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Unidad 4
Compendio de Poesías y Formas Breves
Anónimo. “Amar hasta fracasar”. Trazada para la letra A. Recopilado por Rubén Darío.
Borges, Jorge L. “La Lluvia”.
Boscán, Juan. “Soneto”.
Chico Buarque. “Construcción”.
Cortázar, Julio. “La inmiscusión terrupta”
Francisco de Quevedo. “Enseña como todas las cosas avisan de la muerte”.
García, Vicente. “La Lluvia”.
Girondo, Oliverio. “Todo era amor!”
Girondo, Oliverio. “Mi Lumía”.
Laguna, Fernanda. “La ama de casa”
Masliah, Leo. “Del 1 al 25”.
Muñoz, Alberto. “Una Clase de matemática”.
Muñoz, Alberto. “Motores”.
Valenzuela, Luisa. “Zoología fantástica”.
La ama de casa
estaba cansada
tantas cacerolas,
tantas tazas.
Se levantó el domingo
cansada
hacer el jugo
y tender las camas.
Trabajo duro
la tiene harta
lava la mesada
pero vuelven
las cucarachas.
Ese domingo
al abrir la ventana
descubrió la ama
que en vez de ama
era una esclava.
Producción de textos – Cátedra B 2014
La ama dijo:
-Yo soy humana
y más inteligente
que la casa,
a ésta limpiada
nadie me gana.
Y ella repetía:
- De ésta batalla
nadie me gana.
Se agrandaban
y achicaban las ventanas
y las cortinas de a poco
se bajaban
La casa se entregaba
Producción de textos – Cátedra B 2014
Ama morocha
de tez castaña
con cara angulosa
y manos de araña.
Le dio su merecido
a los rinconcitos
que están detrás de las cosas.
Corrió la heladera,
desarmó el horno.
- Ay, ama!
Tus manos de reina
harán flaquear mis cimientos,
pero la batalla
será mía
cuanto más me frotas
más te embrujo
más me apodero de tu alma.
Sacudió el colchón
ventiló las sábanas
y al tender la cama
vio los ojos de Dios
que a través de la trama
la miraban.
Era Dios hecho humedad.
Sola en la noche
se tiró en el piso
de cerámica jaspeada
a descansar un momento.
_¿Qué pasa?
¿Quién es esta luz que me enamora?
En la cama limpia
se acostó ella
sin delantal
ni nada.
Las cortinas
se abrieron solas
y la luz llegó
hasta la cama.
La casa se ensucia
y por eso existe una ama
que la limpia
y que la frota.
de objetos rotos,
las cosas se caen,
las llaves se pierden,
las personas se mueren,
la comida se pudre.
Mi Lu
mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y
gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar
más lampo
mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
lumía.
La Habana aclamaba a Ana, la dama más agarbada, más afamada. Amaba a Ana Blas, galán asaz
cabal, tal amaba Chactas a Atala.
Producción de textos – Cátedra B 2014
Ya pasaban largas albas para Ana, para Blas; mas nada alcanzaban. Casar trataban; mas hallaban
avaras a las hadas, para dar grata andanza a tal plan.
La plaza, llamada Armas, daba casa a la dama; Blas la hablaba cada mañana; mas la mamá,
llamada Marta Albar, nada alcanzaba. La tal mamá trataba jamás casar a Ana hasta hallar gran
galán, casa alta, ancha arca para apañar larga plata, para agarrar hádalas (1). ¡Bravas agallas!
¿Mas bastaba tal cábala?. Nada ¡ca! ¡nada basta a tajar la llamada aflamada!
Ana alzaba la cama al aclarar; Blas la hallaba ya parada a la bajada. Las gradas callaban las
alharacas adaptadas a almas tan abrasadas. Allá, halagadas faz a faz, pactaban hasta la parca
amar Blas a Ana, Ana a Blas. ¡Ah ráfagas claras bajadas a las almas arrastradas a amar!. Gratas
pasan para apalambrarlas (2) más, para clavar la azagaya (3) al alma. ¡Ya nada habrá capaz a
arrancarla!.
