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RICARDO FERRADA
26 DE OCTUBRE DE 2017
Introducción
1.1 Hoy en día a raíz del fenómeno de las comunicaciones, ya sea internet, televisión,
smartphones, etc., los sujetos están más insertos en el mundo global, y por ende sus ansias
de opinar y de estar al tanto de lo que sucede a nivel planetario abre puertas para que el
debate, la conversación y la crítica sean parte del diario vivir.
La selección del OA refiere a un tema que hoy en día puede ser de gran ayuda para los
individuos, en este caso, en estudiantes de segundo año medio. De acuerdo a esto, es
sumamente interesante y satisfactorio entregarles las herramientas necesarias para que
puedan expresarse de manera adecuada en su vida cotidiana, ya que por ejemplo, en
muchas ocasiones se tiene una buena idea, pero es difícil explicarla, o no se tiene la
información suficiente o datos para argumentar, lo que termina siendo algo poco fidedigno.
Ante esto,
- Los argumentos y elementos de persuasión que usa el hablante para sostener una
postura.
2.1.
“El contenido educativo es algo que permite llenar el tiempo, conservar una información,
fijar y demarcar un tema” (Gvirtz, Silvana y Mariano Palamidessi, 2). Frente a esto, lo que
el programa de estudios señala del eje de Comunicación Oral, específicamente de los
contenidos del mismo, es una selección de cinco contenidos obligatorios fundamentales,
donde el primero señala lo siguiente:
El CMO número dos, se complementa solo el primer contenido anterior, sumando que
deben profundizar ideas o planificar acciones y toma de decisiones, usando estrategias y
recursos, como material de apoyo, para que la intervención ante la audiencia sea mucho
más óptima (117). Este comprende las unidades uno, dos, tres y cuatro.
Los propósitos que se enmarcan dentro del programa acerca del eje Comunicación Oral,
apuntan a una especie de base para desarrollar variados ámbitos de la competencia
comunicativa, ya que, a partir de esta es donde se adquieren las habilidades propias de la
lectura y escritura. Esta habilidad normalmente se desarrolla de manera natural durante la
vida y en las diferentes instancias del diario vivir. Sin embargo, estas interacciones, propias
de un nivel informal, no proporcionan las herramientas necesarias para adentrarse a la
sociedad que hoy en día vivimos.
La educación media es el lugar en que se refuerzan las habilidades adquiridas en los ciclos
básicos, es decir, respetar los turnos de habla y escuchar con atención, adecuarse a la
situación comunicativa, utilizar un vocabulario preciso, expresarse con claridad y
fundamentar sus opiniones. A esto se suma ejercitar de manera sistemática la exposición
formal y el debate, que involucran habilidades fundamentales para alcanzar el éxito en la
educación superior y en el mundo laboral.
En cuanto a las habilidades, son aquellas que se presenta desarrollar en cada sector, en
este caso, en el eje de Comunicación Oral. Estas son: Compartir experiencias e ideas con
otros, emplear un vocabulario adecuado y pertinente, utilizar un lenguaje paraverbal y no
verbal adecuado, adecuar su registro de habla y vocabulario a la situación comunicativa,
expresarse con claridad y precisión en diversas situaciones comunicativas, especialmente
formales, fundamentar sus opiniones, escuchar respetuosamente y con atención,
comprender los mensajes escuchados en diversas instancias comunicativas, escuchar
selectivamente partes del texto para extraer información específica y organizarla, inferir
significados implícitos en los mensajes escuchados y evaluar críticamente los argumentos
ajenos.
Este eje presenta dos habilidades más que lectura y escritura, las cuales tienen solo
diez.
Hace más de dos mil años, Aristóteles escribió La retórica, donde postuló las técnicas del
“arte de hablar”, de esta forma profundizando su investigación en los modos de apelación
en el discurso. En él reconoció tres tipos de argumentos persuasivos: los referidos al ethos
u origen, los referidos al logos o mensaje y los referidos al phatos o las emociones de la
audiencia (de la Iglesia, 31).
