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Identidad lingüística.

Al tratar de discernir acerca de este tema, es necesario definir el significado de


cada una de las palabras; en tal sentido se entiende como identidad al conjunto de
rasgos de una persona o cosa que la distinguen de otras; y la lingüística, según la
RAE, es la ciencia que estudia el lenguaje humano y las diversas lenguas que
giran en torno a él. Entonces, se puede decir que la identidad lingüística se define
como el grupo de factores característicos de una lengua que se construyen a
través de un complejo proceso psicológico, histórico y cultural, que permite la
elaboración y expresión de la visión del mundo de quienes la usan y la mantienen
en permanente evolución a través de su empleo oral, ya que, como hablantes, las
personas fabrican un código particular que les permite identificarse con un
determinado grupo social, lo cual representa un factor distintivo.
La construcción de la identidad es una de las principales funciones del
lenguaje. En definitiva, los individuos son la lengua que hablan, ya que las
palabras constituyen la principal configuración del yo, pues más allá de ser un
simple instrumento comunicador, organizan el mundo en el que se vive. A través
de la lengua se estructura la realidad, pues es el reflejo de múltiples factores que
rodean a la persona; además tiene la característica de ser multiforme y
heterogénea, ya que no unifica conductas e individuos, sino que diversifica y
distingue, por lo que cada comunidad la utilizará de manera particular y, a su vez,
cada hablante hará uso de esa peculiaridad a su modo.
Siguiendo este orden de ideas, la lengua se compone de factores
conductuales, afectivos y cognitivos, que se materializan a través de
comportamientos lingüísticos, lo que permite constituir actitudes a través de las
cuales el individuo muestra quién es mediante el habla particular y su relación con
los elementos comunes. Por ello, cada comunidad hablante crea su propia
identidad lingüística, adaptada a los numerosos factores que la distinguen, pues
posee fisionomía y estilo propio, a pesar de que muchas veces, como es el caso
de Hispanoamérica, se trata de un mismo idioma, al que se otorgan rasgos
propios que marcan la distinción de su uso con respecto a otras zonas
geográficas.
El español de Venezuela parte de un complejo proceso histórico y
sociocultural lleno de mezclas y elementos comunes con otras regiones
hispanoamericanas. Sin embargo, es necesario agregar que, de igual forma,
existen grandes cantidades de elementos diferenciales que se reflejan en la
idiosincrasia y, en consecuencia, en la manera de hablar y en los hábitos
lingüísticos, pues la identidad está íntimamente ligada a las palabras que se
ajustan a un código particular que pueda ser entendido por el resto de hablantes.
Como ejemplo de estas particularidades, es muy común en el habla del
venezolano, juntar dos vocales (que no forman diptongo), que pertenecen a
sílabas distintas, pronunciándolas de manera corrida, como sucede entre palabras
como “he hecho” y “otro oso”, suprimiendo uno de los sonidos. De igual forma,
suelen cambiarse letras dentro de una palabra para una pronunciación más
sencilla, diciendo “tua-lla” en vez de “to-a-lla”, que es lo correcto. Asimismo, el
español de Venezuela se caracteriza por el seseo y el yeísmo. El seseo ocurre
cuando hay ausencia del segmento interdental sordo, por lo tanto, la
pronunciación de “coser” y “cocer” no se oponen; el yeísmo consiste en pronunciar
el sonido de la “ll” en vez de “y”, cosa que se evidencia en la pronunciación de
palabras como “lluvia” o “llave”.
Del mismo modo es muy común que se agregue el diminutivo “-ito / a” a
numerosas palabras (niñita, perrito), o “-ico / a” si la sílaba precedente comienza
con t (patico, pelotica). Igualmente, los aumentativos “-ote / a” y “-on / -ona”,
(casota, trabajón, carrote), el despectivo “-ucho / a”, (casucha, carrcuho) y el
atenuativo “-oso / a” (intelectualoso, buenoso). También es común la sufijación, en
derivativos, evidenciados en palabras como “mentazón” o “piedramentazón”, al
igual que agregar “-azo, -ero” para identificar intensidad, como en “realero”,
“moridera”, etc. Igualmente, destacan el sufijo “-aje” (malandraje, perraje); “al”
(platal); “-azo” (tubazo, matracazo); “-ear” (jamonear, matraquear), “-ería”
(tracalería, pavosería) e “-ismo / a” (cheverísimo, buenísimo).
Por otra parte, el adverbio “ahora” se emplea en forma diminutiva con bastante
frecuencia (ahorita). Asimismo, el pronombre “uno” se usa en forma masculina,
aun cuando lo emplee una mujer (ella no come como uno); el pronombre “que”
relativo se generaliza como forma única, sustituyendo al “donde”, diciendo “allí es
que yo estudio”, en vez de “allí es donde yo estudio”, que es lo correcto. Además,
es frecuente el uso del adjetivo posesivo después del sustantivo (profesor mío, el
esposo tuyo) o colocar luego del nombre la preposición “de” y un pronombre
personal (el perro de nosotros, el apartamento de ustedes). Así mismo, la
anteposición del adverbio en enunciados como “más nadie” o “más nunca” es
sumamente común.
Es necesario agregar que el español venezolano tiene particularidades
regionales que poseen rasgos lingüísticos propios y característicos según la zona
del país. En específico, en la región de los Andes, “existe diferencia del resto de
Venezuela es por la no velarización de la nasal implosiva mientras que en la
mayor parte del territorio venezolano la nasal en posición posnuclear se realiza
como [η], sobre todo ante vocal y pausa” (Obediente, 1998, p. 17 ). En el Oriente,
se neutraliza la “r” y la “l”, diciendo “cardo” en vez de “caldo”. En la región central,
lo más común es anteponer el pronombre a verbos infinitivos pronominales, por
ejemplo, “para yo venir temprano necesito salir antes de la universidad”, etc.
Cabe desatacar que en Venezuela existen dos tipos de voceo: el andino y el
zuliano. En ese sentido, Páez Urdaneta (1981) supone lo siguiente:

