http://www.nuestrasvoces.com.ar/a-vos-te-creo/amor-vs-los-manes-la-ciencia/

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