Vous êtes sur la page 1sur 1

¿Cuál es el valor de estar al mando de nuestra vida?

¿Que la gente nos aplauda por


nuestra fortaleza de carácter? ¿O que hemos ganado la aprobación de nuestros
colegas, que creen que "somos una roca"?

Cuando estamos al mando de nuestra vida, pueden surgir conflictos de una naturaleza
u otra, pero ya no podemos engañarnos confundiendo, por ejemplo, resentimiento o
enojo con la fuerza real, o la arrogancia con la confianza tranquila.

Cuando estamos al mando de nosotros mismos no decimos cosas crueles a otros. No nos
apresuramos. El miedo no puede vivir en nosotros. Dolorosos arrepentimientos de
días lejanos se convierten en cosa del pasado; los días oscuros pierden su poder
para derrumbarnos porque ahora sabemos la diferencia entre las nubes pasajeras y
los cielos por los que éstas navegan.

Quizás te preguntas si es posible saber si este estado sin esfuerzo de auto-comando


existe realmente o no.

La verdadera razón por la que perdemos el comando que anhelamos puede sorprender.
Es debido a cierto tipo de "olvido" espiritual que definiremos como sigue:

En nuestro momento de necesidad, no podemos recordar la parte de nosotros que solo


puede servir a algo que sea de su propia elección.

Tan simple como suena, volvemos a ganar el mando si podemos recordar esta verdad.
Agitarnos fuera del sueño espiritual en el que hemos caído es lo mismo que
despertar de cualquier sueño oscuro que haya estado dominando nuestra mente en el
momento anterior. Estudiemos esta idea nueva e inusual, y averigüemos por qué
funciona cuando todas las otras estrategias de auto-comando se quedan cortas.

A pesar de que todos sabemos el daño que hace atacar a otros, lanzar un ataque de
enojo o actuar con cruel intención, tendemos todavía a hacer estas cosas de todos
modos. Las siguientes ideas nos ayudan a aclarar por qué esto nos sucede y cómo
estamos hechos, en efecto, para actuar contra nosotros mismos y los que amamos sin
realmente saber por qué.

Cada vez que nos amenazan de alguna manera, nuestra tendencia es entrar en un modo
"respuesta automática"; ciertas reacciones habituales aparecen y efectivamente "se
encargan" de nuestros pensamientos y sentimientos. Así, por decirlo de alguna
manera, no es realmente nuestro auténtico yo quien encuentra esos eventos no
deseados. Si damos un paso atrás, y silenciosamente nos observamos con mirada
imparcial, esto es lo que veremos ocurrir dentro de nosotros:
Nos está siendo dictado cómo nos sentimos, qué hacer, incluso quiénes debemos ser…
dictado por algo que nos están dando para recordar en esos momentos.
Veamos un ejemplo para ayudar a aclarar este importante descubrimiento:

Cuando actuamos cruelmente hacia otro, es porque algo cruel "se encarga y maneja"
el momento por nosotros haciendo lo que ello recuerda hacer. En otras palabras, un
"estado de crueldad" impone sus reglas sobre nosotros, y hace de nosotros lo que
quiere en el siguiente instante.
Muy a nuestro pesar, no recordamos que haya una solución mejor hasta que tenemos
que lidiar con el dolor que sigue a este momento de haber perdido nuestra libertad.

Vous aimerez peut-être aussi