Vous êtes sur la page 1sur 22

ENSAYO, LA POLÉMICA EDUCATIVA ENTRE DEUSTUA Y VILLARÁN

CAJO ROMERO, César Augusto


Programa de Doctorado en Educación
Universidad Nacional “Enrique Guzmán y Valle”
La Molina, junio de 2017.

PRESENTACIÓN:

El presente ensayo tiene como propósito realizar un análisis crítico de la denominada polémica
entre dos representantes del civilismo a finales del siglo XIX e inicios del XX. Para tal efecto se
han considerado como elementos de análisis, tres variables: Factor político, factor filosófico y el
factor propiamente educativo.

FACTOR POLÍTICO:

problema: la educación y la Solución.


Las dos primeras décadas del siglo pasado nos permitieron asistir a una polémica
“virtual” entre dos representantes del pen- samiento pedagógico, político y filosófico
nacional. Nos referimos, claro está, al debate que a través de sus obras, sus discursos y
su accionar permanente nos dieron a conocer Manuel Vicente Villarán y Alejandro Deustua,
quienes, a pesar de ser integrantes del mismo partido —el partido Civil—, mantuvieron
opiniones totalmente contrapuestas sobre la educación pública en nuestro país.
El doctor Villarán formulaba en un lenguaje positivista el programa del civilismo
burgués y por ende, demoliberal; el doctor Deustua encarnaba, bajo un indumento
universitario y filosófico de factura moderna, la mentalidad del civilismo feudal, de los
encomenderos virreinales. (Mariátegui, 1995: 111).3
Ambas figuras fueron unidas por el tiempo y las circunstancias históricas que les tocó
vivir, pertenecían a generaciones distintas, tenían visiones diferentes de la realidad
peruana y, en aras a la verdad, no desarrollaron una polémica abierta, pues no se men-
cionaron ni en sus discursos ni en sus escritos. Es más, Deustua prefirió ignorar
totalmente a Villarán.
En todo caso, sus opiniones sirvieron para avivar el análisis y el estudio de nuestra
realidad, por parte de estudiosos posteriores a ellos. Aunque, de otro lado, y por qué no
decirlo, la polémica aún no ha sido zanjada hasta nuestros días, si nos ponemos a pensar
sobre la crítica situación de la educación pública en el país.
TIPS DE INVESTIGACIÓN

I
En nuestro país, el positivismo en el ámbito cultural se inicia con Manuel González Prada;
tuvo luego entre sus representantes a Carlos Lisson, Mariano H. Cornejo, Javier Prado, Joaquín
Cape- lo y. naturalmente, a Manuel Vicente Villarán, quien actuó como jurista, político,
pensador y maestro universitario.
En la inauguración del año académico de 1900, en la Univer- sidad de San Marcos, Villarán
pronunció un discurso sobre “Las profesiones liberales en el Perú “. Ahí planteó que el hombre
tiene en la ciencia el principal instrumento de su progresiva liberación como ser humano. Para
ello, hay que buscar formas educacionales basadas en una actitud y una metodología científicas,
suprimiendo los sistemas metafísicos tradicionales, eliminando el verbalismo, lo abstracto, la
ambición por los títulos profesionales, las preferencias literarias; implementando, en cambio,
una educación basada en los principios empíricos de la ciencia experimental.
De esta manera la educación sería democrática, simple, cien- tífica, común y profesional;
estimulando el trabajo y formando hombres.
Nuestro régimen de educación parece haber sido inventado deliberadamente para otro
país y otras épocas. Hay abundantes maestros que nos enseñan Historia, Literatura, Latín,
Teología, Leyes, Filosofía y Matemáticas, pero no hay ninguno que nos enseñe a labrar la tierra,
a criar el ganado, a explotar las selvas, a navegar, a comerciar, a fabricar cosas útiles (...) Así
preferimos la educación que adorna a aquella que aprovecha; la que da brillo a los espíritus
cultos y no la que forma inteligencias útiles, la que sirve para distraer el ocio de los ricos y no la
que enseña a trabajar al pobre (Villarán, 1962: 309-310).
Al analizar la situación de algunas profesiones, encontró que in- clusive hay pérdida de vocación
para el sacerdocio —quienes vienen

