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“La bioética frente al paradigma de La fe y la

racionalidad: “una retrospectiva frente a los


tratamientos médicos con sangre en Testigos de
Jehová”

18 de abril de 2008

Por: Mauricio Rivera. Licenciado en Química, Universidad Distrital Francis-


co José de Caldas y estudiante de postgrado en Bioquímica Clínica, Pontificia
Universidad Javeriana.
“No toda acción es digna, a pesar de ser tomada autónomamente (como en
los casos de suicidio voluntario o en los atentados a la propia vida) y el ámbito
de la libertad que el médico ha de tutelar es el que se mueve en los márgenes de
la dignidad humana, la cual anterior al ejercicio de la libertad puede secundarla
o transgredirla”.1
No siempre para la sociedad es claro que la toma de decisiones, sea un
complejo sistémico que alberga entre otros, creencias religiosas, tradiciones cul-
turales, niveles de educación, estabilidad económica, normas y valores morales,
condición social, lineamientos legales y constitucionales. ¿Pero acaso es tan difícil
tomar una decisión? O, ¿es aun más difícil hacer respetar mi decisión, la de-
cisión que como ser autónomo, político, social, cultural, religioso, constitucional,
racional o de convicción tengo derecho a tomar? ¿Cuáles son los parámetros mín-
imos establecidos (si es que deben existir) que rigen la libertad de elección, una
elección autónoma sea cual fuere el caso? ¿Quién puede calificar o descalificar
mi decisión cuando mis principios ya sean racionales o de fe me obligan a actuar
de una forma determinada? ¿Acaso mi elección es menos legítima, que de la de
otro ser humano?
1 Tomado de Ferrrer Urbano en: Principios Metodológicos de las Decisiones Morales. De-

partamento de Filosofía de la Universidad de Murcia.

1
Realmente son muchos los planteamientos que emergen en mi mente al tra-
bajar la libertad de elección y cuándo ésta se convierte en un problema, cuándo
se violentan las creencias y se enfrentan con la ciencia y la racionalidad; sin
embargo es imposible mantener un equilibrio perfecto frente a las dinámicas del
ser humano y por ende resultan situaciones como la que pretendo presentar en
este escrito, en el cual, se pone en debate y tela de juicio la libertar de elección,
enmarcada en términos de la autonomía como principio de la bioética y repre-
sentada por el Testigo de Jehová (quien se rehúsa a tratamientos con sangre),
frente al principio de la benevolencia expuesta en la libertad que el médico ha
de tutelar en los márgenes de la dignidad humana como lo expone Ferrer Ur-
bano y representada por el común de la sociedad y de la institución prestadora
del servicio médico, que en la mayoría de los casos violan el principio de la au-
tonomía y juzgan de manera precipitada y con premisas poco fundamentadas
dicha elección.[1]
Los Testigos de Jehová, son una entidad religiosa, reconocida a nivel mundial
a través de su organización legal Watchtower Bible and Tract Society (WTS),
dicha organización de acuerdo con Muramoto viola la autonomía de sus inte-
grantes (los testigos de Jehová) al coaccionar sus decisiones frente a los tratamien-
tos médicos que requieren de sangre, ya que explícitamente mantiene un política
de penalización hacia los miembros que decidan aceptar sangre en sus tratamien-
tos médicos. [2]
Muramoto sugiere examinar “el control” que la WTS en manos de los an-
cianos de la congregación ejerce frente a la libertad de elección del paciente
Testigo de Jehová ante un tratamiento con sangre. Frente a esta petición Mu-
ramoto propone una política a la que él llama “la política de no preguntar y no
contar”.2
Dicha política sostiene, por un lado, que los parientes y/o ancianos de la
congregación del paciente Testigo de Jehová no pueden vulnerar la total confi-
dencialidad y privacidad del paciente y por tal razón no deben preguntar sobre
el tratamiento que de forma libre el paciente Testigo ha decidido seguir. Así
mismo, de forma recíproca, el paciente testigo no tiene la obligación o deber de
contar a sus familiares y/o ancianos de la congregación acerca del tratamiento
recibido, así se da total autonomía frente a la libertad de elección sin coacción
o penalización. [2]
Muramoto por consiguiente supone que la normatividad establecida por la
2 “don‘t ask - don‘t tell policy”

