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Sus primeras doctrinas aparecen cuando nace la filosofía en las sociedades esclavistas
de la India, China y Grecia antiguas, varios siglos antes de nuestra era, debido al
progreso de los conocimientos científicos en astronomía, matemáticas y otras ciencias.
El rasgo común del materialismo antiguo, en muchos aspectos todavía ingenuo (Lao-tse,
Ian-chu, Van Chun, escuelacharvaka, Heráclito, Anaxágoras, Empédocles, Demócrito,
Epicuro y otros), estriba en reconocer la materialidad del mundo, su existencia
independiente del espíritu humano. Sus representantes se esforzaban por encontrar en la
diversidad de la naturaleza un primer principio común a todo lo existente y a todo lo
que ocurre (Elemento). Fue un mérito del materialismo antiguo el haber ideado la
hipótesis de la estructura atómica de la materia (Leucipo, Demócrito). Muchos
materialistas de la Antigüedad eran dialécticos espontáneos. No obstante, algunos de
ellos no establecían aún una delimitación precisa entre lo físico y lo psíquico, atribuían
propiedades psíquicas a toda la naturaleza (Hilozoísmo). En el materialismo antiguo, el
desarrollo de las tesis materialistas y dialécticas se combinaba aún con la influencia de
la ideologia mitológica.
La conexión orgánica que existe entre todo materialismo y el ateísmo se manifestó con
singular relieve en los materialistas franceses del siglo XVIII. En el desarrollo de esta
forma de materialismo el punto culminante -en Occidente-, corresponde al materialismo
«antropológico» de Feuerbach. Al mismo tiempo, en Feuerbach se hace más patente el
carácter contemplativo propio de todo el materialismo premarxista. En Rusia y en otros
países de la Europa Oriental, dan un nuevo paso en el desarrollo del materialismo los
demócratas revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX con su filosofía (Belinski,
Herzen, Chernishevski, Dobroliúbov, Márkovich, Botev, y otros); se basaban en la
tradición de Lomonósov, Radíshchev y otros, y en varios aspectos se elevaron sobre el
estrecho horizonte del antropologismo y del método metafísico.
En la segunda mitad del siglo XIX el materialismo en sus formas maduras resultó
incompatible con los estrechos intereses de clase de la burguesía. Los filósofos
burgueses acusan al materialismo de amoral, de no comprender la naturaleza de la
conciencia y lo identifican con las variedades primitivas del primero. Algunos de ellos,
sin embargo, aunque rechazan el ateísmo militante y el optimismo cognoscitivo, se han
visto obligados a admitir, con vistas al desarrollo de la producción y de la ciencia
natural, ciertos elementos de la concepción materialista del mundo. Por otra parte no
han sido pocos los científicos que, declarándose idealistas, desentendiéndose al modo
positivista «de toda filosofía», en las investigaciones científicas especiales han
mantenido de hecho posiciones materialistas (por ejemplo, el materialismo histórico-
natural de Ernst Haeckel y de Ludwig Boltzmann). En cuanto a los hombres de ciencia
avanzados de nuestro tiempo, es característica la evolución en el sentido de pasar del
materialismo científico-natural al materialismo consciente y, en última instancia, al
materialismo dialéctico (Langevin, Joliot-Curle, Kotarbinski, lanaguida, Lamont y
otros).
Una de las particularidades que ofrece el desarrollo del materialismo dialéctico estriba
en enriquecerse con nuevas ideas gracias a la crítica tanto de las formas actuales dél
idealismo como de los puntos débiles de las teorías formuladas por los naturalistas
materialistas. El actual desarrollo de la ciencia requiere que los naturalistas se
conviertan en partidarios conscientes del materialismo dialéctico. Por otra parte, el
desarrollo de la práctica histórico-social y de la ciencia condiciona el ulterior progreso
de la filosofia del materialismo.
3ª FILOSOFÍA