Vous êtes sur la page 1sur 15

LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA ENFERMERÍA Y SU

INSERCIÓN EN LA DINÁMICA DEL SISTEMA DE SALUD

En la profesionalización de una actividad siempre intervienen una serie de


factores, que en el caso de la profesión de enfermería se pueden considerar
de dos modos: la formal y la sociológica, siendo ambas decisivas para el
reconocimiento de la enfermería como profesión. Las organizaciones
formadoras de profesionales de enfermería continuamente se están
renovando para elevar la calidad de la profesión; se actualizan en los
aspectos de cambios de programas formativos, en las normas legales que
regulan la educación, y en el ejercicio profesional. Las asociaciones
profesionales de enfermería tienen como objetivo colaborar para mantener
la calidad de la educación, de igual forma en el servicio que se brinda a la
sociedad, y regular la profesión (Garcia y Martínez, 2007).

La profesión como ocupación que proporciona un medio estable de vida y


un estatus socialmente reconocido, recibió un estímulo adicional a medida
que el desarrollo científico y tecnológico fue incorporándose a los procesos
productivos y de organización del trabajo. Gracias al desarrollo de dichos
procesos, la profesión vino a separarse definitivamente de los oficios, por su
nueva posición frente al conocimiento y a la praxis (Uricoeches, s.f.).

Existe un gran debate entre el gremio de la enfermería con respecto a si la


categoría profesional plena se ha alcanzado dentro de los campos laborales,
a pesar de que han conquistado nuevas relaciones y espacios donde ha
precisado demostrar diferentes competencias, no sólo de carácter
intelectual, sino también manifestar la capacidad de negociar en beneficio
de las personas a las cuales brinda el cuidado. Sin embargo, un número
considerable se cuestiona si se ha logrado la categoría profesional total y
existe todavía cierta confusión en cuanto a la condición disciplinar de
enfermería; esto se debe a las diferentes definiciones de la profesión que se
han generado en los países con mayor desarrollo en la teoría y práctica de
enfermería, como es el caso de España, Estados Unidos, Brasil y Colombia,
entre otros (Schwirian, 1999).

La profesión de enfermería requiere de conocimientos profundos, flexibles y


cualificados del contenido disciplinar, y debe estar compuesta por teorías,
modelos y constructos que apoyen su desarrollo; estos conocimientos se
sustentan en la investigación de los fenómenos que se presentan durante el
ejercicio, asi como del cuidado como objeto de estudio de la profesión
(Gutiérrez-Meléndez, 2008).

Un avance que es necesario reconocer, es que las instituciones educativas,


tanto universitarias como de formación de profesionales generales y técnicas
en España y México, han promovido el uso del Proceso Enfermero como
método de trabajo. Hoy en día, la mayoría de las enfermeras técnicas y las
licenciadas en enfermería conocen parcial o totalmente este método; en las
últimas décadas se ha generado un cambio hacia la modernidad con
relación a la certificación de la licenciatura en enfermería, los docentes y las
categorías existentes en las unidades hospitalarias, con el propósito de que
se dejen atrás hábitos y costumbres que acompañan
el ejercicio cotidiano, por una actitud de desarrollo coherente con los
tiempos que se están viviendo, y mostrar una cultura profesional (Rodriguez
el al, 2003).

Otro aspecto relevante de citar, es que el ámbito de acción de la enfermera


profesional se amplió, y con ello los mercados laborales se abrieron, pues
quien ostenta un título en enfermería, además de la
asistencia clínica y la gestión del cuidado en todos los niveles de
complejidad, también participa en la industria, la educación, la
investigación y la práctica independiente, entre otras (Organización Mundial
de la salud, OMS, 2005). La sociología de las profesiones plantea que existen
elementos o requisitos que debe cumplir una profesión, y la enfermería, al
igual que otras disciplinas, se caracteriza porque durante la realización de
su praxis, se comunica con sus pares y con el usuario mediante un lenguaje
técnico connin, concebido este como el proceso para producir y recibir textos
relacionados con el quehacer de la enfermería.

Dentro del Marco Común Europeo (2001) se define al lenguaje técnico como
los términos para que la comunidad disciplinar tome conciencia de las
restricciones que impone el contexto académico y profesional de la
comunicación. Son estructuras para la información en el ámbito de
desempeño que les permiten participar, con un grado suficiente de
autonomía, en las prácticas comunicativas propias de la colectividad, y todo
este bagaje se manifiesta a través de la expresión escrita, por medio de
artículos científicos donde se exponen avances en la profesión,
publicados en revistas de enfermería de prestigio, donde el profesionista se
comunica con el gremio con un lenguaje técnico, acorde al contexto donde
se desarrolla y con enunciados orales claros hacia el paciente, de acuerdo
al nivel que se maneja.

