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N U E VO S FOL IO S DE BIOÉT ICA / N º 2 / AG O STO 2010

Introducción

Los primeros escritos dedicados a describir del bienestar de la ciudadanía, en tanto la


las tareas de la salud pública presentan una biopolítica, actuando también directamente
notoria cercanía a lo que posteriormente sobre la vida, persigue objetivos e intereses
se conocerá como biopolítica. El roce de lo que suelen ser grupales o corporativos y de
público con lo privado, los enfrentamientos legitimidad discutible.
de las políticas sanitarias con el individuo
autónomo, y del gobierno con poblaciones Similares discrepancias aparecen cuando
y el cuidado del ciudadano, son los temas en nombre de lo colectivo la salud pública
recurrentes que se inician con la salud pú- busca ordenar ciertos hábitos y estilos de
blica en el siglo XVII, como también serán vida –tabaquismo, alcohol, costumbres
tomados por la biopolítica a partir de fines alimentarias–, viviéndose la resistencia y
del siglo XVII. Ambos procesos, el sanita- la indisposición de quienes resienten lo
rio y el biopolítico, tienden en recientes que ven como una intromisión en su esfera
decenios a una confluencia cuyos vastos privada. La “nueva salud pública” tiende a
alcances necesitan una reflexión y posible- desplazar la responsabilidad pública hacia
mente sugerencias de corrección. Dos son el individuo, generando un singular acerca-
los campos en que se producen tensiones miento entre autorresponsabilidad en salud
sociales y opacidades éticas: uno es el de las y comportamiento moral: “El cuidado de
disonancias entre objetivos políticos per- la salud a través del cultivo del cuerpo se
seguidos por el biopoder –de inspiración ha convertido en elemento crucial en la
global– y las metas sanitarias que orientan forma en que el individuo puede expresar
a la salud pública bajo responsabilidad del públicamente virtudes como el autocontrol,
Estado-nación; el segundo tiene que ver la autodisciplina, la privación y la fuerza
con los escollos para llevar a efecto políti- de voluntad; en suma, aquellas cualidades
cas y programas requirentes de disciplina consideradas importantes para ser un ser
colectiva –espacio público–, frente a la au- humano ‘normal’, ‘sano’”.1 Ante esta pers-
tonomía individual invocada para obviar pectiva, la bioética se ha de enfrascar como
imposiciones –ámbito privado–. parte intrínseca de la salud pública, más
que quedar como mero llamado a ejercer
Los afanes preventivos y terapéuticos la disciplina en forma virtuosa.
de la salud pública deben convivir y, en
ocasiones, oponerse a proyectos políticos Característica de la biopolítica, por su
ejercidos a través del biopoder. Entre parte, es la imposición de normas colectivas
biopolítica y bioética hay, a su vez, una y de disciplina individual como medios
relación turbulenta que amenaza compro- para alcanzar un fin determinado por
meter a la salud pública. Ésta siempre tiene autoridad y poder, del todo refractario a
por objetivo proteger la vida en función reflexión ética alguna. Urge bregar por

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“la refundación de la vida política en la disposiciones enfocadas sobre la vida de los


vida biológica”, lo que Fassin denomina individuos. Este énfasis común en la vida,
la biolegitimidad que ha de ser construida convoca también a la ética de la vida, y será
desde las ciencias sociales. El presente texto una propuesta de fondo que las políticas
adhiere a las críticas más duras contra la públicas sanitarias se diferencian del biopo-
biopolítica como un ejercicio de poder der en la medida que incorporan la dimen-
desprovisto de fundamentos éticos, a ser sión bioética en su quehacer. “Los derechos
reemplazado por políticas que correspon- del hombre, en cuyo nombre se proclama
den a la salud pública como disciplina la urgencia de la acción, son derechos del
basada en conocimientos científicos e humano viviente antes que del ciudadano
inspirada en una clara vocación bioética. del mundo. La ambición de universalidad
La conjunción de ciencia y ética también que ellos anuncian se encuentra reducida
ha de ser críticamente observada, so pena a su más amplia expresión: la desnudez
de profundizar la brecha entre el énfasis de la vida”.2
puesto en el autocuidado y el aggiornamento
de una salud pública dedicada al apoyo De ninguna manera puede plantearse una
social, a la reducción de desigualdades y distinción excluyente entre salud pública
a la creación de un ambiente político tole- y política. Todo lo contrario, es preciso
rante y democrático, como concluyen en su estrechar el vínculo al mismo tiempo que
libro Petersen y Lupton. se recompone: no es la biopolítica el fun-
damento legítimo del quehacer sanitario,
La presente reflexión arranca del reconoci- correspondiéndole a la salud pública
miento de que salud pública y biopolítica inspirar las políticas públicas necesarias
persiguen objetivos colectivos mediante y deseables.

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Orígenes de la biopolítica: Michel Foucault

Un puñado de publicaciones aparecidas en siglo XVII. Fue Foucault el primer pensa-


la primera mitad del siglo XX introducen dor quien, de modo recurrente aunque no
el término “biopolítica” para reforzar la sistemático, dejó sentados los fundamen-
concepción del Estado como ser viviente, tos para entender este fenómeno político
6
cargado de instintos y pulsiones que lo característico de la modernidad. Con
llevan a diseñar políticas destinadas a sa- anterioridad, el soberano absoluto ejerce
tisfacer necesidades orgánicas de carácter potestad sobre la vida de sus súbditos que
teleológico. Es el lenguaje de las dictaduras, son el potencial bélico mediante el cual se
y en los escritos fascistas se propugna “la defiende el poder contra amenazas o ata-
nueva idea de un Estado fuerte, combativo ques. El poder soberano sobre la vida se
y orientado a mantener viva y extender la manifiesta dejando vivir y haciendo morir.
propia nación, para lo cual es la guerra el Con la declinación de poderes absolutos,
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mejor de los medios”. El término biopo- incluyendo el biopoder de dictaminar
lítica nutre la idea del Estado como “or- impunemente quién podía vivir y quién
ganismo” o “forma viviente”, requirente debía morir, se desarrollan dos formas de
de “espacio vital” a ser apropiado por la poder político: la biopolítica que controla
fuerza, la conquista, la sumisión de los a los individuos ejerciendo poder sobre el
débiles y el reconocimiento de patógenos cuerpo humano, que es disciplinado para
peligrosos para la salud estatal, como el extraerle la mayor productividad económi-
sindicalismo, la democracia o la infestación ca posible –la anatomía política del cuerpo
con parásitos sociales –razas foráneas–. La humano–; y la biopolítica de población, em-
salud estatal ha de ser defendida por una peñada en ordenar y regular a los grupos
medicina de Estado, y es de lamentar, dice humanos para mantener el orden social y la
el prestigioso biólogo Jacob von Uexküll, eficacia de la producción material. En esta
que “no contemos con ningún órgano al que segunda forma de biopolítica se desarrollan
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se pueda confiar la higiene del Estado”. instituciones y técnicas de poder a nivel
Son los propulsores del biologismo estatal educacional, sanitario y laboral, ejerciendo
quienes elaboran estos conceptos y crean el poder político sobre procesos biológicos
los términos geopolítica y biopolítica, cuyas de reproducción y desarrollando la estadís-
orientaciones racistas culminarán en los tica para registrar las tasas de nacimiento,
horrores del nacionalsocialismo y de la muerte, expectativa de vida o constantes
Segunda Guerra Mundial.5 sanitarias. La biopolítica se torna un poder
que apoya la vida sin hesitar en la aniqui-
A diferencia del uso doctrinario y mili- lación de quien estorba sus objetivos: “El
tante del término, para Michel Foucault derecho de la soberanía es, entonces, el de
el biopoder es un descriptor de visiones hacer morir o dejar vivir. Y luego se instala
y acciones políticas que se remontan al el nuevo derecho: el de hacer vivir y dejar

