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COMENTARIO PERIODISTICO

SELECTIVIDAD

Los resultados de la prueba de selectividad de este año revelan, al menos en Cataluña, que la media de
alumnos ha obtenido un suspenso en matemáticas aplicadas, en ciencias sociales, en lengua y literatura, en
física y química. La estadística de que dispongo no indica qué asignatura es un coladero de tal calibre que
ha permitido que el 87% de los alumnos presentados haya aprobado con una nota media de 5,8.

El fenómeno no es nuevo ni nos pilla desprevenidos y las voces que reiteran la gravedad de la situación lo
hacen con aire desesperanzado. El mundo es cada día más competitivo y nosotros más incompetentes.
Supongo que se refieren a nuestra incompetencia en el terreno de la ciencia y la tecnología, cosa que a mí
me preocupa poco. Que la mayoría no pase el examen de química tiene una importancia relativa. Sólo se
necesita un número determinado de químicos para atender las necesidades de la comunidad. Al resto nos
basta con saber que el detergente de la lavadora no debe ingerirse.

Más preocupante es el pobre resultado obtenido por los estudiantes en el apartado de lengua, porque
considero importantísimo que todo el mundo sea capaz de entender y expresar de palabra y por escrito
ideas que vayan más allá de lo visceral y lo estrictamente deportivo, y esto, aunque nadie lo crea, sólo se
aprende estudiando. Pensar que una cosa es hablar y escribir y otra distinta la gramática es un error muy
extendido. Para comprobarlo sólo hay que acudir a los medios de difusión, donde advertirá que, aparte de
algunos profesionales, el ciudadano se expresa como un protozoo. En el lenguaje oral, los gritos y los
desplantes, algunos acentos locales, la imitación de defectos físicos y un casticismo barato disimulan la
magnitud de la catástrofe. Por escrito, ni eso. Frente a esta situación, los políticos encogen sus anchos
hombros. La enseñanza es un problema insoluble: alumnos reacios, profesores deprimidos, presupuesto
insuficiente y un plan de estudios enmarañado e ineficaz. Sí, el resultado es malo, pero otros años fue peor.
El mismo razonamiento que se aplica, por estas mismas fechas, a los incendios forestales. Y expuesto con un
rigor y una elocuencia que en la prueba de selectividad sacaría, con suerte, un 3 pelado.

MENDOZA, Eduardo: Selectividad. EL PAÍS, 12-VII-2004.


MODELO DE COMENTARIO: “SELECTIVIDAD”, de Eduardo Mendoza

Nos encontramos frente a un texto periodístico, pues se caracteriza por transmitir la información de una
manera inmediata (la fecha del texto demuestra esa inmediatez de la información en relación a los hechos
contados o comentados), por tratar temas conectados con la realidad (en este caso, el pobre dominio de
nuestra lengua demostrado por los resultados del examen de selectividad), y su intención de homogeneizar
y orientar ideológicamente a los destinatarios (el autor claramente pretende convencernos de la necesidad
de expresarnos correctamente).

En cuanto al género, el texto pertenece a los denominados de interpretación, ya que el periodista cuenta
los hechos (malos resultados de Selectividad) y los comenta mostrando su preocupación sobre todo por el
fracaso concreto en el área de lengua. Se trata, por consiguiente, de un artículo de opinión, concretamente
una columna, dada su breve extensión en la que predomina la subjetividad del emisor (“considero
importantísimo”, tercer párrafo) y una clara finalidad didáctica, pues el escritor nos invita a reflexionar
sobre el mal uso que hacemos de nuestra lengua. Por otra parte, el artículo no se somete a una rígida
estructura y está firmado por un escritor de renombre, ajeno suponemos a la plantilla del periódico en que
aparece el texto y que mantiene el interés a lo largo del escrito.

El autor emplea la técnica expresiva de la exposición-argumentación, como corrobora el que informe sobre
los hechos (el pésimo empleo de la lengua) y lo argumente (“Los resultados de la prueba de selectividad” ,
línea 1; “el ciudadano se expresa como un protozoo”, tercer párrafo). Como argumentaciones esenciales,
recurre al apoyo proporcionado por las estadísticas (párrafo primero), a la analogía con el fracaso en otras
áreas del saber (química, por ejemplo), a los ejemplos seleccionados de los medios de comunicación (tercer
párrafo), a la desmotivación generalizada en el terreno de la enseñanza (tercer párrafo), etc. Son
precisamente estas argumentaciones las que contribuyen también a dar coherencia y sentido al texto, ya
que la defensa de la idea del autor se construye en torno a ellas.

Continuando con la coherencia, la tesis o tema defendido por el autor y que se constituye en el eje sobre el
que gira todo el contenido del texto, se encuentra al principio del tercer párrafo, donde se defiende la
necesidad de que todos sepamos entender y expresar correctamente las ideas y el único medio de
aprenderlo es estudiando. En el presente caso, se han empleado como centro de interés de la información
hechos culturales en relación con acontecimientos de actualidad (los resultados de selectividad).

La postura del autor ante el tema queda fijada ya en el primer párrafo como una mirada escéptica ante el
dramático tema del mal empleo que hacemos de la lengua. Esta postura está presente en todo el texto e
igualmente contribuye a darle coherencia.

El texto, estructurado externamente en tres párrafos de desigual extensión, se organiza internamente en


tres apartados:

Planteamiento. Comprende todo el primer párrafo y nos informa de que, pese a los malos resultados
generales de selectividad, los alumnos –gracias a alguna asignatura coladero- han obtenido una nota media
de 5,8.

Desarrollo (párrafo segundo y casi la totalidad del tercero). El autor expone los posibles motivos de tan
nefastos resultados y su preocupación por los mismos, sobre todo en lo que atañe a la lengua.

Conclusión (seis últimas líneas). El autor apela con desesperanza a los que únicamente podrían resolver tal
situación: los políticos y todos los sectores implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

El título escueto del escrito (“Selectividad”) alude a un hecho concreto que ha constituido el detonante
para la reflexión expresada por el escritor; por tanto, está perfectamente relacionado con el texto y resulta
muy significativo.

En cuanto a la propiedad textual de la adecuación, comenzaremos mencionando que el emisor del texto
emplea la primera persona verbal (“la estadística de que dispongo”, párrafo primero) haciéndose presente
en todo momento, y manifiesta su conocimiento del mundo mediante el empleo de datos tomados
inmediatamente de la realidad (la estadística de selectividad, la situación en los centros de enseñanza,
etc.), alusiones a diferentes áreas del saber (química, gramática…), el empleo de tecnicismos científicos
(“protozoo”)… Este conocimiento del mundo se muestra también a través del empleo de una cita en estilo
indirecto encubierto (“El mundo es cada día más competitivo y nosotros más incompetentes”, segundo
párrafo), pues desaparece el verbo de lengua y se añade una expresión citativa (“las voces que reiteran la
gravedad de la situación”, segundo párrafo).

El código está utilizado en su registro estándar, pues no presenta grandes variaciones sociales ni dialectales
y se dirige, por tanto, a un lector muy heterogéneo, el lector de prensa, a quien aplica un tratamiento
respetuoso que confiere al texto cierto grado de formalidad, como demuestra el uso de la tercera persona
verbal en “advertirá” (tercer párrafo). En este sentido, se puede decir que existe adecuación entre el
mensaje, el código y el registro lingüístico empleado.

El enfoque del autor es claramente subjetivo, tanto por la postura escéptica ante el tema, como por la
selección de ejemplos que lleva a cabo (examen de selectividad, medios de comunicación…). Dicha postura
subjetiva se manifiesta mediante distintos mecanismos de modalización: expresiones que denotan el grado
de certeza con que se afirma lo dicho (“Que la mayoría no pase el examen de química tiene una
importancia relativa”); la valoración negativa que hace de la realidad comentada mediante el léxico
empleado (“Más preocupante es el pobre resultado…”); verbos volitivos en primera persona (“Al resto nos
basta con saber…”); y la ironía presente en las últimas líneas del texto.

La función lingüística que predomina, además de la representativa (“Los resultados de la prueba de


selectividad de este año revelan…”), es la expresiva, ya que el texto refleja las creencias y opiniones del
autor (“Pensar que una cosa es hablar y escribir y otra distinta la gramática es un error muy extendido”).

El autor no utiliza muchos nexos ni marcadores para dar cohesión al texto. Para lograrla, ha recurrido
fundamentalmente a los verbos en tiempo presente (“revelan”, “indica”, “es”, etc.). Además, emplea el
párrafo partido, es decir, expresa una misma idea en dos párrafos unidos por expresiones de transición
(“Más preocupante…”, que facilita visualmente la lectura apresurada del receptor de prensa. También
encontramos la recurrencia presente en el sustantivo “fenómeno” que enlaza directamente con la curiosa
contradicción expuesta en el primer párrafo; la repetición de la misma palabra (“resultados”). También
sirve de cohesión el uso de deícticos de primera persona (“dispongo”, “me preocupa”, “considero”…), la
deixis social presente en la alusión al receptor contenida en la palabra “advertirá” o la utilización del plural
inclusivo (“El fenómeno no es nuevo ni nos pilla desprevenidos”) mediante el cual el emisor implica al
destinatario en su propia opinión.

