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Resumen Intervención Psicológica en el Deporte de Alto


Rendimiento Deporte Tema 1-10

Intervención Psicológica en el Deporte de Alto Rendimiento (UNED)

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TEMA 1- PRESENTACIÓN

1) Sobre la Psicología en el deporte de competición

Las posibilidades de mejora que puede ofrecer la Psicología en el campo del deporte es grande. Sin embargo, es
necesario comprender que estas mejoras no se limitan a utilizar una serie de cuestionarios estandarizados
ni a entrenar a los deportistas para que dominen habilidades de autoaplicación (técnicas relajación, la
práctica en imaginación…), sino que abarca un campo mucho más amplio y relevante que contempla el
funcionamiento psicológico como un elemento esencial en el ámbito del rendimiento deportivo, en la medida
que determinan las características particulares de cada deporte.
El funcionamiento psicológico puede influir, positiva o negativamente, en el funcionamiento físico, técnico
y táctico/estratégico de los deportista; y que, por tanto, es muy importante controlarlo en la dirección
adecuada con el propósito de optimizar el rendimiento deportivo.
Vías que deben tenerse en cuenta en la preparación psicológica global:
1. Externo al deportista: procedimientos de observación de la conducta y técnicas de intervención que
los entrenadores y otras personas influyentes (médicos, fisios…) pueden incorporar habitualmente.
2. Técnicas de autoobservación y autoaplicación: los deportistas pueden añadirlas a su repertorio.
3. Estrategias de aplicación más compleja: utilizadas por el psicólogo deportivo, trabajando,
directamente con los deportistas.
Además, el psicólogo debe responsabilizarse de:
1. Detectar y evaluar las necesidades psicológicas de los deportistas.
2. Planificar, de acuerdo con el entrenador, el trabajo psicológico de los tres bloques anteriores.
3. Entrenar a los deportistas para que desarrollen y perfecciones las habilidades del segundo bloque.
4. Asesorar a los entrenadores, médicos, directivos, fisioterapeutas y padres de los deportistas, para que
apliquen el conocimiento psicológico en el ámbito del primer bloque.

2) Sobre el cometido psicológico de los entrenadores y los psicólogos deportivos.


No es incompatible que los profesionales que tratan con los deportistas (entrenadores, médicos…),
incorporen el conocimiento psicológico a su método de trabajo. Sin embargo, los roles de aplicación de
estos profesionales y de los Psicólogos son diferentes y complementarios, siendo conveniente que
interactúen sin ser sustitutivos entre ellos.
La incorporación de la Psicología al método de un entrenador, puede contribuir a que éste comprenda
mejor las necesidades y problemas de sus deportistas, que adopte la decisiones más oportunas y aplique,
eficazmente, las técnicas psicológicas que, desde su rol de entrenador, resulten más apropiadas en su ámbito
de actuación (enseñanza de técnicas o tácticas en el entrenamiento, impartición de instrucciones, dirección del
grupo).
Es importante que los entrenadores comprendan que, aún dominando y aplicando múltiples estrategias
psicológicas desde su rol de entrenador, no pueden sustituir al psicólogo deportivo en las facetas concretas
que corresponden a éste, tanto por el grado de especialización como por el tipo de relación profesional,
diferente, que se establece con los deportistas. Ej: será más fácil que el deportista confíe para ciertas cosas en el
psicólogo, ya que éste no es la persona que toma las decisiones deportivas que le afectan, sino un
profesional que puede comprender su estado psicológico y ayudarle a controlarlo y a rendir mejor.
Asimismo en el caso de la intervención psicológica, el rol específico del entrenador (grado de autoridad
sobre el deportista, trascendencia de sus decisiones…), dificulta, decisivamente, en la mayoría de los casos, la
relación apropiada de confianza y colaboración recíprocas que es imprescindible para llevar a cabo un
trabajo psicológico más intenso.

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Incluso si el entrenador es psicólogo titulado, aunque podrá introducir e integrar un entrenamiento


psicológico básico con algunos deportistas, llegará a un punto en que los deportistas no estarán dispuestos a
compartir con él la información más relevante sobre sus experiencias internas y será necesario contar con
otro psicólogo, ajeno a las decisiones deportivas. Tampoco es apropiado que los psicólogos pretendan
aplicar la Psicología que corresponden a los entrenadores, aunque sí pueden asesorarles.

3) Sobre la formación de los psicólogos deportivos y los entrenadores


Para que los psicólogos puedan ser eficaces en el contexto del deporte de competición, no es suficiente con que
sean licenciados en Psicología (legalmente basta). Un psicólogo deportivo, es un profesional que, además de
ser licenciado en Psicología, está especializado en el campo específico de la Psicología del Deporte. Y no es
suficiente que le guste el deporte o lo haya practicado, necesitaría algún Master (postgrado) en Psicología del
Deporte.
La experiencia también es muy importante ya que no sería apropiado que un deportista que se prepara para
los Juegos Olímpicos, con un entrenador del máximo nivel, trabaje con un psicólogo deportivo sin apenas
experiencia en este ámbito.
Un psicólogo que quiera dedicarse al campo del deporte, debe plantearse la necesidad de invertir en su
formación especializada (Master en P. del Deporte que tenga prestigio reconocido); y posteriormente, debe
adquirir el compromiso de aumentar su experiencia práctica de manera progresiva.
Por su parte, también los entrenadores pueden realizar cursos de especialización en Psicología del Deporte
(Master, Especialista o Experto, a nivel universitario de postgrado; u otros cursos específicos de duración y
exigencia menor), para de ese modo enriquecer su repertorio de habilidades y recursos.

TEMA 2- NECESIDADES PSICOLÓGICAS DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO:


PLANTEAMIENTO INICIAL

1) Planteamiento Inicial

La actividad de los deportistas en el entrenamiento, se dirige a la adquisición, perfeccionamiento y


consolidación de recursos útiles y eficaces que optimicen sus posibilidades de rendimiento en la
competición.
Cuanto mejor se trabaje en el entrenamiento, mayores serán las opciones de éxito en la competición:
1. Rendimiento en el entrenamiento: se refiere a la asimilación de información, la ejecución de
conductas y el desarrollo de hábitos para la ampliación de los recursos del deportista.
2. Rendimiento en la competición: implica la puesta en práctica, eficaz, de los recursos disponibles, en
función de las demandas específicas que, en cada momento concreto, plantea la competición.
Objetivo central del entrenamiento (líneas generales): La mejora y puesta a punto de la condición de los
deportistas, en un sentido global que abarque todas las parcelas de funcionamiento que afectan a su
rendimiento.
a) La condición física.
b) La condición técnica.
c) La condición táctico-estratégica.
d) La condición psicológica.
La incorporación de la Psicología al entrenamiento deportivo, puede ayudar a alcanzar los objetivos en
cualquiera de estas parcelas, tal y como se resume en la tabla 1:

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Tabla 1.- Características diferenciales del rendimiento deportivo en el entrenamiento y la competición.

RENDIMIENTO DEPORTIVO EN EL RENDIMIENTO DEPORTIVO EN LA


ENTRENAMIENTO COMPETICIÓN
OBJETIVO GENERAL -Ampliar las posibilidades de rendimiento en -Aumentar la probabilidad de conseguir
la competición futura. el resultado deseado en la competición
presente.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS -Mejorar y poner a punto los recursos físicos, -Utilizar eficazmente los recursos
técnicos, tácticos y psicológicos de los disponibles.
deportistas.
DEMANDAS SITUACIONALES -Situaciones programadas de antemano con -Situaciones que plantea cada momento
objetivos diferentes y tareas de dificultad, de la competición.
exigencia y novedad variadas. -Tareas de dificultad y exigencia menos
variadas que en el entrenamiento.
ACTUACIÓN DE LOS DEPORTISTAS -Ensayo de conductas que no se dominan o -Utilización de conductas que se dominan.
deben perfeccionarse. -Esfuerzo físico y psicológico en función
-Repetición de conductas que se dominan, de las demandas existentes.
para su puesta a punto.
-Ensayo de conductas que se dominan, en
condiciones de elevada dificultad.
-Sobreesfuerzo físico y psicológico para
poder mejorar.
-Ensayo de conductas que se dominan, para
preparar competiciones concretas.
VALORACIÓN DEL RENDIMIENTO -El cumplimiento de las tareas programadas -Lo más importante, es la ejecución de
predomina sobre la ejecución de conductas conductas con una elevada probabilidad
eficaces. de ser eficaces.
-Deben establecerse criterios de eficacia en -Se deben valorar, tanto la ejecución de
función de los objetivos y la dificultad de las conductas apropiadas, como su
cada tarea. eficacia en los resultados.

1.1) Mejora y puesta a punto de la condición del deportista en su conjunto.

El objetivo final de los especialistas que trabajen en el ámbito del deporte de competición, es la preparación
del deportista en su conjunto, y no su preparación específica en alguna o algunas de las parcelas que
contribuyen a su rendimiento.
Perspectiva global: En los grupos de trabajo con varios especialistas, cada uno tiene la responsabilidad de
ocuparse de su cometido concreto, aunque esto debe hacerse sin ignorar que existen otras parcelas que
contribuyen al rendimiento y que, finalmente, es la interacción de todas ellas, la que determina el
funcionamiento, más o menos eficaz, de los deportistas en la competición.
Para beneficiar el rendimiento global: Es fundamental que cada especialista comprenda la importancia y
los objetivos de todas las parcelas relevantes; saber cuál es la más prioritaria en cada momento concreto;
conocer los posibles puntos de interacción entre las diferentes parcelas y la forma en que podría conseguirse
la interacción más beneficiosa; y saber renunciar a objetivos o procedimientos de trabajo de la parcela
“propia”, en beneficio de otras parcelas que, en ese momento sean más prioritarias para el rendimiento global.

1.2) Mejora y puesta a punto de la condición física.

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Uno de los principales objetivos del entrenamiento deportivo, es que los deportistas desarrollen su capacidad
física y adquieran la mejor condición posible para poder enfrentarse a las exigentes demandas de la
competición y del propio entrenamiento. Conseguir esto depende fundamentalmente de:
1. Preparación física: el trabajo específico que según la edad y la condición física el entrenamiento
puede :
• Incluir la adquisición y perfeccionamiento de habilidades o destrezas físicas, como el salto,
la técnica de carrera etc, o el desarrollo de la habilidad física en sus distintas facetas (mejorar
fuerza, flexibilidad, etc), con el objetivo de ensanchar las posibilidades de progreso de los
deportistas.
• Conseguir el acondicionamiento físico realizando trabajos que pueden centrarse en una o
varias parcelas de la condición física (resistencia, velocidad, fuerza, coordinación, flexibilidad),
con un volumen e intensidad que fluctúan y se complementan, deliberadamente, a lo largo de
la temporada. Elemento clave para conseguir máximo beneficio y evitar el agotamiento
físico: control apropiado de la carga de trabajo y los periodos de descanso
2. Adecuada planificación y aplicación de todo el trabajo deportivo que se realiza en el
entrenamiento.
• Este trabajo, con independencia del objetivo y contenido específicos de cada ejercicio de esa
sesión de entrenamiento, tiene un determinado efecto sobre la condición física de los
jugadores, y ese efecto debe estar previsto y controlado por el entrenador y/o el preparador
físico que forma parte de su equipo técnico.
3. La ayuda de una alimentación adecuada y, en ocasiones, de apoyo farmacológico (legal).
4. La ausencia de lesiones que impidan desarrollar el plan de trabajo físico; y el tratamiento
apropiado de las lesiones.

A.- APORTACIÓN PSICOLÓGICA

La adherencia apropiada al entrenamiento y a otras medidas complementarias que favorecen el rendimiento


(alimentación, fisioterapia…), constituye el primer paso relevante para la adquisición de la condición física, y
determinadas estrategias psicológicas (planteamiento de objetivos, programas de reforzamiento), pueden ser
incorporadas para optimizar la adherencia de los deportistas.

Posteriormente cuando el entrenamiento exija hacer frente a las elevadas cargas de trabajo, algunas
estrategias psicológicas para el control del dolor, el cansancio y, en general, el sufrimiento (técnicas
atencionales, autoinstrucciones), pueden resultar muy útiles, facilitando que los deportistas cumplan con su
cometido.
Son necesarios también los periodos de descanso que favorezcan la recuperación del desgaste y propicien la
asimilación del trabajo realizado. Las técnicas de relajación y la adecuada planificación de los periodos de
descanso contribuirán a que se cumplan los objetivos de recuperación y asimilación. Así el trabajo del
psicólogo podría ser asesorar al entrenador sobre la conveniencia de la relajación y los descansos.
Prevenir los abusos incontrolados del entrenamiento y el agotamiento psicológico que puede producir la
práctica deportiva. Los abusos del entrenamiento, que en algunos casos son la vía utilizada para controlar el
estrés, impiden que los deportistas descansen como deberían; y el agotamiento psicológico, una
manifestación del estrés, puede acelerar el cansancio y dificultar la recuperación del esfuerzo.

1.3) Mejora y puesta a punto de la condición técnica.

Cada especialidad deportiva requiere que los deportistas dominen movimientos específicos que constituyen
la técnica deportiva de esa especialidad. La condición técnica puede mejorar a través del entrenamiento.
En muchos deportes, gran parte del tiempo de entrenamiento, se dedica a adquirir nuevas habilidades y
eliminar o perfeccionar las habilidades existentes que se consideran deficitarias. En esta parcela, bajo la

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responsabilidad directa del entrenador, pueden aplicarse principios y estrategias psicológicos relacionados
con el aprendizaje humano.
Los entrenadores desarrollan métodos personales que resultan útiles para enseñar la técnica de su deporte.
Sin embargo, en bastantes ocasiones los deportistas no asimilan correctamente la información y se
“estancan” en la adquisición del aprendizaje técnico. Pasa sobre todo cuando se trata de habilidades
complejas y el deportista ya ha consolidado movimientos técnicos que deben modificarse para lograr una
mejora cualitativa que aumente sus posibilidades de rendimiento. En casos tan complejos, los entrenadores
pueden ser más eficaces, si incorporan a su método habitual técnicas psicológicas que favorezcan en los
deportistas la motivación, comprensión, atención y autorregulación apropiadas.
A.- COLABORACIÓN DEL PSICÓLOGO DEPORTIVO

Puede colaborar en primer lugar ayudando al entrenador a evaluar la viabilidad, el coste-beneficio y, por
tanto, la conveniencia, de un cambio de técnica.
La tarea del psicólogo no consiste en opinar ni valorar si la mejora técnica es necesaria o aconsejable
(responsabilidad exclusiva del entrenador), sino en asegurarse de que el entrenador dispone de los elementos
y la perspectiva global que son convenientes cuando se debe adoptar una decisión compleja. Se pueden usar
instrumentos como matrices de decisiones y/o realizar preguntas pertinentes: “¿crees que merece la pena
que J cambie la técnica de tiro?...
El psicólogo puede ayudar al entrenador a diseñar el programa de entrenamiento para conseguir una
mejora técnica compleja, asesorándole sobre todo aquello que incida en las variables psicológicas que
resulten decisivas para que se produzca el cambio deseado. El cometido del psicólogo no es indicarle al
entrenador si el deportista debe, por ejemplo, subir el codo o abrir la mano…, sino orientarle sobre la forma de
plantear y aplicar este trabajo, para que el deportista se motive por perfeccionar su técnica y comprenda y
asimile mejor, la información que se le transmita.
Intervención directa del psicólogo: en las ocasiones en que la intervención implica la aplicación de estrategias
psicológicas complejas, como cuando se detecta que el deportista tiene creencias rígidas negativas respecto
al aprendizaje técnico que se pretende (si está convencido de que va a jugar peor si cambia su técnica). Para
aliviar este problema la única manera es debilitar estas creencias mediante una intervención cognitiva
altamente especializada.

B.- TRABAJO DE ENSAYO REPETITIVO

El entrenamiento deportivo debe también favorecer que se produzca una “puesta a punto técnica”,
consistente en que los deportistas tengan sus habilidades técnicas convenientemente preparadas, para su
utilización eficaz cuando la competición lo requiera. Para ello, el entrenamiento incluye múltiples sesiones en
las que se ensayan repetitivamente las habilidades más relevantes.
Hay que diferenciar entre las habilidades siguientes:
o Basadas en la precisión: que requieren muchos más ensayos y un elevado grado de concentración.
o Basadas en el esfuerzo: que requieren una mayor dosis de sufrimiento.
También aquí, el entrenador puede incorporar algunas estrategias psicológicas a su método, y el psicólogo
colaborar, paralelamente, detectando y evaluando necesidades, recursos y dificultades; asesorando al
entrenador sobre los procedimientos de intervención más eficaces.

1.4) Mejora y puesta a punto de la condición táctico-estratégica.

Este apartado, abarca la tendencia y la ejecución de las múltiples decisiones, más simples o más complejas,
que los deportistas deben adoptar en la competición, en función de las circunstancias relevantes propias de
cada deporte.

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En líneas generales, el comportamiento táctico apropiado, depende la interacción entre las demandas de la
competición y los recursos propios para hacer frente a estas demandas. En casi todos los deportes en los que
tiene un peso destacado (baloncesto…), suele ser habitual que los deportistas y/o sus entrenadores definan su
“estilo” o “sistema” de comportamiento, en función de los recursos propios, y que, después, lo adapten a las
demandas concretas de cada competición.

A.- CONDUCTAS DE TOMA DE DECISIONES

El desarrollo eficaz del comportamiento táctico, implica que los deportistas conozcan y comprendan las
distintas situaciones relevantes que se puedan plantear en la competición de su deporte; dominen las soluciones
más convenientes en cada caso específico; y posteriormente, perciban y discriminen los criterios que deben
servirles como indicadores para actuar de una manera y otra. Se trata, en definitiva, de que el deportista
desarrolle conductas de toma de decisiones.
El acierto o desacierto del comportamiento táctico, no depende de la calidad o el resultado de la ejecución
técnica, sino de la presencia, o ausencia, de las circunstancias concretas que se estime que aconsejan la decisión
en cuestión.
La decisión correcta, será la que, de acuerdo con los criterios establecidos previamente, favorezca una mayor
probabilidad de éxito, aunque éste no dependa del todo de dicha decisión.
En los deportes individuales, el comportamiento táctico es individual. En los de equipo, tiene dos vertientes:
comportamiento individual y comportamiento colectivo.

B.- CONTRIBUCIÓN DE LA PSICOLOGÍA

Debido a la complejidad del comportamiento táctico, pueden surgir problemas para aprenderlo y ponerlo a
punto, por ello es conveniente que el entrenador y el psicólogo puedan trabajar conjuntamente para solucionarlos.
En general, la mejora y puesta a punto de la condición táctico-estratégica implica que:
o Los deportistas adquieran y perfeccionen su habilidad para tomar decisiones en las situaciones relevantes
o Practiquen suficientemente estas decisiones, las ensayen en condiciones similares a las que están
presentes en la competición.
o Y preparen, específicamente, las decisiones que puedan resultarles útiles en cada competición concreta.
La complejidad del comportamiento táctico, requiere que se especifiquen, con suficiente claridad, los
criterios correctos para evaluarlo; y que, para ello, se diseñen instrumentos y procedimientos apropiados.
Los errores que se cometen en la evaluación pueden tener consecuencias muy negativas para el desarrollo del
comportamiento táctico y efectos perjudiciales sobre la autoconfianza de los deportistas, al desarrollarse un
estado de indefensión, en lugar de la percepción de control que se deriva del uso de un sistema de
evaluación adecuado.

1.5) Mejora y puesta a punto de la condición psicológica.

Con o sin la ayuda de un entrenamiento psicológico específico, uno de los objetivos del entrenamiento
deportivo, a través de sus distintos componentes, debe ser la mejora y puesta a punto de la condición
psicológica de los deportistas.

A.- RECURSOS Y RIESGOS DEL ENTRENAMIENTO.


Ejemplo de recursos: preparar la participación de los deportistas en una competición, además de ayudarles a
recordar el contenido deportivo de su actuación, puede servir para que controlen mejor el estrés, fortalezcan
su confianza en los recursos propios y aumenten su motivación.
Para aprovechar psicológicamente los recursos del entrenamiento, la actuación del entrenador es crucial y es
conveniente que también cuente con el asesoramiento y la colaboración de un psicólogo deportivo. Aquí, el
papel del psicólogo consiste en diseñar, o ayudar a diseñar, y después supervisar, las características de los

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ejercicios (no su contenido deportivo)que pretendan conseguir un determinado objetivo psicológico (tolerancia al
sufrimiento, mejora de la autoconfianza, desarrollo de conductas atencionales…). Asimismo, el psicólogo debe
detectar y asesorar al entrenador de los ejercicios del entrenamiento deportivo que pueden perjudicar la
mejora y puesta a punto de la condición psicológica (los riesgos del entrenamiento).

Tabla 2.- Posibles recursos del entrenamiento deportivo para la mejora y puesta a punto de la condición
psicológica, y posibles efectos concretos de cada recurso.

POSIBLES RECURSOS POSIBLES EFECTOS


-Ambiente de trabajo y contenidos de las sesiones de -Fortalecimiento de la motivación por el entrenamiento.
entrenamiento: atractivos y gratificantes. -Estado de ánimo positivo.
-Planteamiento de ejercicios con objetivos y reglas de -Control de la atención.
funcionamiento específico y bien definido. -Control de la decisión y la ejecución.
-Énfasis prioritario en la conducta del deportista (y no en sus -Aumento de la motivación por los ejercicios del entrenamiento.
resultados).
-Utilización de la novedad, la dificultad y el grado de exigencia -Mejor asimilación de la información.
de los ejercicios, de manera progresiva. -Control del estrés.
-Fortalecimiento de la autoconfianza.
-Distribución apropiada de las cargas de trabajo y los periodos -Mejor asimilación de la información.
de descanso. -Control del estrés por sobre entrenamiento.
-Prevención del agotamiento psicológico.
-Organización de ejercicios deportivos específicos para mejorar -Mejora de la capacidad atencional.
la atención. -Perfeccionamiento de la conducta atencional apropiada.
-Organización de ejercicios específicos para afrontar situaciones -Afrontamiento y solución de situaciones problema.
problema. -Fortalecimiento de la autoconfianza.
-Diseño y aplicación de planes de trabajo personal según -Mayor implicación y compromiso personal.
acuerdo con cada deportista. -Aumento de la motivación por la actividad.
-Solución de problemas concretos.
-Percepción de control y fortalecimiento de la autoconfianza.
-Planteamiento y consecución de retos deportivos. -Desarrollo y fortalecimiento de la autoconfianza.
-Aumento de la motivación por la actividad deportiva.
-Satisfacción personal.
-Estado de ánimo positivo.
-Exposición y ensayo en competiciones apropiadas o situaciones -Habituación a las condiciones de la competición.
características de la competición. -Oportunidad de poner en práctica habilidades psicológicas en
situaciones competitivas.
-Oportunidad de detectar dificultades interferentes.
-Percepción de control y fortalecimiento de la autoconfianza.
-Preparación de la participación en la competición. -Control del estrés.
-Fortalecimiento de la autoconfianza.
-Aumento de la motivación por la competición.
-Evaluación del rendimiento en los ejercicios del entrenamiento. -Obtención de información.
-Feedback apropiado.
-Control de la atención.
-Percepción de control y fortalecimiento de la autoconfianza.
-Habituación a la situación estresante de la evaluación.
-Conducta apropiada del entrenador. -Control de la atención.
-Mejor asimilación de la información.
-Fortalecimiento de la autoconfianza y la autoestima.
Control del estrés y la motivación.
-Mejora deportiva. -Satisfacción personal.
-Fortalecimiento de la autoconfianza y la autoestima.
-Aumento de la motivación.

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-Estado de ánimo positivo.

B.- HABILIDADES DE LOS ENTRENADORES.


Tiene una gran importancia que los entrenadores desarrollen habilidades interpersonales que les ayuden a
intervenir, aumentando su capacidad para crear una relación “entrenador-deportistas” apropiada, que
puedan transmitir sus instrucciones oportuna y eficazmente, y “negociar” con acierto para obtener acuerdos
con los deportistas.
El entrenamiento de los entrenadores deportivos en habilidades psicológicas relevantes debe tener doble
vertiente:
o Habilidades para que puedan influir favorablemente en la condición psicológica de sus deportistas:
Habilidades interpersonales.
Dominio de técnicas psicológicas como la entrevista, los registros observacionales, el análisis
conductual, técnicas operantes, modelado, establecimiento de objetivos, solución de problemas,
toma de decisiones y manipulación de condiciones ambientales relevantes.
o Habilidades que les permitan autorregular su propio estado psicológico; de manera que puedan rendir, al
máximo de sus posibilidades, en los distintos cometidos de su trabajo como entrenador.

C.- ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES PSICOLÓGICAS.


La condición psicológica puede beneficiarse si los deportistas dominan habilidades psicológicas que les ayuden
a autorregular los estados psicológicos que pueden influir en su rendimiento. En esta área, el psicólogo
desempeña un papel fundamental; abarcando, por un lado, la enseñanza de las técnicas apropiadas y su forma
de aplicarlas eficazmente; y por otro, el control de los posibles riesgos que puedan derivarse del entrenamiento
incorrecto y el mal uso de las estrategias psicológicas.
Por ejemplo: pueden plantearse situaciones de entrenamiento que ayuden a los deportistas a habituarse y tolerar
el cansancio, el sufrimiento, los altibajos emocionales…, si paralelamente, se entrena a los deportistas para que
dominen habilidades psicológicas que les permitan controlar estas dificultades perjudiciales, se estará
abordando esta cuestión por dos vías complementarias, obteniendo, además un mayor beneficio de estas
situaciones de entrenamiento, al poder aprovecharse para que los deportistas puedan practicar las habilidades
psicológicas.
La mejor manera de lograr un efecto favorable y útil en la condición psicológica sería la interacción apropiada
entre las siguientes vías:
o Intervención sobre el ambiente: es la manipulación de las situaciones del entrenamiento con la que se
intenta influir en el comportamiento del deportista.
o Intervención directa sobre la propia persona: es el entrenamiento para la autorregulación.

D.- CONDICIÓN PSICOLÓGICA EN EL ENTRENAMIENTO


Al objeto de mejorar y poner a punto la condición psicológica de los deportistas para el propio entrenamiento,
propiciando que afronten, convenientemente, sus diferentes demandas y obtengan el máximo beneficio, deben
controlarse variables como: la motivación, el estrés, la autoconfianza, el nivel de activación y la atención,
que influyen en la disposición psicológica y el funcionamiento mental.
El rendimiento de los deportistas en el entrenamiento depende, decisivamente de dos aspectos:
o Disposición: con la que acometen el entrenamiento.
o Funcionamiento psicológico: cuando trabajan en las tareas deportivas correspondientes.

E.- INTERVENCIÓN COORDINADA POR DIFERENTES VÍAS.


El entrenador puede influir en la mejora y puesta a punto en la condición psicológica de los deportistas por
diferentes vías:
o Manipulando las demandas del entrenamiento deportivo.
o A través de las reuniones mantenidas con los deportistas.
o Las normas de funcionamiento que establece fuera del entrenamiento.

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o Las múltiples decisiones que adopta.


En todos los puntos anteriores puede colaborar el psicólogo. Sin embargo, es muy difícil que la actuación del
entrenador pueda modificar una disposición psicológica en la que predominen creencias rígidas. En general,
dependiendo de su habilidad y grado de desgaste, los entrenadores pueden influir en la disposición
psicológica “más flexible” de sus deportistas, pero raramente en su disposición “más rígida”, que requiere el
trabajo psicológico más especializado del psicólogo.
Ver tabla 3: Vías para la mejora y puesta a punto de la condición psicológica de los deportistas. Página 45.

El funcionamiento mental de los deportistas en el entrenamiento y su preparación psicológica para la


competición, dependerán de la interacción de diversos elementos:
o Las demandas del entrenamiento deportivo.
o La actuación del entrenador con los deportistas.
o La disposición psicológica de éstos cuando afrontan el entrenamiento.
o Sus habilidades psicológicas.

1.6) Prevención del agotamiento psicológico.

