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Índice
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1Antecedentes
o 1.1El ultimátum británico y la revuelta del 31 de enero de 1891
o 1.2El Partido Republicano Portugués
o 1.3El regicidio de 1908
o 1.4La agonía de la monarquía
2La revuelta
o 2.1Los primeros movimientos de los revolucionarios
o 2.2Las fuerzas del gobierno
o 2.3Los combates
o 2.4La salida del rey de Lisboa
o 2.5El triunfo de la revolución
o 2.6El embarque de la familia real hacia el exilio
3Los primeros pasos de la República
o 3.1Actuación del gobierno provisional
o 3.2Alteración de los símbolos nacionales
3.2.1La bandera
3.2.2El himno nacional
3.2.3El busto
o 3.3Separación entre Iglesia y Estado
o 3.4Reconocimiento internacional
4Referencias
5Bibliografía
6Enlaces externos
Antecedentes[editar]
El ultimátum británico y la revuelta del 31 de enero de 1891 [editar]
Artículo principal: Ultimátum británico de 1890
— Manuel II.46
La familia real se encontraba entonces en el Palacio Ducal de Vila Viçosa,45 pero los
acontecimientos llevaron al rey Carlos a adelantar el regreso a Lisboa. Tomó el tren en la
estación de Vila Viçosa en la mañana del día 1 de febrero. La comitiva real llegó
a Barreiro ya por la tarde. Para atravesar el río Tajo tomó el barco de vapor D. Luís y
desembarcó en Praça do Comércio sobre las 17:00.47 A pesar del clima de gran tensión, el
rey optó por ir en carruaje abierto con una reducida escolta para demostrar normalidad.45
Mientras saludaban a la multitud presente en la plaza, el carruaje fue alcanzado por varios
disparos. Un tiro de carabina atravesó el cuello del rey,47 matándolo en el acto.45 Los
disparos continuaron y el príncipe logró acertar a uno de los atacantes pero fue enseguida
alcanzado en la cara por otro disparo.45 La reina, de pie, se defendió con un ramo de flores
que le habían regalado fustigando a uno de los atacantes que había subido al estribo del
carruaje al grito de: «¡Infames! ¡Infames!».14 El infante Manuel también fue alcanzado en
un brazo.14 Dos de los regicidas, Manuel Buíça, profesor de primaria, y Alfredo Costa,
empleado del comercio e editor, murieron en el lugar. El resto huyó. El carruaje entró en el
arsenal de la Marina donde se constató la muerte del rey y la del heredero al trono.14
Tras el atentado, el gobierno de João Franco fue cesado y se lanzó una rigurosa
investigación que, dos años después, desveló que el atentado fue cometido por miembros
de la Carbonaria.48 El proceso de investigación estaba ya concluido en las vísperas del 5
de octubre de 1910. Mientras, se habían descubierto más sospechosos de estar
implicados directamente que se encontraban escondidos en Brasil y Francia y dos, al
menos, habían sido matados por la propia Carbonaria.49
Europa quedó conmocionada con este atentado, ya que Carlos I era muy apreciado por los
otros jefes de estado europeos.50 El regicidio de Lisboa acabó por abreviar el final de la
monarquía al colocar en el trono al joven Manuel II y al lanzar a los partidos monárquicos
unos contra otros.41
La agonía de la monarquía[editar]
—Amelia de Orleans.51
Debido a su juventud (18 años) y a la forma trágica y sangrienta en que subió al trono,
Manuel II atrajo al principio una simpatía generalizada.52 El joven rey empezó nombrando
un gobierno de consenso presidido por el almirante Francisco Joaquim Ferreira do Amaral.