Pasaban las añadas (4). Acabada la marcada para dar Blas a Ana las sagradas arras, trataban
hablar a Marta para afrancar (5) a Ana, hablar al abad, abastar saya, manta, sábanas, cama,
alhajar casa ¡ca! ¡nada faltaba para andar al altar!
Mas la mañana marcada, trata Marta ¡mala andanza! pasar a Santa Clara al alba, para clamar a la
santa adaptada al galán para Ana. Agarrada bajaba ya las gradas; mas ¡caramba! halla a Ana
abrazada a Blas, cara a cara. ¡Ah! la a nada basta para trazar la zambra armada. Marta araña a
Ana, tal arañan las gatas a las ratas; Blas la ampara; para parar las brazadas a Marta, agárrala la
saya. Marta lanza las palabras más malas a más alta garganta. Al azar pasan atalayas, alarmadas a
tal algazara, atalantadas a las palabras:
Van a la casa: Blas arranca tablas a las gradas para lanzar a la armada; mas nada hará para tantas
armas blancas. Clama, apalabra, aclara ¡vanas palabras! Nada alcanza. Amarran a Blas. Marta
manda a Ana para Santa Clara; Blas va a la cabaña. ¡Ah! ¡Mañana fatal!
¡Bárbara Marta! Avara bajasa6 al atrancar a Ana tras las barbacanas sagradas (algar (7) fatal para
damas blandas). ¿Trataba alcanzar paz a Ana? ¡Ca! ¡Asparla (8), alafagarla, matarla! Tal trataba la
malvada Marta. Ana, cada alba, amaba más a Blas; cada alba más aflatada, aflacaba más. Blas, a la
banda allá la mar, tras Casa Blanca, asacaba (9) a la par gran mal; a la par balaba (10) allanar las
barras para atacar la alfana (11), sacar la amada, hablarla, abrazarla...
Ha ya largas mañanas trama Blas la alcaldada: para tal, habla. Al rayar la alba al atalaya, da plata,
saltan las barras, avanza a la playa. La lancha, ya aparada (12) pasa al galán a La Habana. ¡Ya la
has amanada (13) gran Blas; ya vas a agarrar la aldaba para llamar a Ana! ¡Ah! ¡Avanza, galán,
avanza! Clama alas al alcatraz, patas al alazán ¡avanza, galán, avanza!
Mas para nada alcanzará la llamada: atafagarán (14) más la tapada, taparanla más. Aplaza la
hazaña.
Blas la aplaza; para apartar malandanza, trata hablar a Ana para Ana nada más. Para tal alcanzar,
canta a garganta baja:
La barca lanzada
allá al ancha mar
arrastra a La Habana
canalla rapaz.
Producción de textos – Cátedra B 2014
Al tal, mata-damas
llamaban asaz,
mas jamás las mata,
las ha para amar.
Fallas las amarras
hará tal galán,
ca, brava alabarda
llaman a la mar.
Las alas, la aljaba,
la azagaya...¡Bah!
nada, nada basta
a tal batallar.
Ah, marcha, alma Atala
a dar grata paz,
a dar grata andanza
a Chactas acá.
Acabada la cantata Blas anda para acá, para allá, para nada alarmar al adra (15). Ana agradada a
las palabras cantadas salta la cama. La dama la da al galán. Afanada llama a ña Blas, aya (16)
parda. Ña Blasa, zampada a la larga, nada alcanza la tal llamada; para alzarla, Ana la jala las pasas.
La aya habla, Ana la acalla; habla más; la da alhajas para ablandarla. Blasa las agarra. Blanda ya,
para acabar, la parda da franca bajada a Ana para la sala magna. Ya allá, Ana zafa aldaba tras
aldaba hasta dar a la plaza. Allá anda Blas. ¡Para, para, Blas!
Atrás va Ana. ¡Ya llama! ¡Avanza, galán avanza! Clama alas al alcatraz, patas al alazán. ¡Avanza,
galán, avanza!
-¡Amada Ana!..
-¡Blas!...
-¡Ah! ¡Jamás!
-¡Alma amada!
