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El lóbulo frontal es una de las partes del cerebro más estudiadas y más
interesantes desde el punto de vista de la psicología, la neuropsicología y
las neurociencias en general. No sólo es conocido por el hecho de ser el lóbulo
más grande en el encéfalo humano, sino también por las importantísimas
funciones y capacidades cuya existencia debemos a esta estructura. ¿Qué
capacidades son estas?
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Básicamente las funciones del lóbulo frontal son todas aquellas que atribuimos
exclusivamente a los seres racionales, con criterio propio, con la posibilidad de
actuar según estrategias complejas y bien preparados para vivir en sociedades
muy grandes.
Sin embargo, el papel del lóbulo frontal va más allá de ser un conjunto de
neuronas y glía que permite pensar a largo plazo. Exploraremos su potencial en
las siguientes líneas.
A pesar de que se le puede considerar una de las muchas partes del cerebro, hay
que tener en cuenta que los lóbulos frontales no trabajan por sí solos, y que sólo
cobran sentido como estructura cerebral cuando trabajan coordinadamente con el
resto del encéfalo.
Ahondando en detalles
Suele decirse que el lóbulo frontal es la parte del cerebro que más nos
diferencia del resto de animales. Si bien es cierto que el cerebro de nuestra
especie es distinto a los del resto en muchos más aspectos que afectan a su
globalidad, esta afirmación es, en parte, verdadera.
¿Por qué? Porque nuestros lóbulos cerebrales no son sólo los más grandes
proporcionalmente, sino también los únicos que hacen posible la existencia una
gran variedad de funciones y capacidades únicas.
Los lóbulos frontales del cerebro destacan especialmente por el hecho de estar
muy involucrados en las llamadas funciones ejecutivas. Estas funciones son las
que asociamos a la cognición y la toma de decisiones: el uso de la memoria, la
planificación, la selección de objetivos, y la resolución de problemas específicos
que tienen que ser abordados focalizando la atención en aspectos concretos.
En líneas generales, puede decirse que el lóbulo frontal de cada hemisferio sirve
para convertir la información sobre el entorno en materia a partir de la cual
decidir lo que se hace y diseñar un plan de acción para intervenir sobre lo que
nos rodea. De algún modo, es la parte del cerebro gracias a la cual dejamos de
convertirnos en sujetos pasivos para pasar a ser agentes activos, con capacidad
para cambiar cosas respondiendo a unos objetivos concretos elegidos por
nosotros a partir de lo que hemos ido aprendiendo.
Por supuesto, todo esto no lo hace solo. Es imposible entender cómo funciona
el lóbulo frontal sin saber también cómo funcionan otras estructuras del
cerebro, de las que no sólo recibe información sino que además funcionan
coordinándose con este en tiempo real y a una velocidad vertiginosa. Así, por
ejemplo, para iniciar una secuencia de movimientos voluntarios, el lóbulo frontal
necesita que estén activados los ganglios basales, relacionados con la ejecución
de movimientos automatizados fruto de las experiencias pasadas y la continua
repetición.
Meta-pensamiento
Es decir, la capacidad para pensar en abstracto sobre cosas que sólo están
presentes en nuestra imaginación, ya que no evocamos por el hecho de estar
siendo registradas por nuestros sentidos en ese momento determinado. También
es importante hacer notar que este tipo de pensamiento puede tener varios grados
de abstracción, lo cual incluye la posibilidad de pensar en cómo pensamos. Es en
este tipo de procesos en el que intervienen las Terapias Cognitivo-Conductuales.
Lesiones en ciertas partes del lóbulo frontal hacen que la memoria de trabajo
se vea afectada. Esto significa que el lóbulo frontal tiene un papel a la hora de
mantener en un tipo de memoria "transitoria" información relativa a un problema
que debe ser resuelto en tiempo real, y que una vez solucionado este perderán su
valor.