Este gobierno denominado de "aclamación", a pesar de lograr calmar momentáneamente
los ánimos, tuvo una duración breve.53 La situación política rápidamente volvió a
degradarse y se sucedieron siete gobiernos en dos años. Los partidos monárquicos
volvieron a las andadas con sus problemas y divisiones mientras que el Partido
Republicano seguía ganando terreno. En las elecciones del 5 de abril de 1908, las últimas
legislativas de la monarquía, se eligió a un total de siete diputados republicanos, entre
ellos Estêvão de Vasconcelos, Feio Terenas y Manuel de Brito Camacho. En las
elecciones del 28 de agosto de 1910 el partido arrasó al obtener 14 diputados, diez de
ellos por Lisboa.54
Mientras tanto, a pesar de los evidentes éxitos electorales logrados por el movimiento
republicano, el sector más revolucionario del partido se mostraba favorable a la lucha
armada como mejor medio para tomar el poder a corto plazo. Fue esta sección la que salió
victoriosa en el congreso del partido realizado en Setúbal entre el 23 y el 25 de abril
de 1909.55 La cúpula, compuesta por moderados como Teófilo Braga, Basílio
Teles, Eusébio Leão, José Cupertino Ribeiro y José Relvas, recibió del congreso la orden
de hacer la revolución. Las funciones logísticas de preparación de la intentona se confiaron
a los elementos más radicales. El comité civil estaba formado por Afonso Costa, João
Chagas y António José de Almeida, mientras que el almirante Cândido dos Reis lideraba el
comité militar.56 António José de Almeida fue el encargado de la organización de las
sociedades secretas como la Carbonaria — en cuya cabeza se integraba el comisario
naval António Machado Santos57 —, la Francmasonería58 y la "Junta Liberal", dirigida
por Miguel Bombarda. Este eminente médico fue el artífice de la importante acción de
propaganda republicana por el medio burgués y que trajo muchos simpatizantes a la causa
republicana.59
El periodo entre el congreso de 1909 y la eclosión de la revolución estuvo marcado por
una gran inestabilidad y agitación política y social,60 con varias amenazas de sublevación
que pusieron a la revolución en riesgo debido a la impaciencia del personal de marina,
comandado por Machado Santos, que estaba dispuesta a asumir todos los riesgos.61
La revuelta[editar]
El 3 de octubre de 1910 estalló la revuelta republicana, algo que ya se avecinaba debido al
contexto de inestabilidad política.62 Aunque muchos no fueron partícipes de la revolución
(incluso parecía que la revuelta había fracasado) esta tuvo éxito finalmente por la
incapacidad de respuesta del gobierno, que no consiguió reunir tropas que aplacasen a los
doscientos revolucionarios que resistían armas en mano en la plaza Marquês de Pombal.63
Los primeros movimientos de los revolucionarios[editar]
El primer ministro Teixeira de Sousa
Durante el verano de 1910, Lisboa hervía en aires de revolución y varias veces el primer
ministro Teixeira de Sousa fue avisado de golpes de Estado inminentes.64 De hecho, la
revolución era algo que el propio gobierno esperaba65 ya que el día 3 de octubre dio la
orden a todas las tropas para que se quedaran en Lisboa como prevención. Tras la cena
ofrecida en honor a Manuel II por el presidente de Brasil Hermes da Fonseca, que se
encontraba de visita de Estado en Portugal,66 el rey se retiró al Palacio de las
Necesidades, mientras que su tío y heredero a la corona, el infante Alfonso seguía en la
ciudadela de Cascaes.67
Tras el asesinato de Miguel Bombarda por los disparos de uno de sus pacientes,6568 los
jefes republicanos se reunieron la noche del día 3.69 Algunos oficiales estuvieron en contra,
dada la alerta de las fuerzas militares. No obstante, el almirante Cândido dos Reis insistió
para que se continuara y se le atribuye la frase: "La revolución no será retrasada: síganme
si quieren. Habiendo uno solo que cumpla su deber, ese uno seré yo."7071
Manuel II de Portugal
Tras el banquete con Hermes da Fonseca, Manuel II regresó al palacio de las
Necesidades en compañía de algunos oficiales. Estaban jugando al bridge85 cuando los
rebeldes empezaron a bombardear el lugar.86 El rey intentó llamar por teléfono pero se
encontró con que la línea estaba cortada y sólo consiguió informar a la reina madre, que
se encontraba en el palacio da Pena, sobre la situación. Poco después llegaron unidades
fieles al rey que consiguieron repeler los ataques de los rebeldes, aunque las balas habían
llegado hasta las ventanas.
