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SMITH:

El nacimiento de la economía clásica:


La originalidad de Smith radica en haber construido el primer sistema teórico de Economía Política a partir de
aportes diversos. En su obra podemos observar la presencia de numerosas contradicciones, inconsistencias y
ambigüedades, que pueden ser entendidas como su principal fortaleza.
Smith, a partir de la duda que le planteaban algunas cuestiones centrales, en vez de decidirse por una solución
optó por plantear varias de las alternativas posibles, que fueron reivindicadas – cada una de ellas – por
corrientes de diferente signo.
Smith sentó los cimientos del sistema teórico clásico. Para comprender la naturaleza de su aporte teórico, no
se puede describir a Smith como un defensor fanático e incondicional de la eficiencia de los mecanismos de
mercado frente a la necesidad de intervención del Estado, ni como un defensor de “los intereses de la
burguesía industrial naciente”.
Circunstancias históricas en las que escribió: La economía moderna tiene por objeto de estudio el sistema
capitalista, por lo que la conformación de esta disciplina no puede ser anterior a la formación de este sistema.
La obra de Adam Smith se escribe al final de la transición entre el feudalismo y el capitalismo en Europa (fines
del siglo XVIII, 1776). En Inglaterra, en ese periodo, estaba dándose la Revolución Industrial y coexistían los
rasgos novedosos con sistemas propios de la época feudal. Smith es el “economista de la etapa
manufacturera”, que se caracterizaba por:
- En lo productivo: convivencia de la producción artesanal independiente, la industria doméstica y las
manufacturas propiamente dichas.
- En lo social: la industria manufacturera dio impulso al surgimiento de los capitalistas industriales y el
proletariado, como clases características de la sociedad moderna. Los otros dos sistemas productivos
continuaban ligados a formas sociales feudales.
- La producción manufacturera es diferente a la producción fabril. Se diferencian en que la primera se
vincula a nuevas modalidades en la organización del proceso de trabajo, mientras que la segunda se
relaciona con la utilización de herramientas novedosas, que impone nuevas formas de trabajo.
- La organización del trabajo bajo la forma de producción manufacturera se caracteriza por la reunión de
los trabajadores en talleres, donde se profundiza tanto la cooperación como la especialización.
La mano invisible: Smith discute con tradiciones y corrientes propias de su época, y su obra hay que entenderla
en función de quiénes son sus interlocutores. Una de estas tradiciones es la escolástica y la teología propias de
la forma de vida medieval. Smith considera que para desarrollar el capitalismo, era necesario abandonar las
formas de vida tradicionales. Paralelamente, en el campo de la teoría económica, discute con el mercantilismo
y la fisiocracia.
Smith y la escolástica: Frente a la defensa de las formas de vida tradicionales Smith se propone hacer una
defensa científica del sistema capitalista para demostrar que: las formas económicas del sistema capitalista no
conducen hacia la desorganización general, sino que está regido por un conjunto de leyes que aseguran la
reproducción material de la sociedad y su progreso, y que la libre operación de estos mecanismos promoverán
el bienestar conjunto.
Para resolver esta cuestión hay que preguntarse ¿Qué son las leyes económicas? Su punto de partida es que se
trata de leyes humanas y sociales, y no son leyes divinas ni naturales. Sin embargo, a pesar de esta condición,
parecieran ser leyes cuyo cumplimiento no depende del conocimiento o la voluntad de los individuos. Tampoco
se funda en un pacto colectivo originario o contrato social, puesto que su raíz se encuentra en la acción libre de
cada individuo. Para resolver esta cuestión Smith se ubica en un dilema entre la razón individual y la naturaleza
humana, pero no logra resolverlo. Lo que él plantea es que el hombre “al perseguir su propio interés,
promueve el de la sociedad” a pesar que esto no haya estado entre sus intenciones. Entonces, la sociedad está
gobernada por leyes cuya forma de operar y sus efectos son desconocidos para los individuos que la
componen. Esta es la “mano invisible”.
Ruptura con el mercantilismo y con la fisiocracia:
Los mercantilistas: Para ellos enriquecerse consiste en adquirir dinero. Para esto una nación necesita obtener
un superávit continuo en su balanza comercial con los restantes Estados, siguiendo la receta de “comprar
barato para vender caro”. Las políticas económicas afines a este sistema eran aquellas de tipo proteccionistas,
que buscaban restringir la entrada de mercancías y defender las producciones domésticas. La idea básica que
subyacía a esta corriente era que el comercio es la actividad primordial ya que por su intermedio se genera la
riqueza.
