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LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL
“-¿Quieres decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?-
Lewis Carroll
Psicóloga
INTRODUCCIÓN Y PROPÓSITO
La educación, entendida en su forma más simple como un proceso por el cual se forma o instruye
a otro a través de la transmisión de conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar,
deja claro en su definición la posibilidad de dirigir o encaminar a otro hacia el desarrollo de
sus facultades intelectuales, físicas y morales. En este sentido, hablar de orientación vocacional
en el ámbito escolar es cumplir con sus premisas, pues busca con ello acompañar y fortalecer
en los estudiantes el conocimiento de sí y del medio social, lo cual les posibilita encontrar su
lugar en el mundo profesional y laboral. En otras palabras, la orientación vocacional promueve el
conocimiento de las propias habilidades e intereses en relación con las oportunidades y ofertas
sociales que el medio educativo les ofrece. Por lo tanto, este documento tiene como propósito
brindar elementos conceptuales claros y precisos sobre “la orientación vocacional”, su valor
dentro de la educación media y su relación con la permanencia en la educación superior.
La palabra vocación, proviene del latín vocare que significa llamado o acción de llamar, llamado
hacia un fin. Es decir, la vocación es la inclinación de un sujeto hacia una acción o actividad
determinada, ya sea de tipo artístico, profesional o laboral donde se espera alcance su grado
máximo de realización. Este llamado participa de tendencias personales, intelectuales y afectivas
que se manifiestan en la conducta y que guían al individuo hacia lo que le interesa. También,
se compone de valores socioculturales que sirven como marco de referencia del individuo
y estructuración de su personalidad. Por último, está la actividad o profesión hacia donde la
vocación dirige a la persona (Álvarez y Cepeda, 1990).
Entender lo vocacional como una interacción en la que se busca equilibrio entre las necesidades e
intereses individuales y las exigencias sociales de atender a las demandas laborales, es constituirlo
como una faceta del desarrollo psicosocial, un proceso psicológico gradual donde intervienen lo
afectivo, lo cognitivo y lo comportamental, que lleva al individuo a su plena socialización a través de
su inserción en el mundo laboral. Con lo anterior, se puede decir que lo vocacional es un proceso que
tiene una dimensión básica del desarrollo, una intensa relación con la propia estima, el autoconcepto y
la identidad, además de encontrarse siempre en equilibrio inestable (Martínez, M. 1998).
Lo vocacional es, por lo tanto, un comportamiento evolutivo ya que se presenta durante periodos
de la vida claramente definidos y lleva a la persona a establecer una serie de compromisos entre
sus deseos y posibilidades. Aparece como una realidad que se va descubriendo desde edades
tempranas a través de identificaciones con personas significativas y ocupaciones o áreas del
saber, las cuales se van precisando o tomando forma a medida que el sujeto integra sus fantasías
con la realidad y sus aspiraciones con las posibilidades del mundo profesional y laboral (Álvarez
y Cepeda, 1990).
Vemos entonces, como lo vocacional está en estrecha relación con el desarrollo de la personalidad,
de la conducta, es decir, con lo evolutivo. Para Knobel (1964), lo evolutivo “implica fundamentalmente
una noción de temporalidad, de modificación a través del tiempo, que permite una continuidad de
secuencias dentro de una unidad del ser en su evolución total”. En otras palabras, la conducta
vocacional es algo que se construye a lo largo de la vida en etapas o periodos de evolución, en
los cuales toma formas diferentes según la edad del sujeto. Cabe anotar que, para este autor,
estos periodos de desarrollo son cada vez más complejos, organizados, integrados e inestables,
más diferenciados, heterogéneos y más especializados, por lo tanto, en dicho proceso los niveles
superiores de evolución superan pero contienen o integran los anteriores.
Existen diversas teorías del desarrollo, donde se exponen los diferentes factores que pueden
intervenir en dicho proceso. Sin embargo, tomaremos en cuenta la propuesta elaborada por
Knobel (1964), quien se apoya en los presupuestos de distintos autores para destacar tres
elementos que conforman el desarrollo, ellos son: el crecimiento, la maduración y el aprendizaje.
