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Curso:

Derecho Internacional Humanitario

Grupo: N° 03

Tema:
EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO Y SU APLICACIÓN
A SITUACIONES DISTINTAS A UN CONFLICTO ARMADO:
OPERACIONES DE ASISTENCIA HUMANITARIA EN DESASTRES
NATURALES. “LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER”

Integrantes:

 CORONADO ZEÑA, Gustavo Alonso


 GORDILLO CUMPA, Percy Roger
 JIMÉNEZ RODRÍGUEZ, César Fernando
 MONGE CASTRO, Héctor Lenin
 SOPLAPUCO VELÁSQUEZ, Javier
 VÉLEZ LÓPEZ, Juan Jaime

Docente:

Dr. Warner Soria Medina


Junio, 2017

1
I. LA APLICACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO EN
EL PERU – DIMENCION JURIDICA DE LOS HECHOS.

1. ANTECEDENTES:

Huellas de pólvora y dinamita, campos que hablan de lucha y dolor, testimonios de


lamentos que desencadenan estás líneas sobre una historia donde yace el rincón
de los muertos, donde pese a las lecciones que el mundo protagonizo en épocas
de tensiones y rivalidades que marcaron la historia de la humanidad, como la
Primera Guerra Mundial y su fallido intento de ser controlada con la prohibición,
mediante el Tratado de Versalles de 1919, y con el Pacto de Briand-kellogg de
1928, pretendiendo establecer la renuncia a la guerra como instrumento de política
internacional. Que pese al holocausto que ocasionó la Alemania Nazi y el imperio
Japonés al desencadenar la Segunda Guerra Mundial con el interés predominante
de conquista militar y dominio permanente sobre Europa y Asia, no fue suficiente
para que nunca más sucedan tantas atrocidades humanas juntas; 35 años más
tarde con la existencia de múltiples instrumentos en materia de Derecho
Internacional Humanitario y Derechos Humanos, el Perú protagonizo una de las
masacres más grandes de su historia. Todo inicio en aquel lugar de preciosos
paisajes, donde los campesinos cambiaron sus tradicionales cantos y bailes por
gritos de dolor, ante indiferentes peruanos que yacían a la distancia; la primera
acción violenta de acuerdo al Informe Final de la Comisión de la Verdad fue iniciada
por el Partido Comunista del Perú, conocido como Sendero Luminoso (PCP-SL),
con la quema de las ánforas electorales en Chuschi, Ayacucho; desde entonces
nada volvió a ser igual, hasta el día de hoy, en estos precisos momentos, persiste
una lucha incansable de miles de peruanos por saber de sus familiares
desaparecidos como Mamá Angélica ( Ex presidenta de la Asociación Nacional de
Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecido del Perú- ANFASEP) en
una lucha incansable por encontrar a su hijo y de otras mujeres comprometidas con
los Derechos Humanos que no pierden la fe en la justicia y reparación de un Estado
que aún mantiene procesos pendientes con el pasado, incluso ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, como el Caso Chavín de Huántar que se
viene discutiendo actualmente. Es en razón a ello que el presente trabajo se justifica

2
en la obligación moral y cultural de conocer nuestra propia historia, difundirla y
promoverla, la memoria no debería ser elaborada solamente por las víctimas sino
por todos los ciudadanos, así como también replantear un posible proceso de
transición a fin de lograr la tan ansiada paz; desconocer nuestra propia historia es
condenarnos a repetirla. Para ello definiremos conceptos básicos como:

2. ANALISIS DEL TEMA.

2.1. ¿QUÉ ES EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO?

Para entender las implicancias del conflicto es importante conocer que el DIH es
una rama Derecho Internacional, que no permite ni prohíbe los conflictos armados,
busca limitar sus efectos con el fin de humanizarlos 1 y se encarga de regular las
relaciones entre los Estados, su aplicación se da en situaciones de conflicto.

El DIH está contenido en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y en los


Protocolos adicionales de 1977 relativos a la protección de las víctimas de los
conflictos armados; también se aceptan muchas disposiciones del DIH como
derecho consuetudinario, es decir, como normas generales aplicables a todos los
Estados2.

2.2. ¿CUÁNDO SE APLICA EL DIH?

A. En conflictos armados Internacionales (CAI):

Es el enfrentamiento de dos Estados, como mínimo. En ellos se deben observar


muchas normas, incluidas las que figuran en los Convenios de Ginebra y en el
Protocolo adicional I, el artículo 3 común a los Convenios, los principios del DIH y
las Reglas de La Haya sobre medios y métodos de combate. También existe
Conflicto Armado Internacional en casos de ocupación total o parcial del territorio
de una Alta Parte Contratante aunque tal ocupación no encuentre resistencia

1
Cfr. SALMON GARATE, Elizabeth. Introducción al Derecho Internacional Humanitario. Lima: CICR ,
2012, pág. 27
2
Cfr. CICR. Servicio de Asesoramiento en el Derecho Internacional Humanitario. ¿Qué es el Derecho
Internacional Humanitario?, pág. 1.
3
militar, o cuando los pueblos luchan contra la dominación colonial y la ocupación
extranjera y contra los regímenes racistas, en el ejercicio del derecho de los pueblos
a la libre determinación consagrado en la Carta de las Naciones Unidas. B. En
conflictos armados no Internacionales (CANI):

Es el enfrentamiento, entre las fuerzas armadas regulares y grupos armados


disidentes, o grupos armados entre sí, en el territorio de un mismo Estado. En ellos
se aplica una serie más limitada de normas, en particular las disposiciones del
artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo adicional II
cuando se trata de CANI de alta intensidad; mientras que para el de baja intensidad
se aplican los principios generales del derecho y el articulo 3 común. Es importante
hacer la precisión de que existen situaciones de violencia interna que no alcanzan
ser un CANI como los Disturbios o Tensiones Internas, en este caso aplicaremos
el derecho interno (legislación nacional) y el núcleo inderogable de Derechos
Humanos; no cabe la aplicación de los Convenios de Ginebra y sus protocolos
adicionales en estas situaciones.

3. EL IUS AD BELLUM Y IUS IN BELLO.

El Ius ad Bellum es conocido también como derecho a hacer la guerra o derecho


a impedir la guerra, independientemente de los motivos de conflicto, las
disposiciones se aplican a todas las partes en conflicto y se busca limitar el recurso
a la fuerza entre Estados y es en virtud al art. 2.4 de la Carta de las Naciones
Unidas, que los Estados deben abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la
fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado.
Se podrá exceptuar este principio en los casos de defensa propia y tras una
decisión adoptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en virtud
del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas. El Ius in bello es conocido
como derecho en la guerra, no permite ni prohíbe los conflictos armados internos o
internacionales, pero restringe la utilización de ciertos métodos o medios de
combate; las disposiciones del Ius in bello se aplican a las partes beligerantes
independientemente de las razones justas o injustas del conflicto3.

3
Cfr. CICR. Jus in bello ius ad bellum. Introducción. 29-10-2010

4
4. ¿A QUIÉNES PROTEGE EL DIH?

El principio de no discriminación, base de todo el Derecho Internacional


Humanitario, contiene un conjunto de normas destinadas a resolver los problemas
humanitarios derivados directamente de los conflictos armados. Mediante este
principio se busca proteger a las personas y los bienes que se ven o pueden verse
afectados por un conflicto armado y limitar el derecho de las partes en conflicto a
elegir los medios y métodos de guerra.

De esta manera cuando nos encontramos en un CAI (Conflicto Armado


Internacional) se protege a todo aquel individuo o categoría de individuos que no
participa directamente, o que ha dejado de participar, en el conflicto, en ese sentido
encontramos a los:

4.1. Militares heridos o enfermos en la guerra terrestre, así como a miembros


de los servicios sanitarios de las fuerzas armadas;

4.2. Militares heridos, enfermos o náufragos en la guerra marítima, así como


a miembros de los servicios sanitarios de las fuerzas navales;

4.3. Prisioneros de guerra;

4.4. Población civil, por ejemplo:

4.5. Personas civiles extranjeras en el territorio de una de las partes en


conflicto, incluidos los refugiados;

4.6. Personas civiles en los territorios ocupados;

4.7. Personas civiles detenidas o internadas;

4.8. Personal sanitario, religioso y organismos de protección civil.

En el CAI, la guerra de liberación nacional, como se define en el artículo 1 del


Protocolo I, encaja dentro de a un conflicto armado internacional.

Cuando nos encontramos en un CANI (Conflicto Armado No Internacional), se debe


otorgar protección a las fuerzas armadas, regulares o no, que participan en el
conflicto, y protege a toda persona, o categoría de personas, que no participan
directamente, o que han dejado de participar, en las hostilidades, por ejemplo:

4.9. Combatientes heridos o enfermos;


5
4.10. Personas privadas de libertad a causa del conflicto; - Población civil;

4.11. Personal sanitario y religioso4.

Cabe destacar que el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoeslavia en la


sentencia contra Milan Martic de 8 de marzo de 1996, estableció que acorde a la
costumbre la población civil, como colectivo o individuos no será objeto de ataque,
ello constituye una regla fundamental del Derecho Internacional Humanitario en
épocas de conflicto armado5.

5. EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO Y EL DERECHO


INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

Tanto el DIH como el DIDH son complementarias de obligaciones en situaciones


de conflicto armado5 y tienen como esencia la protección de la dignidad de toda
persona6. Ambas tienen su origen en una serie de tratados internacionales que han
sido reforzados por el derecho internacional consuetudinario8. El órgano que
promueve y protege el Derecho Internacional Humanitario es la CICR; mientras que
para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, los órganos son la ONU,
organizaciones regionales y nacionales.

En tratados recientes se han incluido disposiciones de ambas ramas del derecho


como en la Convención sobre los Derechos del Niño y en su Protocolo Facultativo
relativo a la participación de los niños en los conflictos armados y en el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional. Específicamente el artículo 4 de este
Protocolo facultativo impone cierto grado de obligación a los grupos armados. Un
claro ejemplo fue cuando el Comité de los Derechos del Niño, en sus observaciones
finales de 2001 relativas la República Democrática del Congo, hizo referencia a la
responsabilidad de los grupos armados y las empresas privadas por las violaciones
de la Convención sobre los Derechos del Niño en el contexto del conflicto armado 9.
Otro punto relevante es que el Comité de Derechos Humanos, en sus

4
CICR. Derecho Internacional Humanitario. Respuestas a sus preguntas. América Lanita, marzo 2015. pág.
16 5 Cfr. TPY. Sala de apelaciones, Decisión Tadic, 2 de octubre de 1995, párr. 127.
5
ONU. Protección Jurídica Internacional de los Derechos Humanos durante los Conflictos Armados, Nueva
York y Ginebra, 2011, pág. 6
6
TPIY. Prosecutor Vs. Furundzija, caso n.° IT-95-17/I-T, Sentencia del 10 de diciembre de 1998, parr.
183. 8 Corte Internacional de Justicia en North Sea Continental Shelf Cases, I.C.J. Reports 1969, pág. 3 9
CRC/C/15/Add.153.
6
Observaciones generales Nº 29 (2001) y Nº 31 (2004), recordó que el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos se aplicaba también en situaciones de
conflicto armado7.

El DIH contiene disposiciones que no están en el ámbito del DIDH, como la


conducción de las hostilidades, los estatutos de combatiente y de prisionero de
guerra y la protección del emblema de la cruz roja y de la media luna roja.

Como se desarrolló en el punto número III la aplicación del DIH se da en conflictos


armados, mientras que el DIDH se aplica en todo tiempo sea de paz o de conflicto
armado. Cabe aclarar que el DIDH permite que los Gobiernos pueden derogar
algunas normas en situaciones de emergencia pública que pongan en peligro la
vida de la nación a condición de que las derogaciones sean proporcionadas a las
crisis y su aplicación no sea indiscriminada o infrinja alguna otra norma del derecho
internacional como el DIH8. Mientras que el DIH no admite restricciones ni
suspensiones, excepto en los casos expresamente previstos en el artículo 5 del
Convenio IV y el artículo 45.3 del Protocolo Adicional I (referidos a la comunicación
de personas que han tomado parte en las hostilidades, pero que no tienen derecho
al estatuto de prisioneros de guerra)9.

En cuanto a la aplicación del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el


Derecho Internacional Humanitario en el sistema Interamericano, ya desde el caso
Las Palmeras hasta el caso Rodríguez Vera y Otros (Desaparecidos Del Palacio
De Justicia) ambos contra Colombia, la Corte IDH ha establecido que las
disposiciones relevantes del DIH podían ser tomados en cuenta como elementos
de interpretación de la propia Convención Americana10 y por tanto de las
disposiciones internas en los Estados.

7
Observaciones generales Nº 29 (2001), sobre los estados de excepción, (art. 4), párr. 3, y Nº 31 (2004),
sobre la índole de la obligación jurídica general impuesta a los Estados partes en el Pacto, párr. 11.
8
Cfr. CICR. Servicio de Asesoramiento en Derecho Internacional Humanitario. Derecho Internacional
Humanitario y Derecho internacional de los Derechos Humanos.
Véase en: https://www.icrc.org/spa/assets/files/other/dih_didh.pdf
9
Cfr. SALMON GARATE, Elizabeth. Introducción al Derecho Internacional Humanitario. Lima: CICR ,
2012, pág. 74
10
Cfr. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de febrero de 2000. Serie
C No. 67, párrs. 32 a 34. Véase también, Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de
noviembre de 2000. Serie C No. 70, párr. 209; Caso de la “Masacre de Mapiripán” Vs. Colombia. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134, párr. 115, y Caso Masacre de
Santo Domingo Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 30 de
noviembre de 2012. Serie C No. 259, párr. 23
7
En el Perú la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política de
1993 señala que:

“Las normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución


reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el

Perú”

Con dicha mención, el Perú resalta que los derechos y libertades reconocidos en
la Constitución deben interpretarse de conformidad con los tratados internacionales
en materia de derechos humanos suscritos por el Estado Peruano. Tal
interpretación, conforme con los tratados sobre derechos humanos, contiene,
implícitamente, una adhesión a la interpretación que de los mismos hayan realizado
los órganos supranacionales de protección de los atributos inherentes al ser
humano y, en particular, el realizado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, guardián último de los derechos en la Región11. El Estado tiene un
interés jurídico en que esos derechos sean protegidos, por lo que estas
obligaciones tienen efectos erga omnes12 , según el Tribunal Internacional de
Justicia las referidas obligaciones pueden resultar, de la ilegitimidad de los actos
de agresión y del genocidio en el Derecho internacional contemporáneo, así como
de los principios y reglas relativas a los derechos fundamentales de la persona
humana, comprendiendo en ellos la protección contra la práctica de la esclavitud y
la discriminación racial13.

Estas obligaciones provienen por ejemplo, en el derecho internacional


contemporáneo, de la misma fuente que las leyes sobre actos de agresión y de
genocidio pero también de los principios y las reglas sobre los derechos
fundamentales de la persona humana y comprenden la protección contra la práctica

11
Tribunal Constitucional del Perú. Habeas Corpus. Exp. N°. 0217-2002-HC/TC
12
CIJ. Recueil, 1970, pág. 32
13
CARRILLO SALCEDO, J. El Derecho internacional en un mundo en cambio, Madrid, 1985, pág. 206 y
JUSTE Ruiz, J.: Las obligaciones erga omnes en Derecho internacional público, en "Estudios de Derecho
internacional. Homenaje al profesor Miaja de la Muela", Madrid, 1979, t. I, pág. 219 y ss.
8
de la esclavitud y la discriminación racial. Las garantías de protección
correspondientes están integradas al derecho internacional general14.

Pero, no debe confundirse efectos erga omnes u "obligaciones de los Estados con
la comunidad internacional en su conjunto" y obligaciones "que nacen con respecto
a otro Estado" pues ya el Asunto Barcelona Traction Light and Power Company
Limited de fecha 5 de febrero de 1970 de la Corte Internacional de Justicia, dispuso
la distinción esencial entre ambos15, estos efectos erga omnes constituyen la
eficacia de las normas de ius cogens16.

Cabe destacar que, el derecho internacional de los derechos humanos no


contempla derechos fundamentalmente diferentes para cada categoría de
personas. Si no que se encargar de realizar adaptaciones de los derechos de todos
a las necesidades particulares de categorías pertenecientes a grupos vulnerables
como los niños, las mujeres, las personas con discapacidad, los migrantes, los
pueblos indígenas o los defensores de los derechos humanos, entre otros. Estos
grupos vulnerables deben considerarse categorías sospechosas17, toda vez que
debido a la vulnerabilidad están expuestos a potenciales violaciones de Derechos
Humanos y por ende merecen una especial protección por parte de los Estados.

6. EL CONFLICTO ARMADO EN EL PERÚ.

Una vez entendido la aplicabilidad del DIH y del DIDH, nos adentraremos a conocer
que paso específicamente en el Perú en la época de los 80 y 90 a fin de evaluar
las consecuencias de este conflicto armado interno en nuestro país.

a. Etapas del conflicto armado en el Perú18:

14
Corte Internacional de Justicia, Barcelona Traction (1970), pág. 33 y 34. Traducción no oficial de José
Burneo (CVR).
15
Cfr. ACOSTA ESTÉVEZ. José B. NORMAS DE IUS COGENS, EFECTO ERGA OMNES, CRIMEN
INTERNACIONAL Y LA TEORÍA DE LOS CÍRCULOS CONCÉNTRICOS. Pág. 4.
16
Norma de Derecho internacional general, superior en la jerarquía de las normas, en el orden jurídico
internacional, siendo dada su importancia por la comunidad internacional.
17
Roberto Saba. QUE ES LO SOSPECHOSO DE LAS CATEGORIAS SOSPECHOSAS. Capitulo Xxvii;
Garagarella, Roberto. Teoría y critica del derecho constitucional- Yomo Ii - Buenos Aires 2008; Treacy,
Guillermo
F. CATEGORÍAS SOSPECHOSAS Y CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD.
18
Comisión de la Verdad y Reconciliación. Informe Final. PRIMERA PARTE: EL PROCESO, LOS
HECHOS, LAS VÍCTIMAS Sección primera: Exposición general del proceso. Tomo I, PÁG. 58, 59 Y 60
9
1. El inicio de la violencia armada (mayo 1980-diciembre 1982): Comprende
desde la primera acción cometida por el Partido Comunista del Perú Sendero
Luminoso en Chuschi, Cangallo, el 17 de mayo de 1980 hasta la disposición
presidencial del 29 de diciembre de 1982 que dispone el ingreso de las fuerzas
armadas a la lucha contrasubversiva en Ayacucho.

2. La militarización del conflicto (enero 1983-junio 1986): Abarca desde la


instalación el 1 de enero de 1983 del Comando Político-Militar de Ayacucho a cargo
del general Roberto Clemente Noel Moral, hasta la matanza de los penales del 18-
19 de junio de 1986.

3. El despliegue nacional de la violencia (junio 1986-marzo 1989): Es la etapa


que va desde la mencionada matanza de los penales de junio de 1986 hasta el 27
de marzo de 1989, fecha del ataque senderista, con apoyo de narcotraficantes, al
puesto policial de Uchiza en el departamento de San Martín.

4. La crisis extrema: ofensiva subversiva y contraofensiva estatal (marzo 1989-


setiembre de 1992) Se inicia inmediatamente después del asalto senderista al
puesto de Uchiza y culmina el 12 de setiembre de 1992 con la captura en Lima de
Abimael Guzmán Reinoso y algunos de los principales dirigentes de su
organización realizada por el GEIN.

5. Declive de la acción subversiva, autoritarismo y corrupción (setiembre 1992-


noviembre 2000) Este último período comienza con la captura de Guzmán y otros
líderes senderistas y se extiende hasta el abandono del país del ingeniero Alberto
Fujimori.

b. ¿Quiénes son las víctimas?

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado reiteradamente en su


jurisprudencia y en otras oportunidades, que los familiares de las víctimas de
violaciones de los derechos humanos pueden ser, a su vez, víctimas19.

La jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) no ha sido


ajena al respecto, puesto que mediante sus pronunciamientos también ha aceptado

19
Cfr. Corte IDH. Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los “Niños de la Calle”) Vs. Guatemala.
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 175; Caso Castillo Páez Vs.
Perú. Excepciones
10
que cuando se violan derechos fundamentales de una persona humana, tales como
el derecho a la vida o el derecho a la integridad física, las personas más cercanas
a la víctima también pueden ser consideradas como víctimas. Debemos tener en
cuenta que este tipo de violaciones a Derechos Humanos han sido bastante
frecuentes en la época de Conflicto. Así mismo dicha Corte tuvo la oportunidad de
pronunciarse sobre la condición de víctima de tratos crueles, inhumanos y
degradantes de una madre como resultado de la detención y desaparición de su
hijo, para lo cual valoró las circunstancias del caso, la gravedad del maltrato y el
hecho de no contar con información oficial para esclarecer los hechos23.

Siguiendo el mismo razonamiento, el Comité de Derechos Humanos de las


Naciones Unidas, de acuerdo con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, ha afirmado que los familiares de detenidos desaparecidos deben ser
considerados como víctimas, entre otras violaciones, por malos tratos. Un claro
ejemplo es el caso Quinteros contra el Estado de Uruguay del año 1983, donde el
Comité estableció que comprendía el profundo pesar y la angustia que padeció la
autora de la comunicación como consecuencia de la desaparición de su hija
generando en ella una continua incertidumbre sobre su suerte y su paradero. En
ese sentido se determino que es también una víctima de las violaciones del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en particular del artículo 7, soportadas
por su hija24.

Por tanto, se entiende que el término víctima se enmarca en un concepto amplio,


establecido así por los propios Tribunales mencionados y por el Comité, cabe
resaltar que generalmente en la jurisprudencia de la Corte IDH, se declara la
violación del Derecho a la Integridad Personal contenido en el artículo 5 de la
Convención Americana de Derechos Humanos en perjuicio de los familiares
cuando se trata de casos de desapariciones forzadas.

c. Violación del derecho a la verdad:

El derecho a la verdad tiene un carácter colectivo, que conlleva el derecho de la


sociedad a tener acceso a información esencial para el desarrollo de los sistemas
democráticos, y un carácter particular, como derecho de los familiares de las
víctimas a conocer lo sucedido con su ser querido, lo cual constituye una forma de
reparación.

11
La Corte Interamericana ha establecido el deber del Estado de investigar los hechos
mientras se mantenga la incertidumbre sobre la suerte de la persona desaparecida,
y la necesidad de brindar un recurso sencillo y rápido para el caso, con las debidas
garantías. Siguiendo esta interpretación, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos afirmó que este es un derecho que tiene la sociedad y que surge como
principio emergente del derecho internacional bajo la interpretación dinámica de los
tratados de derechos humanos y, en específico, de los artículos 1.1, 8, 25 y 13 de
la Convención Americana20.

d. Violencia masiva pero selectiva

Pese a que la violencia tuvo un carácter masivo y estuvo concentrada en las zonas
más marginadas y excluidas de la sociedad peruana, muchos de los testimonios
recogidos por la CVR señalan que los principales actores del conflicto armado
interno desarrollaron un conjunto de prácticas de selección de sus víctimas al
interior de determinados grupos poblacionales. Puesto que generalmente se
realizaban afectaciones a los Derechos de las personas según sus características
raciales, su color de piel, ejerciendo muchas veces otros tipos de violencia como
por ejemplo en el caso de las mujeres cortándoles las trenzas, siendo ello
directamente una violencia de género cuando estamos en situaciones de conflicto
armado, otro aspecto fue la edad, fueron los hombres entre 20 y 49 años quienes
conforman el grueso de las víctimas fatales reportadas a la CVR (más del 55%),
mientras que las mujeres en este aspecto no tuvieron un rango de selección, puesto
que las victimas mujeres de todas las edades suman poco menos del 20%.

Otro indicador de selectividad fue el tamaño del grupo en el que se ejecutaron a las
personas. Como práctica generalizada fueron asesinadas o ejecutadas en grupos
pequeños, generalmente es decir, situaciones donde los principales actores del
conflicto se han dado el trabajo de ubicar dentro de una comunidad a víctimas
específicas para ultimarlas.

La mayoría cerca del 68% de personas asesinadas o ejecutadas extrajudicialmente


reportadas a la CVR fueron víctimas en operativos o acciones donde murieron
simultáneamente menos de cinco personas. Comparativamente hablando, en el

20
. Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Fondo. Serie
C No. 70, párr. 197.
12
caso del conflicto armado guatemalteco, más de la mitad de las personas
reportadas como asesinadas entre 1969 y 1995 murieron en grupos de más de
cincuenta persona21. Aquí un breve testimonio:

[...] esa mañana, los soldados acorralaron al pueblo de Nuevo Occoro,


reunieron en la plaza a toda la gente, serían unas 100 personas entre
hombres y mujeres, niños y ancianos. En la plaza, los soldados separaron a
los varones y a las mujeres; a éstas los metieron al local del Cabildo y no los
dejaron ni moverse. Cuando vinieron hacia la plaza, a los hombres los tenían
agachados, a tres muchachas los llevaron hacia el local del concejo distrital
y los interrogaron si los hombres de Nuevo Occoro eran o no terroristas. Del
total del grupo de hombres, los soldados seleccionaron [...] los golpearon y
los llevaron [...] desde entonces hasta la fecha no se supo nada de ellos [...].

CVR. Testimonio 300540, Huancavelica.

e. Los peruanos que le faltan al país.

Es innegable que entre los años 1982 y 1984, el comportamiento de los patrones
cuantitativos expresados por la CVR evidencian que el conflicto se desarrolló casi
exclusivamente en el departamento de Ayacucho. Sin embargo, conforme el
conflicto adquiere dimensiones nacionales y el PCP-Sendero Luminoso busca
expandir su proyecto político totalitario hacia nuevos espacios, esta organización
comienza a encontrar una resistencia en el mundo campesino o nativo (andino y
selvático) cada vez mayor, la cual es potenciada por la promoción estatal de la
formación de rondas campesinas, como en Soras, Ayacucho, lugar que ante las
exigencias de la guerra, aparecen las manifestaciones públicas de rechazo, al igual
que en Larcay y Paucaray, sobretodo en algunos líderes de las comunidades,
aumentando las tensiones hasta el 26 de noviembre de 1983, cuando el PCP-SL
ejecuta a tres de ellos acusándolos de soplones. Se logra instalar en la zona un
destacamento de sinchis, los cuáles se enfrentarán el 8 de diciembre a una columna
del PCP-SL, muriendo uno de los subversivos. Como consecuencia de estos

21
Ver: Patrick Ball, Paul Kobrak y Herbert F. Spirer. Violencia institucional en Guatemala, 1960 a 1996: una
reflexión cuantitativa. Washington DC: AAAS – CIIDH, 1999, Pág. 65 – 70.
13
acontecimientos, el pueblo de Soras ensaya organizarse en rondas, presionando
además sobre las comunidades vecinas. Esto motivo a que las acciones armadas
de la organización subversiva adquieran un marcado carácter de represalia contra
la sociedad rural. Paralelamente, los agentes del Estado y, en particular, las FFAA,
como parte del cambio de su estrategia contrasubversiva, fueron desarrollando
alianzas más importantes con el campesinado y focalizando su acción represiva en
sectores sociales donde existe una mayor probabilidad de ubicar y eliminar
individuos vinculados más estrechamente con el PCP-SL. Otros lugares que
adoptaron una similar posición de organizarse contra el PCP-SL son los distritos de
Chilcayoc, Chalcos y Belén, como ocurre el 9 de octubre de 1983, cuando un grupo
combinado de 35 efectivos de sinchis y miembros del ejército, llega en tres
helicópteros a la localidad de Ayalca, anexo de Chalcos, obligando a los pobladores
a reunirse en la plaza de armas. Al final de esa reunión, alrededor de 60 personas
fueron encerradas en el local de la iglesia y en el de la Municipalidad. Al día
siguiente, aproximadamente 18 personas seleccionadas entre los detenidos son
conducidas hacia Belén, pero terminan siendo asesinadas en el trayecto, a la altura
de la localidad de Pitecc.

Otro suceso trágico recogido en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y


Reconciliación se dio a fines de octubre de 1983, cuando un grupo senderista
ingresa al pueblo de Morcolla y captura a cuatro personas, entre los que se
encontraban un profesor y un comerciante puneño, quienes fueron conducidos a la
plaza y sometidos a un llamado juicio popular, acusados de ser

“gamonales y lacayos del gobierno” donde fueron sometidos a castigos


psicológicos durante todo el día, liberándolos posteriormente cuando aceptaron
colaborar con Sendero Luminoso. A fines de ese año, miembros del PCP-SL
vuelven a incursionar en el pueblo, esta vez saqueando viviendas y
establecimientos comerciales. El 24 de enero de 1984, en un nuevo “juicio popular”,
Sendero Luminoso asesina a cuatro pobladores de Morcolla en razón a que los
pobladores habían denunciado los saqueos realizados por los senderistas el año
anterior. Fue por este motivo que se organizó una ronda campesina en el lugar,
meses después Sendero Luminoso no conforme con lo ocurrido realiza la acción
más sangrienta en Morcolla, asesinando a 36 personas, y saquea e incendia unas
60 viviendas. Constituyendo las rondas campesinas, un enemigo central para los
14
senderistas, y la razón por la cual realizaban el ensañamiento contra estos
pobladores llamándolos muchas veces como “mesnadas” al servicio del gobierno22.

Acorde al informe de la CVR, se han recibido reportes de 23,969 peruanos muertos


o desaparecidos, esto permite aseverar que la cifra total de víctimas fatales del
conflicto armado interno superaría en 2.9 veces esa cantidad.

Mediante la aplicación de la metodología Estimación de Múltiples Sistemas, la CVR


logro estimar que el número total de peruanos que pudieron haber muerto en el
conflicto armado interno sería de 69,280 personas23. Con este método estadístico,
la CVR estimó que 26,259 personas murieron o desaparecieron a consecuencia del
conflicto armado interno en el departamento de Ayacucho entre 1980 y 2000. Si la
proporción de víctimas estimadas para Ayacucho respecto de su población en 1993
fuese la misma en todo el país, el conflicto armado interno habría causado cerca
de 1.2 millones de víctimas fatales en todo el Perú. Son los peruanos que le faltan
al país, los más invisibles, pero no menos reales: los Quispe y Huamán fueron los
dos apellidos más frecuentes entre las personas muertas y desaparecidas
registradas en la base de datos de la CVR.

Pese a la constante exclusión entre peruanos, las victimas no pierden la fe en la


justicia del sistema Judicial Peruano, aquí un breve testimonio:

“Señores chaymi ñuqa munani kachun respeto, kachunyá manchakuy, masque


imayrikulla kaptiykupas, wakcha pobri kaptiykupas, campesino totalmente
ñuqañaykuchu kaniku, huk real llapas killapi ganaq, mana ni pipas kanikuchu.
Señores, chayta ya justiciyata mañakuykiku CVR”.

22
Comisión de la Verdad y Reconciliación Perú. Informe Final. Tomo IV. Primera parte. El proceso, los
hechos y las víctimas. Sección Tercera: Los escenarios de la Violencia. Capitulo I. La violencia en las
regiones, pág. 125.
23
En un intervalo de confianza al 95% cuyos límites inferior y superior son 61,007 y 77,552 personas
respectivamente. Para mayores detalles véase el anexo del presente informe titulado: ¿Cuántos peruanos
murieron?: Estimación del número total de víctimas fatales del conflicto armado interno entre 1980 y 2000. 29
Sentencia del Tribunal Constitucional, Exp. No. 013—96—I/TC Lima, de 28 de abril de 1997, Fundamento
Cuarto. En la sentencia el Tribunal no se pronunció sobre el fondo del asunto, considerando a partir de una
argumentación incompatible con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre las
mismas leyes, que “habiendo quedado agotados todos los efectos derivados de los actos delictivos objeto de la
amnistía”,
15
Audiencia de Huanta. 11 de abril de 2002.

Testimonio de la señora Sabina Valencia. [Traducción: Señores, por eso yo


quiero que haya respeto. Que haya pues temor de Dios aunque sólo seamos
muy humildes. Aunque seamos huérfanos y pobres. Campesino puro podemos
ser; que ganamos sólo un real por mes y, aunque no seamos nadie, señores,
ésta es la justicia que le pedimos.]

f. Leyes de amnistía.

El Tribunal Constitucional del Perú en la demanda de inconstitucionalidad


interpuesta contra las leyes de amnistía precitadas declaró que “si bien dictar
amnistías es una facultad exclusiva del Congreso, con base en la Constitución, ésta
tiene que aplicarse en consonancia y coherencia con el resto del ordenamiento
constitucional, es decir, la prerrogativa de dar una amnistía no es ni puede ser
absoluta”29.

En el ámbito del sistema interamericano, la Corte IDH también se pronuncio al


respecto en el Caso Barrios Altos Vs Perú, estableciendo que son inadmisibles las
disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de
excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción
de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos tales como
la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones
forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos
por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

El Juez Antonio A. Cançado Trindade, mediando un voto razonado en el caso


Barrios Altos señaló que las:

“las llamadas autoamnistías son, en suma, una afrenta inadmisible al


derecho a la verdad y al derecho a la justicia (empezando por el propio acceso a
la justicia)”. Este precedente, que fue sentado en el caso Barrios Altos y luego
reiterado en varios casos, es referido también por la Corte IDH en el reciente fallo
del Mozote30 donde existe una especial particularidad, la Corte IDH opta por
analizar el caso a la luz del Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra de
1949 que insta a los Estados a conceder la amnistía más amplia posible a las
personas que hayan tomado parte en el conflicto armado o que se encuentren
16
privadas de libertad, internadas o detenidas por motivos relacionados con el
conflicto armado y del propio Acuerdo de Paz que puso fin al conflicto en El
Salvador, el cual impuso al Estado la obligación de investigar y sancionar “al menos
las graves violaciones de derechos humanos que estableciera la Comisión de la
Verdad, de modo tal que no quedaran impunes y se evitara su repetición”31.

Un claro de estás leyes de amnistía es el modelo de lo ocurrido con las Las leyes
de Punto Final dadas en, el Gobierno de Raúl Alfonsín donde se determinó la
extinción de las acciones penales por crímenes cometidos con ocasión de la
llamada “guerra sucia” en un plazo de sesenta días. Esta ley era denominada como
de “Punto Final” y suscitó un debate jurídico que intentaba determinar si se trataba
de una reducción retroactiva del plazo de la prescripción de la acción o si era en
realidad una ley de amnistía a la que no se quiso nombrar así. En todo caso, la ley
contenía todos los elementos que la definen como de olvido, perdón o renuncia a
una acción penal que estaba vigente en el momento de su sanción. Pero habiendo
sido la naturaleza de la ley esencialmente política, sus efectos también lo eran. Así,
contra todo lo esperado, se produjeron innumerables procesamientos en el breve
plazo que la ley establecía. Irritados por las “instrucciones” que el Procurador
General de la Nación impartió a los fiscales federales para que estos trataran de
lograr el menor número de procesamientos posible, se dictaron más
procesamientos de la expectativa que se pretendía. Otra caso fue la Ley n.º 23 521
de Determinación de los Alcances del Deber de Obediencia, conocida como la Ley
de Obediencia Debida, la cual surgió para encontrar una solución más definitiva.
Jurídicamente la ley impuso a los jueces el mandato de tener por probados ciertos
actos y asignarles una interpretación determinada que condujera a la absolución o
sobreseimiento de los imputados en la comisión de delitos. Pero en la práctica,
quedaron liberados todos los militares que habían actuado cumpliendo órdenes
superiores. Produciéndose en la comunidad jurídica un intenso debate y acciones
varias que pretendieron su inconstitucionalidad.24.

Estas leyes llamadas de Punto Final y Obediencia Debida (las leyes n.° 23 492 y
23 521) fueron declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia en

24
IIDH. Contribución de las Políticas de verdad, justicia y reparación a las democracias en América Latina.
ASDI.
TAPPATÁ DE VALDEZ, Patricia. Pasado y Futuro Temas Centrales Del Presente En Argentina. Pág. 51.
17
un fallo de carácter histórico25. Dicho fallo modificó de manera radical el escenario
de la lucha por los derechos humanos. Los juicios pasaron a formar parte de la
preocupación principal del Estado y quienes resultaron beneficiarios de tales leyes
no pueden invocar ni la prohibición de retroactividad de la ley penal más grave ni la
cosa juzgada.

Como es evidente y de acuerdo a experiencias pasadas, estas leyes generan


impunidad, en términos generales esta impunidad debe ser entendida como la
ausencia de pena, la no punibilidad, o ausencia de castigo, los cuales son una clara
oposición a los conceptos ampliamente conocidos de impunibilidad, imputabilidad
e inmunidad26.

Desde 1978, las leyes de impunidad proliferaron en los países de Centro y


Suramérica, los cuáles sufrieron largos períodos de violencia política y violación
sistemática de los derechos humanos por parte del Estado. Esas leyes tomaron la
forma de amnistía, prescripción e indulto, reconociendo la obediencia debida como
una defensa para los crímenes cometidos por agentes del gobierno. El propósito
de estas leyes ha sido el de prevenir la investigación y el castigo de graves
violaciones de los derechos humanos. Si se trata de delitos políticos y conexos que
no sean crímenes atroces, sí pueden ser delitos amnistiables. En ese sentido, si
hay amnistía y se desarrolla en sus justas proporciones, el Estado no tiene que
investigar ni sancionar esos crímenes. Por el contrario, si se trata de crímenes
atroces, entendidos como violaciones graves de los derechos humanos y del DIH,
tendrá la obligación investigarlos y sancionarlos, incluso en contextos de justicia
transicional27. Puesto que de lo contrario podría incurrir en responsabilidad
Internacional, en el caso Peruano, ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.

Existe una nueva etapa en la lucha contra la impunidad y es coherente con la


jurisprudencia y las opiniones consultivas precedentemente emitidas por la misma

25
Simón, Julio Héctor y otros, sobre privación ilegítima de la libertad, etc., causa n.° 17768. 14/06/2005. 34
Cfr. VENTURA ROBLES, Manuel. La jurisprudencia de la corte interamericana de Derechos Humanos en
materia de acceso a la justicia e impunidad.
26
AMBOS, Kai: Impunidad y Derecho Penal Internacional. Un Estudio Empírico sobre Colombia, Bolivia,
Perú, Chile Argentina. 1ª Edición colombiana, 1997, pág. 29.
27
Cfr. Uprimny Yepes, Rodrigo; Saffon Sanín, María Paula; Botero Marino, Catalina; Restrepo Saldarriaga,
Esteban; ¿Justicia transicional sin transición? Verdad, justicia y reparación para Colombia. Centro de Estudios
de Derecho, Justicia y Sociedad Primera edición Bogotá, D.C. junio de 2006.
18
Corte IDH. La doctrina así establecida es coincidente con los pronunciamientos
realizados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la que se había
pronunciado anteriormente sobre la incompatibilidad de leyes de amnistía, similares
a la peruana, que habían sido promulgados por otros Estados parte en la
Convención28.

En el contexto de las Naciones Unidas, también existen pronunciamientos contra


este tipo de amnistías como la del el Comité de Derechos humanos 29 el Comité
contra la tortura30 la Asamblea General de la Organización31 y, a propósito de Sierra
Leona, el Secretario General32 y la Comisión de Derechos Humanos33 .

28
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado contra las leyes de amnistía expedidas
en Argentina [Informe No. 28/92 de 1992], en Uruguay [Informe 29/92 de 1992], en Chile [Informe 36/96 de
1996], en Perú [Informes 1/96 de 1996, 42/97 y 43/97 de 1997].
29
El Comité de Derechos Humanos (Naciones Unidas, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) a
propósito de leyes de amnistía que otorgan impunidad a los responsables de actos de tortura, manifestó : “Las
amnistías son generalmente incompatibles con la obligación de los Estados de investigar tales actos, de
garantizar que no se cometan tales actos dentro de su jurisdicción y de velar porque no se realicen tales actos
en el futuro.” Observación General No. 20, relativa a la prohibición de la tortura y los tratos o penas crueles
(artículo 7 del Pacto). Adoptada durante el 44 período de sesiones, 1992, párr. 15. El Comité se pronunció
(CCPR/C/79/Add. 19, 1993) contra la Ley de Caducidad dictada por el Estado de Uruguay para asegurar la no
punición de responsables de violaciones a los derechos humanos. En lo que se refiere al Perú, declaró
(CCPR/C/79/Add. 67, 1996) : “La amnistía señalada impide la investigación y el castigo apropiado de los
autores de violaciones de los derechos humanos cometidas en el pasado, erosiona los esfuerzos por lograr el
respeto de los derechos humanos, contribuye a crear una atmósfera de impunidad entre los autores de esas
violaciones y constituye un muy grave obstáculo a los esfuerzos por consolidar la democracia y promover el
respeto de los derechos humanos y, por tanto, viola el artículo 2 del Pacto. A este respecto, el Comité reitera
la opinión expresada en su observación general 20 (44) de que este tipo de amnistía es incompatible con [...]”.
Respecto de las leyes de Obediencia Debida y de Punto final promulgadas por el Estado argentino, el Comité
afirmó (CCPR/CO/70/Arg., 2000) la no validez de sus efectos jurídicos puesto que las violaciones a los
derechos humanos perpetradas “deben ser perseguibles durante todo el tiempo necesario y con toda la
retroactividad necesaria para lograr el enjuiciamiento de sus autores”
30
Comité contra la Tortura (Naciones Unidas, Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes), casos 1, 2 y 3 de 1998.
31
“Las personas que hayan cometido o sean acusadas de haber cometido cualquiera de los delitos referidos en
el artículo 4, parágrafo 1, no podrá beneficiarse por ninguna ley de amnistía o medidas de carácter similar que
tengan por objeto eximirlas de cualquier proceso penal o sanción”, artículo 18 de la “Declaración para la
protección de todas las personas contra la desaparición forzada”, aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas mediante Res. 47/133 de 18 de diciembre de 1992.
32
“El Acuerdo [de Paz para Sierra Leona, firmado en Lomé] establece una completa amnistía para los crímenes
perpetrados por los miembros de las fuerzas contendientes en el conflicto desde marzo de 1991 hasta la fecha
de adopción del Acuerdo. He instruido a mi representante especial para firmar el acuerdo con la expresa
salvedad de que las Naciones Unidas sostiene el entendimiento que la amnistía y los perdones contenidos en
el artículo IX no se entenderán aplicables al crimen de genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los crímenes
de guerra y otras graves violaciones del derecho internacional humanitario”, Secretario General de las Naciones
Unidas, U.N. Doc. S/1999/836 de 30 de julio de 1999, párr. 7.
33
La Comisión de Derechos Humanos declaró : “Toma nota de que el Representante Especial del Secretario
General consiguió una reserva al firmar el Acuerdo de Paz en el sentido de que las Naciones Unidas entienden
que las disposiciones sobre amnistía del Acuerdo de Paz no se aplicarán a los crímenes internacionales de
genocidio, los crímenes contra la humanidad, los crímenes de guerra y otras violaciones graves del derecho
internacional humanitario, y afirma que todas las personas que comentan o autoricen violaciones graves de los
derechos humanos o del derecho internacional humanitario en cualquier momento son personalmente
19
g. El castigo en la transición Peruana.

Siguiendo un esquema de perdones “responsabilizantes”, la concesión de


perdones en épocas de conflicto armado como la vivida en el Perú con procesos
pendientes hasta la actualidad ha de ser excepcional e individualizada, y debe
regirse por el principio de proporcionalidad, esto significa que el perdón de los
victimarios sólo se justifica exclusivamente cuando constituye la única medida
existente para alcanzar la paz y la reconciliación nacional, y cuando es proporcional
a la gravedad de los actos cometidos por el inculpado, a su grado de mando y a las
contribuciones que haga a la justicia. Estos criterios de proporcionalidad se
concretan en algunas máximas básicas:

(i) a mayor gravedad del crimen, menor posibilidad de perdón;

(ii) a mayor responsabilidad militar (nivel de mando) o social del victimario 34,
menor posibilidad de perdón;

(iii) a mayor contribución a la paz, a la verdad y a la reparación, mayores


posibilidades de perdón.

No existe entonces controversia en la idea de conceder indultos o exenciones


totales de pena a aquellas personas que sean únicamente combatientes. Incluso,
podría darse el perdón integral de ciertas infracciones menores al Derecho
Internacional Humanitario. Pero en casos de crímenes de lesa humanidad e
infracciones graves al derecho internacional humanitario deben de estar excluidas
de perdones totales; sólo serían admisibles perdones parciales como formas de
disminución de la sentencia o de concesión de subrogados penales como la libertad
condicional, siempre y cuando exista una contribución a la paz, a la verdad y a la
reparación que así lo justifique, lo que supone la confesión total de los hechos frente
a los cuales se pretende el perdón parcial como lo sucedido en los Juicios de
Nuremberg, y el cumplimiento de unos mínimos de pena privativa de la libertad,
pues no parece admisible que responsables de comportamientos tan atroces
puedan recibir un perdón total o deban únicamente cumplir penas alternativas.

responsables y han de rendir cuentas por esas violaciones y que la comunidad internacional hará todo lo posible
para enjuiciar a los responsables”. ONU: Doc. E/CN.4/RES/2000/24 de 18 de abril de 2000, párr. 2.
34
Uprimny Yepes, Rodrigo; Las enseñanzas del análisis comparado: procesos transicionales, formas de justicia
transicional y el caso colombiano. Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad Primera edición Bogotá,
D.C. junio de 2006. Pag. 28
20
Además de que las transiciones basadas en perdones “responsabilizantes” logran
equilibrar las exigencias de justicia y las restricciones impuestas por las
negociaciones de paz, resultan compatibles con el Derecho Internacional al
contemplar únicamente perdones proporcionales y necesarios para alcanzar la
paz35 desterrada en conflictos armados.