Smith criticaba estas medidas, ya que si bien esta teoría permite incrementar la riqueza de una nación, no
permite explicar de qué forma se puede incrementar la riqueza de todas las naciones en su conjunto. Es decir
que los mercantilistas explican la redistribución de un monto dado de riquezas, pero no su origen y generación.
Por lo tanto, la conclusión es que en la esfera de la circulación no puede nunca crearse riqueza.
Los fisiócratas: El origen de la riqueza ha de buscarse en el proceso productivo agrícola exclusivamente. La
actividad artesanal no agrega valor a la producción primaria, sino que se limitan a modificar la forma de los
productos que se originan en la naturaleza. Desde esta perspectiva, se sugieren todas las políticas destinadas a
fortalecer la producción primaria. Proponían el libre comercio, lo que les permitía a los productores agrícolas
colocar sus producciones en el exterior y obtener mayores beneficios.
La postura de Smith: frente a estas dos posturas, Smith plantea una alternativa que viene a romper con las
concepciones establecidas de la riqueza y su origen.
Smith plantea que la riqueza está constituida por bienes (ni por dinero, ni por la producción primaria) y que la
fuente de la riqueza es el trabajo del hombre (no el comercio, tampoco la tierra/naturaleza). Este planteo
presenta un primer problema que es ¿cómo se determina el valor de cada uno de los bienes que conforman la
riqueza de la nación?, es decir ¿cuánto trabajo contiene cada uno?
Además de este problema general que guiará el trabajo de Smith, desde un principio su teoría recibe dos
objeciones que deben ser superadas: la primera hace referencia a cómo es posible que el trabajo se convierta
en el valor de los bienes, la otra refiere a que junto al trabajo encontramos al factor capital y a la tierra, que
también intervienen en la producción, entonces ¿no participan ellos en el valor de los bienes?
El primer problema hace referencia a la cuestión de la “conmensurabilidad”: ¿Cómo es posible homogeneizar
los bienes por un lado y los trabajos por el otro, para verificar la igualdad entre ellos? Para resolver esto Smith
plantea dos supuestos:
- Todos los trabajos deben ser considerados iguales, para así poder homogeneizarlos.
- Los bienes deben ser medidos a través de sus precios.
A partir de aquí, es necesario explicar de qué forma esa masa de trabajo se transforma en esa magnitud de
valor o en el precio de esa masa de bienes. ¿De qué manera una actividad humana no medible en “valor” (que
es un atributo de las mercancías) se puede convertir en precios?
El capitalismo y la división del trabajo: Smith se ocupa de encontrar la vinculación entre la división del trabajo y
el régimen capitalista, y cómo la división del trabajo se constituye en uno de los elementos distintivos de este
nuevo régimen.
Smith observa que el nuevo régimen se caracteriza por el aceleramiento de la tasa de crecimiento de la
población. Entonces se pregunta ¿Cuáles son las causas de este fenómeno? Al no tratarse de un aumento en la
población trabajadora, ni del empleo de nueva maquinaria, las causas deben buscarse en un cambio en la
organización del trabajo, que generaría un incremento en la productividad del trabajo. Smith identifica en la
división del trabajo la causa del incremento de la productividad. Para Smith la división del trabajo consiste en:
- División social del trabajo: Profundización de la especialización entre distintas unidades productivas.
- División técnica del trabajo: Fragmentación de un mismo proceso en múltiples operaciones, realizadas
separadamente por trabajadores distintos, al interior del mismo taller.
Según Smith en el segundo caso el incremento de la productividad ocurre por tres motivos:
- Especialización del trabajador en una sola tarea.
- Ahorro de tiempos muertos.
- Estímulo de la creatividad del obrero que comenzará a desarrollar instrumentos de trabajo más
efectivos.
Si bien pueden señalarse semejanzas entre los dos procesos de división del trabajo nombrados, estos no son
asimilables. Smith comente un error al hacerlo, ya que estos procesos presentan una serie de diferencias:
- La habilidad que gana el obrero individual como resultado de la especialización, no es comparable a la
del “obrero colectivo” que compone toda una unidad productiva.