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morir”. El acento propicio a la vida se torna degeneradas o anómalas que son aniqui-
de defensivo en protector, la condena a la ladas a fin de no perturbar el desarrollo
aniquilación se ejerce mediante margina- de los elegidos. 8 En este uso biológico
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ciones y exclusiones. espurio y arbitrario del concepto de raza,
se muestra cómo la biopolítica ejerce su
En recientes decenios se verá reproducido poder en base a criterios y conceptos
este lenguaje, estructurando pensamientos biológicos, para excluir a los destituidos.
y prácticas políticas de muy diversa factu- La aniquilación no es siempre física, pues
ra, pero que adhieren al uso indiscriminado un silenciamiento igualmente efectivo en
del término biopolítica para lo que es, pero términos de proteger a los de raza superior
también para lo que no es, el gobierno es la marginación social y el desempode-
público de la vida privada –al decir de los ramiento. El ejercicio de poder en base a
sociólogos–, la determinación política de la discriminaciones biológicas niega el espa-
vida misma que observan la filosofía y la cio social y público propio de la política,
ética. Al afinar la mirada se logra distinguir, por lo que hablar de biopolítica sería una
además de delimitar lo que es biopolítica, contradicción insoluble. Interpretando el
una serie finita de formas de desarrollarla, pensamiento de H. Arendt y de A. Heller,
variantes cuyas consecuencias sociales y señala Ortega: “El ámbito de la política se
dimensiones éticas deben ser claramente constituía tradicionalmente mediante la se-
identificadas ante todo al estudiar sus paración del espacio oikos, o sea, de la vida
relaciones con la salud pública. doméstica y de necesidades biológicas,
del espacio público, lo cual corresponde
En su nuevo despliegue, la biopolítica a la distinción aristotélica entre zoé y bíos,
continúa siendo una política del poder entre vida biológica y vida públicamente
ejercido derechamente sobre la vida bioló- calificada”.9 Al colapsar estas diferencias,
gica, no sobre la vida ciudadana ni a través la biopolítica monopoliza el poder y seca
del derecho, sino en forma directa sobre el el espacio de la deliberación política.
cuerpo humano, su biología y, finalmente,
su subsistencia o su aniquilación. Solo se Obvia es la cercanía entre una política sobre
comprende la biopolítica al reconocer su la vida y la medicina –pública y clínica– que
objetivo de proteger la vida de unos, pero actúa sobre el cuerpo: “La medicina es un
siempre a costa de sacrificar o marginar la saber/poder que se aplica, a la vez, sobre
de quienes no son los privilegiados. el cuerpo y sobre la población, sobre el
organismo y sobre los procesos biológicos;
La biopolítica es siempre excluyente, y “el que va a tener, en consecuencia, efectos dis-
corte entre lo que debe vivir y lo que debe ciplinarios y regularizadores”.10 Arrastrada
morir” es la separación en el “continuum en el torbellino disciplinario de la biopolí-
biológico de la especie humana” entre tica dieciochesca, “la medicina (…) ahora
razas buenas y superiores, que han de va a tener la función crucial de la higiene
ser protegidas, y razas inferiores, malas, pública”, incluyendo una “campaña de

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aprendizaje de la higiene y medicalización y la política de la vida que despliega la


de la población”.11 13
mirada filosófico-política. Útil para la an-
tropología es la comprensión de biopolítica
Ni siquiera en “Nacimiento de la biopo- como compuesta por estas dos fases, lo vi-
lítica” hizo Foucault algo por ampliar y viente –en tanto bíos o existencia humana–
sistematizar sus ideas sobre biopolítica, y lo vivo –como zoé o mera biología–. Para
con lo cual quedó autorizado un profuso la relación entre biopolítica y salud pública,
despliegue académico que hace transitar el así como para la bioética, que hasta ahora
tema por los más diversos ámbitos.12 Desde había mostrado escaso interés en el tema, es
la antropología médica, Didier Fassin ha conveniente una sistematización más tajan-
estimado conveniente desgranar dos gran- te, planteando cuatro formas básicas como
des corrientes biopolíticas: la política de lo se ha entendido la biopolítica, cada una
viviente, cercana al ser humano en tanto sustentada en un corpus conceptual propio:
cuerpo explorable, cognoscible desde las la biopolítica tanática, la instrumental, la
ciencias naturales, en especial la biología, tecnocientífica y la afirmativa.

