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PSICOTERAPIA INDIVIDUAL.

PRISIONEROS DEL ODIO. AARON BECK.


PRISIONEROS DEL ODIO.
LAS BASES DE LA IRA, LA HOSTILIDAD Y LA VIOLENCIA.
Introducción.
Durante su práctica terapéutica, Aarón Beck pudo percatarse que la mayoría de
pacientes presentan pensamientos que son responsables de sus sentimientos, del control
de su conducta al dirigir o inhibir su actividad, que reflejaban su propia percepción que
tenían hacia ellos mismos, además que la interpretación de estos pueden llevar a
malinterpretaciones de como otra persona los trate, provocando ira, hostilidad, o deseos de
venganza hacia ella, estos son los pensamientos automáticos.
Asimismo se dio cuenta que estaban acompañados de un modelo regular de error
de pensamiento (distorsiones cognitivas) que lleva a exagerar las situaciones, atribuyendo
las malas intenciones al carácter de otra persona, al grado de aceptar dicha interpretación.
Cuando los pacientes centraban su atención en estos errores percibían que estaban
en un error y podían cambiar su forma de interpretar dichas situaciones y redirigir sus
acciones. Tanto los pensamiento automáticos como las distorsiones cognitivas tienen sus
raíces en las creencias que han sido inculcadas desde la niñez, cuyo significado es más
profundo y se establecen en los esquemas cognitivos, suelen surgir cuando nos
encontramos en una situación de vulnerabilidad o amenaza de manera no racionada.
Una terapia nueva.
La nueva forma de abordar los problemas de los pacientes con un sistema
terapéutico basado en cuestionar las interpretaciones de los pacientes sobre las situaciones
de conflicto, las creencias y pensamientos, pudo ayudar a los pacientes a no reaccionar de
manera exagerada ante tales hechos, Beck lo llamo “terapia cognitiva”.
En su libro “prisioneros del odio” Beck explica como los pensamientos automáticos,
las distorsiones cognitivas, las creencias e imágenes que nos hacemos e interpretamos de
los demás y de diversas situaciones se manifiestan en ira, hostilidad en nuestra vida
cotidiana, en forma de abusos, prejuicios, crimen, asesinatos en masa y guerra, el
procesamiento de la información, las percepciones e interpretaciones que les damos a las
situaciones y a las personas cuando son erróneas son parte de la teoría de la terapia
cognitiva y como un cambio de la forma de pensar puede cambiar el rumbo de la
humanidad.
Comentario:
El libro deja en claro las bases teórico-prácticas de la terapia cognitiva y como a partir del
conocimiento de la forma en que piensan las personas, aquellas emociones nocivas pueden
cambiarse a partir de un darse cuenta que nos encontramos en un error y las situaciones
no son del todo como las interpretamos.

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PRIMERA PARTE. LAS RAICES DEL ODIO.
Capítulo 1.
LA PRISIÓN DEL ODIO.
Cómo el egoísmo y la ideología secuestran las mentes.
Pareciera que la violencia que se ejerce entre los hombres no tiene límites, los
prejuicios y la incapacidad para comprender y solucionar los problemas de una forma
diferente tanto interpersonales como sociales y no mediante el sufrimiento que se provocan
unos a otros, .
Una experiencia personal.
Para Beck el tratamiento personal sobre la forma de abordar los problemas, suelen
mostrar la estructura interna de ciertas situaciones, revelar la exageración de los
pensamientos y la conducta, los pacientes clínicos pueden proyectar la exageración y
adaptabilidad de las reacciones humanas.
Las personas contamos con mecanismos que nos han sido dotados de la selección
natural para nuestra supervivencia y adaptación al medio, leer la mente de otros, la
autoprotección y autopromoción son algunos ejemplos, el egoísmo se vuelve una dificultad
cuando es exagerado y no está nivelado con los rasgos sociales de amor, empatía y
altruismo, se va generando una imagen del Enemigo causando un odio destructivo hacia
individuos y grupos, volviéndose prisioneros de un mecanismo primitivo.
La imagen hostil.
El autor señala que son comparables las reacciones exageradas que suelen
presentarse entre grupos de amigos, socios, compañeros sentimentales con grupos de
distinta religión, etnia, clase social o grupo social distinto cuando se sienten engañados u
ofendidos, el plan de acción propuesto, la comunicación razonable y el comportamiento
educado desaparecían cuando se irritaba el uno con el otro.
Esta reacción se debe a la interpretación errónea de la conducta del otro, llenándose
de ira o incluso odio que los hace encerrarse en el aislamiento hostil o la venganza, debido
a las percepciones falsas, sin concentrarse en otra forma de solución como pensar de forma
más flexible, cerrándose en un pensamiento primitivo que los hace sentirse maltratados y
comportarse de manera rencorosa hacia quien consideran enemigo.
La creación de imágenes parece estar presente en la esencia de los estereotipos
sociales negativos, de los prejuicios religiosos y de la intolerancia. Al estar en un conflicto
las personas perciben y reaccionan ante la amenaza que ante la apreciación realista de su
contrincante. Confunde la imagen con la persona. Su mente está encerrada en <<la prisión
del odio>>.
Las personas vulnerables a la ira denotan que le dan importancia a su estatus social
y su imagen, siendo sus creencias las que dominan sus pensamientos sobre sus supuestos
agraviantes.

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Sobre el odio y el enemigo.
Tanto en las relaciones interpersonales como en los conflictos de grupos, la ira y la
conducta hostil son generados por las distorsiones cognitivas. El odio es una experiencia
intensa distinta de la ira que se experimenta cotidianamente.
Una persona que se siente amenazada, siente ira y su deseo de venganza es
poderosa y primitiva, puesto que el otro merece castigo por la ofensa o la traición que le
hizo, se orienta hacia la autoimagen y el orgullo lastimado. No son conscientes que sus
arrebatos son producto del pensamiento primitivo.
En conflictos bélicos, para los líderes es fácil dramatizar la imagen del enemigo para
justificar los actos militares o económicos, sin importar las acciones externas de los
antagonistas estas surgen de los mismos mecanismos internos y psicológicos.
Los distintos caminos que conducen a la violencia.
Beck señala que estos caminos de violencia se generan por la naturaleza reactiva y
la proyección de conceptos insertados en el sistema de creencias, la violencia es de tipo
fría y premeditada, reactiva y candente. El uso de la violencia es una reacción ante una
amenaza y un odio injustificado, que se basa en la doctrina de que el fin justifica los medios,
aún sin que haya algún motivo hacia la víctima.
El odio hace que se deshumanice a la víctima y se le demonice, matarla deja de ser
una opción. Estos conceptos se proyectan en la víctima, se hiere a la imagen simbolizada
pero se lastima a una persona real, un líder y sus seguidores reaccionan a la lucha por una
amenaza.
Beck propone que para resolver estos problemas es necesario que se clarifique y
modifique el sistema de creencias que predisponen a un individuo a reaccionar de manera
violenta.
Culpa, ansiedad, vergüenza e inhibición.
El autor dice que la culpa es un mecanismo que se acciona después de haber
actuado de una manera que consideramos inadecuada y una vez que la persona hace una
reflexión sobre la situación y reconoce que no había motivo para lastimar a otra persona
aparece la culpa, así que una vez que enfrente una situación similar, no reaccionara de la
misma manera, ya que recordara que se sintió culpable, entonces el recuerdo funcionará
como disuasivo para evitar sentirse así.
Una de las medidas para inhibir el impulso hostil es la creación de empatía por el
antagonista, es decir, que la persona molesta se sienta identificada con su víctima. Esta es
una técnica de la terapia cognitiva. El impulso hostil encuentra siempre una defensa,
haciendo que se cometan actos terribles hacia los demás.
Los sentimientos de culpa, ansiedad o vergüenza están vinculados a nuestra
autoimagen ideal, así que ante una conducta que es inaceptable personalmente se inhibe
la acción hostil, porque no es digno de nosotros. Aunque estos mecanismos controlan los
impulsos hostiles, no los disipan.