El estilo del autor está marcado por el uso de las siguientes figuras: estructuras paralelísticas de sustantivo
más adjetivo (“en matemáticas aplicadas, en ciencias sociales”, “alumnos reacios, profesores deprimidos,
presupuesto insuficiente” y bimembraciones (“en lengua y literatura, en física y química”), recursos ambos
que, junto con el asíndeton o falta de nexo final contribuyen a prolongar en la mente del lector la
enumeración de materias en las que los estudiantes han fracaso. También utiliza la metáfora “qué
asignatura es un coladero” y la antítesis “el mundo es cada día más competitivo y nosotros más
incompetentes” para expresar de forma plástica el contrasentido expuesto en el primer párrafo entre los
resultados obtenidos en cada área y la nota media final. La comparación “el ciudadano se expresa como un
protozoo” acentúa el nefasto uso que se hace de la lengua al identificar la expresión del ser humano con la
de un animal microscópico, degradando mediante esta técnica esperpéntica a la persona que así se
expresa.

El léxico se encuentra en consonancia con el tipo de registro utilizado que es el estándar, aunque con algún
uso coloquial (“coladero”, “encogen sus anchos hombros”), mezcla característica del artículo de opinión.
También es fundamental el empleo de oraciones enunciativas, como corresponde a un texto que pretende
informar.

En conclusión, el texto es periodístico, es un artículo de opinión o columna, en la que el autor refleja


asiduamente sus opiniones sobre los más diversos temas. En esta ocasión, refleja su preocupación por el
deterioro y empobrecimiento de nuestra expresión lingüística. Se puede decir que el tema es de rigurosa
actualidad, pues cuando se publica el texto apenas acaban de conocerse los resultados de selectividad y es
este examen el que sirve como elemento de reflexión del mal uso que hacemos los hablantes de la lengua.
COMENTARIO HUMANÍSTICO

Me permitiré, también, una reflexión previa. La palabra televisión se nos ha hecho ya tan usual como el
instrumento, el artilugio, en el que tiene lugar ese ‘ver lejos’. Porque esto parece ser que significa la palabra:
ver algo que no está en el espacio en el que tiene lugar nuestro acto de ver, nuestra visión.

‘Tele’ es un término griego, utilizado en otros neologismos, y quiere decir ‘lejos’, ‘alejado’, ‘distante’. Sin
embargo, los elementos que componen la palabra ‘televisión’ ocultan una cierta ambigüedad. Lo que vemos
por ese aparato que nos permite ver lo que ‘no estamos viendo’, o lo que vemos sin nuestro ‘estar’ coincida
con el estar de aquello cuya representación nos aparece, no es un ver lejano. Lo que vemos está aquí, en el
espacio en el que están nuestros ojos. La pantalla, que nos facilita la visión, se encuentra en el espacio
donde está nuestro cuerpo. La lejanía significará, entonces, que aunque lo que vemos se hace presente en el
mismo espacio en el que se hayan nuestros ojos, suponemos que su realidad, lo que no es mera imagen, su
producción, está en otro sitio. Lo lejano no es, por consiguiente, un punto en el espacio ante el que nos
situamos y que apenas distinguimos. Lo lejano es el reconocimiento de que eso que vemos no tiene su estar
en el mismo lugar en el que lo estamos viendo.

Imágenes y palabras (fragmento) de Emilio Lledó

Nos hallamos sin duda ante un texto humanístico, el cual persigue el desarrollo, de forma subjetiva, de un
pensamiento propio, que puede formar parte de lo que denominamos ensayo. Esto es, el fragmento
propuesto pertenece al ámbito de la filosofía y desarrolla un estilo personal de exponer unas ideas propias,
en este caso en torno al término ‘televisión’.

El texto adopta la forma de fragmento ensayístico difundido a través de una publicación del autor:
Imágenes y palabras. Lógicamente nos hallamos ante un fragmento, y no ante la obra entera. Por ello, las
ideas que hallamos están encaminadas, mediante la exposición, a argumentar una teoría.

Lo que llama la atención es el uso de 1ª pers., muy habitual en este tipo de textos, la cual desarrolla el
artículo ensayístico con un uso propio de la dialéctica.

La modalidad presente en el fragmento escogido es la modalidad enunciativa, con cierto valor didáctico, en
el sentido de que el autor trata por todos los medios de disertar en torno al término ‘televisión’.

Las funciones que imperan en el texto son la emotiva o expresiva y, en cierto sentido, la poética, dado que
el autor del texto dilucida en torno al valor subjetivo de las palabras y su etimología.

La técnica de expresión es la argumentación, con el fin de desarrollar unas ideas propias, en este caso en
torno al término de origen griego ‘televisión’, y la enunciación.

En el texto hallamos las siguientes características generales:

a) Abundancia de sustantivos abstractos, dado que este tipo de textos son proclives a su uso extendido,
como ‘lejanía’.

b) Estilo personal en el desarrollo de ideas.

c) Periodos sintácticos amplios, con gran uso de subordinadas sustantivas y adjetivas, y además preciso uso
de la coordinación (adversativa y copulativa, sobre todo). En este texto también existen abundantes
muestras de formas relativas presentadas con el pronombre ‘que’.

d) Uso de adjetivación especificativa, pero también explicativa.


e) Los rasgos esenciales del lenguaje atienden a características como subjetividad, claridad y precisión.

f) El vocabulario es amplio, culto y variado.

Es distintivo en este tipo de textos la coherencia del discurso. Ello se produce por el carácter enunciativo y
descriptivo de las ideas del texto. Cada idea conlleva un desarrollo riguroso, tal y como observamos en los
textos analíticos y sintéticos. En este caso son elucubraciones en torno al término ‘televisión’.

El canal empleado para la transmisión del contenido es el medio escrito, la edición de libros. Aunque
podemos hallar este tipo de texto humanístico en artículos periodísticos u otros medios.

En relación con la adecuación, el emisor es el autor del texto, que debe exponer y argumentar un discurso
claro y objetivo (subjetivo según qué términos). El receptor es quien lee el texto, generalmente un lector
con una gran capacidad de entendimiento, al tratarse de textos filosóficos.

Desde el nivel morfosintáctico, hay multitud de recursos lingüísticos que afianzan la idea de texto
humanístico.

-Dentro del uso de verbo, encontramos un gran empleo de verbos copulativos (sobre todo ‘es’), que tienen
carácter enunciativo, y al tiempo es frecuente el uso de perífrasis verbales, usual en los textos tanto de
carácter analítico como sintético (‘podrá ver’, ‘parece ser’, etc.).

-Tendencia a utilizar nexos relativos sustantivos (‘lo que’), que le sirve al autor para presentar inicios de
frases con valor mediatizador (lo que ayuda para el desarrollo de razonamientos en torno al prefijo ‘tele’).

-Se tiende a la elipsis de elementos de la oración (sujeto, nexos, verbos, etc.).

-Llama la atención el poco uso que hace el autor de la adjetivación en este fragmento. La que utiliza es
objetiva y descriptiva, con predominio de adjetivos especificativos: ‘griego’, ‘previa’, Aunque no es raro
algún empleo de epíteto, con el fin expreso de enfatizar una palabra: ‘mera’.

-Empleo del determinante, sobre todo de ‘lo’, remarca el carácter neutro e impersonal de muchos
términos: ‘lo lejano’.

-Llama la atención las abundantes formas relativas halladas en el texto, en particular en relación con el
pronombre relativo QUE, el cual introduce subordinadas adjetivas o adjetivas sustantivadas, junto a nexos
siempre relativos (‘lo que’). Todo ello es frecuente en textos de carácter humanístico que pretenden dejar
claro la exposición de ideas.

Desde un punto de vista léxico-semántico, se observa que el vocabulario empleado es rico, culto y variado,
con empleo de sustantivos abstractos (y términos sustantivados) como ‘lejanía’ o ‘lejano’, desde luego
menos preciso que otros tipos de textos, como el científico, el jurídico o cierto periodístico. Al tratarse
además de un texto que versa sobre el uso etimológico de una palabra, llama la atención la disertación del
autor en torno a aspectos etimológicos del lenguaje.

Así pues, en cuanto a la conclusión de este comentario, diremos que el fragmento propuesto responde a
forma de elocución habitual de los filósofos: exponer unas ideas y argumentarlas. No se trata de un texto
completo, por lo que no hallamos un proceso especulativo completo: exposición, argumentación, tesis. Aún
así se observan con claridad todas las características de los textos humanísticos.
COMENTARIO DE TEXTO CIENTÍFICO

