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Comunicación y Cultura

Verón. La semiosis social


Cap 3.

Pierce, signo: cada clase define no un tipo sino un modo de funcionamiento.


Todo sistema significante y concreto es una composición compleja de los 3
dimensiones definidas por Pierce (cualidad, hecho y ley).
La descripción operatoria. Todo de un sistema significante y concreto puede ser
encarado como un sistema de operaciones cognitivas cuya 3 modalidades
fundamentales son las definidas por Pierce. Forma pragmática.

Tricotomía: crea cualidad, hecho pensamiento. Como resultado cualidades que son
signos (cualisigno), cosas existentes que son signos (sinsigno), leyes que son signos
(legisismo)
Objeto: elemento real del signo. Es que determina al signo, determina al interpretante.
De los 3 tipos de signos, lo que implica su existencia son los sinsignos.

El envío referencial va del sigo al objeto, pero el enlace causal que lo determina ya del
objeto al signo.
El signo puede determinar varios objetos. Todo signo tiene un precepto de explicación,
extenderlo como emoción de su objeto. El signo es un índice, es un fragmento
arrancado del objeto. Si el signo es un símbolo, incorpora la razón del objeto de él
emanado. Si el signo es un índice, ejercido por el objeto. Si se puede decir de un
objeto que determina a un signo es porque el objeto mismo con el representamen y su
intérprete es un signo.
Un signo es determinado por el objeto y un tercero. El universo de la semiosis, es un
universo cerrado. El signo produce un efecto de realidad. La función de un signo es
hacer eficiente las relaciones ineficientes.
Las palabras producen un efecto físico, pero no produce una relación sobre la materia.
El tipo de reacción que producen es puramente lógico y viceversa. Signo, ley y
pensamiento, son para Pierce sinónimos.
Todo signo es una ley, porque todo signo es un pensamiento. La terceridad supone
siempre una primeridad y secundidad. Icono e índice son indispensables en el
funcionamiento de los signos. El modo de ser de la ley, asegura la realidad de lo real.
El signo remite a su objeto, lo representa. El signo como mediación. Llamamos al
modo de representación del objeto en el signo el objeto inmediato. Es precisamente en
ese sentido que se puede decir que el objeto determina al signo. Pues el hecho de que
el signo representa siempre su objeto de una cierta manera se sigue que el objeto
desborda al signo: un signo dado o conjunto cualquiera de signo no puede representar
del todo al objeto. Representar al objeto independiente del signo (objeto inmediato).Lo
social aparece así como fundamento último de la verdad.
Lo real es que aquello de lo que más tarde o temprano debemos desembocar y
finalmente la información y razonamiento, lo que en consecuencia es independiente de
la extravagancia del yo o del tú.

Cap 4. Discursos Sociales


Hasta el momento hemos visto dos corrientes históricas: por un lado la de la herencia
soussureana, dominada por un modelo binario del signo; y por el otro lado, un
pensamiento ternario sobre la significación, el que asocié los nombre de Pierce y
Frege. La primera corriente es la del surgimiento de la lingüística como ciencia de la
lengua; la segunda permaneció ajena al desarrollo de la lingüística, semiótica
anglosajona.
Años 70 apareció el concepto de discurso.
El concepto del discurso abre la posibilidad de un desarrollo conceptual que está en
ruptura con la lingüística: imaginar que se puede llegar a la noción de discurso por el
progresivo ensanche de la problemática lingüística es, desde mi punto de vista, una
ilusión peligrosa. Una teoría de los discursos sociales se sitúa necesariamente en un
plano que no es el de la lengua. Una teoría de los discursos puede darse como objeto,
el surgimiento de la lingüística es indispensable para una teoría de los discursos
sociales.
En segundo lugar, el concepto de discurso abre la posibilidad de una reformulación
conceptual, hacer estallar el modelo binario del signo y tomar a su cargo lo que yo
llamo “pensamiento ternario sobre significación”.
En tercer lugar, separación/rearticulación entre teoría del discurso y lingüística por un
lado y reformulación conceptual con la ayuda del “pensamiento ternario” por el otro,
permitirá que la teoría de los discursos recupere problemas olvidados. Ya señale los
dos que me parecen más importantes: la materialidad del sentido y la construcción
de lo real en la red de la semiosis.

