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Las atrocidades del Fascismo

El fascismo es una ideología y un movimiento político de carácter totalitario y


antidemocrático que surgió en la Europa de entreguerras (1918-1939) creado por Benito
Mussolini. El término proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y éste a su vez del latín
fascēs (plural de fascis), los signos de la autoridad de los magistrados romanos. Se ha
caracterizado históricamente (sobre todo en la Italia de Mussolini y en la Alemania de
Hitler) por la exaltación de valores como la patria o la raza para mantener
permanentemente movilizadas a las masas, lo que ha llevado con frecuencia a la
declaración de guerras y a la opresión de minorías (judíos, gitanos, homosexuales…).

El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario


y una economía dirigista,12 el fascismo ve la Primera Guerra Mundial como una
revolución que trajo cambios masivos a la naturaleza de la guerra, la sociedad, el Estado
y la tecnología. El advenimiento de la guerra total y la movilización total de la sociedad
habían creado la distinción entre civiles y militares. Una "ciudadanía militar" surgió en la
que todos los ciudadanos se involucraron con los militares de alguna manera durante la
guerra. La guerra había dado lugar al surgimiento de un poderoso estado capaz de
movilizar a millones de personas para servir en primera línea y proporcionar producción
económica y logística para apoyarlos, además de tener una autoridad sin precedentes
para intervenir en la vida de los ciudadanos.

Los fascistas creen que la democracia liberal es obsoleta y consideran que la


movilización completa de la sociedad en un Estado de partido único totalitario es
necesaria para preparar a una nación para un conflicto armado y para responder
eficazmente a las dificultades económicas. Tal estado es liderado por un líder fuerte—
como un dictador y un gobierno marcial compuesto por los miembros del partido fascista
gobernante—para forjar la unidad nacional y mantener una sociedad estable y
ordenada. El fascismo rechaza las afirmaciones de que la violencia es automáticamente
negativa en la naturaleza, y ve la violencia política, la guerra y el imperialismo como
medios que pueden lograr el rejuvenecimiento nacional. Los fascistas abogan por una
economía mixta, con el objetivo principal de lograr la autarquía mediante políticas
económicas proteccionistas e intervencionistas.

Se presenta como una «tercera vía» o «tercera posición»3 que se opone


radicalmente tanto a la democracia liberal en crisis (la forma de gobierno que
representaba los valores de los vencedores en la Primera Guerra Mundial, como el
Reino Unido, Francia o Estados Unidos, a los que considera decadentes) como a las
ideologías del movimiento obrero tradicional en ascenso (anarquismo o marxismo, este
último escindido a su vez entre la socialdemocracia y el comunismo, que desde 1917
tenía como referente al proyecto de Estado socialista que se estaba desarrollando en la
Unión Soviética); aunque el número de las ideologías contra las que se afirma es más
amplio:

El fascismo tiene sus enemigos agrupados en estos tres frentes: el social-


comunista, el demoliberal-masónico y el populismo católico.
Revista F. E. 19334
El concepto de «régimen fascista» puede aplicarse a algunos regímenes
políticos totalitarios o autoritarios5 de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos
los que se impusieron por las potencias del Eje durante su ocupación del continente
durante la Segunda Guerra Mundial: en primer lugar a la Italia fascista de Benito
Mussolini (1922), que inaugura el modelo y acuña el término; seguida por la Alemania
del Tercer Reich de Adolf Hitler (1933) que lo lleva a sus últimas consecuencias; y,
cerrando el ciclo, la España de Francisco Franco que se prolonga mucho más tiempo y
evoluciona fuera del periodo (desde 1936 hasta 1975).

Las diferencias de planteamientos ideológicos y trayectorias históricas entre


cada uno de estos regímenes son notables. Por ejemplo, el fascismo en la Alemania
nazi o nacional-socialismo añade un importante componente racista, que sólo es
adoptado en un segundo momento y con mucho menor fundamento por el fascismo
italiano y el resto de movimientos fascistas o fascistizantes. Para muchos de estos el
componente religioso (católico u ortodoxo según el caso) fue mucho más esencial, tanto
que Trevor-Roper ha podido definir el término fascismo clerical (entre los que estaría el
nacionalcatolicismo español).6

Puede considerarse que el fascismo italiano es un totalitarismo centrado en el


Estado:

El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo. En la


doctrina fascista, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo.

Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.


Mussolini7

Mientras que el nazismo alemán está centrado en la raza identificada con el


pueblo (Volk) o Volksgemeinschaft (interpretable como comunidad del pueblo o
comunidad de raza, o incluso como expresión del apoyo popular al Partido y al Estado):

Ein Volk, ein Reich, ein Führer!

«¡Un Pueblo, un Imperio, un Líder!»

También se pueden encontrar elementos del fascismo fuera del período de


entreguerras, tanto antes como después. Un claro precedente del fascismo fue la
organización Action Française (Acción Francesa, 1898), cuyo principal líder fue Charles
Maurras; contaba con un ala juvenil violenta llamada los Camelots du Roi y se
sustentaba en una ideología ultranacionalista, reaccionaria, fundamentalista católica
(aunque Maurras era agnóstico) y antisemita.
Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial reaparecieron movimientos
políticos, desde 1945 pocos partidos se han descrito abiertamente como fascistas, y el
término en su lugar es usualmente usado peyorativamente por opositores políticos. Las
descripciones neofascistas o neonazis a veces se aplican más para describir partidos
de la extrema derecha con ideologías similares o enraizadas en los movimientos
fascistas del siglo XX; a pesar de la intensa demonización a que se sometió a la
ideología y a los regímenes fascistas. En muchos países hay legislaciones que prohíben
o limitan su existencia o la exhibición de sus símbolos.

El fascismo es una ideología política y cultural fundamentada en un proyecto de


unidad monolítica denominado corporativismo, por ello exalta la idea de nación frente a
la de individuo o clase; suprime la discrepancia política en beneficio de un partido único
y los localismos en beneficio del centralismo; y propone como ideal la construcción de
una utópica sociedad perfecta, denominada cuerpo social, formado por cuerpos
intermedios y sus representantes unificados por el gobierno central, y que este
designaba para representar a la sociedad.

Para ello el fascismo inculcaba la obediencia de las masas (idealizadas como


protagonistas del régimen) para formar una sola entidad u órgano socioespiritual
indivisible.8 El fascismo utiliza hábilmente los nuevos medios de comunicación y el
carisma de un líder dictatorial en el que se concentra todo el poder con el propósito de
conducir en unidad al denominado cuerpo social de la nación.

El fascismo se caracteriza por su método de análisis o estrategia de difusión de


juzgar sistemáticamente a la gente no por su responsabilidad personal sino por la
pertenencia a un grupo. Aprovecha demagógicamente los sentimientos de miedo y
frustración colectiva para exacerbarlos mediante la violencia, la represión y la
propaganda,9 y los desplaza contra un enemigo común (real o imaginario, interior o
exterior), que actúa de chivo expiatorio frente al que volcar toda la agresividad de
manera irreflexiva, logrando la unidad y adhesión (voluntaria o por la fuerza) de la
población. La desinformación, la manipulación del sistema educativo y un gran número
de mecanismos de encuadramiento social, vician y desvirtúan la voluntad general hasta
desarrollar materialmente una oclocracia que se constituye en una fuente esencial del
carisma de liderazgo y en consecuencia, en una fuente principal de la legitimidad del
caudillo.

El fascismo es expansionista y militarista, utilizando los mecanismos


movilizadores del irredentismo territorial y el imperialismo que ya habían sido
experimentados por el nacionalismo del siglo XIX. De hecho, el fascismo es ante todo
un nacionalismo exacerbado que identifica tierra, pueblo y estado con el partido y su
líder.10

El fascismo es un sistema político que trata de llevar a cabo un


encuadramiento unitario de una sociedad en crisis dentro de una dimensión dinámica y
trágica promoviendo la movilización de masas por medio de la identificación de las
reivindicaciones sociales con las reivindicaciones nacionales.11

Razón, voluntad y acción


Casa del Fascio Di Reggio Calabria, de líneas arquitectónicas vanguardistas
para los años veinte. Destaca la palabra Dux, en referencia a Mussolini, y las siglas del
partido sobre la puerta.
Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 fueron el escaparate del nazismo,
siguiendo la estética neoclásica coincidente con el ideal de belleza aria. Algunas
filmaciones de los juegos se deben a Leni Riefenstahl, que también dirigió la filmación
del congreso nazi de Nüremberg de 1934, de impresionantes concentraciones y
discursos, con el expresivo título de El triunfo de la voluntad.

Las conexiones del fascismo con movimientos intelectuales —artísticos como el


futurismo y otras vanguardias y filosóficos, como el irracionalismo y el vitalismo—
supusieron en realidad, más que su influencia, su utilización y manipulación, que fue
atractiva —en mayor o menor medida, con mayor o menor grado de compromiso o
simple contemporización, y a veces con evolución posterior en contra— para muchas
personalidades destacadas: italianos como Gabrielle D'Annunzio, Filippo Tommaso
Marinetti, Curzio Malaparte o Luigi Pirandello;12 alemanes como Martin Heidegger,
Ernst Jünger, Carl Schmitt, Wilhelm Furtwängler o Herbert von Karajan; franceses como
Robert Brasillach, Louis-Ferdinand Céline o Pierre Drieu La Rochelle;13 españoles
como Ernesto Giménez Caballero, Eugenio D'Ors, Agustín de Foxá, Pedro Laín Entralgo
o Dionisio Ridruejo;14 noruegos como Knut Hamsun, rumanos como Mircea Eliade; y
estadounidenses como Ezra Pound. En concreto en el caso de Alemania, ocurrió con
tópicos culturales como el del Übermensch de Nietzsche,15 o incluso con las
desviaciones pseudocientíficas justificadoras del racismo, como la eugenesia y el
darwinismo social. La ciencia misma fue un principal objeto de consideración,
encuadrada y subordinada de manera totalitaria al Estado y al Partido.

Como dice Isaiah Berlin, la Rebelión Romántica ha ido socavando los pilares
de la tradición occidental ofreciendo como alternativa «la autoafirmación romántica, el
nacionalismo, el culto a los héroes y los líderes, y al final... fascismo e irracionalismo
brutal y la opresión de las minorías». En ausencia de reglas objetivas las nuevas reglas
las hacen los propios rebeldes: «Los fines no son valores objetivos... Los fines no son
descubiertos en absoluto, sino construidos, no se encuentran sino que se crean»... llega
a inspirar la política del Estado: la ciencia aria consistía en un constructo social de modo
que la herencia racial del observador «afectaba directamente la perspectiva de su
trabajo». De ahí que los científicos de razas indeseables no resultarán admisibles y solo
se podría escuchar a aquéllos que estuvieran en sintonía con las masas, el völk. La
física debía ser reinterpretada para relacionarla no con la materia sino con el espíritu,
descartándose así la objetividad y la internacionalidad de la ciencia.16

La incoherencia de los postulados no era ningún inconveniente: el


antiintelectualismo y el predominio de la acción sobre el pensamiento eran
conscientemente buscados. Incluso la modernidad estética inicial se llegó a despreciar
(arte nazi y concepto de Entartete Kunst o Arte degenerado, quema de libros,
estigmatización de determinados intelectuales o de colectivos enteros). Para Stanley
Paine, lo que caracterizaba el ideario falangista (movimiento semejante al fascismo en
España, fundado en los años treinta por José Antonio Primo de Rivera y que Franco
transformó y encuadró en un ampuloso: Movimiento Nacional, con la guerra civil y el
franquismo) eran justamente «sus ideas vagas y confusas».17

El fascismo rechaza la tradición racionalista y adopta posturas de desconfianza


en la razón y exaltación de los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos
intensos y el fanatismo. Se busca con todo cinismo la simplificación del mensaje, con
absoluto desprecio por sus destinatarios:

La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas


incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero
siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas... Si una mentira
se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.
Joseph Goebbels18

Cualquier idea emanada del jefe es un dogma indiscutible, y una directriz a seguir
ciegamente, sin discusión ni poder ser sometida a análisis.19 Se exaltan los valores de
la virilidad, la camaradería y el compañerismo de los hermanos de armas, todo ello en
sintonía con algunas tradiciones militaristas existentes en todos los ejércitos, pero que
fueron exacerbados para su utilización por estados cuya conexión con el fascismo es
más o menos estrecha. Serían los casos del ejército alemán, el japonés y los llamados
militares africanistas españoles.20
Nacionalismo de vencidos

Se suele indicar que una característica de los países donde triunfaron los
movimientos fascistas fue la reacción de humillación nacional por la derrota21 en la
Primera Guerra Mundial (se ha utilizado la expresión nacionalismo de vencidos),22 que
impulsaba a buscar chivos expiatorios a quienes culpar (caso de Alemania), o la
frustración de las expectativas no cumplidas (caso de Italia, defraudada por el
incumplimiento del Tratado de Londres).23En ambos casos, el resentimiento se
manifestaba, en el plano internacional, en contra de los más claros vencedores (como
Inglaterra, Francia o Estados Unidos); mientras que en el plano interno se volcaba contra
el movimiento obrero (sindicalistas, anarquistas, comunistas, socialistas) o el peligro real
o imaginado de una revolución comunista o incluso una Conspiración Judeo-Masónico-
Comunista-Internacional, o cualquier otra fantasmagórica sinarquía oculta en cuya
composición incluyera a cualquier organización que los fascistas juzgasen transnacional
y opuesta a los intereses del Estado, como el capitalismo, la banca, la bolsa, la Sociedad
de Naciones, el movimiento pacifista o la prensa. Sobre todo en el caso alemán, se
insistía en la convicción de pertenecer a un pueblo o raza superior cuya postración
actual se debe a una traición que le ha humillado y sometido a una condición injusta; y
que tiene derecho a la expansión en su propio espacio vital (Lebensraum), a costa de
los inferiores.
Componente social
Fábrica de cañones Krupp durante la Primera Guerra Mundial. La remilitarización
de Alemania impulsada por Hitler en contra de las limitaciones del pacto de Versalles
fue muy favorable a los intereses de la gran industria.
La componente social del fascismo pretende ser interclasista y antiindividualista:
niega la existencia de los intereses de clase e intenta suprimir la lucha de clases con
una política paternalista, de sindicato vertical y único en que tanto trabajadores como
empresarios obedezcan las directrices superiores del gobierno, como en un ejército. Tal
es el corporativismo italiano o el nacionalsindicalismo español. El nacionalismo
económico, con autarquía y dirección centralizada se adaptaron como en una economía
de guerra a la coyuntura de salida de la crisis de 1929, con proteccionismo. No obstante,
no hubo en ningún sistema fascista ni planes quinquenales al estilo soviético, ni
cuestionamiento de la propiedad privada siempre que cumpliera lo que el Estado
dictaminara como «función social», ni alteraciones radicales del sistema capitalista
convencional más allá de una fuerte intervención del mercado favoreciendo
determinadas áreas de las grandes empresas industriales. Estas características sirven
como base a una crítica (de orientación tanto liberal como materialista) que resalta la
conveniencia del fascismo para un sector importante de la burguesía.24

Desde ese punto de vista, se suele mantener que los movimientos fascistas de
entreguerras fueron alimentados por las clases económicamente poderosas (por
ejemplo la alta burguesía industrial o las familias conservadoras ricas), para oponerse a
los movimientos obreros y a la democracia liberal. Esa tesis fue defendida en 1936 por
el historiador Daniel Guérin (Fascismo y grandes negocios), en la que lo asocia a un
complejo industrial-militar, expresión que sería posteriormente reutilizada para definir
otros contextos, como el de la carrera de armamentos entre la Unión Soviética y los
Estados Unidos. Noam Chomsky describe el fascismo como el sistema donde el Estado
integra la mano de obra y el capital bajo el control de una estructura corporativa.25
Aunque la tesis que identifica al fascismo con un capitalismo de Estado corporativo (una
economía altamente intervencionista que protege y financia a grandes empresas
privadas) no siempre es sostenida ampliamente, hay muchos elementos que permiten
la identificación de intereses entre fascismo y una cartelización del entorno económico-
político.26 Así, por ejemplo, cuando se compara la estructura económica de la población
entre países, en concreto el peso económico del 5 % de la población con mayores
ingresos en la renta nacional, mientras que en Estados Unidos disminuyó un 20 % entre
1929 y 1941 (cifras similares para el noroeste de Europa), en la Alemania nazi aumentó
un 15 %.27
Relación con el capitalismo y el socialismo

Según la doctrina tercerposicionista, el fascismo no es de izquierda ni de


derecha, ni capitalista ni comunista, ya que el fascismo sería una idea totalmente
original; sin embargo en la práctica más que una idea original sería una fusión sincrética
de varias ideas políticas -proyectos, discursos, etc.- aglutinadas siempre bajo el
nacionalismo unitario y el autoritarismo centralista.28

Una de las razones de considerar usualmente al fascismo como un movimiento


de derecha política suele ser la alianza estratégica del fascismo con los intereses de las
clases económicas más poderosas, junto a su defensa de valores tradicionales como el
patriotismo o la religiosidad, para preservar el statu quo. Lo que no tiene por qué estar
en contradicción con su poco respeto por la libertad económica y la autonomía del
mercado libre ni por ciertas características similares al socialismo estatalista o a la
Doctrina Social de la Iglesia. También se han señalado parentescos, a nivel de política
económica, entre el dirigismo económico del fascismo y la Sozialpolitik de Otto von
Bismarck y el New Deal de Franklin Roosevelt. Aunque esta colaboración no existiera
en un principio, o su apoyo se pueda calificar de tardío y parcial, una vez alcanzado el
poder, la plutocracia cooperó decididamente con el fascismo en sus diversas versiones.