La fatiga y el agotamiento psicológicos, pueden presentarse tanto por exceso como por defecto, y no sólo
por la dimensión cuantitativa del volumen y/o la intensidad de los ejercicios del entrenamiento, sino también
por el componente cualitativo de sus contenidos más o menos motivantes o estresantes (muy poco motivante
o demasiado estresante).
El agotamiento psicológico y el físico puede que coincidan o puede que no (ej: el jugador suplente de un
equipo de baloncesto que apenas participa en los partidos y tampoco entrena demasiado no tendrá fatiga
física, sin embargo puede empezar a mostrar síntomas de cansancio y empeorar su rendimiento debido a la
fatiga psicológica que el produce el déficit cuantitativo y cuantitativo de actividad).
En algunos casos, este empeoramiento del rendimiento físico, podría explicarse por la pérdida de forma física
al no haber entrenado el deportista; pero esta hipótesis debe descartarse, al menos como única explicación,
cuando éste, paralelamente, muestra síntomas que indican un funcionamiento psicológico deficiente.
En el ejemplo anterior, la carga de trabajo a la que se somete al jugador de baloncesto, es deficitaria
cuantitativa y cualitativamente. El jugador percibe que su actividad no tiene el nivel de exigencia e interés
que él desearía y, como consecuencia de ello, se aburre, se siente infrautilizado, se enfada (porque no sabe
o no puede cambiar esta situación) y, finalmente, se desilusiona y su funcionamiento psicológico empeora
de manera significativa y estable.
Ejemplo de exceso de carga cualitativa: Se trata de un deportista cuyo plan de entrenamiento ha sido
minuciosamente preparado, cuidando la distribución de las cargas de trabajo y los periodos de descanso,
intentando evitar un estado de agotamiento, Sin embargo, el estrés psicológico al que está sometido durante
muchos meses seguidos, como consecuencia de una enorme responsabilidad y una agobiante “presión social”,
es muy elevado; y, a pesar de que sus resultados son buenos, inicia un proceso de desgaste que, progresivamente,
le agota. Su deporte, en general ya apenas le motiva; se distrae en exceso y “baja la guardia”. Es como si cada
vez le quedase menos energía disponible; y llega un momento en el que aún queriendo concentrarse y hacer un
sobreesfuerzo para rendir, no es capaz de lograrlo.
Con el objetivo de subsanar estas deficiencias, uno de los objetivos del entrenamiento deportivo, debe consistir
en prevenir el agotamiento psicológico de los deportistas, sugerencias:

Tabla 4. Cometidos básicos del entrenamiento deportivo.


1. Planificación del entrenamiento.
2. Adherencia a las sesiones de entrenamiento y otras medidas complementarias.
3. Aprendizaje de habilidades y conductas relevantes.
4. Ensayo repetitivo de habilidades y conductas relevantes.
5. Exposición y ensayo en las condiciones de la competición.

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6. Preparación específica de competiciones.


7. Evaluación del entrenamiento.

1.7) Cometidos del entrenamiento deportivo

El entrenamiento deportivo debe abarcar diferentes cometidos.


1. Obligatorios: Planificación, adherencia y evaluación. Siempre deben tenerse presentes.
2. Alternativos: aprendizaje, ensayo repetitivo, exposición y ensayo en las condiciones de la competición y
preparación específica de cada competición.
Para determinar el cometido del entrenamiento deportivo se puede utilizar como punto de partida un árbol
de decisiones sencillo (Ver tabla 5 página 50). Hay resaltar también la importancia de avanzar,
progresivamente, en la medida que se van cubriendo las etapas previas.
Asimismo y tomando lo anterior como punto de partida, tendremos en cuenta otras cuestiones relevantes
como: el nivel de los deportistas y el periodo de “entrenamiento-competición”. Es aconsejable que el
énfasis de cada cometido varíe según los dos factores anteriores. Ejemplos:
1. Deportistas “promesa”: énfasis en el desarrollo de la habilidad física, el aprendizaje táctico simple y,
en menor medida el aprendizaje técnico.
2. Deportistas que se inician en la competición: mayor peso en el desarrollo de habilidades físicas, el
aprendizaje técnico y táctico simple.
3. Deportistas de élite: predominaría el aprendizaje táctico, el acondicionamiento físico para rendir en
competición, el ensayo repetitivo de habilidades de precisión, la exposición y el ensayo en las
condiciones de la competición y la preparación de las competiciones. Énfasis reducido en aprendizaje
de habilidades físicas, técnicas o tácticas simples.

Tabla 6. Estimación general del peso más conveniente de cada cometido del entrenamiento, en especialidades
como el baloncesto, según el nivel de los deportistas.
Deportistas que se Deportistas “promesa” Deportistas de élite
inician en la
competición
Habilidades físicas ** *** *
APRENDIZAJE DE
HABILIDADES
Habilidades técnicas *** ** *

Habilidades tácticas simples ** *** *

Habilidades tácticas complejas * ***

Habilidades psicológicas * ** **

Ejercicios para el acondicionamiento * ** ***


ENSAYO REPETITIVO DE físico para la competición
HABILIDADES
Habilidades técnicas de “esfuerzo” ** ** *

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Habilidades técnicas de “precisión” ** ** ***

Habilidades tácticas * **

Habilidades psicológicas * ** **

EXPOSICIÓN Y ENSAYO EN LAS CONDICIONES DE LA * ** ***


COMPETICIÓN

PREPARACIÓN ESPECÍFICA DE COMPETICIONES * ** ***

Por otra parte se puede realizar también una estimación general del peso que podría tener cada cometido del
entrenamiento en los distintos periodos de “entrenamiento competición” a lo largo de la temporada. Podemos
distinguir entre:
1. Periodos preparatorios: deben predominar , según sean las necesidades más prioritarias:
o Trabajo físico (para aprendizaje de habilidades físicas y/o el acondicionamiento físico para la
competición futura).
o La repetición de habilidades técnicas de esfuerzo (con considerable carga de trabajo físico).
o Aprendizaje de habilidades. Con énfasis más bajo en los apartados de repetición de
habilidades de precisión y exposición y ensayo en las condiciones de la competición.
2. Periodos competición menor: reducción de la importancia del aprendizaje de habilidades físicas y
técnicas, interesante perfeccionar habilidades tácticas y psicológicas. El acondicionamiento físico
sigue siendo importante para lograr buena forma física. Dedicar una parte considerable del
entrenamiento al trabajo de repetición. El cometido más importante en estos períodos es la
exposición y el ensayo en las condiciones de la competición.
3. Periodos de competición mayor: debe predominar el ensayo repetitivo de habilidades de precisión
y habilidades tácticas y, por supuesto, la preparación específica de cada competición, pasando a un
plano secundario los restantes apartados. Erróneamente, este es el modelo de trabajo que también se
emplea, en muchos casos en periodos de competición menor.
4. Periodo posterior a la temporada de competición: debe emplearse, fundamentalmente, para
mejorar las habilidades físicas, técnicas, tácticas simples y, en algunos casos, las habilidades
psicológicas.

Tabla 7. Estimación general del peso más conveniente de cada cometido del entrenamiento, en los distintos periodos de
“entrenamiento-competición” de la temporada, en especialidades como el baloncesto, con deportistas de élite. La prioridad
de cada tipo de habilidad (física, técnica, táctica o psicológica) debe establecerse en cada caso concreto.
Periodos de Periodos de Periodos de competición Periodo de
preparación competición menor mayor postemporada

Habilidades físicas *** * **


APRENDIZAJE DE
HABILIDADES
(*) Habilidades técnicas *** * **

Habilidades tácticas simples *** ** * **

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Habilidades tácticas *** ** *


complejas

Habilidades psicológicas *** ** * *

Ejercicios para el *** ** *


ENSAYO acondicionamiento físico
REPETITIVO DE
HABILIDADES Habilidades técnicas de
(*)
*** ** *
“esfuerzo”

Habilidades técnicas de ** ** ***


“precisión”

Habilidades tácticas ** ** ***

Habilidades psicológicas * ** **

EXPOSICIÓN Y ENSAYO EN LAS CONDICIONES * *** *


DE LA COMPETICIÓN

PREPARACIÓN ESPECÍFICA DE ** ***


COMPETICIONES

A.- OPTIMIZACIÓN DE LOS COMETIDOS DEL ENTRENAMIENTO


Los siete cometidos básicos del entrenamiento deportivo, pueden optimizarse, significativamente, mediante la
incorporación del conocimiento psicológico al método de trabajo habitual.

TEMA 3- PLANIFICACIÓN DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO

1) Introducción

La responsabilidad de los entrenadores, no se limita a dirigir in situ la actuación de sus deportistas, también
abarca lo siguiente:
1. Trabajo intelectual “fuera de la pista”: para preparar y evaluar los contenidos del
entrenamiento. En este marco, los objetivos fundamentales de la planificación son decidir y
organizar el trabajo a realizar en el entrenamiento, procurando aprovechar, al máximo, los diferentes
recursos disponibles (tiempo, conocimientos del entrenador, calidad de los deportistas…).
La importancia de la planificación, se reconoce, sobre todo en deportes en los que el cometido de los
entrenadores consiste, fundamentalmente, en planificar, orientar, observar y evaluar (atletismo, natación),
con una menor participación activa en las sesiones de entrenamiento y competiciones, que en otras
especialidades en las que el entrenador tiene un mayor protagonismo directo (baloncesto, fútbol…).

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“Los entrenadores que no planifican su trabajo suelen ir a la deriva…” Mediante la planificación el entrenador
decide y distribuye de forma ordenada y razonable el trabajo a realizar por su equipo como conjunto y por
sus jugadores individualmente. Gracias a ella, puede valorar que tipo de trabajo es el que más le interesa en
cada momento.
La planificación puede propiciar efectos psicológicos positivos en el propio entrenador y en los deportistas
porque:
1. Fortalece la percepción de control sobre el proceso del entrenamiento.
2. Se potencia la autoconfianza del entrenador respecto a lo que hace.
3. Se potencia la autoconfianza de los deportistas.
Es importante incluir la planificación global de todos los contenidos del entrenamiento y, específicamente, la
que corresponde al:
1. Trabajo físico, técnico, táctico.
2. Trabajo psicológico: a este respecto es necesario detectar las necesidades, posibilidades y riesgos
psicológicos del plan deportivo y, en función de éstos, decidir el contenido del plan psicológico y
programarlo en los distintos ciclos y microciclos de la temporada.
Para mejorar su forma de planificar los entrenadores pueden:
1. Incorporar conocimientos psicológicos relevantes a su método habitual y en los casos más
dificultosos recurrir al asesoramiento de un psicólogo deportivo.
La ayuda del psicólogo:
1. No contempla elaborar el contenido de los planes deportivos, constituyendo un grave error de
algunos psicólogos, intentar abarcar el cometido específico del entrenador.
2. Sí incluye aportar sugerencias que hagan más eficaz el método que los entrenadores emplean para
planificar.
3. El psicólogo deportivo debe comprender y respetar el método del entrenador, y saber esperar el
momento oportuno para plantear sus sugerencias, comprendiendo que, la mayoría de las veces, será
imposible cambiar del todo la forma de proceder del entrenador, y que intentar este cambio radical
podría propiciar el fin de una buena relación profesional.
Ver tabla 8: Fases progresivas que puede incluir la planificación del trabajo deportivo. Página 59. En el texto
aparece cada apartado de esta tabla desarrollado debidamente.

2.1) Planteamiento inicial de objetivos

El propósito de esta primera fase, es determinar los objetivos deportivos que se consideran más apropiados.
Para ello pueden contemplarse las siguientes subfases:
A.- DELIMITACIÓN DEL PERIODO DE TIEMPO QUE ES OBJETO DE PLANIFICACIÓN
La duración del periodo dependerá de:
o La distancia del evento para el que hay que preparar a los deportistas.
o De la extensión de las distintas etapas que, en este proceso, se estime oportuno contemplar.
La duración puede depender de múltiples circunstancias (intereses deportivos, edad y disponibilidad de los
deportistas, facilidades para entrenar…

B.- CONSIDERACIÓN DE LAS COMPETICIONES QUE SE DEBEN AFRONTAR.


En algunas especialidades, el conocimiento de las competiciones que se deben afrontar (si son obligatorias,
amistosas, etc), es previo al establecimiento de objetivos, mientras que en otras especialidades, puede
suceder lo contrario, que a partir de establecer el objetivo a alcanzar, se decidan las competiciones en las que los
deportistas estarán presentes.
También las demandas competitivas varían de unos deportes a otros, en cuanto al número de veces que se
debe competir y la forma de hacerlo a lo largo de la temporada.

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o En algunas modalidades se compite una o dos veces a la semana durante siete u ocho meses, mientras
que, en otras, se compite pocas veces en periodos muy concretos de la temporada.
El conocimiento de estas cuestiones, tiene una gran importancia en los pasos sucesivos. Puede influir en la
decisión de:
o Los objetivos a alcanzar: si se considera muy difícil la consecución de dos buenos resultados, en
competiciones cuya ubicación en el calendario dificulte, significativamente, la forma óptima en ambas.
o Respecto al trabajo a realizar: pues no debería ser el mismo, ni en la cantidad ni en el tipo de trabajo, si se
compite poco que si se participa mucho, o si se compite con mayor o menor proximidad.

C.- VALORACIÓN DE LAS POSIBILIDADES DE ÉXITO DE LOS DEPORTISTAS.


Después del paso anterior hay que valorar las posibilidades de éxito de los deportistas. Para ello conviene
tener en cuenta lo siguiente:
o La dificultad de las competiciones (rivales, sistema, momento de la temporada…).
o Los recursos propios disponibles para afrontar cada competición. Tanto los que se tienen como los que
se considera que se pueden tener después del plan de entrenamiento.

D.- ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS DE RESULTADO.


El resultado de la valoración por el entrenador y sus cols. conducirá a un planteamiento de objetivos
interesantes, realistas y sobre todo específicos (no ambiguos) que, inicialmente, contribuyan a aumentar la
motivación y, más adelante, ayuden a fortalecer su autoconfianza.
Objetivos intermedios: en ocasiones para conseguir un resultado es necesario que se obtengan antes otras
metas menores, por ello es muy importante que se consideren los objetivos intermedios como se debe.
o Centrarse en exceso en la consecución del objetivo final, ignorando los pasos previos ineludibles para
lograrlo, puede propiciar que los deportistas fracasen en algún objetivo intermedio perdiendo así la
posibilidad de optar a la meta final para la que se había estado preparando.
o Cuando por las condiciones de la competición, no existan objetivos intermedios imprescindibles para
llegar al objetivo final, entonces la planificación sí podrá centrarse exclusivamente en la consecución
de éste.
o Cuando el objetivo final se encuentre alejado en el tiempo, conviene establecer objetivos intermedios
que aún no siendo ineludibles pueden resultar muy útiles en el proceso de preparación, constituyendo
retos a corto plazo que incidirán, favorablemente, en la motivación de los deportistas por afrontarlos,
servirán como “objetivos-test” para comprobar el progreso hacia la meta final y ayudarán a fortalecer
la autoconfianza y la motivación.
o Los objetivos intermedios deben constituir pasos progresivos hacia la consecución del objetivo final,
siendo aconsejable que el primero de ellos en cada momento, no esté muy alejado en el tiempo.

E.- PLANTEAMIENTO DE OBJETIVOS DE REALIZACIÓN.


Objetivos de realización: se refieren a los logros relacionados con la conducta propia (mejoras físicas,
técnicas…) que los deportistas deben conseguir para que aumenten sus posibilidades de alcanzar los objetivos de
resultado.
o Deben ser específicos, atractivos y alcanzables, y constituir la “llave” para conseguir los resultados
deseados. Su importancia radica en los siguientes aspectos:
a) Acentúan la trascendencia de la propia conducta para poder influir en los resultados deportivos.
b) Propician que los deportistas adopten un funcionamiento útil, centrándose en su conducta y
ocupándose, predominantemente de ella.
c) Permiten que se pueda realizar una valoración más realista sobre la viabilidad de los objetivos a
alcanzar.
d) Facilitan una evaluación del rendimiento sencilla y fiable.

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e) Favorecen que los deportistas utilicen un indicador de progreso, su propia conducta, que depende,
fundamentalmente, de ellos.
f) Propician que se establezcan contingencias beneficiosas entre la propia conducta y sus
consecuencias.
g) Favorecen el desarrollo de la percepción de control y, por esta vía, el fortalecimiento de la
autoconfianza y la motivación.

El planteamiento de objetivos de realización para cada uno de los objetivos de resultado previamente
establecidos, resulta fundamental para decidir el trabajo deportivo que se debe realizar; y además, el éxito o
fracaso posterior, en la consecución de estos objetivos, permitirá evaluar la eficacia del trabajo realizado, a través
de un criterio sencillo, útil y riguroso.

Tabla 9.- Instrumento que facilita una visión global de los objetivos finales e intermedios de resultado y realización.

OBJETIVOS DE OBJETIVOS DE FECHA DE


RESULTADO REALIZACIÓN CONSECUCI ÓN
OBJETIVO FINAL

OBJETIVOS INTERMEDIOS

En los deportes de equipo, se deben planificar objetivos colectivos para el equipo y, en relación con éstos, los
objetivos individuales que se deben lograr. En estos casos, la buena interacción entre los objetivos grupales y
los individuales, favorecerá el rendimiento final del equipo.

Ver tabla 10: Ejemplo de instrumento para planificar los objetivos individuales de realización, en un deporte
de equipo. Página 65.

2.2) Consideración del contenido del entrenamiento.

El propósito de esta fase, dividida en dos subfases, es decidir el trabajo deportivo que se debería realizar
en el entrenamiento, para tener la opción de lograr los objetivos planteados anteriormente.

A.- OBSERVACIÓN DE LAS NECESIDADES Y RECURSOS EXISTENTES PARA LA CONSECUCIÓN DE LOS OBJETIVOS
DE REALIZACIÓN.
Con los objetivos de resultado y de realización ya establecidos, conviene observar con más detalle las
necesidades y los recursos de los deportistas en cada uno de sus niveles de funcionamiento (físico, técnico,
táctico y psicológico), como punto de partida para decidir el trabajo que se debe realizar para poder alcanzar
tales objetivos.
Realización de una valoración más precisa: para establecer qué carencias existentes deberían subsanarse y qué
“puntos fuertes” podrían aprovecharse o deberían potenciarse.
Esta fase puede resultar innecesaria respecto a objetivos que no sean muy complejos, pero conveniente con
objetivos en los que intervengan diversos elementos y, en general, con los objetivos táctico-estratégicos en los
deportes de equipo.

Tabla 11.- Tipo de instrumento que facilita observar los recursos y necesidades de los deportistas respecto a un posible
objetivo de realización.
OBJETIVO DE REALIZACIÓN

RECURSOS NECESIDADES

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B.- DETERMINACIÓN DEL TRABAJO A REALIZAR

Ya decididos los objetivos, y teniendo en cuenta el nivel de los deportistas respecto a tales objetivos, los
entrenadores deben determinar el trabajo a realizar para poder conseguirlos, considerando las parcelas
específicas del trabajo físico, técnico, táctico y psicológico.

Tabla 12.- Instrumento que puede ayudar a enumerar los contenidos a desarrollar en el entrenamiento.
OBJETIVO DE REALIZACIÓN
Trabajo físico
Trabajo técnico
Trabajo táctico
Trabajo psicológico

2.3) Adaptación del plan inicial al tiempo disponible.

A.- CONSIDERACIÓN DEL TIEMPO DISPONIBLE.


Una vez decididos los objetivos a conseguir y el trabajo que se debería realizar, es importante saber el tiempo real
del que se dispone para llevar a cabo estos planes. El tiempo disponible suele ser diferente en cada caso por
circunstancias como las siguientes:
o El plazo de tiempo total del que se dispone para trabajar, ya considerado al comienzo de este proceso,
pero que ahora conviene contemplar, de nuevo, como punto de partida.
o El grado de dedicación de los deportistas: diferente si son profesionales con dedicación exclusiva o tienen
otras responsabilidades ajenas al deporte.
o La disponibilidad de instalaciones.
o Los compromisos competitivos durante este periodo de tiempo. Si hay muchas competiciones se reduce el
tiempo disponible para entrenar, al contrario de si hay pocas competiciones.
o Los desplazamientos que se deben realizar, tanto para competir como para entrenar. Así como el tiempo
de adaptación por cambios horarios, de altitud, clima, alimentación…
o Los periodos en los que no se puede entrenar por cualquier motivo.
o Los periodos de descanso considerados convenientes.
La contemplación de todas esas circunstancias, permitirá conocer el tiempo real del que se dispone y el
aprovechamiento del mismo, teniendo en cuenta criterios cuantitativos y cualitativos.

B.- REFLEXIÓN SOBRE LA VIABILIDAD DE LOS OBJETIVJOS Y LOS CONTENIDOS DEL PLAN.
Es necesario reflexionar sobre la viabilidad de los objetivos y los contenidos del plan. Pueden ocurrir varias
cosas:
o Que se observe inviabilidad o elevada dificultad del objetivo y se estime conveniente un replanteamiento.
o Que la reflexión sirva para apoyar el planteamiento inicial de objetivos.
o Que se hayan establecido dos o más objetivos y que separados resulten viables, sin embargo pueden ser de
difícil consecución alcanzarlos a la vez. En este caso habrá que decidir si se intenta conseguir todos ellos,
aun disminuyendo la probabilidad de alcanzarlos, o si se elimina o posterga alguno en beneficio de los
demás.
o Que se considere que la cantidad de trabajo es excesiva, pero que, aún así, uno o varios objetivos sean
viables. En este caso lo que debe reducirse es el trabajo a desarrollar, seleccionando el contenido más
trascendente.

B.- REFLEXIÓN SOBRE LA VIABILIDAD DE LOS OBJETIVJOS Y LOS CONTENIDOS DEL PLAN.

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Es necesario reflexionar sobre la viabilidad de los objetivos y los contenidos del plan. Pueden ocurrir varias
cosas:
o Que se observe inviabilidad o elevada dificultad del objetivo y se estime conveniente un replanteamiento.
o Que la reflexión sirva para apoyar el planteamiento inicial de objetivos.

C.- ESTABLECIMIENTO DE PRIORIDADES.


El establecimiento de prioridades implica tomar decisiones selectivas que determinan lo que se estima más importante
y debe predominar sobre todo lo demás.

Objetivos y contenidos prioritarios


La elección del objetivo prioritario, puede suponer que deban abandonarse por completo los restantes
objetivos. Pero en muchos casos sólo implica una preferencia que determina la selección y programación
del trabajo a realizar, sin que, por ello se ignoren otros objetivos, que aún situándose en segundo plano, podrían
ser atendidos en la medida correspondiente.
Es importante recordar que a veces la consecución de objetivos intermedios puede ser imprescindible para
poder alcanzar después los principales.
En relación con el trabajo a realizar, el establecimiento de prioridades conlleva la selección, postergación y
eliminación, respectivamente, de partes del contenido que anteriormente se consideraba oportuno.

Aceptación de objetivos y contenidos prioritarios


Dos elementos de suma trascendencia en la planificación, el desarrollo y el resultado del entrenamiento son: el
conocimiento y la aceptación de la prioridad de los contenidos específicos del trabajo de cada colaborador
dentro del planteamiento conjunto.
Criterios para establecer las prioridades
El entrenador y sus colaboradores tendrán en cuenta diversos criterios, a saber:
a. La importancia de cada objetivo.
b. La proximidad de los distintos objetivos.
c. La relación entre los objetivos; considerando si la consecución de un objetivo es imprescindible para
conseguir otros, y/o facilita que se logren otros objetivos.
d. La incompatibilidad o interferencia entre los distintos objetivos.
e. El coste estimado para conseguir cada objetivo.
f. La probabilidad estimada de lograr cada objetivo.

Ver tabla 13: Ejemplo de instrumento que puede ser útil para tomar una decisión sobre la prioridad de los objetivos.
Página 73.

El establecimiento de prioridades respecto a los objetivos, determina la prioridad del trabajo que se debe
realizar en consonancia con el objetivo u objetivos elegidos; por ello es conveniente operar con objetivos hasta que
sea posible, “desmenuzándolos” en objetivos cada vez más simples, mientras sea necesario seguir
estableciendo prioridades.
Cuando no sea posible o no merezca la pena, dividir un objetivo en subobjetivos, el problema ya no será
dirimir entre objetivos, sino decidir entre los contenidos del entrenamiento para conseguir el objetivo en
cuestión. En estos casos, conviene tener en cuenta, fundamentalmente, los elementos a favor y en contra de los
distintos contenidos, utilizando criterios como los siguientes:
o La simplicidad del trabajo a realizar (la simplicidad es un elemento a favor).
o La urgencia de cada contenido (elemento a favor que el contenido principal sea más urgente).
o La relación con otros contenidos (elemento a favor que el contenido facilite el desarrollo posterior de
otros contenidos.
o La integración del contenido en el conjunto del trabajo a realizar (elemento a favor si por ejemplo un
contenido de trabajo físico puede integrarse en el trabajo técnico o táctico).

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o El coste de cada contenido en dedicación y esfuerzo físico y mental (elemento a favor que el coste sea más
bajo que el de otros contenidos).
En líneas generales, es mejor que se considere más prioritario el trabajo: más sencillo, más urgente, que mejor
facilite el desarrollo posterior de otros contenidos, que mejor se integre en el conjunto del entrenamiento y que
conlleve un menor coste.

Ver tabla 14: Tipo de instrumento para establecer prioridades entre distintos contenidos de trabajo. Página 75.

2.4) Programación del trabajo a realizar. NO ENTRA.

2.5) Consideración de posibles dificultades y modificaciones. NO ENTRA

2.6) Planificación preventiva

La fatiga y el agotamiento físico y psicológico, propician que disminuyan las posibilidades de rendimiento
de los deportistas, aumentan el riesgo de lesiones y, en algunos casos incrementan su vulnerabilidad a
desarrollar trastornos psicopatológicos; por lo que debe intentar prevenirse estos problemas desde una
apropiada planificación del entrenamiento.
Respecto a la prevención de la fatiga y el agotamiento psicológicos, deben emplearse todos los recursos
del entrenamiento que contribuyen a aumentar la motivación, fortalecer la autoconfianza y controlar el estrés
con medidas como las siguientes:
1. Plantear objetivos de resultado y realización, y costes en dedicación y esfuerzo para conseguir tales
objetivos, que correspondan al interés y la disposición de los deportistas respecto a su actividad
deportiva.
2. Plantear objetivos personales, para cada deportista que sean atractivos y alcanzables, y en cuya
decisión se implique el propio deportista.
3. Controlar el nivel de novedad, dificultad y exigencia de los contenidos del entrenamiento,
considerando la capacidad física, técnica, táctica y psicológica de los deportistas.
4. Situar los contenidos más estresantes del entrenamiento en periodos y días alejados de las
competiciones más importantes.
5. Programar periodos de descanso psicológico en los que los deportistas puedan recuperarse de su
desgaste mental.
6. Incluir en el conjunto del plan, el entrenamiento específico para que los deportistas dominen
habilidades psicológicas que les ayuden a controlar su motivación y manejar el estrés al que están
sometidos.
7. Contemplar en el conjunto del plan, el trabajo psicológico “compensatorio” (directamente el psicólogo
y los deportistas) para compensar el sobreesfuerzo mental de los deportistas. El propósito de este
trabajo “compensatorio” es ayudar a los deportistas a mantener su equilibrio emocional sin perjuicio
de que realicen los sobreesfuerzos necesarios para rendir al máximo nivel. Es más, su objetivo es que,
gracias a ese equilibrio, puedan realizarse más y mejores sobreesfuerzo psicológicos a lo largo del
tiempo.

TEMA 4- ADHERENCIA AL ENTRENAMIENTO


Adherencia al entrenamiento: grado de cumplimiento de los deportistas, en las tareas de todo tipo que
conlleva el entrenamiento. Incluye los siguientes apartados:

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1. La asistencia y la puntualidad.
2. Realización de todo aquello que está incluido en el plan (trabajo cuantitativo).
3. La aportación del esfuerzo físico y mental para rendir al máximo (trabajo cualitativo).
4. Atención al exceso de adherencia, tanto el abuso cuantitativo como el cualitativo.
Problema de adherencia inapropiada: ya sea por defecto o por exceso esto puede resultar grave y
determinante en numerosos casos. La adherencia inapropiada puede producirse respecto a las sesiones
regulares de entrenamiento o en relación con las diversas medidas complementarias (fisioterapia preventiva,
tratamiento farmacológico, entrenamiento psicológico.

3.1) Adherencia a las sesiones de entrenamiento deportivo

A.- EVALUACIÓN CONDUCTUAL DE LA FALTA DE ADHERENCIA.