Cap 5. El sentido como producción discursiva


El acceso a la red semiótica siempre implica un trabajo de análisis que opera sobre
fragmentos extraídos del proceso semiótico, es decir, sobre una cristalización de las 3
posiciones fundamentales (operaciones – discursos – representaciones). Se trabaja
así sobre estados, que solo son pequeños pedazos del tejido de la semiosis, que la
fragmentación efectuada transforma en productos.
La teoría de los discursos sociales es un conjunto de hipótesis sobre los modos de
funcionamiento de la semiosis social. Por semiosis social entiendo la dimensión
significante de los fenómenos sociales: el estudio de la semiosis es el estudio de los
fenómenos sociales en tanto procesos de producción de sentido.
Una teoría de los discursos sociales reposa sobre una doble hipótesis:
 Toda producción de sentido es necesariamente social: no se puede describir ni
explicar satisfactoriamente un proceso significante, sin explicar sus condiciones
sociales productivas.
 Todo fenómeno social es, en sus dimensiones constitutivas, un proceso de
producción de sentido, cualquiera que fuere el nivel de análisis las ciencias
sociales suponen, en general, que los diversos fenómenos que ellos estudian
son significantes, pero sin interrogarse acerca del problema específico de los
modos se comportamiento del sentido. Y toda forma de organización social
implican, en su misma definición, una dimensión significante: la ideas o las
representaciones, como se solía decir.
Todo funcionamiento social tiene una dimensión significante constitutiva, toda
producción de sentido está interesada en lo social.
Semiótica: ciencia de los sistemas de signos. Solo en el nivel de la discursividad el
sentido manifiesta sus determinaciones sociales y los fenómenos sociales
develan su dimensión significante. Una socio semiótica solo puede ser una teoría
de la producción de sentido es una de los capítulos fundamentales de una teoría
sociológica, porque es una semiosis donde se construye la realidad de lo social.
El análisis de los discursos sociales abre camino de esa manera, al estudio de la
construcción social de lo real, lo que llame la “lógica natural de los mundos sociales”.
Toda producción de sentido, en efecto, tiene una manifestación material. Esta
materialidad del sentido define la condición esencial, el punto de partida necesario de
todo estudio empírico de la producción de sentido. Siempre partimos de paquetes de
materiales sensibles investidos de sentido que son productos; con otras palabras,
partimos siempre de configuraciones de sentido identificados sobre un soporte
material que son fragmentos de la semiosis. Cualquiera que fuere el soporte material,
lo que llamamos un discurso o un conjunto discursivo no es otra cosa que un
configuración espacio – temporal de sentido.
Las condiciones productivas de los discursos sociales tienen que ver, ya sea con las
determinaciones que dan cuenta de las restricciones de generación de un discurso o
de un tipo de discurso, ya sea con las determinaciones que definen las restricciones
de su recepción. Llamamos a las primeras condiciones de producción y, a las
segundas, condiciones de reconocimiento. Generado bajo condiciones también
determinadas, que producen sus efectos bajo condiciones también determinadas, es
entre estos dos conjuntos de condiciones que circulas los discursos sociales.
Una consecuencia importante de este punto de partida es que un objeto significante
dado, un conjunto discursivo no puede jamás ser analizado “en sí mismo”; el análisis
discursivo no puede reclamar “inmanencia” alguna. La primera condición para poder
hacer un análisis discursivo es la puesta en relación de un conjunto significante con
aspectos de terminados de esas condiciones productivas.
El análisis de los discursos no es “externo” ni “interno”. No es externo porque para
postular que alguna cosa es una condición productiva de un conjunto discursivo dado,
hay que demostrar que dejo huellas en el objeto significante, en forma de propiedades
discursivas; ni puede ser interno, porque ni siquiera podemos identificar lo que hay
que describir en una superficie discursiva, sin tener hipótesis sobre las condiciones
productivas.
El análisis externo es consecuentemente inseparable de una concepción mecánica de
