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¿Qué es el lóbulo frontal y cómo funciona?

Explicamos las funciones y la morfología de esta región cerebral.


por Arturo Torres









El lóbulo frontal es una de las partes del cerebro más estudiadas y más
interesantes desde el punto de vista de la psicología, la neuropsicología y
las neurociencias en general. No sólo es conocido por el hecho de ser el lóbulo
más grande en el encéfalo humano, sino también por las importantísimas
funciones y capacidades cuya existencia debemos a esta estructura. ¿Qué
capacidades son estas?

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Básicamente las funciones del lóbulo frontal son todas aquellas que atribuimos
exclusivamente a los seres racionales, con criterio propio, con la posibilidad de
actuar según estrategias complejas y bien preparados para vivir en sociedades
muy grandes.

La importancia del lóbulo frontal


La diferencia entre tener un lóbulo frontal como el de los seres humanos adultos
y sanos y no tenerlos es la diferencia que hay entre ser un organismo guiado
básicamente por los impulsos y las emociones u otro que, a pesar de estar
motivado fundamentalmente por estados emocionales generados por el sistema
límbico, es capaz de posponer estos impulsos para seguir planes elaborados y
optar a conseguir objetivos abstractos o situado en un punto muy lejano en el
tiempo.

Sin embargo, el papel del lóbulo frontal va más allá de ser un conjunto de
neuronas y glía que permite pensar a largo plazo. Exploraremos su potencial en
las siguientes líneas.

¿Cómo es el lóbulo frontal?


El lóbulo frontal es una estructura anatómica situada en la parte más frontal del
cerebro, es decir, más cercana al rostro. Está separado del lóbulo parietal por
la Fisura de Rolando (o Fisura Central) y del lóbulo temporal por la Fisura de
Silvio (o Fisura Lateral). Además, en el encéfalo humano los lóbulos frontales
son los mayores de todos, ya que ocupan aproximadamente un tercio de toda
la corteza cerebral.

A pesar de que se le puede considerar una de las muchas partes del cerebro, hay
que tener en cuenta que los lóbulos frontales no trabajan por sí solos, y que sólo
cobran sentido como estructura cerebral cuando trabajan coordinadamente con el
resto del encéfalo.

Ahondando en detalles
Suele decirse que el lóbulo frontal es la parte del cerebro que más nos
diferencia del resto de animales. Si bien es cierto que el cerebro de nuestra
especie es distinto a los del resto en muchos más aspectos que afectan a su
globalidad, esta afirmación es, en parte, verdadera.

¿Por qué? Porque nuestros lóbulos cerebrales no son sólo los más grandes
proporcionalmente, sino también los únicos que hacen posible la existencia una
gran variedad de funciones y capacidades únicas.

La importancia de las funciones ejecutivas

Los lóbulos frontales del cerebro destacan especialmente por el hecho de estar
muy involucrados en las llamadas funciones ejecutivas. Estas funciones son las
que asociamos a la cognición y la toma de decisiones: el uso de la memoria, la
planificación, la selección de objetivos, y la resolución de problemas específicos
que tienen que ser abordados focalizando la atención en aspectos concretos.

En líneas generales, puede decirse que el lóbulo frontal de cada hemisferio sirve
para convertir la información sobre el entorno en materia a partir de la cual
decidir lo que se hace y diseñar un plan de acción para intervenir sobre lo que
nos rodea. De algún modo, es la parte del cerebro gracias a la cual dejamos de
convertirnos en sujetos pasivos para pasar a ser agentes activos, con capacidad
para cambiar cosas respondiendo a unos objetivos concretos elegidos por
nosotros a partir de lo que hemos ido aprendiendo.

El lóbulo frontal no opera aisladamente

Por supuesto, todo esto no lo hace solo. Es imposible entender cómo funciona
el lóbulo frontal sin saber también cómo funcionan otras estructuras del
cerebro, de las que no sólo recibe información sino que además funcionan
coordinándose con este en tiempo real y a una velocidad vertiginosa. Así, por
ejemplo, para iniciar una secuencia de movimientos voluntarios, el lóbulo frontal
necesita que estén activados los ganglios basales, relacionados con la ejecución
de movimientos automatizados fruto de las experiencias pasadas y la continua
repetición.

Algunas funciones básicas del lóbulo frontal


Entre las funciones y procesos ejecutivos que asociamos al lóbulo frontal
podemos encontrar los siguientes:

Meta-pensamiento

Es decir, la capacidad para pensar en abstracto sobre cosas que sólo están
presentes en nuestra imaginación, ya que no evocamos por el hecho de estar
siendo registradas por nuestros sentidos en ese momento determinado. También
es importante hacer notar que este tipo de pensamiento puede tener varios grados
de abstracción, lo cual incluye la posibilidad de pensar en cómo pensamos. Es en
este tipo de procesos en el que intervienen las Terapias Cognitivo-Conductuales.