ARENA APLASTADA
Desde hace nueve años los hombres de ciencia han venido discutiendo sobre una nueva explicación de la
desaparición de los dinosaurios 65 millones de años atrás. Pero esa cuestión parece haberse dilucidado al
fin.
En 1980 se informó de que en una delgada capa de sedimentos de tal antigüedad había una desusada
concentración de un metal raro, el iridio. Se sugirió que podía proceder de una colisión o impacto de un
asteroide de tamaño apreciable o de un cometa con la Tierra. El impacto habría perforado la corteza,
provocado la explosión volcánica, causado enormes incendios y aguajes y lanzado tanto polvo a la
estratosfera que bloqueó durante largo tiempo la luz solar. Esto habría hecho perecer gran parte de la vida
terrestre, incluidos todos los dinosaurios. No existe duda de que hace 65 millones de años hubo una “gran
mortandad” y que se produjo una catástrofe, pero no todos los científicos estaban dispuestos a aceptar que
era resultado de un gran impacto. En 1987, por ejemplo, se puso de relieve que si la Tierra sufrió
súbitamente un período de vulcanismo explosivo, con numerosos volcanes en erupción más o menos
simultáneamente, eso habría bastado para provocar una catástrofe de la envergadura suficiente para
ocasionar las extinciones en masa.
El caso es que estas cosas han llegado a originar teorías en contraposición de “impacto frente a
vulcanismo”.
La cuestión no es justamente académica, dado que podemos enfrentarnos de nuevo algún día a una u otra
catástrofe (aun cuando, en el caso de un objeto que golpee la Tierra, quizá lleguemos a aprender el modo
de prevenir el impacto). Necesitamos saber todo lo posible sobre los efectos de estos hechos para que
podamos intentar planear alguna clase de medidas de emergencia, que se tomarían en el caso de
enfrentarnos a tales fenómenos en el futuro.
En 1961 un científico soviético llamado S. M. Stishov descubrió que si se somete a gran presión el anhídrido
de silicio (arena muy pura), sus átomos se ven forzados a agruparse estrechamente, con lo que el material
se hace muy denso. Un centímetro cúbico de esta arena aplastada pesaba considerablemente más que la
misma medida de arena corriente. Desde entonces se llamó “stishovita” a esa arena más densa.
La “stishovita” no es realmente estable. Los átomos se hallan muy juntos y tienden a separarse y a
convertirse de nuevo en arena ordinaria. Sin embargo, se mantienen tan apretados que ese cambio tiene
lugar muy lentamente, por lo que la “stishovita” puede conservarse como es durante millones de años.
Lo mismo pasa con los diamantes. Los átomos de carbono en los diamantes se encuentran apretados de
modo tan inusitado que tienden a esparcirse y tornarse carbón negro corriente, pero también ese proceso
requiere millones de años en condiciones normales.
Sin embargo, se puede acelerar ese cambio si se eleva suficientemente la temperatura, lo que añade
energía a dos átomos y les permite separarse de sus vecinos y recobrar su configuración usual. Así, si se
calienta “stishovita” a 850 grados centígrados durante treinta minutos, se transformará en arena corriente.
Por ejemplo, la “stishovita” se ha encontrado en lugares donde existen pruebas de que un meteorito de
tamaño apreciable chocó en alguna ocasión contra el suelo. La gran presión del impacto formó la
“stishovita”. Ésta se halló asimismo en sitios donde hubo explosiones nucleares experimentales. Las
enormes presiones de una bola de fuego en expansión la generaron.
Parece cierto que la “stishovita” debe de darse igualmente a gran profundidad bajo la corteza terrestre,
donde las presiones son extremadamente altas. En ese caso podría aflorar a la superficie por medio de las
erupciones volcánicas. Sin embargo, esas erupciones son enormemente calientes y la roca está fundida.
Cualquier “stishovita” que surgiera de un volcán se convertiría en anhídrido de silicio ordinario. Y en realidad
nunca se ha detectado “stishovita” en lugares de actividad volcánica.
Pues bien, en marzo pasado John F. McHone y varios colaboradores de la Universidad del Estado de Arizona
estudiaron capas rocosas en Raton (Nuevo México), capas que tenían 65 millones de años de antigüedad y
que, por tanto, databan de la época en que desparecieron los dinosaurios.
Emplearon técnicas modernas para determinar los ordenamientos atómicos en materias sólidas –
resonancia nuclear magnética, así como difracción de rayos X- y se dieron cuenta de haber detectado
definidamente la clase de ordenamiento atómico hallado en la “stishovita”.
Eso parece indicar que hace 65 millones de años se produjo un gran impacto que formó toneladas de
“stishovita”, la cual fue lanzada a la estratosfera antes de posarse en tierra. No fue la acción volcánica lo
que mató a los dinosaurios, parece evidente; tuvo que ser el impacto.
Isaac ASIMOV.

MODELO DE COMENTARIO: “ARENA APLASTADA”, de Isaac Asimov

Nos hallamos frente a un texto científico, ya que persigue la explicación, de forma objetiva, del mundo y
sus fenómenos; en este caso, el autor explica la causa de la desaparición de los dinosaurios.

El texto adopta la forma de un artículo científico difundido a través de la prensa, lo que justifica el uso de
un nivel de uso de la lengua más accesible a un público muy heterogéneo, como lo es el lector de
periódicos.

Asimov emplea las siguientes técnicas expresivas: en primer lugar, la exposición, ya que explica tanto la
teoría del impacto como la del vulcanismo; en segundo lugar, la argumentación, puesto que aporta razones
para probar la validez de su hipótesis (la “stishovita” se ha encontrado en lugares donde existen pruebas de
que un meteorito de tamaño apreciable chocó en alguna ocasión contra el suelo, octavo párrafo); por
último, la descripción objetiva, con el fin de que el lector comprenda el proceso que minuciosamente se le
está explicando.

El texto es coherente porque toda la información gira sobre un mismo tema: la explicación de las causas
que motivaron la desaparición de los dinosaurios. El contenido, además, avanza de forma progresiva: el
escritor comienza explicando las diferentes teorías, avalándolas con distintos argumentos, para alcanzar la
conclusión de que es la teoría del impacto sobre la Tierra la que, según su parecer, explicaría la verdadera
causa de la desaparición de los dinosaurios.

El título, “Arena aplastada”, resulta escueto y sugerente, al tiempo que alude, por su denominación más
popular, a la prueba más contundente para corraborar la tesis por la que se decanta Asimov: la “stishovita”
como prueba de que fue el impacto lo que ocasionó la extinción de los dinosaurios.

En cuanto a su estructura externa, el texto se organiza en catorce párrafos de desigual extensión, pero con
tendencia a la brevedad, para favorecer una lectura más amena por parte del receptor del artículo.
Internamente, presenta tres apartados:

Introducción. Presenta la información conocida sobre el tema; en este caso, las dos teorías contrapuestas
“impacto frente a vulcanismo” sobre el motivo de la desaparición de los dinosaurios (párrafos 1-4).

Desarrollo. Analiza la opción defendida por el autor, la teoría del impacto, e invalida la contraria, la del
vulcanismo (párrafos 5-11).

Conclusión. Asimov aporta las razones determinantes para apoyar la hipótesis del “impacto” (párrafos 12-
14).

Es un texto científico de carácter divulgativo, ya que se dirige a un público amplio y heterogéneo, con
respecto al cual, el autor se sitúa en una posición superior en lo relativo a los conocimientos de la materia
que trata, por lo que adapta su nivel de uso de la lengua al receptor heterogéneo de prensa.

El discurso científico, en su afán de objetividad, evita cualquier alusión personal, restringe el uso de
adjetivos y recurre al empleo de oraciones enunciativas en modo indicativo (Desde hace nueve años los
hombres de ciencia han venido discutiendo sobre una nueva explicación de la desaparición de los
dinosaurios 65 millones de años atrás, primer párrafo); oraciones sin agente (En 1980 se informó de que en
una delgada capa de sedimentos de tal antigüedad había una desusada concentración de un metal raro, el
iridio, párrafo segundo); y la función informativa del lenguaje (primer párrafo, por ejemplo).

Asimov recurre a la autoridad de expertos para reforzar sus explicaciones: en marzo pasado John F.
McHone y varios colaboradores de la Universidad del Estado de Arizona estudiaron capas rocosas en Raton
(párrafo 12).

El empleo de un canal escrito para la difusión del discurso científico favorece la comprensión del texto al
propiciar su relectura.

En cuanto a su estilo, Asimov se decanta por la sencillez, claridad y precisión para llegar más fácilmente al
lector, como corrobora el orden lógico de su discurso y el predominio de oraciones coordinadas y
yuxtapuestas. Destaca también la abundancia de tecnicismos del área científica (anhídrido de silicio, átomo,
resonancia nuclear magnética, difracción de rayos X, etc.), así como el uso del tiempo verbal de presente
con su valor expresivo de intemporalidad para dotar de mayor vigencia a la investigación realizada, así
como para proporcionar la necesaria cohesión al texto.

En conclusión, se trata de texto claramente científico, no sólo por su temática, sino también por los rasgos
lingüísticos reseñados.
COMENTARIO DE TEXTO TECNOLÓGICOS
El retroproyector

En el centro está la lámpara (1), cuya luz es conducida desde un reflector (2), que consigue una iluminación
uniforme de la figura, hasta la lente fresnel (4). Esta lente fresnel concentra la luz, la conduce hasta la
cabeza del objetivo (6). El sistema de lentes reúne la luz en el espejo inversor, que invierte la luz y la envía a
la superficie de proyección. El ventilador (7) tiene por objeto enfriar la lámpara. La figura que se proyecta se
enfoca con el mando (8) de la columna. La regulación de la altura de la figura se realiza basculando la
cabeza del objetivo.

ARGÜESO, José Vicente: El Retroproyector. CEP Santander

Nos hallamos ante un texto elaborado con el registro tecnológico de la lengua, ya que nos informa sobre los
aspectos que permiten a un usuario entender en qué consiste y cómo se utiliza un producto,
concretamente un retroproyector.

En cuanto al género, el presente texto adopta la forma de unas instrucciones recogidas en el manual de uso
que acompaña a un producto técnico.

La técnica de expresión empleada es la descripción objetiva, como corrobora la enumeración de las


sucesivas partes que constituyen el aparato descrito, así como la presencia en el texto de las siguientes
características:

a) El autor trata de dar una imagen verdadera y real del objeto, sin manifestar sus propias opiniones; de
ahí, la casi inexistencia de adjetivos calificativos en el fragmento: En el centro está la lámpara (1), cuya luz
es conducida desde un reflector (2), que consigue una iluminación uniforme de la figura, hasta la lente
fresnel (4).
b) El lenguaje empleado es absolutamente denotativo, ya que el significado de las palabras hace
referencia a la definición que de las mismas da el diccionario.
c) Precisión y exactitud rigurosa en el empleo de la lengua, así como minuciosa reproducción de los
detalles: El sistema de lentes reúne la luz en el espejo inversor, que invierte la luz y la envía a la superficie
de proyección.
d) Empleo de tecnicismos o palabras que poseen un sentido concreto y determinado dentro de la jerga
propia del lenguaje tecnológico: reflector, lente fresnel…
e) Empleo de sustantivos concretos y adjetivos especificativos, necesarios para evitar ambigüedades
significativas: iluminación uniforme, lente fresnel…
f) Uso indiscriminado de la tercera persona, favoreciendo con ello la impersonalización del texto: El
ventilador (7) tiene por objeto enfriar la lámpara.

