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Aldair García
Jorge olivero
Arnaldo Benjumea
Mauricio reyes
Jhosser jojoa
Periodo 2018 01
Barranquilla –colombia
Educar para la paz implica generar espacios donde se desarrolle la compasión y el
alcanzar la paz interna y esto se puede dar cuando las personas pueden expresar
desacuerdos, discutir, deliberar, respetando claro está la idea del otro y donde se
pueda adquirir un compromiso social que transforme el mundo individual, lo que
lleva a transformar socialmente. Desde esta perspectiva apoyada en autores como
Fisas, Lederach y principalmente Swee -Him Toh, quien plantea la propuesta de la
metáfora de los seis pétalos de la educación para la paz, se define cada una de ellas:
Para educar con una vivencia de justicia y compasión, es importante tener en cuenta
la teoría de la no violencia de Galtung y el propósito de la comunicación no violenta
de Marshall Rosemberg, que buscan crear conexión humana donde sea posible que
se den los sentimientos reales de las personas y sus necesidades, basados en la
perspectiva de una condición de coope ración y bienestar donde lo más importante
es desarrollar una responsabilidad de reconocimiento a las condiciones de
violencia estructural para de esta forma se aplique una comunicación empática.
Es indispensable que cada ciudadano conozca sus deberes y derechos, para ello
Jares (1999) propone: que se estudien diferentes declaraciones de protección de
derechos humanos, utilizar mecanismos audiovisuales que permitan dar a conocer la
temática de derechos humanos o críticas de vulneración (ej: películas) y hacer
juegos de simulación y de roles.
En palabras de Toh (2007), se debe promover una armonía activa para vivir de una
manera no violenta en especial si somos un país multicultural y diverso. Desde esta
idea Torres (1991) ratifica esta idea, al decir que es indispensable que se valoren las
diferencias de todas las personas, donde ellas se sientan orgullosas de la iden tidad
cultural y haya un proceso de aceptación de ellos y de los demás.
Para que exista una armonía con el todo, se debe educar para el desarrollo
sostenible, lo que implica cuidar y reconocer todo lo que tiene qu e ver con la madre
tierra. Por lo tanto, la educación ambiental se debe convertir en un estilo de vida y
una ideología.
Cabe resaltar que se debe hacer una diferencia entre lo que es conflicto y violencia.
El conflicto hacer parte de las relaciones humanas, mientras que la vi olencia es algo
que se puede evitar, debido a que es la supuesta forma de resolver el conflicto. Para
poder terminar un conflicto es indispensable que nos centremos en las relaciones,
con una mirada a largo plazo para poder transformar la situación que se hace de
este un problema recurrente y se debe ver la crisis como una oportunidad
para intervenir.
Los diferentes enfoques que se abordan, demandan el ejercicio de pensar desde una
perspectiva dialógica, participativa y horizontal, en la educación para la paz, donde
el pensamiento crítico es el elemento clave. Entre ellos están: a) enfoque
participativo y horizontal: garantiza que los procesos sean inclusivos, donde sea
necesaria la aplicación de una metodologí a innovadora que permiten fortalecer y
enriquecer los procesos formativos a través del desarrollo de capacidades humanas
donde se fomente la participación equitativa a través del diálogo y la escucha.
En ese orden de ideas, b) enfoque vivencial o experienc ial, también conocido como
enfoque socio afectivo, donde el individuo es un sujeto activo y protagónico de su
proceso de conocimiento, acompañado de la reflexión, análisis, critica y síntesis que
de acuerdo a Kolb (2015) dan paso a la formulación de pregun tas, desarrollo de la
creatividad, investigación, curiosidad y construcción de significados. Desde el c)
énfasis en las emociones y la neuro convivencia, Sáez, McGeeham y Mora (2015),
plantean la importancia de prestar atención a las emociones, debido a qu e el
aprendizaje está atravesado por la emocionalidad y esta es gran aliada para el
desarrollo de cualquier proceso o actividad humana.
Por otro lado, el d) enfoque apreciativo genera estrategias de trabajo que parten de
un propósito común para potencializ ar los recursos. Se trata de un empoderamiento
y fortalecimiento del capital social presente, fomentando la búsqueda de acciones
colectivas que llevan a alcanzar ese propósito en común. Otro enfoque es el e) de
evaluación formativa, donde la evaluación se realiza desde la persona participante,
con indicadores de desempeño cognitivo, valorativo y procedimental, tal como lo
presenta Mejía. En ese orden de ideas el f) enfoque artístico y lúdico plantea la
importancia de desarrollar las capacidades creativas como elemento fundamental
para generar transformaciones sociales, donde se refuerzan y refrescan las
habilidades para encender de forma más significativa el cerebro, como lo sustenta
Coe (2011).
Una vez se conocen cada uno de los enfoques que promueven una educación para la
paz a través del pensamiento crítico, es indispensable dar a conocer el cómo
hacerlo, y esto es a través de herramientas que serán útiles a la hora de promover
para que se de esa cultura pacífi ca. A continuación, se mencionan cada una de estas
herramientas, cuyos principios son las de generar transformaciones necesarias como
aporte a una sana convivencia:
Educación crítica para la paz: se elaboran pautas para desarrollar una línea de
educación crítica, que buscan una postura para hacer conciencia a través del
dialogo, imaginar alternativas no violentas, proveer modos específicos de
empoderamiento, generar acciones transformativas, promover reflexión y
compromiso.
Conclusiones
Desde la misma educación, el diseño o el contenido curricular debe tener una interacción
dinámica de la acción y la reflexión, como un acto para construir o reconstruir reflexivamente el
mundo social. Esto quiere decir que el currículo debe ser concebido como algo negociado y nunca
impuesto y teniendo en cuenta los pétalos de la educación para la paz, se deben trabajar de
manera transversal