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1. Amicus, Amici
2. Magister, Magisti
3. Agricola, Agricolae
4. Áquila, Áquilae
e) ¿Cuáles son los aspectos que hay que tener en cuenta en la primera y segunda
declinación?
Desarrollo
a. La relación tiene que tiene la Familia Indoeuropea, el latín y las lenguas Romances es
que pertenecen el latín y la mayoría de las lenguas habladas en Europa, tanto en el pasado
como en el presente, además de algunas de Asia meridional que se extienden por la zona que
va desde la actual Turquía hasta la India.
Además, “comunidad lingüística europea” el eslabón que une las lenguas románicas de España
-castellanas, catalanas y gallego- entre sí y con el resto de esta vieja y gran comunidad es el
latín. De las varias formas dialectales del latín primitivo, enseguida acabó imponiéndose la de
Roma, a causa de su pronta hegemonía sobre toda la región.
Este latín “romano” se fue extendiendo a medida que se extendía también el dominio de
Roma, primero en Italia, más tarde en los países ribereños del Mediterráneo occidental
(incluida la Península Ibérica) hasta abarcar finalmente la Europa central, desde las Islas
Británicas hasta Rumanía. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, ocurrida en el siglo
V, el latín continuó siendo la lengua común de gran parte de este territorio, hasta su
fragmentación y transformación en las distintas lenguas románicas (siglos VIII-IX). Por lo que se
refiere a la Península Ibérica, la presencia de la lengua latina duró alrededor de doce siglos
(recordemos que la conquista romana se inicia en el siglo III a. C.).
El origen de las lenguas románicas hay que buscarlo en ese latín “vulgar” tardío transformado y
fragmentado, bautizado con la denominación de lengua romana rustica en un concilio del siglo
IX (para diferenciarla de las lenguas “bárbaras”, por un lado, y del latín “culto”, por otro). Fue
este un proceso que podría calificarse de “metamorfosis”. Una parte importante del sistema
lingüístico latino permaneció en todas las lenguas románicas. Pero hubo cambios
(innovaciones y pérdidas) muy sustanciales que afectaron a los distintos aspectos de la lengua:
pronunciación, morfología, sintaxis, léxico.
b.
Singular
plural
singular
Plural
E.
LA PRIMERA DECLINACIÓN
Para declinar cualquier palabra de la primera declinación, se tomará el radical (el caso
LA SEGUNDA DECLINACIÓN
Para declinar los nombres la segunda declinación, se toma la raíz a partir del caso genitivo
singular (desinencia – i) y se le irán añadiendo las diversas desinencias correspondientes a los
distintos casos y géneros. Los sustantivos masculinos pueden tener dos terminaciones en el
nominativo:
C) Los nombres neutros: tiene el nominativo singular en um. Por ejemplo: Donum, doni (n.): el
regalo
Los nombres propios terminados en ius, tienen el vocativo singular en i. Así Tullius, Vergilius,
Pompelius, Antonius, etc., harán su vocativo de esta manera: Tuli, Vergili, Pompei, Antoni, etc.
Igual regla siguen los dos nombres comunes: filius y genius. Sus vocativos singulares serán fili
y geni. El adjetivo posesivo meus tiene su vocativo singular en i: mi. Los tres nombres
siguientes: agnus, Deus, chorus, tiene su vocativo igual a su nominativo. Por lo común, los
nombres de las plantas en latín son femeninos; pero los nombres de los frutos son neutros. La
PLANTA EL FRUTO