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Revolución del 5 de octubre de 1910

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Ilustración referente a la proclamación de la República Portuguesa el 5 de octubre de 1910.


La Revolución del 5 de octubre de 1910 supuso la proclamación de la Primera República
Portuguesa y puso fin a la monarquía en Portugal.
La subyugación del país a los intereses coloniales británicos,1 los gastos de la familia real,2
el poder de la Iglesia, la inestabilidad política y social, el sistema de alternancia de los
dos partidos en el poder (progresistas y reaccionarios), la dictadura de João Franco3 y la
aparente incapacidad de acompañar la evolución de los tiempos y adaptarse a la
modernidad contribuyeron a un inexorable proceso de erosión de la monarquía4
portuguesa del cual los defensores de la república, especialmente el Partido Republicano,
supieron sacar el máximo provecho.5 El Partido Republicano se presentaba como el único
con un programa capaz de devolver al país el prestigio perdido y colocar a Portugal en la
senda del progreso.6
Tras la oposición del ejército a combatir a los cerca de dos mil soldados y marineros
rebeldes entre los días 3 y 4 de octubre de 1910, la república se proclamó a las 9:00 del
día siguiente en el balcón del ayuntamiento de Lisboa.7 Tras la revolución, un gobierno
provisional liderado por Teófilo Braga dirigió el país hasta el nacimiento de la Primera
República con la aprobación de la Constitución de 1911.8 La llegada de la república
implicó, entre otras cosas, la sustitución de los símbolos nacionales: el himno nacional y
la bandera.910

Índice
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 1Antecedentes
o 1.1El ultimátum británico y la revuelta del 31 de enero de 1891
o 1.2El Partido Republicano Portugués
o 1.3El regicidio de 1908
o 1.4La agonía de la monarquía
 2La revuelta
o 2.1Los primeros movimientos de los revolucionarios
o 2.2Las fuerzas del gobierno
o 2.3Los combates
o 2.4La salida del rey de Lisboa
o 2.5El triunfo de la revolución
o 2.6El embarque de la familia real hacia el exilio
 3Los primeros pasos de la República
o 3.1Actuación del gobierno provisional
o 3.2Alteración de los símbolos nacionales
 3.2.1La bandera
 3.2.2El himno nacional
 3.2.3El busto
o 3.3Separación entre Iglesia y Estado
o 3.4Reconocimiento internacional
 4Referencias
 5Bibliografía
 6Enlaces externos

Antecedentes[editar]
El ultimátum británico y la revuelta del 31 de enero de 1891 [editar]
Artículo principal: Ultimátum británico de 1890

El mapa rosado, que originó el ultimátum británico de 1890.


El 11 de enero de 1890, el gobierno británico de Lord Salisbury envió al gobierno
portugués un ultimátum,11 en forma de memorando, exigiendo la retirada de las fuerzas
militares portuguesas comandadas por Alexandre de Serpa Pinto del territorio
comprendido entre las colonias de Angola y Mozambique (en las
actuales Zimbabue y Zambia), zonas revindicadas por Portugal mediante el mapa
rosado.12
La rápida retirada portuguesa ante las exigencias británicas fue vista como una humillación
nacional por diversos grupos y por las élites.13 Se inició así un profundo movimiento de
descontento hacia la figura del nuevo rey Carlos I, a la familia real en general y a la
institución monárquica, ya que eran vistos como los responsables del proceso de
«decadencia nacional». La situación se agravó con la profunda crisis financiera ocurrida
entre 1890 y 1891, cuando las remesas de los emigrantes en Brasil cayeron un 80 %14
debido a la proclamación de la república en Brasil dos meses antes,15 hecho que era
observado con cautela por el gobierno monárquico16 y con júbilo por los defensores de la
república en Portugal.1718 Los republicanos supieron capitalizar ese descontento
aumentando su base social de apoyo que acabaría culminando en el derrumbe del
régimen.19
Placa conmemorativa en la calle Trinta e Um de Janeiro, en Oporto
El 14 de enero, el gobierno progresista cayó y el líder regenerador António de Serpa
Pimentel fue designado para formar un nuevo gobierno.20 Los progresistas empezaron
entonces a atacar al rey Carlos I votando a candidatos republicanos en las elecciones de
marzo de ese año para protestar por el acuerdo colonial firmado con los británicos.14 El 23
de marzo de 1890, el entonces estudiante de la Universidad de Coímbra, António José de
Almeida (que posteriormente se convertiría en presidente de la República) publicó un
artículo con el título Bragança, o último (Braganza, el último),2122 que sería calificado de
calumnioso y le costaría la cárcel.
El 1 de abril de 1890, el viejo explorador Silva Porto se suicidó envuelto en una bandera
portuguesa en Kuito (Angola), tras haber fracasado en las negociaciones con los indígenas
bajo las órdenes de Paiva Couceiro, que lo atribuyó al ultimátum. El suicidio del que era
uno de los rostros de la exploración del interior de África generó una profunda conmoción
nacional23 y su funeral en Oporto fue multitudinario.2425 El 11 de abril se puso a la venta el
libro Finis Patriae de Guerra Junqueiro que ridiculizaba la figura del rey.26
En Oporto, el 31 de enero de 1891, se produjo un levantamiento militar contra la
monarquía compuesto principalmente por sargentos y militares sin plaza.27 Los rebeldes,
que tenían como himno una canción de cariz patriótico compuesta como protesta por el
ultimátum británico llamada A Portuguesa,28 tomaron el ayuntamiento, desde cuyo balcón
el periodista y político republicano Augusto Manuel Alves da Veiga proclamó la
implantación de la república en Portugal y alzó una bandera roja y verde, que pertenecía al
Centro Democrático Federal.29 El movimiento fue sofocado poco después por la guardia
municipal que se mantuvo fiel al gobierno. El resultado fue de 12 muertos y 40 heridos. Los
rebeldes capturados fueron juzgados y 250 de ellos fueron condenados a penas de entre
18 meses y 15 años de destierro en África.30 A Portuguesa fue prohibida.
A pesar del fracaso, la revuelta del 31 de enero de 1891 fue la primera gran amenaza que
sintió el régimen monárquico y fue un aviso de lo que sucedería décadas más tarde.31
El Partido Republicano Portugués[editar]

El pensamiento y la ciencia son republicanos, porque el


genio creador vive de libertad y sólo la República puede
ser verdaderamente libre [...]. El trabajo y la industria son
republicanos, porque la actividad creadora quiere
seguridad y estabilidad y sólo la República [...] es estable
y segura [...]. La República es, en el Estado, libertad [...];
en la industria, producción; en el trabajo, seguridad; en la
nación, fuerza e independencia. Para todos, riqueza; para
todos, igualdad; para todos, luz.