Este perdón es un tema que debe ser más aplicado en el Estado Peruano pues
todavía no se logra judicializar bien los casos y tampoco se ha logrado determinar
una posible negociación de paz, entre el victimario y las víctima, a fin de resolver
los problemas y dolores con el pasado, mediante el proceso de Justicia
Transicional, el cual debe ser entendido como aquel conjunto de teorías y prácticas
que se derivan de procesos políticos que permiten a las sociedades conciliar el
pasado de atrocidad e impunidad, buscar justicia a las víctimas de dictaduras,
guerras civiles y otras crisis de amplio espectro o larga duración, con el propósito
de avanzar o retornar a la normalidad democrática36.

La inclusión de criterios del DIH en estos procesos de Justicia Transicional, es


amplio y complejo, donde posiblemente colisionaran los intereses de las partes del
conflicto, por ello es importante la vinculación de ambos toda vez que importa el
comportamiento de los actores en el conflicto armado y cuando finalicen las
hostilidades37.

El juez, García Sayán de nacionalidad peruana, advierte que el deber de investigar,


juzgar y sancionar se compone de tres elementos, a saber: la investigación y
esclarecimiento de los hechos, la identificación de las responsabilidades
individuales y la aplicación de un castigo proporcional, y advierte que “aún cuando
la aspiración de la justicia penal debe efectivizar satisfactoriamente estos tres
ámbitos, si se dificulta la concreción de la sanción penal, los otros componentes no
deberían verse afectados o diferidos”38.

35
Idem. Pag. 29
36
Cfr. Hernando Valencia Villa Introducción a la justicia transicional. Colombia, 2007 pág.1.
37
Cfr. SALMON GARATE, Elizabeth. Algunas reflexiones sobre DIH y Justicia Transicional: Lecciones de
la experiencia latinoamericana. Lima: CICR , 2012, pág. 2
38
Voto concurrente del juez Diego García-Sayán, Caso Masacres de El Mozote y lugares aledaños vs. El
Salvador, párr.28
21
En contextos de transición a la paz, es posible pensar en estrategias de priorización
de los casos más graves, así como en el uso de penas alternativas o suspendidas39
como la Ley de Justicia y Paz en el Estado Colombiano.

h. Comisión de la verdad y Reparaciones.

El rol de los informes de la CVR en la determinación del contexto, de los hechos y


de la responsabilidad internacional de los Estados, tiene un valor probatorio
especial, establecido así por la Corte IDH en su constante jurisprudencia40. De esta
manera, dicho alto tribunal ha señalado que, según el objeto, procedimiento,
estructura y fin de su mandato, tales comisiones pueden contribuir a la construcción
y preservación de la memoria histórica, el esclarecimiento de hechos y la
determinación de responsabilidades institucionales, sociales y políticas en
determinados períodos históricos de una sociedad41.

En el Perú, la Comisión de la Verdad, fue creada tras la caída de Fujimori, y estuvo


encargada de esclarecer el proceso, los hechos y responsabilidades de la violencia
terrorista y de la violación de los derechos humanos producidos desde mayo de
1980 hasta noviembre de 2000. La Comisión de la Verdad enfoco la recopilación
de datos en hechos, siempre y cuando sean imputables a las organizaciones
terroristas, a los agentes del Estado o a grupos paramilitares: (i) Asesinatos y
secuestros; (ii) Desapariciones forzadas; (iii) Torturas y otras lesiones graves; (iv)
Violaciones de los derechos colectivos de las comunidades andinas y nativas del
país; y (v) Otros crímenes y graves violaciones contra los derechos de las personas.

El período que demarca la política de reparaciones estuvo fijado en el mandato de


la Comisión de la Verdad y Reconciliación, entre mayo de 1980 y noviembre de
2000. La delimitación obedece claramente al inicio de la denominada lucha armada
iniciada por Sendero Luminoso desde la quema de ánforas en Chuschi - Ayacucho
y a la instalación del Gobierno transitorio que sucedió a Alberto Fujimori. Sin

39
Idem. párr. 29 y 30
40
Cfr. Corte IDH. Caso Myrna Mack Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2003. Serie C No. 101, párrs. 131 y 134; Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, supra,
párr. 82; Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de
2007. Serie C No. 166, párr. 128; Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186.
41
Cfr. Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C No. 209, párr. 74.
22
embargo, la Comisión de la Verdad y Reconciliación peruana desestimó, por
ejemplo, conocer de ciertos casos vinculados a la operación Cóndor, aun cuando
la fecha de dichas denuncias referían a secuestros producidos en julio de 1980 (y
por ende, en el marco de la competencia temporal de la Comisión), pero que no
respondían al patrón central de su mandato. En el Perú, las reparaciones están
relacionadas tanto con el momento en el que ocurrieron como en su conexión con
patrones de violencia producidos en el marco del conflicto, pero las reparaciones
son un tema de preocupación hasta la actualidad pues el Registro único de víctimas
de la Violencia en nuestro país es todavía un tema pendiente ya que no considera
víctimas, a los miembros de las organizaciones subversivas, este es un tema
controvertible hasta el día de hoy.

Otro aspecto en cuanto a las reparaciones en el Perú lo da el decreto que


reglamenta la ley del Plan Integral de Reparaciones el cual incluye la incorporación
de algunas categorías de víctimas al Seguro Integral de Salud, es decir, al sistema
público y gratuito de salud. El decreto hace menciones generales referidas a la
“atención integral en servicios públicos de salud, priorizando a niños, mujeres y
ancianos”; la “recuperación integral desde la intervención comunitaria, que incluye:
reconstrucción de las redes de soporte comunitario; recuperación de la memoria
histórica, y creación de espacios comunitarios para la recuperación emocional”.
También menciona la “recuperación desde la intervención clínica, lo que implica el
diseño de un modelo de atención clínica que se ajuste a las necesidades y recursos
humanos de las diversas zonas del país”; la “promoción y prevención a través de
la educación y sensibilización”; la “inclusión en las políticas públicas de salud” y la
“mejora de la infraestructura de atención en los servicios de salud”42.

Otro aspecto es el referido a las becas de educación donde el Reglamento de la


Ley52 establece también programas de alfabetización y de educación de adultos,
en consideración a las características campesinas e indígenas de la población
afectada.

Una forma adicional de poder otorgar reparaciones es el reconocimiento de


responsabilidad internacional del Estado de manera pública y también mediante el

42
Decreto Supremo 015-2006-JUS, art.
22 52 Ley 19.123, art. 29.
23
aspecto simbólico con la construcción de monumentos públicos, museos,
memoriales y otros lugares de memoria, donde se reconozcan los hechos y donde
las víctimas se vean representadas en las obras a construir.

De lo contrario, ellas carecerán de simbolismo43.

43
Correa, Cristián. Programas de reparación para violaciones masivas de derechos humanos: lecciones de las
experiencias de Argentina, Chile y Perú, pág. 471.
24
II. INFORME FINAL DE LA COMISION DE LA VERDAD Y LA
RECONCILIACION (CVR)

1. ANTECEDENTES:

La Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú (CVR) fue creada en el año


2001, en un difícil contexto político, luego de que el Presidente Alberto Fujimori
producto del golpe de estado abandonara el país rumbo al Japón y se dio durante
el gobierno transicional de Valentín Paniagua Corazao.

El objetivo principal de la CVR era investigar los crímenes y violaciones de derechos


humanos ocurridos entre mayo de 1980 y noviembre del 2000, a cargo de los
actores del conflicto armado interno, esto es, el Estado peruano y los grupos
subversivos Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru
(MRTA).

El nuevo gobierno de Alejandro Toledo reafirmó la vigencia de la CVR, amplió el


número de comisionados a doce y cambió su denominación añadiendo el término
“reconciliación”.

El 28 de agosto del 2003, el Informe Final de la CVR fue presentado en Palacio de


Gobierno. Ante el Presidente Alejandro Toledo, Salomón Lerner Febres, Presidente
de la CVR, dio a conocer los dramáticos resultados de casi dos años de trabajo.

Los hallazgos de la CVR son impactantes y en los nueve voluminosos tomos del
informe se dio cuenta del desarrollo del proceso de violencia, de los actores del
conflicto, de los crímenes y violaciones de derechos humanos, así como de las
secuelas de la violencia. Asimismo, se incluyó una serie de recomendaciones
orientadas al compromiso final de la reconciliación, las cuales estaban referidas al
desarrollo de reformas institucionales, al Programa Integral de Reparaciones (PIR)
y el Plan Nacional de Intervención Antropológico-Forense. Finalmente, se
estableció una serie de mecanismos de seguimiento de las recomendaciones de la
CVR.

Además de estos importantes hallazgos y aportes, el Informe de la CVR marcó un


hito significativo al incorporar un análisis del impacto diferenciado de la violencia

25
por razones de género, además de incluir un capítulo específico sobre violencia
sexual contra las mujeres. De esta manera, y a diferencia de experiencias previas,
la CVR se constituyó en la primera comisión de la verdad en el mundo en
contemplar una perspectiva de género desde el inicio de su trabajo, convirtiéndose
así en un significativo precedente para el establecimiento y trabajo de futuras
entidades de este tipo.

Lo que hacía no mucho era visto como normal y cotidiano, en ese momento era
reconocido como una violación de derechos humanos que, debido a su carácter
generalizado, puede plantearse además como un crimen de lesa humanidad.

Las investigaciones realizadas sobre el proceso de violencia de origen político que


se vivió en el Perú entre los años 1980 y 2000, han permitido a la Comisión de la
Verdad y Reconciliación llegar a las conclusiones que se exponen a continuación.

2. LAS DIMENSIONES DEL CONFLICTO

 La CVR ha constatado que el conflicto armado interno que vivió el Perú entre
1980 y 2000 constituyó el episodio de violencia más intenso, más extenso y más
prolongado de toda la historia de la República. Asimismo, que fue un conflicto
que reveló brechas y desencuentros profundos y dolorosos en la sociedad
peruana.
 La CVR estima que la cifra más probable de víctimas fatales de la violencia es
de 69,280 personas.44 Estas cifras superan el número de pérdidas humanas
sufridas por el Perú en todas las guerras externas y guerras civiles ocurridas en
sus 182 años de vida independiente.
 La CVR afirma que el conflicto abarcó una proporción mayor del territorio
nacional que cualquier otro conflicto,45 provocó enormes pérdidas económicas
expresadas en destrucción de infraestructura y deterioro de la capacidad
productiva de la población y llegó a involucrar al conjunto de la sociedad.
 La CVR ha constatado que existió una notoria relación entre situación de
pobreza y exclusión social, y probabilidad de ser víctima de la violencia. En el
departamento andino de Ayacucho se concentra más del 40 por ciento de

44En un intervalo de confianza al 95 por ciento cuyos límites inferior y superior son 61,007 y 77,552 víctimas, respectivamente.
45La CVR ha recibido reportes de muertes y desapariciones como producto del conflicto armado interno en todos los departamentos,
salvo Moquegua y Madre de Dios. Sólo en Tacna (1) y Tumbes (4), la cifra de víctimas reportadas a la CVR es de un dígito.
26
muertos y desaparecidos reportados a la CVR. Al sumar a ello las víctimas
consignadas por la CVR en los departamentos de Junín, Huánuco,
Huancavelica, Apurímac y San Martín se llega al 85 por ciento de las víctimas
registradas por la CVR.46
 La CVR ha constatado que la población campesina fue la principal víctima de la
violencia. De la totalidad de víctimas reportadas, el 79 por ciento vivía en zonas
rurales y el 56 por ciento se ocupaba en actividades agropecuarias. Estas cifras
contrastan con las del censo de 1993 según el cual el 29 por ciento de personas
vivían en zonas rurales y el 28 por ciento de la PEA nacional estaba ocupada en
el sector agropecuario.
 La CVR ha podido apreciar que, conjuntamente con las brechas
socioeconómicas, el proceso de violencia puso de manifiesto la gravedad de las
desigualdades de índole étnico-cultural que aún prevalecen en el país. Del
análisis de los testimonios recibidos resulta que el 75 por ciento de las víctimas
fatales del conflicto armado interno tenían el quechua u otras lenguas nativas
como idioma materno. Este dato contrasta de manera elocuente con el hecho de
que la población que comparte esa característica constituye solamente el 16 por
ciento de la población peruana de acuerdo con el censo nacional de 1993.
 La CVR ha comprobado que, en términos relativos, los muertos y desaparecidos
tenían grados de instrucción muy inferiores al promedio nacional. Mientras el
censo nacional de 1993 indica que solamente el 40 por ciento de la población
nacional tiene un nivel educativo inferior a la educación secundaria, la CVR ha
encontrado que el 68 por ciento de las víctimas se encontraba por debajo de ese
nivel.
 La CVR concluye que la violencia impactó desigualmente en distintos ámbitos
geográficos y en diferentes estratos sociales del país. Si la tasa de víctimas
reportadas a la CVR respecto de la población de Ayacucho hubiera sido similar
en todo el país, la violencia hubiera ocasionado 1 millón 200 mil muertos y
desaparecidos. De esa cantidad, 340 mil hubieran ocurrido en la ciudad de Lima.
 La CVR ha constatado que la tragedia que sufrieron las poblaciones del Perú
rural, andino y selvático, quechua y asháninka, campesino, pobre y poco

46
Debe señalarse que quienes hoy viven en esos departamentos son tan pobres que en conjunto concentran tan sólo el 9 por ciento
del ingreso de todas las familias peruanas. Además Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Huánuco son cuatro de los cinco
departamentos más pobres del país.
27
educado, no fue sentida ni asumida como propia por el resto del país; ello delata,
a juicio de la CVR, el velado racismo y las actitudes de desprecio subsistentes
en la sociedad peruana a casi dos siglos de nacida la República.
 La CVR ha hallado que el conflicto puso de manifiesto graves limitaciones del
Estado en su capacidad de garantizar el orden público y la seguridad, así como
los derechos fundamentales de sus ciudadanos dentro de un marco de actuación
democrático.
 La CVR, asimismo, ha encontrado una precaria vigencia del orden constitucional
y el Estado de Derecho, los que en esos tiempos de crisis fueron vulnerados.

3. LAS RESPONSABILIDADES DEL CONFLICTO


3.1. SOBRE EL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ-SENDERO
LUMINOSO (PCP-SL)

A. La CVR considera que la causa inmediata y fundamental del


desencadenamiento del conflicto armado interno fue la decisión del PCP-SL
de iniciar la lucha armada contra el Estado Peruano, a contracorriente de la
abrumadora mayoría de peruanos y peruanas, y en momentos en que se
restauraba la democracia a través de elecciones libres.
B. Para la CVR, el PCP-SL fue el principal perpetrador de crímenes y
violaciones de los derechos humanos tomando como medida de ello la
cantidad de personas muertas y desaparecidas. Fue responsable del 54 por
ciento de las víctimas fatales reportadas a la CVR. Esta cuota tan alta de
responsabilidad del PCP-SL es un caso excepcional entre los grupos
subversivos de América Latina y una de las singularidades más notorias del
proceso que le ha tocado analizar a la CVR.
C. La CVR ha comprobado que el PCP-SL desplegó extremada violencia e
inusitada crueldad que comprendieron la tortura y la sevicia como formas de
castigar o sentar ejemplos intimidatorios en la población que buscaba
controlar.
D. La CVR ha encontrado que el PCP-SL fue en contra de las grandes
tendencias históricas del país. Poniendo en práctica una férrea voluntad
política, se expresó como un proyecto militarista y totalitario de

28
características terroristas que no conquistó el apoyo duradero de sectores
importantes de peruanos.
E. La CVR considera que el PCP-SL sustentó su proyecto en una ideología de
carácter fundamentalista, centrada en una rígida preconcepción del devenir
histórico, encerrada en una visión únicamente estratégica de la acción
política y, por tanto, reñida con todo valor humanitario. El PCP-SL
desdeñaba el valor de la vida y negaba los derechos humanos.
F. La CVR ha constatado que el PCP-SL logró su cohesión interna a través del
llamado Pensamiento Gonzalo que reflejó el culto a la personalidad de
Abimael Guzmán Reinoso, fundador y dirigente de la organización, a quien
se le consideró la encarnación del pensamiento más elevado en la historia
de la humanidad.
G. La CVR ha determinado que, de acuerdo con su ideología, el PCP-SL adoptó
una estrategia orientada a provocar de manera consciente y constante
respuestas desproporcionadas por parte del Estado sin tener en cuenta el
profundo sufrimiento que ello ocasionaba a la población por la que decía
luchar.
H. La CVR considera que el PCP-SL llevó la ideología fundamentalista y la
organización totalitaria a sus extremos. En su acción subversiva se constata
una trágica ceguera: ve clases, no individuos; de allí, su falta absoluta de
respeto a la persona humana y al derecho a la vida, incluyendo la de sus
militantes. El PCP-SL alimentó en ellos una vena fanática que se convirtió
en su sello de identidad.
I. La CVR ha constatado características terroristas del PCP-SL que se
desplegaron desde un comienzo a través de ajusticiamientos realizados con
sevicia, prohibición de entierros y otras manifestaciones delictivas, incluido
el uso de coches-bomba en las ciudades.
J. La CVR encuentra asimismo un potencial genocida en proclamas del PCP-
SL que llaman a pagar la cuota de sangre» (1982), «inducir genocidio»
(1985) y que anuncian que «el triunfo de la revolución costará un millón de
muertos» (1988). Esto se conjuga con concepciones racistas y de
superioridad sobre pueblos indígenas.
K. La CVR ha encontrado que el PCP-SL se aprovechó de ciertas instituciones
del sistema educativo como principal cabecera de playa y que, a través de
29
ellas, logró expandir su prédica y captar núcleos minoritarios de jóvenes de
uno y otro sexo en diferentes partes del país. Si bien ofrecía a los jóvenes
una utopía que les brindaba identidad totalizante, en el fondo los encerraba
en una organización fundamentalista y opresora a través de cartas de
sujeción a Abimael Guzmán Reinoso.
L. La CVR ha constatado que la prédica del PCP-SL pudo tener aceptación
fugaz, en razón de la incapacidad del Estado y de las elites del país para
responder a las demandas educativas de una juventud frustrada en sus
esfuerzos de movilidad social y de aspiración de progreso.
M. La CVR ha encontrado que el PCP-SL secundó las tesis maoístas y convirtió
a las zonas rurales en el escenario principal del conflicto. Sin embargo, no
tomó en cuenta las necesidades y aspiraciones económicas del
campesinado, ni sus organizaciones propias ni sus especificidades
culturales, y convirtió, más bien, a los campesinos en masa que debía
someterse a la voluntad del partido. La disidencia individual en la masa llevó
a asesinatos y aniquilamientos selectivos, y la disidencia colectiva condujo
a masacres y arrasamientos de comunidades enteras.
N. La CVR ha establecido que la presencia del PCP-SL en los andes y la
respuesta contrasubversiva del Estado revivió y militarizó viejos conflictos
intra comunales e intercomunales. Catalogó como enemigos de clase a los
sectores de la sociedad rural más conectados al mercado o a las redes e
instituciones regionales o nacionales, y decretó su destrucción. Su guerra
campesina contra el Estado se convirtió en muchos casos en
enfrentamientos entre campesinos.
O. La CVR ha constatado que la violencia extrema practicada por el PCP-SL en
las localidades rurales de los andes se extendió también a los centros
urbanos. Lima y otras ciudades fueron también escenarios complementarios
y sufrieron sabotajes, asesinatos selectivos, paros armados y actos
terroristas, especialmente bajo la modalidad de coches-bomba.
P. La CVR señala que la concepción ideológica del PCP-SL implicaba la
destrucción del viejo Estado desde sus cimientos. Ello los llevó al asesinato
de autoridades locales alcaldes, gobernadores, tenientes gobernadores,
jueces de paz y de autoridades nacionales ministros, parlamentarios y otros

30
representantes de los poderes del Estado.47 Del total de reportes recibidos
por la CVR sobre víctimas fatales causadas por el PCP-SL, el 12 por ciento
eran autoridades. Además, el PCP-SL incurrió en el asesinato masivo de
dirigentes sociales, hombres y mujeres, dirigentes comunales, alcaldes
varas, dirigentes campesinos, sindicales, barriales, magisteriales y de
organizaciones de mujeres.
Q. La CVR señala que, por la generalidad y sistematicidad de estas prácticas,
miembros del PCP-SL, y en especial su dirección nacional y su denominada
jefatura, tienen directa responsabilidad en la comisión de crímenes de lesa
humanidad en el marco de ataques armados contra la población civil,
cometidos a gran escala o bien como parte de una estrategia general o
planes específicos. Del mismo modo, estas conductas constituyen, a juicio
de la CVR, graves infracciones a los Convenios de Ginebra, cuyo respeto
era obligatorio para todos los participantes en las hostilidades.48La perfidia
con la que actuó el PCP-SL en el terreno, escudándose en la población civil,
evitando el uso de distintivos y atacando a traición, entre otros métodos
similares como el recurso a acciones terroristas, constituyó un calculado
mecanismo que buscaba provocar reacciones brutales de las fuerzas del
orden contra la población civil, con lo que se incrementaron en una forma
extraordinaria los sufrimientos de las comunidades en cuyos territorios se
llevaban a cabo las hostilidades.
R. La CVR encuentra la más grave responsabilidad en los miembros del
sistema de dirección del PCP-SL por el conflicto que desangró a la sociedad
peruana, por los siguientes elementos:

• Por haber dado inicio a la violencia en contra del sentimiento


abrumadoramente mayoritario de la población

• Por haber planteado su lucha contra la democracia peruana con una


estrategia sanguinaria

47
La CVR ha recibido reportes de 930 autoridades locales asesinadas por el PCP-SL, sin embargo, la CVR estima que la cifra real es
mucho mayor.
48
Se refiere a normas del Derecho Internacional Humanitario recogidas en el artículo 3 común a los Convenios de Ginebra.
31
• Por las prácticas violentas de ocupación y control de territorios rurales y
poblaciones campesinas con un alto costo en vidas y en sufrimiento humano.

• Por su política de genocidio mediante actos de provocación al Estado.

• Por su decisión de proclamar el llamado equilibrio estratégico que acentuó


el carácter terrorista de sus acciones.
S. La CVR hace notar la profunda irresponsabilidad y menosprecio del PCP-SL
hacia sus propios militantes, a quienes se inducía a matar y a morir de la
manera más cruel y sanguinaria, mientras que sus dirigentes máximos,
especialmente Abimael Guzmán Reinoso, permanecían en Lima, exentos de
riesgos físicos y privaciones, prácticamente durante todo el conflicto. Esta
incongruencia se expresó de la manera más patente cuando, tras ser
capturado, Abimael Guzmán Reinoso abandonó casi inmediatamente la
tesis del equilibrio estratégico y solicitó al gobierno un acuerdo de paz junto
con un re-conocimiento explícito y sumamente elogioso al gobierno
dictatorial de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
T. La CVR expresa su pesar por los miles de jóvenes que resultaron seducidos
por una propuesta que constataba los profundos problemas del país y
proclamaba que «la rebelión se justifica». Muchos de ellos, con voluntad de
transformar esa realidad injusta, no advirtieron que el tipo de rebelión que
planteaba el PCP-SL implicaba el ejercicio del terror y la implantación de un
régimen totalitario. Quedaron así encuadrados en una organización
absolutamente vertical y totalitaria que les inculcaba el desprecio a la vida,
castigaba las discrepancias y exigía plena sumisión. Muchos de ellos
murieron in-útil y cruelmente. La CVR llama al país a impulsar las reformas
institucionales necesarias para que proyectos terroristas y totalitarios no
encuentren nunca más eco alguno entre los jóvenes.
U. La CVR constata que, a diferencia de otros países de América Latina por
esa misma época, entre 1980 y 1992 el conflicto armado interno se
desarrolló mientras imperaba en el Perú un régimen democrático, con
elecciones libres, libertad de prensa y el sistema político más inclusivo de
nuestra historia contemporánea. El PCP-SL y el MRTA se autoexcluyeron
32
de manera unilateral del sistema democrático y, más bien, socavaron con
sus acciones armadas el régimen político democrático instaurado en 1980.

3.2. SOBRE EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO TÚPAC AMARU


(MRTA)

 En 1984, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) inició a su vez


una lucha armada contra el Estado y es responsable del 1.5 por ciento de
las víctimas fatales que fueron reportadas a la CVR. A diferencia del PCP-
SL, y en forma similar a otras organizaciones armadas latinoamericanas con
las que mantuvo vínculos, el MRTA reivindicaba sus acciones y sus
miembros usaban distintivos para diferenciarse de la población civil, se
abstuvo de atacar a la población inerme y en algunas coyunturas dio
muestras de estar abierto a negociaciones de paz. Sin embargo, el MRTA
incurrió también en acciones criminales,49 recurrió a asesinatos, como en el
caso del general Enrique López Albújar, a la toma de rehenes y a la práctica
sistemática del secuestro, crímenes que violan no sólo la libertad de las
personas sino el derecho internacional humanitario que el MRTA afirmaba
respetar. Cabe resaltar también que el MRTA asesinó a disidentes de sus
propias filas.
 En balance, durante la década de 1980 el discurso y las acciones del MRTA
contribuyeron a crear un clima en el cual el uso de la violencia pretendía
aparecer como un recurso político legítimo, favoreciendo en última instancia
la actividad y la expansión del PCP-SL. En la década de 1990,
especialmente a partir de su frustrada toma del Congreso y de la toma de la
residencia del embajador japonés en diciembre de 1996, el MRTA favoreció
la legitimación de la política contrasubversiva autoritaria y militarizada del
gobierno de Alberto Fujimori.

49
El acto mismo de levantarse en armas contra un régimen legítimamente elegido es un acto criminal.
33
3.3. LA RESPONSABILIDAD DE LOS APARATOS DEL ESTADO

 La CVR constata que Fernando Belaunde Terry y Alan García Pérez


ganaron la presidencia en elecciones libres y directas por los ciudadanos.
También lo hizo Alberto Fujimori en 1990. Sin embargo, a partir del golpe de
Estado del 5 de abril de 1992, Fujimori se convirtió en un gobernante
autoritario que buscó permanecer en el poder consolidando una autocracia
corrupta.
 La CVR hace notar que, a pesar de la subversión armada del PCP-SL y del
MRTA, y de ser notoriamente deficitaria en muchos aspectos, la democracia
respetó la separación de poderes y la libertad de expresión, celebró tres
elecciones presidenciales y parlamentarias, cuatro elecciones municipales
nacionales y elecciones regionales en 1989. Ninguna de ellas fue
cuestionada.
 La CVR constata, no obstante, que quienes gobernaron el Estado en ese
período carecieron de la comprensión necesaria y del manejo adecuado del
conflicto armado planteado por el PCP-SL y el MRTA. Existió un interés por
poner en marcha la Constitución de 1979, por desarrollar el país y por hacer
que la relación entre gobernantes y gobernados fuese expresión del Estado
de Derecho. Sin embargo, tanto el gobierno del presidente Fernando
Belaunde como el del presidente Alan García erraron al no aplicar una
estrategia integral social, política, económica, militar, psicosocial, de
inteligencia y de movilización del conjunto de la población para hacer frente
de un modo eficaz y dentro de sus propios marcos democráticos a la
subversión armada y al terrorismo.

3.4. LA ACTUACIÓN DE LAS FUERZAS POLICIALES

 La CVR señala que las fuerzas policiales tenían el deber de enfrentar a los
grupos subversivos que vulneraban los derechos fundamentales de los
ciudadanos y reconoce la esforzada y sacrificada labor que sus miembros
realizaron durante los años de violencia. Asimismo, rinde su más sentido
homenaje al más de un millar de valerosos miembros de las fuerzas del
orden que perdieron la vida o quedaron discapacitados en cumplimiento de
su deber.
34
 La CVR considera que la formación contrasubversiva recibida hasta
entonces por las fuerzas del orden había tenido como referente a
movimientos guerrilleros organizados según el modelo castrista o, en el
mejor de los casos, a grupos armados semejantes a los que por esos años
actuaban en otros países de América Latina. Esta fue la razón principal de
su dificultad para enfrentar a un enemigo vesánico, que se confundía entre
la población civil y era diferente de aquellos grupos subversivos.
 La CVR señala que las fuerzas de la policía tuvieron que responder a la
agresión del PCP-SL y, después, del MRTA en condiciones logísticas
precarias, sin entrenamiento adecuado ni rotación suficiente de sus agentes.
Cuando recibieron la responsabilidad de conducir las acciones de lucha
contrasubversiva en Ayacucho, no contaron con un apoyo adecuado del
gobierno.
 La CVR considera que las limitaciones de los servicios de inteligencia
policiales no permitieron tener una visión adecuada de lo que acontecía.
Esto, sumado al desconocimiento de la naturaleza del PCP-SL, provocó que
se menospreciara la magnitud del fenómeno en curso. Así, en lugar de enviar
a los agentes más preparados y eficientes de cada institución, se mantuvo
la práctica común en las organizaciones policiales de enviar a agentes no
idóneos a zonas alejadas como forma de castigo.
 La CVR ha constatado que una vez declarado el estado de emergencia en
Ayacucho, en octubre de 1981, la intervención del destacamento policial
contrainsurgente denominado los sinchis50 hizo crecer las violaciones de los
derechos humanos, generó resentimientos y distanció a la policía de la
población.
 La CVR señala que tanto las dificultades de coordinación para sumar
esfuerzos entre los tres institutos policiales, cuanto la corrupción entre altos
oficiales y en unidades estratégicas, fueron factores externos al conflicto
mismo que impidieron un mejor desempeño policial en los años en que la
subversión aún era débil. Por ello, a pesar de los relativos logros obtenidos
durante el año 1982 con la captura de subversivos, especialmente en las
ciudades, hubo dos acontecimientos que mostraron que la subversión había

50
Unidad contrainsurgente de la antigua Guardia Civil.
35
excedido las capacidades de las fuerzas policiales: el asalto al centro
penitenciario de Huamanga por el PCP-SL y el repliegue de los puestos
policiales en el campo a lo largo de 1982.51
 La CVR ha constatado que, con el ingreso de las fuerzas armadas a
Ayacucho y la posterior implantación de los comandos político-militares
(CPM) en las zonas declaradas en estado de emergencia, se impuso la
subordinación de la policía a las fuerzas armadas. Aquélla quedó sujeta a
las funciones establecidas por los jefes militares, por encima de sus propios
comandos y de las autoridades civiles. En este contexto, y a medida que la
ofensiva militar avanzó, agentes de los tres institutos policiales que actuaron
en las zonas de emergencia incurrieron en graves violaciones de los
derechos humanos.
 La CVR concluye que la lucha contra la subversión reforzó en miembros de
la policía prácticas autoritarias y represivas preexistentes. La tortura en
interrogatorios y las detenciones indebidas, que habían sido frecuentes en
el trato con la delincuencia común, adquirieron un carácter masivo durante
la acción contrasubversiva. Además, la CVR ha constatado que las
violaciones más graves de los derechos humanos por parte de agentes de
la policía fueron: ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada de
personas, torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes. La CVR
condena particularmente la práctica extendida de la violencia sexual contra
la mujer.
 La CVR constata que, a partir de la segunda mitad de la década de 1980, la
unificación de las fuerzas policiales, el seguimiento de sus labores desde el
Ministerio del Interior y la fusión de distintas unidades operativas en la
Dirección de Operaciones Especiales (DOES), contribuyeron a una mejor
coordinación de acciones para la lucha contrasubversiva. Pese a ello, el
sector no atendió ni reforzó lo suficiente a la DIRCOTE, unidad que había
adquirido experiencia a partir de su trabajo concentrado en Lima.

51
Las fuerzas policiales no contaban con un despliegue suficiente de agentes en las zonas rurales. Allí se encontraban destacados
pequeños contingentes de guardias civiles con formación básica que, en muchos casos, no sumaban más de ocho. Básicamente, se
trataba de personal de refuerzo, como los sinchis, que estuvo acantonado en la ciudad de Huamanga, desde donde realizaba viajes en
helicóptero. Pero, incluso con este personal, no se dieron abasto para dar una respuesta en la totalidad de las extensas zonas afectadas
y, debido al riesgo que sus miembros corrían por los ataques, tomaron la decisión de empezar a replegarse en los puestos rurales, con
lo que se unieron varios puestos, sobre todo, en las capitales de provincia.
36
 La CVR ha encontrado indicios que vinculan individualmente a agentes de
las fuerzas policiales con el mal llamado «Comando Rodrigo Franco», del
que no se ha podido determinar si era una organización centralizada o una
denominación empleada por actores diversos, no necesariamente
articulados entre ellos.
 La CVR puede afirmar que el distanciamiento entre la policía y las
poblaciones tendió a agudizarse conforme se desenvolvía el conflicto
armado interno. Este hecho facilitó el arraigo de una mala imagen del policía
como perpetrador o, en el caso de las zonas cocaleras, como corrupto
vinculado al narcotráfico.
 La CVR constata que a partir de 1985 las fuerzas policiales llegaron a tener
un conocimiento más acertado de la organización y formas de acción de los
grupos subversivos, hasta que el trabajo de inteligencia operativa de la
DINCOTE (antes DIRCOTE) logró las impecables capturas de los principales
dirigentes subversivos. Destacan entre ellos las de Víctor Polay Campos, del
MRTA, el 9 de junio de 1992, y la de Abimael Guzmán Reinoso, del PCP-
SL, el 12 de septiembre del mismo año. Estas capturas constituyeron un
factor fundamental para conseguir la derrota estratégica de la subversión y
el terrorismo.
 La CVR constata que, a partir del golpe de Estado del 5 de abril de 1992, la
PNP fue sometida a los planes del Servicio de Inteligencia Nacional y
subordinada al poder militar, con un recorte significativo de sus facultades,
una distorsión de sus funciones institucionales y una cúpula involucrada en
la red de corrupción del régimen manejada por Vladimiro Montesinos

3.5. LA ACTUACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS

 La CVR señala que, por decisión del gobierno constitucional mediante


decreto supremo expedido el 29 de diciembre de 1982, las fuerzas armadas
tenían el deber de enfrentar a los grupos subversivos que desafiaban el
orden constitucional de la República y vulneraban los derechos
fundamentales de los ciudadanos.
 La CVR reconoce la esforzada y sacrificada labor que los miembros de las
fuerzas armadas realizaron durante los años de violencia y rinde su más

37
sentido homenaje a los más de un millar de valerosos agentes militares que
perdieron la vida o quedaron discapacitados en cumplimiento de su deber.
 La CVR ha encontrado que las fuerzas armadas aplicaron una estrategia
que en un primer período fue de represión indiscriminada contra la población
considerada sospechosa de pertenecer al PCP-SL. En un segundo período,
esa estrategia se hizo más selectiva, aunque continuó posibilitando
numerosas violaciones de los derechos humanos.
 La CVR afirma que en ciertos lugares y momentos del conflicto la actuación
de miembros de las fuerzas armadas no sólo involucró algunos excesos
individuales de oficiales o personal de tropa, sino también prácticas
generalizadas y/o sistemáticas de violaciones de los derechos humanos, que
constituyen crímenes de lesa humanidad así como transgresiones de
normas del Derecho Internacional Humanitario.
 La CVR concluye que, en este marco, los comandos político-militares (CPM),
erigidos en autoridad estatal máxima de las zonas de emergencia, pueden
tener la responsabilidad primaria por estos crímenes. El Poder Judicial debe
establecer el grado exacto de responsabilidad penal de quienes ejercieron
los CPM, ya sea por haber ordenado, incitado, facilitado o encubierto estos
hechos, o bien por haber omitido el deber fundamental de ponerles coto.
 La CVR ha constatado que las violaciones más graves de los derechos
humanos por parte de agentes militares fueron: ejecuciones extrajudiciales,
desaparición forzada de personas, torturas, tratos crueles, inhumanos o
degradantes. La CVR condena particularmente la práctica extendida de
violencia sexual contra la mujer. Todos estos actos constituyen una
deshonra para quienes fueron sus perpetradores directos y para quienes, en
su condición de superiores jerárquicos, los instigaron, permitieron o
encubrieron con mecanismos de impunidad.
 La CVR señala que en el momento de su intervención en la lucha contra la
subversión, las fuerzas armadas tenían preparación y equipamiento para
enfrentar un eventual conflicto convencional (conflicto externo). Durante los
primeros años de su intervención (1983-1985), carecieron de un adecuado
trabajo de inteligencia sobre la organización, el perfil de los militantes y la
estrategia del PCP-SL. Por decisión de la autoridad civil, su objetivo fue
terminar rápidamente el conflicto, sin tomar en cuenta el costo en vidas
38
humanas. Se plantearon recuperar el dominio territorial, suponiendo que la
población se dividía entre poblados leales al Estado peruano y poblados
subversivos o zonas rojas, sin advertir que estas últimas no eran
homogéneas y contenían por lo general sectores sobre los cuales el PCP-
SL se imponía por la coacción e incluso el terror.
 Para la CVR, aunque la intervención militar inicial golpeó duramente la
organización y la capacidad operativa de PCP-SL, 52produjo también una
secuela de violaciones masivas de los derechos humanos y convirtió al
bienio 1983-1984 en el más letal del conflicto, fundamentalmente, en
Ayacucho. Peor aún, la estrategia resultó contraproducente, pues la
represión indiscriminada en las zonas rurales postergó la ruptura entre PCP-
SL y los sectores más pobres del campesinado, y no evitó la expansión de
las acciones armadas a otras zonas del país.
 La CVR señala que, en agosto de 1989, las fuerzas armadas aprobaron la
sistematización de una estrategia contrasubversiva. La nueva estrategia
distinguía en los teatros de operaciones poblaciones amigas, neutrales y
enemigas, y no tenía como objetivo principal el control territorial sino la
eliminación de las Organizaciones Político-Administrativas (OPA) o comités
populares senderistas; ganar a la población y aislar a la fuerza militar del
PCP-SL. La estrategia produjo resultados decisivos, como alentar la
reacción del campesinado contra el poder senderista y la masificación de los
comités de autodefensa, que cambiaron las relaciones entre las fuerzas
armadas y el campesinado.
 En esta etapa las violaciones de derechos humanos fueron menos
numerosas, pero más deliberadas o planificadas que en la etapa anterior.
Aparecieron, además, escuadrones de la muerte cuya actividad llevó a que
el Perú ocupara en esos años el primer lugar en el mundo en desapariciones
forzadas de personas.
 La CVR señala que la nueva estrategia fue aprovechada por un grupo de
oficiales que, a su vez, diseñó planes para una posible interrupción

52
Los documentos del PCP-SL reconocen alrededor de 1,700 bajas entre militantes del partido, el ejército guerrillero popular y las
denominadas masas que los apoyaron, para el período comprendido entre mediados de 1983 y mediados de 1985. Aunque no hay
convicción absoluta al respecto, la CVR considera que parte de los militantes muertos del PCP-SL pueden corresponder al total de 2000
desaparecidos a manos del PCP-SL, sobre los que se puede razonablemente considerar que fueron jóvenes reclutados forzosamente que
nunca más volvieron, posiblemente porque cayeron en enfrentamientos.
39
castrense del proceso político. Parte de esos planes autoritarios serían
retomados posteriormente para el golpe de Estado de 1992. Dichos
proyectos antidemocráticos expusieron a las fuerzas armadas dos grandes
trastornos institucionales: a) el uso de un modelo de política
contrasubversiva y la imagen de una fuerza armada victoriosa para justificar
el golpe de Estado de 1992, y b) una tregua con el narcotráfico al definir al
PCP-SL como enemigo principal, que debía ser aislado del campesinado
cocalero. En algunos casos, y sobre todo a partir del ascenso de Vladimiro
Montesinos, esa tregua se convirtió en alianza.
 La CVR concluye que la captura de Abimael Guzmán y la desarticulación del
PCP-SL y el MRTA no lograron evitar que la ética, el prestigio e incluso el
bienestar y la eficiencia de las fuerzas armadas53 quedaran seriamente
mellados por una cúpula que unió su suerte al gobierno dictatorial. Este
proceso de descomposición estuvo caracterizado por la actividad del Grupo
Colina, la persecución de oficiales disidentes, así como por la organización
de un sistema de corrupción, chantaje y espionaje político dentro de las
propias fuerzas armadas bajo la dirección de Vladimiro Montesinos.
 La CVR ha encontrado que las fuerzas armadas fueron capaces de extraer
lecciones durante el proceso de violencia, las que le permitieron afinar su
estrategia de manera que ésta fuera más eficaz y menos propensa a la
violación masiva de los derechos humanos. Este aprendizaje se revela
ostensiblemente en el descenso de víctimas por acción de agentes del
Estado precisamente en los años más intensos del conflicto armado interno
(1989-1993), mientras que durante esos mismos años el PCP-SL
desplegaba una desbordante violencia terrorista contra los pueblos quechua
y asháninka, y también contra la población urbana. Ese aprendizaje, junto
con la proliferación de los Comités de Autodefensa, la inteligencia operativa
policial y el respaldo de la ciudadanía, permite explicar la derrota del PCP-
SL.

53
El menoscabo de la eficiencia de las fuerzas armadas en su tarea fundamental de la defensa nacional se reveló en el conflicto del
Cenepa en 1995.
40
3.6. SOBRE LA ACTUACIÓN DE LOS COMITÉS DE AUTODEFENSA

1. La CVR estima que, desde muy temprano, sectores del campesinado más
pobre, aquéllos que según los cálculos del PCP-SL debían haber sido sus
aliados principales, se levantaron contra un proyecto que no compartían y
que se les imponía por la fuerza. Comunidades como Uchuraccay y otras de
las alturas de Huanta se encuentran entre los ejemplos más conocidos. En
algunos casos de modo espontáneo, en otros por iniciativa de las fuerzas
armadas, los productores agrarios del valle del río Apurímac forma-ron los
primeros comités de autodefensa (CADs), que posteriormente se
multiplicaron e infligieron en las áreas rurales su primera derrota estratégica
al PCP-SL.
2. La CVR reconoce el derecho de los campesinos a la autodefensa en el
contexto excepcional planteado por la agresión senderista. Constata, al
mismo tiempo, que en un número significativo de casos la formación de
comités de autodefensa se produjo por la presión y el amedrentamiento de
las fuerzas armadas y/o de otros CADs. En ocasiones, los CADs fueron más
allá de tareas de autodefensa y resultaron, de acuerdo con los hallazgos de
la CVR, responsables de crímenes que deben ser sancionados.
3. La CVR reconoce, sin embargo, que los CADs fueron un factor muy
importante en el desenlace del conflicto armado interno y rinde homenaje a
los ronderos caídos en defensa de sus comunidades y del país. Resalta,
asimismo, que, una vez terminado el conflicto armado, no se convirtieron en
sicarios del narcotráfico, ni pusieron su experiencia militar al servicio de otros
actores implicados en actividades ilícitas. La inmensa mayoría de los
miembros de los CADs se ha reintegrado a sus comunidades, y el país sigue
teniendo una deuda con ellos. El decreto legislativo 741 promulgado a fines
de 1991, y su posterior reglamentación, sólo les reconoce indemnizaciones
a partir de la promulgación de la ley, y ha beneficiado a un reducido número
de deudos.