- La forma en que se divide el trabajo entre unidades productivas es desordenada y responde a los
requerimientos de mercado, mientras que al interior de una unidad está organizada y planificada
minuciosamente. Esto se debe a que la relación entre las empresas se establece mediante las leyes de
la competencia, mientras que al interior de una de ellas rige el dominio del capitalista.
El origen del intercambio: En este apartado se intenta responder a la pregunta: ¿cuál es la causa de la división
del trabajo?
Smith intentará establecer una relación causal entre la división del trabajo y el intercambio. Para Smith la
división del trabajo es causa de la propensión natural del hombre a intercambiar. La relación causal que lleva
a esto es que la propensión natural al intercambio es la causa de la división del trabajo. Esta división es a su vez
causa del incremento de la productividad y el incremento de la productividad se traduce en el aumento de la
producción característico del capitalismo. Así, Smith llega a una paradoja, al encontrar la causa última de una
determinada forma histórica en un rasgo instintivo del hombre. ¿Por qué recién se manifestó a finales del siglo
XVIII? Smith, al dar esta respuesta, termina por naturalizar el régimen capitalista en vez de obtener una
explicación acerca del origen histórico de las transformaciones.
Smith, para naturalizar a la mercancía se ve obligado a falsear la historia, ya sea sosteniendo que en todas las
formas sociales la producción humana fue objeto de intercambio o que la mercancía es la forma natural de la
producción humana. Los argumentos que utiliza para justificar esto son, por un lado, compararlo con los
animales y verificar que estos no dividen socialmente el trabajo ni intercambian, y, por el otro, describir el
comportamiento de los hombres primitivos intentando identificar sus caracteres naturales, pero no con base
en la observación empírica, sino a través de una construcción imaginaria.
Smith llega a una explicación circular, ya que pone al intercambio como causa de la división del trabajo, pero
para que la división del trabajo exista es necesario que, con anterioridad, los hombres se hayan especializado.
Todo este razonamiento lo lleva a Smith a considerar la propiedad privada también como algo natural, ya que
sin ella no podría ser posible el intercambio. De esta manera, muchas conductas y formas sociales quedan
atadas a la naturaleza humana: la propiedad, el intercambio, el comportamiento egoísta, la mercancía y la
división del trabajo.
La génesis del capitalismo y la extensión del mercado: Smith reconoce como el rasgo central del sistema
capitalista, la universalización del intercambio que da por resultado la división del trabajo. Al considerar al
intercambio como un atributo natural del hombre, la pregunta que surge es por qué tardó tanto tiempo para
universalizarse y dar por resultado el capitalismo como su manifestación más acabada. La explicación que
Smith da a este fenómeno es también de carácter natural, y se refiere a la reducida extensión de los mercados.
La propensión al intercambio se fue extendiendo de a poco, y recién cuando alcanzó una escala suficiente, dio
lugar a la división del trabajo. Entonces, la profundidad y extensión de la división del trabajo es proporcional a
la escala de producción permitida por el tamaño del mercado.

La formación del sistema clásico:


La génesis del dinero: Smith observa que para que este intercambio generalizado funcione es necesario que los
hombres sean completamente libres de elegir qué producir, pero a su vez, y paradójicamente, esto los
transforma en absolutamente dependientes de los demás hombres para poder satisfacer sus necesidades. Para
resolver esta paradoja, Smith recurre a la mercancía como intermediadora.
La mercancía es un vínculo social entre los hombres, ya que es la forma en que los hombres independientes se
vinculan para coordinar la producción social entre sí.
Al analizar las formas en que los hombres llevan a cabo el intercambio, Smith reconocer la imposibilidad del
trueque generalizado, debido a la ausencia de una correspondencia mutua de deseos entre los individuos que
quieren intercambiar entre sí. Es aquí donde aparece el dinero como un instrumento, un medio de cambio, que
surge como una decisión individual de cada productor. El dinero se reduce a una mercancía que es
generalmente aceptada como medio de cambio por todos los individuos, y que permite agilizar el intercambio.
La ley del valor: ¿Cómo se determina el valor relativo o valor de cambio de una mercancía? Para empezar hace
una distinción entre valor de uso y valor de cambio, e indica que no deben confundirse. El valor de uso hace
referencia a la utilidad de un bien, mientras que el valor de cambio refiere a la capacidad de un bien para
comprar otros bienes. En la práctica no se verifica una relación proporcional entre valor de uso y valor de
cambio, por lo que no necesariamente un bien que ofrece mayor utilidad tendrá mayor valor de cambio. Esto
le permite limitarse al estudio del valor de cambio para descubrir las reglas que siguen los hombres en los
intercambios y abstenerse de tratar el valor de uso.
