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1.

PROCESOS DE IMPUGNACIÓN DE LAUDOS ARBITRALES


ECONOMICOS.

El Laudo Arbitral dentro del Proceso de Negociación Colectiva, regulado por el


Texto Único Ordenado de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, contenida en
el Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, reglamentado por el Decreto Supremo Nº
011-92-TR, es emitido por el Árbitro o Tribunal Arbitral, siguiendo el
procedimiento establecido en las antedichas normas jurídicas. El Arbitraje en cuyo
proceso se emite el Laudo Arbitral, se le define como “…el procedimiento por el
cual cierta clase de controversias – conflictos colectivos de intereses y jurídicamente
relacionados con éste -, se someten por disposición de las partes o de la ley, al
conocimiento y decisión de un organismo que actúa como tercero, decisión que
tiene eficacia vinculatoria por las partes y efectos eminentemente normativos”1.

En conformidad con el artículo 66º de la Ley de Relaciones Colectivas, “El laudo,


cualquiera sea la modalidad del órgano arbitral, es inapelable y tiene carácter
imperativo para ambas partes. Es susceptible de impugnación ante la Sala Laboral
de la Corte Superior, en los casos siguientes: a) Por razón de nulidad y b) Por
establecer menores derechos a los contemplados por la ley a favor de los
trabajadores. La interposición de la impugnación no impide ni posterga a ejecución
del laudo arbitral, salvo resolución contraria de la autoridad judicial competente”.

La Negociación Colectiva es un procedimiento mediante el cual los sujetos laborales


(trabajadores y empleadores) regulan sus relaciones de trabajo, como consecuencia
de la facultad otorgada por la Constitución del Estado, según el artículo 28º. Al
arbitraje se llega por voluntad de las partes, ante la imposibilidad de haberse puesto
de acuerdo durante la negociación directa o la conciliación. Los sujetos que
intervienen son los trabajadores a través de su Organización Sindical y los
empleadores, cuyos representantes son designados de conformidad con sus normas
internas. El órgano jurisdiccional ante quien se interpone la impugnación es la Sala
Laboral superior (art. 3º, incisos 2 y 3 NLPT). La Sala Laboral Superior competente
para conocer de la impugnación del laudo arbitral, será aquella del lugar donde tuvo
lugar la negociación colectiva y consecuentemente el arbitraje.

1
López Larrave: En Derecho Colectivo del Trabajo. Materiales de Enseñanza: Oscar Ermida
Uriarte, Alfredo Villavicencio y Juan Carlos Cortés. PUCP, Facultad de Derecho, Lima – Perú
1990, pág. 321.
La Ley Procesal del Trabajo regula este Proceso en el Capítulo III, del Título II,
Procesos Laborales, artículos que van del 50º al 53º, regulando cuatro temas, que
son los siguientes: Admisión de la demanda (art. 50º NLPT), traslado y contestación
(art. 51º NLPT), trámite y sentencia de primera instancia (art. 52º NLPT) e
improcedencia del recurso de casación.

La competencia por razón de materia le corresponde a la Sala Laboral en los


siguientes casos:

 Anulación de laudo arbitral que resuelve un conflicto jurídico de naturaleza


laboral, a ser tramitado conforme a la ley de arbitraje.
 Impugnación de laudos arbitrales derivados de una negociación colectiva, a ser
tramitada conforme al procedimiento establecido en la presente ley (art. 3º,
incisos 2 y 3 NLPT).

La ley utiliza dos términos, cuyos alcances es necesario determinar: “Anulación” e


“impugnación”, la anulación está reservada para el laudo arbitral que resuelve un
conflicto jurídico, de conformidad con el Decreto Legislativo Nº 1071, Ley de
arbitraje y la impugnación para los laudos arbitrales derivados de la negociación
colectiva. Veamos, brevemente cada uno de ellos:

 Anulación de un laudo arbitral.

El recurso de anulación de un laudo arbitral, “constituye la única vía de


impugnación de laudo y tiene por objeto la revisión de su validez por las
causales taxativamente establecidas en el artículo 63º (art. 62º, Dec. Leg.
1071).

En verdad se trata de una novedad, porque hasta antes de la emisión de la


Nueva Ley Procesal del Trabajo, sólo se conocía la impugnación de laudos
arbitrales, derivados de la negociación colectiva, de acuerdo con el Texto
Único Ordenado de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo.

