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DESARROLLO:
CONCEPTOS:
Esto es, pues, que el proceso cautelar muestra una suerte de garantía para
el cumplimiento de las disposiciones que se tomen en un proceso principal,
observando al detalle que tales disposiciones sean cubiertas a totalidad de
manera real.
Como ello resulta intolerable tanto para el demandante como para la propia
jurisdicción, que ve burlada su intervención, surge una actividad preventiva
que teniendo en cuenta el temor de un daño jurídico ulterior y fundada en la
existencia prima facie del derecho invocado por el peticionante, y exigiendo
como contrapartida las suficientes garantías que otorga una contracautela
para el caso de que la pretensión deducida sea rechazada al resolverse la
cuestión de fondo y pueda producirse un abuso del derecho, permite al oficio
decretar ciertas medidas denominadas cautelares o precautorias a fin de
asegurar la eficacia práctica de la resolución definitiva que, a su vez, actúa el
derecho.
1
FERNÁNDEZ VARGAS, Enrique. El proceso cautelar. Lima: Tempus, 2001, p. 2.
Intentando esbozar una definición para este instituto procesal, se considera
que las llamadas medidas cautelares, en palabras de Bacre, constituyen el
“procedimiento incidental que puede iniciarse antes o durante el transcurso
del proceso principal, cualquiera que sea su naturaleza, por el peticionante
que ha demostrado prima facie que su derecho es verosímil y que existe
peligro en la demora por posibles actos de disposición física o jurídica que
pudiera realizar la contraparte, y que, previa garantía de una contracautela,
pueden ser decretadas por el juez inaudita parte y con la discrecionalidad que
considere, conforme a las circunstancias del caso, con carácter de
provisionalidad, temporalidad, mutabilidad, revocabilidad y flexibilidad,
haciendo cosa juzgada formal lo allí dispuesto, con el doble fin de amparar el
futuro derecho de los litigantes y procurar, por otro lado, que la función
jurisdiccional pueda cumplirse haciéndose efectivo el mandato recaído en el
decisorio de dicho proceso principal”2.
2
BACRE, Aldo. Medidas Cautelares. Doctrina y Jurisprudencia. Buenos Aires: Ediciones La Rocca, 2005, p.
53.
objeto de la institución. El embargo preventivo debe guardar relación con la
acción, no solo najo el punto de vista de su procedencia, sino de su extensión.
No se concebiría, por ejemplo, un auto de embargo dictado para cautelar una
deuda proveniente de un juego de azar, o el embargo de un depósito de cinco
mil libras, para asegurar una deuda de quinientas3.
Se desprende de que el autor refiere que no hay medida más idónea que la
que se aplica de forma preventiva y embargable a aquel responsable que
pretenda desconocer su obligación. Resalta también que debe prevalecer el
término “embargo preventivo” pues es el de mayor uso en muchas de las
legislaciones y que representa muy bien el fin que persigue la institución.
Resalta de esa manera, que tales medidas pueden ser solicitadas por el juez
o también por la parte afectada, acto con el cual se busca la salvaguardia
procesal de manera preventiva sobre los bienes o personajes que son de
relevancia en un proceso.
Por otro lado, el juicio es una sucesión de actos con dimensión temporal.
Debido a las limitaciones del juicio humano es necesario consumir un espacio
de tiempo para definir el derecho: su creación en el juicio no es un acto
instantáneo, sino que se realiza a través de lo que gráficamente
3
CAVANI BRIAN, Renzo. Estudios sobre las medidas cautelares en el proceso civil. Lima: Gaceta Jurídica,
2010, p. 74.
4
VENTURINI, Allí, “Esquema para un desarrollo de las Medidas Preventivas”. En: Revista del Colegio de
abogados del Distrito Federal, Venezuela. Julio-Setiembre de 1962, Año XXV, Nro. 121, págs.113.