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La paradoja moral: un problema cognitivo
Los autores de acciones violentas muestran un típico pensamiento dicótomo:
condenan a las víctimas como criminales y enaltecen a los agresores como salvadores.
Comprender las creencias y el pensamiento puede ser el primer paso para resolver la
paradoja moral.
Soluciones al problema cognitivo
La solución del problema de la hostilidad y el odio en los conflictos interpersonales
se divide, básicamente, en: la desactivación de la actitud hostil y repasar sus acciones con
cierta perspectiva y modificar la interpretación errónea que han hecho de la conducta del
otro.
Comentario:
Muchas personas cometen actos violentos en nombre de Dios, del amor, de la patria,
el orgullo, etc. Preceptos que han sido inculcados desde niños, pero que se vuelven
justificantes del impulso hostil, de hecho en muchas ocasiones las reacciones violentas
hacia otro no tienen una razón de ser, producto de una imaginación deformada, de lo que
se cree una ofensa o amenaza por parte de los demás, exagerando las situaciones y
actuando por impulsos.
Es necesario llevar a la práctica las técnicas de la terapia cognitiva que han sido
exitosas como la modificación el sistema de creencias, la forma de pensar, generación de
empatía, fomentar los comportamientos prosociales, y así detener el comportamiento hostil.

CAPÍTULO 2.
EL OJO (YO) DEL HURACÁN.
El sesgo egocéntrico.
La pregunta obligada es ¿por qué sentimos rencor?, ¿qué es lo que lo produce?, la
respuesta que da Beck es que sentimos ira, ansiedad, tristeza o alegría dependiendo de la
interpretación que le damos a los acontecimientos, sobre todo si no reaccionamos ante ellos
de manera reflexiva, actuamos emocionalmente.
Al procesar correctamente la información actuamos de manera apropiada, si no es
así reaccionamos de manera contraria, nos genera angustia y exageramos nuestro
comportamiento, asimismo los prejuicios o predisposición afectan nuestras acciones.
Ser la víctima.
En los que agreden existe la creencia de que actúan por una causa justa ya que sus
derechos han sido trasgredidos, debido a que se ve al trasgresor como totalmente malo y
a uno mismo como totalmente bueno es que surge la hostilidad.
No se ve más allá de nuestro marco de referencia y las situaciones se interpretan
de forma exagerada que es una expresión del <<sesgo egocéntrico>>. Desde nuestro
marco de referencia nos concedemos ser los actores principales de las situaciones y el

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derecho de juzgar el comportamiento de los demás, asumiendo que los demás interpretan
la situación de la misma forma que nosotros.
Cuando actuamos bajo nuestras reglas egocéntricas, nos encontramos más
vulnerables, al considerar que estas reglas han sido violadas y como nos identificamos con
ellas creemos que nosotros también hemos sido violados, por ende nos sentimos
lastimados. La contradicción reside en que estas reglas que son inventadas para protegerse
de los demás quedan rotas haciéndonos más sensibles ante situaciones que son
irrelevantes.
La tendencia de vernos a nosotros mismos en el centro de todo se ve más
pronunciada en algunos desordenes psiquiátricos. Sin duda, en las relaciones
interpersonales como grupales, el problema es la interpretación y las expectativas que
tenemos sobre nuestras palabras y nuestras acciones ya que transmiten significados no
intencionados a los demás, lo mismo que las palabras y las acciones de los demás tiene
para nosotros significados no intencionados.
Es entonces necesario utilizar el tacto y la diplomacia para comprender las
asignaciones que los demás hacen sobre nuestros actos.
Individualismo y egoísmo.
El egocentrismo minimiza las interpretaciones de nuestras experiencias, al
encontrarnos ensimismados en nosotros mismos, reduce nuestra capacidad de ver más
allá de nuestra autoreferencia, generando en las nuevas generaciones el egoísmo, la
codicia y la autodefensa.
Tanto el placer de triunfo o el fracaso influyen en nuestra autoestima, aumentándolo
o disminuyéndolo, lo que fortalece nuestro sentido de identidad personal, que queda
reforzado mediante la forma en la que los demás nos definen, nos premian o nos castigan.
Todos tenemos una representación mental de nuestra identidad personal, con
características físicas y psicológicas, y nos asumimos como seres individuales, dentro de
nuestro dominio se encuentran componentes externos que forman parte de nuestro
dominio, religión, personas, partido político, gobierno, si alguien ataca nuestro dominio nos
atacan a nosotros, interpretando una gama de insultos hacia lo que valoramos como si
fuesen para nosotros.
Las creencias primarias.
El autor indica que nuestros sentimientos y comportamiento están determinados por
nuestras creencias y forma en que procesamos la información, interpretamos acertada o
erróneamente las señales de los demás.
Cuando alguien no coincide con nuestra forma de valorar, percibir o pensar como
nosotros, nos predisponen a devaluarlos, asignamos maldad en ellos, los percibimos como
el Enemigo. Desde esta configuración cada vez se hace más difícil observar a los demás
de forma reflexiva, objetiva y con perspectiva.
Los pensamientos primarios, las interpretaciones iniciales, percibir una amenaza,
las creencias primarias, las reglas de protección, son una configuración para generar una
respuesta hostil. Al sentirnos trasgredidos u ofendidos (dolor) se suscitan una serie de fases

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para atacar al otro: suceso- dolor- sentimiento de haber sido tratado mal- ira-movilización
para el ataque.
Creencias y sentimientos positivos.
Beck señala que además de las conductas de odio, egoísmo y avaricia que tienen
las personas, existen también la bondad, altruismo, empatía, cariño que rompen o
equilibran los anteriores.
Si se clarifican los errores del pensamiento y se activan los sentimientos positivos
de las personas, los sentimientos negativos pueden neutralizarse, ello servirá como base
para la adecuada intervención individual y grupal para solucionar los problemas de ira
hostilidad y odio.
El nacimiento de la hostilidad.
El autor nos presenta tres escuelas que explican cómo es que se forma la hostilidad:
1) Teoría de S. Freud. Basada en causas intrínsecas, señala que los impulsos de
muerte (Tánato) son poderosos para aplastar las defensas erigidas contra él y
consumir los puestos adversarios. También que la hostilidad puede crecer hasta
desbordarse. Otras teorías psicoanalíticas señala que las personas proyectan sus
fantasías hacia los demás y reacciona con furia contra esas proyecciones.
2) Teoría evolutiva de Konrad Lorenz. La agresión hostil es un instinto que surge ante
factores externos. Las teorías biológicas conceden la violencia a la presencia de
factores neuroquímicos.
3) Difunde la interacción que existe entre las circunstancias externas y la capacidad
intrínseca para la violencia. W. B Cannon elaboró el concepto de lucha-huida que
sirve como atacar o huir ante una amenaza. Leonard Berkowitz señala que la
frustración es causa de la hostilidad y Bandura dice que las personas utilizan la
hostilidad para conseguir objetivos.
El autor indica que existen también estudios acerca de la comprensión de la tendencia
innata de las personas hacia la bondad y la cooperación, como la teoría de evolución de
Darwin que no solamente habla de los rasgos agresivos para la supervivencia, también de
los rasgos sociales de adaptación para vivir en grupo. Así que las personas podemos
presentar tanto reacciones antisociales como prosociales.
Comentario:
Las experiencias de vida al igual que las normas y preceptos de comportamiento
que nos han sido inculcados, nos remiten a interpretar de manera errónea las palabras o
comportamientos de los demás hacia nosotros. Desafortunadamente nuestras reacciones
tienen cierta tendencia a la agresión verbal o física hacia quien creemos nos ha ofendido.
En las personas existe la regla dicotómica de bueno y malo, que solemos atribuir en
nosotros y en los demás, sobre todo cuando impera en nosotros el egocentrismo,
reaccionando como victimas para justificar los actos violentos, “el/ ella me provoco” “tuve
que defenderme”.

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Si como sociedad hemos fomentado el uso de la violencia para solucionar
problemas, es nuestra obligación promover acciones prosociales y de colaboración, así
como avivar los sentimientos positivos que hay en nosotros.