Otra categoría establecida por la sociología es la autonomía, ésta es


percibida por los profesionales de la enfermería como la habilidad para
cumplir las metas del cuidado de la práctica independiente con
otros cuidadores de la salud. Igualmente para Cárdenas (2005), autonomía
significa que los practicantes de una profesión tienen la capacidad para
controlar sus actividades profesionales en el ambiente de trabajo; implica
independencia, disposición, correr riesgos y responsabilidad de los propios
actos, así como la auto determinación y auto reglamentación de la
organización social del trabajo, en su contenido técnico y en la selección de
sus condiciones económicas.
La autonomía en el ejercicio profesional implica libertad para hacer juicios
clínicos y tomar decisiones dentro del ámbito o alcance de la práctica
profesional. Para Tapp et al. (2005) la autonomía en la práctica implica
aplicar un cuerpo de conocimientos de la disciplina, la cual ha sido vista
como un indicador importante de que enfermería es sin duda una
profesión notable en su derecho propio La autonomía también ha sido
relacionada con la toma de decisiones asertivas, coherentes, con la habilidad
para solucionar problemas, con autoridad y responsabilidad en cada una de
sus intervenciones; de igual manera, con la libertad de actuar en lo que se
sabe hacer y la habilidad para desempeñar funciones en forma
independiente.

Otro elemento de la profesión es la llamada credencialización, definida como


el conjunto de componentes que identifican que una profesión puede
ser ejercida por sus miembros, y que la ley y la sociedad la reconocen como
tal (Fernández et al, 2007) La credencialización se da a través del proceso
de formación que la institución educativa establece, un examen profesional
formulado y administrado por la misma, ser portador de un título con
validez oficial, ejercer la profesión con vocación para ofrecer el servicio a la
sociedad, estar basada en el entrenamiento y contar con el documento
tangible que acredita el proceso de formación que lo acredite como miembro
de la comunidad científica, 0 de organizaciones profesionales. En la
actualidad, según Reyes (2006), existen diversas organizaciones de
profesionales debidamente constituidas, autónomas y con una
multiplicidad de objetivos voluntarios, con metas comunes para establecer
un liderazgo en defensa de los más claros derechos de sus miembros. Para
Navarro (2006), la «colegiación» (trabajo colegiado o conjunto entre
profesionales de la misma disciplina), es definida como sociedades
profesionales o entes corporativos, que tienen su base en una comunidad
de personas con intereses comunes, que el Estado considera jurídicamente
relevante y les otorga, en virtud de ello, personalidad para que actúen en el
mundo legal.

Otro aspecto importante que distingue a la enfermería es la autorregulación


profesional, que es otro de los requisitos que establece la sociología de las
profesiones para definir el nivel de competencias e importancia social de la
profesión; este proceso se caracteriza fundamentalmente porque las
personas que pertenecen a dicha profesión establecen las normas y modelos
apropiados, generados por el trabajo consensuado de sus miembros, se
identifican con sus pares y logran una
fuerte noción de colectividad.

Otra acepción de la autorregulación es entendida como la capacidad de una


profesión para controlar su ejercicio dentro de la sociedad (Cárdenas, 2005).
Para la Asociación Latinoamericana de Facultades y Escuelas de Enfermería
(ALADEFE), la autorregulación comprende el proceso de elaboración e
implementación de reglas y estándares técnicos que orientan las relaciones
entre actores para racionalizar el intercambio de bienes y servicios. Morán
(2006); concibe la regulación como el término con que se describen las
metodologías empleadas para inducir responsabilidad en el ejercicio
profesional, con el fin de proteger al público. NO obstante, para Nájera et al.
(2008), es un proceso de elaboración e implementación de reglas y
estándares técnicos que orientan las relaciones entre actores, para
racionalizar el intercambio de bienes y servicios. Dentro de esta misma
reglamentación se regulan las competencias técnicas, la responsabilidad
profesional y la eficiencia.