4
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

ahora de España, Francia e Italia—; que no hay mucha aspiración para seguir la carrera militar, a
pesar de que en el siglo XIX se decía que la culminación de una carrera militar era ocupar la
presidencia de la República; o que hay un exceso de abogados que han surgido por la gran
cantidad de juicios existentes en el país (sobre todo de tierras y otros bienes). Señala también
que los extranjeros acaparan buena parte de las ocupaciones más rentables en el país.
Son los extranjeros quienes transportan por mar nuestros productos, porque no tenemos
navegantes ni navíos nacionales. Extranjeros explotan nuestros ferrocarriles, porque, aunque
fueron nuestros, no supimos conservarlos. Extranjeras son las empresas que extraen de la
tierra casi la totalidad de nuestro petróleo y nuestro oro, y tal vez la mayor parte de la plata,
del cobre y de la goma que exportamos (1962: 319-320).
Interesantes anotaciones que reflejan una cruda realidad de nuestro país ayer y hoy.
Observemos cómo en el aspecto económico no han cambiado las circunstancias, y que la
desnacionalización de nuestros recursos ha sido, y es, la característica principal de nuestro
desarrollo económico, lo que, por ende, ha permitido un escaso desarrollo de nuestro sistema
educativo.
Manifestaba Villarán que el destino del Perú dependía de una nueva orientación
pedagógica que permitiera la formación de hombres útiles, creadores de riqueza, por ello debía
haber pocos diplomados y literatos. El desarrollo económico del país debería ser la primera
preocupación nacional, así aumentaría la ilustración y la cultura. El hombre nuevo que el Perú
necesitaba debía ser educado para el trabajo. Su discurso del año 1900 era la formulación de
un proyecto de reforma social para nuestro país.
Desde el punto de vista de la ética, según Villarán, se llega a plantear la relatividad de todo
conocimiento, ya que los fenómenos y su encadenamiento natural son lo único que es dable
conocer, siendo lo único que se va conociendo cada vez más. Entonces, la

5
TIPS DE INVESTIGACIÓN

libertad es un problema de carácter metafísico, idéntico al de la existencia o naturaleza del


alma. Las teorías valen por sus aplica- ciones y la moral más útil y cierta se sitúa únicamente en
el terreno de los hechos. En el terreno de la economía, antes de construir es- cuelas, hay que
construir ferrocarriles, caminos, telégrafos, canales de irrigación, puertos, obras sanitarias,
etcétera, pues sin estos la educación servirá únicamente para agudizar las contradicciones y
la humillación de los sectores populares del país. La acción de la escuela, en su sentido más
amplio, debe promover el progreso material que luego haga posible la propagación de la
cultura, lo cual debe aplicarse a la élite o a los indígenas peruanos.
La población indígena es la que ha vivido y vive en una si- tuación de desamparo. Al
respecto, Villarán nos dice que para un buen sector de nuestros pensadores los indígenas
“constituyen un factor negativo de la nacionalidad, y bajo esta errónea idea, ponen su única
esperanza en formar nuestra nación sin el indio y a pesar de él, con gente traída de Europa para
reemplazarlo y acaso extinguirlo [ya que] nada produce y nada consume” (1954: 9). La solución
—para Villarán— está en abrir caminos hacia la sierra y la selva, comunicar las ciudades con
los valles y las punas, trazar vías y circuitos comerciales. Luego de ello, los indígenas empezaran
a mejorar su situación.
Hay que darles facilidades y oportunidades de trabajo y no la simple instrucción escolar.
Además, junto a la educación escolar, hay que ofrecerles la educación objetiva del trabajo y del
ejemplo, así la escuela no será el comienzo de la cultura sino la auxiliar de esta. De esta
manera, Villarán realiza una defensa comprometida de la educación de las clases medias y
populares, en contra de la tesis elitista sostenida por Alejandro Deustua.
De otra parte, Villarán investigó a fondo el proceso de la ins- trucción primaria entre 1821
y 1901. Su evaluación nos muestra que fue un fracaso debido a la pobreza de los municipios, la
desorga-

6
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

nización casi permanente de estos, su incompetencia pedagógica y administrativa, la falta de


control del Poder Ejecutivo sobre la administración escolar ejercida por las municipalidades, la
carencia de inspectores de educación debidamente preparados para esta función y la falta de
un órgano central de dirección (1962: 376).
En las actuales circunstancias, todo esto, ¿acaso no suena familiar? Al reemplazarse el
positivismo a inicios del siglo pasa- do por una concepción espiritualista —básicamente debida
a la prédica de Deustua—, se perdió una oportunidad de avance de nuestro sistema educativo
y de realización científica, lo que en cierta medida explicaría gran parte de nuestro retraso
científico y tecnológico actual.
El año 1907 sustenta su tesis sobre “El factor económico en la educación nacional y en
1908 lo hace sobre ‘La educación nacional y la influencia extranjera. Propone la formación de
un hombre nue- vo para una nueva sociedad, para así construir la nación peruana,
considerando que tenemos una herencia colonial bastante pesada.
La construcción de la nación peruana demandaba el cono- cimiento y la conquista de
nuestro territorio, hecho que no era exclusivo de la clase dirigente, sino algo que comprometía
también la participación de los indígenas, quienes formaban la mayoría de la población
peruana. Esto significaba hacer un llamado a la unidad de todos los peruanos para
emprender la tarea indicada.
Destaca la predisposición de los indígenas para el trabajo, su inteligencia para desarrollar
actividades en condiciones geográ- ficas adversas y su facilidad de adaptación a los diversos
pisos ecológicos del Ande. Los indígenas habían sido despojados de sus tierras y aislados de
los efectos de la civilización; por lo tanto, su reivindicación era una deuda histórica que el Perú
tenía que saldar para convertirse efectivamente en una nación digna y democrática (Villarán,
1908: 23 (II) 5-7).