—Antero de Quental en República,


11 de mayo de 1870.32

El movimiento revolucionario del 5 de octubre de 1910 se produjo en la línea de acción


doctrinaria y política que el Partido Republicano Portugués (PRP) fue desarrollando desde
su creación en 1876 con el objetivo de derrumbar el régimen monárquico.33
Al hacer depender la resurrección nacional del final de la monarquía, el PRP consiguió
desmarcarse del Partido Socialista Portugués, que defendía la colaboración con el régimen
a cambio de una serie de mejoras para la clase obrera, y atrajo hacia sí la simpatía de los
descontentos.33
Por eso los problemas dentro del partido acabaron por ser más cuestiones de estrategia
política que de ideología. El rumbo ideológico del republicanismo portugués ya había sido
trazado mucho antes por las obras de José Félix Henriques Nogueira y se alteró poco con
el paso de los años, exceptuando la adaptación a la realidad del país. A eso contribuyeron
las obras de Teófilo Braga, que intentó concretar las ideas descentralizadoras y
federalistas abandonando el carácter social en favor de aspectos democráticos. Este
cambio tenía como objetivo cautivar a la pequeña y mediana burguesía, que se convirtió
en una de las principales bases de la militancia republicana. En las elecciones del 13 de
octubre de 1878, el PRP consiguió un diputado: José Joaquim Rodrigues de Freitas, por
Oporto.34
Se pretendía también que la caída de la monarquía tuviera una dimensión mesiánica,
unificadora, nacional y por encima de los intereses particulares de las diversas clases
sociales.35 Esta panacea universal que debía curar, de una vez por todas, los males de la
Nación y devolvería al país a la senda de la gloria fue acentuando cada vez más dos
vertientes fundamentales: el nacionalismo y el colonialismo. Esta combinación supuso el
definitivo abandono del iberismo, patente en las primeras tesis republicanas de José Félix
Henriques Nogueira,36 y se identificó a los monárquicos y a la monarquía con el
antipatriotismo y la rendición a los intereses extranjeros. Otro fuerte componente de la
ideología republicana fue el marcado anticlericalismo,37 debido a las teorías de Teófilo
Braga, que identificó la religión como un obstáculo al progreso y como la responsable del
atraso científico de Portugal, en oposición a los republicanos, que eran una vanguardia
identificada con la ciencia, el progreso y el bienestar.38

Azedo Gneco dando un discurso en una reunión republicana en Lisboa.


Las cuestiones ideológicas no eran fundamentales en la estrategia de los republicanos: la
mayoría de sus simpatizantes ni siquiera conocía los textos de los principales manifiestos
pero bastaba con estar en contra de la monarquía, de la Iglesia y de la corrupción política
de los partidos tradicionales. Esta falta de preocupación ideológica no significaba que el
partido no se preocupase de la divulgación de sus principios. La acción de divulgación más
eficaz fue la propaganda hecha a través de sus reuniones y manifestaciones populares,
así como de periódicos como A Voz Pública, en Oporto, y O Mundo (a partir de 1900) y A
Luta (a partir de 1906), en Lisboa.1
La propaganda republicana supo sacar partido de algunos factores históricos de
repercusión popular. La conmemoración del tercer centenario de la muerte
de Camões en 1880 y el ultimátum británico de 1890, por ejemplo, fueron ampliamente
aprovechados y los republicanos se presentaron como los verdaderos representantes de
los más puros pensamientos nacionales y las aspiraciones populares.33
El tercer centenario de la muerte de Camões se conmemoró con grandes actos: un cortejo
cívico que recorrió las calles de Lisboa en medio del entusiasmo popular así como el
traslado de los restos mortales de Camões y de Vasco da Gama al Monasteiro de los
Jerónimos.39 Las luces y el aire de fiesta nacional que caracterizó a la conmemoración
complementaron el cuadro de exaltación patriótica. La idea de la conmemoración
"camoniana" salió de la Sociedad de Geografía de Lisboa pero la ejecución le fue confiada
a una comisión constituida por, entre otros, Teófilo Braga, Ramalho Ortigão, Batalha
Reis, Magalhães Lima e Pinheiro Chagas, figuras claves del Partido Republicano.40
Además de Rodrigues de Freitas, también Manuel de Arriaga, José Elias García, Zófimo
Consiglieri Pedroso, José Maria Latino Coelho, Bernardino Pereira Pinheiro, Eduardo de
Abreu, Francisco Teixeira de Queirós, José Jacinto Nunes y Francisco Gomes da
Silva fueron elegidos diputados representando al PRP en diversas sesiones legislativas
entre 1884 y 1894. Desde esta última fecha hasta 1900 no hubo representación
parlamentaria republicana. En esta fase, el partido se concentró en su organización
interna.1
Tras un periodo de gran represión contra el PRP, el movimiento republicano vuelve a la
carga y en las legislativas de 1900 obtiene 4 diputados: Afonso Costa, Alexandre
Braga, António José de Almeida y João de Meneses.1
El regicidio de 1908[editar]
Artículo principal: Regicidio de Lisboa

Reconstrucción anónima del regicidio publicada en el periódico Folha Volante


El 1 de febrero de 1908, cuando el rey Carlos I y el heredero Luis Felipe regresaban a
Lisboa después de haber pasado una temporada de caza en Vila Viçosa, Alentejo, fueron
asesinados en plena Praça do Comércio.41
El atentado se debió al progresivo desgaste del sistema político portugués, vigente desde
la Regeneração,42 en gran parte culpa de la erosión política originada por la alternancia de
dos partidos en el poder: el Progresista y el Regenerador. El rey, como árbitro del sistema
político, papel que poseía en virtud de la constitución de 1838, había nombrado a João
Francopresidente del Consejo de Ministros.43 João Franco, que había dejado el Partido
Regenerador, consiguió convencer al rey para que cerrara el parlamento e implantar así
una serie de medidas con idea de moralizar la vida política.4442 Con esta decisión irritó
sobremanera a toda la oposición y no sólo a la republicana sino también a la monárquica,
liderada por políticos rivales de Franco que lo acusaban de crear una dictadura.44 Los
acontecimientos acabaron precipitando una serie de cuestiones sobre los anticipos de
dinero a la Casa Real y la firma del decreto del 30 de enero de 1908 que preveía el
destierro a las colonias, sin juicio, a los implicados en una intentona republicana fracasada
ocurrida dos días antes, el Golpe del Ascensor de la Biblioteca.45

Vi a un hombre de barba negra [...] abrirse la capa y sacar


una carabina [...]. Cuando [lo] vi [...] apuntar al carruaje
me di cuenta, infelizmente, de lo que pasaba. ¡Dios mío,
qué horror lo que pasó! Inmediatamente después de que
Buíça disparara [...] comenzó un tiroteo que sonaba como
una lucha de fieras. El Terreiro do Paço estaba desierto: no
había ni un alma. Esto es lo que más me cuesta perdonar a
João Franco...