Los argumentos ligados al ethos, recaen principalmente al emisor, es por esto que se le
considera origen, Aristóteles señala que es la honradez del orador: “a los hombres buenos
los creemos de un modo más pleno y con menos vacilación” (32). El pathos recae en el
receptor, donde el emisor utiliza argumentos afectivos para poder llegar al oyente de forma
más persuasiva (Rodríguez, 34). Esta emoción se expresa a través del tono de voz y el uso
del lenguaje no verbal, lo que además conmueve al receptor o audiencia (34). Por último,
el logos, abarca el tema y el mensaje en sí mismo (de la Iglesia, 31). “Para Aristóteles el
mensaje debía adaptarse de forma tal que encaje con las creencias de la audiencia (…) la
comprensión de los sentimientos de los receptores era clave para que la emisión del
discurso lograra los objetivos de persuasión” (31).
Las doce etapas de la persuasión, según McGuire, postula los procesos que ocurren en el
la persuasión, a través de doce pasos: exposición, atención, interés, comprensión,
generalización de cogniciones relacionadas, adquisición de habilidades relevantes,
aceptación, memorización, recuperación, toma de decisión, actuación y consolidación
postacción (Peña, 18).
Este modelo en primer lugar indica que los diversos pasos o etapas dependen son
interdependientes, es por esto que: “el receptor deberá pasar por cada uno de los pasos si
se quiere que la comunicación tenga su impacto persuasivo, o sea no hay comprensión sin
atención, así como no hay aceptación sin comprensión” (de la Iglesia, 34). Lo segundo es
que el efecto de una comunicación sobre el cambio de actitud puede comprenderse mejor
si se analiza su impacto en cada etapa (34). De esta manera se puede ver que es posible
que ciertas cualidades del mensaje o de la fuente tengan ciertos efectos, ya sean negativos
o positivos. Lo anterior se comprenderá mejor dependiendo del nivel intelectual del receptor,
que aumentará quizás la atención y la comprensión de un mensaje, pero no su aceptación
(34).
“Para esta teoría lo fundamental es determinar qué factores y de qué manera influyen sobre
la cantidad de argumentos que el receptor genera, a favor o en contra, de lo propuesto por
el mensaje” (35).
Racional: “El consumidor es un sujeto que actúa en función de lo que le es conocido y sus
decisiones provienen del análisis y la comparación de toda la información que recibe de un
determinado tema la cual le da la posibilidad de considerar diferentes alternativas” (de la
Iglesia, 39-40)
De acuerdo a esto, es posible distinguir cuatro formas diferentes para dar argumentos. Por
un lado está el modo deductivo, de modo general, el receptor deduce cómo funcionará el
servicio que le comunican en el momento. Por otra parte, está el modo inductivo, donde al
contrario, se inicia con la presentación de un caso extremo que provoca que el sujeto que
está en contacto con el mensaje llegue a pensar rápidamente que el producto o servicio es
finalmente lo que busca (40).
Emotiva: Las investigaciones más recientes indican los efectos de las reacciones
emocionales y afectivas de los sujetos cuando se encuentran frente a la publicidad y con
mayor énfasis en aquellas que poseen persuasión (40). Estos estudios comprobaron que
el estado en el que el sujeto se encontraba en el momento de su accionar frente al producto,
es clave ya que la emoción influiría completamente. A raíz de estos resultados, quienes
utilizan las técnicas de persuasión se interesaron en generar mensajes exclusivos para
generar ciertas emociones en los sujetos y de esta forma lograr efectos positivos respecto
a sus marcas (40).
Ángela Donoso y Crescente Barra, indican que según M. De Fleur y S.Ball Rokeach, existen
al menos tres estrategias persuasivas que podrían explicar su funcionamiento en los medios
de comunicación.
Muchas veces, lo que hacen los medios es explicitar los requisitos sociales para que
el ser humano se sienta actuando en conformidad con su grupo o incluso redefinir
externamente las conductas que debería tener (un ejemplo clásico fue el impacto
publicitario en la masificación del consumo de cigarrillos por parte de las mujeres. Dicho
comportamiento que era escaso, se extendió gracias a la imagen de normalización de esta
conducta que presentaron los medios).