2
WTS puede ser modificada así como se han modificado políticas religiosas en
cuanto a las relaciones sexuales maritales, las cuales eran concebidas pecaminosas
hacia la década de los 70‘ cuando se afirmaba que la finalidad del coito sexual
era la reproducción y no la satisfacción sexual por parte de los cónyuges, ellos
podían caer en pecado al concebir deseos sexuales aun con su pareja.3 Hoy en día
dicha situación que terminaba en fraccionamiento familiar (divorcio), fue anal-
izada mediante la consulta de las sagradas escrituras y replanteada al considerar
los deberes maritales por parte de la mujer y del hombre.4
Respecto al caso de relaciones sexuales entre cónyuges, que presentaba am-
bivalencia entre lo dictaminado en el antiguo testamento y el nuevo testamento
de las sagradas escrituras, es imprescindible aclarar que en ninguno de los ver-
sículos citados de la biblia, se plantea la transfusión de sangre y los tratamientos
con sangre en humanos como una prohibición, sino que la WTS asume que dichos
procedimientos atentan y transgreden los mandatos divinos puesto que la sangre
simboliza la vida y su uso era frecuente en el Tabernáculo (templo de adoración)
como ofrenda a Dios y restringido explícitamente a toda la comunidad.5
De allí que se plantean abiertamente las preguntas: “¿Qué es más importante,
adherirse a la verdad bíblica ó a la verdad bíblica como la enseñan los Testigos
de Jehová? Y ¿Es cierto que el testigo de Jehová prefiere optar por rechazar
el tratamiento con sangre como resultado de las posibles penalizaciones que
ejercerían sobre él?
Mientras el paradigma de la lógica de las decisiones por fe o convicción
permite la discusión en torno a la legitimidad de la elección, Donald T Ridley
asegura que todos los seres humanos tenemos la capacidad de divulgar nuestras
ideas, sin embargo constituye un abismo el que toda la comunidad las asuma
y las acepte. En concreto Donald afirma que no es posible construir normas
y reales para satisfacer las necesidades de cada miembro religioso, pero cada
miembro tiene completa libertad de elección sin coacción. [3]
Sin embargo respecto a la privacidad o política propuesta por Muramoto,
Donald, deja ver claramente que en ningún momento es misión de la WTS
o de los ancianos de la congregación instar o coaccionar frente la libertad de
elección del paciente Testigo de Jehová ante un tratamiento con sangre, como
tampoco el sancionar. Lo que sí está claramente establecido por dicha comunidad
3 La Biblia de Jerusalem. Génesis, Capítulo 3, versículo 16.
4 LA Biblia de Jerusalem. Efesios Capítulo 5, versículos 22-33.
5 La Biblia de Jerusalem. Génesis, Capítulo 9, versículos 4-6; Levítico, Capítulos 3, versículo

17, Capítulo 7, versículos 26 y 27, Capítulo 17, versículo 10-14; Hechos, Capítulo 15, versículos
28 y 29.

3
es el mandato divino y la posición que debe tomar la organización frente al
incumplimiento de la norma.
La posición racional de Muramoto, de modificar el mandato (sugiere un
cambio de forma y no substancial de la filosofía) en cuanto al manejo de la
sangre, no es válida frente a la WTS puesto que la mirada de la situación de
dicha organización es netamente religiosa y de creencia fundamentada en la
fe. Para la WTS infringir los mandatos divinos sean cuales fueren, es infringir
la ley de Dios, y el desobedecer dicha ley sólo acarrea la total desaprobación
del creador (antítesis a lo que se espera de un ser que adopta como estilo de
vida el atender a cabalidad con los mandatos divinos). En otras palabras no
es un cambio de forma sino una reestructuración inaceptable de los pilares que
sustentan la filosofía de los Testigos de Jehová.
Sin embargo la decisión de no aceptar un tratamiento con sangre por parte de
un paciente Testigo de Jehová adulto “aunque de ello dependa su vida” (vista
desde lo racional y no religioso), no crea siempre mayor controversia que la
que acarrea dicha situación en un menor de edad cuyos padres son Testigos de
Jehová.
En una situación como ésta se ponen en tela de juicio el principio bioético de
la autonomía reflejada en la libertad de elección por parte del menor de edad,
los derechos que ejercen los padres del menor como benefactores y protectores
del mismo, el derecho a la vida, la justicia puesto que se ponen en tela de
juicio el derecho a la libertad de culto (establecido por la constitución) y lo
que ello acarrea en la filosofía y estilo de vida, con respecto a la posición de
beneficencia por parte de la comunidad médica y la sociedad en general que
desde su filosofía racional no aceptan dichas posturas y pretenden derogarlas
haciéndolas secundarias y no iguales en relación a las demás propuestas, en
otras palabras, sucumbiendo a la generalización de situaciones, eliminación de
variables y declaración “arbitraria” por no decir subjetiva de decisiones. [4]
Al respecto, investigadoras como la Dra Debra Craig de la Academia Amer-
icana de Pediatría ó como la Dra Alina Mercedes Macias, sugieren que un o
una menor de edad estará en la capacidad de tomar una decisión madura en
cuanto presenta la habilidad de hablar hipotéticamente, es decir, sea capaz de
establecer los alcances y limitaciones de su decisión, cuando después de escuchar
las partes, declara continuar con su decisión y argumente el porqué de ella, aun
sabiendo las consecuencias que podría arrojar. Conforme con lo expuesto ante-
riormente, estoy convencido que es imposible dejar en manos de un menor de
14 años el futuro de su vida, puesto que su nivel de abstraccion es subjetivo y

