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Introducción
morir”. El acento propicio a la vida se torna degeneradas o anómalas que son aniqui-
de defensivo en protector, la condena a la ladas a fin de no perturbar el desarrollo
aniquilación se ejerce mediante margina- de los elegidos. 8 En este uso biológico
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ciones y exclusiones. espurio y arbitrario del concepto de raza,
se muestra cómo la biopolítica ejerce su
En recientes decenios se verá reproducido poder en base a criterios y conceptos
este lenguaje, estructurando pensamientos biológicos, para excluir a los destituidos.
y prácticas políticas de muy diversa factu- La aniquilación no es siempre física, pues
ra, pero que adhieren al uso indiscriminado un silenciamiento igualmente efectivo en
del término biopolítica para lo que es, pero términos de proteger a los de raza superior
también para lo que no es, el gobierno es la marginación social y el desempode-
público de la vida privada –al decir de los ramiento. El ejercicio de poder en base a
sociólogos–, la determinación política de la discriminaciones biológicas niega el espa-
vida misma que observan la filosofía y la cio social y público propio de la política,
ética. Al afinar la mirada se logra distinguir, por lo que hablar de biopolítica sería una
además de delimitar lo que es biopolítica, contradicción insoluble. Interpretando el
una serie finita de formas de desarrollarla, pensamiento de H. Arendt y de A. Heller,
variantes cuyas consecuencias sociales y señala Ortega: “El ámbito de la política se
dimensiones éticas deben ser claramente constituía tradicionalmente mediante la se-
identificadas ante todo al estudiar sus paración del espacio oikos, o sea, de la vida
relaciones con la salud pública. doméstica y de necesidades biológicas,
del espacio público, lo cual corresponde
En su nuevo despliegue, la biopolítica a la distinción aristotélica entre zoé y bíos,
continúa siendo una política del poder entre vida biológica y vida públicamente
ejercido derechamente sobre la vida bioló- calificada”.9 Al colapsar estas diferencias,
gica, no sobre la vida ciudadana ni a través la biopolítica monopoliza el poder y seca
del derecho, sino en forma directa sobre el el espacio de la deliberación política.
cuerpo humano, su biología y, finalmente,
su subsistencia o su aniquilación. Solo se Obvia es la cercanía entre una política sobre
comprende la biopolítica al reconocer su la vida y la medicina –pública y clínica– que
objetivo de proteger la vida de unos, pero actúa sobre el cuerpo: “La medicina es un
siempre a costa de sacrificar o marginar la saber/poder que se aplica, a la vez, sobre
de quienes no son los privilegiados. el cuerpo y sobre la población, sobre el
organismo y sobre los procesos biológicos;
La biopolítica es siempre excluyente, y “el que va a tener, en consecuencia, efectos dis-
corte entre lo que debe vivir y lo que debe ciplinarios y regularizadores”.10 Arrastrada
morir” es la separación en el “continuum en el torbellino disciplinario de la biopolí-
biológico de la especie humana” entre tica dieciochesca, “la medicina (…) ahora
razas buenas y superiores, que han de va a tener la función crucial de la higiene
ser protegidas, y razas inferiores, malas, pública”, incluyendo una “campaña de
Tal vez la visión más negativa provenga nuda sometida a todo tipo de vejaciones.
del filósofo italiano Agamben, quien ve El trato que se ha dado a las poblaciones
en la biopolítica un ejercicio de poder que de inmigrantes ilegales en Francia, donde
tiende a menoscabar al individuo hasta el viven hacinados y carentes de derechos
extremo de hacerlo morir con impunidad, ciudadanos que les permitan ingresar en
de ahí su énfasis en lo tanático (tanatos = la sociedad, ilustra las severas tensiones
muerte). El ejemplo que analiza es el campo reinantes entre derechos políticos, derechos
de concentración, donde los individuos son sociales y carencia de todo derecho, distin-
despojados de toda su existencia biográfica, ciones que se establecen en términos biopo-
personal y social, quedando reducidos a líticos para resguardar la paz ciudadana a
la vida nuda, la mera corporeidad animal. costa de sacrificar a los ilegales.