Circunstancias antecedentes específicas de la falta de adherencia: pueden existir estas circunstancias en cuya
presencia sean más probables las conductas de falta de adherencia. La identificación de estas circunstancias
puede ser de gran ayuda.
Consecuencia gratificante extrínseca o intrínseca: es probable que la falta de adherencia, con independencia
de sus circunstancias antecedentes, proporcione a los deportistas ausentes algún tipo de consecuencia
gratificante de mayor peso específico que los posibles perjuicios por no acudir al entrenamiento (ej: el
deportista que está cansado y no acude al entrenamiento, sabiendo que va a obtener la consecuencia
gratificante e inmediata del descanso, y que no por ello va a estar ausente en la próxima competición).
Consecuencias poco gratificantes o aversivas: a la inversa también puede pasar que a los deportistas la
adherencia al entrenamiento no le proporcione consecuencias suficientemente gratificantes, lo cual dificulta
que las conductas de adherencia puedan consolidarse como hábito (pocos retos, no aprenden, no se divierten).
Asimismo puede suceder que la adherencia resulte aversiva para algunos deportistas favoreciendo que se
produzcan ausencias, retrasos y escapes de la situación adversa (continuos insultos de los entrenadores, fracaso
repetido en las tareas, problemas con compañeros).
Aprendizaje de forma vicaria: en ocasiones sucede que el aprendizaje de la relación de contingencia entre las
conductas de adherencia o no adherencia y sus respectivas consecuencias se produce de forma vicaria, es decir,
se observa, imita y se compara con uno mismo. Ej: observar a compañeros de equipo que faltan al
entrenamiento sin que la ausencia les ocasiones perjuicio alguno.
Variables psicológicas: además, las conductas de falta de adherencia pueden estar afectadas por variables
psicológicas más estables como la motivación básica por la actividad deportiva, o creencias y actitudes
personales poderosas que los predispongan a no cumplir (“da igual entrenar o no, lo importante es saber jugar
los partidos”, “aunque me esfuerce el entrenador no va a contar conmigo”.
Apartados necesarios a tener en cuenta para identificar todos los elementos que pueden influir en la
adherencia al entrenamiento:
o Definición precisa de conductas relevantes de adherencia y no adherencia.
o Las condiciones antecedentes que favorecen el riesgo de las conductas de no adherencia, o la presencia de
las conductas de adherencia.
o Las circunstancias antecedentes concretas en cuya presencia se producen las conductas de falta de
adherencia.
o Las consecuencias que se reciben de la adherencia o su falta.
o Los posibles modelos influyentes que pueden hacer más probable la adherencia o la no adherencia.
o La motivación básica y cotidiana de los deportistas por su actividad deportiva.
o Las situaciones potencialmente estresantes y la habilidad de los deportistas para controlarlas.
o Las creencias y actitudes que pueden predisponer a los deportistas hacia la falta de adherencia.
o Los recursos disponibles para solucionar los problemas de adherencia existentes y/o prevenir los futuros.

Información inicial

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Análisis previo de las circunstancias deportivas y personales: que podrían ser relevantes para detectar la
vulnerabilidad e inmunidad a las conductas de falta de adherencia de los deportistas. La información o ya se tiene
o bien se obtiene en parte en las reuniones del cuadro técnico o mediante la entrevista a personas allegadas al
deportista (entrenador, médico…).

Observación directa
Muy útil para conseguir información sobre conductas y antecedentes observables. Se pueden utilizar hojas de
registro que permitan recopilar datos objetivos sobre asistencia y puntualidad a los entrenamientos,
cumplimiento de tareas y otras circunstancias relevantes. Ver tabla 15: Hoja de registro relacionada con la
adherencia al entrenamiento deportivo. Instrumento elaborado para el seguimiento de un deportista mediante
observación directa. El deportista no participa en el registro de los datos.
Hoja de registro: está elaborada por uno o más observadores preparados para ello, pero sin la participación
del deportista. Después de varias semana, se podrá saber en qué consiste la falta de adherencia y su alcance
(¿falta de asistencia?, ¿puntualidad?). Quizás puedan asociarse las conductas identificadas con algunas
circunstancias antecedentes (contenido de la sesión, día de la semana, etc.).
La observación puede servir para:
o Detectar posibles modelos influyentes: el observador debe detectar si existen deportistas
significativos con conductas de no adherencia que puedan ser imitadas. Al mismo tiempo se debe
identificar si existen deportistas significativos con conductas apropiadas de adherencia que,
eventualmente, puedan ser utilizados como modelos (también se incluirá al entrenador).
o Observación del planteamiento general y las normas de funcionamiento interno: sobre las
ausencias, faltas de puntualidad e incumplimiento de las tareas, tiene gran importancia, pues detectando
y modificando posibles errores, se pueden prevenir, y si procede solucionar múltiples problemas de
adherencia. Conviene observar si el entrenador premia las conductas de adherencia y castiga las de no
adherencia o sucede lo contrario. En el primer caso, la adherencia será más probable y en el segundo
existirá un mayor riesgo de falta de adherencia.
o Observación de las características del entrenamiento: se debe observar si el contenido y variedad de
los ejercicios, las oportunidades de mejora que plantea, el nivel cuantitativo y cualitativo de exigencia, las
posibilidades que conlleva de aportar iniciativas y autocontrolar el propio progreso y la conducta, en
general del entrenador, fomentan el interés de los deportistas y los mantienen positivamente alerta,
propician el fortalecimiento de la autoeficacia y proporcionan diversión u otro tipo de gratificación
favoreciendo así las conductas de adherencia.

Cuestionarios, entrevistas y autorregistros


Utilizados cuando se requiere recabar información que sólo pueden aportar los deportistas.
o Cuestionarios: Instrumentos específicos como el de Scanlan, Carpenter, Simons, Schmidt y Keeler
(1993) para evaluar los determinantes del compromiso de los deportistas jóvenes; o los
cuestionarios que permiten obtener información sobre la motivación básica por la actividad
deportiva, o el estrés que la actividad provoca y la habilidad para manejarlo; podrían resultar
útiles para evaluar el grado de vulnerabilidad de los deportistas a la no adherencia (el valor de estos
instrumentos aún no ha sido comprobado).
Aún así se pueden establecer algunas hipótesis sobre la vulnerabilidad. Ej: una puntuación baja en las
escalas de motivación y control del estrés del Cuestionario de Características Psicológicas relacionadas
con el Rendimiento Deportivo (CPRD) (Buceta…), podría constituir un indicador de cierta vulnerabilidad
a la falta de adherencia.
o La entrevista: procedimiento muy valioso tanto para evaluar el riesgo de no adherencia (previo a las
conductas), como para realizar el análisis del problema cuando se encuentre presente. Mediante la
entrevista se pueden identificar los antecedentes, las consecuencias y la actividad psicológica subyacente
que determinan las conductas de falta de adherencia, siempre que el psicólogo sea un experto en el
manejo de este delicado procedimiento.
o Autorregistros: si el deportista colabora pueden diseñarse autorregistros de sus conductas de
adherencia y no adherencia, en relación con antecedentes y consecuencias internos. Este instrumento,
además de aportar una información valiosa, favorece que los deportistas estén más alerta

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respecto a sus experiencias internas relacionadas con el entrenamiento. No es fácil que los deportistas
estén dispuestos a aportar una información tan privada si no están seguros de que es confidencial
(deportista-psicólogo) y verdaderamente útil. Por ello, el psicólogo deportivo debe saber incorporar
este instrumento en el momento oportuno, después de haber desarrollado una relación profesional
de colaboración y confianza recíprocas.

Tabla 16.- Ejemplo de hoja de autorregistro sobre la adherencia al entrenamiento.

DÍA Y HORA
TIPO DE SESIÓN DE ENTRENAMIENTO
¿CUÁNTO ME APETECE ENTRENAR? (0-10)
¿CÓMO ESTOY DE CANSADO? (0-10)
ANTES DEL ENTRENAMIENTO ¿QUÉ ESTADO DE ÁNIMO TENGO? (Especificar) (0-10)
¿TENGO PENSAMIENTOS SOBRE LA SESIÓN DE
ENTRENAMIENTO? ¿CUÁLES?
¿PREFERIRÍA HACER OTRA COSA? ¿CUÁL?
¿HE ASISTIDO AL ENTRENAMIENTO? (SÍ-NO)
¿HE LLEGADO PUNTUAL? (SÍ-NO)
CUMPLIMIENTO DEL ¿HE REALIZADO TODAS LAS TAREAS DEL
ENTRENAMIENTO ENTRENAMIENTO? (SÍ-NO) (¿CUÁLES NO?)
¿ME HE ESFORZADO SEGÚN LAS EXIGENCIAS DE CADA
TAREA? (SÍ-NO) (¿EN QUÉ CASOS NO?)
¿ME HE DIVERTIDO EN EL ENTRENAMIENTO? (0-10)
¿HE APRENDIDO COSAS? (0-10) (¿CUÁLES?)
¿HE DOMINADO LAS TAREAS DEL ENTRENAMIENTO?
DURANTE Y DESPUÉS DEL (0-10)
ENTRENAMIENTO ¿HE SUFRIDO CANSANCIO O DOLOR? (0-10)
¿ME HE SENTIDO BIEN? (0-10)
¿QUÉ ESTADO DE ÁNIMO TENGO DESPUÉS DEL
ENTRENAMIENTO? (ESPECIFICAR) (0-10)
¿HA MERECIDO LA PENA VENIR A ENTRENAR? (0-10)

Análisis funcional de la falta de adherencia


La información recogida debe servir para realizar el análisis funcional de la falta de adherencia; especificándose:
o Las conductas concretas de no adherencia.
o Los criterios concretos para identificarlas sin ambigüedad.
o Las circunstancias antecedentes que predisponen a la falta de adherencia.
o Las circunstancias antecedentes que precipitan las conductas de falta de adherencia.
o Las consecuencias de la ausencia de adherencia.

Tabla 17.- Características generales a tener en cuenta para realizar el análisis funcional de la falta de adherencia al
entrenamiento.
Posibles conductas de falta Posibles circunstancias Posibles circunstancias Posibles consecuencias de la
de adherencia antecedentes que antecedentes que precipitan falta de adherencia
predisponen a la falta de las conductas de falta de
adherencia adherencia
-Falta de asistencia al -Planteamiento general y -Día de la semana y hora de la -Evitación del estrés del
entrenamiento. normas de funcionamiento sesión. entrenamiento (tensión,
interno sobre la adherencia, malestar, aburrimiento,
inapropiados. cansancio, dolor…).
-Falta de puntualidad. -Modelos significativos con -Proximidad de las -Obtención de gratificación
conductas de falta de competiciones anterior o específica (ej: mayor atención
adherencia. posterior. del entrenador por tardar).
-No realizar todos los -Deficitaria motivación básica -Experiencia muy estresante -Obtención de gratificación
ejercicios del por la actividad deportiva en en el entrenamiento o la extradeportiva (ej: hacer otra

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entrenamiento. general o el entrenamiento en competición del día anterior. cosa en lugar de entrenar).
particular.
-No aportar el esfuerzo -Elevado nivel de estrés -Estado de ánimo. -Conducta del entrenador
físico y mental necesario. provocado por la actividad -Cansancio percibido. (¿qué hace?, ¿qué dice?, ¿qué
deportiva en general o el -Ganas de entrenar. efectos tiene?).
entrenamiento en particular, y
baja habilidad para
controlarlo.
-Creencias y actitudes -Pensamientos que “invitan” a -Castigos (¿en qué consisten?,
favorecedoras de la falta de la falta de adherencia. ¿cómo y cuándo se aplican?,
adherencia. ¿qué efectos tienen?).
-Características generales del -Actividades extradeportivas
entrenamiento y la del día.
competición en ese periodo de -Fases y/o contenidos de
tiempo (carga de sesiones, trabajo concretos, dentro de la
contenidos y exigencia del sesión de entrenamiento.
entrenamiento; -Características de los
competiciones…). ejercicios del entrenamiento.
- Circunstancias personales -Conducta del entrenador
extradeportivas. durante el entrenamiento.

Objetivos finales de la evaluación conductual


1er OBJETIVO: La evaluación del riesgo de falta de adherencia. Con el objeto de diseñar programas de
intervención apropiados para minimizar el riesgo y potenciar la adherencia.
2º OBJETIVO: La evaluación de los problemas concretos de falta de adherencia existentes. Con el objeto de
elaborar programas de intervención adecuados para eliminar o aliviar estos problemas y potenciar adherencia.
B.- INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA PARA REDUCIR EL RIESGO DE FALTA DE ADHERENCIA
Para reducir el riesgo de falta de adherencia se debe realizar una intervención preventiva con los siguientes
apartados.
Ver tabla 18: Instrumento que permite organizar la información disponible para realizar el análisis funcional de las
conductas de falta de adherencia. Página 96.
Ver tabla 19: Objetivos fundamentales de la intervención psicológica para reducir el riesgo de falta de adherencia al
entrenamiento. Página 97. (los puntos del esquema se detallan en los apartados de abajo).
Desarrollo de la motivación básica – PRIMER PASO
Estrategias:
o Escuchar y comprender la opinión de cada deportista (intereses, expectativas, dudas y temores).
o Mantener una discusión racional, aceptando su punto de vista, pero planteándole preguntas y
comentarios que contribuyan a aumentar su interés, ajustar sus expectativas, aliviar sus dudas y reducir
sus temores.
o Utilizar modelos relevantes que puedan potenciar el interés por la actividad.
o Emplear matrices de decisiones para destacar beneficios y costes, e implicar al deportista en las
decisiones que le atañen.
o Establecer objetivos personales de resultado a medio/largo plazo, y objetivos intermedios (con el acuerdo
del deportista).
o Elaborar contratos de contingencias, cuando sea necesario negociar y llegar a acuerdos sobre las
obligaciones del deportista y los beneficios o pérdidas relacionados con el cumplimiento o incumplimiento
de esas obligaciones.
o Utilizar técnicas de solución de problemas.
o Usar técnicas de restructuración cognitiva si todavía hay creencias y actitudes rígidas.
Fortalecimiento de la motivación cotidiana – SEGUNDO PASO
El objetivo es que los deportistas encuentren gratificante la asistencia a las sesiones de entrenamiento.
Es importante que el ambiente de trabajo sea agradable y las relaciones interpersonales satisfactorias.
Realizar ejercicios atractivos y variados para que los deportistas se diviertan, aprendan cosas, afronten retos
inmediatos y obtengan reforzamiento social.
Control de las situaciones estresantes del entrenamiento – TERCER PASO
Las estrategias de intervención pueden centrarse en dos grandes apartados:

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o El control de las situaciones ambientales que provocan el estrés:


o Asesorar a las personas cuyas decisiones y conductas puedan resultar estresantes para los
deportistas (padres, entrenadores…), para evitar insultos, broncas y castigos injustificados y
además fomentar decisiones y conductas beneficiosas para controlar el estrés.
o Plantear en el entrenamiento tareas solubles que estén al alcance de los deportistas, controlando
su novedad, dificultad y esfuerzo exigido, cuidando que no coincidan muchas tareas estresantes
en la misma sesión.
o Plantear exigencias progresivas de rendimiento en el entrenamiento y la competición.
o La anticipación y prevención de situaciones que podrían incrementar el nivel de estrés.
o La planificación y respeto de periodos de descanso suficientes.
o La intervención centrada en los propios deportistas:
-Primera estrategia: El entrenamiento en habilidades psicológicas. Para que los deportistas aprendan a
autocontrolar las situaciones estresantes o aliviar su impacto.
o Técnicas de relajación: como la detención del pensamiento o las autoinstrucciones para controlar
pensamientos estresantes o amortiguar el impacto de situaciones que puedan provocar estrés.
o Métodos para autoevaluar el propio rendimiento.
o Técnicas para el control del dolor.
-Segunda estrategia: La modificación de creencias y actitudes relevantes. Pretende debilitar las creencias y
actitudes rígidas relacionadas con las situaciones estresantes del entrenamiento.
o Técnicas de reestructuración cognitiva: de mayor o menor complejidad.
Fortalecimiento de la autoconfianza – CUARTO PASO
La percepción de control y autoeficacia, es una experiencia interna muy gratificante que tiende a aumentar la
motivación por la actividad deportiva y reducir su potencial estresante. Desarrollar estos factores puede prevenir
la falta de adherencia. Estrategias:
o El planteamiento de retos interesantes y alcanzables: que los deportistas consigan o que perciban que
controlan la posibilidad de conseguirlo a través de su propia conducta.
o La utilización de objetivos a corto plazo e inmediatos de realización.
o La aportación de feedback y reforzamiento: relacionados con las decisiones y ejecución de los deportistas.
o El autorregistro del proceso de entrenamiento y del propio rendimiento y progreso.
Control de planteamientos y reglas de funcionamiento, relacionados específicamente con la adherencia al entrenamiento
–QUINTO PASO
Primero conviene analizar el efecto que pueden tener los planteamientos y normas de funcionamiento.
En general, a principio de la temporada se debe acentuar la importancia de la asistencia y la puntualidad,
destacando que faltas y retrasos sólo pueden ser excepciones.
Establecer normas que contribuyan a la adherencia y determinar un sistema que penalice las ausencias y los
retrasos no permitidos. Dado que una vez establecida la norma debe cumplirse a rajatabla, es importante
evaluar, antes de establecerlas, el riesgo de conflicto que conllevan.
En líneas generales, como se trata de prevenir la falta de adherencia, no es necesario establecer muchas
normas, que además sean sencillas y claras (puntualidad, necesidad de pedir permiso para faltar, alguna
penalización monetaria…). Otras normas favorecedoras de la adherencia pueden ser:
• Que un ejercicio no finalizará hasta que los deportistas hayan cumplido la totalidad del contenido.
• Que se debe recuperar el trabajo no realizado o ejecutado deficientemente.
En muchos casos, el entrenador puede propiciar el cumplimiento de las tareas si plantea los ejercicios de
manera que no existan o se minimicen las posibilidades de escape.
Para fomentar la puntualidad no es conveniente realizar los ejercicios más aburridos al principio y dejar para
el final los más atractivos ya que esto puede fomentar que se llegue tarde al entrenamiento.
Es fundamental que además de establecer normas, el entrenador sea consistente con las conductas de
adherencia y no adherencia de los deportistas (es importante reforzar a los deportistas puntuales dedicándoles
más atención que a los que llegan tarde).
Control de posibles modelos relevantes –SEXTO PASO
Modelos perjudiciales: la presencia de deportistas significativos con una adherencia deficiente. En estos casos se
deben tomar medidas para controlar la conducta del modelo en la dirección más conveniente:
o Alertar sobre la influencia negativa de sus conductas de falta de adherencia y negociar con él para
corregir esta situación, acentuando la trascendencia de su colaboración, propiciando que sea más
responsable hacia el grupo y logrando el compromiso de adherencia.
o Paralelamente, pueden emplearse programas de reforzamiento o castigo.

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Diferencias individuales en deportes de equipo: en general, si se trata de una excepción considerada aceptable
en el contexto de ese deporte, puede reducirse el riesgo de falta de adherencia si se realiza un buen planteamiento
de la situación excepcional. Ej: un jugador lesionado que sólo puede entrenar dos veces por semana…
Otras estrategias serían: explicar a los jugadores sobre la conveniencia de contar con un jugador en condiciones
diferentes a las de los demás, implicando al resto en la decisión de aceptar o no esta situación, establecer
“medidas compensatorias” gratificantes para los demás deportistas…

C.- INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA PARA SOLUCIONAR PROBLEMAS CONCRETOS DE FALTA DE ADHERENCIA: el caso de J
Si ya hay problemas de falta de adherencia, éstos deben solucionarse de manera específica, realizando un análisis
conductual para decidir cuál es la intervención más apropiada en cada caso. Incluirá estrategias que tendrán uno o
más de los siguientes objetivos: incremento de la motivación básica, potenciar la motivación cotidiana, eliminar o
controlar el estrés, mejorar la autoconfianza, modificar situaciones antecedentes y consecuencias relacionadas con la falta
de adherencia.
Caso del jugador de baloncesto J: J falta o llega tarde frecuentemente al entrenamiento. Las ausencias suelen
producirse los primeros días de la semana (alejados del siguiente partido). A pesar de las amenazas del
entrenador, no le quitan tiempo de juego en los partidos. También muestra algunas conductas de aburrimiento
(distracciones y equivocaciones, escasa actividad, habla mucho con compañeros…).

Entrevistas (dos) entre el psicólogo deportivo y J: El jugador manifiesta que le gusta el baloncesto y que
siempre ha querido ser buen jugador (recurso a tener en cuenta), pero está “estancado” (estado de
indefensión) y que no le “compensa” dedicarse tanto (déficit de la motivación básica). Se confirma que a
menudo se aburre en los entrenamientos (déficit de la motivación cotidiana). Cuando no va o llega tarde suele
ser porque no le apetece entrenar y le da lo mismo (déficit de contingencia entre las conductas de adherencia
y posibles consecuencias). J cree que el entrenador “pasa de él” y sólo cuenta con él cuando “no tiene más
remedio (creencia rígida que podría ser relevante”).
Programa de intervención:
o Planteamiento al entrenador de las necesidades y características del posible programa de intervención.
Se solicita al entrenador que decida si cree conveniente realizarlo.
o Preguntar hasta qué punto está el entrenador dispuesto a participar activamente. En este ejemplo el
entrenador considera apropiado que se realice la intervención y decide participar en su diseño y
aplicación.
o El estado de indefensión del jugador aconseja no intentar desarrollar su motivación básica mediante
objetivos muy ambiciones para los que podría sentirse incapaz. Sin embargo es necesario un aumento
de la motivación básica para que se involucre en la intervención.
o Para ello se decide utilizar modelos de jugadores conocidos que también pasaron por “etapas de
estancamiento” y las superaron. Se le reconoce a J que, probablemente, en las condiciones actuales no
“merezca la pena jugar” y éste debe decidir si quiere o no seguir. También se le plantea que sería
interesante darse un plazo, para ver si realizando un plan especial puede superar el “estancamiento”.
o Se utiliza una matriz de decisiones para que considere los costes/beneficios a corto/medio plazo.
o Paralelamente, se reúnen psicólogo, entrenador y deportista para concretar el plan de trabajo
especial. Los objetivos de realización y las dos vías para lograrlos: a través de los ejercicios
habituales y dedicando un tiempo de trabajo personal el entrenador y él en cada sesión. Con esto se
pretende potenciar la percepción de control del jugador frente a su actual estado de indefensión.
Se intenta aumentar su motivación y también su adherencia. Asimismo, se persigue, además, que los
ejercicios del entrenamiento tengan un incentivo especial para el jugador y desaparezca el
aburrimiento habitual.
o Ahora J ya debe decidir sobre la matriz de decisiones, si se concede un plazo para llevar a cabo el plan
especial y salir del “estancamiento”. J decide que sí, y se realiza un contrato de contingencias en el que
se compromete a asistir con puntualidad a las sesiones; acordándose que si llega tarde, ese día no se
aplicará el plan especial, y que, por cada ausencia injustificada, estará dos días sin realizarlo.

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o Después J y el entrenador establecen objetivos de realización de mejora personal que deben


conseguirse al finalizar la temporada, y objetivos intermedios que deben alcanzarse al finalizar cada mes.
o Términos de la aplicación: todos los días, después del entrenamiento colectivo, J se quedará entre cinco
y quince minutos para trabajar en algún aspecto individual; y en los ejercicios habituales del equipo, el
jugador tendrá un objetivo inmediato de rendimiento individual. En ocasiones, antes de empezar el
ejercicio colectivo, el entrenador orientará a J sobre su objetivo inmediato y, durante el ejercicio, le dará
instrucciones pertinentes y reforzará su conducta cuando responda al objetivo señalado.
o Asimismo, J llevará un sencillo registro diario en el que anotará cuáles han sido sus objetivos, cómo los
ha cumplido, principales problemas encontrados y observaciones. Esta estrategia pretende fortalecer la
percepción de control de J, en beneficio de su autoconfianza y motivación.
o El interés del entrenador al aplicar el plan, junto con el clima de colaboración, pueden contribuir a que J
debilite su creencia rígida de que el entrenador “pasa de él”. Paralelamente, el psicólogo trabajará
con J para conseguir modificar esa creencia.
o Si es posible, el programa se puede complementar con mayor participación de J en los partidos. Con
esto J podría percibir la contingencia de jugar como consecuencia de su conducta de adherencia. Esta
posibilidad no se le plantea al deportista porque podría haber elevado riesgo de incumplimiento que
resultaría muy perjudicial.
o Por último, el psicólogo debe evaluar la eficacia de la intervención. Registrando ausencias y retrasos
por un lado y observando se están cumpliendo los objetivos de incrementar la motivación básica,
autoconficanza y motivación cotidiana.

3.2) Adherencia a actividades complementarias al entrenamiento

La trascendencia de la adherencia no se limita al contexto de las sesiones habituales de entrenamiento, sino


que ese extiende a un conjunto de actividades complementarias, cuyo cumplimiento favorece la salud de los
deportistas y su rendimiento.

Tabla 21. Actividades complementarias al entrenamiento deportivo habitual que favorecen la salud y el
rendimiento de los deportistas.
1. ENTRENAMIENTO DEPORTIVO ESPECIAL.
(Ej. Sesiones de trabajo extraordinarias, para mejorar en aspectos concretos)
2. TRABAJO PREVENTIVO DE PREPARACIÓN FÍSICA O FISIOTERAPIA.
(EJ: estiramientos antes y después del entrenamiento; trabajo de fortalecimiento de tobillos, etc.).
3. SESIONES DE FISIOTERAPIA PARA RECUPERAR LESIONES.
4. RECONOCIMIENTOS Y TESTS MÉDICOS PERIÓDICOS
5. ALIMENTACIÓN APROPIADA.
6. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO.
7. USO DE VENDAJES, PRÓTESIS, etc.
8. SESIONES DE TRABAJO PSICOLÓGICO.
9. PREPARACIÓN PERSONAL PARA EL ENTRENAMIENTO Y LA COMPETICIÓN.
(Ej: estableciendo objetivos, previniendo dificultades, descansando lo suficiente, etc.)
10. OBSERVACIÓN Y ANÁLISIS DE LO SSUCEDIDO EN LA COMPETICIÓN.
11. CUIDADO PERSONAL DE PROBLEMAS ESPECÍFICOS.
(Ej: asistir al dentista o al ginecólogo; cambiar hábitos para regular el sueño, eliminar hábitos como fumar o beber alcohol).
12. PERIODOS DE DESCANSO.

La adherencia a este tipo de actividades no suele formar parte del repertorio de hábitos de los
deportistas, por lo que, en principio, es costoso realizarlas de manera regular y continuada. En muchos casos
son necesarias estrategias de intervención específicamente diseñadas para la adquisición de este nuevo hábito.

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Unas veces ocurre que los deportistas no tienen acceso a estas actividades, y otras veces ocurre que la
dedicación y esfuerzo que supone el cumplimento de todas estas medidas, excede el grado de compromiso
de los deportistas con su actividad deportiva.
Cuando se trata de deportistas con dedicación exclusiva, se aconseja que estas medidas sean consideradas
como una parte más del plan de entrenamiento, sentándose así la base para conseguir la apropiada adherencia.
A.- CARACTERÍSTICAS Y OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN.
Para mejorar la adherencia en actividades complementarias suelen utilizarse las mismas estrategias que las
señaladas con respecto a la adherencia al entrenamiento. Sin embargo, la intervención en este contexto, debe tener en
cuenta, además, cuestiones y estrategias específicas que se exponen a continuación:
Las actividades complementarias no son tan habituales como las desarrolladas en el entrenamiento regular, y
por ello es más difícil que los deportistas comprendan su relación con el rendimiento.
o Objetivo de la intervención: contribuir a incorporar nuevas conductas al funcionamiento habitual de los
deportistas y posteriormente, ayudar a consolidar estas conductas y prevenir que se produzcan déficits.
o La intervención psicológica: debe basarse sobre todo en fomentar el interés, el dominio y la
autorresponsabilidad de los deportistas respecto a las actividades complementarias al entrenamiento,
facilitando su cumplimiento mediante estrategias apropiadas.
B.- ESTRATEGIAS PARA DESARROLLAR EL INTERÉS DE LOS DEPORTISTAS.
Para mejorar la adherencia en actividades complementarias suelen utilizarse las mismas estrategias que las
señaladas con respecto a la adherencia al entrenamiento. Sin embargo, la intervención en este contexto, debe tener en
cuenta, además, cuestiones y estrategias específicas que se exponen a continuación:
Las actividades complementarias no son tan habituales como las desarrolladas en el entrenamiento regular, y
por ello es más difícil que los deportistas comprendan su relación con su rendimiento. Se pueden utilizar
ejemplos de: modelos significativos, videos o escritos sencillos que les informen. La información también se puede
complementar con debates sobre las cuestiones, incluyendo discusión y acuerdo final…
Aprovechar momentos de buena disposición de los deportistas: Ej- unos días después de una competición en
la que han superado al deportista de forma evidente, puede ser buen momento ya que estará más receptivo.
En general: es importante que el entrenador principal sea la persona que acentúe la importancia de estas
actividades, relacionándolas con el rendimiento deportivo presente y futuro, y que, en la misma línea, contribuyan
sus colaboradores (el fisio, el médico, el psicólogo…).
C.- ESTRATEGIAS PARA LA ADQUISICIÓN DE DOMINIO Y AUTORRESPONSABILIDAD.
Las medidas anteriores deben ir acompañadas de la formación del deportista en las cuestiones concretas que requieren
adherencia (aprender a organizar su propia dieta para conseguir adherencia a la alimentación apropiada…). Por ello, el
plan de preparación de los deportistas debería incluir sesiones formativas sobre todas aquellas cuestiones que se
consideran relevantes para su salud y su rendimiento.
Tarea del psicólogo deportivo: recomendar y recordar al entrenador, la conveniencia de programar estas
sesiones formativas.
Tarea del entrenador: conceder a las sesiones formativas la importancia que tienen, asignándoles tiempo
suficiente dentro del plan de entrenamiento.
Percepción de control de los deportistas: puede fortalecerse también mediante el uso de autorregistros
diarios con los datos relacionados con la actividad complementaria y sus efectos. Debe fomentarse en lo posible
que los deportistas participen en las decisiones relevantes sobre su implicación en cada actividad. Estas medidas
pueden propiciar un sentido de dominio y autorresponsabilidad que beneficiarán la adherencia.
D.- MATRICES DE DECISIONES.
Son útiles para aumentar la motivación de los deportistas por la actividad, propiciando que adquieran una
perspectiva apropiada de la relación costes/beneficios, y un alto grado de implicación personal.
E.- ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS.
Puede ser pertinente establecer:
Objetivos de resultado, ejemplo: “no lesionarse un tobillo en toda la temporada”.