A la mañana tras la pasada, alzaba ancla para Málaga la fragata Atlas. La cámara daba lar para
Blas, para Ana...
Faltaba ya nada para anclar; mas la mar brava, brava, lanza a la playa la fragata: la vara.
La mar trabaja las bandas: mas brava, arranca tablas al tajamar; nada basta a salvar la fragata.
¡Ah tantas almas lanzadas al mar, ya agarradas a tablas claman, ya nadan para ganar la playa! Blas
nada para acá, para allá, para hallar a Ana, para salvarla. ¡Ah tantas brazadas, tan gran afán para
nada, hállala, mas la halla ya matada! ¡¡¡Matada!!!... Al palpar tan gran mal nada bala ya, nada
trata alcanzar. Abraza a la ama:
Ambas almas abrazadas bajan a la nada (17). La mar traga a Ana, traga a Blas, traga más...¡Ca! ya
Ana hablaba a Blas para pañal, para fajas, para zarandajas. ¡Mamá, ya, acababa Ana. Papá, ya,
acababa Blas!...
Nada habla La Habana para sacar a la plaza a Marta, tras las pasadas; mas la palma canta hartas
hazañas para cardarla la lana.
FIN
Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le
flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario
en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
—¡Asquerosa!— brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos
es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue
marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire
con sus abroncojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a
flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que
alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una pica de miercolamas a media
resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose
de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las
gladiofantas.
—¡Payahás, payahás!— crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No
ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las
nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
—¿Te das cuenta?— sinterruge la señora Fifa.
—¡El muy cornaputo!— vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de
cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las tofifas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque
te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.
Producción de textos – Cátedra B 2014
Uno de los empleados, Bermúdez, pidió para irse dos horas antes. Eran las tres y todavía le
faltaban tornear cuatro casquillos.
—Mi hijo, el de cinco años, —explicó— está con seis de presión. Me preocupa.
—La gran siete, eso es grave — contestó el jefe—. Vayan y llame al doctor Ochoa.
—Su hijo tiene nueve vidas— dijo éste, cuando examinó al niño.— No sé como aguanta, quizá
mejore mas rápido si se distrae con algo. Tome.
Le entregó “Diez indiecitos” de Agatha Christie, y se fue. Su auto no arrancaba. Se tuvo que ir en el
once. Después de andar doce cuadras, se cansó y paró en un kiosco. Le jugó a la quiniela al trece a
la cabeza.
Salió el catorce. El doctor se empacó, y por quince días no volvió a apostar. Pero eso pasó hace
mucho. Hoy en día el hijo de Bermúdez tiene dieciséis años (para diecisiete), y siempre va al cine a
ver películas no aptas para menores de dieciocho. Él cumple el diecinueve de Junio, pero lo
anotaron el veinte. Sin embargo junta boletos de veintiuno y escucha 22 Universal (Emisora
Uruguaya de radio). Su novia, que le lleva veintitrés años, tiene un anillo de oro de veinticuatro
quilates y veinticinco quilos de más.
Un peludo, un sapo, una boca de lobo. Lejos, muy lejos, aullaba el pampero para anunciar la
salamanca. Aquí, en la ciudad, él pidió otro sapo de cerveza y se lo negaron:
—No te servimos más, con el peludo que traés te basta y sobra...
El se ofendió porque lo llamaron borracho y dejó la cervecería. Afuera, noche oscura como boca de
lobo. Sus ojos de lince le hicieron una mala jugada y no vio el coche que lo atropelló de anca.
¡Caracoles!, el conductor se hizo el oso. En el hospital, cama como jaula, papagallo. Desde remotas
zonas tropicales llegaban a sus oídos los rugidos de las fieras. Estaba solo como un perro y se hizo
la del mono para consolarse. ¡Pobre gato! manso como un cordero pero torpe como un topo. Había
sido un pez en el agua, un lirón durmiendo, fumando era un murciélago. De costumbres gregarias,
se llamaba León pero los muchachos de la barra le decían Carpincho. El exceso de alpiste fue su
ruina. Murió como un pajarito.