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Corea del Norte considera las palabras de Trump una

declaración de guerra
El ministro de Exteriores norcoreano advierte que su país
tiene el derecho a derribar cualquier bombardero
estratégico fuera de su espacio aéreo
Nueva York / Washington 26 SEP 2017 - 10:26 COT

Golpe a golpe. La estrategia de la tensión a la que se han lanzado Washington


y Pyongyang ha tocado un nuevo límite. Si el sábado los bombarderos
estadounidenses se hicieron sentir en la frontera de Corea del Norte, el
ministro de Exteriores norcoreano consideró hoy una ”declaración de
guerra" las invectivas de Donald Trump a su país y defendió su derecho a
derribar los aviones militares incluso fuera del espacio aéreo nacional. Con
las espadas en alto, el mundo asiste a un choque que, lejos de amainar,
EE UU: “Si Corea del Norte
mantiene su temeraria conducta,
será destruida”
“Si Corea del Norte mantiene su temeraria conducta, los Estados
Unidos deberán defenderse y defender a sus aliados, Corea del
Norte será destruida"
La presión no deja de subir. En la antesala de la Asamblea General de la
ONU, Washington ha vuelto a responder con pólvora verbal a la escalada
balística y nuclear del régimen de Pyongyang. “Si Corea del Norte mantiene
su temeraria conducta, los Estados Unidos deberán defenderse y defender
a sus aliados, Corea del Norte será destruida; es algo que ninguno de
nosotros quiere, no queremos la guerra”, afirmó este domingo en CNN la
embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley.

Sus palabras remachan una semana en la que Washington ha vuelto a


chocar con el tiránico Líder Supremo, Kim Jong-un. Tras lograr que el
Consejo de Seguridad de la ONU aprobase por unanimidad una octava
ronda de sanciones contra Corea del Norte, el régimen totalitario respondió
con una nueva prueba. Un cohete que sobrevoló Japón y recordó al mundo
que su programa balístico y nuclear avanza a marchas forzadas. No es sólo
que haya ensayado con éxito una bomba de hidrógeno de 250 kilotones o
que la base militar estadounidense de Guam ya esté al alcance de sus
misiles, sino que ante cualquier movimiento para frenar su expansión
atómica, Kim Jong-un muestra una inveterada disposición a apretar el
acelerador.
acrecienta a diario el espectro nuclear.
Es el juego del terror. Trump y el Líder Supremo, Kim Jong-un, están
llevando su enfrentamiento a zonas abismales. Y ninguno parece
dispuesto a parar. El presidente de Estados Unidos, a diferencia de su
predecesor, no evita el cara a cara con su adversario norcoreano. Fiel
a su genética televisiva, le contesta sin mordazas, le ridiculiza y
amenaza. Ha hecho de la realidad un show, una pelea que en muchas
ocasiones parece sacada de un plató de medianoche. Pero que oculta
un pulso de consecuencias imprevisibles.

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