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Biopolítica tanática: Giorgio Agamben

Tal vez la visión más negativa provenga nuda sometida a todo tipo de vejaciones.
del filósofo italiano Agamben, quien ve El trato que se ha dado a las poblaciones
en la biopolítica un ejercicio de poder que de inmigrantes ilegales en Francia, donde
tiende a menoscabar al individuo hasta el viven hacinados y carentes de derechos
extremo de hacerlo morir con impunidad, ciudadanos que les permitan ingresar en
de ahí su énfasis en lo tanático (tanatos = la sociedad, ilustra las severas tensiones
muerte). El ejemplo que analiza es el campo reinantes entre derechos políticos, derechos
de concentración, donde los individuos son sociales y carencia de todo derecho, distin-
despojados de toda su existencia biográfica, ciones que se establecen en términos biopo-
personal y social, quedando reducidos a líticos para resguardar la paz ciudadana a
la vida nuda, la mera corporeidad animal. costa de sacrificar a los ilegales.
El ser humano se convierte en homo sacer
–homo nudo–, una existencia desvalida La biopolítica tanática descrita por
e insignificante, reducida a un ente que Agamben practica el corte entre vidas a
puede ser impunemente muerto, pero no proteger y vidas dispensables, recurrien-
es sacrificable. El sentido de un sacrificio do a doctrinas racistas en los campos de
es ofrecer en pleitesía algo de valor, pero concentración y en algunos estados de
al homo sacer no le resta ese valor mínimo excepción. Se detecta la misma política de
para servir de dádiva por causa o para segregaciones sociales entre ciudadanos y
entidad alguna, y por eso es impunemente marginales, integrados y desempoderados,
eliminable.14 autorizados e ilegales, reconocidos e invi-
sibles, estableciendo un lenguaje racista
Preocupa a Agamben cómo las democracias que discrimina entre protegidos y dispen-
contemporáneas muestran una tendencia a sables. Estos sesgos políticos se asesoran
despojar a los ciudadanos de sus atributos con la medicina y con la bioética, ambas
personales y someterlos al poder de la enfrascadas en interminables polémicas
biopolítica, lo cual, al menos en el orden acerca del estatus de seres humanos que
mundial, efectivamente es así. Acuciados se encuentran entre vida y muerte, dando
por el bioterror del 11 de septiembre de 2001 pábulo a nuevas condiciones biológicas
en Estados Unidos, se decretó un estado de como el estado vegetativo persistente para
emergencia que permite socavar los dere- seres humanos que no están ya vivos como
chos humanos y el habeas corpus de personas personas, pero cuyos cuerpos conservan
consideradas sospechosas por su filiación funciones vitales dependientes de soportes
étnica o por cualquier indicio banal; son instrumentales.
modos biopolíticos de despojar a los indi-
viduos de su carácter ciudadano y de sus La biopolítica estudiada por Agamben no
vínculos sociales, para convertirlos en vida tiene otros defensores que algunos políticos

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y pensadores que consideran legítimo pro- valiosas tolera e impone la destrucción de


piciar guerras santas justificándolas en de- vidas despreciadas como dispensables o, en
fensa de valores egregios como democracia, su versión actual, justifica la intervención
libertad, antiterrorismo. Es el jus ad bellum bélica que viola derechos humanos para
sustentado en el clásico argumento biopo- derrocar regímenes que no respetan esos
lítico según el cual la protección de vidas mismos derechos básicos.15

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Biopolítica instrumental: Michael Gross

Hay ciertas semejanzas entre esta biopo- entre bioeticistas que discurren argumentos
lítica y la forma tanática, ya que también sofisticados para justificar que la brutali-
aquí se invoca el jus ad bellum o guerra santa dad puede servir para coartar amenazas,
supuestamente justificada por lo egregio de abreviar los episodios bélicos y servir de
sus fines o por la perversidad del enemigo escarmiento. Nuevamente se involucra a
amenazador. Sin embargo, se va un paso la medicina en prácticas biopolíticas, esgri-
más allá, al tolerar y aceptar prácticas béli- miendo el argumento de que la bioética y
cas rechazadas por acuerdos internaciona- la ética médica han de ser silenciadas por
les que prohíben el maltrato y la tortura de la ética militar, de modo que el médico
prisioneros, el ataque a poblaciones civiles, participante en torturas está obrando no en
el bombardeo de hospitales, ambulancias respeto de la ética profesional, sino como
16
o escuelas y el uso de armas biológicas y ciudadano que ha de cumplir su deber.
químicas. Es la doctrina jus in bello que se
excusa de respetar el derecho internacio- No hay forma de biopolítica que se distan-
nal y su rechazo de todas estas formas de cie más de la bioética que ésta y, si bien la
encarnizamiento agresivo empleado con ética militar podrá encontrar justificaciones
la disculpa que los medios excesivos per- estratégicas para violar el jus in bello, es del
miten reducir los daños y la prolongación todo impropio que desde la ética médica y
de los conflictos bélicos. Agravante de esta de la bioética aparezcan justificaciones con-
violación de convenciones que regulan y ceptuales de prácticas que son inaceptables
circunscriben los métodos de agresión, es y contrarias a todo espíritu humanitario.
que ha encontrado numerosos defensores

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Biopolítica tecnocientífica: Nicolas Rose

Con el nombre de política de la vida, el beneplácito con la aplicación de estos


sociólogo N. Rose y el antropólogo P. avances en el diagnóstico precoz de in-
Rabinow han desarrollado un corpus de dividuos cuyo futuro estaría marcado
artículos y libros que elogian los avances por la delincuencia y el desvío social.
biotecnocientíficos desplegados en recien- Una estrategia destinada a reducir riesgos
tes tiempos, donde destacan la genética, poblacionales “buscando la identificación
la reproducción asistida, la neurociencia presintomática de individuos problemáti-
y, en la medida que pase de promesas a cos y ofensores, sometiéndolos a progra-
resultados, la incipiente nanotecnología, mas de intervenciones… eventualmente
como loables esfuerzos encaminados “al incapacitándolos mediante encarcelación
control de los procesos vitales del cuerpo y permanente, detención preventiva de
de la mente”.17 Con fervor apenas crítico, abusadores sexuales… o de quienes sean
celebran el dominio de la cultura sobre la diagnosticados de albergar ciertos ‘desór-
naturaleza, otorgando una atención muy denes de personalidad’”. En suma, es una
marginal a las inequidades que el desplie- biopolítica que utiliza la biotecnociencia
gue tecnocientífico trae consigo y al riesgo para decidir quién debe vivir y a quién se
de desatender problemas mórbidos que coarta en su autonomía, cercenando opcio-
afectan a las poblaciones más pobres del nes de vida en defensa de la sociedad. No
mundo, exacerbando las penurias de quie- es demasiado tranquilizador leer que “no
nes padecen enfermedades desatendidas hay evidencia que sugiera que las formas
–neglected diseases–. de biopolítica que se vienen desarrollando
tengan entre sus objetivos estratégicos
El elemento biopolítico de la biotecnofilia una administración masiva de cualidades
aparece cuando los autores muestran su poblacionales”.18

