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Geografía Económica

T. J. Barnes
(Universidad de British Columbia (Columbia Británica), Vancouver, BC, Canadá)
Artículo extraído de The International Encyclopedia of Human Geography, R. Kitching
and N. Thrift (Eds.), Volume 3, pp. 315-327, 2009 (Oxford: Elsevier).
Traducción: Rode Smith Hack
Material exclusivo para uso exclusivo de la Cátedra Geografía Económica (FHUC-UNL)

Glosario
Análisis de la Cadena de valor Técnica desarrollada durante 1970, concerniente a la
representación de toda la trayectoria de vida de determinada mercancía y las
geografías asociadas a la misma: desde su concepción y diseño hasta su consumo.
Desindustrialización Proceso iniciado en muchas naciones occidentales
industrializadas y de altos ingresos durante 1970, que implicó la declinación a gran
escala de la industria de manufactura, especialmente en regiones industriales
antiguas, ya que las empresas manufactureras se mudaron al exterior, quebraron o
fueron radicalmente reestructuradas.
Fordismo/Posfordismo El Fordismo fue una forma particular de producción industrial,
originada a comienzos del siglo veinte, y caracterizada por la producción masiva de
productos estandarizados, técnicas de cadena de montaje, uso de máquinas
dedicadas1, una gran mano de obra masculina descalificada y muchas veces
sindicalizada, y una estructura industrial corporativa centralizada.
El Posfordismo surgió a fines de la década de 1970 como reemplazo del Fordismo, y
caracterizado por producción por lotes de artículos especializados, el uso de máquinas
flexibles operadas por computadora, mano de obra calificada flexible, y una
organización industrial descentralizada.
Globalización La creciente relación interconectada entre distintos lugares del mundo
provocada por el abaratamiento del transporte y las mejoras en cuanto a la
comunicación, se refleja en el crecimiento de la inversión internacional, del mercado, y
del desplazamiento de personas e ideas.
Distrito industrial Primeramente discutido por el economista inglés Alfred Marshall a
principios del siglo veinte, un distrito industrial es una vinculación fuertemente
enlazada de muchas empresas altamente especializadas, orientadas a la producción
colectiva de un solo tipo de producto, tal como textiles o mobiliario.
Teoría de la localización Cuerpo de análisis interconectados que comenzó a
principios del siglo diecinueve con escritos de Johannes von Thünen y que continúa
hasta hoy, concerniente a la lógica y empíricamente rigurosa explicación de las
disposiciones espaciales de los fenómenos económicos y patrones de flujo
relacionados.
Corporación multinacional Gran empresa propietaria de instalaciones o que lleva a
cabo operaciones en por lo menos dos países diferentes.
Neoliberalismo Idea desarrollada durante el período de entreguerra en el siglo veinte
que afirma que la manera más eficiente de organizar actividades económicas es el
mercado libre, y que si no hay mercados existentes, se requiere su creación aún bajo
los auspicios del Estado.
Ciencia regional Disciplina híbrida originada en 1954 como resultado de enérgicos
esfuerzos de su fundador, Walter Isard, y concerniente al hermanamiento formal de la
teoría económica y los métodos cuantitativos para analizar asuntos espaciales en
economía, geografía y planificación.
Divisiones espaciales del trabajo Idea hecha popular por Doreen Masey en un libro
bajo el mismo nombre, concerniente al patrón y la consecuencia de la especialización
económica geográfica local.

1
Nota de Traductora: Según definiciones tanto en inglés como en español, “máquina dedicada” se refiere
a aquella que se dedica pura y exclusivamente a una función determinada, y a ninguna otra .
Introducción

La Geografía Económica es una rama de la Geografía humana, concerniente a


describir y explicar los variados lugares y espacios en los cuales las actividades
económicas son realizadas y en los que éstas circulan. La disciplina fue
institucionalizada a fines del siglo diecinueve en Europa Occidental y los Estados
Unidos, y continúa siendo una de las ramas clave dentro de la geografía
angloamericana. Han habido repetidos intentos de forjar vínculos entre la Geografía
Económica y su aparente “alma gemela” intelectual, la Economía, pero ninguno tuvo
éxito. Desde el principio, la Geografía Económica fue más empírica, avocada al
contexto, y conceptualmente “de mentalidad abierta”2, y al mismo tiempo menos
abstracta y formalmente teórica que la Economía. Hubo momentos en los que las dos
disciplinas se aproximaron, pero en la mayoría de las veces, se apartaban (tal como lo
hacen ahora, generalmente). Más adelante, no como los economistas, los geógrafos
económicos nunca se establecieron en una sola metodología, serie de técnicas, lista
de “lumbreras veneradas”, problemáticas disciplinarias o definiciones definitivas.
El cambio ha sido incesante, el campo reinventándose a sí mismo
continuamente. Conlleva una dinámica apasionante, abierta, que nunca mira hacia
atrás, y que frecuentemente es conducto de nuevas ideas al resto de la Geografía
humana. Sin embargo, hay una insistente impresión de que, antes de que viejas
promesas sean cumplidas, nuevas promesas son hechas. La Geografía Económica se
asemeja a veces al hilo de Penélope3: hilado durante el día, y desenredado esa misma
noche.
Tal vez, una de las razones por las cuales la Geografía Económica ha estado
sujeta a tanto cambio es el modo en el que la disciplina está estrechamente amarrada
a su objeto empírico de investigación, y el cual, durante el tiempo de vida del tema, ha
sido sometido a una alteración profunda, con cambios concomitantes en el análisis del
espacio, posición y circulación geográfica de dicha disciplina. Tal vez esto no está
mejor ilustrado que en el presente. El fin del siglo veinte y el principio del veintiuno son
testigo de períodos de rápidos cambios en cuanto a la Geografía Económica,
impulsados por una combinación de revoluciones tecnológicas en los ámbitos del
transporte y las comunicaciones, y una revolución social en torno a la introducción del
mercado en lugares que, o no habían sido expuestos a éste (tales como la China
comunista y la Unión Soviética), o bien habían experimentado versiones obligadas del
mismo (como es el caso de India). La consecuencia ha sido rápida, y en muchos
casos, significó una transformación monumental del terreno. Geógrafos económicos
contemporáneos están intentando representar y analizar la constelación geográfica
emergente, enfatizando la centralidad de la circulación y la interconexión espacial, así
como la importancia continuada de la ubicación. Mientras tanto, la disciplina en sí
misma cambia. La Geografía Económica vive momentos apasionantes, pero de tanto
en tanto deja a la disciplina sin aliento.
Este artículo está dividido en dos secciones principales. La primera presenta
las fases principales del desarrollo histórico de la disciplina desde la segunda mitad del
siglo diecinueve cuando fue institucionalizada dentro de las universidades de la
Europa Occidental y Norteamérica hasta su actual encarnación. Se distinguen cinco
períodos principales y enfoques relacionados: Geografía comercial (segunda mitad del
siglo diecinueve, primera mitad del siglo veinte); Geografía Económica regional
(período de entreguerra): Ciencia espacial (desde mediados de 1950 y atenuándose
hasta hoy); y el “giro cultural” (desde mediados de 1990 en adelante). La segunda
sección da una idea general acerca del carácter contemporáneo de la disciplina
resumiendo algunos de los grupos primarios de investigación y escritos dentro del

2
N. de T.: De mentalidad abierta, en el sentido de tolerante, receptiva.
3
Relacionado al mito griego de Ulises y Penélope (leer para comprender idea).
campo. Se discute acerca de ocho áreas: teoría y métodos, globalización y
neoliberalismo; empresas, industrias, aglomeraciones y redes; innovación y alta
tecnología; mano de obra, organizaciones y trabajo; venta al por menor y consumo,
servicios de producción y finanza y naturaleza y recursos.