La coherencia del discurso viene determinada por el tema que constituye el eje del fragmento analizado: la
descripción del funcionamiento de un retroproyector. La unidad interna del contenido se corrobora
externamente con la existencia de un único párrafo.

En relación con la adecuación, el emisor es un individuo de un elevado nivel cultural, cuyas elecciones
lingüísticas se realizan teniendo en cuenta que los destinatarios pertenecen a su mismo estatus
sociocultural y, por tanto, el texto no posee un carácter divulgativo, sino especializado. Aún así, para
facilitar la correcta comprensión de las instrucciones, cada elemento descrito va acompañado de un
número que alude a una zona concreta de la ilustración que se adjunta al texto original.

La propia naturaleza del discurso tecnológico, en el que sólo tienen cabida los aspectos objetivos, hace que
no aparezcan rasgos que aludan a lo personal. La utilización de la tercera persona verbal, de la función
referencial del lenguaje, del modo indicativo verbal, así como de oraciones enunciativas, tiene como misión
la de ocultar la participación del agente creando así una sensación de absoluta objetividad: La regulación de
la altura de la figura se realiza basculando la cabeza del objetivo.

El canal empleado para la transmisión del contenido es el medio escrito, que permite la relectura del texto
y la óptima comprensión de las instrucciones que recoge.

La cohesión del texto se garantiza con el uso, no sólo de abundantes repeticiones (lente, luz, figura), sino
con el empleo de categorías verbales que remiten anafóricamente a elementos ya mencionados en el
discurso: En el centro está la lámpara (1), cuya luz es conducida desde un reflector (2), que consigue una
iluminación uniforme de la figura, hasta la lente fresnel (4).

En relación con el aspecto estilístico, abundan los términos técnicos (reflector, lente fresnel), que se
caracterizan por su univocidad o monosemia, con el fin de garantizar la correcta interpretación de las
instrucciones descritas. El procedimiento de formación de palabras más frecuente es el uso de
determinadas sufijaciones: -ción (iluminación, proyección, regulación). La claridad y precisión se consiguen,
además de con los tecnicismos ya mencionados, con el orden lógico que presenta el discurso: El sistema de
lentes reúne la luz en el espejo inversor (sujeto + núcleo del predicado + complemento directo +
complemento circunstancial). Predominan, además, las oraciones yuxtapuestas (Esta lente fresnel
concentra la luz, la conduce hasta la cabeza del objetivo) y los enlaces explicativos (En el centro está la
lámpara (1), cuya luz es conducida desde un reflector (2), que consigue una iluminación uniforme de la
figura, hasta la lente fresnel). Con el fin de dotar de mayor vigencia o permanencia a las instrucciones
dadas, se emplea el presente intemporal: está, consigue, concentra… Por último, la enumeración de las
partes del retroproyector confiere al texto una mayor agilidad.

Nos hallamos, pues, ante un texto que presenta las características propias del discurso tecnológico (tercera
persona verbal, objetividad, léxico específico…), dirigido a un lector no necesariamente especialista,
aunque sí culto.
COMENTARIO DE TEXTO JURÍDICO-ADMINISTRATIVO

Artículo 18

1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o
resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.

3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas,


salvo resolución judicial.

4. La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los
ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.

Artículo 19

Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.

Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este
derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.

CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
TÍTULO I. CAPITULO SEGUNDO.
SECCIÓN 1ª. De los derechos fundamentales y de las libertades públicas

Nos hallamos ante un texto jurídico, que persigue la exposición de unas leyes de forma objetiva, las cuales
deben ser acatadas por todos los españoles. En concreto nos hallamos ante la enumeración de dos leyes -
correlativas, 18 y 19- de la Constitución Española.

El texto adopta la forma de un artículo jurídico difundido a través de una publicación, lo que justifica el uso
de un nivel de uso de la lengua absolutamente impersonal y, a la vez, comprensivo para el conjunto de los
españoles.
Las funciones que imperan en el texto son la representativa y la apelativa.

El autor del texto, en este caso anónimo, dado que fue redactado por un conjunto de políticos, emplea las
siguientes técnicas expresivas. En primer lugar, la exposición, dado que expone linealmente unas leyes cuyo
propósito es legislar la sociedad española.

En segundo lugar, la descripción objetiva, con el fin de que el lector comprenda con claridad la ley
anunciada. Además, el texto es enunciativo, pues en este caso observamos la enumeración de una serie de
leyes que integran, en su conjunto total, la Constitución Española.

En el texto hallamos las siguientes características:

a) Al carecer de autor, la exposición de leyes atiende a un carácter impersonal (‘Se garantiza’).


b) Se trata de un texto normativo (promulgación de leyes).
c) Ordenación lógica y progresiva del texto, aunque individualizada. La ordenación se produce en capítulos
(leyes).
d) Se observa una objetividad mayor que en los textos científicos. Son leyes que hay que acatarlas.
e) Los rasgos esenciales del lenguaje atienden a estas características: objetivad, claridad y precisión.
La coherencia del discurso es absolutamente determinante. Ello se produce por el carácter enumerativo y
descriptivo de las leyes expuestas. Cada propia ley, fuera del contexto general, posee su propia unidad
interna. Esto significa que cada ley es independiente de otra. Conforma, pues, un proceso acumulativo de
normas que rigen la sociedad.

En relación con la adecuación, el emisor es el poder legislativo, el cual debe proferir un discurso claro,
objetivo y entendible por personas de todos los ámbitos sociolingüísticos. El receptor es aquella persona de
nacionalidad española, la cual debe acatar las leyes promulgadas en ese fragmento incluido de la
Constitución Española.

El canal empleado para la transmisión del contenido es el medio escrito (la constitución se edita en libro de
papel, aunque también se halla ahora en soporte informático), que permite la relectura del texto y la
óptima comprensión de las instrucciones que recoge.

Desde el nivel morfosintáctico, hay multitud de recursos lingüísticos que afianzan la idea de texto jurídico
especializado.

-Dentro del uso de verbo, encontramos un empleo del futuro con valor imperativo (‘La ley limitará’).
También es común el uso de presente atemporal (‘se garantiza’), dentro del empleo de la pasiva refleja, y
próxima asimismo al valor impersonal (‘podrá hacerse’). Es muy oportuna además la presencia de continuas
perífrasis verbales: ‘podrá ser’.

-Tendencia a colocar el pronombre ‘se’ de voz media tras el verbo (‘podrá hacerse’).

-Se tiende a la elipsis de elementos de la oración (sujeto, nexos, verbos, etc.).

-La adjetivación empleada es objetiva y descriptiva, con predominio de adjetivos especificativos: ‘personal y
familiar’, ‘judicial’, ‘flagrante’, ‘nacional’, ‘político o ideológico’.

-Empleo del determinante: ‘ninguna’, “el, la, los…”.

-Uso de periodos sintácticos largos y complejos (con uso de la subordinación sustantiva y adjetiva), con la
intención siempre de aclarar todo al detalle.

Desde un punto de vista léxico-semántico, se observa que el vocabulario empleado es rico y amplio, lleno
de arcaísmos y latinismos herencia del Derecho Romano. A ello sumamos la precisión y univocidad de los
términos empleados, así como tecnicismos (‘derecho al honor’) y expresiones técnicas especializadas
(‘flagrante delito’).

Así pues, en definitiva nos hallamos ante un texto que presenta las características propias del discurso
jurídico (impersonalidad, objetividad, léxico específico…), dirigido a cualquier ciudadano que se interese en
leerlo.
COMENTARIO DE TEXTO PUBLICITARIO

INTRODUCCIÓN:

El objetivo de este Comentario de Texto integrado por dos objetos didácticos es utilizar la publicidad para
suscitar y poner en práctica habilidades, técnicas y estrategias comunicativas. Para ello hemos aplicado el
modelo de textos publicitarios que ya propusiéramos en “Didáctica aplicada a la lengua castellana y la
literatura I” (Arroyo, I. y García F. Didáctica Hermes, Madrid, 2002). Por otra parte, es un pretexto que nos
adentra en el complejo entramado del deseo de consumo, de la invitación a la última, a la moda, para
desmitificarlo a través del análisis y la reflexión crítica sobre los elementos persuasivos inherentes a todo
mensaje publicitario, y para saber hacer un buen uso de la publicidad. Como se sabe, la función de la
publicidad no es exclusivamente persuasiva, sino también informativa.

Por tanto, no se trata de considerar a la publicidad como fin, sino como ocasión para hacer un comentario
de un texto persuasivo.

COMPRENSIÓN DEL TEXTO PUBLICITARIO DEL PRODUCTO “Audi Multitronic”:

1- Lectura del texto audiovisual

a) Elementos verbales

 Transcribe los textos escritos del anuncio.

Respuesta:

www. audi. com


“Multitronic. The first stepless transmission by Audi“
(Multitronic. El primer cambio automático progresivo de Audi)

 Identifica cuál es el eslogan de la campaña.

Respuesta: “Multitronic, el primer cambio automático progresivo de Audi”.

b) Elementos visuales

 Enumera y describe los personajes, los objetos y los espacios del anuncio.

Respuesta:

Personajes principales: Hombre joven, robusto, alegre y divertido que viste con un traje parecido al de Elvis
Presley. Mujer de éxito: joven, esbelta y elegante.
Objetos: Coche americano que conduce el hombre. Coche moderno europeo Audi con cambio automático
que conduce la mujer.
Espacios: la carretera en medio del desierto.

