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ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO Y NIVELES DE COMPRENSIÓN LECTORA

I. ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO:


Analizar los discursos que circulan en nuestra sociedad se ha constituido en un objetivo
importante y en una clara tendencia de las Ciencias Sociales y Humanas. Ello tiene mucho
que ver con la valoración epistémica del lenguaje y la importancia teórico-metodológica que
han adquirido los estudios del discurso, en el marco de lo que se conoce como el Giro
Lingüístico.

I.1. ¿QUÉ ES EL ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO?


El análisis crítico del discurso es un tipo de investigación analítica sobre el discurso que
estudia primariamente el modo en que el abuso del poder social, el dominio y la
desigualdad son practicados, reproducidos, y ocasionalmente combatidos, por los textos y
el habla en el contexto social y político. El análisis crítico del discurso, con tan peculiar
investigación, toma explícitamente partido, y espera contribuir de manera efectiva a la
resistencia contra la desigualdad social.

I.2. ¿POR QUÉ ANALIZAR EL DISCURSO?


Analizar discursos es una tendencia que como indicábamos en la introducción ha logrado
importante aceptación en las Ciencias Humanas y Sociales. En lingüística se trata de un
movimiento que en su origen dice relación con la necesidad de estudiar el lenguaje en uso,
es decir, emisiones realmente emitidas por los hablantes, superando el principio de
inmanencia tan propio de la lingüística saussureana, interesada en el sistema formal del
lenguaje (llamado lengua), antes que en su uso real (el habla). A ello se suma la valoración
de lo que Verón (1998) y otros autores de la llamada segunda semiología denominan la
materialidad de los signos, o sea, los efectos sobre la realidad social que tienen los discursos
(constituidos por signos de diferente naturaleza, no sólo lingüísticos).

I.3. ¿CÓMO ANALIZAR UN DISCURSO?


La pregunta de cómo se analizan textos se ha vuelto una cuestión central para las
metodologías de las ciencias sociales, tanto por la importancia teórica que ha logrado la
noción de discurso, como por la toma de conciencia que se ha adquirido ante el hecho de
que la mayoría de los investigadores, tarde o temprano, se enfrentan a textos, o a signos de
diversa naturaleza (no necesariamente lingüísticos), que requieren ser leídos para su
correcta interpretación. Y esa lectura exige análisis.
I.4. PASOS METODOLÓGICOS INICIALES PARA ANALIZAR EL DISCURSO

Nos encontramos con dos importantes consideraciones que justifican y explican el análisis de
los discursos que se producen y circulan en nuestra sociedad: por un lado, son una práctica
social (Fairclough 1992, 1995), es decir, nos permiten realizar acciones sociales, por lo
mismo, resulta importante analizar los discursos y así tratar de leer la realidad social;
por otro, dada la opacidad que acompaña naturalmente a los procesos discursivos, el
análisis no sólo es útil, sino que se hace necesario. Trataremos de graficar y comprender mejor
eso de la opacidad efectuando un paralelo pedagógico con un descubrimiento genial de Marx
que si bien dice relación con la economía, puede ser aplicado a lo discursivo. Cuando este
pensador alemán estudia las prácticas materiales que genera la estructura de la economía
capitalista concluye lo siguiente: el carácter real de la práctica económica es ocultado por las
apariencias. Esto lleva a Marx a reconocer que la relación entre ideas y realidad está mediada
por el nivel de las apariencias, el cual forma parte de la esfera de las formas fenomenales
(Marx 2008). De este modo, distingue entre un nivel inmediatamente presente en la superficie
de las sociedades capitalistas: El de la circulación (o intercambio) de mercancías, y otro que
opera bajo o detrás de la superficie. En parte el verdadero funcionamiento del proceso de
producción se manifiesta a través del nivel visible del intercambio, pero, en parte muy
importante, también es ocultado por éste mismo nivel (véase Larraín 2007). Es esta distinción
entre dos niveles de la realidad el que después lleva a afirmar a Zizek (2003) que es Marx quien
inventa la noción de síntoma. Siendo el síntoma lo visible, y aquello que, a su vez, esconde las
dimensiones no visibles que le dan forma, que lo sintetizan y que interesan al analista. ¿Y eso
qué tiene que ver con el AD? Es justamente siguiendo esa distinción entre las formas presentes
en la superficie discursiva y los procesos opacos en el lado de la producción, entre el síntoma y
el núcleo oculto que le da origen y forma, como debemos analizar los discursos, es decir,
entenderlos como síntomas, no como espejos que necesariamente reflejan de manera
transparente la realidad social, ni los pensamientos o intenciones de las personas. Así, lo que
ocurre en el nivel de la circulación de los discursos no es necesariamente un reflejo de lo
ocurrido en el nivel de su producción, lo que quedan son huellas, pistas, hebras, síntomas que
el analista debe saber describir e interpretar. Porque, claro, si los discursos fueran
transparentes, ¿qué sentido tendría hacer análisis? Entonces bien, al entender la opacidad
llegamos a la justificación del análisis, y al comprender que el discurso es una forma de acción,
encontramos el sentido y el propósito del análisis. De acuerdo a lo dicho y por lo mismo, el
analista del discurso debería asumir que el contenido manifiesto de un texto puede en ciertas
circunstancias ser un dato engañoso. En ese sentido, antes que verificarlo, a menudo hay que
aceptar la relatividad del dato discursivo (Santander 2007). Distingamos, al respecto, tres
situaciones fundamentales que deben formar parte de nuestra claridad teórica previa al
análisis:

el contenido de un texto, aquello que está en la superficie de la estructura textual, en


ocasiones puede resultar confuso, por ejemplo, cuando se emplean iguales estrategias
lingüísticas para propósitos antagónicos (Tannen 1996); por ejemplo, el uso del adverbio
personal “tú” en ocasiones puede marcar cercanía, pero en otras lejanía entre los
interlocutores; o el uso del silencio en la comunicación humana, a veces puede ser una
marca de sumisión y otras de protesta.

En ocasiones lo dicho puede resultar secundario, por ejemplo, cuando el género discursivo
prima sobre el contenido del evento, situación ya advertida por Horkheimer y Adorno (1969) y
que ocurre, por ejemplo, en el caso de los reality show o de las teleseries donde se repiten
siempre los mismos personajes, las mismas situaciones; o incluso en los noticiarios, en los
cuales año tras año vemos las mismas noticias acerca de desastres, de delincuencia, del Tercer
Mundo, etc.

O distorsionador, o sea, cuando el lenguaje cumple una función ideológica al describir el


mundo (Voloshinov 1992), por ejemplo, ¿por qué no llaman Tercer Mundo, qué situación
describe exactamente la expresión daños colaterales? Y aquí nos estamos acercando a una
dinámica que surgen a menudo en los marcos teóricos de quienes realizan AD (análisis del
discurso) y que se relaciona con la práctica social y la opacidad mencionadas: la relación entre
discurso e ideología.

II. NIVELES DE COMPRESIÓN LECTORA:

II.1. NIVEL LITERAL:


Leer literalmente es hacerlo conforme al texto. Solicita respuestas simples, que están
explicitas en el texto escrito, pero requiere que conozcas las palabras. Podríamos dividir este
nivel en dos:

II.1.1. Primario:
Se centra en las ideas e información que están explícitamente expuestas en el texto, por
reconocimiento o evocación de hechos. El reconocimiento puede ser:
De detalle: identifica nombres, personajes, tiempo y lugar de un relato; de ideas
principales: la idea más importante de un párrafo o del relato; de secuencias: identifica el
orden de las acciones; por comparación: identifica caracteres, tiempos y lugares explícitos;
de causa o efecto: identifica razones explícitas de ciertos sucesos o acciones.

Realizamos entonces una lectura elemental: seguimos paso a paso el texto, lo situamos en
determinada época, lugar, identificamos (en el caso de un cuento o una novela) personajes
principales y secundarios; nos detenemos en el vocabulario, las expresiones metafóricas.
Muchos de los fracasos en la escuela responden al desconocimiento del léxico específico de
cada disciplina (por ejemplo, el lenguaje matemático) o a la interpretación de ciertos
vocablos dentro de determinado contexto. El alumno tiene que adiestrarse en el significado
de los vocablos y cuál es la acepción correcta de las que figuran en el diccionario de acuerdo
al significado total de la frase en el cual se halla inserto.