Sobre las 9 de la mañana, el rey recibió un telegrama del presidente del Consejo que le
aconsejaba que se refugiara en Mafrao en Sintra dado que los rebeldes amenazaban con
bombardear el palacio de las Necesidades. Manuel II se negó a irse diciendo a los
presentes: «Váyanse ustedes si quieren, yo me quedo. Dado que la constitución no me
marca otro papel que el de dejarme matar, lo cumpliré».87
Con la llegada de la batería móvil de Queluz, las piezas fueron dispuestas en los jardines
del palacio para poder bombardear el cuartel rebelde de los marineros, que se encontraba
a escasos 100 metros del palacio. Mientras, antes de poder comenzar, el comandante de
la batería recibió la orden de cancelar el bombardeo y unirse a las fuerzas que salían del
palacio, integradas en la columna que iba a atacar a los rebeldes en Artillería 1 y en la
plaza. Cerca del mediodía, los cruceros Adamastor y São Rafael, que desde hacía una
hora habían fondeado enfrente del cuartel de los marineros, comenzaron a bombardear el
palacio de las Necesidades, lo que desmoralizó a las fuerzas monárquicas allí presentes.
El rey se refugió en una pequeña casa en el parque del palacio, desde donde logró llamar
por teléfono a Teixeira de Sousa85 ya que los rebeldes habían cortado las líneas de
teléfono especiales del estado pero no las de la red general. El primer ministro ordenó que
se mandase al palacio de las Necesidades la batería de Queluz para impedir el
desembarco de los marineros, pero no cayó en la cuenta de que la acción principal
sucedía en la plaza y que todas las tropas allí eran necesarias. Teniendo en cuenta que
las tropas disponibles no eran suficientes para cercar a los rebeldes en la plaza, el ministro
hizo ver al rey la conveniencia de que se retirara a Sintra o a Mafra para poder liberar a las
tropas de la misión de protegerle, ya que eran necesarias en la plaza.85
A las dos de la tarde los vehículos con Manuel II y sus asesores salieron del palacio en
dirección a Mafra, donde la Escuela Práctica de Infantería disponía de fuerzas suficientes
para proteger al soberano. Justo a la entrada de Benfica el rey dispensó al escuadrón de la
guardia municipal que lo escoltaba para que fueran a luchar contra los rebeldes. La
comitiva llegó sin problemas a Mafra cerca de las 4 de la tarde, pero allí se encontraron
con un problema: debido a las vacaciones apenas había 100 soldados rasos en vez de los
800 que esperaba el comandante, el coronel Pinto da Rocha afirmó que no disponía de
medios para proteger al rey.88 Mientras tanto, llegó a Lisboa el consejero João de Azevedo
Coutinho, que aconsejó al rey que mandara llamar a las reinas Amelia y María Pía (madre
y abuela del rey) que estaban en los palacios da Pena y de Vila, en Sintra, y que se
preparara para salir a Oporto con el objetivo de organizar la resistencia.75
En Lisboa, la salida del rey no supuso grandes ventajas ya que las tropas liberadas, a
pesar de recibir repetidas órdenes del cuartel general de que marcharan hacia Rossio para
impedir la concentración de la artillería rebelde en Alcântara, la mayoría las
desobedecieron.74
El triunfo de la revolución[editar]
El nuevo representante alemán, que había llegado la noche anterior, se instaló en el hotel
Avenida Palace, lugar de residencia de muchos otros extranjeros. La proximidad de los
edificios a los combates suponía un gran peligro y por ello el diplomático alemán decidió
intervenir. Se dirigió al cuartel general y pidió al general Gorjão Henriques un alto al fuego
que le permitiera evacuar a los ciudadanos extranjeros. Sin comunicárselo al gobierno y
quizá con la esperanza de ganar tiempo con la llegada de refuerzos, el general accede.92
El diplomático alemán, acompañado de un hombre con bandera blanca, se dirigió a la
plaza para sellar la tregua con los rebeldes. Pero estos, al ver la bandera blanca, creen
que las fuerzas opositoras se han rendido por lo que salen con entusiasmo de las
trincheras y se unen al pueblo que sale de las calles laterales y se unen en una gran
aglomeración que grita vivas a la república.79 En la plaza, Machado Santos en un principio
no acepta la tregua pero ante las protestas del diplomático accede. Enseguida y viendo el
gran apoyo popular a la revuelta en las calles, se dirige temerariamente al cuartel general
acompañado de multitudes populares (y muchos oficiales que habían abandonado su
posición en la plaza).