5
MORETTI, Raúl. “Admisibilidad y Eficacia de las Medidas Cautelares”. En: Revista de la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales, Montevideo, Uruguay. Julio-Setiembre de 1962, Año III, Nro. 3, pág. 628.
denominamos processus iudicii. Por otra parte, el juicio tiene una indudable
vocación de eficacia. Su finalidad no estriba meramente en la obtención de
un pronunciamiento jurisdiccional sino también en que éste se cumpla. Para
paliar de alguna manera los riesgos de la tardanza de una resolución
definitiva, que puedan hacer ilusorio el pronunciamiento jurisdiccional, hay
que arbitrar un sistema de protección. Surge así el concepto de medida
cautelar. La medida cautelar es el remedio arbitrado por el derecho para
obviar de alguna manera los riesgos de la duración temporal del juicio, en
orden a su eficacia. Su mecanismo operativo es hasta cierto punto sencillo:
El juicio eficaz es el que otorga una completa satisfacción jurídica a las partes.
No se limita a la mera “declaración” del derecho, sino que se prolonga incluso
en una eventual fase de ejecución para cumplir en todo su alcance el
pronunciamiento jurisdiccional. Sólo cuando la sentencia ha sido cumplida
por completo alcanza su plena eficacia. Como esta meta se vislumbra
ciertamente lejana al inicio del juicio, la solución idónea estriba en anticiparla
o al menos asegurarla de alguna manera. La medida cautelar anticipa
provisionalmente la ejecución o asegura su éxito, desde el propio momento
inicial del juicio6.
Por otro lado, que necesariamente la finalidad del proceso debe apuntar a
ser eficaz, y esa eficacia no radica solo en la obtención de la sentencia, sino
que también debe ir más allá de, esto referido al cumplimiento posterior de la
misma.
Todo ello no se limita al simple cumplimiento de una de las partes para con
la otra, sino que se basa en la garantía que brinda la jurisdicción para que
esto se realice. Donde se resalta que una medida cautelar es la que anticipa
la ejecución de una sentencia en un proceso principal, ya sea en el transcurso
6
RAMOS MENDEZ, Francisco. Las medicas cautelares en el proceso civil (en línea).
del proceso o antes de iniciado el mismo, y tal ejecución es la que al fin denota
su eficacia.
FINALIDAD:
Coincidimos por tanto con Enrique Fernández en el sentido que debe existir
correspondencia entre el objeto del proceso y lo que es objeto de la medida,
y así mismo el objeto de cualquier pretensión cautelar debe ser jurídicamente
posible. Tampoco cabe imponer al demandado, bajo la apariencia de una
medida cautelar, un estado de pasividad que le impida accionar en otro
proceso para reclamar al actor algo distinto de aquello que es materia del
proceso en trámite7. Ello se resume en una proporcionalidad y equiparidad
7
FERNÁNDEZ VARGAS, Enrique. El proceso cautelar. Lima: Tempus, 2001, p. 3.
que si bien restrinja la violación de su deber, al mismo tiempo no lo tenga de
brazos cruzando generando igualmente una lesión a su derecho.
Bien dicen que el Derecho sin finalidad practica es letra muerta, la mera
enunciación de buenos propósitos no es suficiente, es necesario un
cumplimiento acorde con la realidad practica y factible en un contexto
determinado de una aplicación eficaz y oportuna. No se equivoca pues Bacre
al señalar que el objeto de las medidas cautelares es asegurar la seriedad
de la función jurisdiccional, con la finalidad de impedir que su actuación se
reduzca a una tardía e inútil expresión verbal o una vana ostentación de
lentos mecanismos destinados a llegar siempre demasiado tarde. Sin
embargo, también deben merituarse los intereses privados de los litigantes,
presuntos titulares de un derecho subjetivo material, que eventualmente
puede ser actuado ante la jurisdicción y que merece ser amparado hasta que
se resuelva mediante la sentencia su resultado8.
8
BACRE, Aldo. Medidas Cautelares. Doctrina y Jurisprudencia. Buenos Aires: Ediciones La Rocca, 2005, p.
57.
9
BACRE, Aldo. Medidas Cautelares. Doctrina y Jurisprudencia. Buenos Aires: Ediciones La Rocca, 2005, p.
57 (2).
es un poder-deber del Estado por el cual este monopoliza la actividad de
resolver -en materia civil- conflictos de intereses o crisis de certeza con
relevancia jurídica. Este poder va de la mano con una responsabilidad
adquirida del Estado de lograr una sociedad democrática y justa. En efecto,
el afianzamiento de la tutela jurisdiccional (acción civil) a supuesto,
paulatinamente, la prohibición de la justicia por mano propia o acción directa.