Capítulo 3.
DEL DOLOR AL ODIO.
La vulnerable autoimagen.
Beck inicia el capítulo con la siguiente pregunta ¿para que sirvió el sufrimiento qué
experimentaste? Las personas están hecha para resistir el dolor, no se percatan de que si
se razona el dolor psicológico puede ser benéfico a futuro. Se nos ha enseñado a eliminar
o suprimir el dolor, ante un dolor físico se nos incita a aliviarlo o eliminarlo. En las cuestiones
cognitivas el dolor nos hace diferenciar a la presa del depredador y al amigo del enemigo,
ya que nos protege de los desconocidos.
El dolor psicológico se produce en nuestras interacciones con los demás lo que nos
lleva a emprender actos correctivos hacia nosotros y los demás o revisar lo que nos ha
hecho sentir incomodidad. Esto nos conduce a realizar algo para detener acciones de
manipulación, control o traición, para detener la fuente de dolor y evitar una situación futura
que nos provoque dolor.
El autor indica que nacemos con la capacidad de asociar situaciones con el dolor,
aprendemos a distinguir un hecho de agravio con una broma y reaccionar de forma refleja;
estos hechos van formando nuestra experiencia, mediante la cual podemos observar que
acciones realizamos y que suelen dañar a otros.
Las habilidades sociales que desarrollamos nos permiten adaptarnos a la sociedad
en que vivimos, así la crítica y el castigo nos ayuda a formular normas de comportamiento
propio y de los demás, nos percatamos de que no somos los únicos con necesidades y
sentimientos.
El dolor psicológico se experimenta en dolor físico como dolor en el pecho, en el
estómago o en la garganta, lo que les permite a los terapeutas identificar los pensamientos
sentimientos y acciones de sus pacientes y ayudarlos a entender la totalidad de su
comportamiento.
La importancia del significado.
Las reacciones que presentan las personas cuando son agredidas pueden ser de
lucha, que regrese la ofensa física o verbal, o de huida provocada por la ansiedad, o la
reacción innata de escapar del agresor.
Las reacciones de ira dependen del contexto en que se produce la agresión y el
significado que se le dé a esta. Si consideramos que una persona tiene un comportamiento
inaceptable para nosotros nos enojamos y creemos que lo hace intencionadamente, así
que la creencia de haber sido tratados injustamente prevalece.
Beck señala que es más fácil sentirse enfadado o molesto cuando se hace una
trasformación de las acciones específica a la sobregeneralización o al enjuiciamiento, que

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se hace de manera inconsciente y que la gente guarda rencor por situaciones que después
ya no recuerda.
La transformación malévola.
Las personas inclinadas a reaccionar con ira no se dan cuenta del dolor previo y de
los pensamientos automáticos que la preceden, estos pensamientos pueden ser
autodegradantes, de temor o de decepción. Nos encontramos en función de cómo nos
perciben o como creemos que nos ven los demás, puesto que afecta nuestra imagen y la
imagen que tenemos de los otros.
Una crítica hacia nosotros nos afecta como un golpe físico, pensamos
inmediatamente la manera de contratacar y es lo mismo hacerlo de manera verbal a
pensarlo, sentir ira y después furia. Al reinterpretar las situaciones estamos propensos a
pasar de sentirnos lastimados a sentir ira por que preferimos sentir poder a sentirnos
vulnerables ante el dolor.
Al igual una ofensa puede hacer que nos enojemos y sintamos deseos de castigar
a quien lo hizo. En ambas situaciones se presenta la siguiente secuencia: pérdida y miedo-
angustia- orientación del enfoque hacia el ofensor- ira.
La expresión de la ira se muestra en sentirse vulnerables, maltratado, en la
percepción de uno mismo y hacia la otra víctima y agresor. Al intentar restablecer el
equilibrio se altera el del otro.
Los debería y no debería.
Los enojos están contenidos en los pensamientos de cómo deberían tratarnos los
demás. Si los comportamientos de las personas favorecen nuestros intereses nos sentimos
bien o si no lo son nos sentimos irritables, establecemos reglas de comportamiento en base
al respeto o preocupación que los demás sienten por nosotros o no. Las personas no son
conscientes de sus debería o no debería hasta que alguien rompe la regla.
Las reglas y modelos de comportamiento hacen que nuestro trato hacia los demás
sea relativamente tranquilo y equilibrado. La autoestima hace que las personas se sientan
más vulnerables que otras ante diferentes modos de actuar de los demás hacia ellas, lo
que para algunos una conducta es aceptable posiblemente para otros no.
La vulnerabilidad, el enojo, nuestra predisposición revelan el arraigo de nuestra
autoestima y autoimagen, no nos aportan ningún beneficio sino tener una vida triste que
daña a los demás, principalmente con quienes mantenemos una relación íntima.
Autoestima.
El autor concibe a la autoestima como el valor que uno se da asimismo, entonces el
impacto que algún hecho tenga sobre nuestra autoestima dependerá del grado de
importancia que le demos, también hemos aprendido a restarles importancia mediante
técnicas como la observación desde la perspectiva, explicaciones, descartar la validez de
una crítica.
El sentirnos agraviados activa mecanismos de defensa o protección ante los
agresores, se crean imágenes sobre el adversario y se contraataca, ello puede hacer que

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la persona pase de una a autoimagen de víctima a una triunfante. Se crean imágenes falsas
sobre el agresor para compensar la imagen negativa que una persona tiene de sí misma.
La imagen social proyectada.
La autoimagen que tenemos de nosotros regula nuestra vida, los sentimientos y
como creemos que nos perciben los demás influyen en nuestra imagen social proyectada,
la imagen social predominante es la que hace que nos comportemos de cierta manera hacia
los demás.
Las personas hostiles tratan de proteger una imagen vulnerable que tienen de sí
mismas, pero que le satisfacen. Aunque tenemos la tendencia de ver a las personas desde
nuestro propio marco de referencia lo que hace que nuestra percepción sea limitada o
incompleta sobre el otro, de esta manera también nos percibimos a nosotros.
Beck sugiere que en una relación interpersonal hay al menos seis imágenes: la
imagen que se tiene de uno mismo, la imagen que tengo de ti y mi imagen proyectada, tu
imagen de ti y la que tienes de mí, tu imagen social proyectada y la imagen que tienes de ti
mismo, las cuales pueden combinarse y explican nuestro comportamiento hacia los otros,
ya sean amistosos u hostiles.
Comentario:
La frase de trata a los demás como deseas ser tratado, pareciera no estar presente
cuando nos sentimos irritados al malinterpretar algunas acciones o situaciones que nos
provocan dolor, y que además nos llevan a lastimar a otros sin que nos demos cuenta, es
decir nuestro enojo nos ciega y actuamos de manera inconsciente e irreflexiva.
Las imágenes que nos formamos respecto de otros y de nosotros mismos regulan
nuestra vida y nuestro comportamiento, si tenemos una autoestima y autoimagen positiva
seremos empáticos con los demás y entonces si los trataremos como deseamos que nos
traten.
Considero importante reestructurar nuestra manera de vernos y valorar las
situaciones que nos provocan el sentirnos lastimados para modificar la manera en que
percibimos y somos con los demás.
Capítulo 4.
VOY A DECIRTE LAS FORMAS EN QUE ME HAS OFENDIDO.
El mundo social está lleno de peligros potenciales, las reacciones de cada uno ante
estos son diferentes, en la relación que hay entre estas reacciones con la ira y la hostilidad,
los problemas interpersonales están vinculados con otros individuos, como nos
relacionamos, hay quienes pueden originarnos daños psicológicos considerables, ante las
formas de peligro o dolor recurrimos a los mecanismos de huida, lucha o quedarnos
congelados.
¿Ansiedad o ira?
Ante una amenaza o trasgresión física nos preparamos para defendernos, tanto el
dolor psicológico y físico tiene en común el sufrimiento, una persona puede atacar o ir a
sanar su herida.

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Al realizar una evaluación del riesgo o la amenaza y nuestra capacidad para
enfrentar la situación problema podemos al mismo tiempo calcular y determinar la estrategia
de protección más conveniente, decidiremos si es adecuado devolver la agresión o evitar
que el conflicto empeore.
Las situaciones que más malestar provocan en nosotros son aquellas donde
creemos que son injustas, violan nuestros derechos, nuestro estatus o dominio, sin que
estén basadas en trasgresiones reales, sino en el significado o valoración que nosotros les
demos.
Trasgresiones o violaciones.
Beck conceptualiza la trasgresión como la causa de una lesión física real, de un
dolor o constituye una amenaza de lesión física. Las trasgresiones influyen en nuestra
integridad psíquica, nos perturban al grado de hacernos sentir tristes, tristes o ansiosos, de
cierta manera humillados. La humillación produce en nosotros sentimientos de rechazo,
inaceptables, inmovilizados, pérdida o indefensión.
Las ofensas son igual al número de palabras negativas del diccionario que tienen el
propósito de degradar, herir y rechazar a las personas hasta rebajar su autoestima o aprecio
social. Asimismo estas palabras nos permiten apreciar los comportamientos perniciosos de
los demás.
Escalas verticales u horizontales.
La gráfica que muestra Beck en su libro figura 4.1 es una representación de las
relaciones personales asimétricas, que le hacen creer que ha sido abusada, en función de
la perspectiva que una persona tiene del poder, el estatus y las relaciones sociales que
tiene, de manera automática una persona se sitúa en alguno de los cuadrantes en
referencia a otra persona o grupo; las escalas verticales indican los conceptos superior-
próximo/ inferior-próximo (amistoso) y las escalas horizontales los conceptos superior-
distante/inferior-distante (no amistoso).
El eje superior-inferior denota todas las formas de actuación no amistosas, cuando
persona que se sitúa arriba se ve como triunfador y abajo como perdedor, o también puede
percibirse como agresor o víctima.
El otro eje tiene que ver con la afiliación y no necesariamente el superior es un ser
no amistoso, pero las reacciones negativas en este eje tienen que ver con el rechazo,
abandono y la supresión de afecto. Lo que activa estos cuadrantes es la forma en que las
personas perciben de las relaciones ya sean simétricas o asimétricas así como al
importancia que le dan a estas relaciones.
Adecuar la respuesta a la ofensa percibida.
Es posible que las personas se lleven bien empleando recursos en los cuales se
utilicen habilidades sociales mediante las cuales se expresen lo que se piensa sin molestar
a los demás, disculparse o corregir las palabras cuando sentimos que los hemos herido,
después de emitir una crítica hacer un cumplido. Poner en práctica estas habilidades
permitirá suavizar las fricciones, evitar un sinfín de malinterpretaciones y evitar la reacción
agresiva de quien se sienta ofendido.