La autorregulación en la profesión de enfermería se manifiesta por el


establecimiento e implementación de estándares de formación y ejercicio de
la profesión, se reglamenta mediante el registro de licencias emitidas por
instituciones debidamente acreditadas Para mantener un registro del
número de profesionales de la enfermería que la ejercen, se requiere
organizar y llevar a cabo exámenes de certificación y acreditación, y crear
comités para defender o aplicar medidas disciplinarias, esto con el fin de
obtener mejores niveles de reconocimiento social.

La función de una profesión es la responsabilidad que tiene en la sociedad,


es decir, la razón de ser o fin último para la que ha sido creada; en definitiva,
lo que hace y que ninguna Otra profesión puede ofrecer; en el caso de
enfermería, la responsabilidad, la razón de ser y el fin último ante la
sociedad es cuidar, conceptualizado como una entidad diferenciada que se
caracteriza por la relación integral con otro ser, donde ambos reaccionan y
se relacionan como personas; el profesional de la enfermería que cuida no
considera al ser cuidado como una mera categoría patológica o como rol
(paciente), sino como una persona única.

(Waldow, 2004) en la que visualiza problemas de salud que requieren de


conocimientos, destrezas y actitudes que sólo se adquieren con el estudio
profundo y sistemático de la sociedad, el hombre, la salud y la propia
enfermería (García y Martínez, 2007). La utilidad profesional y el prestigio
social son indicadores de reconocimiento social. De esta manera, si el
prestigio que una profesión tiene en la sociedad es superior a la utilidad
social percibida, entonces se considera que esa ocupación tiene excesivo
poder. Cárdenas (2005), menciona que partir de que la enfermería entra en
la llamada época moderna, que surgió a principios del siglo XX, y al hacer
un recuento del camino recorrido por los profesionales de la enfermería, se
percibe una incongruencia entre los niveles académicos alcanzados con el
trabajo desempeñado, el reconocimiento social y el prestigio obtenido, esto
se ve reflejado principalmente en aquellos profesionales que ocupan diversos
cargos o puestos en las instituciones de salud, que son una minoría, y que
adquieren relevancia cuando esas instituciones son calificadas como
unidades de calidad; sin embargo, el salario y las condiciones laborales son
aspectos que el sistema de salud o empleadores no han modificado
favorablemente para verse reflejado en los ingresos salariales más que en el
mero reconocimiento social.

BASES TEÓRICAS DE LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA

Cualquier acción humana necesita fundamentos teóricos y principios


básicos en los que inspirarse. No se trata de objetivos a conseguir, sino
finalidades y referencias para la acción. Las unas y las otras en cierta
medida “utópicas”, si consideramos la utopía no como un sueño irrealizable,
sino como un camino a seguir. Por ello se intentará señalar y explicar
sintéticamente en este capítulo cuáles son estos principios básicos y
fundamentales de la intervención comunitaria, ya que en ellos se inspira la
praxis y la metodología de nuestro trabajo y de nuestra acción.

Sin un orden de prioridad, ya que todos ellos constituyen un conjunto


indisoluble, pueden ser considerados principios básicos de la intervención
social comunitaria, los siguientes:

a) hablamos de procesos a medio/largo plazo, no de proyectos con objetivos


inmediatos a conseguir en 8 ó 10 meses. Hablamos de procesos de tipo
global en los que se dan y se interrelacionan, como en la vida, aspectos /
temas / problemas / necesidades /aspiraciones... sociales, económicos,
culturales, educativos, psicológicos, antropológicos, etc. etc. Intentar dividir
la realidad y la vida (las comunidades están integradas por personas y por
las relaciones entre ellas) en apartados, sectores, temas/problemas
puntuales, etc. es un artificio. Esto no quita que en el proceso habrá que
realizar actividades que podemos definir sectoriales, pero todas ellas
tendrán siempre un punto de referencia en la globalidad de la realidad
comunitaria. Lo mismo ocurre con los proyectos específicos que también
tendrán su referencia en el proceso global y general de la comunidad y no
sólo en sus particulares objetivos.

b) El proceso tiene su centro en una comunidad concreta. No hay dos


comunidades iguales así como no hay dos personas iguales, cada
comunidad tendrá que realizar su propio e inimitable proceso particular.
Por ello no sirven en esta tarea “modelos” rígidos y únicos, sino experiencias
de otras situaciones que pueden ser útiles.

c) Se entiende por comunidad “un territorio concreto, con una población


determinada, que dispone de determinados recursos y que tienen
determinadas demandas”. Una comunidad siempre es el conjunto de estos
cuatro factores (territorio, población, recursos y demandas) y sus mutuas,
constantes y mutantes interrelaciones. Aislar el proceso en uno sólo de estos
factores lleva al fracaso.