I. Comunicación Oral
I. Comunicación Oral
b. los diferentes tipos de actos de habla y los recursos verbales y no verbales que se utilizan
para captar y mantener la atención de la audiencia, influir intelectual y emocionalmente en
ella, desarrollar los temas, reforzar la argumentación, etc.;
b. evaluar la eficacia de los discursos en relación a preguntas y opiniones del público (52).
Según los planes y programas de segundo año medio, para que los estudiantes
trabajen en este eje, el principal objetivo que tienen en cuanto a la comunicación oral, es
que estos aprendan a desenvolverse en situaciones formales, aplicando las normas de
convención oral, argumentando sus ideas, utilizando un vocabulario adecuado, escuchando
con atención al interlocutor y utilizando un registro de habla formal. (32)
Mapas de Progreso: Ofrecen un marco global para conocer cómo progresan los
aprendizajes clave a lo largo de la escolaridad. Pueden usarse, como un apoyo para
abordar la gran cantidad de diferentes aprendizajes que se pueden encontrar en el aula, ya
que permiten:
Por otro lado, los textos escolares desarrollan los Objetivos Fundamentales y los
Contenidos Mínimos Obligatorios para apoyar el trabajo de los alumnos en el aula y fuera
de ella, y además les entregan explicaciones y actividades para favorecer su aprendizaje y
su autoevaluación (114).
Se propone además, un método para evaluar que señala que es recomendable usar
instrumentos y estrategias de diversos tipos, considerando la diversidad de estudiantes,
tales como: pruebas escritas, guías de trabajo, informes, ensayos, entrevistas, debates,
mapas conceptuales, informes de laboratorio e investigaciones, entre otros (20).
“En lo posible, se deben presentar situaciones que pueden resolverse de distintas maneras
y con diferente grado de complejidad, para que los diversos estudiantes puedan
solucionarlas y muestren sus distintos niveles y estilos de aprendizaje” (20).
También, el programa indica que las preguntas que deben estar en la evaluación del
docente deben ser rigurosas y de acuerdo con los Aprendizajes Esperados, por lo que
permitan demostrar la real comprensión del contenido evaluado (20).
Señalan también consejos para obtener buenos resultados en cuanto a la evaluación, para
que esta sea de alta calidad, señalando diversas estrategias como: comparar las
respuestas de sus estudiantes con las mejores respuestas de otros alumnos de edad
parecida. También, se pe pueden usar los Mapas de Progreso, ya que en sus ejemplos se
identifican respuestas de evaluaciones previas, las que pueden ser utilizadas como modelo
para otras realizadas en torno al mismo aprendizaje (20).
“Desarrollar rúbricas que indiquen los resultados explícitos para un desempeño específico
y que muestren los diferentes niveles de calidad para dicho desempeño” (20).
Primero que todo, los alumnos deben ser conscientes de lo que significa
comprender, comparar y evaluar textos orales, de este modo entender que una noticia, un
documental o un reportaje no es tan simple como quizás lo ven en el día a día. Siguiendo
esta premisa, la profesora les presentará un video teórico, donde este destaque
fuertemente lo que a diario estos medios crean y que inconscientemente nosotros
aceptamos, y además configuran nuestro pensar.
Esta clase es de novena minutos y se considera más una clase reflexiva que formal, es por
esto que se inspira a la crítica y a la duda.
3. Conclusiones
3.1
3.2. Hallazgos:
En primer lugar, la cuestión del contenido como definición y como esta se implanta
a nivel país deja bastantes vacíos, ya que se ha perdido el valor fundamental de este, y de
cómo influye en la vida educacional de todas las personas. Hoy no es más que una palabra
vacía a los ojos de cualquiera que tiene que ver con la “materia del colegio”.
4.2. Estudios:
Gvirtz, Silvana y Mariano Palamidessi. “La construcción social del contenido a enseñar”.
El ABC de la tarea docente: Currículo y enseñanza. pp. 17-48.
Rodríguez, José María. “Cómo pronunciar una conferencia. Logos, Pathos, Ethos(1) ”.
Revista Antiguos Alumnos. Dic 2002: 34-35.