41
3.7. EL PROCESO POLÍTICO Y LOS GOBIERNOS

a) La CVR diferencia en primer lugar los años que van entre 1980 y 1992, tramo
que transcurrió bajo regímenes civiles electos democráticamente, del tramo
final de nuestro mandato, posterior al golpe de Estado del 5 de abril de 1992.
Ese cambio de régimen tiene una incidencia directa sobre las
responsabilidades de las máximas autoridades del Estado en torno a las
violaciones de los derechos humanos, pues la centralización del poder incide
en la relación más directa en principio entre el Presidente de la República y
los grupos que operan encubiertos por el poder para perpetrar esas
violaciones.
b) La CVR considera que, dado el desarrollo de los hechos, marcado por la
creciente violencia del PCP-SL, era inevitable que el Estado utilizara sus
fuerzas armadas para hacerle frente y recurriera a declarar estados de
emergencia, considerados por la Constitución vigente para afrontar
situaciones de grave riesgo. La CVR deplora, sin embargo, que los
gobiernos que así lo decidieron, no tomasen las previsiones para impedir los
atropellos de los derechos fundamentales de la población.
c) La CVR es consciente de que todo este actuar de los gobiernos estaba
condicionado, tanto en su debilidad como en su improvisación, por fallas
profundas del Estado: i) su insuficiente cobertura territorial y densidad
institucional; ii) su falta de preparación para enfrentar un conflicto de esas
características; iii) la desconfianza que le provocaban significativos sectores
de sus propios ciudadanos y; iv) una creciente incapacidad para someterse
a los marcos constitucionales y legales de los que acababa de dotarse el
país a través de la Constitución de 1979.
d) La CVR rinde por eso su homenaje a los dirigentes y militantes de los
partidos políticos democráticos que ofrendaron su vida o sufrieron maltrato
por cumplir con honestidad con sus deberes públicos. Nos referimos tanto a
los militantes de los partidos que gobernaron, así como a los que tuvieron
responsabilidad parlamentaria en las regiones y municipios. Debe
destacarse especialmente a las autoridades locales de los lugares más
afectados por la violencia, que mantuvieron la presencia del Estado peruano

42
muchas veces a costa del máximo sacrificio. Ellos deben ser un ejemplo para
todos en esta nueva etapa de búsqueda de democracia.
e) La CVR debe constatar, al mismo tiempo, una muy grave responsabilidad de
los gobiernos de esos años, así como de los partidos que tuvieron
representación en el Parlamento, los gobiernos locales y, entre 1989 y 1991,
los gobiernos regionales. En los primeros doce años del conflicto, las fuerzas
policiales y las fuerzas armadas se hicieron cargo del combate a la
subversión a partir de instrumentos legales aprobados por gobiernos civiles
y dentro del marco de una legislación antiterrorista promulgada por un
Congreso elegido democráticamente.
f) La CVR ha recogido amplia evidencia de cómo en el combate a los grupos
subversivos se cometieron gravísimas y masivas violaciones de los
derechos humanos, lo que involucra en primer lugar a los gobiernos, que
eran los responsables del conjunto de la acción del Poder Ejecutivo, del cual
dependen las fuerzas del orden. Además de ello, los gobiernos civiles
electos incurrieron en la más grave responsabilidad al desatender las
denuncias de violaciones de derechos humanos o, en muchos casos, al
garantizar la impunidad de los responsables de las mismas.
g) La CVR encuentra que el primer punto de inflexión institucional en la
abdicación de la responsabilidad democrática por parte de los gobiernos
estuvo en la creación, por dispositivo legal, de los comandos político-
militares. Ellos subordinaron en la práctica al poder civil en las zonas
declaradas en estado de emergencia, pues terminaron asumiendo la
conducción no sólo militar, sino también política de la lucha
contrasubversiva54.
h) La CVR constata que la ley 24150 colocaba a militares y policías que
actuaban en provincias declaradas en estado de emergencia bajo la
competencia de la justicia militar, lo que favoreció la impunidad de los
agentes del Estado responsables de las violaciones de los derechos
humanos. Del mismo modo, el carácter permanente de una situación de
excepción en cada vez más provincias debilitó la democracia y creó un clima
propicio para las violaciones de los derechos humanos, así como un sentido

54
Esta última pudo haberse dejado en manos de la autoridad civil, o de un ministro o delegado presidencial ad hoc.
43
común de la población y de las autoridades civiles de esas zonas según el
cual el poder reposaba en la autoridad militar.
i) La CVR considera que la abdicación de la autoridad democrática culminó
con la legislación contrasubversiva aprobada después del golpe de Estado
de abril de 1992. De acuerdo con ella, los jefes de los comandos político-
militares no sólo coordinaban y supervisaban, sino conducían las acciones
en los campos no militares. Esa legislación cambió el Sistema de Defensa
Nacional, la ley del Servicio de Inteligencia Nacional y la ley de situación
militar. Esta última permitió que los comandantes generales de las fuerzas
armadas permanecieran en sus cargos aún después de su fecha de retiro.
La nueva legislación incluía, además, penas y procedimientos que violaban
las garantías del debido proceso, así como la Constitución y tratados
internacionales de los cuales el Perú era firmante: penas mínimas
desproporcionadas, nuevas figuras legales como terrorismo A. Indiferencia
y demanda de dureza.
j) La CVR ha constatado, con pesar, que los gobiernos civiles no estuvieron
solos en esta concesión al uso indiscriminado de la fuerza como medio de
combate contra la subversión. Por el contrario, la proclividad de dichos
gobiernos a la solución militar sin control civil estuvo en consonancia con un
considerable sector de la sociedad peruana, principalmente el sector urbano
medianamente instruido, beneficiario de los servicios del Estado y habitante
de zonas alejadas del epicentro del conflicto. Este sector miró
mayoritariamente con indiferencia o reclamó una solución rápida, dispuesta
a afrontar el costo social que era pagado por los ciudadanos de las zonas
rurales y más empobrecidas.

3.8. EL GOBIERNO DE ACCIÓN POPULAR

 La CVR expresa su reconocimiento especial a todas las víctimas


pertenecientes al partido de Acción Popular, muchas de las cuales fueron
autoridades locales que permanecieron en sus puestos a pesar de la
intensidad de la violencia. La CVR resalta, también, el esfuerzo realizado por
el gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry por preservar el sistema
democrático, las elecciones locales y generales, y la libertad de prensa, en

44
el contexto de una difícil transición a un régimen democrático en medio del
peor conflicto armado interno de la historia republicana del país.
 La CVR reconoce que el partido Acción Popular tuvo que enfrentar la
subversión en un escenario difícil por la complejidad del Estado
sobredimensionado legado por el gobierno militar, por la debilidad de un
sistema de partidos sin vida democrática significativa, por relaciones cívico-
militares marcadas por la distancia y la desconfianza y por la existencia de
una izquierda de gran tamaño y radicalidad.
 La CVR recuerda que, en ese contexto, el presidente Belaunde propuso
diversas políticas de frente amplio, que sólo fueron aceptadas por su aliado,
el Partido Popular Cristiano. Los demás partidos optaron por mantener sus
propios perfiles. Ese desacuerdo dificultó enormemente la elaboración de
una respuesta unitaria a la amenaza subversiva.
 La CVR encuentra que el conflicto armado interno fue considerado por varios
meses como un problema marginal que había tomado por sorpresa al Estado
y a todas las fuerzas políticas del país. Una vez que el incremento del
número de acciones subversivas armadas lo volvió inocultable, el gobierno
de Acción Popular y la oposición perdieron un valioso tiempo en atribuir las
responsabilidades de los hechos a partir de sus propias agendas políticas.55
Debe señalarse que el tiempo perdido en diagnósticos errados o interesados
fue crucial para el asentamiento del PCP-SL en diversas áreas del campo
ayacuchano, sin una respuesta estatal organizada por el gobierno.
 La CVR constata que el gobierno optó por enfrentar al PCP-SL con las
fuerzas policiales y con medidas de excepción que se prorrogaron
ininterrumpidamente. Las limitaciones de las fuerzas policiales, divididas en
tres instituciones sin coordinación entre ellas, desprovistas de equipamiento
básico y sin el respaldo de una política contrasubversiva coherente
generaron, en poco tiempo, un rechazo de la población que fue trasladado
hacia el gobierno. Éste, ante la actividad cada vez más violenta del PCP-SL,
optó por ceder la conducción de la lucha contrasubversiva a las fuerzas
armadas a fines de 1982.

55Los principales actores políticos lanzaron acusaciones cruzadas que denunciaban la autoría de actos terroristas simultáneamente al
gobierno cubano, a la izquierda legal y al gobierno, incluso a militares velasquistas o de ultraderecha.
45
 La CVR considera que la decisión adoptada por el gobierno de Acción
Popular inició un proceso de militarización que duró más de una década y
que tuvo graves consecuencias para el país. Con el establecimiento de
comandos político-militares y ante la inoperancia del poder político para
contribuir en la lucha contrasubversiva en los campos no militares, se
produjo una subordinación de hecho de las autoridades civiles locales a las
estrategias contrasubversivas de las fuerzas armadas.
 La CVR ha establecido que la creación de los comandos político-militares y
la intervención de las fuerzas armadas se realizaron sin tomar las
previsiones indispensables por parte de la autoridad civil para salvaguardar
los derechos fundamentales de la población, lo que produjo como
consecuencia numerosas violaciones de los derechos humanos de manera
sistemática y/o generalizada.
 La CVR concluye que el gobierno de Acción Popular toleró estas violaciones
de los derechos humanos haciendo caso omiso de las numerosas denuncias
por diversas fuentes gubernamentales y de la sociedad civil. Tal es el caso
de matanzas como las de Putis, Pucayacu y Cabitos, entre las más notorias.
Asimismo, durante ese período de gravísima violencia, el Parlamento, con
mayoría del partido del gobierno, no nombró ninguna comisión
investigadora. La única comisión fue nombrada por el Ejecutivo para
investigar la matanza de ocho periodistas en la comunidad de Uchuraccay,
donde la CVR ha constatado que murieron, además, 135 campesinos
quechuas en el transcurso del año posterior a la masacre, la mayoría a
manos del PCP-SL.
 La CVR encuentra que esa injustificada tolerancia del gobierno de Acción
Popular hacia los atropellos a los derechos fundamentales de la ciudadanía
se sustentaba en la intención y la expectativa de acabar con la subversión
en el corto plazo, sin considerar su costo en vidas humanas. Dicha política
fue ratificada por la ley 24150 promulgada en 1985.
 La CVR encuentra responsabilidad política en el gobierno de Acción Popular
por su tolerancia a las violaciones de derechos humanos cometidas por parte
del Estado, principalmente contra la población indígena, la más desprotegida

46
y marginada del país, y halla en ella una lamentable muestra de esos hábitos
de discriminación y racismo existentes en la sociedad peruana.
 Las cifras de la CVR revelan que, según un análisis por año, entre 1983 y
1984 se pro-dujo la mayor cantidad de muertes de todo el conflicto, causadas
por las campañas de asesinatos del PCP-SL y la cruenta respuesta oficial,
que según los cálculos de la CVR dejaron 19,468 víctimas fatales, es decir,
28 por ciento del total estimado para todo el conflicto armado interno. Estas
cifras pasaron casi inadvertidas para el resto del país, debido a las graves
fracturas étnicas de nuestra sociedad.

3.9. EL GOBIERNO DEL PARTIDO APRISTA PERUANO

 La CVR expresa su reconocimiento especial a todas las víctimas


pertenecientes al Partido Aprista Peruano (PAP), muchas de las cuales
fueron autoridades locales que permanecieron en sus puestos a pesar de la
intensidad de la violencia. La CVR resalta, también, el esfuerzo realizado por
el gobierno del presidente Alan García Pérez por preservar el sistema
democrático, las elecciones locales y generales y la libertad de prensa, en
el contexto de una difícil situación en medio del peor conflicto armado interno
de la historia republicana del país.
 La CVR considera que, al asumir el doctor Alan García Pérez el gobierno en
julio de 1985, impulsó una serie de políticas sociales para reorientar la
estrategia contrasubversiva en marcha. El objetivo explícito fue derrotar a la
subversión mediante políticas de desarrollo dirigidas a los campesinos y a
las regiones más pobres. El nuevo gobierno asumió como propias las críticas
a la actuación de las fuerzas armadas que se venían haciendo desde el
período gubernamental previo.
 Esta política, de respeto a los derechos humanos y de denuncia de las
violaciones de los mismos, se expresó, por ejemplo, en las sanciones
aplicadas a los jefes militares responsables de la matanza de Accomarca
(agosto de 1985). El gobierno buscó así el control civil sobre la acción militar.
Creó, asimismo, una Comisión de Paz y llevó adelante iniciativas en el
campo de la unificación policial y la creación del Ministerio de Defensa.

47
 La CVR considera, sin embargo, que la llamada «masacre de los penales»
ocurridas los días 18 y 19 de junio de 1986 en los centros penitenciarios de
Lurigancho y El Frontón marcó una inflexión en el esfuerzo del gobierno del
PAP por imponer desde el poder civil un nuevo esquema de respeto de los
derechos humanos por las fuerzas del orden. La CVR ha constatado que, a
partir de los sucesos mencionados, las fuerzas armadas actuaron con mayor
autonomía en su actividad contrasubversiva, sin que el Poder Ejecutivo ni el
Poder Legislativo las proveyeran de un marco legal para ello.
 La CVR encuentra grave responsabilidad política en el gobierno del PAP en
relación con estos casos, sin perjuicio de otras responsabilidades
individuales que sean determinadas en otras instancias judiciales nacionales
o internacionales.
 La CVR considera el encubrimiento de la matanza de Cayara, ocurrida en
mayo de 1988, como paradigmático de la nueva actitud del partido de
gobierno frente a la actuación de las fuerzas armadas en la lucha
contrasubversiva. La comisión investigadora conformada en el Senado de la
República, presidida por el parlamentario del PAP Carlos Enrique Melgar,
dictaminó que la matanza no había ocurrido, mientras que la minoría de
dicha comisión y un fiscal aseguraban lo contrario. El dictamen, no obstan-
te, fue aprobado por la mayoría aprista. Las investigaciones de la CVR
confirman la matanza de Cayara y encuentran responsabilidad política en el
PAP por colaborar en el encubrimiento de dicha masacre.
 La CVR ha constatado que el gobierno del PAP puso en marcha un proceso
de reorganización de las tres instituciones policiales existentes, atendiendo
a reclamaciones sobre la crisis de corrupción e ineficiencia. Ello derivó en lo
que más adelante sería la policía nacional. El PAP tuvo un especial interés
en controlar a la policía a través del Ministerio del Interior. En el proceso se
crearon nuevas unidades como la Dirección de Operaciones Especiales
(DOES), preparada para la lucha contrasubversiva y se fortaleció el trabajo
de inteligencia contra el terrorismo.
 La CVR estima que la aguda crisis económica y política que vivió el Perú a
partir de 1988 favoreció el desarrollo de las agrupaciones subversivas y la
vorágine de violencia. El fracaso del programa económico y el inicio de la
hiperinflación llevaron a una situación de grave inestabilidad en el país.
48
Desde el fallido intento de estatización de la banca, el gobierno perdió el
respaldo de los grupos empresariales y financieros del país. Las marchas y
contramarchas en las políticas económicas agudizaron la tensión social
existente, agravada por el colapso de los servicios básicos. El PCP-SL
aprovechó esos espacios de descontento para iniciar sus propias marchas
de protesta hasta en la misma capital.
 La CVR ha recogido testimonios que sugieren la existencia de policías
vinculados a actividades de escuadrones de la muerte y comandos
paramilitares utilizados contra presuntos subversivos. Una serie de sucesos,
como la aparición del mal llamado «Comando Rodrigo Franco», el
enfrentamiento entre una patrulla del Ejército y una columna del MRTA en el
paraje de Los Molinos, el ataque del PCP-SL al puesto policial de Uchiza, la
vacancia de cargos municipales en 1989 y el escape de los miembros del
MRTA del penal Castro Castro en 1990, entre otros, potenciaron la imagen
de desgobierno y caos en el país. Al mismo tiempo, sin embargo, se llevaron
a cabo tres elecciones nacionales entre noviembre de 1989 y junio de 1990.
El descontento de las fuerzas armadas fue grande, por lo que se produjo
inclusive un intento de golpe de Estado. La CVR concluye que, al producirse
la crisis, el gobierno perdió el control de la política contrasubversiva, salvo
en algunas áreas del trabajo policial que fueron muy exitosas como la del
Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que, a la postre, rendiría los mayores
frutos en cuanto a capturas de líderes subversivos.

3.10. LOS GOBIERNOS DE ALBERTO FUJIMORI

 La CVR ha constatado que en las elecciones presidenciales de 1990, que


se produjeron en medio de una crisis generalizada, el desprestigio de los
partidos y la pérdida de confianza en las organizaciones políticas facilitaron
el triunfo del ingeniero Alberto Fujimori, un candidato independiente que
rápidamente reveló su menosprecio por la democracia. En ningún momento
construyó una organización política que lo respaldara.56 Para enfrentar los
dos grandes problemas que heredaba la crisis económica y el avance de la

56
Cambio 90 fue desactivado después de las elecciones de 1990 y nunca tuvo vida orgánica. Nueva Mayoría fue sólo una sigla para
presentarse a las elecciones de 1995. El Frente Perú al 2000, que debió respaldarlo en las elecciones del 2000, falsificó más de un millón
de firmas para inscribirse en el Jurado Nacional de Elecciones.
49
subversión, encargó los asuntos económicos a grupos de tecnócratas y
asumió como suya la estrategia contrasubversiva de las fuerzas armadas
perfilada a finales de la década de 1980. Igualmente, convocó a operadores
de inteligencia militar; el más conocido de los cuales fue Vladimiro
Montesinos. Con la participación de éste, el nuevo régimen comenzó a
fortalecer el Servicio de Inteligencia Nacional y se aseguró la lealtad de las
cúpulas militares para convertirlas en pilares de su gestión.57
 La CVR concluye que el golpe de estado del 5 de abril de 1992 significó el
colapso del Estado de Derecho y mostró además la debilidad del sistema de
partidos; el golpe contó con el apoyo de la mayoría de la opinión pública. En
medio de la ofensiva urbana del PCP-SL, sectores importantes de todos los
estratos sociales se mostraron dispuestos a trocar democracia por seguridad
y a tolerar las violaciones a los derechos humanos como el costo necesario
para terminar con la subversión.
 La CVR ha constatado que, a partir de 1992, la nueva estrategia
contrasubversiva puso énfasis en la eliminación selectiva de las
organizaciones político-administrativas (OPA) de los grupos subversivos.
Vinculado a Vladimiro Montesinos actuó un escuadrón de la muerte
denominado «Colina», responsable de asesinatos, desapariciones forzadas,
y masacres con crueldad y ensañamiento. La CVR posee indicios
razonables para afirmar que el presidente Alberto Fujimori, su asesor
Vladimiro Montesinos y altos funcionarios del SIN tienen responsabilidad
penal por los asesinatos, desapariciones forzadas y masacres perpetradas
por el escuadrón de la muerte denominado «Colina».
 La CVR sostiene que la DINCOTE, gracias a la experiencia acumulada
desde fines de la década anterior y el énfasis puesto en el trabajo de
inteligencia, mostró por esa misma época facetas más constructivas y
eficaces, que desembocaron en la captura de Víctor Polay, principal
dirigente del MRTA, y en la de Abimael Guzmán y miembros del Buró Político
del Comité Central del PCP-SL, el 12 de septiembre de 1992. La CVR
concluye que las capturas de los líderes máximos del PCP-SL y del MRTA

57
Un punto de inflexión fue la permanencia de Nicolás de Bari Hermoza Ríos como Comandante General luego de su pase a retiro a fin
de 1991 y hasta 1998.
50
no fueron utilizadas por el gobierno para acelerar la derrota de la subversión,
sino para obtener réditos electorales.
 Asimismo, la CVR señala la utilización dada al operativo Chavín de Huántar,
que se realizó para rescatar a las personas secuestradas por el MRTA en la
residencia del embajador del Japón en diciembre de 1996. La CVR expresa
su repudio a esa acción terrorista que mantuvo cautivos durante más de
cuatro meses a decenas de personas. Reconoce el derecho del Estado a
rescatar a los rehenes allí recluidos y saluda el heroísmo y la eficiencia de
los comandos que culminaron con éxito el operativo de rescate, y rinde
homenaje a los miembros del Ejército fallecidos en dicha acción, así como
al doctor Carlos Giusti, vocal de la Corte Suprema que falleció durante la
operación. Condena, sin embargo, las ejecuciones extrajudiciales que se
habrían producido, injustificadas por tratarse de personas rendidas, y
comparte el rechazo de la opinión pública a las imágenes de Alberto Fujimori
paseándose entre los cadáveres en la residencia recién rescatada.
 La CVR afirma que en los años siguientes, diversos hechos, algunos ciertos,
la mayo-ría manipulados en los medios de comunicación, sirvieron para
crear y recrear exageradamente el terrorismo como una amenaza latente,
para justificar el autoritarismo del régimen y para desprestigiar a los
opositores. La interceptación telefónica a políticos opositores, el acoso al
periodismo independiente, el sometimiento y perversión final de la mayoría
de medios de comunicación, los atentados y crímenes incluso contra
miembros del propio SIN, así como la desvirtuación de operaciones legítimas
como el mencionado operativo Chavín de Huántar, llevan el sello del
gobierno autoritario de Alberto Fujimori.
 Por lo expuesto, la CVR sostiene que en los últimos años del gobierno de
Fujimori el conflicto armado interno fue manipulado con la finalidad de hacer
que el régimen permaneciera en el poder. Ello sumió al país en una nueva
crisis económica y en abismos de corrupción, descomposición moral,
debilitamiento del tejido social e institucional, y una profunda desconfianza
en la esfera pública. Todos estos rasgos constituyen, por lo menos en parte,
secuelas de la forma autoritaria en que se resolvió el conflicto y configuran
uno de los momentos de mayor oprobio de la historia de la República.

51
3.11. LOS PARTIDOS DE IZQUIERDA

- La CVR expresa su reconocimiento especial a todas las víctimas


pertenecientes a los partidos que conformaron la alianza Izquierda Unida,
muchas de las cuales fueron autoridades locales que permanecieron en sus
puestos a pesar de la intensidad de la violencia. La CVR resalta, también,
que IU fue un canal de representación política de amplios sectores populares
y movimientos sociales hasta entonces no incluidos en la agenda nacional.
De esta forma, en muchas zonas del país, militantes de izquierda fueron un
freno para el avance del PCP-SL.
- La CVR ha constatado que la alianza Izquierda Unida (IU) fue la segunda
fuerza electoral durante la mayor parte de la década de 1980, tuvo
representación en el Parlamento, responsabilidad en gobiernos locales y,
entre 1989 y 1992, en los gobiernos regionales.
- La CVR ha constatado que, durante la década de 1970, la mayor parte de
las organizaciones que luego conformarían IU compartieron con diversos
matices un discurso y una estrategia que privilegiaba la toma del poder por
la vía de la lucha armada. En el contexto de grandes movilizaciones sociales
y apertura democrática de fines de los años 70, algunas de estas
organizaciones iniciaron un viraje que las llevó a valorar positivamente la vía
electoral y la democracia representativa.
- La CVR hace notar, sin embargo, que un deslinde ideológico insuficiente y
en muchos casos tardío colocó a la mayoría de los partidos miembros de IU
en una situación ambigua frente a las acciones del PCP-SL y más aún del
MRTA. Esta ambigüedad hizo difícil para sus líderes, y también para las
dirigencias sociales sobre las cuales IU tenía in-fluencia, dar la lucha
ideológica contra las concepciones violentistas del PCP-SL o del MRTA.
- La CVR constata que la izquierda formuló denuncias de las violaciones de
los derechos humanos cometidos por el Estado. Sin embargo, no dio el
mismo tratamiento a aquéllas cometidas por los grupos subversivos,
especialmente por el MRTA. Hubo dos agrupaciones que mantuvieron hasta
el final la posibilidad del recurso a la violencia para tomar el poder. Esto fue,
en última instancia, lo que produjo la división de la izquierda entre supuestos
reformistas y revolucionarios.
52
- Para la CVR, sin que ello fuera una posición generalizada, sectores de la
izquierda entendieron su participación en el parlamento y en los municipios
como una tribuna de agitación y propaganda para demostrar las limitaciones
de las instituciones demo-burguesas.
- La CVR señala que, en el plano político, el sectarismo y la ineficacia de los
partidos y de los independientes que conformaban IU, así como la dificultad
para poner los intereses del país por encima de los grupos o personalidades
que la integraban, impidió que ella fuera más allá de su carácter de alianza
electoral, para convertirse en frente programático que representara y
ofreciera una alternativa de transformación pacífica y democrática a sus
militantes y al país. Ese límite se mantuvo incluso en su momento de mayor
presencia electoral, le impidió luego diferenciarse de la política del gobierno
aprista, y terminó dividiéndola en 1989. La división desconcertó a sus
seguidores y resquebrajó el dique de contención que significaba IU en
amplios sectores populares; ello favoreció el avance de los grupos
subversivos y posteriormente del fujimorismo.
- Sin embargo, la CVR resalta el papel positivo de la temprana denuncia de
las violaciones de los derechos humanos por parte de IU, tanto a través de
sus partidos integrantes como de las organizaciones sociales en las cuales
tenía presencia y de sus representantes en el Parlamento, que tuvieron un
destacado papel en las más importantes comisiones investigadoras del
Congreso sobre temas vinculados al conflicto armado in-terno (la matanza
de los penales, los grupos paramilitares, las causas de la violencia).
- La CVR deja constancia, además, de que numerosos miembros de IU,
especialmente militantes de base de provincias en períodos electorales,
cayeron víctimas de las fuerzas del orden que no distinguieron entre
izquierda unidistas y subversivos. Asimismo, queda claro para la CVR que
IU no fue nunca fachada legal del PCP-SL, ni de manera orgánica ni oficiosa.
Conforme avanzaba la década, IU denunció crecientemente la ideología y
los métodos del PCP-SL, quien asesinó un número significativo de dirigentes
sociales de las filas de IU, algunos de ellos líderes de importantes gremios
nacionales.

53
3.12. EL PODER LEGISLATIVO

i. La CVR ha constatado que los problemas del Estado para enfrentar el


conflicto armado interno también se presentaron en el Poder Legislativo. Las
fuerzas políticas allí re-presentadas no tuvieron ni presentaron iniciativas
sobre cómo enfrentar de una manera integral a los grupos subversivos hasta
bien avanzado el conflicto (1991).
ii. La CVR deja constancia de que durante toda la década de 1980 el Congreso
funcionó con mayorías de los respectivos partidos de gobierno en cada
período. A través de ellas, los gobiernos inhibieron o debilitaron las
capacidades de fiscalización y de formulación legal. Así, el Parlamento 1980-
1985 no cumplió con su función constitucional de fiscalización, al renunciar
a ejercer control sobre lo que en Ayacucho, Huancavelica y Apurímac venía
sucediendo a propósito del conflicto. Encontrándose en este período la
mayor cantidad de peruanos muertos o desaparecidos a causa de la guerra,
el Congreso no efectuó ninguna investigación sobre las violaciones a los
derechos humanos que tanto el PCP-SL como las fuerzas del orden iban
acumulando impunemente.
iii. La CVR debe señalar que frente a la militarización del conflicto, el Congreso
no planteó ninguna alternativa o plan viable. La principal actividad normativa
estuvo a cargo del Ejecutivo. Y cuando, finalmente, el Congreso retomó
dicha función, no hizo sino reafirmar su escasa voluntad de comprometerse
a encontrar una respuesta severa y eficaz frente al fenómeno subversivo.
iv. La CVR señala que la aprobación por el Congreso de la ley 24150 que
establecía las normas que debían cumplirse en los estado de excepción
normas por las cuales las fuerzas armadas asumían el control del orden
interno en todo el territorio o en parte de él legalizó lo que en los hechos
venía sucediendo, inhibiendo a la autoridad civil en beneficio de la militar.
Así, esta decisión condujo al debilitamiento del poder democrático civil y a la
reducción de la política contrasubversiva a un ámbito de represión y control
militar.
v. Sin embargo, la CVR debe anotar que a partir de 1985 funcionaron
comisiones investigadoras sobre casos de gran impacto en la opinión
pública. Aunque ninguna logró quebrar el círculo de la impunidad, los
54
debates parlamentarios y los dictámenes en minoría generaron corrientes
importantes de opinión pública en contra de las violaciones de los derechos
humanos. No obstante, si bien el Congreso llevó adelante la investigación
de importantes casos de violaciones de los derechos humanos perpetradas
por las fuerzas del orden, no hizo un esfuerzo similar para investigar y
demandar sanción sobre terribles casos de violaciones perpetradas por el
PCP-SL.
vi. La CVR anota que, en el Congreso surgido a partir de las elecciones de
1990, el Ejecutivo careció por primera vez de mayoría propia. Aprovechando
el desgaste de los partidos políticos y el desprestigio del Legislativo, el
gobierno de Alberto Fujimori, y los promotores de una política
contrasubversiva autoritaria y militarizada, sobredimensionaron su ineficacia
y sus problemas, y no tuvieron reparos en presentar al Congreso como parte
del campo enemigo; esta idea era coincidente con la del PCP-SL, que
entendía al Congreso como un reducto del revisionismo y parte del viejo
Estado que había que destruir.
vii. La CVR halla que, entre 1990 y 1992, el Congreso adquirió otra fisonomía.
El que no existiese una mayoría del partido de gobierno y el avance de la
subversión empujaban a una mayor concertación y a participar de manera
más activa en el diseño de una política contrasubversiva dentro de marcos
democráticos. Esa nueva actitud se hizo visible en el debate sobre
legislación contrasubversiva de noviembre de 1991. De otro lado, en materia
de su función de control parlamentario, el Congreso de 1990-1992 intervino
en situaciones de violaciones de derechos humanos en el conflicto armado
interno. Sin embargo, el golpe de Estado de abril de 1992, que cerró el
Parlamento con la anuencia de un sector mayoritario de la opinión pública,
mostró que ése fue un esfuerzo tardío e insuficiente para controlar a los
poderes fácticos y corrientes autoritarias del país. Para entonces los partidos
políticos parlamentarios evidenciaban claros signos de agotamiento y crisis.
viii. La CVR considera que, después del golpe de Estado de 1992, el Congreso
careció de capacidad de fiscalización, tanto por el recorte constitucional de
sus atribuciones como por la mayoría parlamentaria absoluta que mantuvo
la bancada del gobierno hasta el año 2000. La pálida labor parlamentaria en
la lucha contrasubversiva se vio agravada por el desarrollo de un proceso de
55
manipulación normativa nociva para la sociedad, que buscó, entre otras
cosas, montar un aparato que garantizara la impunidad a las violaciones de
los derechos humanos cometidas por agentes estatales.
ix. A la CVR le ha sido dado constatar que, en muchos casos, la mayoría
oficialista del Congreso después del golpe de Estado, a pesar de la actitud
valiente de congresistas de la oposición, no sólo abdicó su función
constitucional de fiscalización, sino que avaló y promovió el encubrimiento y
la impunidad. Un hito en ese proceso fue la aprobación de la ley 26479, ley
general de amnistía (15.06.95). El Parlamento se convirtió en la práctica en
una caja de resonancia de los planteamientos del Poder Ejecutivo y del SIN.

3.13. EL PODER JUDICIAL

 La CVR debe indicar que la abdicación de la autoridad democrática incluyó


las funciones propias de la administración de justicia. El sistema judicial no
cumplió con su misión adecuadamente; ni para la condena dentro de la ley
de las acciones de los grupos subversivos, ni para la cautela de los derechos
de las personas detenidas, ni para poner coto a la impunidad con que
actuaban los agentes del Estado que cometían graves violaciones de los
derechos humanos. En el primer caso, el Poder Judicial se ganó la imagen
de una ineficiente coladera que liberaba a culpables y condenaba a
inocentes; en el segundo caso, sus agentes incumplieron el papel de garante
de los derechos de los detenidos, coadyuvando a la comisión de graves
violaciones a los derechos a la vi-da y a la integridad física; por último, se
abstuvieron de llevar a la justicia a miembros de las fuerzas armadas
acusados de graves delitos, fallando sistemáticamente cada contienda de
competencia a favor del fuero militar, donde las situaciones quedaban en la
impunidad.
 La CVR debe, empero, precisar que el Sistema Judicial adolecía de
problemas estructurales que determinaban su ineficiencia. Sin embargo, a
ello debe sumarse la actuación negligente de algunos operadores de justicia
que hicieron más grave dicha situación.
 La CVR deja constancia de que la situación judicial del Perú se agravó luego
del gol-pe de Estado de 1992, cuando a las condiciones mencionadas se

56
sumaron: una clara intromisión en la capacidad de autogobierno a partir de
ceses masivos de magistrados, nombramientos provisionales y la creación
de órganos de gestión ajenos a la estructura del sistema judicial, además de
la inoperancia del Tribunal Constitucional.
 La CVR deja constancia de la deficiente legislación que aplicaba el sistema
judicial. Entre 1980 y 1992 incidieron fuertemente en esta situación: la
tipificación amplia e imprecisa del delito de terrorismo y la mediatización de
la labor del Ministerio Público en la etapa de investigación preliminar,
subordinando la labor garantista del fiscal. Luego del golpe de Estado de
1992, la situación se agravó debido a que la nueva legislación antiterrorista
se caracterizaba por la sobre criminalización del terrorismo a través de la
flexibilización del concepto y la creación de tipos penales nuevos con los que
se procesaba en distintos fueros y se imponían penas distintas por la misma
conducta; la falta de proporcionalidad de las penas; la seria limitación de la
capacidad de defensa de los detenidos; y la atribución de competencia a los
tribunales militares en el juzgamiento de los delitos de traición a la patria.
 La CVR ha constatado que, abdicando su propia competencia, el Poder
Judicial, a través de la Corte Suprema, falló en toda ocasión en que los
acusados eran miembros de las fuerzas armadas, a favor de la justicia
militar, donde los casos por lo general se sobreseían, se prolongaban
innecesariamente o terminaban generando condenas benévolas.
 Otra práctica generalizada que la CVR ha comprobado consiste en que los
operadores de justicia incurrieron en falta contra su deber de cautelar los
derechos de los ciudadanos al declarar improcedentes los recursos de
habeas corpus. El tribunal de garantías constitucionales vigente hasta 1991
evitó sistemáticamente llegar a sentencias fundadas. Esta situación
contribuyó en no poca medida a que las detenciones arbitrarias culminasen
en torturas, ejecuciones arbitrarias y desapariciones forzadas.
 La CVR considera que la dictadura de Alberto Fujimori pretendió legalizar de
forma espuria la impunidad a las violaciones de los derechos humanos
realizadas por agentes del Estado, logrando que el Congreso Constituyente
Democrático aprobase por mayoría dos leyes de amnistía que vulneraban
disposiciones constitucionales y tratados internacionales soberanamente

57
ratificados por el Perú. Salvo una honrosa excepción, 58que consistió en
inaplicar la norma por vulnerar disposiciones constitucionales y tratados
internacionales, los jueces renunciaron a su facultad de aplicar el control
difuso de la constitucionalidad de las leyes.
 La CVR ha constatado que el resultado de la aplicación estricta y acrítica de
la legislación antiterrorista de 1992 permitió que en el procesamiento de
detenidos no se garantizara la imparcialidad de los juicios. Cientos de
personas inocentes tuvieron que sufrir largas condenas, la violación de las
garantías al debido proceso arrojó una sombra de duda sobre los procesos
realizados. El descrédito sufrido por el sistema judicial durante el régimen
presidido por Alberto Fujimori desembocó en un favor a los verdaderos
subversivos cuando, años después, el Estado tuvo que realizar nuevos
juicios a partir de pruebas escasas. De otro lado, los sentenciados por
terrorismo sufrieron las condiciones vejatorias de la dignidad humana de las
cárceles en las que los recluyeron, que no conducían en absoluto a su
rehabilitación. La situación carcelaria, en efecto, poco atendida por los
jueces de ejecución penal, dio lugar a motines y masacres en 1985, 1986 y
1992.
 La CVR debe indicar que el Ministerio Público salvo honrosas excepciones
abdicó su función de controlar el estricto respeto a los derechos humanos
que debía observarse en las detenciones y se mostró insensible a los
pedidos de los familiares de las víctimas. Por el contrario, se omitió el deber
de denunciar crímenes, se investigó sin energía y se realizaron muy
deficientes trabajos forenses; todo lo cual coadyuvó a la situación de
descontrol e impunidad. Bajo la dictadura de Fujimori, la obsecuencia del
Ministerio Público ante los imperativos del Poder Ejecutivo fue total.

4. EL PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES

A. SOBRE LOS GREMIOS

 La CVR ha constatado la agresión violenta de parte de los grupos


subversivos a di-versos sindicatos y empresas. En el informe de la CVR

58Prueba de que era posible objetar esta impunidad la constituye la valiente actitud de la doctora Antonia Saquicuray, que conoció el
caso Barrios Altos, sustentando la inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía.
58
constan los asesinatos de dirigentes sindicales, empresarios y funcionarios
de empresas.
 La CVR estima que mientras el PCP-SL exacerbó los conflictos laborales y
se propuso como objetivo la destrucción de los sindicatos existentes, el
MRTA buscó utilizar los sindicatos para sus fines subversivos.
 La CVR concluye también que las prácticas o concepciones
antidemocráticas en sindicatos y gremios empresariales condujeron a la
descalificación mutua a lo largo del conflicto armado, lo que ocasionó el
cuestionamiento de la representatividad y legitimidad de las organizaciones
gremiales.
 La CVR ha constatado que el papel del Estado como árbitro entre los
conflictos laborales fue de marcada ineptitud, pues una burocracia ineficiente
y propensa a la corrupción, la ausencia de reglas claras, una legislación
engorrosa, entre otros factores, dificultaron las negociaciones y provocaron
que los problemas se agravaran.

B. SOBRE SISTEMA EDUCATIVO Y MAGISTERIO

1. La CVR ha comprobado que el Estado descuidó desde décadas el tema


educativo. Hubo proyectos modernizadores en la década del 60 pero
fracasaron. Ni la ley universitaria ni la reforma educativa de 1972 lograron
revertir esta tendencia. Tampoco neutralizaron el predominio de pedagogías
tradicionales autoritarias. En aquellos espacios que el Estado fue dejando
en su repliegue, germinaron nuevas propuestas. Ellas propugnaban un
cambio radical, no asimilable por el sistema social y político, sólo alcanzable
por la vía de la confrontación y sustentado en un marxismo dogmático y
simplificado, que se expandió ampliamente en las universidades durante la
década de 1970. Esos nuevos contenidos se transmitieron utilizando los
viejos marcos pedagógicos autoritarios que no fueron cuestionados.
2. La CVR ha comprobado que, entre muchos maestros y estudiantes
universitarios, se volvió parte del sentido común considerar el cumplimiento
fatal de la historia a través de la vía de la confrontación. Esa visión abrió
espacios para el desarrollo de propuestas autoritarias de extrema izquierda.
La del PCP-SL fue sólo la más extrema.

59
3. La CVR ha comprobado que, en ese contexto, el PCP-SL buscó
instrumentalizar las instituciones educativas: universidades, colegios
secundarios, institutos superiores e incluso academias preuniversitarias. El
sentido común dogmático y la ambigüedad de los grupos radicales frente a
la violencia le fueron favorables. A través del amedrentamiento o la
cooptación logró ubicar maestros en colegios donde le interesaba realizar
una labor proselitista. Aprovechando y alimentando una versión maximalista
de la autonomía universitaria, accedió en algunos casos a las direcciones de
Bienestar Universitario o, al menos, encontró un santuario en viviendas y
comedores. Allí desarrolló un proselitismo sustentado en prácticas como el
clientelismo y la movilización de los sentimientos de discriminación y agravio
de los estudiantes pobres y provincianos, que utilizaban mayormente esos
servicios. A esa población universitaria, carente redes sociales en sus
lugares de estudio, les ofrecía además identidad y sentido de pertenencia.
4. La CVR encuentra una grave responsabilidad del Estado: i) en el descuido
de la educación pública en medio de un conflicto que tenía al sistema
educativo como importante terreno de disputa ideológica y simbólica; ii) en
el amedrentamiento y/o la estigmatización de comunidades enteras de
maestros y estudiantes de universidades públicas, especialmente de
provincias59; iii) en el deterioro de la infraestructura de servicios de varias
universidades públicas; iv) en haber permitido graves violaciones de los
derechos humanos de estudiantes y profesores por el hecho de ser tales. 60
5. La CVR repudia los crímenes cometidos contra estudiantes, profesores y
trabajadores, al margen de su filiación política. Condena especialmente la
matanza de más de cien estudiantes, profesores y trabajadores de la
Universidad Nacional del Centro (UNCP), por los diferentes actores de la
guerra incluyendo escuadrones de la muerte enfrentados en un fuego
cruzado y confuso. Condena, asimismo, la masacre de ocho estudiantes y
un profesor de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y
Valle, La Cantuta, en julio de 1992 y la posterior amnistía de los
perpetradores, miembros del escuadrón de la muerte denominado «Colina»

59
Aunque poco aplicada, en la década de 1990 la ley de «apología del terrorismo» legalizó el amedrentamiento al magisterio
60
De acuerdo a testimonios recogidos por la CVR, del total de víctimas producidas por agentes del Estado durante el conflicto, el 3 por
ciento fueron maestros y el 2.4 por ciento estudiantes universitarios o de institutos superiores.
60
en 1995. Señala, a partir de sus investigaciones, que además de las ya
mencionadas, las universidades de San Cristóbal de Huamanga, Hermilio
Valdizán de Huánuco, Callao, Huacho y San Marcos, entre otras, resultaron
afectadas por la estrategia contrasubversiva de detenciones-desapariciones
y destrucción de infraestructura y, durante el régimen autoritario de la
década de 1990, por la instalación de bases militares en los campus
universitarios.

C. SOBRE EL PAPEL DE LAS IGLESIAS

 La CVR a través de numerosos testimonios recogidos, audiencias y estudios


realizados, ha constatado que, durante el proceso de la violencia, las iglesias
Católica y evangélicas contribuyeron a proteger a la población de crímenes
y violaciones de los derechos humanos. Institucionalmente, la Iglesia
Católica condenó desde temprano la violencia de los grupos alzados en
armas e igualmente las violaciones de los derechos humanos por parte del
Estado. Estas posturas se concretaron en actividades en defensa de los
derechos humanos y en denuncias de las violaciones. Éstas se iniciaron muy
temprano en el proceso a través de organizaciones como la Comisión
Episcopal de Acción Social (CEAS) y otras. La CVR ha llegado a la
conclusión de que muchas vidas fueron salvadas y muchos otros atropellos
fueron impedidos gracias al concurso de estas organizaciones, así como de
religiosos y laicos individuales, más allá de orientaciones teológicas o
pastorales. En departamentos como Puno, Cajamarca, Ancash, Ucayali o
Amazonas, el papel de sacerdotes, laicos y catequistas contribuyó a
fortalecer el tejido social y construir una barrera que debilitó el avance del
PCP-SL y el desborde de la denominada guerra sucia.
 La CVR ha encontrado, sin embargo, que la defensa de los derechos
humanos no fue firme en el arzobispado de Ayacucho durante la mayor parte
del conflicto armado. Durante buena parte del conflicto dicho arzobispado
puso obstáculos a la labor de organizaciones de la Iglesia vinculadas al
tema, a la vez que negaba la existencia de violaciones de los derechos
humanos cometidas en su jurisdicción. La CVR deplora que algunas

61
autoridades eclesiásticas de Ayacucho, Huancavelica y Abancay no hayan
cumplido con su compromiso pastoral.
 La CVR ha concluido que las iglesias evangélicas cumplieron también un
valioso papel de protección de los derechos humanos, principalmente, a
partir de sus instancias de coordinación nacional. Reconoce, asimismo, el
valor de los pastores que cumplieron esa labor de defensa de la vida en
zonas periféricas de las grandes ciudades y en zonas rurales muy apartadas.
Constata también que un número significativo de campesinos evangélicos
participaron en comités de autodefensa que enfrentaron a la subversión. Sin
embargo, lamenta que algunas comunidades evangélicas no se hayan
hecho eco de la defensa de los derechos humanos.
 La CVR rinde homenaje a sacerdotes, religiosos y religiosas, fieles católicos
y evangélicos que pagaron con su vida su labor pastoral durante el conflicto
armado interno.

D. SOBRE LAS ORGANIZACIONES DEFENSORAS DE LOS DERECHOS


HUMANOS

 La CVR ha concluido que, a lo largo del conflicto, decenas de asociaciones


de la sociedad civil mantuvieron viva la capacidad de indignación ante lo que
ocurría y crearon un eficaz movimiento a favor de los derechos humanos
que, organizado alrededor de la Coordinadora Nacional de Derechos
Humanos (CNDH), se convirtió pese a una permanente satanización en su
contra en un referente ético en el escenario nacional y en un efectivo recurso
para que las víctimas pudiesen avanzar en su objetivo de alcanzar la verdad
y exigir la justicia. La CVR está convencida de que el país tiene con las
organizaciones de derechos humanos una deuda de gratitud porque, al
ejercer el derecho democrático de fiscalizar a las fuerzas del orden,
contribuyeron a controlar algunos de los aspectos más brutales del conflicto
y a ganar para la lucha democrática del pueblo peruano una amplia
solidaridad internacional.
 De acuerdo con la tradición del movimiento internacional de derechos
humanos, en los primeros años del conflicto los organismos peruanos
defensores de los derechos humanos centraron su crítica fundamentalmente

62
en el Estado, cuyas acciones se en-marcan dentro de un ordenamiento legal
que deben respetar, que es además signatario de tratados internacionales y
debe, sobre todo, responder por la seguridad de sus ciudadanos. Sin
embargo, a mediados de la década de 1980, los organismos que
conformaron la CNDH establecieron sus diferencias con las organizaciones
de fachada de los grupos subversivos.61Posteriormente, se negaron a
defender legalmente a militantes o líderes de dichos grupos e influyeron
activa y exitosamente en el movimiento internacional de derechos humanos
para que sus organismos incluyan dentro de sus críticas y monitoreo a los
grupos subversivos, tanto peruanos como de todo el mundo.
 La CVR ha constatado también que, a diferencia de otros países donde se
dieron conflictos armados internos, las organizaciones de víctimas existieron
en condiciones de debilidad. Ello porque en la mayoría de los casos las
víctimas eran campesinos pobres, con poca conciencia de sus derechos,
con un difícil acceso a la justicia, con débiles redes sociales y con escasos
contactos urbanos. Esta debilidad favoreció la impunidad de los
perpetradores de crímenes y violaciones de los derechos humanos.
 En este contexto, la CVR destaca y reconoce la persistencia de la Asociación
Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del
Perú (ANFASEP), conformada en su abrumadora mayoría por mujeres
ayacuchanas quechua hablantes de escasos recursos. Aun en los peores
momentos, con tenacidad y valentía, dichas mujeres mantuvieron viva la
llama de la esperanza en la recuperación de sus seres queridos y en la
aplicación de justicia para los responsables de su desaparición.

