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La presente casación tiene como sumilla que “… la actora pretende se declare que el
inmueble sito en la Avenida Guardia Civil número quinientos cincuenta y uno, San
Borja, Lima, inscrito en la ficha número noventa y cinco mil seiscientos ochenta del
Registro de la Propiedad Inmueble sea declarado bien común de la sociedad conyugal
que tiene formada con el demandado, y como pretensión accesoria la rectificación del
asiento registral correspondiente…”
Así mismo se tiene de los hechos que la demandante afirma que su cónyuge recibió
de sus padres el inmueble sub Litis, como anticipo de legítima, según escritura pública
de doce de noviembre de mil novecientos setenta y cinco extendida ante el notario de
Lima Doctor Ernesto Velarde Arenas; que al fallecimiento del padre del demandado,
don Luís Alberto Escala Valdizán, sus herederos celebraron un contrato de
compensación con fecha primero de julio de mil novecientos noventa, respecto de los
bienes de la masa hereditaria del causante, donde el inmueble sub materia fue
valorizado en sesenta y seis mil dólares americanos, y a efectos de que exista equidad
en la división y partición de los bienes de la sucesión, el demandado puso a
disposición el inmueble sub litis a la masa hereditaria, acordándose que la beneficiaria
de dicho bien sería doña Eva María Sánchez Barreto de Escala (madre del
demandado), y que el demandado procedió a readquirir el inmueble pagando la suma
de sesenta y seis mil dólares americanos con recursos propios de la sociedad
conyugal, razón por la cual este inmueble en realidad es de propiedad de la sociedad
conyugal y no un bien propio del demandado. Por su lado, el demandado en su
contestación de la demanda sostiene que el anticipo de legitima sólo fue por el terreno,
y que la edificación fue realizada con su propio peculio, muchos años antes de su
matrimonio, conforme á la inscripción de la declaración de fábrica.
Que la sentencia de vista analiza el acta de la Audiencia de Conciliación, así como los
denominados pagarés, como así resulta, especialmente, de sus considerandos quinto
y noveno, dándose por acreditado su pago; y se analiza también y ampliamente el
mérito del contrato de compensación en los considerandos undécimo, decimosegundo,
décimo tercero y décimo quinto. Por lo demás, no existe agravio cuando se alega que
el contrato sólo fue suscrito por el demandado con su señora madre, no interviniendo
ningún otro heredero de don Luís Alberto Escala Valdizán, pues a esta misma
conclusión llega la recurrida, tanto más si se tiene en consideración que la presunta
simulación, alegada por el demandado, no ha sido declarada judicialmente; asimismo
el documento en que consta dicho contrato no ha sido objeto de impugnación o tacha.
En consecuencia se descartan los cargos in procedendo.