4
responde a intereses particulares y de corto plazo. [5]
Es aqui donde el debate entre lo racional expuesto por el componente médico
en cuanto al que hacer o hasta donde llegar cuando peligra la vida de un paciente,
se enfrenta con la creencia del familiar testigo de Jehová, que como benefactor
del o de la menor espera sea respetado su dogma.
Entonces, como he tratado de indicar se presentan hasta el momento dos
situaciones: una con un paciente adulto Testigo de Jehová que en ejercicio de
sus facultades se le puede vulnerar su principio de autonomía por presunta
coacción (aunque yo lo llamaría inconformidad de creencias), y el de un o una
menor de edad que elige seguir o no con un tratamiento de sangre aunque de
ello dependa su vida (aquí se abren dos categorías, cuando él o la menor rehúsa
el tratamiento en concordancia con sus padres, ó cuando él o la menor acepta
el tratamiento médico en contra de la decisión de sus padres a cuyo respecto yo
añado el respaldo a la decisión del o de la menor de edad).
Sin embargo, la discusión del que hacer cuando peligre la vida, que hasta el
momento he planteado trasciende a niveles aun más complejos: el de la fe y la
racionalidad. Es aquí donde mi discurso adquiere mayor sentido y se traslada
a niveles éticos y morales donde un órgano llamado comité de ética no sólo
establece si llevar a la corte o no un caso de paciente Testigo de Jehová para
que sea, dicho estamento (el cual vigila y hace cumplir la ley), el que tome la
decisión “correcta”, sino que además entra a contrastar, analizar y debatir la
norma “divina” fundamentada en las creencias religiosas frente a la legislación
actual que se cimienta en un pensamiento racional.
En consecuencia, la habilidad de elegir apropiadamente, radica en tener pre-
sente cada uno de los elementos que sustentan a cada una de las posiciones en
conflicto, es decir, debemos indagar en cuanto a la importancia de mantener
y validar una postura y/o rechazar la otra. No se puede por ningún motivo
tomar una decisión basándose en deseos, conjeturas preliminares, creencias o
constructos personales, sino que por el contrario la decisión debe ser sustentada
y objetiva, producto de la discusión y reflexión donde las partes protagonistas
defienden sus ideales y los hacen respetar. [6]
En ciertas ocasiones, se ha llevado a la corte casos de pacientes Testigos
de Jehová (menores de edad) y en ellos se ha decidido por un lado invalidar
o inhabilitar la decisión del familiar o del Testigo de Jehová mismo y amparar
el dictamen del comité ético del centro o institución prestador del servicio de
salud, quien asegura que es imprescindible, para salvar la vida del paciente,
recurrir a un tratamiento con sangre. En otros, por el contrario (cuando el

5
paciente Testigo de Jehová es mayor de edad) se invalida el concepto del comité,
haciendo legítima la decisión autónoma del paciente y dejando en términos de
creencias y fe su vida.[7]
No obstante en términos de salud, creo pertinente advertir que el que una
corte deba fallar a favor del tratamiento con sangre en un paciente Testigo de
Jehová, e invalidar su decisión fundamentada en la fe, hace responsable a la
ciencia. En particular hago una crítica radical en este punto (la responsabili-
dad de la ciencia), en lo que se refiere al avance tecnológico y científico al no
incursionar en la invención de nuevos métodos que posibiliten el legitimar la
autonomía del paciente y satisfacer el pensamiento racional de la comunidad
con nuevas alternativas medicas en tratamientos sin sangre.
En ocasiones aunque existan nuevos tratamientos en los que no se hace nece-
sario el uso de sangre, es la negligencia del centro prestador del servicio vincular
a sus empleados a estos nuevos programas e invertir en nuevos equipos que
fundamentan dichos tratamientos. [7]
Durante los últimos años, diversos paises se han acogido a nuevos programas
y tecnologias que brindan no sólo a pacientes testigos de Jehová, sino a la co-
munidad en general estrategias alternativas a las transfusiones y tratamientos
con sangre. Desde procesos sencillos, seguros y eficaces, han implementado una
nueva linea de investigacion en este campo y propuesto mecanismos tanto para
incrementar el volumnen de eritrocitos o globulos rojos (como la eritropoyeti-
na “EPO”) producidos por la medula osea, hasta técnicas puntuales de tipo
anestesico y de control de niveles de presión arterial. [8]
Las estrategias alternativas tambien avocan a técnicas de reciclaje durante
la intervención o cirugia que puedan “salvar” ó “recuperar” la sangre del mismo
paciente, es decir, la reinserción de sangre del paciente por perdida de la misma
en cirugia, evitando el acudir a bancos de sangre. Un ejemplo de ello es el uso
del “Cell Saver”, un sistema que limpia y regenera la sangre y luego la bombea
de regreso al cuerpo.
Por tal razón la responsabilidad de elección frente a la vida atañe responsabil-
idades compartidas de investigación, innovación y comprensión de las dinámicas
sociales y de los diferentes pensamientos que desde la racionalidad o la fe surgen
como respuesta o argumento del cómo actuar con un paciente Testigo de Jehová
cuando éste es menor de edad, o es adulto, o cuando su vida depende de la
decisión que se tome.
Concluyendo, la problemática de Testigos de Jehová es compleja y abor-
da la contraposición de los principios bioéticos de autonomía y beneficencia, la