E. SOBRE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

a) La Comisión de la Verdad y Reconciliación constata que a lo largo del


conflicto armado interno los medios de comunicación jugaron un papel muy
importante. Durante esos años el trabajo de investigación periodística fue
abundante, valiente y en algunos casos, como el de la masacre de La
Cantuta (julio 1992), indispensable para encontrar a los responsables de los
crímenes. Muchas veces, en esas investigaciones los periodistas

61
Como los llamados «Abogados Democráticos».
63
arriesgaron la vida y, desgraciadamente, en varias ocasiones la perdieron.
La CVR rinde homenaje a los periodistas asesinados durante el conflicto
armado interno en cumplimiento de su deber. Hace mención particular a los
mártires de Uchuraccay, primeros periodistas caídos en el cumplimiento de
su deber en circunstancias especialmente trágicas. Asimismo, reconoce de
manera especial la contribución al esclarecimiento de hechos y a las
denuncias de crímenes y violaciones a los derechos humanos por parte de
los periodistas que en las provincias declaradas en estado de emergencia
cumplieron su deber abnegadamente y en condiciones muy adversas.
b) En lo que se refiere a la cobertura y la línea editorial, la CVR constata que
desde inicios de la década de 1980 los medios de comunicación condenaron
la violencia subversiva, aunque con matices según las inclinaciones políticas
de cada uno, lo que implicaba evaluaciones diferentes de la situación o de
los objetivos de las organizaciones subversivas. Sin embargo, los medios no
tuvieron la misma posición en cuanto a la investigación y a la denuncia de
las violaciones de los derechos humanos. Reconoce que hubo un valioso y
arriesgado trabajo de investigación y denuncia; pero, al mismo tiempo,
señala que hubo medios que sostuvieron una posición ambigua e incluso
llega-ron a avalar la violencia arbitraria del Estado.
c) En lo que se refiere al modo de la cobertura realizada, la CVR ha encontrado
que en muchos medios se cayó en una presentación cruda, desconsiderada
frente a las víctimas, que no favoreció la reflexión y sensibilización nacional.
Forma parte de este problema el racismo implícito en los medios, resaltado
en el informe final.
d) Así pues, en muchos medios, el tema de la violencia subversiva y
contrasubversiva no fue tratado de una manera tal que significara un aporte
significativo a la pacificación del país. La CVR considera que dos factores
condujeron a ese resultado: i) la adopción inopinada de una lógica de la
violencia, que terminó por imponer un tratamiento poco sensible de los
temas, y ii) la primacía de una lógica comercial, que en los peores casos
condujo al sensacionalismo y que se complicó a finales de la década de 1990
con el fenómeno de mega corrupción y compra de medios.

64
5. SOBRE LAS SECUELAS DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO

a) La CVR halla que el conflicto armado interno que ha investigado es el más


grave de nuestra historia republicana y ha dejado secuelas muy profundas
en todos los planos de la vida nacional. La amplitud e intensidad del conflicto
acentuaron los graves desequilibrios nacionales, destruyeron el orden
democrático, agudizaron la pobreza y profundizaron la desigualdad,
agravaron formas de discriminación y exclusión, debilitaron las redes
sociales y emocionales, y propiciaron una cultura de temor y desconfianza.
Es necesario, sin embargo, resaltar que, pese a las duras condiciones, hubo
personas y poblaciones que resistieron y se esforzaron por la afirmación de
una sociedad constructora de la paz y del derecho.
b) La CVR hace notar que el conflicto tuvo como resultado la masiva
destrucción de la infraestructura productiva, y pérdida de capital social y de
oportunidades económicas. Los departamentos que lo sufrieron con mayor
intensidad se encuentran hoy en los últimos lugares en los índices de
pobreza y desarrollo humano. No es casualidad que cuatro de los
departamentos más afectados por el conflicto (Huancavelica, Ayacucho,
Apurímac y Huánuco) se encuentren entre los cinco más pobres del país.
c) A la CVR le ha sido posible constatar que la violencia destruyó y desorganizó
la vida social local, especialmente por el asesinato de dirigentes y
autoridades tradicionales y estatales. Eso produjo un profundo debilitamiento
de la sociedad civil, de los partidos políticos y de las estructuras en donde
más necesario era el afianzamiento de un tejido social: los sectores más
marginados y necesitados de inclusión y expansión de la ciudadanía.
d) Para la CVR el desplazamiento masivo desde las zonas de violencia
constituyó un doloroso proceso de desarraigo y empobrecimiento de cientos
de miles de peruanos y peruanas; ello produjo una urbanización compulsiva,
así como un retroceso histórico en el patrón de ocupación del territorio
andino, lo que habrá de afectar por largo tiempo las posibilidades de un
desarrollo humano sostenible. La población desplazada vio afectadas sus
redes sociales, que debieron adaptarse con distintos grados de éxito y con
gran sufrimiento a las nuevas circunstancias, lo cual constituyó un enorme
reto para la provisión de servicios en las ciudades. Asimismo, los
65
desplazados por el conflicto fueron en muchos casos estigmatizados y
discriminados en escuelas, barrios y centros de trabajo. Al retornar, tuvieron
que enfrentar a veces graves problemas de tierras y ausencia de apoyo
suficiente para reorganizarse y sostener a sus familias.
e) La CVR ha constatado que toda una generación de niños y jóvenes ha visto
truncada o empobrecida su formación escolar y universitaria como resultado
del conflicto; ellos merecen atención preferente del Estado.
f) La CVR es consciente de que el conflicto armado interno intensificó hasta
niveles insoportables el miedo y la desconfianza, que a su vez contribuyeron
a fragmentar y atomizar la sociedad. En esas condiciones, el sufrimiento
extremo ha causado resentimiento y ha teñido de recelo y violencia la
convivencia social y las relaciones interpersonales.
g) La CVR ha constatado que amplios sectores de la población afectada por la
violencia sufren una u otras formas de secuelas psicosociales, lo que debilita
sus capacidades de desarrollarse y superar las heridas del pasado.
h) Para la CVR una secuela del conflicto armado interno en el terreno político
es la descomposición moral en la que se hundió el país durante los últimos
años de la dictadura de Alberto Fujimori. En efecto, la forma en que el
Estado, las fuerzas políticas y sectores importantes de la opinión pública
enfrentaron esos años, mostrando indiferencia, tolerancia hacia las
violaciones a los derechos humanos y disposición a trocar democracia a
cambio de seguridad como costo necesario para terminarlo, abrió paso a la
autocracia y a la impunidad.
i) Finalmente, la CVR señala que debe reconocerse que la violencia, con todo
su rigor, no fue capaz de destruir la capacidad de respuesta de la población.
En numerosas ocasiones, ante la destrucción de redes sociales tradicionales
y el asesinato masivo de dirigentes, las mujeres asumieron nuevas
responsabilidades y lanzaron al país el reto moral de reconocer la pérdida
de miles de sus hijos en masacres y desapariciones. Dirigentes jóvenes
reconstruyeron muchas de las comunidades más afectadas y se pudo
comprobar que muchas comunidades habían sido capaces de resistir la
violencia a través de la autodefensa y de alternativas de paz y procesos de
micro reconciliación.

66
j) La CVR llega a la convicción de que las secuelas del conflicto armado interno
pesan como una grave hipoteca sobre nuestro futuro y afectan
decisivamente nuestra construcción como comunidad nacional de
ciudadanos libres e iguales en un país democrático y plural, que avance por
el camino del desarrollo y la equidad. Considera, asimismo, que el primer
paso para superar esas secuelas es que el país conozca en toda su
magnitud las dimensiones del horror vivido entre 1980 y 2000.

6. SOBRE LA NECESIDAD DE REPARAR

 La CVR, a partir del informe que entrega al país, estima que, si bien pudo
alegarse ignorancia o incomprensión frente al drama que se vivió en los
primeros años del conflicto, ello no es más posible. Enterados los poderes
del Estado y los ciudadanos y ciudadanas a quienes va dirigido nuestro
informe de las sobrecogedoras dimensiones de lo ocurrido, resulta
indispensable, si queremos vivir civilizadamente en paz y en democracia,
reparar, en la medida de lo posible, los gravísimos daños que se han
ocasionado.
 La CVR considera que su misma existencia y el mandato que recibió de
proponer reparaciones constituye ya el inicio de un proceso de resarcimiento
y de dignificación de las víctimas.
 Para la CVR la reparación tiene profundas implicancias éticas y políticas, y
es un componente importante del proceso de reconciliación nacional. Al ser
las víctimas del conflicto en su abrumadora mayoría campesinos, pobres,
indígenas, tradicionalmente discriminados y excluidos son ellos los que
deben recibir atención preferente por parte del Estado.
 Para la CVR, la reparación implica revertir el clima de indiferencia con actos
de solidaridad que contribuyan a la superación de enfoques y hábitos
discriminatorios, no exentos de racismo. Aplicadas con equidad, las
reparaciones deben, asimismo, generar confianza cívica, restableciendo las
relaciones dañadas entre los ciudadanos y el Estado, de modo que se
consolide la transición y gobernabilidad democráticas y se prevengan
nuevos escenarios de violencia.

67
 La CVR presenta al país un Plan Integral de Reparaciones donde se
combinan formas individuales y colectivas, simbólicas y materiales de
resarcimiento. El Plan debe ser financiado creativamente por el Estado, pero
también por la sociedad y la cooperación internacional; él pone énfasis en:
i) las reparaciones simbólicas, el rescate de la memoria y la dignificación de
las víctimas; ii) la atención a la educación y a la salud mental; iii) las
reparaciones económicas individuales y colectivas (programas de
reconstrucción institucional, desarrollo comunal, servicios básicos y
generación de ingresos).
 La CVR considera que una parte esencial del proceso de reparación es la
justicia. Ningún camino hacia la reconciliación será transitable si no va
acompañado de un ejercicio efectivo de la justicia, tanto en lo que concierne
a la reparación de los daños sufridos por las víctimas cuanto en lo relativo al
justo castigo a los perpetradores y el consiguiente fin de la impunidad. No se
puede construir un país éticamente sano y políticamente viable sobre los
cimientos de la impunidad. A través de los casos que entrega al Ministerio
Público, de la identificación de alrededor de 24 mil víctimas del conflicto
armado interno y de los hallazgos de sus investigaciones en general, la CVR
busca ampliar sustancialmente los argumentos para sustentar el reclamo de
justicia de las víctimas y de sus organizaciones, así como de los organismos
defensores de los derechos humanos y de los ciudadanos en general.
 Asimismo, la CVR ha elaborado un Registro Nacional de Sitios de Entierro
sobre la base de la información obtenida durante sus investigaciones. Al
término de su mandato, la CVR ha registrado 4,644 sitios de entierro a nivel
nacional, habiendo realizado tres exhumaciones y constataciones
preliminares en 2,200 de ellos. Estas cifras que superan ampliamente las
estimaciones anteriores, confirman la importancia que tiene impulsar y
ejecutar el Plan Nacional de Intervenciones Antropológico Forenses que
propone la CVR. Asimismo, la CVR se ratifica en la importancia fundamental
del trabajo antropológico forense para alcanzar justicia, identificar las
posibles víctimas y procesar el duelo por nuestros compatriotas
desaparecidos.

68
CASO HUANTA
EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES DE CREYENTES EVANGÉLICOS EN
CALLQUI (1984)

La Comisión de la Verdad y Reconciliación ha logrado determinar que el 1 de


agosto de 1984 una patrulla integrada por miembros de la Marina de Guerra, cuyo
Cuartel General se ubicaba en el Estadio Municipal de Huanta, ejecutó
arbitrariamente a seis pobladores de las comunidades de Callqui y
Nisperosniyocc, cuando éstos se encontraban en la Iglesia Evangélica
Presbiteriana de Callqui. La CVR considera que estos hechos se enmarcan en
un contexto generalizado de desapariciones forzadas y ejecuciones arbitrarias
existente en esa época en la provincia de Huanta en el departamento de
Ayacucho.

1. CONTEXTO HISTORICO:

Ante las acciones permanentes del PCP – SL, el gobierno del Arquitecto
Fernando Belaúnde decretó el Estado de Emergencia en las provincias de
Huamanga, Huanta, La Mar, Cangallo y Víctor Fajardo el 12 de octubre de
198162.Si bien al principio la Guardia Civil estuvo a cargo del control de la zona,
el 29 de diciembre de 1982 el gobierno prorrogó el estado de emergencia y
encargó el control del orden interno a las Fuerzas Armadas63. En enero de 1983
se estableció el Comando Político Militar en Ayacucho, encargando al General
EP Roberto Clemente Noel Moral la responsabilidad de luchar contra la
subversión. En este esquema, la provincia de Huanta quedó bajo el control de la
Marina de Guerra del Perú.

En los años de 1983 y 1984, se cometió la mayor cantidad de asesinatos de


civiles en la provincia de Huanta, convirtiéndola en uno de los escenarios de
violencia de mayor intensidad en el departamento de Ayacucho, como
consecuencia del accionar del PCP - SL y de la respuesta indiscriminada de las

62
El Peruano. Decreto Supremo Nº 026-81-IN promulgado el 10 de octubre de 1981.
63
El Peruano. Decreto Supremo Nº 068-82-IN promulgado el 29 de diciembre de 1982.
69
Fuerzas Armadas, en particular de la Infantería de Marina que el 21 de enero de
1983 estableció su Cuartel General en el Estadio Municipal de la ciudad de
Huanta, bajo el mando del Capitán de Corbeta AP Álvaro Artaza Adrianzén.

En efecto, desde mediados de 1983, y particularmente durante 1984, el valle de


Huanta fue objeto de un impresionante despliegue militar generalmente
terminaban en detenciones de campesinos desarmados, trayendo como
consecuencia un alto saldo de desapariciones forzadas y ejecuciones arbitrarias.
Efectivamente, según los datos de la CVR64, en la provincia de Huanta se
produjeron el 22.16% de los asesinatos y el 18.52 % de las desapariciones

forzadas del departamento de Ayacucho.

LA EJECUCIÓN ARBITRARIA EN CALLQUI

Entre las seis y las ocho de la noche del 1 de agosto de 1984, alrededor de
veintisiete personas se encontraban reunidas en el local de la Iglesia Evangélica
Presbiteriana de la Comunidad de Callqui, desarrollando actividades de culto
religioso. Se trataba de mujeres y varones adultos así como de diez menores de
edad aproximadamente.

Después de golpear la puerta de la iglesia, un grupo de uniformados ingresó


violentamente al interior. Los efectivos fueron reconocidos inmediatamente por
la población como integrantes del destacamento de Infantería de Marina de
Huanta ya que vestían ropa militar, portaban armas de largo alcance y porque no

era la primera vez que llegaban a dicho lugar65.

Según los testimonios llegados a la CVR66, cuando los militares ingresaron a la


iglesia, entre disparos al aire e insultos, se formaron en dos filas de tres efectivos
cada uno y apuntando con sus armas a los presentes, les ordenaron que no se
movieran de su sitio. Seguidamente, preguntaron si la señora Concepción Chávez
se encontraba en el lugar. Los pobladores respondieron negativamente.
Posteriormente, los miembros de la Marina seleccionaron a un grupo de seis

64
Base de datos de la CVR. Resultados al 99.45% de los testimonios recogidos por la CVR.
65
CVR. Unidad de Investigaciones Especiales. Ayacucho, 30 de enero de 2003. Testimonios de Maura Alejandra Quispe Rojas, Norma
Quispe Valencia, Sabina Valencia Rojas y Concepción Chávez
66
Ibíd.

70
pobladores, todos ellos varones adultos que fueron conducidos a la parte exterior
de la iglesia. Las demás personas fueron obligadas a continuar cantando cada
vez más fuerte. La señora Sabina Valencia Torres declaró en la audiencia pública
llevada a cabo por la Comisión en la ciudad de Huanta el 11 de abril de 2002, que
los militares “Me agarraron, entonces “¡Canta, carajo! ¡Canta, carajo!” con mucha
voz decían, hablando así. Agarrándome, sin permitirme que me mueva en ninguna
dirección”. La misma declarante recordó que, mientras se llevaba a una serie de
detenidos fuera del templo y cuando empezaron a escucharse disparos, los fieles
continuaron sus alabanzas y cantaron:

En aquella cruz Jesucristo ya se encuentra


como Dios vivo.

Solos vamos, Él nos ha comprado.

Porque yo existía es que Cristo murió por


amor.

Por eso le entrego todo mi corazón: para


que viva.

Los militares registraron el templo. En uno de los ambientes se guardaban las


pertenencias del Centro Educativo de Primaria 38263 de Nisperosniyocc: siete
trompetas, seis tambores, cinco escopetas de madera, libros, una bandera del
Perú, implementos deportivos y materiales de construcción. Las cinco escopetas
de madera luego permitirían a los marinos sostener que habían encontrado
material subversivo. Al respecto, sin embargo, no se mostró acta de incautación
alguna, ni existen exámenes periciales que precisen la naturaleza de tales objetos.

Transcurridos algunos minutos, y mientras los fieles continuaban con sus himnos,
se escucharon disparos de arma de fuego y la detonación de un artefacto
explosivo que hizo retumbar las paredes del local. Cuando los militares se fueron,
los pobladores observaron que en el patio se encontraban las seis personas
muertas, tiradas en el suelo sobre varios charcos de sangre; incluso, se podía
observar restos humanos esparcidos a raíz de la explosión.

71
Las víctimas fueron identificadas como Paulino Cayo Ccoriñaupa, Florencio
Huamanyalli Oré, Melquiades Quispe Rojas, José Yañez Quispe, Constantino
Yañez Huincho y Máximo Huamanyalli Huancas.

1. EL OPERATIVO MILITAR DENOMINADO “CAIMAN XIII”

Según la investigación desarrollada por la CVR, los hechos del 1 de agosto de


1984 se produjeron en el contexto del Plan Operativo Militar denominado
“CAIMAN XIII”. La patrulla del Destacamento de Infantería de Marina de Huanta
y La Mar que incursionó en el local de la Iglesia Evangélica Presbiteriana de la
comunidad de Callqui estaba compuesta por dieciocho efectivos militares al
mando del Teniente Segundo de la Fuerzas de Operaciones Especiales Luis
Alberto Celis Checa. Previamente, la patrulla había recibido información
confidencial, según la cual en dicha comunidad se estaba llevando a cabo una
“asamblea popular” de miembros de la organización subversiva PCP –SL67.

68
El jefe de la Base Contraguerrillas (BCG) de Huanta reconoció que después de
recibir la información confidencial, ordenó a dicho oficial que se dirigiera con una
patrulla a las comunidades de Callqui y Nisperosniyocc con el fin de verificar la
información recibida.

2. LA PARTICIPACIÓN DEL GUÍA Y LAS COMUNICACIONES CON LA BASE


DE HUANTA

Durante la incursión, los militares tenían un guía que fue identificado por los
pobladores como Jesús Vilca Huincho. Esa noche, el guía tenía el rostro cubierto
con pasamontañas y era quien atribuía o no la calidad de presunto subversivo a
los pobladores.

Los testigos de los hechos han declarado que los miembros de la patrulla portaban
una radio por medio de la cual informaban a sus superiores de los detalles y

67
Este hecho fue sostenido ante el Juez Instructor Sustituto de Marina de Huamanga por el inculpado Capitán de
Corbeta AP Álvaro Artaza Adrianzén, Jefe del Destacamento de la Marina de Huanta y La Mar, y por los testigos Teniente
1ro AP Augusto Gabilondo García del Barco, Jefe de la Base Contraguerrillas de Huanta y el Teniente 2do AP Luis Alberto
Celis Checa, Jefe de la Patrulla que ingresó a la comunidad de Callqui.
68
Informe S/N de fecha 2 de agosto de 1984, Expediente No 172-85. Tomo III. Fojas 77.
72
circunstancias de la incursión. Dijeron haber escuchado que los efectivos de la
Marina informaron que en la iglesia habían encontrado a los subversivos y que
pedían un vehículo para trasladarlos a la base en Huanta. Una testigo dijo ante la
CVR que pudo escuchar la siguiente expresión: “aquí hemos encontrado reunidos
a senderistas”. Otro testigo señaló que cuando los marinos informaron por radio
que no se encontraba Concepción Chávez pero que había ocho hombres, la
respuesta fue “mátenlos”69. A través de las comunicaciones, el testigo se dio
cuenta de que existía un militar con grado de capitán, que portaba una radio portátil
y que coordinaba con los demás.

3. LA DENUNCIA DE LOS POBLADORES

Al día siguiente, aproximadamente a las 6.30 de la mañana, Paulina Simbrón


Mora y otros familiares de las víctimas, denunciaron la muerte de los seis
pobladores ante Vicente Saico Tinco dirigente de la Iglesia Evangélica de Huanta
y periodista radial, quien inmediatamente requirió la participación del Fiscal
Provincial Adjunto de Huanta, doctor Simón Palomino Vargas. El fiscal solicitó la
intervención 70 del juez instructor, quien el mismo día se hizo presente en el lugar
de los hechos para proceder al levantamiento de los cadáveres. El acta de dicha
diligencia consigna que los restos de las seis personas fueron encontrados en un
mismo lugar en varios charcos de sangre y que junto a los cuerpos se
encontraron ocho cartuchos de fusil utilizados.

Los protocolos de necropsia demostraron que las víctimas tenían heridas de bala
sólo en la parte superior del cuerpo. Dos de ellos no tenían uno de sus miembros
inferiores, presumiblemente por la explosión. Cuatro cadáveres presentaban
heridas penetrantes y punzo cortantes.

Cabe señalar que sobre el particular, el Auditor General71 del Consejo Supremo
de Justicia Militar dijo que las heridas punzo cortantes fueron causadas por los
mismos pobladores de Callqui, con el fin de responsabilizar de la muerte de las
seis personas a las fuerzas del orden. Dicho funcionario señaló:

69
Expediente N° 13-85. Tomo I. Fojas 264.
70
Oficio N° 434-84-MP-FPMH
71
Expediente No 172-85. Tomo III. Fojas 157-158
73
Que es de público conocimiento las estrategias psicológicas
que ejercen los subversivos para desprestigiar a la Fuerza
Armadas, más aún que ningún personal naval estuvo presente
en el momento del reconocimiento de los cadáveres, ni
tampoco como se señala anteriormente, las fuerzas navales
no reconocieron las bajas por perseguir los demás
subversivos, presumiéndose en todo caso que las heridas
punzo cortantes fueron inferidas en los cadáveres por
miembros de la población evangélica adepta a los grupos
sediciosos”.

El 22 de agosto de 1984, los dirigentes de la Iglesia Evangélicos de Huanta


Saturnino Gavilán Núñez, Víctor Contreras Mendiolaza y Vicente Saico Tinco,
denunciaron el asesinato de los evangélicos cometidos por miembros de la
72
Marina ante el presidente del Sínodo y del Concilio Evangélico del Perú .

4. LA INVESTIGACIÓN A CARGO DEL MINISTERIO PÚBLICO Y DEL PODER


JUDICIAL

El 18 de febrero de 1985 el Fiscal Ad Hoc de Huanta, doctor José Luis Mejía


Chahuara denunció al Capitán de Corbeta AP Álvaro Artaza Adrianzén y a Jesús
Vilca Huincho por la comisión del delito de Homicidio Calificado en agravio de
los seis pobladores de las comunidades de Callqui y Nisperosniyocc. La
denuncia fiscal fue presentada ante el Juez Instructor Suplente del Segundo
Juzgado de Huanta, doctor Jorge Cárdenas Candiotti73 quien abrió instrucción
contra el Capitán de Corbeta AP Álvaro Artaza Adrianzén y Jesús Vilca Huincho,
por el delito de homicidio calificado74. Luego fue derivada al Juzgado de
Instrucción de Huamanga, cuyo titular era el doctor Víctor Huamán Rojas.

72
La denuncia apareció publicada en el diario Ojo el 22 de agosto de 1984.
73 Expediente N° 13-85. Tomo I. Fojas 93
74
El homicidio calificado está tipificado en el artículo 152º del Código Penal de 1924. Cabe decir que en Huamanga,
este proceso fue acumulado al seguido por las fosas de Pucayacu (expediente N° 30-84), pero en junio de 1985, se
ordenó la desacumulación (Expediente No 13-85. Tomo IV. Fojas 14) del proceso.

74
El 16 de octubre de 1985 el Fiscal Provincial de Huamanga, doctor Jorge
Romaní Luján, emitió su dictamen señalando que los inculpados eran
responsables del delito de homicidio calificado y que habían actuado con
alevosía y ventaja ante indefensos evangelistas que el momento en que fueron
sorprendidos por la patrulla de infantes de la Marina, se encontraban en el
templo rindiendo culto a Dios, mediante cánticos y oraciones. Estos
evangelistas fueron confundidos con elementos subversivos, sólo por la
información que recibieron los efectivos del orden, información que no fue
contrastada ni confirmada.

Cabe resaltar que las autoridades militares y policiales de la época no


colaboraron con las investigaciones realizadas por el Ministerio Público y el
Poder Judicial. En efecto, se negaron a poner a disposición del Fiscal y del Juez
a Álvaro Artaza Adrianzén y a Jesús Vilca Huincho, así como a proporcionar
cualquier información sobre la identidad del personal de la patrulla de la Marina
que intervino en el operativo o sobre el tipo de armas utilizadas esa noche,
aduciendo que era información clasificada que comprometía la seguridad del
país.

Asimismo, las autoridades policiales (ex Policía de Investigaciones del Perú) no


cumplieron con entregar a las autoridades del Ministerio Público y del Poder
Judicial los resultados del examen de Balística. Se dijo que los antecedentes
de dicha investigación se habían extraviado.

5. LA CONTIENDA DE COMPETENCIA PROMOVIDA POR EL FUERO MILITAR

El 8 de enero de 1985 el Presidente del Consejo de Guerra Permanente de


Marina abrió proceso penal contra el Capitán de Corbeta AP Álvaro Artaza
Adrianzén y Jesús Vilca Huincho, por la muerte de las seis personas de las
comunidades de Callqui y Nisperosniyocc. El 28 de marzo, el Capitán de Navío
AP Héctor Marrache Palacios75, Presidente del Consejo de Guerra Permanente
de la Marina, planteó una contienda de competencia ante el Juez Instructor de

75
Expediente No 172-85. Tomo V. Fojas 3
75
Huamanga, argumentando que se había iniciado una investigación por los
hechos a cargo del juzgado de Instrucción Sustituto de Marina en Ayacucho.

Tanto el Fiscal Provincial como el juez opinaron que la contienda de competencia


por declinatoria de jurisdicción debía ser declarada infundada 76 porque los
hechos no podían considerarse como actos de función, sino que se trataba de
acciones delictivas.

Cabe resaltar la intensa presión que ejercieron las autoridades militares sobre el
Juez Ad Hoc de Huamanga para resolver la contienda de competencia a favor
del fuero militar, tanto de parte del Presidente del Consejo de Guerra Permanente
de Marina, Capitán de Navío AP Luis Polar Echeandía77 como el Vicealmirante
AP José Carcelén Basurto, Director General de Personal.

Finalmente, el 12 de septiembre de 1985, el Vicealmirante Carcelén Basurto puso


en conocimiento del Juez que no pondría a disposición del juzgado al inculpado
Artaza Adrianzén, porque el expediente de contienda de competencia se
encontraba en la Segunda Sala de la Corte Suprema de Justicia de la República,
pendiente de resolución. El 26 de septiembre de 1985 la Primera Sala Penal de
la Corte Suprema de Justicia, dirimió la contienda de competencia a favor del
Fuero Militar en una resolución breve, sin expresión de motivos78.

6. LA INVESTIGACIÓN EN EL FUERO MILITAR

Ante el Juez Militar Sustituto de Marina, los procesados prestaron sus


declaraciones instructivas y presentaron una copia de los informes elaborados al
final del operativo. La versión oficial de los hechos era que se trató de un
operativo militar en la comunidad de Callqui - Nisperosniyocc, que se realizó
porque se había recibido una información confidencial según la cual en una casa
de dicha comunidad se estaba efectuando una asamblea popular con presencia
de delincuentes subversivos pertenecientes al PCP –SL.

76
Expediente No 172-85. Tomo V. Fojas 5vta

77
Expediente 172-85. Tomo V. Fojas 20.

78
Expediente 172-85-TomoII .Fojas 130
76
El Capitán de Corbeta AP Álvaro Artaza Adrianzén, el Teniente 2do. Luis Alberto
Celis Checa (jefe de la patrulla que realizó el operativo en Callqui) y el Teniente
1ro. Augusto Gabilondo García del Barco (jefe de la Base Contrasubversiva de
Huanta), afirmaron que las muertes de los seis pobladores se produjeron en un
enfrentamiento con subversivos. Sostuvieron que al llegar, la patrulla fue recibida
con disparos desde una de las casas, por lo cual se rodeó la vivienda. Al verse
cercados, los ocupantes trataron de darse a la fuga.

El Teniente 2do. Celis Checa declaró ante el Fuero Militar que él dio la voz de
alto, la cual fue ignorada. Posteriormente, se hicieron algunos disparos al aire y
los sujetos que se encontraban en el interior de la casa prosiguieron su fuga
mientras seguían disparando, produciéndose un enfrentamiento. Según el citado
oficial, dado que el enfrentamiento se produjo en horas de la noche, no se pudo
comprobar el número de bajas, ya que luego de culminar la persecución la
patrulla regresó directamente a Huanta, en las primeras horas de la madrugada79.

El 17 de julio de 1985 el Juez de Marina, Capitán de Fragata Francisco Ambía


Loayza80, en su informe final sostuvo que como no se había resuelto la contienda
de competencia no podía pronunciarse por la responsabilidad o no de los
inculpados. Sin embargo, el 25 de noviembre de 1985 emitió un informe, relevando
de toda responsabilidad a los efectivos de la Marina81, afirmando que éstos se
habían limitado a repeler el ataque del que fueron objeto por parte de los
subversivos, cumpliendo la misión de realizar el control del orden interno en
situación de emergencia. El juez afirmó que los efectivos habían actuado en
legítima defensa luego de haber cumplido con dar la voz de alto y los disparos al
aire reglamentarios.

Adicionalmente, el Juez afirmó que los familiares de las víctimas no se


presentaron a dar sus declaraciones. Sin embargo, el abogado José Regalado
de la institución Paz y Esperanza, que vio el caso en 1985, señaló que los testigos

79El 2 de agosto de 1984, en el Informe s/n, el Jefe de la Patrulla que actuó en las comunidades de Callqui y Nisperoniyocc, Teniente
Segundo AP Luis Alberto Celis Checa, puso en conocimiento del Jefe de la Base Contraguerrillas de Huanta, Teniente Primero Augusto
Gabilondo García del Barco, los resultados del operativo militar denominado “CAIMAN XIII”. El Teniente Primero AP Augusto
Gabilondo García del Barco, confirmó estos hechos en su informe ante el Jefe del Destacamento de Infantería de Marina de Huanta
y La Mar, Capitán de Corbeta AP Álvaro Artaza Adrianzén.

80 Expediente No 172-85. Tomo III. Fojas 117


81 Informe Final Ampliatorio Nº 011-85
77
nunca fueron citados y que no les permitieron acceso al expediente. La única
decisión que les notificaron fue la resolución que ordenaba el sobreseimiento del
proceso.

El 3 de febrero de 1986, el Consejo de Guerra Permanente de la Marina 82, sin


fundamentar debidamente su resolución sobreseyó el proceso seguido contra el
Capitán de Corbeta Álvaro Artaza Adrianzén y Jesús Vilca Huincho por el delito
de Homicidio Calificado y Abuso de Autoridad. Diez días después, el Consejo
Supremo de Justicia Militar83 sobreseyó el proceso a favor del acusado Álvaro
Artaza Adrianzén y los que resultaran responsables.

7. CONTRADICCIONES EN LA VERSIÓN OFFICIAL

La CVR ha determinado la existencia de serias contradicciones que desvirtúan la


versión oficial de los hechos, según la cual la muerte de los seis pobladores se
produjo con ocasión del enfrentamiento armado entre la patrulla de infantes de
Marina y presuntos elementos subversivos el 1 de agosto de 1984. De acuerdo
a esta versión, los marinos no entraron a la comunidad, lo que ha quedado
descartado en base a varias consideraciones.

En primer lugar, el jefe de la patrulla que realizó el operativo en Callqui señaló que
el día de la incursión se produjeron bajas en el grupo de los atacantes y que el
número no pudo ser verificado debido a la oscuridad y a que la patrulla tenía que
perseguir a los subversivos. Sin embargo, el jefe del Destacamento de Infantería
de Marina de Huanta y La Mar señaló que la muerte de las seis personas se produjo
como resultado del supuesto enfrentamiento y que si los efectivos de la Marina no
pudieron identificarlos fue porque las víctimas no tenían documentos.

Por otro lado, se sostuvo que, cuando los presuntos subversivos iniciaron la huida
del lugar, la patrulla decidió continuar la persecución hasta la madrugada del día
siguiente y que no ingresó a la comunidad. Sin embargo, luego se afirmó que esa

82
Expediente No 172-85. Tomo III. Fojas 159
83
Expediente No 172-85. Tomo III. Fojas 161
78
noche se levantó un Acta de Incautación del hallazgo de “dos quesos rusos 84 y
propaganda incitando a la lucha armada” en la comunidad85.

Además, según al acta de levantamiento de cadáveres, junto a los cuerpos se


hallaron casquillos de bala, lo que indica que las víctimas fueron asesinadas en
dicho lugar, tal como lo han señalado los testigos y los familiares de las víctimas.
Asimismo, los protocolos de necropsia demuestran que cuatro de las víctimas
presentaban heridas punzo cortantes, que sólo podían ser causadas mediante el
contacto directo entre las víctimas y victimarios. Sin embargo, durante la
investigación no se pudo comprobar si éstos pertenecían o no al arma utilizada
por los miembros de la Marina porque se extravió los resultados de los exámenes
correspondientes.

Por otra parte, el jefe de la patrulla que realizó el operativo en Callqui señaló que
después de perseguir a los presuntos subversivos regresó a su base en el
Estadio de Huanta, en la madrugada del 2 de agosto de 1984. Sin embargo, el
Jefe del Destacamento de Infantería de Marina de Huanta y La Mar, sostuvo que
retornó a la Base de Huanta a las ocho de la mañana.

Fueron seis los comuneros de Callqui y Nisperosniyocc, que la noche del 1 de


agosto de 1984 fueron ejecutados arbitrariamente por los miembros de un
destacamento de la Base de la Marina de Huanta:

 Paulino Cayo Ccoriñaupa, de 49 años de edad, era natural de la provincia


de Huanta, Ayacucho, estado civil casado y se dedicaba a la albañilería.
 Jorge De la Cruz Quispe, de 16 años de edad, natural de la provincia de
Huanta, Ayacucho, soltero, de ocupación estudiante.
 Melquiades Quispe Rojas, de 21 años de edad, natural de la provincia de
Huanta, Ayacucho, soltero y se dedicaba a la agricultura.
 José Yañez Huincho, de 18 años de edad, natural de la provincia de
Huanta, soltero, de ocupación estudiante.
 Wenceslao Florencio Huamanyalli Oré, de 17 años de edad, natural de
Huanta, Ayacucho, soltero y se dedicaba a la agricultura.

84
Explosivos.

85
Expediente No 172-85. Tomo II. Fojas 137
79
 Constantino Yañez Huincho, de 24 años de edad, natural de la provincia
de Huanta, Ayacucho, soltero.
Los oficiales a cargo del destacamento de Infantería de Marina de Huanta que
ejecutaron el Plan Operativo “CAIMAN XIII” fueron el Capitán de Corbeta AP
Alvaro Artaza Adrianzén, el Teniente 1º AP Augusto Gabilondo García del Barco86,
el Teniente 2do, AP Luis Alberto Celis Checa, jefe de la patrulla que incursionó en
la comunidad de Callqui, quien prestó servicios en el Destacamento de Infantería
de Marina de Huanta desde el 15 de junio hasta el 15 de agosto de 1984 87,
actuando con ayuda del guía Jesús Vilca Huincho.

En los sucesos descritos se violaron principalmente el derecho a la vida y a la


integridad personal de los pobladores de Callqui y Nisperosniyocc, así como el
derecho al debido proceso que incluye, entre otros aspectos, el derecho a un juez
natural, imparcial e independiente, derechos reconocidos en los instrumentos
internacionales de los que el Perú es parte obligada. La CVR considera que las
contradicciones entre los oficiales frente a la uniforme versión de los testigos
permiten afirmar razonablemente que esa noche la patrulla de la Marina no se
enfrentó con ningún grupo subversivo en las comunidades de Callqui y
Nisperosniyocc sino que los seis pobladores fueron ejecutados arbitrariamente.

Por la magnitud de lo ocurrido y por la lógica de la actuación militar, resulta difícil


suponer que los hechos fueran sólo el resultado de la actuación aislada de algunos
efectivos militares88. Por otro lado, la CVR deplora la interferencia del Fuero Militar
en el juzgamiento de violaciones de los derechos humanos y rechaza la presión
de parte de las autoridades militares hacia las autoridades civiles que estuvieron
a cargo de la investigación. La CVR considera que la jurisdicción penal militar debe
tener un alcance restrictivo y excepcional y sólo debe juzgar a militares por la
comisión de delitos o faltas que por su propia naturaleza atenten contra bienes
jurídicos propios del orden militar89. En este sentido, las violaciones de los

86 Oficio No 12250 MINDEF/K-6/CVR de fecha 28 de Febrero de 2003, remitido por el Vicealmirante Gonzalo GAMBIRAZO Martín,
Secretario General del Ministerio de Defensa, a la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
87 Oficio No 12250 MINDEF/K-6/CVR de fecha 28 de Febrero de 2003, remitido por el Vicealmirante Gonzalo GAMBIRAZO Martín,

Secretario General del Ministerio de Defensa, a la Comisión de la Verdad y Reconciliación


88 Ver al respecto el Capítulo correspondiente a Ejecuciones Arbitrarias y Masacres de la Sección Crímenes y Violaciones a los

derechos humanos del Informe Final.

89
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Caso Durand y Ugarte. Párr. 117. P. 44.

80
derechos humanos no pueden ser consideradas delitos militares o de función,
porque estos actos no tienen ninguna relación con la institución militar o castrense.

81
III. ESPECTRO DE LA VIOLENCIA PERIODO 2003 A LA FECHA. CASOS
EMBLEMÁTICOS

1. DEFINICIÓN DE ESPECTRO: Imagen o representación que puede presentarse en


fenómenos o investigaciones científicas, o bien, asociada a un escenario
sobrenatural o imaginario.

También conocida como una figura irreal imaginaria o fantástica.

2. ESPECTRO DE VIOLENCIA EN EL PERÚ: La aproximación adecuada a violencia


de derechos humanos en el Perú y una mejor comprensión de los mismos, exige
una análisis del contexto en que se dictaron, evaluando la coordinación existente
en todo el aparato jurisdiccional y las competencias (función y territorio); han
pasado más de dieciséis años de la caída del régimen autócrata de Alberto
Fujimori, y casi dos décadas desde el significativo declive del proceso de violencia
de origen político que atravesó nuestra patria, consecuentemente parece no
haberse completado el mismo; es decir que la democracia obliga, en efecto a
percibir como insatisfactorio el mero cumplimiento de ciertos requisitos formales y
al oír con escepticismo a quienes afirman que en nuestro país funciona un régimen
democrático respaldado por una cultura democrática. En tal sentido democracia
implica, necesariamente, la tutela eficaz de los derechos humanos y desde una
perspectiva, la transición a la democracia de la sociedad peruana no puede
considerarse realizada; puesto que la vulneración de los derechos humanos
continua, peses a existir lineamientos que prohíben tal, lamentablemente nuestra
realidad indica situaciones contrarias, que cada a día se da en mayor proporción.

En tal sentido podemos decir que el sistema especializado en derechos humanos


no existe como tal pese a lo cual es posible referirse a avances hacia un mejor
procesamiento de las violaciones de derechos humanos; y que tales avances solo
podrán consolidarse si nuestros gobernantes y todo el aparato estatal (poderes del
estado) logren un adecuado conocimiento de la legislación nacional e internacional
aplicable. En tal sentido se debe mejorar para constituirse en un efectivo medio de
protección de los derechos humanos, que cautelen los derechos no solo de las
víctimas, victimarios y la ciudadanía en general, situación en lamentable y
desgraciadamente en nuestra país se da de forma muy restringida.

3. EL PROBLEMA EN LA JUDICIALIZACION DE LAS VIOLACIONES DE


DERECHOS HUMANOS EN EL PERÚ

Una de las dificultades identificadas que reviste mayor gravedad es la inexistencia


de un sistema especializado en el procesamiento de violaciones de derechos
humanos, los cuales se han seguido dando después de 2003, donde
preponderantemente se ha visto relacionado la discriminación que siempre ha sido
marcado en nuestra patria, prueba evidente y contundente de ello son los
programas que la televisión exhiben, así como los spot publicitarios, entre otros.
Que lo único que tratan de dar a entender que no somos un país pluricultural mas
por el contrario nos exhiben como personas de orígenes europeos, siendo una de
las causas por las cuales se da la discriminación entre nosotros mismos.
La insuficiente voluntad política no debe atribuirse únicamente a los órganos de
gobierno del Poder Judicial y el Ministerio Público. Pues la falta de protección de
las autoridades judiciales relacionadas con el procesamiento de violaciones de
derechos humanos, la actuación de los Ministerios de Defensa y el Interior (que en
muchos casos, se negaron a responder los pedidos de información planteados por
Fiscalías y juzgados)el incumplimiento de mandatos de detención de militares en
actividad o retiro por parte de miembros dela Policía Nacional del Perú, o la
impasible actitud ante la reiterada intención del Consejo Supremo de Justicia Militar
por procesar violaciones de derechos humanos, evidenciarán que el Poder
Ejecutivo tampoco está plenamente comprometido con la causa de investigar,
perseguir y sancionar las violaciones de los derechos humanos de las personas.
Lamentablemente, no es posible destacar una actitud diferente en el Poder
Legislativo. El parlamento, en líneas generales, se mostró indiferente respecto de
la protección de los derechos fundamentales. Esa situación puede corroborarse al
tomar en cuenta las constantes discusiones acerca de los montos destinados al
Poder Judicial y al Ministerio Público en el Presupuesto General de la República, o
al revisar las discutibles tipificaciones penales de delitos vinculados con violación
de derechos humanos; prueba de ellos son los constantes cambios realizados en
los beneficios penitenciarios en nuestro país como es el caso del D.L. Nº 1296 el
cual entro en vigencia el 30 de diciembre 2016, la cual se ha radicalizado o
restringido de forma enérgica la forma de excarcelación que tienen aquellas
personas privadas de su libertad , quienes viven relegadas y nadie alza su voz de
protesta, por el contrario lo que tratan es de que los penales se hacinen de
personas sean estas culpables o no; es decir lo que demuestra esa política y lo
asumen de esa forma es que lo están considerando no como penales donde debe
haber UNA RESOCIALIZACIÓN, REEDUCACIÓN Y REINSERSIÓN, de la persona
que ingreso, sino que al contrario lo están tomando como “DEPÓSITOS
HUMANOS”, donde las personas que ingresan viven de forma infrahumana, hasta
la canibalización y solo el más fuerte es el que sobrevive; y lo que hacen los medios
de prensa es tergiversar la real situación, donde consideramos que debería existir
una verdadera política de derecho humanos no para aquellas personas que han
quebrantado la ley sino para aquellas que sin ser culpables o por meras
sindicaciones purgan condenas muy extensas y sufren la pesadilla de encontrarse
recluidos.

4. CASOS EMBLEMATICOS PERIODO 2003 - 2017:

En materia de violación del DIH, en el ámbito de nuestro país, son conocidos pocos;
y estos son:
4.1- AMBITO POLITICO:

4.1-1. Alejandro Toledo (2001-2006) – CASO EDY QUILCA CRUZ; El


candidato de Perú Posible no está acusado de violaciones a los
derechos humanos, pero en su gobierno se vivieron conflictos
sociales que, debido a su mal manejo, produjeron heridos y un
muerto. El 29 de mayo del 2003 estudiantes de Puno tomaron la
Universidad del Altiplano. Producto de la represión, el universitario
Edy Quilca Cruz perdió la vida y otros 40 resultaron heridos víctimas
de proyectiles de armas de fuego de la Policía y el Ejército.

4.1-2. Alan García (2006-2011) – CASO EL BAGUAZO; El Baguazo es un


caso que García debe aclarar. El 5 de junio del 2009, 33 personas
murieron producto del enfrentamiento entre policías e indígenas. El
gobierno de Alan García decidió usar la fuerza para reprimir una
protesta de indígenas awajún y wampis. Desde el 9 de abril hasta el
5 de junio, ellos exigieron la derogatoria de los decretos legislativos
para la implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los
Estados Unidos de América, los cuales violaban sus derechos como
indígenas. Por ello, exigían el cumplimiento de la consulta previa
establecido en el Convenio 169. Producto de los enfrentamientos, 33
peruanos perdieron la vida. Actualmente, son 53 los procesados por
el caso de "La Curva del Diablo", todos de ellos son civiles. No hay
responsables políticos procesados. Este lamentable suceso marca un
hito en la historia reciente de violaciones a los derechos humanos.

