Vous êtes sur la page 1sur 5

Semana de la Sustentabilidad Urbano-Ambiental y el cambio climático / Mar del Plata 2012

SEMANA DE LA SUSTENTABILIDAD URBANO AMBIENTAL Y EL CAMBIO CLIMÁTICO


Desafíos para la Ciudad, la Arquitectura y la Construcción
Mar del Plata, 29 de octubre al 2 de noviembre de 2012

Reflexiones sobre ética y responsabilidad ambiental


Guillermo Bengoa.

DESARROLLO

Todo tema genera dudas cuyas respuestas nos van dando un camino de soluciones. La
primera pregunta que aparece es si hay una ética distinta en el campo ambiental que la ética
general que debe regir todos nuestros actos. A primera vista parecería que no, que son
válidos los criterios éticos habituales que se manejan en nuestra sociedad, y que bastaría
con cumplirlos para mejorar la condición ambiental del planeta. Al menos eso diría Kant si
anduviera por aquí. Sin embargo, en una segunda mirada aparecen algunas
consideraciones que podrían indicar que esos principios tradicionales son necesarios pero
no suficientes para la magnitud del problema. Veamos hacia donde apunto.

Por un lado, aparece muy distinto con respecto al pasado el nivel de responsabilidad ante
los problemas ambientales. Las respuestas que demos desde nuestras distintas profesiones
relacionadas con el ambiente ya no afectan a un individuo, ni a un solo grupo, están
afectando a enormes cantidades de personas, a veces pueden afectar a todo el planeta.

En ese aspecto, se puede parafrasear a Silvio Funtowicz, un investigador argentino que


trabaja en Europa, cuando dice que la magnitud de los problemas ambientales obliga a la
construcción de una ciencia distinta a la ciencia tradicional, que él denomina “ciencia
posnormal”. “En la tradición moderna de la Ilustración europea se pensaba que la relación
entre la ciencia y la política era simple en teoría, si bien complicada en la práctica: la ciencia
informa a la política, produciendo conocimiento objetivo, válido y fiable. Desarrollar una
política era entonces una cuestión de ser informado por la ciencia y entonces en un segundo
paso, ordenar los valores y preferencias diversas”,1 dice Funtowicz. Sin embargo, la toma
de decisiones que afectan a millones de personas implica hoy día una complejidad que no
está solamente en el campo de la política, sino que hace a la propia constitución del
conocimiento científico. Para resolver los desafíos actuales, además de reconocer que los
sistemas naturales reales son complejos y dinámicos y que hay que tener en cuenta la
incertidumbre, es imprescindible la pluralidad de perspectivas legítimas. Ya no basta con un
punto de vista absoluto y que se corresponde con la verdad, sino que “las formas de
conocimiento distintas de aquellas que se nutren en la civilización occidental moderna
también son relevantes para un diálogo exploratorio tendiente a la resolución de problemas”2

Como se observa, nos estamos alejando del modelo clásico en el cual la ciencia es sobre
todo deducción formalizada, para llegar a un modelo donde el diálogo interactivo construye
el conocimiento, cosa que hasta hace poco hubiera sido considerada una herejía. La
magnitud de los problemas actuales hace que sea indispensable la aparición de un nuevo
tipo de ciencia, en la cual la evaluación de los datos científicos para la toma de decisiones
requiere una comunidad de pares extendida. “Esta extensión de la legitimación hacia
nuevos participantes en los diálogos políticos tiene implicaciones tanto para la sociedad
como para la ciencia. Con el respeto mutuo entre las diversas perspectivas y formas de
conocimiento, hay posibilidad de desarrollar elementos democráticos genuinos y efectivos
en la vida de las ciencias”3

1
Funtowicz, S. y Strand, R. “De la demostración experta al diálogo participativo”. Publicado en
Revista CTS Nº8, abril 2007.
2
Funtowicz-Ravetz (1993) ob cit pág 11.
3
Funtowicz-Ravetz (1993) ob. cit pág 13.

Guillermo Bengoa 1
Si la ciencia como conocimiento abstracto y universal es cuestionada desde la problemática
ambiental, es obvio que nuestras responsabilidades éticas ya no son simplemente hacer
bien las cosas ni responder de manera directa a las reglas tradicionales: Honestidad,
Integridad, Compromiso, Lealtad, Ecuanimidad, Dedicación, Respeto, Responsabilidad
ciudadana, Excelencia

Creo que ese necesario aumento de las responsabilidades que exige el problema ambiental
es todo lo contrario de la fragmentación de responsabilidades que se utiliza cuando se
quiere diluir lo terrible de un hecho. Lo que Hanna Arendt llamó “la banalidad del mal” era
esa diligencia mostrada por Eichmann para realizar su tarea de la mejor manera posible, lo
malo era que su tarea era recolectar los judíos por toda Europa para enviarlos a los campos
de concentración.