7
TIPS DE INVESTIGACIÓN

La educación del indígena tendría que ser objetiva y orientada al trabajo productivo, a fin de
poder desarrollar sus cualidades na- turales sobre la base del ejemplo y con una decidida
participación del Estado en esta tarea (Ibídem).
El positivismo fue la corriente filosófica que orientó el deba- te educativo de los integrantes
de la generación del 900, la cual asignó al conocimiento científico un rol bastante importante
en la formación de una nueva sociedad, conocimiento que sería uti- lizado por el hombre para
comprender y dominar la naturaleza, y luego alcanzar el progreso y el bienestar de la
comunidad. Esto significaba dejar de lado una educación abstracta, verbalista y memorista,
en aras del desarrollo de una educación científica que tanto necesitaba el país. En su tesis
sobre el factor económico en la educación nacional, Villarán está en contra del predominio del
idealismo de la época y la excesiva importancia que se daba a la educación de la élite dirigente,
en cambio propone una educación para las clases medias y populares.
La educación debía darse de acuerdo a las capacidades intelec- tuales, económicas y
personales de los educandos. “Para que sea democrática, la educación necesita ser electiva,
múltiple, diversi- ficada [para lograr] educaciones de distintas especies, cualidades y grados,
según las posibilidades personales” (1962: 111-112).
Su pensamiento no estuvo exento del enfoque biológico y psi- cológico que caracterizó en
esa época al positivismo en el Perú. La reforma educativa implicaba también una reforma social,
algo que no hemos podido realizar hasta el día de hoy, debido —sobre todo— a la falta de una
política sostenida de Estado en el campo educativo, lo cual ha sido y sigue siendo una lástima
para nuestro país.
La vida y obra de Villarán estuvo permanentemente vincula- da al desarrollo de la
educación en el Perú. Como ministro en el primer gobierno de Leguía, inició el desarrollo de un
programa de perfeccionamiento docente en el extranjero, apoyó la labor de

8
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

los denominados “inspectores de educación primaria” e inició gestiones para la venida de


asesores norteamericanos en materia educativa.
En 1910, presidió la comisión que debía elaborar un proyecto de ley orgánica de
instrucción primaria y secundaria, teniendo como asesor a Edwin Bard; en 1917, fue miembro
de una comisión de reforma de la educación, en la cual Deustua figuraba como delegado de la
Universidad Mayor de San Marcos (comisión de- signada por el Congreso).
En 1919, la comisión que presidió elaboró un proyecto de ley de instrucción, el cual
dedicaba especial atención al indígena, mediante el establecimiento de escuelas normales
especiales para maestros consagrados a este sector social. Este proyecto dio lugar a la ley de
1920. De 1922 a 1924, ocupó el Rectorado de San Marcos, al cual renunció por discrepancias
con el gobierno de Leguía, por lo cual luego fue desterrado del país.
Refiriéndose a la base histórica sobre la que reposa nuestra nacionalidad, Mariátegui
(1995) plantea muy acertadamente que el español fue más un conquistador que un
colonizador, y que después de ellos mayormente vinieron burócratas, sacerdotes y doctores.
Además, así como España no tuvo una revolución libe- ral y burguesa, el Perú tampoco. A
diferencia nuestra, los Estados Unidos han sido obra del pionero, el puritano y el judío, los cuales
le han dado otro cariz a su desarrollo como nación.
La república peruana buscó en Francia —proseguía Mariáte- gui— los modelos que debían
orientar nuestra reforma educativa, acentuando el carácter verbalista, retórico y literario de la
ense- ñanza, ello a pesar de que Francia no había resuelto problemas tales como el
establecimiento de la escuela primaria única y la necesidad de impulsar la enseñanza técnica.
En su tesis del año 1908, Villarán señaló que no era bueno inspirarse en el proceso educativo
francés, ya que no había modernizado, democratizado