— Manuel II.46

La familia real se encontraba entonces en el Palacio Ducal de Vila Viçosa,45 pero los
acontecimientos llevaron al rey Carlos a adelantar el regreso a Lisboa. Tomó el tren en la
estación de Vila Viçosa en la mañana del día 1 de febrero. La comitiva real llegó
a Barreiro ya por la tarde. Para atravesar el río Tajo tomó el barco de vapor D. Luís y
desembarcó en Praça do Comércio sobre las 17:00.47 A pesar del clima de gran tensión, el
rey optó por ir en carruaje abierto con una reducida escolta para demostrar normalidad.45
Mientras saludaban a la multitud presente en la plaza, el carruaje fue alcanzado por varios
disparos. Un tiro de carabina atravesó el cuello del rey,47 matándolo en el acto.45 Los
disparos continuaron y el príncipe logró acertar a uno de los atacantes pero fue enseguida
alcanzado en la cara por otro disparo.45 La reina, de pie, se defendió con un ramo de flores
que le habían regalado fustigando a uno de los atacantes que había subido al estribo del
carruaje al grito de: «¡Infames! ¡Infames!».14 El infante Manuel también fue alcanzado en
un brazo.14 Dos de los regicidas, Manuel Buíça, profesor de primaria, y Alfredo Costa,
empleado del comercio e editor, murieron en el lugar. El resto huyó. El carruaje entró en el
arsenal de la Marina donde se constató la muerte del rey y la del heredero al trono.14
Tras el atentado, el gobierno de João Franco fue cesado y se lanzó una rigurosa
investigación que, dos años después, desveló que el atentado fue cometido por miembros
de la Carbonaria.48 El proceso de investigación estaba ya concluido en las vísperas del 5
de octubre de 1910. Mientras, se habían descubierto más sospechosos de estar
implicados directamente que se encontraban escondidos en Brasil y Francia y dos, al
menos, habían sido matados por la propia Carbonaria.49
Europa quedó conmocionada con este atentado, ya que Carlos I era muy apreciado por los
otros jefes de estado europeos.50 El regicidio de Lisboa acabó por abreviar el final de la
monarquía al colocar en el trono al joven Manuel II y al lanzar a los partidos monárquicos
unos contra otros.41
La agonía de la monarquía[editar]

Sus demostraciones de fuerza [de los republicanos] en las


calles de Lisboa, donde el 2 de agosto de 1909 reunieron a
cincuenta mil personas con una disciplina impresionante,
son los ecos de los tumultos organizados en la Asamblea
por algunos diputados republicanos. Fue en esa noche del
2 de agosto cuando comprendí que la corona estaba en
peligro: cuando el rey, con razón o sin ella, es contestado
y rechazado por una parte de la opinión pública, deja de
cumplir con su papel unificador.

—Amelia de Orleans.51

Debido a su juventud (18 años) y a la forma trágica y sangrienta en que subió al trono,
Manuel II atrajo al principio una simpatía generalizada.52 El joven rey empezó nombrando
un gobierno de consenso presidido por el almirante Francisco Joaquim Ferreira do Amaral.
Este gobierno denominado de "aclamación", a pesar de lograr calmar momentáneamente
los ánimos, tuvo una duración breve.53 La situación política rápidamente volvió a
degradarse y se sucedieron siete gobiernos en dos años. Los partidos monárquicos
volvieron a las andadas con sus problemas y divisiones mientras que el Partido
Republicano seguía ganando terreno. En las elecciones del 5 de abril de 1908, las últimas
legislativas de la monarquía, se eligió a un total de siete diputados republicanos, entre
ellos Estêvão de Vasconcelos, Feio Terenas y Manuel de Brito Camacho. En las
elecciones del 28 de agosto de 1910 el partido arrasó al obtener 14 diputados, diez de
ellos por Lisboa.54
Mientras tanto, a pesar de los evidentes éxitos electorales logrados por el movimiento
republicano, el sector más revolucionario del partido se mostraba favorable a la lucha
armada como mejor medio para tomar el poder a corto plazo. Fue esta sección la que salió
victoriosa en el congreso del partido realizado en Setúbal entre el 23 y el 25 de abril
de 1909.55 La cúpula, compuesta por moderados como Teófilo Braga, Basílio
Teles, Eusébio Leão, José Cupertino Ribeiro y José Relvas, recibió del congreso la orden
de hacer la revolución. Las funciones logísticas de preparación de la intentona se confiaron
a los elementos más radicales. El comité civil estaba formado por Afonso Costa, João
Chagas y António José de Almeida, mientras que el almirante Cândido dos Reis lideraba el
comité militar.56 António José de Almeida fue el encargado de la organización de las
sociedades secretas como la Carbonaria — en cuya cabeza se integraba el comisario
naval António Machado Santos57 —, la Francmasonería58 y la "Junta Liberal", dirigida
por Miguel Bombarda. Este eminente médico fue el artífice de la importante acción de
propaganda republicana por el medio burgués y que trajo muchos simpatizantes a la causa
republicana.59
El periodo entre el congreso de 1909 y la eclosión de la revolución estuvo marcado por
una gran inestabilidad y agitación política y social,60 con varias amenazas de sublevación
que pusieron a la revolución en riesgo debido a la impaciencia del personal de marina,
comandado por Machado Santos, que estaba dispuesta a asumir todos los riesgos.61

La revuelta[editar]
El 3 de octubre de 1910 estalló la revuelta republicana, algo que ya se avecinaba debido al
contexto de inestabilidad política.62 Aunque muchos no fueron partícipes de la revolución
(incluso parecía que la revuelta había fracasado) esta tuvo éxito finalmente por la
incapacidad de respuesta del gobierno, que no consiguió reunir tropas que aplacasen a los
doscientos revolucionarios que resistían armas en mano en la plaza Marquês de Pombal.63
Los primeros movimientos de los revolucionarios[editar]
El primer ministro Teixeira de Sousa
Durante el verano de 1910, Lisboa hervía en aires de revolución y varias veces el primer
ministro Teixeira de Sousa fue avisado de golpes de Estado inminentes.64 De hecho, la
revolución era algo que el propio gobierno esperaba65 ya que el día 3 de octubre dio la
orden a todas las tropas para que se quedaran en Lisboa como prevención. Tras la cena
ofrecida en honor a Manuel II por el presidente de Brasil Hermes da Fonseca, que se
encontraba de visita de Estado en Portugal,66 el rey se retiró al Palacio de las
Necesidades, mientras que su tío y heredero a la corona, el infante Alfonso seguía en la
ciudadela de Cascaes.67
Tras el asesinato de Miguel Bombarda por los disparos de uno de sus pacientes,6568 los
jefes republicanos se reunieron la noche del día 3.69 Algunos oficiales estuvieron en contra,
dada la alerta de las fuerzas militares. No obstante, el almirante Cândido dos Reis insistió
para que se continuara y se le atribuye la frase: "La revolución no será retrasada: síganme
si quieren. Habiendo uno solo que cumpla su deber, ese uno seré yo."7071