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Objetivo de realización, ejemplo: “fortalecerlo según los parámetros que le indique el fisioterapeuta”.
F.- CONTROL DE ESTÍMULOS ANTECEDENTES.
Importancia de establecer un horario adecuado en un lugar accesible: además es aconsejable que el horario
y lugar sean siempre los mismos para la misma actividad, de forma que se conviertan en estímulos antecedentes
discriminativos que propicien la adherencia.
Actividades realizadas en casa del deportista: también hay que vincular estas conductas a estímulos
antecedentes concretos (misma habitación, misma hora…), para que esto constituya una “señal” para la
adherencia a la conducta deseada.
G.- ESTABLECIMIENTO DE CONTINGENCIAS.
Utilización del reforzamiento social o material para gratificar a los deportistas que se adhieran
correctamente, o determinar que aquellos que no cumplan, deben “recuperar” en otro momento o pagar una
multa.
Efectos perjudiciales del manejo de contingencias en este contexto: atención con los efectos secundarios
perjudiciales derivados del mal uso.
Ejemplo: un programa de contingencias destinado a fomentar el control del peso y que establezca castigos para
los que no cumplan con los objetivos señalados. Este programa podría provocar conductas poco saludables
(vómitos provocados) y además, favorecer un estrés excesivo que podría derivar en desajustes emocionales.
Prevención de estos problemas: utilizar rangos de peso más flexibles, educar para comer correctamente, tomar
medidas de progreso como el % de grasa y establecer fundamentalmente contingencias favorables.
H.- FEEDBACK RELACIONADO CON LA ACTIVIDAD.
La obtención de feedback relacionado con su participación en las actividades es fundamental para los deportistas. Dos
tipos:
Feedback inmediato: sobre la ejecución y los efectos específicos de la actividad (los kilos que es capaz de
levantar…).
Feedback de los efectos de la actividad: menos inmediatos en su salud y su rendimiento (indicadores objetivos
de rendimiento, indicadores subjetivos de bienestar y rendimiento…).
El Feedback permite establecer una contingencia entre la propia conducta y sus efectos, ayuda a potenciar la
percepción de control y contribuye a mantener la motivación por la actividad.
I.- MODIFICACIÓN DE CREENCIAS Y ACTITUDES RÍGIDAS.
En muchos casos, la intervención anterior puede debilitar creencias y actitudes rígidas, pero en otros será
necesario proceder de forma más específica aplicando estrategias complejas de restructuración cognitiva.

3.3) Intervención para controlar los excesos de adherencia.

A.- ESTRÉS Y EXCESO DE ADHERENCIA.


En el caso del estrés, las conductas de exceso de adherencia pueden servirle al deportista para aumentar su percepción de
control sobre las demandas deportivas y reducir el estrés que provocan éstas. Este efecto positivo inmediato, propicia que
las conductas de exceso de adherencia resulten muy reforzantes y, gracias a ello, se consoliden como hábitos.
Consecuentemente, el deportista tenderá a utilizar estas conductas cada vez que perciba una falta de control y sufra
ansiedad por este motivo
Ejemplo: deportista que se encuentra muy tenso e inseguro. Realiza una sesión de entrenamiento a espaldas del
entrenador que representa un auténtico “machaque”. Gracias a esto, G se siente mejor, más relajado porque ha
comprobado que está bien y su ansiedad ha desaparecido, sin embargo, el desgaste realizado le “pasa factura” en
la competición y rinde por debajo de sus posibilidades.
B.- MOTIVACIÓN Y EXCESO DE ADHERENCIA.

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En el caso de la motivación incontrolada, se produce un deseo desproporcionado de rendir bien y responder a las
expectativas de los demás y de uno mismo, que eclipsa una perspectiva racional del entrenamiento y conduce al deportista
a un comportamiento obsesivo, muy perjudicial para su salud y rendimiento.
Tanto en el estrés como en la motivación se observa la ausencia de control en la situación. De hecho, en ausencia de este
control, la motivación elevada debe considerarse una “motivación de riesgo” que es probable que derive en un problema
de estrés y otros abusos (fármacos…).

C.- REFORZAMIENTO DEL EXCESO DE ADHERENCIA.


Otro problema es que las conductas de exceso de adherencia frecuentemente son reforzadas en el entorno de los
deportistas (entrenadores…). Esto lleva a no darse cuenta de que estas conductas representan un riesgo, cuando se trata
de personas vulnerables para las que las conductas de exceso de adherencia son su principal fuente de percepción de
control y gratificación interna.
D.- PREVENCIÓN DEL EXCESO DE ADHERENCIA.
Plan de trabajo general para prevenir el exceso de adherencia:
Información y formación a los deportistas para el autocontrol del propio entrenamiento.
Control de la motivación: mediante establecimiento apropiado de objetivos y ajuste realista de expectativas de
rendimiento.
Control del estrés: entrenar al deportista para que domine habilidades psicológicas de autorregulación.
Fortalecimiento de la percepción de control de la actividad deportiva por todas las vías posibles.
Reforzamiento de las conductas apropiadas de adherencia, incluyendo la de los periodos de descanso.
E.- ELIMINACIÓN DE LOS EXCESOS DE ADHERENCIA.
Cuando haya que corregir los excesos de adherencia ya establecidos, la intervención deberá partir del análisis
conductual. Después se podrán seleccionar y aplicar las estrategias más convenientes:
Controlar directamente las conductas de exceso de adherencia (eliminar posibles reforzadores de esas
conductas, reforzar la adherencia apropiada y castigar el exceso…).
Corregir los problemas psicológicos más generales que pueden ser responsables del exceso de adherencia
(potenciar la percepción de control, solucionando fuentes de estrés…).
Cuando exista una adicción patológica al entrenamiento, se requerirá un tratamiento complejo y sofisticado que deberá
dirigir un psicólogo experto.

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T-4 (Cap.5)

APRENDIZAJE DE HABILIDADES DEPORTIVAS Y


OTRAS CONDUCTAS RELEVANTES:
PLANTEAMIENTO GENERAL

El término aprendizaje abarca:


1. La adquisición de nuevas conductas.
2. El perfeccionamiento de otras.
3. La eliminación de conductas habituales perjudiciales.
El aprendizaje puede abarcar los tres apartados simultáneamente o cada uno por separado.

Se ha de distinguir entre ejecución y decisión: aprendizaje centrado en la ejecución de una


conducta, en su calidad y aprendizaje centrado en la decisión de ejecutar una conducta o no.
El aprendizaje de ejecución se relaciona con las habilidades físicas y técnicas, el de decisión
con el comportamiento táctico.
Ambos tipos de aprendizaje pueden beneficiarse de la psicología pues en los dos casos se
trata de modificar conductas ausentes o presentes.

4.1.- Necesidades psicológicas del aprendizaje de habilidades:


El cambio de conductas habituales no es fácil, sobretodo cuando se trabaja con deportistas
con cierta experiencia en la práctica de su deporte. Estas dificultades para la modificación de
sus destrezas llevan a un estancamiento que reduce sus posibilidades de progreso y de
rendimiento. La explicación en estos casos suele tener un matiz psicológico por alguna de las
siguientes razones.

4.1.1.- Condiciones que aconsejan el aprendizaje de una habilidad:


Se debe abordar el aprendizaje de una habilidad cuando:
1. Se considera necesario para enriquecer las posibilidades de rendimiento del deportista.
2. El deportista es capaz de asimilar el nuevo contenido.
3. El momento es el oportuno y prioritario respecto a otros contenidos del
entrenamiento.
4. Es viable teniendo en cuenta los costes de todo tipo que conlleva y los recursos
disponibles.
5. El entrenador está preparado para afrontar este cometido.

4.1.2.- Disposición psicológica de los deportistas:


Para conseguir la eficacia del aprendizaje de habilidades es necesaria una disposición
psicológica favorable del deportista.

Si bien los deportistas pueden estar más abiertos a la adquisición de nuevos avances técnicos,
no lo están tanto a la modificación o sustitución de otras habilidades técnicas consolidadas.
En estos casos pueden desarrollar creencias rígidas en apoyo de la inutilidad o improcedencia
del aprendizaje que se pretende y que dificulten la atención y asimilación de las instrucciones
del entrenador.

La disposición psicológica es importante tanto antes de iniciarse el aprendizaje como durante


el mismo: en ocasiones aunque el deportista esté inicialmente motivado, si el proceso de

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aprendizaje no obedece a sus expectativas o se sufre algún retroceso se pueden sufrir déficit
motivacionales, creencias rígidas negativas respecto a la relación coste-beneficio...

4.1.3.- Relación funcional de la conducta, con circunstancias antecedentes y


consecuencias:
El uso repetido de una conducta en presencia de circunstancias concretas hace que se
desarrolle un vínculo o relación funcional entre las circunstancias y la conducta. Las
circunstancias pueden ser situaciones amplias (un lugar, unas personas...) o estímulos muy
reducidos (un pequeño detalle de la tarea a realizar) y pueden tener un carácter externo a la
persona o formar parte de la experiencia interna de la persona (una sensación, un
pensamiento...). Se les llama situaciones o estímulos antecedentes porque su presencia
precede a la emisión de la conducta.

También puede generarse un vínculo o relación funcional entre la emisión de la conducta y


las consecuencias que produce si la persona percibe que existe esa contingencia, si percibe
que la realización de esa conducta se relaciona con la obtención de esas consecuencias.
También pueden ser externas o internas y ser valoradas como positivas o negativas
(beneficiosas o perjudiciales).

Una misma conducta puede producir más de una consecuencia que podrán ser de un mismo
signo o contrario. En caso de que sean de signo contrario suelen prevalecer las más
inmediatas o que satisfacen las necesidades más urgentes (p.ej. fumar es gratificante de
inmediato pero perjudicial a largo plazo).

La relación funcional se establece entre antecedentes y conducta cuando ante estos


antecedentes se realiza la conducta y se generan unas consecuencias beneficiosas. Esta
relación funcional consolidará la conducta como habitual siempre que se presenten dichos
antecedentes. También se puede generar la relación funcional a partir del interés por
conseguir una consecuencia gratificante y el aprendizaje de que esa consecuencia se obtiene
tras la ejecución de determinada conducta en presencia de unas circunstancias antecedentes
concretas, en cuyo caso estas circunstancias antecedentes actuarían como estímulos
discriminativos.

La relación funcional en el ámbito del deporte de competición:


Las circunstancias antecedentes y consecuentes que median en una relación funcional
dificultan su modificación y sustitución. Estos antecedentes son las situaciones en que un
deportista debe actuar (tirar a canasta, regatear... ante una posición de tiro o en el área
contraria).
Si la actuación tiene éxito se obtiene una consecuencia beneficiosa que refuerza esa conducta
ante esa misma situación. El éxito deportivo es la consecuencia favorable más reforzante para
consolidar una conducta para el deportista. Otras consecuencias favorables son el
reconocimiento social, premios económicos, percepción de control, sentirse satisfecho...

La adquisición y control de habilidades nuevas requerirán que las decisiones o ejecuciones


nuevas se vinculen a circunstancias antecedentes en cuya presencia deban ser utilizadas y que
estas conductas les proporcionen consecuencias gratificantes.
Al contrario, cuando se trate de eliminar una conducta se deberá debilitar la relación
funcional entre los antecedentes que la provocan y la conducta y minimizar o contrarrestar la
relación de contingencia favorable entre la conducta y sus consecuencias beneficiosas. En

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este caso puede ser beneficiosa la adquisición de una conducta alternativa en la que se
potenciarán los mismos antecedentes y la consecuencia favorable.

El perfeccionamiento de habilidades suele incluir ambas necesidades: adquisición y


eliminación. En los deportistas, el perfeccionamiento suele pasar no por eliminar una
conducta sino por vincularla a unos antecedentes diferentes y que deje de ejecutarse ante los
antiguos antecedentes.

El aprendizaje es más sencillo cuando se trata de aprender una nueva habilidad que cuando se
trata de cambiar alguna que en el pasado ha dado buenos resultados por otra que de entrada
puede no proporcionar consecuencias gratificantes aunque a largo plazo pueda ser más
productiva que las conductas actuales.

4.1.4.- Funcionamiento cognitivo de los deportistas:


La relación funcional entre antecedentes y conducta hace que ésta se ejecute de forma
automática, por lo que es muy difícil controlarla de forma consciente cuando se pretende
sustituir. También, en una fase posterior, es difícil automatizar una conducta que se ha
conseguido establecer de manera consciente.
El aprendizaje de determinadas habilidades puede beneficiarse de un funcionamiento
atencional mixto, en parte consciente y en parte automático. En todo caso, los deportistas han
de saber cuáles son los estímulos y/o respuestas a los que deben atender en cada momento y
que consciente o automáticamente, según proceda en cada caso, los atiendan con la intensidad
adecuada.

Enfoques atencionales:
En una primera fase del aprendizaje el deportista debe usar un enfoque atencional reducido,
centrado en un solo estímulo y que progresivamente se amplíen los enfoques con más
estímulos o respuestas.
En el caso del aprendizaje de movimientos corporales, inicialmente deberá centrarse la
atención en los estímulos internos indicadores de la correcta ejecución y después ya a los
estímulos externos en cuya presencia deba ejecutarse la conducta.
Si se trata de aprender a discernir sobre ejecutar o no una conducta, la atención se centrará
inicialmente en los estímulos que indiquen su conveniencia. Este tipo de estímulos son
generalmente externos, pero también pueden serlo internos. Así inicialmente el enfoque será
externo y reducido y se ampliará a externo cada vez más amplio.

Facilitación de los procesos cognitivos implicados:


El objeto de aprendizaje se ha de introducir progresivamente, de lo más simple a lo más
complejo para facilitar la codificación, relación y almacenamiento apropiado. En este sentido,
el trabajo de los entrenadores es fundamental para conseguirlo.
Suelen ser útiles estrategias como establecer objetivos progresivos, restricción de estímulos
interferentes, uso de modelado o el uso de instrucciones, preguntas, feed-back, programas de
reforzamiento o castigo y registros adecuados durante la práctica.
Por último, también contribuyen decisivamente las habilidades psicológicas de autoaplicación
que faciliten el funcionamiento cognitivo óptimo.

4.2.- Directrices de la intervención psicológica:


Los programas de intervención dirigidos al aprendizaje de habilidades técnicas,
comportamientos tácticos y otras conductas relevantes pueden incluir diferentes estrategias
psicológicas:

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Valoración inicial de la intervención:


La valoración inicial de la intervención ha de incluir los siguientes apartados: especificar
operativamente la conducta objeto de aprendizaje, delimitar sus antecedentes y
consecuencias, evaluar la necesidad, oportunidad y prioridad de la intervención, posibles
costes y viabilidad de la intervención. En base a todo ello se elabora un primer planteamiento.
Aquí, la figura del entrenador es esencial y el psicólogo le ayudará a ordenar ideas, tomar
decisiones y asesorar sobre la forma, no sobre el contenido.

Preparación del deportista para la intervención:


Se intentará incrementar su motivación básica por el aprendizaje, que adquiera un
compromiso por el plan de trabajo, ajustando sus expectativas a corto plazo y previniendo
posibles estados de estrés que conllevan nuevos aprendizajes.
En esta situación es importante la comunicación entrenador-deportista y el psicólogo podrá
ayudarlos asesorando al entrenador o mediando entre ambos. Son eficaces en esta etapa las
reuniones de trabajo entre los tres.

Aplicación de estrategias ambientales:


Tras las dos primeras fases, las estrategias de intervención se dividen en tres bloques:
estrategias ambientales, estrategias de autoaplicación e intervención para modificar
cogniciones interfirientes.
Las estrategias ambientales dependen de la actuación del entrenador, centrando la atención en
la conducta-objetivo, facilitar la asimilación, que perciban control sobre ella, establecer
vínculos con los antecedentes adecuados, establecer contingencias favorables y aumentar la
motivación del deportista por el cambio.
El psicólogo podrá asesorar al entrenador (que es quien debe asumir este cometido).

Estrategias de autoaplicación:
Las aplica el propio deportista y buscan centrar la atención en la conducta-objetivo, potenciar
el control de la habilidad, que se produzcan experiencias de reforzamiento interno, se
fortalezca la autoconfianza y la motivación por el aprendizaje.
La figura principal será el deportista y el psicólogo podrá ayudarlo para que domine y utilice
las habilidades que se consideren pertinentes.

Intervención para modificar cogniciones interfirientes:


Por último, la intervención puede requerir un trabajo psicológico más complejo para debilitar
cogniciones rígidas que puedan interferir en el proceso de aprendizaje.
En este caso serán el psicólogo y el deportista las figuras principales.

Perspectiva general:
Los objetivos y estrategias de cada bloque se complementan e interactúan con los otros y, de
hecho, los programas de intervención deben fundamentarse en la adecuada combinación de
objetivos y estrategias según las necesidades y características de cada caso.

4.3.- Estrategias de intervención:


4.3.1.- Establecimiento de objetivos de realización:
En el aprendizaje de habilidades es fundamental especificar con claridad cuál es la conducta-
objetivo y se determine el objetivo del programa de aprendizaje (adquisición? Eliminación?).
Deben ser objetivos alcanzables y atractivos para el deportista, viables y suficientemente
prioritarios en el conjunto del plan de entrenamiento.

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Si la conducta-objetivo final es demasiado compleja pueden establecerse conductas-objetivo


intermedias. También es interesante establecer objetivos de realización inmediatos que
centren la atención del deportista en los estímulos y respuestas más relevantes en cada caso.

4.3.2.- Modelado:
El objetivo es que los deportistas observen un modelo significativo que ejecute bien los
movimientos técnicos o tome bien las decisiones. Para ello se pueden usar vídeos o
demostraciones en vivo.
Pueden distinguirse dos tipos de modelo: los expertos y los competentes. Los expertos son
deportistas de prestigio con reconocida competencia en la habilidad en cuestión. Los
competentes son aquellos más cercanos al observador que, sin ser expertos, dominan la
habilidad mejor que éste.
Según Bandura los modelos competentes favorecen en mayor medida el aprendizaje de
habilidades que los expertos por considerarse a estos como demasiado lejanos o utópicos. De
todas formas, modelos expertos pueden aumentar significativamente la motivación por el
aprendizaje del observador por lo que puede ser recomendable usar ambos tipos de modelo.

4.3.3.- Control de estímulos ambientales:


El control de los estímulos ambientales en el aprendizaje permite evitar que los deportistas
atiendan a estímulos irrelevantes, favorece el enfoque atencional más adecuado y propicia una
adecuada vinculación entre la conducta y los estímulos antecedentes.

4.3.4.- Programas de reforzamiento:


Estos programas incluyen la aplicación deliberada de consecuencias favorables de manera
contingente a la emisión de la conducta que es objeto de aprendizaje, reforzando así su
probabilidad de ocurrencia en presencia de las mismas circunstancias. Para conseguirlo
existen dos alternativas: Conceder un estímulo gratificante (uso de un refuerzo positivo) o
retirar un estímulo aversivo presente (uso de un reforzador negativo).
Las consecuencias que contribuyen al refuerzo de la conducta se llaman reforzadores y
pueden ser materiales o sociales.
Los programas de reforzamiento pueden ser de razón fija, razón variable, de intervalo fijo y
de intervalo variable. En el contexto del aprendizaje de habilidades suelen ser más efectivos
los de razón fija primero y luego los de razón variable.
Los reforzadores sociales son de gran eficacia en este contexto por la importancia que la
conducta del entrenador tiene para el deportista y por la inmediatez del reforzador una vez se
ejecuta la conducta. Además puede compatibilizarse con reforzadores materiales (p.ej. decir
“bien” cada vez que se ejecuta la conducta y un descanso cada 5 ejecuciones).
La utilización inmediata, continua en principio e intermitente después, de reforzadores
materiales y sociales contribuye a que la conducta sea emitida el mayor número de veces
hasta que el deportista perciba las consecuencias favorables intrínsecas de dicha conducta sin
necesidad ya de otros reforzadores: la sensación de dominio, de éxito deportivo o de
satisfacción personal.

4.3.5.- Moldeamiento:
Cuando la conducta a realizar es compleja puede segmentarse en elementos más simples y
abordar su adquisición progresivamente desde los segmentos más sencillos hasta los más
difíciles. Para ello se usa el moldeamiento o moldeado.
En este caso la habilidad se divide en conductas-objetivo más simples que constituyen pasos
de dificultad creciente y que se refuerzan una a una. Sólo se refuerza la conducta-objetivo
más sencilla y cuando ésta esta consolidada deja de reforzarse y el reforzamiento sólo se

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aplica a la siguiente conducta-objetivo. El número de pasos intermedios y su duración


dependerá de la complejidad de la habilidad y del propio proceso de aprendizaje.
En el caso de la toma de decisiones el moldeamiento puede realizarse respecto a los estímulos
presentes en la toma de decisión, inicialmente se reforzará la decisión en cualquier situación y
luego se irá reforzando sólo en presencia de los estímulos que se consideren los adecuados.

4.3.6.- Encadenamiento:
El encadenamiento consiste en encadenar conductas sencillas para formar una conducta más
compleja. La intervención consistirá en consolidar cada una de las conductas más sencillas y
encadenarlas apropiadamente hasta que se ejecuten con la precisión y sucesión necesarias.
Puede realizarse hacia delante o hacia atrás y, combinado con el moldeamiento, es muy útil
para el aprendizaje de las habilidades motrices más complejas o de secuencias de decisiones.

4.3.7.- Economía de fichas:


Este tipo de programas permiten que el deportista reciba el refuerzo inmediatamente después
de la emisión de la conducta (p.ej. un punto cantado por el entrenador durante el
entrenamiento al hacer la conducta-objetivo) que será intercambiado después por un
reforzador material (p.ej. dos minutos de descanso). Esto permite no interrumpir la actividad
en curso para dar el refuerzo.
Esta estrategia es muy útil en el aprendizaje táctico o en el entrenamiento de los deportes
colectivos al poder reforzar conductas que competen a todos los miembros de un equipo o
sólo a algunos de ellos.
Antes de comenzar el ejercicio, el deportista debe saber que se aplicará la economía de fichas,
los reforzadores materiales y el momento y condiciones específicas de canje.

4.3.8.- Feed-back:
El feedback es la información que recibe el deportista sobre la conducta que ha emitido. Sin
él, el deportista desconoce los resultados de sus intentos y disminuye el interés por el
aprendizaje y su capacidad de autorregular sus movimientos o decisiones. También la
ausencia pueden provocar que el deportista use indicadores incorrectos que le proporciones
un feedback incorrecto.
Las principales vías de percepción del feedback son los comentarios del entrenador,
observación de la propia ejecución, consecuencias percibidas directamente, datos de un
observador externo...
Feedback y reforzamiento pueden aplicarse al unísono con comentarios de refuerzo social que
indiquen a la vez la correcta ejecución de la conducta-objetivo. No confundir ambas
estrategias pues el feedback puede incluir información no reforzante, correctora.
En el ámbito de la ejecución es importante también el feedback de las propias sensaciones
corporales asociadas a la correcta ejecución de la habilidad motriz ya que favorecerá la
atención interna necesaria, propicia un proceso de autorregulación que beneficia la
adquisición de habilidades y contribuye a desarrollar una percepción de dominio.

4.3.9.- Castigo:
Al tratar de eliminar una conducta y si el reforzamiento y el feedback no son suficientes, se
puede usar el castigo para penalizar la ejecución o decisión incorrecta a la vez que se refuerza
la ejecución o decisión correcta.
La aplicación contingente del castigo a una conducta indeseada puede realizarse mediante un
castigo positivo (aplicar una consecuencia aversiva) o un castigo negativo (retirar un estímulo
gratificante).

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El castigo debe aplicarse de forma inmediata y no puede usarse en programas de razón o


intervalo, todas las ejecuciones incorrectas deben ser castigadas.
Junto a la estrategia de castigar las ejecuciones o decisiones erróneas se ha de implementar un
programa de refuerzo de las conductas deseadas.

4.3.10.- Reforzamiento diferencial:


Esta estrategia parte de la diferenciación de conductas de distinto nivel de intensidad y por
tanto es útil cuando se trata del aprendizaje de conductas de esfuerzo. Se aplicarán programas
de reforzamiento contingentes a la conducta cuyo nivel de intensidad se considere el
apropiado, ignorando las de diferente intensidad.
Puede ser conveniente combinar el reforzamiento diferencial con el castigo, aplicando el
refuerzo contingente a la intensidad correcta y el castigo a la intensidad incorrecta habitual
que dificulta el aprendizaje de la correcta.

4.3.11.- Coste de respuesta:


La estrategia consiste en la aplicación de castigo negativo, retirándose un estímulo
gratificante cada vez que se emita una conducta a eliminar. Para ello puede aplicarse un
procedimiento similar al de la economía de fichas pero con un objetivo distinto.
Como procedimiento de castigo que es, las condiciones del castigo deben ser estrictas desde
el primer momento y deben ponerse los medios para evitar que el sujeto reciba refuerzo
cuando emita la conducta a eliminar. P.ej. se le podría dar 5 puntos y retirarle uno con cada
ejecución incorrecta, si acaba con los 5 puntos se le refuerza, si acaba con 4 se queda sin
refuerzo y si acaba con menos se aplica un castigo positivo.
Igual que en casos anteriores conviene compaginar el programa de coste de respuesta con otro
de refuerzo de las conductas alternativas deseadas.

4.3.12.- Conducta verbal del entrenador:


La conducta verbal del entrenador durante las diferentes sesiones de entrenamiento es un
elemento fundamental para conseguir el aprendizaje. Puede dirigirse a los deportistas para
explicarles los objetivos, los contenidos y las normas de funcionamiento de los ejercicios,
ayudarles a mantener la atención y la motivación, proporcionarles feedback, reforzarles...
Sus intervenciones verbales deben ser claras y precisas, centradas en lo importante y
seleccionando la información que necesita el deportista para poder ejecutar o decidir
correctamente.
Debe ser un experto en proporcionar feedback, reforzamiento social y en conducir los
programas de refuerzo y castigo y empleando estrategias como las preguntas y los
recordatorios.

4.3.13.- Preguntas y recordatorios sobre la conducta-objetivo:


Puede ser muy eficaz que el entrenador utilice preguntas y recordatorios sobre la ejecución o
decisión de la conducta-objetivo. Cuando el deportista ejecuta una acción mal o toma una
mala decisión, en principio puede corregirse y explicarle el error, pero una vez conoce la
explicación puede ser mejor hacerles preguntas que los obliguen a centrarse en su conducta.
Estas preguntas deben realizarse justo después de hacerse la conducta para que el deportista
recuerde lo sucedido y deben alternarse con refuerzo social si la conducta es correcta.
En ocasiones el deportista puede no estar atento a los detalles de su ejecución y no saber
contestar ante las preguntas del entrenador, seguramente, tras recriminarle este hecho
(“¡estate atento la próxima vez¡”) su atención se centrará más en la conducta-objetivo.

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También puede ser conveniente en ocasiones complementar las preguntas recordando al


deportista el objetivo de su actuación inmediatamente antes de llevarla a cabo o preguntarle
por el objetivo.

4.3.14.- Autoinstrucciones:
Todas estas estrategias pueden combinarse con el uso de autoinstrucciones cortas, precisas y
muy directivas, que debe aplicar el propio deportista justo antes de su actuación p.ej. sobre el
objetivo.

4.3.15.- Ensayo conductual en imaginación:


En los aprendizajes más complejos puede ser una buena estrategia el ensayo conductual en
imaginación, reproduciendo mentalmente los movimientos de una ejecución o situándose
mentalmente ante los antecedentes de una decisión.