Gestión de la memoria de trabajo

Lesiones en ciertas partes del lóbulo frontal hacen que la memoria de trabajo
se vea afectada. Esto significa que el lóbulo frontal tiene un papel a la hora de
mantener en un tipo de memoria "transitoria" información relativa a un problema
que debe ser resuelto en tiempo real, y que una vez solucionado este perderán su
valor.

Ideación a largo plazo


Actualmente se cree que el lóbulo frontal permite proyectar experiencias
pasadas en situaciones futuras, todo ello a partir de las normas y dinámicas que
se han ido aprendiendo por el camino. A su vez, esto permite situar objetivos,
metas e incluso necesidades en un punto muy alejado del presente, a meses o
años vista.

Planificación

Pensar en el futuro permite imaginar planes y estrategias, además de sus


posibles resultados y consecuencias. El lóbulo prefrontal no sólo "crea" posibles
escenas futuras en nuestra mente, sino que también nos ayuda a navegar por ellas
buscando nuestros propios objetivos.

Control de la propia conducta

La zona orbital del lóbulo frontal (es decir, la zona inferior de este, que queda
cerca de las órbitas de los ojos) está en constante relación con los impulsos que
vienen de la zona del sistema límbico, la estructura en la que se originan las
emociones. Es por eso que una de sus funciones es amortiguar los efectos de
estas señales, para evitar que ciertos arrebatos emocionales e impulsos que
requieren ser satisfechos cuanto antes entorpezcan los planes cuya meta está
situada a largo plazo. En definitiva, todo esto facilita el autocontrol.

Cognición social

Los lóbulos frontales nos permiten atribuir estados mentales y emocionales a


los demás, y que esto influya en nuestra conducta. De este modo, interiorizamos
posibles estados mentales de la gente que nos rodea.
Partes del lóbulo frontal
Podríamos pasarnos días, semanas e incluso meses recapitulando todas las sub-
estructuras que pueden encontrarse en un lóbulo frontal común y corriente, ya
que siempre es posible ir desgranando hasta el infinito una parte en otras más
pequeñas. Sin embargo, puede decirse que las principales áreas del lóbulo
frontal son las siguientes:

1. Corteza motora

La corteza motora es la parte del lóbulo frontal involucrada en los procesos de


planificación, ejecución y control de los movimientosvoluntarios. Puede
entenderse que es en esta parte del cerebro donde la información sobre el entorno
y sobre la propia información que se procesa en el cerebro se convierte en acción,
es decir, en señales eléctricas destinadas a activar músculos del cuerpo.

La corteza motora está situada justo al lado de la fisura de Rolando, y por lo tanto
recibe muchas información proveniente del área somatosensorial que se
encuentra justo al otro lado de esta "frontera", en el lóbulo parietal.

La corteza motora se divide en corteza motora primaria, corteza pre-motora y


área motora suplementaria.

Corteza motora primaria (M1)

Es en esta zona donde se originan gran parte de los impulsos nerviosos que
bajarán por la espina dorsal para activar músculos concretos.

Corteza pre-motora (APM)


La corteza pre-motora es la parte del lóbulo frontal encargada de hacer que el
aprendizaje de experiencias pasadas influya sobre la técnica de movimiento. Por
eso, tiene un papel muy importante en los movimientos que realizamos
constantemente y de los cuales somos "expertos", como los que están asociados
con el control postural y los movimientos proximales (es decir, los que se
realizan con partes del tronco o zonas muy cercanas a él). Trabaja recibiendo
información de los ganglios basales y el tálamo, especialmente.

Área motora suplementaria (AMS)

Está involucrada en la realización de movimientos muy precisos, como los que


requieren de la utilización de los dedos de las manos de forma coordinada.

2. Corteza prefrontal

Muchas de las características y rasgos que atribuimos en exclusiva a nuestra


especie tienen su base neural en esta región del lóbulo frontal: la capacidad para
reprimir impulsos y para pensar en ideas abstractas, la imaginación de las
posibles situaciones futuras a partir de lo que hemos visto en el pasado y la
interiorización de las normas sociales. En realidad, algunas facultades y
funciones cognitivas que normalmente se atribuyen a los lóbulos frontales en
general, existen, concretamente, gracias a la corteza prefrontal, que es la región
de la corteza que ha evolucionado más recientemente.

3. Área de Broca

Esta zona está involucrada en la realización de movimientos concretos para


articular el habla. Por lo tanto, desde aquí se emiten señales que irán a parar a la
lengua, la laringe y la boca.
Lóbulo parietal: características y
funciones
Esta parte del cerebro tiene distintas funciones bien diferenciadas.
¿Cuáles son?
por Arturo Torres

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El lóbulo parietal, situado bajo el hueso craneal que le da nombre y entre el


lóbulo frontal y el occipital, es una de las estructuras cerebrales más importantes
tanto por su tamaño por los procesos en los que participa.