Por otra parte las razones para considerar que el fascismo tiene conexiones con
la izquierda política y es una variante chovinista del socialismo de Estado, son su
programa económico colectivista (proteccionismo, nacionalización, etc.) y discurso
político, más no como movimiento o proyecto doctrinario (donde eran antagónicos). El
fascismo y sus variantes apelaban al sentimiento popular y las masas como las
protagonistas del régimen, especialmente por la virilidad exaltada en el trabajo manual
y obrero (obrerismo); a pesar de ello no reconocía la libertad de asociación por motivos
de clase (libertad sindical) sino la identificación de los trabajadores como «súbditos» del
Estado, «pueblo» y «patria», por ello su símil con el populismo.29

El programa económico del fascismo toma importantes criterios de la Nueva


Política Económica (NPE), que Lenin aplicó luego de la guerra civil en Rusia, que
consistía en recurrir al capitalismo para fortalecer la economía nacional. La idea, en el
caso de Mussolini (ex militante socialista), era usar a los capitalistas industriales para
implantar en conjunto con el gobierno el corporativismo nacionalista y totalitario. Esta
paradoja es explicable ya que el corporativismo, el proyecto político del fascismo, haría
que todos los sectores de la sociedad deban obligatoriamente integrarse y trabajar
unificadamente al mando del gobierno, por lo que esta corporación incluiría aspectos
considerados normalmente «capitalistas» y «socialistas».30

Según el economista austriaco Ludwig von Mises la raíz del fascismo, en sus
diferentes vertientes, se encuentra en las ideas colectivistas del socialismo y más
propiamente como una escisión patriótica del marxismo, que comparte las tesis del
rechazo al mercado libre, la sociedad burguesa, el gobierno limitado y la propiedad
privada31 y en la exaltación de un sector de la sociedad como el elegido por «la historia»
para dirigir las vidas del resto de la sociedad que por «razones históricas» está permitido
de vulnerar el principio de igualdad ante la ley al reclamar «derechos especiales» sobre
los demás (ej. clasismo, racismo, sexismo, etc.). El fascismo apenas variaría, en la
práctica, sobre qué grupo y cómo se debería administrar la propiedad expoliada a los
individuos. Llegó a afirmar en 1927, no obstante, que no podía negarse «que el fascismo
y todas las aspiraciones dictatoriales similares están colmadas de las mejores
intenciones y que su intervención ha salvado la civilidad europea por el momento. El
mérito que el fascismo se ha ganado con ello continuará viviendo para siempre en la
historia», aunque inmediatamente afirmaba que «el fascismo fue un recurso de
emergencia del momento; verlo como algo más sería un error fatal».32

Posteriormente, el Premio Nobel de Economía Friedrich Hayek sostendrá que el


intervencionismo conlleva progresivamente a una economía centralizada similar al
fascismo.33

Por otra parte, las ventajas que los nuevos regímenes le proporcionaban a la
plutocracia eran evidentes: eliminaba la posibilidad de revolución social obrera, suprimía
los sindicatos reivindicativos y mantenía otras restricciones en las relaciones capital-
trabajo, legitimando el principio de liderazgo en la empresa; al suprimir la libre
competencia permitía crear cárteles oligopólicos de empresas favorecidas con
millonarios contratos estatales o subsidiadas por el gobierno como «incentivos» a la
producción nacional. Además, de su indudable éxito en respuesta a la Gran Depresión,
al menos en el corto plazo.34 La sensación de estabilidad era muy marcada: Mussolini
había conseguido que los trenes funcionaran con puntualidad (tras el famoso incidente
de uno de sus primeros viajes como Duce, en el que supuestamente mandó fusilar a un
maquinista). El que esa sensación de estabilidad corresponda o no con una real eficacia
es secundario, y de hecho parece que la puntualidad ferroviaria (y quizá también el
incidente del maquinista) era más bien un mito.35
Origen de sus líderes

Lo mismo puede decirse del origen personal de algunos de sus miembros,


empezando por el propio Mussolini, que antes del término de la Primera Guerra Mundial,
era un importante ideólogo obrerista y militante socialista. El origen social de los líderes
fascistas en distintas partes de Europa fue muy diferente: a veces aristocrático
(Starhemberg, Mosley, Ciano), a veces proletario (Jacques Doriot y el PPF francés);
muchas veces militares (Franco, Pétain, Vidkun Quisling, Szálasi, Metaxas), o juristas
(José Antonio Primo de Rivera, Ante Pavelić, Oliveira Salazar). Los casos más
destacados, los propios Hitler y Mussolini, eran fuertes personalidades de oscuro origen,
desclasados e inadaptados, pero de irresistible ascensión.36 Sus militantes salían de
entre los estudiantes (muy abundantes en la Guardia de Hierro rumana o el rexismo
belga), de los pequeños propietarios campesinos, de los desempleados urbanos y,
sobre todo, de la temerosa pequeña burguesía empobrecida o amenazada por la crisis
y atemorizada por el avance del comunismo y el desorden público.37 Las capas medias
y medias bajas fueron la espina dorsal del fascismo.38
Agrarismo, natalismo y virilidad

Es propio de los movimientos fascistas, tanto en la retórica como en ciertos


programas económicos y sociales, la identificación con la tierra y los valores campesinos
frente a la decadencia y corrupción que se denuncian en las masas urbanas
desarraigadas, lo que a veces se veía como una tensión entre modernidad y tradición.39
Una constante es la colonización planificada de zonas improductivas (desecación de
pantanos en Italia, Plan Badajoz en España). Incluso en la industrializada Alemania,
Hitler planteó la expansión del espacio vital (Lebensraum) hacia el este como un
proyecto esencialmente de colonización agraria que lograría la germanización de
extensos territorios en la Europa oriental poblada por la raza inferior de los eslavos
(recuperando la Drang nach Osten medieval).

Los valores familiares tradicionales eran fomentados, insistiendo en la necesidad


de mantener altas tasas de natalidad y fecundidad. Las familias numerosas eran
premiadas, siguiendo una política natalista, retóricamente conectada con la virilidad
agresiva del expansionismo militar. El papel laboral de la mujer, que había sido
imprescindible en la Primera Guerra Mundial, había fomentado un precoz feminismo que
estaba consiguiendo en muchos países la principal reivindicación sufragista: el sufragio
femenino. La imagen del ejército de parados que no encuentran trabajo mientras que
algunas mujeres sí era explotado como un factor de resentimiento social contra las
opiniones progresistas. El encuadramiento social impulsado por los regímenes fascistas
ponía a cada sexo en lo que se entendía que era su sitio: la mujer dedicada al hogar y
a la crianza de la mayor cantidad posible de hijos, y el hombre al trabajo y a la guerra, y
no consentía lo que se definía como desviación homosexual (alguna duda en ese
sentido, como las presuntas orgías internas de las SA, fueron una de las excusas
utilizadas en su descabezamiento —Noche de los cuchillos largos—).40 El lenguaje
simbólico fascista es sexualmente explícito: se le ha definido como un anti-eros que
combate contra el propio cuerpo y contra todo lo que represente disfrute y placer, en
una compulsión física que asocia masculinidad con dureza, destrucción y auto-
negación.41

La mejora de la raza no sólo implicaba la pureza racial evitando el mestizaje,


sino que también debía ser interna a ésta, incluyendo la eugenesia (en el caso de
Alemania también la eutanasia) aplicada a los subnormales y otros discapacitados, en
un movimiento que no era originario de los países con régimen nazi o fascista, sino del
ámbito cultural anglosajón, y que se popularizó en muchos otros (Suecia, Australia o los
Estados Unidos).42
Raza, etnia e identidad

El fascismo tuvo una base racial en Alemania, aunque no en Italia (al menos
inicialmente, hasta 1938); los nazis construyeron una amalgama ideológica de gran
eficacia movilizadora a partir de fuentes mitológicas y literarias y supersticiones de
carácter romántico, así como de los textos clásicos dedicados a consagrar la
desigualdad de las razas y de publicaciones y panfletos de carácter ocultista;
destacando dos elementos: el mito de la raza aria superior de origen nórdico (que
mezcla la hipótesis filológica de la existencia de un pueblo indoeuropeo original con la
pseudocientífica teoría nórdica, sustentada por algunos autores como Houston Stewart
Chamberlain) y el antisemitismo (que se había reavivado desde la divulgación de los
Protocolos de los Sabios de Sion, falsificados para la justificación de los pogromos de
la Rusia zarista). El antisemitismo estaba presente en muchos países de Europa central
y oriental desde la Edad Media, y fue uno de los elementos que se utilizaron en los
mismos para el surgimiento endógeno de movimientos fascistas. A ello se sumó la
ocupación nazi y los gobiernos colaboracionistas impuestos, que explotaron a
conciencia ese sentimiento para su propia conveniencia. El resultado fue que en muchas
ocasiones los verdugos de las SS eran superados en crueldad por soldados de países
aliados, a los que tenían que contener (por ejemplo en Rumanía), o se producían
matanzas espontáneas de judíos a cargo de la población local, como la llamada
matanza de Jedwabne en Polonia.43

El racismo entendido en su expresión puramente biológica, es decir, la


intelectualización de la supremacía racial, no está presente en todos los movimientos
fascistas, además de estar presente en otros contextos cuya relación con el fascismo
es más controvertida, como el supremacismo blanco en Estados Unidos o el apartheid
en Sudáfrica. Lo que sí aparece como una constante del fascismo, y para muchos
autores lo caracteriza de racismo,44 es la concepción de la etnicidad como elemento
identitario. Esa identidad étnica puede expresarse de otras formas, como las que
atienden al origen geográfico (caso de la xenofobia de los movimientos neofascistas o
neonazis que se oponen a la inmigración en muchos países europeos desde finales del
siglo XX), la religión (fundamental para el fascismo francés, belga, croata o español, y
más adelante en el conflicto de Irlanda del Norte o los casos de limpieza étnica que se
han dado en las Guerras yugoslavas) o el idioma.

Miedo a la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o


prematuramente fascista, es contra los intrusos. El Fascismo es, pues, racista por
definición.
Umberto Eco45

En Italia se dio a partir de 1924 un fuerte proceso que se denominó Italianización


fascista que pretendía homogeneizar toda diferencia idiomática y cultural, acabando con
cualquier minoría por asimilación o absorción (en vez de por exterminio como ocurrió en
el Holocausto nazi).

En el caso español existió una expresión ideológica hispanista —que no debe


confundirse con el hispanismo de los estudiosos extranjeros de la lengua y cultura
española—, que en algunas ocasiones se ha definido como panhispanismo, y que no
puede definirse como un racismo sensu stricto, aunque sí una hipervaloración de las
características étnicas, religiosas, culturales e idiomáticas identificadas con lo español,
sobre todo en relación con su expansión por América. Fue mantenida particularmente
por las élites sociales de varios países hispanoamericanos, destacadamente en
Argentina, y se expresó en el concepto de Hispanidad (vocablo en desuso a principios
del siglo XX pero recuperado por el sacerdote vasco emigrado a Argentina Zacarías de
Vizcarra —La Hispanidad y su verbo, 1926— y divulgado por Ramiro de Maeztu —
Defensa de la Hispanidad, 1934—). Se llegó a instituir el 12 de octubre como fiesta del
Día de la Hispanidad, que ya venía celebrándose con el inequívoco nombre de Día de
la Raza desde 1915 (a iniciativa de Faustino Rodríguez-San Pedro) y que se extendió
por Hispanoamérica. Las ideas o más bien tópicos de Raza, Hispanidad e Imperio eran
indistinguibles en la retórica de la Falange Española que heredó el Franquismo, y el
propio Franco escribió el guion de la película Raza (1941), cuyos elementos ideológicos
más incómodos (por su evidente identificación con los fascismos derrotados en 1945)
se autocensuraron en posteriores montajes. Otro elemento fue aún más étnicamente
excluyente: el de antiespaña,46 que definía como antiespañol a todos los elementos
que se consideraban nocivos y que degeneraban la raza (rojos, masones y
separatistas). Hubo incluso un programa pseudocientífico, a cargo del coronel-psiquiatra
Antonio Vallejo-Nájera, que pretendía identificar y suprimir el gen rojo, con participación
de miembros de la Gestapo en el bando sublevado durante la Guerra Civil.47 El nuevo
clima intelectual y político posterior a la derrota del Eje hizo abandonar discretamente
estas posturas, por otras que insistían en la retórica de la misión evangelizadora y el
mestizaje como rasgos de «lo español».
Totalitarismo, estatización y liderazgo
EUR (Q.XXXII o barrio 32 de Roma), diseñado para acoger la Exposición
Universal de Roma prevista para 1942 cuyas siglas lleva. No llegó a celebrarse por
causa de la guerra, pero el EUR sigue acogiendo numerosos edificios de un estilo que
puede identificarse como racionalismo italiano, y restos de iconografía e inscripciones
fascistas, entre las que destaca el Palazzo della civiltà del Lavoro, conocido como
Colosseo quadrato ('Coliseo cuadrado'), construido entre 1938 y 1942.48

El fascismo es un movimiento totalitario en la medida en que aspira a intervenir


en la totalidad de los aspectos de la vida del individuo. Hannah Arendt entendía que la
masificación de la sociedad contemporánea llevaba al individuo a la soledad, el terreno
propio del terror, la esencia del gobierno totalitario.49 El fascismo se legitima afirmando
la dependencia del individuo respecto al Estado, liberándole de esa manera de su miedo
a la libertad (expresión de Erich Fromm).50 Su individualidad no tiene sentido, porque
la realización de una persona sólo se entiende dentro de los vínculos sociales de los
que el Estado es la culminación. Cualquier forma de acción individual o colectiva ajena
a los fines del Estado es rechazada. No existen derechos individuales ni colectivos.51
Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.
Mussolini52

Se lleva a cabo una «estatización» de todos los ámbitos de la vida: económica,


social, política, cultural e ideológica. El encuadramiento social se efectúa con todos los
medios de la propaganda, con adopción de uniformes y lenguaje militar y uso masivo de
los símbolos y lemas patrióticos y adoctrinantes. Las grandes concentraciones y
movilizaciones colectivas de todo tipo buscan formar la conciencia unitaria, llegando a
extremos curiosos (como el día de comer patatas que se instauró en Alemania).

El fascismo desdeña las instituciones del Estado republicano y sustituye el voto


como expresión de la voluntad popular por las expresiones masivas de apoyo al líder.
La identificación de pueblo y estado se hace en un todo orgánico, el de un organismo
cuasi-biológico y autónomo cuyos miembros han de responder a las órdenes de la
mente directora. Esta identificación también está presente en la ideología del
Integralismo, iniciada en Portugal y desarrollada en Brasil. El adjetivo orgánico se
utilizará profusamente en las últimas etapas del franquismo (definido como una
democracia orgánica). Hitler utilizaba el plebiscito como arma en las relaciones
internacionales: sus grandes decisiones son apoyadas por plebiscitos de apoyo masivo
utilizados como amenaza: el líder fascista se presenta como portavoz de la nación
unificada que habla con una sola voz. Esto refuerza otro de sus elementos principales:
el «liderazgo carismático». El líder es casi divino y su liderazgo no es racional: Führer,
Duce, Poglavnic, Caudillo, etc. Mussolini opuso a los principios de la Revolución
francesa de «libertad, igualdad y fraternidad» la consigna: «creer, obedecer y combatir».
Imperialismo, militarismo y violencia

Otro de los rasgos clásicos del fascismo es el imperialismo, entendido como una
política exterior expansiva y agresiva, que proporciona una útil identificación de
intereses en el interior, volcando las energías hacia un enemigo común evitando la
expresión de los conflictos internos.

Generalmente se apoya en reivindicaciones irredentistas, concretas o genéricas,


próximas en el tiempo o lejanas, tomadas de mitos del pasado, lo que refuerza su
carácter romántico, más de religión que de ideología. Su relación con la realidad
histórica es contradictoria, buscándose la intemporalidad. En el integralismo y el
falangismo se sublima el futuro utópico, a crear por el Estado Novo (Estado Nuevo, en
Portugal o Brasil) donde el hombre nuevo, portador de valores eternos, tendrá su
expresión en la unidad de destino en lo universal.53 En el nazismo y el fascismo italiano
se insiste en recuperar el esplendor de un pasado mítico, y también las denominaciones
de sus regímenes aluden a eso (el III Reich, la Terza Roma, la Tercera Civilización
Helénica). El expansionismo hacia el exterior es considerado como una necesidad vital,
casi orgánica: el lebensraum o espacio vital hacia el Este para Alemania, o el Imperio
mediterráneo para Italia. Franco diseñó unas Reivindicaciones españolas, que exhibió
ante Hitler en su famosa entrevista de Hendaya del año 1941.54
Las relaciones internacionales, basadas en la renuncia a la guerra, que se
querían construir desde la Sociedad de Naciones, eran despreciadas; al igual que el
pacifismo, considerado débil y decadente. El fascismo sólo concibe un estado de
naturaleza hobbesiano con la imposición y expansión del más fuerte.

La vinculación de las dictaduras y los regímenes militares con el fascismo es un


asunto controvertido, pues todo régimen impuesto por la fuerza suele ser acusado de
fascismo, fundamentalmente a efectos polémicos, igual que se les califica de tiranías.
Aunque no todo gobierno militar es fascista, ni los fascismos alcanzaron siempre el
poder de manera violenta, sí que se caracterizaron por sus actividades violentas antes
y después de su toma del poder, y por su desprecio explícito por la legalidad
institucional. La violencia tiene un valor positivo para el movimiento fascista: es una
fuerza de cambio, al igual que la juventud, que también es exaltada. Se utilizaban todo
tipo actividades intimidatorias: desde las purgas con aceite de ricino (habituales en los
fasci di combattimento antes de la marcha sobre Roma), los destrozos de mobiliario o
tiendas (noche de los cristales rotos contra los judíos alemanes) o las palizas; hasta el
asesinato de los adversarios políticos o de los objetivos considerados enemigos
sociales. Se aplicaba extensivamente la expresión de José Antonio Primo de Rivera la
dialéctica de los puños y de las pistolas. Los agentes ejecutores podían ser los aparatos
del Estado, pero más frecuentemente fueron grupos juveniles organizados
paramilitarmente.