 Describe los colores.

Respuesta:

Predomina el color verde en los espacios exteriores. El color rojo, en el coche del varón;
los tonos clásicos: gris y/o negro en el Audi. La luz utilizada es la luz del día.
c) Elementos auditivos:

 Anota todos los sonidos y músicas que aparecen en el anuncio.

Respuesta:

Música de fondo y los ruidos producidos por el cambio de marchas y el sonido del viento.

 ¿Se distingue la música de fondo del anuncio de cualquier otra música o sonido?.

Respuesta:

Sí se distingue. Se puede identificar la canción de Elvis Presley titulada “The king of the road”.

 ¿Qué estructura se repite con los elementos auditivos?

Respuesta:

Se produce una secuencia que se inicia con el silencio, al que suceden los ruidos del cambio de marcha y
finaliza con la música de Elvis Presley.

 Si consideramos ruido en comunicación a aquel sonido que interrumpe o dificulta la comunicación,


¿qué tiene esas propiedades en el anuncio?

Respuesta:

El cambio de marchas o el sonido del viento.

2. Análisis del texto audiovisual:

 ¿Qué tipo de plano prevalece?

a) Según su encuadre (primer plano, plano medio, plano americano, plano entero, plano general, plano
detalle):

Respuesta:

Se utiliza el primer plano para: el chico, la chica, el muñeco y las marchas; se utiliza el plano general para el
coche accidentado y el Audi. Se utiliza el plano americano en la espera del personaje varón.
Se utiliza el gran plano general para mostrar el Audi alejándose por la carretera.

b) ¿Qué tipo de ángulo domina: picado, contrapicado, a nivel, etc.?

Respuesta:

El ángulo utilizado es el ángulo a nivel.

c) ¿Qué composición del encuadre predomina (predominio de líneas rectas, horizontales, etc.)?

Respuesta:

La composición de las imágenes se presenta con el predominio de líneas horizontales.


3-Análisis de las ideas:

En todo texto se encuentra uno o varios mensajes. Esta afirmación es válida, tanto para los textos verbales,
como para los audiovisuales. En el anuncio elegido existen tanto ideas expresadas explícitamente
como ideas implícitas en los textos.
Las ideas son expresadas implícitamente a partir del relato que presenta un conflicto entre dos personajes
opuestos: el hombre y la mujer. De manera que el varón representa los valores de la vulgaridad, mientras
que la mujer representa los valores de la elegancia. Transmitiendo, de esta manera, el nuevo papel que la
mujer tiene en las sociedades modernas y avanzadas.

EL COMENTARIO:

MODELO DE COMENTARIO PUBLICITARIO del producto: “Audi Multitronic”:

Señala los elementos formales del texto publicitario.

Respuesta:

 Nombre del producto / marca: Audi. Multitronic.

 Eslogan / logotipo: “Multitronic, el primer cambio automático progresivo de Audi”.

 Descripción del producto: Tecnología Multitronic para cambio de marchas automático de Audi.

 Identificación del medio: Spot publicitario para televisión.

 Duración: 45 segundos.

¿Cuál es el Argumento? Cuéntalo siguiendo el orden narrativo del relato:

Respuesta:

Nos hallamos ante un spot televisivo en formato audiovisual con una duración de 45 segundos. El relato
está protagonizado por un fan del conocido cantante norteamericano, ya fallecido, Elvis Presley, que
destacó, además de por su música, por el movimiento de sus caderas cuando la interpretaba.
El anuncio muestra al fan disfrutando de su ídolo encarnado en un muñeco de plástico pegado a la luna
delantera de su coche, que mueve las caderas al ritmo de los cambios de marcha de un coche americano
convencional.
El coche sufre una avería y el personaje decide esperar en el desierto hasta que es recogido por una joven
que conduce un Audi con cambio de marchas automático.
El conflicto surge cuando el personaje pega su muñeco en el parabrisas del flamante Audi, pero ahora el
muñeco no mueve las caderas debido a la estabilidad del coche.
El conflicto se resuelve cuando la joven que conduce el flamante Audi, al ver el gesto triste del personaje
disfrazado de su ídolo, decide solucionarlo.

¿Cuál es el Tema?:

Respuesta:

La campaña muestra, con ironía, la inversión de los roles masculino y femenino en nuestra sociedad
respecto al modelo tradicional: la mujer es la que tiene el buen coche, la que ha conseguido la
independencia y el éxito social. El hombre, en cambio, se muestra como un personaje anclado en los
años 60 que, aunque divertido, no ha progresado y sigue conduciendo un coche antiguo que le deja tirado
en medio de la carretera por lo que se ve obligado a solicitar ayuda.

¿A qué público se dirige el anuncio?:

Respuesta:

Considerando el target de Audi podemos determinar que este anuncio se dirige a la clase social media
alta integrada por hombres y mujeres entre los 30 y los 45 años.

¿Por qué gusta también el anuncio a un público juvenil?

Respuesta:

La particularidad del anuncio es que, aunque el producto que se intenta vender no está dirigido al público
joven, Audi ha creado una campaña que parece reunir muchos de los ingredientes de la publicidad que
gusta a los jóvenes, tales como la sencillez en el mensaje, el humor, el uso de personajes originales o la
utilización de una música pegadiza. A partir de la emisión de la campaña comenzaron a distribuirse
muñecos idénticos a los del anuncio pudiéndolos ver pegados en las lunas delanteras de multitud de coches
de jóvenes.

¿Qué planos predominan en el anuncio?

Respuesta:

Los planos que predominan en el anuncio son los primeros planos, que dejan ver los elementos más
importantes para el desarrollo de la estructura narrativa, como el personaje principal, la chica (muestra su
estado de ánimo, el personaje principal emocionado y contento con el muñeco y la música de Elvis Presley;
y la chica muestra la seriedad pero a la vez simpatía con el personaje), el muñeco y el producto que se
intenta vender, el cambio de marchas automático del coche Audi.
Sin embargo, son muy útiles para la narración el uso de: El gran plano general del coche alejándose por la
carretera porque muestra el escenario donde se desarrolla la acción (la montaña). El plano americano del
protagonista esperando en la carretera muestra la expresividad del rostro y la situación en la que se
encuentra el personaje (esperando a algún otro coche que pueda ayudarle), además se deja ver algo del
escenario donde se desarrolla la acción.

¿Qué ángulos predominan en el anuncio?

Respuesta:

La utilización del ángulo medio y el predominio de las líneas horizontales representan la naturalidad en la
escena y el equilibrio en las imágenes.

¿Qué colores predominan y qué representan dentro del discurso publicitario?

Respuesta:

En el entorno natural, el color que predomina es el verde ya que es el color de la naturaleza por excelencia
representando la frescura y la armonía del entorno. El rojo oscuro del coche americano representa la
energía, el vigor y también la añoranza. Los colores clásicos del coche Audi, negros y grises, representan el
poder y la elegancia.

¿Qué papeles emocionales juegan la música y los efectos especiales?:


Respuesta:

Se producen cambios entre el silencio, el ruido y la música, que despiertan sentimientos de expectación,
tensión y desenlace.
Estos cambios sirven para dividir el anuncio en dos partes, la primera parte ocupa desde que aparece el
coche americano hasta que se estropea y permanece en la cuneta, donde se pasa de la música y el ruido de
la carretera al silencio del desierto y el posterior ruido; la segunda parte comienza cuando el hombre se
monta en el Audi y finaliza con el anuncio. En medio se produce un silencio que sirve para unir las dos
partes, a la vez que crea una enorme expectación. La canción que se escucha durante todos los espacios de
música de Elvis Presley es la titulada “King of the road”, esta canción en el spot participa directamente de
las emociones de los personajes, las envuelve y amplifica.

¿Qué recursos estilísticos de la imagen prevalencen en el anuncio?

Respuesta:

La sinécdoque. El cambio de marchas automático de Audi designa al coche en su totalidad.

El símil entre el movimiento de caderas del muñeco de Elvis Presley producido por el movimiento del
cambio de marchas del primer automóvil y la ausencia del movimiento del muñeco cuando aparece en
escena el cambio automático de Audi.
COMENTARIO DE TEXTO LITERARIO. POESÍA.

RIMA IV
Gustavo Adolfo Bécquer

No digáis que, agotado su tesoro,


de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso


palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance


las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,


sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen


los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
MODELO DE COMENTARIO: Rima IV, de Gustavo Adolfo Bécquer

El poema elegido para este comentario pertenece a una de las primeras rimas, que forman parte de la obra
poética de Bécquer. Lleva el número IV, por lo que pertenece a la primera parte. Las Rimas de este poeta se
agrupan en cuatro grupos:

1º (I-XI): Son aquellas composiciones que hablan de la poesía.

2º (XII-XXIX): Son rimas que tratan del amor.

3º (XXX-LI): Esos poemas aluden al desengaño y a la desesperación del poeta.

4º (LII-LXXXIV): En estas poesías se manifiesta la desolación absoluta.

Como decimos, esta rima hace consideraciones sobre la poesía. En ella se reflexiona de manera reiterada
acerca de los elementos que favorecen el surgir de la creación poética.

La poesía de este autor se encuadra dentro de la llamada poesía postromántica, que tiene unas
características que la diferencian de la poesía propiamente romántica de autores como, por ejemplo, José
de Espronceda.

Así, algunos de los rasgos de esta poesía tardía serían los siguientes:

Lenguaje depurado y profundo.

Poesía intimista (intensidad lírica).

Poesía honda.

Tendencia a la rima asonante, a los metros cortos y a las estrofas popular.

