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PIOMETRA

La piometra en la especie humana es poco frecuente, pues el ciclo hormonal femenino


tiene unas características específicas. Se produce generalmente en mujeres después
de la menopausia y se relaciona con frecuencia con cáncer de cérvix.

La piometra es una acumulación de pus en la cavidad uterina debido al compromiso


del drenaje natural del útero. Es una patología infrecuente y que predomina en
mujeres posmenopáusicas. La tríada de síntomas clásicos son: secreción purulenta
vaginal, sangrado posmenopáusico y dolor abdominal bajo. Es una patología que
atienden habitualmente los
ginecólogos y con escasa
frecuencia se ve en las unidades
de geriatría.

La piometra tiene una baja


incidencia, 0,2-0,5% en mujeres
posmenopáusicas (más
frecuentes en úteros con lesiones
malignas, 1,5-4%). La mitad son
debidas a neoplasias
ginecológicas malignas, a la
secuela de su tratamiento como
la radiación, tumoraciones
benignas, o los procedimientos
intrauterinos como la cotización
y en la otra mitad de los casos
son por atrofia miometrial y
cervical, lo que se conoce como
piometra senil benigna o idiopática. Se ha señalado la incontinencia urinaria como
factor de riesgo y también se ha relacionado con patologías colindantes, como el
cáncer de colon. En cuanto al diagnóstico, el 50% pueden ser asintomáticas y cuando
los síntomas aparecen, además de la tríada característica, pueden ser inespecíficos,
siendo frecuentemente confundida con infecciones urinarias, por lo que la incidencia
podría infra estimarse. Podría sospecharse en pacientes con infecciones urinarias de
repetición o que no responden al tratamiento. Las pruebas de imagen indicadas son la
ecografía y la TC o la resonancia magnética.
La piómetra es una patología uterina que literalmente significa pus en el útero. Esta
patología se produce por una alteración uterina mediada por una hormona, la
progesterona, que es la responsable de mantener la gestación. Esta patología es
frecuente que suceda en perras y gatas no castradas que nunca han criado, nulíparas,
y las mayores de cuatro años. Aunque tienen más tendencia a padecer esta patología
las perras que las gatas. Se ha visto que hay un papel protector de la gestación sobre el
útero que evita en una parte la aparición de esta patología.

La piómetra aparece más frecuentemente durante los periodos en que la hormona


progesterona está en sus niveles más elevados (diestro) o después (anestro), es decir,
se diagnostica entre las cuatro semanas y los cuatro meses tras el ciclo estral.

La hormona de la progesterona hace que el útero sea más sensible a las infecciones
bacterianas, produciendo que bacterias residentes a la vagina migren hacia la zona del
cérvix donde colonizan esa zona produciendo la infección, la bacteria más
comúnmente aislada es Escherichia coli.

 Piometra abierta y piometra cerrada


¿Qué significa esto? La nomenclatura de “abierta o cerrada” hace referencia a dos
tipos de situaciones, definidas por la apertura del cérvix (cuello uterino):

 En la piometra abierta, el cérvix está abierto, permitiendo que las


bacterias invasoras, pus y fluidos procedentes de la infección del útero, pueden
drenarse hacia el exterior. Esta situación es más favorable a la curación y menos
peligrosa que la siguiente.
 En la piometra cerrada, el cérvix está cerrado, impidiendo el paso al
exterior del pus y las bacterias nocivas. Ante la acumulación de líquido, y en
ausencia de drenaje, el útero se va hinchando, y si no se trata, en casos extremos
puede llegar a romperse, expandiéndose los fluidos por la cavidad abdominal.

 PIOMETRA SINTOMAS
Los síntomas de infección en el útero son variados, pero entre los síntomas de
piometra canina más frecuentes encontramos:

 Fluido vaginal, que a veces lleva sangre, y otras veces tiene aspecto de pus, o
aspecto blanquecino.
 Es frecuente que aumente la cantidad de agua que beba
 Y por ende, aumenta la frecuencia del orine
 Puede tener fiebre
 Al aumentar el tamaño del útero por la presencia de fluidos, puede notarse
la barriga más abultada, o incluso algún tipo de cojera o debilidad en las piernas
 Puede disminuir el apetito y haber pérdida de peso
 Desgana, letargia.