Historia y aproximaciones a la Geografía Económica


Geografía Comercial
Existente en forma de embrión como Geografía Comercial, la Geografía Económica
fue formalmente definida como disciplina en 1882 por el geógrafo alemán Götz. La
Geografía Comercial no fue tanto una disciplina académica como una rama del
proyecto imperial europeo. La tarea de la cual la Geografía Comercial era responsable
fue la de proveer conocimiento geográfico al Ejército, la clase empresaria y la
burocracia colonial, incluyendo información acerca de dónde se ubicaban ciertos
lugares, las clases de bienes que producían y las redes de transporte disponibles. Por
el contrario, bajo la concepción de Götz, el propósito de la Geografía Económica era
cumplir con objetivos científicos, y no geopolíticos. Debía tratar con las causas y
razones de la especialización de la Geografía Económica, y determinar la producción
de materias primas y la circulación de bienes.
Para la década de 1890, los calendarios de las universidades de los Estados
Unidos incluían cursos de Geografía Económica. En 1903, Lionel W. Lyde fue
designado profesor de Geografía Económica en la Escuela Universitaria de Londres, y
en 1908, la Universidad de Edimburgo creó un puesto de profesor para el geógrafo
económico, George Chisholm, autor del primer texto de Geografía Económica en
inglés, Handbook of Commercial Geography (Manual de Geografía Comercial). La
Geografía Económica estaba en marcha.
El caso de Chisholm es interesante. Nacido en Escocia en 1850, trabajó más
tarde en Londres, ganándose la vida de escribir y editar libros de texto geográficos,
índices geográficos4, y atlas (habiendo previamente trabajado para la editorial de
Edimburgo, W. G. Blaikie e Hijos, en proyectos como el Diccionario Imperial). Desde
1896, Chisholm complementó sus ingresos dando clases de Geografía Comercial en la
Colegio Birkbeck de la Universidad de Londres usando el Manual5 como libro de texto.
En 1908 volvió a su patria y fue designado profesor en el recientemente creado
Departamento de Geografía, en la Universidad de Edimburgo.
El Manual de Chisholm fue escrito principalmente bajo el estilo de la Geografía
Comercial, atiborrado de mapas, cuadros, y hechos geográficos económicos. Era un
libro diseñado para dar especialmente a la clase empresaria inglesa una educación
práctica, para hacerlos más competitivos contra los rivales de la Europa Occidental,
especialmente, los alemanes. Pero Chisholm también pretendía hacer práctica una
economía opuesta a la Geografía Comercial, mediante la explicación científica antes
que una mera descripción. Lo logró en cuanto propuso a la „naturaleza‟ como agente
causante central, argumentando que el entorno hizo a cada lugar particularmente apto
para emprender y asumir un determinado tipo de actividad económica.
Esta posición se volvió más extrema, con claros matices racistas, en manos de
un número de deterministas ambientales, trabajando más tarde en Geografía
Económica a inicios del siglo veinte. El geógrafo de Harvard Ellsworth Huntington, fue
el más notorio defensor del hecho de que el nivel de desarrollo económico de una
región dependía del régimen climático que poseía. El clima, decía, determinaba la
eficiencia mental y física, lo que a su vez establecía el nivel de desarrollo económico.
En la famosa frase de Huntington, el clima era el “motor de la civilización”. Los climas
templados hallados en el norte de Europa, en la Europa Occidental y en partes de
Norteamérica conducían a un alto nivel de eficiencia. Mientras que los climas
tropicales y subtropicales hallados en África, gran parte de Asia y América Central y

4
N. de T.: También conocidos como “diccionarios geográficos”.
5
N. de T.; Hace referencia al Manual de Geografía Comercial, previamente mencionado.
del Sur producían falta de energía, dificultando el desarrollo económico, asegurándose
de que esos lugares permanecieran atrasados.

Geografía Económica Regional


El contragolpe intelectual contra el determinismo ambiental, junto con un contexto
económico global modificado en el cual el imperialismo y el imperio ya no regían,
generó una Economía Geográfica diferente durante el período de entreguerra, una de
tipo regional. El enfoque no estaba en el trabajo de producción global de materias
primas, comercio y transporte como propuso Chisholm, sino más bien en
interconexiones económicas locales que produjeran regiones únicas y singulares.
A modo de investigación, la aproximación regional fue bien vista en los
variados libros de texto de Geografía Económica publicados en Norteamérica de
mediados del año 1920 en adelante. Implicó la caracterización de las regiones
mediante un esquema tipológico común, como por ejemplo, clasificadas por industrias
líderes, recursos naturales, modos de transportación, entre otras cosas. Una vez que
todas las regiones fueran descriptas de este modo, sus diferencias, junto con sus
singularidades individuales, serían inmediatamente evidentes al leer la red tipológica.
Por ejemplo, la Geografía Económica de Vernor Finch y Ray Whitbeck es
típica. El cuerpo diverso de hechos económicos geográficos detallados que ellos
proveen los ordena bajo una tipología cuádruple idéntica para cada una de las
regiones investigadas: la agricultura, los minerales, la manufactura y la industria
comercial, el transporte y las comunicaciones. Otro ejemplo es el libro de texto de
Clarence Jones, Geografía Económica, que desarrolla una tipología óctuple. Aún
cuando la tipología de Jones es más finamente abigarrada6 que la de Whitbeck y
Finch, ésta desarrolla el mismo rol: clasificar observaciones que son mapeadas,
tabuladas7, fotografiadas y enlistadas bajo el encabezamiento clasificatorio
correspondiente. Mediante la comparación tipológica de los datos de las diferentes
regiones, las diferencias geográficas económicas son vistas inmediatamente, y la
singularidad regional se hace notoria.
No fue sino hasta poco tiempo antes de la Segunda Guerra Mundial que el
geógrafo americano Richard Hartshorne proveyó una justificación intelectual.
Argumentando en contra de cualquier separación entre la Geografía Económica y la
Regional, Hartshorne afirmó que las regiones únicas eran las unidades naturales en
las cuales el mundo se expresaba a sí mismo. De todas formas, esa singularidad
frustraba cualquier intento de explicación y generalización científica sobre la Geografía
Económica. La ciencia era exitosa, pensaba Hartshorne, porque era capaz de
identificar propiedades comunes en los fenómenos que estudiaba, permitiéndole
generalizar al punto de proponer leyes explicativas. Las regiones geográficas
económicas, de todas maneras, no pertenecían a las mismas clases de fenómenos
naturales, ya que cada región era una colección de rasgos excepcionales, únicamente
descriptibles bajo sus propios términos. No era posible generalizar. La consecuencia
fue, como Hartshorne escribió en The Nature of Geography (La naturaleza de la
Geografía), que dispuso su más grande tesis: “La Geografía Regional, concluimos, es
literalmente lo que la misma expresa. [...] [E]s esencialmente una ciencia descriptiva
concerniente a la descripción e interpretación de casos únicos...”.

Ciencia Espacial
El libro de Hartshorne fue publicado exactamente en el momento equivocado. El
criterio de descripción regional que proponía para la geografía, y particularmente la
Geografía Económica, se vio rápidamente desfasado con una serie de grandes
cambios que señalaban exactamente en la dirección opuesta. Particularmente, desde
el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, un número de ciencias sociales, e incluso
algunas humanidades, fueron transformadas a partir de un enfoque descriptivo de la
6
N. de T.: haciendo referencia a la riqueza en cuanto a conceptos y detalles.
7
N. de T.: presentadas en forma de tabla.
clase defendida por Hartshorne a una que, en su lugar, enfatizaba la generalización y
explicación científica. En parte, debido a la influencia de Hartshorne, la Geografía
Económica inicialmente resistió ese impulso, pero para mediados de 1950, esta
también se unió. El cambio a ciencia espacial como resultado, y representado por la
“revolución cuantitativa”, se deshizo del concepto de singularidad regional en favor de
la aplicación sistemática de formas científicas de teorización general y de rigurosas
técnicas estadísticas de descripción y análisis.
La ciencia espacial dentro de la Geografía Económica fue definida por cinco
características principales. En primer lugar, existía el uso de la teoría formal y los
modelos matemáticos, muchos de los cuales eran suplicados, pedidos, e incluso
robados de la Economía Neoclásica (en particular, de la teoría de elección racional,
del equilibrio general y parcial, y la teoría alemana de la localización), y, una fuente
menos probable, de la Física (teoría de la interacción espacial y los posteriores
modelos de máxima entropía). En segundo lugar, existía el uso del creciente y
sofisticado arsenal de métodos cuantitativos. Los usados inicialmente eran técnicas de
inferencia estadística8, pero las posteriores medidas y métodos estadísticos
especializados fueron diseñados internamente para conocer las características
peculiares de la información geográfica económica (por ejemplo, técnicas de
autocorrelación espacial). En tercer lugar, existía el uso de las computadoras. Al
principio eran muy rudimentarias y limitadas, pero dentro de la década y hasta el
momento han logrado cálculos inimaginables, por ejemplo, la inversión de grandes
matrices de economía urbana y regional de entrada-salida que, de otro modo, habrían
tomado años calcularlas a mano. En cuarto lugar, había una justificación filosófica
realizada por la ciencia espacial y basada en el positivismo, la idea de que sólo el
conocimiento científico es conocimiento auténtico. Fred K. Schaefer proveyó una
temprana justificación influyente basada en el positivismo lógico, pero ésta fue
ampliada y profundizada por David Harvey en su Explanation in Geography
(Explicación en Geografía). Finalmente, había un enfoque en las espacialidades
abstractas y en una ubicación definida geométricamente. Las regiones permanecieron
siendo parte del léxico geográfico económico, pero concebidas de un modo
completamente diferente al del régimen geográfico regional previo. Las regiones
comenzaron a ser explicativas, teóricas e instrumentales, una unidad espacial que
alcanzara objetivos funcionales (y brillantemente realizada en el movimiento paralelo
de la ciencia regional). En consecuencia, figuras como Finch, Whitbeck, y Fielden
Jones (y sus respectivos libros), ya no eran reconocidos como parte de la disciplina.
Ya no se encontraban en el mismo campo, ni en el mismo planeta.
La ciencia espacial, como la mayoría de las revoluciones intelectuales,
comenzó en unos pocos sitios, difundiéndose luego más ampliamente. En Europa era
asociada a la Universidad de Cambridge, la Universidad de Bristol y la Universidad de
Lund, y dentro de Norteamérica, a las Universidades de Iowa, Washington, Chicago y
Toronto, como también en el Estado de Ohio. En cada uno de estos lugares, grupos
de estudiantes jóvenes, perspicaces, ambiciosos, competitivos y casi exclusivamente
varones, se agruparon para participar de esta revolución.
La Universidad de Washington en Seattle proporciona un estudio de casos
prácticos. Los estudiantes graduados que se reunieron allí desde 1955, y dado el
apodo de “cadetes espaciales”, incluyeron a Brian Berry, quien haría una serie de
contribuciones fundamentales a la ciencia espacial. Berry y los demás se vieron
atraídos hacia dos miembros facultativos interesados en establecer una Geografía
Económica más teórica y cuantitativa: Edward Ullman y William Garrison. Garrison era
especialmente importante como mentor, protector, crítico, musa, y pagador. En 1955,
Garrison ofreció el primer curso avanzado en Estadísticas en un departamento de
Geografía en Estados Unidos, y el mismo año dio un curso de Teoría Económica
Espacial utilizando el libro de texto de ciencia regional de Walter Isard, Location and
space economy, 1955 (Economía de la localización y el espacio). Tal entrenamiento
8
N. de T.: También puede ser conocida como estadística inferencial o “estadística deductiva”.
mantuvo a los „cadetes‟ en una buena posición para su próximo proyecto, y fundado a
través de Garrison, quien evaluaría una propuesta de desarrollo de una autopista
federal alrededor de Seattle. Era la misión perfecta, permitir a los estudiantes
perfeccionar sus habilidades analíticas y teóricas, aprender autosuficientemente de
otras disciplinas como Ingeniería y Economía, que también eran absorbidas, y exponer
su reciente conocimiento acerca de la teorización abstracta, los métodos cuantitativos,
y la programación informática. El proyecto produjo un libro revolucionario, Studies of
Highway Development and Geographic Change (Estudios de desarrollo de autopistas
y cambios geográficos). Atestado de cálculos, matrices de datos, técnicas estadísticas,
curvas de costo, y planeamientos requeridos, y mapas convencionales revestidos de
números, flechas, líneas estelares y ecuaciones de balanceo, se trataba de un
volumen como ningún otro previamente publicado en nombre de la Geografía
Económica. Pero esto se volvió normal cuando la ciencia espacial se apoderó de la
disciplina en la década de 1960.