Dificultades para convertir el trabajo en la fuente única y exclusiva del valor: Luego de separar valor de uso y
valor de cambio, Smith pretende asociar las proporciones del intercambio con el trabajo ajeno que las
mercancías permiten obtener. Entonces, el valor de cualquier bien es igual a la cantidad de trabajo que se
pueda adquirir o del que se pueda disponer por mediación suya.
Entonces el valor es trabajo y su magnitud está fijada por la cantidad de trabajo. Pero, ¿Cómo se mide ese
trabajo? Al parecer, cada mercancía tiene dos valores distintos: por un lado, el trabajo incorporado en su
producción y, por el otro, su valor igual al trabajo que con ella puede adquirirse a través del cambio. Para que
los intercambios se realicen en arreglo a la cantidad de trabajo, ambas magnitudes deben coincidir. La
pregunta es ¿cómo puede asegurarse que esta igualdad rige efectivamente el intercambio? Según Smith, cada
individuo, al realizar el acto de intercambio, hace cumplir rigurosamente, por mano propia, la ley del valor, ya
que no cambiaría algo por otra cosa que contuviera menos trabajo que aquella que él entrega. Pero, esta
norma se sustenta en supuestos que no necesariamente se cumplen. Fundamentalmente, para que el
intercambio se someta a esta norma, los hombres deberían conocer las cantidades de trabajo requeridas para
producir tanto la propia mercancía como la ajena y debería saber que esta es la medida real del valor. La
realidad es que cuando intercambian, los individuos no conocen ninguna de estas cosas.
Frente a esta evidencia, Smith reconoce que, aunque el trabajo es la medida del valor, no es la medida por la
cual se estima este valor. Para solucionar esto, queda una salida: buscar una mercancía que funcionara como
“patrón”, para medir en términos de ella el valor de las demás mercancías. Sin embargo, si consideramos esa
mercancía al dinero, veremos que los metales también cambian de valor puesto que son una mercancía como
cualquier otra, ya que el tiempo de trabajo necesario para producirlos es variable según las circunstancias en
cada momento. Llegado a este punto, Smith abandona todo intento de llegar a una regla que asegure que el
cambio se hace en función del tiempo de trabajo.
Smith se enfrenta, además, con otro problema: cuando habla de trabajo a qué tipo de trabajo se refiere. En la
sociedad moderna, el trabajo es también una mercancía que se compra y se vende, por lo tanto debe tener
también su propio valor, entonces llegamos a la existencia del valor del valor.
En este momento, la discusión gira hacia la cuestión de la retribución del trabajo, es decir, la determinación del
valor de la fuerza de trabajo. Al incorporar este problema, se está incorporando también el de la determinación
de la ganancia. Si el trabajador es contratado para trabajar un determinado tiempo, y por este tiempo es
retribuido con un salario, y considerando este salario como la medida del trabajo, nos encontramos con que se
viola la ley del valor defendida por Smith (si el que contrata obtiene una ganancia) o bien el que contrata no
recibe nada a cambio y se mantiene la ley del valor.
Frente a todas estas dificultades, Smith reconoce que esta ley de valor sólo funciona en una sociedad primitiva
donde el trabajo no tuviera ningún obstáculo para representar directamente el valor de cambio.
La teoría del costo de la producción: Frente a todas estas dificultades, Smith propone una explicación
completamente nueva, que sostiene que el valor de cambio está determinado por la suma de los salarios, la
ganancia y la renta, es decir, de las retribuciones de los factores productivos. La diferencia entre ambas teorías
reside en que no es lo mismo decir que el trabajo es la fuente del valor y que este valor se reparte luego entre
el capitalista y el obrero, que decir que tanto el trabajo como el capital crean valor y que el precio está formado
por la adición de salarios y ganancias.
¿Cómo conciliar que sólo el trabajo crea valor con a- que sólo una parte se utiliza para pagar el salario y b- la
ganancia es un porcentaje que se obtiene no sólo sobre la parte que paga el salario sino sobre el total del
capital adelantado para comprar fuerza de trabajo y también maquinaria y materia prima?