Rebeldes concentrados en la plaza Marquês de Pombral


Machado Santos ya había pasado a la acción y ni siquiera fue a la reunión. Se dirigió al
cuartel del Regimiento de Infantería 16,72 donde un cabo revolucionario había provocado el
levantamiento de la mayor parte de la guarnición: un comandante y un capitán que
intentaron oponerse fueron muertos a tiros. Entró en el cuartel con unas decenas
de carbonarios, el comisario naval siguió después con cerca de 100 soldados que entraron
en el Regimiento de Artillería 1,73 donde el capitán Afonso Palla y algunos sargentos ya
había introducido a algunos civiles en el cuartel y habían tomado la secretaría y atado a los
oficiales que se negaron a adherirse. Con la llegada de Macho Santos se formaron dos
columnas que se pusieron al mando de los capitanes Sá Cordoso y Palla. La primera fue a
reunirse con los regimientos de Infantería 2 e Infantería Ligera 2, que también debían
haberse sublevado para seguir hasta Alcântara donde apoyarían a los rebeldes del cuartel
de marineros. En el recorrido se cruzó con un destacamento de la Guardia Municipal por lo
que se buscó otro camino. Tras algunas confrontaciones con la policía y civiles encontró la
columna comandada por Palla y avanzaron hasta la plaza Marquês de Pombal, donde se
atrincheraron sobre las 5 de la mañana. La fuerza allí estacionada estaba compuesta por
entre 200 y 300 soldados rasos del Regimiento de Artillería 1, entre 50 y 60 de Infantería
16 y cerca de 200 civiles. Los capitanes Sá Cardoso y Palla, así como el comisario naval
Machado Santos, estaban entre los nueve oficiales al mando.74
Mientras tanto, el teniente Ladislau Parreira y algunos oficiales y civiles se introdujeron en
el cuartel del cuerpo de marineros de Alcântara a la una de la madrugada y consiguieron
armarse, sublevar a la guarnición y hacer prisionero a los comandantes, uno de ellos
herido.75 Se pretendía con esto impedir la salida del escuadrón de caballería de la Guardia
Municipal, lo que se consiguió. Para ello era necesario el apoyo, tanto en armas como en
hombres, de los tres navíos de guerra anclados en el Tajo. El teniente Mendes
Cabeçadas ya había tomado el mando de la tripulación sublevada del "Adamastor"76
mientras que la tripulación rebelde del "São Rafael" esperaba un oficial que tomara el
mando.
Sobre las 7 de la mañana, Ladislau Perreira, que había sido informado de la situación,
echó al teniente segundo Tito de Morais para tomar el mando del "São Rafael" con
órdenes para que ambos navíos reforzaran la guarnición del cuartel. Tras algún tiroteo, en
los que resultaron heridos el comandante de un navío y un teniente, los oficiales se
rindieron y el "D. Carlos I" también quedó en manos de los republicanos.75

El crucero portugués Dom Carlos I pintado por Giovanni Battista Castagneto


Fue la última unidad que se unió a los rebeldes, que contaban, de esta manera, con parte
del regimiento de Artillería 16 y Artillería 1, el cuerpo de marineros y los tres navíos
citados. La marina se unió en masa como se esperaba, pero muchos cuarteles
considerados simpatizantes no. Los republicanos sumaban cerca de 400 hombres en la
plaza, cerca de 1000 y 1500 en Alcântara (contando la tripulación de los navíos) y se
habían conseguido apoderar de la artillería de la ciudad, así como de la mayoría de las
municiones, a lo que hay que sumar la artillería de los navíos. La plaza y Alcântara
estaban ocupadas pero la revolución aún no estaba decidida y los principales dirigentes
aún no habían aparecido.74
Aun así, al principio los acontecimientos no fueron favorables a los rebeldes. La señal de
tres tiros de cañón (que debía ser el aviso para que los civiles y militares avanzaran) no
hizo efecto. Solo se oyó un tiro y el almirante Cândido dos Reis, que esperaba la señal
para tomar el mando de los navíos, fue informado por oficiales de que todo había fallado y
se retiró a casa de su hermana. Al amanecer fue encontrado muerto en Arroios.
Desesperado, se había suicidado disparándose un tiro en la cabeza.75
Mientras tanto, en la plaza, la aparente calma de la ciudad desalentaba de tal manera a los
rebeldes que los oficiales pensaron en desistir. Sá Cardoso, Palla y los demás oficiales se
retiraron a sus casas pero Machaso Santos se quedó y asumió el mando.75 Esta decisión
sería vital para el éxito de la revolución.
Las fuerzas del gobierno[editar]
La guarnición militar de Lisboa estaba compuesta por cuatro regimientos de infantería, dos
de caballería y dos batallones de infantería ligera con un total teórico de 6982 efectivos;
aunque eran más en la práctica debido a los destacamentos militares en función de
vigilancia, sobre todo en las fábricas de Barreiro, debido a las huelgas y a la agitación
sindicalista que se venían produciendo desde septiembre.77
Ya desde el año anterior las fuerzas gubernamentales disponían de un plan de acción,
elaborado por orden del comandante militar de Lisboa, el general Manuel Rafael Gorjão
Henriques.78 Cuando al final de la tarde del día 3, el presidente del Consejo de Ministros
Teixeira de Sousa informó del posible estallido de una revolución, la orden de prevención
fue dada a las guarniciones de la ciudad y se llamó de Santarém a las unidades de
Artillería 3 e Infantería Ligera 6 y de Tomar a las de Infantería 15.73
En cuanto hubo noticia del inicio de la revuelta, el plan se puso en práctica: los regimiento
de Infantería 1 y 2, de Infantería Ligera 2 y de Caballería 2 así como
las baterías de Queluz salieron hacia el palacio de las Necesidades para proteger al rey,
mientras que Infantería 5 e Infantería Ligera 5 fueron hacia Rossio para proteger el cuartel
general.75
En cuanto a las fuerzas policiales, la guardia municipal fue distribuida por la ciudad,
siguiendo el plan, con la idea de proteger los puntos estratégicos como la estación de
Rossio, la fábrica de gas, la casa de la moneda, el edificio de correos, el cuartel do Carmo,
el depósito de municiones de Beirolas y la casa del presidente del Consejo de Ministros
mientras el gobierno estaba reunido. De la guardia fiscal (un total de 1397 efectivos) hay
pocas informaciones, solo que algunos soldados estuvieron con las tropas en Rossio. La
policía civil (un total de 1200 efectivos) se quedó en las comisarías. Esta inacción restó,
por lo tanto, cerca de 2600 efectivos a las fuerzas del gobierno.74
Los combates[editar]