Marxismo, Economía Política y Geografía Económica Radical


Las primeras señales de conflicto para la ciencia espacial aparecieron a principios de
la década de 1970 cuando David Harvey negó su anterior adhesión, declarando que la
revolución cuantitativa debía seguir su propio camino, diciéndonos cada vez menos de
cualquier interés. Harvey fue el primero de una serie de defectos preeminentes. En
retrospectiva, el problema era abstracto, cerrado y estrecho en cuanto a la concepción
de la Geografía Económica que la ciencia espacial presentaba. No era real para la
propia abigarrada historia disciplinada de la Geografía Económica; no era real para el
momento histórico de principios de la década de 1970 que era crecientemente
politizado y atraído a asuntos de relevancia social; ni siquiera era real para su propia
lógica científica de variadas contradicciones lógicas, inconsistencias, y aporías
reveladas.
Una alternativa era la Economía Política, que había tomado su color
especialmente del Marxismo. Ciertamente, esta era la elección de Harvey después de
su renuncia a la ciencia espacial. Subsecuentemente, proveyó una serie de lo que
probó ser conceptos valiosos y duraderos, por ejemplo, la „compresión espacio-
temporal‟, trazada por Marx para comprender la geografía de acumulación del
capitalismo (mejor explicado en el magistral Los límites del capital de Harvey).
En Gran Bretaña, la Economía Política surgió a fines de la década de 1970,
emergiendo dentro de la Geografía industrial. Debido a la desindustrialización, Gran
Bretaña abundaba en trabajos de manufactura (lo cual también ocurría en otros países
occidentales). La Economía Política, enfocada en la crisis económica y la inestabilidad,
ofrecía un marco explicativo ideal. Es más, fue provechosamente complementada por
un enfoque metodológico, el realismo crítico, desarrollado asimismo a fines de la
década de 1970 por el geógrafo económico Andrew Sayer, que conectó a la Economía
Política con estrategias específicas para la investigación empírica y la explicación.
Explicar eventos geográficos económicos, argumentaba Sayer, requería una estrategia
de investigación intensiva para apartar las estructuras necesarias que ejercían presión
sobre sus acontecimientos de aquellas meramente supeditadas que se hallaban
presentes. Doreen Massey y Richard Meegan confiaron explícitamente en la
Economía Política y en el realismo crítico en su importante estudio de la Anatomía de
la Pérdida del Trabajo. Y dos años más tarde, Massey unió todas las partes – la
Economía Política, el realismo crítico, y el mayor concepto de desindustrialización y
reestructuración industrial – en su libro esclarecedor, Divisiones espaciales del
Trabajo. Entre todos los logros del libro, el central fue el reestablecimiento del lugar y
la región en la agenda geográfica económica. De todas maneras, esto no significó
regresar a las ideas de Hartshorne. Se entendería al lugar y la región desde un punto
de vista teórico, como una relación recursiva envolvente entre series de acumulación
capitalista y el carácter construido socialmente de la geografía. La obra de Massey
desencadenó el proyecto de localidades en Reino Unido, una gran emprendimiento
presente en muchos lugares y por muchos años, con la tarea de explicar las
cambiantes suertes de las regiones británicas.
Mientras que los geógrafos económicos británicos de la década de 1980
caminaron trabajosamente en el sombrío cauce de la declinación industrial, un número
de geógrafos económicos estadounidenses holgazaneaban en el resplandor de la
regeneración y el crecimiento de la industria. Esta fue la otra cara del capitalismo: su
capacidad de innovación, su creatividad y su habilidad para recuperarse. Recurriendo
a una combinación de Economía Política y Economía institucional, la “escuela de
California”, que incluía a Anna Lee Saxenian, Allen Scott, Edward Soja, Michael
Storper y Richard Walker, llevó a cabo durante la década de 1980 una serie de
impresionantes estudios teóricos y empíricos con base principalmente en regiones
dedicadas a la alta tecnología de Los Ángeles y San Francisco Bay, la industria del
cine, y la manufactura de prendas. Ellos demostraron que el capitalismo industrial era
capaz de reescribir su Geografía Económica, produciendo nuevos espacios
industriales y requiriendo un nuevo léxico teórico de representación y explicación.
Mientras que, inicialmente, estas versiones británicas y estadounidenses de la
Economía Política eran como barcos navegando en la noche, éstas se unieron en la
década de 1990 a través de una teoría de regulación que más tarde proveyó el patrón
para el trabajo geográfico económico durante el resto de esa década. Inicialmente
desarrollada por los economistas franceses Allain Lipietz y Robert Boyer, la teoría de
la regulación era un intento de explicar por qué el capitalismo sobrevivía a pesar de la
adelantada predicción de Marx de que desaparecería. Los regulacionistas
argumentaban que el capitalismo permanecía por una conjunción históricamente
apropiada formada por el régimen de acumulación – definido como la relación
macroeconómica entre el consumo y la inversión – y el modo de regulación, definido
como una serie de reglas, normas y leyes institucionales. Por ejemplo, el régimen
fordista de acumulación durante el período de posguerra, caracterizado por la
producción masiva y el consumo masivo, fue continuo gracias al modo de regulación
que conllevaba, el estado de bienestar keynesiano, que promovía la inversión privada
y el gasto del consumidor necesarios para su mantenimiento. Es más, el
regulacionismo daba explicación al por qué las experiencias de los geógrafos
económicos británicos y estadounidenses eran tan diferentes. Mientras que los
geógrafos económicos británicos se ocupaban de documentar la desintegración del
viejo régimen y modelo fordista, la escuela de California observaba la formación de un
nuevo modelo, etiquetado de maneras diversas como post- o neo-Fordismo, o
“producción flexible”. Eran dos lados de la misma cara capitalista de Jano9.