Una vez generalizada, y demostrada la impunidad de quienes la ejercen, la


represión política opera como un mecanismo por el cual no solamente el que la recibe
directamente pierde la libertad: sino que la sociedad entera —al reprimirse cada uno de
sus miembros a sí mismo, temeroso de sufrir el mismo castigo— pierde la libertad para
todos.
Cristianismos y fascismo
Iglesia católica
Pío XI y el entonces cardenal Pacelli (futuro Pío XII) inauguran Radio Vaticano
en 1931.

Es muy controvertido el papel de la Iglesia católica al respecto. La intervención


de los católicos en política había dado origen a partidos confesionales católicos como el
Zentrum (Partido del Centro o Centro Católico de Heinrich Brüning en Alemania, con
especial presencia en Baviera, donde tuvo una escisión, el Bayerische VolksPartei
(Partido Popular de Baviera), y el Partito Popolare Italiano (Partido Popular Italiano de
Don Sturzo y Alcide De Gasperi); ambos reprimidos por nazis y fascistas
respectivamente. En Italia, el Vaticano promovió la sustitución de la militancia en el
prohibido Partito Popolare por la de Acción Católica, cuya finalidad política era más
discreta. Más adelante, el deseo de Mussolini de prohibir ésta fue frustrado por la
encíclica papal Non abbiamo bisogno (No tenemos necesidad).55

El mismo papa, Pío XI, que había condenado el agnosticismo de Maurras (1926),
e incluso excomulgado a los miembros de Action Française (1927), tuvo no obstante
una relación pública con Mussolini que podía verse como ambigua. Los Pactos de
Letrán, la calificación de hombre enviado a nosotros por la Providencia o la petición de
voto a los fascistas en las elecciones de 1929 pueden considerarse como iniciativas de
buena voluntad con el régimen de Mussolini. Sin embargo, también hubo
enfrentamientos a causa de la prohibición de Acción Católica y la Juventud Católica,
que llevaron a la redacción en 1931 de la encíclica Non abbiamo bisogno donde se
condenaba la adoración del estado y la inculcación de ideas de odio, violencia e
irreverencia.55 Se ha encontrado también un apunte suyo en un diario secreto
describiendo su oposición íntima a nazismo y fascismo.56

Pío XII siempre se ha visto como un personaje más tibio, menos expansivo y
más contemporizador. Especialmente sus relaciones con Alemania (que conocía bien
por haber sido allí nuncio apostólico) se han llegado a calificar de complicidad,
especialmente por no condenar de modo claro en un primer momento el régimen nazi.
No obstante, la encíclica Mit brennender Sorge57 (Con viva preocupación, de 14 de
marzo de 1937), que redactó para Pío XI siendo aún solamente el Cardenal Pacelli, y
que se leyó en las 11.000 iglesias católicas alemanas, contiene una alusión velada al
régimen nazi, denunciando las violaciones del Concordato Imperial. Las posturas
ideológicas del nazismo respecto al estado y la raza son equiparados con la idolatría:

Quien (...) identifica a Dios con el universo, materializando a Dios en el mundo


o deificando al mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes. (...)

Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana del


antiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal (...).
Si la raza o el pueblo, si el Estado o una forma determinada del mismo, (...)
elevándolos a suprema norma de todo, aun de los valores religiosos, y, divinizándolos
con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios, está lejos
de la verdadera fe y de una concepción de la vida conforme a esta.

La lectura de la encíclica en la pascua de 1937 causó una gran impresión en


Alemania, donde el régimen nazi intentó censurarla en la prensa, requisó las copias de
las diócesis y cerró las publicaciones diocesanas y cuantos medios publicaron la
encíclica.58 Como venganza, la represión contra la Iglesia aumentó, con campañas de
desprestigio y detenciones mediáticas de monjes acusados de homosexualidad y
corrupción.5859

La identificación de Pío XII y la iglesia católica española (sometida a una


violentísima represión que llegó a calificarse de persecución religiosa) con el bando
sublevado en la Guerra Civil Española (calificada de Cruzada) y el régimen franquista
posterior fue explícito (Carta colectiva de los obispos españoles, Concordato español de
1953), llegándose a acuñar el término nacionalcatolicismo para definir uno de sus rasgos
ideológicos y una de las principales familias que le sustentaban. También se levantó la
excomunión a Action Française (1939). Entre tanto, importantes intelectuales franceses
católicos anteriormente cercanos a ese movimiento, como Georges Bernanos y Jacques
Maritain, se habían distanciado de él y pasaron a oponerse al fascismo.

La postura del Vaticano en la Segunda Guerra Mundial comenzó por una débil
condena de la invasión de Polonia (país fuertemente católico) que los aliados
consideraron demasiado cautelosa. El mantenimiento de una postura neutral y los
intentos de mediación fueron interpretados como un apoyo oculto a Alemania, al
marginar en ellos a Estados Unidos y la Unión Soviética.60 De hecho, desde el Vaticano
se atribuye a la propaganda soviética el mantenimiento de esta acusación.61 También
ha causado algunos problemas con las relaciones entre el Vaticano y el estado de
Israel.62

Tras la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, muchos
criminales de guerra huyeron a Suiza y a Argentina con la ayuda de religiosos católicos
(algunos con pasaportes del Vaticano y disfrazados de sacerdotes).63 Como también la
iglesia católica ayudó a judíos, y personas de todas las nacionalidades recibieron
salvoconductos, se especula con que el Vaticano tuviese algún conocimiento respecto
a la situación de las minorías religiosas y étnicas dentro de Alemania e Italia antes del
final de la guerra, a diferencia de otros gobiernos aliados. Tal situación se ha
considerado en algunos casos como ejemplo de una actitud de la Iglesia comprometida
con los perseguidos; en otros casos se ha criticado que, teniendo noticia de las
atrocidades que se cometían, no condenase expresamente los regímenes nazi y fascista
durante la guerra. También se ha investigado la relación de monasterios y otras
instituciones católicas con el trabajo esclavo al que se sometió a distintos colectivos.64

En 1998 el papa Juan Pablo II realizó una autocrítica de la postura del Vaticano
ante el Holocausto, pidiendo perdón; aunque defendió a Pío XII, cuyo proceso de
beatificación inició al mismo tiempo.6566
Iglesias protestantes
Dietrich Bonhoeffer.

La actitud de los cristianos bajo el nacionalsocialismo, tanto los católicos como


los protestantes, fue particularmente delicada. Entre los pastores luteranos hubo
muchas adhesiones —3.000 de entre 17.000— a los pronazis Deutsche Christen
(Cristianos Alemanes, 1932) y la Deutsche Evangelische Kirche (Iglesia Evangélica
Alemana, 1933) dirigida por el obispo Ludwig Müller; y otros muchos practicaron un
distanciamiento prudente. Se intentaba conseguir una positives Christentum (cristiandad
positiva) que purgase el Cristianismo de influencias judías. Se promulgó la aplicación a
los clérigos y sus esposas de la legislación de pureza racial aria.

Otros mantuvieron una postura crítica (Dietrich Bonhoeffer fue encarcelado por
su oposición y más tarde ejecutado por considerarle relacionado con el atentado contra
Hitler de 1944), especialmente el movimiento conocido como la bekennende Kirche
(Iglesia comprometida), que en 1934 organizó un sínodo con las principales iglesias
protestantes del que salió la Declaración de Barmen, documento donde rechazaba la
subordinación de las iglesias al estado y su doctrina.67 Es famosa la respuesta de uno
de sus miembros, Martin Niemöller, a la pregunta de cómo pudieron consentir la
ascensión del nazismo:

Primero vinieron por los comunistas, pero como yo no era comunista no


levanté la voz. Luego vinieron por los socialistas y los sindicalistas, pero como yo no era
ninguna de las dos cosas, tampoco alcé la voz. Después vinieron por los judíos, y como
yo no soy judío, tampoco levanté la voz. Y cuando vinieron por mí, ya no quedaba nadie
que alzara la voz para defenderme.68

El fascismo italiano
El fasces romano era el emblema del Partito Nazionale Fascista. En este
emblema, sobre la bandera y con las siglas.
Artículo principal: Italia fascista

A finales del siglo XIX existían en Italia algunas organizaciones denominadas


fascio (traducible por haz, significando la fuerza de la unión), de la que la más importante
era el Fasci Siciliani (fascio siciliano, 1895-1896).69 No eran muestra de una ideología
uniforme, aunque predominaban los componentes nacionalistas y revolucionarios.
Surgiendo del movimiento obrero, dividido al comienzo de la Primera Guerra Mundial
entre el internacionalismo pacifista y el nacionalismo irredentista, se crearon el 1 de
octubre de 1914 los Fasci d'Azione rivoluzionaria internazionalista en reivindicación de
la entrada de Italia en el conflicto en contra de los Imperios Centrales. Fusionado con el
Fasci autonomi d'azione rivoluzionaria se redenominó como Fasci d'azione
rivoluzionaria, ya dirigido por Benito Mussolini, y conocido como Fascio de Milán. El 24
de enero de 1915 se formó una organización nacional.

En 1919, terminada la guerra, las expectativas territoriales quedaron frustradas


por el Tratado de Saint-Germain-en-Laye (el equivalente para Austria del Tratado de
Versalles). El poeta Gabrielle D'Annunzio llevó a cabo una aventura militar que acabó
en la creación del Estado libre de Fiume y la redacción de una constitución que puede
entenderse como precedente inmediato del fascismo. Entre tanto, con un país
empobrecido y un gobierno débil, Mussolini refundaba la organización de Milán con el
nombre de Fasci italiani di combattimento (Fascios italianos de combate), que
empezaron a destacar por su lucha callejera contra huelguistas, izquierdistas y otros
enemigos políticos y sociales. El temor ante una revolución similar a la rusa de las clases
medias y la alta burguesía italiana vio en los fascistas de Mussolini la mejor arma para
desarticular los movimientos obreros organizados. Sus partidarios se fueron
encuadrando de manera paramilitar como Camisas Negras. Entre sus dirigentes
fundadores había intelectuales nacionalistas, ex-oficiales del ejército, miembros del
cuerpo especial Arditi y jóvenes terratenientes que se oponían a los sindicatos de
obreros y campesinos del entorno rural. El 7 de abril de 1921 se convertirían en partido
político con el nombre de Partito Nazionale Fascista (Partido Nacional Fascista, PNF),
caracterizado por su oposición a liberalismo y comunismo. En 1922, en la Marcha sobre
Roma, Mussolini obligó al rey de Italia, Víctor Manuel III, a entregarle el poder, que
detentó con el título de Duce (caudillo, que ya había usado D'Annunzio).

El asesinato el 11 de junio de 1924 de Giacomo Matteotti, diputado socialista y


principal voz crítica en el Parlamento tras las elecciones del 6 de abril (ganadas con
pocos escrúpulos por los fascistas, tras una previa alteración de la ley electoral —Ley
Acerbo—), inauguró un periodo de gobierno totalmente ajeno a las instituciones
parlamentarias, que no obstante continuaron funcionando formalmente, así como la
figura del rey (que según sus propias palabras, quedó conforme con permanecer sordo
y ciego). La responsabilidad fue cínicamente asumida por el propio Mussolini con una
figura retórica que fue muy imitada posteriormente:
Mussolini se presenta como ottimo soldato ('óptimo soldado'), en un póster de
propaganda destinado a los balillas, organización de encuadramiento de la infancia.

Se il fascismo è stato un'associazione a delinquere, io sono il capo di questa


associazione a delinquere! (¡Si el fascismo ha sido una asociación para delinquir, yo soy
el jefe de esa asociación para delinquir!)70

En 1928 se prohibieron todos los partidos, excepto el PNF. La estructuración


doctrinal, que no había sido considerada necesaria, también fue tardía. En 1927 se
promulgó la Carta del Lavoro (adaptada en España como Fuero del Trabajo). En 1932
se publicó en la Enciclopedia Italiana el artículo Fascismo, atribuido al propio Mussolini
aunque en realidad escrito por Giovanni Gentile. Editado separadamente como La
Doctrina del Fascismo (La Dottrina del Fascismo), fue traducido a varios idiomas. En
abril de 1940 (ya durante la Segunda Guerra Mundial) se pretendió destruir todos los
ejemplares, como consecuencia del cambio de postura del Duce sobre algunos puntos
del texto.

La política económica tampoco tuvo una orientación clara, entre un inicial respeto
por el libre mercado y un claro dirigismo posterior. La política monetaria a veces sólo
obedecía al prestigio de mantener una lira fuerte. No obstante, siempre gozó del apoyo
de la poderosa patronal Confindustria, con cuyo acuerdo, sobre todo a partir del Pacto
Vidoni (2 de octubre de 1925), se establecieron los elementos principales del régimen
corporativo, muy restrictivo para las actividades sindicales (ilegalización de los
sindicatos libres, del derecho de huelga, encuadramiento obligatorio de los trabajadores
en el movimiento fascista -1926-). La misma Confindustria llegó a estar dirigida por el
destacado fascista Giuseppe Volpi en los últimos años del régimen (de 1934 a 1943).71

Las dificultades económicas debidas a la Gran Depresión empujaron al régimen


de Mussolini a la expansión exterior, con la invasión de Etiopía (1935) y la intervención
en la Guerra Civil Española, con ambiciones de resucitar un imperio Mediterráneo que
tendría su continuación en la invasión de Albania (1939), ya en vísperas de la Segunda
Guerra Mundial. El seguidismo frente a la Alemania nazi no podía ocultarse, e incluso
se mimetizaron rasgos como el racismo (Manifesto della razza, Manifiesto de la raza, 14
de julio de 1938). La invasión de Sicilia y el sur de Italia por los aliados provocaron la
destitución del Duce por el Gran Consejo Fascista (General Badoglio), aunque la
intervención alemana le rescató por algunos meses en que se constituyó una efímera
República de Saló en el norte. Su actividad legislativa, limitada a los últimos meses de
la guerra, tuvo un planteamiento socioeconómico teórico que se ha denominado
socialización fascista (Manifiesto o Carta de Verona de 14 de noviembre de 1943).72
Véanse también: Galeazzo Ciano, Italo Balbo, Emilio de Bono y Curzio
Malaparte.
Difusión del modelo en otros países
País Partido único inicio final líder
Flag of the German Reich (1935–1945).svg Alemania NSDAP 1933
1945 Adolf Hitler
Flag of Argentina.svg Argentina No había (Pero gran influencia de la Liga
Patriótica Argentina) 1930 1932 José Félix Uriburu
Flag of Austria.svg Austria Frente Patriótico 1934 1938 Kurt
Schuschnigg
Flag of Independent State of Croatia.svg Croacia Ustaše 1941 1944
Ante Pavelić
Flag of First Slovak Republic 1939-1945.svg Eslovaquia Partido Popular
Eslovaco de Hlinka 1939 1945 Jozef Tiso
Bandera de España Estado Español FET y de las JONS 1937 1977
Francisco Franco
State Flag of Greece (1863-1924 and 1935-1973).svg Grecia No había
(régimen autoritario). 1936 1941 Ioannis Metaxás
Bandera de Hungría Hungría Partido de la Cruz Flechada 1944 1945
Ferenc Szálasi
Flag of Italy (1861–1946).svg Reino de Italia Partido Nacional Fascista
1922 1943 Benito Mussolini
Bandera de Italia República Social Italiana Partido Fascista Republicano
1943 1945 Benito Mussolini
Flag of Japan.svg Japón Taisei Yokusankai 1940 1945 Fumimaro
Konoe
Flag of the Netherlands.svg Países Bajos Movimiento Nacional Socialista en
los Países Bajos 1931 1945 Anton Mussert
Flag of Peru.svg Perú Unión Revolucionaria 1931 1933 Luis
Miguel Sánchez Cerro
Flag of Portugal.svg Portugal União Nacional 1933 1974
António de Oliveira Salazar
Flag of the United Kingdom.svg Reino Unido Unión Británica de Fascistas
1932 1940 Oswald Mosley
Flag of Romania.svg Rumanía Guardia de Hierro 1940 1941 Rey
Carlos II de Rumanía
Flag of San Marino.svg San Marino Partido Fascista Sanmarinense 1926
1944 Giuliano Gozi
Europa en 1941-1942, con la mayor expansión de los regímenes fascistas. En
azul, aparecen las potencias del Eje -Alemania e Italia- y los estados satélites, ocupados
o aliados. Los únicos de éstos que no tuvieron regímenes semejantes al fascismo fueron
Finlandia y Dinamarca. En blanco aparecen los países neutrales, que en la Península
Ibérica eran regímenes fascistas.

Esta era de las catástrofes conoció un claro retroceso del liberalismo político,
que se aceleró notablemente cuando Adolf Hitler asumió el cargo de canciller de
Alemania en 1933. Considerando el mundo en su conjunto, en 1920 había treinta y cinco
o más gobiernos constitucionales y elegidos (según como se califique a algunas
repúblicas latinoamericanas), en 1938, diecisiete, y en 1944, aproximadamente una
docena. La tendencia mundial era clara.
...
no todas las fuerzas que derrocaron regímenes liberales eran fascistas... el
fascismo, primero en su forma italiana original y luego en la versión alemana del
nacionalsocialismo, inspiró a otras fuerzas antiliberales, las apoyó y dio a la derecha
internacional una confianza histórica. En los años treinta parecía la fuerza del futuro.
Eric J. Hobsbawm La caída del liberalismo73

La ideología y los regímenes fascistas tuvieron eco en casi todos los países
europeos y algunos sudamericanos.