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Biopolítica afirmativa: Roberto Esposito

Las diversas lecturas de la biopolítica dejan viviente deba pensarse en la unidad de


escaso espacio para pensar en una forma la vida– significa que ninguna porción
afirmativa de emplear el poder en benefi- de ésta pueda ser destruida a favor de
cio de la vida. Gran conocedor del tema, otra: toda vida es forma de vida y toda
Esposito reconoce el aspecto tenebroso forma de vida ha de referirse a la vida.
que ha sido inherente a la biopolítica y se No es éste el contenido ni el sentido
pregunta por qué ella, siendo una política último de la biopolítica, pero al menos
de la vida, está en permanente tentación es su presupuesto: que se lo niegue una
de volverse tanatopolítica y de ser inter- vez más en una política de la muerte, o
pretada como destructiva. En el trasfondo se lo afirme en una política de la vida,
de esta interrogante yace el anhelo de vis- también dependerá del modo en que
lumbrar una biopolítica afirmativa, que no el pensamiento contemporáneo siga
19
sea de la vida ni sobre ella, sino que se des- sus huellas”.
pliegue como una biopolítica para la vida.
El estatus embrionario de esta propuesta Un pensamiento utópico y desarraigado
queda mostrado al citar las frases con que tanto de la historia como de la realidad
el filósofo italiano cierra una de sus más social contemporánea, que solo podría
recientes obras: cumplirse si la biopolítica desechara su
intrínseco componente destructivo para
“Ninguna porción de ésta [la vida] convertirse en una biopolítica para la vida.
puede ser destruida a favor de otra: Mas en ese caso deja de ser una biopolítica
toda vida es forma de vida y toda propiamente tal y se transforma en una
forma de vida ha de referirse a la política afirmativa de la vida, lo que el
vida. Que un único proceso atraviese presente texto pretende destacar como
sin solución de continuidad toda la análogo a una salud pública fundada en
extensión de lo viviente –que cualquier la reflexión bioética.

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Los orígenes de la salud pública

En el pensamiento pionero de B. Ramazzini hace de lo sanitario materia de la autoridad


(1633-1714), la medicina social es “parte policial a objeto de “incrementar el poder
de un plan político y organizativo cuya del Estado, más que el bienestar de la po-
máxima meta fuera ubicar la vida social blación, volviéndose una ideología estatal
y económica al servicio de la política de reaccionaria”.21 Más conocida es la frase de
poder del Estado. Este sistema es conocido R. Virchow: “La medicina es una ciencia social
como mercantilismo o, en su orientación y la política no es sino medicina en grande”,
más política y típicamente alemana, como con la cual ratifica la íntima unión de lo
cameralismo”. En su “Tratado sobre las sanitario y lo político, variando según la
enfermedades de artistas y trabajadores orientación dada por los poderes reinantes:
manuales” (1700), reconoce la deuda que monarquía absoluta, revolución industrial,
sociedad y medicina tienen frente a los capitalismo, estado social y benefactor,
“profesionistas cuyo trabajo aparentemente neoliberalismo y globalización.
tan mínimo y despreciable es, no obstante,
tan imprescindible y útil para el bien del Es a mediados del siglo XVIII que Foucault
Estado”.20 sitúa la aparición de la biopolítica pobla-
cional: “atravesada por la mecánica de la
La historia de la salud pública tiene no- vida y fundada en procesos biológicos.
torias analogías con la biopolítica. Ambas La reproducción, las tasas de nacimiento
proponen intervenciones sobre las pobla- y muerte, los niveles sanitarios, las ex-
ciones, inspiradas en alcanzar algún fin pectativas y la prolongación de la vida
que excepcionalmente ha sido el estado de con todas sus variables, se convierten
salud poblacional en sí, más frecuentemen- en sustrato de medidas intervencionis-
te buscando asegurar e incrementar la pro- tas y controles regulativos: biopolítica de la
ductividad laboral en beneficio del poder población”. La analogía y el sincronismo
soberano –mercantilismo, cameralismo– o con los inicios del “esclarecimiento esta-
de la nación empeñada en un desarrollo dístico” iniciado por Louis en Francia y
que ha sido determinado por poderes fác- desarrollado por Farr en Inglaterra, dieron
ticos y no por la sociedad civil. impulso al desarrollo de la epidemiología
y la aplicación de un “bien organizado
Someramente, baste recordar los primeros movimiento higienista”, cuyos primeros
textos de salud pública, notablemente el de frutos fueron aplicados en el estudio de
J.P. Frank, que acuñaron el concepto de la las epidemias de cólera de mediados del
medicinische Polizei –policía médica–, que novecientos.22

Salud Pública y Biopolítica 15


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Convergencia de biopolítica y salud pública

En 1883 se legisla en Alemania la creación el reconocimiento de que estas mismas con-


de una Caja de Seguro Médico Obligatorio diciones sociales –la miseria, la mala nu-
que, bajo tutela del Estado, brinda atención trición, la susceptibilidad a enfermar– son
médica solo a los trabajadores. Diversos renuentes a ser modificadas y por lo tanto
intereses tanto fiscales como de la profesión pondrán límites férreos a la efectividad de
médica insisten en definir enfermedad ora la salud pública. Es preciso recurrir a la
como incapacidad laboral causada por ac- medicina para defender al cuerpo humano
cidentes del trabajo, ora como patologías de su degradación, encauzarlo en la nor-
agudas “inflamatorias” que ocasionan malidad y promover “el gran progreso
solo escaso ausentismo laboral. Quedan de la historia natural del ser humano, no
sin cobertura, cual si no fuesen enferme- porque se vuelva más sano, sino porque se
dades, las afecciones crónicas y las incura- domina mejor la enfermedad”.23 La salud
bles. Aquellos episodios mórbidos que no pública, su nombre parece indicarlo, es una
justifican una licencia médica, deben ser política de mantención de cuerpos libres
tratados en forma privada por practicantes de enfermedades que coarten su robustez
de medicinas alternativas o por recurso a laboral; de lo que no puede ser alcanzado
la aún persistente medicina caritativa que con medidas sanitarias, se hará cargo la
atiende a los pobres. medicina clínica, cuidando al individuo
por acción directa sobre el organismo,
Poco a poco, a lo largo de decenios, se mas con el mismo encargo de fortalecer la
extiende el seguro médico al resto de la fuerza física en pro de restaurar pronta-
población, mediante leyes que al mismo mente su productividad laboral. Medidas
tiempo regulan el desempeño de los mé- sanitarias en el seno de determinantes
dicos: todo médico es entendido como sociales negativas –lamentables pero no
una célula indispensable en el organismo removibles–, la convergencia de biopolí-
estatal, una opinión que ratifica el lenguaje ticas poblacionales, la normalización del
de la biopolítica, tanto por la analogía del cuerpo y la medicalización de condiciones
Estado con un organismo biológico, como laborales y vitales, son los vectores de lo
en la vinculación de medicina y política. que se puede entender como una biopoliti-
zación de la salud pública y de la medicina
Junto con reconocer el condicionamiento asistencial.
social de salud y enfermedad y de esta-
blecer medidas higiénicas –alcantarillado, La historia de la medicina social chilena
disponibilidad de agua potable, sanea- reproduce a grandes rasgos lo relatado.24
miento urbano– para mantener la fortaleza La atención médica para pobres e indigen-
corporal de los trabajadores, crece también tes estaba a cargo de la caridad, en forma