Frente a estas características, la poesía romántica tiene estos otros elementos diferenciadores:

Lenguaje sonoro y altisonante.

Poesía externa (narrativa).

Poesía superficial.

Tendencia a la rima consonante, a los metros largos y a las estrofas cultas.

En estos versos aparece una de las ideas clave de la poética becqueriana: la existencia independiente de la
poesía, concebida como una fuerza universal e intemporal, que existe con independencia de los poetas.
Pero, además, la condición de primer poeta moderno de Bécquer se justifica también porque fue él uno de
los primeros líricos españoles preocupados por explicar su concepción del fenómeno poético. Es la suya una
poesía que brota del alma como una chispa eléctrica que hiere el sentimiento con una palabra y huye, y
desnuda de artífice, desembarazada dentro de una forma libre, despierta... las mil ideas que duermen en el
océano sin fondo de la fantasía.

Si resumiéramos el contenido del poema, diremos que la poesía existe independientemente de los poetas,
porque surge del amor, del misterio de la naturaleza; por ello se identifica con interrogantes –no con
certezas– y se asimila esa concepción de Bécquer, que hemos transcrito al final del párrafo anterior.
Al adentrarnos en la métrica de esta rima, veremos que Bécquer se acerca, mediante la variedad métrica, a
los poetas modernistas de principio del siglo XX, mediante la exploración de diversas combinaciones de
versos y rimas. Así podemos ver el uso de la combinación de endecasílabos y heptasílabos, uno de los
cuales actúa como estribillo. La rima es asonante en los pares.

En la estructura de la composición observamos una rigurosa arquitectura compositiva. Aparece una estrofa
introductoria que enuncia el tema desarrollado en las cuatro estrofas siguientes, en donde se produce un
acercamiento gradual a la esencia de la poesía, que es el amor. Antes el autor repasa otros elementos
generadores del fenómeno o inspiración poética: el primero sería la naturaleza en primavera; a
continuación se refiere al misterio de la vida; por último, alude a los sentimientos contradictorios,
inexplicables y los recuerdos.

Atendiendo al lenguaje y estilo, comprobamos que el paralelismo y el contraste sirven a Bécquer para
subrayar desde el punto de vista sintáctico su mensaje poético. La presencia de un estribillo –mediante la
reiteración de futuro imperfecto de indicativo– afirma la segura inmortalidad de la poesía (vv. 4, 12, 20, 28
y 36).

La afirmación “habrá poesía” actúa como oración principal, de la que depende una larga serie de
subordinadas de carácter temporal, dentro de las cuales aparecen elementos que se repiten
anafóricamente: “Mientras...”

Al final del penúltimo verso de cada estrofa se encuentra la palabra clave o símbolo de la respectiva
realidad poética. La primera es “primavera”; la segunda, “misterio para el hombre”; y la tercera,
“esperanzas y recuerdos”.

En cuanto a las imágenes, buscan en algunos casos sugerir armonía y unión mediante la humanización de la
naturaleza. Así el aire “Lleva en su regazo” perfumes y armonías. Otros ejemplos: “Mientras las ondas de la
luz al beso / palpiten encendidas, / mientras el sol las desgarradas nubes / vista de fuego y oro”.

Por último, en cuanto a la conclusión de este comentario, diremos que la rima analizada responde a los
aspectos teóricos sobre la poesía de Bécquer. En primer lugar, la pertenencia de este poema a un grupo
identificado de composiciones que indagan sobre la poesía; en segundo, que también responde a esa
concepción de la poesía postromántica descrita más arriba, en donde predomina el sentimiento y la
hondura poética.
COMENTARIO DE TEXTO LITERARIO. NARRATIVA.

LAZARILLO DE TORMES

Sentéme al cabo del poyo y, porque no me tuviese por glotón, callé la merienda y comienzo a cenar y
morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de
mis faldas, que aquella sazón servían de plato. Tanta lástima haya Dios de mí como yo había dél, porque
sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien
comedirme a convidalle; mas, por me haber dicho que había comido, temíame no aceptaría el convite.
Finalmente, yo deseaba que el pecador ayudase a su trabajo del mío, y se desayunase como el día antes
hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre.

Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que el suyo; porque, como comencé a comer y él se andaba
paseando, llegóse a mí y díjome:

-Dígote, Lázaro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo verá
hacer que no le pongas gana, aunque no la tenga.

«La muy buena que tú tienes -dije yo entre mí- te hace parescer la mía hermosa».

Con todo, parescióme ayudarle, pues se ayudaba y me abría camino para ello, y díjele:

-Señor, el buen aparejo hace buen artífice. Este pan está sabrosísimo y esta uña de vaca tan bien cocida y
sazonada, que no habrá a quien no convide con su sabor.

-¿Uña de vaca es?

-Sí, señor.

-Dígote que es el mejor bocado del mundo y que no hay faisán que así me sepa.

-Pues pruebe, señor, y verá qué tal está.

Póngole en las uñas la otra y tres o cuatro raciones de pan de lo más blanco. Y asentóseme al lado y
comienza a comer como aquel que lo había gana, royendo cada huesecillo de aquéllos mejor que un galgo
suyo lo hiciera.

MODELO DE COMENTARIO: “Sentéme al cabo del poyo...”, de El Lazarillo de Tormes

El texto seleccionado pertenece a la novela El Lazarillo de Tormes, perteneciente al género de la novela


picaresca. Aunque este género tiene su momento de auge en el siglo XVII, El Lazarillo ha sido considerada la
primera novela de este género, si bien no se dan en ella todas las características del mismo.

En El Lazarillo, no obstante, aparecen los rasgos fundamentales siguientes:

El protagonista es un hombre vulgar y ordinario (anti-héroe).

Asimismo, es criado de muchos amos.

Se presenta una visión realista del mundo.

Se utiliza la forma autobiográfica.


La intención de la obra es de crítica y moralizante.

Como comprobaremos en el texto que comentamos, podemos afirmar que El Lazarillo cumple las
características fundamentales señaladas, a excepción de las que se producen en la picaresca barroca. A
saber:

Intensificación de la visión amarga y pesimista del mundo.

Mayor presencia de lo religioso y moral.

En definitiva, la intención del autor fue dar categoría literaria a la vida de un insignificante personaje, lo que
cual le permite poner de manifiesto su visión antiheroica del mundo y, al mismo tiempo, hacer la crítica de
la sociedad, fundamentalmente de la nobleza y el clero. El autor se manifiesta contrario a ideas y
costumbres de la época, motivo por el cual, quizá, no dio a conocer su nombre y la obra ha llegado
anónima hasta nosotros.

La novela se divide en siete tratados de diferente longitud como corresponde a la importancia relativa de
su contenido. El Tratado 1º narra la niñez de Lázaro y su aprendizaje con el ciego; el 2º cuenta el episodio
del clérigo avariento, en el que sigue la evolución psicológica del personaje; el 3º es el episodio del
escudero, donde Lázaro aprende que la gloria se basa en la mera apariencia; los tratados 4º y 6º son
meramente episódicos y sólo presentan nuevos amos; el 5º es el episodio del buldero y en él aprende que
con mentiras y astucias se puede llevar una vida holgada; por último, en el 7º Lázaro llega a lo que
considera “la cumbre de toda buena fortuna”, afirmación irónica porque a lo único que ha llegado es a ser
pregonero de vinos en Toledo y criado de un capellán con cuya protegida se casa. La novela termina, pues,
con el cierre de la evolución psicológica del personaje, que comenzó siendo un niño ingenuo y termina en
ser un hombre conformado con su suerte.

El fragmento que comentamos pertenece al tratado 3º, en el que sirve a un escudero que no tiene
absolutamente nada y el criado tiene que alimentarlo, procurando no herir su dignidad. Corresponde a uno
de los momentos más conmovedores de la novela: A Lázaro le han regalado una uña de vaca y algunas
tripas cocidas que reparte con su amo. Al ver la altanería y, a la vez, el hambre de éste, el muchacho se
lamenta de su desventurado amo, preocupado siempre por aparentar una condición que no posee.
Podemos considerar que el texto trata el tema de la fraternidad humana como motivo novelesco.

En cuanto a la estructura interna del fragmento, este se divide en tres partes:

1ª parte (“Sentéme al cabo del poyo...hambre”): El criado cuenta sus cautelas para invitar al amo a comer
con él, sin herir su dignidad.

2ª parte (Quiso Dios...sepa”): Ambos tienen una conversación, en la que el escudero alaba a Lázaro y al
bocado que trae para disimular sus ansias por comer.

3ª parte: (“Póngole...hiciera”): Lázaro describe las ganas con que su amo se come aquellos despojos.

Un análisis de los elementos narrativos nos lleva a ver un narrador en 1ª persona, que es el propio Lázaro,
de ahí su carácter autobiográfico.

Los dos personajes que aparecen son Lázaro y el escudero y nos son descritos a través de una
caracterización indirecta, es decir, la información que sobre ellos recibimos se consigue a través de sus
actos y de lo que dicen. El primero se compadece de su desventurado amo, al que no quiere herir en su
dignidad. El segundo se muestra ridículo, intentando disimular su hambre, revoloteando en torno al criado
y buscando la alabanza para atraerle y que le dé de comer. Los dos están perfectamente caracterizados por
su forma de actuar y Lázaro, además, nos transmite su pensamiento acerca del momento que se narra.
El espacio en que se desarrolla lo relatado es un lugar cerrado, en el ámbito de la casa del amo. Los hechos
se desarrollan en un tiempo pasado, anterior al momento en que el narrador se encuentra y transcurren en
un orden lineal.