Planificación
La zona orbital del lóbulo frontal (es decir, la zona inferior de este, que queda
cerca de las órbitas de los ojos) está en constante relación con los impulsos que
vienen de la zona del sistema límbico, la estructura en la que se originan las
emociones. Es por eso que una de sus funciones es amortiguar los efectos de
estas señales, para evitar que ciertos arrebatos emocionales e impulsos que
requieren ser satisfechos cuanto antes entorpezcan los planes cuya meta está
situada a largo plazo. En definitiva, todo esto facilita el autocontrol.
Cognición social
1. Corteza motora
La corteza motora está situada justo al lado de la fisura de Rolando, y por lo tanto
recibe muchas información proveniente del área somatosensorial que se
encuentra justo al otro lado de esta "frontera", en el lóbulo parietal.
Es en esta zona donde se originan gran parte de los impulsos nerviosos que
bajarán por la espina dorsal para activar músculos concretos.
2. Corteza prefrontal
3. Área de Broca
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De hecho, resulta tan crucial a la hora de realizar con éxito varios procesos
mentales que es prácticamente imposible hablar sobre esta parte del
cerebro como si fuese una pieza “simple” de nuestro sistema nervioso o una
estructura que realiza una única función característica.
Del mismo modo, en esta zona de corteza cerebral hay muchos recuerdos que,
una vez "almacenados" por el hipocampo, se mueven hasta quedar fijado en las
redes neuronales de este lóbulo. En los recuerdos están integrados todas las
informaciones sensoriales que nos llegan del mundo exterior, pero también los
sentimientos y emociones vinculados a ese trozo de memoria. Es decir, que en el
lóbulo parietal desembocan tanto procesos perceptivos como la regulación de los
estados de ánimo.
Así pues, si ha de escogerse una única palabra para definir cuál es la función del
lóbulo parietal, esta debería ser “integración”, un concepto que remite a las
funciones de muchas otras partes del cerebro.
1. Integración sensorial
Pero en el lóbulo parietal no solo se dan cita los datos acerca del mundo que nos
rodea y de lo que habita en él, sino también la información acerca de cómo nos
relacionamos nosotros con ese mundo en tiempo real. Por ejemplo, es en el
lóbulo parietal donde se unen los datos provenientes de los músculos del cuerpo,
gracias a los cuales nos hacemos una idea sobre la posición física y la postura en
las que nos encontramos. Lo mismo ocurre con el tacto. En definitiva, el lóbulo
parietal se encarga del procesamiento somestésico, es decir, la capacidad
sensorial de reconocer las sensaciones corporales.
Del mismo modo, el lóbulo parietal trabaja junto al lóbulo frontal para ofrecer
un feedback acerca de cómo van los movimientos voluntarios que estamos
realizando, para poder corregirlos inmediatamente en el caso de que se detecten
imprevistos.
Estando en buen estado de salud el resto del encéfalo, una lesión en el lóbulo
parietal derecho puede producir heminegligencia, es decir, incapacidad para
prestar atención a los estímulos presentes en el lado izquierdo del cuerpo a la vez
que la persona no se da cuenta de este problema (un fenómeno conocido
como anosognosia).
Concluyendo
El lóbulo parietal se caracteriza por el modo en el que trabaja
conjuntamente con otras muchas zonas del cerebro, ofreciéndoles un espacio
en el que pueden integrar entre sí sus torrentes de información.
Por ejemplo, el lóbulo occipital, ubicado en la parte del cerebro más cercana a la
nuca, es muy diferentes al lóbulo frontal (situado en la parte del encéfalo más
cercana a la frente) no solo por su forma y ubicación y forma, sino especialmente
por las funciones de las que se encargan estos dos lóbulos del cerebro.
Además, tal y como ocurre con el resto de lóbulos, existe tanto en el hemisferio
cerebral izquierdo como en el derecho, lo cual significa que cada persona tiene
dos lóbulos occipitales casi simétricos que están separados por una estrecha
cisura.