El ser humano se convierte en homo sacer
–homo nudo–, una existencia desvalida La biopolítica tanática descrita por
e insignificante, reducida a un ente que Agamben practica el corte entre vidas a
puede ser impunemente muerto, pero no proteger y vidas dispensables, recurrien-
es sacrificable. El sentido de un sacrificio do a doctrinas racistas en los campos de
es ofrecer en pleitesía algo de valor, pero concentración y en algunos estados de
al homo sacer no le resta ese valor mínimo excepción. Se detecta la misma política de
para servir de dádiva por causa o para segregaciones sociales entre ciudadanos y
entidad alguna, y por eso es impunemente marginales, integrados y desempoderados,
eliminable.14 autorizados e ilegales, reconocidos e invi-
sibles, estableciendo un lenguaje racista
Preocupa a Agamben cómo las democracias que discrimina entre protegidos y dispen-
contemporáneas muestran una tendencia a sables. Estos sesgos políticos se asesoran
despojar a los ciudadanos de sus atributos con la medicina y con la bioética, ambas
personales y someterlos al poder de la enfrascadas en interminables polémicas
biopolítica, lo cual, al menos en el orden acerca del estatus de seres humanos que
mundial, efectivamente es así. Acuciados se encuentran entre vida y muerte, dando
por el bioterror del 11 de septiembre de 2001 pábulo a nuevas condiciones biológicas
en Estados Unidos, se decretó un estado de como el estado vegetativo persistente para
emergencia que permite socavar los dere- seres humanos que no están ya vivos como
chos humanos y el habeas corpus de personas personas, pero cuyos cuerpos conservan
consideradas sospechosas por su filiación funciones vitales dependientes de soportes
étnica o por cualquier indicio banal; son instrumentales.
modos biopolíticos de despojar a los indi-
viduos de su carácter ciudadano y de sus La biopolítica estudiada por Agamben no
vínculos sociales, para convertirlos en vida tiene otros defensores que algunos políticos
Hay ciertas semejanzas entre esta biopo- entre bioeticistas que discurren argumentos
lítica y la forma tanática, ya que también sofisticados para justificar que la brutali-
aquí se invoca el jus ad bellum o guerra santa dad puede servir para coartar amenazas,
supuestamente justificada por lo egregio de abreviar los episodios bélicos y servir de
sus fines o por la perversidad del enemigo escarmiento. Nuevamente se involucra a
amenazador. Sin embargo, se va un paso la medicina en prácticas biopolíticas, esgri-
más allá, al tolerar y aceptar prácticas béli- miendo el argumento de que la bioética y
cas rechazadas por acuerdos internaciona- la ética médica han de ser silenciadas por
les que prohíben el maltrato y la tortura de la ética militar, de modo que el médico
prisioneros, el ataque a poblaciones civiles, participante en torturas está obrando no en
el bombardeo de hospitales, ambulancias respeto de la ética profesional, sino como
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o escuelas y el uso de armas biológicas y ciudadano que ha de cumplir su deber.
químicas. Es la doctrina jus in bello que se
excusa de respetar el derecho internacio- No hay forma de biopolítica que se distan-
nal y su rechazo de todas estas formas de cie más de la bioética que ésta y, si bien la
encarnizamiento agresivo empleado con ética militar podrá encontrar justificaciones
la disculpa que los medios excesivos per- estratégicas para violar el jus in bello, es del
miten reducir los daños y la prolongación todo impropio que desde la ética médica y
de los conflictos bélicos. Agravante de esta de la bioética aparezcan justificaciones con-
violación de convenciones que regulan y ceptuales de prácticas que son inaceptables
circunscriben los métodos de agresión, es y contrarias a todo espíritu humanitario.
que ha encontrado numerosos defensores
Inserción de la bioética
su colonización del ámbito privado desde título “Bioética del peor escenario: muerte,
el espacio público, es el punto de inserción desastre y salud pública (Oxford University
más sensible para la reflexión bioética, Press, 2010).