Por lo que se refiere a la técnica y estilo, es claramente visible el uso del diálogo, dando al fragmento un
carácter casi teatral. Se observan muchos recursos: palabras con doble sentido (“Póngole en las uñas la
otra”) para dar cuenta del hambre del amo; repeticiones (sentí / sentía; pasado / pasaba; ayudarle
/ayudaba); comparaciones (como había de él; y no hay faisán que así sepa); ironía y burla (“la muy buena
que tú tienes te hace parecer la mía hermosa”); hipérbole /”que no habrá a quien no convide con su
sabor”); paronomasia (“como comencé a comer”. El diálogo ágil junto con los recursos descritos hacen del
fragmento un pasaje de gran plasticidad y de fácil recreación en la mente del lector. Por otra parte, el
lenguaje es llano, sin afectación alguna, como corresponde al siglo XVI. En esta sencillez elaborada reside
en gran parte el atractivo de la obra.

Por último, y a modo de conclusión, diremos que la evidente crítica social que se desprende del libro, y de
este fragmento también, justifica el deliberado propósito del autor de permanecer en el anonimato. Los
personajes y el ambiente del texto, al igual que el que aparece en toda la obra, corresponde con un mundo
de marginados sociales. En la actualidad existen también personas que por diversos motivos viven al
margen de la sociedad. Su forma de vida, comportamiento, aspiraciones, causas de su marginación, etc.
han dado lugar también a obras importantes de nuestra literatura. Aquí, vemos como el Lázaro da muestras
con su comportamiento de esa evolución de la que hablábamos anteriormente, según la cual conoce las
miserias de su amo y actúa en consecuencia. En cuanto al estilo utilizado, encaja en la mentalidad
renacentista, basada en la sencillez alejada de toda artificiosidad, que aparecerá en el siglo siguiente.
COMENTARIO DE TEXTO LITERARIO. TEATRO.

“EL SÍ DE LAS NIÑAS”, de Leandro Fernández de Moratín


Escena VIII
DON DIEGO, DOÑA FRANCISCA.

DON DIEGO.- ¿Usted no habrá dormido bien esta noche?

DOÑA FRANCISCA.- No, señor. ¿Y usted?

DON DIEGO.- Tampoco.

DOÑA FRANCISCA.- Ha hecho demasiado calor.

DON DIEGO.- ¿Está usted desazonada?

DOÑA FRANCISCA.- Alguna cosa.

DON DIEGO.- ¿Qué siente usted? (Siéntase junto a DOÑA FRANCISCA.)

DOÑA FRANCISCA.- No es nada... Así un poco de... Nada... no tengo nada.

DON DIEGO.- Algo será, porque la veo a usted muy abatida, llorosa, inquieta... ¿Qué tiene usted, Paquita?
¿No sabe usted que la quiero tanto?

DOÑA FRANCISCA.- Sí, señor.

DON DIEGO.- Pues ¿por qué no hace usted más confianza de mí? ¿Piensa usted que no tendré yo mucho
gusto en hallar ocasiones de complacerla?

DOÑA FRANCISCA.- Ya lo sé.

DON DIEGO.- ¿Pues cómo, sabiendo que tiene usted un amigo, no desahoga con él su corazón?

DOÑA FRANCISCA.- Porque eso mismo me obliga a callar.

DON DIEGO.- Eso quiere decir que tal vez soy yo la causa de su pesadumbre de usted.

DOÑA FRANCISCA.- No, señor; usted en nada me ha ofendido... No es de usted de quien yo me debo quejar.

DON DIEGO.- Pues ¿de quién, hija mía?... Venga usted acá... (Acércase más.) Hablemos siquiera una vez sin
rodeos ni disimulación... Dígame usted: ¿no es cierto que usted mira con algo de repugnancia este
casamiento que se la propone? ¿Cuánto va que si la dejasen a usted entera libertad para la elección no se
casaría conmigo?

DOÑA FRANCISCA.- Ni con otro.

DON DIEGO.- ¿Será posible que usted no conozca otro más amable que yo, que la quiera bien, y que la
corresponda como usted merece?

DOÑA FRANCISCA.- No, señor; no, señor.

DON DIEGO.- Mírelo usted bien.


DOÑA FRANCISCA.- ¿No le digo a usted que no?

DON DIEGO.- ¿Y he de creer, por dicha, que conserve usted tal inclinación al retiro en que se ha criado, que
prefiera la austeridad del convento a una vida más...?

DOÑA FRANCISCA.- Tampoco; no señor... Nunca he pensado así.

DON DIEGO.- No tengo empeño de saber más... Pero de todo lo que acabo de oír resulta una gravísima
contradicción. Usted no se halla inclinada al estado religioso, según parece. Usted me asegura que no tiene
queja ninguna de mí, que está persuadida de lo mucho que la estimo, que no piensa casarse con otro, ni
debo recelar que nadie dispute su mano... Pues ¿qué llanto es ése? ¿De dónde nace esa tristeza profunda,
que en tan poco tiempo ha alterado su semblante de usted, en términos que apenas le reconozco? ¿Son
éstas las señales de quererme exclusivamente a mí, de casarse gustosa conmigo dentro de pocos días? ¿Se
anuncian así la alegría y el amor? (Vase iluminando lentamente la escena, suponiendo que viene la luz del
día.)

DOÑA FRANCISCA.- Y ¿qué motivos le he dado a usted para tales desconfianzas?

DON DIEGO.- ¿Pues qué? Si yo prescindo de estas consideraciones, si apresuro las diligencias de nuestra
unión, si su madre de usted sigue aprobándola y llega el caso de...

DOÑA FRANCISCA.- Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted.

DON DIEGO.- ¿Y después, Paquita?

DOÑA FRANCISCA.- Después... y mientras me dure la vida, seré mujer de bien.

DON DIEGO.- Eso no lo puedo yo dudar... Pero si usted me considera como el que ha de ser hasta la muerte
su compañero y su amigo, dígame usted: estos títulos ¿no me dan algún derecho para merecer de usted
mayor confianza? ¿No he de lograr que usted me diga la causa de su dolor? Y no para satisfacer una
impertinente curiosidad, sino para emplearme todo en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla
dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto.

DOÑA FRANCISCA.- ¡Dichas para mí!... Ya se acabaron.

DON DIEGO.- ¿Por qué?

DOÑA FRANCISCA.- Nunca diré por qué.

DON DIEGO.- Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma debe presumir que no
estoy ignorante de lo que hay.

DOÑA FRANCISCA.- Si usted lo ignora, señor Don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si en efecto lo sabe
usted, no me lo pregunte.

DON DIEGO.- Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son
voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer.

DOÑA FRANCISCA.- Y daré gusto a mi madre.

DON DIEGO.- Y vivirá usted infeliz.

DOÑA FRANCISCA.- Ya lo sé.


DON DIEGO.- Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a
que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego
que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio
no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de
quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal
que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo mandan, un sí
perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que
inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.

DOÑA FRANCISCA.- Es verdad... Todo eso es cierto... Eso exigen de nosotras, eso aprendemos en la escuela
que se nos da... Pero el motivo de mi aflicción es mucho mas grande.

DON DIEGO.- Sea cual fuere, hija mía, es menester que usted se anime... Si la ve a usted su madre de esa
manera, ¿qué ha de decir?... Mire usted que ya parece que se ha levantado.

DOÑA FRANCISCA.- ¡Dios mío!

DON DIEGO.- Sí, Paquita; conviene mucho que usted vuelva un poco sobre sí... No abandonarse tanto...
Confianza en Dios... Vamos, que no siempre nuestras desgracias son tan grandes como la imaginación las
pinta... ¡Mire usted qué desorden éste! ¡Qué agitación! ¡Qué lágrimas! Vaya, ¿me da usted palabra de
presentarse así..., con cierta serenidad y...? ¿Eh?

DOÑA FRANCISCA.- Y usted, señor... Bien sabe usted el genio de mi madre. Si usted no me defiende, ¿a quién
he de volver los ojos? ¿Quién tendrá compasión de esta desdichada?

DON DIEGO.- Su buen amigo de usted... Yo... ¿Cómo es posible que yo la abandonase... ¡criatura!..., en la
situación dolorosa en que la veo? (Asiéndola de las manos.)

DOÑA FRANCISCA.- ¿De veras?

DON DIEGO.- Mal conoce usted mi corazón.

DOÑA FRANCISCA.- Bien le conozco. (Quiere arrodillarse; DON DIEGO se lo estorba, y ambos se levantan.)

DON DIEGO.- ¿Qué hace usted, niña?

DOÑA FRANCISCA.- Yo no sé... ¡Qué poco merece toda esa bondad una mujer tan ingrata para con usted!...
No, ingrata no; infeliz... ¡Ay, qué infeliz soy, señor Don Diego!

DON DIEGO.- Yo bien sé que usted agradece como puede el amor que la tengo... Lo demás todo ha sido...
¿qué sé yo?..., una equivocación mía, y no otra cosa... Pero usted, ¡inocente! usted no ha tenido la culpa.

DOÑA FRANCISCA.- Vamos... ¿No viene usted?

DON DIEGO.- Ahora no, Paquita. Dentro de un rato iré por allá.

DOÑA FRANCISCA.- Vaya usted presto. (Encaminándose al cuarto de DOÑA IRENE, vuelve y se despide de
DON DIEGO besándole las manos.)

DON DIEGO.- Sí, presto iré.