De una manera mucho más evidente surgieron a semejanza del Fascio italiano
organizaciones caracterizadas por lo que puede denominarse liturgia o parafernalia
fascista: los despliegues de masas, organizados y disciplinados, el saludo romano brazo
en alto, los símbolos y lemas, la presencia callejera agresiva, la utilización de correajes
paramilitares y uniformes, en particular las camisas de un determinado color: negras
(Italia, SS en Alemania, Inglaterra, Finlandia) pardas (SA en Alemania), azules (España,
Francia, Irlanda, Canadá, China), verdes (Rumanía, Hungría, Brasil) doradas (México)
o plateadas (Estados Unidos).

No se produjo una homogeneidad total entre los distintos movimientos y


regímenes fascistas, que de hecho insistían en enfatizar las peculiaridades nacionales,
su originalidad y su raíz endógena. Por otro lado, ocurrió en algunas ocasiones que
rivalizaron violentamente partidos de filiación nazi y fascista dentro del mismo país (caso
de Austria). En cuanto a las relaciones internacionales, las vicisitudes del equilibrio
europeo llevaron a un entendimiento estratégico entre Hitler y Mussolini, pero bien podía
haber sucedido de otra manera, y de hecho así lo intentó explícitamente la diplomacia
británica. En otros casos, se mantuvo una neutralidad benévola que no ocultaba las
simpatías (España hacia el Eje, Portugal hacia Inglaterra), o el enfrentamiento abierto
contra otro régimen fascista (caso de Grecia).74

El que los movimientos fascistas alcanzaran el poder de manera endógena (es


decir, sin imposición exterior) en unas naciones y en otras no, ha intentado ser explicado
viendo las similitudes y diferencias entre ellas. Los diferentes grados de desarrollo
económico y de consolidación del régimen dentro del sistema político son un buen
indicador para ello: las democracias estables y económicamente más desarrolladas, con
una identidad nacional consolidada, no tuvieron movimientos fascistas con posibilidades
de éxito. En cambio, Alemania e Italia presentaban debilidades en esos aspectos: sus
unificaciones nacionales eran muy recientes (1870), sus economías se habían
industrializado tardíamente (respecto a la Europa Noroccidental). Italia seguía siendo un
país relativamente atrasado. Alemania, aunque había presentado un desarrollo
económico y social notablemente acelerado (para 1914, en vísperas de la Primera
Guerra Mundial, se podía concebir que llegaría a superar a Inglaterra como potencia
industrial, posibilidad que fue sin duda uno de los factores que explican la propia guerra),
se vio sometida a unas condiciones especialmente duras por el Tratado de Versalles
(Clemenceau, a pesar de las advertencias de economistas como Keynes insistió en que
Alemania pagará), lo que produjo graves desórdenes económicos en todo el periodo de
entreguerras, además de un profundo resentimiento. Aun así, el triunfo del nazismo
hubo de esperar al peor momento de la Gran Depresión posterior al Jueves Negro de
1929.75
La Europa meridional y oriental, con un desarrollo industrial menor, unas
instituciones democráticas débiles y en muchos casos una existencia nacional reciente,
fue mucho más proclive al desarrollo del fascismo, con características locales muy
marcadas en cada caso, algunos triunfantes y otros no.

En cambio, durante la Segunda Guerra Mundial se impusieron en buena parte


de Europa gobiernos denominados colaboracionistas que desarrollaron regímenes
fascistas con mayor o menor grado de similitud al alemán o italiano.

Existieron algunos intentos (hacia 1942) de las potencias del Eje por organizar
cuerpos militares con prisioneros provenientes de los países colonizados por los aliados,
sobre todo de los países árabes, del subcontinente indio (Legion Freies Indien o Legión
Tigre, creada por el independentista Subhas Chandra Bose) y del Asia Central soviética.
Incluso hubo una división formada por musulmanes bosnios (1943). Los resultados de
estas operaciones no fueron muy eficaces, sobre todo en el campo ideológico, aunque
sí fueron explotadas propagandísticamente. En cuanto al acercamiento de algunas
personalidades musulmanas, como el gran mufti de Jerusalén Amin al-Husayni o el
primer ministro de Irak Rashid Ali al-Kaylani (que terminó con su huida y el pogrom
antijudío de Bagdad —Farhud, junio de 1941—), se trataba de coincidencias
estratégicas más que ideológicas; lo que también se suele aplicar a la mucho más
importante alianza que suponía el Imperio japonés, con el que, no obstante, nazismo y
fascismo tenían similitudes políticas mayores.
Alemania y países de lengua alemana
Bandera común del partido y del estado durante el Tercer Reich.
Artículo principal: Alemania Nazi
Artículo principal: Nazismo

La República de Weimar surgió tras el hundimiento del Imperio Alemán y el


fracaso de la revolución espartaquista. Los movimientos de extrema derecha incluyeron
los paramilitares Freikorps, destacados en la represión de la revolución y disueltos en
1920 (Ernst Röhm, futuro jefe de las SA, Rudolf Höß, futuro comandante de Auschwitz);
y el muy minoritario Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán, 1919) de Anton
Drexler y Dietrich Eckart, del que formaba parte el cabo Adolf Hitler como infiltrado de
los servicios secretos. En 1920 se fijaron los 25 puntos de su programa y se cambió su
nombre por el de Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Partido de los
Trabajadores Alemanes Nacionalsocialista, NSDAP), ya con Hitler como dirigente
destacado. El corpus doctrinal, más bien los eslóganes, del nazismo fueron tan
indefinidos como los del fascismo italiano. Ninguno de los dos movimientos se basaron
en la coherencia ideológica. No obstante, en este caso se insistió en un texto: Mein
Kampf (Mi lucha, 1925–1926), que Hitler había comenzado a redactar durante su
estancia en la cárcel tras el Putsch de la cervecería. Tras un periodo de clarificación
política en que se abandonaron las propuestas de los hermanos Gregor y Otto Strasser
(más idealistas u obreristas, pero no menos violentas o totalitarias), las elecciones de
1930 convirtieron al partido en una fuerza importante, que mantenía una violenta
presencia callejera con las camisas pardas del Sturmabteilung (tropas de asalto, SA) y
la guardia personal de Hitler con camisas negras del Schutzstaffel (Escuadrones de
Protección, SS). Las elecciones de 1932 le convirtieron en una fuerza decisiva, y el
Presidente Hindenburg se vio obligado a nombrar a Hitler canciller a comienzos del año
siguiente. A los pocos días, se hizo una inequívoca presentación de los rasgos fascistas
del nazismo por el propio Hitler durante una cena con altos mandos de la Reichswehr
(el ejército alemán) y la marina el 3 de febrero de 1933, que algunas fuentes denominan
el programa del Lebensraum (teoría del espacio vital, hacia el Este):76
Concentración nazi en Núremberg, 1935.

1. Política interior: Completa reversión de la situación política interna actual de


Alemania. Negativa a tolerar cualquier actitud contraria a este espíritu (el pacifismo). Los
que no se conviertan serán destruidos. Exterminación del putrefacto y dividido
marxismo. Ajuste de la juventud y del pueblo entero a la idea de que sólo la lucha puede
salvarlos y de que todo lo demás debe subordinarse a esta idea (plasmada en los
millones que ya están en el movimiento nazi y que crecerán). Entrenamiento de la
juventud y fortalecimiento del deseo de luchar por todos los medios. Pena de muerte
para la alta traición. Fuerte liderazgo de un Estado autoritario. Erradicación del cáncer
de la democracia.

2. Política exterior: Batalla contra Versalles Tratado de Versalles. Igualdad de


derechos en Ginebra Sociedad de Naciones; que de todas maneras será inútil si el
pueblo no tiene deseo de luchar.

3. Economía: ¡Hay que salvar a los campesinos! ¡Política de asentamientos!...


La capacidad del mundo es limitada y la producción se fuerza por todas partes. La única
posibilidad de re-ocupar a parte del ejército de desempleados radica en el asentamiento.
Pero se necesita tiempo y no hay que esperar una mejora radical, porque hay poco
espacio vital para el pueblo alemán.

... conquista de nuevo espacio vital en el este y su germanización sin


piedad.77

El incendio del Reichstag (del que se acusó a los comunistas), la muerte del
anciano Hindenburg y la renovación de la victoria electoral del Partido facilitaron la
transición a un régimen de partido único que aplicó sin concesiones el programa nazi,
incluyendo la represión de toda oposición política o social y la legislación de pureza
racial (Leyes de Núremberg). El rearme y el encuadramiento social (que ignoraba
cualquier reivindicación salarial o de condiciones laborales), y una política económica
intervencionista (comparable en cierto modo al keynesianismo) dirigida por Hjalmar
Schacht, y un monetarismo, equilibrando ingresos y gastos del estado, llegaron a hacer
cuestaciones en las calles ('To be or not to be', E Lubitsch), redujeron el paro de 6
millones a sólo 400.000.78 La política de apaciguamiento de las potencias europeas
(Acuerdos de Múnich) permitió una serie ininterrumpida de éxitos internacionales, entre
los que se cuentan la remilitarización de Renania, la anexión de Austria y los Sudetes y
la victoria de su protegido Franco en la Guerra Civil Española (en la que se
experimentaron entre otras, las tácticas aéreas de la Legión Cóndor). En 1939, a los
pocos días del término de ésta, el pacto nazi-soviético y la crisis de Danzing, significaron
el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en cuya primera fase consiguió imponerse
en toda Europa (excepto en la batalla de Inglaterra), con una poco decisiva ayuda
italiana. La invasión de la Unión Soviética (operación Barbarroja), que desde el inicio
contó con apoyo de Winston Churchill, en material y de suministros, y la entrada de los
Estados Unidos tras el ataque a Pearl Harbor, que intentó evitar Hiro-Hito, (Alemania les
declaró la guerra, en mantenimiento de su alianza con Japón) llevaron a su derrota, que
parte de la élite nazi pretendió vivir como el fin de la civilización.
Véanse también: Heinrich Himmler, Hermann Goering, Joseph Goebbels, Rudolf
Hess y Alfred Rosenberg (demasiados parámetros en {{VT}}) Wikipedia.
Austria
Partidarios del Frente Patriótico austríaco en 1938.
Artículos principales: Austrofascismo y Anschluss.

Una coalición de partidos de derecha, llevó al poder a Engelbert Dollfuss en


1932. Sus principales apoyos eran el tradicional Christlichsoziale Partei (Partido Social
Cristiano) y una amalgama de movimientos más extremistas, como la paramilitar
Heimwehr, aglutinados por Ernst Rüdiger Starhemberg bajo el nombre de
Vaterländische Front (Frente Patriótico), de más clara orientación fascista. Dollfuss
disolvió de manera indefinida el parlamento (marzo de 1933) e inició un régimen
autoritario que recibía el nombre de Ständestaat. En respuesta a la creciente actividad
de movimientos pro-nazis, partidarios de la anexión a Alemania (Anschluss), prohibió al
NSDAP local (junio de 1933) y al SDAPÖ (febrero de 1934). En julio del mismo año fue
asesinado por miembros del partido nazi austriaco. Fue sustituido por Kurt Schuschnigg,
que siguió oponiéndose a las pretensiones de anexión. En cambio Arthur Seyß-Inquart,
su ministro de interior y sustituto como canciller, requirió la presencia militar alemana
que acabó con la independencia austríaca.79
Suiza

El Nationale Front (Frente Nacional Suizo) se fundó en 1930, con ideología de


extrema derecha y antisemita. Aprovechó el modelo de democracia directa para forzar
un referéndum con el objetivo de enmendar la constitución en ese sentido, en 1935,
pero fue ampliamente derrotado, y sus actividades declinaron. El Nationale Bewegung
der Schweiz (Movimiento Nacional de Suiza), fue fundado en 1940 y actuaba como
paraguas de las actividades alemanas en el país.80
Europa Oriental

La indefinición y arbitrariedad de las fronteras caracteriza a esta amplia región.


Los Tratados de Versalles difícilmente hubieran podido aplicar los 14 puntos de Wilson,
que pretendían conseguir la paz con el reconocimiento del principio de nacionalidad: un
estado para cada nación. La disolución de los imperios multinacionales (Imperio Alemán,
Imperio ruso, Imperio austrohúngaro e Imperio Turco) fue sustituida por un conjunto de
reinos y repúblicas de difícil definición y coexistencia, en ausencia de fronteras
naturales, y con un nivel de desarrollo económico y social más atrasado que en la
Europa Central u Occidental.

El nacionalismo exacerbado, el militarismo, los liderazgos carismáticos, la


agresividad expansiva o defensiva y las salidas políticas autoritarias o totalitarias, todas
ellas características o componentes de lo que se suele definir como fascismo, fueron
muy frecuentes en esta zona de Europa antes de la Segunda Guerra Mundial. Un factor
añadido fue la vecindad de la Unión Soviética, que se veía como uno de los dos
enemigos principales (el otro era la propia Alemania) entre los que la región estaba
«emparedada». La democracia como régimen político era de implantación reciente, y
las sucesivas crisis económicas (la posterior a la guerra y la de 1929) la sometieron a
fuertes tensiones, que hizo que en muchos países se optara por salidas autoritarias.
Donde se mantuvo, las fuerzas políticas y sociales se polarizaron entre las alternativas
extremas: fascismo y comunismo.

El pacto nazi-soviético de 1939 (contradictorio en términos ideológicos, pero


pragmática y estratégicamente un éxito temporal para ambos) llevó al reparto de buena
parte del territorio (Polonia, las repúblicas bálticas y Besarabia). Una vez estallada la
guerra, la ocupación en unos casos, o en otros la alianza con las potencias del Eje
determinó una mayor proximidad con las políticas nazis o fascistas.
Rumanía
Sello con el símbolo de la Guardia de Hierro rumana sobre una cruz verde
relativa a una campaña humanitaria.
Artículo principal: Guardia de Hierro (Rumania)

Corneliu Zelea Codreanu fundó el 24 de julio de 1927 la Legión del Arcángel


Miguel, una organización fuertemente antisemita y nacionalista, cuyos integrantes
vestían camisas verdes. Los adeptos y miembros del movimiento eran llamados
«legionarios». En marzo de 1930 Codreanu formó la Guardia de Hierro, una rama
paramilitar y política de la Legión; éste nombre llegó a aplicarse para la Legión entera.

Sus miembros llevaban uniformes verdes (considerados símbolo de


rejuvenecimiento, por sus uniformes ganaron el apodo «las camisas verdes») y se
saludaron entre ellos como los romanos, alzando el brazo derecho. El símbolo principal
utilizado por la Guardia de Hierro fue una cruz triple, representando barras de prisión
(como escudo del martirio), a veces llamada La Cruz del Arcángel Miguel.

El movimiento atrajo a destacados miembros de la intelectualidad rumana, como


Mircea Eliade. No fue el único grupo de las mismas características: durante la década
de 1930 rivalizó violentamente por la primacía en la lucha callejera con el movimiento
de los Lăncieri (lanceros), de camisas azules, con los que frecuentemente chocaba.
Tras el asesinato de Codreanu, el líder de la Guardia de Hierro pasó a ser Horia Sima.

Llegó al poder en 1940, fundando el Estado Nacional Legionario aliado al general


Ion Antonescu, aproximándose cada vez más a la Alemania nazi, de la que Rumanía
fue aliada durante la Segunda Guerra Mundial.

Tras la derrota de las potencias del Eje, Rumanía pasó a ser una república
popular, convirtiéndose así en un Estado socialista.81
Bulgaria
La personalidad más cercana al fascismo de los políticos de la derecha búlgara
fue Alejandro Tsankov, que controló un régimen autoritario de gran violencia represora
desde el golpe de estado de 1923 hasta 1934, en que fue desplazado del poder por el
Zveno (Звено, un movimiento también ultraconservador, con presencia en el ejército y
partidario del corporativismo), a su vez derrocado en 1935 por el propio rey Boris III, que
inició un gobierno personal autocrático asistido por el primer ministro Georgi
Kyoseivanov, que asoció a Bulgaria a las potencias del Eje, logrando algunas
reivindicaciones territoriales irredentistas, aunque evitó declarar la guerra a la Unión
Soviética. Murió en 1943 en circunstancias poco claras, ocupando la regencia Kyril de
Bulgaria, que fue depuesto en 1944 por una coalición de partidos dominada por los
comunistas, pero que incluía al propio Zveno. Entre tanto Tsankov había acentuado su
identificación con el nazismo alemán, que mimetizó a través de un pequeño partido
denominado Movimiento Social Nacional (1932), asociado con otros como la Unión
Nacional de Legiones Búlgaras (Съюз на Българските Национални Легиони, 1933) de
Hristo Nikolov. En los últimos años de la guerra (1944) llegó a presidir un gobierno
búlgaro en el exilio en Alemania.82
Grecia
Ioannis Metaxas, rodeado de falangistas de la EON saludando al estilo fascista83

En Grecia, el General Ioannis Metaxas estableció un régimen de carácter fascista


el 4 de agosto de 1936. El régimen del 4 de agosto o Tercera Civilización Helénica
(paráfrasis del III Reich) se designa habitualmente como el Fascismo Griego. Tenía
muchos paralelismos con el fascismo alemán e italiano: militarismo, saludo romano,
intervencionismo, doctrina racista y nostalgia por las glorias pasadas del país, símbolo
clásico (se eligió el labrys o doble hacha), organización juvenil (Ethniki Organosis
Neolaias —Organización Nacional de Juventudes, EON—); aunque algunas
características propias lo distancian. La posición internacional de Grecia, aliada a
Inglaterra y opuesta al expansionismo italiano en los Balcanes, provocaron la Guerra
Greco-Italiana de 1941 en que los griegos resistieron inicialmente con éxito: un caso
peculiar de enfrentamiento de dos fascismos.