4.2- AMBITO SOCIAL

4.2-1. Zona de conflicto del VRAE; La zona de conflicto en el VRAE es


una caracterización de lo que en el ámbito del DIH se llama Conflicto
armado no internacional o interno: Desde el momento en que hay un
desplazamiento de tropas a la zona del VRAE y que además es una
zona declarada en estado de emergencia permanente, en cuyo
territorio hay la presencia de un grupo armado organizado como son
los llamados " Quispe Palomino" narco- terroristas, un mando
responsable y zonas minadas que ponen en riesgo la vida no sólo de
las fuerzas del orden sino también de la población civil especialmente
nuestros indígenas. Sería conveniente señalar que los
enfrentamientos en el VRAE reúnen las dos condiciones que
la jurisprudencia internacional ha establecido para la calificación de
un CANI: Intensidad de las hostilidades y organización del grupo
armado.

El Perú atraviesa en momentos actuales, uno de sus más difíciles


enfrentamientos, toda vez, que en los años 80 podíamos hablar de
una lucha frontal sólo contra la subversión, ahora la situación es
diferente pues se han unido dos flagelos: terrorismo y
narcotráfico que son una amenaza latente contra la Institucionalidad
democrática y el orden constitucional. Desconocer que la situación
del VRAE sea un conflicto armado no internacional o interno es
ignorar la vigencia de los Convenios de Ginebra y su
dos protocolos adicionales de los cuales, el Perú es un Estado parte;
asimismo, por ende, es desconocer la aplicación del derecho
internacional humanitario normatividad que rige
los conflictos armados no internacionales (CAI) o conflictos Armados
No Internacional (CANI), dicho de otra forma conflicto armado interno.
4.3- AMBITO DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS:

4.3-1. CASO DE LOS HERMANOS GÓMEZ PAQUIYAURI VS. PERÚ -


SENTENCIA DE 8 DE JULIO DE 2004.

A) HECHOS: La mañana del 21 de junio de 1991, en medio de dos


operativos policiales, los hermanos Emilio Moisés y Rafael Samuel Gómez
Paquiyauri, de 14 y 17 años, respectivamente, fueron detenidos por agentes
de la Policía Nacional e introducidos en la maletera de una patrulla policial.
Supuestamente fueron ejecutados durante el trayecto que siguieron los
policías después de su detención. La Comisión alegó que los cuerpos de
ambos fueron ingresados a la morgue aproximadamente una hora después
de su captura. La Comisión señaló que los tribunales peruanos investigaron
los hechos y determinaron la responsabilidad individual de los autores
materiales. La Comisión Interamericana alegó que el presunto autor
intelectual fue identificado, pero se encontraba prófugo de la justicia y no
había sido juzgado ni sancionado. De igual forma, la Comisión señaló que
los tribunales peruanos impusieron una reparación civil a los autores
materiales, la cual, a la fecha de la presentación de la demanda, no había
sido pagada a los familiares de las presuntas víctimas.
B) SENTENCIA:
LA CORTE, DECLARA QUE:

Por unanimidad:

1. el Estado violó el Derecho a la Vida consagrado en el artículo 4.1 de


la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés
Gómez Paquiyauri, en los términos de los párrafos 124 a 133 de la
presente Sentencia.

Por unanimidad,

2. el Estado violó el Derecho a la Libertad Personal consagrado en el


artículo 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Rafael Samuel y
Emilio Moisés Gómez Paquiyauri, en los términos de los párrafos 81 a
100 de la presente Sentencia.
Por unanimidad,
3. el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con el artículo 1.1. de la misma, y las obligaciones previstas en
los artículos 1, 6 y 9 de la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura, en perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés
Gómez Paquiyauri. Asimismo, el Estado violó el artículo 5 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el
artículo 1.1. de la misma, en perjuicio de Marcelina Paquiyauri Illanes de
Gómez, Ricardo Samuel Gómez Quispe, Marcelina Haydée Gómez
Paquiyauri, Ricardo Emilio Gómez Paquiyauri, Carlos Pedro Gómez
Paquiyauri, Lucy Rosa Gómez Paquiyauri, Miguel Ángel Gómez
Paquiyauri y Jacinta Peralta Allccarima, en los términos de los párrafos
106 a 119 de la presente Sentencia.

Por seis votos contra uno,

4. el Estado violó los Derechos a las Garantías Judiciales y a la


Protección Judicial consagrados en los artículos 8 y 25, respectivamente,
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con
el artículo 1.1. de la misma, en perjuicio de Rafael Samuel y Emilio
Moisés Gómez Paquiyauri, Ricardo Samuel Gómez Quispe, Marcelina
Paquiyauri Illanes de Gómez, Ricardo Emilio Gómez Paquiyauri, Carlos
Pedro Gómez Paquiyauri, Marcelina Haydeé Gómez Paquiyauri, Lucy
Rosa Gómez Paquiyauri, y Miguel Ángel Gómez Paquiyauri, en los
términos de los párrafos 140 a 156 de la presente Sentencia.
Parcialmente disidente la Jueza Medina Quiroga.

Por unanimidad,
5. el Estado violó las obligaciones previstas en el artículo 8 de la
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en
perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri, en los
términos de los párrafos 153 a 156 de la presente Sentencia.

Por unanimidad,

6. el Estado violó el artículo 19 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri en los
términos de los párrafos 161 a 173 de la presente Sentencia.

Por unanimidad,

7. el Estado violó el artículo 11 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1. de la misma, en
perjuicio de los miembros de la familia de Rafael Samuel Gómez
Paquiyauri y Emilio Mosiés Gómez Paquiyauri,
mencionados en los párrafos 67.t y 67.u de este fallo, en lotérminos de
los párrafos 178 a 182 de la presente Sentencia.

Por unanimidad,

8. esta Sentencia constituye per se una forma de reparación, en los


términos del párrafo 215 de la presente Sentencia.

Y, POR UNANIMIDAD, DISPONE QUE:

9. El Estado debe, en un plazo razonable, investigar efectivamente los


hechos del presente caso, con el fin de identificar, juzgar y sancionar a
todos los autores de las violaciones cometidas en perjuicio de Rafael
Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri. El resultado de este proceso
deberá ser públicamente divulgado, en los términos de los párrafos 227
a 233 de la presente Sentencia.

10. El Estado debe realizar un acto público de reconocimiento de su


responsabilidad en relación con los hechos de este caso y de desagravio
de las víctimas, en los términos del párrafo 234 de la presente Sentencia.

11. El Estado deberá publicar en el Diario Oficial y en otro diario de


circulación nacional, por una sola vez, el capítulo relativo a los hechos
probados de esta Sentencia, sin las notas al pie de página
correspondientes, y la parte resolutiva de la misma, en los términos del
párrafo 235 de la presente Sentencia.

12. El Estado debe dar oficialmente el nombre de Rafael Samuel Gómez


Paquiyauri y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri a un centro educativo de
la provincia de El Callao, mediante una ceremonia pública y en presencia
de los familiares de las
víctimas, en los términos del párrafo 236 de la presente Sentencia.

13. El Estado deberá establecer una beca de estudios hasta el nivel


universitario, a favor de Nora Emely Gómez Peralta y facilitar su
inscripción como hija de Rafael Samuel Gómez Paquiyauri, en los
términos de los párrafos 237 y 238 de lpresente Sentencia.

14. El Estado debe pagar la cantidad total de US$240.500,00 (doscientos


cuarenta mil quinientos dólares de los Estados Unidos de América) o su
equivalente en moneda peruana, por concepto de daño material, en los
términos de los párrafos 206, 208 y 210 de la presente Sentencia,
distribuida de la siguiente manera:
a) a Ricardo Samuel Gómez Quispe y Marcelina Paquiyauri Illanes de
Gómez, en su condición de padres de Emilio Moisés Gómez Paquiyauri,
la cantidad de US$ 100.000,00 (cien mil dólares de los Estados Unidos
de América) o su equivalente en moneda peruana, en los términos de los
párrafo 206 y 199 de la presente Sentencia;
b) a Ricardo Samuel Gómez Quispe y Marcelina Paquiyauri Illanes de
Gómez, en su condición de padres de Rafael Samuel Gómez Paquiyauri;
y a Nora Emely Gómez Peralta, en su condición de hija de Rafael Samuel
Gómez (…)

4.3-2. CASO BALDEÓN GARCÍA VS. PERÚ- SENTENCIA DE 6 DE


ABRIL DE 2006.

A) HECHOS: El señor Bernabé Baldeón García era un campesino de 68


años que vivía junto a su familia como trabajador agrícola en el
Departamento de Ayacucho en Perú. El 25 de septiembre de 1990, como
parte de un operativo contrainsurgente llevado a cabo en dicho
Departamento, efectivos militares llegaron a la comunidad campesina del
señor Baldeón García, en donde presuntamente procedieron a detener a
tres personas, entre ellas el señor Baldeón García. La presunta víctima fue
llevada a la Iglesia de Pacchahuallhua, en donde supuestamente fue
sometida a maltratos físicos, siendo “amarrada con alambres y colgada boca
abajo de la viga de la iglesia para luego ser azotada y sumergida en cilindros
de agua”, y presuntamente falleció como consecuencia de estos tratos.
B) SENTENCIA:
LA CORTE, DECLARA QUE:

Por unanimidad,

1. Admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por


el Estado por la violación de los derecho consagrados en los artículos 4
(Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal) y 7 (Derecho a la
Libertad Personal) de la Convención Americana, en conexión con el artículo
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio del
señor Bernabé Baldeón García; así como el reconocimiento de
responsabilidad internacional realizado por el Estado en relación con la
violación del artículo 8.1 (Garantías Judiciales) de la Convención
Americana, en conexión con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los
Derechos) de dicho instrumento, en perjuicio de los señores Guadalupe
Yllaconza Ramírez de Baldeón y Crispín, Fidela, Roberto, Segundina,
Miguelita, Perseveranda, Vicente y Sabina, todos ellos de apellido Baldeón
Yllaconza, por los hechos del presente caso ocurridos desde septiembre de
1990 “hasta el inicio de la transición a la democracia” en el mes de
noviembre de 2000, de conformidad con los párrafos 46 y 47 de la presente
Sentencia.

Por unanimidad, que

2. El Estado violó, en perjuicio del señor Bernabé Baldeón García, el derecho


a la vida, consagrado en el artículo 4.1 (Derecho a la Vida) de la Convención,
en relación con la obligación general de respetar y garantizar los derechos
establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en los términos de los
párrafos 80 a 105 de esta Sentencia.

3. El Estado violó, en perjuicio del señor Bernabé Baldeón García, el derecho


a la integridad personal, consagrado en el artículo 5.2 (Derecho a la
Integridad Personal) de la Convención, en relación con la obligación general
de respetar y garantizar los derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho
tratado, en los términos de los párrafos 117 a 126 de la presente Sentencia.

4. El Estado violó, en perjuicio de los señores Guadalupe Yllaconza Ramírez


de Baldeón, Crispín, Fidela, Roberto, Segundina, Miguelita, Perseveranda,
Vicente y Sabina, todos de apellido Baldeón Yllaconza, el derecho a la
integridad personal consagrado en el artículo 5.1 (Derecho a la Integridad
Personal) de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1. de la
misma, en los términos de los párrafos 127 a 130 de esta Sentencia.

5. El Estado violó, en perjuicio de los señores Guadalupe Yllaconza, Crispín,


Fidela, Roberto, Segundina, Miguelita, Perseveranda, Vicente y Sabina,
todos de apellido Baldeón
Yllaconza, los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial,
consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, de conformidad con los párrafos 139 a 169 de la
presente Sentencia.

6. El Estado incumplió con la obligación de investigar y sancionar la tortura


establecida en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura a partir del 28 de abril de 1993, en los
términos de los párrafos 156 a 162 de esta Sentencia.

7. Esta Sentencia constituye per se una forma de reparación, en los términos


del párrafo 189 de la misma.

Y DISPONE,
Por unanimidad, que:

8. El Estado debe emprender, con plena observación a las garantías


judiciales y en un plazo razonable, todas las acciones necesarias para
identificar, juzgar y sancionar a todos los autores materiales e intelectuales
de las violaciones cometidas en perjuicio del señor Bernabé Baldeón García,
en los términos de los párrafos 195 a 203 y 210 de esta Sentencia.

9. El Estado debe publicar, en el plazo de seis meses, en el Diario Oficial y


en otro diario de circulación nacional, por una sola vez, el capítulo relativo a
los hechos probados de esta Sentencia, sin las notas al pie de página
correspondientes, y la parte resolutiva del presente Fallo, en los términos de
los párrafos 194 y 210 del mismo.

10. El Estado debe realizar, en el plazo de seis meses, contado a partir de


la notificación de la presente Sentencia, un acto de disculpa pública y
reconocimiento de responsabilidad internacional, en relación con las
violaciones declaradas en la misma, en presencia de las más altas
autoridades del Estado, en los términos de los párrafos 204 y 210 de la
presente Sentencia.

11. El Estado debe designar, en el plazo de un año, contado a partir de la


notificación de la presente Sentencia, una calle, plaza o escuela en memoria
del señor Bernabé Baldeón García, en los términos de los párrafos 205 y
210 de esta Sentencia.

12. El Estado debe proveer tratamiento médico, psicológico y psiquiátrico,


según sea el caso, a los señores Guadalupe Yllconza Ramírez de Baldeón;
Crispín, Roberto, Segundina, Miguelita, Perseveranda, Vicente, Sabina y
Fidela, todos ellos de apellido Baldeón Yllaconza, si así lo requieren, y por
el tiempo que sea necesario, en los términos de los párrafos 207 y 210 de
esta Sentencia.

13. El Estado debe pagar a los señores Guadalupe Yllconza Ramírez de


Baldeón; Crispín, Roberto, Segundina, Miguelita, Perseveranda, Vicente,
Sabina y Fidela, todos ellos de apellido Baldeón Yllaconza, en el plazo de
un año, por concepto de la indemnización por daño material, las cantidades
fijadas en los párrafos 185 y 187 de la presente Sentencia, en los términos
de los párrafos 185, 187, 210, 211 y 213 a 216 de la misma (…)
4.3-3. CASO LA CANTUTA VS. PERÚ- SENTENCIA DE 29 DE
NOVIEMBRE DE 2006.

A) HECHOS: La demanda se refiere a la presunta “violación de los derechos


humanos del profesor Hugo Muñoz Sánchez y de los estudiantes Bertila
Lozano Torres, Dora Oyague Fierro, Luis Enrique Ortiz Perea, Armando
Richard Amaro Cóndor, Robert Edgar Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo
Meza, Felipe Flores Chipana, Marcelino Rosales Cárdenas y Juan Gabriel
Mariños Figueroa […] así como de sus familiares”, por el supuesto secuestro
de las presuntas víctimas, que se indica sucedió en la Universidad Nacional
de Educación “Enrique Guzmán y Valle – La Cantuta, Lima, en la madrugada
del 18 de julio de 1992, el cual habría contado con la participación de
efectivos del Ejército peruano, “quienes [supuestamente] secuestraron a las
[presuntas] víctimas para posteriormente desaparecerl[a]s y ejecutar
sumariamente a algunas de ellas”; así como por la alegada impunidad en
que se encuentran tales hechos al no haberse realizado una investigación
diligente de los mismos. La Comisión alega que “el caso refleja los abusos
cometidos por las fuerzas militares, así como la práctica sistemática de
violaciones de derechos humanos, entre ellas desapariciones forzadas y
ejecuciones extrajudiciales, realizados por agentes estatales siguiendo
órdenes de jefes militares y policiales, como ha sido resaltado por la
Comisión Interamericana desde comienzos de la década de los 90 y por la
Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú”.

B) SENTENCIA:
LA CORTE, DECLARA QUE:

Por unanimidad,

1. Admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por


el Estado por la violación de los derechos a la vida, integridad personal y
libertad personal, consagrados en los artículos 4, 5 y 7 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con la obligación de
respetar los derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en
perjuicio de Hugo Muñoz Sánchez, Dora Oyague Fierro, Marcelino Rosales
Cárdenas, Bertila Lozano Torres, Luis Enrique Ortiz Perea, Armando
Richard Amaro Cóndor, Robert Edgar Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo
Meza, Juan Gabriel Mariños Figueroa y Felipe Flores Chipana, en los
términos de los párrafos 40, 41, 43, 44 y 52 de la presente Sentencia.

2. Admitir el reconocimiento parcial de responsabilidad internacional


efectuado por el Estado por la violación de los derechos a las garantías
judiciales y a la protección judicial consagrados en los artículos 8.1 y 25 de
la Convención Americana, en relación con la obligación de respetar los
derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en los términos de
los párrafos 40 a 44 y 53 de la presente Sentencia.

Por unanimidad, que:

3. El Estado violó el derecho a la vida, integridad personal y libertad


personal, consagrados en los artículos 4.1, 5.1 y 5.2 y 7 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con la obligación de
respetar los derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en
perjuicio de Hugo Muñoz Sánchez, Dora Oyague Fierro, Marcelino Rosales
Cárdenas, Bertila Lozano Torres, Luis Enrique Ortiz Perea, Armando
Richard Amaro Cóndor, Robert Edgar Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo
Meza, Juan Gabriel Mariños Figueroa y Felipe Flores Chipana, en los
términos de los párrafos 81 a 98 y 109 a 116 de la presente Sentencia.

4. No hay hechos que permitan concluir que el Estado haya violado el


derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica, consagrado en el
artículo 3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por las
razones expuestas en los párrafos 117 a 121 de la presente Sentencia.
5. El Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con la obligación de respetar
los derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en perjuicio de
Antonia Pérez Velásquez, Margarita Liliana Muñoz Pérez, Hugo Alcibíades
Muñoz Pérez, Mayte Yu yin Muñoz Atanasio, Hugo Fedor Muñoz Atanasio,
Carol Muñoz Atanasio, Zorka Muñoz Rodríguez, Vladimir Ilich Muñoz Sarria,
Rosario Muñoz Sánchez, Fedor Muñoz Sánchez, José Esteban Oyague
Velazco, Pilar Sara Fierro Huamán, Carmen Oyague Velazco, Jaime
Oyague Velazco, Demesia Cárdenas Gutiérrez, Augusto Lozano Lozano,
Juana Torres de Lozano, Víctor Andrés Ortiz Torres, Magna Rosa Perea de
Ortiz, Andrea Gisela Ortiz Perea, Edith Luzmila Ortiz Perea, Gaby Lorena
Ortiz Perea, Natalia Milagros Ortiz Perea, Haydee Ortiz Chunga, Alejandrina
Raida Cóndor Saez, Hilario Jaime Amaro Ancco, María Amaro Cóndor,
Susana Amaro Cóndor, Carlos Alberto Amaro Cóndor, Carmen Rosa Amaro
Cóndor, Juan Luis Amaro Cóndor, Martín Hilario Amaro Cóndor, Francisco
Manuel Amaro Cóndor, José Ariol Teodoro León, Edelmira Espinoza Mory,
Bertila Bravo Trujillo, José Faustino Pablo Mateo, Serafina Meza Aranda,
Dina Flormelania Pablo Mateo, Isabel Figueroa Aguilar, Román Mariños
Eusebio, Rosario Carpio Cardoso Figueroa, Viviana Mariños Figueroa,
Marcia Claudina Mariños Figueroa, Margarita Mariños Figueroa de Padilla,
Carmen Chipana de Flores y Celso Flores Quispe, en los términos de los
párrafos 81 a 98 y 122 a 129 de la presente Sentencia.

6. El Estado violó el derecho a las garantías judiciales y a la protección


judicial consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con la obligación de respetar los
derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en perjuicio de
Antonia Pérez Velásquez, Margarita Liliana Muñoz Pérez, Hugo Alcibíades
Muñoz Pérez, Mayte Yu yin Muñoz Atanasio, Hugo Fedor Muñoz
Atanasio, Carol Muñoz Atanasio, Zorka Muñoz Rodríguez, Vladimir Ilich
Muñoz Sarria, Rosario Muñoz Sánchez, Fedor Muñoz Sánchez, José
Esteban Oyague Velazco, Pilar Sara Fierro Huamán, Carmen Oyague
Velazco, Jaime Oyague Velazco, Demesia Cárdenas Gutiérrez, Augusto
Lozano Lozano, Juana Torres de Lozano, Víctor Andrés Ortiz Torres, Magna
Rosa Perea de Ortiz, Andrea Gisela Ortiz Perea, Edith Luzmila Ortiz Perea,
Gaby Lorena Ortiz Perea, Natalia Milagros Ortiz Perea, Haydee Ortiz
Chunga, Alejandrina Raida Cóndor Saez, Hilario Jaime Amaro Ancco, María
Amaro Cóndor, Susana Amaro Cóndor, Carlos Alberto Amaro Cóndor,
Carmen Rosa Amaro Cóndor, Juan Luis Amaro Cóndor, Martín Hilario
Amaro Cóndor, Francisco Manuel Amaro Cóndor, José Ariol Teodoro León,
Edelmira Espinoza Mory, Bertila Bravo Trujillo, José Faustino Pablo Mateo,
Serafina Meza Aranda, Dina Flormelania Pablo Mateo, Isabel Figueroa
Aguilar, Román Mariños Eusebio, Rosario Carpio Cardoso Figueroa, Viviana
Mariños Figueroa, Marcia Claudina Mariños Figueroa, Margarita Mariños
Figueroa de Padilla, Carmen Chipana de Flores y Celso Flores Quispe, en
los términos de los párrafos 81 a 98 y 135 a 161 de la presente Sentencia.

7. El Estado incumplió su obligación de adoptar disposiciones de derecho


interno a fin de adecuar la normativa interna a las disposiciones de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, establecida en el artículo
2 de la misma, en relación con los artículos 4, 5, 7, 8.1, 25 y 1.1 del mismo
tratado, durante el período en que las “leyes” de amnistía No. 26.479 de 14
de junio de 1995 y No. 26.492 de 28 de junio de 1995 fueron aplicadas en el
presente caso. Con posterioridad a ese período y en la actualidad, no ha
sido demostrado que el Estado haya incumplido con dicha obligación
contenida en el artículo 2 de la Convención, por haber adoptado medidas
pertinentes para suprimir los efectos que en algún momento pudieron
generar las “leyes” de amnistía, las cuales no han podido generar efectos,
no los tienen en el presente ni podrán generarlos en el fututo, en los términos
de los párrafos 81 a 98 y 165 a 189 de la presente Sentencia.
8. Esta Sentencia constituye per se una forma de reparación.

Y DISPONE,

Por unanimidad, que:

9. El Estado debe realizar inmediatamente las debidas diligencias para


completar eficazmente y llevar a término, en un plazo razonable, las
investigaciones abiertas y los procesos penales incoados en la jurisdicción
penal común, así como activar, en su caso, los que sean necesarios, para
determinar las correspondientes responsabilidades penales de todos los
autores de los hechos cometidos en perjuicio de Hugo Muñoz Sánchez, Dora
Oyague Fierro, Marcelino Rosales Cárdenas, Bertila Lozano Torres, Luis
Enrique Ortiz Perea, Armando Richard Amaro Cóndor, Robert Edgar
Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo Meza,
Juan Gabriel Mariños Figueroa y Felipe Flores Chipana, en los términos del
párrafo 224 de la Sentencia. Con el propósito de juzgar y, en su caso,
sancionar a todos los responsables de las violaciones cometidas, el Estado
debe continuar adoptando todas las medidas necesarias, de carácter judicial
y diplomático, y proseguir impulsando las solicitudes de extradición que
correspondan, bajo las normas internas o de derecho internacional
pertinentes, en los términos de los párrafos 224 a 228 de la Sentencia.

10. El Estado debe proceder de inmediato a la búsqueda y localización de


los restos mortales de Hugo Muñoz Sánchez, Dora Oyague Fierro, Marcelino
Rosales Cárdenas, Armando Richard Amaro Cóndor, Robert Edgar Teodoro
Espinoza, Heráclides Pablo Meza, Juan Gabriel Mariños Figueroa y Felipe
Flores Chipana y, si se encuentran sus restos, deberá entregarlos a la
brevedad posible a sus familiares y cubrir los eventuales gastos de entierro,
en los términos del párrafo 232 de la Sentencia.
11. El Estado debe llevar a cabo, en el plazo de seis meses, un acto público
de reconocimiento de responsabilidad, en los términos del párrafo 235 de la
Sentencia.

12. El Estado debe asegurar, dentro del plazo de un año, que las 10
personas declaradas como víctimas ejecutadas o de desaparición forzada
en la presente Sentencia se encuentren representadas en el monumento
denominado “El Ojo que Llora”, en caso de que no lo estén ya y de que los
familiares de las referidas víctimas así lo deseen, para lo cual debe coordinar
con dichos familiares la realización de un acto, en el cual puedan incorporar
una inscripción con el nombre de la víctima como corresponda conforme a
las características de dicho monumento, en los términos del párrafo 236 de
la presente Sentencia.

13. El Estado debe publicar, en el plazo de seis meses, en el Diario Oficial y


en otro diario de amplia circulación nacional, por una sola vez, los párrafos
37 a 44 y 51 a 58 del capítulo relativo al allanamiento parcial, los hechos
probados de esta Sentencia sin las notas al pie de página correspondientes,
los párrafos considerativos 81 a 98, 109 a 116, 122 a 129, 135 a 161 y 165
a 189, y la parte resolutiva de la misma, en los términos del párrafo
237 de la misma.

14. El Estado debe proveer a todos los familiares de Hugo Muñoz Sánchez,
Dora Oyague Fierro, Marcelino Rosales Cárdenas, Bertila Lozano Torres,
Luis Enrique Ortiz Perea, Armando Richard Amaro Cóndor, Robert Edgar
Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo Meza, Juan Gabriel Mariños Figueroa
y Felipe Flores Chipana, previa manifestación de su consentimiento para
estos efectos, a partir de la notificación de la presente Sentencia y por
el tiempo que sea necesario, sin cargo alguno y por medio de los servicios
nacionales de salud, un tratamiento adecuado, incluida la provisión de
medicamentos, en los términos del párrafo 238 de la Sentencia.

15. El Estado debe implementar, en un plazo razonable, programas


permanentes de educación en derechos humanos para los miembros de los
servicios de inteligencia, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, así
como para fiscales y jueces, en los términos de los párrafos 240 a 242 de la
Sentencia.

16. El Estado debe pagar a Andrea Gisela Ortiz Perea, Antonia Pérez
Velásquez, Alejandrina Raida Cóndor Saez, Dina Flormelania Pablo Mateo,
Rosario Muñoz Sánchez, Fedor Muñoz Sánchez, Hilario Jaime Amaro
Ancco, Magna Rosa Perea de Ortiz, Víctor Andrés Ortiz Torres, José Ariol
Teodoro León, Bertila Bravo Trujillo y José Esteban Oyague Velazco, en el
plazo de un año, las cantidades fijadas en los párrafos 214 y 215 de la
presente Sentencia, por concepto de compensación por daños materiales,
en los términos de los párrafos 246 a 248 y 250 a 252 de la misma.

17. El Estado debe pagar a Antonia Pérez Velásquez, Margarita Liliana


Muñoz Pérez, Hugo Alcibíades Muñoz Pérez, Mayte Yu yin Muñoz Atanasio,
Hugo Fedor Muñoz Atanasio, Carol Muñoz Atanasio, Zorka Muñoz
Rodríguez, Vladimir Ilich Muñoz Sarria, Rosario Muñoz Sánchez, Fedor
Muñoz Sánchez, José Esteban Oyague Velazco, Pilar Sara Fierro Huamán,
Carmen Oyague Velazco, Jaime Oyague Velazco, Demesia Cárdenas
Gutiérrez, Augusto Lozano Lozano, Juana Torres de Lozano, Víctor Andrés
Ortiz Torres, Magna Rosa Perea de Ortiz, Andrea Gisela Ortiz Perea, Edith
Luzmila Ortiz Perea, Gaby Lorena Ortiz Perea, Natalia Milagros Ortiz Perea,
Haydee Ortiz Chunga, Alejandrina Raida Cóndor Saez, Hilario Jaime Amaro
Ancco, María Amaro Cóndor, Susana Amaro Cóndor, Carlos Alberto Amaro
Cóndor, Carmen Rosa Amaro Cóndor, Juan Luis Amaro Cóndor, Martín
Hilario Amaro Cóndor, Francisco Manuel Amaro Cóndor, José Ariol Teodoro
León, Edelmira Espinoza Mory, Bertila Bravo Trujillo, José Faustino Pablo
Mateo, Serafina Meza Aranda, Dina Flormelania Pablo Mateo, Isabel
Figueroa Aguilar, Román Mariños Eusebio, Rosario Carpio Cardoso
Figueroa, Viviana Mariños Figueroa, Marcia Claudina Mariños Figueroa,
Margarita Mariños Figueroa de Padilla, Carmen Chipana de Flores y Celso
Flores Quispe, en el plazo de un año, las cantidades fijadas en el párrafo
220 de la Sentencia, por concepto de indemnización por daño inmaterial, en
los términos de los párrafos 219, 246 a 248 y 250 a 252 de la misma (…)

4.3-4. CASO GARCÍA ASTO Y RAMÍREZ ROJAS VS. PERÚ- SENTENCIA


DE 25 DE NOVIEMBRE DE 2005.

A) HECHOS: La Comisión señaló en su demanda que los señores Wilson


García Asto y Urcesino Ramírez Rojas fueron detenidos en 1995 y 1991,
respectivamente, por la Policía Nacional del Perú (en adelante “PNP” o
“Policía Nacional”) sin orden judicial y sin encontrarse en una situación
de flagrancia. Fueron incomunicados y su investigación, procesamiento
y juzgamiento fue llevado a cabo por fiscales y jueces "sin rostro"
conforme a las disposiciones del Decreto Ley N° 25475 de 5 de mayo
de 1992, y con serias limitaciones e impedimentos para ejercer su
derecho de defensa. La Comisión expresó que las presuntas víctimas,
con el mérito de pruebas obtenidas ilegalmente y de pruebas ofrecidas
por la defensa que no fueron decretadas y valoradas debidamente,
fueron condenadas a penas privativas de libertad de veinte y veinticinco
años, respectivamente, como presuntos “autores del delito de
terrorismo”. El señor Wilson García Asto fue condenado por el delito de
“terrorismo” tipificado en los artículos 4 y 5 del Decreto Ley N° 25475
mediante sentencia de 18 de abril de 1996, confirmada el 14 de julio de
1997. El señor Urcesino Ramírez Rojas fue condenado por el delito de
“terrorismo” prescrito en los artículos 319 y 320 del Código Penal de
1991 mediante sentencia de 30 de septiembre de 1994, que fue
confirmada el 24 de agosto de 1999.
B) SENTENCIA:
LA CORTE, DECLARA QUE:
Por unanimidad,

1. Admitir el reconocimiento de los hechos anteriores a septiembre de 2000


efectuado por el Estado del Perú, en los términos de los párrafos 52 a 60 del
presente fallo.
2. El Estado violó, en perjuicio de los señores Wilson García Asto y Urcesino
Ramírez Rojas, los Derechos a la Libertad Personal, Garantías Judiciales y
Protección Judicial consagrados en los artículos 7.1, 7.2, 7.3, 7.5, 7.6, 8.1,
8.2, 8.2.f, 8.5 y 25 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la
misma, durante los primeros procesos judiciales a los que fueron sometidos,
de conformidad con los párrafos 104 a 115, 130 a 134, 149 a 154 y 157 a
162 de la presente Sentencia.

Por seis votos contra uno, que:

3. El Estado violó, en perjuicio de los señores Wilson García Asto y Urcesino


Ramírez Rojas, el Derecho a la Libertad Personal consagrado en el artículo
7.3 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en los
segundos procesos seguidos en su contra, de conformidad con los párrafos
117 a 125 y 136 a 144 de la presente Sentencia.

Por unanimidad, que:

4. El Estado violó, en perjuicio del señor Wilson García Asto, en el segundo


proceso seguido en su contra, el Derecho a las Garantías Judiciales
consagrado en el artículo 8.1 y 8.2.c de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, de conformidad con el párrafo 155 de la presente
Sentencia.

Por unanimidad, que:

5. El Estado violó, en perjuicio del señor Urcesino Ramírez Rojas, en el


segundo proceso seguido en su contra, el Derecho a las Garantías
Judiciales consagrado en el artículo 8.1 de la Convención, en relación con
el artículo 1.1 de la misma, de conformidad con los párrafos 163 a 172 de la
presente Sentencia.

Por unanimidad, que:

6. El Estado violó, en perjuicio de los señores Wilson García Asto y Urcesino


Ramírez Rojas, en los primeros procesos llevados a cabo en su contra, el
artículo 9 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, de
conformidad con los párrafos 197 a 202 y 205 a 208 de la presente
Sentencia.

Por seis votos contra uno, que:

7. No se ha demostrado la violación del artículo 9 de la Convención, de


conformidad con los párrafos 179 a 195 de la presente Sentencia.

Por unanimidad, que:

8. El Estado violó, en perjuicio de los señores Wilson García Asto y Urcesino


Ramírez Rojas, el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5.1 y 5.2 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la
misma, de conformidad con los párrafos 220 a 229, 232 y 233 de la presente
Sentencia.
Por unanimidad, que:

9. El Estado violó, en perjuicio de los señores Napoleón García Tuesta, Celia


Asto Urbano, Elisa García Asto, Gustavo García, María Alejandra Rojas,
Marcos Ramírez Álvarez y Santa, Pedro, Filomena, Julio, Obdulia, Marcelino
y Adela, todos ellos Ramírez Rojas, los derechos consagrados en el artículo
5.1 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, de
conformidad con los párrafos 230, 231, 234 y 235 de la presente Sentencia.
Por unanimidad, que:

10. Esta Sentencia constituye per se una forma de reparación, en los


términos del párrafo 268 de la misma.

Y DISPONE,

Por unanimidad, que:

11. El Estado debe proporcionar atención gratuita médica y psicológica al


señor Wilson García Asto mediante sus servicios de salud, incluyendo la
provisión gratuita de medicinas, en los términos del párrafo 280 de la
presente Sentencia.

12. El Estado debe proporcionar a los señores Wilson García Asto y


Urcesino Ramírez Rojas la posibilidad de capacitarse y actualizarse
profesionalmente, mediante el otorgamiento de becas, en los términos del
párrafo 281 de la presente Sentencia.

13. El Estado debe pagar a los señores Wilson García Asto y Urcesino
Ramírez Rojas, en el plazo de un año, por concepto de la indemnización por
daño material, las cantidades fijadas en los párrafos 261, 262 y 263 de la
presente Sentencia, en los términos de los párrafos 288, 291, 292, 294 y
295 de la misma.

14. El Estado debe pagar a los señores Wilson García Asto y Urcesino
Ramírez Rojas, Napoleón García Tuesta, Celia Asto Urbano, Elisa García
Asto, Gustavo García, María Alejandra Rojas, Marcos Ramírez Álvarez y
Santa, Pedro, Filomena, Julio, Obdulia, Marcelino y Adela, todos ellos
Ramírez Rojas, en el plazo de un año, por concepto de la indemnización por
daño inmaterial, la cantidad fijada en el párrafo 270, 271, 273 y 275 de la
presente Sentencia, en los términos de los párrafos 255, 288, 290, 291, 292,
293, 294 y 295 de la presente misma.

15. El Estado debe pagar, en el plazo de un año, por concepto de las costas
y gastos generados en el ámbito interno y en el proceso internacional ante
el sistema interamericano de protección de los derechos humanos, la
cantidad fijada en el párrafo 287 de la presente Sentencia, la cual deberá
ser entregada a los señores Wilson García Asto y Urcesino Ramírez Rojas,
en los términos de los párrafos 289, 291, 292, 294 y 295 de la misma.

16. El Estado debe publicar, en el plazo de seis meses, en el Diario Oficial y


en otro diario de circulación nacional, por una sola vez, el capítulo relativo a
los hechos probados de esta Sentencia, sin las notas al pie de página
correspondientes, y la parte resolutiva del presente fallo, en los términos del
párrafo 282 del mismo.

17. Supervisará el cumplimiento íntegro de esta Sentencia, y dará por


concluido este caso una vez que el Estado haya dado cabal cumplimiento a
lo dispuesto en la misma. Dentro del plazo de un año, contado a partir de la
notificación de este fallo, el Estado deberá rendir a la Corte un informe sobre
las medidas adoptadas para darle cumplimiento, en los términos del párrafo
296 de la presente Sentencia.
IV. EL USO Y EMPLEO DE LA FUERZA EN EL PERU

El mantenimiento de la ley y el orden no solo es una responsabilidad de las


autoridades civiles. Se trata de una tarea que compete a la policía, especialmente
equipada, organizada y capacitada para esas misiones, como la Policía Nacional del
Perú.
Una de las funciones de las fuerzas Policiales de un Estado es afrontar situaciones
de violencia, tensiones y disturbios internos. Los disturbios y tensiones internas son
situaciones para las cuales no existe una definición jurídica, ni tratado internacional
que defina claramente su contenido. Los disturbios pueden causar un elevado nivel de
violencia. A veces, la línea que separa los disturbios y otras situaciones de violencia
interna de los conflictos armados se difumina, y la única forma de categorizar
situaciones particulares es examinarlas caso por caso.
El mantenimiento de la ley y el orden es una tarea compleja. A veces, los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley deben tener mucho coraje para enfrentar a
multitudes enfurecidas y posiblemente armadas. Es necesario contar con
una fuerza adecuadamente formada, profesional y disciplinada, para calmar o
dispersar a una muchedumbre sin recurrir a la fuerza. Es un gran desafío para las
fuerzas policiales o de seguridad, que a veces están mal preparadas o equipadas para
la tarea.
Ay disturbios y tensiones internas en las que es inevitable el empleo de la fuerza,
siendo una medida preventiva para mantener el respeto de la ley y el orden; este uso
de la fuerza para mantener y/o restablecer el orden, en algunos casos puede provocar
violaciones a los derechos humanos.
Los participantes de este grupo nos encontramos plenamente comprometidos en
desarrollar el presente trabajo de investigación de manera clara y extensa para el
mejor entendimiento del mismo, así como destacar uso adecuado de la fuerza policial
en situaciones de violencia, tensiones y disturbios internos así mismo emitir
sugerencias para un adecuado manejo de la fuerza desde el punto de vista policial.
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

A. CARACTERIZACION DE LA PROBLEMÁTICA La Policía Nacional del Perú se


enfrenta cada vez a nuevos conflictos y disturbios, cada vez más estructurales, pero
igual de desafiantes. En ese sentido la conflictividad social nos sigue desafiando como
pacificadores comunitarios.
En este contexto, la PNP sigue comprometida en la construcción de la paz y la
transformación personal, espiritual, social y cultural a través de procesos de
investigación, educación y acción, acompañando a las comunidades del país en la
transformación no violenta de conflictos, la búsqueda de la justicia y el desarrollo.
El control de disturbios constituye una responsabilidad de la policía en todos los
países. Los disturbios y acciones tumultuosas ocurren a menudo en las partes más
concurridas y activas de una ciudad. Motivos políticos y socioeconómicos son los más
frecuentes de un disturbio. Un disturbio puede compararse a un incendio; que si no se
domina inmediatamente, se extenderá velozmente, causando extensos
daños materiales como asimismo heridas y hasta la muerte de seres humanos.
Es necesario, como aspecto prioritario, tener un concepto claro y objetivo de lo que
significa "fuerza"; en el accionar policial, debe entenderse como: "El medio compulsivo
a través del cual el efectivo policial logra el control de una situación que atenta contra
la seguridad, el orden público, la integridad y la vida de las personas dentro del marco
de la ley", aplicándose mediante un acto discrecional, legal, legítimo y profesional; no
obstante, debemos tomar conciencia que todo empleo excesivo de la fuerza se
convierte en violencia y es visto como un acto arbitrario, ilegal, ilegítimo y no
profesional, con lo cual debe quedar claro para los efectivos policiales que "FUERZA
NO ES VIOLENCIA".
Desde la óptica del policía, no existe claridad alguna sobre lo que implica un uso
adecuado de la fuerza; a pesar de existir un Manual de Derechos Humanos aplicados
a la función policial, el personal policial no tiene definido cual es el grado de fuerza que
corresponde a cada situación de violencia, tensión o disturbio interno; se supone que
el uso de la fuerza debe ser utilizada como último recurso hacia una resistencia ilegal;
la incertidumbre que tiene el policial es saber que surge de la tensión entre las
necesidades de usar la fuerza, las reacciones y consecuencias que deriva de este uso
y la línea política que se sigue en ese momento.

CAPITULO II
Marco teorico

A. ANTECEDENTES. Se ha buscado bibliografía o trabajos Monográficos que


guarden relación con presente trabajo de investigación habiéndose encontrado muy
pocos antecedentes sobre el particular.
B. BASES TEORICAS LA VIOLENCIA La violencia es una acción ejercida por una o
varias personas en donde se somete que de manera intencional al
maltrato, presión sufrimiento, manipulación u otra acción que atente contra la
integridad tanto físico como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de
personas".
"La violencia es la presión síquica o abuso de la fuerza ejercida contra una persona
con el propósito de obtener fines contra la voluntad de la víctima".
DISTURBIOS INTERNOS Se puede considerar que existe una situación de "
disturbios internos " cuando sin que haya un conflicto armado no internacional
propiamente dicho, existe dentro de un Estado, un enfrentamiento que presenta cierta
gravedad o duración e involucra actos de violencia.
Estos actos pueden ser de formas variables, desde actos espontáneos de rebelión,
hasta la lucha entre sí de grupos más o menos organizados, o contra las autoridades
que están en el poder.
En tales situaciones, que no necesariamente degeneran en una lucha abierta en la
que se enfrentan dos partes bien identificadas, las autoridades en el poder recurren a
cuantiosas fuerzas policiales, incluso a las fuerzas armadas, para restablecer el orden,
ocasionando con ello muchas víctimas y haciendo necesaria la aplicación de un
mínimo de reglas humanitarias.
TENSIONES INTERNAS A diferencia de los " disturbios internos " , en las " tensiones
internas " no se registran enfrentamientos armados. Podría constituir una situación de
tensión interna, cualquier situación de grave tensión en un Estado, de origen político,
religioso, racial, social, económico, etc.; o también, las secuelas de un conflicto armado
o de disturbios internos que afecten al territorio de un Estado.
Las " tensiones internas " se encuentran en un nivel inferior a los " disturbios internos
", dado que no involucran enfrentamientos violentos.
Sin embargo, cualquiera sea la pertinencia de estas descripciones, es importante para
el CICR no encerrarse en definiciones que podrían limitar su campo de intervención
humanitaria. El CICR prefiere determinar su actuación frente a estas llamadas
situaciones de " violencia interna " no en virtud a una tipología de sus diversas
manifestaciones, sino en base a las necesidades humanitarias que podrían
desprenderse de ellas.
Claramente para el CICR estas situaciones de " violencia interna " -que no pueden ser
calificadas de " conflicto armado " - se encuentran por debajo del umbral de aplicación
del derecho internacional humanitario. En éstas, están vigentes las normas del
derecho internacional de los derechos humanos (DDHH) que regulan, para los agentes
del Estado, el uso de la fuerza. Podríamos también calificar estas normas de los DDHH
como una forma de " principios humanitarios " puesto que, en cuanto a la defensa de
la vida y de la dignidad humana, ellas se encuentran tanto en los DDHH como en el
DIH.
Estas situaciones llamadas " disturbios internos " , " tensiones internas " o más
genéricamente " violencia interna " pueden, por ejemplo, tomar la forma de
confrontaciones entre:
- fuerzas de seguridad y manifestantes; - grupos comunitarios entre sí mismos; -
fuerzas de seguridad y bandas armadas ilegales; o - fuerzas ilegales entre sí mismas.
Estas confrontaciones pueden acontecer tanto el campo como en la ciudad. Aquellas
que acontecen en las ciudades son cada vez más preocupantes, desde el punto de
vista del CICR, tanto en términos de seguridad para la ciudadanía como de
consecuencias humanitarias.
Hablando más precisamente de las consecuencias humanitarias, éstas pueden
traducirse en:
- muertos y heridos, inclusive dentro los rangos de los agentes del Estado; -
desplazamiento de las personas; - abusos en contra de las personas; - destrucciones
de domicilios o bienes; - interrupciones de la vida económica; y/o traumas.
¿Cómo se determina la intervención del CICR en caso de situaciones de " violencia
interna " ? La intervención del CICR está motivada por tres factores:
- la amplitud de las consecuencias humanitarias; - el valor agregado de la acción de
nuestra institución en base a su experiencia, a su capacidad así como a su "modus
operandi" de organización neutral, imparcial e independiente; y - la aceptación de las
autoridades.
Como ustedes saben, en una situación de " conflicto armado " , internacional o no
internacional, la acción humanitaria del CICR está respaldada por el mandato otorgado
a nuestra institución por la comunidad internacional a través de los Convenios de
Ginebra y de sus Protocolos adicionales, base esencial del derecho internacional
humanitario.
En una situación de " violencia interna " , donde no se aplican como tales las
disposiciones del DIH, el " derecho de iniciativa humanitaria " se desprende de los
Estatutos del Movimiento de la Cruz Roja y Media Luna Roja. Aunque este mandato
confiado al CICR para desempañar un papel humanitario en este contexto es menos "
legalista " que el que se le otorga en los Convenios de Ginebra, cabe señalar que los
Estatutos del Movimiento expresan también la voluntad de los Estados. Dichos
Estatutos, han sido adoptados en el marco de una conferencia internacional que, cada
cuatro años, reúne a los miembros del Movimiento con los Estados firmantes de los
Convenios de Ginebra, y que guía nuestra acción humanitaria.
Una vez determinada la gravedad derivada de una situación de " violencia interna", y
conseguido el acuerdo de las autoridades pertinentes para llevar a cabo una acción
humanitaria, el CICR usa " mutatis mutandis" , el mismo modo de acción que el
aplicado en un contexto de conflicto armado.
En América Latina, la respuesta humanitaria del CICR, frente a la " violencia interna“,
sigue dos patrones paralelos, uno podría ser llamado " preventivo " , el otro " operativo
".
Las actividades desempeñadas en el campo preventivo abarcan programas de
cooperación con las fuerzas de seguridad, y tienen como finalidad la revisión y la
adecuación de todas las directrices operacionales o educacionales, en todo lo
concerniente a las reglas de los DDHH aplicables al uso de la fuerza. Otra campo
preventivo atañe a la sensibilización de los alumnos de nivel de enseñanza secundaria
acerca de temas y situaciones que pueden promover una reflexión sobre la violencia
y sus consecuencias.
El campo operativo cuenta, por ejemplo, con las siguientes actividades:
- diálogo bilateral con las autoridades sobre las consecuencias que pueden
desprenderse de un uso inadecuado o desproporcionado de la fuerza; - visitas a
personas privadas de libertad a raíz de las mencionadas situaciones con la finalidad
de monitorear las condiciones de detención y el trato; - apoyo a las autoridades
carcelarias a fin de mejorar la gestión de los lugares de detención; y/o - desarrollo de
programas médico-sociales realizados por la Sociedades Nacionales de la Cruz Roja
en zonas afectadas por situaciones de violencia.