El “giro cultural”
Para la década de 1990, surgía otro enfoque, el del “giro cultural”. En parte reflejaba
un mayor movimiento a través de las ciencias sociales de la lengua inglesa y las
humanidades en que se tomaba a la cultura más seriamente (y que se relacionaba al
auge de los estudios culturales y al interés por las teorías post-estructurales). Pero
también aprovechaba las tendencias e inclinaciones disciplinarias existentes, sobre
todo desde la obra Divisiones Espaciales de Massey, que apelaba a una serie de
acuerdos para explicar eventos geográficos económicos, incluyendo género,
patriarcado, religión y políticas culturales. Tardó casi una década más, pero para
mediados de la década de 1990, el „giro cultural‟ ya funcionaba.
La agenda continúa en desarrollo, pero se hacen evidentes dos efectos
principales: repensar el objeto de investigación, la teoría y los métodos de la disciplina,
y hacer uso de estudios de casos prácticos acerca de temas particulares sustanciales
para avanzar a través de un enfoque cultural. Los partidarios afirman que el énfasis en
la cultura no es una mera moda intelectual, sino que deja ver cambios fundamentales
en el capitalismo, mientras avanza hacia una forma „suave, blanda‟, „reflexiva‟ o
9
N. de T.: Jano, el dios bifronte, de la mitología griega, dios que poseía dos caras, una mirando para cada
lado.
„simbólica‟ desde la cual la línea entre cultura y economía ya no es tan sólo algo difícil
de ver, sino que directamente ya no se encuentra allí.
La concepción tradicional de la Geografía Económica supone: (1) un objeto de
estudio claro, la economía; (2) formas de teorización racionalistas y (3) métodos
empíricos. El „giro cultural‟ apuntó a todos estos puntos, demostrándolos insuficientes.
(1) J. K. Gibson-Graham en El fin del capitalismo (tal cual lo conocíamos) atentó
contra la idea de una economía monolítica y purificada. Tal idea era adherida,
explicó Gibson-Graham, sólo por el arraigamiento del pensamiento metafísico
dualista occidental. Una vez desarraigado, de todas formas, la economía sería
vista tal cual es: hibridada10, heterogénea, múltiple, sin mercado,
incorporándose en otras esferas, tales como la cultural, la social, e incluso la
ambiental. Consecuentemente, no es suficiente hacer Geografía Económica,
uno debe captar también otras clases de geografía.
(2) La teorización descendente11, racionalista, segunda característica, es
desacreditada por el post-estructuralismo, e implica la necesidad de teorizar de
diferentes maneras del mismo modo. Siguiendo el post-estructuralismo, la
nueva forma de teorización debería ser reflexiva, de final abierto y católica en
cuanto a sus fuentes. La teoría debería ser concebida como vocabulario para
alcanzar nuevos fines antes que para reflejar los objetos de investigación.
Como resultado, lo que cuenta como teoría se expande espectacularmente.
Podría llegar a incluir estructuras establecidas, como la globalización
organizada como proceso de difusión espacial, aunque también podría incluir a
la globalización organizada como destrucción (como en El fin del capitalismo
(tal cual lo conocíamos) de Gibson-Graham).
(3) Es debido a la creciente influencia de participación femenina asociada con el
„giro cultural‟ que existe la necesidad de modernizar rotundamente los
métodos. La mentalidad empírica de Geografía Económica tradicional que
admitía el registro de números y la grabación ad verbatim12 de „entrevistas
expertas‟ dejó de funcionar. Serían reemplazados por una timidez y una
promiscuidad metodológicas que amplíen grandemente la definición de
información de investigación apropiada y estrategias de registro.

El „giro cultural‟ no fue sólo conceptual, sino también una reelaboración de contenidos
disciplinares. Particularmente, a mediados de la década de 1990 se publicó una serie
de monografías geográficas económicas que demostraron la importancia de tomar
seriamente a la cultura en determinados temas fundamentales. Susan Hansen y
Geraldine Pratt, en su estudio acerca del mercado con mano de obra femenina en
Worcester, Massachussets, Espacio, Lugar y Género, mostraron la relevancia del
género en la provisión y en la demanda de trabajos. Linda McDowell en Cultura
Capital, se enfocó en el género y la sexualidad en su estudio de casos acerca de las
prácticas de banqueros mercantes en la Ciudad de Londres. La inquietud de Erica
Schoenberger en La crisis cultural de la empresa era la cultura de los altos
funcionarios de empresas multinacionales de Estados Unidos, quienes a veces
tomaban muy malas decisiones, llevando compañías enteras al borde de la
bancarrota, o a la misma quiebra. Andrew Leyshon y Nigel Thrift, en Espacio/Dinero,
analizaron la cultura del dinero dentro de centros financieros internacionales tales
como Londres, abarcando no sólo su producción sino también su gasto. El punto más
importante era que la Geografía Económica requería una expansión: esa Geografía
Económica siempre fue más que Geografía Económica. La disciplina debería
reconocer las multiplicidades de conexión, articulaciones, bisagras y pliegues con lo no

10
N. de T.: Hecha híbrida.
11
N. de T.: Descendente: por orden de importancia, de arriba hacia abajo (desde lo principal hasta lo
menos específico).
12
N. de T.: Ad verbatim: textual, sin parafrasear.
económico, sus trazos (trailing ands), como lo describiera William James en alguna
ocasión. Esto era a lo que iba el „giro cultural‟.

Resumen
Talvez, la característica más destacada de la historia de la Geografía Económica es la
falta de progreso disciplinario total. Es difícil que nuevos enfoques aparezcan y
perfeccionen las ideas contenidas en los enfoques anteriores. Antes bien, es mucho
más probable la crítica mordaz y el rechazo. Además, tampoco se trata de la clásica
historia kuhniana del cambio de paradigma, con nuevos paradigmas desarrollados
para explicar anomalías del pasado. Se debe a que no se llega a un acuerdo acerca
de lo qué es lo que constituye a las anomalías, o si acaso las mismas existen. En vez
de nuevos paradigmas emergiendo y erradicando a los antiguos como previó Kuhn, la
Geografía Económica se asemeja más a un palimpsesto13, con versiones anteriores de
la disciplina todavía visibles parcialmente, no borradas por completo, y que continúan
contribuyendo a la disciplina en su forma actual. Esto contribuye a una disciplina
desordenada, pero consciente de su reciente historia, una historia vivaz, ya que los
diferentes enfoques continúan presionando y friccionándose el uno al otro. Desde la
década 1980 la disciplina ha sido marcada por la vitalidad, experimentación,
fecundidad y muy buena salud. En particular, su vitalidad es especialmente evidente
en ocho áreas de discusión conceptual y trabajo sustancial: teoría y métodos,
globalización y neoliberalismo; empresas, industrias, aglomeraciones y redes;
innovación y alta tecnología; mano de obra, organizaciones y trabajo; venta al por
menor y consumo, servicios de producción y finanza y naturaleza y recursos. Estas
ocho áreas no son una lista definitiva, sino ejemplares que muestran el alcance,
vitalidad, creatividad y relevancia de la Geografía Económica contemporánea.

Geografía Económica Contemporánea


Método y teoría
Tal vez, ninguna discusión dentro de la Geografía Económica ha sido más alentada
que aquellas vinculadas a sus teorías y métodos. Las controversias teóricas han sido
especialmente convincentes, pero incluso los asuntos de metodología, los cuales en el
pasado estaban sujetos a una política de “no pregunte, no diga”, a veces provocaban
disputas acaloradas.
La Economía Geográfica continúa siendo una disciplina empírica en el sentido
de que se preocupa en representar un objeto empírico. Pero lo que cuenta como
información empírica, y los métodos usados para recolectar, reunir e interpretar los
datos, han cambiado significativamente. En el pasado, el método central provocó la
asidua colección de números y estadísticas, y fue llevado al extremo bajo la ciencia
espacial y la revolución cuantitativa. Pero a partir de la década de 1980, ha ocurrido
una „revolución cualitativa‟, esto es, un movimiento hacia métodos concernientes a la
recolección y el análisis de datos no numéricos. Comenzó con una intensiva
investigación de estudios de casos prácticos, promovida por defensores del realismo
críticos a principios de la década de 1980. Pero desde entonces, los métodos
cualitativos se han multiplicado y ahora incluyen entrevistas exhaustivas, grupos
focales14, historias orales, etnografías, observación participante, discurso y análisis
textual, la teoría del actor-red, investigación-acción, y más. En este nuevo entorno
metodológico, nada está proscripto, todo está permitido. El lado positivo es la
diversidad y el cambio rápido: la mayoría de las técnicas metodológicas registradas
sería considerada inaceptable, o en el mejor de los casos, recelosamente de
vanguardia cuando fueron introducidas por primera vez. El lado negativo es la
supresión de los análisis cuantitativos y la pérdida de las habilidades relacionadas.
Debido a la falta de entrenamiento, los geógrafos económicos están cada vez menos
13
N. de T.: Palimpsesto: Manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior que fue
borrada.
14
N. de T.: también conocidos como „grupos de enfoque‟.
capacitados para realizar análisis formales estadísticos y numéricos. Como resultado,
los críticos reclaman que el giro hacia los métodos cualitativos dentro de la Geografía
Económica ha promovido un cierto descuido e investigaciones superficiales. La
respuesta es que uno precisa métodos apropiados para la información necesaria, y si
la información necesaria ahora es cualitativa y refleja lo que es importante para
comprender el objeto de investigación, estos métodos deben ser empleados.
Junto con los métodos permisivos ha aparecido la teoría permisiva. Como en el
caso de los métodos, ya casi nada funciona. La Geografía Económica es multicéntrica,
y consiste en una serie de comunidades teóricas dispersas. Se reconocen por lo
menos cinco de ellas: una antigua tradición de modelo matemático, nacida de la
ciencia espacial, a menudo renovada para los nuevos tiempos y espacios económicos,
pero que muchas veces no lo es; una variedad de teorías económicas políticas,
vagamente agrupadas en torno a los escritos de Marx, y frecuentemente enfocadas en
la teorización del estado o de su ausencia; varias franjas de pensamiento feminista
que a veces se cruzan con la Economía Política, pero que se relacionan más
probablemente con el post-estructuralismo, y con los organismos y subjetividades de
los hombres y las mujeres en el trabajo; una serie de enfoques institucionales que
recurren a teorías desarrolladas especialmente en los campos de la Antropología y la
Sociología Económicas (influenciados especialmente por la idea de Karl Polanyi de
„arraigo‟ y la noción de Mark Granovetter de „red social‟); y teorías selectivas obtenidas
de los estudios sociales (particularmente, de escritos de Bruno Latour y Donna
Haraway) y empleados para comprender las materialidades en bruto de las actividades
geográficas económicas desde la tecnología CAD-CAM15 hasta el inestable
movimiento de los recursos primarios junto con la cadena de valor.
Como con las nuevas prácticas metodológicas, los vastos usos de la teoría han
sido librados. No hay autoridad ante la cual doblegarse. Uno puede simplemente
recurrir a la tradición teórica más apropiada al trabajo que nos toca. Lo que los críticos
reclaman es que de esto resulta una anarquía, un eclecticismo en el que nada encaja,
produciendo trabajos inconstantes, desprolijos y a menudo incluso incomprensibles. El
resultado final es la balcanización, una disciplina de solipsismos y soledades. La
respuesta contraproducente es que la teoría fragmentada es necesaria para
comprender la crecientemente fragmentada Economía Geográfica en la que vivimos y
la cual estudiamos.