La muerte de Metaxas y la victoria alemana tras las duras batallas de la


Operación Marita inició un periodo de ocupación. Se crearon organizaciones de corte
nazi y antisemita, como el EEE (Ethniki Enosis Ellas), el EKK (Ethnikon Kyriarchon
Kratos), el Partido Nacional Socialista Griego (Elliniko Ethnikososialistiko Komma, EEK)
liderado por George S. Mercouris, la ESPO (Organización Patriótica Helénica Socialista)
y la Sidira Eirini (Paz de Hierro). Los alemanes confiaron la administración a gobiernos
colaboracionistas locales, presididos por Georgios Tsolakoglou, Konstantinos
Logothetopoulos y Ioannis Rallis, que llegó a crear los Tágmata Asfalías (Batallones de
Seguridad) para oponerse a la guerrilla comunista del Ellinikos Laïkos Apeleftherotikos
Stratos (ELAS), que se estaba haciendo muy activa, con lo que el final de la guerra
mundial se convirtió para Grecia en una Guerra Civil griega.84
Hungría
Bandera del Partido de la Cruz Flechada.

Tras los violentos años posteriores a la Primera Guerra Mundial que disolvió el
Imperio Austro-Húngaro, que incluyeron una efímera revolución comunista (República
Soviética Húngara de Béla Kun) en medio de una guerra civil y una intervención militar
rumana, el Reino de Hungría (1920 - 1945) estuvo bajo la regencia de Miklós Horthy.
Se instauró un régimen autoritario y con marcado carácter nacionalista, anticomunista y
antisemita, que se alió a las potencias del Eje al comenzar la Segunda Guerra Mundial.
Arresto de judíos en Budapest tras el golpe de los fascistas con apoyo alemán,
octubre de 1944.

Con un carácter más inequívocamente fascista, Ferenc Szálasi fundó en 1935


un Partido de la Voluntad Nacional, pero fue ilegalizado dos años más tarde por su
radicalismo violento. Tuvo sus orígenes en la filosofía política de los extremistas pro-
alemanes como Gyula Gömbös, que acuñó el término nacional socialismo en los años
veinte,85 y que había llegado a ser primer ministro con Horthy. Unificado con otros
partidos similares, como el Partido Nacional Socialista de Obreros y Campesinos
Húngaros (fundado en 1933 y que se conocía como camisas verdes), el partido fue
reconstituido en 1939 con el nombre de Partido de la Cruz Flechada o Movimiento
Hungarista (Nyilaskeresztes Párt – Hungarista Mozgalom) bajo el modelo explícito del
partido nazi alemán. Su iconografía estaba claramente inspirada en la de los nazis: el
emblema de la Cruz flechada era un antiguo símbolo tribal magiar que representaba la
pureza racial de los húngaros de modo similar a como la esvástica hacía lo propio para
la raza aria. Gobernó Hungría desde el 15 de octubre de 1944 hasta enero de 1945,
destacando por su actividad antisemita en los últimos momentos de la llamada solución
final. Tras la guerra, Szálasi y otros líderes del partido fueron juzgados como criminales
de guerra por los tribunales húngaros, condenados a muerte y ejecutados.86
Croacia

La descomposición del Imperio Austro-húngaro y la necesidad de


reconocimiento a Serbia, llevó a los vencedores de la Primera Guerra mundial a la
creación en 1918 de un Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, llamado Reino de
Yugoslavia (Eslavia del Sur) desde 1929. Los recelos de los croatas ante los serbios,
encontraron un altavoz en el periódico Hrvatski Domobran (Ejército Croata) del
Movimiento Juvenil Croata, de Branimir Jelić y Ante Pavelić. El cierre del periódico y la
prohibición de todos los partidos nacionalistas en 1929 radicalizaron al grupo, que se
exilió en Bulgaria y exigió la independencia en una declaración conjunta con
nacionalistas macedonios. Desde 1932 iniciaron acciones terroristas, con la
denominación Ustachá (insurgente, rebelde, que se aplicaba a la Rebelión Herzegovina
de 1875).

La ocupación del Eje en 1941 (Alemania el Norte e Italia el Sur) permitió la


proclamación de la independencia del Estado Independiente de Croacia, bajo la
dirección totalitaria del poglavnik (caudillo, duce o führer) Pavelić, con el Ustachá como
partido único, e incluso un rey nominal perteneciente a una rama lateral de la casa de
Saboya (Roberto, rebautizado con el épico nombre de Tomislav II de Croacia, por el
primer rey croata, del siglo X), que no llegó a pisar su territorio. El Ustachá se destacó
por la intensidad del colaboracionismo y la emulación en las más dura represión,
incluyendo el exterminio de judíos, gitanos, y serbios; e incluso de los propios croatas
cuando se identificaban como comunistas o cristianos ortodoxos (la confesión
mayoritaria, considerada nacional, era la católica). Se formó la Hrvatska Legija (Legión
Croata) que combatió junto a los alemanes en el frente ruso, aunque los principales
enemigos militares del estado croata fueron los partisanos serbios controlados por los
comunistas. Su relación con los Chetniks (guerrilla monárquica, anticomunista y
ultranacionalista serbia) fue más ambigua.87 Los Ustachá se dispersaron al final de la
guerra, que trajo la formación de la Yugoslavia de Tito. Miles de ellos se refugiaron en
Argentina, como el propio Pavelić, que se hizo consejero de seguridad de Juan Domingo
Perón.88
Albania

El liderazgo de Ahmet Zogu (que acabó reinando como Zog I), heredero de una
dinastía regional de gobernadores hereditarios de Mati y líder de un Partido Reformista
Popular de imprecisa ideología, ha de entenderse en función de la estructura social y
económica preindustrial de Albania. Sólo puede considerarse próximo al fascismo por
su dependencia colonial con la Italia de Mussolini, a la que se aproxima desde 1925. Se
exilió en Londres ante la invasión italiana de 1939.89
Eslovaquia

La incorporación de los Sudetes a Alemania y la posterior partición de


Checoslovaquia hizo que fuera muy distinta la presencia política de fascistas o nazis
locales en el protectorado de Bohemia y Moravia (que mantuvo un gobierno local
considerado poco fiable por los nazis, y se administraba en la práctica con un gobierno
militar alemán) y en la República Eslovaca (1939-1945), más afín a la ideología del III
Reich, en la que los simpatizantes nazis locales gobernaban dirigidos por el sacerdote
católico Jozef Tiso y el Hlinka (Unidad Nacional) o Partido del Pueblo Eslovaco, que
desde 1939 era el único legal, junto con el Deutsche Partei (Partido Alemán, para los
alemanes radicados en Eslovaquia) y el Partido Húngaro Unificado (para los húngaros).
Dentro del partido, el Presidente Tiso representaba la tendencia más moderada, de
marcado conservadurismo clerical católico, mientras que el Primer Ministro Vojtech Tuka
y el Ministro del Interior Alexander Mach representaban la tendencia más similar al
fascismo o al nazismo.90
Finlandia
Emblema del Lapuan liike.

El Lapuan liike (Movimiento Lapua) fundado en 1929, fue un partido político de


marcado nacionalismo y anticomunismo, heredero de los Guardias Blancos de la guerra
civil finlandesa de 1918 y que fue radicalizándose hasta adquirir un claro carácter
fascista. Sus líderes provenían de la ciudad de Lapua (Vihtori Kosola y el general Kurt
Martti Wallenius). Intentó un golpe de estado en 1932 (la rebelión Mäntsälä), tras el que
fue prohibido. Se reorganizó un nuevo partido denominado Isänmaallinen kansanliike
(Movimiento Patriótico del Pueblo, IKL), que añadía el carácter integrista religioso del
movimiento Herännäisyys de la región de Ostrobotnia. Incorporó la parafernalia fascista
de camisas negras y organizó un movimiento juvenil (Sinimustat, liderado por Elias
Simojoki, un sacerdote fanático de fuerte carisma). Se presentó a las elecciones de 1933
en alianza con el partido conservador, y en solitario en 1936 y 1939, sin alcanzar el
poder. En 1938 se inició un procedimiento para su ilegalización, no concedida por los
tribunales.

Tras las coyunturas críticas posteriores al pacto nazi-soviético (la Guerra de


Invierno y la Paz de Moscú, 1939–1940), Finlandia se había visto obligada a apoyarse
en Alemania para garantizar su independencia contra la Unión Soviética (Guerra de
Continuación), de modo que se vio conveniente incluir al ILK en el gobierno de
concentración nacional de 1941. Por el contrario, ya no se hizo lo mismo en el de 1943
(las circunstancias bélicas habían cambiado). A petición de la Unión Soviética, el ILK
fue prohibido cuatro días antes del armisticio que puso fin a la guerra (19 de septiembre
de 1944).
Estonia

La Eesti Vabadussõjalaste Keskliit (Unión de participantes en la Guerra de


Independencia de Estonia, abreviadamente Vapsid y sus miembros vaps), dirigida por
Andres Larka y Artur Sirk, nació en 1929 como una asociación de excombatientes y se
fue convirtiendo en un movimiento político nacionalista y antiparlamentario que utilizaba
un encuadramiento paramilitar y uniforme con boina negra. Más allá de eso, no
presentaba otras similitudes con el fascismo, pues rechazaba el racismo y no tuvo
contactos internacionales. Tras algunas intervenciones políticas, en el referéndum de
1933, fue prohibida como consecuencia de la declaración de un estado de emergencia.
Se reconstituyó, acentuando sus características radicales y alejando a sus miembros
más moderados, y fue definitivamente disuelta en 1935.91
Letonia

Existieron algunos movimientos nacionalistas violentos en Letonia en los años


1930, caracterizados por el antesemitismo, el anticomunismo y, como rasgo especial, el
antigermanismo, por el deseo de una pureza étnica letona. La Ugunskrusts (Cruz de
Fuego, 1932), de Gustavs Celmins, fue enseguida ilegalizada, pero reapareció como la
Pērkonkrusts (Cruz de Trueno). Su símbolo era equivalente a la esvástica y sus
miembros llevaban un uniforme paramilitar de camisa gris y boina negra. Fueron
nuevamente disueltos y su líder encarcelado tras el establecimiento de un régimen
autoritario por el presidente Karlis Ulmanis. Más tarde, durante la ocupación alemana,
Celmins y algunos miembros de la Cruz de trueno colaboraron con los nazis (el
denominado Comando Arajs, de Viktor Arajs, que incendió una sinagoga en Riga y
asesinó a miles de judíos y comunistas), mientras que otros se opusieron, incluso
participando en la resistencia. Desaparecido el movimiento bajo la Unión Soviética, a la
caída de ésta (1990) reapareció con un programa de Letonia para los letones más
radical que el del gobierno independentista, y un intento de volar el monumento a los
soviéticos liberadores de Riga. La mayor parte de sus dirigentes fueron detenidos y
condenados a penas menores.92
Lituania

El movimiento fascista lituano, denominado Geležinis Vilkas (Lobo de Hierro), se


formó en 1927 y fue liderado por Augustinas Voldemaras. Disponía de una sección
violenta (Tautininkai), que se empleaba contra sus enemigos políticos. Fue prohibido en
1930 y en 1934 intentó un golpe de estado contra el presidente Antanas Smetona, de
tendencia autoritaria y anteriormente presidente honorario de ese mismo movimiento.
En 1938 Voldemaras se exilió. Durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra
Mundial, muchos de sus dirigentes colaboraron con los ocupantes,93 aunque un
movimiento nacionalista, anticomunista y antisemita de imprecisa ideología denominado
Lietuvos Aktyvistų Frontas (Frente Activista Lituano, LAF), que llegó a formar un
gobierno provisional en 1941, no obtuvo el reconocimiento alemán para funcionar como
gobierno títere y se autodisolvió.94
Polonia
El régimen de gobierno de Józef Piłsudski a través del Partido Socialista de
Polonia durante la Segunda República Polaca fue en realidad una dictadura autoritaria
bajo una fachada constitucional y democrática valiéndose de presidencias títeres como
la de Stanisław Wojciechowski o Ignacy Mościcki. Sin embargo, su énfasis centralizador
para mantener la independencia y unidad de Polonia, que logró en 1918 tras ciento
veintitrés años de particiones,959697 provocó que su relación con el nazismo fue más
bien hostil, y que un movimiento de características similares al fascismo, Endecja
(acrónimo de Narodowa Demokracja o Democracia Nacional), dirigido por Roman
Dmowski, fuera decididamente reprimido.98La ocupación alemana instauró un Gobierno
General sin ninguna clase de gobierno títere con colaboracionistas locales: se pretendía
teóricamente la futura germanización del territorio por colonos alemanes, una vez
despejado de lo que se describía como razas inferiores (eslavos y judíos).
Europa Noroccidental

La zona más desarrollada económica y socialmente, también disponía de los


regímenes democráticos más estables y arraigados. También es importante considerar
que, o bien estaban entre los vencedores de la Primera Guerra Mundial, o bien habían
sido países neutrales y pretendían seguir siéndolo. La aparición de movimientos
fascistas o nazis pudo tener un desarrollo endógeno, pero su llegada al poder fue
estrictamente dependiente de su ocupación o no por Alemania durante la Segunda
Guerra Mundial, e incluso en ese caso, nunca ejerció un poder real sino estrictamente
tutelado por ésta, cuando no se redujo a ser un simple enmascaramiento de la
ocupación.
Suecia

El Nationalsocialistiska Arbetarpartiet (Partido Nacional Socialista de los


Trabajadores de Suecia) se formó en 1933 por Sven Olof Lindholm como escisión de un
anterior Partido Nacional Socialista. Su sección juvenil se llamaba Nordisk Ungdom
(Juventud Nórdica) Inicialmente funcionó como una total imitación del partido nazi
alemán, identificándose en principio más bien con las ideas de Otto Strasser (más
izquierdista que Hitler). Se fue distanciando paulatinamente de sus conexiones
alemanas, adoptando desde 1938 un emblema diferente (el Vasakärven o haz de trigo
emblema de los Vasa) y cambió su nombre a Svensk Socialistisk Samling (Unidad
Socialista Sueca). Durante la Segunda Guerra Mundial, en que Suecia fue neutral,
decayó su actividad, hasta su disolución en 1945.99
Dinamarca

El Danmarks Nationalsocialistiske Arbejderparti (Partido Nacional Socialista de


Dinamarca, DNSA), fundado el 16 de noviembre de 1930, mimetizó actitudes e ideología
del partido nazi alemán. Fue liderado inicialmente por Cay Lembcke, y no pasó de tener
unos cientos de seguidores, y unos resultados incluso menores en las elecciones de
1932. A partir de 1933 fue reemplazado por Frits Clausen, que concentró la actividad
del partido en su región (Schleswig Norte).

Como la ocupación alemana de Dinamarca durante la Segunda Guerra Mundial


no alteró el sistema político local, ni siquiera llegó entonces a formar parte del gobierno
de concentración, con presencia de todos los partidos excepto el comunista y el nazi.
En marzo de 1943 hubo incluso unas elecciones en que los partidos partidarios de la
ocupación fueron derrotados, y el 29 de agosto se disolvió el gobierno, declarando la ley
marcial. El DNSA se disolvió en mayo de 1945, al terminar la guerra.100
Bélgica
Bandera rexista.
Bandera del VNV.

Léon Degrelle, impresionado por el grito de los contrarrevolucionarios mexicanos


en la guerra cristera (Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe), fundó a su vuelta a
Bélgica, en 1930, el movimiento Cristus rex o rexismo, que se extendió sobre todo en
ambientes ultraconservadores católicos de la zona francófona (Valonia). Entre sus
líderes estaban José Streel, Louis Collard y Victor Mathys.101

En la zona neerlandófona (Flandes) se creó simultáneamente la Vlaamsch


Nationaal Verbond (Unión Nacional Flamenca, VNV), fundada por Staf de Clerq en 1933.
Su lema era Autoridad, disciplina y «Dietsland», siendo éste el nombre que proponían
dar al estado pan-neerlandés a crear, excluyendo la zona de Valonia.102

El rexismo se presentó a las elecciones a partir de 1936, obteniendo modestos


resultados. Tanto él como el VNV fueron acentuando sus tendencias filonazis
(totalitarismo, antisemitismo, admiración por Hitler), y recibieron apoyo financiero de
Alemania. Con la ocupación, se convirtieron en la articulación del colaboracionismo,
formando incluso dos unidades militares que actuaron en la guerra: la División SS
Valonia y la Legión Flandes.

Se especula con la posibilidad de que ciertas características de los primeros


libros de la serie de cómics Las aventuras de Tintín puedan ser calificadas de
anticomunismo o racismo y sean debidas a la proximidad al rexismo de su autor
(Hergé).103
Véase también: Historia de Bélgica#La Segunda Guerra Mundial
Holanda
Bandera del NSB.