dados los frecuentes dilemas éticos de la
salud pública en sus intentos por conciliar En forma contemporánea, se produce un
la eficiencia de una campaña con el con- movimiento de aún mayor alcance cuando
sentimiento autónomo de las personas. El la biopolítica asume decisiones y ejerce su
tema de la oposición entre la autonomía poder en desconocimiento de la salud pú-
individual y la instalación de políticas sa- blica. No de otra manera se entiende que
nitarias que únicamente son efectivas si se desde el poder político se proscriba y pena-
llevan a cabo con disciplina y solidaridad lice el aborto procurado, en tanto la salud
social, genera una tensión entre el ámbito pública se lamenta de las lacras sanitarias
privado y las razones de Estado, como producidas: 200.000 abortos clandestinos
lo indica la paradoja preventiva de Rose: de los cuales 35.000 se complican y requie-
“Una medida preventiva que trae mucho ren atención hospitalaria, y del aumento
beneficio a la población ofrece poco a cada alarmante de embarazos adolescentes que
participante individual”,36 y lo destaca el en buena parte podrían evitarse con una
reciente texto de S. Holland “Ética en salud política menos restrictiva de acceso a la
pública”.37 anticoncepción de emergencia. En estos
casos no hay oportunidad ni injerencia de
Hay señales alarmantes de utilizar herra- una reflexión bioética para ponderar los
mientas políticas deleznables para man- requerimientos de la salud pública e inten-
tener en funciones centros de detención y tar alguna participación en las biopolíticas
tortura como Guantánamo y Abu Ghraib, emprendidas. Las diversas biopolíticas en
comprometiendo a médicos y a la salud torno al aborto, sea volviéndolo permisible
pública en esta lucha contra el terror. o confirmando posturas proscriptoras, se
Inquietante es la tendencia a politizar la llevan a cabo sin mucha participación de la
bioética, como ha ocurrido con la reciente salud pública, cuya preocupación se centra
creación de una nueva Comisión Nacional más en la prevalencia de abortos clandes-
de Bioética convocada por el Presidente de tinos y sus consecuencias patológicas, que
los EE.UU., presidida por un politólogo e en la autonomía reclamada para la mujer
incluyendo una minoría de solo tres espe- o los derechos invocados para el embrión.
cialistas en bioética. La convocatoria de la En Italia, donde el aborto procurado fue
biopolítica a la salud pública a participar en legalmente facilitado por el alto número de
la lucha común contra la amenaza del bio- abortos ilegales que ocurrían, se observa la
terrorismo es la más clara demostración de decisión política de legalizar el aborto en
la posible sinergia entre ambos campos de consonancia con una solución al problema
acción pública. El tema es tratado en forma de salud pública, pero ello sucede por
exhaustiva en el recientemente aparecido voluntad ciudadana expresada en sendos
libro de George J Annas, con el sugerente plebiscitos.
Conclusión
maridaje con la bioética como un puente Hay una notoria zona ciega en la literatura
a tender entre las tres dimensiones que que se ocupa de la biopolítica, ceguera
le son inherentes: la legitimidad –ética, que el presente texto también padece. La
participativa– que debe dar sustento a la característica más resaltada de la biopoli-
legalidad, la reflexión que ha de fiscalizar tica es su invasión del mundo privado, de
la imposición y regular la disciplina, y la la individualidad biológica y existencial,
bioética que llama a desterrar a la biopolíti- por medio de un espacio político que
ca y hacer de la salud pública una empresa dictamina desde el espacio público lo que
éticamente solvente. ha de acontecer en el ámbito personal. Es
ésta, sin duda, una característica empírica
Al preguntar por los valores que sustentan y un lastre moral prevalente en las diver-
las políticas de la vida en las sociedades sas formas de biopolítica que han obrado
modernas, se rehabilita una reflexión moral en el mundo occidental moderno. Hay, no
sin renuncia alguna al análisis y diseño de obstante, un segundo elemento que ha sido