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T-6 (Cap.5)

APRENDIZAJE DE HABILIDADES TÉCNICAS

El aprendizaje de habilidades físicas incluiría la realización de movimientos corporales


concretos no específicos de un deporte, mientras que las habilidades técnicas se refieren a las
destrezas específicas de cada especialidad deportiva.
Sin embargo, tanto las habilidades físicas como las técnicas requieren unos movimientos
precisos y una intensidad apropiadas que determinan la calidad de su ejecución y que pueden
considerarse aspectos técnicos. Por ello muchos especialistas hablan de habilidades técnicas
refiriéndose a cualquier habilidad común o específica que implique la realización de
movimientos corporales concretos involucrados en el rendimiento.
Estas ejecuciones incluyen dos componentes: unos movimientos corporales y un esfuerzo que
regula la intensidad de esos movimientos y el aprendizaje puede dirigirse a uno u otro. El
capítulo se divide en dos bloques: uno dedicado al aprendizaje de movimientos técnicos
específicos y otro al aprendizaje de conductas de esfuerzo.

5.1.- Aprendizaje de movimientos técnicos específicos:


El aprendizaje de movimientos técnicos implica incorporar conductas más o menos
complejas, precisas y que se irán perfeccionando a lo largo de la carrera del deportista,
incluyendo muchas veces la sustitución de movimientos habituales por otros más eficaces.
Veremos dos tipos de programa para el aprendizaje de movimientos técnicos específicos:

5.1.1.- Programas que acentúan la utilización de la atención externa.


Destaca el programa de los cinco pasos de Singer para la adquisición y perfeccionamiento
de habilidades cerradas que incluye cinco pasos:
1. Prepararse para actuar: autorregulación del nivel de activación y conductas
preparatorias rutinarias.
2. Ensayar en imaginación la conducta a ejecutar justo antes de llevarla a cabo.
3. Centrar la atención intensamente en algún estímulo antecedente concreto, externo al
deportista, que se considere relevante.
4. Una vez listo para la acción, ejecutar la acción con decisión, sin pensar en los
movimientos que forman parte de la ejecución o el resultado de ésta.
5. Si es posible, evaluar la ejecución mediante feedback y realizar los ajustes oportunos
para la siguiente ejecución.
En este programa se combina la atención consciente antes de la ejecución con la atención
automática durante la propia ejecución. Según Singer, esta combinación es muy eficaz para
mejorar la precisión de la ejecución.

Zimmerman y Kitsantas en otro estudio sobre lanzadores de dardos observaron que mejoraba
la precisión cuando se seguía una rutina en el lanzamiento previamente acordada y que
incluía la atención a estímulos externos antecedentes. La secuencia de conductas incluía tres
pasos: mirar la diana, lanzar y seguir el lanzamiento. Este proceso resultaba efectivo según
los autores por dos motivos:
1. El control atencional que se consigue.
2. El aumento de la percepción de autoeficacia por dos vías:
a. El control que proporciona dominar un método para ejecutar la tarea.
b. Las atribuciones que suelen acompañar a las experiencias de rendimiento,
cuando la atención se centra en el proceso y no en el resultado.

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Zimmerman afirma que al centrarse en el proceso, los posibles malos resultados se atribuyen
a una estrategia de ejecución deficiente que puede mejorarse y no a una falta de recursos
personales, más difíciles de adquirir.

Comentario crítico:
Los trabajos mencionados acentúan el que los deportistas deben centrar su atención hacia
estímulos antecedentes concretos y externos en el momento de la ejecución, sin embargo sus
trabajos se han referido sólo a la ejecución de habilidades sencillas. Sin embargo, cuando se
trata de habilidades más complejas, suele ser necesario que los deportistas previamente
practiquen los movimientos de manera consciente centrando la atención en su propia
ejecución, en sensaciones corporales asociadas.
Para este tipo de habilidades más complejas se debe emplear una atención interna que
inicialmente les ayude a ejecutar el movimiento.
Esto no desestima las aportaciones de Singer o Zimmerman, puede ser interesante que, tras un
aprendizaje básico del movimiento (con atención interna), los deportistas pueden aprender la
secuencia de funcionamiento automático.
En los casos de perfeccionamiento de habilidades consolidadas también es necesaria una
atención consciente a las respuestas internas que constituyen o se asocian al movimiento a
modificar.

5.1.2.- Intervención progresiva para el aprendizaje de habilidades complejas:


La intervención para el aprendizaje de habilidades complejas se sitúa en la línea de atender
primero a sensaciones internas y progresivamente pasar a una atención externa. Veamos los
pasos:

Planteamiento inicial:
1. Debe decidirse si abordar el aprendizaje de la conducta-objetivo final desde el
principio o fraccionarla en segmentos más simples y usar técnicas como el moldeado
y el encadenamiento.
2. Explicar al deportista el objetivo del ejercicio instándolo a dirigir la atención a sus
movimientos y sensaciones y no a lo que sucede alrededor.

Modelado:
El entrenador puede actuar de modelo para mostrar el movimiento correcto y el movimiento a
modificar para que observe la diferencia entre ambos.

Identificación del movimiento correcto con palabras clave:


Designar una o dos palabras clave para identificar el movimiento correcto (p.ej. “codo
dentro”) que puedan ser usadas también a modo de autoinstrucciones por el deportista.

Control de estímulos:
1. Deben eliminarse todos los estímulos externos que puedan ser interferentes.
2. Deben eliminarse los estímulos internos que desvíen la atención o le obliguen a
repartirla. La atención debe ser reducida inicialmente y ampliarla progresivamente.
3. Las instrucciones del entrenador deben centrarse en el objetivo del ejercicio sin
distraer al deportista con otras cuestiones.

Identificación de sensaciones corporales discriminativas:


Inicialmente se aconseja trabajar a cámara lenta la conducta habitual a sustituir y la conducta
alternativa, fijándose en las sensaciones corporales de cada una. Con la ejecución de la

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alternativa puede autoinstruirse con las palabras clave de modo que estas sensaciones se
conviertan en un indicador discriminativo que proporcionen feedback inmediato sobre su
ejecución.
Para que el entrenador perciba si el deportista discrimina bien entre las conductas, puede
pedirle que cuando ejecute la alternativa diga “bien¡” y si ejecuta la habitual diga “mal¡”. Si
observa errores puede preguntarle “tú crees?” e indicarle “fíjate bien la próxima vez” para
que el deportista centre su atención en las sensaciones correspondientes.

Reforzamiento social:
Es conveniente reforzar la ejecución de la conducta con comentarios positivos (“bien”, “eso
es”) inicialmente en cada ejecución y después intermitente.

Práctica en imaginación:
Es importante que ,al realizar la práctica en imaginación como complemento a la real, el
deportista se repita las palabras clave antes de la ejecución y que perciba la sensación
corporal percibida como indicador.
Inicialmente se realiza la práctica real a “cámara lenta” identificando estas sensaciones y
después a velocidad normal, pero en los casos en que no es posible hacer el ejercicio a
“cámara lenta”, la práctica en imaginación cobra más importancia pues es la única vía para
regular la velocidad de ejecución.

Incorporación progresiva de estímulos externos:


A medida que el deportista domine la ejecución del movimiento, se pueden introducir otros
estímulos frecuentes en el ambiente en que se ejecutará la conducta pero siempre
manteniendo la repetición de la palabra y atendiendo a la sensación corporal dado que es un
momento crítico en el que puede volver a actuar automáticamente utilizando su conducta
habitual. Aquí será también importante una buena conducta del entrenador con preguntas
sobre su ejecución o reforzándolo. También puede resultar interesante introducir
autoregistros.
Cuando se observe un dominio adecuado de la habilidad, puede pasarse a una siguiente fase
alternando la atención interna y la externa o usar procedimientos como el de Singer o el de
Zimmerman. También pueden emplearse programas de economía de fichas.
Progresivamente, el deportista debe centrar su atención en aspectos externos ya centrados en
la decisión de ejecutar el nuevo movimiento con prácticas en situaciones ambientales
naturales.

Sesiones periódicas utilizando la atención interna:


Durante el proceso de consolidación puede ser recomendable realizar periódicamente
ejercicios volviendo a usar la atención interna a los detalles de la ejecución y, sobre todo, a
las sensaciones corporales asociadas.

Cuestiones fundamentales de la intervención:


1. Es trascendente el papel que desempeña la atención interna en una primera fase de la
intervención.
2. La incorporación de la estimulación externa es un momento crítico, es necesario
mantener la atención interna en esta fase durante un primer momento.
3. Es conveniente trabajar, en una fase intermedia, alternando atención interna y atención
externa.

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4. Es importante incorporar progresivamente estímulos externos del ambiente natural en


que debe realizarse la conducta adaptando la dificultad del ejercicio al grado de
consolidación de la conducta.
5. Durante las distintas fases de la intervención es posible incorporar diferentes
estrategias psicológicas.

5.1.3.- Es un ejemplo de aplicación de lo anterior. Leer, pero no añade nada nuevo.

5.2.- Aprendizaje de conductas de esfuerzo:


Estas conductas se refieren a la intensidad que el deportista debe emplear para ejecutar los
movimientos corporales cuya técnica específica domina o las acciones que requieren poca o
nula habilidad técnica y se basan en la intensidad del esfuerzo.
En ocasiones el aprendizaje de la técnica lleva emparejado el aprendizaje del esfuerzo
necesario para realizarla pero en otras ocasiones no es así. En estas ocasiones el
entrenamiento deportivo también debe contribuir a la adquisición y perfeccionamiento de
conductas de esfuerzo que sean beneficiosas y la eliminación y sustitución de otras que, por
exceso cualitativo o cuantitativo, resulten perjudiciales (conductas impulsivas o agresivas o
esfuerzos inútiles), pudiendo usarse para ello las estrategias psicológicas vistas en el capítulo
anterior y adaptadas al contexto particular de estas conductas.

5.2.1.- Definición y evaluación de las conductas de esfuerzo:


Al intentar definir y evaluar una conducta de esfuerzo debe delimitarse una intensidad y en el
segundo debe contemplarse la precisión de unos movimientos y, a veces, también su
intensidad.
En el caso de la intensidad, la definición operativa de la conducta-objetivo es importante ya
que su ausencia se propician interpretaciones variadas y confusas (“tienes que ser más
agresivo!” “¿porqué no has luchado?” qué significan?). Es difícil el aprendizaje de
conductas-objetivo que no han sido bien definidas y cuantificadas, pudiendo provocar en el
deportista un estresante estado de indefensión.
En el caso de la precisión de los movimientos la evaluación es más fácil pues basta con
concretar los movimientos específicos que delimitan cada conducta aunque también es
frecuente trabajar con conceptos ambiguos.

Estrategias para definir y cuantificar la intensidad:


1. Modelado de la conducta objetivo: Observar un modelo que ejecute la conducta con una
determinada intensidad.
2. Ensayos de la conducta a diferentes niveles de intensidad: Tras observar el modelo, el
deportista puede ensayar la conducta a la intensidad deseada y a otras dos (uno superior
y otro inferior) que le ayuden a discriminar la intensidad apropiada.
3. Obtención de feedback: Es interesante, durante los ensayos, que el deportista obtenga un
feedback de sus sensaciones asociadas a la intensidad correcta y un feedback verbal del
entrenador.
4. Autoevaluación del entrenador: El deportista puede evaluar sus ejecuciones con una
escala subjetiva (de 1 a 10) discriminando así cada intensidad.
5. Observación de los propios ensayos: Los ensayos a diferentes intensidades pueden ser
grabados en vídeo y observados por entrenador y deportista para obtener feedback.
6. Acuerdo sobre la conducta-objetivo: Deportista y entrenador deben llegar a un acuerdo
sobre la conducta-objetivo que incluya que los dos reconozcan la misma conducta y la
denominen de la misma forma, que se puedan comunicar con un lenguaje común.

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Si se trata únicamente de la intensidad, es conveniente que el entrenador use siempre la


misma palabra para evitar confusiones. El acuerdo entre ambos sobre la conducta-objetivo
puede ser mejor si el deprotista hace partícipe a su entrenador de la cuantificación subjetiva
que asigna a cada intensidad de forma que el entrenador en el futuro pueda hacerle
indicaciones del tipo “intensidad 8” o preguntas como “¿qué intensidad has usado?”. Este tipo
de valoraciones son intra-sujeto, pero que las conozca el entrenador puede ser de gran ayuda a
la comunicación entre ambos.

Analisis funcional de la conducta de esfuerzo:


La evaluación no debe quedarse en definirla y cuantificarla sino extenderse a la comprensión
de sus relaciones funcionales con circunstancias antecedentes y consecuencias.
En el caso de la intensidad es importante concrtar los estímulos antecedentes en presencia de
los cuales es necesario un determinado nivel de intensidad. Cuando se observen déficits o
excesos, el análisis funcional permitirá determinar las circunstancias concretas en que debe
producirse el ajuste, los estímulos presentes cuando se observan los desfases e intensidad y
decidir si el aprendizaje debe realizarse respecto a todos ellos o sólo en algunos casos.
Respecto a los movimientos que caracterizan las conductas basadas en el esfuerzo, si están
ausentes y se pretende que se adquieran, tienen que delimitarse con precisión los estímulos
antecedentes convenientes. Si se trata de movimientos habituales a eliminar, debe observarse
la relación funcional existente y decidir ante qué estímulos concretos debe producirse la
eliminación.
El análisis funcional debe completarse observando la relación entre las conductas de esfuerzo
y sus consecuencias, sobre todo en los casos de las conductas que deben modificarse. En el
caso que las consecuencias sean gratificantes para el deportista el cambio de las conductas de
esfuerzo es más complicado y el programa de intervención tendrá que debilitar la relación de
contingencia gratificante y propiciar, mediante un programa de reforzamiento, una relación de
contingencia beneficiosa entre la conducta alternativa a implantar y las consecuencias de ésta.

Activación y conductas de esfuerzo:


Los déficits y escesos de esfuerzo pueden estar influidos por el nivel de activación general del
deportista. La activación depende de variables psicológicas complejas como la motivación, el
estrés y la autoconfianza e inciden en el rendimiento del deportista tanto mental (su conducta
atencional y procesos de toma de decisiones y procesamiento de la información) como físico
(tensión muscular, movilización de energía y coordinación motriz).
Cada deportista tiene un nivel de activación óptimo que varía en función de la tarea a realizar.
El nivel óptimo será el que favorezca el mejor rendimiento mental y físico del deportista.
Respecto a las conductas de esfuerzo, el nivel de activación óptimo facilita que los deportistas
las ejecuten con la precisión e intensidad apropiadas, siempre que dominen esa ejecución.
Ejecutar una conducta con una intensidad determinada puede ayudar al deportista a regular su
nivel de activación y viceversa, ejecutarla conun nivel de activación puede ayudar a regular la
intensidad. Por ello la evaluación deberá tederminar si la cuestión central del problema es el
nivel de activación, la intensidad aplicada a la conducta o ambas.

5.2.2 y 5.2.3 son dos ejemplos de aplicación de lo anterior. Leer, pero no añaden nada nuevo.

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TEMA 7: APRENDIZAJE DEL COMPORTAMIENTO TÁCTICO: I. CONDUCTAS DE TOMA DE DECISIONES

6.1. DECISIONES SOBRE EL PLAN DE ACTUACIÓN EN UNA COMPETICIÓN

6.2. DECISIONES SOBRE LA EJECUCIÓN INMEDIATA


6.2.1. INFLUENCIA DE LA TENDENCIA DE FUNCIONAMIENTO Y DE LAS
CIRCUNSTANCIAS ANTECEDENTES
6.2.2. INFLUENCIA DEL FEEDBACK DE CADA DECISIÓN
6.2.3. FASES DEL APRENDIZAJE DE TOMA DE DECISIONES SOBRE LA
EJECUCIÓN INMEDIATA

6.3. DECISIONES SOBRE EL MANTENIMIENTO REPLANTEAMIENTO DEL PLAN


DE ACTUACIÓN

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• El comportamiento táctico incluye 3 grandes tipos de decisiones que interactúan entre sí, según
sus efectos y otros determinantes:
1. Las decisiones que se centran en el plan de actuación antes de la competición.
2. Las que se toman sobre la ejecución inmediata en los periodos de participación activa.
3. Las referidas al mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación en función del
desarrollo de la competición.

DECISIONES SOBRE EL PLAN DE TENDENCIA DE


ACTUACIÓN FUNCIONAMIENTO
(antes de la competición) (en la competición)

CIRCUNSTANCIAS DECISIONES SOBRE LA


ANTECEDENTES EJECUCIÓN INMEDIATA FEEDBACK DE CADA
(presentes en cada momento de (en periodos de DECISIÓN
la competición) participación activa)

DECISIONES SOBRE EL
MANTENIMIENTO O
REPLANTEAMIENTO DEL PLAN MANTENIMIENTO O
DE ACTUACIÓN (en periodos de MODIFICACIÓN DE LA
pausa de participación activa de TENDENCIA DE FUTURO
baja intensidad)

6.1. DECISIONES SOBRE EL PLAN DE ACTUACIÓN EN UNA COMPETICIÓN

• Se toman antes de la competición, considerándose las circunstancias de cada caso relevantes


(trascendencia, rivales, terreno, climatología, etc.) y los recursos disponibles para afrontar dicha
competición.

• En los deportes de equipo, estas decisiones las toma el entrenador y las comunica a los
deportistas. En otros, son el entrenador y el deportista los que las toman conjuntamente o es el
deportista el que toma esa responsabilidad. En todo caso es interesante que el deportista tome
algunas deisiones de este tipo para preparar su propio plan de actuación.

• Las decisiones pueden sopesarse antes de la competición y pueden generarse muchas


alternativas y estudiar las ventajas/inconvenientes de cada una. En este proceso la información
existente y el conocimiento táctico del entrenador o el deportista, son importantes

• Las técnicas de solución de problemas y las matrices de decisiones adaptadas a cada


situación pueden ser de gran ayuda en la toma de decisiones.

Tendencia de funcionamiento en la competición

• Las decisiones sobre el plan de actuación, señalan las tendencias/estilo de funcionamiento de los
deportistas (predisponen a los deportistas a actuar de una deter. forma ante las distintas
situaciones de las competiciones)

6.2. DECISIONES SOBRE LA EJECUCIÓN INMEDIATA

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• Estas decisiones se toman en periodos de competición activa y su resultado directo es el


rendimiento (ej. un jugador decide tirar a gol o pasarle la pelota a otro). Sólo pueden tomarse por
los deportistas, por lo que deben ser entrenados para que decidan con acierto, y es precisamente
éste el objetivo final del aprendizaje táctico.
El tiempo disponible para tomar decisiones, varía según las características de cada deporte. Puede
no haber tiempo para el análisis de alternativas y ocurrir que el deprotista deba decidir
automáticamente.

6.2.1. INFLUENCIA DE LA TENDENCIA DE FUNCIONAMIENTO Y DE LAS CIRCUNSTANCIAS


ANTECEDENTES

• Las decisiones sobre la ejecución inmediata están determinadas por 2 factores (el
comportamiento táctico apropiado corresponden a que las decisiones se ajusten a las exigencias
de ambos factores):
1. La tendencia de funcionamiento que se deriva del plan previo de actuación (tendencia bajo la
que el deportista debe actuar)
2. Situaciones y Estímulos antecedentes (circunstancias antecedentes) que se presentan en cada
momento de la competición (incluye los elementos que en el presente aconsejan actuar de
una forma determinada).
El comportamiento táctico apropiado corresponderá a las decisiones que se ajusten a las exigencias
comunes de ambos factores o al factor que, según las circunstancias deba tener más peso en un
momento concreto.

• La decisión dependerá de la rigidez-flexibilidad de la tendencia de funcionamiento y del grado de


necesidad/conveniencia de las circunstancias antecedentes presentes
o Cuanto más rígida sea la tendencia, más predominará sobre las circunstancias de la situación
presente, salvo que por necesidad/conveniencia sean prioritarias (ej. pág. 107-8)

• Generalmente, las tendencias de funcionamiento sólo son directrices para las decisiones que
toman los deportistas, pero no deben anular la iniciativa de los deportistas para decidir en función
de lo que aconsejen los estímulos antecedentes presentes.
o El balance apropiado entre ambos factores debe estudiarse y determinarse por el entrenador
y/o deportista según el caso.
o Aprender a tomar decisiones respetando el balance, es la esencia del comportamiento táctico
en muchos deportes.

6.2.2. INFLUENCIA DEL FEEDBACK DE CADA DECISIÓN


Otro factor a tener en cuenta es el feedback que el deportista recibe del resultado de cada decisión:

• Ej. un jugador de baloncesto falla la canasta en 2 ocasiones, por lo que a partir de entonces
inhibe la decisión de tirar y opta por pasarle el balón a sus compañeros

• Según los casos, el feedback que el deportista obtiene de sus decisiones pueden influir más o
menos que la tendencia de funcionamiento y las circunstancias de los EE antecedentes.
o Los deportistas deben aprender a mejorar sus decisiones en función de los resultados que
obtienen sin eclipsar el peso de los otros 2 factores.

Control de la influencia del feedback


• Para este control es importante que los deportistas usen criterios apropiados para valorar el
resultado de sus decisiones, sin confundir la decisión con la calidad o el resultado de la ejecución
y sin la influencia de creencias rígidas que puedan propiciar una valoración sesgada inadecuada

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para impedir que el feedback inhiba tomar decisiones que deberían tomarse o precipite decisiones
que no sean apropiadas.

• Estos problemas requieren una intervención que incluya:


a) Información apropiada sobre la diferencia entre decisión y ejecución.
b) Margen lógico de errores que corresponde a cada decisión.
c) La necesidad de seguir decidiendo.
d) Modificación de creencias interfirientes.
e) Plan de entrenamiento centrado en el control del feedback.

• Es importante que los deportistas aprendan a discriminar las decisiones sobre las que debe influir,
y cómo, el feedback que obtiene de sus decisiones anteriores.
o El feedback más útil es el que permite mejorar las decisiones sucesivas sin alterar la tendencia
de funcionamiento ni responder incorrectamente a los estímulos antecedentes discriminativos.
o En cada caso el entrenador y el deportista han de determinar el tipo de feedback que debe ser
influyente y hasta que punto debe serlo, estableciendo el peso de este factor en la toma de las
decisiones sobre la ejecución inmediata.

6.2.3. FASES DEL APRENDIZAJE DE TOMA DE DECISIONES SOBRE LA EJECUCIÓN INMEDIATA

• El aprendizaje de las decisiones sobre la ejecución inmediata, contempla 3 fases (Ver tabla).
FASES SUBFASES
1 Decidir según las circunstancias • Vincular la decisión a EE antecedentes simples
antecedentes presentes • Decidir en función de combinaciones complejas de EE antecedentes
• Decidir entre 2 ó más conductas alternativas
2 Decidir bajo tendencias de • Decidir bajo tendencias de funcionamiento rígidas
funcionamiento • Decidir teniendo en cuenta la interacción de la tendencia de
funcionamiento con las circunstancias antecedentes
3 Usar el feedback de las decisiones • Discriminar distintos tipos de resultados y decidir en consecuencia
anteriores

Decisiones en función de las circunstancias antecedentes

• Los deportistas deben aprender a decidir en el tiempo disponible para ello y en función de las
circunstancias antecedentes presentes. Esta fase se divide en 2 subfases, una de aprendizaje más
simple y otra de aprendizaje más complejo:
1. El objetivo del aprendizaje se centra en que el deportista vincule la decisión de ejecutar una
sola habilidad a EE antecedentes simples que aconsejen esa decisión. Estas decisiones son la
continuidad natural del aprendizaje técnico (aprendizaje de la ejecución de habilidad) y es el
1º estadio del aprendizaje táctico, cuyo objetivo es que el deportista aprenda a decidir
ejecutar una determinada habilidad
- Ej. Un jugador puede vincular la decisión de regatear a que el contrario esté en una
determinada posición.
2. Tras consolidarse la decisión de ejecutar una o más habilidades, el objetivo es que aprenda a
decidir ente dos o más conductas alternativas y, según el caso, aprender a decidir sobre la
ejecución de una sola habilidad, pero en presencia de EE antecedentes más complejos. Debe
aprender a discriminar entre EE o grupos de EE relevantes, más complejos y decidir en función
de esos EE.
- Ej. un jugador debe tener en cuenta el espacio disponible y posición de otros
jugadores para decidir regatear o pasar la pelota.

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Decisiones bajo tendencias de funcionamiento

• Los deportistas deben aprender a decidir bajo tendencias de funcionamiento. Esta fase se divide
en 2 subfases:
1. Se trabaja con tendencias de funcionamiento rígidas para que los deportistas se acostumbren
a considerar cuestiones más globales que las específicas de cada situación presente. Debe
aprender a reprimir/provocar decisiones que dominan, según sea la tendencia de
funcionamiento bajo la que tienen que actuar.
- Ej. un jugador que juegue bajo la tendencia de “no arriesgar la pérdida de la pelota” o al
contrario, según sea la tendencia tendrá que reprimir/provocar la decisión de regatear.
2. Que los deportistas aprendan a actuar bajo tendencias de funcionamiento pero teniendo en
cuenta las circunstancias antecedentes presentes, por lo que debe aprender a valorar y
decidir en consecuencia el nivel de rigidez y el grado de conveniencia en cada situación.

Utilización del feedback de las decisiones anteriores

• Los deportistas deben aprender a usar convenientemente el feedback que les proporcionan sus
decisiones. Este feedback ya autorregula las decisiones desde las primeras fases y por ello es
conveniente que el entrenador, desde el 1º momento, aporte la información apropiada y actúe
consecuentemente ( p.ej. reforzando la toma de decisión independientemente de la ejecución)
para que el deportista aprenda a usar el feedback correcto.

• En esta fase se pretende que los deportistas discriminen los distintos tipos de resultados y actúen
en consecuencia, siendo conveniente diferenciar las siguientes categorías: (ver ej. pág. 205)
a) Los resultado que deben tener mucho peso en las decisiones post. (especificando en qué
decisiones en concreto)
b) Resultados, que aunque impactantes, no deben eclipsar las tendencias de funcionamiento o
las demandas de los EE antecedentes presentes.
c) Resultados cuya influencia específica tiene que determinarse tras una consideración pausada
que derivará en los correspondientes acuerdos.

Ubicación de los déficits de rendimiento en la toma de decisiones

• Cuando se observe un rendimiento defectuoso (no adoptan las decisiones correctas), es


conveniente ubicarlo en el apartado que corresponda de las 3 fases anteriores con el fin de poder
dirigir los esfuerzos de modificación al objetivo adecuado. (ver ej. pág. 206).

Estrategias de intervención

• Para optimizar el aprendizaje de las decisiones sobre la ejecución inmediata pueden aplicarse las
directrices/estrategias señaladas en el capítulo 4, teniendo en cuenta:
a) La importancia de la atención centrada en los EE antecedentes discriminativos que sirven de
señal para decidir.
b) El cambio de relación funcional entre los EE antecedentes y las conductas de toma de
decisión, debiendo debilitarse los vínculos entre éstos y las decisiones a eliminar, a la vez que
se fortalecen entre los mismos EE y la decisión a desarrollar.

• En este ámbito no proceden estrategias como la identificación de sensaciones corporales o el


feedback sensorial (tan importantes en el aprendizaje de la ejecución) y la atención consciente
debe fluctuar entre lo externo (etímulos discriminativos) y lo interno (la conducta que se decide

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ejecutar), hasta que, progresivamente, el deportista aprenda a automatizar las decisiones


correctas

• El uso apropiado de estrategias ambientales en los ejercicios de entrenamiento deportivo son


importantes en el aprendizaje de estas decisiones. Los ejercicios específicos diseñados con este
propósito deben reunir ciertas características (ver tabla) para propiciar la aparición de las
decisiones correctas y el fortalecimiento de su relación con los estímulos antecedentes.

1. Restricciones del ámbito del trabajo y eliminación de EE interferentes


2. Planteamiento de objetivos y reglas de funcionamiento específicos
3. Muchas oportunidades para que pueda tomarse la decisión en presencia de los EE antecedentes apropiados
4. Conducta verbal/no verbal del entrenador, centradas en la decisión-objetivo
5. Uso frecuente de registros sobre la decisión
6. Aplicación de refuerzo/castigo
7. aumento progresivo de la dificultad de los ejercicios
8. Ampliación progresiva de EE ambientales

• También pueden ser muy útiles estrategias de autoaplicación como:


a) Establecimiento de objetivos inmediatos de realización (decidir ejecutar la conducta en
presencia de los EE-señal).
b) Autoinstrucciones para centrar la atención en los estímulos discriminativos (ej. atento en
cuanto recibas el balón, observa la posición del defensa).
c) Práctica en imaginación para vincular la decisión correcta a los EE antecedentes y en la
decisión en posteriores experiencias en vivo.

• A veces, el psicólogo deportivo dirige la sesión para conseguir el condicionamiento de la conducta


a los EE antecedentes, en otras la intervención será cognitiva para la modificación o
debilitamiento de creencias interferentes que dificulten el aprendizaje.