16 Salud Pública y Biopolítica


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tardía se fue poniendo parcialmente en Cohen y Arato señalan que


manos estatales a través de la Junta de
Beneficencia y desde 1924 de la Caja de “los inicios del siglo XVIII vieron un
Seguro Obligatorio, que atendía a los obre- ascenso demográfico acompañado por
ros asegurados. Entretanto, la medicina un incremento en la riqueza y el final
preventiva evolucionaba lánguidamente de los grandes azotes de las plagas
desde 1918 hasta anclar en el Servicio y las hambrunas; como resultado, la
Nacional de Salubridad. La fusión de las preocupación social por la muerte es
instituciones estatales curativas y preven- reemplazada por una preocupación
tivas originó el Servicio Nacional de Salud por la administración de la vida y la
(1952), cuyo cometido incluía fomentar acumulación de personas. Por con-
y proteger la salud y proveer atención siguiente, el Estado se interesa en la
médica a indigentes, obreros asegurados obtención de información y el control
y su familia nuclear. de la salud, la riqueza, los recursos
humanos, los recursos en general, la re-
Al tenor de la medicina pública de la producción y el bienestar de esa nueva
Europa decimonónica, también en Chile se entidad, la ‘población’ como un medio
observa la reticencia del Estado a asumir de incrementar el poder estatal”.26
los cuidados de la población no laboral
y el énfasis que recibe la “salud pública” La cita deja al descubierto la conjunción
higienista antes que el cuidado de los en- entre biopolítica, demografía, epidemiolo-
fermos. La Constitución de 1980 asegura la gía y políticas sanitarias que, con variados
protección de la salud, mas “no contempla matices e intensidad, se da en diversos
expresamente en su texto la existencia de regímenes políticos. Correspondería a las
un servicio nacional de salud” (p. 193), ciencias sociales desmenuzar “lo que en la
confiriendo al “derecho a la salud o dere- producción de las reglas de acción de las
cho a la protección de salud” el carácter de sociedades ya condujo a reducir los retos
“derecho social” no susceptible de ser re- morales de la intervención sobre el cuerpo a
clamado por un recurso de protección, por las únicas cuestiones, perfectamente funda-
falta de un “obligado preciso” (195-6).25 No mentadas después de todo, de la bioética,
hay, en suma, intención de universalidad mientras que los innumerables y delicados
en las obligaciones sanitarias del gobierno, problemas planteados por la salud pública
lo cual permite las políticas de inclusión/ quedarían esencialmente en la sombra”.27
exclusión que maculan los programas tanto Esta propuesta pecaría de un cierto cien-
del AUGE/GES como de las ISAPRES. Al tifismo que otorga a las ciencias sociales
usar criterios biológicos para discriminar roles no solo cognitivos sino también pro-
por género, edad, período reproductivo positivos, siendo más razonable pensar que
o procesos mórbidos, la salud pública críticas y propuestas en materias sanitarias
aplica el mismo sesgo que caracteriza a la corresponden en propiedad a la conjunción
biopolítica. de salud pública y bioética.

Salud Pública y Biopolítica 17


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Esfera pública y esfera privada

La sociología aporta un análisis que presen- o no una cirugía de transexualidad, per-


ta similitud con la tradicional tensión entre mitir o no que un paciente se niegue a la
atender disciplinadamente al bien común, amputación de sus miembros gangrenados
y respetar la autonomía de las personas. por diabetes, hacer valer o denegar el de-
“Nuestras necesidades y hábitos no tienen recho de los Testigos de Jehová a rechazar
ya un carácter privado; somos directamente transfusiones de sangre.29
responsables de ellos a la <vista del públi-
28
co>”. Al decir de Alan Touraine, el ámbito La conjunción de bioética y derecho, crean-
público ha ido invadiendo el espacio pri- do el neologismo “bioderecho” de discuti-
vado de las personas, restándoles la auto- da aceptación, es el intento de dar solidez
nomía sobre su propio cuerpo mediante a la deliberación bioética y estabilidad a los
disposiciones que regulan la reproducción vastos márgenes discrecionales del decisio-
humana y el estatus ontológico y moral del nismo. La “juridificación” o “legalización”
embrión, dictaminando sobre el cuerpo en que el bioderecho ejerce sobre la bioética
busca evitar que se eternicen las polémicas
tanto sano y productivo, así como dictando
y la reedición de disquisiciones desvencija-
normas sobre la actividad médica que ad-
das y renuentes a toda renovación, así como
ministra ese cuerpo. Finalmente, también
movilizar los derechos humanos desde su
asumiendo la regulación del proceso de
oficiosa proclamación hacia una legalidad
muerte en cuanto es la ley la que determi-
vinculante. El bioderecho es, no obstante,
na criterios de muerte para trasplantes, el
una herramienta potencialmente peligrosa
modo de actuar frente a vidas residuales
al rigidizar la deliberación y dar por sen-
como el estado vegetativo persistente o
tadas normas éticas que debieran quedar
las personas afectadas por el síndrome del
siempre abiertas a la argumentación y al
encastillamiento. Poder público y reflexión respeto de opiniones discrepantes. En ese
ética determinan y dictaminan sobre in- sentido, el bioderecho puede aliarse con la
tervenciones y omisiones que hacen vivir biopolítica para cercenar el pluralismo bio-
–tratamientos críticos–, dejan morir –eu- ético y reducir los espacios vitales privados.
tanasia pasiva–, o hacen morir –eutanasia Tema muy sensible que requiere enfoques
activa–. El listado de aspectos privados diferenciados en respeto a la diversidad
que son normados por el poder público es de filosofías políticas y culturas sociales
análogo a los problemas que ocupan a la imperantes, como también para evitar que
deliberación bioética. el [bio]derecho se convierta en instrumento
de la biopolítica, erigiéndose ésta a su vez
En el bioderecho se vienen presentando ins- en representante del espacio público y ejer-
tancias donde la voluntad del paciente se ciendo su poder sobre dimensiones de la
estrella con la ley y las decisiones terminan vida que corresponden al ámbito reflexivo
en manos del juez, quien decide si autorizar de la bioética.