Las causales de anulación que contempla el artículo 63º de la Ley de Arbitraje,


son las siguientes:
1. Que el convenio arbitral sea inexistente, nulo, anulable, inválido o
ineficaz.
2. Que una de las partes no haya sido debidamente notificada del
nombramiento de un árbitro o de las actuaciones arbitrales, o no haya
podido por cualquier otra razón, hacer valer sus derechos.
3. Que la composición del tribunal arbitral o las actuaciones arbitrales no
se ajusten al acuerdo entre las partes o al reglamento arbitral aplicable,
salvo que dicho acuerdo o disposición estuvieran en conflicto con una
disposición de este Decreto Legislativo de que las partes no pudieran
apartarse, o en defecto de dicho acuerdo o reglamento, que no se han
ajustado a lo establecido en este Decreto Legislativo.
4. Que el tribunal haya resuelto sobre materias no sometidas a su
decisión.
5. Que el tribunal arbitral haya resuelto sobre materias que, de acuerdo a
ley, son manifiestamente no susceptibles de arbitraje, tratándose de un
arbitraje nacional.
6. Que según las leyes de la República, el objeto de la controversia no sea
susceptible de arbitraje o laudo o sea contrario al orden público
internacional, tratándose de un arbitraje internacional.
7. Que la controversia haya sido decidida fuera del plazo pactado por las
partes, previsto en el reglamento arbitral aplicable o establecido por el
tribunal arbitral.

 Impugnación de laudos arbitrales.

La impugnación está reservada para los laudos arbitrales que provienen de la


negociación colectiva, excluyéndose de sus alcances, aquellos laudos de
distinta procedencia. El laudo arbitral tiene carácter imperativo,
independientemente de la modalidad del órgano arbitral. Sin embargo “Es
susceptible de impugnación ante la Sala Laboral de la Corte Superior, en los
siguientes casos: a) Por razón de nulidad, b) por establecer menores derechos
a los contemplados por la ley en favor de los trabajadores” (art. 66º, parte
pertinente TUO-LRCT).

“La impugnación de un laudo arbitral es una figura jurídica que busca en


instancia jurisdiccional revisar el laudo, en base a recortes o vulneraciones
específicas señaladas en la ley del propósito, con incidencia económica
colectiva”, dice Gómez Valdez, Francisco2. Impugnar significa tener la
posibilidad de cuestionar su validez en fuero distinto al arbitral, esto es, el
judicial. Por su lado, la inapelabilidad del laudo, importa la imposibilidad de
interponer recurso alguno que lo revise en una segunda instancia, que dígase,
en el arbitraje no existe.
1.1. Admisión de la demanda.

“Además de los requisitos de la demanda, la sala laboral verifica si


esta se ha interpuesto dentro de los diez (10) días hábiles siguientes
de haberse notificado el laudo arbitral que haciendo las veces de
convenio colectivo resuelve el conflicto económico o de creación de
derechos, o su aclaración, en caso contrario, declara la
improcedencia de la demanda y la conclusión del proceso.

Esta resolución es apelable en el plazo de cinco (5) días hábiles.

Los únicos medios probatorios admisibles en este proceso son los


documentos, los cuales deben ser acompañado necesariamente con
los escritos de demanda y contestación” (art. 50º NLPT).

Los supuestos contenidos en este artículo son varios:

 La verificación del cumplimiento de los requisitos de la demanda:


Como norma general, la ley procesal del trabajo, impone al juez al
momento de calificar la demanda verifique si se han cumplido o no los
requisitos para su admisión. Tratándose de la impugnación de laudo,
deberá verificar que se haya interpuesto dentro del plazo de diez (10) días.

 Plazo para interponer la demanda de impugnación de laudo: El plazo


para interponer la demanda de impugnación de laudo arbitral ha sido fijado
en diez (10) días hábiles siguientes a la notificación del laudo. Se trata de
un plazo de caducidad, que de no cumplirse, dará lugar a la declaración de
improcedencia de la demanda y la conclusión del proceso, quedando
consentido y firme el laudo arbitral, sin ninguna posibilidad de
impugnación.

