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La masacre de Tlatelolco

Fue organizada por el Ejército mexicano, la Dirección Federal de Seguridad y el grupo parapolicial
conocido como “Brigada Blanca” que se infiltró en la multitud identificándose entre sí con un
guante blanco en la mano izquierda.

Durante la tarde del miércoles 2 de octubre de 1968 miles de personas se concentraron en la Plaza
de las Tres Culturas de la capital mexicana con el fin de escuchar a los líderes del movimiento
estudiantil, nucleados en el Consejo Nacional de Huelga (CNH), que desde hacía más de dos meses
se enfrentaba en las calles, y desde las universidades, al gobierno autoritario del presidente priista
Díaz Ordaz. 14 días antes el ejército nacional había violado la autonomía universitaria ocupando
las instalaciones de la UNAM, persiguiendo y deteniendo a los estudiantes organizados.

La brigada de guantes blancos operando

Cuando el último orador del día se dispuso a hablarle a las masas desde el tercer piso del edificio
Chihuahua, un helicóptero que sobrevolaba la zona lanzó bengalas de colores verdes y rojas sobre
la plaza. Era la señal de las FFAA para atacar a los manifestantes disparando a mansalva con
ametralladoras desde jeeps y tanques ligeros junto con francotiradores apostados en los edificios
cercanos. Así comenzó la Masacre de Tlatelolco, matanza organizada por el ejército mexicano, la
Dirección Federal de Seguridad y un grupo parapolicial conocido como el Batallón Olimpia o
“Brigada Blanca” que vestidos de civil se infiltraron en la multitud identificándose entre sí con un
guante blanco en la mano izquierda. Según los datos de la Comisión de Verdad el saldo de muertos
supera los 300 (para las fuentes oficiales oscilan entre 20 y 28 muertes), además de 700 heridos y
5 mil estudiantes detenidos. Los cuerpos de las víctimas no pudieron ser fotografiados porque el
ejército cerró el área a los medios de comunicación. No es casual que semejante operativo
represivo se diera a 10 días de comenzar los JJOO en dicha ciudad, el Comité Olímpico había
amenazado con la suspensión de los juegos en caso de que el proceso juvenil continuara.

La brigada de guantes blancos

La masacre de Tlatelolco se produjo en medio de un contexto de politización estudiantil en las


universidades y los institutos secundarios cobrando protagonismo en la escena política nacional y
logrando ganarse el apoyo de amplios sectores sociales entre ellos docentes e intelectuales pero
también sumaron a un sector del movimiento obrero mexicano encabezado por los ferrocarrileros
que habían experimentado en carne propia el accionar del aparato represivo estatal. Todos ellos
compartían una serie de aspiraciones y reivindicaciones democráticas hastiados del autoritarismo
propio de un régimen de partido único como era el caso del PRI en México.

Detenidos de la masacre de Tlatelolco


1968 fue un año de ebullición revolucionaria mundial producto de la insurrección de sectores
explotados y oprimidos, de los cuales la juventud tomó la posta.

Estudiantes asesinados por las fuerzas represivas Mexicanas

El mundo en el 68 y la experiencia mexicana

La experiencia de la revolución cubana y la lucha antiimperialista que comenzaba a ganar ímpetu


en el Vietcong generó un despertar de la vida política y la militancia en amplios sectores juveniles
del mundo. Al mismo tiempo, la desaceleración de la economía internacional y los primeros
síntomas de crisis capitalista generaron las condiciones objetivas para que la lucha de clases cobre
protagonismo a través del proceso de Liberación Nacional de Argelia, la insurrección obrera-
estudiantil del mayo francés, las revueltas antiburocráticas en Praga enfrentaban a los gobiernos
estalinistas y el Cordobazo argentino, un año después.

Todas estas experiencias sesentistas foguearon al movimiento estudiantil mexicano.

En los años previos al 68 se habían solidarizado con las diferentes protestas reprimidas como la
movilización magisterial en 1958, la de los ferrocarrileros un año después, repudiaron el asesinato
del dirigente campesino Rubén Jaramillo y de su familia y fueron reprimidos en la movilización de
médicos del ‘65.

El accionar represivo del Estado fue el acelerador del proceso estudiantil. Las universidades fueron
tomadas por los estudiantes y se ganaba las calles con las movilizaciones. Surgió el Consejo
Nacional de Huelga, órgano democrático conformado por delegados revocables de todas las
universidades en lucha y las asambleas eran diarias en los colegios.

Lo que paso en Tlatelolco fue un duro golpe para los estudiantes pero no liquidó a sus
organizaciones que continuaron enfrentándose al gobierno en las décadas siguientes, pidiendo el
juicio y castigo a los culpables de la masacre aún impune.

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