9
TIPS DE INVESTIGACIÓN

ni unificado su sistema y sus métodos educativos. En todo caso, él propugnó la aceptación de


la orientación norteamericana en el proceso educativo peruano, preconizando una reforma
educativa coherente con el incipiente desarrollo capitalista peruano, dando mucho énfasis a
las profesiones liberales y la exigencia de tener hombres de empresa.
La reforma educativa de 1920 constituyó la victoria de los planteamientos de Villarán, con
predominio de la influencia nor- teamericana a través de la presencia de Edwin Bard y su
comisión. Aquí se buscaba la afirmación y el crecimiento de una economía capitalista. La
reforma demoliberal fue saboteada en casi todo el país, situación que motivara la famosa frase
de Mariátegui seña- lando que “no es posible democratizar la enseñanza de un país sin
democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política” (1995:
89).
Pero también debe quedar claro que la reforma educativa de un país la debe hacer el
país, los extranjeros solo pueden ser colaboradores. Al final, la ley de 1920 fracasó y quedó
solo en un plano puramente teórico, por ello no cumplió sus objetivos, además de tener muchas
limitaciones para su implementación práctica.
En el plano universitario, Villarán ocupó el rectorado de San Marcos en 1922. La ley vigente
reconoció el principio del cogo- bierno estudiantil y puso fin a un largo conflicto estudiantil dando
alguna autonomía a la universidad. Pero hubo profesores que no aceptaban la asistencia libre,
lo que generó nuevamente conflictos al interior de la universidad, que se agudizaron entre 1924
y 1927. Villarán renunció al rectorado en 1924 y se dejó de lado la coexis- tencia que se había
logrado entre docentes y alumnos. Como señala claramente Basadre (1970, t. XVI: 7), Villarán
analizó francamente, y a veces pesimistamente, el sentido decorativo, intelectualista y
aristocrático de la enseñanza. Por ello, plantea que el desarrollo económico del país es la
condición para un mejor desenvolvimien-

10
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

to educacional de este mismo. Otro punto —que lo diferencia en mucho de Deustua— fue la
defensa del indígena, al que consideró sano, fuerte y sobrio. Buscó que se implementase una
enseñanza realista, apropiada al ambiente, y que llegue hasta las clases me- dias y populares,
capacitándolas para la actividad económica y superando la tendencia de convertir al colegio
en una antesala de la universidad. Más bien se trata de facilitar carreras prácticas y técnicas
de acuerdo a las necesidades del país, mientras que la enseñanza teórica especializada debía
ser para alumnos selectos, cualquiera fuese su condición social. Villarán plantea, asimismo, la
necesidad de la ayuda extranjera —norteamericana en este caso—, el amor a la tierra, la
incitación a la vida simple y honrada, y el culto al trabajo y al planteamiento metódico, claro,
concreto y directo. Su prédica fue un credo educativo genuinamente democrático, frente a una
oligarquía preocupada en conservar o acrecentar sus privile- gios, frente a conservadores con
nostalgias coloniales. Planteó un programa para una burguesía progresista y emprendedora,
en el cual un mejor porvenir solo se podía lograr mediante el esfuerzo y la perseverancia de
todos los peruanos.
II
En la otra orilla, encontramos a Alejandro Deustua. Filósofo, jurista, periodista, docente
secundario y catedrático de San Marcos. Era también miembro prominente del Partido Civil. Por
encargo del Gobierno, visitó varios países europeos para observar los sistemas educativos
aplicados en Francia, Italia, España y Suiza. Fue el filósofo del sector más conservador del
civilismo, con un sesgo totalmente antipositivista, difundiendo más bien las ideas de Bergson,
Wundt, Eucken y Krauze.
Como miembro del Consejo Superior de Instrucción, Deustua propuso en 1901 una reforma
de la educación secundaria. Ocurría que en el Reglamento General de Instrucción Pública de
1876, la secundaria duraba seis años y se cultivaba el memorismo y la

11
TIPS DE INVESTIGACIÓN

ampulosidad, formando un estudiantado enciclopedista, super- ficial y. lo que es peor, no se


alentaba la educación moral. En la ley orgánica de 1901, se instauró una institución
perteneciente al modelo francés: el liceo, el cual debía servir para educan- dos de la clase
media y de los departamentos del interior del país, dando una formación de asignaturas de
cultura general y otras de carácter práctico, tales como agricultura, comercio, industrias y
artesanías (González y Galdo, 1980: 86-91).
Deustua pensaba en una educación secundaria moderna, la cual debía durar cuatro años,
con una educación básica elemental, reduciendo asignaturas y contenidos, para ello los
profesores de- bían participar en la elaboración de sus programas. Esta secundaria debía ser
precedida por una sección preparatoria de un año al ter- minar la primaria y cada colegio
organizarías además, una sección comercial o industrial. Estaba pensada como una educación
para la clase media en general. Para los estudiantes más calificados, se incluía dos años de
estudios en las secciones preparatorias para la universidad (una de Letras y otra de Ciencias),
después de haber concluido la secundaria. Pero la ley de 1902 no incluyó la sección
preparatoria de un año al terminar la primaria, ni tampoco facilitó las secciones especiales
(comercial o industrial). Además, el Consejo Superior de Instrucción no cumplió con la
implementación de la ley y los profesores no entendieron la orientación de los cambios
propuestos: fue otra reforma condenada al fracaso (Arista, 2003: 59-60). Este hecho y otros
que sucedieron y suceden en nuestro proceso educativo nos hacen ver que la educación es
demasiado importante como para dejarla solo en manos de los políticos.
A inicios del siglo XX se desarrollaron profundas reflexiones sobre la educación peruana, la
cual fue considerada como un asunto de Estado. En 1904, en el Callao apareció publicado, de
manera anónima, un trabajo de la autoría de Alejandro Deustua titulado El problema de la
educación nacional. Este trabajo se dividió en siete partes. Veamos sucintamente cada una de
ellas.