2
“Nueva Ley Procesal del Trabajo” Ley 29497, ob. cit. p. 226
 Plazo para la interposición del recurso de apelación en contra de la
resolución que declara la improcedencia de la demanda: El
demandante, dentro del término de cinco días, podrá interponer el
correspondiente recurso de apelación, en contra de la resolución que
declara la improcedencia de la demanda.

 los medios probatorios que pueden presentarse: A diferencia de lo que


ocurre con el proceso ordinario y abreviado laboral, en los que pueden
presentarse todos los medios probatorios que las partes consideren
pertinente, en el proceso de impugnación de laudo, sólo podrán ofrecerse
documentos.

1.2. Traslado de la demanda y Contestación.

“Verificados los requisitos de la demanda, la sala laboral emite


resolución disponiendo:

a. La admisión de la demanda.
b. El emplazamiento al demandado para que conteste la demanda en el
plazo de diez (10) días hábiles; y
c. La notificación a los árbitros para que, de estimarlo conveniente y
dentro del mismo plazo, expongan sobre lo que consideren
conveniente” (art. 51º NLPT).

La parte impugnante interpondrá su demanda ante la Sala Laboral, con los


requisitos a que se refiere el artículo 16º de la Ley Procesal del Trabajo y los
artículos 424º y 425º del Código Procesal Civil, expresando los fundamentos
de hecho y de derecho. Calificada positivamente la impugnación se admite a
trámite, disponiendo “el emplazamiento del demandado para que conteste la
demanda en un plazo de diez (10) días hábiles; y la notificación a los árbitros”
(art. 51º, inciso 2 NLPT). Así mismo se dispondrá “la notificación a los
árbitros para que, de estimarlo conveniente y dentro del mismo plazo,
expongan sobre lo que consideren conveniente” (art. 51º, inciso 3 NLPT).

En el proceso de impugnación de laudo arbitral, los árbitros no son parte en el


proceso, sin embargo, la ley dispone que les notifique, a fin de que expongan lo
que consideren conveniente respecto al contenido del laudo arbitral.
1.3. Trámite y Sentencia de Primera Instancia.

“La sala laboral, dentro de los diez (10) días hábiles siguientes de
contestada la demanda, dicta sentencia por el solo mérito de los escritos
de demanda, contestación y los documentos acompañados. Para tal
efecto señala día y hora, dentro del plazo indicado, citando a las partes
para alegatos y sentencia, lo cual se llevará a cabo de igual modo a lo
regulado en el proceso ordinario laboral” (art. 52º NLPT).

El proceso de impugnación de laudo arbitral es uno de puro derecho, de modo


que carece de instancia probatoria, así como de las audiencias de conciliación y
de juzgamiento. Dentro de esta lógica, la ley prescribe que: “La Sala Laboral,
dentro de los diez (10) días hábiles siguientes de contestada la demanda, dicta
sentencia por el sólo mérito de los escritos de demanda, contestación de
demanda y los documentos acompañados” (art. 52º, parte pertinente NLPT).

Como puede observarse, en el proceso que se comenta, al no existir hechos que


probar, la actuación probatoria es innecesaria. Por ello en mérito de la celeridad
procesal, contestada la demanda, el juez dictará sentencia, en base a tres
documentos: Demanda, contestación de demanda y documentos acompañados.
Por ello, el proceso impugnativo de laudos arbitrales económicos, es uno de los
procesos más breves de todos aquellos procesos regulados por la Nueva Ley
Procesal del Trabajo.

El señalamiento de día y hora a que se refiere el artículo 52º de la Ley, es


únicamente para la formulación de alegatos y la emisión de sentencia, En esta
línea sigue al proceso ordinario laboral, pasando directamente de la
contestación de demanda, a los alegatos y sentencia.

En este proceso, los árbitros no constituyen parte demandada; sin embargo,


como lo prescribe el artículo 51º, debe notificárseles “para que, de estimarlo
conveniente y dentro del mismo plazo, expongan sobre lo que consideren
conveniente”. Más aun, ha de entenderse, que si el Juez, lo considera
pertinente, antes de resolver, podrá citarlos para que formulen las aclaraciones
que sean necesarias.