las relaciones entre los discursos y su contexto; tratan a los objetos significantes como
si no lo fueran.
Los objetos que interesan al análisis de los discursos no están en resumen en los
discursos, tampoco están fuera de ellos, en alguna parte de la “realidad social
objetiva”. Son sistemas de relaciones: sistema de relaciones que todo producto
significante mantiene con sus condiciones de generación por una parte, y con sus
efectos por la otra.
La distinción entre un discurso y sus condiciones productivas siempre se establece
a partir de la identificación de tal o cual conjunto discursivo, del cual se propone hacer
un análisis.
La semiosis esta a ambos lados de la distinción: tanto las condiciones productivas
cuanto los objetos significantes que nos proponemos analizar contienen sentido. Entre
las condiciones productivas de un discurso hay siempre otros discursos.
La relación de los discursos con sus condiciones de producción, y con sus
condiciones reconocimiento, deben poder representar en forma sistemática; debemos
tener en cuenta las reglas de generación (gramáticas de producción) y reglas de
lectura (gramáticas de reconocimiento).
Las reglas que componen estas gramáticas describen operaciones de asignación de
sentido en las materias significantes. Estas operaciones se reconstruyen a partir de
marcas presentes en la materia significante. Con otras palabras, estas operaciones
son siempre operaciones subyacentes, reconstruidos a partir de marcas inscritas en
la superficie material. Se puede hablar de marcas cuando se trata de propiedades
significantes cuya relación, sea con las condiciones de producción o con las de
reconocimiento, no está especificada. Cuando la relación entre una propiedad
significante y sus condiciones se establece, estas marcas se convierten en huellas de
uno u otro conjunto de condiciones.
Estos dos conjuntos no son jamás idénticos: las condiciones de producción de un
conjunto significante no son nunca las mismas que las del reconocimiento.
No hay huellas de circulación: el aspecto circulación se puede hacer visible en el
análisis como diferencia, precisamente, entre los dos conjuntos de huellas, de la
producción y del reconocimiento. El concepto de circulación solo es, de hecho, el
nombre de esa diferencia.
La semiosis social es una red significante infinita.
En la medida en la que siempre otros textos forman parte de las condiciones de
producción e un texto, todo proceso de producción de un texto es, un fenómeno de
reconocimiento. E inversamente: un conjunto de efectos de sentido, expresado como
gramática de reconocimiento, solo puede manifestarse bajo la forma de uno o varios
textos producidos.
Una gramática de producción define un campo de efectos de sentido posibles: pero la
cuestión e saber cuál es, la gramática de reconocimiento aplicada a un texto en un
momento dado. Pierce, un pensamiento de un momento dado solo tiene una existente
potencial, que depende de lo que será más tarde. La semiosis social se desenvuelve
en el espacio tiempo de las materias significantes, de la sociedad y de la historia.
La epistemología persistió en creer que el conocimiento es algo que debe predicarse
de un sujeto individual que el saber es un proceso que se efectúa en el marco de una
conciencia o de un determinado estado de la conciencia. A partir de allí, trato de
comprender el acceso de la conciencia del sujeto a la universidad, para dar cuenta de
la validez del saber, es decir, de la intersubjetividad de la relación entre el
conocimiento y su objeto.
El conocimiento un efecto de sentido cuya naturaleza solo puede ser aclarada
volviéndola a situar en la red infinita de los discursos entrelazados, interminablemente,
a ciertas prácticas sociales y, en particular, e las que se convirtieron en “las ciencias”.
En el interior de esta red, el conocimiento es de alguna manera un fenómeno
intersticial. El sujeto no es el soporte de ese saber, porque solo hay conocimiento
cuando el discurso del sujeto se encuentra “atenazado” entre sus condiciones
discursivas de producción y sus condiciones discursivas de reconocimiento.
El efecto ideológico, inseparables del postulado del “discurso absoluto”, se constituye
por desconocimiento de la red interdiscursiva y se alimenta de la ilusión del sujeto
como fuente del sentido.