Dicha proscripción genera simultáneamente el compromiso por parte del
Estado de realizar la prestación jurisdiccional adecuada para la conducción
civilizada de una comunidad (paz social con justicia), a través de respuestas
judiciales idóneas tanto en la calidad de su contenido como en la oportunidad
en que las mismas deben ser otorgadas (tempestividad). Argumentando de
forma inversa, podríamos afirmar que, en tanto el Estado no sea capaz de
otorgar un Servicio de Justicia adecuado a la comunidad, esta preferirá acudir
a la vía de acción directa para resolver sus conflictos de intereses. Bien
podría ser aplicable a este caso, como a muchos otros, aquello que nos dice
Galeano: “la paz sin justicia genera violencia”10.
10
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 104.
derivados de la duración (o por la duración) del proceso-instrumento de tutela.
La tutela cautelar es un instrumento que asegura (en cuanto sea posible) que
pueda haber una efectiva tutela. La tutela cautelar sirve para garantizar
cualquier tipo de pretensión, sea esta condena, constitutiva o meramente
declarativa, y no solo ello, sino que además tiende a asegurar la posibilidad
de una fructuosa ejecución. 11 Eugenia Ariano reconoce entonces en esta
breve cita lo que referíamos al inicio de este capítulo, las medidas cautelares,
haciendo honor a su nombre brindan tutela, amparo, protección y con ello
contribuyen a la tan anhelada seguridad jurídica, irremediablemente
necesaria en todo Estado de Derecho.
Sin duda el tema de las medidas cautelares trae consigo multiples teorías
que tratan de explicar con enfoques, muchos de ellos similares, el punto en
cuestión. Veamos algunas de ellas:
La doctrina Clásica:
Acción
11
Citado en CAVANI BRIAN, Renzo. Estudios sobre las medidas cautelares en el proceso civil. Lima:
Gaceta Jurìdica, 2010, p. 144.
12
SERANTES PEÑA, Oscar y PALMA, Jorge. Medidas Cautelares. Buenos Aires: Depalma, 1986, p. 4.
Si bien la teoría tuvo muchos adeptos y seguidores, siendo sin duda uno de
los principales puntos de partida, también, en consecuencia son multiples sus
opositores. Sus críticos, entre ellos Couture y Reimundìn, señalan que tal
clasificación responde solo a un criterio didáctico, en virtud de que el
concepto de acción procesal es único, abstracto e indivisible. 13
Proceso:
Carnelutti, uno de las más importantes juristas de todos los tiempos nos ha
dejado un inmenso legado doctrinal y ético. Sobre las medidas cautelares, el
maestro Carnelutti, basado en la morosidad de los procesos y en la
eventualidad de que durante su trascurso se produzcan daños irreparables,
sostiene que para impedir tales prejuicios se crean medidas provisionales
destinadas a prevenir o evitar los daños propios del litigio. 14
Resolución Judicial:
13
SERANTES PEÑA, Oscar y PALMA, Jorge. Medidas Cautelares. Buenos Aires: Depalma, 1986, p. 4. (2)
14
SERANTES PEÑA, Oscar y PALMA, Jorge. Medidas Cautelares. Buenos Aires: Depalma, 1986, p. 4. (3)
15
SERANTES PEÑA, Oscar y PALMA, Jorge. Medidas Cautelares. Buenos Aires: Depalma 1986, pp. 4 y 5.
comparte con Carnelutti, como finalidad cautelar “una específica garantía
jurisdiccional”, pone el acento en la “anticipación provisoria de los efectos”. Y
es por ello por lo que sostiene “su instrumentalidad hipotética” (garantía de la
garantía). 16
Finalidad:
Ese objetivo es repetido en el Art. 618 del CPC primera parte: “Medida
anticipada. Además de las medidas cautelares reguladas, el juez puede
adoptar medidas anticipadas destinadas a evitar un perjuicio irreparable o
asegurar provisionalmente la ejecución de la sentencia definitiva”. De la que
destacamos el párrafo final. Este propósito ha de ser tenido en cuenta, pues
constituye el pivote que nos permite separar la actividad jurisdiccional
16
SERANTES PEÑA, Oscar y PALMA, Jorge. Medidas Cautelares. Buenos Aires: Depalma 1986, p. 5.
17
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 31.