d) En un sistema formalmente democrático y fuertemente estructurado a


nivel institucional y legal, una comunidad coincide con la dimensión del
municipio y, por lo tanto, con el gobierno de este municipio que es el
ayuntamiento. En este sentido sólo se puede hablar de tres tipos de
comunidad: - que coincide plenamente con un municipio entero y, por ende,
con toda su población; - que se identifica como una parte administrativa del
municipio: un barrio o un distrito, es decir una parte de la ciudad o de un
pueblo grande; - que reúne varios pequeños municipios ya que cada uno
por su cuenta no podría dar vida a un proceso real de mejora (por ejemplo
una mancomunidad).

e) El proceso tiene siempre tres protagonistas (que son los protagonistas de


la vida organizada de un sistema democrático) que tienen que ver
directamente con los temas de la intervención comunitaria: las
administraciones y, en primer lugar la administración local; los recursos
técnicos y profesionales que operan en/con esa comunidad (públicos,
privados no lucrativos y voluntarios) y la población. Los tres protagonistas
deben implicarse correctamente en el proceso, jugando cada uno su papel y
respetando y asumiendo el papel de los demás. Naturalmente esto es difícil
porque en general no se suele tener experiencia en este sentido y
normalmente asistimos a una implicación muy a menudo incorrecta. Sólo a
título de ejemplo ya que el tema es muy complejo, se puede decir que: los
administradores saben gobernar para la comunidad pero no con ella. Los
técnicos están muy metidos en sus despachos y atienden a muchos casos
individuales y/o familiares, pero no saben trabajar colectivamente y
enfrentarse a demandas y situaciones comunitarias, sino en momentos
puntuales, casi siempre negativos. Y la población ha sido acostumbrada a
delegar en los anteriores, pero no a participar colectivamente. Cuando lo
hace esta participación tiene la mayoría de las veces un carácter negativo y
reaccionario (la caza al “moro” o al “gitano”, la exclusión de alguien
“apestado”, etc.)
f) Todo ello significa que la correcta implicación de los tres protagonistas es
un punto de llegada del proceso (que cuesta su trabajo) y no un punto de
partida. También en este sentido se puede decir que el proceso comunitario
es en el fondo un proceso educativo de todos sus protagonistas. No hay un
maestro que enseña, sino todos vamos aprendiendo del proceso, siempre
que haya una metodología correcta del mismo.

g) La participación es por lo tanto “la estrella” del proceso. Es evidente que


si no hay participación (de los tres, cada uno en su papel), no hay proceso.
Hay cosas, hay actividades, hay proyectos, pero todo será provisional,
puntual, inmediato; sin un proceso de construcción de la comunidad, de su
futuro y de su capacidad de enfrentarse a las situaciones que van surgiendo
y que le afectan directa o indirectamente. Serán comunidades dependientes:
del alcalde, de las administraciones, de los técnicos o de alguien de fuera y
serán incapaces de enfrentarse a los cambios endógenos, ni sabrán
desarrollar sus propios recursos potenciales, así como no sabrán hacer
frente a los procesos externos que la condicionarán. En este sentido la
intervención comunitaria tienen mucho que ver con el Desarrollo Local,
sobre todo en la parte de promoción económica, de sostenibilidad (que
pensamos que no debe limitarse a los aspectos ecológicos sino extenderse a
lo social, cultural, etc.), de pensar globalmente y actuar localmente.

h) La Intervención Comunitaria no tiene nada que ver con el “localismo”, es


decir una tendencia a identificar mi comunidad de vida con el centro
exclusivo del mundo. No existen islas, al contrario, vivimos y viviremos cada
vez más en la “aldea global” y la cuestión es ver como mi comunidad es
capaz de relacionarse con ella, para no ser totalmente dependiente de ella.

i) Por último, la Intervención Comunitaria no tiene que identificarse


(como demasiado a menudo se ha hecho) con población marginal
y con comunidades territoriales particulares. Intervención
Comunitaria puede haber en cualquier lugar. Cada comunidad
verá cual es su camino para “mejorar las condiciones de vida”, ya
que todo es mejorable. Habrán comunidades que partirán desde
más abajo y con cargas mayores y más pesados hándicaps; habrán
otras que partirán de una situación más avanzada. Cada una hará
su propio camino. Por ello es tan importante intentar comprender
desde dónde arranca el proceso, lo que yo llamo punto de partida
que va a ser muy diferente en cada caso. Pero esto ya forma parte
de la metodología y lo trataremos más adelante a la hora de hablar
del Diagnóstico Comunitario.
DESARROLLO DE LA PROFESIÓN DE ENFERMERÍA

A la enfermería se le ha denominado la más antigua de las artes y la más


joven de las profesiones. Ha atravesado numerosas etapas y ha formado
parte de los movimientos sociales.