La maduración por su parte, tiene un valor adaptativo, pues muestra una transformación
constante del individuo, de su modo de acción y de los objetivos que se propone. En conclusión,
se refiere a la capacidad plástica del potencial genético de la especie humana para proveer los
elementos psicofísicos necesarios para una adecuada adaptación al ambiente.
De la misma forma que hay planteamientos teóricos que explican el desarrollo físico, psíquico
y social de los individuos, existen presupuestos que dan cuenta del proceso evolutivo de la
conducta vocacional, lo cual permite comprender cómo las elecciones se transforman de acuerdo
al momento vital que se experimente. Para ello, se plantearán las propuestas de dos autores que
establecen de forma clara y precisa los periodos evolutivos y los cambios vocacionales que ellos
implican.
Álvarez y Cepeda (1990) exponen el Modelo de Donald Super (1972), el cual plantea un enfoque
del ciclo vital y propone cinco grandes periodos evolutivos:
»» Entre los 13 y 14 años: predominan las capacidades en función del entrenamiento escolar,
pues las oportunidades que haya en la escuela le permite probar cuan hábil es en distintos
tipos de tareas. En esta etapa se forma el autoconcepto o identidad.
»» Roles tentativos: entre los 15 y 17 años. La elección de roles se hace con base en la
fantasía.
»» Ensayo: el sujeto localiza un área de realidad y la elige como propia sobre la cual puede
operar.
»» Ensayo: supone cambios de áreas. Implica todas las necesidades en cuanto a la elección
de campos de trabajo dentro de una misma profesión: en qué, dónde, cómo trabaja, con
quién ha de trabajar, en qué especialización.
Por su parte, Martínez (1998) se apoya en el Modelo de Rivas (1988-1994), por ser un trabajo
más reciente y haberse realizado con españoles y no con norteamericanos como el modelo de
Super. Rivas distingue dos grandes momentos o periodos vitales:
En ambos autores, considerando sus diferencias, se perfila una edad en la cual el sujeto se ve
abocado a realizar su elección vocacional. Esta etapa coincide con la adolescencia, es decir, el
sujeto que elije es justamente un adolescente. Pero, ¿qué implicaciones tiene para un sujeto
realizar su elección vocacional en esta etapa de la vida? Bien, ser adolescente supone una
serie de cambios físicos y psíquicos, una transición entre la infancia y la adultez que implica
mucha inestabilidad y transformación, ya que se resuelven asuntos como: la identidad sexual,
la definición ideológica, religiosa y ética, además de su identidad vocacional. Por esta razón, se
considera este periodo vital como un momento crítico donde el sujeto debe definir quién ser y a
la vez quién no ser (Álvarez y Cepeda, 1990).
externos que acompañen dicha elección o es algo que el adolescente debe resolver de forma
individual?
En este sentido, el concepto de “orientación vocacional” cobra todo el valor que aquí se le confiere,
pues remite a un servicio que propicia la reflexión en los estudiantes y el cual se debe prestar en
los centros de enseñanza media para facilitar a los adolescentes “la toma de decisiones sobre
la carrera o la ocupación que va a seguir, mediante un estudio sistemático y objetivo de las
características del educando (habilidades, destrezas, intereses, áreas de mayor rendimiento, etc.)
y de las exigencias y fuentes de satisfacción del medio y área escolar y ocupacional” (Álvarez y
Cepeda, 1990). De esta manera, la orientación vocacional se puede entender como un proceso
de solución de problemas, donde el orientador acompaña y participa activamente para ayudar en
la toma de decisiones.
En conclusión, tomar conciencia del grado máximo de realización que puede encarnar un adecuado
proceso de elección vocacional, es garantizar profesionales responsables, comprometidos y
sobre todo satisfechos.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES:
»» La elección vocacional no es una decisión única ni propia de una etapa vital. Por el contrario,
es un proceso evolutivo que se transforma y desarrolla a la par del individuo.
BIBLIOGRAFÍA:
Álvarez, M.T., y Cepeda, L.M. (1990). Factores que Inciden en la Elección Ocupacional y su
Relación con la Identidad Vocacional. Tesis de maestría no publicada, Universidad de Antioquia,
Medellín, Colombia.
Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española - Vigésima segunda edición (2013).
Recuperado de http://www.rae.es/rae.html