La demanda será declarada fundada o infundada, según el caso. Si es infundada


el laudo arbitral conserva toda su validez y debe cumplirse en los términos en
que fue expedido. Si la demanda es fundada, deberá volver a laudarse; vale
decir se emitirá nuevo laudo. Este hecho, trae varias consecuencias, siendo una
de ellas el determinar, si serán los mismos árbitros los que deben resolver el
conflicto o deben ser sustituidos por otros. En cualquiera de los casos, tenemos
el problema del pago de honorarios. Puede entenderse que no habrá honorarios
si quienes deben laudar son los mismos árbitros; situación totalmente diferente
ha de presentarse, si los árbitros no son los primigenios.

Visto así el asunto, podrá observarse que el arbitraje, como solución de los
conflictos laborales económicos, resulta sumamente oneroso, no solamente
porque la parte laboral debe asumir el costo de los honorarios del árbitro que
designe, sino también porque debe asumir el pago del árbitro presidente
juntamente con el empleador. La onerosidad se acrecienta con el proceso de
impugnación del laudo, al declararse fundada la demanda y consecuentemente
la nulidad del laudo cuestionado, que solo sería justificable, si el incremento
cubre los gastos.

1.4. Improcedencia del Recurso de Casación.

“Contra la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la República


no procede el recurso de casación” (art. 53º NLPT).

El proceso impugnatorio de laudos arbitrales económicos, de acuerdo con la


prescripción del artículo 53º de la Ley, tendrá solamente dos instancias, sea
cual fuere el fallo judicial. La primera corresponderá a la Sala Laboral y la
segunda a la Corte Suprema de Justicia de la República, luego de lo cual el
proceso queda concluido y el fallo pasará a constituir cosa juzgada porque,
“(…) no procede el recurso de casación”.

El recurso extraordinario de casación, aun cuando está considerado como un


medio impugnatorio, encuentra su sustento “en la infracción normativa que
incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución impugnable o
el apartamiento de los precedentes vinculantes dictados por el Tribunal
Constitucional o la Corte Suprema de Justicia de la República” (art. 34º
NLPT). No constituye una tercera instancia, por lo que al prescribir la ley la
improcedencia del recurso de casación, en los procesos de impugnación de
laudos económicos, no se vulnera el principio constitucional de la doble
instancia.

El laudo arbitral es equivalente al convenio colectivo por expresa disposición


del artículo 70º del TUO-LRCT, según el cual “Los acuerdos adoptados en
conciliación o mediación, los laudos arbitrales y las resoluciones de la
Autoridad de Trabajo tienen la misma naturaleza y surten idénticos efectos que
las convenciones adoptadas en negociación directa”. Equiparado el laudo
arbitral al convenio colectivo, es conveniente determinar, si este tiene o no la
categoría de norma jurídica, a fin de poder encontrar una justificación para la
improcedencia declarada por el artículo 53º, del recurso de casación, en contra
de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia.

El tema no es nuevo, aun el Derecho del Trabajo encuentra serias dificultades


en una economía de libre mercado en la que según sus más ortodoxos
defensores, nuestra disciplina constituye un obstáculo a las leyes de la
economía y de la pregonada libertad de mercado. Desde esta perspectiva, se
declara que “La convención colectiva tiene fuerza vinculante en el ámbito de lo
concertado” (art. 28º CE), en una pretendida negación de su carácter
normativo, que se reitera en la propia Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo
al prescribir que: “La convención colectiva de trabajo tiene fuerza vinculante
para las partes que la adoptaron” (art. 42º, parte pertinente).

De este modo resultará procedente no admitir el recurso de casación en contra


de la sentencia emitida por la Corte Suprema de Justicia de la República, en los
procesos de impugnación de laudo arbitral, desde que este procede sólo en los
casos de infracción normativa, de cuya característica carece el laudo arbitral.
Esta sería la única explicación al artículo 53º de la Nueva Ley Procesal del
Trabajo.
1.5. Apelación y trámite en segunda instancia.