Rebeldes carbonarios en la plaza Marquês de Pombal


El hecho de que algunas unidades del bando monárquico simpatizaran con los
republicanos (incluso estos esperaban que se hubiesen sublevado), unido al abandono por
parte de los rebeldes del plan de acción original y optar por el atrincheramiento en plaza
Marquês de Pombal y en Alcântara supuso que el día 4 la situación se mantuviera en
equilibrio, corriendo por la ciudad varias noticias sobre victorias y derrotas.74
Tan pronto como se tuvo noticia de la concentración de rebeldes en la plaza, el mando
militar de la ciudad organizó un destacamento para atacarlos. Esa columna estaba
formada por unidades retiradas del Palacio de las Necesidades: Infantería 2, Caballería 2 y
la batería móvil de Queluz bajo el mando del coronel Alfredo Alburquerque. En la batería
estaba el héroe de las guerras coloniales Henrique Mitchell de Paiva Couceiro. La columna
avanzó hasta cerca de la cárcel donde asumió posiciones de combate.75 Antes de que
estas hubieran concluido fueron atacados por rebeldes. El ataque fue repelido pero costó
algunos heridos, varios animales de carga muertos y la desbandada de cerca de la mitad
de la infantería. Paiva Couceiro respondió al fuego con cañones y la infantería que restaba
durante tres cuartos de hora. Además se ordenó un ataque que fue llevado a cabo por 30
soldados, aunque fue repelido con algunas bajas. Se continuó con el fuego y se ordenó un
nuevo ataque, pero apenas se consiguió que fueran 20 soldados. Paiva Couceiro pensó
que era el momento ideal para el asalto al cuartel de Artillería 1 y pidió refuerzos al mando
de la división, pero este le dio la desconcertante orden de retirada.79
En escala en Lisboa, el presidente electo brasileño Hermes da Fonsecafue testigo de la revolución a
bordo del acorazado São Paulo.
Mientras tanto se había formado una columna con el propósito de atacar simultáneamente
a los rebeldes en la plaza, pero no llegó a ocurrir porque fue dada la orden de retirada. La
columna llegó hasta Rossio al final de la tarde sin haber combatido. Tal inacción no se
debió a la incompetencia de su comandante, el general António Carvalhar ya que, como se
comprobó al día siguiente al ser nombrado jefe de división militar por el gobierno
republicano, su lealtad era otra.74
Los refuerzos de la provincia, que el gobierno esperó a lo largo de todo el día 4, nunca
llegaron. Solo las unidades mencionadas y llamadas por las medidas preventivas
recibieron la orden de marchar. Desde el inicio de la revolución, los carbonarios habían
desconectado los telégrafos para impedir la llegada de mensajes a las unidades de fuera
de Lisboa.75 Además, los rebeldes habían cortado las líneas ferroviarias80 por lo que,
aunque estaban obligadas a marchar, nunca llegarían a tiempo. De la península de
Setúbal, que era el punto más cercano a Lisboa, también era improbable la llegada de
refuerzos ya que los navíos rebeldes dominaban el Tajo.81
Al final del día la situación era difícil para las fuerzas monárquicas: los navíos sublevados
habían atracado junto a la praça do Comércio y el "São Rafael" disparó contra los edificios
de los ministerios8283 ante la mirada atónita del cuerpo diplomático brasileño a bordo
del acorazado "São Paulo" en el que viajaba el presidente electo Hermes da Fonseca.84
Este bombardeo minó la moral de las fuerzas que se encontraban en Rossio.
La salida del rey de Lisboa[editar]

Manuel II de Portugal
Tras el banquete con Hermes da Fonseca, Manuel II regresó al palacio de las
Necesidades en compañía de algunos oficiales. Estaban jugando al bridge85 cuando los
rebeldes empezaron a bombardear el lugar.86 El rey intentó llamar por teléfono pero se
encontró con que la línea estaba cortada y sólo consiguió informar a la reina madre, que
se encontraba en el palacio da Pena, sobre la situación. Poco después llegaron unidades
fieles al rey que consiguieron repeler los ataques de los rebeldes, aunque las balas habían
llegado hasta las ventanas.
Sobre las 9 de la mañana, el rey recibió un telegrama del presidente del Consejo que le
aconsejaba que se refugiara en Mafrao en Sintra dado que los rebeldes amenazaban con
bombardear el palacio de las Necesidades. Manuel II se negó a irse diciendo a los
presentes: «Váyanse ustedes si quieren, yo me quedo. Dado que la constitución no me
marca otro papel que el de dejarme matar, lo cumpliré».87
Con la llegada de la batería móvil de Queluz, las piezas fueron dispuestas en los jardines
del palacio para poder bombardear el cuartel rebelde de los marineros, que se encontraba
a escasos 100 metros del palacio. Mientras, antes de poder comenzar, el comandante de
la batería recibió la orden de cancelar el bombardeo y unirse a las fuerzas que salían del
palacio, integradas en la columna que iba a atacar a los rebeldes en Artillería 1 y en la
plaza. Cerca del mediodía, los cruceros Adamastor y São Rafael, que desde hacía una
hora habían fondeado enfrente del cuartel de los marineros, comenzaron a bombardear el
palacio de las Necesidades, lo que desmoralizó a las fuerzas monárquicas allí presentes.
El rey se refugió en una pequeña casa en el parque del palacio, desde donde logró llamar
por teléfono a Teixeira de Sousa85 ya que los rebeldes habían cortado las líneas de
teléfono especiales del estado pero no las de la red general. El primer ministro ordenó que
se mandase al palacio de las Necesidades la batería de Queluz para impedir el
desembarco de los marineros, pero no cayó en la cuenta de que la acción principal
sucedía en la plaza y que todas las tropas allí eran necesarias. Teniendo en cuenta que
las tropas disponibles no eran suficientes para cercar a los rebeldes en la plaza, el ministro
hizo ver al rey la conveniencia de que se retirara a Sintra o a Mafra para poder liberar a las
tropas de la misión de protegerle, ya que eran necesarias en la plaza.85
A las dos de la tarde los vehículos con Manuel II y sus asesores salieron del palacio en
dirección a Mafra, donde la Escuela Práctica de Infantería disponía de fuerzas suficientes
para proteger al soberano. Justo a la entrada de Benfica el rey dispensó al escuadrón de la
guardia municipal que lo escoltaba para que fueran a luchar contra los rebeldes. La
comitiva llegó sin problemas a Mafra cerca de las 4 de la tarde, pero allí se encontraron
con un problema: debido a las vacaciones apenas había 100 soldados rasos en vez de los
800 que esperaba el comandante, el coronel Pinto da Rocha afirmó que no disponía de
medios para proteger al rey.88 Mientras tanto, llegó a Lisboa el consejero João de Azevedo
Coutinho, que aconsejó al rey que mandara llamar a las reinas Amelia y María Pía (madre
y abuela del rey) que estaban en los palacios da Pena y de Vila, en Sintra, y que se
preparara para salir a Oporto con el objetivo de organizar la resistencia.75
En Lisboa, la salida del rey no supuso grandes ventajas ya que las tropas liberadas, a
pesar de recibir repetidas órdenes del cuartel general de que marcharan hacia Rossio para
impedir la concentración de la artillería rebelde en Alcântara, la mayoría las
desobedecieron.74
El triunfo de la revolución[editar]

Marcha con la bandera de la Carbonaria en la plaza Marquês de Pombal el 5 de octubre de 1910


La noche del día 4 la moral se encontraba baja entre las tropas monárquicas estacionadas
en Rossio, debido al peligro constante de ser bombardeadas por las fuerzas navales, ya
que ni las baterías colocadas estratégicamente les daban seguridad. En el cuartel general
se discutía la mejor forma de bombardear la plaza. A las tres de la mañana, Pavia
Couceiro salió con la batería móvil escoltado por un escuadrón de la guardia municipal y
se instaló en el jardín de Castro Guimarães y en el jardín do Torel aguardando la
madrugada.74 Cuando las fuerzas de la plaza empezaron a disparar sobre Rossio,
revelando su posición, Paiva Couceiro abrió fuego provocando bajas y sembrando la
confusión entre los rebeldes. El bombardeo continuó con ventaja para los monárquicos
pero a las 8 de la mañana Paiva Couceiro recibió orden de cesar el fuego ya que iba a
haber una tregua de una hora.89
Mientras tanto, en Rossio, tras la salida de Paiva Couceiro con la batería, la moral de las
tropas monárquicas empeoró aún más debido a las continuas amenazas de bombardeo
por parte de las fuerzas navales90 Infantería 5 y algunos miembros e Infantería Ligera 5
garantizaron que no se opondrían al desembarco de los marineros. Como reacción a esta
confraternización con el enemigo, los comandantes de estas formaciones se dirigieron al
cuartel general donde recibieron la sorpresa de la noticia de la tregua.