Si esto puede parecer extremo, piénsese en hechos en los cuales la suma de pequeñas
defecciones individuales ocasionó terribles catástrofes, como el incendio en el boliche
Cromagnon, en Buenos Aires, donde murieron casi 200 personas y mas de 1500 tuvieron
severas consecuencias. Y a nivel ambiental, la suma de errores humanos, estrategias
empresariales mezquinas y políticas estatales negligentes que permitieron la tragedia de
Bophal, en la India, donde murieron en la primera noche más de 3000 personas y más de
20.000 han fallecido hasta la actualidad.

Sin embargo, en es os dos casos (y en mucho otras que se podrían nombrar, desde la caída
de los aviones de LAPA y Austral en Argentina hasta la explosión de Chernobyl) se puede
argumentar que lo malo fue la suma de pequeños errores o falencias éticas. Es decir, cosas
que se hicieron mal, y que una simple aplicación de los principios éticos señalados
alcanzaría para corregirlos. Mi hipótesis es que, análogamente, en nuestras disciplinas y en
confluencia con los problemas ambientales, constantemente se da la dilución del problema
en decenas de pequeñas acciones “profesionales”, realizadas con la mayor diligencia por
personas que en su casa tal voz no matarían una mosca, pero que su acción profesional se
suma a la de cientos de acciones aparentemente “intrascendentes” o banales como diría
Arendt para generar un enorme mal. «Que un tal alejamiento de la realidad e irreflexión en
uno puedan generar más desgracias que todos los impulsos malvados intrínsecos del ser
humano juntos, eso era de hecho la lección que se podía aprender en Jerusalén, durante al
juicio a Eichmann”, escribe Arendt,

Me interesa seguir un poco con la analogía. El nazismo no empezó de un día para el otro.
Hubo a partir de 1930 una serie de medidas antisemitas que precedieron a los crímenes en
masa y que fueron consentidas por la población. Como dice Arendt “Los hechos no fueron
realizados por gánsteres, monstruos o sádicos furibundos, sino por los miembros más
respetables de la honorable sociedad.» Así, a los que colaboraron y siguieron órdenes no
debe preguntárseles «¿por qué obedeciste?», sino «¿por qué colaboraste?».

Veamos lo que sucede aquí. Científicos brillantes que desarrollan plaguicidas, funcionarios
estatales responsables que los autorizan, eficientes ingenieros agrónomos que los
recomiendan día a día, autoridades sanitarias que cumplen de manera estricta su función de
contralor, economistas que quieren seguir aumentando las recaudaciones por retenciones a
la soja, honestos empresarios que fumigan para aumentar su rentabilidad, empresas
multinacionales que cumplen estrictamente la ley al enviar sus remesas al exterior… son
todas sectorizaciones que en principio parecen éticamente irreprochables, pero su
integración produce intoxicaciones, aumento de los abortos espontáneos, malformaciones
en el feto, y a la larga una feroz disminución en la biodiversidad que solamente
extrañaremos cuando necesitemos alguna de las múltiples funciones ecológicas que
cumplen en nuestras vidas esas regiones, además de consecuencias como el aumento de la
cantidad y violencia de las precipitaciones por disminución de los bosques, inundaciones,
sequías en otras regiones, etc.

2
Semana de la Sustentabilidad Urbano-Ambiental y el cambio climático / Mar del Plata 2012

Un problema adicional de la problemática ambiental es que los efectos muchas veces no


son visibles de manera inmediata. Esto hace más necesario una visión absolutamente ética,
ya que no podemos esperar a reaccionar cuando el problema se haya suscitado. El llamado
“principio de precaución” (al cual volveremos más adelante) no alcanza en ese sentido: hay
que actuar todo el tiempo con una ética kantiana, aplicando a rajatabla el imperativo
categórico, que en este caso se podría reescribir como “cuando hagas una EIA, actúa como
si el proyecto que estás evaluando esté al lado de tu casa”

Aunque ese marco teórico que reseñamos anteriormente es imprescindible, es interesante


bajarlo a efectos prácticos, ya que es en la acción concreta donde se producen de manera
constante dilemas éticos, en los cuales hay que tomar decisiones. Para eso me parece
posible dividir nuestra tarea en dos grandes marcos: la del profesional liberal y la del
profesional trabajando para el Estado.

La ética del profesional liberal:


En relación a esta forma de trabajo, se me ocurren algunos puntos que no por obvios son
menos necesarios.