El plazo para interponer el recurso de apelación será de cinco (5) días hábiles
computados desde el día siguiente de producida la notificación de la sentencia
(art. 33º NLPT). En segunda instancia, el órgano jurisdiccional que recibe el
expediente, señalará día y hora para la audiencia de vista de la causa, dentro de
los cinco (5) días hábiles, la misma que ha de realizarse entre los veinte (20) o
treinta (30) días hábiles de recibido el expediente, en el que harán uso de la
palabra el abogado de la parte apelante y el abogado de la otra parte, luego de
lo cual y dentro de los sesenta minutos se dará a conocer el fallo y las razones
que lo sustentan (art. 33º NLPT).

2. PROCESO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO LABORAL.

“Los juzgados especializados de trabajo conocen de los siguientes procesos:


(…) 4. En proceso contencioso administrativo conforme a la ley de la
materia, las pretensiones originadas en las prestaciones de servicios de
carácter personal, de naturaleza laboral, administrativa o de seguridad
social, de derecho público; así como las impugnaciones contra actuaciones
de la autoridad administrativa de trabajo” (art. 2º, numeral 4 NLPT).

La Acción Contencioso Administrativa, constituye un mecanismo a través del cual,


se pretende controlar judicialmente los actos administrativos de la Administración
Pública, cuyo fundamento constitucional se encuentra en el artículo 148º de la
Constitución Política del Estado de 1993, el mismo que establece: “Las
resoluciones administrativas que causan estado son susceptibles de impugnación
mediante la acción contencioso administrativa”.

La Ley Orgánica del Poder Judicial, por su parte tiene una expresa referencia a la
Acción Contencioso Administrativa, al establecer que: “La Acción contencioso
administrativa de que trata el Artículo 240º (actualmente es el artículo 148º) de la
Constitución se rige, en cuanto a sus reglas de competencia, procedencia y
procedimiento, por su propia ley” (art. 23º LOPJ)..

El desarrollo legislativo de la Acción Contencioso Administrativa, que fija,


precisamente las reglas de competencia, procedencia y procedimiento, se encuentra
en el Decreto Supremo Nº 013-2008-JUS, del 29 de agosto de 2008, Texto Único
Ordenado de la Ley Nº 27584, Ley de Proceso Contencioso Administrativo, en el
que se ha introducido las modificaciones del Decreto Legislativo Nº 1067. Es a esta
norma jurídica a la que nos remite la Nueva Ley Procesal del Trabajo, al prescribir,
que los jueces especializados en lo laboral conocerán en la vía de proceso
contencioso administrativo las pretensiones originadas en las prestaciones de
servicios de carácter personal, de naturaleza laboral, administrativa o de seguridad
social, de derecho público; así como las impugnaciones contra actuaciones de la
autoridad administrativa de trabajo, “conforme a la ley de la materia” (art. 2º,
numeral 4 NLPT).

Las materias que pueden tramitarse en la vía Contencioso Administrativa, quedaron


fijadas por el Tribunal Constitucional, en una relación abierta, en la sentencia
emitida en el expediente Nº 0206-2005-PA/TC, del 28 de noviembre de 2005, Caso
Baylón Flores, César Antonio, fundamentos jurídicos 22 y 23, siendo estas las
siguientes: La reposición y los conflictos jurídicos individuales respecto a las
actuaciones administrativas sobre el personal dependiente al servicio de la
administración pública y que se derivan de derechos reconocidos por la ley, tales
como nombramientos, impugnación e adjudicación de plazas, desplazamientos,
reasignaciones o rotaciones, cuestionamientos relativos a remuneraciones,
bonificaciones, subsidios y gratificaciones, permisos, licencias, ascensos,
promociones, impugnación de procesos administrativos disciplinarios, sanciones
administrativas, ceses por límite de edad, excedencia, reincorporaciones,
rehabilitaciones, compensación por tiempo de servicios y cuestionamientos de la
actuación de la administración con motivo de la Ley Nº 27803, entre otros.

Igualmente, el Tribunal Constitucional, estableció en la Sentencia, expediente Nº


1417-2005-AA/TC, del 08 de julio de 2005, Caso Anicama Hernández, Manuel, que
en esta vía se tramitarían los asuntos previsionales que no versen sobre el contenido
directamente protegido por el derecho fundamental a la pensión. Adicionalmente,
las impugnaciones contra las resoluciones de la Autoridad Administrativa de
Trabajo, también serán tramitadas vía proceso contencioso – administrativo.