El Nationaal-Socialistische Beweging in Nederland (Movimiento Nacional


Socialista en los Países Bajos, NSB) fue un partido político fascista, que se fue
desarrollando durante los años 1930 y se convirtió en el único partido legal durante la
ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, periodo en el que funcionó como
una verdadera sucursal del partido nazi. Sus fundadores fueron Anton Mussert, que
llegó a ser el líder, y Cornelis van Geelkerken. Basaba su programa en el fascismo
italiano y el nazismo alemán, aunque hasta 1936 no se había declarado antisemita, e
incluso tenía judíos entre sus miembros.104
Noruega
Emblema del Nasjonal Samling, que incluye abajo el monograma del nombre de
su líder, Vidkun Quisling.
Vidkun Quisling, líder del Nasjonal Samling (Unión Nacional, fundado en 1933),
inicialmente de tendencia conservadora y religiosa y que había sido anteriormente
ministro con el partido agrario, se presentó a las elecciones con muy escasos resultados.
Evolucionó hacia posiciones miméticas con el nazismo a partir de 1935, aunque no pasó
a ser un partido muy minoritario. Aprovechó la invasión alemana para dar un golpe de
estado (9 de abril de 1940), pero los ocupantes prefirieron instaurar una gobernación
militar que trataba a sus aliados locales con bastante recelo, mientras que la familia real
se refugiaba en Inglaterra, donde se constituyó un gobierno en el exilio. Desde 1942
Quisling se incorporó al gobierno de la Noruega ocupada como ministro, y en 1943
alcanzó el rango de máximo dirigente. El nombre de Quisling pasó a ser sinónimo de
«colaboracionista» y se usaba como adjetivo despectivo, sobre todo en la propaganda
de los aliados y en la literatura posterior.105
Francia
Artículo principal: Historia de la extrema derecha en Francia

La extrema derecha en Francia tenía una prolongada tradición, que se remonta


a la restauración monárquica de 1814, y se había visto alimentada desde 1871 con el
miedo a la revolución proletaria (experiencia de la Comuna de París) y el revanchismo
por la derrota en la Guerra Franco-prusiana (que incluía el irredentismo por la pérdida
de Alsacia y Lorena). El añadido del antisemitismo a partir del Caso Dreyfus, terminó de
constituir en determinados círculos sociales, políticos e intelectuales, una amalgama
ideológica que puede considerarse como un claro precedente del fascismo. Este
ambiente encontró su expresión en grupos como la Action Française, creada en 1898
por Maurice Pujo y Henri Vaugeois, y que se mantuvo como referente de la extrema
derecha francesa bajo el liderazgo de Charles Maurras. Su fuerte personalidad fue
determinante para centrar los elementos de la reivindicación de la personalidad
tradicional francesa en la monarquía y el catolicismo (en ambos casos con un criterio
totalmente utilitario: él mismo era agnóstico), y empujar al activismo callejero a la
sección juvenil denominada Camelots du roi.

Ese grupo fue el principal, pero no el único: Croix-de-feu (Cruz de fuego) de


François De La Rocque, Jeunesses Patriotes (Jóvenes Patriotas) de Pierre Taittinger,
Le Faisceau (el Fascio) de Georges Valois —de explícita inspiración—, el Parti franciste
(Partido o Movimiento francista) de Marcel Bucard, conocido por Chemises bleues
(camisas azules) financiado por el fascismo italiano, y la Solidarité Française
(Solidadridad Francesa) de François Coty, más próxima al nazismo alemán, que
también usaba camisas azules y se distinguía por sus boinas negras. El más radical y
violento fue La Cagoule o Comité secret d'action révolutionnaire (Comité secreto de
acción revolucionaria) de Eugène Deloncle, fundado en 1935 con financiación y apoyo
del empresario Eugène Schueller (dueño de L'Oréal). Infiltrado por la policía, muchos
miembros fueron detenidos en 1937. Muchos de los otros movimientos fueron disueltos
por una ley adoptada durante el gobierno del izquierdista Léon Blum (Frente Popular)
en junio de 1936.106

Durante el periodo de entreguerras, en el que la vida política de Francia se vio


sometida a alternancias políticas pendulares entre el Bloque Nacional y el Cartel de las
Izquierdas, en algún momento se temió que la radicalización de las posturas condujera
a una salida autoritaria similar al fascismo, sobre todo desde la émeute sanglante (una
manifestación de excombatientes que degeneró en violencia el 6 de febrero de 1934).
No obstante, la mayoría social de Francia optó por salidas posibilistas que incluían el
"pacto social" (acuerdos Matignon de 7 de junio de 1936, con el gobierno del Frente
Popular). La comparación con la tragedia española que comenzó sólo un mes después
(18 de julio de 1936) visibiliza el distinto grado de cohesión social en una y otra nación,
que explica en buena parte que el fascismo no triunfara endógenamente en Francia. No
obstante, muchos franceses tomaron partido apasionadamente por un bando u otro de
la Guerra Civil Española.107
Artículo principal: Régimen de Vichy
Bandera del Estado Francés o Francia de Vichy, que añadía a la tricolor
republicana una doble hacha muy parecida a las fasces.

Tuvo que ser la humillante derrota frente a Alemania (Batalla de Francia) la que
hiciera llegar al poder a las fuerzas políticas más cercanas al fascismo. El territorio fue
dividido en dos zonas: la primera directamente ocupada por el ejército alemán, el norte
y el oeste, donde se organizó alguna organización para encuadrar a los franceses más
afines ideológicamente (Mouvement social révolutionnaire —Movimiento social
revolucionario— fundado en París en 1940 por Eugène Deloncle); y la segunda, el
centro y sur, que se confió al mariscal Pétain; mientras que las colonias se decidían por
el control alemán o por sumarse a la Francia Libre organizada en Londres por De Gaulle.
Pétain en su zona, llamada Francia de Vichy organizó un État Français bajo el lema de
Travail, famille, patrie (Estado Francés y Trabajo, Familia, Patria; en clara referencia
contraria a la denominación République Française —'República Francesa'— y al lema
revolucionario Liberté, Égalité, Fraternité —'Libertad, Igualdad, Fraternidad'—). Es
discutible su clasificación como régimen puramente totalitario, dada la presencia en esta
autodenominada Révolution Nationale de elementos muy diversos, que bajo de los
planteamientos retóricos comunes, no ocultaban su personalidad diferenciada: desde
los claramente fascistas (el Parti Populaire Français -Partido Popular Francés, PPF-de
Jacques Doriot y el Rassemblement national populaire —Unión nacional popular— de
Marcel Déat), pasando por los reaccionarios clásicos (Action Française, el clero
conservador), hasta los reformadores posibilistas (tecnócratas, planistas —partidarios
de la planificación económica—, personalistas demócrata-cristianos, los denominados
no-conformistas de los años 30, la École des cadres d'Uriage, René Belin —el redactor
de la Charte du Travail—), como ocurría simultáneamente en España con las llamadas
familias del franquismo. Hubo incluso una unidad militar francesa que se envió al frente
ruso, a semejanza de la División Azul española (la Légion des volontaires français contre
le bolchévisme —Legión de los voluntarios franceses contra el bolchevismo—).108
Península ibérica

España y Portugal se caracterizaban por un evidente atraso económico y social,


y un cierto aislamiento. En los años 1920 se instauraron regímenes autoritarios (António
de Oliveira Salazar y el general Miguel Primo de Rivera) que no ocultaban los
paralelismos con el fascismo italiano. El caso español presentó violentos movimientos
pendulares, con la Segunda República Española y la Guerra Civil Española, en que la
intervención alemana e italiana en apoyo del bando sublevado fue decisiva en
momentos clave, a pesar de la política de no intervención que intentaron mantener
Francia e Inglaterra.
La pervivencia de los dos regímenes fascistas ibéricos se puede explicar también
en parte por su aislamiento relativo de la escena europea y su oportunismo y capacidad
de transformación. Fue decisiva su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial y la
posterior alineación con los Estados Unidos, que permitió el mantenimiento de ambos
hasta mediados de los años setenta.
España
Bandera de Falange.

El denominado desastre de 1898 significó para España una frustración nacional


equivalente a la guerra franco-prusiana para Francia o la Primera Guerra Mundial para
Alemania e Italia. Se produjo una introspección negativa que se plasmó en un
interminable debate intelectual sobre el Ser de España, mientras se ahondaban las
fracturas internas (social, territorial y religiosa, lo que se ha venido en denominar las dos
Españas) que llevaron a la Guerra Civil Española de 1936. La crisis del sistema político
de la Restauración, un liberalismo controlado por la oligarquía y el caciquismo,109 se
prolongó en medio de crisis periódicas (Semana Trágica de 1909, Crisis de 1917,
Desastre de Annual de 1921) hasta que el ejército, con una trayectoria secular de
intervención en la vida política, impuso al cirujano de hierro demandado por los
regeneracionistas con la Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930). Las
soluciones económicas autárquicas y corporativistas, y el desprecio de las instituciones
parlamentarias le asemejan al contemporáneo fascismo italiano, pero no se pretendió
crear un estado totalitario y la decisión de instaurar algo semejante a un partido único
(la Unión Patriótica, 1925) no llegó a pasar de un tímido intento. No se produjo una gran
intensificación de la represión política ni social: la Organización Corporativa Nacional
contó incluso con la colaboración del sindicato socialista UGT. Ante la pasividad de la
mayor parte de la sociedad civil, la oposición estuvo organizada por grupos de
intelectuales y los partidos republicanos. A la caída del dictador, el gobierno de
transición que le siguió recibió el cómico nombre de dictablanda.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, Ernesto Giménez Caballero comenzó


a difundir la ideología fascista. Admirador de Mussolini, había visitado Italia en 1928. A
su vuelta propagó lo que él llamó la "latinidad" militante. Admiraba Roma como la capital
de la religión y del fascismo.110 Pero fue Ramiro Ledesma, que trabajó en La Gaceta
Literaria que editaba Giménez Caballero, quien un mes antes de proclamarse la
Segunda República Española fundara la revista La Conquista del Estado inspirada en
su homónima italiana La conquista dello Stato, como él mismo dice, germen del
fascismo español.

El día 14 de marzo de 1931, justamente un mes antes de proclamarse la


república, comenzó a publicarse un semanario político. La conquista del Estado, en
cuyos números se encuentran todos los gérmenes, las ideas y las consignas que luego,
más tarde, dieron vida y nombre a las organizaciones y partidos de tendencia fascista
que hoy conocemos
R. Ledesma ¿Fascismo en España?111

En su tercer número reivindicaba "imponer violentamente su política". El


siguiente número, que salía el 4 de abril, fue retirado por la policía.112
La Segunda República Española (1931) llegó en medio de una fiesta popular que
rápidamente derivó en una intensificación de la lucha de clases y del resto de las
contradicciones acumuladas.113 El 4 de junio La conquista de Ramiro Ledesma salía a
la calle con la proclama: "¡Viva la Italia fascista! ¡Viva la Rusia soviética! ¡Viva la
Alemania de Hitler! ¡Viva la España que haremos! ¡Abajo las democracias burguesas y
parlamentarias!".112

Ramiro Ledesma fundó en 1931 las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista


junto a Onésimo Redondo, primera organización política española de categórico cuño
fascista. Las JONS aspiraban a desarrollar un nacionalismo revolucionario de tipo
fascista que pudiera competir con la izquierda entre las clases bajas.114 Este grupo se
caracterizaba por su nacionalismo radical (contra las autonomías regionales), la defensa
del catolicismo (para Onésimo Redondo la religión era lo que para el nazismo la sangre
aria115) y el anticomunismo (que se expresaba contra el movimiento obrero anarquista
y socialista).

Más adelante surgiría la Falange Española fundada por José Antonio Primo de
Rivera. José Antonio, se interesaba ya a fondo en algo bastante parecido al fascismo
(de cuño italiano) como vehículo capaz de dar forma y contenido ideológico al régimen
autoritario nacional proclamado, con tanta inseguridad, como poco éxito por su padre.
[...] José Antonio no se mostró al principio opuesto a emplear la etiqueta de
"fascista".116 Según Payne, la Falange no se diferenciaba en ningún aspecto
significativo con el partido de Mussolini. Llegando en casos a utilizar su misma
retórica.117 En ese ambiente se mimetizaron y adaptaron los lemas y símbolos fascistas
(saludo romano, camisa azul, yugo y flechas, etc.).

En febrero de 1934 la Falange de José Antonio se fusionó con las JONS de


Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma. El entusiasmo de este último por Hitler, su
oratoria demagógica y su indudable proclividad a los procedimientos violentos
convirtieron a las Juntas de Ofensiva Nacional–Sindicalista por él fundadas en el sector
más radical de la Falange.118
El encuentro de los generales sublevados Franco y Mola en Burgos es el tema
de portada del Berliner Illustrirte Zeitung, 27 de agosto de 1936.

Algunos otros intentos se quedaron en proyecto, como el Partido Laborista de


Eduardo Aunós. Otros partidos de posturas extremas tuvieron componentes más
tradicionales (conservadurismo, clericalismo, monarquismo o tradicionalismo): el Partido
Nacionalista Español de José María Albiñana, Tradición y Renovación Española y el
Bloque Nacional de José Calvo Sotelo. Aunque la mayor parte de la derecha tuvo una
posición más posibilista, representada por la Confederación Española de Derechas
Autónomas (CEDA) de José María Gil-Robles, sus juventudes actuaban como un grupo
de disciplina casi paramilitar (Juventudes de Acción Popular, JAP, de Ramón Ruiz
Alonso).119

La Guerra Civil supuso para el bando sublevado la unificación de todos los


partidos políticos en un único Movimiento Nacional (Falange Española Tradicionalista y
de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que pretendía convertirse en el único
cauce de participación en la vida pública y encuadrar todos los aspectos de la sociedad
(Frente de Juventudes, Sección Femenina, Educación y Descanso) y de la economía,
en un sistema corporativo (sindicato vertical). En lo político, la caracterización del
modelo de gobierno de la dictadura120 del general Francisco Franco se ha hecho como
fascismo (a secas121 o con distintos adjetivos: fascismo rural,122 fascismo clerical,123
) o como un régimen autoritario.124 Para otros no es un fascismo puro, sino un régimen
típicamente reaccionario, que adoptó oportunistamente en sus inicios una fachada
hitleriana-mussoliana y que pretendía la reproducción feudal.125

Posiblemente la razón principal de su prolongada existencia en el tiempo fue la


visión pragmática de Franco tanto hacia el exterior como en el interior. Sus relaciones
internacionales pasaron de la alianza con el Eje durante la guerra civil a la neutralidad
en la primera fase de la Segunda Guerra Mundial (benévola hacia el Eje pero
manteniendo garantías hacia a los aliados). La invasión de Rusia provocó el
reclutamiento de una División Azul que se reunió en el frente ruso con otras similares
de los países satélites del nazismo. La derrota de Alemania condujo al aislamiento
internacional, mientras se acogía en España a muchos de los líderes fascistas que huían
de sus países (Degrelle, Pavelic, Otto Scorzeny, Hauke Pattist126). Tras una durísima
posguerra de autarquía y nacionalcatolicismo, el franquismo supo aprovechar la
oportunidad que le ofrecía la Guerra Fría para superar su aislamiento mediante la
alianza con los Estados Unidos desde 1953.

No se admitía oposición interna, pero se administraban salomónicamente cuotas


de poder entre las distintas familias del franquismo (azules o falangistas, militares,
carlistas, católicos, tecnócratas). En los textos legales y las proclamas políticas, la
autodefinición de su régimen evolucionó de ser un Estado totalitario en los años treinta
(Fuero del Trabajo de 1938, de clara inspiración fascista italiana) a un impreciso Reino
en los años cuarenta (Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1947) y una
Democracia Orgánica en los sesenta (Ley Orgánica del Estado de 1967).
Véanse también: Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalista, Falange Española y Falange Española de las JONS.

El grupo los Guerrilleros de Cristo Rey, llegan a recurrir a la violencia contra


manifestaciones de la oposición e incluso atentan contra librerías que utilizan la tímida
apertura para sortear la censura.
Portugal
Las tropas sublevadas de Gomes da Costa en la revolución del 28 de mayo de
1926, entran triunfalmente en Lisboa el 6 de junio.

La revolución del 28 de mayo de 1926, ampliamente apoyada por sectores


civiles, instauró un régimen autoritario militar, que desde 1932 fue gobernado por
António de Oliveira Salazar, un profesor universitario. Al año siguiente se aprobó una
Constitución que concentraba el poder en la figura del presidente, manteniendo la ficción
de elecciones y bicameralismo. El periodo de cuarenta años posterior recibe el nombre
de Estado Novo. La similitud con el fascismo se marcó con mecanismos de
encuadramiento social, como la Mocidade Portuguesa (para la juventud), o la Legión
Portuguesa (organización paramilitar, que fue la única parte del régimen salazarista que
adoptó y defendió abiertamente las intenciones de Hitler para Europa, frente a una
postura oficial neutral o favorable a los aliados). También se imitaron mecanismos
propios del corporativismo económico y social italiano. Un partido rival, con
características similares al fascismo, denominado Movimento Nacional-Sindicalista
(MNS) de Francisco Rolão Preto, conocido como Camisas azuis (camisas azules),
mantuvo una relación confictiva con Salazar, que acabó disolviéndolo; lo que condujo a
una revuelta fácilmente reprimida (10 de septiembre de 1935). Preto (que acusaba a
Salazar de instaurar un régimen fascista) se exilió y la mayor parte de los nacional-
sindicalistas se integraron en la União Nacional (Unión Nacional), que desde 1934 era
el único partido que se presentaba en las elecciones.127

El apoyo discreto al bando sublevado en la Guerra Civil Española dio oportunidad


a Salazar para el mantenimiento de una alianza estratégica con el gobierno de Franco,
que se denominó Pacto Ibérico (1942).128
Países angloparlantes

No fueron ocupados durante la guerra. La presencia de movimientos fascistas


fue poco importante, a veces puramente testimonial. Su nivel de desarrollo económico
y social era posiblemente el más avanzado del mundo. Sus sistemas políticos
demostraron una gran estabilidad y capacidad de respuesta a las crisis económicas y
sociales. La tendencia a desentenderse de los asuntos europeos de la opinión pública
interna en los Estados Unidos (al mismo tiempo muy implicados económicamente en la
burbuja financiera de créditos e indemnizaciones entre vencedores y perdedores de la
Primera Guerra Mundial), y la insistencia en mantener la política de no intervención y de
apaciguamiento por parte de la mayor parte de la clase política británica; determinaron
que su capacidad de gestión de la coyuntura internacional fuera muy deficiente, y la
respuesta bélica en la primera fase de la guerra muy poco eficaz. No obstante, su
capacidad de resistencia y la preservación de su identidad democrática fue finalmente
decisiva y exitosa.129 La alianza coyuntural con la Unión Soviética duró poco más de lo
que tardó en terminar la guerra.
Reino Unido
Bandera de la Unión Británica de Fascistas.
Artículo principal: Unión Británica de Fascistas

La Unión Británica de Fascistas se creó en 1932. Nunca pasó de ser un grupo


minoritario, aunque mantuvo actividades violentas contra judíos, sindicalistas y
comunistas. Su sección de activistas se conocía como blackshirts (camisas negras) a
imitación de los fascistas italianos, y fue prohibida en 1936. El partido entero fue
ilegalizado en 1940, y su líder, Oswald Mosley, encarcelado durante todo el periodo de
la Segunda Guerra Mundial.130
Irlanda
Bandera de los Blueshirts.