* No faltar a la verdad en el diagnóstico ambiental: esto es hasta una salvaguarda legal


para el profesional, ya que la confección de un correcto y real “estado cero” de la situación
sirve, de haber problemas, para poder decir como estaba el ambiente en el momento de
emprenderse la obra que estamos evaluando o en la cual participamos.

* Ser exigente y riguroso con la confección de la EIA. Aquí se generan contradicciones


que se deben en parte a un problema estructural que existe en la legislación argentina, y en
la mayoría de las legislaciones del mundo en realidad: el que hace el proyecto es el mismo
que hace la EIA, con lo cual evidentemente se plantea al menos un conflicto de intereses, en
donde entra a jugar fuertemente la ética del profesional

* Escribir siempre conclusiones claras, en lenguaje entendible, como lo marca la ley. El


uso de un lenguaje oscuro o no entendido por todo el mundo ha sido desde siempre una
estrategia del poder. Dice Ginsburg, un historiador italiano contemporáneo, al comentar la
transcripción de un acta de la Inquisición del siglo XVI: “Menocchio empezó denunciando la
opresión que ejercían los ricos sobre los pobres mediante el uso, en los tribunales, de una
lengua incomprensible como el latín “Yo soy de la opinión que hablar latín es un
desacato a los pobres, ya que en los litigios los hombres pobres no entienden lo que
se dice y se hallan aplastados, y si quieren decir dos palabras tienen que tener un
abogado”4. Lo mismo sucede en la actualidad cuando una EIA o algún informe técnico no
están claramente redactados.5

Algunas legislaciones hacen explícita mención a la claridad necesaria en la redacción. Por


ejemplo la ley 11723, “Ley General del Ambiente” de la provincia de Buenos Aires,
Argentina, dice en su artículo 15: "La autoridad ambiental de aplicación exigirá que las
EVALUACIONES DE IMPACTO AMBIENTAL se presenten expresadas en forma clara y
sintética, con identificación de las variables objeto de consideración e inclusión de
conclusiones finales redactadas en forma sencilla."

* Estar atento de para quién se trabaja.

4
Ginzburg, Carlo: “El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del Siglo XVI”, Muchnik
editores, Barcelona, 1999, pág 38.
5
Este hecho está bien contado muchas películas norteamericanas, entre ellas “Erin Brockovich”
(2000) dirigida por Steven Soderbergh y “Una acción civil” (A civil action, 1998), dirigida por Jan
Schlichtmamn. En ambos casos los damnificados por una acción contaminante de una gran empresa
podrían haber accedido antes a la información, pero ésta no se encontraba fácilmente disponible y no
era clara en cuanto a la necesidad de tomar medidas de control.

Guillermo Bengoa 3
No es tarea sencilla, pero uno siempre se puede negar si no está de acuerdo con los
objetivos generales del comitente, sea éste público o privado, por más que los objetivos de
esa encomienda en particular sean apropiados

* No estar en ambos lados del mostrador.


Hay demasiados casos de profesionales que trabajan para el Estado, aprobando
expedientes y procedimientos que tienen que ver con el cuidado del ambiente y tienen
también consultoras o socios que trabajan desde el ámbito privado. Es una práctica difícil de
detectar e incluso a veces puede no ser cuestionable, si el profesional presenta sus tareas
en un ámbito que no sea el suyo como trabajador estatal, pero de todos modos es siempre
vidriosa esa relación

* Cobrar correctamente los trabajos: si no se cobra bien no se puede hacer bien, se usan
informes sectoriales recorte y pegue, etc. Desgraciadamente hay mucho bastardeo en ese
sentido, en el cual a veces se cae incluso desde una posición voluntarista del profesional de
facilitar la acción al comitente. Pero a la larga termina mal.

La ética del profesional del Estado.

* Ser exigente y riguroso con la revisión de las EIAs


Cualquiera que ha trabajado en el tema conoce casos de Estudios de Impacto Ambiental
que reciben su Declaración de Impacto Ambiental de una noche a la mañana siguiente. En
un expediente que pude una vez espiar, un juez pedía a la que en ese entonces era la
Secretaría de Polítca Ambiental una EIA de un tema costero, cuyo principal impacto,
denunciado en la acción de amparo, era la erosión costera. La EIA que se hizo tenía más
de 20 páginas y literalmente, no metafóricamente, tenía dos renglones y medio sobre el
tema específico de la erosión. Al juez la bastó para decir que la obra siga adelante.