El voseo en Venezuela es un fenómeno occidental. Como no es uniforme en


cuanto a sus formas verbales, la intensidad y circunstancias de su uso, en él se
hace posible la distinción entre voseo zuliano y voseo andino. El primero se
extiende a lo ancho del Estado Zulia, parte del Estado Trujillo (con inclusión de las
ciudades de Trujillo y Valera), y de manera imprecisable en las regiones de los
Estados Lara y Falcón limítrofes con el Zulia. El voseo andino se extiende a lo
largo de los Estados Táchira, Mérida, parte de Trujillo y sur del Estado Lara. El
resto del país es intensamente tuteante y los mismos estados andinos son
predominantes ustedeantes. (p. 90)
En las zonas llaneras, la letra “s” se aspira y se agrega una “h” al final de la
palabra (vamoh). Asimismo, es común que se omita una letra (gana’o) o la “/r” en
el infinitivo (soplá, ordeñá).
Aunado a lo anterior, es muy frecuente el empleo de barbarismos, como
“haiga” en lugar de “haya”; “antonces” en lugar de “entonces”, “mabien”, en lugar
de “más bien”, etc. De igual forma, se suele acortar el lenguaje, utilizando
apócopes de manera frecuente: “fresco” por “refresco”, “profe” por “profesor”,
“porfa” por “por favor”, entre muchos otros.
A través del español de Venezuela se puede evidenciar que el uso particular
de la lengua permite la aceptación del individuo en grupos o sectores sociales y
específicos, puesto que el habla es un instrumento que facilita establecer
relaciones con los otros, siendo esto, además, instinto de supervivencia. La lengua
juega un papel fundamental en todo este proceso, ya que permite que exista en
sus usuarios la sensación de pertenencia a determinados sectores sociales. Por
ello, surge la necesidad de indagar acerca de la identidad cultural a partir de
diversos estratos, pues es necesario conectar con esta configuración y
reafirmación del ser a través de su lenguaje, en una era en la que éste parece ir
en eterna decadencia.
En el medio digital, Instagram es una plataforma que se ha ido abriendo
camino a lo largo de su trayectoria, colocándose como una de las redes sociales
más influyentes del momento, gracias a su innovador estilo cargado de imágenes
acompañadas de un texto que las describe. Así, es la herramienta perfecta para
abrir camino y colocar a la identidad lingüística en un primer plano, a través de
diversas cuentas que giren en torno a este tópico y lo aborden de manera
particular, con el objetivo de que los usuarios de este medio conozcan cómo
funciona su lengua y cómo los delimita en determinados puntos del mundo.
Entre numerosas cuentas, “@asihablamos” y “@grammarvzla” destacan por
su contenido innovador y constante sobre la identidad lingüística. Dichos perfiles
tienen como objetivo compartir diariamente información sobre el idioma, revisando
extranjerismos, venezolanismos, principios de ortografía y redacción, fenómenos
del español, frases cotidianas, entre otros., logrando compartir, en consecuencia,
material teórico de manera práctica, didáctica y sencilla, llegando a todo tipo de
público, que día a día aprende sobre numerosos temas, a través de una