Proclamada por importantes fuerzas del ejército, por toda


la armada y auxiliada por el concurso popular, la
República tiene hoy su primer día de Historia. El devenir
de los acontecimientos, hasta el momento en el que
escribimos, permite alimentar toda la esperanza de un
definido triunfo. [...] No se puede hacer idea del
entusiasmo que corre por la ciudad. El pueblo está
verdaderamente loco de satisfacción. Podría decirse que
toda la población de Lisboa está en la calle vitoreando a la
república.

— Diario O Mundo, 5 de octubre de 1910.91

El nuevo representante alemán, que había llegado la noche anterior, se instaló en el hotel
Avenida Palace, lugar de residencia de muchos otros extranjeros. La proximidad de los
edificios a los combates suponía un gran peligro y por ello el diplomático alemán decidió
intervenir. Se dirigió al cuartel general y pidió al general Gorjão Henriques un alto al fuego
que le permitiera evacuar a los ciudadanos extranjeros. Sin comunicárselo al gobierno y
quizá con la esperanza de ganar tiempo con la llegada de refuerzos, el general accede.92
El diplomático alemán, acompañado de un hombre con bandera blanca, se dirigió a la
plaza para sellar la tregua con los rebeldes. Pero estos, al ver la bandera blanca, creen
que las fuerzas opositoras se han rendido por lo que salen con entusiasmo de las
trincheras y se unen al pueblo que sale de las calles laterales y se unen en una gran
aglomeración que grita vivas a la república.79 En la plaza, Machado Santos en un principio
no acepta la tregua pero ante las protestas del diplomático accede. Enseguida y viendo el
gran apoyo popular a la revuelta en las calles, se dirige temerariamente al cuartel general
acompañado de multitudes populares (y muchos oficiales que habían abandonado su
posición en la plaza).
La situación en Rossio, con la salida popular a la calle era muy confusa pero favorable a
los republicanos dado el evidente apoyo popular. Machado Santos habla con el general
Gorjão Henriques y lo invita a mantenerse al mando de la división, pero este lo rechaza.
Machado Santos le entrega el mando al general António Carvalhal ya que sabía que era
republicano. Poco después, a las 9 de la mañana, José Relvas proclama la república93 en
el balcón del ayuntamiento de Lisboa, tras lo cual se formó un gobierno provisional
presidido por miembros del PRP con la idea de gobernar la nación hasta la aprobación de
una nueva constitución.
La revolución se saldó con algunas decenas de bajas. El número exacto se desconoce,
pero se sabe que hasta el día 6 de octubre entraron en la morgue 37 víctimas mortales por
la revolución. Varios heridos fueron a hospitales y puestos de socorro de la ciudad y
algunos más tarde fallecieron. Por ejemplo, de los 78 heridos que entraron en el hospital
de São José de Lisboa, 14 fallecieron los días siguientes.94
El embarque de la familia real hacia el exilio[editar]

Ericeira, desde donde la familia real portuguesa salió a bordo del yate real Amélia IV
En Mafra, en la mañana del día 5 de octubre, el rey buscaba un modo de llegar a Oporto,
acción muy difícil de llevar a cabo por tierra dada la casi inexistencia de escolta y los
innumerables núcleos de rebeldes del país. Alrededor del mediodía el alcalde de Mafra
recibió la comunicación del nuevo gobernador civil ordenando que enarbolase la bandera
republicana. Poco después el comandante de la Escuela Práctica de Infantería recibió
un telegrama de su nuevo comandante informándolo de la nueva situación política.67 La
situación de la familia real se volvió insostenible.
La solución aparece cuando llega la noticia de que el yate Amélia IV fondeaba cerca de
allí, en Ericeira.67 A las dos de la mañana, el yate había recogido de la ciudadela
de Cascaes al tío del rey y heredero al trono, y ya que el rey estaba en Mafra se había
acercado a Ericeira por ser el puerto más cercano.67 Manuel II, sabiendo que con la
proclamación de la república le esperaba la cárcel, decide embarcarse con la idea de
dirigirse a Oporto.67 La familia real y algunos acompañantes se dirigieron a Ericeira en
donde, gracias a dos barcos de pesca y ante la mirada de algunos curiosos, embarcaron
en el yate.95
Una vez a bordo, el rey escribió al primer ministro:
Querido Teixeira de Sousa, forzado por las circunstancias me veo obligado a embarcar en el yate
real "Amélia". Soy portugués y lo seré siempre. Tengo la convicción de haber cumplido siempre mi
deber de rey en todas las circunstancias y de haber puesto mi corazón y mi vida al servicio de mi
país. ¡Espero que él, convencido de mis derechos y de mi dedicación, lo sepa reconocer!. ¡Viva
Portugal! Dé a esta carta la publicidad que pueda.
Manuel II.96
Tras asegurarse de que la carta llegaría a su destino, el rey hace saber que quería ir a
Oporto. Se reúne un consejo con el soberano, los oficiales y parte de la comitiva. El
comandante João Agnelo Vélez Caldeira Castelo Branco y João Jorge Moreira de Sá se
opusieron a la decisión del soberano alegando que si Oporto no quisiera recibirlo el navío
difícilmente tendría combustible para llegar a otro puerto. Ante la insistencia de Manuel II,
João Jorge Moreira de Sá argumentó que llevaba a bordo a toda la familia real, por lo que
su primer deber era salvar esas vidas. El puerto de destino escogido fue Gibraltar. Allí se
conoció que Oporto se había unido a la causa republicana. Manuel II ordenó que el navío,
por ser propiedad del estado portugués, volviera a Lisboa. El rey depuesto viviría el resto
de sus días en el exilio.97

Los primeros pasos de la República[editar]