Cap 6. La red de distancias


No hay un análisis del discurso, hay diferentes tipos de análisis del discurso. Cuando
las condiciones productivas conciernen a los mecanismos fundamentales de
funcionamiento de una sociedad, tenemos frente a nosotros dos problemáticas bien
conocidas: la de lo ideológico y la del poder de los discursos.
Llamo ideológico al sistema de relaciones de un discurso con sus condiciones de
producción. Cuando estas ponen en juego mecanismos de base del funcionamiento de
una sociedad.
El análisis de lo ideológico en los discursos es, pues, el análisis de las huellas, en los
discursos, de las condiciones sociales de su producción. Llamo poder al sistema de
relaciones de un discurso con sus efectos, cuando las condiciones de reconocimiento
conciernen a los mecanismos de base de funcionamiento de una sociedad.
Ideológico y poder son, dos dimensiones del funcionamiento de los discursos
sociales. Se entiendo por poder la configuración social concreta de instituciones
estructuradas en el aparato el Estado. Como dimensiones de análisis de una teoría de
los discursos, ideológico y poder designan gramáticas discursivas.
Una gramática de lo ideológico representara por consiguiente todo lo que, en un tipo
de discurso, depende de sus relaciones como los mecanismos de base de la sociedad
donde fue producido. Si siempre resulta posible explorar lo ideológico en un discurso,
lo ideológico no es lo único que podemos encontrar en ese discurso.
Todo fenómeno social es susceptible de ser leído en relación con lo ideológico y en
relación con el poder. En el universo social del sentido existen otras muchas cosas
además de lo ideológico y el poder; en la red semiótica se entrecruzan sistemas
heterogéneos de determinada ideología y poder remiten a dimensiones de análisis de
los fenómenos sociales y no a cosas o instancias que tendría un lugar en la topografía
social.
Lo que se trata es de comprender la semiosis necesariamente investida en toda
forma de organización social. Sin esta semiosis, no es concebible forma alguna de
organización social. Lo que no quiere decir que esta semiosis, que atraviesa la
sociedad en su conjunto, este sujeta a un principio siempre de coherencia interna.
 La problemática de lo ideológico y la del poder son dos problemáticas ligadas
pero distintas; se tiene una tendencia a confundirlas a menudo.
 La descripción de lo ideológico de un discurso no nos autoriza a deducir sus
efectos en recepción: un mismo discurso puede producir efectos diferentes, un
mismo discurso puede tener efectos diferentes en diferentes zonas de una
sociedad.
Una gramática describe un conjunto de invariantes discursivas.
Si las condiciones productivas asociadas a un determinado nivel de pertenencia
varían, los discursos también, en alguna parte, variaran.

Se ve con claridad que la razón por la cual jamás se puede analizar un discurso “en si
mismo” es doble.
 Porque hay que definir un nivel de pertenencia del análisis, es decir, poner el
discurso en relación con condiciones productivas determinadas;
 Tratándose de una búsqueda de invariantes discursivas, asociadas a
determinadas condiciones de producción, la única manera de hacer visibles
estas variantes es hacer variar las condiciones: jamás se puede trabajar sobre
un discurso, hay que comparar siempre discursos sujetos a condiciones
productivas diferentes. Determinar en que es este discurso diferente de otro. El
análisis de los discursos solo puede trabajar sobre distancias interdiscursivas,
es siempre interdiscursivo.
Si todo fenómeno de sentido remite al sistema productivo que da cuenta de su
generación, de su circulación y de sus lecturas, entonces un discurso, un paquete
significante cualquiera jamás es un lugar de sentido.
La semiosis, por consiguiente, solo puede tener la forma de una red de relaciones
entre el producto y su producción; solo se puede señalar como sistema puramente
relacional: tejido de enlaces entre el discurso y su otro, entre un texto y lo que no es
ese texto, entre la manipulación de un conjunto significante destinada a descubrir las
huellas de operaciones, y las condiciones de producción de esas operaciones.

Género y Estilo (Steimberg)


1) GÉNERO

Steimberg define género como “clases de textos u objetos culturales


discriminables en todo lenguaje o soporte mediático, que presentan diferencias
sistemáticas entre sí y que, en su recurrencia histórica, instituyen condiciones
de previsibilidad en distintas áreas de desempeño de intercambio social y
semiótico”.

En otras palabras, los géneros son instituciones que me permiten encuadrarme en


unos determinados casilleros para avisar a los demás en qué espacio de intercambio
social hablaré o me moveré. Steimberg los define como “calabozos”, puesto que están
delimitados en cuanto género.

2) ESTILO
Es una “manera de hacer”, proyectable sobre distintos tipos discursivos. Es el “modo
de hacer” que me define como un determinado tipo de operador.

3) RASGOS RETÓRICOS, TEMÁTICOS Y ENUNCIATIVOS

Según Steimberg, los géneros y estilos se diferencian entre sí a través de sus


rasgos retóricos, temáticos y enunciativos que los caracterizan como tales.

Rasgos Retóricos: se ha partido del concepto de retórica por el que se entiende no


como un ornamento del discurso, sino como una dimensión esencial a todo acto de
significación. Los rasgos retóricos son los mecanismos de organización, las formas de
configuración de un género o de un estilo.
Rasgos Temáticos: son esquemas de representación social. Es aquello de lo que
habla el texto, el asunto. Tienen dos entradas: motivos (algo recurrente, que se repite)
y temas (ideas, conceptos).
Rasgos Enunciativos: Son efectos de operaciones discursivas. Construyen un lugar
del emisor y un lugar del receptor que son creados por el discurso y no coinciden con
el empírico. Es la articulación de los rasgos retóricos y temáticos.