La Ley Nº 29364, de fecha 12 de mayo de 2009, recogió éstos criterios, al modificar


el artículo 51º de la Ley Orgánica del Poder Judicial y establecer que los Juzgados
Especializados de Trabajo, conocen de las pretensiones individuales o colectivas por
conflictos jurídicos en materia laboral y seguridad social, en la vía contencioso
administrativo.

La Nueva Ley Procesal del Trabajo, como una novedad (artículo II del Título
Preliminar), al referirse al ámbito de la justicia laboral, incluye los conflictos
jurídicos originados con motivo de las prestaciones de naturaleza administrativa,
generando de esta manera una instancia jurisdiccional para todos aquellos conflictos
que de manera constante y permanente se producen entre un servidor y una entidad
del Estado. En esta misma línea el artículo 2º, numeral 4, de la misma Ley, incluye
dentro de la competencia, por materia del Juez Especializado en lo laboral, “las
pretensiones originadas en las prestaciones de servicios de carácter personal, de
naturaleza administrativa o de seguridad social, de derecho público; así como las
impugnaciones contra actuaciones de la autoridad administrativa de trabajo”.

En puridad, lo que ha hecho la Nueva Ley Procesal del Trabajo, es convalidar una
situación que ya venía dándose desde algún tiempo, con los pronunciamientos del
Tribunal Constitucional y posteriormente con la Ley Nº 29364, que modificó
algunos artículos del Código Procesal Civil, respecto al recurso de casación y el
artículo 51º de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

La vía Contencioso Administrativa para los asuntos previsionales que no


versen sobre el contenido directamente protegido por el derecho fundamental a
la pensión: La Sentencia del Tribunal Constitucional emitida en el expediente Nº
1417-AA/TC, del 08 de julio de 2005, Caso Anicana Hernández, fijo la vía
jurisdiccional ordinaria, esto es, la Acción Contencioso Administrativa, para la
dilucidación de asuntos previsionales que no versen sobre el contenido directamente
protegido por el derecho fundamental a la pensión, reservando la vía de amparo para
aquellos asuntos relacionados con el contenido directamente protegido del derecho
fundamental a la pensión en los siguientes términos: “La vía idónea para dilucidar
los asuntos pensionarios que no versen sobre el contenido directamente protegido
por el derecho fundamental a la pensión, es el proceso contencioso administrativo.
En efecto, en tanto que es la Administración Pública la encargada de efectuar el
otorgamiento de las pensiones específicas una vez cumplidos los requisitos
previstos en la ley, es el proceso contencioso administrativo la vía orientada a
solicitar la nulidad de los actos administrativos que se consideren contrarios a los
derechos subjetivos que a pesar de encontrarse relacionados con materia
previsional, sin embargo, no deriven directamente del contenido
constitucionalmente protegido por el derecho fundamental a la pensión. Así lo ha
estipula el artículo 1º de la Ley Nº 27584. “La acción contencioso administrativa
prevista en el artículo 148 de la Constitución Política tiene por finalidad el control
jurídico por el Poder Judicial de las actuaciones de la administración pública
sujetas al derecho administrativo y la efectiva tutela de los derechos e intereses de
los administrados (…)” (F.J. 51).

Del mismo modo, agrega en el fundamento jurídico 52 que: “Por ende en los
supuestos en los que se pretenda la estimación en juicio de pretensiones que no se
encuentren relacionadas con el contenido directamente protegido por el derecho
fundamental a la pensión, los justiciables deberán acudir al proceso contencioso
administrativo a efectos de dilucidar el asunto controvertido. En tal perspectiva, el
artículo 3º de la Ley Nº 27854 establece, de conformidad con el principio de
exclusividad, lo siguiente: “Las actuaciones de la administración pública sólo
pueden ser impugnadas en el proceso contencioso administrativo, salvo en los casos
en que se pueda recurrir a los procesos constitucionales, es decir, salvo en los
casos en los que la actuación (omisión) de la Administración Pública genere la
afectación del contenido directamente protegido por un derecho constitucional”
(F.J. 52).

Finalmente, concluye: “De conformidad con los artículos 8º y 9º de la Ley Nº 27584


es competente para conocer la demanda el juez Especializado en lo Contencioso
Administrativo (o el juez Civil o Mixto en los lugares en que no exista Juez
Especializado en lo Contencioso Administrativo), del lugar del domicilio del
demandado o del lugar donde se produjo la actuación impugnable, a elección del
demandante” (F.J. 53).