Como disciplina y como profesión tiene como sujeto de atención el hombre,


la familia y la comunidad. Su rol y las tendencias de cuidados de salud son
y fueron influenciados por los cambios políticos, sociales, culturales,
científicos y por las problemáticas de salud de la comunidad.

A través de los años, enfermería evolucionó y fue cambiando sus conceptos


y las definiciones. Se estableció como campo científico y se describió en
numerosas oportunidades como una serie de tareas y técnicas
(subordinadas a la medicina); como un servicio humano amplio, como una
vocación aprendida y más recientemente como una disciplina en el área de
la salud, que maneja el cuidado de esta durante el transcurso del ciclo vital.

Definiendo el cuidado de enfermería, Meckenna, citado por Boemer y


Sampaio (1997: 33) dice que “cuidar es la esencia de la práctica de
enfermería”, agregando que el cuidado de enfermería no debe ser
comprendido como la realización de una tarea relacionada al cuidado
directo, sino que debe ser más amplio, como una óptica multidimensional,
abarcando dimensiones de naturaleza administrativa, educativa,
investigativa y de asistencia, requiriendo una competencia no solo técnica
sino también política.

El concepto del cuidado de enfermería fue claramente definido por Florence


Nightingale, quien lo planteó en conceptos de ciencia y arte, en sus aspectos
más valiosos: el cuidado y la entrega. Los relevantes aportes de esta
distinguida enfermera se basaron en una investigación cuidadosa, lo que la
convirtió en una persona significativa dentro de la historia de la enfermería
moderna.
El desarrollo del primer programa organizado de formación de enfermeras
en el año 1860, subvencionado por la fundación Nightingale, marcó el inicio
de una era distinta para la enfermería. Pero, a pesar de que las primeras
escuelas fueron creadas de manera independiente a los hospitales, por
comité o juntas facultadas para ello, pronto fueron absorbidas por estos
debido a la falta de presupuesto económico. Además, muchos de ellos
descubrieron que podían crear escuelas para cubrir sus necesidades de
recursos humanos en enfermería y al mismo tiempo obtener una valiosa
fuente de trabajo casi gratuita. De ahí que la prestación de cuidados se
convirtió en el principal producto que se dispensaba en los hospitales. La
verdadera función de la escuela que Nightingale quiso plasmar en sus inicios
no era la preparación sino el servicio; educando en base a un modelo propio
que no girara sobre los ejes de enfermedad y tratamiento.

Pero estos intentos de Florence Nightingale por establecer una enfermería


profesional, basada en el entorno, fueron reemplazados por el
entrenamiento orientado hacia los aspectos biologistas, para el cual
dependía de los hospitales para lograr su formación práctica.

En sus Notas de enfermería, Florence Nightingale señalaba que “Enfermería


es cuidar y ayudar al paciente que sufre alguna enfermedad a vivir, lo mismo
que la enfermería de la salud es mantener o lograr que la salud de cualquier
niño o persona sana se mantenga y no sea susceptible de enfermedad”
(Duran de Villalobos, 1988: 25).

Después de que Nightingale planteara esta definición y la diferenciara como


profesión independiente de la medicina, con metas propias, la enfermería,
por lo antes expuesto, permaneció casi setenta años en el oscurantismo
conceptual, y su definición se transformó en algo metafórico, asimilada a la
imagen de la maternidad que caracteriza a las acciones de nutrir, cuidar y
otras formas maternales de comportamiento que influyen en la imagen
misma de la enfermera y en su forma de actuar y pensar.
Estos principios fueron los propulsores del desarrollo en los cuidados de los
seres humanos sostenidos en el campo de la práctica. Esta etapa tuvo sus
orígenes en Occidente a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, durante la
guerra de Crimea. Entonces se sentaron las bases teóricas, prácticas,
educativas y aun investigativas de la enfermería, sellando la profesión con
su imagen de la insigne enfermera.