4) PROPOSICIONES SOBRE GÉNERO Y ESTILO

Son observaciones, comportamientos, que nos permiten diferenciar género de estilo.

a) “Para que exista un género, éste debe estar incluido en un campo social de
desempeños o juegos del lenguaje; no ocurre lo mismo con el estilo”
Esto significa que los géneros recortan un campo social: un conjunto de prácticas y de
previsibilidades de esas prácticas. Recortan campos que los delimitan en cuanto
género.

Desde esta proposición, a los géneros “se los puede ir a buscar” a sus
emplazamientos o momentos sociales de emisión, dice Steimberg; el estilo aparecerá
en obras o desempeños que sólo excepcionalmente le son específicos.

Los estilos, a diferencia de los géneros, exhiben históricamente una condición


centrífuga, expansiva y abarcativa propias de un modo de hacer, en oposición al
carácter especificativo, acotado y confirmatorio de los límites de un área de
intercambios sociales que es propio del género.

b) “Los fenómenos metadiscursivos del género se registran tanto en producción


como en reconocimiento”

Esta proposición afirma que, para la existencia de géneros, deben haber


metadiscursos (discursos que hablen de ese género) que los tienen que acompañar,
tanto en la instancia de producción como en la de reconocimiento. Esto implica que
deben tener propiedades comunes, lo que hace posible el funcionamiento social del
“horizonte de expectativas” que define al género; la doble instalación de mecanismos
metadiscursivos es la condición de su constrictividad (obligatoriedad).

Esto no implica, sin embargo, que estos mecanismos sean, en conjunto, idénticos. La
distancia entre la definición de un género en su instancia productiva y la que implica en
su instancia de recepción y circulación, es la única que puede dar cuenta de los
efectos de una circulación discursiva.

c) “Los géneros hacen sistema en sincronía; no así los estilos”

Que un género haga sistema en sincronía significa que existe una lógica de conjunto
en un momento dado que hace que un género se redefina en relación con otros. La
sincronía tiene que ver con el efecto de conjunto, aquel que hace que un determinado
género se reconozca socialmente en relación con otros en un momento determinado.

En los estilos, en cambio, esto no sucede, ya que su carácter más lábil y menos
compartido y consolidado de sus mecanismos metadiscursivos hace que no puedan
reconocerse socialmente en términos de un sentido de conjunto; y también conspira
contra esto su condición expansiva y centrífuga, propias de una manera de hacer. Por
eso, a diferencia de los géneros, hacen sistema en diacronía, por ejemplo:
Renacimiento vs. Barroco, Art Noveau vs. Art Decó.

d) “Un estilo se convierte en género cuando se produce la acotación de su


campo de desempeño y la consolidación social de sus dispositivos
metadiscursivos”

En la historia de los medios, la conversión de un estilo o sub-estilo en genero puede


ser, ejemplificada. Las llamadas “películas de complejo”, que entre los años ’40 y ’50
constituyeron un género cinematográfico, habían irrumpido antes como una
diferenciación estilística dentro de las “películas de amor”.

Asimismo, pueden señalarse casos en los que se registra la constitución (es decir, la
implantación social) de un nuevo género como efecto de la inclusión de un genero ya
existente en el campo estilístico que le era ajeno.

e) “Las obras antigénero quiebran los paradigmas genéricos en tres direcciones:


la referencial, la enunciativa y la estilística”.

Debe entenderse como “antigénero” a la obra que produce rupturas en los tres niveles:
temático, retórico y enunciativo. El triple carácter del desvió es lo que lo funda como
antigénero. Para el caso de los westerns, los spaghetti westerns produjeron, en su
primera época, ese quiebre tanto en el orden del tema (con respecto a la justicia, ya
que el héroe no podía ser, cabalmente, un justiciero), en el orden enunciativo
(abandonando la narración “emisor borrado” para incluir “guiños” de complicidad
humorística hacia el espectador) y en el orden retórico (por la alteración en el ritmo de
la narración, introducción de una ornamentación recargada, grotesca, etc.).
f) “Las obras antigénero pueden definirse como género a partir de la
estabilización de sus mecanismos metadiscursivos, cuando ingresan en una
circulación establecida y socialmente previsible”.

En el caso del antigénero spaghetti-western, la transformación de los desvíos en


formulas de una nueva previsibilidad fílmica contribuyó a constituir un nuevo tipo de
film de cowboy, planificable y consumible como los anteriores, con una comunicación
extrafílmica que permite discriminar un tipo de western del otro.

Pierce. Cartas a Lady Welby

Ideoscopía: descripción y clasificación de las ideas que pertenecen a la experiencia


ordinaria, o que surgen de modo natural en conexión con la vida ordinaria, sin
considerar su validez o su invalidez o su psicología.