 Signos clínicos que podemos apreciar en una


piómetra:
• Anorexia/hiporexia

• Letargia

• Pérdida de peso

• Apariencia desgreñada

• Vómitos

• Diarrea

• Polidipsia- más sed de lo normal

• Poliuria- micción excesiva

 Tratamiento
El tratamiento es el drenaje por vía vaginal y en casos seleccionados la histerectomía.
Los microorganismos más frecuentes causantes de esta infección son E. coli,
Klebsiella, Proteus y Bacteroides (en muchas ocasiones son poli microbianas), por lo
que el antibiótico debe estar principalmente dirigido a anaerobios, siendo poco
efectivo dicho tratamiento si no se realiza un drenaje adecuado. Existe poca
información sobre la duración recomendada del tratamiento antibiótico. Se contempla
la dilatación periódica cervical en la piometra idiopática, ya que la recidiva llega al
33%

El tratamiento quirúrgico se logra una curación definitiva y consiste en extirpar los


ovarios y el útero (ovario histerectomía). Si la intervención quirúrgica es rápida, las
posibilidades de éxito son muy altas, sin embargo, pueden presentarse las
complicaciones antes mencionadas ( insuficiencia renal, peritonitis, endo toxemias) y
descompensarse y morir durante la cirugía o posteriormente.
Tratamiento médico, éste ha de ser valorado con cautela por el MEDICO y el
propietario, con antibióticos de amplio espectro (quinolonas, penicilina-
estreptomicina, etc…) y prostaglandinas (hormonas que aumentan las contracciones
uterinas). Este tratamiento intentaría mantener la capacidad reproductora de la
MUJER o es de elección cuando el estado sanitario no es el adecuado para resistir una
cirugía, sin embargo, los resultados son menos satisfactorios, y en el caso de lograr un
resultado positivo existen grandes posibilidades de que la piómetra recidive
(recurrencia del problema).

 COMPLICACIONES
La complicación más grave e infrecuente sería la rotura uterina con salida de pus a la
cavidad abdominal, que en ocasiones es la primera manifestación de la patología (26
casos en literatura inglesa), cursando con abdomen agudo. Estarían indicados la
laparotomía exploratoria y el drenaje con histerectomía.
 CASO
Mujer de 62 años de edad, multípara, con leucorrea fétida de seis meses de evolución,
acompañada en los dos últimos meses de sangrado transvaginal posmenopáusico,
fiebre y dolor en el hipogastrio. La citología cervicovaginal previa fue clase II, sin
células endocervicales ni de metaplasia. En la exploración se detectó sangrado
transvaginal fétido, cuello uterino indurado, en forma de cúpula, con una úlcera en el
orificio cervical externo, tabiques rectovaginal y vesicovaginal normales, parámetros
normales, útero de 10 x 7 x 5 cm, doloroso. El ultrasonido pélvico indicó que el
endometrio medía 7 mm. Durante el intento de una biopsia de endometrio se apreció
la salida de pus fétida (150 mL), y el cultivo de este material reportó desarrollo de E.
coli. La biopsia endocervical y del orificio cervical mostró la existencia de cáncer
cervicouterino invasor moderadamente diferenciado. Se inició tratamiento con
antibióticos, ciprofloxacina metronidazol, y se solicitaron telerradiografía de tórax y
urografía excretora, que resultaron normales. Se clasificó clínicamente como cáncer
cervicouterino IBI. Tres semanas después se realizó la histerectomía radical tipo III. El
reporte histopatológico indicó un carcinoma epidermoide de dos centímetros,
endocervical, obstructivo, que invadía dos tercios del estroma, y de 30 ganglios
pélvicos resecados; uno manifestaba metástasis, por lo que se envió a radioterapia

 DISCUSION DEL CASO:


El piómetra se manifiesta generalmente en mujeres posmenopáusicas y se debe a
estenosis cervical por atrofia. La edad en que aparece es influida por su causa
subyacente; se ha señalado2 que los casos con origen benigno tienen, en promedio, 76
años, contrario a cuando su origen es una neoplasia maligna, cuya media es de 67
años, lo que concuerda con el caso. Su diagnóstico es clínico, depende de una
exploración cuidadosa y se corrobora con el drenaje de pus que proviene de la cavidad
uterina. Los datos clínicos clásicos son: dolor hipogástrico, sangrado transvaginal y
leucorrea fétida, 2,3,7 pero estas manifestaciones no son patognomónicas y no
ocurren en todos los casos. En algunos estudios1,2 la leucorrea se apreció en 22 a
48% de sus casos, el sangrado transvaginal en 44 a 61%, aumento del tamaño uterino
en 44%, leucocitosis en 25.9%, dolor abdominal en 22%, fiebre en 16 a 18.5% y tumor
pélvico, como manifestación inicial del piómetra, en 5%. En estos casos el manejo
médico se basa en el uso de antibióticos en contra de microorganismos aerobios y
anaerobios, como Escherichia coli, Streptococcus, anaerobios y Bacteroides fragilis.
1,3 Sin el drenaje adecuado del material purulento el tratamiento antibiótico fallará,
con la posibilidad de originar rotura uterina, peritonitis y sepsis; 1, 3, 7, 15,16 esto
puede llegar a ocurrir en 18.5% de estos enfermos.2 Por lo regular, el piómetra se
debe a causas benignas y en ocasiones puede deberse al cáncer cervicouterino. Su
diagnóstico es clínico y su tratamiento básico es el drenaje transcervical asociado con
antibióticos. Su manejo debe individualizarse de acuerdo con la causa subyacente y
con las complicaciones que genere.

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