La situación en Rossio, con la salida popular a la calle era muy confusa pero favorable a
los republicanos dado el evidente apoyo popular. Machado Santos habla con el general
Gorjão Henriques y lo invita a mantenerse al mando de la división, pero este lo rechaza.
Machado Santos le entrega el mando al general António Carvalhal ya que sabía que era
republicano. Poco después, a las 9 de la mañana, José Relvas proclama la república93 en
el balcón del ayuntamiento de Lisboa, tras lo cual se formó un gobierno provisional
presidido por miembros del PRP con la idea de gobernar la nación hasta la aprobación de
una nueva constitución.
La revolución se saldó con algunas decenas de bajas. El número exacto se desconoce,
pero se sabe que hasta el día 6 de octubre entraron en la morgue 37 víctimas mortales por
la revolución. Varios heridos fueron a hospitales y puestos de socorro de la ciudad y
algunos más tarde fallecieron. Por ejemplo, de los 78 heridos que entraron en el hospital
de São José de Lisboa, 14 fallecieron los días siguientes.94
El embarque de la familia real hacia el exilio[editar]
Ericeira, desde donde la familia real portuguesa salió a bordo del yate real Amélia IV
En Mafra, en la mañana del día 5 de octubre, el rey buscaba un modo de llegar a Oporto,
acción muy difícil de llevar a cabo por tierra dada la casi inexistencia de escolta y los
innumerables núcleos de rebeldes del país. Alrededor del mediodía el alcalde de Mafra
recibió la comunicación del nuevo gobernador civil ordenando que enarbolase la bandera
republicana. Poco después el comandante de la Escuela Práctica de Infantería recibió
un telegrama de su nuevo comandante informándolo de la nueva situación política.67 La
situación de la familia real se volvió insostenible.
La solución aparece cuando llega la noticia de que el yate Amélia IV fondeaba cerca de
allí, en Ericeira.67 A las dos de la mañana, el yate había recogido de la ciudadela
de Cascaes al tío del rey y heredero al trono, y ya que el rey estaba en Mafra se había
acercado a Ericeira por ser el puerto más cercano.67 Manuel II, sabiendo que con la
proclamación de la república le esperaba la cárcel, decide embarcarse con la idea de
dirigirse a Oporto.67 La familia real y algunos acompañantes se dirigieron a Ericeira en
donde, gracias a dos barcos de pesca y ante la mirada de algunos curiosos, embarcaron
en el yate.95
Una vez a bordo, el rey escribió al primer ministro:
Querido Teixeira de Sousa, forzado por las circunstancias me veo obligado a embarcar en el yate
real "Amélia". Soy portugués y lo seré siempre. Tengo la convicción de haber cumplido siempre mi
deber de rey en todas las circunstancias y de haber puesto mi corazón y mi vida al servicio de mi
país. ¡Espero que él, convencido de mis derechos y de mi dedicación, lo sepa reconocer!. ¡Viva
Portugal! Dé a esta carta la publicidad que pueda.