De hecho, resulta tan crucial a la hora de realizar con éxito varios procesos
mentales que es prácticamente imposible hablar sobre esta parte del
cerebro como si fuese una pieza “simple” de nuestro sistema nervioso o una
estructura que realiza una única función característica.

A continuación veremos cuáles son las características del lóbulo parietal y en


qué procesos participa.

¿Qué es el lóbulo parietal?


Esta parte del cerebro es una zona de la corteza cerebral que queda ubicada justo
por detrás del lóbulo frontal: ambos lóbulos quedan separados por el llamado
surco central. Sin embargo, el lóbulo parietal trabaja conjuntamente con ese y
el resto de lóbulos del cerebro, ya que incluye una gran área de asociación, que
puede ser vista como una central en la que muchos tipos de información se
mezcla para generar una unidad.

Aunque el lóbulo parietal se especializa más en ciertas funciones cerebrales que


en otras, una de sus características principales es que integra datos provenientes
de distintas fuentes. Por ejemplo, mezcla datos relacionados con lo que se ve y
aquellos que nos hablan de lo que se escucha, y hace que aparezca una
experiencia perceptiva completa.

Del mismo modo, en esta zona de corteza cerebral hay muchos recuerdos que,
una vez "almacenados" por el hipocampo, se mueven hasta quedar fijado en las
redes neuronales de este lóbulo. En los recuerdos están integrados todas las
informaciones sensoriales que nos llegan del mundo exterior, pero también los
sentimientos y emociones vinculados a ese trozo de memoria. Es decir, que en el
lóbulo parietal desembocan tanto procesos perceptivos como la regulación de los
estados de ánimo.

Así pues, si ha de escogerse una única palabra para definir cuál es la función del
lóbulo parietal, esta debería ser “integración”, un concepto que remite a las
funciones de muchas otras partes del cerebro.

Funciones de esta zona del cerebro


Son muchas y muy variadas las funciones que llevan a cabo las redes de
neuronas del lóbulo parietal, pero de modo resumido se puede decir que juega
un papel importante especialmente en tres clases de procesos: la integración y el
procesamiento de la información sensorial proveniente de diferentes "canales", el
procesamiento de la información simbólica (en la que se incluyen los procesos
relacionados con el lenguaje y su utilización) y el procesamiento de la
información numérica, algo básico para poder contar y realizar operaciones
matemáticas.

1. Integración sensorial

En el lóbulo parietal queda incluida una de las mayores áreas de asociación


del cerebro, lo cual significa que la información proveniente de todas las áreas
del cuerpo se combinan en esta zona para dar como resultado una información
que es más que la suma de sus partes. Por lo tanto, la creación de conceptos
abstractos se da en parte gracias al lóbulo parietal, gracias al cual somos capaces
de generar, por ejemplo, la idea de lo que es un perro, con su movimiento, su
tacto y su olor asociados.

Pero en el lóbulo parietal no solo se dan cita los datos acerca del mundo que nos
rodea y de lo que habita en él, sino también la información acerca de cómo nos
relacionamos nosotros con ese mundo en tiempo real. Por ejemplo, es en el
lóbulo parietal donde se unen los datos provenientes de los músculos del cuerpo,
gracias a los cuales nos hacemos una idea sobre la posición física y la postura en
las que nos encontramos. Lo mismo ocurre con el tacto. En definitiva, el lóbulo
parietal se encarga del procesamiento somestésico, es decir, la capacidad
sensorial de reconocer las sensaciones corporales.

Del mismo modo, el lóbulo parietal trabaja junto al lóbulo frontal para ofrecer
un feedback acerca de cómo van los movimientos voluntarios que estamos
realizando, para poder corregirlos inmediatamente en el caso de que se detecten
imprevistos.

2. Procesamiento de la información simbólico-analítica


Otra de las grandes funciones del lóbulo parietal es trabajar con símbolos y
con la aritmética. La función matemática se lleva a cabo junto con la anterior,
ya que es a partir del análisis de lo que se percibe sensorialmente como se puede
imaginar una secuencia de unidades con las que trabajar matemáticamente. Al ser
el lóbulo parietal un lugar en el que se mezclan muchos procesos mentales, hace
posible el pensamiento abstracto necesario para pensar en símbolos.

Las lesiones en el lóbulo parietal


Como ocurre muchas veces en psicobiología, parte de las funciones de una
estructura cerebral nos hablan acerca de las funciones que realizan estas. En el
caso del lóbulo parietal, estas lesiones hablan acerca de la multiplicidad de
tareas que realizan los grupos de neuronas de esta parte del cerebro.