Así, la corteza visual primaria (v1) es la parte del lóbulo occipital que procesa los
datos visuales más "crudos" y es la encargada de detectar los patrones generales
que pueden ser hallados en la información recogida por los ojos. Estos datos
generales y poco detallados acerca de lo que se ve son mandados a otras partes
del lóbulo occipital encargados de realizar un procesamiento más refinado de la
visión y estos, a su vez, mandan la información analizada a otras áreas del
encéfalo.
La vía dorsal y la vía lateral
Una vez que la información ha pasado por la corteza visual primaria en el lóbulo
occipital, el torrente de datos que emite esta zona se bifurca siguiendo dos
rutas diferentes: la vía ventral y la vía dorsal. Estas van extendiéndose en
paralelo mientras se comunican con partes del cerebro a las que la otra vía no
accede directamente, tal y como veremos.
Vía ventral
La vía ventral parte de la corteza visual primaria en el lóbulo occipital y va hacia
la zona frontal del cerebro a través de la parte baja de este, que incluye las
cortezas visuales V2 y V4 que, tal y como indica su número, se encargan de
procesar la información ya trabajada por parte de la v1.
Vía dorsal
Esta ruta va del lóbulo occipital a la zona frontal de la corteza cerebral a través de
redes de neuronas cercanos a la parte alta del cráneo. En ella, la información
procesada por la corteza visual primaria llega al lóbulo parietal a través de las
cortezas visuales v3 y v5. Se cree que esta zona de procesamiento visual se
encarga de establecer las características de la localización y el movimiento
de lo que se ve; es por eso que la vía dorsal también es llamada la vía del "dónde
y el "cómo".
Junto a la vía ventral, esta ruta del procesamiento visual relacionada con el lóbulo
occipital nos habla sobre cómo funciona el cerebro: en ocasiones, procesos
mentales que parecen formar una unidad y que llegan a nuestra consciencia como
una experiencia completa, en realidad son el producto de varias rutas cerebrales
que trabajan en paralelo, cada una centrada en un aspecto distinto.
A modo de conclusión
Aunque probablemente el procesamiento de los datos recogidos por las retinas no
sea la única función del lóbulo occipital, está prácticamente ocupado por la
corteza visual, y por eso se cree que su principal función tiene que ver con la
interacción de la información que llega desde los nervios ópticos.
Puede parecer extraño que un único sentido reclame para sí un lóbulo entero de
cada hemisferio cerebral, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que el lóbulo
temporal es el más pequeño en los seres humanos y que en lo mamíferos el
procesamiento de la información recogida por los ojos suele ocupar áreas muy
grandes del cerebro. A fin de cuentas, como descendientes de una línea evolutiva
arborícola y diurna, la visión ha tenido mucha importancia tanto a la hora de
movernos por espacios tridimensionales llenos de peligros y de obstáculos como
a la hora de detectar depredadores y alimentos.
Por otro lado, otro de los aspectos más importantes del lóbulo occipital es que es
el inicio de las dos vías paralelas de procesamiento de la información. Esto hace
que conozcamos mejor cómo es el fenómeno perceptivo de la visión, que se
presenta mediante al menos dos cadenas separadas de procesamiento de la
información: por un lado la vía dorsal, encargada de que podamos conocer bien
el movimiento, posición y localización de lo que vemos, y por el otro la vía
ventral , relacionada con el reconocimiento de lo que estamos viendo (es decir, la
integración de pequeños fragmentos de imagen en grandes unidades que
podemos identificar).
Es necesario tener en cuenta que en realidad hay dos lóbulos temporales, uno en
cada hemisferio cerebral. Esta consideración resulta relevante, ya que algunas
de las funciones de este lóbulo se localizan en la mayoría de las personas en un
hemisferio específico.
Algunas de las partes del lóbulo temporal más relevantes son las siguientes.