políticas públicas. El lenguaje científico solo oblicuamente reconocido en su carác-
y los datos estadísticos son de indudable ter biopolítico. Abundante es la literatura
valor para el diseño correcto y fundamen- dedicada al fenómeno de la globalización
tado de los programas de salud pública, y sus consecuencias, pero no ha sido sufi-
sin descuidar que los parámetros de una cientemente resaltado que el imperio de
sociedad provienen de los individuos que lo global se ejerce a través de biopolíticas
la integran: “Alrededor del tema de la que, característicamente fomentan deter-
cuantificación de los fenómenos y de la minados intereses y se desentienden o
interpretación de las medidas se juega algo activamente disponen daños morales y ma-
mucho más importante que el desarrollo de teriales a quienes bajo pretextos de discri-
nuevos instrumentos: una manera inédita minación biológica quedan excluidos de los
de pensar la relación entre el individuo y la privilegios elaborados por la biopolítica. El
sociedad, entre lo particular y lo general”.43 biopoder erosiona no solo la interfaz públi-
En el espesor del biopoder, que es el poder ca/privada, desmonta también los límites
que se estructura como una política sobre entre lo nacional y lo global, con impacto
la vida, se ha de situar la ya mencionada sobre las políticas sanitarias que, siendo
propuesta de Fassin de una “biolegitimi- una responsabilidad del Estado territorial
dad, que es la legitimidad de la vida”. Es y poblacionalmente acotado, sufren ahora
la política pública que se valida en tanto los embates de las fuerzas económicas y
se desarrolla en forma ecuánime y sin políticas de la globalización.
discriminaciones, al reconocer lo medular
de la ética en toda acción política que pre- Desarticular toda interacción entre biopo-
tenda ser afirmativa de la vida individual, der y salud pública es tarea primordial de
de la sociedad y de la especie humana, la deliberación bioética, pero no es la única,
más que defensora de intereses potentes y como intentarán mostrar algunos textos su-
privilegiados. cesivos de esta serie de “Nuevos Folios”.
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318.
19 Esposito, 2006. Ver nota 5.
3 Görlitz A., Prätorius R. (eds): Handbuch
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1987. a national health service (1944). Citado
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Amorrortu editores 2006. 21 Göckjahn G. Kurieren und Staat machen.
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5 Esposito R. Bíos. Buenos Aires, Amorrortu
Welt. Frankfurt aM, Suhrkamp 1985.
2006.
22 Beaglehole R., Bonita R. Public health at
6 Foucault M. Histoire de la sexualité, I: La
the crossroad. Cambridge UK, Cambridge
volonté de savoir. Paris, Editions Gallimard
University Press 1997.
1976.
23 Göckenjan, 1985. Ver nota 15.
7 Foucault M. Defender la sociedad. DF, Fondo
de Cultura Económica 2006: 231-233. 24 Illanes M.A. “En el nombre del pueblo, del
Estado y de la ciencia,(…)”. Historia social
8 Ibid. 218.
de la salud pública. Santiago, Ministerio de
9 Ortega F. Biopolíticas de salud: reflexiones Salud 2010.
a partir de Michel Foucault, Agnes Heller y
25 Bertelsen R.R. Chile. En Fuenzalida-Puelma
Hannah Arendt. Interface-Comunic., Saúde,
H.L., Connor SS (eds.): El derecho a la salud
Educ. 2003-2004; 8: 9-20.
en las Américas. Washington, Organización
10 Foucault, 2006: 228. Panamericana de la Salud 1989: 187-205.
11 Ibid. 221. 26 Cohen J.L., Arato A. Sociedad civil y teoría
política. México DF, Fondo de Cultura
12 Foucault M. Nacimiento de la biopolítica.
Económica 2000: 323.
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica
2007. 27 Fassin, 2004. Ver nota 10, p. 286.
13 Fassin D. 2004. Ver nota 2. 28 Heller A., Fehér F. Biopolítica. Barcelona,
Ediciones Península 1995, p. 79.
14 Agamben G. Homo sacer. Valencia, Pre-
Textos 2003. 29 Hooft P.F. Bioética, derecho y ciudadanía.
Bogotá, Editorial Temis 2005.
15 Lee S.P. (ed.): Intervention, terrorism, and
torture. Dordrecht, Springer 2007. 30 Gross M., 2006. Ver nota 13.