12
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

EL PROBLEMA NACIONAL DE LA EDUCACIÓN

Debemos ver la educación con detenimiento y guiados por un concepto claro del progreso
nacional y la felicidad ciudadana. No ha habido un plan serio de educación de nuestra clase
dirigente, salvo lo intentado en el gobierno de Manuel Pardo. Lo que ha primado es la imitación,
sobre todo del modelo francés. Atacaba el proyecto de José Pardo y su ministro Jorge Polar, el
cual trataba de difundir la educación primaria mediante las escuelas para el pueblo,
considerándolo demagógico y que solo buscaba “seducir” al pueblo.
En 1905, José Pardo aprobó la Ley N° 162, que solo tuvo 22 artículos, en los cuales se
plantearon temas demográficos, econó- micos, pedagógicos y administrativos, creando las
inspecciones provinciales de enseñanza y declarando la gratuidad de la ense- ñanza primaria,
por lo que tuvo una especial preocupación por la educación primaria (González y Galdo, 1980:
93).

LA FELICIDAD Y LOS TIPOS DE EDUCACIÓN

La educación disciplina las energías humanas para conciliar la felicidad individual con la
felicidad pública. La felicidad consiste en la búsqueda de la cultura material o de la cultura
ideal. Luego de la Guerra con Chile, nos decidimos por la primera, opción, sostuvo Deustua. La
defensa o fomento de la educación popular es consecuencia de la búsqueda de la cultura
material.
[...] la instrucción primaria eminentemente práctica, las escue- las industriales y
comerciales surgen como corolarios de ese criterio económico y por todas partes penetra el
utilitarismo como solución universal, desacreditando los ideales superiores (Deustua, 1904: 9).
En suma, Deustua ve al Perú dominado por la concepción ma- terialista de la felicidad
nacional, lo que desprestigia y desalienta la vida inspirada en la cultura ideal.

13
TIPS DE INVESTIGACIÓN

LA PREFERENCIA DE LA INSTRUCCIÓN SUPERIOR


El autor se pregunta si hay que fomentar la instrucción pri- maria, reformar la superior o
ambas a la vez. Las escuelas que no moralizan son focos de infección y ellas no moralizan si
solo se dedican a la cultura intelectual.
Para que moralicen deben educar el sentimiento, lo que se da con el ejemplo y con ideas
morales. De esta manera, el protestante tiene en la Biblia un texto que le enseña a confiar en
sí mismo, cul- tivando la libertad individual y el sentimiento de independencia.
Su opinión sobre el indígena corresponde a un pensamiento totalmente reaccionario y
conservador, aparte de ser absolutamente negativo, llegando incluso a decir lo siguiente:
¿Qué influencia podrá tener sobre esos seres, que solo po- seen la forma humana, las
escuelas primarias más elementales?
¿Para qué aprenderán a leer, escribir y contar, la geografía y la historia y tantas otras cosas,
los que no son personas todavía, los que no saben vivir como personas, los que no han
llegado a establecer una diferencia profunda con los animales, ni tener ese sentimiento de
dignidad humana principio de toda cultura? (Deustua, 1904: 15).
La educación primaria no es realmente necesaria en el país, nos dice Deustua. No puede
haber escuelas buenas por falta de recursos, de maestros y de condiciones mínimas de
infraestructura hasta en la capital de la República; en consecuencia, se pregunta cómo
entonces la escuela puede ser motor del progreso.
Concluirá esta parte señalando que el pueblo es virtuoso, que es víctima de las rivalidades
de los partidos: Son el fondo bueno del país, a pesar de no tener instrucción. Curiosa la frase
final,
¿no es cierto?

14
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

Este punto ha sido uno de los más criticados dentro de la po- sición de Deustua y creemos
que ha sido claramente rebatido por Jorge Polar, José Carlos Mariátegui, José Antonio Encinas
y José María Arguedas, por citar algunos estudiosos que estuvieron en la otra posición del
pensamiento educativo, político y social en nuestro país.