VIOLENCIA Y CONFLICTOS INTERNOS EN EL PERU. En la actualidad, la violencia,


en sus distintas manifestaciones, se ha extendido por todo el planeta, lo que ocasiona
que miles de seres humanos seamos partícipes de actos dolorosos y difíciles de sobre
llevar. La violencia tiene que ver con la manera en que una persona se relaciona con
los demás.
De manera general, puede decirse que la violencia es la imposición de la voluntad, de
un individuo o un grupo, sobre otros. En la mayoría de los casos, surge a partir de
conflictos no solucionados. La violencia genera daños físicos y psicológicos en los
individuos, así como económicos y sociales en los grupos humanos. Por ejemplo, las
mujeres que son víctimas de violencia física en el hogar sufren lesiones y además,
trastornos múltiples: miedo, fatiga, estrés, desordenes en el sueño y en
la alimentación. Igualmente, cuando un conflicto entre dos grupos humanos se
resuelve por medio de la violencia se producen pérdidas económicas, deterioro de las
relaciones sociales, pérdida de confianza entre las personas, debilitamiento de
las organizaciones de la sociedad y se alimentan rencores.
Las sociedades contemporáneas presentan diversos tipos de violencia, como la
violencia sexual, cuando una persona obliga a otra a tener cualquier tipo de contacto
sexual contra su voluntad; la violencia familiar, que se manifiesta en el abuso físico y/o
emocional cometido por uno de los miembros de la familia en perjuicio de otro.
Asimismo, se observa la violencia para resolver conflictos sociales.
En el Perú, la violencia se manifiesta en diversos niveles y contextos, desde el núcleo
familiar hasta la sociedad como conjunto, las expresiones de violencia representan una
de las principales problemáticas sociales que aqueja al país en la actualidad. La
violencia familiar es un problema común en el Perú cuyas víctimas son en su mayoría
mujeres y niños. Estudiosos e investigadores de diversas ciencias sociales coinciden
en resaltar que la familia es fundamental para la formación de la persona, y en su
influencia repercute en la sociedad entera. Por esta razón, es preocupante que la
familia muestre graves signos de deterioro que en muchos casos deviene en el
maltrato físico y psicológico.
Otra problemática actual es el pandillaje juvenil y las barras bravas. Las pandillas son
agrupaciones que se forman en contextos problemáticos relacionados en muchos
casos con situaciones de exclusión. De esta forma, la pandilla ofrece al joven un
reconocimiento que no obtiene por medio del trabajo, de la escuela o la familia.
Una etapa de la historia del Perú que estuvo marcada por la violencia es la que vivió
durante las décadas de los ochenta y noventa, años en los que el Perú vivió una
situación de violencia sin precedentes, originada por el accionar de dos grupos
terroristas: Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Ambas agrupaciones pretendían tomar el poder a través de las armas, buscando
fundar una nueva sociedad mas justa en teoría. Esta época dejó al país un doloroso
saldo de 30 mil muertes, resultado de miles de atentados terroristas, enfrentamientos
armados, arrasamiento de pueblos y masacres colectivas. Además de eso 600 mil
personas se vieron obligadas a dejar sus lugares de origen. En la actualidad pequeños
rezagos de estos grupos siguen actuando en mucha menor escala, en algunos lugares
del país. Frente a todas estas complejas realidades es importante que cada persona
asuma una postura de solución pacífica ante la existencia de un conflicto. Para lograr
esto es necesario dejar de lado la carga violenta que tiene todo ser humano, analizar
las situaciones de la vida cotidiana y actuar pacíficamente respetando diferencias,
puntos de vista y en general, a las otras personas.
CÓDIGO DE CONDUCTA PARA FUNCIONARIOS ENCARGADOS DE HACER
CUMPLIR LA LEY La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 17 de
diciembre de 1979 un Código de conducta para funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, declarando que quienes tiene esas atribuciones respetarán y protegerán
la dignidad humana y mantendrán y defenderán los derechos humanos de todas las
personas.
La asamblea recomendó que se considerara la posibilidad de utilizarlo en el marco de
la legislación o la práctica nacionales como conjuntos de principios que han de
observar los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.
La resolución que contiene el Código de conducta (No. 34/169) declara que la
naturaleza de las funciones de aplicación de la ley en defensa del orden público y la
forma en que dichas funciones se ejercen tiene una repercusión directa en la calidad
de vida de los individuos y de la sociedad en conjunto. La asamblea dijo que estaba
consciente de que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley llevaban a cabo
sus importantes tareas concienzuda y dignamente; pero también se daba cuenta de
que el ejercicio de esas tareas entrañaba posibilidades de abuso.
El Código de conducta, además de exhortar a todos los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley que defiendan los derechos humanos, entre otras cosas prohíbe
la tortura, declara que debe usarse la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario
y pide la plena protección de la salud de las personas bajo su custodia.
A cada uno de los ocho artículos del Código de conducta acompaña un comentario
que da información para facilitar el uso del Código dentro del marco de la legislación
nacional o la práctica.
A continuación figura el texto del Código de conducta.
Artículo 1 Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley cumplirán en todo
momento los deberes que les impone la ley, sirviendo a su comunidad y protegiendo
a todas las personas contra actos ilegales, en consonancia con el alto grado de
responsabilidad exigido por su profesión.
Comentario:
a) La expresión "funcionarios encargados de hacer cumplir la ley" incluye a todos los
agentes de la ley, ya sean nombrados o elegidos, que ejercen funciones de policía,
especialmente las facultades de arresto o detención.
b) En los países en que ejercen las funciones de policía autoridades militares, ya sean
uniformadas o no, o fuerzas de seguridad del Estado, se considerará que la definición
de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley comprende a los funcionarios de
esos servicios.
c) En el servicio a la comunidad se procura incluir especialmente la prestación de
servicios de asistencia a los miembros de la comunidad que, por razones personales,
económicas, sociales o emergencias de otra índole, necesitan ayuda inmediata.
d) Esta disposición obedece al propósito de abarcar no solamente todos los actos
violentos, de depredación y nocivos, sino también toda la gama de prohibiciones
previstas en la legislación penal. Se extiende, además, a la conducta de personas que
no pueden incurrir en responsabilidad penal.
Artículo 2 En el desempeño de sus tareas, los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley respetarán y protegerán la dignidad humana y mantendrán y defenderán
los derechos humanos de todas las personas.
Comentario:
a) Los derechos humanos de que se trata están determinados y protegidos por el
derecho nacional y el internacional. Entre los instrumentos internacionales pertinentes
están la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, la Declaración sobre la Protección de todas las Personas
contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la
Declaración de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación racial, la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial, la Convención Internacional sobre la Represión y el
Castigo del Crimen de Apartheid, la Convención para la Prevención y la Sanción
del Delito de Genocidio, las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos y la
Convención de Viena sobre relaciones consulares.
b) En los comentarios de los distintos países sobre esta disposición deben indicarse
las disposiciones regionales o nacionales que determinen y protejan esos derechos.
Artículo 3 Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza
sólo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeño
de sus tareas.
Comentario:
a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley debe ser excepcional; si bien implica que los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden ser autorizados a usar la
fuerza en la medida en que razonablemente sea necesario, según las circunstancias
para la prevención de un delito, para efectuar la detención legal de delincuentes o de
presuntos delincuentes o para ayudar a efectuarla, no podrá usarse la fuerza en la
medida en que exceda estos límites.
b) El derecho nacional restringe ordinariamente el uso de la fuerza por los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, de conformidad con un principio de
proporcionalidad. Debe entenderse que esos principios nacionales de
proporcionalidad han de ser respetados en la interpretación de esta disposición. En
ningún caso debe interpretarse que esta disposición autoriza el uso de un grado de
fuerza desproporcionado al objeto legítimo que se ha de lograr.
c) El uso de armas de fuego se considera una medida extrema. Deberá hacerse todo
lo posible por excluir el uso de armas de fuego, especialmente contra niños. En
general, no deberán emplearse armas de fuego excepto cuando un presunto
delincuente ofrezca resistencia armada o ponga en peligro, de algún otro modo, la vida
de otras personas y no pueda reducirse o detenerse al presunto delincuente aplicando
medidas menos extremas. En todo caso en que se dispare un arma de fuego, deberá
informarse inmediatamente a las autoridades competentes.
Artículo 4 Las cuestiones de carácter confidencial de que tengan conocimiento los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se mantendrán en secreto, a menos
que el cumplimiento del deber o las necesidades de la justicia exijan estrictamente lo
contrario.
Comentario:
Por la naturaleza de sus funciones, los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley obtienen información que puede referirse a la vida privada de las personas o
redundar en perjuicio de los intereses, especialmente la reputación, de otros. Se tendrá
gran cuidado en la protección y el uso de tal información, que sólo debe revelarse en
cumplimiento del deber o para atender las necesidades de la justicia. Toda revelación
de tal información con otros fines es totalmente impropia.
Artículo 5 Ningún funcionario encargado de hacer cumplir la ley podrá infligir, instigar
o tolerar ningún acto de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes, ni invocar la orden de un superior o circunstancias especiales, como
estado de guerra o amenaza de guerra, amenaza a la seguridad nacional, inestabilidad
política interna, o cualquier otra emergencia pública, como justificación de la tortura u
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Comentario:
a) Esta prohibición dimana de la Declaración sobre la Protección de Todas las
Personas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes,
aprobada por la Asamblea General, y en la que se estipula que:
"[Todo acto de esa naturaleza], constituye una ofensa a la dignidad humana y será
condenado como violación de los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y de
los derechos humanos y libertades fundamentales proclamados en la Declaración
Universal de Derechos Humanos [y otros instrumentos internacionales de derechos
humanos]." b) En la Declaración se define la tortura de la siguiente manera:
"[...] se entenderá por tortura todo acto por el cual el funcionario público, u otra persona
a instigación suya, inflija intencionalmente a una persona penas o sufrimientos graves,
ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o
una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que haya
cometido, o de intimidar a esa persona o a otras. No se considerarán torturas las penas
o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de la privación legítima de la
libertad, o sean inherentes o incidentales a ésta, en la medida en que estén en
consonancia con las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos." c) El
término "tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes" no ha sido definido por la
Asamblea General, pero deberá interpretarse que extiende la protección más amplia
posible contra todo abuso, sea físico o mental.
Artículo 6 Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley asegurarán la plena
protección de la salud de las personas bajo su custodia y, en particular, tomarán
medidas inmediatas para proporcionar atención médica cuando se precise.
Comentario:
a) La "atención médica", que se refiere a los servicios que presta cualquier tipo de
personal médico, incluidos los médicos en ejercicio inscritos en el colegio respectivo y
el personal paramédico, se proporcionará cuando se necesite o solicite.
b) Si bien es probable que el personal médico esté adscrito a los órganos de
cumplimiento de la ley, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley deben tener
en cuenta la opinión de ese personal cuando recomiende que se dé a la persona en
custodia el tratamiento apropiado por medio de personal médico no adscrito a los
órganos de cumplimiento de la ley o en consulta con él.
c) Se entiende que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley proporcionarán
también atención médica a las víctimas de una violación de la ley o de un accidente
ocurrido en el curso de una violación de la ley.
Artículo 7 Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no cometerán ningún
acto de corrupción. También se opondrán rigurosamente a todos los actos de esa
índole y los combatirán.
Comentario:
a) Cualquier acto de corrupción, lo mismo que cualquier otro abuso de autoridad, es
incompatible con la profesión de funcionario encargado de hacer cumplir la ley. Debe
aplicarse la ley con todo rigor a cualquier funcionario encargado de hacerla cumplir
que cometa un acto de corrupción, ya que los gobiernos no pueden pretender hacer
cumplir la ley a sus ciudadanos si no pueden, o no quieren, aplicarla contra sus propios
agentes y en sus propios organismos.
b) Si bien la definición de corrupción deberá estar sujeta al derecho nacional, debe
entenderse que abarca tanto la comisión u omisión de un acto por parte del
responsable, en el desempeño de sus funciones o con motivo de éstas, en virtud de
dádivas, promesas o estímulos, exigidos o aceptados, como la recepción indebida de
éstos una vez realizado u omitido el acto.
c) Debe entenderse que la expresión "acto de corrupción" anteriormente mencionada
abarca la tentativa de corrupción.

Regulación del uso de la fuerza por las Fuerzas Armadas (FF.AA.)

Conforme al artículo 137 de la Constitución Política del Perú, es posible que las FF.AA
estén llamadas a intervenir en el mantenimiento y/o restablecimiento del orden interno
en casos de Estado de Emergencia cuando, a criterio del Gobierno, exista un caso de
perturbación de la paz o del orden interno, de catástrofe o de graves circunstancias
que afecten la vida de la Nación. Existe una Ley publicada el 18 de Mayo de 2004, Ley
N°28222 que establece que la autoridad política o la autoridad policial podrá solicitar
la intervención de las FF.AA por un plazo no mayor de 30 días cuando se produzcan
actos de terrorismo o de violencia consistentes en atentados, ataques armados a
entidades públicas o privadas o servicios públicos en los que se utilice armamento de
guerra o artefactos explosivos o cuando se descubran elementos suficientes de peligro
real o inminente de su perpetración que exceda la capacidad operativa de la PNP. El
Reglamento de la Ley N°28222 aprobado por Decreto Supremo N°024-2005-DE-SG
publicado el 28 de Octubre de 2005, establece que la autoridad policial o política
deberá solicitar dicha intervención al Ministerio del Interior quien, previa evaluación, la
formalizará ante el Presidente del Consejo de Ministros. El Presidente de la República
autorizará la intervención de las FF.AA mediante Resolución Suprema refrendada por
los ministros del Interior y de Defensa. Se prevé que el accionar de las instituciones
castrenses es de apoyo a la labor de la PNP para contribuir y garantizar el
funcionamiento de entidades, servicios públicos esenciales, el resguardo de puntos
críticos vitales para el normal desarrollo de las actividades de los ciudadanos
afectados. El empleo de la fuerza por parte de los miembros de las Fuerzas Armadas
se encuentra regulado por el Decreto Legislativo N°1095 publicado el 1er de
septiembre de 2010 que establece que la intervención de las FF.AA. en labores de
control y/o restablecimiento del orden interno es posible en tres supuestos: -
Operaciones militares en zonas declaradas en Estado de Emergencia frente a grupos
hostiles; - Acciones militares en zonas declaradas en Estado de Emergencia ante otras
situación de violencia; - Apoyo a la PNP en zonas no declaradas en Estado de
Emergencia en casos como a) tráfico ilícito de drogas, b) terrorismo, c) protección de
instalaciones estratégicas para el funcionamiento del país (servicios públicos
esenciales) y d) otros casos constitucionalmente justificados cuando la capacidad de
la PNP sea sobrepasada. Cada supuesto establece la posibilidad de utilizar la fuerza
por las FF.AA. en escenarios de conflictividad social violenta.  Operaciones militares
en zonas declaradas en Estado de Emergencia frente a grupos hostiles En el primer
supuesto, las FF.AA. están habilitadas para realizar operaciones militares, esto es,
“actividades que realizan para enfrentar la capacidad armada de grupos hostiles en el
marco del Derecho Internacional Humanitario” tal como lo define el Decreto. Este
primer supuesto ~ 21 ~ corresponde a escenarios calificados como Conflictos Armados
No Internacionales (CANI) que se desarrollan dentro de un mismo país, en territorios
declarados en Estado de Emergencia. En este marco, las FF.AA. están llamadas a
intervenir en situaciones donde se enfrentan grupos armados no gubernamentales que
luchan entre sí o contra las fuerzas gubernamentales con un grado de intensidad que
excede el nivel propio de los actos de violencia aislados y esporádicos y cuyos grupos
armados presentan un importante nivel de organización colectiva de modo que pueden
llevar a cabo operaciones armadas sostenidas en el tiempo y concertadas. Por lo tanto,
se trata de un escenario en el cual el Estado enfrenta al nivel máximo de agresión
violenta interna. Sin embargo, el aspecto más controversial en este caso está
relacionado con la definición de “grupo hostil” que aparece en el artículo 3 del D.L.
N°1095. En efecto, en el Decreto, el grupo hostil es considerado como “la pluralidad
de individuos en el territorio nacional que se caracterizan por: estar mínimamente
organizados; tener capacidad y decisión de enfrentar al Estado, en forma prolongada
por medio de armas de fuego, punzocortantes o contundentes en cantidad; participar
en las hostilidades o colaborar en su realización”. La ambigüedad de los términos
usados en el Decreto para referirse a una situación de CANI puede generar confusión
a la hora de interpretar el Decreto y por lo tanto, definir cuándo se está haciendo frente
a un “grupo hostil”. De acuerdo al Derecho Internacional Humanitario, no se le puede
considerar a una situación de violencia ocasionada por un conflicto social,
caracterizada por manifestaciones públicas de los ciudadanos, como parte de este
primer supuesto de uso de la fuerza por parte de las FF.AA ya que no constituye un
caso de CANI. Por el contrario, los grupos sociales que participan en un conflicto social
violento representan un escenario de tensión o de disturbio interno que no se rige por
el DIH, sino por el DIDH puesto que no constituyen grupos organizados y armados
cuya meta es enfrentar al Estado tal como se define en el Decreto. Por consiguiente,
es necesario que se complemente el Decreto Legislativo proporcionando orientación y
reglas que permitan la correcta interpretación del concepto de “grupo hostil” en el
marco del DIH y del DIDH.  Acciones militares en zonas declaradas en Estado de
Emergencia ante otras situación de violencia En este segundo supuesto, las FF.AA.
llevan “acciones militares” en los territorios formalmente declarados en estado de
emergencia en los cuales no existe un “grupo hostil”. En este contexto, la PNP está
encargada del control del orden interno mientras que las FF.AA. cumplen una función
de apoyo a los efectivos policiales. El Decreto prevé que se aplican las reglas del DIDH
en este caso. A diferencia del supuesto anterior, el presente rige escenarios de
disturbios internos y otras situaciones de violencia interna, que no alcanzan la
dimensión y la intensidad de un CANI pero que requieren la declaración de un estado
de emergencia debido a su intensidad y magnitud que afectarían de forma grave
bienes jurídicos prioritarios para el Estado y la sociedad. Conforme lo recalca la
Defensoría del Pueblo, se trata de casos de “perturbación de la paz o del orden interno,
de catástrofe o de graves circunstancias que afecten la vida de la Nación” 14 tal como
lo regula la Constitución Política del Perú en el artículo 137. De todas maneras, este
supuesto no corresponde al ámbito de aplicación del DIH por lo cual se regula por las
reglas del DIDH.  Apoyo a la PNP en zonas no declaradas en Estado de Emergencia
en casos como a) tráfico ilícito de drogas, b) terrorismo, c) protección de 14 Defensoría
del Pueblo, Violencia en los conflictos sociales, Informe Defensorial N°156, 26 de
Marzo de 2012. ~ 22 ~ instalaciones estratégicas para el funcionamiento del país
(servicios públicos esenciales) y d) otros casos constitucionalmente justificados
cuando la capacidad de la PNP sea sobrepasada En este supuesto, no se hace
referencia a un Estado de Emergencia a diferencia de los dos casos anteriores. Por lo
tanto, se pueden excluir escenarios de violencia protagonizando a “grupos hostiles” y
situaciones de disturbio interno u otra forma de violencia interior. Conforme a lo
establecido en el Decreto Legislativo N°1095, las FF.AA. están facultadas para brindar
apoyo a la PNP en zonas no declaradas en estado de emergencia en los siguientes
supuestos: - Tráfico ilícito de drogas - Terrorismo - Protección de instalaciones
estratégicas para el funcionamiento del país (servicios públicos esenciales) - Otros
casos constitucionalmente justificados cuando la capacidad de la PNP sea
sobrepasada Cabe señalar que se ha desatado controversia acerca del último
supuesto referido a la intervención de las FF.AA. en “otros casos constitucionalmente
justificados cuando la capacidad de la PNP sea sobrepasada”. En efecto, una
sentencia del Tribunal Constitucional N°002-2008-PI/TC de fecha 9 de septiembre del
2009, recaída en el proceso de inconstitucionalidad emprendido en contra de la Ley
N°29166 que aprueba las reglas de empleo de la fuerza por parte de las FF.AA,
sustentó los tres primeros supuestos vinculados al tráfico de drogas, al terrorismo y a
la protección de instalaciones estratégicas para el funcionamiento del país cuando se
sobrepasa la capacidad operativa de la PNP. No obstante, el último supuesto no está
previsto en la sentencia jurisprudencial ya que el Tribunal Constitucional consideró que
la intervención de las FF.AA. debe ser excepcional por lo cual es preciso que se limiten
los casos en los cuales puedan intervenir. De igual modo, se exhortó al Congreso de
la República a que esclarezca las circunstancias en las que las FF.AA. pueden actuar
para mantener el orden interno en zonas no declaradas en estado de emergencia,
especialmente los criterios que permitan determinar cuando la PNP se encuentra
excedida en su capacidad operativa, los plazos mínimo y máximo durante los cuales
las FF.AA están habilitadas para apoyar a la PNP y los mecanismos para garantizar la
observancia y el respeto a los derechos fundamentales. Por ende, es evidente que el
Decreto Legislativo N°1095 no tomó en cuenta lo establecido en el pronunciamiento
del Tribunal Constitucional del 2009. Mientras que la intención del Tribunal
Constitucional parece ser la de limitar los supuestos en los que pueden intervenir las
FF.AA., el Decreto deja abierta la posibilidad de que actúen las FF.AA en casos que
no han sido contemplados por la sentencia jurisprudencial al establecer el empleo de
la fuerza por las FF.AA en otros supuestos distintos a los considerados por el Tribunal
y al no detallar los elementos e indicadores que permitan determinar si la PNP se ve
sobrepasada en sus atribuciones, el plazo de intervención de las FF.AA, los
mecanismos de control político y jurisdiccional aplicables a estas situaciones así como
los mecanismos necesarios para garantizar la observancia de los derechos humanos,
tal como ha sido requerido por el Tribunal Constitucional. La limitación del uso de las
fuerzas armadas en situaciones de control y/o de restablecimiento del orden interno se
justifica por el hecho de que las FF.AA. reciben un entrenamiento específico que
obedece a una lógica de combate muy diferente a los métodos de protección y control
de los civiles propios de los agentes policiales. ~ 23 ~ Por último, según lo señalado
por la Defensoría del Pueblo15, sería apropiado que el Decreto N°1095 especifique lo
referido por las “instalaciones estratégicas para el funcionamiento del país”, haciendo
referencia a un listado taxativo de dichos puntos estratégicos de modo que se limite la
intervención de las FF.AA a la protección de determinado tipo de instalaciones. Las
FF.AA cuentan con una Nueva Ley del Comando Conjunto de las FF.AA. establecida
mediante el Decreto Legislativo N°1136 publicado el 10 de diciembre de 2012, que
reconoce que las FF.AA están facultadas para “participar en el mantenimiento y control
del orden interno durante los estados de excepción y en los casos que los disponga el
Presidente de la República conforme a la Constitución Política del Perú y la ley de la
materia” y pueden estar llevados a “asumir el Comando Único de las Fuerzas Armadas
y Policía Nacional cuando el Presidente de la Republica declare el estado de
emergencia con el control del orden interno a cargo de las Fuerzas Armadas”. Además
se dispone que el Jefe de Comando Conjunto de las FF.AA. está encargado de
“disponer las acciones correspondientes para la participación de las FF.AA en el
control del orden interno, en el ámbito de su competencia, de acuerdo a la normatividad
vigente”. Cabe señalar que las FF.AA cuentan con un Manual para las Fuerzas
Armadas, elaborado por el Ministerio de Defensa a través del Centro del Derecho
Internacional Humanitario y Derechos Humanos de las Fuerzas Armadas de la
Dirección General de Educación y Doctrina. Aprobado por la Resolución
Viceministerial N° 048-2010/DE/VPD el 21 de Mayo de 2010, el Manual busca
“promover el estudio, investigación e integración del DIH y del DIDH a fin de garantizar
su irrestricto respeto por parte del personal de las instituciones armadas”.  Marco legal
que regula el empleo de la fuerza en el ámbito de la seguridad privada o Sobre el uso
de la fuerza por los proveedores de seguridad privada Tal como lo señala el
Diagnóstico Nacional sobre la Situación de la Seguridad y el Respeto a los Derechos
Humanos16, se han producido cambios en la estructura institucional relacionada con
la seguridad privada en el país en diciembre de 2012. En efecto, el 10 de diciembre
del 2012, fue publicada la Ley N°1135, Ley de Organización y Funciones del
MININTER en virtud de la cual la supervisión del cumplimiento de las políticas en
materia de los servicios de seguridad privada, armas, municiones, explosivos y
productos pirotécnicos de uso civil recae en el MININTER. De la misma manera, el 7
de diciembre del 2012, se publicó el Decreto Legislativo N°1127 que reestructuró la
Dirección General de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y
Explosivos de Uso Civil (DISCAMEC) convirtiéndola en la Superintendencia Nacional
de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil
(SUCAMEC), la cual es la entidad competente a nivel nacional para supervisar,
controlar, regular y sanciones las actividades en el sector de los servicios de seguridad
privada. Adicionalmente la SUCAMEC tiene competencia para regular los aspectos
relacionados con la 15 Defensoría del Pueblo, Violencia en los conflictos sociales,
Informe Defensorial N°156, 26 de Marzo de 2012. 16 Diagnóstico Nacional sobre la
Situación de la Seguridad y el Respeto a los Derechos Humanos. Referencia particular
al sector extractivo en el Perú, Embajada de Suiza, Socios Perú: Centro de
Colaboración Cívica e Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, Noviembre 2013. ~ 24 ~ fabricación y el comercio de
armas, municiones, explosivos y productos pirotécnicos de uso civil. La legislación
actualmente vigente con respecto a la regulación del servicio de seguridad privada
incluye la Ley N°28879, Ley de Servicios de Seguridad Privada publicada el 18 de
Agosto de 2006 y su Reglamento, Decreto Supremo N°003-2011-IN publicado el 31
de Marzo de 2011 que define el concepto de “seguridad privada” como “aquel servicio
prestado por empresas especializadas destinadas a cautelar y proteger la vida e
integridad física de las personas, a las instalaciones públicas o privadas y a la
seguridad para el normal desarrollo de eventos”. Existen varias modalidades y distintos
servicios de seguridad privada circunscritos a la persona o al perímetro de la
instalación que se busca proteger. La referida Ley dispone que el personal
desempeñándose en las empresas especializadas en vigilancia privada debe ser
seleccionado y contratado de acuerdo a la capacitación que han recibido en un centro
especializado autorizado, evidenciada por un certificado de capacitación. Sin embargo,
tal como lo señala el Diagnóstico Nacional sobre la Situación de la Seguridad y el
Respeto a los Derechos Humanos17, “la DISCAMEC nunca terminó de constituir un
centro de formación o capacitación de los agentes de seguridad privada”. Asimismo,
las empresas están obligadas a “controlar y supervisar el desarrollo de las actividades
del personal, poseer licencias empresariales de propiedad de las armas y municiones
que no son de guerra, identificando los tipos de armas y municiones que emplean en
función de las modalidades de servicios que prestaban y poseer infraestructura
adecuada para el resguardo y la custodia de las armas y municiones que no son de
guerra”. En la mencionada norma, se les prohíbe a las empresas de seguridad privada
que desempeñen funciones que competen a la PNP o a las FF.AA., que establezcan
redes de información constituidos con la finalidad de descubrir faltas o delitos, ni que
realicen acciones de espionaje industrial o comercial. No obstante, conforme lo
menciona el Diagnóstico Nacional sobre la Situación de la Seguridad y el Respeto a
los Derechos Humanos, dicha norma establece que “las empresas de seguridad
privada están obligadas a colaborar, a requerimiento del Poder Ejecutivo, con sus
efectivos cuando se decretaba el régimen de excepción constitucional para prestar
apoyo y colaboración a la PNP”. De igual modo, el Reglamento de la Ley dispone que
“en los casos que sea requerido por la PNP para el ejercicio de sus funciones, el
personal operativo que presta servicios de seguridad privada tiene la obligación de
brindar la colaboración, el auxilio y el apoyo necesarios, de conformidad a las
disposiciones legales vigentes”. Por lo tanto, la norma deja claro que el personal
operativo que presta servicios de seguridad privada no tiene el carácter de autoridad
pública de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia. De esa manera, se delimita
con claridad el ámbito y alcance del servicio de seguridad privada y el marco legal que
se le puede aplicar. En lo referido al uso de la fuerza por las empresas de seguridad
privada, es posible aseverar que no se encuentra regulado por ninguna norma interna
o internacional. Tampoco existen protocolos que constituyan un marco de actuación
encaminado a orientar al personal operativo de dichas empresas en distintos contextos
de intervención. Lo anterior puede resultar paradójico en la medida en que se les
permite a las empresas de seguridad privada que adquieran armas de fuego pero no
se regula su empleo por el personal operativo. Tal situación lleva a afirmar que 17
Diagnóstico Nacional sobre la Situación de la Seguridad y el Respeto a los Derechos
Humanos. Referencia particular al sector extractivo en el Perú, Embajada de Suiza,
Socios Perú: Centro de Colaboración Cívica e Instituto de Democracia y Derechos
Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Noviembre 2013. ~ 25 ~
“mientras la PNP y las FF.AA. (instituciones que tienen por función principal tutelar la
vida y seguridad personal de la población) deben seguir estrictas normas acerca del
uso de la fuerza (siendo incluso para la PNP un recurso de último ratio), las empresas
de seguridad privada (cuya función principal es velar por la propiedad de la empresa
que las contrata) no encontrarían límite (al menos en la legislación nacional) a la
posibilidad de utilizar armas de fuego” 18 . Asimismo, la regulación del uso de la fuerza
por los instrumentos internacionales, especialmente el Código de Conducta y los
Principios Básicos, no se aplicaría al personal operativo de las empresas de seguridad
privada ya que no es considerado como funcionarios públicos encargados de hacer
cumplir la ley. Por lo tanto, es posible afirmar que las empresas de seguridad privadas
no se encuentran vinculadas por los principios y reglas internacionales referidas al uso
adecuado de la fuerza tanto más cuanto que dichos principios no podrían aplicarse en
forma integral a los agentes de seguridad privada por no ser FEHCL y, en
consecuencia, por no tener los mismos objetivos que los FEHCL. Es cierto que se ha
formulado un Anteproyecto de Ley N°0283-2014-IN, Ley de Servicios de Seguridad
Privada elaborado por la SUCAMEC de fecha 28 de febrero de 2014 con la finalidad
de atender la tendencia al incremento comercial de los servicios de seguridad privada
en los últimos años y la diversificación de las modalidades propias de este ámbito, lo
cual “general una mayor necesidad de fiscalización y control por parte del Estado, a
través de la SUCAMEC”. Uno de los objetivos principales de dicha propuesta
legislativa reside en la necesario reformulación y actualización de las disposiciones
contenidas en la Ley N°28879, Ley de Servicios de Seguridad Privada (2006). Sin
embargo, la propuesta de reforma y actualización de la normatividad vigente en
materia de servicios de seguridad privada no parece contemplar el establecimiento de
una regulación del uso de la fuerza, especialmente en lo que atañe al empleo de armas
de fuego, por los agentes operativos de seguridad privada. Por lo tanto, es
recomendable que se priorice, dentro de la SUCAMEC, la elaboración de tal norma
que abarque disposiciones específicas relativas al uso adecuado de las armas de
fuego por el personal operativo. o Sobre el uso de las armas de fuego El monopolio
del uso y tenencia de las armas de guerra lo tienen la PNP y las FF.AA. conforme lo
establece el artículo 175 de la Constitución Política del Perú. De acuerdo con la Ley
N°28879, el personal operativo de las empresas que brindan servicios de seguridad
privada solo puede utilizar armas y municiones que no son de guerra (artículo 36). Por
ende, el personal operativo de las empresas que brindan servicios de seguridad
privada pueden hacer uso de las armas y municiones de uso particular reguladas por
la Ley N°25054, Ley que norma la fabricación, comercio, posesión y uso por
particulares de armas y municiones que no son de guerra y por su Reglamento,
Decreto Supremo N°007-98-IN, los cuales definen las armas de fuego de uso particular
como “aquellas que por sus características, diseño, procedencia y empleo, son
autorizadas por la ley para defensa personal, seguridad, vigilancia armada, caza,
deporte y colección”. 18 Diagnóstico Nacional sobre la Situación de la Seguridad y el
Respeto a los Derechos Humanos. Referencia particular al sector extractivo en el Perú,
op. cit. ~ 26 ~ La Ley N°25054, en su artículo 10, establece que son armas de uso
particular autorizadas para seguridad y vigilancia armada las “armas de fuego cortas
cuya munición desarrolle una energía en boca de cañón no mayor de 80 kilográmetros;
escopetas diseñadas para fines de seguridad; armas de caza, fuera del radio urbano”.
A este listado, le Reglamento de la Ley le suma la “escopeta de tiro por tiro; la carabina,
fusiles o rifles semiautomáticos hasta punto cuarenta y cuatro pulgadas para uso fuera
del radio urbano en la modalidad de tiro por tiro; la combinación carabina-escopeta
que no exceda las especificaciones indicadas para ambos casos” 19 . De la misma
manera, el artículo 12 establece que las municiones autorizadas para uso de seguridad
y vigilancia son la “munición de plomo para armas de fuego cortas la que puede estar
parcial o totalmente recubierta en latón, cuya energía en boca de canon típico no sea
superior a 80 kilográmetros; cartuchos para escopetas, cargados con munición de
plomo que no exceda del diámetro de 9.1 mm o 0.36 pulgadas; cartuchos cargados
con munición de jebe; munición no expansiva para las armas de caza autorizadas” 20
. El Reglamento de la Ley N°25054 dispone que las municiones para armas de
vigilancia armada son los “cartuchos permitidos para armas de defensa personal;
cartuchos cargados con munición de jebe; cartuchos permitidos para caza, excepto las
del tipo expansivo”. Cabe indicar que las armas utilizadas por los agentes de seguridad
privada están supeditadas al tipo y al lugar del servicio prestado. Además, es
importante indicar que las armas usadas por los agentes operativos son de propiedad
de la empresa. Tal como lo señala el Diagnóstico Nacional21, “la legislación sobre
seguridad privada y la que regula el uso y fabricación de armas de uso civil no regula
el uso de armas no letales en la actividad del servicio de seguridad privada”, lo cual se
considera que constituye un vacío importante en el marco legal aplicable a la seguridad
privada. La legislación vigente con respecto al uso de armas de fuego por el personal
operativo que presta servicios de seguridad privada está relacionada con el
Reglamento de la Ley N°28879, Ley de Servicios de Seguridad Privada del 2006, la
cual hace referencia a la Ley que normal la fabricación, comercio, posesión y uso por
particulares de las armas y municiones que no son de guerra, Ley N°25054, su
Reglamento y normas afines. Sin embargo, ninguna de estas normas alude
expresamente al empleo de armas de fuego por el personal operativo de seguridad
privada con lo cual está permitido sostener que el empleo de armas de fuego en el
marco del servicio de seguridad privada no se encuentra regulado por ninguna norma
o protocolo de actuación en forma clara y precisa. IV. Un balance de los avances y
retrocesos en la normatividad interna y las políticas públicas relacionadas con uso de
la fuerza Este capítulo apunta a presentar los logros más destacados con miras a
ajustar el marco legal interno a los requisitos establecidos en los instrumentos
internacionales que regulan el uso de la fuerza. Si bien es cierto que se han dado
desarrollos positivos y mejoras esenciales en ese 19 Ley N° 25054.- Norma la
fabricación, comercio, posesión y uso por particulares de armas y municiones que no
son de guerra, con fecha de 19 de Junio de 1989. 20 Ley N° 25054.- Norma la
fabricación, comercio, posesión y uso por particulares de armas y municiones que no
son de guerra, op.cit. 21 Diagnóstico Nacional sobre la Situación de la Seguridad y el
Respeto a los Derechos Humanos. Referencia particular al sector extractivo en el Perú,
op. cit ~ 27 ~ sentido, siguen planteándose mayores retos que dificultan el proceso de
adecuación de la legislación peruana relativa al empleo de la fuerza por los efectivos
que ejercen funciones de policía a las reglas y estándares internacionales establecidos
en la materia.