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Comentario:
Es de humanos equivocarse, en ocasiones cometemos actos injustos que lastiman
a otros, sin darnos cuenta, cuando hay un reproche hacia nosotros por haberlo hecho lo
más acertado es pedir una disculpa sincera y explicar los motivos de por qué actuamos así
y que no hubo ninguna intención para herirle, en lugar de reaccionar de manera airosa,
despectiva o de ataque, es importante contar con estrategias que reduzcan la ira del otro,
ya que nos ve como enemigo,
Capítulo 5.
EL PENSAMIENTO PRIMARIO.
Distorsiones y errores cognitivos.
En este capítulo Beck nos muestra que la venganza con violencia se genera a partir
de los pensamientos y creencias que se tienen sobre una situación y al interpretación que
se le da lo que provoca el dolor y después la ira. Muchas de nuestras interpretaciones se
basan en los detalles que solo nosotros percibimos como medio de protección y que
muchas veces quedan sujetas al error.
Generalización y meticulosidad.
Ante una situación de alerta las personas procesamos los estímulos confusos
creyendo que están dirigidos hacia nosotros, e incluso detectamos amenazas que no están
dentro del contexto, se es demasiado minucioso en las valoraciones y aparece el
pensamiento dicotómico, pero cuando el peligro es real y claro, estos tipos de valoración
son apropiados porque son los que nos ayudan a disponernos para llevar a cabo una acción
que nos puede salvar de ese peligro.
El pensamiento primario lo define Beck como los procesos cognitivos fundamentales
que se asientan en nuestro marco de referencia y egocentrismo, funciona adecuadamente
en algunas incidencias como estar alerta ante amenazas, pero no en otras como exagerar
las situaciones de la vida cotidiana y cuando caemos en el modo defensivo, perdemos el
pensamiento reflexivo.
Solemos caer en errores del procesamiento de la información si esta no se adapta
a nuestras ideas preconcebidas, solemos escoger y falsear la información viendo ofensa
donde no las hay y malinterpretamos comportamientos inofensivos como tal, es decir solo
vemos lo que queremos ver. La generalización es también una causa de ira, esta
corresponde a un pensamiento absoluto de todo o nada, se basa en la opinión que la víctima
cree que su agresor tiene de ella.
Autorreferencia, personalización y compromisos.
Beck indica que otra causa de la ira es la atribución personal que se le dan a hechos
o comentarios imprecisos, que siguen una regla pasar de sentirse disminuido a sentir poder
mediante una reacción iracunda y de venganza, haciendo configuraciones que solo existen
en nuestra mente pero pasan desapercibidas para los demás.
Las atribuciones personales hacen que un individuo sienta que es tratado
injustamente y busque justicia, las persona que tienen una tendencia a la confrontación real

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o imaginaria a través de terapia puede ayudar al individuo a reflexionar cuanto peso le
asigna a su imagen social.
Muchos motivos que provocan la ira de los demás tiene que ver con la interpretación
personal que se conceda, la ley de opuestos es esencial al pensamiento primario considera
que si una persona actúa de manera no leal, fiel u honrada entonces es desleal, infiel y
fraudulenta, se activa entonces la ira de la víctima y la necesidad de castigar al ofensor.
Pensamiento dicótomo.
El pensamiento dicótomo tiene sus raíces en creencias subyacentes, en función de
la comparación con otros, adjudicar la culpa a otros, transferir el dolor y la malinterpretación
de las situaciones. Esta forma de pensamiento hace que el individuo se sienta derrotado,
débil e indefenso, así como experimentar la ira de manera continua tendiendo
consecuencias físicas y psicológicas.
Muchas personas son propensas a catastroficar los problemas debido a una
predisposición heredada, esperando lo peor para cada situación, inculpándose de lo
acontecido y mostrando ira exagerada.
El texto expone algunas sugerencias para disminuir esta forma de pensamiento
como examinar la forma en que interpretamos las situaciones, reconciliar la imagen que
tenemos de nosotros mismos, aceptar las situaciones, centrar la atención a lo que nos
provoca dolor, y hacia donde potenciar nuestras habilidades sociales.
Pensamiento causal y problemas de pensamiento.
Todas las personas tenemos la necesidad de explicar el mal comportamiento que
tienen los demás, no nos detenemos a pensar en las circunstancias que lo generan solo
emitimos juicios ante lo perceptible y que su actuar es deliberado. Atendemos más los por
qué en nuestra interpretación de los mismos. Además que se busca causar dolor para
cambiar el comportamiento y lo que lo llevo a este.
Causas exclusivas.
En este subtema Beck nos presenta que muchas malinterpretaciones de nuestro
pensamiento sobre el comportamiento de los demás se debe por querer saber que piensan
y sienten hacia nosotros, para anticipar problemas y cómo actuar ante ellos.
Realizamos conclusiones sobre una única causa, que habitualmente son erróneas
dejando de lado otras explicaciones posibles al comportamiento del otro. De manera
inconsciente se tachan de excusas.
Pensar de manera madura y reflexiva nos permite modificar el pensamiento
primario, que es más fácil cuando no estamos inmersos en un conflicto, cuando lo estamos
esto requiere de un mayor esfuerzo, pero si lo intentamos llevaremos una vida más
tranquila.
Comentario:
Es posible tener relaciones personales sanas y llevar una vida libre de conflictos,
una vez que decidimos aceptar y respetar a los demás, así como ir modificando nuestra
manera de pensar y sentir, las personas no nos hacen nada, somos nosotros los que

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muchas veces nos inventamos historias que superan la realidad y somos nosotros los que
decidimos cuanto nos importan las actitudes de los demás, somos nosotros quienes
decidimos sentirnos de tal o cual manera.
Capítulo 6.
LA FORMULA DE LA IRA.
Derechos, ofensas y venganza.
En un caso particular de una mujer y su marido el autor demuestra una serie de
pasos para el nacimiento de la ira y el comportamiento hostil:
Primero: La frustración de ciertas expectativas y la decepción que provoca esto, haber
sufrido una traición.
Segundo: El sentimiento inicial como una sensación de debilidad en la manifestación
material de la pérdida de poder.
Tercero: La decepción queda rápidamente sustituida por un sentimiento de que esa persona
ha hecho un comportamiento indeseable, y la creencia de que esos comportamientos son
intencionados.
Finalmente: se culpa a esa persona de lo ocurrido. Su ira crece por tanto, llegado a este
punto. Puede pensar incluso en llegar a agredir a esa persona físicamente.
Estas creencias, interpretaciones y sentimientos pueden empeorar hasta convertirse
en un padecimiento psiquiátrico o un desorden de ansiedad generalizada, cuando se
introducen normas y expectativas con una fuerte carga emocional las personas reaccionan
con ira y buscan una solución práctica al problema.
Contraatacar para restablecer el equilibrio de poder.
Cando una persona siente que perdió el poder en una relación tiende a contraatacar,
Beck indica que hay una reacción primitiva ante el dolor, que es anular su origen, otro factor
es la critica que altera el equilibrio de poder. Lo que provoca que haya más enfrentamientos,
Beck sugiere que una forma para resolver los conflictos es dejar de pelear y resolver el
conflicto sin que haya un ganador o un perdedor.
Del pensamiento a la acción: el modo hostil.
Antes de pasar a la acción verbal o física las peleas se generan en la mente, se establece
una relación lineal entre los pensamientos, transformación de palabras y ejecución de
acciones.
El enojo presenta diferentes manifestaciones desde el tono de voz cortante, la tensión
también de los músculos faciales, puños y rígida postura, todo el cuerpo está en calidad de
ataque, necesita atacar, castigar la ofensa. El temor, el daño físico pueden hacer que se
retraiga el ataque, en el modo de ataque el pensamiento de ambos miembros vuelve a la
forma primaria.