PRIORIDAD DE LA EDUCACIÓN DE LA CLASE DIRIGENTE

Deustua planteaba que el pueblo no fue bien dirigido debido a los malos políticos. El
problema de la educación es muy grave
—sostiene Deustua—; no se trata de hacer reformas, sino de ver cómo y quiénes van a educar
a las clases dirigentes del país. Esto lo harán los colegios y las universidades. Lo que hace falta
es di- rección, moralidad de las clases dirigentes y educación selecta de ellas (Deustua, 1904:
17-18).
En relación con los analfabetos, nos dirá que “Los analfabetos! Esos infelices no deben
preocuparnos tanto. No es la ignorancia de las multitudes, sino la falsa sabiduría de los
directores lo que constituye la principal amenaza contra el progreso nacional” (Ibídem: 20).
Su concepción sobre la educación es totalmente elitista, lo cual constituye también uno de
los puntos débiles de su argumentación sobre el proceso que debía seguir la educación
peruana.

EL PERÚ, UNA SOCIEDAD ENFERMA

Se debe revitalizar y engrandecer el espíritu patrio, pero no hay que adorar el pasado, ya
que encierra y detiene la acción del presente. No tenemos una élite que luche por el ideal de
felicidad de una civilización superior. Existe, además, mucha división y anarquía en el país. En
el orden moral, valoramos las apariencias y el egoísmo. Es preciso, entonces, colocar el criterio
moral sobre el criterio lógico, estético y económico (Ibídem: 27). La filosofía

15
TIPS DE INVESTIGACIÓN

tiene que servir para iluminar la conciencia, señalando objetivos a la inteligencia y estimulando
la voluntad, además, debe orientar las tendencias humanas y actuar sobre sus motivaciones.

MEDIDAS DE REFORMA DE LA EDUCACIÓN


Deustua propone las siguientes medidas:
a. Se deben reorganizar las instituciones estatales que dirigen la educación, evitando la
improvisación y los posteriores fracasos de las reformas educativas.
b. La enseñanza universitaria debe estar concentrada en Lima, de manera que los jóvenes
más distinguidos de cada departa- mento vengan a Lima para recibir una enseñanza
patriótica y unitaria, teniendo en cuenta que Lima resume cultura y poder, y sintetiza el
espíritu nacional.
c. El profesorado de los colegios y de las universidades debe ser formado en las universidades,
lejos de los vaivenes partidarios.
d. Como medida transitoria, se debería importar profesores extranjeros, para aprender y
luego difundir los avances pe- dagógicos aplicados en otros países.
Continúa proponiendo algunas medidas entre las que se men- ciona el incremento de
recursos para financiar la instrucción pú- blica; la formación de inspectores de educación; el
establecimiento de pensiones y recompensas para maestros, alumnos e inspectores
destacados; la formación del profesorado de primera enseñanza, insistiendo finalmente en
que la educación de las clases dirigentes es la condición para la salvación nacional (Ibídem:
34-41).

LA UNIVERSIDAD, REGENERADORA DEL PAÍS


Debemos lograr una solidaridad que no existe ni en la clase di- rigente ni en el pueblo. Para
ello, se debería centralizar la enseñanza universitaria con una formación común y elevando el
valor moral,

16
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

El progreso debe surgir como armonía y será el fin de la educación universitaria (Ibídem: 44). En
vez de gastar dinero y energías en escuelas, hay que impulsar la educación de los futuros
hombres de gobierno, convirtiendo a la universidad en la regeneradora de nuestra vida social
(Ibídem: 49). Su concepción sobre la educación universitaria es totalmente elitista, aun para su
tiempo.
Además de la obra ya mencionada, Deustua también nos dejó los siguientes trabajos:
Apuntes sobre la enseñanza secundaria (1908); La cultura superior en Italia (1912); “A
propósito de un cuestionario sobre la reforma de la ley de instrucción” (1914); “La reforma de
la segunda enseñanza” (1916); La cultura superior en Suiza (1929).
En su ancianidad publicó la obra El problema nacional de la educación (1935), en la que
defendía una pedagogía basada en la teoría de los valores humanos, en el culto de la voluntad,
de la grandeza moral y de la solidaridad social. Fue un propulsor de la pedagogía filosófica, con
planteamientos muchas veces abstractos, sin entrar al terreno mismo de la educación sino
subordinándola a la filosofía.
Entre 1929 y 1930, ocupó también el Rectorado de San Marcos, tarea en la que no tuvo la
prestancia de sus mejores días dada su avanzada edad. Anteriormente, entre 1915 y 1919,
fue decano de la Facultad de Letras, y director de la Biblioteca Nacional entre 1918 y 1928.
Como lo acabamos de escribir, Villarán y Deustua no polemi- zaron directamente entre sí;
es más, trataron de no referirse el uno al otro en sus discursos y sus trabajos, pero sus opiniones
calaron hondo dentro del pensamiento pedagógico nacional.
Con quien sí polemizó Deustua fue con Julio Beker, jefe de la misión belga que formuló
recomendaciones para el funcionamiento del colegio Nuestra Señora de Guadalupe y para la
organización