La primeridad, es el modo de ser de aquello que es como es, positivamente y sin


referencia a ninguna otra cosa. Las ideas típicas son casualidad de sentido o
apariencia. Debe discriminar aquello con que la cualidad puede estar conectada en la
percepción o en el recuerdo, pero que no pertenece a la cualidad misma. La impresión
total sin analizar que produce cualquier complejo, no pensado como hecho efectivo,
sino simplemente como cualidad, como una posibilidad de operación positiva simple,
es una idea de primeridad.

La secundidad, es el medio de ser de aquello que es como es, con respecto a una
segunda cosa pero con independencia de toda tercera. El tipo de una idea de
segundidad es la experiencia del esfuerzo, prescindida de la idea ce un propósito. La
ruptura del silencio por el ruido fue una experiencia. Esa conciencia de la acción de un
nuevo sentimiento al aniquilar el antiguo sentimiento es lo que yo llamo una
experiencia. L secundidad es genuina o degenerada. Segundidad genuina consiste
en una cosa que actúa sobre otra-acción bruta; porque en cuanto aparece la idea de
una ley o razón, aparece la idea de terceridad.

La causación temporal es una acción sobre las ideas y no sobre existentes. La idea
del pasado es la idea de lo que está determinado, fijado; contrapuesta a lo del futuro,
que está vivo, que es plástico y determinable, me parece que la idea de una acción
unilateral, al menos en lo que concierne al ser de lo determinado, es una pura idea de
segundidad; y creo que los grandes errores de la metafísica se deben a mirar a futuro
como algo que habrá sido pasado.

Terceridad, es la relación tríadica existente entre un signo, su objeto y el


pensamiento interpretante considerado como lo que constituye su modo de ser un
signo. Un signo media entre interpretante y su objeto.

Función del signo: es hacer eficientes as relaciones ineficientes, pero establecer un


hábito o regla general por medio de la cual actuaran cuando sea oportuno. Un signo
es algo para lo que conocemos algo más; todo nuestro pensamiento y conocimientos
se da en signos. Un signo es un objeto por un lado está en relación con su objeto y por
el otro con un interpretante, de tal modo que pone al interpretante en relación con el
objeto que se corresponde con su propia relación con el objeto.

Un signo tiene 2 objetos, un objeto tal y cual está representado, y su objeto en si


mismo. También tienen 3 interpretantes, su interpretante tal cual como se representa,
su interpretante tal cual y como es producido, y su interpretante en sí mismo. Los
signos se pueden dividir en función de su propia naturaleza material, en función de sus
relaciones con sus objetos y en función de la relación con sus interpretantes.

Función de su propia naturaleza material

 Cualisigno: un signo en si mismo, apariencia, cualidad.


 Sinsigno: objeto individual o un acontecimiento.
 Legisigno: de la naturaleza de un tipo general. Entidad definida.

Relación con sus objetos dinámicos

 Icono: un signo que está determinado por su objeto dinámico en virtud con su
propia naturaleza interna.
 Índice: como un signo determinado por su objeto dinámico en virtud de su estar
en una relación con este.
 Símbolo: como un signo que está determinado por su objeto dinámico, solo en
virtud de que será interpretado de esa manera.
Relación con su interpretante significado

 Rhema: cualquier signo que no es ni verdadero ni falso. Signo que está


representado en su interpretante significado.
 Dicente: signo susceptible de ser aseverado. Una aserción es un diciente.
Signo representado en su interpretante significado.
 Argumento: un signo que está representado en su interpretante significado.
Signo del interpretante.

Un signo puede apelar a su interpretante dinámico de 3 maneras

1. Un argumento solo puede ser presentado a su interpretante como algo cuya


razonabilidad será reconocida.
2. Un argumento puede ser impuesto al interpretante mediante un acto de
insistencia.
3. Un argumento puede ser presentado al interpretante para su complementación.

En relación con su interpretante inmediato, dividirá a los signos en 3 clases

1. Aquellos que son interpretables en pensamientos u otros signos del mismo


tipo en serie infinita.
2. Aquellos que son interpretables en experiencia efectivas.
3. Aquellos que son interpretables en cualidades de sentimientos o apariencias.

10 clases de signos: cualisigno, sinsigno icónico, legisigno icónico, sinsignos,


legisigno, símbolos rematicos, sinsignos dicentes, legisigno dicentes indexicales,
símbolos dicentes, argumentos.

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