A continuación, se formulan un conjunto de recomendaciones, entre las más


destacadas.  Sobre la necesidad de establecer un marco legal que regule
específicamente el uso de la fuerza acorde con los estándares internacionales De
acuerdo con lo señalado por el Comité Internacional de la Cruz Roja68,
complementado por la opinión de la Defensoría del Pueblo69, la necesidad de contar
con una norma con rango de ley que desarrolle de forma clara y precisa los medios y
métodos relacionados con el empleo de la fuerza permitiría lo siguiente: - Imperatividad
en su cumplimiento: la creación de una norma de rango legal de comprometería al
Estado peruano con la consecución de sus fines y objetivos. Se limitaría además
cualquier eventual modificación dependiendo de las coyunturas por ser una norma de
alcance general y permanente. - Certeza en la labor policial: una ley sobre el uso de la
fuerza podría restablecer la confianza necesaria a los funcionarios de la PNP. En
efecto, en muchos casos, ya sea se hace un uso excesivo de la fuerza o los policías
se abstienen de su empleo por temor a las repercusiones disciplinarias o penales que
pueda acarrear. Lo anterior refleja el desconocimiento por parte de los agentes
policiales acerca de la manera en que se puede hacer un uso legítimo de la fuerza en
contextos de violencia. - Conocimiento de todas las partes: una norma legal que regule
el uso de la fuerza permitiría a todas las partes, incluyendo tanto a los policías como a
la ciudadanía, las comunidades, los gremios, la prensa, los jueces y fiscales, que
conozcan sus respectivas atribuciones y limitaciones. En caso de haber muertos o
lesionados, el debate se centraría en averiguar si el uso de la fuerza se realizó en
forma legítima, esto es, cumpliendo con los principios de legalidad, necesidad,
precaución y proporcionalidad. - Regulación de las condiciones, los procedimientos y
las consecuencias del uso de la fuerza y de armas de fuego: dicha ley debería
especificar el accionar de los funcionarios policiales antes, durante y después de su
intervención. Por lo tanto, esta norma debería incluir los requisitos, tanto institucionales
como materiales, necesarios para hacer un uso adecuado de la fuerza, el modo de
proceder de los policías en el ejercicio de sus funciones y las acciones que deben ser
tomadas como consecuencia del uso de la fuerza. - Contribución al ejercicio del poder
punitivo del Estado: tal norma constituiría una herramienta jurídica de suma
importancia dirigida a jueces y fiscales. En efecto, por contener criterios y parámetros
técnicos acerca del empleo de la fuerza, las actuaciones 68 Entrevista realizada a
Pedro Villanueva, Responsable de Programa ante las Fuerzas Policiales de la
Delegación Regional para Bolivia, Ecuador y Perú del Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR), el miércoles 20 de Agosto de 2014. 69 Defensoría del Pueblo, Violencia
en los conflictos sociales, Informe Defensorial N°156, 26 de Marzo de 2012. ~ 46 ~
policiales con repercusiones penales se analizarían en términos de legitimidad del uso
de la fuerza de modo que no se limiten a un examen de legítima defensa normada por
el Código Penal70 . - Posterior desarrollo normativo institucional: una adecuada ley
sobre el uso de la fuerza sentaría las bases para desarrollar normas posteriores
ajustadas al marco del DIDH. En lo referido al contenido de una ley de empleo de la
fuerza, es necesario que se consideren los principios fundamentales para el empleo
adecuado de la fuerza y el uso de armas de fuego por los FEHCL, como son los
principios de legalidad, necesidad, precaución y proporcionalidad. Asimismo, debe
tenerse en cuanta las condiciones previas al uso de la fuerza, incluyendo, de acuerdo
con el principio de precaución: - Un adecuado equipamiento: el Estado tiene la
obligación de proveer a sus fuerzas policiales un abanico de opciones abarcando
distintos tipos de armamento y municiones, tanto letales como incapacitantes no
letales, así como equipos de protección del personal policial de modo que se pueda
realizar un empleo diferenciado y progresivo de la fuerza de acuerdo al nivel de la
amenaza (principio de proporcionalidad). Estas condiciones han sido reconocidas en
las Disposiciones Generales de los Principios Básicos. - Formación: los miembros de
la policía deben contar con un perfil ético, psicológico y físico idóneo para la ejecución
de sus funciones. Es obligación del Estado de realizar procesos de selección
apropiados. - Capacitación y entrenamiento: deben ser permanentes con énfasis en
los aspectos relacionados con la ética policial, los derechos humanos, entre otros. Por
último, una norma con rango legal que regule el uso de la fuerza por parte de los
miembros de la PNP debe detallar disposiciones relativas a las consecuencias del
empleo de la fuerza por lo cual se debe considerar la asistencia inmediata y el acceso
a los servicios médicos a los heridos71, la notificación de los sucesos a los familiares
o amigos íntimos de las víctimas72, la elaboración de un informe detallado cuando se
produzcan lesiones o muertes para facilitar las gestiones correspondientes73, el
establecimiento de un sistema de asunción de responsabilidades74 así como la
necesidad de brindar un apoyo psicológico a los FEHCL75 . Es de esperar que una ley
de uso de la fuerza coadyuve a remediar el desconocimiento existente en la actualidad
acerca de cómo hacer un empleo adecuado de la fuerza en caso de contextos 70
Observaciones del Poder Ejecutivo, Oficio N° 123-2012-PR del 29 de mayo del 2012,
suscrito por el Presidente de la República, Ollanta Humala, y el Presidente del Consejo
de Ministros, Oscar Valdés. “La aprobación de una Ley sobre la materia permitiría a la
ciudadanía conocer en forma clara las atribuciones y facultades del personal policial
en sus actuaciones, así como otorgará a los operadores del sistema de justicia los
criterios técnicos necesarios para analizar el adecuado empleo de la fuerza en las
intervenciones policiales, evitándose así que el razonamiento judicial reduzca todo
empleo de la fuerza en un mero análisis de la existencia o no de la legítima defensa”.
71 Numeral 5.c de los Principios Básicos. 72 Numeral 5.d de los Principios Básicos.
73 Numeral 22 de los Principios Básicos. 74 Artículo 5 del Código de Conducta y
numerales 24, 25 y 26 de los Principios Básicos. 75 Numeral 21 de los Principios
Básicos. ~ 47 ~ violentos. La desinformación generalizada no sólo justifica que se
proceda a un uso excesivo o abusivo de la fuerza en muchas oportunidades sino
también explica que los policías se abstengan de su empleo por temor a las
repercusiones disciplinarias y penales que pueda acarrear el empleo de la fuerza letal.
 Sobre la actualización del Manual de Derechos Humanos aplicados a la función
policial Aprobado en el año 2006, este Manual constituye un documento oficial de
referencia que, de manera muy práctica, orienta la conducta policial al establecer
pautas de operatividad ante escenarios específicos de quebrantamiento del orden
interno y afectación a la seguridad ciudadana. Siendo uno de los principales
componentes de la normatividad interna en la actualidad, es fundamental que se
actualicen los enfoques en función de las lecciones aprendidas de los últimos sucesos
que generaron un empleo excesivo o abusivo de la fuerza letal en contra de civiles o
de policías.  Sobre la preponderancia de la formación y capacitación policial Tal como
se ha señalado durante el desarrollo de esta investigación, la calidad de la formación
policial determina gran parte de la conducta policial en contextos de violencia social.
Para ser efectiva, la capacitación y el entrenamiento deben ser constantes. El proceso
de formación y capacitación debe permitir la comprensión y el manejo de los principios
del uso de la fuerza y de su aplicabilidad en distintos escenarios de forma que se
respete el enfoque de derechos humanos impulsado por el marco del DIDH.
Adicionalmente, el fortalecimiento de la PNP pasa por la recuperación de la
especialización policial en tareas de restablecimiento del orden interno.  Sobre la
necesidad de incrementar los recursos y las condiciones materiales necesarias para
un desempeño policial adecuado La dignificación de la condición policial no solo pasa
por una mejora de sus condiciones labores y el incremento de los sueldos. También
se trata de realizar inversiones orientadas a adquirir el armamento y las municiones
suficientes que permitan realizar prácticas de armas y tiro en las escuelas de formacion
de la policía. Además, el incremento de recursos debe permitir reponer el equipamiento
de protección deteriorado de las USE y mejorar la dotación y equipamiento básico
antidisturbios no letal para las tareas de mantenimiento o restablecimiento del orden
interno.  Sobre la generación de mecanismos de control interno o penales adecuados
Es necesario que las violaciones de derechos humanos sean debidamente
investigadas y sancionadas de modo que no queden impunes aquellos que vulneren
las libertades personales de las personas. Ello debe estar acompañado de eficientes
mecanismos de rendición de cuentas sustentados por el escrutinio público.  Sobre la
necesidad de revisar el Decreto Legislativo N°1095 Se requiere una adecuación de las
disposiciones del referido Decreto al marco del DIDH y a la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional al especificar los puntos planteados durante el desarrollo de este
informe, especialmente: ~ 48 ~ - Precisión de la formulación “instalaciones estratégicas
para el funcionamiento del país” y “servicios públicos esenciales” de modo que se
disminuya el margen de discrecionalidad de los agentes del Estado encargados de
interpretar los supuestos de intervención de las FF.AA. en contextos de reposición del
orden interno. - Delimitación del concepto de “capacidad sobrepasada de la PNP” en
casos de tráfico ilícito de drogas, terrorismo o protección de instalaciones estratégicas
- Identificación del contenido de los “otros casos constitucionalmente justificados
cuando la capacidad de la Policía sea sobrepasada en su capacidad de control del
orden interno” Cabe recordar el carácter extraordinario de la intervención de las FF.AA
en escenarios de mantenimiento o restablecimiento del orden interno, los cuales deben
mantenerse bajo el control de la autoridad policial. En efecto, debido a su preparación,
equipamiento y finalidad, el personal de las FF.AA. no son los apropiados para
intervenir en estos casos, pudiendo más bien generar escenarios de riesgos de
vulneración de los derechos humanos y libertades fundamentales.  Sobre la
necesidad de clarificar la regulación del uso de la fuerza en el ámbito de la seguridad
privada Es necesario que se establezcan normas vinculantes que regulen el empleo
de las armas en el ámbito de la seguridad privada. En efecto, si bien es cierto que el
servicio de seguridad privada se encuentra regulado por la Ley N°28879, Ley de
Servicios de Seguridad Privada, publicada el 18 de Agosto de 2006, y su reglamento,
Decreto Supremo N°003-2011-IN publicado el 31 de marzo de 2011 y si es cierto que
la Ley N°25054, Ley que norma la fabricación, comercio, posesión y uso por
particulares de armas y municiones que no son de guerra, publicada el 20 de junio de
1989 y su reglamento, Decreto Supremo N°007-98-IN publicado el 1er de octubre de
1998, no existe ninguna norma interna que regule el uso de la fuerza por parte de las
empresas de seguridad privada. Tampoco cuentan con protocolos de actuación. Por
ende, es necesario que se desarrolle un protocolo de actuación en el marco de la
SUCAMEC dirigido a los agentes de las empresas privadas. Asimismo, se debe
considerar que las empresas privadas elaboren sus propios protocolos de contratación
y actuación en relación con las empresas que prestan servicios de seguridad privada.
 Sobre la necesidad de capacitar a los agentes de seguridad privada en el uso de
armas de fuego La Ley N°28879, Ley de Servicios de Seguridad Privada y su
Reglamento establecen que las empresas que brindar servicios de seguridad privada
están obligadas a seleccionar y contratar personal capacitado en un centro
especializado de formación y capacitación en seguridad privada. Sin embargo, no se
ha constituida un centro de formacion y capacitación en la materia hasta la fecha. Si
bien algunas empresas privadas ofrecen talleres de capacitación y formacion de los
agentes, las capacitaciones se realizan principalmente por iniciativa de las compañías
que contratan estos servicios. No obstante, en ningún caso, las empresas contratantes
no están obligadas a impartir capacitación por lo cual depende de la buena voluntad
de ellas.  Sobre la necesidad de transparentar la política de convenios que permite a
efectivos policiales prestar servicios de vigilancia privada a empresas contratantes ~
49 ~ Si bien es cierto que las empresas contratantes pueden recurrir a empresas
privadas de seguridad, una segunda forma consiste en contratar al cuerpo policial para
que realice servicios de seguridad tendientes a defender intereses privados pero
legítimos. Esta posibilidad se materializa a través de acuerdos institucionales entre la
empresa contratante y las Direcciones Territoriales de la PNP, tal como lo prevé el
Decreto Supremo N°004-2009-IN publicado el 15 de julio de 2009 que regula la
prestación de Servicios Extraordinarios Complementarios a la Función Policial en el
ámbito de “la custodia y seguridad de entidades públicas, privadas, asociadas y
empresas estatales de derecho privado”. Cabe mencionar que la modalidad de
convenios no obedece a un patrón único y no es ilegal. No obstante, genera confusión
en la población lo cual agudiza los problemas de desconfianza y deslegitimación
generalizadas para con la PNP ya que tiende a identificar a la policía con la seguridad
privada de la empresa. Por esa razón, en los últimos años, el MININTER expresó su
voluntad de proceder a la centralización de los convenios suscritos entre empresas y
direcciones territoriales de la PNP. En esa misma dinámica, se crean tres cuerpos
policiales adicionales, incluyendo las comisarias, los tambos y los frentes policiales.
Esta decisión se enmarca en la finalidad de acercar a la PNP a la población y evitar
que se consolide la sensación de privatización de las fuerzas de seguridad pública.
Por muy bien intencionado que resulte este proceso de reforma, esta nueva
configuración sigue siendo embrionaria. En tanto esta nueva situación no tenga
efectos, es necesario mejorar la transparencia de la información sobre la política de
los convenios existentes con la PNP y el acceso a éstos a la población.  Sobre la
importancia de los aspectos sociales, interculturales y subjetivos en las labores de
reposición del orden interno por los FEHCL A lo largo del proceso de investigación
previo a la elaboración del presente ensayo, se ha evidenciado una serie de factores
subjetivos que merecen ser destacados. Estos aspectos están principalmente ligados
a parámetros socio-culturales que tienen una incidencia en las actuaciones policiales
de mantenimiento o restablecimiento del orden interno. Es importante advertir que
dichos elementos subjetivos, que tienen que ver con las percepciones y la emotividad
de los efectivos policiales durante una situación de enfrentamiento con la población
civil, no son debidamente abordados en la normatividad interna76 a pesar de constituir
criterios de relevancia en la temática del empleo de la fuerza. En efecto, tal como lo
señala la Defensoría del Pueblo, “estas dimensiones humanas tienden a quedar fuera
de la conceptualización del uso de la fuerza porque son subjetivas, mientras que la
normativa nacional e internacional respecto al uso de la fuerza es objetiva” 77. Entre
los referidos factores, cabe destacar: - La heterogeneidad de las percepciones de los
distintos actores sociales ante un escenario de conflictividad y el control de emociones:
estos elementos subjetivos implican que se les preste especial atención a las
diferentes percepciones de los actores sociales en torno a un problema ya que dichas
percepciones inciden en la carga emocional de los actores involucrados en un
escenario de violencia. Estas emociones, a su vez, condicionan el grado de violencia
empleada por los actores sociales, pudiendo 76 Cabe señalar que la Directiva N·1-
2009-IN/0103.1, Directiva PNP para operaciones de control, mantenimiento y
restablecimiento del orden público en el marco de los DD.HH contempla algunos de
estos aspectos. Sin embargo, es necesario que dichos factores se desarrollen con
mayor detalle para mejorar la operatividad policial ante escenarios de violencia social.
77 Defensoría del Pueblo, Violencia en los conflictos sociales, Informe Defensorial
N°156, 26 de Marzo de 2012. ~ 50 ~ contribuir al escalamiento de la violencia en un
conflicto social. Por ende, es imprescindible limitar la generación de percepciones
negativas que pueden derivarse de muchos factores, incluida la apariencia física de
las fuerzas del orden. - Le evaluación de los grupos de especial protección al momento
de decidir los medios de fuerza a utilizar: es de tomar en cuenta que los actores que
participan en las protestas agrupan un conjunto heterogéneo de personas, tanto a
presuntos delincuentes como a mujeres, personas mayores o menores de edad,
caracterizadas por una organización débil y una escasa cohesión. Por esa razón, no
se puede considerar a este conjunto de personas como una masa humana que debe
tratarse como un “todo”. En cambio, es necesario que el tratamiento policial en las
acciones de reposición del orden interno sea diferenciado con respecto al grado de
vulnerabilidad de determinados participantes involucrados en manifestaciones
violentas. - La existencia de creencias y prácticas racistas y etnocéntricas: esta
problemática socava el concepto de interculturalidad que constituye una de las
principales características de un país como el Perú. Los contextos de violencia pueden
dar lugar al surgimiento de reflejos y prejuicios socioculturales tendientes a agudizar
el conflicto entre las distintas partes de un conflicto. Conforme lo recalca la Asociación
Servicios Educativos Rurales78, las prácticas y la verbalización discriminatorias
participan de la construcción de una relación de poder que les permite a los
destacamentos policiales provenientes de Lima o de otras direcciones territoriales
afianzar una sensación de superioridad para con los manifestantes locales. Estos
discursos discriminatorios constituyen una forma de violencia simbólica, exacerbada
por los medios de comunicación. Prueba de ello es el enfrentamiento de la policía con
los manifestantes que intentaban tomar las instalaciones del aeropuerto de Juliaca, el
cual ocasiono que la PNP agrediera verbalmente a los manifestantes, pronunciando
discursos caracterizados por una importante carga racista. Por ese motivo, la
Defensoría del Pueblo recomienda se incorpore un enfoque intercultural en la
operatividad policial ante situaciones de violencia que sea compatible con una de las
mayores características del Perú, esto es, la diversidad cultural 79 . Asimismo, es
necesario que los FEHCL analicen cada caso de perturbación del orden interno de
forma específica de forma que se tomen en cuenta sus particularidades y complejidad
a la hora de intervenir en operaciones de reposición del orden público. En efecto, una
mejor comprensión del contexto de intervención, tanto en lo concerniente al problema
que origina un conflicto como a los actores involucrados en el mismo, propicia la
oportunidad e idoneidad de las operaciones policiales y facilita la identificación de
posibles riesgos. Además, el análisis de los contextos históricos y sociales de las
comunidades involucradas en fenómenos de violencia social debe ser incluido en los
planes de operaciones de modo que el personal operativo entienda mejor sus
reclamos. Adicionalmente es importante recordar que la gran mayoría de las
manifestaciones públicas están derivadas del ejercicio de los derechos
constitucionales de reunión, asociación y libre expresión por lo cual el empleo de la
fuerza debe limitarse a los casos en que estas manifestaciones se tornen violentas.

DECRETO LEGISLATIVO

N° 1186
EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA

POR CUANTO:

QUE, MEDIANTE LEY N° 30336, LEY QUE DELEGA EN EL PODER EJECUTIVO LA


FACULTAD DE LEGISLAR EN MATERIA DE SEGURIDAD CIUDADANA,
FORTALECER LA LUCHA CONTRA LA DELINCUENCIA Y EL CRIMEN
ORGANIZADO, EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DELEGÓ EN EL PODER
EJECUTIVO LA FACULTAD DE LEGISLAR EN ESTAS MATERIAS, POR UN PLAZO
DE NOVENTA (90) DÍAS CALENDARIO;

QUE, EL LITERAL D) DEL ARTÍCULO 2 DE LA CITADA LEY FACULTA AL PODER


EJECUTIVO A LEGISLAR PARA POTENCIAR LA CAPACIDAD OPERATIVA DE LA
POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ, LO QUE EN EL ÁMBITO DE LA APLICACIÓN DE
SU FACULTAD DE USAR LA FUERZA SUPONE DOTARLA DE REGLAS JURÍDICAS
CLARAS QUE PERMITAN EJERCER CABALMENTE LA FUNCIÓN POLICIAL PARA
VELAR POR LA PROTECCIÓN, SEGURIDAD Y EL LIBRE EJERCICIO DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS, EL NORMAL DESARROLLO
DE LAS ACTIVIDADES DE LA POBLACIÓN Y PRESTAR APOYO A LAS DEMÁS
INSTITUCIONES DEL ESTADO, EN EL ÁMBITO DE SUS COMPETENCIAS Y
FUNCIONES;

QUE, RESULTA CONVENIENTE APROBAR DISPOSICIONES DESTINADAS A


REGULAR EL EJERCICIO DEL USO DE LA FUERZA POR PARTE DE LA POLICÍA
NACIONAL DEL PERÚ DE CONFORMIDAD CON LOS ESTÁNDARES
INTERNACIONALES EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS Y LAS NORMAS
CONSTITUCIONALES Y LEGALES RELATIVAS AL EJERCICIO DE LA FUNCIÓN
POLICIAL;

DE CONFORMIDAD CON LO ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 104 DE LA


CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ Y EL ARTÍCULO 11 DE LA LEY 29158, LEY
ORGÁNICA DEL PODER EJECUTIVO;

CON EL VOTO APROBATORIO DEL CONSEJO DE MINISTROS; Y,

CON CARGO A DAR CUENTA AL CONGRESO DE LA REPÚBLICA;

HA DADO EL DECRETO LEGISLATIVO SIGUIENTE:

DECRETO LEGISLATIVO QUE REGULA EL

USO DE LA FUERZA POR PARTE DE LA

POLICIA NACIONAL DEL PERU

TÍTULO I

DISPOSICIONES GENERALES

CAPÍTULO I

OBJETO Y ALCANCE

ARTÍCULO 1.- OBJETO


EL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO ESTABLECE EL MARCO LEGAL QUE
REGULA EL USO DE LA FUERZA POR PARTE DEL PERSONAL DE LA POLICÍA
NACIONAL DEL PERÚ EN CUMPLIMIENTO DE SU FINALIDAD CONSTITUCIONAL.

ARTÍCULO 2.- ALCANCE DEL DECRETO LEGISLATIVO


LAS DISPOSICIONES DEL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO ALCANZAN A
TODO EL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ EN SITUACIÓN DE
ACTIVIDAD QUE USA LA FUERZA EN DEFENSA DE LA PERSONA, LA SOCIEDAD
Y EL ESTADO.
CAPÍTULO II

DEFINICIONES, PRINCIPIOS E INTERPRETACIÓN

ARTÍCULO 3.- DEFINICIONES:


PARA LOS EFECTOS DEL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO SE DEBE TENER
EN CUENTA LAS SIGUIENTES DEFINICIONES:

A. FUERZA.- ES EL MEDIO QUE EN SUS DIFERENTES NIVELES USA EL


PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ, DENTRO DEL MARCO DE LA
LEY, PARA LOGRAR EL CONTROL DE UNA SITUACIÓN QUE CONSTITUYE UNA
AMENAZA O ATENTA CONTRA LA SEGURIDAD, EL ORDEN PÚBLICO, LA
INTEGRIDAD O LA VIDA DE LAS PERSONAS.

B. USO PROGRESIVO Y DIFERENCIADO DE LA FUERZA.- ES LA GRADUACIÓN


Y ADECUACIÓN, POR PARTE DEL PERSONAL POLICIAL, DE LOS MEDIOS Y
MÉTODOS A EMPLEAR TENIENDO EN CUENTA EL NIVEL DE COOPERACIÓN,
RESISTENCIA O AGRESIÓN QUE REPRESENTE LA PERSONA A INTERVENIR O
LA SITUACIÓN A CONTROLAR.

C. MEDIOS DE POLICÍA.- SON LAS ARMAS, EQUIPO, ACCESORIOS Y OTROS


ELEMENTOS DE APOYO, AUTORIZADOS O PROPORCIONADOS POR EL
ESTADO, QUE EMPLEA EL PERSONAL POLICIAL PARA ENFRENTAR UNA
AMENAZA O ATENTADO CONTRA LA SEGURIDAD, EL ORDEN PÚBLICO, LA
INTEGRIDAD O LA VIDA DE LAS PERSONAS.

D. CUMPLIMIENTO DEL DEBER.- ES LA OBLIGACIÓN DEL PERSONAL POLICIAL


EN EL EJERCICIO DE LA AUTORIDAD QUE REPRESENTA, DE GARANTIZAR EL
ORDEN Y LA SEGURIDAD SIRVIENDO A LA COMUNIDAD Y PROTEGIENDO A LAS
PERSONAS EN EL MARCO DE SUS COMPETENCIAS, FUNCIONES Y
ATRIBUCIONES LEGALMENTE ESTABLECIDAS.

ARTÍCULO 4.- PRINCIPIOS


4.1. EL USO DE LA FUERZA POR EL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL SE
SUSTENTA EN EL RESPETO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y EN LA
CONCURRENCIA DE LOS SIGUIENTES PRINCIPIOS:
A. LEGALIDAD.- EL USO DE LA FUERZA DEBE ORIENTARSE AL LOGRO DE UN
OBJETIVO LEGAL. LOS MEDIOS Y MÉTODOS UTILIZADOS EN CUMPLIMIENTO
DEL DEBER DEBEN ESTAR AMPARADOS EN EL MARCO DEL DERECHO
INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA
DEL PERÚ, Y DEMÁS NORMAS NACIONALES SOBRE LA MATERIA.

B. NECESIDAD.- EL USO DE LA FUERZA EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER ES


NECESARIO, CUANDO OTROS MEDIOS RESULTEN INEFICACES O NO
GARANTICEN DE NINGUNA MANERA EL LOGRO DEL OBJETIVO LEGAL
BUSCADO. PARA DETERMINAR EL NIVEL DE FUERZA A USAR, DE MANERA
DIFERENCIADA Y PROGRESIVA, SE DEBE CONSIDERAR, RAZONABLEMENTE,
ENTRE OTRAS CIRCUNSTANCIAS, EL NIVEL DE COOPERACIÓN, RESISTENCIA
O AGRESIÓN DE LA PERSONA INTERVENIDA Y LAS CONDICIONES DEL
ENTORNO.

C. PROPORCIONALIDAD.- EL USO DE LA FUERZA ES PROPORCIONAL CUANDO


EL NIVEL DE FUERZA EMPLEADO PARA ALCANZAR EL OBJETIVO LEGAL
BUSCADO CORRESPONDE A LA RESISTENCIA OFRECIDA Y AL PELIGRO
REPRESENTADO POR LA PERSONA A INTERVENIR O LA SITUACIÓN A
CONTROLAR.

4.2. EL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ EN EL PLANEAMIENTO,


CONDUCCIÓN Y EJECUCIÓN DE OPERACIONES EN EL EJERCICIO DE SUS
FUNCIONES, OBSERVARÁ Y SE SUJETARÁ A LOS PRINCIPIOS
CONTEMPLADOS EN EL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO.

ARTÍCULO 5.- INTERPRETACIÓN


LAS DISPOSICIONES DEL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO SE
INTERPRETAN CONFORME A LO ESTABLECIDO EN LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DEL PERÚ, LAS NORMAS DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS
DERECHOS HUMANOS RECONOCIDAS POR EL ESTADO PERUANO, LAS
DECISIONES DE ORGANISMOS SUPRANACIONALES; LOS PRINCIPIOS
BÁSICOS SOBRE EL EMPLEO DE LA FUERZA Y DE ARMAS DE FUEGO POR LOS
FUNCIONARIOS ENCARGADOS DE HACER CUMPLIR LA LEY Y EL CÓDIGO DE
CONDUCTA PARA FUNCIONARIOS ENCARGADOS DE HACER CUMPLIR LA LEY.

TÍTULO II

DEL USO DE LA FUERZA EN EL EJERCICIO

DE LA FUNCIÓN POLICIAL

CAPÍTULO I

REGLAS GENERALES PARA

EL USO DE LA FUERZA

ARTÍCULO 6.- USO DE LA FUERZA


LA FUERZA DEBE USARSE DE MANERA PROGRESIVA Y DIFERENCIADA, DE
CONFORMIDAD CON LOS PRINCIPIOS Y LOS NIVELES ESTABLECIDOS EN EL
PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO.

ARTÍCULO 7.- NIVELES DEL USO DE LA FUERZA


7.1. LOS NIVELES DE COOPERACIÓN, RESISTENCIA O AGRESIVIDAD DEL
CIUDADANO A INTERVENIR, SON LOS SIGUIENTES:

A. RESISTENCIA PASIVA
1. RIESGO LATENTE. ES LA AMENAZA PERMANENTE NO VISIBLE PRESENTE
EN TODA INTERVENCIÓN POLICIAL.

2. COOPERADOR. ACATA TODAS LAS INDICACIONES DEL EFECTIVO POLICIAL


SIN RESISTENCIA MANIFIESTA DURANTE LA INTERVENCIÓN.

3. NO COOPERADOR. NO ACATA LAS INDICACIONES. NO REACCIONA NI


AGREDE.
B. RESISTENCIA ACTIVA
1. RESISTENCIA FÍSICA. SE OPONE A SU REDUCCIÓN, INMOVILIZACIÓN Y/O
CONDUCCIÓN, LLEGANDO A UN NIVEL DE DESAFÍO FÍSICO.

2. AGRESIÓN NO LETAL. AGRESIÓN FÍSICA AL PERSONAL POLICIAL O


PERSONAS INVOLUCRADAS EN LA INTERVENCIÓN, PUDIENDO UTILIZAR
OBJETOS QUE ATENTEN CONTRA LA INTEGRIDAD FÍSICA.

3. AGRESIÓN LETAL. ACCIÓN QUE PONE EN PELIGRO INMINENTE DE MUERTE


O LESIONES GRAVES AL EFECTIVO POLICIAL O A PERSONAS INVOLUCRADAS
EN LA INTERVENCIÓN.

7.2. LOS NIVELES DE USO DE LA FUERZA POR EL PERSONAL DE LA POLICÍA


NACIONAL SON LOS SIGUIENTES:

A. NIVELES PREVENTIVOS
1. PRESENCIA POLICIAL.- ENTENDIDA COMO DEMOSTRACIÓN DE AUTORIDAD
DEL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL UNIFORMADO, EQUIPADO, EN
ACTITUD DE ALERTA Y REALIZANDO UN CONTROL VISUAL, QUE PREVIENE Y
DISUADE LA COMISIÓN DE UNA INFRACCIÓN O UN DELITO.

2. VERBALIZACIÓN.- ES EL USO DE LA COMUNICACIÓN ORAL CON LA ENERGÍA


NECESARIA Y EL USO DE TÉRMINOS ADECUADOS QUE SEAN FÁCILMENTE
ENTENDIDOS Y COMPRENDIDOS POR LAS PERSONAS A INTERVENIR,
FACILITANDO SU CONTROL INDIVIDUAL O GRUPAL.

3. CONTROL DE CONTACTO.- ES EL USO DE TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN,


NEGOCIACIÓN Y PROCEDIMIENTOS DESTINADOS A GUIAR, CONTENER LA
ACCIÓN O ACTITUD DE LA PERSONA O GRUPOS A SER INTERVENIDOS.

B. NIVELES REACTIVOS
1. CONTROL FÍSICO.- ES EL USO DE LAS TÉCNICAS POLICIALES QUE
PERMITEN CONTROLAR, REDUCIR, INMOVILIZAR Y CONDUCIR A LA PERSONA
INTERVENIDA, EVITANDO EN LO POSIBLE CAUSAR LESIONES.
2. TÁCTICAS DEFENSIVAS NO LETALES.- ES EL USO DE MEDIOS DE POLICÍA
NO LETALES PARA CONTRARRESTAR Y/O SUPERAR EL NIVEL DE AGRESIÓN
O RESISTENCIA.

3. FUERZA LETAL.- ES EL USO DE ARMAS DE FUEGO POR EL PERSONAL DE LA


POLICÍA NACIONAL, CONTRA QUIÉN REALIZA UNA ACCIÓN QUE REPRESENTA
UN PELIGRO REAL E INMINENTE DE MUERTE O LESIONES GRAVES, CON EL
OBJETIVO DE CONTROLARLO Y DEFENDER LA VIDA PROPIA O DE OTRAS
PERSONAS.

CAPÍTULO II

CIRCUNSTANCIAS Y CONDUCTA EN

EL USO DE LA FUERZA

ARTÍCULO 8.- CIRCUNSTANCIAS Y REGLAS DE CONDUCTA EN EL USO DE LA


FUERZA
8.1. EL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ, OBSERVANDO LO
PRESCRITO EN LOS ARTÍCULOS 4, 6 Y EL NUMERAL 7.2, SE IDENTIFICA COMO
TAL, INDIVIDUALIZA A LA PERSONA O PERSONAS A INTERVENIR Y DA UNA
CLARA ADVERTENCIA DE SU INTENCIÓN DE USAR LA FUERZA, CON TIEMPO
SUFICIENTE PARA QUE SE TOME EN CUENTA, SALVO QUE ESA ADVERTENCIA
LO PONGA EN PELIGRO O CREARA UN GRAVE RIESGO DE MUERTE O DE
LESIONES GRAVES A OTRAS PERSONAS, O CUANDO LA ADVERTENCIA
RESULTARA EVIDENTEMENTE INADECUADA DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS
DEL CASO.

8.2. EL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ PUEDE USAR LA


FUERZA, DE CONFORMIDAD CON LOS ARTÍCULOS 4, 6 Y EL NUMERAL 7.2, EN
LAS SIGUIENTES CIRCUNSTANCIAS:

A. DETENER EN FLAGRANTE DELITO O POR MANDATO JUDICIAL CONFORME


A LEY.
B. CUMPLIR UN DEBER U ÓRDENES LÍCITAS DICTADAS POR LAS
AUTORIDADES COMPETENTES.

C. PREVENIR LA COMISIÓN DE DELITOS Y FALTAS.

D. PROTEGER O DEFENDER BIENES JURÍDICOS TUTELADOS.

E. CONTROLAR A QUIEN OPONGA RESISTENCIA A LA AUTORIDAD.

8.3. REGLAS DE CONDUCTA EN EL USO EXCEPCIONAL DE LA FUERZA LETAL

EL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ, EXCEPCIONALMENTE,


PODRÁ USAR EL ARMA DE FUEGO CUANDO SEA ESTRICTAMENTE
NECESARIO, Y SÓLO CUANDO MEDIDAS MENOS EXTREMAS RESULTEN
INSUFICIENTES O SEAN INADECUADAS, EN LAS SIGUIENTES SITUACIONES:

A. EN DEFENSA PROPIA O DE OTRAS PERSONAS EN CASO DE PELIGRO REAL


E INMINENTE DE MUERTE O LESIONES GRAVES.

B. CUANDO SE PRODUZCA UNA SITUACIÓN QUE IMPLIQUE UNA SERIA


AMENAZA PARA LA VIDA DURANTE LA COMISIÓN DE UN DELITO
PARTICULARMENTE GRAVE.

C. CUANDO SE GENERE UN PELIGRO REAL E INMINENTE DE MUERTE O


LESIONES GRAVES COMO CONSECUENCIA DE LA RESISTENCIA OFRECIDA
POR LA PERSONA QUE VAYA A SER DETENIDA.

D. CUANDO LA VIDA DE UNA PERSONA ES PUESTA EN RIESGO REAL,


INMINENTE Y ACTUAL POR QUIEN SE ESTÁ FUGANDO.

E. CUANDO SE GENERE UN PELIGRO REAL O INMINENTE DE MUERTE DEL


PERSONAL POLICIAL U OTRA PERSONA, POR LA ACCIÓN DE QUIEN PARTICIPA
DE UNA REUNIÓN TUMULTUARIA VIOLENTA.

ARTÍCULO 9.- ACCIONES POSTERIORES AL USO DE LA FUERZA.


CON POSTERIORIDAD AL USO DE LA FUERZA EL PERSONAL DE LA POLICÍA
NACIONAL DEBERÁ REALIZAR LAS SIGUIENTES ACCIONES:
A. ADOPTAR LAS MEDIDAS NECESARIAS PARA QUE SE BRINDE ASISTENCIA Y
SERVICIOS MÉDICOS A LAS PERSONAS HERIDAS O AFECTADAS, SALVO QUE
EXISTAN CIRCUNSTANCIAS QUE IMPIDAN SU REALIZACIÓN.

B. ADOPTAR LAS MEDIDAS NECESARIAS PARA COMUNICAR LO SUCEDIDO A


LOS FAMILIARES DE LAS PERSONAS FALLECIDAS, HERIDAS O AFECTADAS O
A AQUELLAS QUE ESTAS ÚLTIMAS INDIQUEN, SALVO QUE EXISTAN
CIRCUNSTANCIAS QUE IMPIDAN SU REALIZACIÓN.

C. PRESENTAR UN INFORME A LA UNIDAD POLICIAL CORRESPONDIENTE,


INDICANDO LAS CIRCUNSTANCIAS, LOS MEDIOS EMPLEADOS, EL PERSONAL
INTERVINIENTE, EL TIPO DE ARMAS Y LAS MUNICIONES UTILIZADAS, EL
NÚMERO E IDENTIDAD DE LOS AFECTADOS, LAS ASISTENCIAS Y
EVACUACIONES REALIZADAS.

TÍTULO III

DERECHOS Y RESPONSABILIDADES

CAPÍTULO ÚNICO

DERECHOS Y RESPONSABILIDADES

ARTÍCULO 10.- DERECHOS


EN EL EJERCICIO DE SU FUNCIÓN RELACIONADA AL USO DE LA FUERZA, EL
PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ TIENE LOS SIGUIENTES
DERECHOS:

A. A LA PROTECCIÓN Y RESPETO DE SU VIDA, INTEGRIDAD PERSONAL,


DIGNIDAD Y A LAS CONSIDERACIONES QUE SU AUTORIDAD LE OTORGA.

B. NO ACATAR DISPOSICIONES U ÓRDENES SUPERIORES PARA EL USO DE LA


FUERZA CUANDO ÉSTAS SEAN MANIFIESTAMENTE ILÍCITAS O ARBITRARIAS

C. RECIBIR FORMACIÓN, CAPACITACIÓN Y ENTRENAMIENTO PERMANENTE


SOBRE EL USO DE LA FUERZA EN TODOS LOS NIVELES EDUCATIVOS
CONFORME A LOS ESTÁNDARES NACIONALES E INTERNACIONALES EN
MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.

D. LA ASIGNACIÓN DE ARMAMENTO, VESTUARIO Y EQUIPO QUE GARANTICEN


EL USO ADECUADO DE LA FUERZA.

E. RECIBIR TRATAMIENTO Y ASISTENCIA MÉDICA, POR CUENTA DEL ESTADO


CUANDO RESULTE AFECTADO EN CUMPLIMIENTO DE SU DEBER.

F. RECIBIR ORIENTACIÓN PSICOLÓGICA POR CUENTA DEL ESTADO PARA


SOBRELLEVAR LAS TENSIONES GENERADAS POR EL USO DE LA FUERZA QUE
AFECTEN LA VIDA O INTEGRIDAD FÍSICA DE OTRAS PERSONAS.

G. RECIBIR ASESORAMIENTO Y DEFENSA LEGAL POR CUENTA DEL ESTADO,


CUANDO SE HAYA USADO LA FUERZA EN EL CONTEXTO DEL PRESENTE
DECRETO LEGISLATIVO EN EL EJERCICIO REGULAR DE SUS FUNCIONES.

ARTÍCULO 11.- RESPONSABILIDADES


11.1. TODA OCURRENCIA RELACIONADA AL USO DE LA FUERZA O DE ARMA
DE FUEGO SE INFORMA AL COMANDO POLICIAL.

11.2. CUANDO AL USAR LA FUERZA SE OCASIONARA LESIONES O MUERTE, SE


DISPONE LA INVESTIGACIÓN ADMINISTRATIVA CORRESPONDIENTE Y SE DA
INMEDIATA CUENTA DE LOS HECHOS A LAS AUTORIDADES COMPETENTES
PARA LOS FINES CONSIGUIENTES.

11.3. CUANDO SE USEN LAS ARMAS DE FUEGO, EL PERSONAL DE LA POLICÍA


NACIONAL NO PUEDE ALEGAR OBEDIENCIA A ÓRDENES SUPERIORES SI
TENÍA CONOCIMIENTO QUE EL USO DE ÉSTA ERA MANIFIESTAMENTE ILÍCITA.
EN CASO DE HABERSE EJECUTADO, TAMBIÉN SERÁN RESPONSABLES LOS
SUPERIORES QUE DIERON DICHAS ÓRDENES.

11.4. LOS SUPERIORES JERÁRQUICOS INCURREN EN RESPONSABILIDAD


CUANDO CONOZCAN O DEBIENDO CONOCER DEL USO ILÍCITO DE LA FUERZA
POR EL PERSONAL POLICIAL A SUS ÓRDENES, NO ADOPTEN LAS MEDIDAS
NECESARIAS PARA IMPEDIR O NEUTRALIZAR DICHO USO O NO
DENUNCIARON EL HECHO OPORTUNAMENTE.

11.5. EL USO DE LA FUERZA QUE CONTRAVENGA EL PRESENTE DECRETO


LEGISLATIVO GENERA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA DISCIPLINARIA,
PENAL Y CIVIL.

DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES

PRIMERA.- REGLAMENTO
EL PODER EJECUTIVO, MEDIANTE DECRETO SUPREMO REFRENDADO POR EL
MINISTRO DEL INTERIOR REGLAMENTA EL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO
EN UN PLAZO MÁXIMO DE NOVENTA (90) DÍAS, CONTADOS A PARTIR DE SU
PUESTA EN VIGENCIA.

SEGUNDA.- MEDIDAS INSTITUCIONALES


EL MINISTERIO DEL INTERIOR ADOPTARÁ LAS MEDIDAS INSTITUCIONALES
PARA:

A. EVALUAR LA SITUACIÓN ACTUAL DEL ARMAMENTO, MUNICIÓN, EQUIPOS Y


OTROS ACCESORIOS NECESARIOS PARA EL USO DE LA FUERZA POR PARTE
DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ, CON LA FINALIDAD DE ESTANDARIZAR
SU ADQUISICIÓN, TENENCIA Y ALMACENAMIENTO EN LAS DEPENDENCIAS
POLICIALES A NIVEL NACIONAL.

B. ACTUALIZAR EL PROGRAMA DE ADQUISICIÓN DE ARMAMENTO LETAL Y NO


LETAL, MUNICIONES, EQUIPAMIENTO ANTI MOTÍN, VEHÍCULOS ANTI MOTÍN Y
OTROS ACCESORIOS PARA LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ, CONFORME A
LAS DISPOSICIONES DEL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO.

C. ADECUAR LOS PLANES DE CAPACITACIÓN Y ENTRENAMIENTO PARA EL


PERSONAL POLICIAL EN APLICACIÓN DE LA PRESENTE NORMA, BAJO LA
SUPERVISIÓN DEL ÓRGANO ESPECIALIZADO EN DERECHOS
FUNDAMENTALES DEL MINISTERIO DEL INTERIOR.
D. ACTUALIZAR LA NORMATIVA RELACIONADA CON EL OBJETO DE LA
PRESENTE NORMA.

TERCERA.- SUPERVISIÓN DE ACCIONES DE CAPACITACIÓN


EL MINISTERIO DEL INTERIOR A TRAVÉS DEL ÓRGANO COMPETENTE EN
MATERIA DE DERECHOS FUNDAMENTALES, EN COORDINACIÓN CON LA
POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ, SUPERVISA LA ADECUACIÓN Y CONFORMIDAD
DE LOS CONTENIDOS DE LAS ACTIVIDADES EDUCATIVAS RELACIONADAS AL
USO DE LA FUERZA CON LOS ESTÁNDARES Y DISPOSICIONES ESTABLECIDAS
EN EL PRESENTE DECRETO LEGISLATIVO.

CUARTA.- FINANCIAMIENTO
LA IMPLEMENTACIÓN DE LO DISPUESTO EN EL PRESENTE DECRETO
LEGISLATIVO SE FINANCIA CON CARGO AL PRESUPUESTO INSTITUCIONAL
DEL MINISTERIO DEL INTERIOR, SIN DEMANDAR RECURSOS ADICIONALES AL
TESORO PÚBLICO.

POR TANTO:

MANDO SE PUBLIQUE Y CUMPLA, DANDO CUENTA AL CONGRESO DE LA


REPÚBLICA.

DADO EN LA CASA DE GOBIERNO, EN LIMA, A LOS QUINCE DÍAS DEL MES DE


AGOSTO DEL AÑO DOS MIL QUINCE.

OLLANTA HUMALA TASSO

PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

PEDRO CATERIANO BELLIDO


PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS

JOSÉ LUIS PÉREZ GUADALUPE

MINISTRO DEL INTERIOR

GUSTAVO ADRIANZÉN OLAYA


MINISTRO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS
V. ESTADO DE EXCEPCIÓN EN CASOS DE DESASTRES.

1.- Antecedentes.-
Un Régimen de Excepción puede ser definido como aquel Régimen que adopta un
Estado Constitucional, cuando se presentan en todo su territorio o parte de él,
circunstancias que afectan gravemente el orden interno, por lo que se adoptan
medidas urgentes y excepcionales, como la restricción de determinados derechos
fundamentales de las personas, por un tiempo determinado, a fin de lograr la
estabilidad y gobernabilidad.

Como su mismo nombre lo indica, este régimen debe ser excepcional, además de
temporal (se establece por un tiempo determinado).
A nivel internacional la Convención Americana de Derechos Humanos y el Pacto
Interamericano de Derechos Civiles y Políticos de San José de Costa Rica los cuales
han sido ratificados por el Estado Peruano -por lo tanto de obligatorio cumplimiento en
el país- se ha contemplado la posibilidad de que los Estados partes establezcan
medidas excepcionales -o Regímenes de Excepción como se les llama- en
determinadas circunstancias, en los cuales se pueden suspender determinadas
obligaciones.

En el artículo 27.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos se dice: “En


caso de guerra, de peligro público o de otra emergencia que amenace la
independencia o seguridad del Estado Parte, éste podrá adoptar disposiciones, que
en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las exigencias de la situación,
suspendan las obligaciones contraídas en virtud de esta Convención, siempre que
tales disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone
el derecho internacional y no entrañen discriminación alguna fundada en motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión u origen social”

Por su parte, en el artículo 4.1 del Pacto Interamericano de Derechos Civiles y Políticos
señala: “En situaciones excepcionales que pongan en peligro de la vida de la nación y
cuya existencia haya sido proclamada oficialmente, los Estados Partes en el Presente
Pacto podrán adoptar disposiciones que, en la medida estrictamente limitada a las
exigencias de la situación, suspenda las obligaciones contraídas en virtud de este
Pacto, siempre que tales disposiciones no sean incompatibles con las demás
obligaciones que les impone el derecho internacional y no entrañen discriminación
alguna fundada únicamente en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen
social”

En estos instrumentos internacionales se establece además los derechos que se


restringen durante los Regímenes de Excepción, existe un catálogo de derechos que
no pueden afectarse, en aplicación de lo dispuesto en la Convención Americana de
Derechos Humanos (en adelante CADH) y el Pacto Interamericano de Derechos
Civiles y Políticos de San José de Costa Rica (PIDCyP).

De la revisión del artículo 27.2 de la CADH se colige que en un Régimen de Excepción


no se puede restringir los derechos contemplados en los artículos siguientes de la
referida Convención: 3 (Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica); 4
(Derecho a la vida); 5 (Derecho a la integridad personal); 6 (prohibición de la esclavitud
y servidumbre); 9 (principio de legalidad y retroactividad); 12 (Libertad de Conciencia
y Religión); 17 (Protección a la familia); 18 (Derecho al nombre); 19 (Derechos del
Niño); 20 (Derecho a la Nacionalidad), y 23 (Derechos Políticos), ni de las garantías
judiciales indispensables para la protección de tales derechos.

De similar manera, de la revisión del artículo 4.2 del PIDCyP se colige que durante un
Régimen de Excepción no se autoriza a suspender lo regulado en los artículos 6,7, 8
(párrafos 1 y 2), 11, 15, 16 y 18 del referido Pacto. Esto es, no se puede suspender los
siguientes derechos: a la vida (art. 6), a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos
crueles, inhumanos o degradantes, así como a no ser sometido sin libre
consentimiento a experimentos médicos o científicos (art. 7); el derecho a no ser
sometido a esclavitud y a servidumbre, así como la prohibición de la trata de esclavos
(art. 8, párrafos 1 y 2); el derecho a no ser encarcelado por el solo hecho de no poder
cumplir una obligación contractual (art. 11); derecho a no ser condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho
nacional o internacional, derecho a que no se imponga pena más grave que la aplicable
en el momento de la comisión del delito (art. 15); el derecho a la personalidad jurídica
(art. 16); derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, este
derecho incluye la libertad de tener o adoptar la religión o las creencias de su elección,
así como la libertad de manifestar su religión o sus creencias, individual o
colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la celebración de
los ritos, las prácticas y la enseñanza (art. 18).

El derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional


humanitario (DIH) tienen en común que ambos son parte del derecho internacional, es
decir que tienen principios y características propias dentro de un sistema integrado de
normas. Esto implica que a pesar de sus particularidades, dentro de cada sub-sistema
las normas son creadas por los mismos mecanismos o fuentes tanto convencionales
como consuetudinarias. Asimismo la violación de cualquiera de sus normas hace
operativas las reglas del derecho internacional general relativas a la responsabilidad
internacional tanto de estados como de individuos.
Estando regulados hoy día tanto los derechos humanos como el DIH por el derecho
internacional, ambos sub-sistemas tienden en esencia a limitar o restringir las
facultades propias del estado que hacen a su soberanía. Esos límites a la soberanía
estadual se concentran en la necesaria protección del individuo frente a actos
arbitrarios del estado que menoscaben derechos de los individuos o que les infrinjan
sufrimientos innecesarios.
El objetivo primordial de los derechos humanos está directamente relacionado con el
goce de las libertades y garantías individuales del ser humano y con su bienestar y
protección en general. Por su parte, el objetivo central del DIH se relaciona con la
protección debida a las víctimas de los conflictos armados.
La convergencia y complementariedad de los derechos humanos y el DIH se concentra
entonces en un interés compartido a través de sus normativas específicas relativas en
última instancia a la protección del individuo en toda circunstancia.
El DIH y las normas relativas a los derechos humanos se aplican durante situaciones
fácticas distintas. Los derechos humanos son exigibles en tiempo de paz, es decir que
sus normas son plenamente operativas en circunstancias normales dentro de un
esquema institucionalizado de poderes en el que el estado de derecho es la regla.
El DIH se aplica durante conflictos armados tanto de carácter interno como de carácter
internacional. El DIH es en esencia un derecho de excepción.
Los derechos humanos y el DIH tienen orígenes distintos. Los derechos humanos se
gestaron en el orden interno de los estados. Aparecen hoy día reconocidos en los
sistemas jurídicos nacionales, incluso con rango constitucional. Los derechos
humanos continúan siendo materia regida e implementada primordialmente por cada
estado. A partir de la segunda guerra mundial la comunidad internacional experimentó
la necesidad de controlar en el ámbito internacional a aquellos que en principio debían
garantizar la efectiva aplicación de los derechos humanos dentro de sus propias
jurisdicciones. En reiteradas ocasiones fue el propio estado quien, debiendo garantizar
y proteger los derechos y garantías de los individuos reconocidos en su jurisdicción
doméstica, terminaba siendo el violador sistemático de esos derechos.
La internacionalización de la regulación interna de los derechos humanos determinó
un quiebre al principio de la no-intervención en los asuntos de exclusiva jurisdicción
doméstica. Las violaciones sistemáticas a los derechos humanos dentro de un estado
podían involucrar un quebrantamiento o amenaza a la paz tanto regional como
internacional.
En este sentido, el concepto de soberanía de los estados ha ido variando a través del
tiempo donde las actividades de los estados ya no es incumbencia exclusiva de ellos,
sino que ahora es de interés internacional, sobretodo en situaciones que pongan en
riesgo la seguridad internacional para tal efecto el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas para alcanzar ese fin ha participado en varias emergencias
humanitarias (refugiados de Irak, Resoluciones de Bosnia y Herzegovina, así como en
Ruanda), todas estas situaciones implicaban violaciones a los derechos humanos y
desplazamientos de la población civil, en ese sentido la Asamblea de las Naciones
Unidas tiene mecanismos que monitorean el respecto al Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, entre ellos se tiene la Resolución de la Asamblea General de la
ONU, el Consejo de Seguridad de la ONU, cuando se presentan situaciones que
amenazan la paz y la seguridad internacional, además del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos, Comisión sobre los Derechos Humanos, entre otros; además
existen organismos no gubernamentales de carácter internacional tales como la Cruz
Roja Internacional o Media Luna internacional en el caso de los países musulmanes,
Amnistía Internacional, la Sociedad antiesclavista, entre otros.

En nuestro país los regímenes de excepción se encuentran contemplados en el art.