17
TIPS DE INVESTIGACIÓN

de la Escuela Normal Central de Varones de Lima. Beker propuso reformar la ley de 1902, y la
polémica se dio en 1903 a través de las páginas de El Comercio (Deustua) y de La Prensa
(Beker). En opinión de Arista (2003: 73), no ganó ninguno de los dos.
Deustua planteaba que el trabajo no educa y permite la escla- vitud del alma, puede
contribuir a la expansión del espíritu me- diante la riqueza material que produce, pero esto es
muchas veces signo del impulso ciego del egoísmo; entonces, no significa una verdadera
libertad y libertad interior, moral o estética, la misma que constituye el fin y el contenido de la
educación.
Su concepto sobre el trabajo es aristocrático y medieval, olvida que la civilización occidental
reposa totalmente sobre el trabajo. El trabajo no es una servidumbre, sino algo inherente al
hombre. El destino del hombre es la creación, y la creación es trabajo; el hombre se realiza en
el trabajo (Mariátegui, 1995: 113).
En el campo educativo llegó a plantear que el problema cen- tral era la educación de la
élite, mientras que Villarán explicaba que en los Estados Unidos la escuela primaria fue el
antecedente histórico de la secundaria, y el college (colegio), el precursor de la universidad.
Existían, por lo tanto, entre esos dos hombres, Villa- rán y Deustua, profundas divergencias
entre sus planteamientos generales y específicos.
De otro lado, Deustua sitúa el problema de la educación en un terreno puramente filosófico,
pero, como ya lo hemos afirmado, la educación no se la puede conocer ni resolver
prescindiendo de la realidad y de la historia concreta del país. Deustua es también indiferente
al análisis de las relaciones que existen entre educación y economía.
De 1900 a 1920 se dieron cuatro leyes orgánicas de instrucción y se nominaron varias
comisiones reformadoras de la educación, lo que nos demuestra algo ya varias veces
expuesto: En el Perú,

18
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

los planes educativos duran lo que dura el ministro o, máximo, lo que dura el gobierno, sin haber
existido una política de Estado en el campo educativo a lo largo de nuestro proceso
republicano, lo cual ha sido y es realmente lamentable.
Actualmente, en niveles de calidad educativa disputamos los últimos lugares a nivel
latinoamericano, así como en el fútbol profesional también disputamos la cola de la
clasificación para el próximo campeonato mundial.
Mientras tanto, hoy nos hablan de una “revolución silenciosa” en el campo educativo, la cual
es tan silenciosa que ha reducido nuestro Ministerio de Educación a ocupar los sótanos de un
museo y de una biblioteca.
Realmente, ¿qué más podemos decir? Los hechos hablan por sí solos. Ojalá tengamos
algún cambio en el futuro. Nuestros hijos y nietos nos lo agradecerían.
Unas palabras finales: ¿Qué rescatamos del pensamiento de Villarán y Deustua? Del
primero, reconocemos su talante demo- crático por sobre todo.
Además, destacamos su preocupación por la educación de los sectores medios y populares
de la sociedad, sin eludir la problemá- tica del sector indígena que hasta nuestros días no se ha
resuelto (recordemos que tenemos un 12% de analfabetos en el país desde hace 50 años).
También es digno de destacar su preocupación por la edu- cación técnica de acuerdo a las
necesidades del país, así como el deseo de implementar una educación basada en el avance
científico que va logrando el mundo, sin dejar de mencionar su permanente prédica a favor de
nuestro desarrollo económico. En suma, son varios los temas sobre los cuales tendemos que
seguir debatiendo en el presente y, seguramente, en el futuro.

19
TIPS DE INVESTIGACIÓN

En el caso de Deustua, encontramos un pensamiento muy conservador. Sin embargo, su


prédica permanente sobre la nece- sidad de incidir en los valores y los principios morales, a
nivel de los estudiantes, creemos que es algo que hoy día nos debe importar bastante.
Si observamos que en una encuesta se considera como perso- naje popular del año a una
conductora de televisión que basa su rating en el fisgoneo de los demás, o que haya
expresiones como “no importa si tal o cual gobernante robe si ha hecho o hace obra”, eso es
signo de que algo no está bien a nivel de nuestro imaginario colectivo nacional, y que nuestra
escala de valores ha sufrido serias modificaciones. Habría que pensar seriamente sobre ello.

BIBLIOGRAFÍA

• ALABADE, Pedro. Domingo Faustino Sarmiento Selección, notas biográficas y comentario


de Advertencia preliminar de Julio Jiménez Rueda. Imprenta Universitaria. México D. E.
1944. 255 pp.
• BARREDA LAOS, Felipe. Vida Intelectual del Virreinato del Perú. Imprenta de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Lima, 1964. 293 pp.
• CACUA PRADA, Antonio. «Don Andrés Bello, jurisconsulto universal» En: Hojas Universitarias,
Revista de la Universidad Central, N° 39, marzo. Vol. IV, pp. 85—110. Colombia, 1994.
• Colección Documental de la Colección documental de la in- dependencia del Perú