herramienta poderosa como el internet.
Ambas cuentas se caracterizan por manejar un estilo limpio y refinado,
mediante el cual elaboran textos informativos en torno a diversas temáticas.
Grammar Venezuela comparte grandes cantidades de contenido acerca de la
ortografía, como el uso correcto de ciertas palabras, la acentuación de las mismas,
los signos de puntuación, al igual que parte de la gramática y la explicación de
términos venezolanos, mezclados en pro de crear un mosaico de temas variados
que convergen en la identidad lingüística. Por su parte, Así hablamos se divide en
cinco secciones, trabajadas de lunes a viernes, llamadas “mejor dilo así”, donde se
traducen extranjerismos y se analizan fenómenos fonéticos; “para escribirte
mejor”, cargada de técnicas de redacción; “lo escuché por ahí”, en la cual se
analizan frases escuchadas en las calles caraqueñas; “venezolanismos”, cuyo
objetivo es dar con el origen de expresiones autóctonas y cotidianas; y, por último,
“es viernes y tu ortografía lo sabe” que, como su nombre lo indica, se encarga de
compartir reglas ortográficas.
De manera general, Grammar Venezuela y Así hablamos, poseen rasgos
comunes, puesto que su temática es la misma. Ambas se esmeran en cuidar lo
que se comparte, teniendo como base fuentes probables, pues al ser una cuenta
sobre identidad lingüística, la rigurosidad en estos temas es necesaria. También,
por cuestiones estéticas, la presentación de las imágenes debe pasar por un
control de calidad, ya que serán lo que el usuario vea en una primera instancia.
Por ende, la conjugación de un buen contenido con imágenes llamativas es la
clave para que cuentas como estas tengan un éxito rotundo e inminente.
En conclusión, la identidad lingüística le permite a la persona auto construirse
y dar pie a numerosos fenómenos humanos, como la comunicación, los cuales no
serían posibles sin el uso de la lengua. Se caracteriza por tener un profundo
sentido heterogéneo y multiforme, compuesto por factores conductuales, afectivos
y cognitivos, que conforman a los individuos. En consecuencia, cada comunidad
hablante posee rasgos distintivos que la determinan dentro del panorama global.
En el caso del español de Venezuela, se producen diversos fenómenos fonéticos y
morfológicos que construyen la propia identidad como hablantes y que varían
según la zona geográfica del país.
En tal sentido, es necesario dar a conocer estos rasgos en una época donde
el uso correcto del lenguaje ha ido en decadencia, siendo Instagram una
herramienta idónea para ello, pues a través de cuentas como @grammavzla y
@asihablamos, es posible evidenciar que compartir contenido teórico a través de
dinámicas pedagógicas y didácticas es favorable, esto se aprecia claramente en el
gran impacto que han tenido en los usuarios de esta red social.
En definitiva, “somos lo que hablamos” y es necesario conocer qué se
esconde tras esta afirmación, mediante nuevas técnicas y plataformas que faciliten
la divulgación de información certera y validada.

Mariana García.
CI: 27.475.923.
Lengua y literatura.

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