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Introducción

En los años 70 surge, en Italia y Francia, una corriente feminista llamada “feminismo de la
diferencia”. Los dos textos trabajados en clase, Yo, tu: Nosotras, de Luce Irigaray y el Manifiesto
Rivolta Femminile, surgen dentro de esta corriente. Este grupo encuentra su origen en el feminismo
radical pero considera de vital importancia la ruptura con el feminismo socialista y la forma ideológica
heteronormativa. Asimismo, consideran que deben desvincularse de la lucha de clases, propia del
feminismo socialista, porque no tiene en su agenda la opresión de la mujer.

Las diversas corrientes feministas que analizamos previamente en la materia se centraban en la


búsqueda de la igualdad de géneros. Frente a estos sucesos, Rivolta Femminile decide escribir un
manifiesto donde se postula en contra de esta igualdad. Luce Irigaray, por su parte, también cuestiona
este concepto, y ambas pondrán en el centro de la escena a la diferencia sexual. Asimismo, consideran
que el sujeto de la lucha feminista no es ya la mujer o las mujeres, sino el feminismo y las mujeres
dentro del mismo.

Problemas o perspectivas teórico-conceptuales presentadas en el texto por el/la autor/a


Para las autoras en cuestión, la igualdad con el otro sexo no hará nada más que profundizar la
opresión hacia las mujeres por inmiscuirse en un mundo cultural con valores meramente masculinos.
En el contexto que atraviesan consideran que la mujer, lejos de identificarse con el hombre debe
diferenciarse del mismo. Compararse, además de resultar utópico, conllevaría un retroceso que
eliminaría todo tipo de posibilidad de liberación. Por el contrario, la mujer debe expresar su sentido de
existencia, presentarse como sujeto sexuado femenino, no rechazando al hombre pero sí a su rol
absoluto y autoritario.
Como solución, proponen el concepto de diferencia sexual como concepto político opuesto a la
igualdad. Es esta diferencia sexual la que hará posible la liberación de la mujer. La carencia de la
diferencia sexual hace evidente el dominio de una parte de la humanidad sobre otra, por presentarse
como cultura sexual pretendidamente universal. La cultura se encuentra reducida a un solo polo de
identidad sexual. La diferencia sexual implica la definición de los valores de la pertenencia a un
género, siendo aceptables para cada uno de ellos. De esta forma, y según Irigaray, la diferencia sexual
busca reequilibrar el poder de un sexo sobre el otro devolviendo los valores culturales a la sexualidad
femenina.
La condición de la diferencia sexual es el autoconocimiento, la autoconciencia y el afidamento.
Encuentra en ellos las formas estratégicas de no reconocer el patriarcado y, por ende, hacer frente a la
opresión de la mujer.
De esta forma, recurren a la autonomía ya que no buscan integrarse en el sistema porque eso implicaría
acceder a derechos otorgados por el otro sexo, que dejan sin poder a la mujer. No buscan conseguir
derechos que provengan de una institución patriarcal. Para oponerse a estas instituciones, encuentran en
la autoconciencia una manera de ver el mundo que permite otra forma de interpretarlo, a través de
pensarse entre mujeres en grupos de autoconcientización. En dichos grupos buscan su autonomía de la
familia, los partidos, los sindicatos y las uniones. De estas experiencias surge el afidamento, es decir, el
amor, amistad, la confianza y el dejarse aconsejar y dirigir entre mujeres1.

El sujeto que debe llevar a cabo esta lucha no es ya la mujer o las mujeres, sino el feminismo y las
mujeres dentro del mismo. La mujer niega su sexo y género, pues así la ha educado la cultura. Esto es
así porque la mujer es una construcción realizada por el hombre y sólo puede ser consciente de sí
misma en los marcos del feminismo donde se ejerce la autoconciencia y el afidamento. En la lucha por
la liberación femenina, este sujeto debe desarrollar y construir una nueva identidad de la mujer. Una
mujer que sea tal por excelencia y no que se constituya en una identidad donde la maternidad se
establece como disyuntiva excluyente.
Frente a este panorama, las mujeres deben luchar contra la cultura masculina, superar la pérdida de la
identidad subjetivamente sexuada. Cuestionan el ámbito de la familia, conformada en principio por el
matrimonio. Esta unión llevada a cabo por una institución heteronormativa subordina a la mujer a su
rol de madre así como también la estipula como un bien traspasable de un hombre a otro hombre
responsable, estableciendo una pérdida de identidad propia de la mujer. Su rol de madre establece una
identidad disyuntivamente excluyente. Se deben transformar los valores socioculturales y luchar por la
reivindicación y el reconocimiento de los derechos sexuados equivalentes pero diferentes a la vez.
Construir una genealogía femenina.

Al mismo tiempo encuentran una necesidad de construirse en una historia donde las mujeres
permanecen ausentes. Se enfocan hacia la construcción de una historia femenina, con derechos de la

1
No creas tener derechos. Colectivo de la Librería de Mujeres de Milán.
mujer como el aborto libre y la libre sexualidad así como también la existencia de su propio lugar con
voz propia.

Balance crítico o discusión del texto (puede realizar sólo una de las dos, o ambas)
Esta sección es la más personal: aquí se presentan y discuten los puntos o cuestiones considerados
críticamente (los evaluamos: son más fuertes, más débiles, menos logrados, etc.) y se fundamenta el
posicionamiento propio. Se relaciona o compara el texto con otros (explicitados), se presentan y
analizan las fallas argumentativas o las cuestiones no tratadas. Esto puede hacerse partiendo de
algunas citas textuales (no más de tres) que consideremos centrales en el texto.

Conclusión
En un breve párrafo reponga los puntos centrales de la reseña, destacando el punto de vista propio, o
los ejes centrales del texto.

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