II.1.2. Secundario:

Efectuamos una lectura más profunda, ahondando en la comprensión del texto,


reconociendo las ideas que se suceden y el tema principal, realizando cuadros sinópticos,
mapas conceptuales, resúmenes y síntesis. La mayor parte de estas técnicas son más
adecuadas para textos expositivos que para textos literarios.

La Lectura literal se constituye la lectura predominante en el ámbito académico. Es el nivel


básico de lectura centrado en las ideas y la información que está explícitamente expuesta
en el texto. La Lectura literal es reconocimiento de detalles (nombres, personajes, tiempos y
lugar del relato), reconocimiento de la idea principal de un párrafo o del texto, identificación
de secuencias de los hechos o acciones, e identificación de relaciones de causa o efecto
(identificación de razones explícitas relacionadas con los hechos o sucesos del texto).

En la Lectura literal el lector debe reconocer:


 Quiénes son los personajes de la narración.
 Dónde tienen ocurrencia los hechos del relato.
 Cuál es la idea principal del texto.
 Cuando tienen lugar los acontecimientos narrados.
 El significado de la palabra auténtica.

II.1.3. Ejemplo:

La rana que quería ser una rana auténtica

Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se
esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su
ansiada autenticidad.
Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora,
hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl. Por fin pensó que la
única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó
a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para
saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente
sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas
ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían. Y así seguía haciendo
esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran
una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella
todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que
parecía pollo.
Augusto Monterroso

II.2. NIVEL INFERENCIAL:


Consiste en extraer conclusiones y conjeturas o hipótesis en base a la información implícita
que se dispone en el texto. Es decir la lectura inferencial, consiste en descubrir información
no explícita o que no aparece escrito en el texto, puesto que en el texto no todas las ideas
están escritas de manera explícita sino están ocultas. Hay ideas que se necesitan
sobreentender para poder comprenderlo. El proceso para hallar las ideas implícitas se
denomina inferencia. Al hacer inferencia buscamos el significado más allá de lo literal,
somos capaces de deducir nueva información a partir de la información dada. De acuerdo
con Daniel Cassany y otros, la inferencia “es la habilidad de comprender algún aspecto
determinado del texto a partir del significado del texto. Consiste en superar lagunas que
por causas diversas aparecen en el proceso de construcción de la comprensión”. Esto ocurre
por diversas razones, porque el lector desconoce el significado de una palabra o de una
frase, porque el autor no presenta explícitamente la información, etc. Los buenos lectores
aprovechan las pistas contextuales, la comprensión lograda y su conocimiento general para
atribuir un significado coherente con el texto a la parte que desconoce.

Por ejemplo, si no sabe el significado de una palabra, leerá cuidadosamente y tratará de


deducir el significado de la misma en el contexto de la lectura. En buena cuenta,
comprendemos un texto, sólo cuando somos capaces de deducir las ideas principales
implícitas del texto.

En este nivel el docente estimulará a sus alumnos a:


 Predecir resultados.
 Inferir el significado de palabras desconocidas.
 Inferir efectos previsibles a determinadas causa.
 Entrever la causa de determinados efectos.
 Inferir secuenciar lógicas.
 Inferir el significado de frases hechas, según el contexto.
 Interpretar con corrección el lenguaje figurativo.
 Recomponer, un texto variando algún hecho, personaje, situación, etc.
 Prever un final diferente.

II.2.1. Ejemplo:

SI OBSERVO: INFIERO QUE:


Pedro usa lentes. Tiene problemas visuales
Sale mucho humo de la casa de Isidro. Se está incendiando la casa.
Muchas personas salen de abrigo. Hace mucho frío fuera de la casa.
Están muriendo los peces en el río. El agua está envenenada.
Si el río está cargado y turbio. Ha llovido mucho en las alturas.
Pasar una ambulancia. Ha ocurrido un accidente.

II.3. NIVEL CRÍTICO:


Se emiten juicios sobre el texto leído, se aceptan o rechazan pero con fundamentos. La
lectura crítica tiene un carácter evaluativo donde interviene la formación del lector, su
criterio y conocimientos de lo leído.