18
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 31
(2).
cautelar de la anticipatoria, tal como lo expresamos en el punto tercero. Así,
la medida cautelar asegura el cumplimiento de los que se ha de decidir, pero
no importa permitir la satisfacción anticipada de la pretensión 19 .
Efectivamente, no se pretende una satisfacción previa, ello implicaría entre
otras cosas un estado de completa desprotección a la esfera del demandante,
quien en concordancia con un debido proceso tiene también garantías que lo
respaldan y previenen perjuicios.
Fuera de ello, como bien lo dice Monroy Gálvez y resulta del principio general
previsto en el Art. III del Título Preliminar del CPC, la finalidad abstracta del
proceso es “lograr la paz en justicia” y a ese fin están apuntadas también las
medidas cautelares. Nos recuerda dicho autor que una de las características
de la sentencia es su efecto retroactivo y que ello obliga al juez “a ubicar su
fallo al momento de la demanda”.
19
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 31
(3).
20
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 32.
sin los cuales no cabría hablar de una medida cautelar o sería prácticamente
infértil su empleo, tenemos pues a la verosimilitud en el derecho invocado y
el peligro en la demora.
21
BARONA, BILAR, Silvia. “El proceso cautelar en el nuevo Còdigo Procesal Civil, un paso esencial en la
tutela de los ciudadanos”. En: Revista boliviana de Derecho, La paz, Bolivia. Enero de 2015, p. 25.
22
HERRERA NAVARRO, Santiago. Medidas cautelares en el proceso civil (3ª Ed.). Trujillo: Marsol
Ediciones, 2009, p. 25.
23
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 38.
lo que ocurre cuando se emite un juicio de certeza, la decisión que se adopte
no será definitiva, en el sentido que se admitirá el juego del principio del rebus
sic stantibus de modo de poder ser modificada si cambian las circunstancias
que justificaron su dictado. 24 Precisamente por ello no hablamos de medidas
definitivas o juicios finalizados si no simplemente de instrumentos que
previsionalmente revistan un carácter de manto protector frente a un eventual
incumplimiento.
Veamos que nos dice el Art. 611 del CPC, este al respecto, determina en su
primera parte:
24
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 39.
25
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 39.
(2).
26
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 39
(3).
cautelares, que solamente mencionaremos para efectos prácticos, como es
el de la necesidad.
A su vez, el Art. 637 del CPC refiere a este presupuesto cuanto permite al
solicitante, completar los elementos necesarios para acreditarlo. De tal
manera, el juez dispondrá la medida cautelar ante la petición que deberá
contener el fundamento respectivo y la prueba pertinente.
27
“Del hecho nace el derecho”: las obligaciones y los derechos subjetivos surgen cuando se produce un
determinado hecho, al que el ordenamiento jurídico considera relevante y adecuado.
28
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 40.
declarada fundada al pronunciarse la sentencia. Por tratarse de un
mecanismo solicitado durante el transcurso del proceso -mientras se lleva a
cabo la discusión procesal (litis)- resulta humanamente imposible que el juez
pueda tener certeza de que la medida solicitada garantizará el futuro derecho
a ser considerado por la sentencia. Adicionalmente la propia estructura del
pedido cautelar, al buscarse con urgencia un mecanismo que acabe con la
situación de peligro, impide un análisis detallado de la fundabilidad de la
pretensión llevada al proceso. Se tiene en cuenta que, precisamente, por
aquella situación de urgencia, el actor tan solo se limita a presentar una
información sumaria respecto de las posibilidades de su posición frente al
proceso. Como se sabe, la oportunidad y el lugar pertinente para colocar
sobre mesa todos los elementos necesarios para que se declare fundada la
demanda se encuentran en el procedimiento principal y no en el cautelar29.
29
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 170 y 171.
30
BACRE, Aldo. Medidas Cautelares. Doctrina y Jurisprudencia. Buenos Aires: Ediciones La Rocca, 2005,
p. 81.
31
MARTEL CHANG, Rolando. Tutela cautelar y medidas autosatisfactivas en el proceso civil. Lima:
APECC. 2010, p. 82.