6.3. DECISIONES SOBRE EL MANTENIMIENTO REPLANTEAMIENTO DEL PLAN DE ACTUACIÓN

• En muchos deportes, el plan de actuación que se elabora antes de la competición y que


determina la tendencia de funcionamiento, puede mantenerse o modificarse en el transcurso de
ésta en función de lo que ocurra. Esta cuestión pone de relieve otra categoría de decisiones
tácticas: las referidas al mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación.(ver ej. pág. 208)

Características de estas decisiones

• Se toman durante la competición en las pausas (descanso, tiempos muertos, etc.) o en periodos
de participación activa de baja intensidad y pueden adoptarlas el entrenador o los deportistas.

• Las decisiones sobre el mantenimiento/replanteamiento del plan de actuación deben adoptarse en


poco tiempo y no es resultado de un procedimiento profundo de análisis. Pero tampoco se toman
de forma automática. La duración de la pausa/baja intensidad del momento, suele permitir un
breve análisis y dado el escaso tiempo, se ha de especificar de antemano quién será el
responsable de esas decisiones (entrenador/deportista/jefe de equipo)

• Se aconseja que las alternativas se limiten a 2 y el análisis de las ventajas e inconvenientes sea
rápido y directo, recomendándose, en la medida de lo posible, preveer antes de la competición,
estas posibilidades para que durante la misma la presencia o ausencia de un determinado criterio
sea suficiente para optar por una de las alternativas.
6

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• La decisión de mantener/replantear el plan de actuación depende de 2 factores:


1. Circunstancias antecedentes, presentes en cada momento de la competición.
2. Feedback que obtiene el deportista de sus decisiones sobre la ejecución inmediata (ver ej.
pág. 210).

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TEMA 8: APRENDIZAJE DE LAS HABILIDADES PSICOLÓGICAS.

Las habilidades psicológicas son conductas que aplicadas por el propio deportista,
pueden contribuir a mejorar su funcionamiento en el entrenamiento y la competición.
Para usarlas correctamente, es imprescindible un entrenamiento específico que debe
contemplarse en el conjunto del plan de la preparación. Para ello, los deportistas deben
dedicar un tiempo determinado a aprender las habilidades psicológicas que pueden
ayudarles a optimizar sus posibilidades tanto en los entrenamientos como en la
competición.
El responsable de dicho entrenamiento psicológico específico, si se quiere realizar con
el debido rigor y la máxima eficacia, es el psicólogo deportivo.

PRINCIPALES HABILIDADES PSICOLÓGICAS EN EL DEPORTE DE COMPETICIÓN.

En numerosos manuales se exponen con detalle algunas habilidades psicológicas que


deberían dominar los deportistas, señalando como fundamentales, el establecimiento de
objetivos, la relajación, la práctica en imaginación y diversas habilidades atencionales, y
en menor medida, se han mencionado otras que también son relevantes, como la
autoevaluación de la activación o la evaluación objetiva del propio rendimiento.

A continuación, se enumeran las habilidades psicológicas que, el autor de este libro,


Buceta, considera principales y, posteriormente, se da una explicación de cada una de
ellas.

Establecimiento de objetivos
Autoobservación y autorregistro
Autoevaluación subjetiva del nivel de activación y otras experiencias internas
Evaluación objetiva del propio rendimiento
Autoaplicación de técnicas de relajación y respiración
Práctica en imaginación
Habilidades atencionales
Aplicación de autoafirmaciones, autoinstrucciones y autorrefuerzos.
Habilidades para controlar cogniciones disfuncionales
Identificación y consecución del nivel de activación óptimo
Preparación personal para la actuación en la competición y el entrenamiento
Aplicación de habilidades para la autorregulación y el autocontrol en la
competición y el entrenamiento
Técnicas para la solución de problemas y la toma de decisiones
Habilidades interpersonales

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1. Establecimiento de objetivos.

Esta es una técnica que pueden emplear los entrenadores con múltiples propósitos,
fundamentalmente: planificar mejor el trabajo a realizar, aumentar la motivación, la
autoconfianza y el estado de alerta de los deportistas, controlar su atención y, en
definitiva, optimizar sus posibilidades de rendimiento en el entrenamiento y la
competición.
Como habilidad psicológica, permite que los propios deportistas puedan incidir en estas
variables psicológicas (motivación, autoconfianza…), estableciendo objetivos de
resultado y de realización, correctamente relacionados (los objetivos de realización,
deben ser conductas propias que aumenten las posibilidades de lograr un determinado
resultado ); objetivos a largo, medio y corto plazo, que estén bien coordinados (los
objetivos a corto y medio plazo , deben ser eslabones que conduzcan , progresivamente,
a la consecución de los objetivos a largo plazo); objetivos específicos y claramente
definidos ( en lugar de generales y ambiguos), que sean atractivos y desafiantes, pero
que, a la vez, sean alcanzables; y objetivos de realización sobre los cometidos a llevar
a cabo, para el entrenamiento y la competición inmediatos (objetivos inmediatos).

Según datos obtenidos por Orlick y Partington (1988) mediante entrevistas realizadas a
deportistas olímpicos de Canadá, el establecimiento de este tipo de objetivos (los
inmediatos, específicos para cada sesión de entrenamiento y tarea a realizar) les ayuda a
mantener altas su motivación y su concentración, en beneficio de su rendimiento.

Buceta considera que el establecimiento de objetivos es la habilidad que debe tener la


máxima prioridad en el plan de entrenamiento psicológico de los deportistas.

2. Autoobservación y autorregistro.

El propósito de estas habilidades, es que los deportistas sean capaces de observar,


rigurosamente, su propia conducta externa e interna, y registrar los datos observados,
para que puedan ser analizados y comparados con otros datos autoobservados en
anteriores o futuras ocasiones.

La autoobservación y el autorregistro, requieren identificar, en términos cuantificables,


las respuestas concretas que son objeto de observación y, en ocasiones, los estímulos
antecedentes que las preceden, otras respuestas y estados psicológicos relacionados, y
las consecuencias que provocan. En ausencia de estas habilidades, es muy difícil evaluar
las experiencias internas de los deportistas y lograr que estos aprendan a autorregularlas.
De la misma forma, es difícil que los deportistas aprendan a autocontrolar las conductas
deportivas relevantes, si no son capaces de observarlas y registrarlas previamente.
La autoobservación y el autorregistro de las experiencias propias, aumentan el nivel de
alerta respecto a éstas, facilitando así, la posibilidad de conocerlas mejor y auto
controlarlas en la dirección apropiada.
Estas habilidades, también contribuyen a desarrollar la percepción de control, ya que el
deportista aprende un método que le ayuda a conocer mejor lo que le sucede y, al
contar con una información más objetiva, puede reducir el estrés y mejorar,
notablemente, la autoconfianza y la motivación.

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3. Autoevaluación subjetiva del nivel de activación y otras experiencias internas.

Los deportistas pueden aprender a autoevaluar diversas experiencias internas, como el


nivel de activación general, la intensidad de la concentración, el grado de dominio o
control percibidos… Con este propósito, se les puede entrenar para que dominen la
habilidad de cuantificar estas experiencias, utilizando, por ejemplo, escalas de 0-10
puntos, en las que se sitúen continuos de activación, concentración, dominio
percibido…siendo 0 y 10, los extremos inferior y superior de estos continuos.
El dominio de esta habilidad facilita que, posteriormente, el deportista pueda cuantificar
su nivel de activación óptimo (el nivel que favorece el máximo rendimiento) y
autorregular su activación para conseguirlo.

En el caso de otras experiencias internas, ocurre algo parecido. El deportista que es


capaz de cuantificar la intensidad de su concentración, puede aprender a aumentarla o
disminuirla según proceda; y lo mismo ocurre respecto al esfuerzo físico realizado.
Por su parte, la cuantificación de experiencias positivas puede contribuir a alertar al
deportista sobre la presencia de una experiencia reforzante y ayudarle a establecer
relaciones entre su conducta y la obtención de una gratificación interna. En el caso de
experiencias negativas, su cuantificación puede ayudar a reducir su impacto.

Esta habilidad, sólo permite establecer comparaciones intra-sujeto (el deportista consigo
mismo, pero no con otros deportistas), y su dominio implica un buen entrenamiento en
ello, consiguiendo que el deportista alcance un alto grado de precisión y fiabilidad en
sus valoraciones.

4. Evaluación objetiva del propio rendimiento.

Esta es una habilidad esencial para el deportista, ya que permite mejorar el


conocimiento de lo que se está haciendo, e impide que el deportista realice evaluaciones
sesgadas inapropiadas que no le son, desde un punto de vista deportivo y psicológico,
beneficiosas.
Una evaluación incorrecta, impide que el sujeto establezca una relación adecuada entre
sus conductas y sus consecuencias, por lo que es difícil que el deportista pueda cambiar
sus acciones en beneficio de un mejor rendimiento.
Además, este hecho, le puede crear una sensación de indefensión, caracterizada por una
falta de control sobre lo que sucede, que deteriora la autoconfianza y favorece la
aparición de respuestas emocionales adversas como la culpabilidad, ansiedad,
desánimo…

Esta habilidad incluye los siguientes elementos:

Consideración del rendimiento (las conductas propias) con independencia de sus


resultados (los resultados deportivos que dependen, aunque no del todo, de tales
conductas).
Diferenciación entre la decisión y la ejecución.
Especificación de las conductas de rendimiento, sujetas a cuantificación, para
evitar así que el análisis de las conductas esté sujeto a múltiples interpretaciones.
Contemplación de circunstancias antecedentes que delimiten el contexto en el
que se producen los datos.

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Consideración de todos los datos objetivos posibles, no teniendo en cuenta las


sensaciones subjetivas.
Estimación de las expectativas previas realistas (¿cómo debería rendir hoy?),
como criterio para juzgar la bondad del rendimiento logrado (comparación de
los datos de rendimiento obtenidos, con las expectativas previas).
Valoración de cualquier circunstancia que, objetivamente, haya podido influir en
el rendimiento registrado, como puede ser el clima, las decisiones arbitrales,
número de oportunidades reales…

5. Autoaplicación de técnicas de relajación y respiración.

Esta habilidad es muy útil para reducir el nivel de activación general, manejar
situaciones estresantes, disminuir la activación en zonas del cuerpo específicas y
facilitar la práctica en imaginación. Algunas técnicas de respiración son útiles para
aumentar la activación si se está demasiado relajado.
El dominio de estas técnicas, requiere un proceso de entrenamiento para la adquisición
de la habilidad y, después, una fase de aplicación progresiva en la que el psicólogo
deportivo debe orientar y guiar al deportista.

Durante la fase de entrenamiento, es importante enseñar a los deportistas una amplia


variedad de ejercicios y observar cuáles son los que deben potenciarse en cada caso
particular.
En esta fase es fundamental que los deportistas se comprometan a practicar con
continuidad estas técnicas para consolidarlas y poder utilizarlas de manera eficaz. Para
ello, es interesante que, desde el principio, se acuerden los días, horas y lugares
destinados para la práctica.

En este punto, el trabajo del psicólogo deportivo consiste, no sólo en entrenar a los
deportistas para que dominen los ejercicios de relajación y respiración correspondientes,
sino que también, y de manera fundamental y prioritaria, les enseña la utilización de
técnicas que favorezcan la adherencia a la práctica regular de las mismas.

Después, en la siguiente fase, se deben anticipar las situaciones concretas en las que los
deportistas puedan necesitar estas técnicas, y programar ensayos de autoaplicación bajo
la supervisión del psicólogo deportivo. En esta fase, es importante que el deportista
extraiga las conclusiones de sus experiencias de autoaplicación en situaciones reales
(como por ej. en un descanso de un partido), para poder perfeccionar su habilidad en los
aspectos que lo necesiten, adaptando las técnicas a su conveniencia individual.

Para que estas técnicas sean útiles para el deportista, debe estar bien entrenado en ellas,
y para ello, es fundamental estar bajo la supervisión del psicólogo deportivo.

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6. Práctica en imaginación.

La práctica en imaginación puede ser de gran ayuda para los deportistas, con cualquiera
de los siguientes objetivos:

Ejecutar movimientos técnicos, para su adquisición y perfeccionamiento.


Dirigir la atención a estímulos antecedentes discriminativos, para mejorar el
comportamiento táctico.
Exponerles a las condiciones de la competición, para que ensayen en este
contexto.
Preparar la actuación en competiciones concretas.
Repasar las conductas prioritarias en los períodos previos a una competición (ej.
el jugador se imagina a si mismo ejecutando las conductas más importantes y
decisivas del partido, el día de antes del encuentro).
Ensayar algunas conductas justo antes de ejecutarlas.
Aprender otras habilidades psicológicas (ej. habilidades atencionales, técnicas
para combatir pensamientos disfuncionales…).
Anticipar dificultades psicológicas y ensayar las habilidades para controlarlas.
Provocar sensaciones positivas y asociarlas a estímulos potencialmente
estresantes (ej. el jugador de baloncesto que se sitúa, mentalmente, en la
situación de lanzar un tiro libre y provocar sensaciones positivas de confianza y
fluidez).
Analizar, retrospectivamente, la actuación en una competición (ej. el jugador
que el día después del partido, imagina y analiza lo sucedido en el mismo).
Contribuir, en algunos casos, al proceso de recuperación de una lesión.

En cualquier caso, es fundamental que los deportistas aprendan a controlar las imágenes
con las que trabajan, en vez de ser simples observadores de su experiencia imaginativa
incontrolada. Resumiendo, los tres factores más importantes de esta habilidad son: la
claridad, la precisión y el control de las imágenes.

7. Habilidades atencionales.

El funcionamiento atencional es un factor que afecta al rendimiento deportivo de


manera decisiva; y por tanto, el desarrollo de habilidades atencionales debe considerarse
uno de los objetivos prioritarios del entrenamiento.
Estas habilidades pueden dividirse en 4 grupos:

Habilidades relacionadas con el enfoque atencional que utiliza el deportista


Habilidades relacionadas con la preparación atencional del deportista antes de su
actuación
Habilidades para el autocontrol de interferencias atencionales
Habilidades para el control atencional del cansancio y el dolor

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En todos los casos, la habilidad consiste en un comportamiento atencional específico


que debe ser aprendido; pudiendo utilizarse, para ello, un proceso de entrenamiento que
incluya los siguientes pasos:

Delimitar cuál es el comportamiento atencional concreto que los deportistas


deben aprender.
Ensayar el comportamiento acordado, mediante la práctica en imaginación.
Practicar este comportamiento en vivo, aprovechando situaciones propicias del
entrenamiento deportivo habitual o competiciones menores, o programando
oportunidades apropiadas específicas.

En el caso de las habilidades relacionadas con el enfoque atencional (ej, utilizar


enfoques internos o externos de diferente amplitud, cambiar oportunamente de enfoque
atencional…) se ha observado que pueden desarrollarse mediante el propio
entrenamiento deportivo, si éste incluye situaciones adecuadas que contribuyan a ello
(ej. ejercicios que obliguen a cambiar de enfoque atencional, como los que se muestran
en la tabla 56, pág.278 del libro) y sólo en los casos más complejos, será necesario un
entrenamiento atencional más específico, usando la práctica en imaginación.
En los restantes casos, los deportistas deben de aprender técnicas específicas que no son
inherentes al entrenamiento deportivo, como por ej: el establecimiento de objetivos
prioritarios, la elaboración de planes de enfoque y la utilización de autoinstrucciones,
para la preparación atencional antes de la actuación en la competición, etc… o técnicas
como centrar la atención en los estímulos relevantes de la tarea, transformar
simbólicamente la sensación de cansancio, imaginar procesos que controlan el dolor o
desviar la atención a sensaciones placenteras, para controlar el cansancio o el dolor (ver
tabla 57, pág.279 del libro).
La práctica en imaginación, es una estrategia muy útil para que los deportistas ensayen
y perfeccionen la mayoría de las técnicas atencionales.

8. Aplicación de autoafirmaciones, autoinstrucciones y autorrefuerzos.

Una habilidad muy útil es el autodiálogo interno para regular estados emocionales,
fortalecer la autoconfianza y la motivación, controlar la atención, prepararse para la
acción inmediata, afrontar situaciones estresantes y consolidar conductas eficaces.

Las autoafirmaciones son frases que una persona se puede decir así misma, con la
intención de controlar su estado psicológico. A los deportistas pueden servirles para
recordarse aspectos importantes en momentos decisivos del entrenamiento o la
competición (ej. “lo que ha sucedido en la primera parte, ahora, en el descanso del
partido, no tiene importancia; sólo importa lo que queda por hacer en el segundo
tiempo”…). Estas autoafirmaciones deben ser congruentes con las creencias más
estables que se relacionan con ellas, es decir, de nada sirve que el deportista se repita a
sí mismo que sólo importa lo que se haga en la segunda parte, si es realmente imposible
remontar el resultado.

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Las autoinstrucciones son frases que constituyen “órdenes” concretas sobre la acción
que se va a realizar (ej: respira profundamente y elimina la tensión que te sobra). Es
conveniente que los deportistas empleen una autoafirmación para recordar algo que
deben tener en cuenta seguida de una autoinstrucción que les recuerde cómo actuar en
esa situación.

Por su parte, los autorrefuerzos son frases gratificantes que los deportistas pueden
decirse tras la realización de una conducta que es aconsejable consolidar (ej: el jugador
de baloncesto que anota un triple, puede decirse “¡¡bieeen, así se hace!!”.

En el proceso de entrenamiento de esta habilidad, no “todo vale”, es decir, los


deportistas deben entender que no se trata de decirse cualquier cosa de manera
incorrecta, sino que hay que seleccionar y aplicar, las frases más adecuadas. El
entrenamiento debe incluir, en primer lugar, la elaboración de una lista de situaciones en
las que los deportistas consideren las autoafirmaciones, autoinstrucciones o
autorrefuerzos que podrían necesitar y después, la selección cuidadosa de las frases más
convenientes.

En esta fase es recomendable que los deportistas elaboren su propia lista de frases según
su criterio, y posteriormente, el psicólogo deportivo confirme esas propuestas o sugiera
algún cambio hasta llegar a un acuerdo conjunto.
Más adelante, las frases seleccionadas pueden ensayarse en situaciones simuladas de
role-playing, y en vivo, en el entorno de las sesiones de entrenamiento deportivo,
perfeccionándose a partir del feed-back que proporcionen estos ensayos. En última
instancia, podrán aplicarlas a las situaciones reales que lo demanden.

9. Habilidades para controlar cogniciones disfuncionales.

Con frecuencia, los deportistas tienen pensamientos, imágenes, autodiálogos y creencias


que perjudican su funcionamiento. Estas cogniciones disfuncionales pueden controlarse
si los deportistas desarrollan la habilidad de combatirlas eficazmente.
En primer lugar, deben diferenciarse las creencias, pensamientos, imágenes y
autodiálogos que se presentan de manera puntual en determinadas situaciones, de las
creencias rígidas y arraigadas que influyen en la disposición de los deportistas.
En el caso de los primeros, son experiencias que se pueden combatir con habilidades
como detención del pensamiento (en el momento que aparece una cognición
disfuncional, el deportista emplea la palabra stop!! ), autoafirmaciones y
autoinstrucciones, y reenfoque atencional, bien en las tareas deportivas (cuando el
problema aparece en los períodos de participación activa de la competición) o bien en
otros cometidos pertinentes (cuando ocurre en períodos de pausa o en otros contextos).

En el caso de las autoafirmaciones se trata de emplear frases que, verdaderamente,


puedan ser eficaces para combatir los pensamientos negativos.

Cuando las creencias rígidas del deportista impidan la aplicación de autoafirmaciones,


hay que enfocar el reenfoque atencional hacia una actividad mental alternativa (control
de los ejercicios de relajación…), usando autoinstrucciones que lo faciliten (¡céntrate en
los ejercicios de relajación!), y paralelamente, abordar la modificación de las creencias
interferentes.

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En general, conseguir el cambio de las creencias rígidas es muy difícil y requiere el


trabajo especializado del psicólogo. Sin embargo, algunos deportistas pueden
desarrollar cierta habilidad para combatir creencias no demasiado rígidas, para lo cual,
aprenden pautas de funcionamiento, entre las que se encuentran las siguientes:

No aceptar creencias como verdades absolutas, y sí como hipótesis que deben


ser comprobadas.
Plantear otras explicaciones alternativas a la que defiende la creencia.
Buscar datos que sirvan como evidencia para comprobar o rechazar la hipótesis
establecida.
Valorar la creencia y sus alternativas en función de los datos recogidos.
Replantear o flexibilizar la creencia inicial, si así procede.
En caso de que se confirme la creencia, plantearse si sus consecuencias son tan
graves, y si existe una solución a este problema.

Los pensamientos, imágenes y autodiálogos pueden ensayarse mediante la práctica en


imaginación y en las oportunidades reales que plantea el entrenamiento deportivo.

En el caso de las creencias rígidas, el entrenamiento es más complicado, y los


deportistas que desarrollan esta habilidad suelen conseguirlo a partir de haber trabajado
con el psicólogo para debilitar creencias concretas.

10. Identificación y consecución del nivel de activación óptimo.

El nivel de activación influye en el rendimiento de manera decisiva, existiendo un nivel


de activación óptimo para cada deportista y situación, en cuya presencia es más
probable que se produzca el rendimiento máximo. El nivel de activación óptimo puede
presentarse sin la intervención del deportista, pero si él es capaz de identificarlo y
provocarlo voluntariamente, tendrá la ventaja de disponer de una habilidad que le
permita encontrarse en las mejores condiciones, siempre que él lo precise.

El entrenamiento de esta habilidad, consta de las siguientes fases:

Los deportistas deben aprender las habilidades de reconocer y autoevaluar su


nivel de activación.
Empleando autorregistros y análisis retrospectivos de experiencias diversas,
deben identificar y cuantificar el nivel de activación que coincida con su mejor
rendimiento en situaciones que el deportista considere relevantes (en el
calentamiento, durante la competición…).
Decidir las estrategias de autoaplicación más adecuadas, tanto para aumentar
como para reducir el nivel de activación, hasta situarlo en el nivel óptimo, como
para mantenerlo cuando esté presente.
Ensayar las estrategias seleccionadas, en imaginación y/o en vivo. Es
conveniente que primero las ensayen en imaginación, siempre bajo la
supervisión del psicólogo deportivo, y posteriormente, en situaciones reales,
como el entrenamiento deportivo y la competición.

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11. Preparación personal para la actuación en la competición y el entrenamiento.

El propósito de esta habilidad es que los deportistas lleguen al inicio de la competición


o del entrenamiento en las mejores condiciones posibles, físicas y psicológicas, para
rendir al máximo de sus posibilidades.

Para ello:

Deben aprender a planificar sus actividades y programar el tiempo disponible


(ej: las 48h previas a un partido), de manera que puedan realizar todas las
actividades de preparación previstas (entrenamientos suaves, ultimar detalles
estratégicos…), descansen lo necesario en las parcelas física y psicológica, y
funcionen correctamente (duerman bien, coman lo adecuado…).
Deben aprender a emplear, en este contexto, técnicas (previamente aprendidas)
que les ayuden a combatir el estrés característico de estos momentos previos, y
pueden adquirir, cuando sea conveniente, estrategias específicas para conciliar el
sueño.
Deben desarrollar la habilidad de establecer objetivos prioritarios de actuación
en la competición, elaborar planes atencionales de enfoque, anticipar
dificultades interferentes y preparar planes atencionales de reenfoque (ej. tabla
58, página 285).

Todas estas técnicas, correctamente coordinadas entre sí, y programadas en función del
tiempo disponible, tienen como objetivo contribuir a la “puesta a punto psicológica” del
deportista, para que rinda al máximo en la competición.

Es importante que los deportistas aprendan una secuencia de conductas rutinarias para
realizar en los momentos inmediatos anteriores al inicio de la competición. Entre estas
conductas, deben tenerse en cuenta y estar adecuadamente programadas, las que
corresponden al calentamiento físico y otras tareas fundamentales (ej: atender a las
pautas que marca el entrenador…), coordinadas con habilidades psicológicas de notable
trascendencia en estos momentos tan críticos, como son las técnicas para el control de
activación, estrategias para el control de la atención, y el repaso final de los objetivos y
conductas más prioritarios.

El entrenamiento de esta habilidad requiere que, en primer lugar, los deportistas


dominen las habilidades más simples que se encuentran implicadas, y después, un
trabajo interactivo en el que se coordinen, por un lado, el contenido de las sesiones
específicas con el psicólogo deportivo, para mejorar y adquirir las técnicas
correspondientes mediante explicaciones, ejercicios basados en situaciones hipotéticas,
feedback del psicólogo, discusiones pertinentes…y por otro lado, el ensayo en vivo de
estas estrategias, aprovechando competiciones y entrenamientos deportivos reales.

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12. Aplicación de habilidades para la autorregulación y el autocontrol en la


competición y el entrenamiento.

El dominio de las habilidades más simples, anteriormente expuestas (relajación,


habilidades atencionales, técnicas de respiración…) permite desarrollar,
específicamente, la habilidad más compleja de autorregular el estado psicológico y
autocontrolar la propia conducta, en el transcurso de la competición deportiva y
también, del entrenamiento.

Con este propósito, en la competición, los deportistas deben aprender a diferenciar los
períodos de participación activa, (ej: el tiempo que dura un tanto en un partido de
voleibol) con los períodos de pausa (ej: tiempos muertos), o en algunos deportes, de los
períodos de participación activa de menor intensidad (ej: en el ciclismo, hay momentos
de la carrera donde bajas el ritmo), en los que la demanda de rendimiento no es tan
elevada como en los momentos más decisivos.

Para regular la activación y controlar la atención durante los períodos de participación


activa, los deportistas tienen que aprender a utilizar técnicas que no interfieran con el
cometido deportivo que realizan en esos períodos, para lo cual, es recomendable que el
proceso de entrenamiento incluya el condicionamiento de las estrategias apropiadas,
para que llegado el momento en el que el deportista las necesite, las aplique de manera
automática. En este caso, los deportistas deben ser capaces de reconocer los estímulos
antecedentes discriminativos, para poder anticiparse todo lo posible a las situaciones
que requieran poner en práctica las estrategias aprendidas.

Sin embargo, en los períodos de pausa, los deportistas disponen de tiempo para evaluar
sus experiencias internas y aplicar todo tipo de técnicas.
La planificación y control de lo que sucede en los períodos de pausa, es una habilidad
esencial para optimizar el rendimiento en la competición, ya que la actividad física y
psicológica durante estos períodos, es un factor determinante del funcionamiento
posterior. Las pausas proporcionan la oportunidad de reconducir una mala actuación
previa o de agravarla, incluso de estropear una buena actuación, por lo que es
fundamental que el deportista aprenda a manejar las situaciones en beneficio suyo.

Los períodos de participación activa de intensidad menor, son situaciones mixtas entre
los de participación activa y los de pausa, y las estrategias de autorregulación y
autocontrol deben adaptarse a sus características específicas.

En todos los casos, la habilidad que deben adquirir los deportistas, consiste en
identificar sus necesidades en relación a la competición y aplicar las estrategias más
adecuadas para autorregular su activación y autocontrolar su atención y conducta. Para
ello es fundamental el entrenamiento correspondiente, dirigido por el psicólogo
deportivo.

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13. Técnicas para la solución de problemas y la toma de decisiones.

En ocasiones, los deportistas se encuentran en situaciones problemáticas que exigen la


búsqueda de una solución y obligan a tomar una decisión difícil.

Dominar las técnicas para la solución de problemas y la toma de decisiones, permite a


los deportistas afrontar situaciones estresantes de la manera más eficaz y beneficiosa.

En general, los deportistas deben aprender a generar un número amplio de posibles


soluciones alternativas, valorar las ventajas e inconvenientes de cada opción, y decidir
la alternativa más adecuada.

Para adquirir y aplicar esta habilidad, los deportistas pueden emplear instrumentos
similares a los que se incluyen en el capitulo 11, o matrices de decisión, comentados en
los capítulos 2 y 3.

14. Habilidades interpersonales.

Las habilidades interpersonales contribuyen a mejorar la relación de los deportistas con


las personas de su entorno. En general, las habilidades que posee cada deportista en este
terreno son suficientes para que funcionen correctamente. Sin embargo, hay deportistas
que carecen de estas habilidades, y ello provoca que el deportista actúe de manera
ineficaz, y en ocasiones, esto puede provocar en él un elevado estrés que le impida tener
un buen funcionamiento, tanto general como deportivo.

Estos deportistas, pueden encontrarse con dificultades como las siguientes:

Les cuesta decir a sus entrenadores cuáles son sus preocupaciones


Sufren con los comentarios que realizan sus compañeros
Reaccionan de manera agresiva cuando tienen algún problema
No saben expresar a los directivos lo que quieren
Son muy sensibles a las críticas
Tienen dificultar para relacionarse con sus compañeros
Están excesivamente preocupados por no responder a las expectativas de los
demás
Sufren mucho por cualquier cuestión interpersonal fuera del contexto deportivo
(por ej. un problema con su pareja…)

En algunos casos, entrenar a los deportistas en habilidades interpersonales, puede ser


determinante para ellos.