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PRISIONEROS DEL ODIO. AARON BECK.
Comentario:
Para muchas personas cuando se encuentran en un conflicto se invaden de ira y no
son capaces de detenerla, así que de manera instintiva atacan, ya sea de manera verbal o
física, para una persona propensa a la ira no resulta fácil ponerse a pensar en lo que en
realidad está pasando, sus pensamientos e interpretaciones tienden a falsear la información
que está recibiendo, y activa de forma inmediata sus medios de protección al sentirse
ofendido. Solamente recibiendo terapia es como ira aprendiendo a desprenderse de ese
enojo injustificado.

Capítulo 7.
ENEMIGOS ÍNTIMOS.
La transformación del amor al odio.
En este capítulo el autor aborda aquellos temas que hacen que el amor se
transforme en odio: como la ambivalencia, el cambio, las normas y expectativas, los
aspectos evolutivos de las discordias, los mensajes mortales.
Las dificultades de pareja tienen que ver con las expectativas que cada uno tiene
sobre un hecho, presentándose atribuciones contradictorias, que suelen llevar a la pareja a
comentarios y acciones dañinas hacia el otro, basándose solo en una sola cualidad la de
que es malo.
Las ambivalencias se presenta de manera general en las parejas no hay una
explicación de porqué se pasa de un estado afectuoso a uno aversivo, donde las creencias,
sentimientos y deseos polarizados crecen hasta solo preocuparse por sí mismos, lo que
mina la relación hasta llevarla al fracaso.
En la medida en que van creciendo los desacuerdos se va creando una imagen
negativa de la pareja, posteriormente lo que dice o hace se interpreta erróneamente, lo
que conduce a los errores cognitivos de abstracción selectiva, la generalización y la
deducción arbitraria. Terminando en un comportamiento negativo que restaure el estatus
quo (recuperar autoestima y poder) mediante la venganza.
Beck concluye el capítulo que hay soluciones posibles ante los conflictos de pareja,
cuando cada miembro identifica sus creencias de fracaso ayudan a disminuir los
malentendidos, para vivir una relación más placentera.
Comentario:
Es cierto que las cualidades que nos enamoran de nuestra pareja suelen ser las que
nos distancian de ella, también considero indispensable decir las expectativas que tiene
uno del otro, ajustar los sistemas de creencias, respetar y valorar los sentimientos de
nuestra pareja, reconocer que nos equivocamos y resarcir el daño, en una comprensión
mutua, para no convertir el amor en odio y si no se puede llegar a resolverlos, mostrar una
actitud de agradecimiento por las cosas buenas que deja en nosotros, concluir en buenos
términos algo que inicio de la misma manera.

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PRISIONEROS DEL ODIO. AARON BECK.
Segunda parte.
VIOLENCIA.
Individual y grupal.

Capítulo 8.
VIOLENCIA INDIVIDUAL.
La psicología del ofensor.
Los comportamientos violentos surgen de creencias destructivas conectadas entre
sí, Beck indica que hay rasgos comunes para las comportamiento antisociales, el común
denominador es la percepción que el agresor tiene de sí mismo, del mundo y de los demás,
los adultos delincuentes se ven a sí mismos como víctimas y a los demás como atacantes.
Además esta percepción está ligada a creencias rígidas que lo hacen malinterpretar los
comportamientos de los demás, cuando se siente amenazado su pensamiento pasa a modo
primario, exagera y deforma las situaciones, cuando trasgrede.
Violencia doméstica.
Las mujeres son mayoritariamente quienes padecen de violencia en su casa, el
marido violento se percibe asimismo como el agredido por las palabras y acciones de ella,
su comportamiento está cargado de prejuicios que culminan con el deseo de castigarla,
siendo la agresión física la cumbre del enojo, quienes son propensos a la violencia suelen
tener depresión, problemas de personalidad y alcoholismo, además los maridos que no
agreden físicamente a sus mujeres suelen buscar otras formas de maltrato como la
limitación de sus amigos y familiares, constantes interrogatorios de a donde va, que es lo
que hace etc. La cultura tiene un gran peso sobre estas conductas violentas al ejercer el
derecho de propiedad de sus mujeres.
Padre abusivo e hijo delincuente.
Las conductas agresivas de los niños tienen que ver con la forma en que los padres
los educan, generalmente los pensamientos distorsionados de los padres son inculcados a
los hijos y los niños los presentan, ya que el niño suele imitar y asimilar sus actitudes. Un
niño se vuelve delincuente debido a que ha sido sometido a crueles castigos por su
comportamiento inadecuado, encontrando en un grupo donde se identifica ya que sus
miembros se perciban como víctimas. Las malas conductas del niño pueden inhibirse si en
lugar de los castigos se aplican estrategias como el razonamiento, la explicación, la
recompensa y el humor.
Psicópatas y agresores reactivos.
Un ofensor reactivo reacciona violentamente ante situaciones provocativas
específicas, la violencia solo le es útil para recuperar su autoestima, y los psicópatas en
cambio usan la violencia como forma de vida, al carecer de habilidades sociales que le
hagan valer, entonces no pueden parar su creciente deseo de atacar.

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Psicópatas primarios.
Sus crímenes son extremadamente violentos, tienen creencias y comportamientos
definidos, creen que nadie está por encima de sus derechos, y están por encima de los
demás, presentan un alto egocentrismo, se creen superiores que los demás, cuando
alguien se opone a ellos su forma de eliminar esa oposición es mediante la mentira, el
engaño, la intimidación y la fuerza bruta, además carecen de empatía.
Seducción y violación.
Los hombres que violan tiene características comunes: su intención es humillar a la
mujer mediante el acto sexual forzado, malinterpretan las acciones de las mujeres como
una invitación sexual, descartan sentimientos y dolor físico de la mujer, creen que a ella le
ha gustado la experiencia o que se lo merece, además tienden a culpar a la víctima.
Comentario:
Aunque un comportamiento antisocial es muy difícil de tratar, mediante programas
educativos se pueden ir modificando conductas en los niños potencialmente irascibles que
pueden volverse delincuentes, violadores, asesinos, de esta manera es posible prevenir
conductas violentas futuras en adultos, mejorar las relaciones interpersonales y evitar actos
criminales. Concuerdo con Beck en que las personas podemos desarrollar sentimientos
positivos que embistan aquellos pensamientos arrebatados que provocan dolor en los
demás, para tener una vida más tranquila por bienestar propio y el de la sociedad en
general.
Capítulo 9.
ILUSIONES COLECTIVAS.
Prejuicios y violencia en grupo.
El comportamiento grupal de una persona es la manera en que se comporta con
otros individuos, solamente que el compañerismo, la causa y las ilusiones colectivas se
comprenden dentro de este contexto. Las bases del comportamiento grupal son la
comunicación de creencias, imágenes e interpretaciones que hay entre el grupo.
El egocentrismo se hace presente en el grupo cuando un miembro del grupo tiende
a alzar la imagen de sus compañeros, se exagera la rivalidad contra otros grupos. La
valoración que tiene un individuo de su grupo frente a los otros grupos es de
correspondencia, a mayor rivalidad mayor devoción.
El sentido de pertenencia a un grupo aparta las opiniones individuales, modifican las
declaraciones de un hecho ante la influencia del grupo, se subordinan los intereses propios
por los grupales. La lealtad al grupo otorga una recompensa mayor que otorgan las
experiencias individuales. Sin darse cuenta las personas imitan las cuestiones emocionales
de los otros, lo que se lama contagio emocional, las señales del líder se transmiten a
esquemas cognitivos que los hacen inteligibles, es más fácil que la gente adopte
perspectivas paranoicas si la autoridad lo transmite.
También es más factible culpar a miembros de otros grupos por un acontecimiento
crítico, existe claramente el pensamiento de grupo que los miembros del grupo sean