Actuación del gobierno provisional[editar]
Gobierno provisional de la República Portuguesa en 1910
El 6 de octubre de 1910, el Diário do Governo anunciaba: «Al pueblo portugués —
Constitución del Gobierno Provisional de la República — Hoy, 5 de octubre de 1910, a las
once de la mañana, se proclamó la República de Portugal en la sala noble del
ayuntamiento de Lisboa, tras el final del movimiento de revolución nacional. Se constituyó
inmediatamente el gobierno provisional: Presidencia, Teófilo Braga; Interior, António José
de Almeida; Justicia, Afonso Costa; Hacienda Basílio Teles; Guerra António Xavier Correia
Barreto; Marina, Amaro Justiniano de Azevedo Gomes; Exteriores Bernadino Luís
Machado Guimarães; Obras Públicas, António Luís Gomes».98
Por decreto del 8 de octubre, el Gobierno Provisional determinó la nueva nomenclatura de
los ministerios, siendo las modificaciones más importantes las de los ministerios del
Reino', de Hacienda y de Obras Públicas que pasaron a denominarse de Interior, de
Finanzas y de Fomento.99 Basílio Teles se negó a tomar posesión del cargo y el día 12 fue
sustituido por José Relvas.100 El 22 de noviembre, Brito Camacho entró en el gobierno tras
la salida de Antonio Luís Gomes, que había sido embajador de Portugal en Río de
Janeiro.101

Los ministros [del Gobierno Provisional], inspirándose en


un gran sentimiento patriótico, procuraban siempre
traducir en sus medidas las más altas aspiraciones del
viejo Partido Republicano con la idea de conciliar los
intereses permanentes de la sociedad con el nuevo orden
de cosas, inevitablemente derivado de la revolución.

—Teófilo Braga, 21 de junio de 1911.102

Durante el tiempo que estuvo en funciones, el Gobierno Provisional tomó una serie de
medidas importantes y que tuvieron un efecto duradero. Para apaciguar los ánimos y
reparar a las víctimas de la monarquía, se concedió una amplia amnistía a los condenados
por delitos contra la seguridad del Estado, contra la religión, de desobediencia, de uso de
armas prohibidas, etc.103 La Iglesia católica se resintió bastante por las medidas tomadas.
Entre estas destacan la expulsión de la Compañía de Jesús y de las órdenes religiosas del
clero regular, el cierre de conventos, la prohibición de la enseñanza religiosa en las
escuelas, la abolición del juramento religioso en las ceremonias civiles y el laicismo del
Estado mediante la separación entre Iglesia y Estado. Se institucionalizó el divorcio104 y la
legalidad del matrimonio civil, la igualdad de derechos en el matrimonio
entre hombres y mujeres, la regularización jurídica de los hijos nacidos fuera del
matrimonio,105 la protección a la infancia y a los ancianos, la reformulación de la ley
de prensa, la extinción de los títulos nobiliarios y el reconocimiento del derecho
a huelga.106 Este gobierno optó también por la extinción de las guardias municipales de
Lisboa y de Oporto, sustituidas por un nuevo cuerpo público de defensa del orden:
la Guarda Nacional Republicana. Para las colonias, se creó una legislación con la idea de
conceder autonomía a las provincias de ultramar, condición necesaria para su desarrollo.
También se alteraron los símbolos nacionales: la bandera nacional y el himno y se creó
una nueva unidad monetaria: el escudo portugués, que equivalía a mil reales.107 Hasta
la ortografía del portugués fue simplificada y debidamente reglamentada gracias a la
reforma ortográfica de 1911.
El gobierno provisional gozó de amplios poderes hasta el inicio oficial de la Asamblea
Nacional Constituyente el 19 de junio de 1911 como resultado de las elecciones del 28 de
mayo de ese mismo año.108 Ese día, el presidente del gobierno provisional, Teófilo Braga,
entregó a la Asamblea Nacional Constituyente los poderes que le habían sido conferidos el
5 de octubre de 1910. La Asamblea aprobó por aclamación la propuesta presentada en el
congreso por su presidente Anselmo Braamcamp Freire: «La Asamblea Nacional
Constituyente confirma, hasta posterior deliberación, las funciones del Poder Ejecutivo del
gobierno provisional de la República».
Dos meses más tarde, con la aprobación de la Constitución de 1911 y la elección del
primer presidente constitucional de la República, Manuel de Arriaga, el 24 de agosto, el
gobierno provisional presentó su dimisión, que fue aceptada el 3 de
septiembre de 1911 por el presidente de la república, poniendo así fin a un mandato de
más de 10 meses.109 Comenzaba así a funcionar la Primera República Portuguesa, que
mantendría el régimen parlamentario y presidencialista en el país hasta la Revolución
Portuguesa de 1926.
Alteración de los símbolos nacionales[editar]
Con la llegada de la República, los símbolos nacionales fueron modificados. Por decreto
del 15 de octubre de 1910 del gobierno provisional, se nombró una comisión encargada de
crearlos.110 La modificación de los símbolos nacionales, según el historiador Nuno
Severiano Teixeira, surgió de las dificultades que los republicanos tenían para representar
la República.
En la monarquía el rey tiene un cuerpo físico y por lo tanto es una persona reconocible y reconocida
por los ciudadanos. No obstante, la República es una idea abstracta.
Nuno Severiano Teixeira10
La bandera[editar]

Bandera de la República Portuguesa


Artículo principal: Bandera de Portugal

En relación a la bandera, existían dos tendencias: una la de mantener los colores azul y
blanco, tradicional de las banderas portuguesas, y otra de usar colores "más
republicanas": verde y rojo.10 La propuesta de la comisión sufrió varias alteraciones, siendo
el diseño final rectangular, con los dos quintos próximos al asta de color verde y los tres
quintos del lado batiente de color rojo.111112 El verde fue escogido por ser el «color de la
esperanza» mientras que el rojo es un color «combativo, caliente, viril por excelencia». En
la unión de dos colores, el escudo de armas nacional.113 El proyecto de bandera fue
aprobado por el gobierno provisional por un voto el 29 de noviembre de 1910. El 1 de
diciembre se celebró la "Fiesta de la Bandera", frente al ayuntamiento de Lisboa.9 La
Asamblea Nacional Constituyente promulgó la elección de la bandera el 19 de junio de
1911.114
El himno nacional[editar]
Artículo principal: A Portuguesa

El 19 de junio de 1911, la Asamblea Nacional Constituyente proclamó A Portuguesa como


himno nacional115116 sustituyendo a O Hino da Carta, que era el himno nacional desde
mayo de 1834, y se inscribió como símbolo nacional en la Constitución de 1911. El himno
fue compuesto en 1890 con música de Alfredo Keil y letra de Henrique Lopes de
Mendonça,28 como reacción al ultimátum británico de 1890.117 Nació como una canción de
cariz patriótico y fue utilizada, con una letra ligeramente diferente, como la marcha de los
rebeldes del 31 de enero de 1891118 en el intento fallido de golpe de estado que pretendía
implantar la república en Portugal, razón por la cual el régimen monárquico la prohibió.117
Aunque se proclamó himno nacional en 1911, tuvo que esperar al 4 de septiembre de
1957119 para que fuese aprobada la versión oficial que se toca hoy en las ceremonias
nacionales civiles y militares o cuando hay visitas de jefes de estado extranjeros tras ser
escuchado el himno nacional de la nación representada.289
El busto[editar]