Manuel II.96
Tras asegurarse de que la carta llegaría a su destino, el rey hace saber que quería ir a
Oporto. Se reúne un consejo con el soberano, los oficiales y parte de la comitiva. El
comandante João Agnelo Vélez Caldeira Castelo Branco y João Jorge Moreira de Sá se
opusieron a la decisión del soberano alegando que si Oporto no quisiera recibirlo el navío
difícilmente tendría combustible para llegar a otro puerto. Ante la insistencia de Manuel II,
João Jorge Moreira de Sá argumentó que llevaba a bordo a toda la familia real, por lo que
su primer deber era salvar esas vidas. El puerto de destino escogido fue Gibraltar. Allí se
conoció que Oporto se había unido a la causa republicana. Manuel II ordenó que el navío,
por ser propiedad del estado portugués, volviera a Lisboa. El rey depuesto viviría el resto
de sus días en el exilio.97
Durante el tiempo que estuvo en funciones, el Gobierno Provisional tomó una serie de
medidas importantes y que tuvieron un efecto duradero. Para apaciguar los ánimos y
reparar a las víctimas de la monarquía, se concedió una amplia amnistía a los condenados
por delitos contra la seguridad del Estado, contra la religión, de desobediencia, de uso de
armas prohibidas, etc.103 La Iglesia católica se resintió bastante por las medidas tomadas.
Entre estas destacan la expulsión de la Compañía de Jesús y de las órdenes religiosas del
clero regular, el cierre de conventos, la prohibición de la enseñanza religiosa en las
escuelas, la abolición del juramento religioso en las ceremonias civiles y el laicismo del
Estado mediante la separación entre Iglesia y Estado. Se institucionalizó el divorcio104 y la
legalidad del matrimonio civil, la igualdad de derechos en el matrimonio
entre hombres y mujeres, la regularización jurídica de los hijos nacidos fuera del
matrimonio,105 la protección a la infancia y a los ancianos, la reformulación de la ley
de prensa, la extinción de los títulos nobiliarios y el reconocimiento del derecho
a huelga.106 Este gobierno optó también por la extinción de las guardias municipales de
Lisboa y de Oporto, sustituidas por un nuevo cuerpo público de defensa del orden:
la Guarda Nacional Republicana. Para las colonias, se creó una legislación con la idea de
conceder autonomía a las provincias de ultramar, condición necesaria para su desarrollo.
También se alteraron los símbolos nacionales: la bandera nacional y el himno y se creó
una nueva unidad monetaria: el escudo portugués, que equivalía a mil reales.107 Hasta
la ortografía del portugués fue simplificada y debidamente reglamentada gracias a la
reforma ortográfica de 1911.
El gobierno provisional gozó de amplios poderes hasta el inicio oficial de la Asamblea
Nacional Constituyente el 19 de junio de 1911 como resultado de las elecciones del 28 de
mayo de ese mismo año.108 Ese día, el presidente del gobierno provisional, Teófilo Braga,
entregó a la Asamblea Nacional Constituyente los poderes que le habían sido conferidos el
5 de octubre de 1910. La Asamblea aprobó por aclamación la propuesta presentada en el
congreso por su presidente Anselmo Braamcamp Freire: «La Asamblea Nacional
Constituyente confirma, hasta posterior deliberación, las funciones del Poder Ejecutivo del
gobierno provisional de la República».
Dos meses más tarde, con la aprobación de la Constitución de 1911 y la elección del
primer presidente constitucional de la República, Manuel de Arriaga, el 24 de agosto, el
gobierno provisional presentó su dimisión, que fue aceptada el 3 de
septiembre de 1911 por el presidente de la república, poniendo así fin a un mandato de
más de 10 meses.109 Comenzaba así a funcionar la Primera República Portuguesa, que
mantendría el régimen parlamentario y presidencialista en el país hasta la Revolución
Portuguesa de 1926.
Alteración de los símbolos nacionales[editar]
Con la llegada de la República, los símbolos nacionales fueron modificados. Por decreto
del 15 de octubre de 1910 del gobierno provisional, se nombró una comisión encargada de
crearlos.110 La modificación de los símbolos nacionales, según el historiador Nuno
Severiano Teixeira, surgió de las dificultades que los republicanos tenían para representar
la República.
En la monarquía el rey tiene un cuerpo físico y por lo tanto es una persona reconocible y reconocida
por los ciudadanos. No obstante, la República es una idea abstracta.
