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Desde el siglo XIX, la función del docente se halla en continua evolución. En las
últimas décadas se ha cuestionado la función tradicional del profesorado y se han
propuesto alternativas para cambiar el rol que tiene que desempeñar. Esto ocurre
en todos los niveles educativos desde el
nivel infantil hasta el universitario.
FACTORES DE CAMBIO
Son muchos los factores que inciden en la necesidad del cambio de la función
docente, entre ellos podemos destacar:
La explosión escolar
El desarrollo de nuevos medios de comunicación social
Acelerada evolución de la sociedad
Nuevos avances científicos y tecnológicos
Nuevas corrientes pedagógicas
Es evidente que el rol del docente debe cambiar al ritmo de la sociedad y que,
tanto en los modelos iniciales como en los de formación permanente, deben
introducirse progresivas reformas que caractericen al docente de principios del
siglo XXI. No debe olvidarse que el papel del maestro monopolizador del saber y
como transmisor de conocimientos está en declive, sino en parte obsoleto. Los
medios de información y de comunicación, desde las bibliotecas a la INTERNET
suplen parte de ese rol, y por lo tanto, el docente tiene que ser guía, orientador y
un facilitador, del alumnado en la búsqueda de información y sobre todo de ser
capaz de aportar criterios para seleccionar información, ante el exceso de datos y
de información que la sociedad ofrece.
EL NUEVO DOCENTE
Así a grandes rasgos, es el complejo papel del docente, merecedor del mayor
respeto y dignificación por parte de la sociedad, cuestión que, en teoría, nadie
discute. Sin embargo, la educación del ciudadano del futuro depende en gran
medida de la existencia de buenas escuelas y de buenos profesionales de la
educación en estos aspectos descansa en gran parte la calidad de la educación.
Según indica Segura Bazán (2006) cuando habla de los aspectos que debe de
contar la personalidad del docente:
Como se puede apreciar, son una serie de actitudes que supondrían ser un
"súper-docente", sin embargo, ante los retos y dificultades que se encuentra el
educador(a) hoy en día con sus estudiantes, me parece que son actitudes
deseables y esperables en un docente hoy en día, dado que los estudiantes,
provienen en su mayoría de familias desestructuradas, de entornos donde
posiblemente reine la violencia en sus diferentes formas y donde también, la
familia ha delegado la responsabilidad (consciente o inconscientemente) de la
formación de sus hijos en la Escuela.
Es por ello que la misión en la educación del Siglo XXI debe de ir encaminada a
propiciar el crecimiento de la persona integralmente, promoviendo en él y
ella, desarrollo del conocimiento sobre su profesionalización, cultura, habilidades y
actitudes en otras palabras, en sus competencias, los cuales, le llevarán a ser
mejor profesional y humano.
El docente que tiene el don, la vocación, el gusto e interés por enseñar es el que
siembra en sus estudiantes la semilla del amor y el cariño por lo que hacen, no
sólo para hoy, sino también para el mañana y no sólo para el beneficio propio, sino
que también lo procura para con los que tiene en su entorno, en su comunidad.
Incluso puede enriquecerse si llega a considerar lo que ha llevado a trascender a
grandes pedagogos y educadores, tal como es el caso de San Juan Bautista De
La Salle, San Marcelino Champagnat y San Juan Bosco.
Por principio de sentido común, para que pueda comprender los impulsos
creativos, valorarlos y propiciar un clima favorable a la creatividad, el maestro
debe ser, de alguna forma, creativo. Hay que puntualizarlo más: no basta con que
sea un expositor creativo o un artista. Interesa que sea creativo en tanto maestro,
es decir, en cuanto a formador de personas.
El aula de clase debe ser algo más que un espacio de intercambios cognitivos,
debe ser un espacio de construcción de actitudes y vivencias subjetivas gestadas
tanto por los estudiantes como por los docentes y mediados por el afecto como
componente fundamental del conocer, actuar y relacionarse. Los docentes que se
arriesgan, que son ellos mismos, que confían en sus alumnos, que se aventuran a
lo desconocido; son testigos de hechos excitantes e increíbles. Se puede percibir
como se forman las personas, como se inicia el aprendizaje y como surgen en los
alumnos esos futuros ciudadanos dispuestos a enfrentar el mundo.
Si dentro de su rol, los docentes pudieran quitarse el casco protector, sin temor a
mostrarse como son y pudieran confiar en la condición intrínseca de los alumnos
como seres humanos aptos, siendo auténtico con ellos y procurando entenderlos
en su forma de sentir, realmente se iniciaría un proceso constructivo de
aprendizaje.
La buena noticia es que con un sencillo cambio de rutinas de dos minutos pueden
eliminarse los rasgos que actúan en contra, y reemplazarlos con los que trabajan a
favor.
Los seis rasgos siguientes de la personalidad del docente hacen la gestión del
aula más difícil.
1. Impaciencia
Los maestros que son pesimistas por naturaleza no son capaces de fomentar el
buen comportamiento que desean. Los pensamientos negativos, sentimientos y
actitudes acerca de los estudiantes -particularmente de los estudiantes difíciels-
son imposibles de ocultar. Se revelan a través de tus palabras, de tu lenguaje
corporal y tono de voz y hacen que la construcción de relaciones con ellos sea
imposible.
4. Irritabilidad
5. Demasiado sensible
Maestros con fina piel, que toman la mala conducta como algo personal,
inevitablemente, a menudo inconscientemente, buscan venganza en contra de sus
alumnos. Ellos no pueden ayudarse a sí mismos.El resentimiento y el rencor crean
el tipo de errores frecuentes de gestión del aula, como gritos, regaños y rencores
que se traducen en una espiral de mal comportamiento de los estudiantes.
Suspiros frecuentes, los ojos en blanco, la cara roja conferencia . Signos externos
de frustración pueden causar una tensión envolvente en el aula. Al permitir a los
estudiantes a meterse debajo de su piel, no sólo hace que tu clase sea
desconcertante y desagradable, hace que los estudiantes desafíen tu autoridad y
lo hacen cada vez que tienen la oportunidad.
La forma más sencilla es pasar un par de minutos antes de los estudiantes lleguen
con los ojos cerrados, visualizarte con calma y confianza en la gestión de tu clase.
BIBLIOGRAFÍA
http://encuentro.educared.org
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc
http://www.alexbain.edu.mx/Perfil_docente.pdf
https://creaconlaura.blogspot.com/
https://es.slideshare.net
https://pedagogiaruth.wordpress.com
https://www.tareasya.com.mx/tareasya/maestros/maestro-de-excelencia