Globalización y Neoliberalismo
Ambos, la teoría y los métodos permisivos son empleados para comprender un asunto
cada vez más preocupante dentro de la Geografía Económica, la globalización y la
formación de un nuevo cuerpo de investigación tan enérgico como su objeto de
estudio. Algo que está cada vez más relacionado con el estudio de la globalización es
el trabajo vinculado al neoliberalismo, la mayor ideología política y proyecto que afirma
la importancia de los mercados libres. La globalización y el neoliberalismo no están
necesariamente conectados, pero a lo largo de la última década, ambos han sido a
menudo hermanados.
En muchos sentidos, la globalización fue hecha para ser examinada por la
Geografía Económica. Y, como queda dicho, en el principio la misma era Geografía
Económica. Si bien no utilizó el término, George Chisholm estudió la globalización.
Ese enfoque se perdió, de todas formas, ya que la Geografía Económica más adelante
fue atraída e investigó únicamente las economías industriales occidentales. El resto
del mundo se encontraba empaquetado y distribuido al estudio de especialidades
regionales – como por ejemplo, a la geografía asiática o latinoamericana – o a la
nueva subdisciplina de geografía del desarrollo. De todas formas, los procesos
iniciados en la década de 1970, tales como la aparición de una nueva división
internacional del trabajo, el creciente número, tamaño y dominio de empresas
15
N. de T.: CAD-CAM: Computer-aided desing and manufacture: diseño y fabricación por computadora (o
con asistencia técnica).
multinacionales, el crecimiento del capital financiero internacional y los nuevos medios
de comunicación y de transporte a larga distancia, demostraron a los geógrafos
económicos su necesidad de tratar al mundo como un todo. Más tarde se hizo claro
que separar el estudio geográfico económico de occidente del resto del mundo no era
solamente innecesario, sino que además significaba un obstáculo. En una
globalización rápida, los vínculos, las „redes‟, que conectaban los extremos del mundo
eran fundamentales. Dividir el planeta en esferas de estudio separadas era
precisamente la estrategia equivocada, e impedía ver lo más importante. En su libro
Global Shift (cambio global), Peter Dickens fue el primer geógrafo económico en
explicar esto a través de su estudio de la inversión internacional, y particularmente, la
realizada por grandes empresas multinacionales. Pero Dickens explicó otros puntos
igualmente importantes. La globalización no era un proceso perfecto, que erradicaría
las diferencias geográficas. La globalización no representaba “el fin de la geografía”,
como los economistas a menudo decían, sino la última instancia de su importancia
continuada. La diferenciación geográfica era crucial, nada más ni nada menos que el
requisito previo para posibilitar la globalización y su éxito.
El trabajo posterior de geógrafos económicos durante la última década
demuestra incuestionablemente la importancia fundamental de la geografía en el
proceso de globalización. La globalización no es una fina capa que se extiende de
manera equitativa sobre el globo, sino que es irregular; camina pisando fuerte y es
punzante, y ocurre sólo en lugares muy particulares. La diferenciación geográfica hace
una diferencia. Determina en qué partes del globo invierten las grandes empresas
multinacionales, en dónde caen a tierra los diferentes vínculos de la cadena global de
productos, dónde ocurren las transacciones financieras internacionales, y cómo son
dirigidas las empresas y las interacciones espaciales que éstas forjan. La globalización
no es suave, homogénea, favoreciendo a las diferencias geográficas a su paso, sino
completamente dependiente del abigarramiento, disyunción y distinción espacial.
De la mano de esta discusión acerca de la globalización, ha habido un examen
crítico complementario del neoliberalismo. Se argumenta que la globalización requiere
una estructura regulatoria apropiada. La economía, incluso la global, no puede existir
sin una estructura de gobierno pertinente, y la cual, desde fines del siglo veinte, ha
tomado la forma de neoliberalismo y facilitado mediante instituciones globales tales
como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. El término
„neoliberalismo‟ pretende ser entendido como el proyecto ideológico político de
promover a los mercados libres como medios óptimos para emprender la actividad
económica. Mientras que se originó como idea en la década de 1920, pasó a primera
plana en la década de 1980, en los principios políticos y domésticos del gobierno de
Margaret Thatcher en Reino Unido, y en la administración de Ronald Reagan en
Estados Unidos. Más adelante, fue „exportada‟ a países en vías de desarrollo
mediante el Consenso de Washington. Su requerimiento es que los lugares del mundo
en los que el mercado libre no existiera o no fuera lo suficientemente libre, sean
transformados a las constricciones liberales, sujetos a políticas como el comercio y la
liberalización del mercado financiero, la desregulación, privatización y la garantía de
derechos de propiedad privada.
Ya sea emergiendo interna o externamente endilgado, el neoliberalismo ha ido
crecientemente apoderándose del mundo, y se encuentra no sólo en países de altos
ingresos, como Reino Unido y los Estados Unidos, sino también en la ex-Unión
Soviética, China, India, en gran parte del sudeste de Asia, y en grandes partes de
América Central y América Latina, así como en África subsahariana (como resultado
de las políticas neoliberales de ajuste estructural del Banco Mundial). Mediante la
agresiva postura neoliberal en favor del comercio abierto, de la inversión y de la
circulación de capital financiero, las ruedas de la globalización son lubricadas,
logrando que el proceso se dé de una manera más suave, rápida y fácil. Esto es claro
desde un comienzo, y una diversa serie de estudios geográficos económicos que
examina temas tales como la finanza internacional, la internalización de la educación,
la migración internacional de mano de obra calificada, el comercio internacional de
recursos primarios tales como el diamante, la madera, y el agua.