137 de la constitución de 1993, siendo estos:

a) El Estado de Emergencia
Según el artículo 137.1 de la CP93, el Estado de Emergencia se declara en
caso de perturbación de la paz o del orden interno, de catástrofe o de graves
circunstancias que afecten la vida de la Nación.
El Estado de Emergencia se declara por el Presidente de la República, con
acuerdo del Consejo de Ministros. El plazo del Estado de Emergencia no debe
exceder de sesenta días.
Sí se puede prorrogar el Estado de Emergencia, para lo cual se requiere de
nuevo decreto y se entiende que se hará cuando subsisten al término de
sesenta días, las circunstancias que motivaron la declaratoria del referido
Estado Excepcional.
Si desaparecen las circunstancias que motivaron su declaración se puede
levantar el Estado de Emergencia.
Durante un estado de emergencia se pueden restringir o suspender los
siguientes derechos:

- Derecho a la libertad y seguridad personales, referido a que nadie puede


ser detenido sino por orden escrita y motivada del Juez o por las autoridades
policiales en caso de flagrante delito (Art. 2.24.f de la CP93)
- Derecho a la inviolabilidad del domicilio (Art. 2, inciso 9, de la CP93), por
el cual, según el texto constitucional de 1993, sólo se puede ingresar a un
domicilio para hacer investigaciones o registros si existe autorización de su
titular que lo habita o con mandato judicial, salvo situaciones de flagrancia
delictiva o muy grave peligro de su perpetración, así como razones de sanidad
o de grave riesgo.

- Derecho a la libertad de reunión (Art. 2, inciso 12, de la CP93), por el cual,


según el texto constitucional de 1993, toda persona tiene derecho a reunirse
pacíficamente sin armas. Las reuniones en locales privados o abiertos al público
no requieren aviso previo. Las que se convoquen en plazas y vías públicas
exigen anuncio anticipado a la autoridad.

- Derecho a la libertad de tránsito (Art. 2, inciso 11, de la CP93), por el cual,


toda persona tiene derecho a transitar por el territorio nacional, a entrar y salir
de él, salvo limitaciones por razones de sanidad o por mandato judicial o por
aplicación de la Ley de Extranjería.

Actualmente los desastres naturales también son percibidos como parte de nuevos
riesgos y amenazas de seguridad nacional en oposición a las amenazas tradicionales
(ataques de ejércitos foráneas o grupos armados internos).

Cuando se declara el Estado de Emergencia, las Fuerzas Armadas no asumen


necesariamente y en todos los casos el control del orden interno, en reemplazo de la
Policía Nacional. Sólo lo asumirán cuando así lo dispone el Presidente de la República.

Entonces, puede darse el caso que se declare el Estado de Emergencia en una


determinada circunscripción territorial y la Policía Nacional siga a cargo del control del
orden interno. Un ejemplo de esto lo tenemos con el Decreto Supremo Nº 093-2011-
PCM que ha declarado recientemente el Estado de Emergencia en cuatro provincias
de Cajamarca, en cuyo artículo primero se señala “Declárese el Estado de Emergencia
por el término de sesenta (60) días, a partir del 05 de diciembre de 2011, en las
provincias de Cajamarca, Celendín, Hualgayoc y Contumazá del departamento de
Cajamarca, manteniendo la Policía Nacional del Perú el control del orden
interno”.
En este sentido, mediante Resolución Suprema Nº 591-2011-DE se ha reafirmado lo
antes señalado al afirmarse: “La actuación de las Fuerzas Armadas constituye una
tarea de apoyo a la misión de la Policía Nacional del Perú y no releva la activa
participación de ésta. El control del orden interno permanece en todo momento a
cargo de la Policía Nacional del Perú” Se señala, luego que “la actuación de las
Fuerzas Armadas estará dirigida a garantizar el funcionamiento de los servicios
públicos esenciales y resguardar puntos críticos vitales para el normal desarrollo de
las actividades de la población, facilitando de este modo que los efectivos de la Policía
Nacional del Perú concentren su accionar en el control del orden público y la
interacción con la población de las Provincias del departamento de Cajamarca a que
se refiere el Artículo 1 de la presente Resolución Suprema”.
Hay sectores que cuestionan la participación de las fuerzas armadas en la seguridad
interna, en tanto que las distrae de su función primordial que es la seguridad exterior,
además que promueve su politización, sin embargo en la práctica es un componente
indispensable del estado por su experiencia previa y su presencia en todo el territorio
nacional, además del equipamiento del cual están provistas y la celeridad en la
intervención en los desastres naturales, porque incluso tienen una sección de
ingenieros del ejército que cumplen una labor indispensables en este tipo de desastres
naturales.90
Esta función de las fuerzas armadas en casos de situaciones de emergencia
ocasionadas por desastres naturales, está regulada en e Decreto Legislativo del
Comando Conjunto de las Fuerzas 2012 Armadas Nº 1136 del 09 de diciembre de
2012 que en su art. 4 inciso 29 señala entre las funciones del comando conjunto de
las fuerzas armadas: “Conducir la participación de las fuerzas armadas en situaciones
emergencia ocasionadas por desastres naturales”.

90
KAHHAT, Farid. Desastres naturales y Fuerzas Armadas. Disponible en www.americaeconomia.com,
consultado el 15 de junio de 2017.
b) El Estado de Sitio.

El Estado de Sitio se declara cuando se presentan circunstancias más graves que las
que permiten declarar el Estado de Emergencia. Así, en el artículo 137.2 de la CP93
se señala que el Estado de Sitio se puede decretar en caso de invasión, guerra
exterior, guerra civil, o peligro inminente de que se produzcan.
El Estado de Sitio también debe ser declarado por el Presidente de la República, con
acuerdo del Consejo de Ministros, y el plazo de su instauración no puede exceder de
cuarenta y cinco días (artículo 137.2 de la constitución de 1993).
Si se mantienen las circunstancias que motivaron su declaración puede ser
prorrogado, en aplicación de lo prescrito en la parte final del artículo 137 de la CP93,
su prórroga no se hace con un nuevo Decreto del Ejecutivo, como se hace para el caso
de prórroga del Estado de Emergencia, sino que se tendrá que aprobar por el
Congreso, el cual, al decretarse el Estado de Sitio, debe reunirse de pleno derecho.
Al haberse cumplido el tiempo por el cual fue decretado o si desaparecen las
circunstancias que motivaron su declaración se puede levantar el estado de sitio.
En el Decreto que declara el Estado de Sitio debe señalarse qué derechos no se
restringen o se suspenden. Se entiende que los derechos que no se hacen mención
en el respectivo Decreto quedan restringidos.

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que existen determinados derechos que no
pueden restringirse ni siquiera en un Régimen de Excepción, por haberse así dispuesto
en Tratados Internacionales de Derechos Humanos, suscritos y ratificados por el
Estado peruano, tal como se ha explicado en la pregunta 3 del presente artículo.
En el artículo 200, penúltimo párrafo de la constitución vigente, se ha señalado que “el
ejercicio de las acciones de hábeas corpus y amparo no se suspende durante la
vigencia de los regímenes de excepción a que se refiere el artículo 137 de la
Constitución” (subrayado nuestro) Se agrega, luego, “cuando se interponen acciones
de esta naturaleza en relación con derechos restringidos o suspendidos, el órgano
jurisdiccional competente examina la razonabilidad y la proporcionalidad del
acto restrictivo. No corresponde al juez cuestionar la declaración del estado de
emergencia ni de sitio”

Asimismo el artículo 23 del Código Procesal Constitucional, aprobado por Ley Nº


28237 se señala, también, lo siguiente: “Razonabilidad y proporcionalidad.- Los
procesos constitucionales no se suspenden durante la vigencia de los regímenes de
excepción91. Cuando se interponen en relación con derechos suspendidos, el órgano
jurisdiccional examinará la razonabilidad y proporcionalidad del acto restrictivo,
atendiendo a los siguientes criterios:

1) Si la demanda se refiere a derechos constitucionales que no han sido


suspendidos;

2) Si tratándose de derechos suspendidos, las razones que sustentan el acto


restrictivo del derecho no tienen relación directa con las causas o motivos que
justificaron la declaración del régimen de excepción; o,

3) Si tratándose de derechos suspendidos, el acto restrictivo del derecho resulta


manifiestamente innecesario o injustificado atendiendo a la conducta del agraviado o
a la situación de hecho evaluada sumariamente por el juez.

A continuación se ensayan algunos ejemplos en los cuales podría interponerse


procesos constitucionales durante un Régimen de Excepción y que creemos podrían
ser declarados fundados por el Juez competente.

a) Ejemplo de procedencia de un proceso constitucional respecto a derechos que


no ha sido suspendidos: Cuando se alega que la autoridad militar o policial en un
lugar en el que se ha decretado un Estado de Emergencia, está prohibiendo o
afectando la libertad de expresión, que es un derecho que no puede restringirse

91LINGAN CABRERA, Luis Martín. Los estados de excepción en el Perú: El Estado de Emergencia y el Estado de
Sitio. Publicado el 12 de diciembre de 2011. Disponible en: http://luislingaderechoypolitica.blogspot.pe/2011/12/los-
regimenes-de-excepcion-en-el-peru.html
durante el referido Régimen de Excepción, podrá interponerse, entonces, un proceso
de amparo ante el Juez competente.

b) Ejemplo de procedencia de un proceso constitucional cuando se alega un


irrazonable accionar de la autoridad durante un Régimen de Excepción, con
relación a los derechos suspendidos o restringidos (vulneración del principio de
razonabilidad, art. 23 del Código Procesal Constitucional): Como se ha dicho, en
un Estado de Emergencia, en el Perú, uno de los derechos que puede restringirse es
el derecho de reunión. ¿Quiere decir, entonces, que todo tipo de reuniones se prohíben
en la circunscripción territorial en la que se declaró el Estado de Emergencia? La
respuesta es negativa, pues solo podrán prohibirse las reuniones que tengan relación
directa con las causas o motivos que justificaron la declaratoria del Estado de
Emergencia. Así, por ejemplo, si se declaró un Estado de Emergencia en determinadas
ciudades, debido a continuas manifestaciones violentas, con ataque a la propiedad
pública o privada, bloqueo de vías públicas, entonces, las reuniones que se
restringirán serán las que se relacionen con estos accionares. No se puede prohibir
una reunión de tipo cultural, familiar, religioso, etc., en la que no se discuta o trate
asunto alguno relacionado con lo que motivó la declaración del Estado de Emergencia.
Si la autoridad prohíbe reuniones que no tienen relación con las causas que justificaron
la declaración del Estado de Emergencia, se afecta el principio de razonabilidad y
podría interponerse un proceso constitucional de amparo ante el Juez competente.

c) Ejemplo de procedencia de un proceso constitucional cuando se alega un


desproporcionado accionar de la autoridad en relación a los derechos
suspendidos o restringidos (vulneración del principio de proporcionalidad; art.
23.3 del Código Procesal Constitucional): Por ejemplo, puede darse el caso que se
haya declarado el Estado de Emergencia en una determinada región por la existencia
de manifestaciones violentas en plazas y vías públicas, con ataques a la propiedad
pública y privada. Como ya se ha señalado, en estos supuestos, uno de los derechos
que se restringe es el derecho de reunión. Puede darse el caso de que un grupo de
personas, a pesar de la declaración del Estado de Emergencia, están por realizar una
movilización en una vía pública, sin embargo, la autoridad policial los persuade de
desistir de la medida, por lo que quienes pretendían movilizarse se retiran a sus
domicilios; sin embargo, los policías ingresan a sus domicilios, y a pesar de no
encontrar ningún elemento que los vincule con accionar violento los traslada a la
Comisaría y los tiene allí por horas como un castigo, a pesar de que no se les ha
imputado la comisión de algún delito ni se ha generado investigación alguna en su
contra. En este caso, estaríamos ante un accionar desproporcionado de la autoridad,
que justificaría la interposición de un proceso constitucional.

Según se señala en el párrafo final del artículo 23 del Código Procesal Constitucional,
la suspensión de los derechos constitucionales tendrá vigencia y alcance únicamente
en los ámbitos geográficos especificados en el decreto que declara el régimen de
excepción.

En el artículo 27.3 de la Convención Americana de Derechos Humanos se señala que


“Todo Estado Parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados Partes en la presente Convención por conducto
del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, de las
disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan suscitado
la suspensión y la fecha en que haya dado por terminada la suspensión”

Por su parte, en el artículo 4.3 del PIDCyP se ha señalado que “Todo Estado Parte en
el presente Pacto que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados Partes en el Presente Pacto, por conducto del
Secretario General de las Naciones Unidas, de las disposiciones cuya aplicación haya
suspendido y de los motivos que hayan suscitado la suspensión. Se hará una nueva
comunicación por el mismo conducto en la fecha en que haya dado por terminada tal
suspensión”

La evolución de los derechos humanos tanto en el ámbito interno como internacional


estuvo y está relacionada a posiciones político filosóficas que han dado lugar al
desarrollo de ideologías contrapuestas en cuanto al verdadero contenido y alcance de
los derechos sujetos a una debida protección estadual y a un adecuado control
internacional.
Por su parte el DIH irrumpe en las relaciones entre estados durante la segunda parte
del siglo XIX como una respuesta de la comunidad internacional a los horrores de la
guerra. En este sentido el DIH nace y se desarrolla como un movimiento no politizado,
tomando distancia de las corrientes del pensamiento político en general. La necesidad
de limitar los sufrimientos innecesarios de los combatientes heridos y enfermos en el
campo de batalla fue el eslabón inicial de una cadena de protecciones acotadas a
categorías específicas de individuos afectados por los conflictos armados. La
incorporación de nuevas categorías de víctimas de los conflictos implicó una evolución
constante en cuanto a la ampliación del ámbito de aplicación personal del DIH. A los
heridos y enfermos en el campo de batalla le siguió en el tiempo la regulación de la
protección debida a los náufragos, luego la de los prisioneros de guerra y como
consecuencia de las traumáticas experiencias vividas durante la segunda guerra
mundial, finalmente se reguló la protección debida de la población civil afectada por
conflictos armados. Existen hoy día nuevas categorías específicas de personas
protegidas, como así también se protege dentro del DIH a determinados grupos de
personas vulnerables (mujeres, niños) dentro de situaciones de conflictos armados.
Este conjunto de normas relativo a la protección de víctimas de los conflictos armados
se dio en llamar Derecho de Ginebra. Este derecho fue tradicionalmente reconocido
como derecho internacional humanitario propiamente dicho.
A partir de fines del siglo pasado, comienzan a codificarse las reglas consuetudinarias
relativas a los medios y métodos de guerra. Este conjunto de normas relativas a los
límites específicos impuestos a los estados beligerantes en cuanto a cómo hacer la
guerra, se conoció como el Derecho de La Haya.
En la actualidad el Derecho de La Haya se ha fundido con el Derecho de Ginebra, por
lo tanto cuando nos referimos al Derecho Internacional Humanitario, nos referimos al
conjunto de normas que tienden a dar protección a las víctimas de los conflictos
armados y a las normas que restringen el uso de la fuerza por parte de los estados a
partir de la regulación de los métodos y medios de hacer la guerra.
Esta definición ampliada parecería distanciar los objetivos del DIH de los propósitos
básicos perseguidos a través de los derechos humanos. La reglamentación de los
métodos y medios de hacer la guerra poco tienen que ver con los objetivos primarios
perseguidos por los derechos humanos. Sin embargo, la limitación del uso de la fuerza
durante los conflictos armados tiende a racionalizar su empleo restringiendo la
potencial generación de sufrimientos innecesarios.
Asimismo, el DIH parte del presupuesto de la legitimidad, por decirlo de alguna
manera, de los efectos colaterales que afectan la vida y los bienes de los civiles
durante los conflictos armados en tanto y en cuanto estos son consecuencia del uso
de fuerza que se justifica en una necesidad militar. Idéntica situación se da respecto
de los efectos de las acciones militares sobre el medio ambiente.
Existen a su vez una serie de principios y características propias de cada
ordenamiento que determinan una identidad diferenciada para cada sistema y en su
consecuencia fundamentan la necesaria independencia de sus estructuras. En los
hechos, sin embargo, las normas del DIH al igual que las relativas a la protección de
los derechos humanos pueden coincidir en cuanto a sus contenidos.
Los derechos humanos permiten ser restringidos y suspendidos. La suspensión de los
derechos humanos está autorizada aún por acuerdos regionales e internacionales en
casos de conmoción interior, situaciones de guerra o en casos de violencia interna.
Existen ciertos derechos que han sido definidos y reconocidos como no sujetos a
suspensión. Sin embargo, el estado al declarar la suspensión de ciertos derechos
durante estados de emergencia interna, no necesariamente ha tomado en cuenta los
parámetros establecidos para la efectiva observancia de los derechos no susceptibles
de ser suspendidos.
A contrario, las normas del DIH por definición, no admiten restricciones ni
suspensiones, por lo tanto ni siquiera autorizan al estado a intentar una interpretación
unilateral respecto a una eventual suspensión o restricción.
Los derechos humanos han sido definidos en principio como derechos universales e
indivisibles. Existe un grupo de derechos humanos que hacen a la esencia de la
persona humana.
Los derechos humanos esenciales han sido agrupados dentro de una categoría
conocida como derechos básicos de la persona humana. Son éstos los derechos que
conforman el llamado núcleo irreductible de derechos de la persona humana ( hard
core group ). Estos derechos son los que en principio no están sujetos a suspensión
alguna, por lo tanto el estado debe garantizarlos y respetarlos aun durante estados de
emergencia, incluyendo situaciones de guerra interna o internacional.
Pero estos derechos básicos que conforman el núcleo irreductible de los derechos
humanos, han sido asimismo reconocidos como parte esencial del DIH aplicable a los
conflictos armados.
Por lo tanto su observancia durante estas situaciones de excepción dependerá de la
efectiva aplicación de los mecanismos propios de uno y otro ordenamiento. La
duplicación del contenido de normas del DIH y de los derechos humanos es en cierta
medida un reaseguro respecto a la potencial observancia de la protección debida del
individuo durante conflictos armados.
Independientemente de haberse reconocido el carácter universal e indivisible de los
derechos humanos básicos o esenciales es posible que cada estado, al implementar
estos derechos dentro de su jurisdicción doméstica, admita una reglamentación
discrecional que difiera de la reglamentación admitida por otro u otros estados.
A esta posibilidad de reglamentación diferenciada de un mismo derecho dentro de los
ordenamientos jurídicos internos de los estados se la ha dado en llamar relativismo
cultural. El relativismo cultural no atenta contra la esencia de un derecho determinado
sino que posibilita una implementaron diferenciada, respetando la existencia de
diversas identidades culturales, étnicas o religiosas. Este marco referencial de diversas
aplicaciones internas de un mismo derecho, es desconocido dentro del ámbito del DIH.
El DIH no registra antecedentes relativos a una potencial diversidad de
implementaciones internas bajo el fundamento del respeto a particularidades
culturales.
El derecho internacional de los derechos humanos genera una relación directa entre
el estado y sus propios nacionales, o más genéricamente, con los individuos que se
encuentran dentro de sus jurisdicciones nacionales. El DIH, por su parte, obliga al
estado respecto a comportamientos debidos frente a los nacionales de otros estados,
ya sean esos otros estados beligerantes o neutrales.
En el DIH la relación jurídica se traba entre estados, mientras que en materia de
derechos humanos la relación jurídica se genera entre el estado y el individuo
protegido. Si bien es ésta la regla general, existen normas del DIH que vinculan al
estado con sus propios nacionales. (Ver por ej., Art. 3 común a los cuatro Convenios
de Ginebra de 1949).
En cuanto a la responsabilidad por violación por parte del estado de normas del
derecho internacional de los derechos humanos, en general, el individuo afectado
podrá después de agotar los recursos internos, reclamar ante una instancia
internacional o regional la terminación de la violación y la satisfacción debida frente a
sus derechos conculcados. Los órganos de control internacional para la observancia
por parte de los estados de los derechos humanos intentarán volver al status quo
ante y eventualmente exigirán una reparación.
En DIH, la responsabilidad por la inobservancia de sus normas queda siempre dentro
del ámbito de las competencias estatales. La presencia de las poten cias protectoras
o del Comité Internacional de la Cruz Roja se relacionan con la facultad de controlar la
estricta aplicación de las normas mas que con la determinación del grado de
responsabilidad del estado violador.
El DIH prevé la obligación de los estados de “respetar” y “hacer respetar” sus normas
(art. 1 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949). La relación jurídica que se
genera convencionalmente, vincula a los estados entre sí. Cada estado parte en los
Convenios de Ginebra de 1949 se obliga a respetar y a hacer respetar a los demás
estados parte la plena vigencia de sus enunciados normativos. En la práctica, los
estados han sido renuentes a manifestar su intención de cuestionar a los estados
violadores del DIH. En este sentido la posición asumida por terceros estados respecto
de los conflictos armados ha sido generalmente la de impulsar la prevención de nuevas
o reiteradas violaciones.
Convergen así dos tendencias claramente identificables, la preventiva y la reparadora.
La observancia de los derechos humanos se centraliza en la función reparadora
mientras que el DIH cumple una acción eminentemente preventiva. Por esta razón la
difusión del DIH es vital a efectos de diseminar el contenido de sus normas en
protección de potenciales víctimas de los conflictos armados.
En el derecho internacional de los derechos humanos, el individuo afectado tiene
capacidad para activar los mecanismos internacionales de contralor. Esos contralores
en el ámbito internacional son generalmente operativos ex post facto .
La responsabilidad del estado por violaciones tanto al DIH como a los derechos
humanos no excluye la responsabilidad de los individuos. Dentro del DIH, las
sanciones a las infracciones graves obligan al estado a juzgar o a extraditar a los
individuos responsables.
El derecho internacional de los derechos humanos exige a los estados tanto el
“garantizar” como el “respetar” los derechos reconocidos a través de tratados o de
costumbres. El “garantizar” implica la obligación de asegurar que se respeten dentro
de la jurisdicción interna del estado los derechos reconocidos internacionalmente. El
“respetar” implica que el estado deberá abstenerse de violentar por acto u omisión
imputable a éste, conculcar esos derechos. Ambas obligaciones implican
comportamientos de un estado respecto a sus propios nacionales. La relación jurídica
continua siendo entre estado e individuo. La actuación de los órganos internacionales
de contralor de las acciones u omisiones del estado no alteran el carácter prioritario de
la actividad del estado en la implementación de los derechos humanos. El estado
violador deberá reparar el derecho conculcado, volver en la medida de lo posible la
situación al status quo ante y eventualmente reparar a través de una satisfacción
adecuada. Los órganos internacionales de protección exigirán, y finalmente
supervisarán, el cumplimiento debido de las obligaciones internacionales del estado,
pero no tienen capacidad para reemplazar a éste en esas funciones.
Los derechos humanos reconocidos en el ámbito internacional, muchas veces reiteran
derechos ya consolidados en el ámbito nacional. Sin embargo uno de los temas más
graves para el derecho internacional de los derechos humanos es la falta de
implementación doméstica adecuada de los derechos consagrados en el ámbito
regional o internacional. Por esta razón, esos derechos han sido formulados con
carácter programático permitiendo a los estados su futura adecuación interna
conforme a sus necesidades y posibilidades. Si bien los tratados internacionales sobre
derechos humanos enuncian normas directamente operativas, la mayoría de esas
normas necesita ser internalizada. En alguna medida es este un contrasentido si
partimos de la base de que los derechos humanos se desarrollaron como derecho
interno y luego se internacionalizaron, a diferencia del DIH que a partir de mediados
del siglo XIX surge como parte del derecho internacional que necesita inexorablemente
de internalizarse, es decir ser incorporado como derecho interno de los estados a
efectos de su implementación y observancia (especialmente en materia de sanciones
a las violaciones graves al DIH).
En cuanto a los sujetos protegidos por uno y otro derecho, es de hacer notar que los
derechos humanos se aplican sin discriminación, mientras que el DIH protege a
determinadas categorías de individuos calificadas como víctimas o como potenciales
víctimas de los conflictos armados. El DIH recepta sin embargo el principio de no-
discriminación en cuanto a la protección de quienes califican como víctimas. Todas
aquellas personas que no encuadran dentro de categorías especiales de protección
están de todas formas amparadas por normas residuales que se aplican también sobre
la base de la no-discriminación.
Con relación a la aplicación práctica del DIH, corresponde ésta en principio a los
órganos de los estados en conflicto, es decir a los estados beligerantes, a las potencias
protectoras en la eventualidad de que hayan sido designadas y al Comité Internacional
de la Cruz Roja.
Como ya fuera expresado, la aplicación del derecho internacional de los derechos
humanos corresponde a cada estado respecto de sus nacionales o de los individuos
que se encuentren bajo su jurisdicción. Las organizaciones regionales e
internacionales de protección de los derechos humanos supervisan, monitorean y aun
determinan los grados de responsabilidad de los estados violadores. En última
instancia serán esos estados los que deberán enmendar o rectificar sus conductas
internas violatorias, y eventualmente reparar daños sufridos por los individuos
afectados, a través de una adecuada satisfacción.
Existen en la actualidad áreas no bien definidas de situaciones de violencia dentro del
territorio de un estado, como es el caso de emergencias por conmociones internas,
insurrecciones de baja intensidad, alteraciones del orden en razón de conflictos
étnicos, religiosos o raciales y otras formas de insurgencias, que no califican dentro de
los conceptos tradicionales de conflictos armados de carácter interno. Por otra parte,
los derechos humanos exigibles en el ámbito internacional están sujetos a
suspensiones fundamentadas en la existencia de alteraciones al orden público y la
seguridad nacional. De esta forma se generan situaciones no expresamente
contempladas por el DIH o que, si bien previstas residualmente por normas
pertenecientes a los derechos humanos, su observancia es en la práctica relativizada.
Se evidencia a su vez un desarrollo progresivo a partir de prácticas estatales que
A partir de la Conferencia de Teherán de 1968 sobre Derechos Humanos se comenzó
a hablar de derechos humanos de los conflictos armados. Esta tendencia se afianza
en reiteradas Declaraciones de la Asamblea General de la ONU relativas a asegurar
la vigencia de los derechos humanos elementales durante los conflictos armados.
Pero el referirse a los derechos humanos de los conflictos armados puede dar lugar a
cierta confusión respecto a la independencia de principios y estructuras entre el
derecho internacional humanitario y los derechos humanos.
Así es que durante un conflicto armado, ciertos derechos humanos pueden ser
suspendidos y otros no. Estos últimos constituyen el núcleo irreductible de derechos
humanos no susceptibles de ser suspendidos bajo ninguna circunstancia. Ese núcleo
irreductible de derechos humanos se corresponde con derechos asegurados
convencionalmente como derechos exigibles durante conflictos armados tanto internos
como internacionales, e n razón de normas expresas del DIH (Ver, art. 3 común a los
cuatro Convenios de Ginebra de 1949, art. 75 del Protocolo I y arts. 4 a 6 del Protocolo
II).
Esta convergencia en cuanto a la igualdad de contenidos normativos aplicables a una
misma situación plantea el problema de la duplicación o reiteración de normas. Lejos
de provocar dicha reiteración inconvenientes relativos a su correcta aplicación, impone
un reaseguro en cuanto a la observancia de conductas queridas a partir de sistemas
jurídicos con esquemas diferenciados de implementación. De esta manera, las
conductas regladas tienen una mayor posibilidad de ser efectivizadas como partes
integrantes de uno u otro esquema normativo.
En este contexto puede afirmarse que en la práctica el DIH y del derecho internacional
de los derechos humanos son complementarios en razón de que, el DIH es
directamente operativo a partir del comienzo de un conflicto armado y su observancia
tiende a prevenir sufrimientos innecesarios, mientras que la debida observancia de los
derechos humanos frente a violaciones de esos mismos derechos en situaciones de
conflictos armados, tiende prioritariamente a cumplir una función reparadora. Si bien
ambos sistemas se basan en funciones preventivas y reparadoras, la preeminencia de
una u otra función se complementa en aquellas áreas en donde de hecho se produce
una clara superposición normativa.
El problema subsiste en aquellas otras situaciones en las que es posible detectar
lagunas normativas producidas por la inexistencia de reglas aplicables de uno u otro
sistema o frente a la falta de un efectivo control del margen de discrecionalidad con
que puede actuar un estado en situaciones de emergencia (violencia interna,
conmoción interior, etc.)
Los recientes intentos de canalizar la ayuda humanitaria a través de la intervención del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha puesto de manifiesto la
vulnerabilidad de t oda acción relativa a la aplicación del DIH por parte de órganos
altamente politizados. El contralor de la aplicación del DIH necesita inexorablemente
de un alto grado de credibilidad en cuanto a la neutralidad y transparencia del accionar
de aquellos con responsabilidad sobre su implementación y observancia (potencias
protectoras, CICR).
De esta semblanza general relativa a las similitudes y diferencias entre el DIH y los
derechos humanos es posible concluir que cada sistema se ha desarrollado a través
de estructuras jurídicas separadas, dentro de ámbitos de validez y aplicación
claramente distinguibles y con esquemas propios relativos tanto a sus controles
internacionales como a sus implementaciones internas.
Existe una convergencia en los intereses y objetivos perseguidos por ambos sistemas
en cuanto a asegurar la protección debida de todos los individuos en toda
circunstancia.
Esta convergencia, en los hechos, ha provocado reiteraciones normativas que
aparecen reflejadas en el contenido especifico de normas de uno y otro derecho. Esta
reiteración de contenidos permite el cumplir con los objetivos perseguidos desde
distintos esquemas de implementación impuestos por el DIH y por el derecho
internacional de los derechos humanos.
Es evidente la necesidad de una coordinación y sistematización que permita, mas que
solucionar los problemas de superposición normativa, el contemplar aquellas
situaciones no abarcadas por uno u otro sistema o aquellas otras situaciones en las
que se tolera el ejercicio de un desmesurado margen de discreción por parte del
estado. El problema de las lagunas de derecho con relación a situaciones derivadas
de violencia interna, conmociones interiores o estados de excepción, ha comenzado a
tener respuesta en ciertas y determinadas actitudes asumidas por los estados a partir
de sus prácticas reiteradas tendientes a la generación de normas consuetudinarias.
Un claro ejemplo de esta tendencia se relaciona con la extensión de la aplicación de
normas convencionales previstas para conflictos armados internacionales que se
aplicarían no solo a los conflictos armados internos sino que incluso abarcarían
situaciones de emergencia interna.
La Declaración final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Derechos
Humanos (Viena 1993), insta a los Estados a coordinar esfuerzos tendientes a
asegurar la observancia de los derechos humanos durante los conflictos armados. Por
nuestra parte nos permitimos llamar la atención sobre la necesidad de coordinar los
avances y desarrollos logrados en un sistema a efectos de provocar su inmediata
recepción en el otro. De la interdependencia entre uno y otro sistema surgirá
eventualmente un esquema de control perfectible frente al potencial ejercicio arbitrario
de las facultades inherentes al estado.
En este sentido consideramos que deberían instrumentarse mecanismos que,
actuando como vasos comunicantes, permitan que la extensión y alcance de los logros
o avances normativos dentro de un esquema jurídico, penetren en el otro sistema a
efectos de consolidar la debida protección de toda persona afectada por el uso de la
fuerza armada independientemente del grado o intensidad de esa fuerza o de la
eventual definición de una situación particular como conflicto armado.
El derecho internacional de los derechos humanos está hoy día orientado a consolidar
el valor universal e indivisible de sus derechos y garantías básicas. A su vez la
evolución natural de los derechos humanos tiende a perseguir el bienestar del ser
humano a través de la observancia de nuevas generaciones de derechos.
El DIH continúa teniendo como objetivo mediato la generación de nuevas restricciones
al poder discrecional del estado en el uso de la fuerza a efectos de atemperar
sufrimientos innecesarios. El equilibrio entre la necesidad mi litar y la debida protección
de las personas afectadas por un conflicto, sigue siendo el problema central en el que
se debate todo avance normativo del DIH.
Si bien estas orientaciones presuponen la utilización de criterios y estrategias
diferentes relativas a futuras implementaciones del DIH y del derecho internacional de
los derechos humanos, en la actualidad se percibe el surgimiento de una filosofía
común a ambos sistemas tendiente a consolidar sus valores intrínsecos relativos a la
protección debida a toda persona en cualquier circunstancia.92
Una creciente interdependencia en las temáticas comunes del DIH y de los derechos
humanos ha logrado instalar en la comunidad internacional una cierta expectativa
sobre la necesidad y conveniencia de eventuales aplicaciones complementarias, por
de pronto dentro de sus respectivos ámbitos de convergencia normativa y fáctica.
En otros países como Venezuela 93 ante fenómenos como las lluvias
intensas y persistentes el Gobierno nacional declara Estado de
Emergencia, este Estado de Emergencia declarado por el Gobierno
nacional, sin embargo igual que en nuestro país, esta declaratoria de
Restado de Excepción faculta a que se restrin ja temporalmente algunas
garantías consagradas en la Constitución, excluyendo las referidas a los
derechos a la vida, prohibición de incomunicación o tortura, el derecho
al debido proceso, el derecho a la información y los demás derechos
humanos intangibles , asimismo se adopta medidas específicas que
pueden adoptarse como consecuencia de un estado de excepción,

92
VINUESA Raúl Emilio. Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, diferencias y
complementariedad, publicado el 28 de junio de 1998, disponible en
https://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5tdlj8.htm, consultado el 14 de junio de 2017.
93
ANTELA GARRIDO, Ricardo. Estados de emergencia y estados de excepción, publicado el 30 de noviembre de
2016, disponible en http://ricardoantelag.blogspot.pe/2010/11/estado-de-emergencia-y-estado-de.html,
revisado el 14 de junio de 2017
debidamente declarado, están: (i) Obligar a personas privadas para que
cooperen con las autoridades competentes para la protección de
personas, bienes y lugares, pudiendo imponerles servicios
extraordinarios por su duración o por su naturaleza, con la
correspondiente indemnización de ser el caso; (ii) Limitar o racionar el
uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad, así
como tomar las medidas necesarias para asegurar el abastecimiento de
los mercados y el funcionamiento de los servicios y de los centros de
producción; (iii) Hacer erogaciones con cargo al Tesoro Nacional que no
estén incluidas en la Ley de Presupuesto; y (iv) Requisar los bienes
muebles e inmuebles de propiedad particular que deban ser utilizados
para restablecer la normalidad , previa orden escrita y específica del
Presidente de la República o de la autoridad competente designada, los
cuales serán restituidos al término de la emergencia, sin perjuicio de la
indemnización debida por el uso o goce de los mismos .
En este país, a diferencia del nuestro h ay tres tipos de estados de
excepción: el de ALARMA, cuando se produzcan catástrofes,
calamidades públicas u otros acontecimientos similares que pongan
seriamente en peligro la seguridad de la Nación o de sus ciudadanos; el
de EMERGENCIA ECONÓMICA ; y el de CONMOCIÓN INTERIOR O
EXTERIOR.
En el caso concreto de desastres naturales, una vez que se declara el
Estado de Emergencia, se permite la activación de recursos técnicos,
humanos, financieros o materiales, con el objeto de enf rentar
eficazmente los efectos dañosos causados por el fenómeno natural o
tecnológico que ha generado el desastre. Asimismo, las autoridades
administrativas podrán ejercer las competencias que legalmente les
corresponden, y en particular, las previstas en las normas del régimen
especial que se determinen, hasta tanto se disponga que ha retornado la
normalidad.
Durante el Estado de Emergencia, le corresponde a la Dirección Nacional
de Protección Civil y Administración de Desastres, en conjunto con los
entes gubernamentales establecidos para tal fin, coordinar el suministro
de información sobre las medidas y recomendaciones pertinentes a los
entes privados y a la opinión pública, así como elaborar el Plan de Acción
Específico antes señalado, para el retorno a la normalidad.

COEN - CENTRO DE OPERACIONES EMERGENCIA NACIONAL


Es un instrumento del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres a cargo
del Instituto Nacional de Defensa Civil, cuyo personal monitorea, valida y proporciona
información sobre peligros, emergencias y desastres que ocurren en nuestro país
emitiendo información oficial facilitando la toma de decisiones de las autoridades y
actores del Sinagerp, articulando información con los Centro de Operaciones locales,
provinciales y regionales.
Para la Declaratoria de Estado de Emergencia decretado por el Presidente de la
República, con acuerdo de la PCM, ante un peligro inminente u ocurrencia de desastre,
de tal manera que éste sobrepase la capacidad de respuesta del Gobierno Regional y
Nacional con finalidad ejecutar acciones inmediatas y necesarias en salvaguarda de
la vida e integridad de las personas y patrimonio público o privado y se aprueba por un
plazo no mayor a 60 días calendarios por Decreto Supremo.
Parta que se declare el estado de emergencia, precio informe del INDECI, debe haber:
 Estado de Emergencia por Peligro Inminente: Estado de excepción ante la
probabilidad que un fenómeno físico potencialmente dañino de origen natural o
inducido por acción humana, ocurra en un lugar específico, en un periodo inmediato
y sustentado por una predicción o evidencia técnico‐científica, con la finalidad de
ejecutar acciones inmediatas y necesarias para reducir los efectos dañinos del
potencial impacto, en salvaguarda de la vida e integridad de las personas y el
patrimonio público y privado.
 Estado de Emergencia por Desastre: Estado de excepción ante la condición de
desastre ocasionado por un fenómeno de origen natural o inducido por acción
humana, con la finalidad de ejecutar acciones inmediatas y necesarias para la
respuesta y rehabilitación. Desastre: Conjunto de daños y pérdidas en la salud,
fuentes de sustento, hábitat físico, infraestructura, actividad económica y medio
ambiente, que ocurre a consecuencia del impacto de un peligro o amenaza, cuya
intensidad genera graves alteraciones en el funcionamiento de las unidades
sociales, sobrepasando la capacidad de respuesta regional y local para atender
eficazmente sus consecuencias, pudiendo ser de origen natural o inducido por
acción humana.
 Desastre de Gran Magnitud: Conjunto de daños y pérdidas en la salud, fuentes de
sustento, hábitat físico, infraestructura, actividad económica y medio ambiente, que
ocurre a consecuencia del impacto de un peligro o amenaza, cuya intensidad
genera graves alteraciones en el funcionamiento de las unidades sociales, que
afectan la vida de la nación y supera la capacidad de respuesta del país, y en casos
excepcionales, puede demandar ayuda internacional.
 Emergencia: Estado de daños sobre la vida, el patrimonio y el medio ambiente
ocasionados por la ocurrencia de un fenómeno natural o inducido por la acción
humana que altera el normal desenvolvimiento de las actividades de la zona
afectada.
 Evidencia Técnico‐Científica: Define el sustento científico de un tema apoyado
sobre la evidencia proveniente de datos experimentales de gabinete y/o campo de
las Entidades Técnicos Científicos
 Peligro: Probabilidad de que un fenómeno físico potencialmente dañino, de origen
natural o inducido por la acción humana, se presenta en un lugar específico, con
una cierta intensidad y en un periodo de tiempo y frecuencia definidos
 Peligro inminente: Probabilidad que un fenómeno físico, potencialmente dañino de
origen natural o inducido por la acción humana, ocurra en un lugar específico, en
un periodo inmediato y sustentado por una predicción o evidencia técnico científica
que determinen las acciones inmediatas y necesarias para reducir sus efectos.
 Predicción: Se refiere a la metodología científica que permite determinar con
certidumbre la ocurrencia de un fenómeno, en un determinado periodo, lugar y
magnitud.
En estos casos se realiza una Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades
(EDAN): Identificación y registro cualitativo y cuantitativo, de la extensión, gravedad
y localización de los efectos de un evento adverso. Para la solicitud de Declaratoria
de Estado de Emergencia por desastres esta debe encontrarse registrada en el
Sistema Nacional de Información para la Respuesta y Rehabilitación‐SINPAD y
haber un Informe de Estimación de Riesgo para la Declaratoria de Estado de
Emergencia que emite la Entidad Pública competente y contiene la información y
caracterización de los peligros por fenómenos de origen natural o inducidos por la
acción humana y el análisis de los factores y grados de vulnerabilidad, para estimar
o calcular los niveles de riesgo (probabilidades de daños: perdidas de vida humana
e infraestructura). Asimismo debe tener las recomendaciones de carácter
estructural y no estructural.
Posteriormente a ello se realiza un Informe Técnico del Instituto Nacional de
Defensa Civil‐INDECI conteniendo la opinión sobre la procedencia o
improcedencia de la solicitud de Declaratoria de Estado de Emergencia, basado en
la información proporcionada por la entidad pública que solicita la declaratoria y en
los casos que corresponda, la opinión técnica emitida por el organismo público
competente involucrado con la condición de peligro inminente o desastre.
Además se emite una opinión técnica, que es un pronunciamiento emitido por el
organismo público competente del sector involucrado con la condición de peligro
inminente o desastre, en el que se precisa la identificación de los fenómenos de
origen natural o inducidos por la acción humana, que han determinado la condición
de peligro inminente o desastre, así como las recomendaciones de las acciones
inmediatas y necesarias a ser adoptadas de inmediato para reducir los efectos
dañinos de potencial impacto, las cuales deben tener nexo directo con las
condiciones determinadas.
El plazo de la Declaratoria de Estado de Emergencia decretado por el Presidente
de la República mediante Decreto Supremo, previa tramitación conforme el
procedimiento establecido y puede decretar el estado de emergencia en todo el
territorio nacional o una parte de él.
CONCLUSIONES

 Para que las normas de DIH en el Perú sean plenamente aplicables, es


importante que los Estados, ratifiquen o se adhieran a los numerosos tratados
e instrumentos pertinentes que constituyen el cuerpo del DIH.
 Los actos de terrorismo se pueden producirse durante los conflictos armados o
en tiempo de paz. El Derecho Internacional Humanitario sólo se aplica en
situaciones de conflicto armado, no reglamenta los actos terroristas cometidos
en tiempos de paz.
 De acuerdo a los Convenios de Ginebra, los Estados están obligados a poner
fin a todas las violaciones de sus normas y a juzgar y castigar las violaciones
que se consideran más graves, que se denominan “infracciones graves” y
constituyen crímenes de guerra.
 El conflicto armado en el Perú produjo la paralización del desarrollo de las
comunidades, fenómeno persistente en diversas formas hasta hoy. El
empobrecimiento y el abandono de las zonas afectadas han tenido claras
repercusiones en las posibilidades de desarrollo de la sierra y selva.
 La obligación de investigar y sancionar entra en contradicción con la posibilidad
de una paz negociada, luego de un conflicto sangriento como el ocurrido en el
Perú, en donde la mayoría de actores del conflicto han desconocido su comisión
en forma grave y masiva de los derechos humanos y el DIH.
 Las estrategias de los grupos armados terminaron por confundir a las personas
y hacer perder la noción de autoridad.
 Al haber sido asesinados, desaparecidos o porque tuvieron que huir los líderes
tradicionales de las comunidades, se interrumpió la transmisión de ese saber
particular que es la conducción de un grupo humano de acuerdo a sus
costumbres, tradiciones e historia.
 Es fundamental la intervención de la sociedad entera en las discusiones sobre
el diseño de la justicia transicional pues de esa manera se logra garantiza la
legitimidad del proceso no sólo en razón de la alta participación democrática,
sino también debido a la gran potencialidad de generar apoyos sociales básicos
en torno a las fórmulas efectivamente escogidas para implementar la transición.
 Para que el pago de una suma de dinero genere un efecto reparador y pueda
efectivamente transmitir un mensaje de que el Estado reconoce su
responsabilidad en crímenes graves debe ir acompañada de otras medidas,
tanto materiales como simbólicas.
 El conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980 y 2000, constituyo el
episodio de violencia más intenso y más prolongado de toda la historia de la
República. Este conflicto trajo brechas profundas de desigualdad entre
peruanos.
 La CVR propone que el gran horizonte de la reconciliación nacional es el de la
ciudadanía plena para todos los peruanos y peruanas. A partir de su mandato
de propiciar la reconciliación nacional y de sus investigaciones realizadas, la
CVR interpreta la reconciliación como un nuevo pacto fundacional entre el
Estado y la sociedad peruanos, y entre los miembros de la sociedad.
 La CVR entiende que la reconciliación debe ocurrir en el nivel personal y
familiar; en el de las organizaciones de la sociedad y en el replanteamiento de
las relaciones entre el Estado y la sociedad en su conjunto. Los tres planos
señalados deben adecuarse a una meta general, que es la edificación de un
país que se reconozca positivamente como multiétnico, pluricultural y
multilingüe. Tal reconocimiento es la base para la superación de las prácticas
de discriminación que subyacen a las múltiples discordias de nuestra historia
republicana.
 Internacionalmente no está reglamentado la ayuda internacional en caso de
desastres naturales en los documentos internacionales de protección de
derechos humanos.
 Los regímenes de excepción en nuestra Constitución no regulan de manera
expresa el régimen de excepción para desastres naturales, sin embargo está
considerado como supuesto la declaratoria de estado de emergencia en caso
de catástrofes.
 El Centro de Operaciones de Emergencia Nacional – COEN es un organismo
dependiente del Instituto de Defensa Civil, siendo requisito previo para que los
gobiernos locales y regionales soliciten la declaratoria de estado de emergencia
el informe previo del INDECI, sin embargo esta declaratoria se utiliza sobretodo
a nivel local y regional para la agilización de los procesos de contratación.
 A nivel interno, el Estado delega a las fuerzas armadas la custodia del orden
público así como su participación en situaciones de emergencia debido a la
presencia del ejército a nivel nacional, buscando celebridad en la intervención
y ayuda a las víctimas de los desastres naturales.
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