Remontándonos al período del Renacimiento, se inicia la aplicación del


método científico por medio de la investigación, el cual influyó en el
desarrollo de la medicina. De hecho, la mayoría de los científicos eran
médicos. Sin embargo, la línea de separación entre la ciencia y la magia
seguía siendo difusa.

En la década de 1960 surge la propuesta de Virginia Henderson que definió


a la enfermería como

la asistencia o cuidado al individuo sano o enfermo, en la ejecución de


aquellas actividades que contribuyan a su salud o a la recuperación de la
misma (o a una muerte tranquila y digna) y que las podría ejecutar por sí
mismo, si hubiera capacidad, el deseo y el conocimiento” (Marriner, 1994:
181).

A pesar de la distancia de años, este concepto tiene mucha semejanza con


el de Nightingale, e incluye además elementos nuevos como el de educación
en la salud, la capacidad y el conocimiento, el sujeto de atención.

Analizando ambas conceptualizaciones se aprecian fácilmente dos ideas:

a) la importancia relativa que en ellas se da al modelo médico aunque éste,


a través de los años, se haya tornado el elemento predominante de la
educación de enfermería;

b) la importancia del concepto de educación para la salud, planteado


también por Jean Watson, que aborda el aprendizaje del sujeto de la
atención, objeto de estudio en esta investigación.
María de Villalobos (1998) en su libro Enfermería. Desarrollo teórico e
investigativo, distingue su progreso en cuatro fases que si bien no se pueden
separar puntualmente, sus características más sobresalientes se resumen
en cinco puntos clave:

 La enfermería tiene una composición eminentemente femenina.

 Es una profesión con formación en instituciones hospitalarias, con


conocimientos teóricos y actividades procedimentales.

 La enseñanza estuvo durante mucho tiempo guiada por otros


profesionales, en especial médicos, sin currícula establecida. Por lo
cual predominó este modelo tanto en el aprendizaje como en la
práctica.

 Es una profesión que permitió la utilización de los estudiantes como


fuerza laboral en los hospitales, dejando una serie de vicios y hábitos
difíciles de erradicar, los cuales no responden a la filosofía de la
enfermería.

 La manipulación de las enfermeras en beneficio de otros grupos


profesionales, en especial médicos y administradores hospitalarios,
derivó en la sumisión del comportamiento de las enfermeras.

Cuando la enfermería logra la identificación de estos problemas comienza a


hacer sus intentos para construir su propio modelo y sus currículas, pero
la educación tradicional orientada al aprendizaje repetitivo, al
entrenamiento y a la experiencia, más que en el modelo propio prevaleció
sobre estos intentos.

La enfermería ha tenido dificultades para afianzar los cambios curriculares


de acuerdo a sus conceptualizaciones y estos quizás se deben a que el
modelo médico y la estructura de las instituciones de salud son una réplica
en sí misma. Por otra parte, el proceso educativo sigue enfocado en causas
anormales y desadaptadas del comportamiento en vez de centrarse en las
necesidades básicas humanas, dando como producto a un graduado con
orientación a trabajar la salud y la enfermedad desde el enfoque biológico
como fenómeno esencial. Este marco de referencia que es utilizado por
enfermería para planear el cuidado dificulta determinar conceptualizaciones
como la prevención y promoción de la salud.

El tema de las necesidades básicas ha sido examinado por varios estudiosos


de las Ciencias Sociales para descubrir las motivaciones que fundamentan
la conducta humana.

En años recientes se ha prestado cada vez más atención a la teoría de las


necesidades humanas como marco conceptual (Du Gas, 1979), la cual
plantea cinco tipos de necesidades en el siguiente orden de prioridad:

1. Necesidades fisiológicas.

2. Necesidades de protección y seguridad.

3. Necesidades de amor y sentimiento de pertenencia.

4. Necesidades de estima.

5. Necesidades de autorrealización.

Según el psicólogo Abraham Maslow las necesidades fisiológicas se


encuentran antes que todas las demás y son esenciales para la
supervivencia, asegurando que el sujeto se encuentra en constante intento
de satisfacer sus necesidades básicas, concibiendo a un sujeto en continuo
movimiento y por lo tanto aprendiendo para lograr el equilibrio.

A partir de este profesional se reformaron las categorías según la adaptación


de Kalish, las cuales son tomadas en cuenta (en el discurso) por el sistema
formador.

Vous aimerez peut-être aussi