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Celos que matan pero no una caída en la ducha

tanto. esas son caídas fatales, me entiendes


Teresa Calderón un remedio de más o equivocado, te fijas
un accidente casero cualquiera tiene en la
Ya había visto sus ojos en los tuyos vida:
que no me miran que se mueren por arreglabas un enchufe
verla. Y ¡oh, sorpresa, Fiat Lux!, me
comprendes
Era un desliz definitivo. o el cuchillo de la cocina guardado dentro
de la cama
Desde un bolsillo de secretos
o el gas lento pero seguro, no olvidemos.
un nombre de mujer
Por eso, cuídate mejor que te encuentre
tu letra un número la prueba final confesado
en la estructura mítica del héroe oleado, sacramentado todo si te descubre
-consultar Villegas, Juan- amadísimo héroe.
desde el bolsillo
esa mujer ese cuerpo de tus delitos. En esta guerra sangrienta
las matemáticas están claramente de tu
Mañana marcaré ese número. parte
Repetiré la operación yo soy una y una no es ninguna
hasta dar con la palomita. antes una ventaja así no cabría más
Pienso decirle que deponer las armas con las que no
cuento
menos cosas de las que pienso.
y saludarlos con mis mejores deseos:
Pero a ti, te lo advierto
que sean tremendamente infelices que se
nos encontraremos los tres
pudran.
y sean cuales fueren los resultados te lo
Quiero que reciban periódicamente
prometo
a la cigüeña cargada de imbunches
habrás un muerto en la familia, querido
mío. que no falten al himeneo las reinas de la
muerte
las parcas de infalibles tijeras
Todos mis sentidos están alerta. Dije
todos ¡Oh, Mnémesis, diosa fantástica de la
ventaja!
Menos el sentido del humor.

Cuídate de mí, maldito,


porque te amo.

Más vale que te cuides. Tú sabes

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