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El final del siglo XVIII fue una época de trastornos en muchas partes del
hemisferio occidental. Trastornos que se pueden atribuir al fermento de las ideas
conocidas como la Ilustración. Estas ideas, reflejo de las necesidades y tensiones
de una sociedad cambiante, se basan en el nuevo conocimiento científico del
siglo XVII, que engendró una nueva fe en la razón y en el progreso. Por un lado,
esto llevó a un rechazo de la autoridad y a una afirmación de los Derechos del
Hombre. Por otro, las nuevas ideas fueron una inspiración para los monarcas que,
al terminar el siglo XVII, empezaron a concentrar el poder en sus propias manos
y a gobernar mediante agentes burocráticos nombrados por ellos.
El proceso revolucionario francés es el más importante dentro del agitado
panorama político del siglo XVIII. La historio- grafía se ha preocupado
constantemente de él y son muchos los escritos que presentan la Revolución
Francesa como una gran gesta o, por el contrario, un acontecimiento perjudicial
y hasta innecesario para Francia y la cultura occidental.
• La nobleza era la segunda clase privilegiada que estaba formada por un número
de personas análogo al del clero, pues poseían tierras de parecida importancia y
extensión. Percibían de los campesinos, que vivían en sus tierras, los antiguos
derechos feudales y solo pagaban impuestos en casos especiales.
El espíritu revolucionario se expandió por todo el país. Las clases más marginadas
estaban se podían dividir en tres corrientes: la moderada de Francisco Madero, la
del agrarismo radical de Emiliano Zapata y la de los anarquistas y marxistas
radicales liderados por Ricardo Flores Magón. En 1911, Porfirio Díaz anunció su
renuncia.
A finales de 1956 zarpó de México un barco con ochenta y dos guerrilleros del
Movimiento 26 de Julio, entre los que se encontraban el cubano Fidel Castro y el
argentino Ernesto “Che” Guevara. Dispersos, medio perdidos y perseguidos, los
expedicionarios sufrieron una seria derrota inicial debido a la cual poco más de
veinte hombres, de los ochenta y dos iniciales, sobrevivieron. Luego del
bombardeo de Alegría de Pío y del posterior asesinato de varios expedicionarios,
el gobierno de Batista difundió la falsa noticia de la muerte de Fidel Castro y de
todos los expedicionarios, lo cual entristeció los ánimos de numerosos
revolucionarios del país.
En el siglo XVIII Gran Bretaña tenía colonias en el este de América del Norte, las
llamadas Trece Colonias. La Revolución Americana es el conflicto entre los
colonos de Nueva Inglaterra y Gran Bretaña, que culminó con la independencia
de los primeros. Un grupo de hombres de orígenes dispares lograría hacer de su
nueva patria la primera potencia económica y política del planeta a fuerza de
tesón, heroísmo y fortaleza.
El origen del problema tiene una base económica. Las colonias desarrollaron un
sistema económico propio y empezaron a ver a la metrópoli como una barrera
para su progreso. Gran Bretaña estaba interesada en disponer de las materias
primas americanas, pero no en desarrollar la industria. Además se reservaba para
ella el monopolio de varios productos, lo que complicaba el comercio de las Trece
Colonias con otras partes de América.
La tensión política también aumentó. En las colonias regía el Pacto Colonial, que
les concedía bastante autonomía. Existían unas asambleas que podían incluso
recoger parte de los impuestos. Los colonos debían pagarle impuestos a Gran
Bretaña, pero la realidad era que casi nunca lo hacían. Los colonos pensaban que
no debían pagar impuestos mientras no pudiesen elegir diputados en el
Parlamento inglés.
Esto acabó generando el llamado “conflicto de los impuestos”. El Rey Jorge III
intentó establecer varias leyes para regular los impuestos coloniales, pero la
respuesta de las colonias fue protestar y boicotear los productos ingleses.
En 1773 el gobierno inglés estableció las “Tea Acts”, por las que pretendía
monopolizar el comercio del té, lo que podía arruinar a los comerciantes
americanos. Estos atacaron disfrazados de indígenas unos barcos ingleses
cargados de té que había en el puerto de Boston.
Los colonos contaron con la ayuda militar de Francia y España, que querían
debilitar a Gran Bretaña. El desarrollo de la guerra entró en su fase decisiva con
las victorias de los colonos en Saratoga (1778) y Yorktown (1781). Esto llevó a la
firma de la Paz de Versalles en 1783, en la que Gran Bretaña reconoció la
independencia de los Estados Unidos.
El movimiento revolucionario de
1848 se caracterizó por su extensión
en muchos países. Además del
liberalismo y del nacionalismo, tuvo
un componente de revolución social
y obrera. Las causas que la provoca-
ron fueron las siguientes:
Las revoluciones de 1848 abrieron una nueva etapa política por tres razones. En
primer lugar, fueron un punto de partida para las unificaciones de Italia y
Alemania. En segundo lugar, supusieron un avance de la democracia, pues en
algunos países se amplió el derecho al voto. Por último, aunque los obreros no
triunfaron, la reflexión sobre el fracaso fue el punto de partida para una
organización del movimiento obrero más moderna y eficaz.
Revolución de los Claveles (1974).