Los juicios toman en cuenta cualidades de exactitud y aceptabilidad


 Exactitud: Tiene que ver con las palabras que llegamos a expresar, pero solo en los
puntos principales que acciona el emisor y estos a su vez, produzcan una impresión entre
los receptores, en la redacción se debe evitar palabras innecesarias.
 Aceptabilidad: Se refiere a la actitud del receptor. Un texto es aceptable para el receptor
si este recibe alguna importancia, es decir, en un determinado contexto tiene que estar
movido por la cooperación o afectado por la persuasión, dicho de otro modo, busca el
consenso.

Los juicios pueden ser:


 De realidad o fantasía: según la experiencia del lector con las cosas que lo rodean o con
los relatos o lecturas.
 De adecuación y validez: compara lo que está escrito con otras fuentes de información.
 De apropiación: requiere evaluación relativa en las diferentes partes, para asimilarlo.
 De rechazo o aceptación: depende del código moral y del sistema de valores del lector.

II.3.1. Ejemplo:
Una leona de Kenia adoptó una cría de órix y la tuvo con ella unas semanas hasta que un
león se la zampó aprovechando que la gran felina se había ido a cazar. Las leonas son las
que trabajan fuera de casa y el león sigue siendo el rey de la selva. (Siempre hay alguien que
está peor, señora).
La imagen de la fiera y el herbívoro conmovió al tontorolo mundo a través de las agencias
internacionales de noticias. La misma leona ha adoptado otro órix y ese comportamiento
¿antinatural? ha planteado varias hipótesis. La más sentimental habla de una leona estéril
con ansias de maternidad. La más científica sospecha que ese comportamiento puede darse
una vez, pero muy raramente dos. De esta última se malicia la más cínica: el parque de
Kenia necesita publicidad que atraiga turismo de salacot y el segundo órix ha sido colocado
como un tupperware de carne para la leona por el gabinete de publicidad.
Hay una versión religiosa, la que acude a la profecía de Isaías: 11:6 «el ternero dormirá
junto al león». Woody Allen la mejoró: «El ternero dormirá junto al león, pero el león
dormirá mejor».
La imagen sugiere una interpretación política internacional cuando todo son noticias sobre
la situación militar del mundo en la que coincide un rearme estadounidense nunca visto con
una política unilateral practicada por primera vez. El unilateralismo de Estados Unidos es
muy felino, y la descompensación militar convierte al resto de los países del mundo en
herbívoros.
Ni caso a Naciones Unidas, ni al papel de la OTAN, Tony Blair (el león británico) quiere ser el
cachorro del rey león y deja al mundo un papel de órix. Dicen que el Ejército ya no se hace
con soldados, pero el ruso –hasta hace pocos años nivelador – pasó de 4,2 millones de
efectivos a 1,2 millones. Para más ensañamiento, corre la frase de que «al Ejército ruso le
temen como aliado, no como contrincante».
El órix más penoso es el afgano. Hace cinco meses que Afganistán es pasto de los leones que
buscan a Bin Laden («El león de Kandahar», le habría bautizado Emilio Salgari); ha visto
caer por las bombas su gobierno talibán (con los consiguientes daños colaterales),
observado cómo era alzado un gobierno cría de órix –amigo de Estados Unidos– y sigue
siendo bombardeado con todo lujo de nuevos armamentos como las bombas termobáricas,
que asan en agujeros. En la guerra infinita que parecía acabada murieron ayer siete
soldados estadounidenses.
Cada vez que los países europeos señalan España como la base europea de Al Qaeda («La
Base», valga la redundancia bilingüe), con más recelo se contrasta que nuestra dieta
mediterránea es tan vegetal que nos hace herbívoros. ¿Y si nos suman a los millones de
estadounidenses que son órix en su propio país durmiendo al calor del león, remedando la
imagen del parque natural de Kenia, cumpliendo la profecía de Isaías, padeciendo el
insomnio diagnosticado por Woody Allen?".
Javier Cuervo