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compañeros y a los otros grupos como desconocidos. En el pensamiento grupal también
se imprimen la ilusión de invulnerabilidad, racionalización de actos destructivos y la
esterotipación de otros grupos.
Comentario:
El sentido de pertenencia nos vuelve vulnerables para cometer actos injustos en
nombre de una causa justo, se sigue el mismo patrón que desencadenan los deseos de
venganza, castigo y control hacia el otro; el grupo representa nuestra autoimagen y forma
parte de nuestro dominio, es entonces que si sentimos que han ofendido a nuestro grupo
reaccionamos heridos, entonces los pensamientos primitivos nos hacen presa de
malinterpretaciones de comportamientos de otros miembros de otros grupos y se enfrenta
la agresión con otra agresión. En un grupo se comparte las mismas formas de pensamiento
y es por eso que nos sentimos identificados con las personas de ese grupo, aunque muchas
personas se ciegan ante las acciones del grupo, se subordinan los pensamientos y deseos
individuales.
Capítulo 10.
PERSECUCION Y GENOCIDIO.
Crear monstruos y demonios.
Las creencias estigmatizadas del bien y el mal han llevado a las personas a
persecuciones y asesinatos masivos, el sistema de creencias que gobierna este
pensamiento primitivo están adornadas por injusticias que se han cometido contra estas
personas deformando la imagen de otros en enemigos.
La forma de pensamiento que lleva a matar a otros como en el caso de
acontecimientos bélicos se basa en la regla “el fin justifica los medios” que aplica también
en los genocidios y matanzas masivas, el odio infundado hacia quienes son diferentes o
no comparten la ideología política, religiosa de un grupo.
Los mecanismos de protección se activan al creer que se trasgreden los derechos
del grupo, existe además una disposición humana de ver actitudes traidoras y confabuladas
donde no las hay, culpabilizando al otro grupo por los actos cometidos, se deshumaniza a
las personas haciéndolas más fácil de matarlas, por la provocación que ellos cometieron.
Los líderes son vistos como soberanos por sus seguidores llevándolos a cometer
actos terribles en contra de otros, para los subordinados su líder es quien tiene la verdad.
En el caso de los genocidios el líder incita a los subordinados a matar, y el Estado legitima
las muertes, a pesar de que haya una resistencia interna las personas comenten los
asesinatos, ya que no es necesario pedirse permiso para hacerlo, puesto que esas muertes
ya están concedidas.
Grupos paramilitares, terroristas, de choque, militares, tiene el mismo patrón de
pensamiento y en cierta manera son capacitados para cometer los asesinatos, con una
mentalidad cerrada, donde sólo sus ideales son los que importan, minimizando a las
víctimas, deshumanizándolas, asignándoles la imagen de Enemigo, aunado con la
perspectiva paranoica que distorsiona el pensamiento haciendo verlos complots y control
hacia su vida y la del grupo, que cualquiera puede ser un espia, el pensamiento grupal

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elimina el pensamiento y las acciones individuales, si como miembro de un grupo no llevas
a cabo lo que se te ordena eres considerado traidor y tu fin es la muerte, así que el cambio
de pensamiento y actitud se debe a la presiones del grupo.
Comentario:
Es necesario que los Estados y organismos internacionales den protección y ayuda
a las víctimas que padecen actos terroristas o conflictos étnicos, no cerrando las fronteras
para quienes tratan de salir de esa barbarie, utilizar programas de intervención psicológica
y psiquiátrica para los lideres así como su captura y aprehensión por crímenes contra la
humanidad.
CAPITULO 11.
IMÁGENES Y PERCEPCIONES FALSAS EN TIEMPOS DE GUERRA.
La fatal creación del enemigo.
Cuando en un país se da la noticia que entrará guerra, las personas se forman
imágenes de derrotar al enemigo sin detenerse a pensar en las vidas humanas que
padecerán los estragos de la disputa. Se cambian los intereses particulares por el bien
común, la guerra concentra toda la energía, habilidad y motivación de la comunidad.
Muchas de las guerras entre 1850 y 1950 estaban relacionadas con la ideología
religiosa o el orgullo nacional más que con cuestiones económicas o de seguridad. Factores
psicológicos como la sed de venganza, el deseo de avivar la autoestima nacional, o la
necesidad de consolidar la élite política influyen en la decisión de entrar en guerra. Algunos
autores señalan que la idea de guerra es natural, surge de lo más profundo de nuestra
mente posiblemente heredada a nuestros genes por nuestros antepasados.
Una visión distinta de la guerra.
Los avances en la diplomacia, los cambios culturales y sociales y el desarrollo de
políticas de paz, inciden en las soluciones mediáticas para frenar algunas guerras, pese a
estos esfuerzos, no parece probable que la guerra sea algo inevitable.
La predisposición a la ira, el castigar al enemigo, los pensamientos distorsionados
son una fuente colectiva por el deseo de matar, cuando los lideres anuncian el estado de
guerra el deseo de la población aumenta. La selección natural nos dotó la materia prima
para la agresión hostil: el cuerpo y la mente y la selección cultural las formas de violencia
intergrupal.
Los líderes toman la decisión de irse a la guerra como un acto de seguridad,
interpretan a su país vecino como el maligno, la relación histórica entre Estados vecinos
influye en la probabilidad de que uno de ellos inicie un ataque preventivo.
La dimensión cognitiva.
Las guerras presentan un marco psicológico donde los ciudadanos han sido
impregnados de sentimientos, pensamientos y motivaciones patrióticas y nacionalistas, el
interés nacional es deformado por los deseos de grandeza, de poder y prestigio de los
líderes, sin percatarse de ello el estado de guerra se apodera de la mente de los
ciudadanos.

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Es posible discernir un número de sucesos impulsores o el suceso principal que sirvió
como catalizador para activar la imagen necesaria del enemigo para atacarlo. El poder de
las imágenes, creencias y deseos destructivos se ve reforzado y ensalzado por los otros
miembros del grupo y por los líderes.
La imagen del enemigo.
La guerra es un estado psicológico y político que impregna el pensamiento de cada
uno de sus participantes. Los líderes utilizan todos los recursos promotores para crear y
reforzar la imagen del Enemigo maligna y mísera. La imagen colectiva que un pueblo de
una nación sobre sí mismos y la imagen que proyecta sobre el Enemigo son de tipo de
pensamiento dualista, y hacen juicios categóricos en la noción de “nosotros somos
totalmente buenos” “ellos son totalmente malos”.
Las imágenes malintencionadas del Enemigo son una creación de la imaginación
comparable a la de las brujas, monstruos, demonios y espíritus malignos. La individualidad
y la humanidad de las personas pertenecientes al otro bando quedan borradas.
La autoimagen colectiva.
Beck nos enseña que la imagen del enemigo está vinculada a la autoimagen
comunitaria o nacional, compuesta por sus puntos débiles y fuertes, sus objetivos y
vulnerabilidad, su historia y su política, así los ciudadanos perciben al grupo antagonista
como perversos y a ellos como víctimas. En la medida en que la gente se identifica con la
imagen de su nación crea una imagen individual y sufre como propias las derrotas y los
triunfos de su país.
El patriotismo y el nacionalismo son ideologías que unen a la población en una
obediencia colectiva a las decisiones de los líderes. El patriotismo está impulsado por el
anhelo de pertenecer a una comunidad grande y los ciudadanos están dispuestos a
sacrificarse para garantizar su seguridad. El nacionalismo se centra su en la imagen
glorificada del país: su poder, su prestigio y sus posesiones.
Choque de imágenes nacionales: el preludio de la guerra.
No solo las acciones de las personas o las naciones provocan una escalada de
tensiones, sino también el significado que atribuido a esas acciones agresivas. Las
imágenes que los enemigos proyectan el uno sobre el otro suelen provocar conductas
hostiles (amenazas, acusaciones, embargo económico), las cuales, a su vez, suscitan la
materialización de dichas imágenes y un aumento del enfrentamiento.
En la mente de los líderes.
Se trate de un conflicto familiar o internacional, la gente aplica una compleja “teoría
mental” para entender el pensamiento de sus enemigos: sus imágenes, sus malas
interpretaciones y sus planes.
Cuando un líder ve a su adversario bajo el punto de vista de un encuadre
determinado, descarta o ignora información relacionada con las intenciones del adversario,
lo cual afecta su elección entre guerra o conciliación. El resultado de creencias e
interpretaciones, realistas o distorsionadas, racionales o irracionales, puede ser la guerra.