Lesión en el lóbulo parietal izquierdo

Una herida en el lóbulo parietal del hemisferio izquierdo puede resultar en


la aparición del Síndrome de Gerstmann, que incluye síntomas como la
acalculia (incapacidad adquirida a la hora de realizar cálculos), la confusión de la
izquierda y la derecha y la dificultad a la hora de escribir (agrafia).

 Artículo relacionado: "Alexia y agrafia: las alteraciones del lenguaje escrito


por lesión cerebral"

Lesión en el lóbulo parietal derecho

Estando en buen estado de salud el resto del encéfalo, una lesión en el lóbulo
parietal derecho puede producir heminegligencia, es decir, incapacidad para
prestar atención a los estímulos presentes en el lado izquierdo del cuerpo a la vez
que la persona no se da cuenta de este problema (un fenómeno conocido
como anosognosia).

Las personas con heminegligencia descuidan totalmente una de las mitades de su


cuerpo, lo cual significa que no la lavan, la visten o la peinan, y del mismo modo
actuarán como si estuviesen ignorando todo aquello que ocurre en uno de los
lados de su cuerpo.

Lesión en los dos lóbulos parietales

Cuando los lóbulos parietales del hemisferio izquierdo y el derecho quedan


lesionados, puede aparecer el Síndrome de Balint.

Entre sus síntomas se encuentra la incapacidad de percibir las imágenes como un


todo, es decir, que se ven elementos separados pero no se sabe ni a qué distancia
están de uno mismo o entre sí ni la posición que ocupan. Del mismo modo,
parecen dificultades en la coordinación de los movimientos de los ojos (ataxia
óptica).

Concluyendo
El lóbulo parietal se caracteriza por el modo en el que trabaja
conjuntamente con otras muchas zonas del cerebro, ofreciéndoles un espacio
en el que pueden integrar entre sí sus torrentes de información.

Lóbulo occipital: anatomía, características


y funciones
Repasamos todos los detalles y funciones de este lóbulo del cerebro.
La corteza cerebral, que es la parte del cerebro más icónica y conocida por sus
pliegues y su forma de laberinto, no es un órgano encargado de realizar una
función específica. Lo que ocurre, más bien, es que diferentes partes de la
corteza cerebral se encargan de participar en diferentes procesos mentales,
aunque todas ellas trabajan coordinándose entre sí.

Por ejemplo, el lóbulo occipital, ubicado en la parte del cerebro más cercana a la
nuca, es muy diferentes al lóbulo frontal (situado en la parte del encéfalo más
cercana a la frente) no solo por su forma y ubicación y forma, sino especialmente
por las funciones de las que se encargan estos dos lóbulos del cerebro.

Si el frontal tiene un papel muy importante en las funciones ejecutivas y la


iniciación de acciones deliberadas, el lóbulo occipital tiene un rol muy concreto
que tiene que ver con la percepción y, concretamente, con el reconocimiento y
análisis de todo lo que vemos. A continuación veremos las principales
características de esta última parte del cerebro.

¿Qué es el lóbulo occipital?


El lóbulo occipital es uno de los lóbulos cerebrales más pequeños, y ocupa
una pequeña porción de la parte trasera del encéfalo, entre el cerebelo, el lóbulo
temporal y el lóbulo parietal.

Además, tal y como ocurre con el resto de lóbulos, existe tanto en el hemisferio
cerebral izquierdo como en el derecho, lo cual significa que cada persona tiene
dos lóbulos occipitales casi simétricos que están separados por una estrecha
cisura.

A diferencia de lo que ocurre con el lóbulo frontal, se cree que a lo largo de la


evolución de los ancestros de nuestra especie el lóbulo occipital no ha crecido en
proporción al resto de partes del cerebro. Es decir, que mientras el resto de zonas
de la corteza cerebral se iban desarrollando y organizando de un modo más
complejo, el lóbulo occipital ha permanecido casi igual a lo largo de cientos de
miles de años; aunque, curiosamente, se cree que en los neandertales, que fueron
una rama evolutiva paralela a la del Homo sapiens, esta zona tenía mayor tamaño
(relativo y absoluto) que el de nuestra especie.

Funciones de esta región cerebral


Ahora bien... ¿de qué se encarga el lóbulo occipital y por qué no ha ido
creciendo a lo largo de nuestra historia evolutiva? Si bien no hay
ninguna zona del cerebro que tenga solamente una función, ya que todas ellas
funcionan juntas y de manera coordinada, el proceso que define mejor la utilidad
del lóbulo occipital es el procesamiento de la información visual.

El lóbulo occipital comprende la corteza visual, que es la zona de la corteza


cerebral a la que llega primero la información proveniente de las retinas. A su
vez, la corteza visual está dividida en varias regiones clasificadas según el nivel
de procesamiento del que se encargan.