Crítica:
El texto de Javier Cuervo resulta tan ameno y simbólico, como irónico y crítico: dice y no
dice, denuncia y disimula al mismo tiempo la cruda realidad: la política belicista,
imperialista, en este caso, al servicio de intereses económicos, publicitarios....
Comienza el autor con un hecho que impresiona la sensibilidad del lector (función
apelativa): una leona adopta maternalmente un cachorro y el león se lo devora sin
contemplaciones. Y vuelve a intentarlo, a sabiendas que puede repetirse la escena. Ello da
lugar a varias teorías, ante las que el periodista toma postura: todo se reduce a la
publicidad de un parque natural. Ofrecer carne de consumo al servicio de los poderosos.
El episodio del órix (el frágil herbívoro) sirve de ejemplo didáctico al periodista (función
representativa) para ilustrarnos de lo que ocurre en la política internacional. Y para ello
visualiza el suceso con un esquema (un diagrama) de personajes: EE. UU. es el fiero león que
connota al presidente Bush (sin citarlo, claro), dispuesto a zamparse al mundo para ser
reelegido. De forma paralela, Tony Blair es su cachorro de rey león (cría de Bush), que se
engulle parte del mundo también, comenzando por el ejército ruso (¡quién lo diría!).
Siguiendo el esquema (devorador y devorado), con el pretexto de cazar a Bin Laden ya se
tragaron Afganistán; y con el pretexto de desmantelar Al Qaeda, podrían engullirse a
España también. Sugiere de aquí el autor que se cumple la profecía de Isaías, con los
matices de Boody Allen: los únicos que duermen tranquilos en estas circunstancias son los
leones. Los demás, simples bocados tiernos y apetecibles.
Como dije al principio, el texto me parece oportuno, adecuado al momento internacional, a
pesar de sus ironías y abstracciones (función poética del lenguaje). Además, no afirma:
sugiere, deja pensar y tomar postura al lector (función apelativa, otra vez). Pero le advierte
de un riesgo evidente: el caso ruso no es tan lejano (se lo zampó un león). Afganistán,
tampoco (se lo están zampando). Y España está bien cerca para nosotros: se la pueden
zampar también los cachorros o los leones de turno.
La conclusión va fluyendo sola del texto: nadie está libre de las garras de leones tan fieros,
con disfraces tan paternales: parece que les gusta mucho la dieta mediterránea (los países
más cercanos ya). Y España es mediterránea, por supuesto.
Por esto me gusta un texto que dice cosas en las que yo no había caído antes: las alianzas
con los leones son muy peligrosas, sobre todo cuando de la noche a la mañana nos
convierten en simples bocados de tupperware, como crías indefensas (órix, terneros) que
pastaban tranquilas en la pradera al cobijo de la madre. Ya no hay parque natural: todo es
selva abierta para las cacerías del rey más poderoso.
Me gusta también el estilo disimulado, el modo inteligente de decir y de callar que tiene el
periodista: es muy crítico con los políticos (los que están lejos), pero muy cauto con los de
cerca (por si acaso). Como el autor escribe en España, no va a nombrar al tercero en las
alianzas de cazadores (pero connota la famosa reunión de las Azores). La ironía (la crítica
subyacente) está en convertir al tercer rey león en órix comestible también, con dieta
mediterránea y todo. De haber citado nombres y apellidos, no le hubieran publicado el
texto, claro: y entonces no podía decir ni poco ni mucho. El autor prefirió decir lo suficiente,
tal vez pensando en el dicho: " a buen entendedor...".
Por lo demás, el estilo del texto, aunque sin complicaciones mayores, iría dirigido a unos
lectores medios, tal vez por esa ironía disfrazada que se propone el autor: usa palabras
como salacot (voz catalana, que significa 'capa oriental de tejido vegetal'); órix, que yo
desconocía hasta que la busqué en el diccionario (un bóvido, que incluye varias especies
rumiantes). Usa también términos más allá del registro coloquial: felino, diagnosticado,
remedar...
El estilo de la sintaxis es bastante claro: párrafos cortos, frases sin complejidades mayores;
nexos abundante; progresión de las ideas... Lo que no me parece tan acertado son ciertas
conexiones que no aclara del todo el autor: ¿qué tiene que ver el ejército ruso con Blair?
Podía haberlo explicado mejor para un lector no especializado en historia ni en política: para
unos lectores diarios de la prensa.
Pero en conjunto, estoy de acuerdo con el mensaje del texto: ya ningún país del mundo
puede vivir tranquilo con leones y cachorros que se hacen reyes del mundo, por cuestiones
comerciales, o por reclamos publicitarios, lo mismo da. Por vender imagen, por ganarse
unas elecciones... Por esto me quedo con una frase que me parece la clave del texto: "¿ Y si
nos suman a los millones de estadounidenses que son órix en su propio país durmiendo al
calor del león? ".

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