Empresas, industrias, aglomeraciones y redes


El estudio de la Geografía Económica de las empresas siempre ha sido el baluarte de
la disciplina. En 1910, incluso Chisholm se alejó (por poco tiempo) de sus mapas
globales de materias primas primarias para utilizar la obra del teorizador de la
localización alemán Alfred Weber para examinar los factores de localización que
trataban los „asentamientos de industrias‟. Posteriormente, cada nueva generación de
geógrafos económicos ha provisto su propia interpretación de la empresa, y de los
factores que trataban su comportamiento geográfico. En la década de 1930, Michael
Wise se concentró en las empresas pequeñas, y su propensión a incrustarse en lo que
el economista Alfred Marshall llamó anteriormente “distritos industriales”. La década de
1960 vio el surgimiento de la „geografía de la empresa‟, que luego se volvería la
„geografía corporativa‟, y que se enfocaría en las decisiones de localización multisitio
tomadas por empresas muy grandes. La década de 1980 y 1990 vio el retorno parcial
a las inquietudes de Wise, un interés en la tendencia de ciertas empresas de
agruparse o incrustarse geográficamente en aglomeraciones, si bien es cierto que las
aglomeraciones estaban interconectadas entre ellas y en muchos casos, en el otro
lado del mundo. Y más recientemente, nace un interés en cómo las empresas de
diferentes tamaños y tipos constituyen una unidad en forma de red, mantenida en su
lugar tanto por relaciones sociales como por las económicas, y a veces extendiéndose
por toda la faz de la tierra.
El enfoque de la Geografía Económica sobre las empresas refleja una profunda
confianza en que éstas son los agentes principales para dar forma al panorama
geográfico económico. Al comprenderlas a éstas, se comprende a la Geografía
Económica. Por esta razón, la Geografía industrial, la subdisciplina de la Geografía
Económica concerniente a las empresas y las empresas manufactureras en particular,
siempre ha sido importante. Dada la creciente globalización, y la reestructuración
industrial que va del Fordismo al Posfordismo, la subdisciplina se volvió central
durante la década de 1980, y fue definida por varios elementos.
Al principio, especialmente investigadores británicos se concentraron en
entender el proceso de declinación industrial particularmente en regiones industriales
antiguas, dado que las empresas cerraban, o se mudaban al exterior, o
reestructuraban sus operaciones de producción, con las pérdidas de empleo de
manufactura que esto acarreaba (desindutrialización). Pero incluso en el Reino Unido
se reconoció que esta historia no sólo trataba de pérdidas de trabajo. Un nuevo
panorama industrial estaba surgiendo, disparado por empresas innovadoras. Massey,
por ejemplo, documentó una nueva división espacial del trabajo en el sur de Gales,
creada por empresas electrónicas multinacionales tanto estadounidenses como
japonesas, que explotaban una mano de obra femenina inexperta hacinada.
En los Estados Unidos, Allen Scott se enfocó menos en la declinación que en el
potencial de crecimiento, construyendo una nueva teoría de la empresa dinámica
basada en costos de transacción, economías externas y vínculos espaciales, que lo
llevaron a redescubrir el trabajo de Michael Wise, y anterior a éste, la idea de Marshall
de un „distrito industrial‟. Definido como una fuertemente ceñida aglomeración de
pequeñas empresas con un alto grado de especialización y de interconexión
productiva, el distrito industrial se convirtió en un punto de condensación para una
gran cantidad de investigaciones geográficas económicas durante las décadas de
1980 y 1990. El interés fue puesto más adelante por el influyente libro de Michael
Piore y Charles Sabel, The Second Industrial Divide (La segunda división industrial).
Piore y Sabel eran científicos políticos, pero su libro fue importante para la Geografía
Económica porque pusieron al distrito central como centro de su tesis de un cambio
abrupto de producción masiva (Fordismo) a producción flexible (Posfordismo). Los
trabajos posteriores vinculados al género del distrito industrial enfatizaron la variedad
de formas adoptadas por los distritos industriales (Anne Markusen los rebautizó como
“lugares pegajosos”, reconociendo cuatro clases); el vínculo global (“El nodo neo-
marshalliano en las redes globales”, de Ash Amin y Nigel Thrift); y la importancia de
una estructura institucional apropiada, particularmente, la presencia de relaciones
sociales estrechas entre las empresas y las comunidades más grandes en las cuales
fueron establecidas (idea de Karl Polanyi de “arraigo”).
Paralelo a la obra en distritos industriales, y recurriendo parcialmente a Polanyi
pero también al sociólogo económico Mark Granovetter, se suma la investigación de
las empresas y las redes sociales. Aquí la relación entre las empresas es determinada
por las relaciones sociales, esto es, por las redes sociales entre los responsables de
las decisiones clave que encabezan diferentes empresas. Las redes sociales son tan
importantes porque constituyen los límites del mundo social del que toma las
decisiones, y así, los límites de aquel en quien se puede apoyar y confiar. Es más,
éstos no están necesariamente limitados en cuanto a la zona, como en el caso de los
distritos industriales, sino que bien podrían estar dispersos alrededor del mundo. Su
forma es topológica, independientemente de la proximidad, posible únicamente por la
ubicación de otros miembros de la red social. Una red social particular investigada por
geógrafos económicos (particularmente por Henry Yeung) fue la Overseas Chinese
(Chinos en el exterior).

Innovación y alta tecnología


Las ideas de ambos, el arraigo social y las redes, han estado a la vanguardia de un
flujo de trabajo, mucho del cual, nuevamente, había sido establecido dentro de la
Geografía industrial, en el desarrollo de la innovación y la alta tecnología. Parte de ese
trabajo fue completado por la Escuela de California – Anna Lee Saxenian escribió el
clásico registro del desarrollo de la alta tecnología en Silicon Valley y en Boston‟s
Route 128 (Ruta 128 de Boston) – pero mucho de él fue asumido también por
geógrafos económicos del norte de Europa, avocados al desarrollo regional dirigido
por el Estado.
El interés en la alta tecnología se concentró inicialmente en la computadora (en
el desarrollo de ambos, el hardware y el software), pero se expandió hasta incluir la
biotecnología, y más generalmente, todas las formas de industria de diseño basado en
lo digital. La alta tecnología surgió como tema de investigación en parte debido a su
creciente importancia para las economías occidentales (y como aparente antídoto
contra la desindustrialización); en parte porque su lógica de ubicación era un tanto
diferente a la industria manufacturera tradicional – era frecuentemente suburbana,
formada por empresarios y mano de obra especializada hallada alrededor de los ejes
universitarios; y en parte porque ofrecía el potencial para probar nuevas estructuras
teóricas y metodológicas.
El estudio de Saxenian, por ejemplo, descansaba en el método de la novela
(novela, esto es, para la Geografía Económica) de investigación etnográfica a largo
plazo. Dado su método, no era de sorprender, tal vez, que también enfatizara la
importancia de la cultura. La alta tecnología, argumentaba Saxenian, es una práctica
tanto cultural como económica, con cultura filtrándose dentro de las nimiedades de los
asuntos de la vida diaria, y de las rutinas regulatorias y de trabajo. Michael Storper
posteriormente acuñó la frase „interdependencias no comerciales‟ (untraded
interdependencies) en su obra acerca de la alta tecnología a fin de comprender mejor
el papel que juega la cultura. Utilizó el término „interdependencia‟ para acentuar la
naturaleza colectiva y comunal del trabajo en la industria, y „no comercial‟ para señalar
que la alta tecnología era diferente a otros sectores económicos porque implicaba
muchas transacciones no basadas en el mercado.
Dadas las exitosas historias de la alta tecnología en lugares como Silicon
Valley y Route 128, un cuestionamiento obvio era si éstas podrían repetirse en algún
otro lado. Esto se basaba en mucha investigación geográfica económica,
especialmente durante la década de 1990, acerca del „entorno innovador y creativo‟. El
propósito era encontrar los elementos que hicieran exitosos a los complejos de alta
tecnología – por ejemplo, estructuras de gobierno16 particulares, o relaciones entre las
empresas, o participación de los obreros, o la presencia de institutos educativos – y
luego reproducirlos en nuevos contextos regionales. Es un proyecto que continúa de
diferentes maneras, más recientemente en la investigación de Richard Florida acerca
de ciudades creativas. El hecho de que uno piense que el éxito es respetable depende
de hasta qué punto se cree que el potencial económico de determinado entorno
depende de elementos que son únicos e inseparables de dicho entorno, o de si bien
tales elementos son generales y separables del mismo. Ciertamente muchas
comunidades que literalmente compraron consejos acerca de cómo convertirse en el
próximo Silicon Valley creyeron lo segundo17, pero el hecho de que todavía hay un
solo Silicon Valley sugiere la veracidad del primero.