20
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

• Independencia del Perú. Obra de gobierno y epistolario de San Martín, volumen 1. (1974).
Lima. Talleres gráficos Cecil S.A., 575 pp.
• ENCINAS, José Antonio. Un ensayo de Escuela Nueva en el
Perú. Imprenta Minerva. Lima, 1932. 251 pp.
• FREIRE, Paulo. La educación como práctica de la libertad, 3a ed. traducción directa de
Lilián Ronzoni. Impreso en Talleres Gráficos «33» S. A. Montevideo 1971. 181 pp.
• GARCÍA Y GARCÍA, Elvira. Tendencias de la educación fe- menina, Correspondientes a la
misión social que debe llenar la mujer en América. Imprenta Nacional de Federico Barrionuevo.
Lima, 1908. 145 pp.
• GONZÁLEZ AGUDELO, Elvia María. Corrientes Pedagógi- cas Contemporáneas. Universidad
de Antioquia, Facultad de Educación. Medellín, 1999.123 pp.
• KAPSOLI, Wilfredo (Compilador). Peruanistas contemporá- neos. Editado por el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología. Lima, 1941. 150 pp. Lima. «Ley Orgánica de Educación
Pública N.° 9359» En: Revista de Educación, N.° 1, enero—abril, Tomo XV, pp. 31—149.
• LEGUÍA y MARTINEZ Germán Historia de la Emancipación del Perú: El Protectorado.(1 972).
Lima. Talleres de Artes Grá- ficas de Editorial Jurídicas. A. 546 pp.
• MAC-LEAN Y ESTENOS, Roberto. Sociología educacional del Perú. Librería e imprenta GIL S.
A. Lima, 1944. 485 pp.
• MARIÁTEGUI, José Carlos. Temas de Educación. 11 ed. Em- presa Editora Amauta S. A.
Lima, 1988. 183 pp.
• MARROU ROLDAN, Aurora «Vigencia de una propuesta educativa» En: Gaceta
Sanmarquina, Año 5, N» 22, junio. Lima, 1994.9 pp

21
TIPS DE INVESTIGACIÓN

• MARROU ROLDAN, Aurora y El pensamiento educativo de


Agusto Salazar Bondy
• VIDALON DEL CARPIO, Nelly. Informe de Investigación. Lima, 1991-192. 63h.
• MARROU ROLDAN, Aurora Historia de la educación peruana y latinoamericana, Editorial
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima 2008.
• MENDO ROMERO, José Virgilio Desde nuestras raíces, Maestros del Perú para la
educación del futuro. Editorial San Marcos. Lima. 2009.
• Convenio Andrés Bello. Pensamiento pedagógico de los grandes educadores de los
países del Convenio Andrés Bello (antología). Editorial Voluntad S. A. 1995
• PALOMINO THOMPSON, Eduardo Política educativa Perua-
na. Editorial SEDUCA. Lima 1997.
• REÁTEGUI CHÁVEZ, Wilson Rolando. La obra educativa de Toribio Rodríguez de Mendoza.
Monografía para optar el grado de bachiller en educación, Lima. 1966. 74 pp.
• SALAZAR BONDY, Augusto. En torno a la educación. Im- prenta de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Lima, 1965 238 pp.
• SALINAS RAMOS, (Compilador). Educación y Transforma- ción Social, Homenaje a Francisco
Paulo Freire. Editorial Laboratorio Educativo. Caracas, 1998. 252 pp.
• THORP, Rosemary y GEOFFREY Perú: 1890—1977, creci- miento y políticas en una
economía abierta. Mosca Azul edi- tores. Lima, 1985. 564 pp.
• VALCÁRCEL, Daniel. Historia de la Educación Colonial. Edi-
torial Universo. Lima, 1968. 245 pp.

22
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN

• VALCÁRCEL, Carlos Daniel.Breve Historia de la Educación Peruana. Librería Editorial


Minerva. Lima, 1975. 243 pp.
• VASCONCELOS, José Antología de Textos sobre Educación. Fondo de Cultura Económica.
México D. F., 1981. 306 pp.
• VEGA JIMÉNEZ, Elsa. José Martí Pensamiento Educativo (Páginas escogidas). 3a ed.
Talleres Gráficos de Litocencoa. Santiago de Cali, 1998. 162 pp.
• VELIT, Carlos. Reflexiones educativas. Impresiones Vicky.
Lima, 1990. 173 pp.
• VILLARAN, Manuel Vicente. «La educación nacional y la influencia extranjera» En: Revista
Universitaria, Órgano de la Universidad Mayor de San Marcos, Año III, Núm. 24, Octubre, pp.
105-130. Lima, 1908. 105-1 30 pp.
• WEINBERG, Gregorio. Modelos Educativos en la historia de América Latina. A-Z Editores.
Buenos Aires, 1995 297 pp.

23
TIPS DE INVESTIGACIÓN

24

Vous aimerez peut-être aussi