Así, la corteza visual primaria (v1) es la parte del lóbulo occipital que procesa los
datos visuales más "crudos" y es la encargada de detectar los patrones generales
que pueden ser hallados en la información recogida por los ojos. Estos datos
generales y poco detallados acerca de lo que se ve son mandados a otras partes
del lóbulo occipital encargados de realizar un procesamiento más refinado de la
visión y estos, a su vez, mandan la información analizada a otras áreas del
encéfalo.
La vía dorsal y la vía lateral
Una vez que la información ha pasado por la corteza visual primaria en el lóbulo
occipital, el torrente de datos que emite esta zona se bifurca siguiendo dos
rutas diferentes: la vía ventral y la vía dorsal. Estas van extendiéndose en
paralelo mientras se comunican con partes del cerebro a las que la otra vía no
accede directamente, tal y como veremos.

Vía ventral
La vía ventral parte de la corteza visual primaria en el lóbulo occipital y va hacia
la zona frontal del cerebro a través de la parte baja de este, que incluye las
cortezas visuales V2 y V4 que, tal y como indica su número, se encargan de
procesar la información ya trabajada por parte de la v1.

Se considera que las neuronas que participan en esta "cadena de montaje" de la


información visual se encargan de procesar las características de los
elementos aislados que se están viendo en cada momento, es decir, acerca del
contenido de la visión. Por eso, esta ruta también es llamada la vía del "qué".

Vía dorsal

Esta ruta va del lóbulo occipital a la zona frontal de la corteza cerebral a través de
redes de neuronas cercanos a la parte alta del cráneo. En ella, la información
procesada por la corteza visual primaria llega al lóbulo parietal a través de las
cortezas visuales v3 y v5. Se cree que esta zona de procesamiento visual se
encarga de establecer las características de la localización y el movimiento
de lo que se ve; es por eso que la vía dorsal también es llamada la vía del "dónde
y el "cómo".

Junto a la vía ventral, esta ruta del procesamiento visual relacionada con el lóbulo
occipital nos habla sobre cómo funciona el cerebro: en ocasiones, procesos
mentales que parecen formar una unidad y que llegan a nuestra consciencia como
una experiencia completa, en realidad son el producto de varias rutas cerebrales
que trabajan en paralelo, cada una centrada en un aspecto distinto.

El lóbulo occipital y la epilepsia


Se cree que el lóbulo occipital tiene un papel destacado en la aparición de crisis
epilépticas, o al menos en parte de ellas. Se trata de los casos en los que la
exposición a “flashes” frecuentes de luz intensa ocasiona la aparición de un
patrón de emisión de señales eléctricas por parte de neuronas del lóbulo occipital
que se extiende por todo el cerebro causando el ataque.

Por la complejidad del funcionamiento del encéfalo y la rapidez con la que


trabajan las neuronas no se sabe demasiado acerca de los mecanismos por los que
aparecen este tipo de ataques epilépticos, aunque a partir de estos casos se asume
que algunos estímulos externos pueden hacer que aparezca un foco de epilepsia
en alguna parte de los lóbulos temporales, que pasa a afectar a otras partes del
cerebro del mismo modo en el que la corteza visual manda información a otras
regiones en condiciones normales. Sin embargo, para que se den estos casos se
cree que debe existir una propensión biológica o genética.

A modo de conclusión
Aunque probablemente el procesamiento de los datos recogidos por las retinas no
sea la única función del lóbulo occipital, está prácticamente ocupado por la
corteza visual, y por eso se cree que su principal función tiene que ver con la
interacción de la información que llega desde los nervios ópticos.

Puede parecer extraño que un único sentido reclame para sí un lóbulo entero de
cada hemisferio cerebral, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que el lóbulo
temporal es el más pequeño en los seres humanos y que en lo mamíferos el
procesamiento de la información recogida por los ojos suele ocupar áreas muy
grandes del cerebro. A fin de cuentas, como descendientes de una línea evolutiva
arborícola y diurna, la visión ha tenido mucha importancia tanto a la hora de
movernos por espacios tridimensionales llenos de peligros y de obstáculos como
a la hora de detectar depredadores y alimentos.

Por otro lado, otro de los aspectos más importantes del lóbulo occipital es que es
el inicio de las dos vías paralelas de procesamiento de la información. Esto hace
que conozcamos mejor cómo es el fenómeno perceptivo de la visión, que se
presenta mediante al menos dos cadenas separadas de procesamiento de la
información: por un lado la vía dorsal, encargada de que podamos conocer bien
el movimiento, posición y localización de lo que vemos, y por el otro la vía
ventral , relacionada con el reconocimiento de lo que estamos viendo (es decir, la
integración de pequeños fragmentos de imagen en grandes unidades que
podemos identificar).