La Acción contencioso administrativa como la vía idónea para la protección del


derecho al trabajo y derechos conexos en el régimen laboral público: El
Tribunal Constitucional dejó establecida esta vía en la Sentencia emitida en el
Expediente Nº 0206-2005-PA/TC, del 28 de noviembre de 2005, Caso Baylón
Flores, César Antonio, en los siguientes términos: “Vía procedimental igualmente
satisfactoria para la protección del derecho al trabajo y derechos conexos en el
régimen laboral público. Con relación a los trabajadores sujetos al régimen laboral
público, se debe considerar que el Estado es el único empleador en las diversas
entidades de la Administración Pública. Por ello, el artículo 4º literal 6) de la Ley
Nº 27584, que regula el proceso contencioso administrativo, dispone que las
actuaciones administrativas sobre el personal dependiente al servicio de la
administración pública son impugnables a través del proceso contencioso
administrativo. Consecuentemente, el Tribunal Constitucional estima que la vía
normal para resolver las pretensiones individuales por conflictos jurídicos
derivados de la aplicación de la legislación laboral pública es el proceso
contencioso administrativo, dado que permite la reposición del trabajador
despedido y prevé la concesión de medidas cautelares· (F. J. 21).

“En efecto, si en virtud de la legislación laboral pública (Decreto Legislativo Nº


276, Ley Nº 24041 y regímenes especiales de servidores públicos sujetos a la
carrera administrativa) y del proceso contencioso administrativo es posible la
reposición, entonces las consecuencias que se deriven de los despidos de los
servidores públicos o del personal que sin tener tal condición labora para el sector
público (Ley Nº 24041), deberán dilucidarse en la vía contencioso administrativa
por la idónea, adecuada e igualmente satisfactoria, en relación al proceso de
amparo, para resolver las controversias laborales públicas” (F.J. 22).

Con relación a las pretensiones distintas al derecho al trabajo, en el fundamento 23


se estableció: “Lo mismo sucederá con las pretensiones por conflictos jurídicos
individuales respecto a las actuaciones administrativas sobre el personal
dependiente al servicio de la administración pública y que se derivan de derechos
reconocidos por la ley, tales como nombramientos, impugnación e adjudicación de
plazas, desplazamientos, reasignaciones o rotaciones, cuestionamientos relativos a
remuneraciones, bonificaciones, subsidios y gratificaciones, permisos, licencias,
ascensos, promociones, impugnación de procesos administrativos disciplinarios,
sanciones administrativas, ceses por límite de edad, excedencia, reincorporaciones,
rehabilitaciones, compensación por tiempo de servicios y cuestionamientos de la
actuación de a administración con motivo de la Ley Nº 27803, entre otros” (F. J.
23).

Posteriormente y como consecuencia de las decisiones del Tribunal Constitucional,


conforme se ha graficado, la Ley 29364, del 12 de mayo de 2009, modificó varios
artículos del Código Procesal Civil, referidos al recurso de casación, así como de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, en lo que se refiere a la competencia. De este
modo se dispuso que: Los Juzgados Especializados de Trabajo conocen de las
prestaciones individuales o colectiva por conflictos jurídicos sobre: “(…) i)
Demanda contencioso administrativa en materia laboral y seguridad social”. Los
conflictos derivados de la relación laboral entre un servidor público y el Estado, que
antes eran de conocimiento de los juzgados civiles, a partir de la vigencia de la Ley
Nº 29364, pasaron a ser tramitados ante los juzgados laborales, en la vía
contencioso administrativo.