Mano de obra, organismos y trabajo


Dado el énfasis de los geógrafos económicos en la producción, es extraño que
la mano de obra y el trabajo hasta ahora hayan recibido tan poca atención. Tal vez se
debió a que la mano de obra como factor de producción era considerada sedentaria,
estancada en su lugar, mientras que el capital era representado (curiosamente) como
móvil y activo. Como David Harvey lo planteara alguna vez, “contrario al capital, la
mano de obra tiene que volver a casa cada noche.” Pero la actitud hacia la mano de
obra y el trabajo ha cambiado, y se ha convertido en tierra fértil para la investigación.
En parte, el nuevo interés surge de la globalización, que ha promovido la
investigación en ambos lados del negocio de la mano de obra. Por un lado, hay
estudios del movimiento internacional de varios profesionales, como contadores,
banqueros y gerentes de lujo, así como empresarios como los de Overseas Chinese e
ingenieros en alta tecnología de India. Por otro lado, también existen patrones de
inspecciones de trabajo de la segmentación de la mano de obra extranjera en trabajos
de baja gama por género y origen étnico, así como estudios de casos prácticos de
ocupaciones particulares, tales como porteros y personal de hoteles.
Además, ha habido un cambio en la manera de concebir a la mano de obra,
uno preocupado por reconocer su organismo más grande, su habilidad de hacer una
diferencia en los resultados de la Geografía Económica. En parte, este punto de vista
renovado está asociado con la investigación de la geografía de los sindicatos. Andrew
Herod, cuyo trabajo en esta área ha sido importante, hace una útil distinción entre la
geografía del trabajo, el viejo punto de vista de mano de obra como pasiva, y la
geografía laboral, la noción de que la mano de obra posee cierta autonomía. En esta
nueva visión, aunque los obreros aún deban volver a su hogar durante la noche, por lo
menos durante el día, como una cooperativa organizada, poseen suficiente fuerza
para dar forma a las condiciones geográficas económicas en las cuales se encuentran.
Una importante tendencia de escritura, que deriva principalmente del post-
estructuralismo, examina el desempeño del trabajo, y el papel que juegan varias
marcas sociales enteras. El estudio de Doreen Massey en High-Tech Fantasies
(Fantasías de la Alta Tecnología) fue el primero en reconocer la naturaleza marcada
por el género del trabajo de la alta tecnología. Mientras que el trabajo de la alta
tecnología fue a menudo expresado como una forma etérea y abstracta de la
racionalidad, Massey sostuvo que su realidad corpórea decía lo contrario. Basada en
sus estudios en la empresa de alta tecnología en Cambridge (Reino Unido), Massey
argumentó que dicha racionalidad era conseguida por hombres blancos jóvenes,
adictos al trabajo, que eran sostenidos en su lugar de trabajo por el trabajo femenino
de secretariado y administración, y en sus hogares, por compañeras comprometidas
con el trabajo doméstico. El estudio de McDowell en Capital Culture (Cultura Capital)
incluía banqueros mercantes de la ciudad de Londres. En su caso, su inquietud era
cómo los cuerpos de ambos, hombres y mujeres, incluyendo sus marcas de
16
N. de T.: „Gobierno‟ hace referencia específicamente a la dirección de las empresas.
17
N. de T.: Lo segundo, es decir, que los recursos pueden ser retirados de su entorno original.
sexualidad, eran contraídos en su desempeño para lograr grandes sumas de dinero
para sus empleadores (y en ocasiones para ellos mismos). Y en el otro extremo del
espectro del empleo, Geraldine Pratt examinó el Feminismo en el Trabajo, a través de
los organismos de trabajadores domésticas filipinas en Vancouver. El punto más
importante es que la mano de obra y el trabajo no son neutrales, sólo otra inversión
técnica dentro de la producción, sino que se encuentran inscriptas por los contextos
social, cultural y geográfico en los cuales se practica el trabajo.

Venta al por menor y consumo


La geografía de ventas al por menor surgió en la década de 1960 con Brian Berry y el
trabajo de sus estudiantes en la Universidad de Chicago. Siguiendo a la ciencia
espacial, la presentación era formal: líneas de presupuesto tangenciales y curvas de
oferta y demanda, ecuaciones de maximización obligada de minimizadores de
distancia, y cuadrículas cuasi hexagonales de ubicación de venta al por menor inter e
intra urbanos. Como la ciencia espacial decayó, de todas maneras, así también lo hizo
la geografía de ventas al por menor. Sin embargo, ha sido recientemente recobrada, y
como la experiencia de ventas al por menor en sí misma, restituida en formas más
atractivas.
Aunque durante la primera mitad del siglo veinte existían gigantes del comercio
minorista como Sears Roebuck o Woolworth, algunos de los cuales incluso ganaron
prestigio internacional, no lograron conectar las tendencias de fines del siglo veinte de
crecimiento exponencial con el comercio minorista corporativo y la globalización del
comercio minorista. Wal-Mart es el ejemplo clásico. Fundado en 1962, dentro de los 40
años siguientes se había constituido en la corporación de mayores ingresos del
planeta, con un millón de empleados, y ubicado en 14 países. Otros minoristas, por
ejemplo, el Carrefour de Francia y el Ahold de los Países Bajos, aunque no tan
grandes, se volvieron aún más internacionales. Wal-Mart también ayudó a promover
una nueva forma de comercio minorista, el hipermercado, transformando primero el
panorama geográfico económico de pueblos y ciudades en el Este, pero luego en
todas partes. Los hipermercados se ubicaban frecuentemente en los suburbios antes
que en las zonas céntricas de las ciudades (lugar preferido por los negocios en la
antigua geografía de ventas al por menor), y tomaron la forma de almacenes antes
que negocios tradicionales. Las ventajas de la localización eran: alquiler barato del
terreno, espacio para estacionamiento in situ, y acceso a la autopista. No se trata de
qué tan antiguo se hizo el comercio minorista, pero despertó el interés de geógrafos
económicos porque encajaba con otros móviles disciplinarios emergentes, tales como
la corporatización y la internacionalización.
Otro móvil con el que encajaba el nuevo comercio minorista, era el énfasis del
giro cultural en la significancia y la identidad. Compramos hasta el cansancio no
porque racionalmente nos produce la más grande cantidad de placer económico y
satisfacción (supuesta motivación en la antigua geografía de ventas al por menor),
sino porque nos permite expresar nuestra identidad: somos lo que consumimos.
Compramos cosas con el fin de dar significancia a lo que somos. Los estudios de
geógrafos económicos de la nueva geografía del consumo, de tomar un café de
Starbucks a buscar ofertas en las góndolas del Safeway más cercano, prueban que ir
de compras es siempre más que comprar bienes. Es participar en el más grande
desempeño cultural de afirmar identidad social.
Finalmente, relacionado con el reconocer que los bienes son más que sólo
artículos económicos, existen estudios geográficos económicos que ilustran la
geografía moral del consumo, representados por sitios de mano de obra mal retribuida
y la deforestación de bosques añejos. Una vez que dejemos de idolatrar a los bienes
de consumo al conocer los detalles de su producción social, incluyendo su geografía,
tales estudios sugieren que dejaremos de ver a los bienes como bienes simplemente,
como meras „cosas‟ de placer para el consumidor. Una técnica utilizada por geógrafos
económicos para desfetichizar18 es el análisis de la cadena de valor. Una cadena de
valor traza la trayectoria completa de un bien desde su concepción y diseño, a través
de la producción, venta al por menor, y consumición final. Tales cadenas son, por
definición, geográficas, y lo hacen evidente inmediatamente, como lo plantearía David
Harvey, “de donde viene nuestro desayuno”. Esto es, nos dirigen al instante hacia
otras partes del mundo donde nuestros bienes son producidos, y en cuanto a aquí, nos
dirigen hacia las condiciones morales de la producción hallada en sitios tales como
plantaciones de papaya en Jamaica, viveros en Kenya o bosques de cedro y abeto en
British Columbia (Columbia Británica).

Servicios de producción y finanza


Aunque los servicios tan opuestos a la manufactura han sido la forma dominante de
empleo en los países occidentales de altos ingresos, desde 1950 aproximadamente le
tomó un largo tiempo a la Geografía Económica el ponerse al tanto de este hecho.
Incluso durante la década de 1980, se le había dado prioridad a la manufactura como
objeto de estudio. Finalmente, esto está comenzando a cambiar.
Inicialmente muchas de las discusiones concentradas en qué es a lo que se
llama „servicios de producción‟, esto es, empresas con servicios de alto nivel, tales
como las de publicidad, gestión/administración, asesoría, contabilidad, y servicios
legales, que sirven a la comunidad empresaria. Tales empresas tienden a agruparse
geográficamente, a menudo alrededor de oficinas centrales de clientes, están
fuertemente interconectadas, se apoyan en el contacto personal, y dependen de las
credenciales educativas, el conocimiento, y la pericia de los empleados contratados.
En el centro del complejo de los servicios de producción se encuentra la generación de
conocimiento e información especializados y de valor elevado, y se crean grandes
recompensas financieras para los que están comprometidos con su producción.
Posteriormente, gran parte de la atención fue enfocada en los obreros
profesionales comprometidos con los servicios de producción, particularmente en
ciudades globales. A través de la información que proveen, son indispensables para
facilitar los grandes procesos de internacionalización sujetos a la economía durante el
último cuarto de siglo. Además, como mano de obra ya se encuentran globalizados
con un alto grado de movilidad internacional. Más recientemente, es su cultura y la
cultura del trabajo que realizan la que ha sido inspeccionada. Para algunos geógrafos
económicos, los obreros profesionales son símbolo de cambios aun más amplios
ocurridos en la economía mientras que el producto central resulta en conocimiento.
Producir y vender ese producto, de todos modos, requiere habilidades muy diferentes
a las requeridas bajo las condiciones de trabajo en el pasado, habilidades que ahora
enfatizan la sagacidad cultural y la inteligencia. Por consiguiente, cómo trabaja la
gente, los sitios en los que trabajan, las herramientas que precisan para trabajar e
incluso el gran entorno que rodea al edificio donde trabajan han cambiado
radicalmente, y los servicios de producción están en el centro de esta vorágine de
cambio. Aquellos que los estudian se encuentran en un punto de vista privilegiado
para comprender el surgimiento de la nueva economía y su Geografía Económica.
El servicio de producción que recibe la más grande consideración en la
Geografía Económica desde 1990 es el sector financiero, junto con su foco principal: el
dinero. El dinero es un bien como ningún otro; el bien de bienes. Dados los avances
en las telecomunicaciones, junto con la liberalización, el dinero es el bien con menor
fricción de la distancia. Llamarlo „líquido‟ no alcanza para representar su capacidad
para moverse sin esfuerzo alrededor del mundo y, literalmente, a la velocidad de la
luz. Fue la precipitada velocidad del dinero lo que llevó al economista Richard O‟Brien
a anunciar „el fin de la geografía‟. Desde entonces, los geógrafos económicos han
estado interesados en demostrar cómo la geografía continúa siendo importante. La
existencia de centros financieros internacionales como Londres, Nueva York y Tokio