32
Expediente Nº 0023-2005-AI/TC
“a) El fumus boni iuris. Segùn este presupuesto, si la medida cautelar tiende
a asegurar la efectiva tutela de una pretensión principal, es razonable que la
adopción de esta medida tenga como presupuesto la apariencia de buen
derecho constitucional, que no responde a que la pretensión sea
probablemente estimada, sino que la misma pueda serlo. De allì que lo que
se exige del juzgador en este caso es un juicio simple de verosimilitud, es
decir, que mediante los documentos acompañados por el solicitante de la
medida cautelar se genere en el juez la apariencia razonable de que si se
pronunciase la sentencia se declararía fundada la demanda. No exige al juez
un juicio de certeza, pues este es exigible al momento de sentenciar.
33
MARTEL CHANG, Rolando. Tutela cautelar y medidas autosatisfactivas en el proceso civil. Lima:
APECC. 2010, p. 85.
2.2. Peligro en la demora (periculum in mora)
Son dos los sistemas para su configuración legal: in abstracto -duración del
proceso-, aprovechable para hacer inefectiva la tutela y que encuentra
acomodo en el art. 311.II (la demora del proceso); y también pueden concurrir
peligros in concreto, que son específicos y referidos esencialmente a algunas
medidas cautelares, como insolvencia o no disposición de medios
económicos suficientes (pretensiones pecuniarias), riesgos derivados de la
inutilidad práctica que se pretenden contrarrestar a través de una anotación
preventiva, peligro de las actividades propias de la sociedad o copropiedad
(intervención), riesgo de difusión de una determinada actividad o publicidad,
riesgos de continuidad de la actividad, entre otros, y que habitualmente
vienen configurados en la regulación de las medidas específicas.
34
BARONA, BILAR, Silvia. “El proceso cautelar en el nuevo Còdigo Procesal Civil, un paso esencial en la
tutela de los ciudadanos”. En: Revista boliviana de Derecho, La paz, Bolivia. Enero de 2015, p. 26.
su acreditación prima facie, sea que se presuma por las circunstancias del
caso.
Con una muy gráfica expresión, Redenti, señalaba que si bien se han
introducido reglas en virtud de las cuales los efectos de las providencias
finales de fondo se hacen remontar en lo posible al momento de la demanda
judicial, todo esto no sirve de nada si entretanto “… se han escapado los
bueyes”; es decir, si no se encuentra ya, por así decirlo, la materia prima
sobre la cual actuar de hecho la sanción. Este presupuesto, entonces,
entendido como el interés jurídico que justifica la medida cautelar frente al
riesgo por la demora o duración del proceso, no necesariamente debe ser
acreditado sumariamente, bastando en ciertas hipótesis presumirse a través
de las constancias del expediente. Es decir, no requiere ser concluyente,
bastando que como consecuencia del acto cuestionado exista la probabilidad
35
HERRERA NAVARRO, Santiago. Medidas cautelares en el proceso civil (3ª Ed.). Trujillo: Marsol
Ediciones, 2009, p. 26.
de que se pueda producir un daño de difícil o imposible reparación, que torne
ilusorio el derecho36.
Precisamente el Art. 611 del CPC primera parte determina que la medida
cautelar será viable si apareciera “necesaria la decisión preventiva por
constituir peligro en la demora del proceso”.
Se puede desprender del texto transcripto que este permite sostener que la
concepción del código, la demora ínsita en el desarrollo del juicio no sería por
sí y sin más, motivo constituido del peligro en la demora (periculum in mora)
sino que es necesaria la existencia de una razón de urgencia –exterior a la
demora del proceso en sí- que impida esperar el pronunciamiento de certeza
y exija el dictado de la medida solicitada, pues en caso contrario la sentencia
no ha de tener la utilidad buscada.
Por ejemplo, el Art. 627 primera parte del CPC prevé la improcedencia de la
medida cautelar de embargo si el crédito si estuviese suficientemente
garantizado, es improcedente el pedido de medida cautelar. Sin embargo,
puede ser concedida si se acredita que la garantía ha sufrido una disminución
en su valor o la pretensión ha aumentado durante el curso del proceso u otra
causa análoga37. Esto justamente anticipa un fortuito peligro, el caso es claro
una “disminución en el valor”, lo cual implicaría la falta de idoneidad de la
medida para garantizar el monto adeudado y por otro lado un “aumento de la
pretensión”, reflejando la necesidad de mayor protección jurídica.
36
BACRE, Aldo. Medidas Cautelares. Doctrina y Jurisprudencia. Buenos Aires: Ediciones La Rocca, 2005,
p. 87.