Nuno Severiano Teixeira10
La bandera[editar]
En relación a la bandera, existían dos tendencias: una la de mantener los colores azul y
blanco, tradicional de las banderas portuguesas, y otra de usar colores "más
republicanas": verde y rojo.10 La propuesta de la comisión sufrió varias alteraciones, siendo
el diseño final rectangular, con los dos quintos próximos al asta de color verde y los tres
quintos del lado batiente de color rojo.111112 El verde fue escogido por ser el «color de la
esperanza» mientras que el rojo es un color «combativo, caliente, viril por excelencia». En
la unión de dos colores, el escudo de armas nacional.113 El proyecto de bandera fue
aprobado por el gobierno provisional por un voto el 29 de noviembre de 1910. El 1 de
diciembre se celebró la "Fiesta de la Bandera", frente al ayuntamiento de Lisboa.9 La
Asamblea Nacional Constituyente promulgó la elección de la bandera el 19 de junio de
1911.114
El himno nacional[editar]
Artículo principal: A Portuguesa
Dos versiones del busto en monedas de la República Portuguesa: de Francisco dos Santos (arriba)
y de José Simões de Almeida (abajo).120
El busto oficial de la República fue escogido mediante un concurso nacional promovido por
el ayuntamiento de Lisboa,121 en el que participaron escultores jóvenes.122123121 Su autor
es Francisco dos Santos124 y está actualmente expuesto en el ayuntamiento. El original se
encuentra en la Casa Pia ya que el autor fue alumno de la Casa Pia. Existe otro busto que
fue adoptado como rostro de la República cuyo autor es José Simões de Almeida y creado
en 1908.125 Su original se encuentra en el ayuntamiento de Figueiró dos Vinhos9 y su
modelo fue Ilda Pulga, una joven trabajadora de una tienda de Chiado.126127 Según el
periodista António Valdemar, que cuando se convirtió en presidente de la Academia
Nacional de Bellas Artes mandó al escultor João Duarte restaurar el busto original que se
encontraba en una sala de la institución:
Simões creyó graciosa la cara de la chica y la invitó a ser modelo. La madre dijo que lo autorizaba
pero con dos condiciones: que ella estuviera presente en las sesiones y que la hija no se
desnudase.
António Valdemar.10
El busto muestra a la república con un gorro frigio, influencia de la Revolución francesa.125
El busto de Simões fue adoptado inmediatamente por la masonería y fue usado en el
funeral de Miguel Bombarda y de Cândido dos Reis, pero cuando se realizó el concurso
oficial y a pesar de ser bastante popular, quedó en segundo lugar tras el busto de
Francisco dos Santos.10
Separación entre Iglesia y Estado[editar]
Afonso Costa, en 1904, uno de los promotores de las leyes de separación entre Iglesia y Estado.
Una medida controvertida del gobierno provisional fue la separación Iglesia-Estado.128
El laicismo se empezó a discutir en Portugal en el siglo XIX durante las Conferencias de
Casino en 1871, promovidas por Antero de Quintal. El movimiento republicano asociaba a
la Iglesia católica con la monarquía y se oponía a su influencia en la sociedad portuguesa.
El 1 de febrero de 1908, tras el regicidio, se redactó un decreto contra los jesuitas por
iniciativa del gobierno, que estimaba que podía salvar al régimen atacando a la Iglesia,
pero nunca fue firmado por Manuel II. Inmediatamente después de la implantación de la
República, el 8 de octubre de 1910, el ministro de Justicia, Afonso Costa reinstaura las
leyes del marqués de Pombal contra los jesuitas y las de Joaquim António de Aguiar en
relación a las órdenes religiosas.129130 Los bienes y las propiedades de la Iglesia fueron
incorporados al Estado. El juramento religioso y otros previstos en los estatutos de
la Universidad de Coímbrase abolieron, las matrículas de primer año de la facultad de
Teología se anularon, se extinguieron también las plazas de derecho canónico y se
suprimió la enseñanza de la doctrina cristiana. Los festivos religiosos pasaron a ser días
de trabajo aunque el domingo se mantuvo como día de descanso por razones laborales.