El levantamiento del sector de la izquierda del ejército, que contó con un gran
apoyo civil, no fue un golpe militar en el sentido estricto de la palabra, sino que
fue producto de una situación insostenible y de una dictadura que llevaba en el
poder más de cuarenta años. Se produjo por el hastío y enfado hacia una política
anclada en una guerra colonial sin salida. Mientras otros países dejaban paso a la
descolonización de una manera menos traumática y más adecuada para sus
intereses, Portugal seguía insistiendo en un imperio imposible que cada vez
costaba más muertos y recursos.
Una vez finalizada la contienda mundial las disputas internas continuaron, incluso
con mayor intensidad, mostrando la fortaleza de las fuerzas revolucionarias. Los
comunistas avanzaron en dirección norte-sur y en 1948 controlaban la ciudad de
Harbin y casi todas las zonas rurales de Manchuria, cambiando su táctica de lucha
guerrillera por el de guerra abierta. En 1949 el ejército comunista entró en Tianjin
y en Pekín.
Ese mismo año los comunistas resultaron victoriosos, contando con la ayuda
soviética, y establecieron la República Popular China, a cuyo mando colocaron a
su jefe, Mao Zedong, contando con una población de aproximadamente
quinientos millones de habitantes, poniendo en vigencia su constitución, que
proclamaba al comunismo como partido único, mientras los nacionalistas
constituían su propio gobierno, la República Nacionalista China, en la isla de
Taiwan.
Túnez
Egipto
Entre ellos se encuentra encarcelado AlaaAbd El Fattah, activista por las libertades
y los derechos humanos, quien es un programador informático que desempeñó
un papel muy activo en las protestas de Tahrir, suya fue la idea del alumbramiento
de las series TweetNadwa convertidas desde entonces en un importante
instrumento de comunicación de los jóvenes combatientes egipcios, las mismas
que tuvieron un rol trascendental para el desarrollo de los acontecimientos.
Libia
Muamar Gadafi murió más de 40 años después de tomar el poder en Libia y tras
ocho meses de revolución y guerra contra su régimen dictatorial, el coronel fue
asesinado por los rebeldes en Sirte, su ciudad natal.
Yemen
Saleh reiteró que su deseo "no era monopolizar el poder" ni que murieran
personas en las revueltas contra su régimen y ha acusado a los partidos políticos
de retrasar el traspaso porque se unieron a la oposición. También ha firmado un
acuerdo de "garantías" para él y su familia, mediante el cual no serán perseguidos
por la Justicia y podrá trasladarse a Nueva York para recibir tratamiento médico
por las heridas sufridas en un atentado.
Bahrein
Argelia
En Argelia las autoridades intentan sortear una primavera árabe al estilo de sus
vecinos orientales, que derrocaron a las dictaduras y se adentraron por el camino
de unas democracias en las que los islamistas son, por ahora, hegemónicos.
Más de 21,6 millones de argelinos, sobre una población de 36 millones, han sido
convocados a las urnas para elegir una Asamblea Nacional Popular de 426
diputados encargada de enmendar la Constitución. Votarán bajo la supervisión,
por primera vez, de 500 observadores internacionales.
El gran reto para el régimen es lograr una participación —en 2007 apenas llegó
al 36%, pero ahora aspira a que alcance el 45%— que respalde sus recientes
reformas, bastante superficiales, y contenga la progresión de los barbudos, sobre
todo de aquellos más vehementes.
La última vez que Argelia se adentró por la vía democrática, con las legislativas
de 1991, los radicales islamistas del Frente Islámico de Salvación (FIS) estuvieron
a punto de adueñarse del Parlamento. Les detuvo, en enero de 1992, un golpe de
Estado militar que desembocó en una guerra civil larvada que se cobró 200.000
muertos.
Siria
Más del 40% de los sirios tiene menos de 15 años y el empleo escasea
La Marcia su Roma fue una marcha organizada por el entonces dirigente del
Partido Nacional Fascista, Benito Mussolini, entre el 27 y el 29 de octubre de 1922,
que lo llevó al poder. Más de medio millón de personas no militares y desarmadas
se pusieron en marcha aquellos días desde todas partes de Italia para llegar a la
capital y apoyar la toma de poder por parte de los fascistas.
Para disolver la amenaza que presentaban los fascistas que llegaban a las afueras
de la ciudad, el gobierno del primer ministro Luigi Facta pidió el estado de sitio
para Roma y movilizar al ejército. Sin embargo, el rey Víctor Manuel III rechazó
firmar la orden, lo que significó el apoyo a Mussolini y a sus correligionarios. Las
razones de la negativa del monarca a oponerse a Mussolini son diversas y
confusas: se ha sugerido que temió perder su trono si rechazaba cooperar con
los fascistas, que deseó evitar una guerra civil, etc.
Todo intento de sublevación era sofocado por la autoridad del “Sha”. Este se
apoyaba en la SAVAK, un grupo policial que se encargaba de vigilar todas las
actividades de la población civil. A ellos se les atribuyen las desapariciones y
torturas durante la dictadura. La SAVAK utilizaba métodos muy crueles, que iban
desde quemar los párpados de sus víctimas hasta lanzarlos contra planchas de
hierro al rojo vivo. Esta opresión, sumada a la desproporción social y económica
que vivía Irán en la década de los 70, provocó la caída del último líder de la
dinastía Pahlevi.