6
racionalidad y la fe se enfrentan en términos de libertad, justicia, normatividad,
en el plano de la ciencia y la tecnología, las dinámicas sociales, las tradiciones y
creencias, la cultura y la libertad de culto, el suicidio identificado o el homicidio
intencional. Entiendo y comparto las premisas que “vivimos en una sociedad
democrática y multicultural (pluralista), integrada por personas de muy distin-
tas cosmovisiones, credos e ideologías, en el que "todo ser tiene derecho a tomar
las decisiones que lo atañen en concordancia con sus convicciones" (Miguel H.
Kottow) y "la aceptación de una sociedad pluralista consiste en el respeto de la
moral de los otros" (José L. L. Aranguren). Ya que ser pluralista "es tener con-
ciencia de la pluralidad y comportarse en consecuencia" (Jorge R. A. Vanossi),
es claro que el dictamen y las sentencias deben responder a estas premisas. [9]
No sé si conteste las preguntas que plantee al inicio de este ensayo pero
lo que si me queda claro es que presiento que las nuevas teorías y modelos
racionales que sustentan el pensamiento contemporáneo pretenden aplastar el
modelo basado en la fe y definitivamente este es un ejemplo fehaciente de lo
que describo. Tengo claro que es responsabilidad del paciente Testigo de Jehová
adulto en completo uso de sus facultades y capacidades el responder y velar
por su vida, de elegir o no el uso de sangre en su tratamiento médico, pero me
inquieta aun la situación en un paciente menor de edad, me pregunto si puede
existir una persona más apta o competente que los propios padres de un o una
menor los que en un momento dado decidan por su existencia y su futuro, o si
acaso un ente desconocido puede derogar dicha decisión.

Referencias
[1] Urbano FS. Principios metodológicos de las decisiones morales. Cuader-
nos de Bioética Departamento de Filosofía de la Universidad de Murcia.
2001;XII:321–328.

[2] Osamu M. Bioethics of the refusal of blood by Jehová‘s Witnesess: Part 3. A


proposal for a Do not ask, Do not tell me policy. Journal of Medical Ethics
Health Module. Dec 1999;25, 6:463.

[3] Donald R. Jehová Witnesess refusal of blood: obedience to scripture and


religious conscience. Journal of Medical Ethics Health Module. Dec 1999;25,
6:469.

7
[4] Ximena VV. El Derecho a la Vida y la Negativa de terapias que contemplen
transfusiones sanguíneas: Testigos de Jehová. Presentada a la Universidad de
Chile. Facultad de Derecho. Departamento de Derecho Civil para obtención
del grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales.; Santiago; mar.2001.
107.

[5] Macias, Alina Mercedes. El Consentimiento Informado en Pediatría. Revista


Cubana de Pediatría. v 78. n 1. Ciudad de la Habana enero marzo 2006.;.

[6] Romeo-Casabona CM. Los testigos de Jehová y el rechazo de las transfu-


siones de sangre. JANO; Marzo. 1995.

[7] Bible WT, of New York TS. La familia su cuidado y protección: tratamiento
médico para testigos de Jehová.; New York; 1995. 120 p.. .

[8] Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania. Estrategias Alterna-
tivas a las Transfuciones. Video VHS. USA. 2002;.

[9] Blanco, Luis Guillermo "Testigos de Jehová y las transfusiones


de sangre". En Linea. Diario El Litoral. 19 septiembre 2007.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2007/09/19/opinion/OPIN-
02.html.;.

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