Lóbulo temporal: estructura y funciones


¿Qué funciones realiza esta importante región del cerebro?

Si bien el conjunto del cerebro funciona en una interacción continúa entre


las diferentes áreas cerebrales, los estudios realizados desde las neurociencias
reflejan que muchas de las aptitudes, habilidades, capacidades y funciones del
sistema nervioso se encuentran especialmente vinculadas a determinadas
regiones.

En este sentido, la corteza cerebral humana ha sido tradicionalmente dividida en


cinco secciones, llamadas lóbulos del cerebro. Uno de ellos es el lóbulo
temporal, región cerebral fundamental para habilidades tan fundamentales como
el habla o la percepción auditiva, además de estar muy vinculado a la afectividad,
la memoria y el reconocimiento.

Localización del lóbulo temporal


El lóbulo temporal está situado en el lateral inferior del encéfalo,
aproximadamente a la altura de los oídos. Esta región está anatómicamente
separada del lóbulo parietal, que corresponde a la zona lateral superior, por la
cisura de Silvio, y está en estrecho contacto con el lóbulo occipital. Asimismo,
se trata del lóbulo con mayor conexión con el sistema límbico (junto con el área
orbito-frontal), teniendo pues gran influencia en las emociones y estados de
ánimo, así como con la memoria.

Es necesario tener en cuenta que en realidad hay dos lóbulos temporales, uno en
cada hemisferio cerebral. Esta consideración resulta relevante, ya que algunas
de las funciones de este lóbulo se localizan en la mayoría de las personas en un
hemisferio específico.

Localizaciones cerebrales más relevantes


Dentro del lóbulo temporal existen un gran número de estructuras. Esto es
así porque en esta zona de la corteza cerebral coinciden muchas interconexiones
procedentes de diferentes partes del cerebro, algunas de las cuales no guardan
demasiado parecido entre sí en cuanto a sus funciones.

Esto hace que el lóbulo temporal incorpore grupos de neuronas encargadas de


realizar muchas tareas, por ejemplo, integrando tipos de información perceptiva
que llega desde diferentes sentidos. Esto es lo que hace que tenga un papel
importante en el lenguaje, función mental en la que tienen que ver sonidos, letras,
etc.

Algunas de las partes del lóbulo temporal más relevantes son las siguientes.

1. Corteza auditiva

En el lóbulo temporal se encuentran la cortezas auditivas primaria,


secundaria y asociativa. Estas zonas del cerebro son las encargadas de, además
de percibir los sonidos, realizar la codificación, descodificación e interpretación
de la información auditiva, siendo un elemento indispensable para la
supervivencia y la comunicación. En este último aspecto destaca su participación
en la comprensión del habla, que se da en el área de Wernicke.

2. Área de Wernicke

Dentro del área auditiva secundaria del hemisferio cerebral dominante, siendo
éste generalmente el izquierdo para la mayoría de la población, se puede
encontrar el área de Wernicke. Esta área es la principal encargada de la
comprensión del lenguaje, permitiendo la comunicación verbal entre
individuos. Sin embargo, la producción del lenguaje se da en otra área conocida
como área de Broca, situada en la corteza frontal.

3. Giro angular

Esta área resulta de especial relevancia, debido a que es la que permite la


lectoescritura. En ella se asocia la información visual con la auditiva,
permitiendo asignar a cada grafema su correspondiente fonema. En personas con
lesiones en esta zona, la lectura suele estar afectada, siendo muy lenta o
inexistente.

4. Giro supramarginal

Forma parte del área sensitiva terciaria. Este giro participa en el


reconocimiento táctil, además de participar en el lenguaje. Gracias a ella somos
capaces de reconocer el relieve de letras mediante los dedos y asociarlas a
sonidos.

5. Temporal medial
Esta área, que engloba la región hipocampal y varias cortezas
relevantes, participa en la memoria y reconocimiento, procesando la
información y ayudando a pasar de memoria a corto plazo a memoria a largo
plazo. El hemisferio izquierdo se encarga de la información de tipo verbal,
mientras que en el derecho se almacenan patrones visuales.

Es en este área del lóbulo temporal donde aparecen las primeras lesiones en el
Alzheimer, produciendo su sintomatología inicial.

6. Área de asociación parieto-temporo-occipital

Se trata de un área de asociación que se encarga de integrar la percepción


visual, auditiva y somática. Entre otras muchas funciones de gran relevancia,
destaca su participación en la percepción y atención al espacio, pudiendo causar
su lesión el padecimiento de una heminegligencia.

7. Área de asociación del sistema límbico

Esta parte del lóbulo temporal se encarga de dotar de información


emocional a las percepciones, integrando emoción y percepción. Participa
también en la memoria y aprendizaje. Asimismo, otras investigaciones han
reflejado que también tiene que ver en la regulación de la conducta sexual y en el
mantenimiento de la estabilidad emocional.