Los déficits de habilidades interpersonales pueden estar relacionados con creencias


rígidas que favorecen la utilización de conductas sociales inadecuadas (ej. “si fallo
todos pierden por mi culpa, y es lógico que se enfaden conmigo”), pero otras veces,
estos déficits sólo indican la falta de técnica, que debe subsanarse directamente.

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El entrenamiento específico para el aprendizaje de habilidades interpersonales, puede


incluir estrategias como el modelado, el role-playing y el feed-back, para mejorar, entre
otras, habilidades como éstas:

La forma de la comunicación verbal y no verbal (tono, volumen y ritmo de voz,


claridad de palabras…)
Saber escuchar con empatía (consiguiendo que la persona que habla, perciba que
se le comprende lo que dice y lo que siente)
El comportamiento asertivo (para plantear lo que uno desea exponer en lugar de
inhibirse)
La negociación con los demás
La exposición de hechos objetivos, sin expresar juicios o emociones propios
Hablar en público

COMENTARIOS SOBRE EL ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES PSICOLÓGICAS

Para que dominen las habilidades psicológicas, el entrenamiento específico de los


deportistas puede comenzar con un programa formativo básico y continuar con un
trabajo más especializado, en función de las necesidades de cada deportista. Poco a
poco, a medida que las habilidades se dominan, deben incorporarse a las sesiones de
práctica deportiva, bien para contribuir a los objetivos deportivos del entrenamiento, o
bien para consolidar el propio aprendizaje y estar a punto para la competición.

1. Sobre los objetivos del entrenamiento.

El ámbito del aprendizaje de habilidades psicológicas, abarca su adquisición,


perfeccionamiento y eliminación.
Generalmente, el psicólogo tendrá que evaluar si las habilidades que el deportista
domina deben perfeccionarse en su ejecución o en su decisión, o eliminarse
completamente, confeccionando y aplicando, el trabajo que corresponda para ello.

En algunas ocasiones, puede suceder que el psicólogo observe algún caso concreto en el
que alguna habilidad psicológica resulte perjudicial, bien porque produce un efecto
paradójico, bien porque aún propiciando un efecto positivo en el estado del deportista,
interfiere, negativamente, con su rendimiento deportivo; en cuyo caso, tendrá que actuar
para modificar esta habilidad.

También puede ocurrir que los deportistas dominen habilidades que, aún siendo
eficaces, dificulten el aprendizaje de otras habilidades más útiles; en cuyo caso, la
supresión o adaptación de aquéllas, en beneficio de éstas, constituirá un objetivo más
que razonable.

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2. Sobre la participación de los deportistas.

La aplicación de programas de entrenamiento para el aprendizaje de habilidades


psicológicas, requiere la participación activa y positiva de los deportistas implicados.
Por ello, el primer objetivo de la intervención debe ser que los deportistas acepten
participar y se impliquen al máximo en el entrenamiento.

Algunos deportistas, no necesitan realizar un entrenamiento específico en habilidades


psicológicas porque ya poseen cualidades que influyen de manera positiva en su
rendimiento.
Sin embargo, para algunos deportistas es ineludible realizar un entrenamiento específico
que les lleve a dominar habilidades psicológicas relevantes.
En general, éstos son deportistas que a pesar de rendir bien, la mayoría de las veces lo
hacen por debajo de sus posibilidades. Por ello, es importante realizar un entrenamiento
psicológico que les ayude a controlar las variables psicológicas relevantes para su
funcionamiento, contribuyendo a optimizar su rendimiento y aumentar sus posibilidades
de éxito en los momentos más difíciles.

¿ Entrenamiento obligatorio o voluntario?

En ocasiones, puede ocurrir que algunos deportistas no quieran, por diversos motivos,
realizar el entrenamiento psicológico que podría beneficiarles. En estos casos, es
absurdo obligar al deportista a someterse a dicho entrenamiento, ya que el trabajo
mental no es algo que el entrenador psicológico pueda observar, y no tiene sentido
querer hacerlo en contra de la voluntad del deportista.
El entrenador psicológico, cuando se enfrente a este tipo de situaciones, debe propiciar
un buen clima para que el deportista se relaje y deje una “puerta abierta” a un posible
entrenamiento psicológico futuro. Para ello debe tener mucha paciencia y una
perspectiva amplia del trabajo psicológico que contemple otras vías de influencia
diferentes al entrenamiento en habilidades.
Si a pesar de los esfuerzos realizados, el deportista sigue firme en su decisión de no
querer participar en el entrenamiento psicológico, el entrenador debe aceptarlo, no
insistir, e intentar que esta negativa por parte del deportista, no influya en su relación
personal y profesional con él.

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La participación de los deportistas en los deportes de equipo.

Cuando se trabaja con un equipo de jugadores, el entrenador psicológico puede


encontrarse con deportistas que sí realizan entrenamiento psicológico específico y con
deportistas que no lo hacen, dentro del mismo equipo. Ante estas situaciones, el
entrenador debe tratar a todos por igual, sin distinciones.

El entrenamiento psicológico no debe ser una carga para los deportistas que lo realizan,
sino un elemento más de su preparación para optimizar su rendimiento deportivo. En
este punto, es fundamental el papel del entrenador, ya que si para él es importante el
entrenamiento psicológico en su plan de entrenamiento, puede establecer prioridades
distintas a las habituales, y por tanto, puede quitar parte de la carga de trabajo de otros
apartados del entrenamiento (trabajo técnico, análisis táctico, estudio de videos…).

Algunos deportistas están muy bien preparados física y técnicamente, pero en el


momento decisivo de la competición fallan por estar excesivamente tensos. Ante estas
situaciones, algunos entrenadores prefieren no hacer nada, y esperar a que se solucione
el problema por sí solo. Otros, sin embargo, prefieren buscar soluciones eficaces y le
dan mucha importancia a las cuestiones psicológicas y al entrenamiento psicológico
específico, aunque muchos entrenadores no saben dónde ubicar lo psicológico en el
conjunto del plan de preparación.

La tendencia más actual respecto a la aplicación del entrenamiento en habilidades


psicológicas, es que con los deportistas más jóvenes, se puede introducir, fácilmente,
como una parte más de su entrenamiento cotidiano. Sin embargo, esto no se puede hacer
con los más formados que no han realizado este trabajo previamente. En estos casos, se
debe informar a los deportistas de las posibilidades que ofrece este entrenamiento y
dejarles que decidan libremente si quieren o no participar en él.

Siguiendo este planteamiento, al principio sólo participará una minoría, pero poco a
poco es bastante probable que si los deportistas ven que el entrenamiento es beneficioso
para sus compañeros, se vayan uniendo al mismo.
Lo que no se debe hacer nunca, es obligar a los deportistas a participar si no están
motivados, ya que es muy posible que entorpezcan el entrenamiento, desmotiven a sus
compañeros y contribuyan a desarrollar un mal concepto del entrenamiento psicológico.

Disposición e implicación de los deportistas

La buena disposición y la implicación apropiada de los deportistas, son dos aspectos


esenciales en el ámbito del entrenamiento en habilidades psicológicas, por lo que es
fundamental que estén presentes tanto en el comienzo del entrenamiento como a lo
largo del mismo.
En general, para conseguir este importante objetivo de mantenimiento, la forma y el
contenido del propio entrenamiento, deben procurar que el deportista perciba lo
siguiente:

Que el dominio de habilidades psicológicas, es útil para mejorar su rendimiento


deportivo y ampliar sus posibilidades de éxito en la competición.

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Que es capaz de dominar estas habilidades y, a través de ellas, capaz de


controlar situaciones difíciles potencialmente perjudiciales.
Que puede confiar en el psicólogo deportivo, porque le comprende, respeta y
mantendrá la confidencialidad de una relación profesional.

PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN PARA EL APRENDIZAJE DE HABILIDADES


PSICOLÓGICAS.

1. Aprendizaje de conductas de comunicación interpersonal.

La importancia de las conductas que afectan a la comunicación interpersonal es


indiscutible. La adquisición de conductas relevantes tanto verbales como no verbales, en
la situación antecedente adecuada contribuye a la mejora del rendimiento de los
deportistas.

Definición de las conductas-objetivo.

La intervención debe comenzar con la definición precisa de las conductas concretas a


desarrollar o eliminar, y de las situaciones antecedentes en cuya presencia deben
utilizarse o inhibirse estas conductas, siendo básico que los deportistas comprendan las
matizaciones, por pequeñas que sean, que delimitan las conductas apropiadas e
inapropiadas.

Estrategias de intervención.

A partir de la definición precisa de las conductas-objetivo y de sus estímulos


antecedentes, se puede aplicar un programa de intervención que incluya múltiples
estrategias psicológicas, como las basadas en el manejo de contingencias, entre las que
se encuentran la “economía de fichas”, el “castigo” y el “coste de respuesta”.

Problemas psicológicos relacionados.

En el momento en que tenemos que recurrir a estas estrategias, significa que no hemos
podido solucionar los problemas con el deportista de la manera más sencilla, lo cual
indica que es probable que existan dificultades psicológicas mayores, como creencias
rígidas interferentes, una elevada ansiedad social o un exceso de agresividad
incontrolada. Para conseguir que el deportista modifique o aprenda las conductas-
objetivo, primero se deberá solucionar las dificultades psicológicas de fondo (ansiedad,
estrés…).

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2. Eliminación de conductas agresivas incontroladas.

Algunas conductas agresivas que no tienen que ver con el esfuerzo y sí con una pérdida
de control, pueden perjudicar el rendimiento de los deportistas, bien porque los distraen
de las cuestiones que son importantes para rendir, bien porque alteran su nivel de
activación óptimo, bien porque pueden afectar al desarrollo de la competición.
Ejemplos de estas conductas perjudiciales son las protestas inadecuadas y los insultos a
los árbitros; y las agresiones a los adversarios, verbales o físicas, ajenas a situaciones
normales del juego.

A partir del caso que expondremos a continuación, veremos los apartados en los que se
centra una intervención.

Caso:

JF, es un jugador de baloncesto que se enfada con facilidad ante numerosas decisiones
arbitrales que él considera injustas. Las consecuencias de estos enfados, son
fundamentalmente tres: elevación excesiva de su nivel de activación, pérdida de
concentración, y a veces, protestas bruscas con los árbitros que derivan en una falta
técnica.
Aprovechando un período en el que el deportista se muestra receptivo a ser ayudado, se
le plantea la posibilidad de aplicar un plan especial para mejorar su autocontrol,
explicándole sus características y posibles costes, y estableciendo un plazo de tiempo de
3 meses para que el plan de resultados. El deportista estuvo de acuerdo y se
comprometió a seguir el plan establecido durante el período marcado.

A partir de este momento, la intervención se centró en los apartados siguientes:

Modificación de creencias rígidas relevantes

Desde el primer momento, se abordaron las cuestiones relacionadas con los árbitros. Se
utilizó la discusión racional para alertar al deportista sobre la dificultad de las
decisiones de los árbitros y lo “humano” de sus errores, al igual que sucede con los
jugadores. También se preparó una experiencia en vivo, en la que JF ocupó el papel del
árbitro, con el fin de que observase la situación desde la posición del árbitro.
Por otra parte, se visualizaron vídeos de otros partidos en los que se mostraba la
dificultad de las decisiones de los árbitros, la inutilidad de los enfados y las protestas, y
su repercusión negativa en el rendimiento.

Análisis funcional del problema

Mediante la observación de algunos vídeos se pidió al jugador que identificase las


conductas del árbitro que le molestaban (estímulos antecedentes de la conducta a
eliminar). Éstas se podían dividir en dos grupos: las faltas que a él le pitaban y creía
injustas, y las faltas que a él le hacían y el árbitro no pitaba. Estas decisiones de los
árbitros fueron consideradas “decisiones de alto riesgo”, es decir, estímulos
antecedentes discriminativos con una elevada probabilidad de provocar la conducta-
objetivo.

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Además el jugador identificó respuestas internas que se daban al inicio de sus enfados,
en concreto, pensamientos, sensación de rabia y sobreactivación general. Asimismo, el
jugador y el psicólogo delimitaron las conductas “de protesta” a eliminar (protestar,
insultar…) y observaron sus consecuencias directas (despistarse en las tareas
defensivas, cometer errores…).
Todo el trabajo de observación realizado por el jugador, sirvió para poner de manifiesto
la elevada dificultad con la que se encuentran los árbitros en jugadas de difícil
interpretación. Esta evidencia fue incorporada a la intervención cognitiva para la
modificación de las creencias rígidas.

Plan para modificar, en lo posible, las conductas que son objeto de faltas personales

Con el propósito de reducir las decisiones adversas de los árbitros, el jugador realizó
una serie de ejercicios para mejorar su técnica de defensa, de manera que diera lugar a
menos conductas “dudosas” que pudieran ser faltas personales.

Elaboración de un plan para el autocontrol de la conducta-objeto

Se diseñó una secuencia de estrategias que el deportista debía utilizar para controlar el
problema, cuando éste se presentase en los partidos. Consistía en:

Detención del pensamiento: decir STOP, para detener el enfado y sus posibles
consecuencias.
Autoinstrucciones: el jugador se recuerda que no puede perder el control una y
otra vez.
Reenfoque atencional: debiendo centrar la atención en el objetivo prioritario de
la siguiente tarea (“busca a tu atacante y concéntrate en la defensa”).
Control del estímulo: cuando se detenía el juego, al tiempo que se repetía las
autoinstrucciones, el jugador debía darle la espalda a los árbitros, para poder
controlarse mejor al no verlos.

Práctica en imaginación y condicionamiento de las estrategias de autocontrol

El jugador empleó la práctica en imaginación para aprender a usar, lo más


automáticamente posible, la secuencia de estrategias de autocontrol.

Exposición en vivo a los estímulos de alto riesgo

En las sesiones de entrenamiento, se expuso al jugador en vivo, a las decisiones de los


árbitros que constituían los estímulos antecedentes de “alto riesgo”, para que de esta
manera se habituara a las decisiones y las tolerase mejor, con el fin de que provocasen
una menor respuesta en él.

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Programas de castigo y reforzamiento

En algunos ejercicios se emplearon las técnicas de castigo y reforzamiento


específicamente relacionados con la conducta-objetivo a eliminar y la conducta
alternativa de control. De tal manera, que si el jugador protestaba a las decisiones del
árbitro, se le penalizaba utilizando la técnica del coste de respuesta y si realizaba una
conducta de autocontrol, era reforzado por el entrenador en el momento que se
producía.

Preparación personal específica antes de cada partido

Antes de cada partido, el jugador debía prepararse específicamente para aplicar el plan
de autocontrol, pensando en los momentos en que aparecieran los estímulos
antecedentes de alto riesgo.
Por otra parte, los días de antes, el jugador debía realizar ensayos en imaginación, es
decir, debía imaginarse en el partido, enfrentándose a las decisiones de riesgo detectadas
(tanto cuando le pitaban una falta y creía que no era, como cuando le hacían una falta y
el árbitro no la pitaba), y poniendo en práctica la secuencia de estrategias de
autocontrol.

Registros y autorregistros

En algunos partidos, se observó y registró directamente en vídeo, la conducta del


jugador cuando se presentaban los estímulos antecedentes de riesgo. Además, después
de cada partido, el mismo debía anotar las veces que había sido capaz de
autocontrolarse, las que no lo había conseguido, si había utilizado el plan de estrategias
y cómo lo había hecho, y cualquier otra observación que le pareciese relevante.

Todos estos datos sirvieron para que el psicólogo, en sesiones posteriores, mostrara al
deportista su progreso, le reforzara, mejorara la autoaplicación de las estrategias de
autocontrol y discutieran sobre las posibles creencias rígidas relevantes.

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Psicología del entrenamiento deportivo Autora: Antonia Regaña Jiménez

TEMA 9

EXPOSICIÓN Y ENSAYO EN LAS CONDICIONES DE COMPETICIÓN

El aprendizaje y el ensayo repetitivo de habilidades, son elementos esenciales, pero no


suficientes, en la mayoría de los casos, para optimizar el rendimiento de los deportistas
en la competición. No es infrecuente escuchar, entre las quejas de los entrenadores,
frases como: “ este jugador entrena muy bien, pero después juega mal”.

En deportes como los de equipos, la evaluación del rendimiento se realiza en muchos


casos, sin considerar datos objetivos apropiados. Puede ocurrir que los entrenadores, tras
una experiencia de fracaso en la competición, hagan una evaluación global negativa de lo
sucedido, comparándolo, indiscriminadamente con lo sucedido en los entrenamientos, sin
tener en cuenta las condiciones estresantes de la competición.

Cuando predomina un deficiente sistema de evaluación, no permiten concluir que los


deportistas puedan rendir mejor en los entrenamientos que en la competición, y que a
veces, un elevado número de deportistas rinden el estos casos por debajo de sus
posibilidades.

1. CONSIDERACIÓN DE LAS CONDICIONES CARACTERÍSTICAS DE LA COMPETICIÓN.

La competición deportiva reúne unas condiciones específicas características, en muchos


casos, de índole estresante o motivante, que puede afectar el funcionamiento de los
deportistas, propiciando un rendimiento peor del que correspondería al trabajo llevado a
cabo en los entrenamientos.

Es bastante frecuente que, a pesar de su decisiva trascendencia, la solución de este


grave problema se deje al azar, sin que se adopten medidas adecuadas para controlarlo.
Estas medidas deberían formar parte del programa de entrenamiento de los deportistas,
tanto a nivel preventivo, como en casos particulares, en los que se muestre un
rendimiento acusadamente deficitario respecto al del entrenamiento.

Las medidas que pueden propiciar el control de las condiciones características de la


competición se sitúan en tres grandes apartados:

• -Un tipo de entrenamiento deportivo que permita a los deportistas habituarse y


enfrentarse, con eficacia a las circunstancias potencialmente perjudiciales que están
presentes en la competición.

• -El entrenamiento de los deportistas en habilidades psicológicas de autorregulación(Ej.,


relajación, autoinstrucciones, etc.).

• -La aplicación de estrategias ambientales en el entorno de la propia competición (Ej.,


instrucciones apropiadas del entrenador)

1.1 Entrenamiento de aprendizaje y preparación para competir

El entrenamiento específico, cuyo objetivo es que los deportistas se habitúen a funcionar,


eficazmente, en las condiciones de la competición, debe diferenciarse del entrenamiento
dirigido a la preparación específica de cada competición. En el primer caso, se trata de
preparar a los deportistas para tolerar y enfrentarse a las condiciones que son comunes, al
menos, potencialmente a cualquier competición; mientras que en el segundo, el contenido se

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Psicología del entrenamiento deportivo Autora: Antonia Regaña Jiménez

centra en el análisis de las condiciones particulares de una competición concreta y la


preparación específica para afrontar esa competición.

Ambos cometidos del entrenamiento, contribuyen al desarrollo del deportista como


competidor y propician el acondicionamiento psicológico para rendir en la competición.
Los deportistas deben desarrollar su capacidad como competidores, comprendiendo,
aceptando, adaptándose enfrentándose y controlando, las dificultades características de la
competición en su especialidad deportiva.

Deportistas competitivos vs. deportistas que son buenos competidores

El objetivo del aprendizaje y la preparación para competir, es que los deportistas sean
buenos competidores, debiendo diferenciarse este concepto de ser muy competitivos.
El deportista muy competitivo, es al que le gusta competir, disfruta con los retos
competitivos, quiere ganar, etc., pero no por ello es, necesariamente, un buen competidor. El
buen competidor, es el que se adapta al potencial estresante o motivante de la competición y
controla, eficazmente, la situación, siendo capaz de rendir, en la medida de sus posibilidades
deportivas reales, aún en los momentos más críticos.

El deportista muy competitivo, que además sea un buen competidor, podrá dirigir y controlar
su competitividad, con la máxima eficacia,; mientras que el deportista competitivo que no
sepa competir, actuará incontroladamente, dominado por su propia competitividad, y sus
acciones serán improductivas y perjudiciales para el rendimiento.
Así, la capacidad competitiva debe entenderse, como la cualidad de ser un buen
competidor.

Desarrollar la capacidad de ser un buen competidor, debe constituir un objetivo de la máxima


importancia en el contexto del entrenamiento deportivo; y una vez conseguido, el
mantenimiento, fortalecimiento y puesta a punto de esta capacidad, debe considerarse otro
propósito de máxima relevancia. En ambos casos, el entrenamiento de exposición y ensayo
en las condiciones de la competición, es una herramienta de enorme utilidad, si los
entrenadores aprenden a manejarla correctamente..

1.2. Condiciones de la competición deportiva que deben considerarse

Algunos entrenadores, son partidario de organizar en el entrenamiento ejercicios con


dificultades mayores de las que, en realidad, se esperan en la competición; de manera que
sus deportistas se encuentren preparados para enfrentarse a la “adversidad” y perciban que
pueden superarla.

Muchos entrenadores, dedican parte de su tiempo de entrenamiento, a reproducir, simular,


agravar o aproximarse a las condiciones de las competiciones en las que sus deportistas
deben competir. Por el contrario, otros, ignoran esta parcela del trabajo y limitan,
considerablemente, las posibilidades de rendimiento de sus deportistas.. Podrían optimizar los
recursos del entrenamiento, si incorporasen el conocimiento psicológico para que sus
deportistas aprendan a competir según las condiciones de las competiciones que plantea su
deporte. En definitiva, los deportistas, deben aprender a prepararse para competir, teniendo
en cuenta las siguientes condiciones de competición.

Unas reglas mediante las que funciona la competición, que no se aplican en los
entrenamientos.
Unos jueces o árbitros generalmente ausentes en los entrenamientos, que aplican las
reglas y juzgan distintas cuestiones.
Una secuencia de periodos de participación activa, intervalos de pausa o
periodos de participación de intensidad menor, característica de cada deporte, que
determina unas demandas de funcionamiento específicas y unos posibles riesgos de mal
funcionamiento.

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Psicología del entrenamiento deportivo Autora: Antonia Regaña Jiménez

Unos objetivos específicos, diferentes a los presentes en el entrenamiento, como son:


tener que conseguir, necesariamente un rendimiento alto y un resultado determinado; y
tener que hacerlo compitiendo contra un adversario, que también intenta conseguir el
mismo resultado.
Unas dificultades táctico-estratégicas que plantean los deportistas rivales (Forma de
atacar, ritmo de carrera, etc.). En muchos casos, los deportistas dominan las habilidades
técnicas y tácticas, pero no las han ensayado lo suficientemente en situaciones
competitivas, en las que se pueden presentar por sorpresa.
Unas condiciones motivantes características de la competición;
fundamentalmente: el incentivo que conlleva la propia actividad de competir, el reto de
conseguir el resultado deseado, y las consecuencias gratificantes, de distinto tipo, que se
derivan de rendir bien y alcanzar un resultado positivo.
Normalmente, es más fácil la adaptación de los deportistas a las condiciones motivantes
de la competición que a las condiciones estresantes; pero, en ocasiones, también se
observan déficits de rendimiento por un exceso de motivación incontrolada, o estados
psicológico muy positivos que perjudican la atención y el funcionamiento apropiados.
En definitiva, el entrenamiento deportivo, también debe incluir la exposición a
condiciones motivantes que puedan estar presentes en el contexto de la competición.
Unas condiciones estresantes características de la competición (Ej., la presencia
de árbitros, dificultades que plantean los rivales, la presencia de público, etc.).
La presencia de público, ya que, normalmente, está ausente en los entrenamientos y
es un elemento que conlleva novedad, ruido, evaluación social, y, según los casos,
hostilidad o apoyo social. Se trata de una condición, motivante algunas veces, y
estresante otras, que no debe abandonarse al azar, sobre todo, cuando se trata de
deportistas que tienen poco experiencia compitiendo con público. Para controlar este
elemento, pueden programarse entrenamientos o competiciones-test abiertos al público.
La presencia de los medios de comunicación. En este caso, puede ser muy
conveniente organizar competiciones-test que aseguren la presencia de los medios de
comunicación.

1.3 Aspectos a tener en cuenta, al afrontar este cometido del entrenamiento.

Interacción del entrenador y del psicólogo, para la aplicación del entrenamiento


de exposición y ensayo

La utilización de estrategias que ayuden a conseguir el acondicionamiento psicológico


apropiado, mediante la exposición y el ensayo en las condiciones de la competición, requiere
la participación directa del entrenador, y, en ocasiones, el asesoramiento y la colaboración
activa del psicólogo deportivo. El entrenador tienen la responsabilidad de planificar y
conducir, correctamente, las sesiones de exposición. El psicólogo puede asesorarle sobre la
conveniencia de estas sesiones y la manera de utilizarlas en cada momento de la temporada,
al tiempo que prepara a los deportistas para que aprovechen estas oportunidades, ensayando
las habilidades psicológicas de autoaplicación que, en cada caso, procedan.

La interacción apropiada entre el entrenador y el psicólogo deportivo, favorece que estas


sesiones de entrenamiento puedan resultar muy útiles por dos vías: la habituación que
proporciona la exposición repetida a las condiciones de la competición; y el afrontamiento de
los deportistas, que aprenderán a controlar, apropiadamente las situaciones más
problemáticas.

Planificación de las sesiones de exposición y ensayo

El trabajo de exposición y ensayo en las condiciones de la competición, conlleva un


destacado desgaste psicológico e implica riesgos relacionados con la puesta a punto
psicológica para la competición. Por estos motivos, no es aconsejable cerca de las
competiciones importantes, y sí en períodos en los que predominen competiciones menores,

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o, en su defecto, periodos de entrenamiento o días de la semana suficientemente alejados de


la competición. Por ejemplo, en un equipo que compite todos los fines de semana, conviene
organizar las sesiones de exposición y ensayo, como muy tarde, el miércoles; y en las
semanas de los partidos más decisivos, es aconsejable excluirlas de la programación.

También pueden organizarse sesiones de exposición y ensayo, cuando los deportistas se


encuentren demasiado relajados antes de una competición y se considera conveniente
aumentar su estado de alerta. Sin embargo, en estos casos, no debe confundirse un estado
de relajación con un estado de cansancio psicológico o de pasividad, pero como consecuencia
de un elevado estrés.

El cansancio psicológico y la inhibición motriz, pueden ser síntomas de un alto nivel de estrés,
que podrían confundirse con síntomas de relajación, ocasionando una aplicación inapropiada
de las estrategias psicológicas.

El entrenamiento de exposición y ensayo, en presencia de un elevado estrés, puede producir


un efecto perjudicial, influyendo negativamente, en el funcionamiento de los deportistas. Al
nivel de estrés ya presente, se sumará el que propicie el ejercicio de exposición, agravándose
la situación aún más, si los deportistas no consiguen los retos a los que se enfrentan en estos
ejercicios.

Utilización incorrecta del entrenamiento

El cometido del entrenamiento, adquiere importancia cuando los deportistas ya dominan las
habilidades y conductas relevantes de su deporte, y las ensayan, lo suficiente, en condiciones
de mínimo estrés; pero constituye un grave error que, en caso contrario, se dedique tiempo a
la exposición y al ensayo en las condiciones de la competición, pretendiendo que utilicen,
correctamente, habilidades que no dominan o apenas repiten.

En definitiva, los dos objetivos fundamentales de este apartado del entrenamiento, son: el
desarrollo de la capacidad competitiva de los deportistas (que mejoren como competidores) y
su acondicionamiento psicológico para optimizar su rendimiento en la competición. Y para
conseguir estos objetivos, deben aprender a adaptarse y controlar, las condiciones
características de la competición que no lo son del entrenamiento.

2. APLICACIÓN DEL ENTRENAMIENTO DE EXPOSICIÓN Y ENSAYO EN LAS


CONDICIONES DE LA COMPETICIÓN.

La simulación de las condiciones de la competición, necesaria para que pueda producirse la


exposición y el ensayo, puede realizarse por seis vías diferentes pero complementarias:

La propia participación en competiciones regulares.


La programación de competiciones de prueba (o competiciones-test).
Los entrenamientos conjuntos con deportistas de otro entorno.
La simulación de la competición en el entrenamiento regular.
La aproximación a las condiciones de la competición mediante situaciones análogas.
La exposición y el ensayo en imaginación.

2.1 Participación en competiciones regulares

Una buena manera de exposición a las condiciones de la competición deportiva, es la propia


participación en competiciones; así, muchos deportistas dominan este contexto y son buenos
competidores, gracias a su amplia experiencia competitiva. Sin embargo, el simple hecho de
participar en estas competiciones, no garantiza que un deportista obtenga, de esta situación,
todo el beneficio que podría. Muchos deportistas, a pesar de su extensa experiencia, no

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llegan a habituarse ni a controlar, suficientemente las condiciones de competición que les


impiden rendir como en el entrenamiento.