Dos versiones del busto en monedas de la República Portuguesa: de Francisco dos Santos (arriba)
y de José Simões de Almeida (abajo).120
El busto oficial de la República fue escogido mediante un concurso nacional promovido por
el ayuntamiento de Lisboa,121 en el que participaron escultores jóvenes.122123121 Su autor
es Francisco dos Santos124 y está actualmente expuesto en el ayuntamiento. El original se
encuentra en la Casa Pia ya que el autor fue alumno de la Casa Pia. Existe otro busto que
fue adoptado como rostro de la República cuyo autor es José Simões de Almeida y creado
en 1908.125 Su original se encuentra en el ayuntamiento de Figueiró dos Vinhos9 y su
modelo fue Ilda Pulga, una joven trabajadora de una tienda de Chiado.126127 Según el
periodista António Valdemar, que cuando se convirtió en presidente de la Academia
Nacional de Bellas Artes mandó al escultor João Duarte restaurar el busto original que se
encontraba en una sala de la institución:
Simões creyó graciosa la cara de la chica y la invitó a ser modelo. La madre dijo que lo autorizaba
pero con dos condiciones: que ella estuviera presente en las sesiones y que la hija no se
desnudase.
António Valdemar.10
El busto muestra a la república con un gorro frigio, influencia de la Revolución francesa.125
El busto de Simões fue adoptado inmediatamente por la masonería y fue usado en el
funeral de Miguel Bombarda y de Cândido dos Reis, pero cuando se realizó el concurso
oficial y a pesar de ser bastante popular, quedó en segundo lugar tras el busto de
Francisco dos Santos.10
Separación entre Iglesia y Estado[editar]

Afonso Costa, en 1904, uno de los promotores de las leyes de separación entre Iglesia y Estado.
Una medida controvertida del gobierno provisional fue la separación Iglesia-Estado.128
El laicismo se empezó a discutir en Portugal en el siglo XIX durante las Conferencias de
Casino en 1871, promovidas por Antero de Quintal. El movimiento republicano asociaba a
la Iglesia católica con la monarquía y se oponía a su influencia en la sociedad portuguesa.
El 1 de febrero de 1908, tras el regicidio, se redactó un decreto contra los jesuitas por
iniciativa del gobierno, que estimaba que podía salvar al régimen atacando a la Iglesia,
pero nunca fue firmado por Manuel II. Inmediatamente después de la implantación de la
República, el 8 de octubre de 1910, el ministro de Justicia, Afonso Costa reinstaura las
leyes del marqués de Pombal contra los jesuitas y las de Joaquim António de Aguiar en
relación a las órdenes religiosas.129130 Los bienes y las propiedades de la Iglesia fueron
incorporados al Estado. El juramento religioso y otros previstos en los estatutos de
la Universidad de Coímbrase abolieron, las matrículas de primer año de la facultad de
Teología se anularon, se extinguieron también las plazas de derecho canónico y se
suprimió la enseñanza de la doctrina cristiana. Los festivos religiosos pasaron a ser días
de trabajo aunque el domingo se mantuvo como día de descanso por razones laborales.
Asimismo, se prohibió a las fuerzas armadasparticipar en solemnidades religiosas. Se
aprobaron las leyes del divorcio y de la familia, que consideraban el matrimonio como un
«contrato puramente civil».131 132
Algunos obispos fueron perseguidos, expulsados o suspendidos de sus actividades debido
al laicismo. En reacción a varios decretos anticlericales, los obispos portugueses lanzaron
una pastoral colectiva defendiendo la doctrina de la Iglesia, pero su lectura fue prohibida
por el gobierno. A pesar de esto, algunos prelados siguieron divulgando el texto, entre
ellos el obispo de Oporto, António Barroso, lo que llevó al ministro Afonso Costa a llamarlo
a Lisboa y destituirlo de sus funciones eclesiásticas.131
El culmen del laicismo se produjo con la aprobación de la ley de separación Iglesia-Estado
del 20 de abril de 1911,133 con una gran aceptación por parte de las clases populares e
intelectuales. La ley fue promulgada por la Asamblea en 1914 pero su implantación fue
inmediata tras la publicación del decreto.128 La Iglesia reaccionó calificando la ley de
«injusticia, opresión, expoliación y burla» pero sin éxito. Afonso Costa previó incluso la
erradicación del catolicismo en tres generaciones.134 La aplicación de la ley comenzó el 1
de julio de 1911 con la creación de una Comisión Central.135
Reconocimiento internacional[editar]
Bernardino Machado fue ministro de Exteriores en el gobierno provisional
Una de las primeras preocupaciones del nuevo régimen republicano fue ser reconocido por
las restantes naciones. En 1910, la gran mayoría de
los Estados europeos eran monarquías. Solo Francia, Suiza y San Marino eran repúblicas.
Por eso, el ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno provisional, dirigido
por Bernardino Machado, orientó su cartera siguiendo criterios de extrema prudencia,136
llevándolo el 9 de octubre de 1910 a comunicar a los representantes diplomáticos en
Portugal que el gobierno provisional cumpliría todos los compromisos internacionales
asumidos por el anterior régimen.137
Como el mariscal Hermes da Fonseca presenció personalmente todo el proceso de
cambio de régimen, ya que entró en Portugal en visita oficial cuando el país aún era una
monarquía y cuando salió era ya una república,138 no es de extrañar que Brasil fuera el
primer país en reconocer de iure el nuevo régimen político portugués. El 22 de octubre, el
gobierno brasileño afirmó que «Brasil entero hará lo posible por la felicidad de la noble
nación portuguesa y de su gobierno y por la prosperidad de la nueva república».139 Al día
siguiente, hizo lo propio Argentina; el 29 Nicaragua; el 31 Uruguay;139 del 16 al 29 de
noviembre Guatemala y Costa Rica; Perú y Chile del 5 al 19 de diciembre; Venezuela el 23
de febrero de 1911; Panamá el 17 de marzo.140 En julio de 1911 fue reconocido por
los Estados Unidos.141
El 10 de noviembre de 1910, el gobierno británico reconoció de facto la república
portuguesa manifestando «el más vivo deseo de su majestad de conservar las relaciones
amistosas» con Portugal.142 Posición idéntica fue manifestada por los
gobiernos español, francés e italiano.142 Los reconocimientos de iure del nuevo régimen
solo aparecieron tras la proclamación de la constitución y la elección del presidente de la
república. Francia fue la primera en hacerlo el 24 de agosto de 1911,143 día de la elección
del primer presidente de la República. El 11 de septiembre lo hizo el Reino Unido junto con
el Imperio alemán y el Imperio austrohúngaro,144 Dinamarca, España, Italia y Suecia. El 12
siguieron Bélgica, Países Bajos y Noruega; el 13 China y Japón; el 15 Grecia; el 30
el Imperio ruso;145 el 23 de octubre Rumanía; el 23 de noviembre el Imperio otomano; el 21
de diciembre Mónaco y el 28 de febrero de 1912 Siam. Debido a la tensión creada entre la
Iglesia católica, las relaciones con la Santa Sede estuvieron suspendidas y la curia romana
no reconoció a la república hasta el 29 de junio de 1919.140

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