18
Despojar de idea de „fetiche‟, de „ídolo‟.
es una forma en la cual la geografía todavía importa. El dinero no se mueve por sí
mismo, sino que necesita ser movilizado. Y donde esto sucede es en los centros
financieros internacionales: ellos poseen máquinas inteligentes, edificios inteligentes y,
sobre todas las cosas, gente inteligente para impulsar el dinero alrededor del mundo.
La geografía también se demuestra importante en que el dinero tampoco corre en
todos lados, sino a menudo únicamente alrededor de circuitos recurrentes. En
consecuencia, ciertos lugares son dejados de lado, sujetos a exclusión financiera,
como por ejemplo, grandes extensiones del África subsahariana, o en barrios
estadounidenses en zonas marginales. Y la geografía importa por la razón opuesta de
que algunos lugares poseen ventajas por manejar el dinero, como Bahamas, las Islas
Canarias o Zurich, con dinero que se queda „pegado‟ en ciertos sitios. El punto es que
ni siquiera el dinero, ese bien tan fugaz y escurridizo, puede escaparle a la geografía.

Naturaleza y recursos
Finalmente, la naturaleza y los recursos se han convertido en el foco de una discusión
disciplinaria animada, desde fines de la década de 1990. Por un largo período, el tema
más tratado fue un cierto remanso intelectual, el cual pasó desapercibido casi
totalmente bajo la ciencia espacial. Las suposiciones simplificadoras requeridas por la
modificación del espacio pretendían que la desigual y grumosa naturaleza de los
recursos fuera tratada como factores que complicaban el análisis de lo cual fue
prometido pero pospuesto por tiempo indefinido. A mediados de la década de 1970,
David Harvey, recurriendo a Marx, hizo un gran escándalo por considerar a la
naturaleza dentro de la economía. No se trataba de la naturaleza predadora y salvaje,
sino de la naturaleza social, „la producción de la naturaleza‟ como era llamado. La
producción de la naturaleza no significaba crear algo donde no haya existido nada
antes. Antes bien, la naturaleza original o „primera naturaleza‟, como era denominada,
era transformada por el capitalismo industrial volviéndose la „segunda naturaleza‟:
tierras sembradas, zonas de climas áridos urbanizadas, polución en el aire y un
paisaje marcado por la manufactura.
El enfoque marxista original enfatizó la centralidad de las relaciones sociales en
la constitución de los recursos económicos, y por ende, se inmiscuyó en discusiones
con la ecología política. Pero además, estos estudios radicales de la naturaleza y los
recursos también tuvieron versiones más tradicionales, por ejemplo, de sectores
específicos tales como la industria maderera, la petrolera y la del gas, o la agricultura.
Pero incluso aquí hubieron intentos de ofrecer interpretaciones teóricas relativamente
sofisticadas, recurriendo a, se decía, la teoría de regulación, o teorías económicas
institucionales tales como las que se encuentran en la obra del economista canadiense
Harold Innis. Más recientemente, dos temas han caracterizado la literatura acerca de
la naturaleza y los recursos.
En primer lugar, hay una discusión acerca de los efectos de los regímenes de
gobierno neoliberales en cuanto a la propiedad, producción y distribución de los
recursos. El argumento es que los recursos son tratados de modo diferente bajo el
nuevo régimen, como por ejemplo, con la privatización del agua en muchas
jurisdicciones, o la desregulación de la minería, o la liberalización del comercio
alrededor de la exportación de materias primas primarias, tales como el café o las
frutas tropicales. En segundo lugar, recurriendo a trabajos especialmente de estudios
científicos, se da un intento de repensar la naturaleza de la naturaleza misma. El
problema con la idea marxista de „producción de la naturaleza‟ es que la naturaleza
parece marginarse, consecuencia solamente de lo social. El asunto es, entonces,
cómo mantener a la naturaleza dentro de la discusión, sin descartar lo social. La
noción de lo híbrido resulta entonces útil, esto es, de la unión de dos entidades
diferentes a fin de crear una nueva que esté relacionada con sus componentes
originales sin dejar de ser diferente. Un número de geógrafos económicos han
intentado desarrollar concepciones híbridas de la naturaleza como social y natural al
mismo tiempo en estudios del agua, café, madera y fruta fresca.
Conclusión y dirección futura
La Geografía Económica, incluso hasta fines de la década de 1970 era
relativamente sobria y conservadora. Era machista tanto en tendencia como en
número de miembros; tenía un sentido claro acerca de su objeto de investigación: la
economía, y lo que primeramente significó la industria manufacturera; favoreció a los
métodos de probada calidad de ambos, el análisis satírico y la entrevista a expertos; y
se inclinó hacia teorías rectas y estrechas inspiradas en economistas. Como resultado,
para 1980 y de acuerdo con Nigel Thrift, la disciplina se encontraba “bastante
moribunda... con el riesgo de matar a la audiencia de aburrimiento.”
En comparación, la Geografía Económica contemporánea es casi irreconocible.
Es intelectualmente vivaz, abierta, ecléctica, pluralista, posiblemente caótica y
anárquica. La inconstancia es la única constancia, la inconsistencia es lo único
consistente. El último adjetivo que se podría utilizar para calificarla ahora es „aburrido‟.
„Aburrido‟ sería un bienvenido receso. En consecuencia, no hay un acuerdo acerca de
una definición para la Geografía Económica, o siquiera si una definición es importante.
Los límites entre la Geografía Económica y otros campos son turbios e indefinidos. Del
mismo modo, la idea de una disciplina por separado, y de un objeto de estudio
empírico por separado, es también contendida. Todo puede ser canonizado para su
investigación, y cualquier método puede ser puesto de moda apropiadamente para
brindar resultados.
Junto con estos cambios internos, la disciplina se está volviendo menos
machista, en parte debido a la influencia de las teorías y métodos feministas, y en
parte debido a las contribuciones formativas recientes, hechas por mujeres como
Kathy Gibson, Julie Graham, Susan Hanson, Linda McDowell, Geraldine Pratt y Erica
Schoenberger junto con la continuada influencia de Doreen Massey. La Geografía
Económica también se está volviendo incluso un poco menos Angloamericana. La
Segunda Conferencia Global de Geografía Económica fue llevada a cabo en Beijing en
2007 (la primera fue en Singapur en 2000) y atrajo participantes de treintiseis países.
El contingente más grande siguió siendo el estadounidense, y la lengua vehicular, el
inglés, pero fue un comienzo. Y este sentido de inclusión en expansión incluye
también a geógrafos económicos más jóvenes. Desde 2003 ha habido Institutos de
Verano de Geografía Económica semestrales llevados a cabo tanto en los Estados
Unidos como en Reino Unido, designado específicamente para que estudiantes
graduados y del último año se interioricen en la disciplina.
Pero no todo es color de rosa. También hay signos de creciente fragmentación
y discordia, y críticos de fuera se han quejado de una “borrosidad” sin esperanzas y de
un enfoque caprichoso, mientras que incluso desde adentro se oyen murmuraciones
acerca de una falta de rigor, enfoque y relevancia política. En pocas palabras, el futuro
de la Geografía Económica no está asegurado.
Esto es extraño. Porque, el tema en cuestión de la disciplina es de lo que
muchos fuera de la disciplina quieren hablar. Puede haber pocas disciplinas cuyo
objeto de investigación sea más acorde al momento histórico presente. Esto incluso ha
llevado a otras disciplinas a inmiscuirse dentro del campo tradicional de la Geografía
Económica: la economía, la sociología económica e incluso la antropología económica
son ejemplos de esto. Aunque existe la tentación de dar la espalda a tales intrusiones
e ignorarlas (que es lo que se hizo con la economía), una estrategia alternativa, que
podría asegurar un futuro de la disciplina, es adoptarlas, tratar de aprender de ellas. El
mejor futuro para la Geografía Económica sería, paradójicamente, la disolución de la
Geografía Económica tal cual la conocíamos.

Ver también: Cadenas de valor; giro cultural; desindustrialización; globalización,


economía; distritos industriales; teoría de la localización; división espacial del trabajo;
ciencia espacial.
Más sobre el tema
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http://www.clarku.edu
Clark College: the website for the journal Economic Geography, the oldest journal in the field.
http://www.egrg.org.uk
The website of the Economic Geography Research Group of the Royal Geographical Society,
Institute of British Geographers and which includes working papers and book reviews.
http://geog.uconn.edu
University of Connecticut, Department of Geography: the website of the Economic Geography
Specialty Group of the Association of American Geographers.
http://faculty.washington.edu/Krumme/gloss
University of Washington faculty web server: a website with an A–Z listing of relevant terms for
economic geography designed and maintained by Gunter Krumme at the University of
Washington,
Seattle.

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