La participación en competiciones, puede constituir un recurso o una dificultad para el


progreso del deportista como competidor. Será un recurso si las competiciones conllevan
unas condiciones a las que el deportista puede adaptarse y controlar; y será una dificultad, si
exceden las posibilidades del deportista y la impiden desarrollar su capacidad o prepararse
adecuadamente.
En muchos casos, el exceso de competición, dificulta que trabajen en otras facetas del
entrenamiento (desarrollo físico, aprendizaje técnico, etc.), pues es probable que la elevada
exigencia a la que se les somete, desborde sus posibilidades de rendimiento y que, además,
no se disponga de tiempo para prepararles a enfrentarse a las condiciones de la competición,
a través de situaciones de exposición y ensayo en el entrenamiento.

Características que deben reunir las competiciones regulares.

Las características que deben reunir las competiciones regulares, para que puedan ser
consideradas experiencias apropiadas de exposición y ensayo, que contribuyan al desarrollo
de la capacidad competitiva de los deportistas, son las siguientes.

Que sean suficientes a lo largo de la temporada, como para provocar condiciones


variadas, que obliguen a los deportistas a enfrentarse, adaptarse y controlar, a diferentes
situaciones características de la competición de su deporte.

Que no sean excesivas; de forma que los deportistas dispongan de tiempo para
desarrollar sus habilidades físicas, técnicas, tácticas y psicológicas.

Que tengan lugar en los momentos de la temporada más apropiados.

Que se adapten a las posibilidades reales de rendimiento de los deportistas; de manera


que, en su mayoría, sea competiciones en las que tengan que esforzarse por conseguir el
resultado deseado, pero con verdaderas opciones de lograrlo (competiciones igualadas).
Siendo minoría, los eventos que no sean igualados, también pueden resultar muy útiles,
para que aprendan a controlar distintas situaciones y hacerles frente.

Cuando se trabaja con deportista “promesa”, que dominan suficientes habilidades


técnicas y tácticas, es aconsejable que la mayoría de las competiciones, se aprovechen
para el desarrollo de su capacidad competitiva, dejando otras, las menos, para la
consolidación de las habilidades que lo necesiten.
Mientras que con deportistas de élite, es conveniente, seleccionar, en el calendario de la
temporada, algunas competiciones de trascendencia menos que contribuyan a su
acondicionamiento psicológico para las competiciones más competitivas de la temporada.

Incorporación de estrategias psicológicas ambientales

Cuando las competiciones regulares obligatorias, no ofrezcan las condicione más


apropiadas para obtener un beneficio de la experiencia competitiva (cuando el rival es
muy superior o muy inferior), puede decidirse incorporar algunas estrategias psicológicas
que, dentro de las limitaciones existentes, contribuyan a crear unas condiciones más
favorables para la exposición y el ensayo productivos. Esta medida puede resultar
verdaderamente interesante, cuando se trata de deportistas “promesa”, ya que, en estos
casos, deben aprovecharse, al máximo, todas las oportunidades que ayuden a desarrollar
su capacidad competitiva.
También puede ser apropiado, incorporar estas estrategias en los casos de deportistas de
“élite” con un calendario de competiciones en el que predominen eventos de las
características anteriores.

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En todos los casos, se pueden establecer objetivos especiales y determinar contingencias


apropiadas, según se consigan, o no, tales objetivos; de manera que se desarrolle un
clima motivante/estresante que transforme la competición rutinaria en una interesante
experiencia de exposición y ensayo.
Par que resulten útiles los objetivos que se establezcan, tienen que ser lo suficientemente
difíciles como para provocar motivación o estrés, y, al tiempo, ser alcanzables.

2.2 Programación de competiciones-test

Según sea el calendario de competiciones regulares, puede ser interesante programar


competiciones de prueba (o competiciones-test) que sirvan para la exposición y el ensayo.
Estas competiciones son más necesarias en deportes en los que se compita poco ( Ej. tiro
con arco) o en el contexto de planes de preparación especiales para un evento de la máxima
importancia (Ej. juegos Olímpicos).
Las principales ventajas de las competiciones-test son las siguientes:

Pueden programarse en los momentos más apropiados de la temporada.


Dentro de unos límites, pueden elegirse, cuidadosamente las condiciones de la
competición que se consideren más adecuadas (los rivales, el tipo de competición, el
lugar, etc.)
Constituyen un buen eslabón entre las sesiones de entrenamiento y las competiciones
regulares del calendario. Los errores pueden ser aprovechados para mejorar, sin que
tengan consecuencias adversas irreparables.
Pueden ser aprovechadas para evaluar el rendimiento de los deportistas y las posibles
dificultades interferentes, sirviendo para extraer importantes conclusiones que beneficien
el entrenamiento subsiguiente y contribuyan a mejorar el rendimiento en futras
competiciones.

No será apropiado programar una competición-test frente a rivales difíciles, el día siguiente
de un entrenamiento físico muy duro, ya que los deportistas no se encontrarán en
condiciones de responder a las demandas de rendimiento del test y podría resultar perjudicial
para la autoconfianza de los deportistas.

El mejor momento para programar las competiciones-test es en los periodos de “competición


menor”. Servirán para poner a punto su capacidad competitiva y no para sobrecargar el
calendario de competiciones, debiendo diferenciarse de las competiciones amistosas que se
programan por otros motivos, deportivos (consolidar el aprendizaje de habilidades) o
extradeportivos( intereses del patrocinador, beneficios económicos, etc.).

Aplicación de estrategias psicológicas.

Cuando se estime oportuno pueden emplearse estrategias psicológicas (fundamentalmente:


objetivos, contingencias y registros de rendimiento), que contribuyan a que estén presentes
las condiciones motivantes/estresantes características de la competición para poder
controlarlas mejor.
La experiencia de las competiciones-test, será siempre más productiva, si los deportistas,
previamente, establecen objetivos de realización y preparan planes de actuación para estas
competiciones, incluyendo entre estos, estrategias psicológicas de autoaplicación (detención
de pensamiento, autoinstrucciones y reenfoque atencional).

2.3 Entrenamientos conjuntos con deportistas de otro entorno.

Los entrenamientos conjuntos con deportistas de otro entorno (otro equipo, otro país, otro
club), son una modalidad intermedia entre las sesiones habituales de entrenamiento y las

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competiciones-test. Tienen el propósito de crear un ambiente competitivo que se aproxime al


de las competiciones reales.
De esta forma, se provoca una situación muy motivante/estresante, en la que todos los
participantes se exponen, y pueden ensayar,, en condiciones similares a las que están
presentes en una competición real. Pueden añadirse otros elementos relevantes, por ej. la
actuación de árbitros o jueces, la utilización de marcadores, la limitación de tiempo, la
presencia de público, etc.

Las principales ventajas del entrenamiento conjunto son: que se puede propiciar las
situaciones concretas en las que se considera conveniente la exposición y el ensayo, y que, al
ser ,menos trascendente que las competiciones-test, es más fácil que los deportistas ensayen
las habilidades y conductas que dominan peor. Este eslabón entre el entrenamiento habitual
y la competición, puede ser de gran ayuda para la incorporación de las habilidades nuevas
que los deportistas dominan cuando entrenan, pero que apenas emplean cuando compiten.

La utilización de los entrenamientos conjuntos, debe dosificarse racionalmente. Repetirlos a


menudo y realizarlos frente a los mismos rivales, disminuirán los efectos positivos de estos
entrenamientos, y, al contrario, programarlos espaciadamente en el conjunto del plan de
entrenamiento y cambiar de deportistas adversarios, favorecerá la obtención de un elevado
beneficio.

2.4 Simulación de la competición en el entrenamiento regular


( ver tabla 65, Pág. 354)

Se pueden plantear, en las sesiones de entrenamiento, situaciones deportivas con dificultades


concretas, que constituyan valiosas oportunidades de exposición y ensayo en condiciones
simuladas de competición. La mayoría de las condiciones que, encada caso particular, se
consideren clave, podrán simularse en el entrenamiento, si los entrenadores dominan la
habilidad de diseñar los ejercicios adecuados.

La principal ventaja de esta vía de simulación respecto a las competiciones regulares, las
competiciones-test y los entrenamientos conjuntos, es que el entrenador puede controlar
mejor las condiciones que estima más convenientes para el trabajo de exposición y ensayo,
facilitando que se puedan provocar situaciones muy concretas, en las que se consideren
todos los detalles relevantes.

La simulación de las condiciones de la competición en las sesiones de entrenamiento, es una


excelente oportunidad para la interacción apropiada de los cometidos deportivos y
psicológicos; probablemente, una de las que mejor refleja la enorme importancia del trabajo
psicológico coordinado del entrenador y del psicólogo, integrados en el ámbito natural del
entrenamiento deportivo.

2.5 Aproximación a las condiciones de la competición mediante situaciones


análogas.

En algunas ocasiones no es posible simular las condiciones de la competición en el


entrenamiento, o bien resulta perjudicial hacerlo, si lo que se pretende es la exposición y
ensayo en una situación muy concreta.
En casos como este, es más razonable que se diseñe una situación análoga a la situación
real, que constituya una aproximación a las condiciones de la competición, permitiendo que
el deportista se exponga y ensaye, repetidamente, en las condiciones concretas que se
consideren más relevantes (Ej. realizar un ejercicio en el que penalicen los errores para
ejecutar la habilidad bajo cierta presión).
Las situaciones análogas son especialmente interesantes y apropiadas, para ensayar
conductas de rendimiento muy precisas (servicio de tenis, tiro a canasta, remate en voleibol,
etc.) que pueden verse afectadas por un aumento incontrolado del nivel de activación, y que,
debido a su relevancia, requieren un entrenamiento de exposición y ensayo muy específico..

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Los elementos esenciales de las situaciones análogas, son los siguientes:

Deben referirse a situaciones muy concretas de la competición real, que sean muy
relevantes para el rendimiento de los deportistas.

Deban provocar un estado de activación elevada, que se aproxime al que los deportistas
tienen en la competición, en esa situación concreta.

En ese estado de activación elevada, los deportistas deben ensayar las conductas
deportivas y, cuando proceda, las habilidades psicológicas de autorregulación.

Los deportistas no pueden escapar de la situación estresante hasta que finalice el tiempo
establecido para el ejercicio o consigan el objetivo acordado.

Estrategias psicológicas para provocar situaciones análogas.

El castigo o coste de respuesta, en combinación con el establecimiento de objetivos de


resultado difíciles de conseguir y el reforzamiento positivo o negativo, también pueden
emplearse para provocar una situación estresante que se aproxime a la que está prevete en
la competición; para ello, es imprescindible que el entrenador domine, verdaderamente, la
habilidad de manejar estos poderosos pero delicados instrumentos.

Por ejemplo, si al terminar la última serie de ejercicios, los jugadores que han conseguido el
objetivo en todas las series, pueden descansar cinco minutos, y los demás, por cada serie
que no lo hayan logrado, tienen que hacer una nueva serie de un minuto.
Ejercicios como este, pueden resultar muy estresantes, más aún, si se realizan en la parte
final del entrenamiento, cuando los deportistas están cansados.

Como en otros casos de aplicación de estrategias, es importante que los deportista


comprendan el objetivo de estos ejercicios, de esta manera, aunque no les guste, tendrán
una disposición mejor, que beneficiará su funcionamiento y el aprovechamiento de los
ejercicios.

Efectos que se persigue al aplicar la estrategia psicológica del castigo:

Se organizan en el entrenamiento, Se incorpora a los ejercicios


ejercicios en los que se exige un la estrategia psicológica del
elevado rendimiento (dentro de castigo (debidamente
las posibilidades del deportista) controlada)

Aumenta el potencial
estresante de los ejercicios

En esta situación estresante, el El deportista es expone a una


deportista debe rendir lo mejor situación estresante, que se
posible, utilizando las habilidades aproxima a las condiciones
que domina. estresantes de una competición real.

Esta estrategia, puede incorporarse a cualquier ejercicio que incluya un programa de


castigo o coste de respuesta, sustituyéndose la contingencia aversiva prevista, por una
oportunidad para eliminarla, confirmarla o agravarla. Por ejemplo, un deportista que

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no ha tomado una decisión adecuada, deberá realizar un sprint, pero puede ofrecérsele
la oportunidad de tirar dos tiros libres: si encesta los dos: evita el sprint; si sólo encesta
uno: corre tal y como estaba previsto; si falla los dos tiros: corre dos sprints.

Comentario sobre la utilización del castigo

La correcta aplicación del castigo (bien en su forma de aplicación más simple, bien
mediante programas de coste de respuesta), es un elemento esencial para provocar las
condiciones estresantes que deben estar presentes en las situaciones análogas.

El contenido, la forma y las condiciones del castigo, tienen que ser muy claros y acorde
antes de comenzar el ejercicio, para que los deportistas sepan exactamente a qué
atenerse; debiendo existir, siempre, una posibilidad elevada de que puedan evitarlo,
dependiendo de criterios relacionados con su rendimiento.

La utilización de ejercicios físicos, como estímulo aversivo en los programas de castigo,


ha sido cuestionada por algunos entrenadores, señalando que los deportistas podrían
llegar a catalogar el ejercicio físico como algo negativo. Sin embargo, esto no ocurre si se
discrimina claramente entre el trabajo físico del plan de entrenamiento y los ejercicios
que se empleen para aplicar el castigo. En realidad, lo aversivo en los programas de
castigo, no es el trabajo físico en sí, sino realizar un esfuerzo extraordinario cuando se
está cansado y las situaciones internas que pueden estar asociadas a esta situación
(malestar, enojo, etc.).

Exposición y ensayo en las situaciones análogas vs. ensayo repetitivo.

El objetivo de los ejercicios de ensayo repetitivo es, que una determinada habilidad se
repita un amplio número de veces; mientras que el objetivo de los ejercicios que
plantean situaciones análogas, es el ensayo de habilidades relevantes en condiciones
potencialmente estresantes, que se aproximan a las que suelen estar presentes en la
competición.

Para conseguir el objetivo del ensayo repetitivo de habilidades, no es imprescindible que


se apliquen estrategias psicológicas, mientras que en los ejercicios de ensayo en
situaciones análogas, las estrategias psicológicas resultan esenciales para crear las
condiciones deseadas..

Cuando se aplican las estrategias psicológicas en el ámbito del ensayo repetitivo de


habilidades, no suele ser necesario, ni conveniente, provocar una situación muy
estresante; basta con incrementar, mínimamente, el estado de alerta de los deportistas,
mejorando su interés por una tarea que suele resultarles monótona. Sin embargo, las
situaciones análogas deben ser muy estresantes, para conseguir que se aproximen a las
condiciones de una competición real.

No obstante, en los ejercicios de ensayo repetitivo de habilidades, puede haber un


componente de exposición a situaciones análogas y en los ejercicios de simulación,
puede haber repetición, pero el entrenador debe tener claro cual es el objetivo principal
de su ejercicio y, en función de esto, organizarlo según proceda.
El entrenamiento de una misma habilidad, debe realizarse mediante ejercicios con
diferentes objetivos y características.

2.6 Exposición y ensayo en imaginación

Como complemento o alternativa a la exposición y el ensayo en vivo, puede utilizarse la


exposición y el ensayo en imaginación.La utilización de esta estrategia, requiere que los
deportistas la dominen previamente; es decir, que sean capaces de reproducir en su

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imaginación situaciones y conductas reales. Los principales pasos para su aplicación


pueden ser los siguientes:

Cada sesión de exposición y ensayo en imaginación debe planificarse con detalle.

Es conveniente que los deportistas realicen estos ejercicios en estado de relajación.

Los deportistas deben imaginar la situación competitiva correspondiente, de manera que


se produzca la exposición en imaginación; en este proceso es conveniente que
experimenten las sensaciones y/o pensamientos que tendrían, realmente si estuvieran en
esa situación.

Teniendo presente la imagen de la situación, los deportistas deben imaginar la utilización


de las habilidades y conductas correspondientes; incluyendo, si procede, las habilidades
psicológicas que puedan ser pertinentes para controlar la situación.

Práctica en imaginación y práctica real

La exposición y el ensayo en imaginación, pueden ser más eficaces cuando se combinan con
la simulación real (o en vivo). Por ejemplo, un corredor de fondo, que debe aplicar
estrategias de autorregulación para controlar su ansiedad y permanecer en el pelotón, puede
realizar ejercicios de exposición y ensayo en imaginación, antes de las sesiones de
entrenamiento de simulación.

2.7 Comentarios finales

Las vías expuestas para la exposición y el ensayo en las condiciones de la competición, no


son alternativas incompatibles y sí opciones complementarias, constituyendo eslabones que
sitúan, progresiva, pero irregularmente, desde las más controlables pero también menos
similares a una competición real (la exposición y el ensayo en imaginación, las situaciones
análogas, etc.), hasta las menos controlables, pero más aproximadas(competiciones-test y
competiciones regulares).
Conclusiones generales:

La exposición y el ensayo en imaginación puede propiciar una interesante interacción


entre la práctica imaginada y la práctica en vivo.

Las situaciones análogas, al ser muy específicas, no abarcan todo el trabajo de


exposición y ensayo que debería incluir el entrenamiento deportivo. Por ello es
imprescindible que además de esto, se programen ejercicios de simulación de la
competición en el entrenamiento regular.

La simulación de la competición en el entrenamiento regular, puede ser la antesala de


los entrenamientos conjuntos, pero no necesariamente; pudiendo serlo, directamente
de las competiciones-test o de las competiciones regulares de trascendencia menor.

Los entrenamientos conjuntos constituyen una opción muy útil y recomendable cuando
son viables; pero no son imprescindibles en el plan de entrenamiento.

Las competiciones-test y/o las competiciones regulares de trascendencia menor, son


eslabones esenciales entre la simulación del entrenamiento y la participación de los
deportistas en las competiciones más importantes.

En función de cada deporte y las circunstancias de cada deportista o grupo, pueden ser
suficientes la exposición y el ensayo que proporcionan las propias competiciones
regulares, o bien, deben programarse competiciones-test que complementen,
apropiadamente el calendario de actividades. En ausencia de competiciones regulares
menores, las competiciones-test serán el eslabón inmediato a la participación de los
deportistas en las competiciones mayores.

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T-10 (Cap.11)

PREPARACION ESPECÍFICA DE COMPETICIONES:

El cometido de la preparación específica de competiciones consiste en seleccionar y poner a punto


los recursos apropiados (de entre los disponibles) para que los deportistas rindan al máximo de sus
posibilidades.
La preparación específica varía en función de si se trata de competiciones menores o
competiciones-test que si son competiciones más trascendentes. En las primeras conviene fomentar
el uso de conductas a consolidar o a evaluar en elámbito competitivo para extraer las conclusiones
adecuadas. En las segundas habrá que utilizar los mejores recursos en función de las demandas del
evento. El capítulo se centra en el segundo tipo de competiciones.

El trabajo a realizar para preparar una competición se puede dividir en dos apartados:
1. La elección de estrategias más convenientes para afrontar el evento: análisis de las
demandas concretas de la competición, valoración de los recursos existentes y toma de
decisiones sobre el plan de actuación. Es un trabajo intelectual previo a la competición a
realizar por el entrenador , con diferente grado de participación del deportista.
2. La exposición de los deportistas a las condiciones específicas que se consideran relevantes
en esa competición y ensayo de los planes de actuación.

1.- Toma de decisiones sobre el plan de actuación en la competición:


Normalmente, los entrenadores (o los propios deportistas) analizan las demandas de cada
competición y, teniendo en cuenta sus recursos, deciden la estrategia que consideran más
apropiada. La aportación del psicólogo puede ayudar a perfeccionar el método de trabajo de los
entrenadores para desarrollar esta tarea.
Este proceso de toma de decisiones se inicia estableciendo los objetivos deportivos en la
competición concreta, teniendo en cuenta las circunstancias propias en el presente(estado de
forma, bajas en el equipo...), las características de la competición (liga regular, eliminatoria...) y las
características e los deportistas rivales.
En segundo lugar se determinan las demandas de rendimiento que plantea dicha competición, que
dependerá de los objetivos establecidos anteriormente y de los mismos factores mencionados:
rivales, circunstancias propias y características de la competición.
A partir de aquí deben estudiarse las posibles alternativas sobre el plan de actuación teniendo en
cuenta los recursos disponibles. Para ello se puede usar una tabla con las principales ventajas e
inconvenientes de cada alternativa y con las posibles estrategias para paliar dichas desventajas. De
aquí saldrá la decisión sobre el plan de actuación en la competición.
También es conveniente preveer las dificultades que en el transcurso de la competición podrán
alterar el plan y elegir estrategias para afrontarlas.

Preparación de planes para competiciones muy próximas entre sí.


La preparación de un plan global es aconsejable cuando los deportistas deben competir varias
veces muy seguidas. El esquema de análisis y toma de decisiones contendrá los siguientes
apartados:

1.- Establecer un objetivo deportivo para el conjunto del campeonato y otros dos (uno mejor y
otro peor) por si la evolción del campeonato permite mejorar las espectativas o no se puede
llegar a ellas.

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2.- Elaborar un plan de objetivos para cada una de las participaciones del deportista. Se trata de
objetivos flexibles que podrán modificarse en función de lo que ocurra durante el campeonato.
3.- Determinar las previsibles demandas de rendimiento para el conjunto del campeonato,
establecer cuáles pueden ser los momentos más críticos del campeonato y prever las demandas
posteriores en función de lo que suceda en estos.
4.- Estudiar las posibles alternativas sobre el plan de actuación tanto para el conjunto del
campeonato como para cada participación.
5.- Se deben prevenir las posibles dificultades interfirientes, con estrategias que permitan
controlarlas o planes alternativos para cada intervención por si fueran necesarios.
6.- Se han de determinar las demandas de funcionamiento durante los intervalos de pausa entre
participaciones, el tiempo disponible y las necesidades del mismo (descanso y recuperación,
reflexión constructiva de la evolución...) En este tipo de campeonatos la preparación específica
de estos intervalos es tan importante como la preparación de las participaciones.

El trabajo de análisis y toma de decisiones sobre el plan de actuación debe hacerse a nivel
individual en los deportes individuales y a nivel colectivo e individual en los de equipo donde cada
deportista debe prepararse personalmente para competir a partir de las directrices que reciba de su
entrenador.
También es importante que el mismo entrenador, sobre todo en aquellas competiciones en que su
intervención es más intensa (observando, valorando y tomando decisiones importantes. P.ej.
baloncesto, balonmano...) prepare su propia actuación personal de forma similar a la vista.

2.- Exposición y ensayo en las condiciones específicas de la competición:


Una vez decidido el plan de actuación, el segundo paso para la preparación de una competición es
la exposición directa de los deportistas a las condiciones específicas de ésta.

Características de la exposición:
En este caso se trata de exponer a los deportistas a las circunstancias que se prevé que estarán
presentes en una competición y a las dificultades que podrían interferir con los planes de actuación
(ruido del público, situación de tanteo adverso, una salida más rápida de lo esperado...)
La exposición puede realizarse en vivo o en imaginación y, en cualquier caso, no es conveniente
que la exposición genere una reacción emocional intensa (al contrario de lo que ocurría en el cap.
Anterior) ya que la proximidad de la competición podría provocar un aumento de la activación del
deportista y un descenso en su percepción de autocontrol y autoconfianza.
En general, si el tiempo de preparación es largo es recomendable realizar la exposición más
aversiva al principio y si este tiempo es más escaso no es recomendable que los deportistas se
expongan a las condiciones más estresantes, salvo que se pretenda compensar un exceso de
relajación.

Ensayo de los planes de actuación:


Este ensayo puede realizar se en presencia de todas o algunas de las condiciones específicas de
esta competición, respetando la regla de “menor exposición a mayor proximidad de la
competición”.
Cercana ya la competición, el ensayo de planes conocidos y que el deportista domine puede
contribuir a aumentar su autoconfianza, pero la práctica de otro tipo de planes puede aumentar su
inseguridad.
El ensayo de los planes de actuación cobra mayor trascendencia en los deportes en los que la
estrategia juega un papel muy destacado. En estos deportes el entrenador dedica mucho tiempo al
ensayo de sus principales planes, el cual puede complementarse con ensayo en imaginación.

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Sugerencias para el ensayo de planes de actuación:


1. Conviene que los deportistas ensayen los planes de actuación utilizando la exposición en
vivo o en imaginación ante las condiciones específicas de dicha competición.
2. Es interesante el ensayo (en vivo y en imaginación) su actuación para controlar posibles
dificultades.
3. Cuando la competición está próxima conviene que el ensayo e imaginación predomine
sobre el ensayo en vivo.
4. Si el deportista cuenta con las habilidades psicológicas necesarias, puede practicar él
mismo la exposición en imaginación. En situaciones más complejas es conveniente que el
psicólogo dirija estas sesiones para evitar riesgos de estrés incontrolado.

3.- Efectos psicológicos de la preparación específica de competiciones:


Nos hemos centrado en competiciones trascendentes para el deportista por lo que es normal que a
medida que se aproxima la fecha de la competicón se produzca un aumento en la activación del
deportista. Es por ello que a medida que se aproxima es mejor reducir la exposición en vivo con el
fin de permitir el descanso fisiológico.
Pero estas medidas no son adecuadas cuando se trata de una competición menor para el deportista.
En este caso la intervención psicológica debe perseguir precisamente lo contrario: que los
deportistas tengan un nivel de activación suficente para competir (Real Madrid-Alarcón, je!).
En cualquier caso, la contribución psicológica buscará la selección y puesta a punto de los
contenidos deportivos apropiados y un estado psicológico que favorezca el rendimiento en la
competición influyendo en variables esenciales como la autoconfianza, el estrés, la motivación y la
atención.

Fortalecimiento de la autoconfianza:
Un fortalecimiento de la autoconfianza permite aumentar la percepción de control sobre la
competición. Contribuyen a ello los siguientes elementos:
1. Análisis objetivo y realista de las demandas competitivas y los recursos propios.
2. Establecimiento de objetivos adecuados.
3. Habituación a las características de la competición mediante la exposición.
4. Elaboración y ensayo de planes concretos de actuación.
5. Anticipación de posibles problemas interfirirentes.
6. Participación activa de los deportistas en el proceso de preparación.

Gracias a estas medidas los deportistas se sentirñan más eficaces y afrontarán la competición con
una disposición psicológica que favorezca su rendimiento.
Por último, la autoconfianza es la variable decisiva para neutralizar las experiencias potenciales de
estrés tan frecuentes en situaciones de competición trascendente.

Estrés controlado:
En competiciones menores o con riesgo de exceso de confianza puede ser interesante que la
preparación contribuya a la aparición controlada de estrés gracias al manejo de elementos como:
1. Acentuar la dificultad de las demandas competitivas.
2. Propiciar en los deportistas una cierta inseguridad respecto a los propios recursos.
3. Destacar la presencia de múltiples dificultades interfirientes.
4. Utilizar la exposición cerca de la competición.
5. Enfatizar las posibles consecuencias de un mal resultado.

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Aumento de la motivación:
Cuando la motivación del deportista sea baja ante una competición se puede intervenir para
elevarla de distinta forma en función de la causa:
1. Si el problema es la falta de interés por la competición, convendrá establecer objetivos
desafiantes que lo aumenten, incentivar con premios... Si así no se consigue se podrá
recurrir a las estrategias indicadas para provocar el estrés controlado.
2. Si existe un desinterés por la actividad deportiva en general, el problema es más grave y
tendrá que ser abordado por el psicólogo deportivo en un contexto de intervención más
amplio.
3. Si predomina una falta de autoconfianza se tendra que fortalecer en la línea indicada antes.
4. En caso de saturación o agotamiento se podrán adoptar medidas para combatirlo como
eliminar días de entrenamiento, no realizar ejercicios de exposición, exigir menos en las
sesiones de preparación y procurar que los deportistas se diviertan mientras preparan la
competición.

Control de la atención:
El establecimieno y ensayo de los objetivos y planes de actuación favorece que se atiendan
selectivamente los estímulos que se consideran más relevantes, ignorando los de importancia
secundaria o nula que podrían interferir con la atención apropiada, disminuyendo el rendimiento.
El ensayo de los posibles problemas interfirientes permitira que su impacto sobre la atención sea
menor, y en caso de producirse, el ensayo de estrategias alternativas facilitará que los deportistas
controlen su atención rápidamente.

Resumen:
La preparación específica de cada competición favorece el funcionamiento adecuado del deportista
por tres vías:
1. Contribuye a la evaluación de las demandas de la competición y a la toma de decisiones
sobre los planes de actuación.
2. Favorece la exposición a las condiciones específicas de esa competición y el ensayo de los
planes de actuación .
3. Incide en variables psicológicas que influyen decisivamente en el rendimiento deportivo
(autoconfianza, estrés, motivación...).

Distribuir es prohibida | Descargado por Aida Rodriguez Fanjul (aidayadri@yahoo.es)

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