1. Corteza auditiva
2. Área de Wernicke
Dentro del área auditiva secundaria del hemisferio cerebral dominante, siendo
éste generalmente el izquierdo para la mayoría de la población, se puede
encontrar el área de Wernicke. Esta área es la principal encargada de la
comprensión del lenguaje, permitiendo la comunicación verbal entre
individuos. Sin embargo, la producción del lenguaje se da en otra área conocida
como área de Broca, situada en la corteza frontal.
3. Giro angular
4. Giro supramarginal
5. Temporal medial
Esta área, que engloba la región hipocampal y varias cortezas
relevantes, participa en la memoria y reconocimiento, procesando la
información y ayudando a pasar de memoria a corto plazo a memoria a largo
plazo. El hemisferio izquierdo se encarga de la información de tipo verbal,
mientras que en el derecho se almacenan patrones visuales.
Es en este área del lóbulo temporal donde aparecen las primeras lesiones en el
Alzheimer, produciendo su sintomatología inicial.
1. Sordera cortical
2. Hemiacusia
3. Prosopagnosia
5. Afasias
Se entienden como afasias los trastornos del lenguaje debidos a una lesión
cerebral. Los efectos varían según la localización de la lesión, y cuando esta
afecta al lóbulo temporal hay ciertos síntomas característicos.
De las afasias que son producidas por una lesión en el temporal destacan la afasia
de Wernicke (producida por una lesión en el área del mismo nombre, en que se
produce una pérdida o dificultad en la comprensión verbal y la repetición, cosa
que provoca graves problemas a quien la sufre), la anómica (pérdida o dificultad
para encontrar el nombre de las cosas, producida por lesiones en áreas asociativas
temporo-parieto-occipitales) o la sensorial transcortical (en la que hay
dificultades en la comprensión pero no en la repetición, siendo producto de
lesiones en áreas asociativas temporo-parieto-occipitales).
7. Síndrome de Klüver-Bucy
Con una simple imagen del encéfalo seríamos capaces de localizar un gran
número de partes del cerebro. Sin embargo, hay una estructura muy relevante
que puede permanecer oculta a la observación visual, teniendo en cuenta que se
encuentra a una cierta profundidad tras uno de los principales surcos del cerebro.
Esta estructura es la llamada ínsula.
¿Qué es la ínsula?
También considerada como el quinto lóbulo cerebral, la ínsula es una estructura
de la corteza cerebral situada en la profundidad de la cisura de Silvio, en el punto
en que confluyen los lóbulos temporal, parietaly frontal, siendo delimitada por
sus respectivos opérculos.
Componentes de la ínsula
La ínsula no es únicamente una estructura uniforme que realiza de manera
homogénea las mismas funciones, sino que diferentes partes de esta estructura
se encargan de diversas tareas. Concretamente, la ínsula se encuentra dividida
en ínsula anterior y posterior, separadas ambas partes por el surco insular central.
La región posterior de la ínsula se encuentra principalmente más inervada con las
neuronas somatosensoriales, que son las que crean un "mapa" de las sensaciones
de posición relacionadas con las distintas partes del cuerpo. con lo que la
participación de esta región va a vincularse más con control de las vísceras y
órganos internos.
Tal y como hemos visto, la ínsula influye en una gran cantidad de procesos
básicos y superiores (relacionados con pensamiento abstracto y toma de
decisiones), y es un elemento de gran importancia para el correcto
funcionamiento e incluso la supervivencia del organismo. En este sentido las
investigaciones realizadas en el ámbito de las neurociencias reflejan que la
ínsula participa en los siguientes procesos.
3. Función vestibular
Antes hemos visto que la ínsula tiene grandes conexiones con el sistema límbico.
En este aspecto, recientes investigaciones han indicado queesta región de la
corteza cerebral presenta un papel clave en la capacidad de reconocimiento
de emociones y de la empatía. Así, se ha manifestado que aquellos individuos
sin ínsula presentan un reconocimiento mucho menor, especialmente en lo que
respecta a las emociones de alegría y sorpresa, así como de dolor.