18 Salud Pública y Biopolítica


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Biopolítica y salud pública convergen contra el terrorismo y el bioterrorismo,30


en su influencia sobre los individuos a erosionando la fundamental diferencia
partir del poder político, una tendencia entre la biopolítica que sistemáticamente
que busca determinar aspectos de la vida restringe la autonomía individual, y la
personal y ponerlos al servicio de las salud pública que solo lo hace cuando
metas políticas fijadas. Esta convergencia de esta restricción depende la eficacia
se hace muy notoria cuando la biopolítica de una política sanitaria –vacunaciones
expresamente convoca a la salud pública obligatorias, aislamientos en procesos
y a la medicina a colaborar en la lucha epidémicos–.

Salud Pública y Biopolítica 19


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Inserción de la bioética

La colonización del espacio privado por el la biopolítica y su alianza con la floreciente


poder público, lamentada por la sociología, biotecnociencia.33
encuentra no obstante su beneplácito en el
pensamiento de filósofos desencantados La emergencia de la biotecnociencia como
con la falta de relevancia social del discurso una nueva rama de la ciencia destaca un
bioético excesivamente preocupado por los desarrollo que llama a la reflexión, pues
derechos del individuo y el resguardo de su puede tener repercusiones demasiado ex-
autonomía aun en materias de repercusión tensas para ser registradas sin mediar un
social como lo son la genética, la reproduc- análisis ético de estos procesos. El ejemplo
ción humana, la oposición entre autonomía más evidente y preocupante es la emer-
y derechos colectivos. C. Castoriadis pre- gencia de las neurociencias, fundamen-
gunta derechamente: “¿No será que en vez talmente financiadas por erarios militares
de bioética lo que en realidad necesitamos en sus estudios para determinar las bases
31
es una biopolítica?”. Pregunta que encuen- biológicas de la conducta y controlarlas
tra respuesta afirmativa en C. Maldonado, mediante intervención en el sistema ner-
34
quien entiende la biopolítica como hija vioso central. Los avances de la genética
de la bioética, pero que ha crecido hasta auguran a corto plazo la posibilidad de in-
englobarla, por cuanto las nuevas tecnolo- tervenir en el genoma humano y modificar
gías operan a largo plazo, en gran escala, características fenotípicas y conductuales,
y empeñadas en “decisiones y acciones lo cual se anticipa igualmente para la na-
eficaces y eficientes”.32 Dimensiones todas notecnología, donde se presentan alterna-
que sobrepasan el horizonte de la bioética tivas por ahora teóricas, con consecuencias
y requieren, según el filósofo colombiano, biopolíticas que se insinúan en textos como
un enfoque político. “Nanotecnología y los militares”, “Reglas
de compromiso: democracia y diálogo en
Si la bioética efectivamente tiende al pre- la creación de nanotecnologías futuras” o
ciosismo de la minucia y padece de miopía “Democracia deliberativa y nanotecnolo-
frente a los grandes problemas de la vida gía”,35 aparecidos en una reciente antología.
que afectan a la humanidad, habría de reco- Estos temas de frontera comprometen a
nocerse su carácter efímero y dispensable. la biotecnociencia en lo más central de la
En su afán por iluminar todas las facetas vida humana y se insinúan como instru-
de la persona en cuanto agente racional y mentos de biopoder, siendo inconcebible
moral, ha olvidado la bioética su respon- que la bioética no participe de lleno en la
sabilidad frente al ser humano en cuanto deliberación.
ente biológico y, más trascendente aún,
como especie. Esta desatención abre flancos El intranquilizador potencial de la salud
para la colonización de estos ámbitos por pública de asemejarse a la biopolítica en

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N U E VO S FOL IO S DE BIOÉT ICA / N º 2 / AG O STO 2010

su colonización del ámbito privado desde título “Bioética del peor escenario: muerte,
el espacio público, es el punto de inserción desastre y salud pública (Oxford University
más sensible para la reflexión bioética, Press, 2010).
dados los frecuentes dilemas éticos de la
salud pública en sus intentos por conciliar En forma contemporánea, se produce un
la eficiencia de una campaña con el con- movimiento de aún mayor alcance cuando
sentimiento autónomo de las personas. El la biopolítica asume decisiones y ejerce su
tema de la oposición entre la autonomía poder en desconocimiento de la salud pú-
individual y la instalación de políticas sa- blica. No de otra manera se entiende que
nitarias que únicamente son efectivas si se desde el poder político se proscriba y pena-
llevan a cabo con disciplina y solidaridad lice el aborto procurado, en tanto la salud
social, genera una tensión entre el ámbito pública se lamenta de las lacras sanitarias
privado y las razones de Estado, como producidas: 200.000 abortos clandestinos
lo indica la paradoja preventiva de Rose: de los cuales 35.000 se complican y requie-
“Una medida preventiva que trae mucho ren atención hospitalaria, y del aumento
beneficio a la población ofrece poco a cada alarmante de embarazos adolescentes que
participante individual”,36 y lo destaca el en buena parte podrían evitarse con una
reciente texto de S. Holland “Ética en salud política menos restrictiva de acceso a la
pública”.37 anticoncepción de emergencia. En estos
casos no hay oportunidad ni injerencia de
Hay señales alarmantes de utilizar herra- una reflexión bioética para ponderar los
mientas políticas deleznables para man- requerimientos de la salud pública e inten-
tener en funciones centros de detención y tar alguna participación en las biopolíticas
tortura como Guantánamo y Abu Ghraib, emprendidas. Las diversas biopolíticas en
comprometiendo a médicos y a la salud torno al aborto, sea volviéndolo permisible
pública en esta lucha contra el terror. o confirmando posturas proscriptoras, se
Inquietante es la tendencia a politizar la llevan a cabo sin mucha participación de la
bioética, como ha ocurrido con la reciente salud pública, cuya preocupación se centra
creación de una nueva Comisión Nacional más en la prevalencia de abortos clandes-
de Bioética convocada por el Presidente de tinos y sus consecuencias patológicas, que
los EE.UU., presidida por un politólogo e en la autonomía reclamada para la mujer
incluyendo una minoría de solo tres espe- o los derechos invocados para el embrión.
cialistas en bioética. La convocatoria de la En Italia, donde el aborto procurado fue
biopolítica a la salud pública a participar en legalmente facilitado por el alto número de
la lucha común contra la amenaza del bio- abortos ilegales que ocurrían, se observa la
terrorismo es la más clara demostración de decisión política de legalizar el aborto en
la posible sinergia entre ambos campos de consonancia con una solución al problema
acción pública. El tema es tratado en forma de salud pública, pero ello sucede por
exhaustiva en el recientemente aparecido voluntad ciudadana expresada en sendos
libro de George J Annas, con el sugerente plebiscitos.