37
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, pp. 40 y
41.
Entendemos que todo daño es irreparable, ya que aun cuando su duración
sea meramente transitoria, importa un quebranto real e irremplazable en el
status jurídico; en cambio, todo daño es resarcible, es decir, compensable
por dinero; ello desde ya conlleva el problema de la solvencia del deudor al
momento de la reparación; en el sentido de la ley, si la pretensión versa sobre
un bien en concreto, el objeto de las cautelares es tratar de conservar el
derecho en sí mismo y en su identidad o el bien en su individualidad e
integridad independientemente de que su pérdida o afectación pueda ser
resarcida y con más razón si se advirtiera que, por insuficiencia o
debilitamiento patrimonial, el resarcimiento resulta imposible o dudoso.
38
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, pp. 41 y
42.
39
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 42.
Si bien no se niega su trascendencia, se cree que, a deferencia de la doctrina,
que la teoría cautelar se construye sobre la base de la búsqueda de la eficacia
del proceso y que si bien el periculum in mora es un factor esencial, es solo
parte de la compleja estructura interna de esta teoría. Incluso se puede
agregar el hecho de que el periculum in mora constituye también el
fundamento de otros institutos procesales de urgencia o de aceleración como
es el caso de las “medidas autosatisfactivas” o de la actuación inmediata de
la sentencia no definitiva40.
40
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 175.
41
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 176.
3. CARACTERÌSTICAS DE LA MEDIDA CAUTELAR
A) Jurisdiccionalidad
Sin duda se trata de una forma saludable de conjugar el interés del estado
en impartir justicia (a través de la función jurisdiccional) y la viabilidad de
las formas especiales de resolución de conflictos (arbitraje, conciliación
extrajudicial, etc.).
42
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 148.
43
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 150.
informan al proceso, a través de la concentración de los medios
adecuados para la eficaz solución de los conflictos de intereses con
relevancia jurídica.
Con el mismo tenor se refiere Adolfo Rivas quien es incisivo en que debe
distinguirse la facultad de la administración par adoptar medidas
cautelares (por ejemplo, suspender la ejecución del acto administrativo
ante la interposición de un recurso de esa naturaleza, Art. 104 Ley de
normas generales de los procedimientos administrativos) de la que
únicamente los jueves y/o tribunales integrantes del Poder Judicial, en
ejercicio de la función jurisdiccional, están autorizados a adoptar, de
conformidad con el CPC y leyes de fondo45.
44
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 150 (2).
45
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 45.
46
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 45.
(2).
condicionada su supervivencia a la iniciación del pleito. De tal manera, y
si bien sirven indirectamente para asegurar la efectivizaciòn de la relación
jurídica sustancial en crisis, deben diferenciarse de las formas
convencionales de aseguramiento de las obligaciones (fianza, prenda,
hipoteca, o cualquier otra manera de garantía). 47
B) Instrumentalidad
47
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 45.
(3).
48
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 46.
49
BARONA, BILAR, Silvia. “El proceso cautelar en el nuevo Còdigo Procesal Civil, un paso esencial en la
tutela de los ciudadanos”. En: Revista boliviana de Derecho, La paz, Bolivia. Enero de 2015, p. 24.
La instrumentalidad como característica de las medidas cautelares fue
formulada por Calamandrei, y conceptuó: que “las resoluciones cautelares
en ningún caso constituyen un fin en sí mismo; sino que están
preordenadas a la emanación de una ulterior resolución definitiva 50”.
Para una mejor comprensión del tema, debe tenerse en cuenta que el
requerimiento de medidas cautelares constituye una pretensión
secundaria o accesoria con relación a la ya definitiva de la cuestión de
fondo. De tal manera, no se concibe que la primera pueda existir sin que
exista la segunda, sea porque ya está expresada, sea porque se
encuentra esbozada y pronta a ser deducida ante los tribunales. Ello ha
llevado a que Calamandrei dijese gráficamente, que son “instrumento del
instrumento”52. Es justamente la subcaracteristica de la dependencia al
proceso principal y la carencia de autonomía a la que nos referíamos en
líneas precedentes.
50
CALAMANDREI, Piero. Citado en FERNÁNDEZ VARGAS, Enrique. El proceso cautelar. Lima: Tempus,
2001, p. 23.
