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RODRÍGUEZ DE MENDOZA DE
MENDOZA DE AMAZONAS
Ciclo: VI
Integrantes:
Campos Ocampo, Sheyla
Inchaustegui Llaja, Josue
Llaja Alvarado, Cynthia
Puerta Guiop, Ruben
Zuta Cuenca, Ivan
Chachapoyas – Amazonas
2011
PRESENTACIÓN
LOS ESTUDIANTES
Origen, Ubicación Geográfica
y Expansión De Los
Chachapoya(S)
SERRANIZACIÓN DE LA SELVA
Postulamos que aquella penetración de andinos a la región de los Andes Amazónicos puede
ser explicada por la imperiosa necesidad, que asistía tanto a cordilleranos como costeños,
de ampliar su frontera agraria en razón de la creciente tasa demográfica que
experimentaban. De esta premisa se desprende que en los espacios cordilleranos, tanto
como en los costeños, imperaba el flagelo de la sobrepoblación, fenómeno que sobrevive
cuando la capacidad de sustento de un territorio es deficitaria en relación a los
requerimientos de quienes lo habitan. En otras palabras, cuando se hace presente el
fenómeno que calificamos de desequilibrio ecológico.
Ciertamente, al llegar los españoles en el siglo XVI, si bien el territorio del Inkario
ocupaban un área extensa, estimada en unos 2 millones de km2, solo sustentaba a una
población que no debió sobrepasar los 15 millones de habitantes, y que según otros
cálculos no alcanzaba ni aun los 2 millones de almas (Cook 1981; Kubler 1946;
Rosenblat 1954; Rowe 1946).
Con todo, una comprobación del desequilibrio ecológico que reinaba en el antiguo Perú
no requiere acudir a cifras poblacionales, que no sólo son en extremo difíciles de calcular
sino que constituyen toda una quimera debido a las fluctuaciones permanentes que
experimenta la tasa demográfica. Los testigos, que de modo objetivo e irrefutable ponen
en evidencia que el Perú antiguo estaba sobrepoblado, están representados por las
múltiples técnicas ideadas y aplicadas con el exclusivo fin de superar la situación
adversa y producir la cuota de alimentación indispensable a la existencia. La producción
agrícola en andenes o terrazas de cultivo permitía, por ejemplo, el aprovechamiento de
las erosionadas laderas cordilleranas; mientras que, en los valles costeños, las obras de
ingeniería hidráulica eran imprescindibles para ampliar la frontera agraria en áreas otrora
desérticas. Éstas y otras técnicas relacionadas con el cultivo no fueron, sin duda, el
resultado de afanes deportivos: comprueban, sin dejar lugar a discusión, que el peruano
ancestral debió valerse de diversas estrategias en su lucha para incrementar la
producción de los comestibles al ritmo del aumento demográfico.
- Estrategias varias para superar el flagelo: las técnicas empleadas para aumentar la
producción de los campos de cultivo sólo corresponden a una parte de las estrategias
dirigidas a superar el problema alimenticio. Una producción estable y aún creciente de los
alimentos, que marchase pareja con la demanda impuesta por una tasa demográfica en
aumento, exigía también el concurso de una estructura socio – económica, y aún
religiosa, apropiada a la superación del desequilibrio ecológico en el que se debatan los
antiguos peruanos. En primer lugar debía regir un tipo de administración centralista y
férrea. El desequilibrio ecológico que afloró desde los pasos iniciales de la agricultura en
su forma avanzada, hace unos 4 000 años, condujo al “temprano surgimiento en el Perú
de los sistemas socio – políticos complejos” planteados por Rosa Fung (1982), en otras
palabras, a la aparición de las clases sociales en su forma definida (Kauffman Doig 1980,
p.82 + gráfico, 1996a). en efecto, la presencia de una clase dirigente pudo dar lugar a que
se construyera complejos arquitectónicos como Caral, que data de esa etapa de los
albores de la civilización peruana. Sus miembros recurrieron a recursos vrios para
conseguir que sus órdenes fueran acatadas. Debieron emplear las argucias que les
permite la magia, más otras estratagemas, para imponerse. Por ejemplo, la arquitectura,
caracterizada por su forma monumental, que obligaron a levantar con increíble
despliegue de esfuerxo y laboriosidad, debió ser ideada por las élites para entronizar su
autoridad. Su función era el servir de centros de poder político y administrativo de la
producción de loa alimentos, a la par que se desempeñaban como sedes desde donde
ejecutaban los rituales y el culto, dirigidos a exorcizar las catástrofes atmosféricas, como
las que acarrea el fenómeno de El Niño, las que se suponía estarían regidas por una
especie de Dios del Agua. (Kauffman Doig 1996a).
Confirma esa amplia extensión del territorio de los Chachapoya(s) la presencia de un estilo
arquitectónico de características específicas. Y dan fe de ello, igualmente, las noticias
históricas tempranas. Así, por ejemplo, el Inca Garcilaso de la Vega (1609) señala que el
territorio de los Chachapoya(s) era tan extenso que “pudiéramos llamar reino, porque tiene
más de cincuenta leguas de largo por veinte de ancho”. La legua correspondía, por
entonces, a cerca de 5 kilómetros, que era la distancia promedio recorrida en una jornada de
viaje. La referencia del Inca Garcilaso, que incluye en el territorio que ocupaban los
Chachapoya(s) a Moyobamba, debe tomarse con cautela. Al parecer, Garcilaso de la Vega
citó esta toponimia con la intención de referirse a los espacios ocupados por los
Chachapoya(s) en los sectores altos de las cuecas del Abiseo y Huabayacu –
Huallyabamba, que hoy corresponden al departamento de San Martín y donde en efecto
menudean restos culturales Chachapoya(s); o tal vez a las incursiones beligerantes
conducidas de tropas incaicas que se internaban en el área de Moyobamba durante las
postrimerías del Incario.
Moraban los Chachapoya(s) en un territorio que siendo cordillerano por su relieve está
cubierto por una densa floresta tropical de neblina. Es por esta razón que los observadores
profanos se refieren en términos imprecisos como “Montaña”, “Alta Amazonía”, “Ceja de
Selva”, etc. a lo que definimos como Andes Amazónicos o en su defecto de Alta Amazonía.
Los Andes Amazónicos corresponden al flanco oriental de la cordillera de los Andes, que
estuvo cubierto, originalmente, por una densa vegetación tropical. A lo largo del proceso de
deforestación al que lo sometieron los agricultores Chachapoya(s) con el fin de ganar
nuevas tierras de cultivo, el paisaje primigenio fue transformándose en uno semejante al que
presentan los páramos andinos. Aún quedan relictos, que precisamente dan fe de lo
expuesto. Naturalmente que en los barrancos donde la roca asoma desnuda a la superficie,
la vegetación boscosa es inexistente.