El Decreto Supremo Nº 013-2008-JUS, del 28 de agosto de 2008, Texto Único


Ordenado de la Ley de Proceso Contencioso Administrativo, Ley Nº 27584,
comprende también las modificaciones introducidas por el Decreto Legislativo Nº
1067, que entre ellas introdujo la modificatoria del artículo 24º, que regulaba el
“proceso sumarísimo”, cambiándolo por el denominado “proceso urgente”, que
ahora aparece en el D. S. 013-2008-JUS, en los artículos 26º y 27, referidos a las
pretensiones que se tramitan como proceso urgente y a las reglas de procedimiento.
De este modo, puede afirmarse que en el proceso contencioso administrativo existen
dos tipos de procesos: a) el trámite especial, en el que se tramitan la reposición de
los trabajadores sujetos a la legislación laboral pública, nulidades de resoluciones
administrativas; y b) el trámite urgente, en el que se tramitan, según el artículo 26º,
el cese de cualquier actuación material que no se sustente en acto administrativo, el
cumplimiento por la administración de una determinada actuación a la que se
encuentre obligada por mandato de la ley o en virtud de acto administrativo firme,
las relativas a materia previsional en cuanto se refiere al contenido esencial del
derecho a la pensión. Se exige para conceder la tutela urgente, “que del mérito de la
demanda y sus recaudos, se advierta que concurrentemente existe: a) Interés
tutelable cierto y manifiesto, b) Necesidad impostergable de tutela; y c) Que sea la
única vía eficaz para la tutela del derecho invocado”.

Finalmente, el artículo 27º del Texto Único, establece las reglas de procedimiento,
que han de cumplirse “bajo responsabilidad de quien lo pide, como medida urgente
previo traslado a la otra parte por el plazo de tres días. Vencido el plazo, con o sin
absolución de la demanda, el Juez dictará en la sentencia la medida que
corresponda a la pretensión invocada dentro del plazo de cinco días”.

2.1. Fines, Principios y Objeto.

Finalidad del proceso: La finalidad del Proceso Contencioso Administrativo


será “el control jurídico por el Poder Judicial de las actuaciones de la
administración pública sujetas al derecho administrativo y la efectiva tutela de
los derechos e intereses de los administrados” (art. 1º, D. S. 013-2008-JUS).
Principios que rigen el Proceso Contencioso Administrativo: Este proceso
se rige por los principios que se enumeran en la Ley que lo regula, y
supletoriamente por los principios que rigen el derecho procesal civil. En
concreto, la Ley alude a los siguientes principios:

 Principio de integración: “Los jueces no deben dejar de resolver el


conflicto de intereses o la incertidumbre con relevancia jurídica por
defecto o deficiencia de la ley. En tales casos deberán aplicar los
principios del derecho administrativo”.
 Principio de igualdad procesal: “Las partes en e proceso contencioso
administrativo deberán ser tratados con igualdad, independientemente de
su condición de entidad pública o administrado”.
 Principio de favorecimiento del proceso: “El juez no podrá rechazar
liminarmente la demanda en aquellos casos en los que por falta de
precisión del marco legal exista incertidumbre respecto del agotamiento
de la vía previa”.
 Principio de suplencia de oficio: “El Juez deberá suplir las deficiencias
formales en las que incurran las partes, sin perjuicio de disponer la
subsanación e las mismas en un plazo razonable en los casos en que no
sea posible la suplencia de oficio”(art. 2º, D. S. 013-2008-JUS).

Objeto de la Acción Contencioso Administrativa: Tiene como objeto


impugnar las actuaciones de la Administración Pública.

2.2. Materias que se tramitan.

Respecto a las materias que se tramitan en proceso contencioso administrativo,


hemos indicado que ellas han sido señaladas por el Tribunal Constitucional, en
las sentencias emitidas en los expedientes Nº 1417-2005-AA/TC, f. j. 52 y
0206-2005-PA-TC, del 28.11.2005, f. j. 23. Sin embargo, el TUO de la Ley
27584, en su artículo 5º, señala como pretensiones que pueden plantearse en la
Acción Contencioso Administrativa, las siguientes:

 La declaración de nulidad, total o parcial o ineficacia de actos


administrativos.
 El reconocimiento o restablecimiento del derecho o interés jurídicamente
tutelado y la adopción de las medidas o actos necesarios para tales fines.
 La declaración de contraria a derecho y el cese de una actuación material
que no se sustente en acto administrativo.
 Se ordene a la administración pública la realización de una determinada
actuación a la que se encuentre obligada por manato de la ley o en virtud
de acto administrativo firme.
 La indemnización por el daño causado con alguna actuación impugnable,
conforme al artículo 238º de la Ley Nº 27444, siempre y cuando se plantee
acumulativamente a alguna de las pretensiones anteriores.

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