51
FERNÁNDEZ VARGAS, Enrique. El proceso cautelar. Lima: Tempus, 2001, p. 24.
52
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 46.
(2).
Cabe destacar entonces que la instrumentalidad no debe ser confundida
con la autonomía en el sentido de que pueden tener contenidos
antagónicos. La medida cautelar es llamada instrumental respecto de la
discusión principal desarrollada en el proceso, debido a que
fundamentalmente garantiza la eficacia de este, no obstante, la discusión
que se suscita en el plano cautelar para la obtención o rechazo de la
medida, en nada incide respecto de la discusión sobre el mérito del
proceso y, mucho menos, sobre el resultado de la decisión final.
53
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 152.
C) Provisionalidad
Las medidas cautelares por naturaleza están pensadas para poner fin al
peligro en la demora: siendo esa su razón de ser, perdurarán en tanto
eliminadas, pueda volver a configurarse tal peligro.
54
BARONA, BILAR, Silvia. “El proceso cautelar en el nuevo Còdigo Procesal Civil, un paso esencial en la
tutela de los ciudadanos”. En: Revista boliviana de Derecho, La paz, Bolivia. Enero de 2015, p. 24. (2)
55
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 47.
a) Cambio de circunstancias. Con respecto al primer motivo, tal como lo
recuerda Monroy Galvez, las medidas cautelares están sujetas al
principio rebus sic stantibus. Precisamente, ello no significa que la
decisión que las impone pueda ser revisada de manera constante a
voluntad del sometido a las mismas, sino que puede ser dejada sin
efecto si en virtud de nuevas circunstancias desaparecen los
presupuestos que justificaron su dictado56.
56
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 47.
(2).
57
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 48.
garantizada con esta. La caducidad opera del pleno derecho, siendo
inimpugnable los actos procesales destinados a hacerla efectiva 58”.
e) Incumplimiento de cargas.
58
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p 48 y
49.
59
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 49.
60
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 51.
Dispuesta la admisión de la demanda por revocatoria del superior,
la medida cautelar requiere nueva tramitación”. 61
D) Mutabilidad y flexibilidad
1. Mutabilidad.
61
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 51.
(2).
62
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 51 y
52.
63
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 52.
manera se satisface el propósito de la pretensión cautelar sin
afectar en demasía o inútilmente al sometido a la cautela. Esa
solución, que está especificada en el CPC Art. 611 que permite al
juez dictar la medida cautelar solicitada “o la que considere
adecuada atendiendo a la naturaleza de la pretensión principal”,
resulta un principio general del derecho procesal y tiene su
basamento positivo no solamente en la norma citada, sino también
en el Art. II título preliminar del CC y en el Art. III título preliminar
del CPC. 64
2. Flexibilidad
64
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 53.
El mismo CPC nos provee de ejemplos concretos: tal el de la
intervención de recaudación en intervención de administración de
unidad de producción o de comercio (Art. 670). 65
E) Funcionalidad
65
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 55.
66
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 56.
67
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 56.
(2).
F) Homogeneidad
G) Contingencia
68
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 160.
Debido a la contingencia es que se puede advertir que el juez
enfrenta dos límites cognoscitivos para otorgar una medida
cautelar. En primer lugar, deberá considerar una probabilidad de
que el derecho que pretende el demandado sea acogido en la
sentencia final y por otro lado, deberá atender a que la medida no
ocasione un perjuicio irreparable sobre los intereses de la parte
demandada.
69
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 130 y 161.
demandado. Esto último, atendiendo a que la resolución cautelar
se otorga en virtud de una probabilidad y no de una certeza 70.
H) Variabilidad
Esta característica, implica por una parte que el órgano judicial está
facultado para disponer una medida adecuada a las circunstancias
del caso y, por otra, que el sujeto activo y el sujeto pasivo de la
pretensión tienen la posibilidad de peticionar en cualquier
momento, la variación de la medida dictada72.
70
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 161.
71
BARONA, BILAR, Silvia. “El proceso cautelar en el nuevo Còdigo Procesal Civil, un paso esencial en la
tutela de los ciudadanos”. En: Revista boliviana de Derecho, La paz, Bolivia. Enero de 2015, p. 24. (3).