Los Blueshirts (camisas azules) del Army Comrades Association (ACA), más
tarde denominados National Guard (Guardia Nacional (Irlanda)) fueron un movimiento
similar al fascismo, compuesto por veteranos del movimiento independentista (Irish
Republican Army —IRA—, Ejército Republicano Irlandés) liderados por el general Eoin
O'Duffy. Se fundó varios años después de la independencia, en 1932, y mantuvo
enfrentamientos con otras organizaciones del movimiento nacionalista irlandés. El
predominio ideológico del nacionalismo recientemente triunfante y un catolicismo
fuertemente integrista caracterizaron la vida política y social de la Irlanda de
entreguerras. Durante la Segunda Guerra Mundial Irlanda se mantuvo neutral.131
Australia

La New Guard fue una organización paramilitar durante los años 1930s, e intentó
derrocar violentamente al primer ministro de Nueva Gales del Sur. Tuvo miembros en
distintas partes de Australia, pero sus socios y la base de apoyo predominantes estaban
en Nueva Gales del Sur y en su capital, Sídney.132
Canadá

El Parti national social chrétien, Canadian National Socialist Unity Party o


Christian National Socialist Party (Partido Nacional Socialista Cristiano), fundado por
Adrien Arcand en 1934, tenía una sección violenta, denominada Blueshirts (camisas
azules) dedicada a agresiones callejeras a izquierdistas, inmigrantes y miembros de
grupos raciales minoritarios. Su programa ultranacionalista era pan-canadiense, de
integración de la comunidad francófona y la anglófona. También incorporaban el
antisemitismo y la admiración por Hitler y el nazismo. Alcanzaron alguna representación
electoral y una militancia de algunos miles de miembros, sobre todo en la zona de
Quebec, Alberta y Columbia Británica. Fueron prohibidos en 1940, como otros grupos
menores: la Canadian Union of Fascists (Unión Canadiense de Fascistas, vinculados al
grupo británico de Mosley) y el Canadian Nationalist Party. Arcand volvió a intentar la
unificación de estas corrientes bajo el nombre de National Unity Party (Partido de la
Unidad Nacional) en 1949, con poco éxito electoral.133
Estados Unidos
Manifestación del German American Bund en Nueva York, 30 de octubre de
1939.

Existieron grupos fascistas durante la década de 1930. Por ejemplo, la Silver


Legion (Legión de Plata) de William Dudley Pelley y el German American Bund o
German American Federation (Federación Germano-estadounidense) de Fritz Julius
Kuhn abiertamente apoyados por la Alemania nazi en esa época, y que funcionó como
un lobby o grupo de interés y presión política. Al mismo tiempo, la radio católica acogía
al padre Charles Coughlin, que comenzó a mostrar simpatía hacia el nazismo y un fuerte
anti-semitismo. El American Nazi Party de George Rockwell fue un pequeño grupo en
las décadas siguientes, que apoyaba el movimiento White Power (supremacismo
blanco) y se oponía al creciente movimiento por los derechos civiles.

Se ha sugerido la similaridad con el fascismo de otras personas, organizaciones


e instituciones: el gobernador y senador Huey Long fue acusado de implantar un
régimen de mano dura en el estado de Luisiana. Las simpatías fascistas y el apoyo hacia
Alemania e Italia de muchas de las familias más ricas de los Estados Unidos se apuntó
en las cartas de William Dodd, embajador en Alemania, así como los pagos a periodistas
por parte del magnate de la prensa William Randolph Hearst que propició artículos
favorables hacia la Alemania nazi. La preocupación por cuestiones similares se reflejó
en una novela semi-satírica: It Can't Happen Here, (No puede ocurrir aquí) de Sinclair
Lewis, publicada en 1935.

En 1933, se denunció una conspiración para derrocar al presidente Franklin D.


Roosevelt mediante un golpe militar. Esta presunta conspiración, cuya existencia real
es difícilmente demostrable, se conoció como el Business Plot (Complot de los
Negocios), porque teóricamente involucraba a la élite industrial y financiera, cuyos
intereses se suponían amenazados por la política del New Deal. Se desveló ante la
opinión pública cuando el general de los marines retirado Smedley Butler testificó ante
el Comité McCormack-Dickstein del Congreso que había sido tanteado por un grupo de
altos intereses económicos, liderado por los imperios industriales DuPont y J. P. Morgan,
para orquestar un golpe fascista contra Roosevelt.134

Desde puntos de vista opuestos (tanto conservadores como izquierdistas), se ha


propuesto que el mismo Roosevelt tomó prestadas ideas del fascismo europeo de los
años 30, aunque tal cosa difícilmente puede determinar que se le califique a él o a su
política de fascista. Es habitual comparar la cartelización de la industria italiana realizada
por Mussolini y la que realizó Roosevelt en la industria estadounidense mediante la
National Recovery Act. Los gobiernos fascistas solían adoptar políticas económicas
favorables a los grandes negocios, buscando proteger y consolidar grandes empresas
nacionales, favoreciendo a los principales empresarios con monopolios y oligopolios, en
lo que se ha venido a denominar corporativismo. Alguna de las críticas a Roosevelt le
acusan de haber emprendido políticas similares en la esperanza de que el esfuerzo
combinado de la gran empresa sería capaz de sacar al país de la Gran Depresión (véase
New Deal y corporativismo).
Rusia

Con anterioridad a la Revolución de 1917 funcionó un grupo denominado


Centenas Negras, que podría considerarse como un precedente del fascismo.135
Después, los partidarios del régimen zarista u opuestos a los bolcheviques y apoyados
por las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial formaron el Movimiento
Blanco, que llegó a controlar amplias zonas durante un corto período en la Guerra Civil
Rusa (1918-1922). Su programa ideológico, que se definía sobre todo por los círculos
de emigrados rusos (muy activos en París y Londres), se basaba en el conservadurismo
(en defensa económica de los intereses de terratenientes y burguesía; y religiosa de la
Iglesia Ortodoxa Rusa -políticamente no había una definición tan clara, entre la
autocracia zarista y la democracia representativa más al gusto de los aliados, pero
siempre opuesta a los soviets-), el anticomunismo y el antisemitismo. El nacionalismo
también era un rasgo muy evidente, sobre todo contra el internacionalismo proletario, y
por razones obvias, se prefería nombrar a sus adversarios por el nombre de Komintern.
No obstante, la rusificación de la Unión Soviética a partir de la época de Stalin, que
utilizó extensamente los instrumentos movilizadores del nacionalismo y el
antisemitismo, así como el culto a la personalidad, compitió con eficacia en esos campos
(por ejemplo, al denominar la Segunda Guerra Mundial como Gran Guerra Patria).136

Con efecto más militar que ideológico, durante la guerra existió un Movimiento
de Liberación Ruso (Русское Освободительное Движение) e incluso un Ejército de
Liberación Nacional Ruso del que fue parte fundamental fue la Brigada Kaminsky que
combatió bajo las órdenes alemanas y llegó a gobernar la República Lokot o Autonomía
Lokot (Локотскoe Самоуправление) en los óblast de Kursk y Oryol, dirigida primero por
Konstantin Voskoboinik y tras su muerte por Bronislav Kaminski.137 En Serbia tuvo
actividad un Cuerpo de Guardia Ruso en Serbia (Русский Охранный Корпус, Русский
Корпус в Сербии, Russisches Schutzkorps Serbien).138

En Manchukuo, en las décadas de 1930 y 1940, actuó el Partido Fascista Ruso,


formado por inmigrantes rusos. Al mismo tiempo, en los Estados Unidos se formó la
Organización Fascista Rusa, compuesta por inmigrantes rusos.139

En el periodo posterior al derrumbe de la Unión Soviética, en la Federación Rusa


han aparecido movimientos y personalidades políticas de extrema derecha, que
recuperan el antisemitismo y el nacionalismo exacerbado, como Vladímir Zhirinovsky y
otros más minoritarios, incluso de estética neonazi.
Asia
Japón
Artículo principal: Nacionalismo japonés

La ideología japonesa que suele denominarse nacionalista, expansionista,


imperialista o militarista, guarda cierta relación con el fascismo, además del hecho de
que Japón formó parte de las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial y
que la ocupación japonesa de extensos territorios en Asia permite de algún modo la
comparación a la de los alemanes e italianos en Europa. Existió en los años 20 y 30 una
organización dentro del ejército que pretendía instaurar un gobierno militar totalitario: la
Kōdōha (Facción del Camino Imperial), que aunque nunca llegó a formar un partido
político, sí intervino en política, e incluso intentó tomar el poder mediante fallidos golpes
de estado entre 1934 y 1936. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial el peso
del ejército incluso aumentó.140

Existió un movimiento intelectual ultranacionalista, el Yuzonsha, en el que


pueden encontrarse similitudes con los intelectuales fascistas europeos: sus
representantes serían Ikki Kita, que evolucionó a un pensamiento cercano al fascismo
en Un esbozo de plan para la reorganización de Japón (日本改造法案大綱 Nihon Kaizo
Hoan Taiko, 1923)141 y Shūmei Ōkawa (Japón y el camino japonés, Nihon oybi Nihonjin
no michi, 1926), cuyo pensamiento ha sido calificado de panasianismo. Ambos se
involucraron en los intentos de golpes de estado, siendo ejecutado Kita y encarcelado
unos años Ōkawa, que continuó popularizando la idea del inevitable choque de
civilizaciones con Occidente, en que Japón debía asumir el papel de liberador y protector
de Asia. Fue procesado como criminal de guerra de clase A por el Tribunal Penal Militar
Internacional para el Lejano Oriente.142

El Taisei Yokusankai o Asociación de Apoyo al Régimen Imperial (1940),


movimiento de encuadramiento político y social de tipo totalitario y militarista que
presidió la vida japonesa hasta 1945, fue organizado desde el gobierno por el príncipe
Fumimaro Konoe (cuyas influencias intelectuales provenían del filósofo socialista
Hajime Kawakami, y que acabó suicidándose tras ser acusado de crímenes de guerra
en los procesos posteriores a la derrota). Tenía entre sus fines reconstruir un nuevo
Japón y completar un nuevo orden en la Gran Asia Oriental que, claro y evidente, es la
construcción de un nuevo orden mundial.143 El general Hideki Tōjō, primer ministro
desde 1941 hasta 1944, creó el Yokusan Seijikai que convertía a Japón en un estado
unipartidista. Tras un frustrado intento de suicidio, fue condenado a muerte y ejecutado
en 1948.
Véanse también: Militarismo japonés, Segunda Guerra Sino-japonesa, Frente de
China en la Segunda Guerra Mundial, Ocupación japonesa de Indochina y Ocupación
japonesa de Corea.
China
Artículo principal: Sociedad de Camisas Azules

El Kuomintang desarrolló una sección secreta, que actuó como una policía
secreta y fuerza paramilitar, denominada de varias formas, entre ellas como Sociedad
de Camisas Azules (藍衣社 en chino). Estuvo bajo la dirección de Chiang Kai-shek y sus
miembros provenían inicialmente de la Academia Militar Whampoa. A través de ella se
buscaba liderar el partido Kuomintang y la propia República de China con una cierta
similitud con el fascismo europeo, que a veces se ha calificado de fascismo
confuciano.144 El principal ideólogo, Liu Jianqun (劉健羣), había sido influido por
lecturas sobre el fascismo europeo y escribió un panfleto titulado Algunas Opiniones
Sobre la Reforma del KMT, donde, entre otros rasgos propios de los movimientos
fascistas, proponía el uso de camisas azules para identificarse. Su influencia se extendió
del sistema militar al político, y a la vida social y económica de la China de los años
1930. El auge y caída de la Sociedad de Camisas Azules fue rápido, aunque oscuro. En
raras ocasiones se refiere la posibilidad de la continuación de sus actividades tras el
establecimiento de la República Popular de China en el continente y la limitación del
ejercicio del poder del KMT en Taiwán.145
Líbano
Artículo principal: Falanges Libanesas

El Partido de las Falanges Libanesas (en árabe ‫ ال ل ب نان ية ال ك تائ ب حزب‬Hizb al-
Katā'ib al-Lubnaniyya), conocido como Kataeb (Falanges) fue fundado en 1936 por
Pierre Gemayel, siguiendo los modelos italiano y español, entre los cristianos maronitas
del Líbano. La dimensión ideológica del partido siempre fue menos importante que su
componente identitario religioso, que aglutina a una comunidad nítidamente definida en
la sociedad libanesa, segregada entre cristianos y musulmanes. Su lema es Dios, Patria
y Familia. Su ideología es nacionalista, más particularmente fenicista (por la idealización
del pasado fenicio), contraria al nacionalismo árabe. La situación de dependencia
colonial de Francia llevó a la Falange a luchar junto con los también libaneses
musulmanes sunitas. Tras la independencia, desde 1948 se alió con el nuevo estado de
Israel para compensar el aumento de población musulmana por la llegada de refugiados
palestinos. Tras sufrir varias escisiones sigue existiendo en la actualidad, y la familia
Gemayel sigue liderándolo.146
Véase también: Guerra civil libanesa
Tailandia
En los primeros días de octubre de 1976 las milicias armadas del «Kramti-
Daeng» y del «Nawhapon» asaltaron las universidades thailandesas ocupadas por
organizaciones izquierdistas realizando una masacre que impulsó a las Fuerzas
Armadas a hacerse cargo del poder. El «Mawhapon», Movimiento Nacional-Socialista,
junto con «Kranti-Daeng», un grupo estudiantil de acción construido sobre la imagen de
las Juventudes Hitlerianas. Tras el golpe de Estado fueron constituidas oficialmente las
«Luc Luong Viet Nam Du Doi» grupos armados de corte fascista que realziaban
incursiones en la zona comunista de Vietnam partiendo de bases en Thailandia.147
Sudáfrica

En 1938 se fundó dentro de la comunidad de afrikáner sudafricano el


Ossewabrandwag (literalmente "Centinela del Vagón de Bueyes", OB), un partido de
inspiración nazi, con un grupo paramilitar denominado Stormjaers (Cazadores de
tormentas). Durante la Segunda Guerra Mundial, en la que se oponían a ayudar a
Inglaterra frente a Alemania, realizaron actos de terrorismo y algunos de sus dirigentes
fueron encarcelados, pero el partido nunca llegó a ser prohibido. Tras 1945, varios de
sus miembros pasaron a ocupar puestos de responsabilidad en el régimen del apartheid.
En particular, John Vorster llegó a ser primer ministro de 1966 a 1978.148
Latinoamérica
Artículo principal: Falangismo en América Latina

La cercanía cultural e idiomática hizo que para algunos grupos intelectuales y


políticos desde los años treinta fuera más fácil la identificación con el nombre de la
Falange Española que con el del fascismo italiano o el nazismo alemán, y surgieron
movimientos con ese nombre en muchos países latinoamericanos, con muy distinta
evolución a lo largo del tiempo.149
Argentina
Grupo parapolicial de la Liga Patriótica Argentina patrullando Buenos Aires
durante la Semana Trágica de 1919.

En Argentina la primera organización fascista, la Liga Patriótica Argentina, fue


fundada en enero de 1919, casi simultáneamente con su aparición en Italia. El hecho se
produjo durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen de la Unión Cívica Radical, en
momento en que sucedía la llamada Semana Trágica, una huelga general ferozmente
reprimida, en la que fueron asesinadas centenas de personas y se realizó el único
pogrom (matanza de judíos) de que hay registro en el continente americano. La Liga
Patriótica, adoptó un programa nacionalista de derecha en lo político y liberal en lo
económico. Presidida por el dirigente Manuel Carlés de la Unión Cívica Radical y amplio
apoyo de los gobiernos, los militares, la Iglesia católica y la clase alta, la Liga Patriótica
formó escuadrones civiles parapoliciales llamados "guardias blancos", para reprimir
huelguistas, anarquistas, judíos y catalanes. Tuvo participación protagónica en las
masacres obreras de la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde.150151 La Liga
Patriótica se mantuvo muy activa en las décadas de 1920 y 1930, decayendo a partir de
ese momento.