Salud Pública y Biopolítica 21


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En la medida en que la salud pública que se desarrolla la salud pública. En un


emprende políticas sanitarias de preven- propósito por entrelazar ambas disciplinas,
ción de enfermedades o promoción de se viene desarrollando desde hace algunos
vida saludable, inevitablemente cae en años una ética de protección que se propone
la mencionada tensión entre bien público establecer las condiciones bajo las cuales la
y autonomía individual. En su forma ex- salud pública puede legitimar la restricción
trema, una acción sanitaria colectiva que de la autonomía individual cuando la efica-
requiere participación de todos no puede cia de sus políticas requiere la participación
admitir disidentes que consideren vulne- disciplinada de cada miembro del colecti-
rada su autonomía o puesta en peligro su vo.38,39 La protección bioética sugiere que las
integridad física, planteándose un con- acciones cuya participación obligatoria no
flicto ético de difícil solución a menos que admite excepciones ni disidencias requie-
el bien común quede demostradamente ren ciertas condiciones de validación: 1)
amenazado o dañado por la renuencia de Enfrentar un problema sanitario público
algunos a participar. requirente de solución; 2) Contar con las
mejores medidas existentes para solucio-
La inserción de la bioética en el discurso de nar o paliar el problema; 3) Ponderar los
la salud pública no ha sido fácil y está lejos riesgos y asegurar que sean aleatorios, es
de completarse. Los primeros intentos no decir, igualmente [im]probables para todos
fueron convincentes por cuanto se intentó los afectados; y 4) Cumplidos los puntos
extrapolar una bioética principialista, en- anteriores, se legitima una restricción de la
focada a las relaciones interpersonales pero autonomía para la realización disciplinada
incapaz de atender el ámbito colectivo en del programa.40

22 Salud Pública y Biopolítica


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Salud pública como [bio]política afirmativa

La consolidación de la bioética como parte participación obligatoria aun a sabiendas


del engranaje conceptual y estratégico de la que algunos individuos sufrirían compli-
salud pública se constituye en base a la se- caciones severas, eventualmente letales.
paración de políticas sanitarias y biopolítica. Aunque la estrategia empleada fue bio-
Desde el momento en que la salud pública política, su legitimación ética puede ser
elabora programas de prevención de enfer- confirmada por cumplir los requisitos de
medades y promoción de vida saludable la ética de protección: el problema de la
buscando beneficiar a las poblaciones sin viruela era severo; la vacuna desarrollada
excepciones ni exclusiones, y recurriendo era altamente eficaz y eficiente, y de bajo
a restricciones de la autonomía individual costo; los riesgos de complicaciones eran
únicamente cuando ello es demostradamen- aleatorios e imprevisibles, teniendo todos
te necesario para asegurar la eficacia de las la misma probabilidad de ser víctimas de
medidas propuestas, estará actuando para ellos. La aleatoriedad de efectos indesea-
la vida, no sobre ella, como Esposito sugirie- dos en programas de salud pública es una
se, en nombre de una biopolítica afirmativa. diferencia fundamental con la biopolítica
Solo que, al abandonar la discriminación de caracterizada por discriminar arbitraria-
favorecidos y desatendidos, ya no será una mente entre beneficiados y perjudicados.
biopolítica desde que, al acoger a la bioética Cumplidas estas tres condiciones en el
entre sus disciplinas constituyentes, la salud programa antivariólico, era del todo jus-
pública se valida como sucesora y reempla- tificado limitar la autonomía de quienes
zante de cualquier forma de biopoder en el quisieran eximirse de la vacunación; en
mundo sanitario. otras palabras, se trató de una acción de
salud pública del todo legitimada desde
La erradicación de la viruela es ejemplo una ética de protección.
de un programa de salud pública que solo
pudo ser eficaz por la universalización de El contraejemplo, el de una salud pública
la vacuna antivariólica llevada con conse- empeñada en imponer regulaciones sin
cuencia y control rigurosos. La autonomía cumplir con los postulados de la ética de
individual debió doblegarse ante esta protección, ora actuando en forma biopo-
exigencia, pues el certificado de vacuna lítica, ora debiendo abstenerse de actuar,
era indispensable para cualquier empren- está dado por la epidemia de VIH/SIDA.
dimiento, desde enrolarse en instituciones Los intentos de imponer programas pre-
educacionales hasta ingresar al mercado ventivos –cierre de fronteras, aislamiento,
laboral, cumplir trámites civiles o viajar. La clausura de ambientes críticos como ciertos
salud pública actuaba como una biopolítica baños públicos– fueron todos resistidos y
policial que por el bien público desarrolló debieron ser abandonados, por cuanto ca-
una política de protección universal, con recían de eficacia y su aplicación producía

Salud Pública y Biopolítica 23


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discriminaciones y cercenamientos in- promoción de salud y su tendencia a fo-


justificados de autonomía individual. La mentar la autorresponsabilidad y propo-
inutilidad de aplicar medidas sanitarias ner estilos de vida y conductas saludables,
clásicas llevó a decretar un estado de debate que ocurre en un ambiente de mer-
“excepcionalismo” sanitario al reconocer cantilización de lo médico, medicalización
que es éticamente más correcto ejercer la de normalidad y desviación, y reducción
prudencia de no lesionar la autonomía de de la responsabilidad y las obligaciones
las personas si con ello no se logra un ade- del Estado. La ingente literatura sobre
cuado dominio sobre la epidemia.41 estas materias reconoce el filón ético que
debe incorporarse a un debate que por
El otro gran tema donde la salud pública su amplitud ha de ser tratado en otra
se integra con la reflexión bioética es la ocasión.

