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INFANCIA
Written by Fray Marcos
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Lc 1, 26-38
Como estamos ya a las puertas de la Navidad, vamos a hacer una introducción general
para todo este tiempo litúrgico. La mayoría de los textos que vamos a leer estos días,
están tomados de lo que los exegetas llaman "evangelio de la infancia" de Mateo y
Lucas. Es muy importante que tomemos conciencia del sentido no histórico ni científico
de estos textos.
El decir "mítico" no quiere decir "mentira". Este es el primer error a superar. El mito es
un relato que intenta desvelar una verdad radical que atañe al hombre entero, y que no
se puede explicar por medio de discursos científicos.
Al decir que estos relatos son míticos, no estamos devaluando su contenido, sino todo lo
contrario; nos estamos obligando a descubrir el significado profundo y vital que para el
ser humano tienen. Lo nefasto es considerarlo como crónicas de sucesos sin mayor
alcance vital. Una vez más se hace cierto el proverbio: Cuando el sabio apunta a la luna,
el necio se queda mirando al dedo.
Es verdad que la explicación del sentido profundo de estos textos no es sencilla, pero es
precisamente esa dificultad la que debería espolearnos. He visto a la gente abrir ojos
como platos cuando han comprendido la profundidad del mensaje.
En las lecturas de hoy destaca el contraste entre la actitud de David, que después de
hacerse un palacio, decide hacer un favor a Dios, construyéndole un templo para que
habite; y la actitud de María que ve sólo la gratuidad de Dios para con ella. La humildad
de María hace posible el acercamiento a Dios. La soberbia de David, aleja de Él.
La lección es clara: nosotros no podemos hacer nada por Dios, es Él, el que lo hace todo
por nosotros. Ni siquiera tenemos que comprar su voluntad a partir de sacrificios y
oraciones. Él se nos da totalmente antes de que nosotros hayamos llegado a ser.
El texto evangélico que acabamos de leer, es uno de los más densos y ricos del NT. El
mayor peligro que nos acecha al considerar estos relatos como crónica de sucesos, es
que esperamos que Dios actúe de esa misma manera con nosotros.
Lo que Lucas nos propone, es una teología de la encarnación entendida desde el AT.
Casi todas las palabras del relato hacen referencia a situaciones del AT. El evangelista
acaba de narrar la concepción de Juan, que tiene como modelo la de Isaac. Para el relato
de la concepción de Jesús, Lucas toma como modelo la creación de Adán. Como Adán,
Jesús nace de Dios mismo, sin intermediarios; y como él va a ser el comienzo de una
nueva humanidad. No es uno más de los grandes personajes de la historia de Israel. Esta
es la clave de todo el relato.
"Ángel" (=mensajero) no tiene, en el AT, la misma connotación que tiene para nosotros.
No debemos pensar en esos seres al servicio de Dios, sino en la presencia de Dios de
una manera humana para que el hombre pueda soportarla.
La traducción oficial, "llena de gracia", nos despista, porque el concepto que nosotros
ponemos detrás de la palabra "gracia", se inventó muchos siglos después. No se trata de
la gracia, (un ser divino que hace al hombre hijo de Dios y heredero del cielo) sino de
afirmar que María le ha caído en gracia a Dios.
Al contrario que en Mateo, José, descendiente de David, no tiene papel alguno en el
plan de salvación anunciado en Lucas. María misma impondrá el nombre a Jesús
(=Salvador). No será hijo de David, sino del Altísimo.
Ser Hijo, en el relato mítico, no significa generación biológica, sino heredar la manera
de ser del padre, y tener por modelo al Padre. No será David ni cualquier otro ser
humano, el modelo para Jesús, sino Dios. Jesús no puede tener padre humano, porque
en ese caso tendría la obligación de obedecerle e imitarle.
El Espíritu Santo y la fuerza del Altísimo son lo mismo. Cubrir con su sombra hace
referencia a la gloria de Dios que en el relato del Génesis se representaba por una nube
que era signo de la presencia activa de Dios.
Santo ="Consagrado", "Hijo de Dios", son designaciones mesiánicas. Son títulos que no
podemos interpretar como afirmación de la divinidad de Jesús. 'Consagrado' hace
referencia siempre a una misión. El rey ungido era desde ese instante considerado, hijo
de Dios.
"De la carne nace carne, del Espíritu nace Espíritu", dice el evangelio de Juan. No es la
carne de Jesús la que procede del Espíritu, sino su verdadero ser. "El Espíritu es el que
da Vida, la carne no vale para nada", dice el mismo evangelio. Claro que Jesús 'fue
engendrado' por obra del Espíritu Santo, pero de un modo mucho más profundo de lo
que pensamos.
"Aquí esta la esclava del Señor". ¡Cuándo nos convenceremos de que la encarnación de
Dios no depende de la perfección de la persona en que se encarna! Hemos insistido
tanto en los privilegios de María como preparación para la encarnación, que hemos
convertido en impensable la encarnación de Dios en alguien, que no sea perfecto.
Pablo nos habla del misterio escondido y revelado. El misterio mantenido en secreto por
generaciones, es que Dios es encarnación. Dios salva pero desde dentro de cada
persona, no desde fuera con actos espectaculares ni siquiera con la muerte de su propio
Hijo.
La buena noticia es una salvación que alcanza a todos los hombres. Misterio que está
ahí desde siempre, pero que muy pocos descubren. No es que Dios realice la salvación
en un momento determinado, Dios no tiene momentos. Jesús lo vive en el tiempo y nos
lo comunica.
Una y otra vez, hemos querido volver al Júpiter tonante, que está a nuestro favor y en
contra de nuestros enemigos si cumplimos su voluntad; pero que no dudará en estar
contra nosotros si le fallamos.
Somos nosotros los que ponemos a Dios allí donde lo vemos. Pascal dijo: "Toda
religión que no predique un Dios escondido, es falsa". Los budistas repiten: "Si te
encuentras al Buda, mátalo". Todo dios que percibimos viniendo de fuera, es un ídolo.