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PSICOTERAPIA INDIVIDUAL.
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Movilizar la opinión pública a favor de la guerra.
La decisión de los líderes de librar una guerra se puede basar en la evaluación de
complejos asuntos políticos, cálculo de las capacidades militares y en la valoración de la
perspectiva e intenciones del adversario, pero debe solicitar el apoyo del pueblo apelando
al orgullo nacional y a la ofensa ante la maldad del Enemigo.
Para motivar a un ejército ciudadano se requiere de una ideología estimulante. Es
necesario enseñar a los voluntarios y reclutas ver cómo su Estado, o como su mínimo
prestigio, cae en descredito sino luchan y queda realzado si luchan. La difusión de los
líderes da sus frutos, despertando el orgullo nacional y una imagen del enemigo como
traidor y merecedor de castigo.
Licencia para matar.
Una vez que la élite política decide iniciar una guerra, suele creer que es necesario
justificar tal decisión ante aquellos que van a luchar, a derramar su sangre y pasar penurias.
A veces el carisma y la confianza de un líder bastan para despertar la voluntad popular.
Los líderes estimulan las ganas de matar y les imprimen una dirección determinada,
manipulan al pueblo dramatizando los objetivos nacionales y la imagen de un Enemigo
amenazador así como aprovechándose de la tendencia de la gente a obedecer lo que dicta
su gobierno. La participación colectiva en la lucha funde los lazos entre los soldados e
intensifica el odio hacia el Enemigo, adquiriendo la certeza de que su causa es justa.
Comentario:
Los mecanismos psicológicos que se utilizan para reprimir el código moral durante
los combates son similares a los mecanismos presentes n el crimen individual, la violencia
intergrupal, el terrorismo y el genocidio. La imagen de los enemigos como seres inhumanos,
la creencia de que merecen ser castigados, trasladar la responsabilidad a los líderes por
matar, la relajación de la moralidad, ello hace que la guerra no sea inevitable.
Un halo de luz para evitar las muertes es cuando los militares en la lucha cuerpo a
cuerpo perciben al adversario como humano, entonces los deseos de matar se inhiben, ya
que los sentimientos de odio que lo motivaron, desaparecen al pensar cómo va a matar a
un igual.
TERCERA PARTE
DE LA LUZ A LA OSCURIDAD.
Capítulo 12.
EL LADO MÁS BIRLLANTE DE LA NATURALEZA HUMANA.
Apego, altruismo y cooperación.
Beck considera que aunque la ira y la hostilidad se alimentan de creencias rígidas y
egocéntricas y de perspectivas deformadas, es posible remodelar las imágenes y creencias
que causan tales sentimientos y, como consecuencia, debilitar la tendencia a la violencia.
Los valores y las ideologías que dividen a la gente y hacen que sea desconfiada y opuesta
a los demás se pueden moderar.

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El potencial para el cambio.
En un Estado autoritario con creencias dicótomas (derecha-izquierda) y extremas
del código moral distorsionado, lleva a ambos bandos a verse el uno al otro como la
representación del mal, teniendo además el mismo pensamiento categórico: nosotros
somos absolutamente buenos, ellos son absolutamente malos. Las ideologías conllevan a
entregarse a una tarea destructiva e inhumana, donde las palabras, Dios, familia y hogar
justifican secuestros, tortura y asesinatos.
La comprensión de la psicología humana a nivel individual puede proporcionar la
base para formular programas que beneficien a la humanidad en general, terminar con las
ideologías perniciosas, los prejuicios, el pensamiento sesgado y las imágenes malévolas,
las propagandas para activar miedos, paranoia y ambición, que desde la terapia individual
se cuenta con herramientas para vencerlas y cuyo conocimiento debería utilizarse de
manera más extensa.
Ensanchar la perspectiva.
Para el autor una forma de modificar la conducta hostil es conocer el modo de
estimular el lado bondadoso de la naturaleza humana, es otro método para neutralizar las
conductas dañinas, para ello es importante conocer la perspectiva del grupo opuesto y
reconocer que en ambos lados existen prejuicios. Si el otro ya nos ve como Enemigo
reaccionara ante nuestras acciones a un nivel cognitivo primario, si no sabemos esto
seremos vulnerables ante él.
El descentramiento replantea el significado de una situación con la objetividad de un
observador imparcial, se debe uno distanciar de su perspectiva egocéntrica se debe aceptar
el principio de que aunque nuestra perspectiva parezca real y legitima puede ser sesgada
o incluso errónea e injusta. Además permitirá comprender la perspectiva del adversario para
ayudar a resolver el conflicto y el consiguiente comportamiento violento.
Empatía.
Las reacciones que se tienen respecto al sufrimiento de otro, son involuntarias y
automáticas, la capacidad de sentir empatía autentica tal vez se deba al desarrollo de estas
reacciones indirectas y reflejas que están relacionadas con el vínculo entre las personas,
implica sentir desasosiego por la persona que sufre, anticipar y preocuparse por el posible
impacto doloroso que nuestras acciones tendrán sobre los demás.
En algunos casos es necesario controlar e incluso inhibir la empatía, como en el
caso de médicos y enfermeras que tienen que anestesiar, cortar, injertar a sus pacientes,
sin que la empatía los abrume para realizar con eficacia su trabajo.
La empatía surge de forma automática cuando interactuamos con gente que nos
preocupa o con gente con la que compartimos una causa, pero es difícil tener empatía
cuando sentimos desdén o ira hacia otra persona o grupo.
La perversión del ámbito moral.
Los adultos y agrupaciones suelen hacer interpretaciones egoístas y recurrir a un
tipo de moralidad y de justicia egocéntricos, reaccionar ante ofensas reales o supuestas
mediante el impulso reflejo de castigar al infractor. La doctrina de la justicia, bueno-malo,

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correcto-incorrecto, satisface la ideología, las aspiraciones políticas y los motivos de
venganza.
El ámbito personal y privado incluye aspectos de nuestra vida a los que incluimos
en nuestro autoconcepto, la estructura de significados vinculados a nosotros mismos,
nuestras relaciones íntimas y los objetivos e ideales de un grupo. Un complejo sistema de
normas creencias y mandatos nos protegen a nosotros ya los que incluimos en nuestro
ámbito personal, constituye la esencia de la moralidad del grupo: honradez, reciprocidad, y
cooperación; en la medida en que maduramos nuestro ámbito personal se dilata en el
tiempo para abarcar aquello a lo que somos fieles: raza, religión, clase social, afiliación
política y país.
Conceptos morales de justicia y afecto.
El concepto convencional de justicia moral se centra en la individualidad de las
personas: vida,libertad, búsqueda de la felicidad, igualdad de oportunidades, trato imparcial
y justicia, la gente tiene múltiples formas de reclamar justicia y de que compite entre sí por
los recursos disponibles o por una buena posición personal.
La orientación afectuosa se sitúa en una perspectiva comunicativa donde no se
pierde de vista el vínculo con los demás los preceptos morales de esta orientación giran en
torno a la sensibilidad ante las necesidades de otros, la responsabilidad por su bienestar y
el sacrificio de las necesidades personales en aras de las necesidades de los demás.
Desde pequeños somos capaces de tomar decisiones morales: distinción de un mal
comportamiento, una transgresión a la amistad, la responsabilidad o los sentimientos, sentir
felicidad al ayudar a los compañeros, saber que es correcto o incorrecto.
Altruismo.
El autor presenta aquellos factores que componen el altruismo como son la empatía
el afecto, la identificación con los más débiles y autoimagen benévola, se manifiesta de una
extensa gama de acciones que va desde facilitar los servicios básicos hasta realizar
sacrificios y riesgos por salvar la vida de otra persona. El sacrificio y el riesgo pesan más
que los beneficios perceptibles para el que ayuda. El altruismo es ayudar a alguien de otro
grupo con el riesgo de ser desaprobado, o castigado por sus propios adeptos, limitar su
sacrificio a los objetivos de su grupo.
El narcicismo grupal es la antítesis del altruismo: organizaciones militantes, políticas
o religiosas, tienen una autoimagen colectiva de supremacía, creen tener la verdad y
sienten desdén por quienes no participan de su creencia. Que parecen realizar actos
altruistas pero recurren a la violencia para imponer su ideología, aunque le sacrificio de sus
adeptos constituye un altruismo ingenuo y cerrado.
Altruismo ilustrado.
El altruismo ilustrado puede burlar o debilitar a los tiranos. El objetivo del altruismo
humanista es interpersonal y global: se ve a las personas como seres humanos y no como
miembros estereotipados de un grupo. El altruismo y el narcicismo representan modos
opuestos en la organización dualista de la personalidad. El narcicismo favorece a uno
mismo, el altruismo a los demás.