Asimismo, se prohibió a las fuerzas armadasparticipar en solemnidades religiosas. Se
aprobaron las leyes del divorcio y de la familia, que consideraban el matrimonio como un
«contrato puramente civil».131 132
Algunos obispos fueron perseguidos, expulsados o suspendidos de sus actividades debido
al laicismo. En reacción a varios decretos anticlericales, los obispos portugueses lanzaron
una pastoral colectiva defendiendo la doctrina de la Iglesia, pero su lectura fue prohibida
por el gobierno. A pesar de esto, algunos prelados siguieron divulgando el texto, entre
ellos el obispo de Oporto, António Barroso, lo que llevó al ministro Afonso Costa a llamarlo
a Lisboa y destituirlo de sus funciones eclesiásticas.131
El culmen del laicismo se produjo con la aprobación de la ley de separación Iglesia-Estado
del 20 de abril de 1911,133 con una gran aceptación por parte de las clases populares e
intelectuales. La ley fue promulgada por la Asamblea en 1914 pero su implantación fue
inmediata tras la publicación del decreto.128 La Iglesia reaccionó calificando la ley de
«injusticia, opresión, expoliación y burla» pero sin éxito. Afonso Costa previó incluso la
erradicación del catolicismo en tres generaciones.134 La aplicación de la ley comenzó el 1
de julio de 1911 con la creación de una Comisión Central.135
Reconocimiento internacional[editar]
Bernardino Machado fue ministro de Exteriores en el gobierno provisional
Una de las primeras preocupaciones del nuevo régimen republicano fue ser reconocido por
las restantes naciones. En 1910, la gran mayoría de
los Estados europeos eran monarquías. Solo Francia, Suiza y San Marino eran repúblicas.
Por eso, el ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno provisional, dirigido
por Bernardino Machado, orientó su cartera siguiendo criterios de extrema prudencia,136
llevándolo el 9 de octubre de 1910 a comunicar a los representantes diplomáticos en
Portugal que el gobierno provisional cumpliría todos los compromisos internacionales
asumidos por el anterior régimen.137
Como el mariscal Hermes da Fonseca presenció personalmente todo el proceso de
cambio de régimen, ya que entró en Portugal en visita oficial cuando el país aún era una
monarquía y cuando salió era ya una república,138 no es de extrañar que Brasil fuera el
primer país en reconocer de iure el nuevo régimen político portugués. El 22 de octubre, el
gobierno brasileño afirmó que «Brasil entero hará lo posible por la felicidad de la noble
nación portuguesa y de su gobierno y por la prosperidad de la nueva república».139 Al día
siguiente, hizo lo propio Argentina; el 29 Nicaragua; el 31 Uruguay;139 del 16 al 29 de
noviembre Guatemala y Costa Rica; Perú y Chile del 5 al 19 de diciembre; Venezuela el 23
de febrero de 1911; Panamá el 17 de marzo.140 En julio de 1911 fue reconocido por
los Estados Unidos.141
El 10 de noviembre de 1910, el gobierno británico reconoció de facto la república
portuguesa manifestando «el más vivo deseo de su majestad de conservar las relaciones
amistosas» con Portugal.142 Posición idéntica fue manifestada por los
gobiernos español, francés e italiano.142 Los reconocimientos de iure del nuevo régimen
solo aparecieron tras la proclamación de la constitución y la elección del presidente de la
república. Francia fue la primera en hacerlo el 24 de agosto de 1911,143 día de la elección
del primer presidente de la República. El 11 de septiembre lo hizo el Reino Unido junto con
el Imperio alemán y el Imperio austrohúngaro,144 Dinamarca, España, Italia y Suecia. El 12
siguieron Bélgica, Países Bajos y Noruega; el 13 China y Japón; el 15 Grecia; el 30
el Imperio ruso;145 el 23 de octubre Rumanía; el 23 de noviembre el Imperio otomano; el 21
de diciembre Mónaco y el 28 de febrero de 1912 Siam. Debido a la tensión creada entre la
Iglesia católica, las relaciones con la Santa Sede estuvieron suspendidas y la curia romana
no reconoció a la república hasta el 29 de junio de 1919.140