Durante esa década funda la Liga Social Argentina, grupo de tendencias


fascistas, cuyo objetivo era luchar contra el modernismo y las tendencias que
consideraban subversivas. Donde tenían activa participación Alejandro Bunge y Atilio
Dell'Oro Maini, cuyos enemigos definidos por sus órganos de prensa La Unión eran los
judíos, los liberales y los masones152153154

En julio de 1923, la Liga Patriótica Argentina propicia en el teatro Coliseo, junto


al Círculo Tradición Argentina, las cuatro conferencias donde Leopoldo Lugones arroja
las nueve bases: "Italia acaba de enseñarnos, bajo la heroica reacción fascista
encabezada por el admirable Mussolini, cuál debe ser el camino a seguir. D Andrea
adhiere a la proclama y da conferencias acerca del las ventajas del Estado corporativo
italiano instaurado por Mussolini. El diez de enero de 1919 se conformó en el Centro
Naval el grupo llamado 'Defensores del Orden' para "cazar" agitadores durante los
acontecimientos de la Semana Trágica, siendo arengados por Monseñor Miguel De
Andrea en sus homilías.155Según Herman Schiller las acciones directas de la "Liga
Patriótica" encontraron una sustentación teórico-filosófica que partía, principalmente, de
los sectores más reaccionarios de la Iglesia Monseñor Miguel de Andrea, Obispos
Piaggio y Bustos (Córdoba). Durante los años 30 una de las principales figuras del
fascismo en argentina fue el Monseñor Miguel De Andrea siguió atento el desarrollo de
la guerra civil española, simpatizando por los “nacionalistas”, declarando sus simpatías
por el nacionalcatolicismo encarnado por Franco y el fascismo de Moussolini. También
se mostró doctrinariamente una abierta y expresa adhesión a las ideas antiliberales y
corporativistas, a menudo inspirados formalmente en el fascismo italiano y por el
régimen de Antonio Oliveira Salazar..156

El empresario italiano Vittorio Valdani, vicepresidente de la Unión Industrial


Argentina (UIA) entre 1911 y 1930, fue el encargado por el Partido Fascista italiano de
organizar y dirigir los Fasci italianos en Argentina, creando en 1930 el principal órgano
de prensa de fascismo en Sudamérica, el periódico Il Mattino d’Italia. Recibió el apoyo
del gobierno radical y llegó a ser designado por el presidente Marcelo T. de Alvear, como
Director Administrativo de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(YPF).157también fue representante de esta vertiente el político Enrique Mosca

En 1930 el dictador José Félix Uriburu propone las posturas fascistas surgidas
por imitación de lo ocurrido en Italia con Benito Mussolini que apoyaban la implantación
de un corporativismo.158Uriburu le encomendó al poeta Leopoldo Lugones la redacción
de la proclama revolucionaria, que fue acusada de fascista.159 Lugones debió entonces
modificarla.
Chile

Existió durante la década del 30 y del 40 el Partido Nacional Fascista (PNF) un


partido político de ideología fascista, existente entre 1938 y 1940. Sus ideas eran
difundidas en su semanario, La Patria, Chile ante todo. La agrupación convocó a la
"Primera Gran Concentración Fascista" en el Teatro Victoria de Santiago para el 19 de
noviembre, sin embargo ésta fue cancelada, lo cual fue atribuido a la prohibición del
presidente Pedro Aguirre Cerda. Además del rechazo del gobierno, el PNF tuvo una
gran oposición de los partidos y medios de comunicación de izquierda.
El PNF tuvo una efímera existencia, la cual se verificó con la discontinuidad de
la publicación de La Patria en 1940, aunque reapareció excepcionalmente entre abril de
1941 y enero de 1942.
Brasil
Artículo principal: Integralismo Brasileño
Manifestación integralista en Brasil.

En Brasil hubo en los años 30 un movimiento similar al fascismo, la Ação


Integralista Brasileira (Acción Integralista Brasileña, AIB) de Plínio Salgado, que sacó su
nombre de un movimiento antiparlamentario, tradicionalista y monárquico de comienzos
de siglo en Portugal, el Integralismo Lusitano. Utilizaba una adaptación de la parafernalia
fascista: camisas verdes, el símbolo sigma (Σ) y el saludo romano con el grito Anauê!
(«¡Eres mi hermano!», en tupí). Su relación con Getúlio Vargas fue conflictiva,
incluyendo un intento de golpe de estado en 1938, tras el que se desintegró el
movimiento.160o el Estado Novo de Getúlio Vargas en Brasil);161162
Colombia
Artículo principal: Leopardos (Colombia)

En Colombia los cambios sociales de los años de 1920 (crecimiento de las


ciudades, polarización social) se expresaron intelectualmente en un grupo denominado
Los leopardos (Eliseo Arango, José Camacho Carreño, Joaquín Fidalgo Hermida,
Augusto Ramírez Moreno y Silvio Villegas)163 inspirado en el monarquismo francés
(Charles Maurras) que dio como resultado político una de las principales divergencias
dentro del conservatismo colombiano en un sentido nacionalista. El grupo buscó
inspiración histórica en Simón Bolívar y en Rafael Núñez, más que todo en su
pensamiento autárquico por parte del primero y el pensamiento católico por parte del
segundo. Entre los políticos que se pueden considerar cercanos al grupo suele citarse
a Alzate Avendaño. La cercanía de estos y otros grupos colombianos al fascismo
italiano, el nacional-socialismo alemán o el falangismo y el franquismo español (por
ejemplo, la Legión de Extrema Derecha de Bucaramanga); suscitaron un especial temor
(particularmente en Estados Unidos) de que en Colombia se crease una Quinta
Columna proclive a los intereses alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Como
resultado se elaboraron listas negras164 que incluía a sociedades comerciales y
personas naturales, la lista implicaba la imposibilidad de mantener relaciones
comerciales, y se confinó en un campo de concentración en Fusagasugá165 a un buen
número de personas destacadas por su ideología filofascista, incluyendo especialmente
a inmigrantes italianos y alemanes.166
Costa Rica
Véase también: Movimiento Costa Rica Libre
Artículo principal: Partido Nazi de Costa Rica
Actividad nazi en el Club Alemán en Costa Rica en los años 30

Desde los años treinta se gestó en Costa Rica un movimiento de simpatizantes


del nacionalsocialismo alemán entre la nutrida comunidad de origen alemán, al punto
que algunas fuentes aseguran que Estados Unidos consideraba a Argentina y Costa
Rica como los países latinoamericanos con mayor cantidad de simpatizantes del
nazismo. Se ha señalado la existencia de figuras simpatizantes del nazismo en altos
cargos del poder político en las administraciones de León Cortés Castro y Rafael Ángel
Calderón Guardia.167168 Los simpatizantes del nazismo solían reunirse en el Club
Alemán.169 En el año 2005 se encontró un monumento nazi en Cartago que data de
los años treinta, construido en una zona montañosa de difícil acceso y sobre una fuente
acuífera.170 Desde la declaración de guerra al Tercer Reich por Costa Rica (presidente
Calderón Guardia, 1941), muchos ciudadanos y residentes de origen alemán e italiano
fueron encarcelados y sus propiedades nacionalizadas, aún cuando la gran mayoría no
tenía vínculos con el nazismo o el fascismo. Los orígenes doctrinarios del racismo o del
sentimiento de superioridad racial europea en Costa Rica tiene orígenes anteriores.171
Entre otros autores de los que se han señalado posturas racistas se cuenta el destacado
científico costarricense Clodomiro Picado Twight.172
México
Artículos principales: Camisas doradas y Unión Nacional Sinarquista.

En México, sobre todo a partir de la crisis económica de 1929 que hacía para
algunos colectivos menos aceptable lo que percibían como una gran presión migratoria,
surgieron numerosos grupos de carácter ultranacionalista y xenófobo o racista (alguno
particularmente antisemita, otro antichino), que se conocían como dorados o camisas
doradas. Tuvieron una presencia puntual entre algunos colectivos de comerciantes. Se
destacaron en enfrentamientos callejeros con sindicatos izquierdistas en 1935.173

El sinarquismo mexicano, que combina el catolicismo con el anticomunismo,


tiene al falangismo y al franquismo entre sus múltiples inspiraciones. Sus representante
político, la Unión Nacional Sinarquista, fue importante a finales de los años 1930.

Además de este grupo autóctono, un grupo mimético del español, la Falange


Española Tradicionalista se formó en México por empresarios españoles para oponerse
a la influencia de los que apoyaban al Bando republicano durante la Guerra Civil
Española, que alcanzaron un gran apoyo del presidente mexicano Lázaro Cárdenas,
que facilitó la integración en México a los exiliados republicanos españoles. Este grupo
no tuvo alcance más allá de los inmigrantes de origen español.174
Perú

La Unión Revolucionaria fue un partido político peruano fundado por Luis Miguel
Sánchez Cerro en 1931. Gobernó junto con él luego de ganar las elecciones de 1931.
Tras su muerte, en 1933, fue dirigido por Luis A. Flores Medina y devino en partido
abiertamente fascista.

Se caracterizaba por su oposición al liberalismo y el comunismo, y en particular,


al partido aprista, a quienes consideraban enemigos mortales. Difundían también una
fuerte xenofobia contra los emigrantes japoneses en Perú y también contra los
emigrantes chinos. Siguiendo el modelo fascista, proponían una sociedad corporativa y
totalitaria. De 1933 a 1936, la Unión Revolucionaria difundió su discurso fascista, influido
fuertemente por la Italia fascista y las ideas de Benito Mussolini, de quien Flores era un
ferviente admirador. A través de sus órganos de prensa (La Batalla, Acción, y Crisol)
manifestaron su oposición al gobierno del general Oscar R. Benavides, el sucesor de
Sánchez Cerro a quien consideraban traidor, y proclamaban al sistema fascista como el
necesario para el desarrollo del país, a fines de 1933 se crea la Legión de Camisas
Negras, conformada por la juventud de la UR.

El régimen autoritario de Oscar R. Benavides también mostraba sus simpatías


por el fascismo, llegando a contratar en 1935 una "misión policial italiana" destinada a
reorganizar la policía de investigaciones de Perú. Siguiendo esta línea autoritaria,
Benavides ilegalizó al APRA y al Partido Comunista por considerarlos “partidos
internacionales” pero también persiguió a muchos “urristas”.
Uruguay

Inmediatamente después de la "marcha sobre Roma" (1922) políticos del Partido


Nacional y del Colorado, empresarios y medios de prensa uruguayos comenzaron a
considerar imitables algunas instituciones del régimen de Mussolini. Desde muy
temprano políticos como Osvaldo Medina, Julio María Sosa, Pedro Manini Ríos, y los
diarios "El Siglo" y "La Razón" asumieron una clara postura antidemocrática.

Desde el golpe de Estado de Gabriel Terra (1933) hasta la culminación su


régimen en 1938, las posturas antiliberales y conservadoras coincidieron con distintas
modalidades profascistas.175Durante el régimen terrista (1933-1938) varios dirigentes
políticos expresaron sus intenciones de incorporar ciertas premisas fascistas al
Uruguay. Gabriel Terra, César Charlone no ocultaron sus simpatías hacia el fascismo,
diarios y periodistas que adhirieron al fascismo es extensísima. "El Pueblo", "La Tribuna
Popular", "La Mañana", "El Diario", "El Imparcial", "Libertad" y periodistas y publicistas
reconocidos como Juan A. Zubillaga, Adolfo Agorio, Alejandro Kayel hicieron una
prédica fascista hasta el decenio de los cuarenta. Durante el gobierno de Luis Batlle
Berres varios de sus ministros adherirán al fascismo176
Dictaduras consideradas fascistas
Véanse también: Guerra Fría en América Latina, Golpes de Estado en Argentina,
Década infame, José Félix Uriburu y Liga Patriótica Argentina (demasiados parámetros
en {{VT}}) Wikipedia.

Las dictaduras militares latinoamericanas que van desde la dictadura de Trujillo


en la República Dominicana al Genocidio guatemalteco, pasando por el llamado
Proceso de Reorganización Nacional de Argentina, la Dictadura cívico-militar en
Uruguay, la dictadura de Pinochet en Chile o el régimen militar de Hugo Banzer en
Bolivia. Los regímenes más prolongados en el tiempo fueron el somocismo de
Nicaragua (1937–1979) y la dictadura de Stroessner en Paraguay (1954–1989).177
Otros países

En Asia el régimen de Chiang Kai shek fue considerado de tenor fascista entre
1949 y hasta 1987 bajo el reinado de Chiang y de su hijo, miles de personas
consideradas hostiles al gobierno fueron torturadas y asesinadas.178siendo uno desus
principales objetivos el jiaogong (exterminio del comunismo), especialmente a partir de
1934. El Movimiento Nueva Vida de Kai Shek fue eminentemente una organización
fascista de encuadramiento político, de adoctrinamiento moral y de control social
auspiciada por el Cuartel General del Generalísimo del Comité Militar del Régimen
Nacionalista de Nanchang, las dos principales plataformas fascistas pro-Chiang Kai-
shek eran la Sociedad Lixingshe y el Grupo CC xi. Chiang Kai shek desarrolló la tarea
de combatir la disidencia mediante una política eminentemente militarista y ferozmente
anticomunista, . Para Chiang Kai-shek se trataba de militarizar a toda la población a
imagen y semejanza del Ejército Nacional. En 1949 el régimense retiró a Taiwán tras
ser vencido en la segunda y última fase de la Guerra Civil (1946-1949) por el PCCh.
Durante el régimen de Chiang los jóvenes serían adoctrinados y encuadrados mediante:
la educación militar (junxun), el escultismo (tongzijun), los grupos de autodefensa
(baoweituan). A su vez, el militarismo y el control social generalizado se extenderían
gracias a la recuperación del sistema baojia (sistema de empadronamiento y de control
social desarrollado entre los siglos VI y X) y al sistema baoan (seguridad y orden).
Mientras que para las mujeres se desarrollaría la Asociación de la Mejora de la Mujer
(Funun shenguo gajin hui), desarrollando la imagen de la mujer como promotora y
defensora de la familia, y abnegada de los asuntos domésticos.179

Es objeto de controversia la identificación con el fascismo o populismo del


peronismo argentino,
Pervivencia del concepto hasta la actualidad
Neofascismo
Bandera de los Estados Unidos y del Reino Unido con una esvástica nazi en el
centro, simbología que algunos grupos de ultra derecha occidentales utilizan.

El fascismo en sus expresiones más tradicionales resurgió en las décadas de los


80 y 90 del siglo XX bajo los nombres de neofascismo y movimiento neonazi, que en
sus formas más marginales reproduce la estética retro y actitudes similares (violencia
juvenil callejera). Como movimiento político de presencia institucional, en Italia apareció
después de la Segunda Guerra Mundial bajo la forma del partido político Movimento
Sociale Italiano (Movimiento Social Italiano, misinos), que con el tiempo buscaría una
presencia más asumible por el régimen político democrático bajo el nombre de Alleanza
Nazionale (Alianza Nacional) y se redefinió como postfascista, llegando al gobierno
italiano (Gianfranco Fini, bajo la presidencia de Silvio Berlusconi, 1994).180

Desde finales del siglo XX han aumentado las posibilidades electorales de los
partidos que basan su propuesta política en distintas ofertas de dureza contra la
inmigración y mantenimiento de la personalidad nacional. Además de en Italia, en varias
democracias europeas la presencia de partidos de extrema derecha, o personalidades
con un pasado nazi o fascista han llegado a ocasionar incluso problemas
internacionales: fue el caso del escándalo por la llegada de Kurt Waldheim a la
presidencia de Austria (1996) o la entrada en el gobierno del mismo país del Freiheitliche
Partei Österreichs (Partido Liberal de Austria, FPÖ) de Jörg Haider en 1999. En los
Países Bajos ocurrió un caso similar con la Lijst Pim Fortuyn (Lista Pim Fortuyn, LPF)
en 2002. En Francia, la inesperada posibilidad de que Jean-Marie Le Pen (Front
National, Frente Nacional) pudiera llegar a la presidencia de la República, llevó a una
agrupación del voto de todo el espectro político de izquierda a derecha en su contra en
las elecciones de 2002.181
Véase también: Ultraderecha
Fascismo de izquierda

El concepto, tal como fue utilizado originariamente por Jürgen Habermas,


designaba a los movimientos terroristas de extrema izquierda de los años sesenta.182
En la actualidad su uso se ha extendido para calificar peyorativamente a cualquier
ideología izquierdista (especialmente en Estados Unidos) y a los críticos del Estado de
Israel (en los medios de difusión afines a ese país), de un modo similar al adjetivo
«antisemita».183
Fundamentalismos religiosos
Estado Islámico —grupo yihadista— considerado fascista por los medios
occidentales.184

El surgimiento en la escena internacional del fundamentalismo islámico a partir


de la revolución iraní (1979) y su extensión a otras repúblicas islámicas, así como al
terrorismo internacional, ha puesto de manifiesto la posibilidad de un totalitarismo de
corte religioso, que emplea técnicas violentas de algún modo comparables al fascismo;
para calificarlo peyorativamente se ha venido utilizando el adjetivo «islamofascismo»,
aunque tales movimientos ideológicos son bastante alejados entre sí. También es
habitual señalar las similitudes con el fascismo de movimientos denominados
fundamentalismo cristiano, que en algún caso se han llegado a denominar
cristofascismo.185186
Uso extendido del adjetivo «fascista»
Artículo principal: Fascista (adjetivo)

El adjetivo «fascista» se aplica con fines peyorativos de manera muy extendida


en el lenguaje coloquial, y muy frecuentemente también en todo tipo de literatura, sobre
todo a efectos polémicos o descriptivos, más allá de su adecuación o no a una estricta
correspondencia con la ideología o los regímenes políticos fascistas. Se asocia con las
posturas políticas de extrema derecha y las ideas y actitudes racistas, intolerantes o
autoritarias; y al desprecio por el diferente, el marginado, el que no piensa del mismo
modo o las minorías

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