24 Salud Pública y Biopolítica


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Conclusión

La cercanía conceptual y estratégica de Es de temer el predominio de una biopolíti-


la salud pública como practicada desde ca que se propone fines acotados e interesa-
el siglo XVII con la biopolítica poblacio- dos y descuida los medios para alcanzarlos.
nal según la describe Foucault, presenta Si la salud pública es convocada a elaborar
fisuras que son develadas por la bioética. estrategias que privilegian determinadas
En recientes lustros y después que el pen- orientaciones y metas corporativas, habrá
samiento bioético se hubiese afianzado en perdido el contacto con las necesidades
el ámbito clínico, emerge una agenda tar- y aspiraciones del bien común, en cuyo
díamente convocada por la salud pública, caso se perfila como razonable y necesario
que se ve amenazada por la biopolítica que la bioética se ofrezca como una de las
empeñada en sobrepasarla. La colonización disciplinas que ha de participar en la deli-
de la bioética por la biopolítica ha de ser beración sobre los afanes y tareas propias
resistida, por cuanto es riesgoso sacrificar de la salud pública.
el análisis ético a los apetitos discriminato-
rios inherentes a toda biopolítica que busca Las voces que invocan una biopolítica
proteger a costa de marginar y aniquilar a puramente afirmativa están pensando en
los dispensables. poner el biopoder al servicio de la vida, lo
cual, como se ha señalado, es contradicto-
Conforme a su historia, la salud pública rio. La idea encierra el anhelo de una biopo-
ha sido, en gran medida, una biopolítica al lítica que sea positiva tanto para bios como
servicio de fuerzas dominantes –soberanos para zoé, sustentando el empoderamiento
absolutos, dictaduras, capitalismo– que de ésta, el florecimiento de aquélla. Hay
no hesitan en otorgar protección social y que revisar el pensamiento foucaultiano,
sanitaria a quienes sirven sus propósitos, acogiendo la sospecha de Didier Fassin de
aunque ello implique perjuicios y daños a que posiblemente Foucault se haya referido
marginados y desempoderados. El desen- al gobierno del cuerpo –anatomopolítica– y
foque de las tareas sanitarias en el seno de al gobierno de poblaciones –biopolítica–,
la globalización, el debilitamiento de los dejando “escapar la substancia de la vida”.42
Estados nacionales encargados de ellas, y Pretender la creación de una biopolítica
las tensiones impuestas a la salud pública afirmativa es caer en una contradicción
en nombre de la defensa contra el bioterro- semántica, pues toda biopolítica que torne
rismo y en el enfrentamiento de situacio- la espalda al componente destructivo que
nes globales con consecuencias sanitarias la define podrá ser muy afirmativa, pero ya
–pandemias, enfermedades emergentes y no será una biopolítica. Para evitar ese ca-
reemergentes, manipulación genética, cam- llejón sin salida, es más prometedor pensar
bios climáticos–, amenazan “biopolitizar” en una salud pública que se desentienda
las políticas públicas de salud. del biopoder y busque su afirmación en un

Salud Pública y Biopolítica 25


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maridaje con la bioética como un puente Hay una notoria zona ciega en la literatura
a tender entre las tres dimensiones que que se ocupa de la biopolítica, ceguera
le son inherentes: la legitimidad –ética, que el presente texto también padece. La
participativa– que debe dar sustento a la característica más resaltada de la biopoli-
legalidad, la reflexión que ha de fiscalizar tica es su invasión del mundo privado, de
la imposición y regular la disciplina, y la la individualidad biológica y existencial,
bioética que llama a desterrar a la biopolíti- por medio de un espacio político que
ca y hacer de la salud pública una empresa dictamina desde el espacio público lo que
éticamente solvente. ha de acontecer en el ámbito personal. Es
ésta, sin duda, una característica empírica
Al preguntar por los valores que sustentan y un lastre moral prevalente en las diver-
las políticas de la vida en las sociedades sas formas de biopolítica que han obrado
modernas, se rehabilita una reflexión moral en el mundo occidental moderno. Hay, no
sin renuncia alguna al análisis y diseño de obstante, un segundo elemento que ha sido
políticas públicas. El lenguaje científico solo oblicuamente reconocido en su carác-
y los datos estadísticos son de indudable ter biopolítico. Abundante es la literatura
valor para el diseño correcto y fundamen- dedicada al fenómeno de la globalización
tado de los programas de salud pública, y sus consecuencias, pero no ha sido sufi-
sin descuidar que los parámetros de una cientemente resaltado que el imperio de
sociedad provienen de los individuos que lo global se ejerce a través de biopolíticas
la integran: “Alrededor del tema de la que, característicamente fomentan deter-
cuantificación de los fenómenos y de la minados intereses y se desentienden o
interpretación de las medidas se juega algo activamente disponen daños morales y ma-
mucho más importante que el desarrollo de teriales a quienes bajo pretextos de discri-
nuevos instrumentos: una manera inédita minación biológica quedan excluidos de los
de pensar la relación entre el individuo y la privilegios elaborados por la biopolítica. El
sociedad, entre lo particular y lo general”.43 biopoder erosiona no solo la interfaz públi-
En el espesor del biopoder, que es el poder ca/privada, desmonta también los límites
que se estructura como una política sobre entre lo nacional y lo global, con impacto
la vida, se ha de situar la ya mencionada sobre las políticas sanitarias que, siendo
propuesta de Fassin de una “biolegitimi- una responsabilidad del Estado territorial
dad, que es la legitimidad de la vida”. Es y poblacionalmente acotado, sufren ahora
la política pública que se valida en tanto los embates de las fuerzas económicas y
se desarrolla en forma ecuánime y sin políticas de la globalización.
discriminaciones, al reconocer lo medular
de la ética en toda acción política que pre- Desarticular toda interacción entre biopo-
tenda ser afirmativa de la vida individual, der y salud pública es tarea primordial de
de la sociedad y de la especie humana, la deliberación bioética, pero no es la única,
más que defensora de intereses potentes y como intentarán mostrar algunos textos su-
privilegiados. cesivos de esta serie de “Nuevos Folios”.

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