Trastornos derivados de lesiones en el temporal


Todas las áreas que hemos visto son de gran importancia para el correcto
funcionamiento del organismo humano en general y de los lóbulos temporales en
particular.
Sin embargo, no es infrecuente que se produzcan accidentes, enfermedades y
alteraciones que pueden provocar un mal funcionamiento de algunas de ellas.
Veamos algunos trastornos típicos de la lesión del temporal.

1. Sordera cortical

Este trastorno supone la pérdida total de la facultad auditiva, a pesar de que


los órganos sensoriales funcionan correctamente. Es decir, la información
auditiva llega a los órganos perceptivos, pero no llega a ser procesada por el
cerebro, con lo cual se pierde la percepción del sonido por completo. Esta
alteración se produce por la destrucción de las cortezas auditivas primaria y
secundaria, o las vías nerviosas que acceden a ellas, de ambos hemisferios.

2. Hemiacusia

Al igual que con la sordera, esta afectación se produce por la destrucción de la


corteza auditiva primaria y secundaria, con la diferencia de que esta destrucción
sólo se ha dado en un hemisferio. De este modo, se pierde por completo la
audición del oído opuesto al hemisferio en el que se ha dado la lesión, pero dado
que las cortezas auditivas del otro hemisferio siguen estando funcionales la
audición es posible por el otro oído.

3. Prosopagnosia

El afectado pierde la capacidad de reconocer caras, incluso de sus seres más


queridos. El reconocimiento de personas ha de darse por otras vías. Causado por
lesión bilateral en la zona temporoccipital.
4. Heminegligencia

Causado por la afectación del área de asociación parieto-temporo-occipital, este


trastorno supone la dificultad para orientarse, actuar o responder a
estímulos que ocurren en el lado opuesto respecto al hemisferio lesionado. La
atención hacia ese hemicampo perceptivo cesa, si bien la propia persona puede
moverse de modo que los estímulos que se pierde queden al alcance del campo
perceptivo funcional. Suele aparecer juntamente con la anosognosia, que es el
desconocimiento de la existencia de una alteración.

5. Afasias

Se entienden como afasias los trastornos del lenguaje debidos a una lesión
cerebral. Los efectos varían según la localización de la lesión, y cuando esta
afecta al lóbulo temporal hay ciertos síntomas característicos.

De las afasias que son producidas por una lesión en el temporal destacan la afasia
de Wernicke (producida por una lesión en el área del mismo nombre, en que se
produce una pérdida o dificultad en la comprensión verbal y la repetición, cosa
que provoca graves problemas a quien la sufre), la anómica (pérdida o dificultad
para encontrar el nombre de las cosas, producida por lesiones en áreas asociativas
temporo-parieto-occipitales) o la sensorial transcortical (en la que hay
dificultades en la comprensión pero no en la repetición, siendo producto de
lesiones en áreas asociativas temporo-parieto-occipitales).

Si se lesiona la conexión del área de Wernicke con el área de Broca, el fascículo


arqueado, se producirá la llamada afasia de conducción, en que destaca la
dificultad en la repetición y una comprensión algo alterada pero se mantiene una
buena fluencia.
6. Amnesia anterógrada

Este trastorno supone la incapacidad para grabar en la memoria material


nuevo. Es decir, se imposibilita que el paciente pueda recuperar (sea incapacidad
permanente o temporal) la información declarativa de la actividad realizada tras
la lesión. Producida por lesión en lóbulo temporal medial, especialmente en
el hipocampo. Lesiones en el hemisferio izquierdo afectarán a información
verbal, mientras que en el derecho la afectación tenderá a ser de otras vías o no
verbal.

7. Síndrome de Klüver-Bucy

Se trata de un trastorno muy frecuente en demencias, como el Alzheimer.


Esta afectación se caracteriza por la presencia de mansedumbre, pasividad,
hiperoralidad, dificultades de atención sostenida, desaparición del miedo e
hipersexualidad. Se da ante lesiones del temporal medial a nivel bilateral.

La ínsula: anatomía y funciones de esta


parte del cerebro
Repasamos las características, anatomía y funciones de esta región
cerebral.
por Oscar Castillero Mimenza









A estas alturas ya es conocido por la gran mayoría de la población que el cerebro


humano está dividido en cuatro lóbulos cerebrales.

Con una simple imagen del encéfalo seríamos capaces de localizar un gran
número de partes del cerebro. Sin embargo, hay una estructura muy relevante
que puede permanecer oculta a la observación visual, teniendo en cuenta que se
encuentra a una cierta profundidad tras uno de los principales surcos del cerebro.
Esta estructura es la llamada ínsula.