72
FERNÁNDEZ VARGAS, Enrique. El proceso cautelar. Lima: Tempus, 2001, p. 28.
configura así esta característica, que en doctrina también se le
denomina mutabilidad73.
73
FERNÁNDEZ VARGAS, Enrique. El proceso cautelar. Lima: Tempus, 2001, p. 29.
74
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 162.
alterar lo decidido por el juzgador son mayores que en otros
àmbitos. En tal contexto y salvo situaciones excepcionales como el
caso mencionado, se puede afirmar que la medida cautelar solo es
variable en dos supuestos originados en un mismo fundamento:
75
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 163.
76
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 164.
77
MONROY PALACIOS, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima: COMUNIDAD, 2002,
p. 165.
4. TIPOLOGÌA DE LA MEDIDA CAUTELAR EN EL
ORDENAMIENTO JURÌDICO PERUANO.
Habrá que tener en cuenta que el tema se puede estar referido a las
partes, a terceros y aún al juez y al secretario que intervinieron y que
78
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 66.
según el criterio que se considere informa al CPC será menester sopesar
los aspectos subjetivos y/u objetivos de la responsabilidad pertinentes79.
79
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 66.
(2).
80
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 67.
producto ingresa al Poder Judicial -Art. 420 CPC- y daños y perjuicios, es
decir, resarcimientos civiles al sujeto que los sufriera81.
b) Auxilio Judicial.
81
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 67 y
68.
82
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 69.
83
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 70.
“El secretario interviniente es responsable cuando los daños y
perjuicios se originan de su negligencia al ejecutar la medida cautelar.
La sanción la aplicará el juez a pedido de parte, oyendo al presunto
infractor y actuándose pericia si lo considera necesario. El trámite se
realizará en el cuaderno de medida cautelar. La decisión es apelable
con efecto suspensivo”. 84
Todo juez a pedido de parte está facultado para dictar medida cautelar
antes de iniciado u n proceso o dentro de este, asi lo señala el Codigo
Procesal Civil con la finalidad de asegurar el cumplimiento de la
decisión definitiva, no obstante como veíamos esto trae consigo
riesgos que debe prever con anticipación.
84
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima: Editorial Rodas, 2000, p. 70.
(2).
85
HERRERA NAVARRO, Santiago. Medidas cautelares en el proceso civil (3ª Ed.). Trujillo: Marsol
Ediciones, 2009, p. 20.
los daños, cuya sanción será aplicada por el juez a pedido de parte,
se escuchará al presunto infractor y se actuará una pericia para
deslindar responsabilidad86.
Contracautela:
Esta constituye por tanto una garantía por las dudas que genere el
indemnizar al otro por el perjuicio generado, su principal propósito está
en el equilibrio que las partes deben conservar en un ulterior proceso.
86
HERRERA NAVARRO, Santiago. Medidas cautelares en el proceso civil (3ª Ed.). Trujillo: Marsol
Ediciones, 2009, p. 21.
87
BACRE, Aldo. Medidas Cautelares. Doctrina y Jurisprudencia. Buenos Aires: Ediciones la Rocca, 2005,
p. 92.
constituirse antes de su ejecución; no obstante, se menciona que la
contratutela es el presupuesto último de la medida cautelar, cuyo
fundamento se halla en el principio de igualdad, ya que reemplaza, en
cierta medida, a la bilateralidad o controversia, pues implica que la
medida cautelar debe ser doble, asegurando al actor un derecho aún
no actuado y al demandado la efectividad del resarcimiento de los
daños, si aquel derecho no existiera o no se llega a otorgar.
88
BACRE, Aldo. Medidas Cautelares. Doctrina y Jurisprudencia. Buenos Aires: Ediciones la Rocca, 2005,
p. 92 y 93.
89
HERRERA NAVARRO, Santiago. Medidas cautelares en el proceso civil (3ª Ed.). Trujillo: Marsol
Ediciones, 2009, p. 19.
BIBLIOGRAFÌA:
BARONA BILAR, Silvia. “El proceso cautelar en el nuevo Código Procesal Civil,
un paso esencial en la tutela de los ciudadanos”. En: Revista boliviana de
Derecho, La paz, Bolivia. Enero de 2015, pp. 16-69.
RAMOS MENDEZ, Francisco. Las medidas cautelares en el proceso civil
español. Recuperado de: ac