* Responder a los intereses del bien público. Si se autoriza a un emprendimiento


inmobiliario sobre las dunas costeras en Villa Gesell, sin cumplir las formalidades
administrativas, si se aprueba una iniciativa privada para la Vieja Estación de Ómnibus de
Mar del Plata con un paupérrimo estudio de Impacto Ambiental en Mar del Plata, si se
autoriza torres sobre la costa que triplican la altura permitida a cambio de una difusa y no
aclarada compensación ambiental; si se deja que un famoso club de la ciudad ignore
absolutamente todas las leyes de protección ambiental: ¿a qué intereses se está
respondiendo?

* No utilizar los fondos o investigaciones del Estado en beneficio propio o traficando


información. Muchas oficinas estatales generan muy buena información técnica, que en
vez de ser pública, se trafica entre consultores privados.

* Brindar información cierta y abundante a los ciudadanos y ONGs: no transformarse


en un tecnoburócrata que cree que solamente él tiene la verdad, por más que muchas veces
sea el que efectivamente tiene la postura más lógica. Los organismos públicos están
obligados a dar la información ambiental para responder a los requerimientos de la
declaración de Rio de Janeiro firmada por Argentina (principio 10), a la ley nacional 25.675
“Ley general del ambiente” (art 16, 20 y 21), a la ley nacional 25.831 “Régimen de acceso a
la información pública ambiental” y a la ley provincial 11.723. (art 15). A veces esa
información se almacena sin usar o se esconde con la buena intención de que no sea mal
utilizada, por ejemplo, por especuladores inmobiliarios

* No ceder a la confección de informes onerosos, pagados por organismos de


financiación internacionales. En la última década esto se transformó en un gran negocio
para consultoras privadas y sus socios dentro de organismos estatales. Luego la obra ni se
hace, lo importante es el carísimo informe que, con préstamos internacionales, terminamos
pagando todos.

4
Semana de la Sustentabilidad Urbano-Ambiental y el cambio climático / Mar del Plata 2012

* Intentar siempre equilibrar las asimetrías. En algunos estados de EEUU, el gobierno


obliga a las empresas que presentan un proyecto de determinada envergadura, no sólo a
que realicen una EIA ellos mismos, sino que paguen la realización de una EIA a
organizaciones no gubernamentales de la zona. Esta segunda EIA supuestamente no sólo
garantiza otra visión, sino que estará redactada con la suficiente claridad como para ser
entendida por todos.

La ética política.

Un tercer grado de actuación que es también desde lo público pero excede la simple labor
profesional, y por tanto la aplicación de una deontología específica es el caso de las
políticas públicas en materia ambiental, que son escritas y realizadas por personas, no por
entes abstractos, a los cuales debería aplicarse un código ético mucho más estricto por la
repercusión de sus decisiones.

En ellas debería aparecer:

* Una racionalidad de fines, y no meramente instrumental.

* Una visión de largo plazo

* Buscar la creación y uso de mecanismos de participación, como audiencias públicas, etc.

* Buscar la creación y uso de mecanismos de acceso a la información.

* Aceptar la verdad de la realidad: El caso de la ley de bosques, donde algunas provincias


exageran sobre la cantidad de bosques naturales que aún tienen para poder talar más, o el
más visible y patético caso de la destrucción de estadísticas fidedignas del INDEC, a partir
de 2007.

* implementar nuevos herramientas ampliatorios del análisis de la realidad: las EIAS son
limitadas en cuanto a la detección de la suma de acciones, es necesario pasar, por ejemplo,
a la EAE. El caso de las cabañas en Tandil

* Respeto a los pueblos originarios: desde lo más obvio de no matarlos o correrlos de sus
tierras para aumentar el sembrado de soja como en Salta y Chaco o para explotaciones
petroleras como en Neuquén, hasta el respeto a sus costumbres, medicinas y formas de
producción.

Conclusiones.

Comencé planteando que la postura ética tradicional era necesaria pero no suficiente para
tratar la gravedad de los problemas ambientales. Parecería que a las características
tradicionales de la ética individual habría que agregarle algunas –todavía en construcción-
que tienen que ver con responsabilidades colectivas. No alcanza con hacer bien solamente
nuestro sector del trabajo profesional, y su respuesta a los problemas actuales. Hay que
pensar en las implicancias a mediano y largo plazo de nuestras acciones, y en la posibilidad
de que la suma de esas acciones de muchos profesionales tengan consecuencias
desastrosas.

Si se lo quiere mirar desde el lado positivo, creo a su vez que la suma de las pequeñas
acciones que podamos hacer en todos los ámbitos va a ir construyendo una acción colectiva
de mutuo aprendizaje para el cambio indispensable que tendrá que hacer nuestra
civilización si queremos sobrevivir como especie.

Guillermo Bengoa 5

Vous aimerez peut-être aussi