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Esto es así especialmente en las chicas más jóvenes (15-16 años). Entre
los problemas que se presentan habitualmente en estas jóvenes, se
encuentran:
que siguen una dieta inadecuada a su estado
incumplen el tratamiento
Según los expertos, la edad más apropiada para ser madre es entre los 20 y los 35 años, ya
que el riesgo para la salud de la madre y el niño es mucho menor. El embarazo en la
adolescencia se considera de alto riesgo y conlleva más complicaciones. La adolescente no
está preparada ni física ni mentalmente para tener un bebé y asumir la responsabilidad de la
maternidad.
Las adolescentes que se quedan embarazadas presentan en muchos casos:
- Cuadros de mala nutrición, con carencia de nutrientes esenciales para el buen desarrollo
del bebé
- Un mayor número de abortos espontáneos
- Partos prematuros, hay un gran número de bebés de adolescentes que nacen antes de
la semana 37 de gestación
- Sus bebés tienen un peso bajo ya que la inmadurez de su cuerpo hace que su útero no se
haya desarrollado completamente
- Las mamás adolscente tienen niños con más problemas de salud y trastornos del
desarrollo
- En los casos de embarazos de niñas de menos de 15 años, el bebé tiene más posibilidades
de nacer con malformaciones
UNFPA, MINSAL
y Ciudad Mujer
Y pongo énfasis en el -quiera- porque para que las cosas mejoren, todos
tienen que poner de su parte. Las escuelas, aunque no todas, han hecho
un esfuerzo tal vez un poco lánguido para reforzar la educación sexual en
las aulas, pero creo que sin el apoyo de los padres, sirve de lo mismo que
nada.
Mis padres nunca tuvieron conmigo la plática que muchas películas y series
te muestran como el momento más incómodo de la vida adolescente, pero
se valen de amenazas disfrazadas de consejo para hacerme saber qué
aprueban y qué no. Como auténticos padres crecidos a la antigua. Pero,
¿qué pasa con los padres jóvenes de los adolescentes de ahora?
Cuando la Iglesia habla de “paternidad responsable”, ¿está diciendo que hay que
tener muchos o pocos hijos?, ¿sólo los que puedes mantener económicamente?,
Para comprender el pensamiento cristiano en este punto hay que tener en cuenta
un principio fundamental: el magisterio de la Iglesia afirma que tener un hijo es un
bien, no algo que hay que evitar a priori, y un don, no un derecho. La paternidad
responsable consiste sobre todo en la actitud de los esposos hacia ese nuevo hijo: el
quid de la cuestión es si ellos son “dueños”, o más bien “administradores” de esa
paternidad.
Al plantearse tener un hijo o evitar un nuevo nacimiento, los esposos valoran sus
condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales.
Y al llevar a cabo lo
decidido, conocen y respetan las leyes biológicas, dominan su propia tendencia
sexual y excluyen la anticoncepción, indica Carlo Caffarra en el Lexicón del Consejo
Pontificio para la Familia.
Con la encíclica Humanae Vitae, la Iglesia expresó una postura clara en el año 1968
ante realidades complejas de la primera mitad del siglo XX: se estaban elaborando
y aplicando nuevos sistemas de regulación de la natalidad ante la explosión
demográfica y el estrés del sistema de vida y de trabajo, surgieron la biogenética y
la píldora anovulatoria, se promocionaba el aborto y la liberación femenina que
proclamaba la llamada “salud reproductiva”,…
Fuentes / referencias:
Lexicón. Términos ambiguos y discutidos sobre familia, vida y cuestiones éticas.
Pontificio Consejo para la Familia. Ed. Palabra. Madrid 2004.
Rafael Fernández, La paternidad responsable en la perspectiva del Magisterio de la
Iglesia. Ed. Patris.
Si deciden espaciar los nacimientos de sus hijos, deben asegurarse de que su deseo
no nace del egoísmo, sino que es conforme a la justa generosidad de una
paternidad responsable. Además, deben cultivar sinceramente la castidad conyugal
y respetar los aspectos esenciales de las relaciones sexuales (unitivo y procreador).
En ese contexto, es lícito tener en cuenta los ritmos del cuerpo de la mujer y
recurrir a los métodos naturales de regulación de la fertilidad, limitando las
relaciones sexuales a los periodos infecundos.
Además, al mantener relaciones sexuales, cada uno debe aceptar libremente que
podría ser padre o madre, y, si se diera el caso, la concepción imprevista. Karol
Wojtyla advierte en su libro Amor y responsabilidad que “si faltara esta disposición,
deberían renunciar a las relaciones conyugales”.
Fuentes / referencias:
Encíclica Humanae Vitae
Karol Wojtyla, Amor y Responsabilidad
3. El discernimiento sobre tener un hijo o no debe llevarse a cabo
dentro de unos límites morales: no vale cualquier método para limitar
los nacimientos.
Sin embargo, el recurso a los métodos naturales, que en principio son éticamente
aceptables, pero realizado de forma egoísta y sin respetar los principios éticos de la
paternidad responsable, es también contrario a la voluntad de Dios. La dimensión
ética de la decisión de tener un hijo o no es tan fundamental, que sin ella ya no se
percibe la diferencia entre los métodos naturales y los artificiales. En ese caso, la
interpretación utilitarista de la regulación natural de la fertilidad falsearía su
esencia y se llegaría a hablar de ella como si se tratara sólo de una forma más de
anticoncepción.
Ante este panorama, para el COPRED es claro que las mujeres embarazadas tienen que sortear
una serie de estigmas y prejuicios que impiden su acceso a oportunidades de empleo.
Asimismo, en la parte testimonial incluida en la EDIS-CDMX 2103 sobresale que 2.5% de las
mujeres de la Ciudad de México han sido discriminadas por embarazo.
No se trata de una sola conversación. Los padres necesitan hablar mucho con sus hijos
sobre la salud sexual. La conversación se debe iniciar cuando tienen corta edad y
comienza con reafirmar su autoestima. A medida que los niños crecen, las
conversaciones deberán incluir más información sobre sexualidad, salud sexual y la
prevención de embarazos no planeados y enfermedades de transmisión sexual.”
Desde muy temprana edad debemos tener conversaciones con nuestros hijos de
manera continua, y a medida que crecen debemos profundizar su contenido. Los
padres no deben preocuparse de proporcionar demasiada información a los hijos, pues
los niños ignorarán lo que no entienden y procesarán lo que sí,” dijo el Dr. Sadof.
Hablar con sus hijos adolescentes sobre demorar el sexo, evitar el embarazo,
anticoncepción, tener relaciones respetuosas y ser conscientes del maltrato
durante el noviazgo.
-Estrés, ansiedad.
Cáncer en el embarazo
Se estima que se diagnostica un cáncer en una de cada 1.000 mujeres
embarazadas. Te contamos qué problemas pueden surgir, cuáles son las
opciones de tratamiento y cómo puede afectar a la fertilidad.