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cántaros
Con 'este' mercado la electricidad podrá ser más
limpia pero desde luego no será más barata
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Jesús Mota
7 JUN 2018 - 00:00 CEST
Con demasiada frecuencia la simplificación equivale a una mentira. Pero con las
simplificaciones se sale del paso. Por ejemplo, Mariano Rajoy, aguijoneado por subidas
disparatadas del precio de la luz, explicó a los españoles a finales de enero de 2017 que
la lluvia y el viento por llegar causarían un descenso en el precio de la luz. El hoy
expresidente lo tenía claro: “Producir la electricidad con agua es mucho más barato, y
con viento también”. Rajoy olvidaba entonces que el precio de la electricidad está
mediado por un mercado, para algunos, un simple rastrillo con pretensiones; tampoco lo
recuerdan hoy quienes se preguntan cómo es posible que el precio de la electricidad
suba sin descanso a pesar del mal tiempo y la lluvia pertinaz. A mediados de mayo el
precio de la electricidad estaba en 30-35 euros MWh. Anteayer señalada 62,77 euros
MWh. Ni siquiera Rajoy podría decir que ha llovido poco. Y la producción nuclear, a
pesar de paradas técnicas y otros contratiempos menores, está en niveles razonables.
Algo falla en el razonamiento de Rajoy y de quienes identifican sin más renovables o
producción hidráulica con precios más bajos. Veamos.
Tan sencillo como eso. En este mercado eléctrico el precio del MWh más barato se paga
al precio del MWh más caro; aumenta así la rentabilidad para las compañías y, de paso,
queda desmentida esa idea tan motivadora de que la energía de origen hidráulico y
renovable configura una electricidad más barata y sostenible. Observemos de pasada
que el día que la electricidad estaba a 62,77 euros MWh, en Francia estaba a 55,35
euros, en Alemania a 45,94 euros y en Suiza a 45,79 euros. En ninguno de esos países
ha llovido más o ha soplado más el viento y tampoco tienen parques de generación con
mayor presencia de renovables.