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La corrupción en el Perú

Actualmente, la corrupción representa uno de los problemas mas


importantes de nuestro país, entiéndase por corrupción como el mal uso
del poder político-burocrático por parte de funcionarios cuyo único
objetivo es obtener ventajas económicas o políticas basadas en intereses
personales. Asimismo, con la meta de combatir este virus de nuestra
sociedad, es trascendental analizar la importancia histórica de la
corrupción en el Perú, así como su origen y repercusiones a través del
tiempo. Ahora, si bien la corrupción a veces se toma erróneamente como
un problema de coyuntura netamente moderna; esta data de la época
colonial como veremos a continuación.

Antonio de Ulloa fue un naturalista, militar y escritor español; se trata, a su


vez, de uno de los primeros autores en denunciar las graves prácticas
corruptas enraizadas en la administración Virreinal peruana. Su lucha por
impulsar reformas anti corrupción se remontan hacia 1748, año en el cuál,
Ulloa, en colaboración con un matemático llamado Jorge Juan, presentó
su famoso <<Discurso>>. Un manuscrito que planteaba la lucha
anticorrupción como principal solución al decaimiento de la producción
en las colonias a la vez que develaba muchos de los abusos cometidos
por las autoridades virreinales hacia los indígenas. El <<Discurso>> consta
de tres temas principales: el primer punto pretendía una importante
reforma naval, necesaria para enfrentar los desafíos británicos surgidos
en el Caribe y el Pacífico. El segundo punto de consideración refería al
difundido e irreprimible contrabando de mercaderías. El informe
resaltaba el serio daño ocasionado al comercio legal por el fraude
comercial en que participaban las autoridades locales. Como solución al
problema, se proponía la habilitación un considerable número de navíos
de registro en Lima. Como tercer punto, el <<Discurso>> hacía hincapié
en los extensos abusos y expolios que los indios sufrían a mano de las
autoridades locales. El cobro de tributos se llevaba a cabo de forma
descontrolada, muchos de los corregidores recaudaban tributos
inexistentes, realizaban repartos fraudulentos y, en general, perjudicaban
al indígena. No obstante, a pesar de la gravedad del asunto, muchos de
estos casos eran archivados y olvidados, principalmente debido al
soborno que recibían los jueces encargados de la tradicional
averiguación oficial. Todo este cúmulo de injusticias se daba a merced
de un virrey quien, tal y como la mayoría de sus subordinados, resultaba
corrupto e indiferente a los abusos y excesos cometidos.

Ya para 1957, el capitán de navío Antonio de Ulloa había sido nombrado


gobernador de Huancavelica, cargo que ocupó por un periodo de 6
años. Durante su mandato dio cuenta de uno de los mayores problemas
del Perú colonial. El estado deplorable de la mina de Huancavelica,
otrora la más grande de América, era lamentable. Además, los grupos
mineros junto con las autoridades habían creado una red de corrupción
apoyada incluso por el virrey del Perú. Ulloa llevó a cabo una empresa
para intentar salvar la mina; inclusive redactó un nuevo informe llamado
<<Relación de Gobierno>>(1763), en el cuál notificaba al Rey sobre los
lamentables resultados de la corrupción en su región. Intereses adversos
y profundamente arraigados vencieron a Ulloa; fue relevado de su cargo
y posteriormente, en julio de 1764 recibió la orden de viajar a Cuba para
luego asumir la gobernación de Luisiana. En cuanto a la mina de mercurio
de Huancavelica, su ulterior ruina devino con la independencia. La
minería peruana sufrió un revés histórico.

A lo largo del imperio colonial, la corrupción en los altos mandos de


gobierno fue una constante. Virrey tras virrey cada cual mas corrupto que
el anterior establecieron un sistema de favores y beneficio en torno a un
círculo de patronazgo. Este consistía generalmente en la familia del virrey
u hombres de confianza. Uno de los incidentes más escandalosos de
corrupción durante la época colonial fue protagonizado por el virrey
Amat y Juniet; el cual se vio envuelto en múltiples corruptelas a lo largo
de su gobierno. Al igual que muchos funcionarios acusados de
administración fraudulenta o haberla permitido, Amat culpó a los
miembros de élite y al entorno virreinal por la difundida venalidad entre
los oidores locales y oficiales de la real hacienda que existieron durante
su mandato. De esa manera, procuró limpiar su imagen y, sobre todo,
salvaguardar los intereses de su séquito más íntimo.

Finalmente, en pro de establecer una relación entre el grado de


corrupción y el desarrollo del país, se deben analizar los ingresos y
pérdidas del Perú durante la época colonial. Datos estadísticos indican
que fue, entre los periodos de 1700-1709 y 1710-1719 donde se registraron
los mayores porcentajes de gasto ocasionados por fraudes (61 y 88 por
ciento, respectivamente). Dichos periodos coinciden con una marcada
caída en la producción de plata y las reales rentas.

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