Entonces, si la ganancia es una parte integrante del valor, ¿cuál es su origen? Las diferentes teorías que Smith
propone son:
- La ganancia es una sustracción del trabajo. (Lo que Marx llamará plusvalía).
- Una recompensa del riesgo.
- Un beneficio adicional que se obtiene en el cambio.
- Un producto genuino del capital.
Lo mismo ocurre al incorporar la renta como parte del precio.
Así, llegamos al fundamento de la teoría de los costos de producción: cada uno de los costos de producción es
una fuente independiente de valor que compone el precio del producto, y no son los rubros entre los que se
distribuye el valor creado por el trabajo, como lo indicaba la teoría del valor trabajo inicial.
Esta nueva teoría trae como corolario que la determinación del valor de cambio está sujeta a las leyes que
regulan el monto de las retribuciones a cada uno de los factores productivos.
Precio natural, precio de mercado y leyes de la distribución: Las circunstancias coyunturales pueden hacer
variar los precios y los costos. Al cambiar los precios, alguno de sus componentes deberá también modificarse.
Frente a este “precio de mercado”, Smith identifica un “precio natural” que es aquel que alcanza a pagar la
tasa promedio corriente de cada factor. El precio de mercado está regulado por la oferta y la demanda de
mercado, por lo que no puede alejarse mucho del precio natural ni por demasiado tiempo, y que estas fuerzas
de mercado hacen que los precios se autorregulen en torno al valor promedio. Entonces, si el precio está
determinado por las tasas promedio, debemos establecer cuáles son las leyes que fijan dichas tasas naturales
para poder explicar el origen del valor.
El salario: Según esta teoría de los costos, el salario parece no tener ya nada que ver con la productividad del
trabajador. La parte que queda en manos del trabajador pasa a depender del tamaño de las deducciones a las
que se somete el producto. Es el capitalista el que paga el salario, y cuanto mayor sea la proporción que
destina a salarios, menor será la que quede en forma de ganancia. Por lo tanto, el salario parece depender de
la relación de fuerzas entre el capitalista y los trabajadores. Existen numerosas razones que le proporcionan al
capitalista mayor fuerza en la pulseada. Entonces, el salario tiene una cota superior que está dada por la
ganancia: el salario nunca puede ser mayor a la ganancia esperada por el capitalista. Tiene también una cota
inferior dada por la subsistencia del trabajador, ya que este nunca podrá cobrar menos del valor indispensable
para garantizar su subsistencia y la reproducción de la fuerza de trabajo. Por lo tanto, la tasa natural del salario
depende de los niveles de subsistencia. Sin embargo, esto nos introduce en una tautología: los precios que
determinan los niveles de subsistencia dependen del salario natural, pero a su vez éste depende de aquellos
precios. La única manera de elevar los salarios por encima del nivel de subsistencia de forma duradera, es que
la demanda de trabajo crezca continuamente a una tasa mayor que la tasa de crecimiento poblacional, que es,
en última instancia, la que determina la oferta de trabajo.
Ganancia: La ganancia también tiene un tope mínimo, dado por la competencia, ya que a medida que más
productores ingresan a un mercado, se van reduciendo los márgenes de ganancia hasta que éstos se estancan.
A partir de ese momento, algunos quiebran y otros se retiran del mercado, retornando la ganancia a su valor
natural. A su vez, tiene un tope máximo, dado por el salario de subsistencia.
La renta: La renta es un precio monopólico que proviene de la posesión de la tierra de distinta fertilidad y es el
precio del producto el que determina la renta, ya que ésta es un valor residual. Es decir, que, si el precio está
determinado por los salarios y la ganancia, entonces, la renta es la diferencia entre el precio de mercado y
aquellas retribuciones del factor capital y del trabajo.

Así, vemos que, a la hora de querer explicar las leyes que determinan los valores naturales de las distintas
retribuciones a los factores productivos, Smith sólo es capaz de establecer las leyes que rigen sus variaciones
(oferta y demanda), pero no así aquellas que dan razón del equilibrio.
Además, Smith a lo largo de su desarrollo ha establecido dos teorías diferentes para explicar el valor. Aquella
que dice que se basa en el trabajo como fuente del valor (y que por lo tanto define un conflicto de clases entre
trabajadores y capitalistas, que se disputan el resultado del trabajo), y aquella que toma como base los costos
de producción. En este caso trabajo y capital son dos factores independientes regidos por sus propias leyes, por
lo tanto exentos de todo conflicto.

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