Nos encontramos con un texto perteneciente al ámbito literario, tanto por la calidad presente en la
elaboración lingüística de su mensaje (el empleo de epítetos, por ejemplo: “gravísima contradicción,
impertinente curiosidad”), como por su contenido ficticio (en este fragmento se ve cómo se plantea don
Diego su matrimonio con Paquita, y cómo interpreta ésta su matrimonio con don Diego), como por ser
fruto de una creación intencionada por parte de su autor, Leandro Fernández de Moratín, que ha escrito un
texto destinado a perdurar y a permanecer inalterable.

Por lo que atañe al género literario, el presente fragmento adopta la forma propia del texto teatral, como
corrobora la presencia del diálogo directo entre los dos personajes protagonistas de la obra, diálogo que se
lleva a cabo en tiempo presente (¿Qué siente usted?) y sin el acompañamiento de ningún narrador
intermediario, así como por el empleo de acotaciones para indicar los movimientos de los personajes
(Siéntase junto a doña Francisquita.) o los cambios de tiempo (Vase iluminando el teatro lentamente,
suponiendo que viene la luz del día).

La técnica expresiva utilizada es el diálogo dramático, que se caracteriza por ir cada parlamento precedido
del nombre del personaje que habla y por aportar así mayor sensación de verosimilitud al contenido
mostrado.

En cuanto a su localización, el presente texto constituye la escena VIII del tercer acto de “El sí de las niñas”,
determinante en la comedia, pues supone el paso del nudo al desenlace. Tránsito éste que, como ocurre en
el resto de la obra, aparece simbolizado por la luz (Vase iluminando el teatro lentamente, suponiendo que
viene la luz del día). Con el amanecer, se aclaran también los problemas porque se impone la razón, el
sentido común, como no podía ser de otra manera en una obra y en un autor enclavados fielmente en la
estética neoclásica propia del siglo XVIII, también llamado de la Ilustración o de las Luces. Don Diego,
enterado de los sentimientos existentes entre Paquita y su sobrino, envía a Simón para que obligue a
regresar a don Carlos. Mientras, él mantiene esta conversación con la joven.

Precisamente, el extenso parlamento de don Diego, casi al final de la escena, es una exposición de las ideas
ilustradas:

DON DIEGO.- Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a
que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego
que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio
no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de
quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal
que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo mandan, un sí
perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que
inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.

Los ilustrados denuncian la educación mal entendida, la obediencia ciega contra natura y contra las leyes
de la razón, la hipocresía en lugar de la sinceridad, el disimulo en vez de la espontaneidad. Estar bien
educado es guardar silencio siempre ante la injusticia, ante la sinrazón. Eso para los ilustrados era el
principio de muchos de los males que acosaban a la sociedad del siglo XVIII.

El tema que propicia la coherencia del texto y que es el mismo que está presente en toda la comedia es la
crítica a la educación de la juventud, entendida como el disimulo y la hipocresía y no la sinceridad, así como
sus consecuencias en lo relativo al matrimonio, si no se contrae libremente. De esta forma, desde una
actitud didáctica, el escritor intenta persuadirnos de las nefastas consecuencias que se derivan de una
educación equivocada.

En el fragmento, estructurado externamente en forma de diálogo, se pueden apreciar tres partes:

Una primera, en que tras un breve intercambio comunicativo totalmente intrascendente, que cumple la
función fática del lenguaje en lo que se refiere a la aplicación de la cortesía en el inicio de la conversación,
don Diego realiza preguntas acerca de las lágrimas y del silencio de Paquita para que ésta hable, aunque él
ya está enterado de los sentimientos de ella hacia su sobrino.

Una segunda parte, en la que don Diego, al no obtener respuesta convincente ya que Paquita muestra su
determinación de complacer a su madre aun a costa de su propia felicidad, diserta acerca de los defectos
de la educación que se da a las mujeres en su tiempo.

Una tercera parte, en la que don Diego, asumiendo ya un papel de padre más que de galán enamorado,
ofrece su apoyo a Paquita.

En cuanto a la adecuación se refiere, el emisor del texto, Moratín, nos transmite su pensamiento sobre
todo a través de las palabras de don Diego, reproducidas en el parlamento citado anteriormente.

Por otro lado, el tratamiento de respeto con que se dirigen entre sí los dos personajes responde a unas
estrictas reglas de cortesía, si bien don Diego trata a la muchacha como una hija (“¿De quién hija mía?”) y
ésta a él como un señor mayor al que debe respeto ante todo (“Sí, señor”, “No señor”).

El nivel de uso de la lengua es culto, con giros complejos y términos adecuados: “¿Piensa usted que no
tendré yo mucho gusto en hallar ocasiones de complacerla?”, “Tal vez yo soy la causa de su pesadumbre de
usted”, “Pérfida disimulación”.

Para lograr la caracterización de sus personajes, el autor se vale de sus propias palabras. La serenidad y
seguridad con que se expresa don Diego no es la de alguien que necesita respuesta a las preguntas que ha
hecho y a las que no ha recibido contestación satisfactoria. Los lectores compartimos con don Diego el
conocimiento sobre los sentimientos que anidan en Paquita, aunque el reparto de la información es
desigual, pues la joven ignora que don Diego está al tanto de todo.

Es una escena en la que aparecen bien representadas las cualidades de don Diego: la ponderación (“¿Por
qué no hace usted más confianza de mí? ¿Piensa usted que no tendré yo mucho gusto en hallar ocasiones
de complacerla?), el buen sentido (¿Cuánto va, que si la dejasen a usted entera libertad para la elección no
se casaría conmigo?), la generosidad (¿No he de lograr que usted me diga la causa de su dolor? Y no para
satisfacer una impertinente curiosidad, sino para emplearme todo en su consuelo, en mejorar su suerte, en
hacerla dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto), su paternal amor hacia Paquita (¿No sabe
usted que la quiero tanto), su toma de posición a favor de Paquita y en contra de doña Irene, que es lo
mismo que decir al lado del sentido común y de la razón, frente a la autoridad irracional (¿Cómo es posible
que yo la abandonase?). Es un hombre que se guía por la razón, sensible, con empatía hacia el que sufre.

Paquita, que no siente amor hacia don Diego, está dispuesta a obedecer a su madre y a ser infeliz el resto
de su vida. En esta escena Paquita aparece caracterizada como una joven que sabe lo que quiere, pero que
está dolida porque ama a otro hombre y cree que no le corresponde, por lo que va a casarse con quien no
quiere por la presión que su madre ejerce sobre ella. Mujer de bien y dispuesta a serlo toda la vida, aun a
costa de su felicidad, como fruto de una equivocada educación, de la que ella misma es consciente.

También se menciona a doña Irene, que aparece como la madre autoritaria, responsable de todo el
problema planteado en la obra, por su interés, voluntad y autoridad.

La acción se ubica en una posada de Alcalá de Henares y en las horas anteriores al amanecer, como sugiere
la acotación ya mencionada con anterioridad: “Vase iluminando el teatro lentamente, suponiendo que
viene la luz del día”.

La cohesión se logra con mecanismos lingüísticos como la deixis social (el constante tratamiento de usted
que, además, sirve para poner de manifiesto la distancia irreparable entre Paquita y don Diego), los
conectores extraoracionales que unen unos parlamentos con otros (“Y daré gusto a mi madre”, “Y vivirá
usted infeliz”), las constantes anáforas (“¡Qué obstinado, qué imprudente silencio!”), la reiteración de
palabras (“Todo eso es cierto… eso exigen de nosotras. Eso aprendemos en la escuela...”), el tiempo verbal
en presente, propio de un diálogo teatral (“Conviene mucho que usted vuelva un poco sobre sí”), el
frecuente uso de los puntos suspensivos para evocar las detenciones propias del empleo oral de la lengua
(Su buen amigo de usted... Yo... ¿Cómo es posible que yo la abandonase... ¡criatura!...).

Por lo que respecta a la estilística del texto, con las anáforas (“Usted no se halla… Usted me asegura… que
no tiene…, que está persuadida…, que no piensa…”), paralelismos (“Con tal que no digan lo que sienten,
con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo
manden…), enumeraciones (“el temperamento, la edad ni el genio; el temor, la astucia y el silencio; un sí
perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos”), bimembraciones (“su compañero y su amigo; mi conato y
mis diligencias; esa aflicción y esas lágrimas; desmienta y oculte; callar y mentir”) e interrogaciones
retóricas (“Son estas las señales de quererme exclusivamente a mí, de casarse gustosa conmigo dentro de
pocos días? ¿Se anuncian así la alegría y el amor?) se pone de manifiesto la ponderación y el talante sereno
de don Diego, que elabora paso a paso su razonamiento, acumulando datos y argumentos sobre una misma
idea. Don Diego se expresa con parlamentos algo más largos, mediante juicios y argumentaciones que
sirven para caracterizarlo como una persona para quien todo ha de ser razonable. Paquita, con sus réplicas
breves, de sintaxis entrecortada, manifiesta la prudencia de quien teme decir más de lo que quisiera.

La escasez de adjetivación tiene que ver con la estética neoclásica que propugna un uso puramente
instrumental de la lengua, la cual alcanzará su mayor calidad cuanto más transparente se ofrezca: “No
señor, usted en nada me ha ofendido. No es de usted de quien yo me debo quejar”.

Un rasgo sintáctico característico de Moratín es el laísmo, tan presente en este fragmento: “enseñarla a
que”, “todo se las permite”.

La concatenación expresada por Paquita (“Si usted lo ignora, señor don Diego, por Dios no finja que lo sabe;
y si en efecto lo sabe usted, no me lo pregunte”), proporciona continuidad a su pensamiento y potencia la
intensidad de su angustia.

En conclusión, se trata de un texto literario del género teatral que mantiene vigente el interés por su
intemporalidad, dado que las nefastas consecuencias de una mala educación atañen a todo ser humano de
cualquier época y en cualquier circunstancia.

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