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Las organizaciones como Naciones Unidas, deben tener en cuenta el pensamiento
unidireccional y sesgado de las partes en conflicto, los mediadores deberían conocer el
sistema de creencias dualista con el objeto de facilitar el cambio de la orientación narcisista-
expansiva a la altruista humanista.
Aplicación a la sociedad.
El tipo de educación prosocial puede tener una aplicación práctica. Enseñanza de
asumir la perspectiva de otra gente y verse asimismos desde la perspectiva de los demás,
enseñar a tener empatía, con actividades destinadas a identificar los sentimientos en
situaciones reales, enseñanza de valores con la utilización de textos que fomentan la
capacidad de asumir perspectiva diferentes y comportamiento prosocial, crear ambientes
escolares que incentive al individuo a participar de modo efectivo y prosocial, con proyectos
de servicio comunitario.
Los políticos, educadores y los padres pueden hacer uso de una serie de recursos
psicológicos sin utilizar para cambiar las creencias insertas en el egoísmo individual y
grupal. La capacidad del cerebro humano está preparada para generar pensamiento
racional y comportamientos benévolos.
Comentario:
Comparto la idea de Beck que para solucionar conflictos se pueden usar la técnica
de asumir el papel de adversario, ya que permite entrar en el mundo personal del otro, para
poner fin al antagonismo, adquirir una perspectiva más amplia y objetiva para comprender
la razón del conflicto, que no es motivado por malas intenciones sino por la preocupación
del comportamiento opuesto del otro, así mismo la reconsideración y comprensión
intelectual permiten establecer las bases para el desarrollo de una empatía auténtica.

Capítulo 13.
TERAPIA COGNITIVA PARA INDIVIDUOS SOLOS Y GRUPOS.
Las creencias subyacentes están organizadas como una especie de algoritmo que
establecen una respuesta frente a una amenaza o desafío. Este algoritmo toma la forma de
una serie de reglas de decisión para identificar una ofensa, evaluar su naturaleza y
responder a ella.
La interpretación global de la ofensa determina la naturaleza de la respuesta, al
revisar el complejo de la hostilidad, el terapeuta puede centrarse en los componentes
psicológicos y conductuales más importantes y establecer intervenciones específicas para
alguno o todos ellos.
Identificar el significado del suceso.
El ponerse furioso no es una respuesta necesaria cuando se discute con alguien,
que se presente una reacción hostil depende de cómo se procesan todos los factores
importantes: la naturaleza de la relación actual, los recuerdos de conflictos anteriores, la
susceptibilidad de cada uno y la forma de comportarse.

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Beck dice que el terapeuta cognitivo debe enseñar al paciente a reconocer los
pensamientos automáticos que preceden a un sentimiento o impulso concreto, estos se
presentan sin una reflexión o cognición previa, son fugaces, pueden producirse en distintos
momentos del complejo de la hostilidad: antes de sentir angustia emocional, antes y
después de experimentar ira, después del impulso de atacar a una persona.
Aplicación de estrategias cognitivas.
Nuestro cerebro tiene la capacidad de resolución de problemas de cualquier índole,
cuando se trata de situaciones conflictivas donde intervienen sentimientos heridos, ira,
sospecha y falta de confianza, solemos bloquearnos, Beck nos muestra los pasos a seguir
para abordar de una mejor manera de resolverlos, está son la aplicación de las reglas de
evidencia, la consideración de explicaciones alternativas, solución de los problemas,
examen y modificación de creencias y modificación de las reglas y los imperativos.
Se debe alentar a los pacientes a evaluar toda la situación pros y contras que se
relacionan con la interpretación, que suele ser exagerada y contradictoria, así como la
búsqueda de alternativas que aclaren el comportamiento aparentemente ofensivo de la otra
persona; solucionar los problemas no sería una dificultad cuando se responde a este una
vez que se presenta, evaluar aquello que nos hace sentir deprimidos o iracundos está
vinculado con las creencias que dan significado a las situaciones, las reglas e imperativos
se accionan cuando los demás no cumplen nuestras demandas; corregir esta forma de
pensamiento pernicioso ayuda a las personas a reconsiderar sus actos hostiles y modificar
su estructura subyacente de creencias, permitiéndole no ver más al otro como Enemigo y
mucho menos querer castigarlo.
La lucha contra la angustia.
Una vez que el paciente considera que una situación que le represento una
amenaza, tomara conciencia de su ansiedad o inquietud, Beck señala que trabajar con los
sentimientos de tristeza, ansiedad o sensación de ahogo, le permite a paciente reconocer
toda su sensación de vulnerabilidad y el sistema de creencias que le predispone asentirse
amenazado y despreciado por los demás.
Derechos y privilegios.
Las expectativas que tenemos sobre nuestros derechos o privilegios se manifiesta
cuando creemos que estos han sido vulnerados, principalmente las personas propensas a
la hostilidad justifican sus actos violentos aludiendo a la protección de sus derechos. En la
terapia cognitiva para generar objetividad en los pacientes se ayuda a estos a que
reconozcan y articulen sus derechos sus demandas y expectativas, eliminar el sesgo
egocéntrico para que se den cuenta que sus derechos y privilegios son tan valiosos como
los de los demás.
La lucha contra la ira.
La ira suele manifestarse desde una leve agitación hasta la violencia además de una carga
emocional también presenta reacciones físicas, expresiones faciales, tensión muscular,
incremento del pulso. El tratamiento para el control de la ira comienza describiendo la
intensidad en zonas de colores: amarillo= leve, rojo=alto, se prepara al paciente para
reaccionar con adaptación cuando sienta que está entrando en zona de peligro, la

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recomendación es realizar otra cosa cuando el estímulo impulsor detone la ira; otra técnica
es desviar la discusión central hacia uno neutral, la relajación reduce potencialmente la ira.
La lucha contra el impulso violento.
El deseo de matar a otra persona suele surgir como un impulso reflejo, cuando nos hemos
sentido lastimados el deseo de atacar es automático. Las estrategias que se utilizan en la
terapia cognitiva para la prevención de actos violentos, son efectivos tanto para los actos
de violencia aplazados como para los inmediatos: reducir la zona psicológica subyacente,
comprensión de la naturaleza frágil de la autoestima, discusión del valor de la violencia
como reparador del ánimo, debilitar las creencias disfuncionales y cambiarlas por otras más
congruentes, aplicar las técnicas a situaciones reales y métodos de control.
Darse permiso.
Para cometer una agresión las personas tienen una sensación interna que inhibe el
acto, pero como señala Bandura cuando el comportamiento antisocial es incitado y
aprobado, las personas suelen evitar los códigos morales y llevarlo a cabo, una vez que
una persona ha realizado un acto violento es posible que vuelva a repetirlo.
Comentario:
Existe en las personas violentas una tendencia de justificar sus actos, es
indispensable generar conciencia de la valía que todos los seres humanos tenemos y
apegarnos a la legalidad para evitar más hechos de este tipo.

Capítulo 14.
EXPECTATIVAS Y ESPERANZAS.
Aplicación de los métodos cognitivos a los problemas de la sociedad.
Beck presenta en este capítulo la forma de prevenir y actuar (intervención) en los
problemas psicológicos que se presentan en los complejos entramados de la hostilidad, la
persecución y la guerra, a partir de un amplio marco de referencia, a partir del análisis de
las diferentes campos que abarca la psicología: la Teoría general de los Sistemas, Teorías
biológicas, las neuropatologías, psicología social, así como la antropología, y la sociología.
Cada programa de intervención debe ser específico para cada problema donde la
conducta hostil esta manifestada para el maltrato infantil, maltrato conyugal, actos
criminales o conflictos étnicos.
Los programas de maltrato infantil están dirigidos a ayudar al niño maltratado y
eliminar el maltrato en generaciones futuras ya que los padres abusivos fueron maltratados
en su infancia. Apoyar a los padres a buscar otras explicaciones y estrategias que eliminen
la violencia verbal y física así como reducir la ira.
En el maltrato conyugal la terapia se centra en el control de la hostilidad y proteger
a la esposa de nuevos ataques, después en modificar el sistema de creencias del esposo
para enfrentar mejor los elementos desencadenantes.

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PSICOTERAPIA INDIVIDUAL.
PRISIONEROS DEL ODIO. AARON BECK.
Delincuentes convictos el programa son una serie de sesiones en el centro de
readaptación social donde los delincuentes son tratados a partir de los errores
criminogénicos de pensamiento, la prevención de la delincuencia son estrategias cognitivas
aplicadas en las escuelas para modificar las habilidades sociales. El modelo cognitivo
puede ser útil para modificar el pensamiento disfuncional de los lideres étnicos o nacionales
y prevenir conflictos armados o matanzas masivas innecesarias.
Los programas preventivos de corrección se deben dirigir hacia las creencias que
justifican la violencia, así como modificar el pensamiento irracional por uno reflexivo y
racional, para crear una vida útil y beneficiosa para uno mismo y los demás.
Comentario:
Las personas contamos con un sistema de creencias que hace nos comportemos
de una u otra forma con quienes nos rodean, también hemos sido dotados de una dualidad
en nuestras emociones y habilidades, es posible vislumbrar un mejor futuro para la
humanidad si ponemos estas configuraciones al servicio de la sociedad, dejamos los
intereses mezquinos de lado. Darnos permiso para hacer el bien sin mirar a quien.
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