¿Qué es la ínsula?
También considerada como el quinto lóbulo cerebral, la ínsula es una estructura
de la corteza cerebral situada en la profundidad de la cisura de Silvio, en el punto
en que confluyen los lóbulos temporal, parietaly frontal, siendo delimitada por
sus respectivos opérculos.

La ínsula forma parte del mesocórtex, o sistema paralímbico, junto al


orbitofrontal y a otras estructuras. Se trata de un centro de conexión
entre sistema límbico y el neocórtex, participando en muy diversas funciones sea
de forma directa o indirecta.

Componentes de la ínsula
La ínsula no es únicamente una estructura uniforme que realiza de manera
homogénea las mismas funciones, sino que diferentes partes de esta estructura
se encargan de diversas tareas. Concretamente, la ínsula se encuentra dividida
en ínsula anterior y posterior, separadas ambas partes por el surco insular central.
La región posterior de la ínsula se encuentra principalmente más inervada con las
neuronas somatosensoriales, que son las que crean un "mapa" de las sensaciones
de posición relacionadas con las distintas partes del cuerpo. con lo que la
participación de esta región va a vincularse más con control de las vísceras y
órganos internos.

La parte anterior de esta estructura cerebral presenta mayor vinculación con el


sistema límbico, siendo su funcionalidad más orientada a la integración
emocional de las experiencias y percepciones como una sensación unitaria y
global.

Funciones principales de la ínsula


Veamos algunas de las principales funciones de la región insular.

Tal y como hemos visto, la ínsula influye en una gran cantidad de procesos
básicos y superiores (relacionados con pensamiento abstracto y toma de
decisiones), y es un elemento de gran importancia para el correcto
funcionamiento e incluso la supervivencia del organismo. En este sentido las
investigaciones realizadas en el ámbito de las neurociencias reflejan que la
ínsula participa en los siguientes procesos.

1. Percepción del gusto y olfato

El sentido del gusto tiene su principal área sensorial primaria en el extremo


inferior de la ínsula y en la corteza parietal. Es en este punto donde la
información gustativa se hace consciente, apareciendo como una experiencia
privada y subjetiva pero relacionada con los elementos del entorno que
saboreamos.
También se ha observado que la ínsula participa en la percepción del olfato, si
bien este sentido tiende a tener una red neuronal dispersa a lo largo del encéfalo.

2. Control visceral y somatopercepción

La ínsula también tiene un importante papel en la regulación de las vísceras


y órganos. Concretamente se ha observado que su manipulación experimental
produce importantes variaciones en la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
También participa en las sensaciones provenientes del sistema digestivo,
participando asimismo en la gestión de este sistema y del sistema respiratorio.

3. Función vestibular

La función vestibular, la cual hace referencia al equilibrio corporal y al control


del cuerpo en relación al espacio, también presenta aferencias a la región insular,
siendo un núcleo relevante en su percepción consciente. Así pues, gracias a la
ínsula una persona sana es capaz de saber qué posición ocupa en todo momento
cada una de las principales partes de su cuerpo.

4. Integración información emocional y perceptiva

La ínsula, como se ha mencionado con anterioridad, actúa como zona de


asociación entre muy diferentes observaciones, especialmente en lo que se
refiere a la asociación entre percepción y emoción.

Asi´pues, gracias en parte a esta región cerebral aprendemos de nuestras


experiencias, ya que vinculamos sensaciones subjetivas agradables o
desagradables a aquello que hacemos y decimos y, de ese modo, vamos
asociando comportamientos a consecuencias a través de lo que percibimos.
5. Implicación en adicciones: deseos y craving

Debido a su relación y sus conexiones con el sistema límbico, se ha explorado la


vinculación de la ínsula con el sistema de recompensa cerebral. Las
investigaciones realizadas han reflejado que esta estructura interviene en los
procesos de adicción a ciertas drogas, contribuyendo a mantener la conducta
adictiva.

Esta relación se debe a la implicación de la región insular con la integración


entre emoción y cognición, estando implicada especialmente en el fenómeno
del craving o intenso deseo de consumo.

6. Empatía y reconocimiento emocional

Antes hemos visto que la ínsula tiene grandes conexiones con el sistema límbico.
En este aspecto, recientes investigaciones han indicado queesta región de la
corteza cerebral presenta un papel clave en la capacidad de reconocimiento
de emociones y de la empatía. Así, se ha manifestado que aquellos individuos
sin ínsula presentan un reconocimiento mucho menor, especialmente en lo que
respecta a las emociones de alegría y sorpresa, así como de dolor.

De hecho se ha planteado que los déficits encontrados son muy semejantes a


algunos casos de autismo, trastorno límite de la personalidad y problemas de
conducta, con lo que se podrían realizar investigaciones con respecto al
funcionamiento de esta zona cerebral en determinados trastornos.

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